ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf ·...

6
SOBREELTEXTO Prof. JUAN FERNANDO PÉREZ S. Psicólogo-Psicoanalista Universidad de Antioquia - Medellín Sl1lAL. FRANClA ts, XVI) De la lectura y la escritura ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ntento aquí básicamente discutir algunos aspectos acercade qué significaleer. También su relación con la investigacióny dos o tres puntos más relativos al tema. Aludiré en lo fundamental a un procedimiento de lectura que se puede designar como lec- tura intratextual. Tratándose de un primer tiempo, se plantea complemen- tado por un segundo, designado aquí como lectura intertextual, así como por un tercero que puede ser llamado extratextual, términos estos que ya sugieren su definición. El conjunto de los tres tiempos es lo que propia- mente designo en este lugar como lectura analítica. Opto por utilizar el vocabulario que he empleado en diversaspartes para referirme al tema. Fue del profesor Saúl Sánchez de quien conocí aspectos esenciales de su conte- nido y denominación; no obstante los planteamientos que aquí se hacen son sólo responsabilidad de quien suscribe este texto. No considero sino tangencialmente otros muchos puntos relativos al problema propuesto. DEFINICIONES Empleo los términos propuestos por el profesor Sánchez para designar como: - Lectura intratextual a un primer tiempo de lectura, forma ésta que aspira a investigar un texto, una obra, un autor, etc., para intentar estable- cer, sólo desde el texto mismo, lo que éste dice. -Lectura intertextual a un segundo tiempo, en el cual se pretende cote- jar y someter a discusión enunciados de dos o más textos, de un solo autor o de varios. - Lectura extratextual a un tercer tiempo, el cual pretende ubicar un enunciado, o un conjunto de éstos, como marco teórico explícito en el cual se supone debe inscribirse la lectura del texto de base. REVISTA COl.ClM!IIANA DE PSICOlOGIA 239

Transcript of ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf ·...

Page 1: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

SOBREELTEXTO

Prof. JUAN FERNANDO PÉREZ S.Psicólogo-PsicoanalistaUniversidad de Antioquia - Medellín

Sl1lAL. FRANClA ts, XVI)

De la lectura y la escritura

ELEMENTOS PARAUNA TEORÍA DE LA LECTURA

I ntento aquí básicamente discutir algunos aspectos acerca de quésignificaleer. También su relación con la investigacióny dos otres puntos más relativos al tema. Aludiré en lo fundamental aun procedimiento de lectura que se puede designar como lec-

tura intratextual. Tratándose de un primer tiempo, se plantea complemen-tado por un segundo, designado aquí como lectura intertextual, así comopor un tercero que puede ser llamado extratextual, términos estos que yasugieren su definición. El conjunto de los tres tiempos es lo que propia-mente designo en este lugar como lectura analítica. Opto por utilizar elvocabulario que he empleado en diversaspartes para referirme al tema. Fuedel profesor Saúl Sánchez de quien conocí aspectos esenciales de su conte-nido y denominación; no obstante los planteamientos que aquí se hacenson sólo responsabilidad de quien suscribe este texto. No considero sinotangencialmente otros muchos puntos relativos al problema propuesto.

DEFINICIONES

Empleo los términos propuestos por el profesor Sánchez para designarcomo:

- Lectura intratextual a un primer tiempo de lectura, forma ésta queaspira a investigar un texto, una obra, un autor, etc., para intentar estable-cer, sólo desde el texto mismo, lo que éste dice.

-Lectura intertextual a un segundo tiempo, en el cual se pretende cote-jar y someter a discusión enunciados de dos o más textos, de un solo autoro de varios.

- Lectura extratextual a un tercer tiempo, el cual pretende ubicar unenunciado, o un conjunto de éstos, como marco teórico explícito en elcual se supone debe inscribirse la lectura del texto de base.

REVISTACOl.ClM!IIANADE PSICOlOGIA 239

Page 2: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

SOBRE EL TEXTO

Se diferencia la segunda de la tercera por cuantoesta última, más que proponer una discusión entre tex-tos o enunciados, sitúa un marco que explícitamentedefine, el cual no es objeto de discusión y se le conside-ra como doctrina aceptada desde donde deben enten-derse aspectos importantes de lo que dice un texto.Eventualmente ese marco será corregido a partir de estalectura. En tal caso la lectura extratextual pasa a serpropiamente intertextual. Amenudo estas dos formasde lectura se las realiza sin haber efectuado una lecturaintratextual del texto que se pretende leer. Uno de losplanteamientos de base que aquí se exponen consisteen considerar las prácticas de lectura así realizadas comoun error frecuente e importante. En principio aquí nose estima que sea indispensable que el segundo tiempopreceda al tercero, pero sí que es necesario tener encuenta sus diferencias.

DE LA LECTURA INTRATEXTUAL

Conviene destacar que si bien una lectura analíticase plantea aquí como algo deseable para toda lectura,dadas las exigencias específicas de la misma (algunas delas cuales son precisadas más adelante), su realizaciónefectivase espera especialmente en la investigación. Seríatambién deseable que fuese fundamento de cualquierformación intelectual, y en general de toda posicióncomo lector en la que no se haya renunciado de ante-mano al pensar en favor de cualquier manera deautoafirmación.

Lalectura intratextual se plantea como una forma delectura de un texto cualquiera, el cual bien puede serde Aristóteles, un poema o un panfleto indeterminado.En este tiempo de lectura se propone situarse comolector, de tal manera que se tenga como único objetode lectura el texto mismo, en la mayor integralidad yliteralidad posible de éste, básicamente sólo a partir delconocimiento por parte del lector de los códigoslingüísticos que allí son utilizados.

El texto en cuestión constituye entonces, insisto, elúnico objeto manifiesto de lectura que así es dable allector, proponiéndose una suspensión de toda lectura oreferencia adicional, invocada como necesaria para po-der establecer qué dice allí, salvo que algún hecho loexijaexplícitamente como condición para una compren-sión adecuada de su dimensión denotativa; por ejem-plo, que implique obligatoriamente conocer un datono brindado, o que el lector ignore el significado dealgunas palabras empleadas, u otras posibilidades aná-logas. En este caso el diccionario es el único comple-mento claramente previstoen la lectura intratextual. Peroaún en tal situación, es corriente constatar que desde eltexto mismo que se lee, es posible establecer el sentido

240No. 7 AÑo MCMXCV111U. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ. D.C.

de un vocablo, inclusive en muchas de las circunstan-cias en las que se pueda ignorar su significado. No siem-pre, desde luego, pero sí con mayor frecuencia de laque se pueda suponer. En este mismo sentido tambiénse insiste en que las referencias a otros textos del mismoautor, no sean aún consideradas, hasta tanto se produz-ca una interpretación intratextual de aquel que es obje-to de lectura. Se trata pues de leer lo que se lee, y noalgo que la erudición o cualquier otra razón invoquecomo complemento o condición de comprensión.

Se notará que el procedimiento contiene el supues-to de que tanto los significados de las palabras que elautor utiliza como su estructura gramatical, son conoci-dos (o establecidos) y utilizados en la lectura por el lec-toro Se reduce a esto toda la erudición exigible. Esnecesario destacar que conocer un significado de untérmino no siempre equivale a utilizarlo en la lectura, yque con no poca frecuencia los lectores llegan a des-conocer tales significados en razón de imperativos deinterpretar prematuramente un escrito. Tampocose diceaquí que conocer el significado de un término es cono-cer toda la dimensión conceptual que un autor le da.Se señala la necesidad de disponer de la dimensióndenotativa de los términos de un texto, pero no de to-das sus connotaciones.

Todo lo anterior constituye una proposición parapoder asumir lo que debería ser obvio, es decir que untexto dice algo en su literalidad misma; por tanto queestablecer ese algo es condición de toda lectura posi-ble. También que desde esa literalidad (e integralidad)se pueden hallar sus consistencias e in consistenciasparatratar así en la forma más radical posible, de precisar elsentido (y eventualmente los sentidos) de la letra em-pleada, de acuerdo con el contexto básico en el cualella aparece, es decir el texto mismo.

1. EL PROPÓSITO

Precisaré un poco más lo anterior. ¿Quépretende lalectura intratextual, tal como la concibo y acabo de defi-nir? Producir una interpretación básica acerca de la cualse pueda disponer de un grado de certidumbre alta-mente razonable en cuanto a su validez. Esa certidum-bre se funda en el hecho de que la interpretación encuestión está construida esencialmente a partir de loque debería considerarse como la fuente básica de todalectura, es decir el textomismo,y no desde tesis o deciresimportados al mismo por el lector; en la consistencialógica que se espera que rija su construcción; y en laposibilidad efectivade ser sometida a cualificacionessu-cesivas a través de otros tiempos de lectura, y decontrastaciones por la discusión pública que ella puedasuscitar.

Page 3: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

JUAN FERNANDO PÉREZ ELEMENTOS PARA UNA TEORlA DE LA LECTURA

1 LACAN, J. Escritos 1. Siglo XXI, México, 1984. Pp.187·203

Esdecir, la lectura intratextual intenta establecer, conel mayor rigor posible, qué es lo que básicamente diceun texto que sepretende haber leído, a partir de lo queallí dice, no de lo que se le atribuye o se exija comocondición de lectura, más allá del texto. Se trata de unainterpretación básica, necesaria a cualquiera otra, e in-completa; no pretende responder todas las preguntaspertinentes que le sean formulables a un texto, ni tam-poco estar exenta de la posibilidad del error.

Que existe un más allá del texto, no hay duda. Queese más allá incide en él, y no de cualquier manera, nosólo es cierto sino que desconocerlo sería necio. Quelos hábitos y las teorías de lectura imperantes han esta-blecido que para leer correctamente es necesario invo-car erudiciones crecientes que lo iluminen, y así se col-men las dudas y vacíos que éste en general siempre sus-cita, es igualmente cierto. Que resulta muy exigente paraun lector intentar suspender momentáneamente susconcepciones, saberes y posiciones cuando lee, es in-dudable. Que el ejercicio propuesto contradice las másvariadas tradiciones, prácticas y teorías de la lectura, yque en consecuencia es legítimo sospechar del mismo,también creo que es cierto. No obstante, espero quesea posible al menos indicar que este procedimiento hamostrado una validez como forma de investigación deun texto y fecundidad indudable. Ello exige como con-dición mínima, pero no única, un poco de "buena vo-luntad", en especial para poner en suspenso, al leer,algunos preconceptos. También exige que se tenga encuenta que se trata sólo de un primer tiempo, sucedidopor otros que consideran, éstos sí, ese más allá, tan so-corrido en general.

Lainterpretación así obtenida se considera como unaconclusión y por tanto como el resultado de un proce-so regido por una temporalidad lógica.

2.- DE LA TEMPORALIDAD EN LA. LECTURA INTRATEXTUAL

Lacanpropuso examinar la temporalidad lógica querige en una indagación cualquiera": Así, consigue defi-nir tres tiempos que es necesario diferenciar en un talproceso y los designa como el instante para ver, el tiem-po para comprender y el momento para concluir. Estosdefinen una sucesión lógica más que una cronología.Los términos propuestos por Lacan describen a mi jui-cio, en forma bastante adecuada, el sentido que les asig-na. Así,puede notarse que tales denominaciones com-portan un orden lógico que parte del ver, pasa por elcomprender y termina por concluir, y a la vez cómo hayuna cierta cronología diferenciable entre ellos. Para elprimer tiempo habla deun "instante". para el se-

gundo de "tiempo" ypara el tercero de "momento". Estosugiere una cierta brevedad para el primer tiempo, unaposibilidad de detención en el segundo, y nuevamenteuna cierta brevedad para el último.

Se considera el instante para ver como el momentoinicial de confrontación con el objeto, en el cual se dala percepción de su globalidad, pero de ninguna mane-ra la comprensión cabal del mismo. Es tiempo de loimaginario. Es tiempo de formulación de las hipótesismás generales y provisionales. El tiempo para compren-der es el tiempo del análisis, de formulación de las pre-guntas, de confrontación de las hipótesis iniciales, de laadición de nuevos elementos antes no captados en elobjeto. Finalmente el momento para concluir es tiem-po de la decisión, de la síntesis, de la formulación de lainterpretación obtenida en el proceso. Espera haberfranqueado lo imaginario para acceder a un real.

Planteo estos tiempos lógicos para la lecturaintratextual como aquellos que constituyen el conjuntodel proceso así designado, los cuales deben darse en lasucesión indicada para producir la interpretación deltexto que así se espera lograr. Esto implica algunas pre-cisiones.

Como quedó señalado, el instante para ver es el tiem-po inicial, de percepción global del objeto. Esto impli-ca en la lectura intratextual una lectura inicial del texto,no analítica. Pretende disponer de una primera aproxi-mación al mismo, y puede definirse como tiempo deinformación; lectura provisional, pero lectura indispen-sable. Exige, si el leer quiere ser analítico, ser comple-mentado por un tiempo para comprender, tiempo depreguntas. Ello implica que a un texto es necesariointerrogarle, pero inicialmente interrogarle desde sí. Einterrogarle en forma pertinente, es decir con relacióna lo que se ha logrado discernir del mismo, a partir deltexto. Para ello contribuye eficazmente disponer de unaprimera aproximación global al texto. El Segundo tiem-po es entonces tiempo de interrogación de las primerashipótesis establecidas, de adición de nuevos elementosa la lectura inicial, tiempo de la captación de las consis-tencias o inconsistencias internas que lo definen. Porlo tanto es tiempo de la definición de las relaciones querigen la construcción del mismo, de revisión de cómosu gramática incide en la producción de sentido, o desus inconsistencias; tiempo de la precisión, lo más pun-tual posible, de los significados que tienen los términosque constituyen el texto.

Finalmente como resultado de lo anterior, se da elmomento de concluir. Es el momento de formulaciónde una interpretación acerca de lo que dice el texto.

Rugo de San Víctor, filósofo y gramático del sigloXII, propone dividir el co-mentario de un texto en tres

REVISTACOLOMIl1ANADE PSICOlOGIA 241

Page 4: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

SOBRE EL TEXTO

2 MILLER, J. A. Extinidad. en El Analiticón No. 2 (Revista de laFundación del Campo Freudiano).Ed. Correo-Paradiso. Barcelona, 1987, pp 14-15. Un examenmás amplio de diversos aspectos de la retórica medieval puedehallarse en J. J. Murphv, La Retórica en ls Edad Media. E e E.,México, 1986 (1974).

tiempos, los cuales no dejan de evocar 'diversos aspec-tos aquí indicados. Son ellos litera, sensus y sntentia.J. A. Miller los describe de esta manera: "Litera es elnivel de comprensión del texto, el nivel más gramatical.Sensus es el nivel del significado, de la manera más ex-plícita y fácil (... ). Sententia, inteligencia profunda dela significación. Es solamente este nivel de la sententiael que puede justificar la disciplina del comentario".Estos términos a su vez indican ciertos énfasis que elcomentarista de la Edad Media hacía en su lectura. Enla litera la letra, la literalidad rige. En el sensus el des-ciframiento es el objetivo. En la sententia la construc-ción de la síntesis, a través de las sententiae, es el pro-pósito. Quizás se podrá reconocer que los tiempos ló-gicos propuestos aquí para la lectura intratextual po-drían también describirse en el vocabulario del filósofomedieval.

Con esto se trata de destacar a su vez la significacióndel leer cuando el texto se asume como algo digno deser explorado, algo que merece ser oído. Se trataba deépocas en las cuales el texto era objeto precioso, decan-tación sublime de una historia larga y de dificil acceso.Es una postura, pues, ante el texto que se da desde tiem-pos lejanos, postura que la época actual ha olvidado enforma casi total, seguramente por la lógica que la prisaimpone. Téngase en cuenta sin embargo que prisa aquíquiere decir también impedimento, obstáculo que ellector coloca para el pensar.

3.- DE LA LECTURA Y LA INVESTIGACiÓN

Establecer qué dice un texto es uno de los objetivosclaramente definidos en múltiples investigaciones, tam-bién en el campo de la llamadas ciencias "duras". Es elcaso de las matemáticas, de la lógica o la física teórica, yno sólo de la historia o la literatura, como algunos losuponen. Establecerlo también es algo tenido como unobjetivo obvio, evidente y necesario en todo ámbito delectores llamados serios. Y sin embargo no se consiguetan a menudo como sería esperable. ¿Por qué?

Esta concepción de la lectura que aquí designo en suprimer tiempocomo lectura intratextual, se funda tam-bién en la constatación de que los lectores (investigado-res o no), con suma frecuencia impiden encarniza-damente al autor decir lo que en efecto éste pretendedecir. Atañe de una u otra manera al estudioso y alnegligente, al ilustrado y al inculto, al minucioso en losdetalles y a aquel que sóloaspira a lo más general;etc. Ya Cervantes, entreotros, hizo excelentes re-ferencias a esa dificultadmayor que se le presenta

242NO.7 AÑo MCMXCVIIIU. NACIONAL DECOLOMBIABOGOTÁ, D.C.

a todo aquel que se arriesga a escribir. Aquí cabe lapregunta acerca de écuál es la verdadera motivación alleer, de una parte muy significativa de los lectores? ¿Sa-ber qué dice un texto, o afirmarse en sus conviccionesprevias?

Al tratarse de esto último, difícilmente se podría con-cebir la lectura como investigación. Tampoco se en-tiende, desde ese lugar, el vínculo que pueda existirentre lectura y aprendizaje. Menos aún que investigar,aprender y leer exigen situarse en el lugar de la igno-rancia; ni tampoco que el prototipo del investigador esel niño, lo cual no es una metáfora.

¿Debería indicar que con excesiva frecuencia se haceviolencia sobre los textos a través de múltiples procedi-mientos, no pocas veces simplemente destinados a ob-turar el reconocimiento de lo que un autor propone?Ahora se le atribuye al texto algo que no considera; enotro momento se coloca como condición previa y sinequa non de toda lectura, el conocimiento de contextosteóricos, históricos o de cualquier otro tipo, dado porejemplo, su carácter de "objeto histórico"; etc. Así, sesubraya muy especialmente la necesidad de conocer antesde toda lectura el conjunto de las influencias que pesansobre un texto.

Parece pertinente al menos preguntarse aquí: écuálesserían las influencias que se deberían invocar, para queal leer se respeten las exigencias que se suponen parauna lectura correcta? Las filosóficas, las psicológicas, lasantropológicas, las históricas, las sociológicas, las litera-rias, ... ? ¿Si se omite alguna, qué sucede? tY cómo cono-cer de antemano esas influencias? lA través de otros tex-tos? tY como leer éstos que estarán a su vez regidos porotras influencias que también deberán ser conocidas,para poder leer válidamente éstos, los que parece queserían condición para leer el primero? ...

Normalmente cada lector invoca, desde su erudicióno desconocimiento, elementos diversos con los cualescolmar los vacíos de comprensión que todo texto pro-voca. Cada lector propone los suyos, generándose asíbabeles de interpretaciones, que finalmente hacen alta-mente difícil toda decisión no sectaria acerca de la vali-dez de una interpretación. Se da como resultado que laaceptación o rechazo de una de éstas se produce enfunción de que adhiera a las creencias y/o concepcio-nes previas del lector, no a la verdad o no de un plan-teamiento. Aquí es factible preguntarse por la relaciónque de hecho existe entre lectura y aprendizaje (lo cual

diferencio de información).La arbitrariedad en lasinvocaciones que le son pro-puestas a un texto (arbitra-riedad que a menudo es en-cubierta desde las diversas

Page 5: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

JUAN FERNANOO PÉREZ ELEMENTOS PARA UNA TEORíA DE LA LECTURA

formas de erudición) constituye (es mi tesis) uno de losobstáculos mayores para la investigación y el aprendiza-je. Uno de sus efectos es la generación de capillas deautoafirmación, y de pugna imaginaria que no pocasveces se hace acto.

De esta manera se engendran y sostienen esas castasde eruditos que se asumen en última instancia como lasúnicas autorizadas para leer con legitimidad. La lecturaintratextual se funda entonces en el supuesto inverso:la erudición no es de ninguna manera necesaria paraestablecer lo que un texto dice básicamente. Al contra-rio, constituye un obstáculo que es necesario impedirque funcione al leer. Este planteamiento no es una in-vención reciente, como quedó indicado atrás; procedede una antigua tradición, rica en producción, tradiciónde investigación que desarrolla la pregunta équé signifi-ca leer? Tiene uno de sus más notables expositores enBorges, un hombre de letras. Consúltese al respecto, sise considera necesario, entre otros, su inolvidable rela-to PierreMenard, autor del Quijote.

Es evidente que un texto o una obra así indagados,se convierten en un objeto de atención prolongada parael lector, lo cual significa que si se les asigna tal privile-gio, es por cuanto las razones para hacerlo están defini-das de antemano. Por ejemplo, por considerar necesa-rio establecer lo que en efecto dice tal texto u obra, enla forma más rigurosa posible. Textos de interés cir-cunstancial, como es el caso en general de los periódi-cos en la vida cotidiana, dificilmente pueden ser some-tidos a esta forma de lectura, al menos en todo su rigor.Tal dificultad pone sin embargo de presente la impreci-sión de los juicios que a menudo establecen los lecto-res, y más allá de esto, la contraposición que existe en-tre las concepciones así forjadas y el pensar. Esa dificul-tad efectiva que plantea en especial la lectura intratextual,pone de presente igualmente el por qué se la proponebásicamente como procedimiento de investigación y paracualquier ambición de una real formación intelectual,las que en última instancia deberían ser consideradascomo coexistentes en cualquier circunstancia.

Naturalmente que a partir de la lectura intratextualse defenderá la construcción obtenida, contra todas aque-llas que antes que leer, obligan a un texto a decir lo queese lector desea que aquél diga. Reconoce así de hechoque la defensa de una interpretación elaborada es tam-bién un compromiso ético.

4.- LA LECTURA Y EL PSICOANÁLISIS

La lectura intratextual es coherente con la experien-cia psicoanalitica, experiencia desde donde procedenalgunos de los fundamentos de lo aquí expuesto.

El analista intenta despojarse de todo saber que ob-

ture la escucha del discurso del paciente. Si es correctoque no sólo es posible, sino necesario, rescatar lo quehace singular a un sujeto, a esto accede el psicoanálisisconsiderando que el sentido de su discurso se produceen su discurso mismo. Para indicar por ahora sólo lomás elocuente al respecto, puede señalarse que si elpsicoanálisis rechaza la interpretación a través de dic-cionarios o claves preconcebidas, lo hace en la medidaen que opone a éstos la escucha de la cadena significantedel paciente. Tampoco propone exámenes y estudioscomplementarios a la palabra del paciente como condi-ción del acceso a su discurso.

Lo anterior lo designa Lacan como el lugar delanalista, lugar que define a partir de la ignorancia, queno del saber. Se trata de un planteamiento que igual-mente Freud definió como el fundamento del acto delanalista.

5.- OBSERVACIONES COMPLEMENTARIAS

5.1.- Conviene tener en cuenta que la exposición delos resultados de un trabajo de lectura como el que aquíse ha descrito, no equivale al trabajo mismo de lectura.Dicho de otra manera y apelando al lenguaje aquí utili-zado: el trabajo mismo de lectura considera tres tiem-pos, antes indicados, en tanto que su exposición puedecontemplar sólo los "momentos para concluir" efectua-

TIZIANO. ITALIA rs, XVI)

REVISTACOLOMBIANADE PSlCOLOGIA 243

Page 6: ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURAbdigital.unal.edu.co/20023/1/16071-49709-1-PB.pdf · 2014-06-26 · ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DE LA LECTURA I ... gicos propuestos aquí para

SOBRE EL TEXTO

dos, o si se quiere las sententiae producidas. Laexposi-ción puede incluir además los comentarios, las tesis oelaboraciones que el lector (ahora convertido en expo-sitor, autor si se quiere), considere necesario indicar,productos éstos de actividades cuyo origen puede sermuy diverso. En este texto he considerado principal-mente diversos aspectos relativos a la lectura, no la ex-posición de sus resultados, los cuales en gran medidapueden ser examinados con relación a la naturaleza yfunción de la escritura.

5.2.-Estimo que todos los lugares que pretendenrealizar formación y enseñanza, deberían discutir más ymejor acerca de qué significaleer. En una época (épo-ca también de la informática) donde la "lectura rápida"no sólo es proposición sino deseo, cuasi-exigencia eideal, la degradación del leer es casi inevitable. A estadegradación se está contribuyendo decisivamente des-de las universidades, por ejemplo, de las más variadasmaneras (piénsese si no en la función que éstas le hanllegado a conceder al manual en procesos llamados deformación y enseñanza, en la confusión promovida en-tre educación e información, en la transformación delas universidades en institutos politécnicos, en los obs-táculos que se elevan contra la investigación, etc.), en-tre otras cosas devaluando explícita o implícitamentelas posibilidades de la lectura y por consiguiente delpensar. La lectura ha pasado a ser simplemente unaactividad complementaria, de procuración de informa-ción y en últimas una "actividad interesante". De estamanera se llega a equipararla a tantas otras cosas máshacia las cuales se torna hoy nuestro interés. Yse tieneasí que recordar, que no es señalamiento desacertadodecir que "para el interés de hoy sólo vale lo interesan-te, que es aquello que permite ser indiferente un ins-tante después, para ser suplantado por otra cosa, quenos toca tan poco de cerca como la anterior", como loindica algún pensador de nuestro tiempo 'I'

BIBLIOGRAFíA

Existe una amplísima bibliografía sobre la lectura. Se indican acontinuación algunos textos que pueden ser considerados apropósito del tema. No se pretende de ninguna manera serexhaustivo, ni siquiera mencionar algunos textos clásicos so-bre el tema. En este sentido ya se hizo aquí mención a Cervanteso a un cuento de Borges, y la lista de este tipo puede ser muyextensa. Tampoco se dice aquí, al mencionar un texto en estabibliografía, que siempre se comparten plenamente las tesisque allí se puedan sostener.

ARISTÓTELES. Poética. Gredos. (Biblioteca Románica Hispá-nica. IY. Textos, 8). Madrid. 1974.BARTHES, Roland. El Susurro del lenguaje. Paidos Comunica-ción # 28. Barcelona. 1987, (1984). (En particular allí "Sobre

244No. 7 AÑo MCMXCVlIIU. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ. D.C.

la lectura", aun cuando el libro en su conjunto contiene otrostextos de interés sobre el tema).--- y otros. Análisis estructural del relato.. Tiempo Con-temporáneo. Bs. As. 19709 (1966).BORGES,]orge Luis. El Libro. En "Selección del cuento latino-americano" de H. Vélez Dosshan y M. Torres Aparicio. TallerGráfico. Bogotá. 1982.DANTE. Carta al cangrande della Scala ..DUCROT, Oswald Y TODOROV, Tzvetan. Diccionario Enciclo-pédico de las Ciencias del Lenguaje.. Siglo XXI. Bs. As. 1974,(1972). (Texto por lo demás de gran interés para una biblio-grafía más específica sobre diversos problemas que el temaplantea)'.FREUD, Sigmund. La interpretación de los sueños. Amorrortu,(Vols. NyV). Bs. As. 1989.GARCÍAPALACIOS,Iván Rodrigo (Compilador). Leer es. En "ElColombiano, Dominical". Medellín. 14 de marzo de 1993. pp.8-16. (Esta compilación acerca de la lectura contiene textos deB. Sanín Cano, Cervantes, E. Zuleta, Dostoyevski, A. Mutis, t.Couffon, ]. Guillén, W Somerset Maugham, E. Obregón, C.Sagan, C. Pavese, G. Cadavid Uríbe y Macedonio Femández.)GIUSTI, Roberto F. Los libros de cabecera. En "La BibliotecaInforma" # 239 (Boletín del Depto. de Bibliotecas de la Univer-sidad de Antioquia). Medellín. Marzo de 1992.ISER, Wolfang. El acto de leer. Taurus. (Col. Persiles, # 176).Madrid. 1987, (1976). (En este texto se podrá encontrar unaabundante bibliografía, especialmente sobre la crítica literariay la lectura. También un examen del problema desde el puntode vista lingüístico.]AKOBSON, Roman. Ensayos lingüística general. Ariel. Bar-celona. 1984.--- Y LEVI-STRAUSS,Claude. "Los Gatos" de Baudelaire.Ediciones Signos. Bs. As. 1970, (1962).LACAN,]acques. Escritos 1. Siglo XXI. México. 1984. pp. 187-203.--- El saber del psicoanalista (Charlas de J. Lacan enSainte Anne 1971-1972). s.f., ni editor. Notas de curso.--- L'acte psychanalytique .. (Seminaire 1967-68). Notesde cours.LYONS,]ohn. Lenguaje, significado y contexto. Paidos Comu-nicación # 6. Barcelona. 1983, (1981).MESCHONNIC, Henry. Des mots et des mondes.. Hatier, París,1991.PROUST, Marcel. Sobre la lectura. Pre-textos/Ensayo, # 104.Valencia. 1989.RUSKIN, ]ohn. Sésamo y lirios. Espasa Calpe. (Col. Austral, #958). Bs. As. 1976.SIERRA, Rubén. Elogio de la lectura ociosa. En "MagazineDominical" de "El Espectador". # 466. Bogotá. 29 de marzo de1992. pp. 10-11.STEINER, Georges. Ontologie de la lecture.. En "MagazineLitteraire", # 285. París. Fev. de 1991. pp. 79-82.

Lenguaje y Silecio.. Gedisa. (Col. Hombre y Socie-dad, Serie Mediaciones # 7). Barcelona. 1982, (1976).TODOROV, Tzvetan. Teorias del símbolo. Monte Avila Edito-res. Caracas. 1981.ZULETA,Estanislao. Sobre la lectura. En "Revista Unaula" # 2.(Revista de la Universidad Autónoma Latinoamericana).Medellín. Septiembre de 1982. pp. 4-14.