EMILIO GIL, Ing. A^;rónomo · incrementar el volumen de negocio mediante el aumento de la cuota de...

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EMILIO GIL, Ing. A^;rónomo Tercer milenio. Siglo XXI. Año 2001. Sociedad de la información y de la tecnología. ^Hay algo que se resista a la técnica y que no sea posible realizar? Si el hombre ha sido capaz de determinar con exactitud milimétrica el genoma humano, cualquier aspecto, a priori complicado, en un sector mucho menos sofisticado como lo es el de la mecanización agrícola resulta un problema baladí. ABRIL 2001 agrO^c^c•nirn

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EMILIO GIL, Ing. A^;rónomo

Tercer milenio. Siglo XXI. Año 2001. Sociedad de la información y de latecnología. ^Hay algo que se resista a la técnica y que no sea posiblerealizar? Si el hombre ha sido capaz de determinar con exactitudmilimétrica el genoma humano, cualquier aspecto, a priori complicado,en un sector mucho menos sofisticado como lo es el de la mecanizaciónagrícola resulta un problema baladí.

ABRIL 2001 agrO^c^c•nirn

l ^^Ri11S.1

as grandes ferias y exposicio-nes (SIMA, FIMA, EIMA... )ponen de manifiesto que, téc-

nicamente, todos los aspectos que en-globan a la mecanización del sectoragrícola tienen solución. Grandes co-sechadoras equipadas con sistema deposicionamiento global para la deter-minación exacta de la situación, equi-pos de tratamientos fitosanitarios se-lectivos a la presencia o ausencia devegetación, sembradoras capaces dedosificar con exactitud la densidad desemillas adaptándola a los condicio-nantes específicos, tractores que `de-ciden' la relación del cambio a utilizaren función de las condiciones del te-rreno... soluciones que hasta hace po-cas fecha podían sonar a ciencia fic-ción. Sin embargo, es una realidad.

Y evidentemente esta realidad de-be tener una aplicación inmediata enel sector, es decir, el agricultor, el em-presario agrícola debe poder incorpo-rar a su explotación la tecnología másadecuada a sus características.

Los grandes esfuerzos técnicos yeconómicos dedicados por los fabri-cantes en el diseño, desarrollo y cons-trucción de todos estos materiales tie-nen un objetivo común y lógico:incrementar el volumen de negociomediante el aumento de la cuota demercado.

No tiene sentido el desarrollo detecnologías más eficaces, ergonómi-cas y seguras si finalmente no Ilegan

al destinatario, si éste no decide la in-versión de una nada despreciable can-tidad de dinero en la adquisición deun determinado equipo.

Pero, ^,estamos realmente prepara-dos ante tal avalancha de tecnologíapara tomar la decisión correcta? ^Te-nemos información suficiente para de-

«EI coste derivadode la utilización de

la maquinariaagrícola llega a

alcanzar e150 % delos costes totales de

la explotación> >

cidir por este o aquel tractor, esta oaquella cosechadora, teniendo encuenta que la decisión final puede su-poner un desembolso definitivo paranuestra explotación? Hace algunas fe-chas, en estas mismas páginas, unacolega eseribía: "...lncluso a los téc-nicos que trabajamos en el sector nosresulta complicado leer la documen-tación técnica -y no diga^nos la co-mercia!-, así que los usuarios lo tie-

neu aún peor... Cofieedamos al agri-cultor de! siglo XX/ lu ono^-tunidad deleer docurnentacióu clara ^^ precisa y_va verenros si la lee o no ".

Poca y en muchos casos de difícilcomprensión es la información quellega al agricultor sobre las caracterís-ticas técnicas de los equipos, y nularespecto a los criterios a tener en cuen-ta para su adquisición. Ante una situa-ción en la que se requiere la inversiónde una cantidad de millones nadadesdeñable, es preciso tener muy cla-ros los criterios que deben de seguirsepara la selección de los materiales.

LA MECANIZAC IÓN ENEL CONTEXTO DE LA

^ EXPLOTAC IÓN

Está claro que no es posible ac-tualmente el mantenimiento de unaactividad agraria sin el apoyo to[al oparcial de la mecanización. Por tanto,la adquisición del equipamiento ade-cuado a cada una de las necesidadeses un hecho obligado.

Sin embargo, de la misma manerayue es imprescindible la disponibili-dad de máquinas para la realizaciónde las labores, también lo es el hechode racionalizar y establecer claramen-te los criterios de selección y adquisi-ción de las mismas.

El coste derivado de la utilizaciónde la maquinaria agrícola en la mayo-

ría de las explotaciones resulta ser uno

de los de mayor peso específico en el

balance global, llegando a suponer en

algunos casos hasta el 50°Io de los cos-

tes totales de la actividad. Por tanto, el

elegir correctamente el equipamiento

resulta determinante, no sólo desde el

punto de vista técnico sino, sobre to-do, económico.

La mecanización de las explota-ciones agrícolas depende de numero-sos parámetros que van desde los pu-ramente técnicos (modo de acción ycaracterísticas de los materiales) a loseconómicos (coste de adquisición y deutilización...) pasando por los socio-económicos (confort y condiciones detrabajo, utilización en común, servi-cios...). Únicamente cuando todos es-tos factores son tenidos en cuenta escuando podemos mínimamente garan-tizar el acierto en la elección.

n CRITERIOS TÉCNICOSn DE SELECCIÓN

La elección de una determinada

alternativa de conducción del cultivo,

ya sea desde el punto de vista de téc-

nicas de preparación del suelo (labo-

reo con o sin inversión del perfil, la-

boreo mínimo o siembra directa),

fertilización, siembra, protección de

cultivos (aplicaciones a bajo volumen,

lucha integrada) y tipo de aprovecha-miento (recolección en verde, produc-ción de semilla...) intluyen de formanotoria en la elección de la tecnología.

Las prácticas culturales seleccio-

nadas junto con los aspectos diferen-

ciales de textura y estructura del terre-

no, condiciones climáticas, tipo yforma de las parcelas, etc. tienen una

importancia capital a la hora de elegir

el eyuipamiento adecuado.

En este sentido, las característicasde los equipos deben garantizar la rea-lización de las labores oportunas deforma que, manteniendo en cada casola velocidad de trabajo adecuada a los

condicionantes, la capacidad dc U-aha-

jo resultante (recuérdesc que la cap^ ► -

cidad operativa dc un dctcrmin, ►do

equipo viene determinada por cl pro-

ducto de la velocidad real de avance y

la anchura de trabajo) deberá garanti-

zar la realización de la operación en

un tiempo no superior a las disponihi-

lidades.

Pongamos un e.jemplo: suponga-mos que se yuieren semhrar 2UO ha dcremolacha ubicada en una zona en laque, por motivos climatolbgicos, clperiodo útil para la realización de lasiembra es de 15 días. Las rondicio-nes de las parcelas oblig^u^ a mantcncrla velocidad de avance en un valor nosuperior a los 4 km/h. En este caso, sisuponemos una duración de la jornadade trabajo de 8 horas, la semhradoradeberá tener una capacidad de U^ahajoteórica de 1.66 ha/h (cociente quc re-sulta de dividir las 200 hectárcas cntrclas 120 horas totales disponiblcs).

Ahora bien, si aplicamos un factor

reductor del rendimiento (70o/r^) para

tener en cuenta los tiempus pcrdidos

en giros, recarga de las tulvas, ajus-

tes... esta capacidad se deberá incrc-mentar hastu 2.38 ha/h. Por lo tanto,

teniendo en cuenta la velocidad dr

avance, la anchura mínima rcyurrida

de la sembradora será dr práctiramrn-

te 6 metros.

Este mismo procedimicnto es

aplicable a la mayor partc dc opcra-

ciones agrícolas comunes en cualyuier

ABRIL 2001 agra^^^^^^iru ^

tos de potencia importantes, habrá quetener en cuenta todos los aspectos rela-cionados con la adherencia de los neu-máticos al suelo, de forma que se re-duzcan al máximo las pérdidas porresbalamiento; la doble tracción seráun factor prácticamente imprescindi-ble para el total aprovechamiento de lapotencia disponible.

Un aspecto que no debe pasar poralto es el de la interpretación de lasdenominadas curvas característicasdel motor. La evolución del consumoespecífico de combustible, la potenciay el par en función del régimen de re-voluciones del motor ofrece informa-ción básica. En este caso deberemosbuscar motores con un par elevado, aser posible algo alejado del régimende potencia máxima (60% aproxima-damente), con una reserva de par im-portante (no inferior al 18-20%) y unconsumo específico a los regímenesde potencia máxima y par máximo nodemasindo elevado.

explotación, y nos permite de-terminar una de las caracterís-ticas principales a la hora de ele-gir un equipo concreto.

Quizá desde el punto de vis-

ta técnico el tractor sea el ele-

mento de más difícil elección.

En primer lu^^ar, porque es el

elemento accionador de todos

los aperos y máquinas de la ex-

plotación, con lo que su elección

deberá realizarse en función delas características técnicas de los

mismos, y nunca al contrario, y

en segundo lugar, por la diversi-

dad de funciones para las que está di-señado (tiro, accionamiento, transpor-te, elevación...).

Si bien, desde el punto de vista

técnico, lo ideal sería el disponer de

un tractor, de características diferen-

ciadas para cada una de las operacio-

nes, o grupo de operaciones, de reyue-

rimientos similares, detide el punto de

vista económico resulta una solución

impensable, por lo que, a la hora de

decidir las características óptimas deltractor lo primero que hay que realizares un análisis de la distribución deltiempo empleado en cada una de lasactividades y tratar de garantizar, en lamedida de lo posible, el máximo derequerimientos del grupo de mayornecesidades horarias.

Si se trata de un tractor dedicadoprincipalmente a la realización de tra-bajos del suelo, con unos requerimien-

En cuanto a la transmisión, sibien es difícil, en la mayoría delos casos, elegir la relación ade-cuada en cajas de cambio conmás de 40 posibilidades, lo quedebemos buscar es un adecuadoescalonamiento dentro del inter-valo de velocidades más usualpara el tipo de labor (3-S km/h).

Si el tractor se va a dedicar

principalmente a labores de ac-

cionamiento de aperos a través

de la toma de fuerza, se^rá impor-

tante que la potencia disponible

al régimen nominal de giro de la

tdf sea elevada, yue disponga de

una elevada reserva de par con

un intervalo de utilización estre-

cho -lo que le permitirá una ra-

pidez de respuesta adecuada-, y

que esté equipado con tomas de fuerzade distintos re^ímenes de funciona-miento (540, 750 y 1 000 rev/min).

En definitiva, desde el punto devista técnico, las opciones elegidasdeberán garantizar la realización delas labores agronómicarnente adecua-das a las necesidades de los cultivos,en un tiempo siempre inferior a lasdisponibilidades y de una forma preci-sa y correcta.

^ agl'Otc^ct^icn aBR^^ 200^

®

CRITERIOS^ ECONÓMICOS

EI cumplimiento de todo loanteriormente expuesto puededecirse que es necesario pero nosuficiente. Si bien la adecuaciónde las características técnicas delos equipos debe ser acorde conlati operaciones a realizar deforma que se garantice el cum-plimiento de los requerimientostécnicos y temporales de cada una delas actividades, no es menos ciertoque el coste económico de las mismasdebe mantenerse dentro de unos inter-valos aceptables ya yue, de otro mo-do, el objetivo final de la explotaciónagraria como tal empresa, la obten-ción de beneficios económicos, resul-tará enormemente afectado.

Es por tanto imprescindible la es-timación o predicción de los costesgenerados por la utilización de losequipos como paso previo a su adqui-sición. Acabamos de mencionar la pa-labra clave: predicción. Es evidenteque si lo que queremos es tomar la de-cisión adecuada debemos conocer, ocuando menos estimar de la formamás ajustada posible, el coste de utili-zación de las máquinas. Y debemossaberlo antes de realizar la actividad.

De poco o de nada sirve comprarun determinado tractor o un gran equi-po de tratamientos y darse cuenta, unavez iniciada la actividad, que las horasde utilización de los mismos no per-miten de ninguna manera su amortiza-ción, con lo que el coste horario o elcoste por unidad de superficie resultainsostenible.

Para estimar los costes de utiliza-

ción de cualquier equipamiento agrí-

cola debemos partir de dos datos fun-

damentales, el valor de adquisición y

la previsión de las horas de utilización

anuales. EI primero de ellos es relati-

vamente fácil de obtener, si bien no es

una referencia absolutamente válida

las listas de precios normalmente pu-

blicadas por los fabricantes o vende-

dores.

A la hora de estimar el valor deadquisición éste debe ser el valor realque el agricultor deberá pagar por el

equipo, una vez aplicados famososdescuentos y/o condiriones e^pecífi-cas que el vendedor aplique.

La estimación de las horas de uti-lización anuales debe realizarse te-niendo en cuenta la superficie de laexplotación, la distribución de estaentre los diferentes cultivos, el tipo ynúmero de operaciones a realizar y,como hemos visto anteriormente, lacapacidad teórica y operativa de lamáquina que permita 1a realización dela labor dentro de los límites técnica yagronómicamente recomendables.

Deberá tenerse en cuenta ademásla posibilidad de realizar trabajos fue-ra de la explotación, con lo que se in-crementará la superficie trabajada porla máyuina.

A partir de estos datos, y utilizan-do cualyuiera de las metodologíaspropuestas, es posible Ilcgar a la dc-terminación de un valor m^ís o menos

aproximado dcl costc de utilirt-ción de los eyuipos. tanto ^ncoste por unid^td dc tiempo(PTA/h) como en roste pur uni-dad de producción (PTA/ha:PTA/kg; PTA/km...>.

Esta información económi-ca junto con la información trc-nica previamente dctcnninadason las dos herr^unientas funda-mentales yuc disponc cl a^ri-cultor como clemcntos dc ayu-

da a la toma dc decisionrs.

CRITERIOS^ SOCIO-ECONÓMICOS

La estimación de los costes dc uti-

lizución y la determinación de las ca-

racterísticas técnicas más ^rdccuadas ^t

los condicionantes especít^icos no .on

los únicos elemento^ a tcner en cucn-

ta.

Supongumos el raso si^uicntc: un

agricultor ciecide poner en nru-cha cn

su explotación la técnica dcl 'no laho-

reo' en cereales de invicrno, para

lo yue neccsi[a, imprescindihlcmcntr,

contar con una sen^hradura de sicmhra

dirccta.

Una vez dctcrminada la supcrficicdedicada a esta técnica, y en funrión dclas condicioncs climátira^ y rdafulógi-cas particularc^, sc c^tableccn las ca-

^- :,, ^' --

ABR^^ zoo, agror^^^^,ric^^^ ®

-"cas técnicas que debe cum-plir el equipo (fundamentalmente an-chura de trabajo) y a partir de ahí seestiman las horas de utilización anua-les.

Conocida esta información, el pa-so siguiente es la obtención de infor-mación acerca de las diferentes opcio-nes en cuanto a marca, modelo,posibles distribuidores y precio decompra.

Con estos datos, y aplicando una

metodología simple de predicción de

costes de utilización, el agricultor lle-

ga a la conclusión de que el coste ho-

rario de utilización de la sembradora

de siembra directa es superior al pre-

cio que normalmente vienen aplican-

do distintas empresas de servicios pa-

ra la realización de la actividad.

Lógicamente, la opción en este ca-so sería la de no comprar la sembradoray contratar el servicio cuando fuera ne-cesario. Ahora bien, antes de tomar estadecisión debemos garantizarnos que di-cho servicio realmente existe en nuestrazona, que tendremos una garantía míni-ma de respuesta en el tiempo adecuadoy que la calidad de la labor realizadacumple los requerimientos agronómi-cos del cultivo.

Puede darse el caso de que, por di-versos motivos, no exista en la zonaninguna empresa que garantice la acti-vidad por lo que, en tal caso, y a pesarde que el coste de adquisición es su-perior a un hipotético coste de alqui-ler, la compra es la única alternativaposible.

En este caso aparece un nuevofactor determinante. Si bien es impor-tante el desembolso inicial que conlle-va la adquisición de una máquina, nolo es menos la garantía de servicioque la marca ofrece en la zona. De to-dos es conocido que la sembradora serompe siempre cuando se está sem-brando. Y lo que no es admisible esque, por problemas de suministro o deinadecuada respuesta por parte delvendedor, la pieza en cuestión tardeen llegar, con lo cual cuando esta llegase ha terminado el periodo óptimo pa-ra la siembra, con el consiguiente in-cremento de los costes indirectos delcultivo, propios de la realización delas labores fuera del plazo adecuado.

Otros aspectos socio-económicos

a tener en cuenta son la facilidad de

utilización y regulación de las máqui-

nas, la fiabilidad y estabilidad en el

tiempo, el prestigio de la marca, so-

bre todo en cuanto al servicio post-

venta, etc.

CÓMO PR EDECI R LOSCOSTES DE

^ UTIL IZAC IÓN

Diversas metodologías se han pro-puesto con el fin de predecir, de la for-ma más aproximada posible, el costede utilización de los equipos agríco-las. En todas ellas se tienen en cuentaaspectos como la amortización del ca-pital invertido, los intereses, el costede reparaciones y mantenimiento y, ensu caso, el coste de combustible.

En todos los casos la determina-

ción del coste final en pesetas por uni-

dad de tiempo o en pesetas por unidad

de producción, pasa por la determina-

ción de dos grandes grupos de costes:

los denominados costes fijos y que,

por definición, son independientes del

grado de utilización de la máquina, ylos costes variables, aquellos que varí-

an en función de la intensidad de uso.

De todos los componentes que in-tervienen en el cálculo del coste final,debemos destacar dos, tanto por el or-den de magnitud como por las dife-rencias de criterios adoptados a la ho-ra de su predicción: nos referimos alcoste de amortización y al coste de re-paraciones y mantenimiento.

El primero de ellos, el coste deamortización, tiene como objetivo larecuperación, como mínimo, del capi-tal invertido en el equipo, de forma

^ agrorécnica ABRIL 2001

que se garantice la sustitución delmismo al final de la vida útil.

De las diferentes metodologías decálculo propuestas destacamos la de-sarrollada por la Asociación America-na de Ingenieros Agrónomos (ASAE)que propone una amortización fija ovariable en función de las horas deutilización del equipo, mientras que lapropuesta por el CEMAG (Centred'Étude de la Mécanisation en Agri-culture) vinculada al Ministerio deAgricultura de Bélgica, basada en untipo de amortización mixta, teniendoen cuenta los años de vida y las horastotales de uso.

En cuanto a la predicción de los

costes debidos a reparaciones y man-

tenimiento, probablemente los de más

difícil evaluación dados los condicio-

nantes externos yue intervienen (con-

diciones de manejo y utilización, ca-

racterísticas particulares de la explo-

tación... ).

ASAE propone la determinación

de un coste total de reparaciones a lo

largo de toda la vida útil de la máqui-

na como porcentaje del valor de ad-

quisición de la misma. Para la deter-

minación de este porcentaje se

utilizan datos estadísticos de frecuen-

cia y coste de las reparaciones de los

diferentes equipos en las condiciones

de la agricultura americana.

EI método propuesto por el CE-MAG establece un coste horario de

reparaciones en función de datos esta-dísticos de los diferentes equipos ycondiciones de utilización, a partir dedatos de explotaciones agrícolas cen-troeuropeas.

La elección de una u otra metodo-logía debe tener en cuenta aspectoscomo la facilidad de aplicación, la fia-bilidad de los resultados finales y laadecuación a los condicionantes espe-cíficos de cada zona.

El hecho de que ASAE utilice da-tos estadísticos del mercado america-no de mayuinaria agrícola hace pen-sar, cr pric^ri, que las condiciones detamaño de las explotaciones, máqui-nas, capacidades de trabajo, etc. no

Costes de utilizaciónTractor 4RM 145 CV (10 400 000 PTA)

7000

6000

5000

4000

3000

2000

1000

0

400

n CF ASAE n CV ASAEn CF CEMAG CV CEMAG

1200 2000

Horas3año

son tan semejantes a lo yue pucdcnser las característirrs tenidas en cucn-ta en el método propuesto por el CE-MAG.

Para comprobar numéric^rmentc

las diferencias se ha realizado un tra-

bajo en el que se han comparado los

resultados finales obtenidos con los

dos métodos mencionados, calculan-

do los costes de utilización de un nú-mero representativo de m^íyuinas y

tractores, modificando par^ímeU^os co-

mo la intensidad de utilix^rción y el

valor de adquisirión.

La conclusicín final a la que se hallegado es que, si bien existen nota-bles diferencias en los valores ohtcni-dos para los diferentes componcntesde los costes, la cifra final de roste

horario (lo que realmente necesita sa-ber el usuario) cs muy similar cuandoen el rrso del cálculo del coste de uti-lización de U-actores (Fig. I ).

Fig. 1: An.ílisis ccmrpar.^livc^ dc^l custc^medio clc^ utiliz,^cicín c^n lirncirín c1c^ l.^rnetodolográ c^mplc^ad.r. En c^l c.rsu dc^ lapredicc icín dc^ los cc^stes hor.rrios dc^ untr^ctor, los mc^todos ^^ro^ruc^titos pcrrASAE ypor c^l (^EMAG ncr prctic^nl,rn dil ►^r<^nci.^simport.^ntc^s en el result.ulc^ lin,^l, si bic^n ^c^.^preci,^n ditérc^ncias c^n 1.^ cli^trihucicínc^ntr<^ costc^s iijc^s y ccrstcti v,rri,iblc^s.

ABRIL 2001 agi0!['('lll('ll ®

Fig. 2: Análisis cornparativo rlel costemeclio dc utilización en función de lametodología empleada. Los métodos

propuestos por ASAE y por el CEMAGpresentan algunas ditérencias cuando se

trata de m<íquinas agrícolas, especialmentepara casos cle baja intensidarl de usoanual. Son asimismo importantes las

diferencias en la distribución de costes(fijos y variables).

Sin embargo, se aprecian mayoresdiferencias cuando se trata de calcularel coste de utilización del resto de lamaquinaria agrícola. Estas diferenciasson especialmente importantes paralos casos de baja intensidad de utiliza-ción anual (Fig. 2).

Apero:

Introdutw las caracterlsticas del apero

APEROreao s 1,

Potencia Conrwmo os clfico /

Precio asoil Pls 1

Horas de traba' anuales 200recio mano de obra Pta/h

Ti o de inlerés % 7Velncida<1 da avance Km/h 4Anchura de baba' m 3.0

0 rElo en wo de mAqulrue eulomoólea^

^deEen ednddir con Ir horr que epennn m le eMde de yude.& rh erllle

no r ampllmeme. M propnme ullllzua pa deNcto Ir har M le eyuG.

Precb apero alquller: _

Precio de al uilor a/haorecio de alouiler (Pla/hora

Caracterlstfcas de la parcela:

3000

^i 2500

^ 2000v^ 1500

y 1000

U$ 500

0

Costes de utilización

Sembradora a chorrillo (SSO 000 PTA)

30

En consecuencia, podemos decirque no es tan importante la elecciónde uno u otro método de estimaciónde los costes de utilización, como larealización de estos cálculos previos.Por muy desajustado que pueda pare-cer un método, siempre tendremos

Tractor:

Tractor 4 Ruetlaf Motncr

TRACTOR

1,000.00095

Consumo asoecifico (a/KW.h) I 250

Precio rnano de obra (Pts/h) I 900de interés (%) I 10

Celda de ayuda:

Horas de Iraba'o anualea

' rpún Ise hedsrsu VebeJedr, I^ vMOddW y enChure

d! le m^quine rleCtlonede.

n CF ASAE n CV ASAEn CF CEMAG CV CEMAG

60 120Horas/uFio

una información adicional que puederesultar imprescindible a la hora de to-mar decisiones.

En este sentido, y como una herra-mienta más de ayuda, el Departamen-to de Ingeniería Agraria de la EscolaSuperior d'Agricultura de Barcelonaha desarrollado un programa simplepara el cálculo del coste de utilizacióndel equipamiento agrícola basado enla metodología propuesta por ASAE(Fig. 3).

Fig. 3: Ejemplo de una de las ventanas delprograma CUMAQ ICoste cle Utilizaciónde Maquinaria Agrícola) desarrollado porel Departamento cle Ingeniería Agraria dela Escola Superior d'Agricultura deBarcelona (Guimaraes y Farrán, 1998).

^ agrOtc^ctticu AaRlu zoo)

Fig. 4: FZepresentación gráfica de laevolución de los costes de utilización enfunción de la intensid^d de uso. Método

de ^nálisis e interpretación.Curva de coste en función del volumen de trabajo

(C'Flha + CV)

Límite superior de precio

Límite superticial de empleo

Nivel de utilizaciónen la explotación

EVOLUC IÓN DE LOS^ COSTES: CÓMO

INTERPRETARLOS

En las líneas anteriores ha queda-do claro un hecho fundamental: elgrado de utilización anual de los equi-pos resulta clave. De todos es conoci-do que el principal causante del eleva-do coste de utilización de los tractoresen nuestras explotaciones deriva de laescasa utilización anual.

Basta echar un vistazo a los análi-

sis realizados por el Ministerio de

Agricultura para ver que la intensidadde utilización anual en tractores no so-

brepasa de media las 600 horas, cifra

realmente escasa y que imposibilita

una adecuada amortización en la ma-

yoría de los catios.

La evolución de los costes de utili-

zación medios presenta una progresiva

disminución a medida yue se incre-

menta el grado de utilización. La re-

presentación gráfica de la evolución

de los costes por unidad de supel-ficie

(PTA/ha) en función de la superficie

anual trabajada (ha) es ampliamente

conocida. Ahora bien, analizándola

detenidamente es posible extraer in-

formación práctica de utilidad (Fig. 4).

La primera información a destacares el límite superficial de empleo o lí-mite técnico de utilización (punto A).La evolución de la curva indica que amedida que aumentan las hectáreas

Í ttensidad^ _ de uso

Cult^h^oa; ^ Clima

SuperJic.te

.S'olrccton es

alrenealt►^as

^1 ^---- It!

ECAIVIZACIÓI^1 DE^

, LA EXPLOTACIÓN

^

ASPECTOS. SOCIALES

Fiabrlidad

Coste tota!

rtio

Fig. 5: Aspectos ^ tener en cuent^ para la correcta elección de la maquinaria al,^rk^ola.

Superfrcie (l^a/año)

trabajadns disminuye el coste pun c^c-tárea. Ahora bien, la superficie tutalde trabajo al ^Iño está limitada y de-pende a 1u vez de la capacidad dc tra-bajo de la nuíyuina (h^Jh) y dc ladisponibilidad de tiempo pclra la reali-zación de la actividad.

EI punto B indica el custe de utili-

zación actual para el nivel de usu de la

explotacicín. Indica el coste dc la acti-

vidad para I^I intensidad dc utilizari^ín

de la explo[ación. EI punto C indira el

límite superior de precio, o lo yur ctilo mismo, el coste dr Ia pl'estación

equivalente efectuada ^egún m^todo^alternativos ( alyuiler, empresa de ser-vicios...).

Como se puede aprcriar, el .In^íli-siti detallado de I^t evoluci<ín dc loscostes de utilizarión, 1i se p^u-te deuna adecuada predicción de los mis-►nos permite, o cuando menos ayudaenortnemente u totttar la deci^iún téc-nica y económicamentc m.ís adecua-da.

Flnallllente, insistir en cl hecho deque la correcta elección de ^u^ deter-minado eyuipo debe tener en cuentalos aspectos técnicos y de maneju m^ísimportantes del mismo, de forma yurestos permitan la realización de la ^IC-tividad de fonna agronómicamenteadecuada, yue cl coste de dich^l activi-dad sea asumible en cl contexto de laexplotación y yuc, de^de el punto devista socio-económico su adyuisiciónno represente un problema a vcceti dcdii^ícil solución (Fig. 5).c^

ABRIL 2001 agrol^'c^nic^c, ®