En La Picota

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Verónica Murguía En la picota SOSPECHO QUE UNA DE las emociones menos experimentadas o menos evidentesen el ámbito público, es la vergüenza. Los políticos son malhechores desvergonzados en todas partes pero en Estados Unidos y otros países, cuando se les sorprende con las manos en la masa (léase la señorita, el dinero, la pistola o la botella), acostumbran pedir perdón. Contritos, cabizbajos, se acercan al podio y con la esposa al lado, piden sentidas disculpas al electorado. Luego se bajan y muchas veces reinciden, pero saben que, si ya los cacharon, es mejor asumir las culpas que fingir demencia. En México, jamás. Hemos sabido de políticos asociados con el narco, ineptos, homicidas, ladrones, mentirosos o que, como el góber precioso o los Abarca, desafían cualquier descripción. Siempre niegan la evidencia. No piden perdón. Se deslindan, se amparan, lo niegan, se indignan, pero no admiten sus yerros aunque existan videos, grabaciones y cadáveres. Luego andan por ahí, tan quitados de la pena y aparecen en las revistas de sociales. Yo no entiendo. En la Grecia clásica, el ostracismo era el castigo de la mayoría a quienes eran indignos de vivir en la polis, la ciudad. Se escribía el nombre del ciudadano en cuestión en una concha. Cuando sumaba cierto número de conchas se le desterraba diez años o para siempre. En México esto funciona al revés. Los criminales, si son poderosos, salen de la cárcel como si nada. A veces hasta los importamos. Laura Bozzo estuvo en arresto domiciliario en Perú por corrupta y aquí sale en la tele, ensuciando el aire. Claro que, como no se regulaba muy claramente, el ostracismo podía ser manipulable y arbitrario. Bastaba un poco de dinero o un mucho de bilis para torcer un voto. Plutarco cuenta que Arístides, “el hombre más justo de Atenas”, estaba un día de votación en el ágora, cuando se le acercó un campesino y le preguntó si sabía escribir. “Sí”, contestó Arístides. “Escribe Arístides en mi concha”, dijo el campesino. Arístides no reveló su identidad, pero le preguntó: “¿Por qué? ¿Qué te ha hecho?” “Nada –respondió el hombre, pero no lo soporto. Todo el mundo habla bien de él.” Arístides, que se merecía todos los piropos, escribió su nombre y sin defenderse, le devolvió la concha al tipo.

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Políticos Corruptos

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  • Vernica Murgua

    En la picota

    SOSPECHO QUE UNA DE las emociones menos experimentadas o menos evidentes en el mbito pblico, es la vergenza. Los polticos son malhechores desvergonzados en todas partes pero en Estados Unidos y otros pases, cuando se les sorprende con las manos en la masa (lase la seorita, el dinero, la pistola o la botella), acostumbran pedir perdn. Contritos, cabizbajos, se acercan al podio y con la esposa al lado, piden sentidas disculpas al electorado. Luego se bajan y muchas veces reinciden, pero saben que, si ya los cacharon, es mejor asumir las culpas que fingir demencia.

    En Mxico, jams. Hemos sabido de polticos asociados con el narco, ineptos, homicidas, ladrones, mentirosos o que, como el gber precioso o los Abarca, desafan cualquier descripcin. Siempre niegan la evidencia. No piden perdn. Se deslindan, se amparan, lo niegan, se indignan, pero no admiten sus yerros aunque existan videos, grabaciones y cadveres. Luego andan por ah, tan quitados de la pena y aparecen en las revistas de sociales. Yo no entiendo.

    En la Grecia clsica, el ostracismo era el castigo de la mayora a quienes eran indignos de vivir en la polis, la ciudad. Se escriba el nombre del ciudadano en cuestin en una concha. Cuando sumaba cierto nmero de conchas se le desterraba diez aos o para siempre. En Mxico esto funciona al revs. Los criminales, si son poderosos, salen de la crcel como si nada. A veces hasta los importamos. Laura Bozzo estuvo en arresto domiciliario en Per por corrupta y aqu sale en la tele, ensuciando el aire.

    Claro que, como no se regulaba muy claramente, el ostracismo poda ser manipulable y arbitrario. Bastaba un poco de dinero o un mucho de bilis para torcer un voto. Plutarco cuenta que Arstides, el hombre ms justo de Atenas, estaba un da de votacin en el gora, cuando se le acerc un campesino y le pregunt si saba escribir. S, contest Arstides. Escribe Arstides en mi concha, dijo el campesino. Arstides no revel su identidad, pero le pregunt: Por qu? Qu te ha hecho? Nada respondi el hombre, pero no lo soporto. Todo el mundo habla bien de l. Arstides, que se mereca todos los piropos, escribi su nombre y sin defenderse, le devolvi la concha al tipo.

  • La picota, ese triste invento medieval, era un castigo que tena una parte de tortura corporal y otra de humillacin y ultraje. A los sujetos en la picota la gente acostumbraba arrojarles todo tipo de cochinadas y a veces permanecan all el tiempo suficiente para ensuciarse ellos mismos (no haba permisos para ir al bao) por lo que quedaban hechos un asco y muertos de vergenza, excepto Daniel Defoe, quien fue condenado a la picota en 1703. La gente, en lugar de arrojarle huevos podridos, le ech flores. Literalmente. Supongo que qued feliz, aunque adolorido de las muecas, el cuello y la espalda.

    En Estados Unidos, hasta el siglo xx se us el tarrying and feathering, un castigo indoloro que consista en baar a la persona con resina tibia de pino y luego se le haca rodar sobre plumas. Quedaban como gallinas sarnosas. Todos se burlaban de ellos, los insultaban y hasta golpeaban. Hace poco le de una mujer llamada Justine Sacco, quien tuite cosas racistas en su telfono para divertir a sus 150 seguidores mientras esperaba subir a un avin en el que viajara a Sudfrica. El tweet fue recogido por alguien que lo disemin y el escndalo alcanz tales proporciones que fue despedida de su trabajo mientras volaba. Cuando aterriz, haba alguien esperndola para fotografiarla en el momento de encender el telfono, enterarse de su despido y leer los insultos de miles de desconocidos. No la disculpo, pero hay algo de montonero y exagerado en la reaccin. Sacco es un particular, una mujer racista que hace malos chistes, pero ir al aeropuerto a verla mientras se daba cuenta de que ya no tena trabajo me parece bullying.

    No deseo esos correctivos a nadie, pero s me gustara que en este pas hubiera ms pundonor. Todos sabemos que la voluntad popular es irascible y veleidosa, as que no dejara la justicia en manos de la gente (incluyendo las mas), pero s me pregunto qu hace falta para que un prepotente mexicano, mujer u hombre, escarmiente.

    Yo no s. Quizs, como tantas cosas, depende de cmo reaccionamos los dems y en Mxico somos propensos al olvido. Si no, cmo es que tantos criminales arrogantes siguen en sus puestos?

    http://www.jornada.unam.mx/2015/03/01/sem-veronica.html