En nadar-dos-pájaros

2
La conclusión, último: El mal es un número par, la verdad un número impar y la muerte un punto final. Cuando muy avanzada la noche ladra un perro antes de retirarse a la cucha, puntua y tilda de majestad la enigma serial de la oscuridad, colocándola uniformemente y pesadamente sobre el tejido de la mente. En los árboles oye Sweeney los aullidos sentado en una rama, hecho un ovillo entre la tierra y el cielo; también escucha la respuesta del mastín en la parroquía vecina. Ladrido sigue ladrido hasta que el bramido se extienda por todo Erin. Dentro de poco, de detrás de sus cortinas sale la luna a todo trapo a través del firmamento, ligerizo e imperturbable en su calma inmemorial. Los ojos del rey loco posado en la rama están vueltos hacia arriba, globos oculares blancos en una cara aún más pálida, vueltos hacia arriba en temor y suplicación. Su mente no es más que una cáscara. ¿Estaba loco Hamlet? ¿Estaba loco Trellis? Es casi imposible resolverlo. ¿Era una víctima de alucinaciones difíciles de explicar? No sabe nadie. Ni siquiera los expertos están de acuerdo en estos temas puntuales. El doctor Unternehmer, el eminente neurólogo alemán, asegura que Claudius estaba loco de remate pero le concede a Trellis una invertida neurosis de puerca donde los chanchitos se comen a la madre. Du Fernier, sin embargo, doctor de las Ciencias Mentales y la Sanidad en la Sorbona, ubica en la falta de higiene en la costumbre del autor de pasar todo el día en la cama un debilitamiento paulatino de la cabeza. Es de una importancia inestimable, escribe, que para asegurar la salud mental perambule el sujeto y que no se abuse del alcoba. Más se estudia el problema, más fascinante se vuelve y, por cierto, más se postula una norma cerebral. Los principios básicos de la psicología conductista no nos ayudan mucho. Tampoco la herencia, dado que su padre era de Galway, un señor sobrio y eficiente, comprobado a prueba de fuego en el servicio de la patria. Su madre era del lejano Fermanagh, una mujer fina y educada y complaciente con todos. ¿Pero quién de nosotros puede esperar sondar con un dedo inquisitivo las ideas borrosas que revolotean en la mente de un boludo? Un tipo cree que tiene el trasero hecho de cristal y se niega a sentarse por miedo de que se rompa. En todos los

description

Traducción propia de un fragmento de At Swim-Two-Birds, de Flann O'Brien

Transcript of En nadar-dos-pájaros

La conclusin, ltimo: El mal es un nmero par, la verdad un nmero impar y la muerte un punto final. Cuando muy avanzada la noche ladra un perro antes de retirarse a la cucha, puntua y tilda de majestad la enigma serial de la oscuridad, colocndola uniformemente y pesadamente sobre el tejido de la mente. En los rboles oye Sweeney los aullidos sentado en una rama, hecho un ovillo entre la tierra y el cielo; tambin escucha la respuesta del mastn en la parroqua vecina. Ladrido sigue ladrido hasta que el bramido se extienda por todo Erin. Dentro de poco, de detrs de sus cortinas sale la luna a todo trapo a travs del firmamento, ligerizo e imperturbable en su calma inmemorial. Los ojos del rey loco posado en la rama estn vueltos hacia arriba, globos oculares blancos en una cara an ms plida, vueltos hacia arriba en temor y suplicacin. Su mente no es ms que una cscara. Estaba loco Hamlet? Estaba loco Trellis? Es casi imposible resolverlo. Era una vctima de alucinaciones difciles de explicar? No sabe nadie. Ni siquiera los expertos estn de acuerdo en estos temas puntuales. El doctor Unternehmer, el eminente neurlogo alemn, asegura que Claudius estaba loco de remate pero le concede a Trellis una invertida neurosis de puerca donde los chanchitos se comen a la madre. Du Fernier, sin embargo, doctor de las Ciencias Mentales y la Sanidad en la Sorbona, ubica en la falta de higiene en la costumbre del autor de pasar todo el da en la cama un debilitamiento paulatino de la cabeza. Es de una importancia inestimable, escribe, que para asegurar la salud mental perambule el sujeto y que no se abuse del alcoba. Ms se estudia el problema, ms fascinante se vuelve y, por cierto, ms se postula una norma cerebral. Los principios bsicos de la psicologa conductista no nos ayudan mucho. Tampoco la herencia, dado que su padre era de Galway, un seor sobrio y eficiente, comprobado a prueba de fuego en el servicio de la patria. Su madre era del lejano Fermanagh, una mujer fina y educada y complaciente con todos. Pero quin de nosotros puede esperar sondar con un dedo inquisitivo las ideas borrosas que revolotean en la mente de un boludo? Un tipo cree que tiene el trasero hecho de cristal y se niega a sentarse por miedo de que se rompa. En todos los dems aspectos es un hombre de una gran fuerza intelectual y lo acompaa a uno en un recorrido mental por todos los laberintos de la matemtica y la filosofa con tal de que se le permita quedarse de pie durante las disputas. Otro hombre es sumamente educado y siempre se comporta sin vacilaciones salvo que slo se gira a la derecha y hasta se es dueo de una bicicleta que est construda de tal manera que slo se gira en este sentido. Otros estn sujetos a los colores y le conceden una importancia inmerecida a las cosas rojas o verdes o blancas slo porque tienen esa tinta. Otros estn tocados e influenciados por la textura de una tela o por la redondez o la angularidad de un objeto. Los nmeros, sin embargo, explican un gran porcentaje del sufrimento de la humanidad desequilibrada. Un tipo recorre las calles buscando automviles cuyos patentes se pueden dividir por siete. Notorio, ay de m, es el caso del pobre alemn a quien le fascinaba el nmero tres y que hizo de cada aspecto de su vida un juego de tradas. Una tarde volvi a casa y se tom tres tazas de t con tres terroncitos de azcar en cada uno, se cort la yugular tres veces con una navaja de afeitar y con una mano agonizante garabate en un retrato de su mujer adis adis adis.