Enciclopedia de La Magia

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GRAN ENCICLOPEDIA DE LA MAGIA Y EL OCULTISMO

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  • GRAN ENCICLOPEDIA

    DE LA MAGIA Y

    EL OCULTISMO

  • AUTORES:

    Sebastin Martnez MasEscritor. D irectoi de la Revista "Nue va Dim ensin".

    Domingo SantosEscritor.

    Luis Vigil GarcaSocilogo

    A s e s o r:

    Emilio Salas Gonzlez Librero anticuario.

    Fuentes de ilu s trac i n :

    Agencias :

    EFE-CIFRA, EUROPA PRESS. KEVSTONE, M O N D A D O R I P R E S S , ZARDOVA, SEF.

    Archivos:

    ALMOR. CARLO BEVILAC- QUA, C C L O P E , S. A. E., DRONTE. SALMER.

    Esta obra publicada por Editorial Cclope S. A. con el ttu lo de La Magia impresa por Grafic S. A. se term in de encuadernar

    en los talleres de Encuadernacin L.I.F.E., Thames 747 Buenos Aires, en el mes de Septiembre de 1975.

    Hecho el depsito que marca la ley.

  • INDICE Introduccin 1Los reinos de la magia 5El rbol y el telfono 5Lo que va de magia a ocultismo 6Es ilegal la magia? 7M agia y religin 7Los sacrificios 8Magia y ciencia 9El Universo (y el Hombre) no son

    slo materia 9La ley de las correspondencias 10El Doctor milagroso 11La Magia y el Hombre 12El cargo Cult 13Dividir la magia 13Las tres ramas de la magia 16Y finalmente, Qu es la magia? 17Qu es esoterismo? 17Historia de la magia 19La magia 21La cueva del Altamira 22La magia madre 22La magia de las cuevas y del hacha

    de Silex 23La magia como defensa 25La magia de la vida y de la muerte 25La magia y el lenguaje 28Los ritos de la fertilidad 28Pero nunca se da algo por nada 29Los artfices de la magia primitiva 30Los ritos de iniciacin 31El arte de curar y de hacer dao 32Los Aku-Aku guardianes 33Los secretos de iniciacin 34De la barbarie a la civilizacin 36La edad de oro de la magia 37La magia Asirio-Babilnica 37De la torre de Babel a los Ziggurats 39El arte de la adivinacin 40De donde viene la palabra mago 41La magia del pas de las pirmides 42Leyendo las entraas de los animales 43La interpretacin de los sueos 45La teora del Ka 45Los vivos y los muertos 46La importancia de la magia en

    EgiptOyE gipto: Magia y religin

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    El escarabeo sagrado de Egipto 49Las dos escuelas de la magia 49Los discpulos de la magia 51El pueblo escogido 61La magia y las escrituras 52El reino de la profesas 53Pitgoras y la magia 54El orculo de Delfos 54

  • Renovar o continuar 55 La videncia 172Grecia o la idealizacin de la magia 56 La recoleccin del roco 174Los magos griegos 59 La salida en cuerpo astral 174Roma o la continuidad 59 La evocacin de las fuerzas astrales 175Magia subterrnea 59 La accin sobre un tercero 176Las otras magias 60 Hechizos y Maleficios 177Las sibilas 61 Amuletos y Talismanes 177Una magia teurgica y animista 61 Filtros y pociones 177La magia y la edad media 65 El maleficio del arco 177El cristianismo y la magia 65 Signos de conjuracin 178La conversin de Constantino 69 Hacer el bien y hacer el mal 178El Islam o la continuidad 69 Del hechizo al maleficio 180En la edad de las tinieblas 71 Tres recetas para hacerse amar 18,1Las catedrales: Fe o Magia 74 Los hechizos de amor y de odio 182Las danzas de la muerte 75 La tcnica de los muecos de cera 184Los orgenes de la brujera 77 El maleficio triangular 187Misticismo o supersticin? 77 Los medios de proteccin y defensa 189Giles De Rais 81 Amuletos y talismanes 190El diablo entra en Liza 81 Magia, supersticin, fetichismo 191La inquisicin 85 Un amuleto puede ser cualquierPor qu la inquisicin? 86 cosa 191Los fanticos de la inquisicin 87 Embrujamientos reales 193Las rdenes mendicantes 83 Talismanes y pantculos 194De la hereja a la magia 90 El otro lado de la magia 196El Sambenito 92 La magia negra 201As trabaja la inquisicin 94 El diablo 203La detencin y el proceso 95 Desde los ms remotos tiempos de laAs actuaba la inquisicin 97 Antigedad 203La tortura 97 El abracadabra 204La sentencia 101 El diablo y la religin 205La persecucin de los muertos 105 El bafomet de los templarios 206Exposicin La m agia 106 Las huestes del diablo 207Los caminos de la orujera 106 El diablo 208Existieron realmente las brujas? 109 El ceremonial del mueco de cera 210La tortura del agua 110 Los ncubos y los sucubos 211Y todo vuelve a su cauce 111 Cmo es el diablo? 212La magia hasta nuestros das 113 El diablo Hombre 213La cara y la cruz de la moneda 113 El diablo y la magia 213Los tambores mgicos de los lapones 115 El diablo y los elementales 215El renacimiento de la magia 116 Los adoradores del diablo 217La cbala, la alquimia, la El diablo segn Eliphas Levi 218

    astrologa 116 Siervos y Dueos 218La era de la razn 118 La adoracin demonaca 218La lluvia mgica 121 El Sabbat 220De la revolucin francesa al El unguento de las brujas 221

    Romanticismo 121 El Sabbat original 222La magia hoy 124 El Sabbat medieval 224La magia, la razn y los ciclos La misa del Sabbat 228

    histricos 124 El aquelarre 229El mago de Hitler 125 Las noches de W alpurgis y deEl futuro de la magia 126 Halldween 230Los fenmenos mgicos 129 La misa negra 232El ritual mgico 131 La misa negra de Carlos IX 238Los fundamentos de la alta magia 131 El otro reino del diablo 240La agenda mgica 133 Pactos y posesiones 241Los grim orios 134 La naturaleza de los pactos 241El acto mgico 134 El trueque 243La iniciacin 135 Cmo hacer un pacto con el diablo 244El cuerpo astral de los animales 136 La evocacin 244Los tres cuerpos de la cbala 137 El origen de las posesiones 246La educacin del cuerpo fsico 139 Las frmulas 247El secreto de la invisibilidad 140 Los pactos 248La educacin del cuerpo astral 140 Locos y posedos 249La educacin de! cuerpo espiritual 141 Los posedos 249Los elementales 143 La tinta de los pactos 253Los requisitos de la iniciacin 143 La posesin en nuestros das 253La intervencin de la Naturaleza 145 La posesin mgica 255Los principios de la astrologa La alquimia 257

    mgica 146 Entre la magia y la ciencia: LaConjuncin, cuadratura, oposicin 147 alquimia 259Las correlaciones planetarias 149 El laboratorio del alquimista 259Todo gira alrededor del acto mgico 154 Qu es la alquimia? 260El acto mgico 155 De dnde viene la alquimia? 261El lugar 155 La alquimia china 262Los muebles 157 Las dos alquimias 264Los objetos 160 Los primeros alquimistas 266Los instrumentos 162 El instrumental alqumico 267Los vestidos 163 El atanor 267Las protecciones 164 La alquimia de Raimundo Lulio 268La cadena mgica 166 Un instrumental de fabricacinLos pantculos 169 casera 268El operador 170 El Kerotaxis 270El poder de los pantculos 171 As es la alquimia 271Los requisitos del acto mgico 171 Cmo trabaja el alquimista? 271El acto mgico 172 La casta de los alquimistas 272

  • INTRODUCCIN

    Cuntas veces se ha sentado usted cmodamente en una butaca para presenciar los extraordinarios actos de magia que le ofrece desde el escenario un astuto y avezado ilusion ista? Cuntas veces se ha maravillado usted ante el impresionante fak ir que transmite mentalmente a su mdium lo que tiene en el bolso la seora de la tercera fila del atestado teatro? Ha asistido usted alguna vez a una sesin espiritista, para sobrecogerse ante el alucinante fenmeno de las mesas oscilantes o de la aparicin del plasma astra l? Le han predecido alguna vez su destino, ha visto aparecer su futuro a travs de las cartas, de las huellas de su mano, de los posos de su taza de caf o t o de la tradicional bola de cris ta l? Suele usted leer su horscopo en el peridico cada da?

    Cree usted que todo esto es Magia?Antes de que contine leyendo, desearamos que se respondiera a s

    mismo, con toda sinceridad, a esta ltima pregunta. No por el hecho de que sea capciosa lo es ni de que sea malintencionada tambin lo es , sino simplemente porque su respuesta le dar a conocer cuales son sus conocim ientos con respecto a este tema. Si responde sencillamente que s, que considera que todo esto es M agia; o si responde que para usted se trata nicamente de supercheras; o si sencillamente responde que no lo sabe, demostrar ciertamente poseer un escaso conocim iento sobre la materia. Pero no se apene por ello. Sinceramente, le diremos que hacindose esta pregunta acaba de adentrarse por un camino tan difcil, tan tortuoso, que realmente no es probable que se halle usted en situacin de saber d iscernir entre lo que es y lo que no es Magia verdadera magia, entendmonos ... a menos que sea usted un especialista en el tema.

    La Magia. Un camino difcil, tortuoso, resbaladizo; lleno de hoyos y trampas, desviaciones, callejones sin salida, engaos, fraudes... Todo lo que usted quiera lo hallar aqu, y an ms. Porque, para hablar de Magia, hay que distinguir antes dos clases de magia: la magia-espectculo, y la verdadera Magia. Generalmente, la nica conocida es la primera, la magia- espectculo, cuyos propios artfices intentan convencernos de que es la verdadera magia. Dentro de esta magia-espectculo podramos in jertar tambin buena parte de otro tipo de magia, ms sutil, que es la magia- hechicera y la magia-adivinatoria, que en su mayor parte no es ms que una magia-espectculo disfrazada con bellos ropajes de esoterismo para hacerla ms atrayente... y para cautivar a los incautos, por supuesto.

    Porque la Magia, la verdadera magia, es otra cosa.

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  • Si usted siente curiosidad por conocer esta ltima Magia, la real, la que no puede encontrarse a la vuelta de la esquina o tras las bambalinas de cualquier espectculo; si usted quiere saber dnde se encuentra, cules son sus atributos, sus alcances y sus lim itaciones; si siente inters por conocer de qu est compuesta y hasta dnde pueden llegar sus poderes, le recomendamos que siga leyendo esta obra hasta su final. Aunque le advertimos: vamos a conducirle a travs de caminos tortuosos, difciles, comprometidos... pero tambin apasionantes. Vamos a dejar a un lado (aunque tambin hablaremos de ellos) a las brujas de feria y a los hechiceros de pacotilla, cuya nica misin es embaucar a los crdulos, y vamos a adentrarnos en el ignoto reino de los verdaderos magos. Vamos a seguir la historia de la Magia desde sus orgenes, su separacin de la religin, su brusco cambio hacia un esoterismo oculto, secreto y a menudo invio lable, hasta nuestros das. Vamos a conocer los pactos con el demonio, vamos a seguir las huellas de todos los ritos mgicos. Vamos a ver las otras variantes de la Magia, nos adentraremos por los difciles caminos de la alquimia, rozaremos la piedra filosofal. Entraremos tambin en las sesiones espiritistas, oiremos las verdaderas voces de los otros mundos, conoceremos los secretos de la reencarnacin. Nos pondremos en contacto con el hombre mgico y con sus poderes; conoceremos la magia cientfica de hoy, y tambin la del futuro. Nos adentraremos en la historia secreta de la Humanidad, conoceremos las ocultas fuerzas que han movido el mundo, las sociedades secretas que, en el seno de sus logias, han tirado de los hilos que han hecho cambiar nuestra historia. Y, finalmente, intentaremos levantar el teln que oculta nuestro futuro, daremos nuestra severa ojeada a la prediccin y a la adivinacin.

    Porque todo esto es Magia... aunque tambin, muchas veces, sea charlatanismo. Y sta, separar una cosa de la otra, ser una de nuestras tareas ms difciles. Estaremos bordeando constantemente este lmite, y tendremos que ir con sumo cuidado para no rebasarlo y poner el pie en el otro lado. Ah est el prim er y principal problema con que se enfrentan todos los que abordan el tema: la d ificu ltad de d is tingu ir entre lo que es Magia y lo que no lo es. Vamos a intentar superar esta dificultad. Vamos a intentar hacerlo, puesto que nos hemos propuesto como meta el examinar la Magia lo repetimos una vez ms: la verdadera magia, la Magia con mayscula , desde el punto de vista del hombre del sig lo XX: de este hombre que ha llegado ya a la Luna, pero que no por e llo puede olvidar las ocultas fuerzas que mueven a todo el Universo.

    Este es el camino que le abrimos ante usted. Le seduce? Le empieza a interesar el unirse a nuestro proyectado per i po? Quiere aadirse desde ahora a nuestro grupo? Si es as, adelante, pues: despjese de todo preju icio, sujtese bien... y sganos.

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  • aga

  • I Los reinos de la magia

    El rbol y el telfono

    Se dice que la ciencia ha destronado a la magia. Lo ha hecho rea lmente? Una curiosa ancdota viene a decirnos que si... aunque tan slo en un pequeo grado. La ancdota en cuestin fue referida por lean Cocteau en su d iscurso de recepcin en la Universidad de O xford. Aqui est:

    Mi amigo Pobers, catedrtico de parapsicologa de la universidad de Utrecht, fue enviado a las Antillas para estudiar los extraos fenmenos que ocurran all entre la gente po bre. Efectivamente, all, cuando una m ujer quiere comunicar con sus fa m iliares, su marido o su h ijo , que han ido a la ciudad a hacer sus encargos, se d irige simplemente a un rbol... y el marido o el h ijo le traen lo que ha pedido. Pobers asisti en varias ocasiones a este fenmeno, y finalmente se decid i a preguntarle a una campesina por qu se servia de un rbol para aquello. La campesina le m ir unos instantes y luego respondi, con la m ayor naturalidad del mundo:

    Que por qu me d ir ijo a un rbol? Pues, sencillamente, porque soy pobre. S i fuera rica, tendra te l feno .

    De la magia derivaron las religiones primitivas; y hoy, en un ciclo que se cierra, alguna religin ha vuelto a la magia. Nos referimos muy concretamente al vud, esa prctica mitad espectculo, mitad misterio, resultado de la fusin de las creencias africanas de los antiguos esclavos con las nuevas condiciones de vida de los territorios americanos. En la ilustracin, la bruja vud realiza un encantamiento frente al cuerpo sacrificado de un gato salvaje, en una escalofriante imagen recogido por la cmara de Marcel Cognac.

    Qu es la Magia?Indudablemente, no lo que la ma

    yor parte de la gente interpreta por tal. Existe, a este respecto, una decepcionante y universal falta de informacin. Se considera Magia a la bruja que prepara sus pcimas para curar las enfermedades y sus filtros de amor, a la vidente que ve nuestro destino, a la echadora de cartas o a la que lee en la palma de nuestra mano. Es mago el hombre que tiene el toque mgico, aquel que para curar necesita solamente imponer sus manos, el hipnotizador que adivina nuestros pensamientos con una breve pero intensa mirada. Esta es nuestra magia cotidiana, la que hace que muchos de nosotros nos sonriamos levemente cuando leemos en algn peridico o revista cualquier informacin al respecto.

    No, pasemos rpidamente la p

    gina: la Magia no es en absoluto esto.

    Pero dnde hay que ir pues a buscarla? Por un lado, la mayor parte de los libros que quieren tra tar el tema lo hacen de una manera extremadamente ligera y superficial, rozndolo apenas. Hay, adems, una evidente falta de informacin, a lo que se une la fragilidad de la barrera que separa la verdadera de la falsa magia. Y, como sea que la verdadera magia es la mayor parte de las veces esotrica, oculta y cabalstica, mientras que la falsa magia es osten- tosa, cacareante y difana en grado sumo, la magia que termina por conocer todo el mundo es precisamente la que se debera repudiar y desenmascarar.

    Cuando alguien habla de mga y magos, todo el mundo se forma inmediatamente la imagen del cl-

  • La influencia de los amuletos proviene de las ms lejanas pocas de la humanidad, y ni siquiera nuestras modernas sociedades actuales estn exentas de ellos... y mucho menos los pueblos primitivos. Esta puerta de palacio de Bariba, en Dahomey, de la que cuelgan numerosos talismanes destinados a los ms diversos fines, es una buena prueba de ello. (Foto Muse de l'Homme, Paris).

    La suerte, la fortuna, el futuro. Estos han sido los grandes interrogantes que han movido y mueven a buena parte de la humanidad, convirtindola en presa fcil para desaprensivos que se aprovechan de esta genuina preocupacin de sus semejantes.

    sico hombre de blanca barba, vestido con amplia tnica y cucurucho de estrellas, la varita mgica en la mano, movindose entre retortas entre las renegridas piedras de un stano u observando el cielo des- ?!e 10 alto de una antigua torre. Claro que, actualmente, la imagen magia ha cambiado Los magos del siglo XX se rodean ms bien de impresionantes escenarios, de una aureola de pseudociencia, de una coleccin de nombres rimbombantes: psico-magnetismo, bio-magne- tismo, pa-koua... Las recetas mgicas, por otro lado, aun las de las brujas y hechiceros de estar por casa, son siempre prolijas en condicionamientos: Tmese la cola de un ratn gris cazado en un v ie rnes que no est nublado y en el que la luna est en cuarto menguante... Luego, cuando el exorcismo no da resultado, la respuesta es rpida: algo ha fallado, es indudable que el practicante no ha cumplido con todas las condiciones del hechizo. Porque, claro, el cliente es siempre el nefito en estas lides...

    No, la Magia es otra cosa bien distinta. Y, aunque pueda parecer aventurado el afirmarlo tan rotundamente, mucho ms seria tambin.

    Lo que va de magia a ocultismo

    Pero estamos hablando de Magia, y todos nosotros hemos odo tambin al respecto otras palabras: Ocultismo, C iencias Ocultas... Acaso no significan lo mismo?

    Existe, evidentemente, entre todas ellas, un paralelismo; pero hay, de una a otras palabras, un ligero matiz de diferenciacin que es conveniente sealar aqu.

    Hablar de Ocultismo o de C iencias Ocultas no ofrece, al profano, demasiadas dificultades de interpretacin. Ambas palabras no pueden ser ms explcitas por s mismas, y su razn de ser se halla en la gran represin que cay sobre todo el mundo de la magia en la Edad Media, obligando a sus practicantes a hundirse en la oscuridad y el silencio para escapar del castigo. Desde entonces, los fenmenos mgicos han pasado a ser fenmenos ocultos. Por otro lado, la Magia necesita de un preciso y bien delim itado ritual de iniciacin, de una preparacin cuyos orgenes se pierden en el principio de los tiempos. No es sencillo realizar el verdadero acto mgico, y muchas veces el error puede ser peligroso. Es por ello que es preciso mantener oculto el acto mgico, cuidar que no caiga en manos inexpertas que puedan hacerlo peligroso, mantenerlo vivo solamente a travs de la llama de unos pocos detentadores, los Iniciados.

    Esta es la esencia de la palabra Ocultismo. En realidad, podramos afirmar que Magia y Ocultismo son cuasi sinnimos, en el mismo orden que son cuasi sinnimos el nombre latino y el nombre vulgar de cualquier especie animal o vegetal. En nuestro caso, Ocultism o podra equipararse al nombre latino del fenmeno mgico, mientras que Magia correspondera al nombre vu lgar. Es por ello precisamente, porque hemos dirig ido esta obra al

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  • Es ilegal la magia?El vigente Cdigo Penal, de 1870,

    no pena en Espaa la magia verdaderamente como tal, sino que tan solo considera falta, castigndolo con arresto menor, el in terpretar sueos, hacer pronsticos o ad iv inaciones o abusar de la credulidad pblica de otra manera semejante, por inters o lucro (artcu lo 606, m odificado por ley de 3 de enero de 1907). La Jurisprudencia, in te rpretando este precepto, ha declarado que constituyen esta fa lta: el hecho de hacer creer que por medio de ciertas ceremonias se recuperara el amor perdido ,cualquiera que sea la cantidad con que se lucre el embaucador, el de atribu irse facultades sobrenaturales como apstol de un cu lto arb itra rio para curar las enfermedades con el agua, la oracin y ciertas palabras, aunque no exija retribucin...

    Sin embargo, es p reciso tener en cuenta que tales hechos pueden constitu ir tambin un de lito de estafa o engao penados en el artculo 548, n." 5, o en el 554 del Cdigo, y tal ocurre cuando, fingindose sonmbulo o maestro en el arte de echar las cartas, se consigue de un tercero que, para los experimentos, entregue alhajas o dinero, sustrayendo despus lo entregado (sentencia de 18 de jun io de 1901).

    (Enciclopedia Espasa,tomo XXXII, pg. 94)

    La diferencia entre magia y religin se nos aparece muchas veces tan poco definida que llegan incluso a confundirse. En la rueda de oraciones tibetana no se pide, sino que se espera un efecto automtico de la accin.

    pblico de la calle y no al especialista o al docto en la materia, que a la hora de e leg ir hemos preferido usar el nombre de Magia como equivalente al conjunto de todas las llamadas Ciencias Ocultas, por ser ms usual y conocido del pblico no especializado y por ser menos comprometido que el de Ocultismo. Y que nos perdonen los exgetas en la materia.

    Magia y ReliginPero volvamos a nuestro tema.

    Para muchos autores, la magia no es ms que simplemente un estadio prim itivo de la religin. Cuando la inteligencia humana an no haba dado nacimiento a los dioses, crea en fuerzas. Estas fuerzas, siendo naturales, se hallaban en condiciones de ser gobernadas y dominadas. El intento de gobernarlas y dominarlas dio origen a la Magia.

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    * %

    El ectoplasma surge de la boca de la mdium: el contacto est a punto de realizarse, los espritus del ms all entrarn en conversacin con los vivos. El deseo de hablar con los muertos, de enterarse de lo que hay ms all del trmino de la vida, es algo tan antiguo como la humanidad misma: no en vano Circe apela a ello en un intento supremo de detener a Ulyses. Pero lo que dicen los muertos no siempre es agradable para el que lo escucha.

    Ms tarde, estas fuerzas se humanizaron (o divinizaron), y la Magia se transform en Religin.

    Esta teora es ciertamente muy interesante... pero no es totalmente exacta. Hay, evidentemente, un paralelismo palpable entre Magia y Religin, hasta tal punto que algunas veces han llegado incluso a nacer juntas. Existen religiones mgicas, al igual que existe una magia religiosa.

    Sin embargo, entre ambos conceptos hay una gran diferencia. En un principio, es probable que Magia y Religin fueran lo mismo; sin embargo, con el tiempo la d iferencia se va marcando poco a poco, y v hacindose ms patente. En el camino colateral pero divergente de ambos conceptos, la Religin va delim itndose lentamente, especializndose en lo que por otro lado constituye solamente uno de los aspectos de la Magia. Porque la Magia (como veremos en seguida), posee tres atributos: pregunta, exige y pide. La religin, por su parte, lo nico que hace es pedir. Esto ltimo puede hacerlo todo el mundo... y es por esto por lo que a todo el mundo se dirige la Religin. El preguntar y el exigir, en cambio, slo puede hacerlo una muy pequea y selecta minora, por lo que la Magia slo va a los iniciados.

    Es por ello, por su finalidad p rimordial de ofrecer un camino y una luz espiritual a todos los seres humanos, que la Religin abandona pronto estos dos ltimos caminos de la Magia, abriendo un camino particu lar para ella. Ciertamente, como dos cosas que tuvieron un origen comn, la Religin seguir vistiendo en su liturgia algunos de

    los ropajes y ritos que son propios tambin de la Magia... pero slo en su plano externo. Querer buscar cualquier otro paralelismo ms profundo es un grave error.

    Magia y cienciaOtros autores, por su parte, in

    tentan hallar un paralelismo semejante entre Magia (u Ocultismo) y Ciencia, un paralelismo que se intenta hacer patente ya en el propio nombre de Ciencias Ocultas. Es evidente que en muchas ocasiones ambos caminos el de la Magia y el de la Ciencia se han cruzado, y que en determinadas pocas el florecim iento cientfico naci evidentemente de la Magia, como naci, por ejemplo, la Qumica de la Alquimia. Incluso, en algunos perodos (como en el Renacimiento y en el Romanticismo), lleg a considerarse a la Magia como la ciencia suprema.

    Pero, lo es realmente?En absoluto: no. Hay, entre am

    bos conceptos, un inmenso abismo de base. En principio, la Ciencia es racional: todo lo mide y lo pesa, el tiempo y el espacio no son solamente conceptos sino realidades f ijas e inamovibles que rigen todo nuestro mundo. Y a estas realidades debe ceirse todo para ella... y todo lo que no pueda serlo, todo lo que no pueda ser medido, pesado o catalogado debe ser desechado como imposible o falso.

    La Magia, por el contrario, es irracional. La materia, el tiempo y el espacio son para ella realidades a superar o a transformar. La Magia parte de principios afectivos o

    Los sacrificios

    El sacrific io es uno de los actos ms im portantes de las ceremonias mgicas y de las relig iones en lo que tienen de ritua l mgico. Norm almente se usa para obtener un fin en forma automtica, o para im petrar hacia la consecucin de este fin.

    Sin embargo, en algunos casos, el sacrific io se desorbita hasta el punto de convertirse en esencial por si mismo. En los lib ros sagrados de la India, los Vedas, hallamos un himno que nos da una clara idea de esto. El poema evoca el nacim iento del sacrific io concebido como un hombre (purusa), hombre del que otros himnos explican que fue inmolado, en los orgenes, para perm itir la creacin de este Universo:

    Por el sacrificio de los Dioses han [sacrificado al Sacrificio,

    tales fueron las leyes primeras, y las majestades del sacrificio han

    [ganado la bveda celeste, donde estn los Dioses primitivos [con los que hay que conciliarse.

    El sacrificio fue, se manifest: naci, y despus creci; se convirti en el soberano de los

    [Dioses:que nos d la riqueza!

    (A tharva Veda, 7.5)

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  • Hace unos aos, dos franceses hoy clebres, Pauwels y Bergler, daban al mundo esta, para muchos, asombrosa noticia: los magos estn an entre nosotros, la brujera no ha desaparecido. Pero lo que ellos ponan ante los ojos del gran pblico era algo bien sabido ya por los iniciados, que se reunan en actos como este, fotografiado en Londres, para seguir practicando unos ritos ancestrales.

    La bola de cristal predice el futuro. Y, ante este reclamo, miles de personas acuden diariamente para que, por unas monedas, les sean abiertas las puertas del porvenir. Una vidente por cada diez personas, en Francia, es la cifra que nos citan algunas publicaciones especializadas del pas galo, y que, an en su exageracin, nos sealan un afn que sobrepasa lo que se podria esperar del pas que vio nacer a Descartes.

    espirituales (astrales son llamados comnmente, aunque ms adelante veremos que son de muy diversas clases), principios no materiales, no pertenecientes al mundo fsico sino a una categora muy superior, y capaces de actuar sobre este mundo fsico superando o prescindiendo de la ciencia. Para la Magia nada es imposible, nada hay ilgico. No existe tiempo ni espacio. Todo es, o todo puede ser.

    El Universo (y el hombre) no son slo materia

    Vamos a realizar, pues, sobre estas bases, algunas puntualizacio- nes.

    La Ciencia, por su lado, slo cree en un mundo fsico y real.

    La Religin y la Filosofa, en cambio, aceptan tambin la existencia de un mundo espiritual.

    La Magia, finalmente, cree y a firma que el Universo y el hombre estn formados por una superposicin o compenetracin de tres mundos distintos: el fsco, el astral y el espiritual.

    El problema, por supuesto, es, en su conjunto, mucho ms complejo de lo que puede dar a entender un simple enunciado, y deberemos esperar a ms adelante para verlo con mayor detenimiento. De

    momento, y para sentar nuestras bases, nos basta con saber lo siguiente: segn lo dicho, y desde el punto de vista de la Magia, el Universo (y el hombre) estn compuestos por una parte, o mundo, o plano, segn como quiera llamrsele, material, fsico, que constituye su naturaleza (o su cuerpo) visible; de una parte astral, que rige sus procesos vitales y emocionales, y que es la base en que se apoya para todos los procesos mgicos; y finalmente de una parte espiritual, el alma con todas sus facultades, que es desde la que realmente acta el mago.

    Naturalmente, esta tercera parte, la espiritual, es privativa del hombre. Las otras dos partes o planos, sin embargo, existen en todo el Universo, incluso en los reinos ina-

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  • n o n noo

    Idolos, totems, Imgenes de antiguos dioses. El hombre ha sentido perennemente la necesidad de concretar en forma fisica sus creencias espirituales, tal y como si necesitase de un objeto real para enfocar su apetencia de ms all. (American Mu- seum of Natural History, New York).

    nimados, y estn formados por materias, el plano fsico, y por energas, el plano astral.

    La ley de las correspondencias

    Teniendo en cuenta esos factores, cul es, pues, el fundamento de la Magia? Para ello debemos acudir a otra ley fundamental que no forma parte ni con mucho de las leyes cientficas que todos hemos estudiado: la ley de las correspondencias. Segn esta ley, el Universo dentro del cual nos encontramos y naturalmente todo

    lo que hay en l no es una yuxtaposicin de elementos distintos y diferenciados, sino un conjunto nico, intimamente relacionado entre s en todas sus partes, intencionalmente, y en una forma completamente desligada del espacio y del tiempo. Es decir, que podemos considerar a nuestro universo y a todo lo que lo forma no como un conjunto de cosas distintas, sino ms sencillamente como las d is tin tas formas o estados de un mismo elemento comn. En esta situacin, pues, todo lo que se halla en nuestro universo estar siempre en constante relacin, por lo que es indudable que al producirse cualquier fenmeno o cualquier varia-

    Algunas de las prcticas mgicas ms primitivas persisten an en nuestros dias y son consagradas por la costumbre popular. El hombre primitivo efectuaba una comida funeraria con la que propiciar al espritu del difunto, el cual crea segua entre los vivos. Esta misma prctica se sigue llevando a cabo entre los grupos de monjes budistas, como stos, pertenecientes a un monasterio de Thailandia.

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  • El doctor milagroso

    Los doctores-bru jo de las sociedades prim itivas tienen su equivalente entre nosotros en las personas de los curanderos, echadores de cartas, adivinadores y todas aquellas personas que, provistas de un -d o n -, verdadero o amaado, pueden darnos lo que dereamos.

    Bruno Groening fue llamado por sus adeptos el doctor m ilagroso por sus curas m aravillosas, antes de m orir victim a de un cncer en un hospital de Pars. En la fo to podemos verle llevando en la mano la bola de papel de estao con la que afirmaba curar a la gente.

    El gato siempre ha sido compaero de brujas y participante en hechizos. Su misteriosa mirada parece traspasarnos, y su carcter enigmtico ha sido en gran parte el origen de todas las supersticiones que le atribuyen el poder de la mala suerte.

    cin en alguno de sus elementos, este fenmeno o variacin repercutir no slo en este elemento en cuestin sino tambin, en una fo rma y medida determinadas, en el universo entero.

    Tenemos ah pues la teora base que rige la astrologa, y que es comn a todo el conjunto de la Magia; todo est en todo, todo acta sobre todo. O, usando la conocida frase comn a gran parte de los libros que intentan penetrar en estos temas: lo que est arriba es como lo que est abajo, a fin de que se realice el milagro de una sola cosa.

    Es decir, que el universo est compuesto por una serie de Reinos, de elementos, de seres, de objetos anlogos, cuyos respectivos elementos se corresponden uno a uno, de modo que la accin producida sobre uno cualquiera de ellos tiene inmediatamente su correspondencia en todos los dems.

    Pero cuidado: esto no quiere decir que en la Magia se produzca,

    como en la ciencia, una relacin de causa a efecto entre los d istintos elementos en juego, ya que, desde el momento en que factores delim itativos tales como tiempo y espacio no existen para la Magia, no puede existir tampoco, en absoluto, una causalidad.

    Llegamos con ello a la base en que se fundamenta toda la Magia. Aceptando la ley de las correspondencias, se comprende la finalidad y efectividad del acto mgico. La pata del len es el smbolo de la fuerza del len, el cabello de un individuo es el lazo que nos une a l, el punto de apoyo que nos servir para actuar sobre l. Los magos saben bien todo esto. Estos smbolos no personifican exactamente la cualidad o la fuerza que buscamos, sino que son el punto de apoyo que nos permite efectuar el ritual mgico que nos llevar hasta nuestros propsitos. El salvaje que se come el corazn del enemigo valeroso busca en este rgano el valor que se halla repre-

  • La calavera, la penumbra, los pases mgicos. Todo nos evoca el ambiente de un ritual de quien sabe qu ceremonia esotrica. El misterio que ha rodeado siempre a la mayor parte de los actos mgicos ha sido buscado a propsito, con el fin de mantener alejados del conocimiento a los no iniciados.

    sentado en l, porque el ritual mgico que acompaa a este acto le perm itir actuar desde el plano astral para infundirse a s mismo d icho valor... proceso en el cual intervienen tambin, en gran manera, la concentracin y la fuerza de sugestin necesarias para realizar d icho ritual, otras de las bases en la que se sustenta todo acto mgico.

    Y esto ha dado precisamente o rigen a una de las primeras y ms espectaculares degradaciones de la verdadera Magia: la hechicera. El simbolismo del acto mgico ha sido a menudo tergiversado... no, mejor: olvidado. Muchas veces, la tradicin del acto mgico transm itido de boca en boca solamente ha dejado pasar la parte externa del ritual, algo as como el cascarn vaco de lo que es en realidad el acto mgico. Entonces, el antiguo ritual es efectuado mecnicamente, de una forma automtica, sin consciencia de lo que se est haciendo, y la mayor parte de las veces mutilado e irreconocible tras el pase de generaciones. Es ste el origen de tantos ritos incomprensibles que nos acompaan hoy en da, sin que sepamos exactamente cul es su s ignificado ni sus alcances? Indudablemente s, como lo demuestran por ejemplo las aberraciones mgicas que se practican an en determ inados lugares, como la francesa de la mano de gloria, cuya efectividad aparte su aberra

    Sin embargo no todo el mundo crea en los m ilagros de Bruno. Y asi, en ju lio de 1957, fue incluso acusado en Munich, Alemania, de haber dado muerte, sin premeditacin, a una nia enferma de los pulmones, el tribunal lo conden a pagar la suma de dos m il marcos por p racticar la medicina sin permiso.

    Magia, hechicera, curanderismo... Es un verdadero abismo lo que separa a estas tres palabras.

    cin es ciertamente dudosa. Entramos, pues, en el terreno resbaladizo en donde termina la magia y empieza la supersticin: hay que ir con cuidado para no pisar en falso...

    La magia y el hombre

    Y cul es, dentro del contexto general, hasta aqu descrito, el papel del hombre? Hay que sealar aqu que el hombre es en realidad otro universo... un universo en miniatura, en correspondencia total con los otros universos. Dentro de este universo particular, hemos hablado ya de ello, hay que distinguir tres planos distintos: el fsico, el astral y el espiritual, con todas sus correspondencias y analogas que van de uno a los otros dos.

    Y tenemos en esta trinidad la segunda gran finalidad que persigue la Magia... la esencia de lo que se ha dado en llamar Alta Magia. La Alta Magia es la sublimacin de toda la Magia, es el fin ltimo que persigue el mago al iniciar su camino. Porque el sublime objetivo, el fin ltimo de la Magia, es el de lograr una elevacin del espritu humano, una superacin del hombre en s mismo a travs de la adecuada accin del propio mago sobre el plano fsico, cuya accin repercutir naturalmente sobre los otros dos planos, el astral y el espiritual. El objetivo general de la Magia es, pues, alcanzar la perfeccin. Claro que ste es el fin sublime y ltimo... y por supuesto el ms difcil de alcanzar, al que slo llegan algu-

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  • El cargo cult

    Todos hemos tenido ocasin de ver las impresionantes imgenes que cerraban la descarnada pelcula de Jacopetti Mondo Cae, en las que se nos introducia de una manera brutal en uno de los ms fascinantes aspectos de la magia prim itiva de nuestro tiempo: el cargo cult o culto del cargo.

    El cargo cult es el nombre aplicado a una variedad de creencias nativas que han aparecido en pleno sig lo XX en varias partes de la M elanesia. Aunque cada culto particu lar tiene sus caractersticas individuales, la creencia princ ipa l se basa en la esperanza de la llegada de cargueros repletos de preciadas mercancas para los nativos. A menudo se cree tambin que regresarn los muertos, que desaparecern los europeos, y que todos sus poderes pasarn a los nativos. Para acelerar estos acontecim ientos son im itadas muchas de las aparentemente mgicas activ idades de los europeos tales como las excavaciones, la ereccin de msti-

    Aunque, a juzgar por esta ilustracin, los habitantes de la pequea ciudad de Bru- lingen, en el sudoeste de Alemania, no las tomen muy en serio, especialmente en los locos dias del carnaval, las brujas fueron en los siglos de la Edad Media algo muy real para el mundo de Occidente. E incluso, aunque ni ellos mismos se den cuenta, estas mscaras de Braulingen estn tambin rindiendo culto a las mismas creencias que profesaban sus antepasados.

    nos pocos y perseverantes e legidos. Para llegar a l es preciso antes ascender multitud de peldaos, ir remontando poco a poco la escala de la Magia a travs de sus distintos y difciles niveles.

    Dividir la magiaA la hora de clasificar y d iv id ir

    la Magia, el problema que se nos presenta es tambin grande. El mundo mgico es algo tan completo, tan extenso, abarca tanto, que es preciso subdividirlo en partes para poder c lasificarlo y de limitarlo. Y aqu, como en muchos otros aspectos que remos viendo ms adelante a medida que nos adentremos en el tema, impera tambin la desorientacin. Generalmente, la Magia suele dividirse en Blanca, Roja y Negra; esta es

    la subdivisin que ms frecuentemente hemos visto en los libros, y no podemos negar que tiene su razn de ser. La Magia Blanca, segn esta divisin, es aquella Magia que podramos clasificar como limpia que utilizamos para unos fines que normalmente se hallan dentro del orden de las cosas: fines honestos, legales, beneficiosos. Dentro de esta clasificacin de Magia Blanca cabe inclu ir las invocaciones para provocar la lluvia, toda la magia de la fertilidad, la magia curativa... Tambin debe incluirse en ella toda la magia adivinatoria, la que sirve para probar la fidelidad de una mujer o la inocencia de un reo... Esta magia utiliza para actuar nicamente las fuerzas de la naturaleza, malendolas y transform ndolas. Es pues, decididamente, una magia limpia.

    La Magia Roja, en cambio, es una magia ms egosta. Busca, para su desarrollo, la alianza de otras fuerzas menos recomendables que las naturales de la Magia Blanca: los espritus. As pues, la Magia Roja es una magia ms evolucionada, ms civilizada podramos decir, que no empieza a aparecer hasta el medioevo, cuando la religin crea en torno al hombre toda una demonologa... una demo- nologa que el hombre se apresurar a aprovechar. Los protagonistas de la Magia Roja son los espritus, los genios, los gnomos, los silfos, los demonios... todo ello a travs de una jerarqua de personajes y valores que se ncia con Adonay, el Angel de la Luz, para los espritus buenos, y con Lucifer, el Emperador de las Tinieblas, para los espritus malos, a los cuales

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  • engloba en ella a todas las d istintas finalidades de la magia, sino solamente los medios, y las Magias Roja y Negra no son en realidad subdivisiones de la Magia, sino ms bien ramas de la misma surgidas en el momento en que la coyuntura histrica imperante las hizo necesarias.

    Otra divisin de la Magia tambin muy difundida es la que nos la separa en dos partes: la Magia Analgica y la Contagiosa, segn se acte usando la ley de correspondencias (magia simblica) o un contacto. Como ejemplos de ambas Magias citaremos: para la magia analgica, todos los hechizos para provocar la fertilidad o la lluvia; para la magia contagiosa, to dos los filtros, pociones, hechizos

    Cabeza reducida de la tribu de los indios mundurucu, del ro Trapecio, en Amrica del Sur.

    sigue toda una cohorte de espritus y demonios de mayor o menor categora, debidamente ordenados y clasificados segn su importancia y cometido especfico.

    La Magia Negra, finalmente, surge como una reaccin a la primera gran represin de la Magia a manos, tanto de la iglesia catlica, como de los gobiernos de los respectivos pases donde se produjo. La Magia Negra es la ms execrable de todas las magias, cuyo nico protagonista es Satans, el principe de todos los demonios, y cuyo principal objetivo es realizar un pacto con l para conseguir los ms inconfesables objetivos.

    Esta clasificacin de la Magia en Blanca, Roja y Negra peca, sin embargo, por superficial, ya que no

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  • les para banderas y, a menudo, la construccin de muelles para los barcos o de pistas de aterrizaje para los aviones. Tambin se construyen reproducciones de aviones -hem bra-, de brillantes y atractivos colores, con la esperanza de atraer asi a los aviones -m acho- que cruzan el c ie lo. En alguno de estos cultos se tiende a un retorno a las antiguas prcticas tribales abandonadas,mien - tras que en otro se desechan, asi como las labores agrcolas, el tra bajar para los extranjeros y dems actividades productivas.

    Aunque varan en su contenido especifico, los cultos del cargo constituyen una respuesta s im ilar a las condiciones en que se han hallado, en este siglo, los melanesios. stos se hallan enfrentados con un fuerte grupo, cuyo poder se basa en facto res que no pueden ser duplicados o comprendidos por los nativos: armas, telfonos, sum inistros de la m etrpoli, etc. Las creencias tradicionales, las prcticas y su tecnologa, no han proporcionado a los nativos estos factores de poder. Por ello, se impone una revisin de las creencias y prcticas. Y sin embargo, tambin se da una resistencia contra el po der de los europeos y una falta de habilidad para adquirir este poder por medios polticos y a travs de la educacin. Los cultos del cargo son as un esfuerzo para obtener unos recursos espiritua les con los que enfrentarse a la c ris is de una sociedad en transicin.

    Los rituales mgicos vienen acompaados en numerosas ocasiones por danzas. Este bailarin de la tribu idili representa al cazador en busca de una presa invisible. Las danzas para propiciar la caza han sido un patrimonio comn del hombre prehistrico y del primitivo de nuestros dias.

  • La mano de gloriaSubsisten todava actualmente

    viejas recetas pertenecientes a la M agia Negra. La ms curiosa tal vez sea la de la mano de g lo ria .- se coge una mano de ahorcado, se envuelve en una tela blanca, apretndola bien para hacerle echar toda la sangre que no estuviese an coagulada; se mete durante unos quince das en un puchero de barro con sal o salitre, cimate y pim ienta, todo ello cuidadosamente pulverizado. Despus se expone al sol hasta que est completamente seca o, s el sol no es lo bastante fuerte, se introduce en un horno calentado con helecho y verbena. Se prepara despus, con grasa de ahorcado, cera virgen y ssamo, una vela, que se coloca en la mano de gloria como en un candelero. Por todas partes por donde se entre con este m aravilloso instrumento, si se ha tenido la precaucin de encenderlo, las gentes que se encuentren en l quedarn inmviles como muertos... lo cual es muy cmodo para los criminales.

    Las gentes prudentes pueden sin embargo fabricarse un arma contra la mano de g loria: hay que preparar durante la cancula un ungento con hie l de gato negro, grasa de gallina blanca y sangre de lechuza, teniendo la precaucin de untar todas las noches el umbral de la casa, con lo que los ladrones no podrn entrar en ella*.

    (L. de Grin-Ricard, Histoire de l'Occultisme)

    sobre prendas, cabellos o uas de una persona...

    La Magia Analgica es llamada tambin imitativa u homeoptica, ya que acta a travs de la repeticin o imitacin de ciertos actos, ritos y condiciones, del mismo modo como lo efectuaban los hombres prim itivos cuando, para obtener xito en la caza, se cubran el cuerpo con pieles del animal que deseaban cazar para conseguir as su misma fuerza, agilidad o astucia.

    Otra divisin de la Magia nos la clasifica desde otro punto de vista en Positiva y Negativa. La Magia Positiva es aquella que, al actuar, hace un bien: por ejemplo, el curar a una persona transm itiendo su enfermedad a un animal o a una planta, o recogindola en un amuleto que despus deber ser arrojado. La Magia Negativa, por el contrario, es aquella que trae implcita una prohibicin, cuyo incumplim iento es automticamente castigado. En ella entran todos los ta- bs, cuya transgresin supone inmediatamente el castigo del in fractor, sin ms actuacin que el poder automtico del propio acto mgico.

    Las tres ramas de la magia

    Sin embargo, ninguna de estas divisiones citadas es completa, ya que en todas ellas quedan lagunas que es preciso ir cubriendo bien que mal. Nosotros, por nuestra parte, preferimos otro tipo de divisin, menos divulgada tal vez, pero indudablemente mucho ms precisa que las anteriores: aquella que d i

    vide a la Magia en Adivinatoria, Ceremonial y Tergica.

    Creemos que no hace falta explicar demasiado qu entra dentro de estos trminos, pero s sea tal vez conveniente examinar sus alcances. En esta divisin, la Magia se separa en tres grandes ramas, que se caracterizan por los medios que emplea, por las caractersticas del acto mgico a realizar y por los fines que busca. Y as la Magia Adivinatoria es aquella por la cual preguntamos y obtenemos una respuesta: es la geomancia, la astrologa, la cartomancia... La Magia Ceremonial, por su parte, es la que engloba dentro de s al acto mgico propiamente dicho: es aquella por la cual ordenamos y esperamos conseguir unos resultados. Es pues una magia perentoria, y constituye en realidad la base de toda la magia como tal fenmeno mgico: la hechicera, la alquimia... La Magia Tergica, finalmente, que podramos defin ir tambin como magia religiosa (y aqu empleamos la palabra religiosa en un sentido distinto al habitual), es aquella ltima por la cual pedimos...

    Preguntar, ordenar, pedir: he aqu las tres bases sobre las que se asienta toda la Magia. Naturalmente, estas tres grandes ramas se bifurcan despus en otras muchas ramas ms pequeas, ramas secundarias y ramillas, que terminan desmenuzando el fenmeno Magia en fragmentos minsculos. Pero, vale la pena hacer este desmenuzamiento aqu? Creemos que no; ms adelante ya irn surgiendo, a medida que nos vayamos adentrando por los diversos caminos de la Magia. Entonces ser el momento de hablar de ellos...

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  • Qu es esoterismo?

    Si buscamos en un diccionario , hallaremos que esotrico es todo lo oculto, lo reservado, lo contrario de exotrico. Pero es muy posib le que, tras esa consulta, persistan nuestras dudas sobre el alcance real de esta palabra. Pauwels y Bergier, los autores franceses del d iscutido lib ro El retorno de los brujos, son quienes han dado en nuestros dias una nueva vida a este trm ino que hace algunos aos tan slo era empleado por algn que otro erudito. Para ellos, esotrico es una palabra que seala todo aquello que se acumula en los estantes ms ocultos de las b ib lio tecas, lo m aldito>, aquello que nuestra ciencia o fic ia l duda en adm itir o rechazar de plano, lo que muy pocas veces es pronunciado en voz alta.

    Esotrico es todo aquello para lo que, segn la filosofa cartesiana, no hay lugar en nuestro universo ra cional.

    La magia ha tenido un gran maestro: Satans. El Demonio, bajo las mil invocaciones con las que se ha conocido a lo largo de su inmortal vida, ha sido el Dueo del Mal, Gran Sacerdote del Sabbat, parte contractual en los tratos demonacos y amigo de todos aquellos para los que la magia ha representado una forma de obtener unos resultados sin preocuparse de los medios. Eugne Delacroix, en una de las representaciones ms conseguidas, nos trae aqu a Mefistfeles, al que tambin llam el Seor del Sabbat.

    Y finalmente: qu es la Magia?

    Estamos llegando ya al final de esta rpida visin de conjunto sobre lo que es la Magia y la esencia del fenmeno mgico... y an no hemos dicho ni una sola vez, a lo largo de todas estas pginas, qu es la Magia. En realidad, nos hemos lim itado tan slo a dar una v isin de conjunto de la naturaleza del fenmeno mgico, sentando las dos bases primordiales en que se apoya: a), una correspondencia entre todos los elementos del universo; y b), en su forma ms elevada, una accin del mismo mago sobre el experimentador. Hemos visto tambin cuales son los d iversos peldaos que ascienden a travs de los Reinos de la Magia, desde el acto mgico ms sencillo, que acta sobre las cosas que nos rodean, hasta el ms elevado, que acta sobre nosotros mismos, y sus derivaciones de lo que podramos llamar magias aberrantes: las Magias Negra y Roja. Hemos visto... hemos visto que el fenmeno Magia es algo mucho ms complejo de lo que parecera a simple vista, y que ser preciso desmenuzarlo bien para llegar hasta su fondo.

    Pero volvamos nuevamente al principio. Preguntbamos: qu es la Magia? Lo ms lgico sera, naturalmente, dar aqu una definicin. Pero la lgica nos ensea tambin que las definiciones, en general, sirven de muy poco. Por otro lado, la Magia es algo tan complejo, tan oscuro y tan tortuoso en sus mu

    chos vericuetos que es difcil el hallar una definicin que sea a la vez clara, completa y real. La razn la tenemos en un examen de todos los libros que tratan sobre la Magia: encontraremos en ellos cien o doscientas definiciones de Magia... y todas ellas distintas entre s. Qu hacer? Buscar la que creamos ms apropiada? Elegir al azar? O constru ir una nueva definicin por nosotros mismos?

    Antes de hacer esto, veamos algunas de as definiciones ms simples que se han dado de Magia. La ms sencilla la encontraremos, naturalmente, en cualquier d icc ionario. La magia nos dir el d iccionario- es el arte que pretende producir, mediante ciertas' prcticas, efectos contrarios a las leyes naturales. Realmente, es una definicin incorrecta y pobre. Otra definicin, atendiendo a la c lasificacin de la Magia en Blanca, Roja y Negra, nos dice: Es la ciencia o arte (esta ciencia o arte, es otra duda a soslayar) que ensea a realizar cosas extraordinarias y admirables con la ayuda de seres naturales o de fuerzas secretas de la Naturaleza. Una definicin ms escueta y mucho ms inexacta

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  • Goya es el gran maestro que nos dio los retratos de una corte espaola y de una terrible Guerra de la Independencia. Pero tambin fue suya la pluma de los Caprichos, esbozos mordaces, irnicos, amargamente descriptivos en muchas ocasiones, y que no olvidaron uno de los temas favoritos de sus dias: la brujeria.

    Este es un cementerio en la isla de Ma- dagascar. Tallas en madera, semejantes a totems, adornan las tumbas, explicndonos los hechos ms sobresalientes de la vida de los finados: uno hizo un viaje en avin, el otro sentia un especial orgullo por su ganado. Tal vez, en tiempos primitivos, este mismo fue el origen de algunos de los totems que nos ha legado la historia.

    nos sealar por su parte que es el arte de efectuar prodigios por medio de sortilegios.

    Nos encontramos, pues, con to das estas definiciones, que adems de pecar de simplistas en su exposicin ven nicamente el aspecto exterior de la Magia, su envoltura, su cascarn, sin penetrar en ningn momento en su interior.

    Algunos autores versados en temas sobre Magia (Papus, Eliphas Levi, etc.) intentan interiorizar en sus definiciones el contexto de la palabra Magia, con lo que sus definiciones se alambican, se convierten, ellas tambin, en tan mgicas y esotricas como la propia Magia, hasta tal punto que son comprensibles nicamente para los iniciados.

    Es posible una definicin exacta, real y asequible de la Magia? Indudablemente s... aunque es d ifcil. D ifcil, principalmente, por la necesidad de que esta definicin sea tambin completa.

    Es por ello precisamente, porque la Magia es algo demasiado grande para abarcarlo totalmente dentro de una definicin, que creemos que el mejor intento de definicin posi

    ble que puede darse sobre la Magia es aquel que busque no sintetizar la naturaleza del acto mgico, sino que tome para centrarlo la base misma en que se halla sustentada toda la Magia, esa base de la que ya hemos hablado repetidas veces.

    As, apartando de nosotros todo espritu dogmtico, buscando solamente la claridad y la sntesis, nos atreveramos a proponer la definicin que califica a la Magia como: el conjunto de las doctrinas y prcticas fundadas en la teora de que el universo se compone de cierto nmero de Reinos anlogos, cuyos elementos respectivos se corresponden uno a uno, y de una manera necesaria e intencional.

    Una definicin poco explcita? Poco ortodoxa tal vez? S, quiz. Pero creemos que es la nica que puede englobar, en su contexto, a todo el conjunto del Ocultismo o, como hemos quedado en llamarlo, de la Magia.

    Lo dems, el desarrollo de todo esto, vendr luego. A continuacin. Inmediatamente. Ahora.

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  • Historia de la magia

    Materia Mineral! Viuenna j Senftb'lm

  • 2 La Magia

    Como la obtencin de alimentos era de vital importancia para el hombre primitivo, es natural que la magia de la caza fuera una de las ms desarrolladas cuando slo la caza podia subvenir a esta necesidad. Asi nos lo prueba la profusin de dibujos rupestres que nos muestran escenas de caza, como este de la Cova deis Cavalls en Valltorta, de la provincia de Castelln de la Plana (Espaa).

    Los cazadores desfilan. Algunos de ellos llevan carcajes con flechas, otros se hallan sentados junto a las piezas cobradas. En esta imagen que decora una pared rocosa del desfiladero de Sani, en Sudfrica, casi nos parece ver un precedente de esas escenas multitudinarias a las que tan aficionado es un estilo cinematogrfico de nuestros dias.

    Si la Magia es el exponente de la eterna lucha entre el hombre y lo Desconocido; si la Magia es el inicio de lo que ms tarde se convertir en Religin; si la Magia es el camino a travs del cual el hombre busca su propia realizacin; si la Magia es el modo de completar una comunin entre el hombre y todo lo que le rodea a travs de este mismo hombre... entonces nada tiene de extraordinario que el nacimiento de la Magia se halle fuertemente ligado al propio nacimiento de la Humanidad.

    Porque encontramos Magia ya en el momento mismo en el que el primer homo sapiens irgui por primera vez su an vacilante tronco sobre sus inseguras patas traseras, alz la vista, mir a Todo Lo Desconocido que le rodeaba, y tembl.

    Para el hombre prim itivo la magia debi de ser, indudablemente, todo lo que no puede ser comprendido, tocado o analizado. Es por eso por lo que haba magia en el sol que se levantaba cada da tras el mar o las montaas, para cruzar majestuosamente el cielo y ocultarse despus al otro lado del horizonte; magia en la oscuridad y misterio de la noche, en la cambiante luna cuyo argentado disco creca hasta convertirse en una redonda faz y decreca luego hasta desaparecer; magia en el agua que caa del celo, en los relmpagos que lo fustigaban, en el ensordecedor trueno que retumbaba en los odos; magia en el o lor de la tierra empapada de agua, en el germinar de las plantas, en el luminoso arco iris que apareca cuando se secaba el cielo, anunciando con sus b ri

    llantes colores: Levantaos, dejad de temblar; el espritu del mal se ha ido ya.

    Lo Desconocido puede ser bueno o malo. De ah que, desde el principio de los tiempos, surgieran dos tipos distintos y antagnicos de Magia: la magia bienhechora, la que ayudaba a los hombres y les permita v iv ir mejor en sus precarias condiciones de subsistencia, y la magia malfica, que les azuzaba y causaba las temibles e incontrolables catstrofes. Magia buena como la de la lluvia que en verano hace crecer las plantas, magia mala como la de los torrencia- ciales aguaceros que lo anegaban todo; magia buena como el sol que lo haca todo claro, visible y esplendoroso; magia mala como la oscuridad de la noche donde acechaban las fieras; magia buena como la pureza cristalina del aire en un da de verano, magia mala como

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  • La cueva de Altamira

    El descubrim iento de la cueva de Altam ira se debi a una verdadera casualidad. O curri en 1868, cuando un cazador que se hallaba en la loma de A ltam ira vio como su perro se introduca, en persecucin de un zorro, tras un matorral. Intrigado por su tardanza, se acerc, y pudo ver como su animal haba quedado atrapado en una grieta. A l apartar p ie dras para liberarlo, se hall con una entrada que daba a una cueva.

    No le concedi demasiada im portancia al hecho, ya que po r los contornos habia numerosas cuevas. Sin embargo, en 1875, M arce lino S. de Santuola, hombre erudito que pasaba sus veranos en el prxim o pueblo de Puente San M iguel, decid i reconocerla por s i haba en ella algo in teresante.

    Stonehenge: el lugar sagrado de la llanura de Salisbury, Inglaterra, que fue uno de los centros neurlgicos de la civilizacin megalitica que se extendi por toda Europa. En este lugar, en amaneceres como este, del primer dia de verano, los druidas, misteriosos sacerdotes de un culto secreto, celebraban sus sacrificios, que slo terminaron ante la implacable persecucin del invasor romano.

    la rojiza y asfixiante atmsfera de un incendio que lo arrasaba todo.

    El hombre, apenas salido de su irracional cascarn, oculto, tem bloroso en lo hondo del precario refugio de su cueva, ve todos estos fenmenos incomprensibles, y se estremece. Ms tarde aprender a dominar y a contro lar alguno de estos fenmenos; entonces, y ante la ausencia de fundamentos racionales que le permitan comprender el porqu de este dominio, creer que ha aprendido a dominar la magia de estos elementos, y los detentadores de este dominio se convertirn en magos. Pero ahora an es demasiado pronto. El hombre recin acaba de nacer y, minsculo en su pequeez, se lim itar a d iv id ir el mundo en dos partes, y creer en sus primeros d ioses: los dioses buenos y los dioses malos. E intentar ganar los favores de los dioses buenos ofrecindoles sus sacrificios para que le protejan de los dioses malos. Y nacer as, junto con el hombre, un oscuro sentim iento que lo acompaar a lo largo de toda la historia: el de la consciencia de lo Sobrenatural, el conocim iento de

    que hay algo ms all de lo que perciben nuestros sentidos.

    La Magia MadreAl hablar de Magia, deberemos

    hacer constantemente numerosas y categricas distinciones. Con su evolucin, la Magia, como todos los fenmenos que acompaan al hombre en su devenir, ha sufrido multitud de cambios y transform aciones. Para muchos autores, la Magia no empieza ms que con el Pueblo Escogido y las antiguas tra diciones hebraicas. La magia egipcia, la magia caldea, la magia oriental, son otra cosa, meros prembulos.

    Se olvida as que el Hombre es Uno en su historia, y que es precisamente en los ms lejanos tiem pos de los inicios de nuestra actual civilizacin que se sentaron los fundamentos de lo que, an hoy, constituyen las principales caractersticas de lo que nos rodea. Costumbres y ritos que hoy realizamos casi maquinalmente, tienen su asiento en las tradiciones de antiguas costumbres y ritos mantenidas de generacin en generacin. En realidad, toda nuestra cultura aunque la frase, dicha as, parezca un poco atrevida se sustenta en lo que los primeros hombres prehistricos inventaron para nosotros, tanto fsica como mental y espiritualmente, despus de haber pasado por el espeso tamiz de mil refinamientos y transform aciones.

    Nuestros actos cotidianos, nuestra vida social, nuestros hbitos, nuestras religiones, no son ms

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  • Tassili-n-Ajjer, en el Sahara, se ha convertido en una de las principales galeras del arte rupestre en el mundo, desplazando a las cuevas pirenaicas o del levante mediterrneo. Estas misteriosas figuras, de gran tamao, representan para muchos a seres venidos de extraos mundos, mientras que para otros son los primitivos habitantes del lugar entregados a prcticas mgicas. Como en tantos otros casos, las piedras siguen guardando un secreto para nosotros inviolable.

    que la transposicin, a nivel de hombre civilizado, de las antiguas costumbres y ritos de nuestros Primeros Padres. Volvemos, as, a los orgenes. Y, en los orgenes, hubo la Magia...

    La magia de las cuevas y del hacha de slex

    Es difcil, tanto para el antroplogo como para el historiador, reconstru ir completamente el habitat

    de los primeros pobladores de nuestro planeta. Carentes de escritura a travs de la cual legarnos su an incipiente saber, slo nos quedan de ellos las huellas de sus rudimentarios instrumentos... y sus pinturas.

    Y es ah precisamente, en sus pinturas, donde hallamos la huella ms maravillosa de su mgica fe. Muchos antroplogos se han preguntado cmo unos seres tan ignorantes como los primeros pobladores de nuestro globo, inmersos en un mundo que les era desconocido, inhspito y hostil, en una

    Unas ligeras excavaciones dieron como resultado el hallazgo de huesos de animales y slex tallado. Luego, en el invierno, de vuelta a M adrid, su amigo lun Vilanova, uno de los ms notables prehistoriadores de la poca, lo animaba cada vez a proseguir con sus trabajos.

    Y fue asi que, en verano de 1879, penetr de nuevo en la cueva, esta vez acompaado de su hija Mara, por aquel entonces de doce aos de edad. Fue sta la que, llevada por su in fantil curiosidad, comenz a husmear por los rincones m ientras su padre escarbaba la tierra, y exclam, al m irar hacia el techo:

    Mira, pap: toros pintados...Acababan de ser descubiertas las

    ms famosas pinturas del arte mgico rupestre universal, aunque seran necesarios muchos aos de investigaciones y controversias antes de que la ciencia term inara reconociendo que aqul era uno de los descubrim ientos ms sensacionales de toda la Arqueologa.

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  • Las costumbres funerarias de la mayor parte de los pueblos se asemejan tanto entre s que casi nos inclinan a creer en la existencia de un legado comn a toda la humanidad en lo que a este aspecto se refiere.

    lucha constante por sobrevivir, pudieron llegar a crear, con los escasos elementos de que disponan, unas obras tan autnticas que an hoy no pueden ser superadas. La respuesta slo puede llegar a travs de una palabra: la Magia. Los primeros habitantes de nuestro planeta desconocan el arte, lo ignoraban todo del mundo que les rodeaba. Pero estaban condicionados por dos factores determinantes de suma importancia; vivan en un mundo hostil e incomprensible... y deban sobrevivir.

    Estos dos factores empujaron evidentemente al hombre prim itivo hacia una magia funcionalista, eminentemente prctica: la magia de la supervivencia, la magia de la caza y de la pesca. El hombre primitivo, dbil, en inferioridad de condiciones ante el mundo, deba enfrentarse a animales ms giles, ms fuertes, ms veloces, ms agresivos... y vencerlos. Sus armas: hachas, lanzas, flechas. Un escaso arsenal. Ante esta perspectiva, el hombre prim itivo slo tena una salida: acudir a lo sobrenatural, buscar la ayuda de los dioses

    buenos, intentar superar mgicamente sus deficiencias, intentar engaar a la caza... vencerla fuera como fuese.

    As naci la magia del hacha de slex... y esto es lo que nos muestran las innumerables pinturas rupestres esparcidas por todo el mundo. En todas ellas, el hombre prim itivo vence al animal. Es esto la copia de una realidad, la plas- macin de un deseo secreto... o una invocacin? En la gruta des Trois-Frres, por ejemplo, en Francia, los cazadores van disfrazados con las pieles de los animales que van a cazar. Mimetismo, creencia de que, disfrazado con la piel del animal, el cazador podr acercarse al rebao sin ser apercibido? En Mge, tambin en Francia, los cazadores, adems de ir revestidos con las pieles de los animales que desean cazar, son representados entregados a una danza mgica. He aqu dos constantes mgicas que se repetirn en todas las c iv ilizaciones y a todo lo largo de la historia de la Tierra: mimetismo, danza. El cazador se entrega a sus invocaciones esperando que, mgicamente, la piel del animal que lleva encima le transmita sus poderes, le haga tan fuerte, tan gil, tan veloz, tan astuto, como el animal que desea cazar.

    Gran nmero de las pinturas rupestres esparcidas por todo el mundo, prodigios de esquematismo y de realismo a la vez, nos muestran, en sus balbuceantes inicios, los fundamentos de lo que sern ms tarde los orculos, las adivinaciones, las invocaciones. Las paredes de las cuevas estn repletas de escenas de cacera,

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  • Medio hombre, medio animal, este mago pintado en la rocosa pared de la cueva des Trois Frres, en los Pirineos franceses, representa el primer retrato conocido de un hombre.

    La magia como defensa

    En una forma vaga e inconcreta, pero no por ello menos apremiante para l, el hombre prim itivo reconoce instintivamente la existencia de un plano astral en los reinos animado e inanimado, e intenta congraciarse o al menos no enemistarse con sus moradores. J. G. Frazer nos relata al respecto un curiossimo caso:

    Cuando un indio de la tribu Tetn est de viaje y se encuentra en su camino con una araa gris o con una araa de patas amarillas, la mata, porque de no hacerlo algo malo caera sobre l. Pero toma buen cuidado de no dejar que la araa se entere de que ha sido l quien la ha matado, puesto que, si la araa lo supiese, su alma ira a contrselo a las otras araas, y con toda seguridad alguna de ellas lograra vengar la muerte de su semejante. As que, cuando aplasta al insecto, el indio dice: -iO h , Abuela Araa, los seres del Trueno te matan/. Y la araa es aplastada de inmediato y cree lo que se le ha dicho. Indudablemente su alma correr a decirles a las otras araas que los seres de l Trueno la han matado. Pero no hay ningn mal en ello. Porque, qu pueden hacerles las araas grises o de patas amarillas a los seres de l Trueno?

    de hombres persiguiendo con sus flechas y lanzas a los animales, de animales acribillados, tendidos en el suelo, muertos. Escenas de una cacera ya pasada, o augurios para la cacera que va a comenzar? Ex-votos mgicos realizados despus de la cacera, o rogativas pintadas antes para pedir a los dioses propicios la fortuna en la azarosa empresa que va a comenzar?

    Muchos otros dibujos muestran, sobre la silueta de los animales, ms que flechas y lanzas (smbolo de muerte) la huella de unas manos sobrepuestas a las figuras (smbolo de posesin). Aqu, la magia ya se hace ms refinada, y nos hallamos en los inicios de un rito muy practicado ms adelante: la imposicin de las manos como smbolo de posesin: el hecho de situar el hechicero su mano sobre la figura pintada del animal indica su deseo de poseerlo; el animal pasa as a manos del cazador, es ya su presa. La caza ser un xito.

    La magia de la vida y de la muerte

    En el seno de un mundo incomprensible, todo lo desconocido es mgico: la vida, la muerte... Un hombre nace, vive, crece, y despus, de pronto, en un determinado momento de su existencia, muere. Por qu? Qu es lo que ocurre? Por qu de pronto un cuerpo en cuyo interior alentaba hasta entonces una vida queda im previsiblemente inerte, y se pudre si es abandonado? A dnde va el fluido

    que anidaba antes en l?As, fruto de la curiosidad y del

    misterio, nace en las civilizaciones prim itivas el primer signo de racionalizacin: el culto a los muertos. Muchos antroplogos afirman que la civilizacin propiamente dicha empez el da en que el hombre aprendi a enterrar a sus muertos: los primeros cementerios muestran simultneamente los primeros indicios de una cultura evolucionada. Podemos adm itir esto. Pero ahora debemos preguntarnos: hasta entonces, qu haca el hombre primitivo con sus muertos? Los abandonaba... o simplemente se los coma?

    Porque tal vez tengamos aqu una posible explicacin a uno de los actos ms brbaros e incomprensibles de la prim itiva historia humana: la antropofagia. Qu pla-

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  • Las cuevas de los antepasados en la Isla de Pascua, morada de los Aku-Aku. (Kon- Tlki Museum, Oslo).

    cer puede sentir un ser humano devorando a otro ser humano? Acaso un placer... mstico?

    El anlisis de las costumbres de algunas tribus antropfagas existentes an hoy en da tal vez pueda darnos una clave a este respecto. En muchas tribus es prerrogativa del guerrero vencedor el devorar al guerrero vencido, ya que es creencia el que todas las virtudes del muerto pasarn as a su cuerpo. No se trata, pues, de ningn motivo fis io lgico; existe, por el contrario, ms simbolismo que ne

    cesidad. En algunas tribus, esta antropofagia se centra nicamente en algunos rganos determinados y caractersticos del vencido: el corazn, los testculos. Es el modo de hacer que perduren en el comensal las virtudes que posea el comido: T ests en mi interior; luego ests en m; luego t eres yo.

    Nada nos permite afirmar que este no fuera, all en los remotos tiempos del inicio de nuestra historia, el principio de una de las costumbres ms atroces pero al mis-

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  • La bendicin de las lanzas es esencial para estos guerreros napore del norte de Ugan- da. Ninguno de ellos se atrevera a iniciar una cacera sin haber aplacado antes a los espritus en esta forma. Tras la ceremonia, los guerreros podrn ya lanzarse a la espesura en busca del antlope.

    Los ritos mortuorios son una de las ms importantes entre las ceremonias mgicas que acompaan al hombre desde su principio hasta su fin. Y es el fin de un nuba, miembro de esta tribu africana del Sudn, lo que lleva a sus amigos a preparar el enterramiento que vemos en la foto. Un estrecho embudo conduce a una cmara mortuoria en la que el cadver ser colocado, mirando hacia el Este, segn un eje que va de Norte a Sur. Sobre el conducto ser colocado luego una gran losa, cubierta ms tarde por tierra, en la que sern clavadas las lanzas del difunto y sobre la que depositarn calabazas con alimentos para el uso del finado, ya que es creencia comn de los nubas que la muerte no es sino un paso a una vida posterior, vida en la que el hombre tiene las mismas necesidades que en esta.

    mo tiempo ms universales del amanecer de la Humanidad. Luego, tal vez, a medida que iba avanzando la civilizacin, los hombres se dieran cuenta de que no era necesario devorar a sus muertos para que estos permanecieran junto a ellos en la tribu...

    Y existe otro factor determinante del inicio del culto a los muertos. Un cadver abandonado al aire libre, al cabo de pocos das, hiede. Si la situacin persiste, la putrefaccin del cadver puede traer consecuencias ms graves: enfermedades, epidemias. Los prim itivos no saban nada de patologa. Para ellos, las enfermedades, las infecciones, las epidemias que ocurran despus de una muerte no eran ms que la venganza del muerto. El muerto estaba irritado porque se le abandonaba, y tomaba represalias. Luego, era preciso cuidar a los muertos.

    Ah tenemos el inicio de un culto que llega hasta nuestros das. Al principio, los muertos no eran enterrados (la prctica del enterramiento es posterior) sino sencillamente conservados. Con lo cual nace un nuevo arte: el arte funerario, el arte de cuidar y preservar a los muertos. Desde los ms antiguos cementerios prehistricos hasta el refinamiento de las p irmides egipcias, el arte de momificar a los muertos se convierte en una de las ms primorosas tareas de la antigedad.

    Pero el valor mgico de este arte no se halla en el hecho de la momificacin del cadver en s, sino en todo lo que rodea a esta conservacin. Hay que mantener al muerto contento, cmodo... feliz.

    Por ello son colocados en urnas funerarias ms o menos hermosas (sus casas), rodendolos de ofrendas, de alimentos, de servidores incluso, ya que es creencia popular el que los muertos tienen las mismas necesidades y apetencias que los vivos.

    Y el proceso se refina. S el muerto es abandonado, surge su venganza. Luego, s el muerto es cuidado y atendido solcitamente, su venganza se trocar en agradecimiento, y su agradecimiento en ayuda. Es conveniente, pues, no slo dejar a los muertos bien cmodos, sino no olvidarles, acudir a visitarlos de tanto en tanto. Nace, aqu, otra creencia religiosa que llegar hasta nuestros das: la de que, no olvidando a nuestros muertos, ellos tampoco nos olvidarn a nosotros y acudirn en nuestra ayuda siempre que se lo pidamos.

    Algunas tribus se hacen ms refinadas que otras, y el culto a los muertos se transforma no ya en su cuidado, sino en su perenne presencia junto a los vivos. En algunos pueblos de las Nuevas Hbridas, los rostros de los antepasados muertos son tallados en los rboles que circundan el poblado para que estn as siempre presentes en l, y los bosques se convierten en un verdadero muestrario de fetiches. En Nueva Guinea

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  • La creencia de un ms all parece extendida a casi todos los pueblos de la Tierra, aunque rara vez se considera a este ms all como algo puramente espiritual. El muerto va a otro mundo, pero es un mundo similar al nuestro, en el que se siente las mismas necesidades, por lo que hay que proveerle con los utensilios y alimentos que le van a ser necesarios. Esto es lo que los indios karaj, del Brasil, pretenden lograr con estas tinajas llenas de alimentos, que colocan junto a los enterramientos de sus difuntos.

    y Camern, se moldea en barro o en madera el rostro de la persona difunta, tras lo cual se recubre ste con piel perteneciente al propio antepasado, puesto que es creencia que asi el alma del desaparecido quedar aprisionada en el crneo y deber permanecer en la casa de sus descendientes, s irvindoles de consejero y gua. El ser humano progresa en su dominio de la magia y, de un simple ritual para no atraer las iras del difunto, llega incluso a trabajar para retener, aunque sea a la fuerza, este difunto junto a s: la magia se hace impetratoria.

    Y, en estos fragmentos de la persona del muerto que sus descendientes guardan junto a s, en este mechn de cabellos, o este crneo revestido de piel, o incluso el mismo crneo una vez mondo, nace otro elemento fundamental que acompaar a la Magia a travs de todos los tiempos: el amuleto.

    Los ritos de la fertilidad

    En los primeros tiempos, los objetivos de la magia eran esencialmente prcticos: conseguir una buena caza y una buena pesca, aplacar a los enemigos, mantener el beneplcito de los dioses. Ms tarde, cuando el hombre se inicia en las artes de la agricultura, aparece un nuevo tipo de magia altamente especializado: la magia agrcola.

    El ciclo agrcola es inmutable: las plantas se secan en invierno,

    La magia y el lenguaje

    Resulta interesante el tratar de imaginar los m otivos que llevaron al hombre a realizar los prim eros inventos que, por primeros, le deb ieron resultar los ms d ifciles. Uno de los ms m isteriosos que se nos aparecen es el descubrim iento del lenguaje, por su falta de motivacin. Es a este respecto que Preuss nos ofrece la siguiente e interesante teora, que conectara el descubrim iento del lenguaje a la magia:

    El lenguaje debe su origen a la magia de las tonalidades y de las palabras. La d ificu ltad de averiguar algo sobre los comienzos del habla humana se encuentra en e l hecho de que no podemos pensar en ninguna circunstancia que pudiera dar ocasin de vocalizaciones lingisticas. Tales ocasiones son producto de la educacin, posteriores a la existencia del lenguaje: son sus efectos, no sus causas. El lenguaje, tal y como el juego, la danza, las bellas artes, pertenece a las cosas que no p ro vienen en lnea d irecta del desarrollo de la satisfaccin instin tiva de las necesidades vitales que crean cosas de valor positivo, sino que es el re sultado de creencias mgicas, que llevaron al hombre a im itar los ruidos hechos durante el trabajo y otros sonidos naturales, con e l fin de obtener resu lta d o s -

    renacen en primavera, florecen y maduran en verano. Pero el ciclo est sometido a multitud de variaciones y catstrofes. Algunos veranos son malos: en unos no llueve, en otros llueve demasiado; se presentan plagas que diezman las cosechas: tormentas, granizo, fro, calor. El hombre prim itivo, desconocedor de las leyes que rigen la naturaleza, cree en el poder de los dioses y en la magia de las cosas. Slo as sabe encontrar ayuda. Y as como los campesinos de muchas regiones del mundo consideradas como civilizadas sacan an sus santos en procesin para invocarles que les traiga la lluvia, tambin los hombres prim itivos invocaban a sus dioses y a sus poderes para que les concedieran los dones que necesitaban.

    De este modo nacen los ritos de la fertilidad, extendidos a travs de miles de variantes por todos los pueblos prim itivos del mundo. Cada ao, al llegar la temporada propicia, se inician los ritos. Hay muchas cosas que pedir: que las semillas crezcan lozanas, que las aves no picoteen el grano, que las plagas de insectos no invadan los campos, que el granizo no arrase el sembrado.

    Pero un aspecto de la agricultura reviste un especial inters en los ritos de la fertilidad: la lluvia. La lluvia es el elemento bsico que hace crecer y desarrollarse a las plantas... pero tambin, en exceso, puede destruirlas. Hacer que llueva, invocar a los dioses de la lluvia, pero hacerla cesar en el momento en que ya no es necesaria, requiere un gran nmero de complicadas ceremonias que, con

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  • Las danzas mgicas pueden ser dirigidas a obtener la lluvia, a conseguir una buena caza, a triunfar sobre los enemigos. Tambin y este es el presente caso pueden llevarse a cabo para dar gracias por algo ya conocido, como puede ser una buena cosecha. Esta fotografa, realizada por Hans Schmed, consigui un premio de la Asociacin de Clubs de Fotgrafos Aficionados de Alemania.

    infinidad de variaciones, se producen en todas las latitudes.

    Los dioses de la fertilidad suelen ser generalmente femeninos, ya que es la mujer la que representa la fecundidad en la especie humana; y las deidades de la fe rtilidad son representadas perennemente encinta, con el vientre enormemente hinchado, como signo de su poder.

    Pero nunca se da algo por nada

    Pero sera absurdo pretender que el hombre consiga todo esto sin dar nada a cambio. Nadie da nada sin exig ir algo por ello, y los dioses prim itivos nunca se han destacado por su desprendimiento. Los dioses siempre han pedido algo a cambio de sus favores... y este algo siempre ha sido lo mejor.

    La Biblia nos habla de que los prim itivos pobladores de la Tierra sacrificaban a Dios sus mejores animales y quemaban en su altar lo m ejor de sus cosechas. Esta es una prctica comn: todas las civilizaciones han realizado ofrendas a sus dioses... slo que la mayor parte de las veces sus dioses eran paganos, y por ello sus ofrendas eran paganas tambin.

    Todo acto mgico es, ms que una peticin, un trueque. Los bailarines que siguen hasta el final el a menudo agotador ritual de una danza mgica hacen ofrenda de su esfuerzo y su cansancio, de la dedicacin que ponen en todo ello, para apoyar su peticin. Pero muchas veces esta peticin es muy

    grande: cuando se trata por ejemplo de salvar unas cosechas que se estn perdiendo, o de sanar al hijo del jefe de la tribu, o de librar a la tribu entera de una epidemia. Entonces es preciso un sacrific io mayor, dar algo ms a cambio. Y este algo ha de ser lo mejor, lo ms apreciado.

    Y lo ms apreciado es siempre la vida humana.

    Esta es la caracterstica principal que define el nacimiento de los sacrificios humanos rituales. Los dioses necesitan sangre, quieren sangre, y hay que darles sangre. Muchas veces suele ser la sangre del vencido, cuando los dioses han ayudado a vencer una difcil batalla. Pero a veces las cosas son distintas. A veces los dioses estn irritados, porque no se ha cumplido sus deseos o se les ha desatendido. Entonces es preciso apaciguarlos... lo cual es, en realidad, otro tipo de peticin.

    Porque, para la mentalidad de los pueblos prim itivos, cuando se suceden en una regin una serie de malas cosechas, cuando se produce una epidemia, una sequa o una inundacin, cuando cualquier catstrofe diezma la tribu o el poblado, todo es debido a la irrita cin de los dioses: la tribu o el pueblo ha cado en desgracia, y las calamidades se ciernen sobre ellos. Hay que apaciguar a los dioses, y la nica forma posible es ofrecindoles el sacrific io de lo mejor o lo ms querido de que dispone la tribu: los mejores animales, los nios recin nacidos, las ms hermosas vrgenes, los hombres ms fuertes y aguerridos.

    Y el sacrific io es un complicado

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  • ritual, una ofrenda en la que participa toda la comunidad, y en la que las propias vctimas son quienes estn ms orgullosas por su papel, ya que m orir inmoladas a los dioses no es en realidad morir, sino v iv ir eternamente.

    La prctica de los sacrific ios humanos a los dioses prim itivos es algo tan universal como la humanidad misma, y se halla en el comienzo de todas las religiones que han ido naciendo a todo lo largo y ancho del mundo. Incluso ahora, en sus formas ms refinadas y simblicas, existe an esta costumbre, arrastrada desde tiempos inmemoriales. Qu es sino, aunque sea realizada en forma incruenta, la ofrenda del cuerpo y la sangre de Jesucristo en la misa catlica, sino un sacrific io humano constantemente repetido?

    Los artfices de la magia primitiva

    Artfice y personaje central de todo este apasionante y sobre- cogedor mundo mgico ha sido siempre el sacerdote, el hechicero. Personaje principal de la tribu, verdadero jefe intelectual de la comunidad, por encima en todos los aspectos (salvo en la fuerza fsica) al propio jefe de la tribu, del cual ha sido siempre el consejero y al cual este ltimo, la mayor parte de las veces, teme enormemente.

    Por qu? Realmente, como hombre, los hechiceros y sacerdotes de las tribus prim itivas nunca han demostrado ser (incluso en aque

    llas tribus actualmente existentes donde el hechicero es an una institucin) hombres de una excesiva corpulencia o vitalidad, sino antes al contrario. Sin embargo, lo que les ha faltado siempre en fuerza fsica les ha sobrado en inteligencia y astucia y esto, en una comunidad donde todo est basado precisamente en la fuerza fsica, no deja de ser un gran don.

    Una buena descripcin del hechicero-tipo puede ser la siguiente: Un hombre de una constitucin nerviosa anormal, con una profunda vida interior, afectado muchas veces por trastornos nerviosos que lo sitan a menudo en estado de trance... sus taras fsicas, en general, son consideradas por la tribu como manifestaciones externas de su gran poder interior, por lo que todas ellas son consideradas, ms que como defectos, como extraordinarias virtudes.

    El hechicero-tipo sera, pues, hoy, un buen paciente para cualquier psiquiatra, aunque para una cultura prim itiva es un hombre dotado de extraordinarios y desconocidos poderes. Poderes que alguna vez pueden ser hereditarios, pero que casi siempre va adquiriendo a lo largo de su vida. El condicionamiento de una existencia apartada, separada de los dems; la introversin que motiva un defecto o unas caractersticas fsicas que lo distinguen del resto del mundo; todo ello, es propicio a crear un universo mgico en torno al individuo. En una sociedad ignorante, que lo mide todo por la fuerza fsica, la persona que por su escaso desarrollo o sus especiales caractersticas es desprecia-

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  • Los ritos de iniciacin

    Los ritos de in iciacin comportan, a menudo, un sim bolismo marginal digno de ser notado: el de la muerte simblica del oven y su renacim iento como ser adulto. En la secuencia de fotos de la pgina opuesta, se ilustra uno de estos ritos de in ic ia cin recogido en una tribu de aborgenes australianos. En la primera y segunda fotos, los muchachos son colocados tendidos en el suelo y envueltos en mantas, sim bolizando asi su muerte como tales muchachos. Despus, son sujetados po r otros miembros de la tribu y se realiza el r ito de la circuncis in (tercera foto), como sacrific io sim blico de su in iciacin. Finalmente (ltima fo to ) se les entrega unos gorros cnicos, d is tin tivo de su nuevo estado de hombres: El rito ha sido cumplido.

    Los dibujos en las piedras es todo lo que queda del desaparecido ritual de un culto a los hombres-pjaro. Hasta 1800 este culto estuvo en su apogeo en la isla de Pascua. Luego la civilizacin, acabando con las antiguas tradiciones... y creando otras nuevas.

  • Los amuletos son componentes muy importantes de los rituales mgicos. En algunos casos se han llegado a convertir en la caja fuerte en la que el hombre guarda su alma. La ilustracin nos muestra los silbatos mgicos que cuelgan del cuello de un indio de la tribu Tchikao, que habita en las espesas selvas del Brasil. Estos silbatos son empleados para diversos cometidos mgicos, entre los que se cuenta el ahuyentar a las tormentas con su sonido.

    da por sus compaeros perecer o se encerrar en s misma y crear a su alrededor, en ausencia del otro, un mundo propio, poblado de dioses, demonios, fantasmas y espritus. Este ser el nacimiento del Mundo Mgico. Y as, a causa de su superior inteligencia, en poco tiempo sabr situarse en el plano rector de la vida espiritual de la comunidad, usando para ello de la nica arma con la que sabe que podr derrotar a los dems miembros de la tribu: el temor. Porque

    el hombre fsicamente corpulento encuentra su taln de Aquiles en las cosas que sabe no podr nunca vencer con la fuerza bruta: lo desconocido, lo inmaterial, las maldiciones, los maleficios.

    Ms tarde, el hechicero, emplazado en su lugar, podr trabajar a sus anchas. Si consigue el puesto de discpulo del hechicero anterior, tendr la suerte de aprender toda la magia de su antecesor. Si debe desbancarlo para ocupar su lugar, ser un duelo de inteligencias ms que de fuerzas. Y si tiene que empezar por s mismo, deber ir ensayando hasta encontrar el camino... aunque tendr un amplio campo para experimentar. Y nadie se atrever a contradecirlo aunque se equivoque, porque la maldicin del hechicero es terrib le, y hasta el propio jefe de la tribu temblar ante su irritacin. Porque el hechicero puede ser bueno o puede ser malo... porque el hechicero puede curar, pero tambin puede matar.

    El arte de curar y de hacer dao

    Los hechiceros de las tribus primitivas pueden considerarse como los primeros mdicos que ha tenido la humanidad. Y aqu nos encontramos con el hecho de que la Magia, en su devenir, ha dado inicio a multitud de ciencias que ms tarde se han desgajado... entre ellas la medicina. Y que, si bien se ha equivocado en muchos de sus caminos, ha abierto sin embargo otros senderos que despus han sido seguidos por otros hombres hasta la actualidad.

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  • Los aku-aku guardianes

    En las sociedades prim itivas, el hombre ha sentido siempre la necesidad de un espritu p ro tecto r que le proteja, en los planos que no le son directam ente accesibles, de todo mal. ste es el caso por ejemplo de los dioses lares de los romanos, de los geniecillos domsticos o las hadas madrinas del Medioevo, y hasta del ngel de la guarda de los c ris tianos.

    En la isla de Pascua, los espritus son denominados aku-aku. Los aku- aku comprenden d iversas categoras de seres fantasmales: son aku-aku los fantasmas antropfagos que por la noche intentan devorar los intestinos de los nativos, tambin son aku-aku los espritus femeninos que desde el agua tratan de atraer a los caminantes so lita rios que po r la noche se aventuran en los acantilados.

    Y son aku-aku tambin los es p i

    to s mdicos-brujo, chamanes, hechiceros o santones han sido hombres que, no pudiendo obtener la primaca por los caminos naturales, la han logrado por otros medios, fuera del alcance del miembro normal de su comunidad. As, a cambio del respeto obtenido de este modo, se han hecho tiles a la comunidad actuando como doctores, consejeros, mediadores ante las fuerzas sobrenaturales y protectores contra el mal.

    El hechicero, alejado de todas las actividades normales de la tr ibu, encerrado en su propio, pequeo y querido mundo, suele ser un individuo entregado a la observacin. Tiene mucho tiempo, y muchas cosas que observar. Es as como empieza a darse cuenta de algunos detalles. El mundo animal, principalmente, es quien le proporciona ms claves extraas y extraordinarias. Observa que algunos animales, en determinadas c ircunstancias, y slo en ellas, comen de ciertas plantas. Estudia el detalle, analiza las plantas. Descubre as que poseen sorprendentes poderes. Ensaya. Algunas veces falla, y entonces el paciente muere: Oh, es la voluntad de los dioses. Otras, el xito lo acompaa: Soy un gran hechicero. As va fo rmando una pequea rebotica. Estas hierbas curan el clico, este ungento alivia las quemaduras, esta cataplasma de hojas podridas hace

    descender la infeccin. Y empieza a curar. Naturalmente, cada pcima tiene su exorcismo particular, sin el cual el remedio no tiene efecto.Y es curioso sealar que los hechiceros creen realmente en la efectividad de su exorcismo mgico por encima de las propiedades de la planta. Aunque quien ms cree es el paciente... y esto es lo importante.

    Es as como el hechicero empieza a curar. Pero tambin, cuando le intere