Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

download Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

of 11

Transcript of Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    1/11

     

    Editorial CCS  3 

     

    1.  PERSONA Y COMUNIDAD

    Encontrarnos para ser comunidad

     Antonio SÁNCHEZ ROMO*, sdb

    1. HACIA EL ENCUENTRO

    1.1. -Descubrir y afirmar la propia identidadnecesidad básica

    Una de las afirmaciones más repetidas por la pedagogía existencial y humanista enmultitud de artículos de divulgación y en consignas que todos hemos empleado más deuna vez, se concentra en el slogan : «Sé tú mismo».

    El «Conócete a ti mismo» de la filosofía griega ha dado el salto al «Sé tú mismo» comoafirmación de la propia identidad. El proceso de convertirse en persona pasa delautoconcepto a la autoestima y de ésta a la autoafirmación. Se da una concatenaciónentre estos tres elementos: cognitivo, afectivo y conductual,

    — -del «Conócete a ti mismo»: autoconcepto, que supone el conocimiento propio, yuna adecuada forma de percibirnos a nosotros mismos

    — -se pasa por el «Sé amigo de ti mismo»: autoestima, como evaluación positiva yaprecio de la propia valía e importancia

    — -al «Sé tú mismo»: autoafirmación, como intención y decisión de actuar y llevar ala práctica un comportamiento consecuente y coherente.

    Hay un paso más: de la afirmación de la propia identidad al encuentro con el otro, enplano personal, y a la comunicación  en plano colectivo. A ello queremos referirnos eneste artículo.

    La autoafirmación es asimilable con la idea de autorrealización que presenta Maslow1 como tendencia a la maduración y desarrollo continuo que poseemos en cuanto sereshumanos. Maslow sitúa la autorrealización en la cúspide de la pirámide de lasnecesidades básicas de la persona. Y en ella incluye la exigencia del individuo a actuar

    sus posibilidades personales, de ejercitar aquello para lo que se siente más capacitado:«Ser aquello que está llamado a ser».

    Hay una fuerza que nos impulsa a obrar y a conseguir nuestra madurez personal: lamotivación. Para Maslow, y gran parte de los psicólogos conductistas, la conducta vienemotivada por alguna «necesidad». Según él, todos nos sentimos impulsados a conseguirdeterminados objetivos, tendemos a unas metas, porque sentimos interiormente lanecesidad de alcanzarlas.

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    2/11

     

    Editorial CCS  4 

    En la cúspide se encuentran las necesidades de autorrealización donde se incluye latendencia del individuo a ver actuadas sus posibilidades personales, a ser todo aquelloque puede llegar a ser. Normalmente las necesidades superiores surgen cuando ya setienen satisfechas las necesidades de nivel inferior. Aunque el mismo Maslow admite que,cuando una persona está absorbida por las necesidades de autorrealización, puedesubordinar pasajeramente las necesidades inferiores a las superiores. En laautorrealización como actuación de las capacidades personales del individuo se afirma en

    plano operativo el propio Yo.

    1.2. -El Yo como proceso de convertirse en persona

    El Yo simboliza y expresa el reconocimiento de mí mismo, la afirmación de mi propiaidentidad. Es una palabra básica, aunque no sea de las primeras palabras que el niñologra pronunciar. El niño es el centro de su mundo. No distingue entre el Yo y las demáscosas: todo es YO. Es la época del egocentrismo infantil. Posteriormente el Yo seguirámadurando, a medida que el niño descubre un Tú; la madre, los otros miembros de lafamilia, los niños de la guardería, la  seño de la escuela infantil: todos los «otros que son significativos» para él.

    El Yo no se adquiere de forma definitiva hasta la edad adulta, sino que es dinámico ycambiante. Ser persona implica  hacerse persona, existir en un continuo devenir. Tras lacrisis de la pubertad el adolescente irá descubriéndose a sí mismo al mirarse en el espejodel grupo de amigos y coetáneos, siempre en relación con los otros. Sólo el encuentroafectivo dentro de un grupo le ayudará a encontrar su propia identidad y pronunciarconscientemente «Yo soy». «La evolución del crecimiento humano va, desde una necesidad absoluta de ser amado —infancia— hasta una plena disponibilidad a dar amor-

     adultez » ( Karl STERN ).

    En este proceso son los otros, siempre un Tú, quienes nos ayudan a descubrirnoscomo persona original. El amor, sentirnos amados2 por la madre, la familia, los amigos, esel origen de nuestra identidad.

    1.3. El encuentro: afirmación del Yo en la relación

    Martin Buber (1878-1965), filósofo alemán entre la fenomenología y el personalismo, en suobra más conocida Yo y Tú3 apunta que hay palabras básicas y primordiales. Las palabrasbásicas no significan cosas, sino que expresan relaciones y se pronuncian desde nuestroser más íntimo.

    Según él, las palabras básicas del lenguaje no son vocablos aislados, sino pares depalabras. Una de estas palabras básicas es el par Yo-Tú. La otra palabra básica es el parYo-Ello. Al decir Tú se sobreentiende un Yo, en relación con el Tú. Como al decir Ello —oél o ella— se sobreentiende un Yo para quien el Ello —cosa o persona— existe.

    Me realizo como Yo en el Tú; el niño descubre su identidad, como apuntábamosantes, cuando se mira en un Tú. De aquí que Buber hable de «túes fundantes»: la madre,el padre; luego el amigo, novio/a, la pareja... El Tú es imprescindible para crecer. Quiendice Tú no tiene algo por objeto, sino que está expresando una relación. Y Buberdistingue tres campos o esferas en el mundo de la relación:4 

    — Relación con la naturaleza. Manifiesta nuestra relación con las cosas, el mundo enel que nos situamos. Aparentemente no existe respuesta en esta relación y no llega asatisfacernos en plenitud. «El ser humano no puede vivir sin el Ello, pero quien solamente vivecon el Ello no es ser humano».5 

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    3/11

     

    Editorial CCS  5 

    — Relación con las personas.  Nuestra relación con los otros podemos vivirlabasándonos en la relación Yo-Tú o Yo-Ello, según estemos centrados en el ser o en el tener.Cuando con-fundimos el Yo con  lo mío, con mis cosas materiales, o cuando cosificamos alas personas convirtiéndolas en objetos hemos convertido la relación Yo-Tú en una relaciónYo-Ello. Nos equivocamos cuando « amamos las cosas y usamos a las personas». La relaciónque nos enriquece, nos hace madurar y ser felices es: «usar las cosas y amar a las personas».

    — Relación con los seres espirituales. La relación es borrosa. No percibimos la

    presencia de un Tú y, sin embargo, nos sentimos interpelados y actuamos en consecuencia.

    En cualquiera de las tres esferas « avistamos la orla del Tú eterno»6  que se nos vamanifestando en la naturaleza, en las personas y en las realidades espirituales. Un Tú casimudo, sólo hablante para el creyente. Es el Tú que, por su naturaleza, jamás puedeconvertirse en Ello. «Ciertamente Dios es el «totalmente otro»; pero es  también el«totalmente presente».7  En nuestro corazón sabemos que éste es el encuentro quesatisface nuestra ansia de relación: necesitamos de Dios por encima de todo «cada Tú, es invocación del Tú eterno»; pero Él también ha querido necesitar de cada uno de nosotros.Es el sentimiento manifestado por San Agustín: «Nos hiciste, Señor, para Ti y está inquieto nuestro corazón, mientras no descanse en Ti».

    Para Buber toda vida humana vivida en plenitud es encuentro. En el camino de la vida,

    en la comunidad, nos encontramos con personas que no hemos buscado ni elegido. Ellostienen ya su propia historia y han realizado su propio camino. Sólo conocemos nuestraparte de camino, no la suya. El encuentro nos da la oportunidad de enriquecernos con laexperiencia de su camino y enriquecer al otro con la experiencia del nuestro.

    En el encuentro surge el amor. En el encuentro el sentimiento del amor se sitúa entreel Yo y el Tú, convirtiendo a éste en el contenido de aquel. Y Buber concluye «El amor es la responsabilidad de un Yo por un Tú... Quien no sepa esto no conoce el amor, aunque

     atribuya al amor los sentimientos que experimenta».8 Y la relación es mutua: «Mi Tú me

     afecta a mí como Yo le afecto a él. Nuestros discípulos nos forman, nuestras obras nos

    edifican».9 

    1.4. Diversos niveles de encuentro

    La mayoría de nuestros encuentros, en nuestras relaciones con las personas de fuera y enla vida de comunidad, resultan para nosotros intrascendentes. No apagan la sed deatención que necesitamos y necesita la persona del otro, porque los vivimos a un nivelsuperficial. Hay diversos niveles de vida personal y de encuentro con el otro. Nuestrasrelaciones con las personas dependen del nivel en que con ellas nos encontramos.

    Hay un nivel de encuentro sensible, superficial, cuando nos dejamos llevar sólo por laapariencia exterior, por la simpatía natural: en el comedor, en la sala de comunidad, en eltrabajo pastoral o educativo, nos vemos, nos hablamos, nos relacionamos pero sólosuperficialmente, dejándonos llevar por los problemas de los otros, por comentarios

    intrascendentes de la actualidad, o sólo por la atracción de los sentidos...— Hay un nivel de encuentro intelectual ; nos gustan las ideas, la cultura de

    determinadas personas, compartimos con ellas las opiniones, pero no vamos más alláintentando un mayor contacto con la persona...

    — Hay un nivel de encuentro afectivo; nos dejamos llevar de los sentimientos, delcorazón y en nuestras relaciones con los otros, fluctuamos a merced de nuestros estados deánimo...

    — Y hay un nivel de encuentro profundo; nos encontramos con el otro no sólo por laatención a su físico, su tipo, sus gestos, su simpatía o atractivo natural; no sólo porque nosgusten sus ideas o porque estemos de acuerdo con sus opiniones. Ni siquiera por un puroatractivo sentimental porque nos lleva el corazón, sino porque nos llama la atención su serprofundo, su riqueza interior, su personalidad y conectamos con él de corazón a corazón,por encima de las apariencias externas... 

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    4/11

     

    Editorial CCS  6 

    Un encuentro así en el plano del yo profundo, es el que sacia el hambre de acogida yde reconocimiento que cada uno llevamos dentro. Este encuentro en plenitud no surgesolo: hay que buscarlo. « para unirse hay que amarse, para amarse hay que conocerse, para conocerse hay que encontrarse, para encontrase hay que buscarse» ( Card. MERCIER ). 

    1.5.  Obstáculos para un encuentro positivo

    Hay obstáculos que nos impiden llegar a penetrar en la intimidad del otro y a descubrir lasriquezas de su yo profundo:

    — La falta de interioridad y profundidad personal. Si estoy siempre asomado al balcón yen la terraza donde suenan los ruidos de la calle, no puedo escuchar las llamadas que se meestán haciendo al teléfono interior. Quien vive sólo a nivel superficial y exterior, e incluso eltipo puramente lógico y cerebral no será capaz de llegar a sentir el amor profundo.

    — El replegamiento sobre sí mismo. El tipo narcisista que se pasa la vida mirándose alespejo y preocupado sólo de su yo; el tipo neurasténico que cree tener todas lasenfermedades de los otros y algunas más, está incapacitado para prestar atención a lopositivo de los demás.

    — El aislamiento, el no saber escuchar. Si nos encerramos en nuestra torre de marfil oen nuestra campana de cristal, nos hacemos sordos a las voces que nos vienen de la gente,incapaces de prestar atención a las llamadas de los otros.

    — La falta de silencio interior o de tiempo para reflexionar. Si vivimos en el ruido,siempre agitados, nos falta la predisposición para atender al otro, para hacernos cargo de lasllamadas que nos está dirigiendo. ¡En cuántas familias, la televisión es el mayor impedimentopara encontrar un tiempo cada día para mirarse a los ojos, para prestar atención a lo que elhijo pequeño, o el abuelo, o uno u otro —la mujer o el marido— quieren decirse! ¡En cuántascomunidades hay tiempo para ver partidos y telediarios y no se encuentra un tiempo deencuentro comunitario para hablar de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones en elcampo personal o de misión!

    — La represión, mecanismo de defensa que pretende podar todos los sentimientos yemociones, poner como una tapadera al interior donde bullen y hierven todos los problemasy conflictos o la necesidad que cada uno experimentamos del afecto de los demás. Si meencuentro superocupado en que no salgan afuera mis necesidades de afecto, mis propiosconflictos interiores, me incapacito para llevar mi acogida a las llamadas que me estádirigiendo el corazón de los demás.

    La atención al otro es una disposición afectiva que sólo es posible en unapersonalidad armónica, sólida y equilibrada en sus relaciones interpersonales. Elverdadero equilibrio afectivo se mide por la capacidad de amar y dejarse amar.

    2. MEDIANTE LA COMUNICACIÓN

    Hemos visto en la primera parte cómo nuestro Yo se construye en la relación y elencuentro con un Tú. Nos convertimos en personas mirándonos en el espejo de los otros.En esta segunda parte vamos a presentar la comunicación como condición indispensablepara construir la comunidad.

    La comunidad no se construye por la mera agregación de personas, por el hecho devivir juntos. Muy juntos están los presos en la cárcel o los pasajeros en el metro o en elautobús; pero no por eso constituyen una comunidad. La comunidad crece y se desarrollamediante la comunicación y el encuentro interpersonal y comunitario. En comunidadpueden convivir hermanos que tienen misiones distintas, o mejor, realizan la misma misiónen diferentes campos, pero que comparten en la vida diaria la oración, las alegrías y laspenas, las incidencias de la misión.

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    5/11

     

    Editorial CCS  7 

    2.1. -La comunicación dentro de una antropología

    • -El hombre es un ser social: necesitado del otro, con tendencia a la comunicación.

    • -Dotado de afectividad: sentimientos, emociones que nos impulsan a amar y seramados, a entablar relaciones con los otros y a comunicarnos en profundidad.

    • -Amar y ser amado es una tendencia básica del hombre.

    • -Todo él: su lenguaje, sus movimientos su cuerpo son instrumentos y medios decomunicación...

    Lo podemos ver en el gráfico adjunto:

    Somos personas dotadas de unas facultades: inteligencia, voluntad... con unatendencia a ser  nosotros mismos. En cuanto personas, somos sociables,  con unaafectividad/socialidad que nos impulsa a comunicarnos  con los demás. Y, además,somos personas en situación dentro del mundo; y el cuerpo es para nosotros instrumentoy medio para la comunicación y actuación.

    2.2. Condiciones de una buena comunicación

    Una buena comunicación requiere una serie de condiciones en las que siempre podemoscrecer:

    — Sintonía. Hemos de conectar con el interlocutor y para ello, debe existir un terrenocomún, encontrarnos en la misma onda. Eso supone la identidad de código o lenguajeempleado.

    — Profundidad. Una buena comunicación supone superar los niveles del lenguajesuperficial de las frases hechas o sobre cosas que no nos atañen lo más mínimo, y llegar aniveles más profundos de los que hablaremos en el punto siguiente.

    — Integridad. Que no existan zonas vedadas o temas tabú que no se pueden tocarentre el emisor y el receptor de la comunicación.

    — Reciprocidad. La comunicación debe ser de  ida y vuelta, es decir, que hayaintercambio de papeles entre emisor y receptor: Yo hablo y Tú escuchas, y Tú hablas y a mí me toca escuchar. 

    —  Aceptación incondicional. Para que yo pueda abrirme en la comunicación tengo queestar seguro que el otro me acepta, me quiere por mí mismo y va a seguir queriéndome apesar de aquello que yo pueda decirle: sólo en un clima de confianza se llegará a ciertosniveles de comunicación. El esfuerzo por crear este clima debe ser un empeño por parte detodos los miembros del grupo.

    2.3. Niveles de comunicación

    La profundidad de la comunicación depende del nivel al que nos comunicamos.

    La comunicación se encuentra a un nivel superficial , externo. Hablamos del tiempo, delas jugadas del último partido o intercambiamos expresiones que no afectan para nada ala persona de los dos que comunican. Incluso seguiría siendo bastante superficial, si sólohablamos de los otros: comentarios, más o menos críticos, sobre los destinatarios denuestra misión o acerca de los otros miembros de la comunidad.

    La comunicación sería puramente intelectual, ideológica, si conversaciones se muevenen el campo de las ideas y de las opiniones: —«Yo pienso que los socialistas en esta nueva legisla-tura...»; «Estoy de acuerdo con lo que decía Julián Marías en la tercera de

     ABC...»; «Si quieres saber mi opinión sobre la eutanasia, te diré que...».

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    6/11

     

    Editorial CCS  8 

    La comunicación es afectiva cuando ya se mueve en el campo de los sentimientos yemociones y en su manifestación: —«Estoy alegre porque...»; —«Hoy me encuentro triste porque...»;—«Me sentó mal ayer cuando...»; —«Lo que más me gusta de ti es...»; —«Me gusta la gente que...». Lo cierto es que las cosas que más claramente me diferencian de losdemás, las que hacen que mi comunicación revele al otro quién soy yo, son missentimientos y emociones. Algún autor10  denomina a este nivel  « gut level » (o

    «comunicación con las tripas»), porque debo hablarte desde mis entrañas, no sólo con micabeza, si realmente deseo comunicarte quién soy. Los sentimientos que subyacen a misideas, opiniones y convicciones son exclusivamente míos.

    La comunicación es  profunda cuando ya afecta a las personas en su interioridad, ensu yo profundo, cuando se comunican vivencias interiores e incluso se da comunicacióncon el otro en el campo de la fe o la vocación compartida.

    Y la comunicación cuando llega a un nivel de mayor profundidad se transforma en identificación. Es aquello de San Pablo: «Vivo yo... ya no yo: es Cristo quien vive en mí»  (Gal 2,20). Hay como una superposición tal entre Pablo y Cristo, entre Cristo y Pablo, queno se sabe dónde acaba uno y dónde comienza el otro... Sin perder la propia identidad decada cual, las vivencias del uno se convierten en algo vivido también por el otro. Son

    como dos instrumentos musicales que, con el timbre propio, dan exactamente la mismanota, con la misma intensidad. Se da entre ambos una especie de comunión emocional ypersonal total y absoluta. Por nuestra debilidad humana, quizás este grado decomunicación total no puede ser una experiencia continua y permanente

    Esta relación especial, es el encuentro  de Buber y la psicología existencial, lacomunión  ontológica, en término empleado por Marcel, una especie de fusión de dospersonas en una, sin perder cada una de ellas la propia identidad. Como apuntábamosantes en el encuentro de verdad, el otro individuo ya no es para mí alguien impersonal El oElla, sino que se convierte para mi Yo en un Tú.

    Con expresiones del psicólogo jesuita Powell, adaptándolas a la vida de la comunidad.«En el auténtico ‘encuentro’, mi amigo o mi hermano ya no es alguien ajeno a mí, alguienque pertenece a mi comunidad o que trabaja conmigo... Donde hay verdadero ‘encuentro’,el interés de las personas no lo constituyen tanto los problemas y las soluciones a los

     mismos cuanto la comunión y el compartir... En cuanto es posible , yo entro en el mundo

    de su realidad. Se ha producido una especie de fusión, aun cuando cada uno sigue siendo

    un propio e inconfundible yo... La comunicación es el único camino hacia la comunión de

     las personas»11

    .

    2.4. Orientaciones para una buena comunicación

    Si queremos que nuestras relaciones de amistad, familia, comunidad maduren debe darseentre los miembros de la relación o tenderse al menos a una comunicación profunda, la

    que sólo se consigue si existe esa manifestación de sentimientos y emociones queenglobábamos al menos en el cuarto nivel o comunicación de sentimientos y emociones( comunicación gut level). No hay otra forma de conseguirlo. La mentira, el disimulo, o laocultación de los propios sentimientos suelen jugar a la larga malas pasadas.

    Para lograr una comunicación son interesantes las reglas establecidas por Powell12:

    1ª. -La comunicación «gut level» (transparencia y sinceridad emocional) no debe jamás

     implicar un juicio sobre la otra persona.

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    7/11

     

    Editorial CCS  9 

    Yo no puedo juzgar sobre las intenciones o la motivación por la que actúa la otrapersona. Si la juzgo, lo único que hago es revelar mi propia inmadurez y mi ineptitud parala amistad. Por tanto, la franqueza emocional no debe implicar nunca un juicio del otro. P.e., si yo afirmo: «Hoy no me siento a gusto contigo», habré sido emocionalmente sincero,pero no por eso habré dado a entender que la culpa sea tuya... Puede deberse a mispreocupaciones, a un dolor de cabeza o a mi estado de ánimo. Lo único que he afirmadoes mi estado emocional...

    Muy distinto sería, si yo afirmara: «Eres un pelma. Me pones de mal humor...»  Aquí yaestoy emitiendo un juicio sobre el otro como causa de mi malhumor . Estos juicios sesuelen formular muchas veces no directamente, sino con indirectas o frases de doblesentido que ya implican un juicio sobre la persona del otro.

    Hay diferencia entre juzgar a una persona y juzgar  una acción. Si yo veo a alguienrobando, puedo juzgar que esa acción es moralmente mala, pero no puedo juzgar a esapersona. El juzgar la responsabilidad humana es cosa de Dios, no tuya ni mía.

     2ª. -Las emociones no son buena ni malas (no entran en el terreno de la moral).

    Quizás llegamos a admitir teóricamente este principio, pero nos cuesta aceptarlo en lapráctica. Sentimos vergüenza de nuestros miedos, o nos sentimos culpables de nuestra

    ira o de nuestros deseos físico-afectivos.Hay que estar convencidos de esta realidad: las emociones no son una realidad moral,

    sino una realidad fáctica. Por el hecho de  sentir envidia, ira, antipatía natural hacia ciertapersona, yo no soy moralmente malo. Lo seré si las consiento, es decir, si les doy cabidaen mi voluntad o dejo que se impongan en mi acción. Pero antes de que pasen a lavoluntad o a la acción debo ser capaz de reconocer, sin ningún tipo de represión, queestoy enfadado, airado o que dicha persona me cae mal.

     3ª. -Los sentimientos y emociones deben ser integrados con la inteligencia y la

    voluntad.

    El punto anterior indica que debemos experimentar, reconocer y aceptar plenamentenuestras emociones. Lo cual no implica en modo alguno que debamos siempre obrar deacuerdo con ellas. Una cosa es sentir y reconocer ante uno mismo y ante los demás queestá airado, y otra cosa muy distinta es dejarse llevar por la ira y darle al otro una paliza.

    La madurez implica integrar en un todo armónico las tres facultades: inteligencia,voluntad, afectividad (sentimientos y emociones). P. e., puedo yo  sentir miedo amanifestarte algo, incluso la simpatía o amistad que me inspiras: la solución mejor no seráel callármelo. Deberán intervenir mi inteligencia para juzgar  si es prudente manifestártelo osi, en nuestras circunstancias, la expresión de mis sentimientos es susceptible de otrasinterpretaciones.

    Ya Chesterton  opinaba que «el más mezquino de todos los miedos es el miedo al sentimiento». Y Powell comenta que «solemos experimentar una gran repugnancia a

     manifestar externamente la ternura y el amor»

    13

    . Y esto en todos los campos, familiar,entre amigos, etc. E, incluso, en el campo comunitario y educativo. Cabría también citaraquí la frase de Don Bosco a sus salesianos, cuando se iba perdiendo el espíritu y el estilodel primitivo Oratorio: «No basta amar, es preciso que los jóvenes se den cuenta de que son amados».

     4ª. -En la comunicación «gut level» («desde las entrañas», afec-tiva) las emociones

    deben ser explicitadas.

    Si quiero abrirme a ti y manifestarte quién soy, debo hablarte de mis sentimientos.Puedo decirte que estoy enfadado sin, por ello, inferir ningún juicio sobre ti. Puedo decirteque me caes bien o que me inspiras simpatía, sin que de ello se pueda sacar la conclusiónde que te estoy pidiendo algo más o que hemos caído en las denostadas en otro tiempo

     amistades particulares.

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    8/11

     

    Editorial CCS  10 

    Powell cita la siguiente frase que atribuye a otros autores y que está cargada de razón:«O verbalizamos nuestros sentimientos o los somatizamos».

    14 Y compara los sentimientos

    al vapor que se acumula en el interior de una olla: si se guardan dentro y se acumulan endemasía, pueden hacer estallar la olla, o saltar la tapadera humana que los reprime.

    La represión de las emociones suele ser, según la medicina psicosomática, la causamás frecuente de ciertos estados depresivos, de estrés, cansancio y desánimo e, incluso,

    de ciertas enfermedades. Cuando enterramos nuestras emociones, éstas no mueren, sinoque permanecen vivas en nuestro inconsciente lastimándonos y haciéndonos daño. Elmanifestar nuestros sentimientos no sólo favorece la comunicación y las relaciones, sinoque es, además, bueno para la salud.

     5ª. -Salvo raras excepciones las emociones deben ser manifestadas en el momento en

    que se experimentan.

    Nos resulta más fácil hablar de nuestros sentimientos o emociones del pasado que lasdel momento actual. Pero hablar de nuestro yo de hace unos años, de cuando éramosniños, es como hablar de otro personaje. Aunque su evocación haga revivir, a veces, lossentimientos de entonces, es difícil que la emoción se experimente con la mismaintensidad.

    El momento mejor de manifestar las emociones es precisamente el momento en quese experimentan. El diferirlo no suele ser prudente ni saludable. La prudencia aconsejaráel momento más oportuno, teniendo en cuenta no sólo la conveniencia del emisor, sinotambién del receptor de la comunicación. Pero, en líneas generales, el aplazamiento de lamisma no deber ser excesivamente largo.

    También la prudencia  me hará ver que la reacción deberá ser distinta cuando miencuentro con esa persona es meramente ocasional o es una relación casi permanente ocontinuada. No es lo mismo la reacción de enfado que me produzca el tropezón ocasionalcon un viandante, o la molestia que siento ante las bromas de mal gusto, o la actitudhabitual de un amigo o de un miembro de la comunidad con quien convivo a diario. En elprimer caso un temperamento primario  saltaría al instante. No sería la reacción más

    aconsejable.

    2.5. Tres actitudes que fomentan la comunicación

     2.5.1. El prestar atención

    Nuestra vida diaria está marcada por un montón de encuentros. Desde que suena eldespertador, en la oración comunitaria de la mañana, en el refectorio o en la tarea pastoralo educativa nos encontramos con mucha gente. Pero nuestra atención rara vez se fija enlas personas. Actuamos como autómatas que repiten a diario los mismos gestos, lasmismas expresiones, pero apenas nos fijamos en la persona que tenemos al lado. Lamayoría de estos encuentros resultan sin importancia para nosotros.

    O en el encuentro con otra persona nos llama la atención lo negativo. O nosquedamos en lo superficial . Este tipo de encuentros no apaga la sed de atención quenecesitamos y necesitan los demás. Aspiramos a un encuentro en mayor profundidad.Como apuntábamos antes, sólo un encuentro con el yo profundo del otro sacia el hambrede acogida y reconocimiento que cada uno llevamos dentro.

    En nuestras relaciones con los demás es precisa la empatía: colocarnos en el punto devista del interlocutor. Percibimos el mundo de forma diferente. Todas las cosas dependendel punto de vista de cada cual o del color del cristal con que se miran. Es precisoquitarse las gafas oscuras si queremos ver con claridad. La mirada a lo positivo denuestros semejantes y la escucha empática eliminan los fallos de percepción.

    Para la escucha empática se requiere: 

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    9/11

     

    Editorial CCS  11

    — Escuchar activamente: abandonar prejuicios; tratar de captar lo que está diciendo elotro en vez de estar buscando argumentos para replicarle.

    — Enfocar el punto de mira: fijarme no sólo en lo que dicen sus palabras, sino tambiénen sus sentimientos, lo que expresan sus gestos, su lenguaje no verbal. 

    — Invertir mi posición: tratar de captar y repetir los argumentos de la otra persona,poniéndome en su lugar.

    La mejor manera de ayudar a otra persona es la forma activa de escuchar.Normalmente sirve de poco el aconsejar, juzgar, interpretar o hacer un exhaustivointerrogatorio para clarificar su problema. Vale más escuchar activamente, ofreciéndomecomo espejo para que el otro clarifique su situación; atender a sus sentimientos quetrataré de reflejar en mi respuesta...15 

     2.5.2. Expresar el amor  

    Como hemos apuntado anteriormente, amar y dejarse amar es una necesidad psíquicafundamental. El equilibrio afectivo de una persona depende de esta capacidad de dejarfluir el amor en esta doble dirección.

    Pero no basta amar, es preciso manifestar el amor con gestos o palabras. Nadie escapaz de leer directamente en el corazón los sentimientos del otro. Necesitamos recurrir asignos: palabras, gestos, caricias, miradas, abrazos, regalos... Sólo a través de estasseñales externas logramos averiguar que el otro nos quiere o que  le caemos bien o mal.Es la ley del sacramentalismo humano. El hombre es un ser sacramental. Sólo mediantesignos verbales, gestuales, gráficos... logra comunicarse. Para que mi amor haga  mella enel corazón del otro, el amor debe manifestarse, expresarse de alguna manera.

     Así se valora la profunda intuición psicológica de la expresión de Don Bosco en laCarta dirigida desde Roma a sus Salesianos del Oratorio de Turín: «No basta amar, es necesario que los jóvenes se den cuenta de que son amados». Y así se comprende laexpresión de Juan XXIII: «Sólo un amor que se hace don puede transformar la tierra».

    Esto tiene también repercusiones en nuestra vida comunitaria:

    — La manera de hablarnos. Influencia de la voz que puede expresar acogida o rechazode la persona del otro. Bastaría que nos fijásemos en la voz acogedora de la madre, de losamigos; o en la voz seductora de los enamorados, de los locutores/as haciendo publicidadde cualquier producto en la tele o en la radio... O por el contrario, la voz brusca, cortantecomo un trallazo de quien está airado o nervioso... Un cuidado especial requiere el trato conlos mayores o duros de oído en la comunidad. No por elevar la voz hemos de ser bruscos,ásperos o enfadados en la manera de hablar.

    — La manera de mirarnos. Se ha repetido muchas veces que los ojos son la ventana delalma. Se pueden traducir los sentimientos en el modo de mirar. Hay miradas hirientes,suspicaces, violadoras de la intimidad del otro. Y hay miradas cálidas, acogedoras,cariñosas, interesadas por el otro.

    Hay  estudios realizados sobre la frecuencia y el interés de la mirada al hablar y alescuchar. Parece ser que es mucha mayor el tiempo dedicado a la mirada al interlocutor porparte de la mujer, tanto cuando habla como cuando escucha... Don Bosco era maestro en elarte de mirar a los ojos y averiguar por su expresión lo que había en el interior de cada unode sus jóvenes. Más de una vez habremos recibido la queja: «Pero si no me escucha», sóloporque la persona que estaba hablando no se sentía mirada, mientras hablaba.

    — La manera de «tocarnos». Toda persona necesita ser tocada y reconocida por otras.Tenemos hambre de contacto y reconocimiento. Una educación represiva y quizás tambiénnuestras obsesiones y escrúpulos de ayer, nos hicieron ver  peligro en todo contacto físicocon el otro. La delicadeza y prudencia en nuestras relaciones que siempre estarán bien, nodeben ser un álibi para convertir en  sospecha  o erizar nuestra sensibilidad ante cualquier

    gesto de contacto o manifestación de cercanía en relación con los demás. El darnos la paz ,el abrazarnos con ocasión de encuentros o despedidas, quizás ha quitado malicia osospecha a ciertas sensibilidades enfermizas de un pasado reciente. 

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    10/11

     

    Editorial CCS  12 

    El niño necesita caricias y contacto físico con la madre desde el inicio de su vida. Amedida que el niño crece el hambre de contacto físico se convierte en hambre dereconocimiento: una sonrisa de aprobación, una mirada positiva, una palabra de alabanzapor la obra bien hecha... Los mayores, los ancianos, los enfermos también necesitanexperimentar que son seres vivos, que tienen alguien cerca y se les sigue queriendo. Y todosnecesitamos caricias  físicas o psicológicas16, en el lenguaje del Análisis Transaccional. Lamanera de ser don para los demás, puede variar pero encuentra mil formas de expresión enla vida comunitaria.

     2.5.3. La aceptación incondicional

    Señalábamos anteriormente, la aceptación incondicional como una de las condicionesprevias para una buena comunicación. Yo no puedo abrirme ni comunicarme con missemejantes en un ambiente o dentro de un grupo donde no se me acepta o reconoce enmi propia originalidad.

    El reconocimiento y la seguridad de ser apreciados y estimados es una de lasnecesidades básicas de la persona. La aceptación y el reconocimiento son como la cargade energía que necesita nuestra batería personal para estar en funcionamiento. Rogersdestaca la aceptación incondicional como una de las condiciones indispensables para la

    relación de ayuda a nuestros semejantes. Aceptar no es aprobar, dar como buena toda larealidad ni en mí mismo ni en los demás. Aceptar es partir de la realidad personal mía ydel prójimo y construir desde ella y a partir de ella.

    La aceptación propia consiste en la autoestima; debo reconocer y querer mi ladobueno y mi parte positiva si quiero realizarme y construir algo positivo con los talentosque el Señor me dio. La autoestima depende de la imagen de mí mismo que han idograbando en mi yo las relaciones con mis padres, mis educadores y las personas quefueron significativas en mi infancia. Pero yo, a partir de la aceptación propia, puedosubsanar las deficiencias que constato en mi pasado. Aceptándome y queriéndome hoy,puedo curar las heridas que la falta de cariño o la actitud represiva de quienes vivieronconmigo me produjeron ayer.

    Una idea irracional, según Ellis, es pensar que para aceptarme y quererme hoy debotener garantizado el reconocimiento y la aceptación de todos. Nadie hay que caiga bi en atodo el mundo. La aceptación incondicional propia y del otro, presupone reconocerme yreconocer al otro aun con los propios límites, deficiencias o posibles aspectos negativos.Pero yo me estimo y reconozco lo positivo que hay en mí y en los demás, aunquereconozca mis límites; fijo mi atención en la riqueza de ser que yo y el otro tenemos comopersonas, y no en las limitaciones respectivas.

    Hay un tipo de reconocimiento positivo y sin condiciones:

    — Te quiero por ser como eres.— -Te aprecio, aunque no siempre esté de acuerdo con tus opiniones o tu conducta.

    Y una aceptación condicionada:

    — -Te quiero porque desempeñas bien tu trabajo, porque sacas buenas notas.— -Te aprecio porque eres observante y puntual en la oración, en el cumplimiento de

    tus obligaciones.

    Es el primer tipo de aceptación y reconocimiento el que nos hace crecer y nos abre atodos a una mayor comunión y comunicación.

  • 8/17/2019 Encontrarnos Para Ser Comunidad CFP2E61

    11/11

    NOTAS

    * Salesiano. Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor del CES

    Don Bosco (Centro de Enseñanza Superior en Humanidades y CC de la Educación, adscrito a la

    Universidad Complutense)

    1 Cf. A. H. MASLOW, Motivación y personalidad, Sagitario, Barcelona 1963.

    2 Citado por J. Powell, ¿Por qué temo decirte quién soy?, Sal Terrae, Santander 1989, 27.3 Cf. M. Buber, Yo y Tú, Caparrós Editores, Madrid 1998.

    4 Cf. Buber, o.c. 14 y 88.

    5 Buber, o.c., 35.

    6 Buber, o.c., 14.

    7 Buber, o.c., 72.

    8 Buber, o.c., 21.

    9 Buber, o.c., 22.

    10 Cf. J. Powell, ¿Por qué temo decirte quién soy?, Sal Terrae, Santander 1989.

    11 Powell J., o.c. , 36.

    12 Cf. Powell J, o.c., 47.

    13 Citado por Powell, o.c., 55.14 POWELL, o. c., 56.

    15 Incluimos a continuación de los tres puntos siguientes algunos cuestionarios que pueden servir

    para una evaluación personal o una revisión comunitaria. Están inspirados y adaptados en

    apuntes personales tomados de Luciano Cian.

    16 E. Berne, Análisis Transaccional en Psicoterapia. Psiche, Buenos Aires 1976; M. Jamesl / D.

    Jongeward, Nacidos para triunfar. Delaware: Addison Wesley Iberoamericana, 1986.