Ensayo de historiografía sobre las relaciones franco mexicanas
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BISAYO DE HISTORIOGRAFÍA
SOBRE LAS RELACIONES FRANCO MEXICANAS
Javier Pérez Siller
Libro de texto de historia J. Guioü F. Ma¡re, Histoire d¿ France depuis les originesjusqu'a not joun, Pa¡is, 1913, P. Delaplane, 19t3, p. 218.
UNTVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLAInstituto de Ciencias Sociales y HunranidadesMtro. Roborto Vélez Pliego, Director
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FormaciónAliciaMendoza
D.R. O Javier Pérez Siller
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Puebla México, 1997.
lnstituto de Ciencias Sociales y HumanidadesAv. Don Juan de Palafox y Mendoza 208
C.P.72000, Puebla, Pue. Tel. (22)462600
L
ENSAYO DE HISTORIOGRAFÍA
SOBRE LAS RELACIONES FRANCO MEXICNAS
Somos, por nuesfra situación continental,la quc Francia es a Europa:
el punto de intersecciónd¿ los dos grandes culturas humanas.
Antonio Caso
"El sueño de Napoleon", Méxicn, 1924
I-a historiografía reciente de la Amé¡ica l¿tina tiende a Írcordar un lugar
importante aI concepto de modernidad, el que fue definido por el movimiento
filosófico del Siglo de las Luces, en la creación y consolidación de las jóvenes
naciones.t No se úata solamente de subrayar, como lo hicieron los histo-
riadores del siglo >o<, la influencia de esas nuev¿rs ideas sobre Ia cultura
de los criollos y de los mestizos, o el efecto de la invasión de España por
Napoleén I en las actitudes de las élites coloniales y el movimientoindependentista" Se trata más bien de evocar las formas de sociabilidad yde lo pollüco que emergieron desde el siglo xvm y culminmon durante laRevolución francesa.z Una sociedad que busca romper con el Antiguo Régimen
para emprender las vfus de la modemidad y que podemos caracterizar, de
manera simplif,rcada, por dos ideales: uno de relaciones entre los hombres
--+iudadanos iguales en derecho- y otro de poder -la soberanfa del pueblo.
Valores simbolizados en la consigna: "Libertad, Igualdad, Fraternídad" y
encarnados en la República. A lo largo del §iglo rc<, ésta se impuso, con
muchas dificultades, en Europa como en los nuevos países de América- Asl,
en 1889, cien arlos después de la Revolución, la República francesa ---en
I Hacemos particulamrente referencia a la historiografia europe.a. Ver la obra co-
ordinada por el Centso de [nvestigrciones de Historia de América Latina, Université
de Paris-t, L'Amérique latírc face aux moddks européens: ernprunts, adoptatbns, refus
(XIXe-)Ok siécles), Bordeaux, Maison des Pays Ibériquas, 7997 (en prensa).2 A ese propósito ver los tabajos de F.X. Guerra, Marie-Danielle Demelas y Pilar
Gonáez Bernaldo, en Francia, pero tanbién los de Antonio Annino en Italia y Carlos
Chiaramonte, en Argeutina.
rcciente consolidación- era una excepción en una Europa. monárquic4 mientrasque en el Nuevo Mundo, los jóverrcs pafses se debatían en una larga y diffcilpr&tica (¿o ficción?) republicana.
La historia de las relaciones infernacionales, a partir del estudio delas fuentes üplomáticas, constituye un observatorio privilegiado para mediresta pogresión (que aún no temina). Ella permite seguir la evolución dela percepción que los representantes de cada país se hacen del mundo en
el que viven, comprender sus ambiciones, analizar sus proyectos y explorarlas estrategias que deben apücar paraalaryar la inflr¡encia económic4 políücao cultural de sus naciones, o para aftar.z,at una situación geopolftica.t Losinfomrcs üplomáticos
-fuente clásica, pe.ro frecuentemente lefda y explotada
superfrcialmente- y los esüdios sobre las relaciones entre los pueblos, se
convierten así en una especie de espejo donde podemos ver reflejadas las
imágenes de la recepción, adopción y adaptación de modelos sociales.
La publicación del último volumen de las guías razonadas sobre lasrelaciones franco mexicanas, 1911-1924, editado por el Archivo HistóricoDiplomático de México "Genaro Estrada",2 ofrece la ocasión de hacer un
balance sobre este vasto sujeto, reubicándolo en su contexto histuiográfico.
Un tem¡ im¡rcrtante descuidado por la historiografre
Los rabajos sobre las relaciones franco mexicanas no son legión. Después
de una búsqueda en las bibliotecas parisinas y mexicanas, así como en algunas
revistas y caálogos de historia, encontramos más de,setenca referencias, entre
las cuales sólo existen cinco libros publicados, dos decenas de artículos, variostr¿bajos universitarios y los compendios y colecciones de fuentes editadospor el fuchivo Histórico Diplunático Mexicano (AHDM) que ha lanzado
más de una veintena de lnrlos. Importante número, cierto, pero insuficiente,si comparamos los numerosos a¡tículos y fuentes, con los pocos estudiosprofundos...
I Paul Claval, "Imagination stratégique et systémes poütique.s : l'Elport des approches
historiqnes", en Hérodote. Revuc dc géographie et de géopolitiquc, no 14t75, Puis,1994, pp.45-62.
2 I4s relrciorcsfrarrco mexicanas, 1911-1924, México, SRE-EI Colegio de México,
1994, pp.416.
Esta ccxltrdicción puede explicarse cuando observamos el riüno depuHieión, las circunstancias en las cuales fueron producidos los textos, los¡Er. €s¡\)oirhs y lre motivrciooes que guiaron a los autores. Nos centra-tr (r d cxaea dc la histriografia posterior a la Revolución, ya que
hm cmsagrado un artíc,r¡lo a la segunda mitad del siglo xx.' Existen cuatroExmentos, olas o "generaciones", el¡laapaírcifut de estos trabajos: la primeraola (1923-1933) se caracteriza por la reproducción temática de fuentes y laedición del primer libro que hace un balance de Ia acción de la colonia francesa
en México. La segunda (1957-1964), la más producüva, es el resultado delencuentro enhe Ia intensa actividad de reflexión histórica generada por laprimera generación de intelecu¡ales nacidos después de la Revolución mexi-c¿rna --{ue hace su propio balance- y los intercambios culturales animadospor el Imtih¡lo Francés de América Latina (FAL), instalado en México.2
El IFAL ganó la ate¡ción y simpatía de jóvenes investigadores mexicanos
{ue se convirtieron en intele€h¡ales, poUücos e historiadores consagrados-y, en colaboración con el Colegio de México y el AHDM, se Ianzó alcralizar,traducir y publicar, in eúenso, las ñ¡enfes diptomáticas. En este senti& estas
instituciones fueron las herederas de los trabajos pioneros realizados aI finaldel siglo rur po Matfas Romero (en su correspondencia de la I¿gación mexicana
en \Vashington) y las continudmas &la ggñe ArcWvos dipbmdticos m¿xicanns,
iniciada pu Genaro Esrada a principios del siglo »<. Este proyecto, asf comola publi«rcift de cinco, de ocho títulos, de los compendios de fuentes que
encontramos, som el fruto de este primer impulso. Un periodo que se termina,
simMlicamente, con la visita del general Chades de Gaulle a México, en
t9«.I¿ tercera generación de rabajos (1%8-1976) corresponde a una época
que tenfa un gran inteés en las sociedades llarradas del "Tercer Mundo",en las relaciones entre los palses desarrollados -+ imperialistas- y los países
pohes, para los que la historia de las relaciones internacionales sirvió de
ilustración. No se busca descubrir y explotar nuevas fuentes primarias, se
I Para el siglo xx ver lavier Pérez Siller, "L'image du Mexique dans les publicaüons
frangaises; L¿ Porfiriat 1867-1905", en L'Amérique latine et la "rnuvelle histoire",
Paris, CREDAL-CNRS, 1990, pp. 306-338.2 fu 1949 a L962, el hisüoriador Frangois Chevalier organizó en el IFAL las famosas
"Mesas rodondas de historia comparada" que reunieron a un buen número de inves-
tigadores mexicanos y franceses. Eüas contibuyeron a mejorar las relaciones culfurales
frarrco mexicanas y a crear puentes en la investigación y reescritura de la historia.
A¡o{No H¡srórJco DtprcMlnco MDüo{NoGuü¡ ruu HrruI»rdlÉ E Mar@
I.AS REI.ACIONESITANCOMEXICANAS
(r9l r-192{)
tomo V
SECRETANIA DE RT,¡.AOONES EXTEnIORES
ló0oo
tgt¡,r
prefrefe más bien lareflexiúr para
sacar las gr:mdes lfneas de inter-pfetación. [,os temas privilegiados
son, entre ot¡os, la Intervencióny el imperio de Maximiliano, Iaimagen de ltfuez en la prensa
francesa las relaciures económi-cas y comerciales ent¡e los dospafses, la inmigración y hasta un
balance de las relaciones cultura-Ies animadas por Alfonso Reyes.l
En fin, la cuarta generación
(1985-1995) está ligada directa-mente al entusiasmo por la cele-
bración del bicentenario de laRevolución francesa. Una ocasiónpro¡úcia para evocar las relacio-nes entre los dos palses, para
apreciar las influencias culturales
de Ia "Gran Revolución" sobre lahistoria y el imaginario mexica-
nos.2 Esta ola, que conoce el más grande número de rabajos universitariossobre nuestro tema (realizados en Francia, pero también en México), fuecoronada por la publicación de la última Guía de fuentes sobre las ¡elaciones
franco mexicanas, 191 1-1924.3
I Se tata de la tesis de Estado de Pauiette Patout, publicada como libro bajo
el título Alfonso Reyes et la France, Pa¡is, Klincksiech 1978.2 A título de ilust'¡ción citemos los a¡tículos publicados en la revista Hístoria
Mexicana; vol XXXVItr:l (149), julio-septiembre 1988 : Guadalupe Jiménez Codinach,
"Confédération Napoléonnie. El desempeño de los conspiradores militares y las
sociedades sesretas en la Independencia de México", Jacqueline Covo, "[,a idea de
la Revolución francesa en el congreso constituyente de 1856-1857", Iean-Pierre Bastian,
"El paradigma de 1789. Sociedades de ideas y Revolución mexic¿na".3 Las relaciones franco mexicanas, 1911-1924, op. cit.
diplomática "que faciliten el reconocimiento, la evaluación y el estudio" de
los ricos fondos documentales del AHDM. Su objeüvo más general fue invitaren una colaboración estrecha a diferentes instituciones (la Secretarla y ElColegio de México) con el fin de garantiza¡ "lL mejor salvaguarda" y ca-
talogación de la integridad de documentos y ofrercer al público "un material
de lectu¡a atractiyo, pues le dará una idea vlvida (sic) de muchos aconte-
cimientos históricos que en una forma o en otra han forjado el destino de
México..."tEsas gulas se inspiraron en el asiduo rabajo del historiador Luis
Weckmann, quien publicó en 1958, cuando era secretario de la Misióndiplomática en Francia, el sensacional ar-tículo "Un gran archivo histórico
m¿xicano en París ", durde anunciaba la existencia de un rico fondo de a¡chivos
en la Misión mexicana en esa ciudad.z Se raaba de la colecciúr, casi completa,
de documentos, infornres y corresponderrcias del periodo 1823-1929. Esos
papeles son sumamente importantes para la histonia de México y sus rela-
ciones cql Europa (recordemos que durante las primeras décadas posteriores
a la Independencia, la Misión de Parfs coordinó la üplomacia mexica¡ra en
Europa), asl como para entender mejor las estrategias del gobiemo mexicanoy los proyectos de algunos dirigentes de la Misión. A título de ejemplo,
señalemos algunos nombres de estós últimos: Lucas Alamán, Lmenzo &,7avala"
Juan N. Almonte, Francisco Leó'n de la Barr¿ Alfonso Reyes o Isidro Fabela.3
Esos fondos también contienen documentos enviados a autoridades mexicanas
por personalidades francesas que se pronunciaron sobre los acontecimientos
internacionales o respecto de las políticas adoptadas por los dos palses, como
Tocqueville, La Fayette, Guizot o Casimir Périer.a
Después de ser transferido ese fondo al AHDM, en la ciudad de
t Daniel Cosío Villegas, "Prefacio" a La¡ relqcbnes franco mexicanas 1823-1838,
México, SRE, 1961, p.X[.2Luis Weclonann, "Un gran rcbivo histórico mexicano en París", Hísloria Mexicana,
vol.Vltr:l (29), 1958, pp. 81-93.l Mencionemos también a Luis G. Cuevas, Jua¡ Antonio de la Fuente, José Ma¡ía
Hidalgo, Tomás Murphy, Fernando Manguino, Emilio Velazco, Ramón Femández,
Antonio y Sebastián de Mier, Alberto J. Pani, entre ot¡os.a Existe una larga lista de ese tipo de documentos, donde se revela la orientación
de la política ftances& y las opiniones de los particulres sobre determinados aspectos
políticos, económicos y culturales.
México,t empezaron a aparecer las gulas.
Los dos ptimeros volúmenes fueronpublicados en 1961 y 1962" el tercero
en 1971; todos ellos redactados y diri-gidos por Luis Weclrrann.2 Los dos
siguientes fueron elaborados por unequipo de histodadores de El Colegio de
México y aparecieron en 1987 y 1994.3
Fue asl como, después de treinta y cinco
años se terminó, una fase aI menos, del
ambicioso proyecto de salvamento ydifusión de las fuentes sobre las ¡elacio-nes franco mexicanas lanzado por Coslo
Villegas. Desde entonces los investiga-
dores disponen de excelentes instrumen-
tos de consulta y reflexión para el periodo
1808-1924, en los cuales pueden encon-
trar numerosos resúmenes de documentos, inteligentes notas explicativas yúüles índices. Las gulas proponen, además, varios anexos con las listas
completas del cuerpo diplomático de los dos palses.
Paralelamente a ese rcscate, otros investigadmes de El Colegio de México
empezaron a explmar los documentos producidos pu la diplomacia francesa.
El primer trabajo apareció en 1957, fue un gueso volumen preparado porel historiador Ernesto de Ia Torre Villar sobre la correspondencia pollticarenriüda entre 1808 y 1839, aI Quai d'Orsay.a Entre 1963 y 1967 se editaron
I La dirección del Archivo Histérico Diplomrítico de México: Avenida Ricardo
Flores Magón n" l, Ex-convento de Tlatelolco, 06995 México, D.F., México,
Tel. (5) 782 33 41, Fax. (5) 327 31 83.2 Luis Weckman¡, Las rclacio¡tcs lrorro mexicanas, 1823-1838, México, SRE,
1961,388 p. El segundo volumen, Las relaciowsf'ratrco mexicatus, 1839-1867, México,
SRE, 1962, 476p. El tercero, Las relacbncs franco mexicanas, 1879-1885, México,
SRE, 1972, 295 p.,3 l-as relaciotusfranco meicanas, 18A-1911,México, SRE, 1987, 498 p. El quinto
volurren, I.as relacio¡us franco nexicanas, 1911-1924, Méxtco, SRE-EI Colegio de
México, l9P4, 416p.a Emesto de la Torre Yillu, Correspondencia diplomáfica franco-mexicana
(lE0E-1839), México, El Colegio de México, T.1, 1957.
Corr espondcncra diplomátíca
fronm-mexicanaf tGt6lel
vürñEN t\fM[¡o
k.iü, FóLs rdñ t h.¡r &ErNmN 'r Tr.r Vr'd
E(rcIOEBL!1957
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La abundancia de fuentes no ha enriquecido las síntesis.-.
Del conjunto de la producción historiográfrcd locatizada, artículos o estuüosuniversitarios, los más numerosos, en su mayorfa son fruto de reflexionesrápidas o de investigaciones académicas muy especializadas. Faltan, enconsecuerrcia, sfntesis generá{es que abarquen periodos largos o cortos, que
tomen distancia de los üemas espirnsos y polémicos, y que propongan, inclusive,análisis comparativos con la dinámica de las relaciones diplomáticas con otrospalses. Estas enormes lagunas contrasfan curiosa¡r¡ente con la abundancia defuentes primmias. Como lo señalamos más aniba, la selección, trduccióny reproducción de fuentes primarias fuE una práctica que inició en los años
veinte y se refm:¿ó en los cincuenta, debido a la actividad constante del ArchivoHistórico Diplomático Mexicano (AHDM) y de El Colegio de México. Esos
esfuerzos merecen un exÍmren particular.
Desde 1923, en medio de la reestructuración inúerna de la adminis-tración pública y de las negociaciones por alcanzar el reconocimiento inter-nacional del gobierno emanado de la Revolución, el polftico, diplomático e
historiador Genam Estrada tomó la iniciativa de organizar y catalogar losfondos fl6surie¡rales conservados eu el A¡chivo Histórico Diplomático.t Elimpulsó la iniciativa de difundir y seleccionar documentos "significatilos para
la historia diplomáüca", con el fin de publicar una serie de libros temáticostitulada: Archivo Histórico Diplonuitico, Algunos ar'los más ta¡de, se habfan
editado más de cuarcnta tltulos sobre diferentes temas, persurajes importantes(diplomáticos o pollticos en misiones) referentes a eventos "significaüvos",entre los cuales existen siete dedicados a las relaciones f¡anco mexicanas.
Cada übrito contiene dos partes: una reproducción integral & la selección
de documenúos sobne el tema y un estudio introductor, redactado por inves-ügadores, que rclara y ubica en la historia el problerna escogido.
En 1961 se inició la publicación de una segunda colección, impulsadapor el historiador Daniel Cosío Villegas, entonces directm del AHDM. Conla experiencia del Seminario de Historia noderna de Méxho y de su actividadcomo director de EI Colegio de México, Don Daniel propuso a la Secretarla
de Relaciones Exteriores editar una colección de gulas para la historia
I Gena¡o Esüada fue un incansable activista de la historia; fundó y dirigió las
Monogr$las bibliogrtificas meicanas, así como el Archivo Histórico Diplomáticoy la Academia de Historia Mexicana. Un übro fundamental de nuesto interés es
Un siglo de rclaciones intemacionales d¿ México, México, SRE, 1923.
otros cuatro tomos de correspondencia polltica diplomática para el periodo
1857-1867, selecciondos y traducidos por la historiadora Lilia Dlaz.r Por
último, et 1974, el AHDM publicó dos vohímenes, redactados también por
LihaDíAZ, que contienen los infomres "económicos" de los cónsules franceses
en Veracruz, Tampico, Manzanillo, MazatJán y la ciudad de México.'?
Estas colecciones de guías y fuentes diplomáticas facilitrn conside-
rablemente el trabajo de los historiadores y permiten rclativiza¡ las versiones
partidistas de los acontecimientos. Sin embargo, aunque desde los años 1960
los investigadores cuentrn con excelentes compendios documentales y con
útiles guías e instrumentos de consulta de a¡chivos, no ban tenido interés
por examinarlos y explotarlos a fondo. Cierto, hay asuntos que han sidoprivilegiados en el tiempo largo, así como algmos eventos relevantes, de
los cuales tenemos buenas monografías, pero las fuentes de primera mano
sólo han sido utilizadas por los datos que ellas contienen, como fuentes
informativas, y no como textos que encierran +ntre lÍneas- representra-
ciones y senüdos propios de un medio y una época. La reüsión rápida de
algunos temas tratados por la historiografía ilustra bien esta afirmación.
La inmigración: principio de los intercambios culturales
Este panorama historiográfico es general, aunque existen algunas excepciones
en cuanto a la abundancia de estudios. Es el caso de la inmigración tiancesa
y de los aportes de su colonia en México, en particular el de los famosos
"Barcelonnettes", población originaria del valle de Los Alpes, que ha sido
repetidamente Eatada. Desde el clásico libro de Auguste Genin, reedición
corregida y aumentada de aquel de 1908-09, prblicada en 1933, hasta el más
reciente de Pat¡ice Guy,3 todos describen el flujo de la población hacia México,
enfre el siglo xvr y la Revolución mexicana. Ellos ponen el acento en lacomposición de la colonia francesa, en sus acüvidades y éxitos económicos
I LlhaDíaqVersiónfrancesa de México. Informes diplomótícos, México, El Colegio
de México, 1964, 4 vol.2 Lilia Día¡-, Venión francesa dc México. Informes económicos, México, SRE,
L974, 2 vol.3 Auguste Genin, I¿s Frangais ou Mexique du WIe siécle d nos iours, Pais,
Nouvelles Editions Argos, 1933, y Patrice Guy, Pérégritation des "Barcelonn¿ttes"
au .Mexique, Grenoble. Presses Universitaires de Grenoble, 1980.
l0
y culu¡rales. El balance, como lo muestra
el artlculo de Jean Meyer,r es rico en
enseñanzas sohre Las relaciones internas de
esa comunidad que, alejada de su lugar de
nacimienúo, Erdo conserva su identidad osus idenüdades. Esto lo muestran los fa-bajos de Jean-Christqhe Dema¡d y deDavidSkerrit Gar&rer sobre los inmigrantes "fran-@-c(xltÉsos" que llegaron al Golfo de México(San Rafael y Jicaltepec).2 OEas investiga-cimes esu¡dian aspectos muy precisos, comoel artículo de Jacqueline Covo, sobre uno
de los periódicos de Ia colonia franoesa l¿Trait d'anion,r o sobre algunos episodiosparticulares, como La fiagedia deCliperlon..., isla en el Pacffico considerada
mexican4 pero ocupada por franceses.a
Hay aún algunos a¡tlculos y trabajos universitarios que bacen el se-guimiento de temas en periodos largos: rm siglo. Citemos, por eje,mplo, losde I. Fred Rippy y F. Mauro sobre las inversiones francesas o el de Bernard
Kap acerca de los intercambios económicos y coÍrcrciales,5 o el libro de
I lean Meyeq "L*e Franqais au Mexiqrrc au XD(e siécle", Cahi¿n fus Amériques
Latin¿s, Paris, IHEAL, no 9-1Q 1974, pp. 44-7L-2 Ver Jean{hristophe Dema¡d, Aventure extraordinaire d'w village frorc-comtois
au Mexiquc, Langres, Dominique Guéniot éditeur, 1982. Además, los trabajos de DaüdSkerrit Gardner: Colorws frarceses y modemizpción en el Golfo de Méxbo, lalapa,
Universidad Yeracnrzana" 1995.! Jacqueline Covo. "I¡ Trait d'Union, periodico frarrcés de la ciudad de México,
entre la Reforma y Ia Intervenciórl', Hlslorio Mexban4 vol.XXXV:3 (139), 1986,
pp.461476.
' Ma. Teresa Arnaud de Guzr¡án, La tragedía dc Cliperton. Lo isl¿ de la Pasión,
México, Argua 1982.r J, Fred Rippy, "hench Investrrents in Mexico", Inter-Amerban Economic Affairs,
1948. Frederic Mauro, "[rs investissements frangais en Amérique latine XD(e-XXe
siécles", Congrés dc l'AssocialionFrangaise des Histori¿ns Economistes, octubre 1973.
Bemard KAPP, "I-es relations économiqrrcs extérieures du Mexique (1821-1911) d'aprés
les sor¡rces frangaises", eo Ville et commerce, Paris, Klénswk, 1974,
l1
Dr. Jorgc Siloo
\:I.UÍ'ITOS I¡R,T NCESESE\
I\I E X.I C O
EOr ¡0[lAL ^¡lEÍtclD.r..¡.. t7
rf,xIco. tt.ó
Juan Manuel Romero Gil, referido a las minas de El Boleo (en Baja Califomia).'Pero se trata de análisis rápidos, de buenas descripciones que intentan hacerun balance general y no penetrar su impacto. Se pude decir lo mismo para
olros problemas, como el de las influencias culturales. El texto de Jorge Silva,que analiza varios trabajos de autores franceses sobre México,2 o el estudioclásico de Leopoldo iZea sobre los positivisas en México,3 son buenos y aisladosejemplos. La imagen de los dos palses y su percepción en la opinión pública
--de las que tenemos varios testimonios desde el siglo )o(, lianto en la prensa
francesa (algunos periódicos y revistas como L'Illusttal¡on o Iz Temps) comoen los escritos y descripciones de viajeros-,4 no han sido bien abordadas.
También hacen falta estudios que traten las vicisitudes de la inmigraciónmexicana en Francia, la vida de esta colonia en Parls, Ia influencia de losestudios realizados ¡or mexicanos y su impacto a su regreso, así como laimagen que se tiene de Francia en México. He aqul varios temas dejados
de lado que, con la excepción de trabajos universitarios o de pequeños artículoso libros r¿uos, como el de Moisés González Navarro sobre los positivistasmexicanirs en Francia o la parte consagrada a este país en su libro reciente
l,os extranjeros en México y los mcxicanos efl el efiranjero,5 son ejemplosque confirman la ausencia.
Fuera de esa producción que toca periodos largos, nuesüo corpushistoriográfico revela más bien una tendencia a ocuparse de episodios par-
ticula¡es y puntuales. acontecimientos que opusieron o unieron a los dos países,
sobre las actitudes políticas y la génesis de los conflictos bélicos du¡antelos procesos de Independencia la famosa "Guerra de los pasteles", 1837-
39, la intervención de Napoleón III, el Imperio de Ma¡rimiliano, el pufrriatoy la Revolución.
I luan Manuel Romero Gll, El Boleo. Un pueblo que se negó a morir,1885-1954, México, lfniversidad de Sonora-CEMCA, 1991.
2 Jorge Sil,va, Viajeros frarceses en México, México, Editorial Americana, 1946.3 l,eopoldo Z,ea, Iil positivismo en México, México, FCE, 1968.¡ Ver el a¡tÍculo de Ma. Dolores Morales, "Viajeros extranjeros y descripciones
de la ciudad de México, 1800-1920", en Historias, N" 14, juüo-septiembre 1986,
pp. 105-143.5 Moisés González Navarro, "t-os positivistas mexicanos en Francia", Historia
Mexicano, vol,f,{: l (33 i. 1959, pp. 1 1 9- 1 29, y Lo s extranjero s en México y los Mexicanos
al extranjero, México, El Colegio de México, 1995, 3 vol.
t2
De los complots a la t'guerra de I'os pasteles"
Desde principios del siglo )o(, la emancipación de las antiguas coloniasespañolas fue interpretada como una consecuencia directa de lainfluencia del modelo francés. La hdependencia fue percibida entonces como
el resultado del relajamiento de los lazos de España -invadida
porNapoteón I- con sus posesiones americanas, o de los complots de grupos
secretos, como las bgias masónicas, o de la acción de espías y militresenviados por el ejército napoleónico. Una representación muy üfundida porlas diplomacias española, portuguesa, inglesa o norteamericana que nrvo ungran eco en los escritos de intelectuales mexicanos. Así lo muestran las pu-
blicaciones históricas de Lucas Alamán, Lorenzo de 7-avala o José María
Luis Mora (todos ellos represer¡tantes de México en Francia o residentes enixParfs) que han sido retomadas por muchos historiadores hasta nuest¡os días.
En su libro, Primeros contactos diplomáticos entre México y Frarcia,1808-1839, basado en las fuentes diplomáticas francesas,r Jacques Penot
muestra los titubeos de la política exterior de Napoleón frente a las colonias
españolas: primero exigió el reconocimiento del nuevo rey, Joseph Bonaparte,
después, frente a la resisencia esp{ola, se cstvierte en un partidario de
la independencia -a cambio de una paz al interior de la península- En 1808,
Napoleó,n envió varios agentes secretos a América (a Veracruz, Cartagena,
Buenos Aires, Caracas...) para actuar en favor del movimiento y, hacia fines
de 1809, comunicó oficialmente al Cuerpo Legislativo sus simpatlas por los
insurgentes.2 Penot describe las peripecias de los agentes: el general D'Alvimar,apresado por las fuerzas realistas en agosto de 1808, entró en contacto con
Miguel Hidalgo, o el general Panis, fusilado en 1811, el que ayudó a Morelos,
o Desmolards, jefe de los agentes, quien estableció su cuartel general en
Baltjmor, EUA, en 1809. Este último hizo circular un folleto -"finnado
por
el rey Joseph Bonaparte"- en el que los franceses ofreclan ayuda nnterial(armas y dirrcro) a los insurgentes. En 1810-1811, el ministro plenipotenciario
de Napoleón en Washington expuso esa polltica al presidente Madison y debaüó
con Morn(b, entonces secretario de Estado, una estrategia para apoyar la
emancipación...
I Jacques Penot Primeros conlcrctos diplomáticos enlre México y Fratrcia, México,
Secretaría de Relaciones Exteriores, 1975.2 Moniteur [Jniversel del 14 diciembre de 1809, citado por Jacques Penot,
Ibid., p. 28.
l3
Jacques Penot
PRIMEROS CONTACTOSDIPLOMATICOS
ENTRE MEXICO Y FRANCIA1808 - 1838
ffiSTCRIIAR Á DT REhC¡ONS trTIR ORF§
rl^r!!ó!... Mlr.ó D F
Estos acontecimientos, de ordengeopolítico, reforzaron la idea de laparticipación de Francia en la Indepen-
dencia, percibida más como la continui-dad de la lucha contra la hegemoníainglesa
-se menciona Ia intervención de
Luis XVI en la Independencia de Esta-
dos Unidos- que como una voluntadde imponer o imitar un modelo social.
En este sentido, el a¡tlculo de Guadalupe
Jiménez Condinach insiste sobre la pista
del complot y la ayuda francesa" pero
ayanza al mismo tiempo la idea de lafascinaciÓn por la trayectoria de
Napoleón "el grande".t Después de su
fr&aso, sus partidarios crearon Ia Con-federación "napoléonnie" y, an contacto
con los insurgentes y grupos masónicos(en particula¡ las logias Lautaro de
Filadelfia y de Londres), se lanzaron a la aventura. Entre sus objeüvos figurabala independencia de México (Joseph Bonaparte se convertirla en su rey), lade Brasil y de Buenos Aires, y, punto central del proyecúo, lograr la fugade Napoleón de Santa Elena...2 Si esta conspiración tuvo un fracaso rotundo,la idea de complot como el inicio de la Independencia parece muy arraigada,
en deirimento de la participación de los movimientos sociales o de las in-fluencias económicas y culturales. Esta versión no da suficiente importanciaa la toma de conciencia y la actitud de las élites criollas en favor de laemancipación, ni de su gestión diplomáüca o sus misiones en Europa, accionesque son úatadas a profusión en los informes diplomáticos, publicados desde
los años üeinta, por el AHDM.3
t Guadalupe Jiménez Condinach, "I-a confédération napoléonnie. El desempeño
de los conspirado¡es militares y las sociedades secretas en laIndependencia de México",Historia Mexicano, vol.XXXMtr: 1, julio-septiembre 1988, pp.43-67.
2 lbid., pp. 54-55.3 Ver, en particular', los übros de Antonio de la Peña y Reyes, La diplomacia
mexicana: Pequeña revísta históic¿, México, SRE, 1923, y de Isidro Fabela, l¿sprecursores de la díplomacia mexicana, México, SRE, 1926.
t4
I¿ fascinación por Napoleftr y sus métodos de gobiemo también hatenido mucha influencia. liménez Condinach concluye asf:
No es pura coincidencia que el modelo napoleónico haya influido en el
nacimiento de México oomo imperio, y que su primer emperador haya sido
un oscuro oficial [...] Iturbide no es la excepción sino la regla en los años
que siguieron, aunque el título cambia¡a de emperador a dictador, pesidente,
direct¡rr supremo, Bolívar, Bravo, Guerrero, Bustamante, Santa Anna, Gómez
Ped¡aza, para rnencionar unos pocos, son ejemplo claro de ex-oficiales que,
al volverse gobernantes, se consideraban "indispensables" ¡»ra mantener el
orden y defender la independencia, aún cuando algunos no tuvieran ot¡a virtud
para ocupar su cargo que la experiencia adquirida en el campo de batalla.t
I¿ admirrción que ciertos milita¡es y polfticos del siglo xD( -y hasta del
siglo )o(- tienen por Napoleón, no significa que vean en él un modelo de
sociedad modern4 esto respotde a la búsqueda de un patrón a imitar en
el arte de gobernar o de llegar al poder. Dos aspectos que nos conducen
a la forma de régimen, tan discutida duante la primera mitad del siglo )oqy al^füe,E,l y legitimidad de los actres políticos. Sobre este último rrspecto,
las fuentes de archivos aportan rambién su luz. Ernesto de la Torre Villar,saca Írsí una conclusi&r de su lectura y traducción de los infomres diplo-máticos franceses de 1808-1839:
Desde esos años se advierte la tenible necesidad que tenían los partidos
políticos mexicanos, de apoyarse en el exte¡ior como medio de forLalecerse
y venoer al encmigo interior, recurso que había de llevarnos no sólo a laconviccirin de nueska propia debilidad política, sino aún más, a aberracionas
disolventes de nuestra nacionalidad.2
La debilidad del gobiemo y las luchas intemas por el poder son elementos
valorados, sobre todo pm la diplomacia. Étos jugaron ciertrmente ur gmnpapel
-incapacidad del gobierno para cubrir sus compromisos intemacionales
o pafa q)onefse a infundadas exigencias extranjera§- durante el conflictode 1929-1938, que lo enfrentó a Francia, y terminó en el evento conocidocon el iróniccl nombre de "Guer¡a de los pasteles", en referencia a las re-clamaciones financieras de un pastelero francés.3
l lbid., p.63-64.2 Enrique de la Torre Villar, op. ar, p. X.3 José Bravo Ugafe, "El conflicto con Francia de 1829-1939", Historia Mexicana,
15
La manzana de la discordia: la Intervención de Napoleón III
Romper con Espala no fue suficiente para crear una país independiente; faltabaaún conquistar el reconocimiento y respeúo del concierto de naciones, definirel régimen político y construk un verdadero Estado, con insütuciones propias
y adecuedas a las costumbres de la población. Esos problemas existen en
el centro de las relaciones franco mexicanas hasta 1867, más aún cuandola polltica exterior francesa estaba condicíonada prr la competencia con
Inglaterra -¡eina de los mares-, por sus intereses económicos y comerciales,
y por su ambición de cmquista imperial.
Tema central de este periodo, la Intervención y el Imperio es el objeto
del mfu grande número de trabajos, de libros, de arfículos, pero también de
varios compendios de fuentes, de memorias, de testimonios de la época yhasta de estudios historiogáficos.' Desde el siglo xtx econtramos ya algrmas
novelas,2 ta más reciente en este siglo es la del escritor y diplomático Fernando
del Paso.3 Los puntos de discusión sobre esos acontecimientos son mrlltiplesy apasionantes. Evoquemos las causas inmediatas de la intervención, en lamentalidad y en las relaciones exteriores entre los dos palses, así como su
contexto. En general, la excusa se reduce a la suspensión de pagos de ladeuda externa, decidida por el gobierno de Juárez el L'l &, julio de 1861,
y al desconocimiento de los bonos Jecker,a en medio de la guerra civil que
vol.Il:4 (8), 1952, pp. 477-5A2. Ver también La primcra guerra entre Méicoy Francia,
prefacio de Antonio de la Peña y Reyes, México, SRE, 1927.I No haremos referer¡cia aquí a la enorme bibliografía (mexicana y francesa, pero
también inglesa y norteamericana) consagrada exclusivamente a la Inbervención y al
Imperio de Maximiliano, sino de manera muy general. Ver por ejemplo el libro clásico
de Ma¡tín Quirarte, Historiogr$lo sobre el Imperio de Maximiliano, México, UNAM,rceditado en 1993 (ka. ed. 1970).
2 Recuérdese Ias novelas de Juna A. Mateos.3 Fernando del Paso, Noticias del Impeio, México, Editorial Diana, 1987 (trad.
francesa).a Ha sido poco estudiado el personaje Juan B. Jecker (nacido en Porrentruy, ahora
Suiza), durante algunos años residió en la ciudad de Méico, estuvo ligado al comercio
con la famosa casa Jecker, de la Torre y Compañía, e impücado en varias tentativas
de invasión, en particr:lar la de los hübuste¡os f¡anceses en Sonora, 1852 y 1854,
y en el preludio de la Intsvención. [,os "Bo¡¡os Jecker" resultan de un contrato por
15 millones de pesos que firmó con el gobierno conservador del general Miguel Miramón.
El cual sólo recibió un millón de pesos.
t6
opmfa a liberales y consewadores. Ofas caus¿rs se refieren a los intereses
económicos y cmrerciales franceses, mientras que algunos autores van násallá y hacen alusión al impacto de una ci€rta representación (de abundanteriqueza inexplotd¿ "EI Dtrado", de un pafs que no se sabe gobernar) en
el imaginario francés, aümehhda pm los viajeros y la prensa, que sirvió a
la esúategia geopolltica de Napoleón III y a su polltica intemacional.r
Las fuentes diplomáücas permiten jerarquizar y problematizar esta largalista de causas, aún incom¡ileta. Es a panir de tal análisis que Liüa Dfuzofrece un fino balance sobre los oilgenes de la interverrción y las maniobras
de los conservadmes porllamar'la atención y ganar la venia de las artoridadesfrancesas. Ella explica cétno, dtide 1852, los consrvadores ponen en ptácaca
una estrategia para establecef, una monrqula. Enre los infonnes diplorráticos,cita una convcrsación reveladora entre Lucas Alanán, minisro de Relaciones
Exteriores y llt}lr de los conserúadore§, con el emb4iador frarcés en México,sostenida el 22 de abril de 1852:
Usted conoce muy bien los esfuerzos que hacemos para alcanzar nuestos
objetivos -dice Alaná¡r-, usted sabe cuáles son los principios pollticos gwqrpremos hacer prevalecer aquí; son los gue vuestro ilustre Soberano ha sabido
imponer brillantemente en Francia y refonu en Europa [...] Nosohos que-
remos calcar nuestras instih¡ciones de las de Francia, estableciendo aquí una
rronarquía heredita¡ia [...] Pero para logrado nece§tasros la simpatía de Europa,
en general y el apoyo de kancia, en particular [...] Si el emperador Napoleón
quiere ayudamos, prede hacerlo; él pude garantizar nuettra independencia y
conhibuir a desrrollr nuesEa fntencia a fin de hacer un contapeso a lade los Estados Unidós.2
El modelo monárquico es admirado y valorado por Lucas Alamán, en una
perspectiva geopolítica. Él apuesta a la consolidación del Imperio de
Napoleón III (estrella fagaz de su época), a los regfmenes monarquistas, asl
como su expansión en Europa y en sus colonias, y menosprecia la influenciacreciente de l,os republicanos que, a pesar de todo, años más tarde resultarán
victoriosos en México y en Francia (en esta última será después de la derrota
I Ver el a¡tículo de Iosé Fr¡entes Ma¡es, '1trashington, París y el Imperio Mexicano",
Historiq Meicotq )Otr:2 (50), 1967, pp.244-271.2 Lllril Dfaz, Versión frarrcesa d¿ México, México, El Colegio de México, 1963,
TJ, pp.3542.
l7
MARTfN QUIRARTE
HISTORIOGR AFÍ A SOI]IIE
EL IMPERIO DE N,{AXIN4ILIANO
UNIVERSIDAD NAOONAL AUTÓNOMA E MEXIMffi'C^dONE Ñórc§
de Sedan). El partido de Alamán, con
su modelo de poder monárquico,fracasó históricamente, de la misma
manera que la Intervención y elImperio.
Si las ideas monárquicas
sedujeron a los conservadores, no po-
demos reduci¡ a ese solo aspecto las
causas de la voluntad intervencionista
del lmperio francés, misnra que se
menciona desde muy temprano en la
correspondencia diplomática france-
sa, como lo prueba Jean Meyer.rDesde los años 1830, subraya el autor,
los representantes de la Quai d'Orsay
en México envfan en su coffespon-
dencia comenta¡ios persistentes de
este tipo: "La intervención euopeapuede ser considerada como un éxito
fácil", o este oro: "hay que instaurar
una Monarquía destiruda a frenar el expansionismo americano". En 1843 se
habla de la 'Misión Santa que se le ofrece a Francia'', para terminar en 1857,
con un '!roy*to dc regeneración de México". La "volunfad & conquista'
de los diplomáticos y, por reflejo, del Imperio, fue reforzada en la opinión
pública por las merqorias de los viajeros que transmiüeron una imagen de
México rico, anárquico, en búsqueda de un gobierno fuerte venido de Europa.2
NcÉl Salomon va más lejos en su observación y subraya las carnpaÍÍas de
prensa, animadas pxr los financieros y políticos cercanos a Morny (amigo
de Jecker y medio hermano de Napoleón III), para convencer a la opinión
priblica de la necesidad y buenas razofles de la "expedición".3
I Jean Meye-r, "tr Mexique dans les archives diplomatiques et consulaires frangaises",
Caravellc, n' 13, 1969; versión española publicada eÍ Histolia Mexbana, ÑX:2 (74),
1969.2 Margarita M. Helguera, "Posibles antecedentes de la Intervención francesa",
Historia Meilcana, vol. XV: I (57), 1965, pp. l'24.rNoél Salomon,Jrulrezenlaconcienciafranceso, 18ó1-1867, México,SRE, 1975.
18
A la luz de estos úabajos y de los documentos de los archivosdiplomáücos, la vieja discusión, & 1924, sobre los errores o las virtudesde Napoleón Itr y de Maximiliano, sostenida por Antonio Casot y ManuelPuga Acal,2 cobra ot¡a dimensión.3 Un alegato enriquecido aún más por laspublicaciones del AHDM, entre otros; po«lue nos ofrecen la posibilidad deevaluar los argumentos de los dos campos rivales (monarquistas y republi-canos), su pensamiento y las relaciones que establecieron en Europa y América:de un lado, la acción diplomáüca de los conservadores, a través de los informesdiplomáticos francpses publicados por Lilia üaz; y de otro, los drcumentosy reflexiones de los republicanos, a través de las notas de Juan Antonio delia Fuente, embajador ante Napc[eón III,a y los informes de Jesrús Terán, enviadoconfidencial de Juárez en Europa. Este último menciona la oposición activade los republicanos franceses contra la política imperial de Napoleón IlI, en
particular la del gru.ro de Jule Favre, quien precipitaría la calda del Imperioy el nacimiento de la IIIa República.s Esta confrontaciór¡ se extiende tambiéna la opinión pública: la mirada liberal fue nufida por los escritos del periodistaFrancisco iZarco, reeditados en 1929 y 1958, 6 mienüas que la mirada imperialse desencadenó en la pfensa conüa la figura de lt6tez, presentado comos6sialis¡¿ y hasta anarquisla.T Citemos, en fin, un balance secular sobre el
I Antonio Caso perteneció al grupo del Ateneo de la Juventud, estudió en Francia
y difundió las ideas bergsonianas en México. Fundó el es[¡dio de la filosofía en la
Escuela Nacional Preparatoria y fungió como Rector de la UNAM en los años veinte.2 El poeta y profesor de lengua francesa Manuel Puga Acal fue un polemista
que se forrró en Francia. Él tradu;o el libro de Emile Olivier, La inuruerción francesay el Imperio dc Maxíniliano, pubücado en Guadalajara, Tipografía de Artes, en 1906.
3 Ver el a¡tículo de Juan Hemández Luna, "Sobre el Imperio de Maximiliano:
Antonio Caso vs. Manuel Puga y Acal", Historia Mexican4 vol. XVII:2 (66), 1967,
pp.230-239.a Notos fu don Juan Antonia d¿ la Fuente, ministro de México cerca de Napoleón
III, prefacio de Antonio de la Peña y Reyes, México, SRE, 1924.5 La misión confrdcncial fu Jesús Terán en Europa, prefacio de Gabriel Saldívar,
México, SRE, 1945.6 Frotcbco brco ante la infetyencióny el Imperio, 1863-1864, pefacio de Osca¡
Castañeda Bates, Mérico, SRE, 1958, y Comentarios dc Frozcisco Tarco sobre laintemenciónfrancesa (1861-186j), prefacio de Antonio de la Peña y Reyes, México,
sRE, 1929.7 Noél Salonron, op. cit. Señalemos ta¡nbién el artículo de Jacqueline Covo, "L'image
19
conjunto del periodo redizado por intelectuales mexicanos y franceses re-
unidos en las "mesas redondas de historia comparada", organizadas en Méxicopor el Instituto Francés de América Latina, IFAL.'
Si Ia intervención y el Imperio de Maximiliano constituyen, sin dudala aventura más difícil en las relaciones diplomáücas entre los dos países,
este aconte¿imiento pone en escena los dos modelos concrurentes que losrctores sociales se esfor¿aron por irstaurar para entrar en lia modernidad: lamonarqufa y ia república.2
Las inlluencias culturales y la Revolución mexicana
Es paradógico const¿tar que después de la guerra ent¡e los dos países, el
porhriato es el periodo histórico durante el cual las influencias culturalesfrancesas encontraron más terreno fértil, al punfo de que las élites pofrristasse considefaban, ellas mismás, afrancesadas.3 Pese a todo, las investigaciones
sobre Ias relaciones franco mexicanas de este periodo son menos numerosas,
aún cuando se trate de aspectos importantes, como la reconciliación diplo-mática en los años 1880 o el afrancesamiento de las élites de fines del sigloxx, o los intereses de las potencias y las implicaciones geopolíticas durante
la Revolución.
Mencionemos de entrada el gran trabajo iniciado por Daniel Cosío
Villegas a principios de los años cincuenta. Don Daniel animó la direccióndel célebre "Seminario de Historia Modema" que produjo la serie sobre lahistoria de la República restaurada y el porfiriato.a El rúltimo volumen de
de Juárez dans la presse frangaise d l'époque de I'intervention au Mexique (1862-
1867)", Bulletin hispaniquc, TI)(XItr, julio-septiembte 1971, no 3-4.I A¡tu¡o Arnaíz y Freg, Claude Bataillon, et. al-, l,a intervetrción francesa y el
Imperio de Maximiliano cicn aías después, 1862-1962, México, Asociación Mexicana
de Historiadores e Instituto Franés de América l-atina" 1965.2 De la misma manera que en el siglo xx la lucha política se dio ent¡e los regímenes
capitalista y socialista; después de la Revolución francesa, 1789, se enfrentaron los
partidarios de la Monarquía con los de la República.3 Ver el articulo de Christophe Giudicelli en ese rúsmo número, sobre la Europa
en el discurso identitario mexicano.a Daniel Cosío Villegas, Hístoria mod¿ma dc México, México, HERMES, 12 vol.,
1955-1963.
2A
la serie, aparecido en 1963, se
consagra a la políúca exterior.Allí, Coslo Villegas aporta unpanorama general, pero sucin-
to, de las peripecias üplomá-ticas frarrco mexicanns,r limi-tándose a estudiar la "vidapolltica", a describir los acon-
tecimientos diplomáticos, de-jando de lado las moüvacio-nes económicas o los inter-carnbios culturales, que fuerurtocados en los volúmenesanteriores de la serie, pero que
sin los cuales se empobrece elesu¡dio.
De todos los temas, la recon-
ciliación es sin duda Ia más interesante. Después de la calda de los fus Imperios,
nada se oponla a que los republicanos mexicanos y franceses normaliza¡anIas relaciones. Este acontecimiento debió, sin embargo, esperar diez años.
El artfcr¡lo de Lucla de Robina Bonón y..."cuenta rlueva" y su compendio
de documentos de los archivos mexicanos y de Washingtm ilustra en detallela polltica de TuÁrez (llegar a una reconciliación "dign4 justa y equitativa")y su aplicrción por los gobiemos de lrrdo de Tejada y de Porfrrio Día2.2
Se pueden ver también las dificultades que frenan las negociaciones; en primerlugar, Méúco debla esper:ar que Francia diera el primer paso, así corno las
disoilpas qrc jamás Ueguon. En este sentido, citemos la enrevista del errcrgadode la trgación francesa en México con Ignacio L. Vallarta, secretario de
relaciu¡es exteriores, donde éste último declara:
Nuesha políüca se est¿bleció desde hace tiempo; el Presidente y el Congreso
la han proclanrado. España, Alemania e Italia ya la aceptaron. Si nosoEos
I Op. cit., ver el cupítulo "Dulce Francid', El porfiriao. Vda polltica eierior.Segunda pute, Méxicq ffiRMES, 1963, pp. 599-714.
2 Lwia de Robina, 'Borrón y... 'cuenta nueva"', Historia mexicana, vol.Xl: 4
(44), 1962, pp.62O-630, y Recorcilirción de México y Francia, 1870-18N, Prefacio
de Lucía Robina, México, SRE, 1963.
2l
actua.úros de otra manera con Francia, el autor de la guerra, el país entero
nos lapidaría.r .
El segundo problema es el origen mismo de Ia agresión: las reclamaciones
de la der¡da exterior (fundadas en la supuesta legitimidad de los bonos Jecker,
pret€xto ofrecido por Mmny -quien debfa cmtpartir los beneficios-de lavalidez de los bonos-- a su medio he[rtano, Npoleón III). Para los mexicanos
no era posible aceptar ---{omo lo exigían los bonapartistas y algunos mo-
narquistas franceses- esas deudas y recoü)cú los "empréstitos Maximiliano"que sirvieron pma financiar las tropas de ocupación, ni consentir taripocoa cubrir las reclamaciones de particulares por los efecüos de la guerra. Alcontrario, corno lo muestra Ia correryandencia publicada por De Robina algrmos
Iiberales mexicanos, y un buen nrimero de franceses, consideraban que México
habfa sido agredido por la Francia y que podfa legltimamente, ¡demandarreparaciones a éstalz .. I
Si la "reconcilirción" se alargó durante diez años -fue oficialmente
reconóeida en 1880-, los intercambim econóuricos y culturales no se in-
temruipibron; al contrario, se intensif,icaron. No hay, sin embargo, buenos
rabajós sobne esos aspectos econónricos y financieros, y pocos sobtt los
intercambios culturales, con excepción, claro est4',elel libro cita& de Lenpoldo
Ze¿ sobre los positivistas y algunos artfculos. Enüe ellos, el de Moisés GoluátezNava¡ro, que describe los primeros contactos entre los positivistas mexicanos
y frairceses, desde 1840,3 y sef,ala:
En 1878 publicó Littré en su rcvista un artíCulo, firmado por 'hn Mexicano",
en el que se explica el desarrollo del positivisno en México grrcias al esfi¡erzo
del "sabio y filósofo" Ba¡reda en la Escuela Preparatoria, y a la difusión de
esa filosofía enhe algunos políticos jóvenes.a
I A¡chives du Ministére des Affai¡es Etrangéres, Correspondance Poliüque, vol.
70, carta de Burdel al Ministro, ó de feb,rero de 1878.2 A¡chivo Histórico Diplomáüco Mexicano, serie relaciones franco mexicanas, carta
de Velasco al Secretario, 18 de octubre de 1879, doc. 44.r Moisés Gora,írlez Navarro, "t os positivisCas mexicanos en Francia", HLstoria
Mexbana, vol.[X:l, (33), 1959, pp.ll9-I29.a lbid., p. L2O.
22
I¿s relaciones enEe la escuela positivista y la reforma educativa, puesfa en
pr&üca por Baneda durante la administración de Juárez y trrdo de Tejada,
son bien conocidas, lo mismo que los jóvenes políticos que formaron el grupo
de los Científtcos. Sin embargo, el ritmo y la frecuencia de esas relaciones(primeros contactos entre ConEeras y Comte, participación de Barreda a losseminarios del Pal¡tis-Royal,' restablecimiento de relaciones, en 1881, porBaneda y Aragón con el grupo de Laffitte; participación mexicana a la erección
de la estatua de Comte y a las celebraciones en el periodo 1894 a 1912;último inforrre de Aragón que termina en 1930) ilustran adecuadamente laexistencia de un medio intelectual, activo en México, en comunión con un
modelo frlosófico y social venido de Francia. Y esto sin menoscabo deleclecücismo bien conocido de los positivistas mexicanos.
En todo caso, si utilizando el arnra del positivismo los Científicos die¡onfundamento y racionalidad al régimen porfirista y diseñaron una estrategiageopolítica que hacia de las relaciones cür los europeos un contrapeso a loscrecienles intereses norteamericanos, los fundamentos de esas relaciones yel rol preponderante de Fnancia en esta estrategia son, por el contrario, malconocidos. No obstante, debemos considerar una pardoja importante; la in-fluencia francesa cmtribuyó a la cmsolidación del modelo social porfrista,pero otfa influencia, t¡mbién venida de Francia se encuentra en el origen
intelectual del movimienúo que habría de proyocar su caída... Esta tesis,
sostenida desde hace tiempo por muchos historiadores, como J-D. Cockcroft,E. K¡auze o FX. Guerra fue pnofundizada en un artlculo de Jean-Pierre Bastian.t
I¿ acción del movimiento asociaüvo, débil, pero acüvo en 1867, se
convierte en primordial hacia fines del siglo. Según Guerra y Bastian, las
asociaciones y sociedades de pensamiento (mutuales, logias masónicas, cír-culos espiriüstrs o cluhs liberales) se convirtieron en verdaderas escuelas
dorde se aprendlan y practicaban los valores democráticos e igualitarios y,
mediante una páctica pedagógica, so enraizaron esos comportamientos y el
espírinr moderrm. Ellas desarrolla¡on un discurso y ciertas prácticas al interiorde una sociedad funümentalmente corporatistá, asf como una nueva sensi-
bilidad políüca centrada sobre el individuo en tanto actor democrático, y sobre
los ciudadanos en trnto electo¡es. Esas asociaciones se confundieron con los
clubes liberales y antirreeleccionistas y se convirtieron en núcleos de larevolución maderista.
1 Jean-Pierre Bastian, "El paradigma de 1789. Sociedades de ideas y Revolución
mexicana", Historia Mexicona, voI.XXXVII:1 (149), julio-septiembre 1988,
pp.79-110.
23
La frliación entre el modelo de sociabilidad modem4 que toma suplena dimensión a partir de 1789, y la Revolución mexicana iftrmi¡¿ no sólola contradicción entre el modelo de los Científicos y el que emergió conlas practicas y los valores democráticos de las sociedades de ideas, sino que
ilustra sobre todo la importarria de los intercambios culturales y migratoriosfrarrco-mexicanos, y la necesidad de esu¡diar, para todo el periodo, los hombres,
los íntereses, las ideas, los medios y los puentes que están en el origen de
esos intercambios. Aqul s€ encuentra un curjunto de problemáticíls y una
óptica renovadora para la histmia de las relaciones internrcionales.
u
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