Ensayo educadora diargys fernández

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CONVIVENCIA BERNALISTA: UNA PRAXIS DE INCLUSIÓN PARA EL SER La convivencia es quizás el más complejo de los retos que la naturaleza humana puede enfrentar, puesto que dentro de cada grupo social, la diversidad individual que nos caracteriza como individuos únicos y hasta hoy irrepetibles, nos aproxima al logro de unas estrategias para convivir con otros seres, mientras nos hace fracasar en la consecución de muchas otras. Sin embargo es esa gran diversidad de seres la que da sentido a la labor educativa, cualquiera sea el contexto. En los últimos tres años, mi institución educativa ha trabajado fuertemente en este reto tan complejo como posible, y lo ha hecho a partir de la construcción de una política de convivencia, que se edifica en la construcción colectiva y en equipo, contando con la participación de estudiantes, padres, docentes, directivos, líderes comunitarios, entre otros. Dentro te este proceso de construcción nuestra comunidad educativa ya cuenta con un comité de convivencia, articulado al proyecto SERES. y cuyo eje rector es el SER . Es en este comité, del cual hago parte, donde he podido evidenciar que a pesar de los momentos de tristezas, angustias, y a veces dolor, que siento frente a la actitud y comportamiento de algunos jóvenes, padres y también maestros, es gratificante descubrir que poco a poco hemos alcanzando logros en los procesos de mejoramiento de la convivencia escolar. Los resultados de los alcances se ven plasmados en diversos casos disciplinarios donde los estudiantes están tomando la cultura de hacer descargos, un hecho al cual los maestros también nos estamos abriendo, como posibilidad de

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CONVIVENCIA BERNALISTA: UNA PRAXIS DE INCLUSIÓN PARA EL SER

La convivencia es quizás el más complejo de los retos que la naturaleza humana puede enfrentar, puesto que dentro de cada grupo social, la diversidad individual que nos caracteriza como individuos únicos y hasta hoy irrepetibles, nos aproxima al logro de unas estrategias para convivir con otros seres, mientras nos hace fracasar en la consecución de muchas otras. Sin embargo es esa gran diversidad de seres la que da sentido a la labor educativa, cualquiera sea el contexto. En los últimos tres años, mi institución educativa ha trabajado fuertemente en este reto tan complejo como posible, y lo ha hecho a partir de la construcción de una política de convivencia, que se edifica en la construcción colectiva y en equipo, contando con la participación de estudiantes, padres, docentes, directivos, líderes comunitarios, entre otros. Dentro te este proceso de construcción nuestra comunidad educativa ya cuenta con un comité de convivencia, articulado al proyecto SERES. y cuyo eje rector es el SER .

Es en este comité, del cual hago parte, donde he podido evidenciar que a pesar de los momentos de tristezas, angustias, y a veces dolor, que siento frente a la actitud y comportamiento de algunos jóvenes, padres y también maestros, es gratificante descubrir que poco a poco hemos alcanzando logros en los procesos de mejoramiento de la convivencia escolar. Los resultados de los alcances se ven plasmados en diversos casos disciplinarios donde los estudiantes están tomando la cultura de hacer descargos, un hecho al cual los maestros también nos estamos abriendo, como posibilidad de constricción en el respeto por la opinión. La lectura de los descargos que hacen los chicos, pone de manifiesto su capacidad y sinceridad para reconocer una falta si la han cometido y para pedir disculpas frente a la misma. Siento que mi quehacer en la educación se enriquece al ser parte de un comité que desde del dialogo, la escucha de quienes se ven involucrados en procesos disciplinarios, y las conciliaciones que se promueven, aporta elementos valiosos, que hacen que cada vez más jóvenes tomen con respeto, serenidad y sin resentimiento, las respectivas sanciones y correctivos pedagógicos que se les imparten y que por el contrario, en algunos casos se muestran más amables, como me ha sucedido con chicos a los que no les doy clase, pero que he tratado desde el comité y que luego me encuentran en la cafetería, la entrada a la institución o en los pasillos y me dicen muy amables “ hola profe como va”, “ ¿pro he mejorado cierto?, vea que ya no me han enviado mas al comité” o exclamando una sonrisa: “!Uff profe me tengo que manejar bien porque esto aquí es en serio!”. Confieso que cuando suceden cosas como estas, siento que ha valido la pena el irnos desarraigando de aquellos esquemas, donde se creía que para generar cambio en los jóvenes era suficiente con imponer sanciones, sin antes recurrir a la escucha, a la concertación y más aun a la intervención mediante trabajo pedagógico.

De las estrategias que se aplican, muchas no logran tener el impacto esperado, como por ejemplo la de reportar a trabajo pedagógico a los estudiantes que llegan tarde a la institución, con el objetivo de que estos desarrollen el valor de la puntualidad, a partir de talleres de formación donde, se les reafirma la importancia de este valor no sólo en su ámbito institucional, sino también en su proyección de vida familiar, social y laboral. Muchos de los jóvenes no asisten al trabajo pedagógico y reinciden en la llegada tarde, lo

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cual afecta el normal desarrollo de las clases, e incrementa el trabajo del coordinador de convivencia por la tediosa tarea de hacer los registro de la llegada tarde, a partir de los carnets, que luego deben ser enviados a cada joven en el aula de trabajo en que se encuentren. Respecto a este hecho en particular, siento que nos desgastamos, sin lograr que cada vez sea menor el número de jóvenes impuntuales. Sin embargo comprendo los procesos de convivencias son de permanente evaluación y mejoramiento y es por ello que cada vez surgen nuevas estrategias como la de realizar también encuentros pedagógicos de crecimiento y formación en jornada contraria, donde se desarrollan talleres orientados por docentes que voluntariamente se solidarizan y a quienes debemos gran parte de los cambios positivos que se reflejan en nuestros chicos. La estrategia también contempla posibles encuentros con padres de aquellos chicos impuntuales, con el fin de sensibilizarlos e involucrarlos más en el acompañamiento oportuno de sus hijos.

Para finalizar quiero decir que no importa cuántas estrategias nos inventemos, cuantas y a cuantos miembros de la comunidad logren impactar positivamente y cuantas fallen, en equipo seguimos repensando y replantando la política de convivencia, porque en mi institución todos los seres contamos.

DIARGYS FERNANDEZ ARANGO

Docente