Ensayo final fabian
Click here to load reader
-
Upload
alfonso-enrique-islas-rodriguez -
Category
Documents
-
view
1.137 -
download
0
Transcript of Ensayo final fabian
Producción y divulgación científica en el siglo XX.
Por Francisco Fabián Mora Moreno
Imaginemos a un médico militar de treinta años entrando a un laboratorio sin saber
demasiado de biología1 y con la intención de integrarse a un equipo que trabajaba
en la naciente biología molecular. Sigamos imaginando que este médico y el grupo
con el que investiga realizan grandes descubrimientos pero nunca los publican, o
de hacerlo la mayoría de las personas no los entienden. ¿Cuál es el camino que
va de la producción científica hasta la divulgación de la ciencia?
Este médico treintañero al que se hace referencia es François Jacob,
miembro del llamado grupo del fago, que vio nacer un dominio que a la postre
sería prodigioso: la biología molecular. A pesar de que hoy en día no se puede
negar el reconocimiento científico de la disciplina gracias a aportaciones que han
resultado ser útiles para la humanidad, no se diría lo mismo en sus inicios. Y es
que fue muy controvertido el hecho de tratar de constituir un área del conocimiento
que conjuntara ideas de la física a problemas biológicos particulares2. Pero fue el
descubrimiento de la estructura del ADN lo que le daría la solidez de la cual estaba
de cierta manera necesitada la biología molecular.
La publicación del artículo de Watson y Crick en la revista Nature el 25 de
abril de 1953 es legendaria, porque ahí se describe la estructura de doble hélice
del ADN, cuando anteriormente se sospechaba que la cadena tenía la forma de un
árbol3. Pero no fue solamente la revelación de la forma de la cadena de ADN lo
que abrió nuevas perspectivas, sino el entendimiento del lenguaje de los ácidos
nucleicos. Se comprendió la importancia del descubrimiento al grado de que en
1962, James D. Watson y Francis Crick, junto con Maurice Wilkins, recibieron el
premio Nobel de Fisiología y Medicina. Sin embargo, no todo en la ciencia es
hermoso. Queda para la historia el caso de Rosalind Franklin, quien fue una de los
principales artífices de dicho hallazgo y a la cual la historia no ha reconocido como
se merece 4.
Además de mayores certezas en lo que se investigaba, el descubrimiento
de la estructura del ADN dotó a la biología molecular de un paradigma, que en
términos de ciencia institucionalizada es algo con lo que debe contar cualquier
disciplina para obtener el reconocimiento de la comunidad científica, y que a la vez
da los lineamientos de trabajo para realizar investigaciones5. Pero en pos de esta
unidad y reconocimiento de la disciplina a través del paradigma, se dejan de lado
no solamente objetos de estudio ajenos a tal paradigma, sino también
metodologías, y de cierta forma hasta los estilos para la publicación de los
hallazgos, provocando escisiones en el conocimiento por áreas. Y éstas divisiones
llegan a ser tan grandes, que incluso se ha hablado de la existencia de “dos
culturas”6.
En Cambridge, en mayo de 1959, el científico-literato Charles Percy Snow
abrió el debate sobre algo que para él se había ido gestando desde hacía algunas
décadas: la división entre los intelectuales de la ciencia y los intelectuales de las
humanidades. Cincuenta años después, la revista Nature (la misma que publicó el
artículo de Watson y Crick) dedicó su editorial y varios artículos al planteamiento
de Snow 7. En dicha publicación las posturas van desde el optimismo hasta el
pesimismo con respecto a la sana convivencia de las dos culturas, mientras otros
proponen la emergencia de una tercera cultura que las integre a ambas. Algunos
divulgadores de la ciencia creen que dicha división era obsoleta incluso cuando se
propuso8 e incluso podemos rastrear la convivencia de la ciencia con la filosofía y
la literatura, por ejemplo, en las obras de personajes como Galileo Galilei o
Leonhard Euler9. Ejemplos de la integración de disciplinas científicas abundan en
el siglo XX, y también en alguna medida de integración de esas dos culturas
aparentemente escindidas.
En su texto de 1989, Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo, Guy
Sorman realizó una serie de entrevistas a diversos personajes que él considera
como relevantes para la ciencia de acuerdo a las aportaciones que hicieron a su
campo en particular y al pensamiento científico en general 10. Dos de ellos son
considerados como los mejores divulgadores del siglo XX11: Carl Sagan y Stephen
Jay Gould, que a su vez son baluartes de la llamada “tercera cultura”12 por integrar
elementos que se podrían considerar de estética literaria en su forma de divulgar
la ciencia.
Karl Pribram y su paradigma holográfico es un ejemplo de reunión de áreas
del conocimiento científico, a saber, la física cuántica y las neurociencias. Pribram
propuso en la década de los setentas que el cerebro tiene un procesamiento de la
información a la manera de los hologramas, relacionó esto con la teoría
holográfica del universo del físico David Bohm, dando como resultado la
conclusión de que el cerebro es un holograma que interpreta el universo
holográfico 13. Al margen de la consistencia de sus afirmaciones, lo que tenemos
es la convergencia de dos disciplinas científicas, cuyos resultados han de esperar
a un descubrimiento o invento que haga posible proporcionarle mayor solidez.
Inventar es una palabra con cierta dosis de curiosidad etimológica. Según el
Diccionario Ilustrado Vox Latino-Español Español-Latino, la raíz inventio hace
referencia tanto a inventar como a descubrir13. Parte de esta relación entre la
invención y el descubrimiento se ve plateada por Norbert Weiner en su libro
Inventar, en el cual dice que una buena parte de lo que se ha inventado estaba
cerca de inventarse en otra parte del mundo14. Ejemplos de esto último los
tenemos con Marconi y Tesla en el campo de la tecnología, con Darwin y Wallace
y Paul Broca y Marc Dax en el de las ideas. Y es que en el mismo texto, Wiener
dice que el martillo del herrero fue forjado por el martillo de otro herrero, lo cual da
cuenta de que un invento es muchas veces un descubrimiento, a veces de otro
invento que ha dado pie al nuevo. Entonces descubrir es sinónimo de inventar.
Forjar también es un sinónimo de inventar, como cuando uno se forja una idea en
la mente.
Sigmund Freud se forjó una idea en la mente sobre una disciplina que
estudiaba a la mente misma: el psicoanálisis. Tal vez se podría pensar que Freud
no debería figurar cuando se está hablando de ciencia, pero a través de su libro
Proyecto de psicología para neurólogos, lo que trató de hacer es darle un
fundamento científico a la psicología por medio de una terminología que tomó
prestada de la neurología, lo que más tarde lograrían las neurociencias.
A propósito del centenario de esta obra publicada en 1895, varios científicos
hicieron una revaloración del libro de Freud, entre ellos Pribram (cuya aportación a
las neurociencias es considerable, independientemente de los coqueteos que tuvo
con la física), en un texto que llevó por título Neuroscience of the mind on the
centennial of Freud´s Project for a Scientific Psychology. En él se explica que al
margen de las limitaciones técnicas y teóricas de la época, Freud se adelantó a los
hallazgos de científicos como Hermann von Helmholtz y Donald O. Hebb15, y a
planteamientos de sus adversarios conductistas, en especial de Clark Leonard
Hull. ¿Fue Freud el martillo del herrero con el que se forjaron los de los otros
herreros? Hablando de las neurociencias y del conductismo tal vez no, pero sí
tiene razón Wiener al decir que cuando se realiza un descubrimiento estaba a
punto de hacerse en otra parte. Actualmente se desarrolla una disciplina llamada
neuropsicoanálisis que trata de realizar un abordaje tanto desde las ciencias como
desde las humanidades.
Un tratamiento científico y humanístico lo podemos apreciar en La muerte y
sus ventajas, de Marcelino Cereijido y Fanny Blank Cereijido, libro en el cual se
analiza el fenómeno de la muerte desde sus aspectos médicos y biológicos,
filosóficos y literarios 16. El tema de la muerte es muy complejo, como otros
tantos, y tendríamos un análisis muy escueto si nos avocamos al manejo desde
solamente un área del conocimiento en particular. Las grandes ideas se gestan
cada vez más en seno de la multidisciplinariedad, algunas nos pueden parecer tan
relevantes como los microchips en informática o los genes en biología, otras
pasarían por inocuas como los restaurantes de hamburguesas en la economía,
pero lo que las ha hecho grandes es que cambiaron la forma de pensar y de tener
más ideas17. Un vehículo para las grandes ideas puede ser el arte.
En Eugenio Salvador Dalí tenemos un ejemplo del encuentro entre el arte y
la ciencia, como tal vez en su tiempo se tuvo con Leonardo Da Vinci, aunque éste
último fue un creador excepcional, en Dalí puede ser que no encontremos
aportaciones científicas, pero sí un auténtico interés y una apropiación de los
conceptos científicos (sobre todo de la física y en menor grado de la biología) que
se plasma no solamente en su obra, sino en su discurso cotidiano18, finalmente
tenía razón al decir que su genio había provenido del acido desoxirribonucleico.
Pero algo que la ciencia podría tomar del arte es su alto nivel de criticismo, que en
términos de la misma ciencia pudiera ser cumplir sus funciones productora,
mediadora y política, y poner a prueba cuál ha sido su la verdadera apropiación
del conocimiento científico en la sociedad contemporánea19.
Divulgar la ciencia se ha convertido en un verdadero arte, se deben integrar
tanto los elementos propios de la ciencia como la estética de las humanidades, a
fin de facilitar al público lego poder apreciar la belleza del conocimiento científico.
Una figura que representa a la divulgación científica como ese punto de encuentro
es sin duda Carl Sagan, quien sería un partidario de la visión de popularizar la
ciencia, de que todas las personas se apropien de algo del conocimiento
científico20. Aunque tal vez la ciencia nunca será del todo popular, como afirma
James Lovelock, pues nos puede parecer antinatural y extraña, y se ve en
desventaja contra la religión, al ofrecer esta última la sensación de certidumbre
que necesitan las personas 21. Sagan y Lovelock están de acuerdo en la
preocupación de que se esté desplazando la ciencia por la sinrazón.
La ciencia y la razón pareciera que se escapan volando de las sociedades
contemporáneas, aunque podríamos pensar que debiera ser a la inversa, debido a
los grandes avances científicos que alcanzó el siglo XX, pero el conocimiento que
poseen las personas de la ciencia es erróneo, tanto en los contenidos como la
forma en que funciona. Al respecto existe una metáfora muy ilustrativa de Dudley
R. Herschbach, sobre sapos en los jardines. O nos centramos en lo maravilloso
del jardín sin tomar en cuenta lo dañino de los sapos, u ocupamos toda nuestra
atención en estos últimos y decimos que todo es una plaga22. Y lo que volvemos a
ver es una escisión entre los científicos y los humanistas, una división que en
verdad resulta ser artificial, ya que muchos de estos sapos son imaginarios.
Una pintura de Francisco de Goya y Lucientes adorna la portada del libro
donde Herschbach nos habla de jardines y sapos, El sueño de la razón produce
monstruos, de su colección titulada Caprichos, y otra pintura de la misma
compilación nos ilustra sobre fenómeno del especialismo en el conocimiento en
general y de la ciencia en particular, Asta su abuelo. En este lienzo podemos
observar a un burro vestido de traje con un libro entre las pezuñas en el que están
pintados otros burros. Ese burro es como el ignorante culto y diletante intelectual
del que nos habla Ortega y Gasset en La barbarie del “especialismo”23, personajes
que creen saber de todo y opinan sobre todas las cosas, y que se gestan tanto en
el seno mismo de la ciencia como fuera de ella. La gravedad de la situación es
que estos mismos personajes los podríamos encontrar en las filas de los
divulgadores científicos.
¿De qué servirían los descubrimientos del grupo del fago si las personas les
temen al no entenderlos porque se los han explicado de manera incorrecta? Su
utilidad radica en los beneficios que les puede traer, pero se seguirían sintiendo
temerosos de ellos. Es crucial que existan divulgadores con talento y entendidos
tanto en las ciencias como en las humanidades para transmitir los grandes
avances y también las amenazas reales de nuestro entorno y así poder aspirar a
una verdadera sociedad del conocimiento.
Referencias.
1. C. Chimal. Luz Interior. Tusquets (Metatemas). 2001.
2. J. Monod, F. Jacob, E. Tatum, M. Calvin, P. Volfin, A. Bussard, I. Prigogine, D. Blangy, J. Brachet, P. Thuillier, J. P. Changeaux. Biología Molecular. CONACYT. 1981.
3. J.D. Watson, y F.H.C. Crick. Molecular Structure Of Nucleic Acids. A Structure for Deoxyribose Nucleic Acid. Nature Vol. 171.No. 4356. Pp. 737-738
4. A.E. Islas Rodríguez. RosAlinD FraNklin.
5. T.S. Kuhn. La estructura de las revoluciones científicas. Breviarios (213).Fondo de Cultura Económica. 2007.
6. C.P. Snow. Las dos culturas y un segundo enfoque. tr. por Salustiano Masó. Alianza. 1977.
7. D. A. Chambers. (Editor). The Double Helix: Perspective and Prospective at Forty Years. Science. Annals of The New York Academy of Science. 1995.
8. Chimal, C. Op. cit.
9. J.M. Sánchez Ron. Las ciencias más claras. http://www.elpais.com/articulo/portada/ciencias/claras/elpepuculbab/20100710elpbabpor_3/Tes
Última consulta: 15 de julio de 2010.
10.G. Sorman. Los Verdaderos Pensadores de Nuestro Tiempo. Seix Barral. 1989.
11. J.M. Sánchez Ron. Op. cit.
12. J. Brockman. Ed. La tercera cultura. Tusquets (Metatemas). 1996.
13. Diccionario Ilustrado Vox Latino-español Español-latino. Rei. 1993.
14. R. M. Bilder, F. LeFever (Editors). Neuroscience of The Mind on The Centennial of Freud´s Project For a Scientific Psychology. Annals of The New York Academy of Science. 1998.
15. N. Weiner. Inventar. Metatemas. 1995.
16. F. Blank-Cereijido, M. Cereijido. La Muerte y Sus Ventajas. La Ciencia Para Todos (156). Fondo de Cultura Económica. 1997.
17.D. Cook Grossman, H. Valtin (Editors). Great Issues For Medicine Twenty-First Century: Ethical And Social Issues Arising Out of Advances in The Biomedical Science. Annals of The New York Academy of Science. 1999.
18. Dimensión Dalí. [Video documental] España, 2004.
19. J. M. Lévy-Leblond. La Piedra de Toque. La Ciencia a Prueba. FCE. 2004.
20. Y. Terzian., E. Bilson (Editores). El Universo de Carl Sagan. Cambridge U P. 1999.
21. J. Lovelock. Homenaje a Gaia. La vida de un científico independiente. Océano. 2005.
22. P. R. Gross, N Levitt, M.W. Lewis. The Flight From Science and Reason. Science. Annals of The New York Academy of Science. 1996.
23. I. Asimov, Ch. Darwin, J.D. Dos Passos, A. Einstein, S. Freud, A. Huxley, B.Russell, C. Sagan, H.G. Wells. M. Gardiner (coordinador). Los Grandes Ensayos de la Ciencia. Nueva Imágen. 1998.