Ensayo Jesus y La Escatologia

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Darle centralidad a la hermenéutica escatológica en la persona de Cristo.

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JESS Y LA ESCATOLOGAIntroduccin:En este ensayo, sostengo la idea fundamental que Jesucristo es quien le da sentido a la historia y sostenimiento a escatologa. No puede haber escatologa sin la obra redentora de Jess quien abri paso a dicha etapa trascendente, la cual nos proporciona una teologa de esperanza y gozo en los momentos ms aciagos de nuestra vida. Por eso, Jos Grau apuntaCreemos que solo puede haber esperanza all donde hay escatologa; de ah que la fe cristiana sea, sobre todo, una fe escatolgica esperanzada, una mirada lanzada al futuro desde el presente, una actividad iniciada en el aqu, con la firme certeza de que el ahora, el tiempo actual, no agota su significado, sino que, por el contrario, todo su sentido le viene de la plenitud escatolgica a la que tiende sin cesar.[footnoteRef:1] [1: Jos Grau, Escatologa: Final de los Tiempos, Vol., 7 Curso de Formacin Teolgica Evanglica, (Terrassa(Barcelona): CLIE, 1977), 17]

De all que es virtualmente imposible, concebir la fe cristiana divorciada de su presente y a la vez, sin una meta esperanzadora final a la que apuntar. Esto, a mi modo de ver, le imprime firmeza al mensaje escatolgico, no como lo llamara R. Bultmann el mito escatolgico sino ms bien, asumiendo que el Seor de la historia llevar a su culminacin sus propsitos eternos entre los cuales nos ha llamado a participar.1. Jess como el Mesas escatolgicoPara Cullmann, sin duda el ttulo Mesas, tiene un sentido escatolgico indefectible, que proviene de la esperanza mesinica del judasmo e insiste que el adjetivo mesinico tiene casi siempre el sentido de escatolgico.[footnoteRef:2] Esto nos deja convencidos que el Nuevo Testamento, al aplicar a Jess dicho ttulo, no solo cumple en ste la esperanza salvfica del Antiguo Testamento, sino que los dems ttulos cristolgicos giran en torno a dicha categora mesinica.[footnoteRef:3] Este es el eje de la enseanza escatolgica, si Jess es el Mesas, queda a su disposicin la esperanza de la vida eterna. Mesas sugera en la mente del pueblo un rey de David a quien Dios ungira para que produjera la liberacin poltica de Israel del yugo de los paganos y para que estableciera el reino terrenal.[footnoteRef:4] De este modo, la confesin de Pedro en Cesarea de Filipo (Mt. 16:13-20) es el punto inicial del desarrollo de una escatologa sustentada en su carcter mesinico. Por tanto, considerando muchas de las errneas expectativas del judasmo que le adjudicaban un papel poltico al Mesas[footnoteRef:5], en el Nuevo Testamento, dichas expectativas son cumplidas en Jess pero de una forma distintiva y singular. Era el Mesas, pero no el conquistador guerrero de las esperanzas judas de la poca. Evit el ttulo debido a las implicaciones nacionalistas que tena para los judos; a veces acept el ttulo, pero lo reinterpret sobre todo con el empleo del trmino Hijo del Hombre.[footnoteRef:6] De esta manera, el pueblo que acepta a este Mesas, une su destino al suyo y se hace participante de todas las bendiciones por medio de la fe en l. [2: Oscar Cullmann, Cristologa del Nuevo Testamento, trad. Carlos T. Gattinoni y Xabier Pikaza, (Salamanca: Sgueme, 1997), 171] [3: Ibd.] [4: As, George Eldon Ladd, Teologa del Nuevo Testamento, Trad. Jos-Mara Blanch y Dorcas Gonzlez Bataller, (Terrassa (Barcelona): CLIE, 2002), 187] [5: Vase, Cullmann, Cristologa, 174; Pero la esperanza de la venida de un rey de la casa de David para el fin de los tiempos recibir sus rasgos ms fuertes en un momento posterior, cuando el nacionalismo judo alcanz su mximo desarrollo, bajo la dominacin griega. Se esperaba entonces la llegada de un rey totalmente terreno, poltico y no de un ser celeste que apareciera sobre la tierra en forma milagrosa.] [6: Ladd, Teologa, 192]

2. Jess como el Seor de la Historia Si Jess es el Mesas escatolgico, entonces las implicaciones salvficas que semejante ttulo comporta ahora nos traslada a una comprensin teo-histrica de su obra redentora. Por eso debemos comprender primero, de qu manera tiene lugar la revelacin en la historia y cmo es que Jess es el Seor de la misma. 2.1. Historia y Revelacin: Este tema resulta difcil de aceptar para muchos especialistas[footnoteRef:7] dispuestos a negar el origen sobrenatural de la Biblia en general y del Nuevo Testamento en particular. Para ellos, no es concebible que la historia con su particularidad, capricho y arbitrariedad, sea el lugar de la revelacin divina la cual debe comunicar lo universal, lo absoluto y lo final.[footnoteRef:8] Aqu radica precisamente lo que Ladd llama el mayor milagro de la fe bblica[footnoteRef:9] y lo que Cullmann denomina el carcter escandaloso[footnoteRef:10] al referirse a esta posibilidad. Por tanto, quienes aceptamos el origen sobrenatural de la Biblia y las acciones de Dios en la historia, no tenemos problemas en reconocer que Dios acta dentro de ella y en cada acontecimiento del devenir histrico. No hallan aqu cabida unas especulaciones sobre Dios que pretendieran independizarse del tiempo y de la historia.[footnoteRef:11] Por tanto, la demostracin ms grande de autorrevelacin en Dios es precisamente en la persona de Jesucristo. Quien es el S y el Amn de Dios, y ahora revelado en el misterio de la salvacin por medio de sus apstoles. [7: As, Rudolf Bultmann, Jess. La Desmitologizacin del Nuevo Testamento, Trad. Pablo Simn, (Buenos Aires: Editorial Tierra Sur, 1968), 12; el catedrtico de Marburgo introduce el vocablo suprahistrico para referirse a todo acontecimiento que no pueda acaecer en el plano temporal.] [8: Ladd, Teologa, 49] [9: Ibd.] [10: Oscar Cullman, Cristo y el Tiempo, Trad. Juan Estruch, (Barcelona: Editorial Estela, 1968), 14] [11: Ibd., 15]

2.2. Jess como Seor de la Historia: La interpretacin de la historia debe tomar en cuenta no solamente los hechos pasados de las acciones humanas, sino tambin interpretarla como historia universal, como opina Pablo Deiros, las grandes concepciones de la historia siempre se han negado a confinar su objeto en el pasado, y le han adjudicado tres dimensiones: pasado, presente y futuro. La visin de la historia que han tenido los grandes crculos culturales ha sido siempre lugar y destino del ser humano. Esto es algo que trasciende del simple estudio de los hechos humanos y aun su enlace y pretendida ley de sucesin.[footnoteRef:12] Ahora bien, cuando interpretamos la historia a la luz de la fe, Cullmann argumenta convincentemente que, segn la teologa debemos partir de un punto no inicial sino central, esto es Cristo Jess.[footnoteRef:13] Desde esta referencia, entendemos la historia, tal como los judos los hicieron, en sentido lineal, siempre abierta al futuro y a la esperanza, no a la manera pagana que la comprenda en siclos circulares cerrados, de los que era imposible escapar.[footnoteRef:14] As Jess se convierte en Seor de la historia, no solamente porque es el climax de la revelacin de Dios sino porque ser quien finalice definitivamente este siglo y d paso al siglo venidero. [12: Pablo Deiros, El Concepto Paulino de Historia, Teologa y Cultura, ao 3, vol. 6 (diciembre 2006): 32] [13: Cullmann, Cristo y el Tiempo, 11] [14: Grau, Escatologa, 17]

ConclusinToda la escatologa bblica es cristocntrica y cristo-dependiente. Jess en el drama divino de la historia ocupa el lugar fundamental, pues produce todos los acontecimientos del designio de Dios de principio a fin. Esto nos marca una pauta hermenutica importante y vital en el estudio de la escatologa, esto es, nunca interpretar los hechos del devenir histrico en el futuro, divorciados de la centralidad de Jess en la revelacin de Dios.