Ensayo Sigmund Freud

download Ensayo Sigmund Freud

of 5

Transcript of Ensayo Sigmund Freud

  • 7/24/2019 Ensayo Sigmund Freud

    1/5

    PPuesto que vivimos en una cultura donde la agresividad es la

    norma y sta forma parte de la identidad masculina la ter

    nura se convierte en un problema para el hombre adulto pues

    ella implica una identificacin y a su vez un acercamiento al prjimo

    cualquiera sea su gnero Y puesto que este sentimiento nos revive lamemoria de nuestros primeros a os nos coloca en la sensibilidad en

    la cercana y rompe la divisin que justifica toda forma de soberana de

    dominacin De ah que el ser hombre no coincida con tal experiencia

    ya que lo masculino encuentra su identidad en la distancia la invulne

    rabilidad y la agresin Por tal motivo para los hombres la ternura

    queda alienada al mismo tiempo que ellos se alienan con la ternura

    Otra lectura de Freud

    Patricia Corres Ayala *

    *Psicloga Maestra en Filosofa y Doctora en Sociologa del Conocimiento Investigadora de la

    Facultad de Psicologa de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico

  • 7/24/2019 Ensayo Sigmund Freud

    2/5

    C

    on este ttulo tan amplio, podemos esperarcualquier cosa que se diga respecto de algoincluido en la obra de Sigmund Freud, por lo que

    se hace necesario aclarar de qu se va a tratar esteescrito.

    En la teora freudiana resulta de medular importanciael proceso mediante el cual el individuo se va consti-tuyendo como sujeto de sexualidad, lo cual para el autordel psicoanlisis viene a ser la va de conformacin dela subjetividad. A lo largo de este devenir, el sujeto sehace junto con el objeto que en la concepcin freudianaes objeto de placer. Dicho proceso se inicia en lo queFreud llama el autoerotismo y culmina con la ubicacindel objeto placentero en el exterior, no nicamentedel sujeto, sino de su ambiente familiar; de tal modo quese cumpla con la funcin reproductora consideradala meta de la vida sexual, si vemos en cada individuola posibilidad de conservacin de la especie.

    En el trayecto que sigue el objeto de placer para cadauno de nosotros, Freud le da un papel fundamental a lafigura materna y seala que posterior al autoerotismo, elsujeto se centra en el amor a la madre. Esta etapa esdenominada complejo de Edipo debido a que en el mo-delo explicativo freudiano se toma como base la tradamadre/padre/hijo. El caso de las nias se da de mododiferente, puesto que aqu ambas madre e hija, son

    mujeres. Segn el autor, ello conlleva grandes dificul-tades al sexo femenino que tiene que pasar luego de lamadre, al padre, para finalmente colocar su objeto deplacer en un sujeto del gnero masculino.

    Sobre este ltimo punto nos gustara detenernos,pues nuestra perspectiva se dirige a reflexionar acerca

    de las dificultades que le trae al hombre este vnculomaterno, en la constitucin de su subjetividad masculi-na en una sociedad como la nuestra. Lo decimos en el

    sentido de que tanto para el nio como para la nia, sumadre es el primer ser humano con el que se identifican,lo cual no representa problemas para la ltima, pero s lo es en el caso del primero.

    La forma del amor materno es la ternura y este ele-mento que juega un papel fundamental en el vnculoamoroso, no se considera para la constitucin de lo mas-culino; entonces qu va a hacer el nio cuando suprimer aprendizaje del amor, es ternura? Hasta dndenuestra sociedad le permite a un hombre afirmarse comotal en el amor, a travs de la ternura? Podramos pensarque una sociedad en la que se disocia la ternura de lasexualidad, est complicando las relaciones amorosasentre hombres y mujeres?

    El presente escrito tratar de dar algunas ideas paracontinuar nuestras preguntas respecto de lo conflictivoque le resulta a la mayora de los hombres pertene-cientes a nuestra sociedad, expresar la ternura comoparte del amor sexual.

    Cmo se hace una identidad?

    E n su texto Ms all del principio del placer (1920)Freud seala, coincidiendo con planteamientosde otras ciencias como la fsica, la biologa incluso con la Biblia, que procedemos de un universoindiferenciado, catico y que de ah nos vamos cons-

    Pa t r i c i a Co r r e s Ay a l a

  • 7/24/2019 Ensayo Sigmund Freud

    3/5

    truyendo como individuos, es decir,seres diferenciados los unos de losotros; a tal posibilidad le llama vida.No obstante, existe una fuerza quenos atrae hacia ese origen indiferen-ciado y a ella se le denominaentropa . Este impulso nos acom-paa, no desaparece del todo auncuando ya hayamos logrado un altogrado de diferenciacin, pues siem-pre existe esa meta que nos estesperando y que es la muerte,donde todos somos lo mismo; as,la vida se convierte en una resisten-cia a ser vencidos por el poderentrpico. Al respecto, Freud seala:

    Si nos es lcito admitir comoexperiencia sin excepciones que todo

    lo vivo muere, regresa a lo inorgnico,por razones internas, no podemos decirotra cosa que esto: la meta de toda vida

    es la muerte; y retrospectivamente:lo inanimado estuvo ah antes

    que lo vivo. 1

    Este planteamiento es posterior alesquema de desarrollo de la sexua-lidad (1901 - 1905) donde Freudenfatiza el placer, cuya trayectoriase despliega desde el propio cuerpohasta la eleccin de pareja, y pre-tende explicar el proceso de indivi-duacin, es decir, de formacin de lasubjetividad. Aqu el autor le con-cede un papel primordial a la madrecomo el origen, el punto de partida yla fuente de placer. De ello que seatan importante la tesis del complejode Edipo.

    La idea de Freud es que en la fasedel complejo de Edipo , el nio estenamorado de la madre y, ante ello,

    el padre aparece como un rival.Aparentemente aqu no hay proble-ma en cuanto a que el planteamientofreudiano tiene como modelo la he-terosexualidad, misma que secumple en el vnculo madre/hijo. La

    dificultad inmediata del nio es sucompetencia con el padre, por el ca-rio de la madre.

    En cambio para la nia, siendo lamadre el primer objeto de amorcmo sigue su camino hacia la he-terosexualidad, es decir, hacia elpadre? Aqu Freud parece indicarque el problema de la mujer es elpaso al objeto de amor masculino, locual le queda resuelto al hombrepuesto que, al enamorarse de sumadre, lo hace con alguien del sexocontrario.

    Haciendo alusin al sealamientode Freud respecto a la condicin de lania en relacin con la madre, P. L.Assoun, epistemlogo del psicoanli-sis, nos dice:

    La mujer tiene todo el tiempo unvnculo por cortar para salvar a otro.Ello la conduce, llegado el caso, a un

    trabajo de trapecio en el cual,habindose ajustado extensamente a

    un cierto rgimen de objeto, tiene queabandonarlo para volver a lanzarse en

    un vaco vertiginoso, hacia otroobjeto. 2

    De aqu se siguen supuestos como elde que la nia le tiene envidia alnio porque su condicin desventa-

    josa se inicia desde ese vnculo afec-tuoso hacia un ser de su mismo sexo.

    Pero si tomamos en cuenta laselaboraciones posteriores de Freud,plasmadas en el escrito Ms all del

    principio del placer , y aplicamos laidea de la indiferenciacin comopunto de partida de la vida, ello noshace pensar que, antes de considerara alguien objeto de amor es me-

    nester que se haya dado una identifi-cacin para dar paso a la diferen-ciacin implcita en el vnculo con elobjeto amoroso. En tal caso, el nioy la nia tienen como primer objetode identificacin a su propio cuerpo,

    pero adems de los reflejos que traeconsigo ste, es la madre la que consus caricias y su calor, va a sealarsu existencia; es su mirada, el modode tratar al hijo o a la hija, lo quepermite la identificacin con el s mismo, a travs del contacto mater-no. Nos vamos a re-conocer por lamadre y en ella. Esta es justamentela parte difcil para el nio, segnnuestra perspectiva, pues cmoidentificarse con una mujer? Cmoreconocerse en ella? para luego ter-minar una etapa importante de cons-titucin de la identidad, con la iden-tificacin hacia el sexo del padreque, en tal caso, es el que le corres-ponde al nio.

    A este residuo o a esta huella que

    deja la madre en el hijo, en la que secontiene y se refleja su imagen,pudiera llamrsele lo femenino en elhombre adulto; eso que le cuestatanto trabajo aceptar en l y que tratatodo el tiempo de ocultar, como unaamenaza a su integridad, es decir,como si lo fuera a desintegrar,volvindolo al lugar de origen, ala indiferenciacin, a la madre, a lamuerte/vida, a la ambivalencia.Porque lo masculino en el nio,

    como en la nia, es un patrn tardo,posterior a la convivencia con lamadre; el padre aparece tarde enla escena del nacimiento.

    Lo femenino en el adulto es loque involucra la ternura y ella, a suvez, refiere a los sentimientos queevocan el acto de dar, de cobijar elcuerpo del otro con el propio, dereconocerse en el que tenemosfrente a nosotros, en una unin. Laternura tiene que ver con el acer-camiento, sin miedo a perder la inte-gridad, para encontrarse en el otro,para conciliarnos con esa parteinfantil que es la huella de la fragili-dad pero, a la vez, de la ms aguda

    O t r a l e c t u r a d e F r e u d

  • 7/24/2019 Ensayo Sigmund Freud

    4/5

    sensibilidad. La ternura es esa condicin de los sentidosa flor de piel en la cual cualquier contacto deja marca,desde el roce de la mano hasta la palabra simple, la quehabla de lo sencillo, la que se usa para indicar en unlenguaje directo, sin el rodeo y la sofisticacin conceptu-al, cmo sentimos al mundo y cmo nos sentimos en l.

    Para Freud es difcil plantear la cuestin de la ternu-ra; l la distingue de la sensualidad y la identifica con elamor materno, cuya meta no es genital, es decir, no es larealizacin del acto sexual. De ah que el hombre tengacomplicaciones con la ternura puesto que ella no puedeconciliarse fcilmente con el deseo sexual, propio delobjeto de amor adulto. Y en la medida en que se pre-sente una disociacin entre lo tierno y lo sensual quemarca la ruta hacia la genitalidad, se dar origen a loscomportamientos anormales en la sexualidad del indi-viduo. Al respecto seala el autor:

    En este caso no confluyen una en la otra, dos corrientescuya reunin es lo nico que asegura una conducta amorosaplenamente normal; dos corrientes que podemos distinguir

    entre ellas como la tierna y la sensual. De esas dos co-rrientes, la tierna es la ms antigua. Proviene de la primerainfancia, se ha formado sobre la base de los intereses de lapulsin de autoconservacin y se dirige a las personas queintegran la familia y a las que tienen a su cargo la crianzadel nio. Ahora bien, en la pubertad se aade la poderosa

    corriente sensual que ya no ignora sus metas. 3

    Puesto que vivimos en una cultura donde la agresividades la norma y sta forma parte de la identidad masculi-na, la ternura se convierte en un problema para el hom-bre adulto pues ella implica una identificacin y, a suvez, un acercamiento al prjimo, cualquiera sea sugnero. Y puesto que este sentimiento nos revive lamemoria de nuestros primeros aos, nos coloca en lasensibilidad, en la cercana y rompe la divisin que jus-tifica toda forma de soberana, de dominacin. De ah que el ser hombre no coincida con tal experiencia, yaque lo masculino encuentra su identidad en la distancia,la invulnerabilidad y la agresin. Por tal motivo, paralos hombres, la ternura queda alienada, al mismo tiem-po que ellos se alienan con la ternura.

    La envidia es otro aspecto de la constitucin de lasubjetividad no solamente femenina, sino tambin mas-culina; pero se le ha identificado con mayor insistenciaen la mujer, al grado de verse como algo caractersticode ella. En realidad, la envidia est por todos lados en lavida del nio: envidia a la madre al darse cuenta de que

    es otra persona distinta a l, y no puede ser como ella;envidia hacia el padre por poseer a la madre. Esto podravivirse como una tragedia que se resuelve cuando elpadre salva al hijo ofrecindole la posibilidad de encon-trar su ser hombre y, simultneamente, equilibrar lascarencias que pueda sentir al compararse con la madre,reconocida como la que da, la que es el origen, la quenutre. Estas compensaciones son los grandes privilegiosque la sociedad le ha ofrecido al ser masculino. De aqu podramos decir que la sociedad es la segunda madre delhombre.

    La nia, en cambio, tiene a la madre como primerobjeto de identificacin lo cual le ahorra los conflictosque pudiera tener si se tratara de una persona del sexoopuesto. La identificacin antecede como paso, ala eleccin de objeto, lo cual resulta prctico puesdespus de la madre, aparece el padre. El proceso sefacilita en la nia; se dificulta sin embargo en el nio.Esto no lo ve Freud, sino al contrario, resalta la ventaja

    para los hombres de tener como primer objeto de amora la madre; la omisin de Freud minimiza el paso dela identificacin y procede directamente a la eleccin deobjeto.

    La ternura para la nia, y despus para la mujer, esuna huella que le recuerda una parte de su identidad queno la pone en conflicto, sino al contrario, le posibilitasus vnculos con el padre y, posteriormente, con sujetosdel sexo opuesto.

    Aun as, esta coincidencia de gnero entre la nia yla madre no la exenta de problemas, pero ellos son, anuestro parecer, de otra ndole. Por ejemplo: enfrentar la

    situacin de que el padre es el hombre de la madre, y nosuyo. Y el miedo a la madre, no como ese ser que la vaa disolver en la indiferenciacin esto le sucede alnio, sino que la va a matar en la diferencia, porqueal enamorarse del padre la hija amenaza a la madre; unaforma de no rivalizar con ella es mantenerse como nia,no crecer. Pero esta opcin no la libera de la extincin,porque de todos modos muere en la diferencia, es decir,en la no identificacin con ella misma, pues esa quedebiera ser mujer, se qued nia.

    En cuanto a la envidia, la nia no envidia el pene alnio a cul nio?, porque lo importante en esosprimeros aos es la identificacin y ella tiene su mode-lo en la madre. Lo que puede resultar motivo de envidiaes que la madre se presenta ante ella como un todo, queno le falta nada; y la nia es un ser dbil, dependiente,como cualquier humano en sus primeros aos de vida.

    Pa t r i c i a Co r r e s Ay a l a

  • 7/24/2019 Ensayo Sigmund Freud

    5/5

    Una vez que crece y se hace mujer, su envidia sedesplaza al hombre, pero no hacia su cuerpo masculinosino en cuanto a las compensaciones sociales de las quegoza. Conclusin: la nia envidia los atributos biolgi-cos de la madre; la mujer envidia los privilegios socialesdel hombre.

    Cmo se encuentran lasidentidades?

    U n tema muy preocupante para los humanos es elde los encuentros o reconocimientos entrenosotros mismos: ser visto, ser escuchado, sertomado en cuenta, ocupar el tiempo y el espacio delotro, ser comprendido, en otras palabras ser incluidoen la vida del otro.

    Viendo a hombres y mujeres, con sus madres interio-

    rizadas y sus padres marcando la norma, sealando supresencia desde fuera, y a veces desde su ausencia;encontrando a hombres y mujeres con sus resistencias ala ternura, en el primer caso, y sus miedos a la sensuali-dad, en el segundo, nos podemos preguntar: Acaso hayreconocimiento entre hombre y mujer? Sera adecuadodecir que se da el acercamiento entre ellos?

    La queja permanente de la mujer al hombre es queste se ausenta, huye, se escapa. Y si bien la preguntahistrica ha sido qu quiere la mujer?; hacer similarcuestin al caso masculino, es decir qu quiere el hom-bre?, sera igual de autntico pues esto tampoco se hahecho evidente, ni siquiera para ellos mismos, ya quelos hombres tampoco estn conformes. Por ejemplo,frecuentemente se expresan sobre la mujer diciendo quesienten que no la complacen con nada. Habra que ver siestos dos reclamos se corresponden: el hombre huye deuna situacin demandante, y la mujer se queja de laausencia del hombre.

    La propuesta para cada uno sera que pensaran, en elcaso de los hombres, por qu y de qu huyen?, y as ellos mismos sabran qu es lo que no quieren?; encuanto a las mujeres, preguntarse qu le demandan a

    los hombres?, lo cual dejara claro qu quieren?Tal vez estas posiciones de hombres y mujeres nos

    remiten a la distancia y la cercana necesarias para laconstruccin de las identidades. Posiblemente por ellosea sano que la mujer aprenda a hacer la distancia, en lo

    que el hombre es experto; y a su vez el hombre sepaacercarse, lo cual la mujer sabe hacer muy bien.

    La identidad se conforma de manera permanente enla identificacin y en la diferenciacin que alternan parahacernos ver lo comn y lo propio, porque la vida es esaoscilacin de la cercana a la distancia, de la presencia ala ausencia, es decir, del contraste, de ese irrumpirpermanente de lo nuevo en la uniformidad informe delo conocido.

    Notas1 Freud S., Ms all del principio del placer en Obras

    Completas , tomo XVIII , Buenos Aires, Amorrortu, 1976, p. 38.2 Assoun P. L., Freud y la mujer , Argentina, Nueva Visin, 1994,

    p. 21.3 Op. cit. Freud S., Sobre un tipo particular de eleccin de objeto

    en el hombre, Contribuciones a la psicologa del amor I, tomo XI, p.175.

    O t r a l e c t u r a d e F r e u d

    De la luna