Enseñanzas del papa francisco no. 101

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Enseñanzas del Papa Francisco . No.101

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Enseñanzas del Papa Francisco. No.101

El 20 de abril dijo en parte de su homilia:

...“siempre existió esta tentación de pasar” del estupor religioso

“que Jesús nos da en el encuentro con nosotros”,

a “aprovecharse de esto”.

“también ésta fue la propuesta

del diablo a Jesús en las tentaciones.

Una, precisamente, sobre el pan. La otra sobre el

espectáculo: ‘Pero hagamos un hermoso espectáculo así toda la gente

creerá en ti’ . Y la tercera, la apostasía: es

decir, la adoración de los ídolos”.

“Y ésta es una tentación cotidiana de los cristianos, nuestra,

de todos nosotros que somos la Iglesia: la tentación, no del

poder, de la potencia del Espíritu, sino la

tentación del poder mundano. Así se cae en esa tibieza religiosa a la que te lleva la mundanidad, esa tibieza que termina, cuando

crece, crece, crece, en esa actitud que Jesús llama

hipocresía”.

De este modo

“uno se convierte en cristiano de nombre, de actitud externa, pero el corazón está en el interés”. Como dice

Jesús: “En verdad, en verdad yo les digo: ustedes me buscan, no porque han visto algunos signos, sino porque han comido

aquellos panes y se han saciado”. Esta es la tentación de “deslizarse hacia la mundanidad, hacia los

poderes” y así “se debilita la fe, la misión,

se debilita la Iglesia”.

Sin embargo, “el Señor nos despierta con el testimonio de los santos,

con el testimonio de los mártires, que cada día nos anuncian que ir por el camino de Jesús es el de su misión: anunciar el año de

gracia.

La gente entiende el reproche de Jesús y le dice:

‘Pero ¿qué debemos hacer para realizar las obras de

Dios?’. Jesús les responde:

‘Ésta es la obra de Dios: que crean en Aquel que Él ha enviado, es decir, la fe en Él,

sólo en Él, la confianza en Él y no en las demás cosas que, al final, nos llevarán lejos de Él. Ésta es la obra de Dios:

que crean en Aquel que Él ha enviado, en Él”.

“Que el Señor nos dé esta gracia del estupor del encuentro

y que también nos ayude a no caer en el espíritu de la

mundanidad, es decir, aquel espíritu que

detrás o debajo de un barniz de cristianismo, nos llevará a vivir

como paganos”.

El 21 de abril dijo en parte de su homilía:

“Quisiera recordar que la historia de la Iglesia, la verdadera historia de la

Iglesia, es la historia de los santos y de los mártires: los mártires perseguidos,

tantos asesinados por aquellos que creían que daban gloria a

Dios, por aquellos que creían tener

' la verdad'. De corazón corrompido,

pero ' la verdad'”.

“En estos días, ¡cuántos Esteban existen en el mundo! Pensemos en nuestros hermanos

decapitados en la playa de Libia; pensemos en aquél muchacho quemado vivo por sus compañeros

porque era cristiano (en Pakistán);

pensemos en aquellos emigrantes que en alta mar fueron arrojados por la borda por los otros porque eran cristianos; pensemos en los etíopes, asesinados porque eran cristianos...

y en tantos otros. Y muchos otros que no sabemos, que sufren en las cárceles porque son cristianos...

Hoy la Iglesia es la Iglesia de los mártires: ellos sufren, ellos dan la vida y nosotros recibimos la bendición de Dios por su

testimonio”.

“En la Historia de la Revelación, muchos mártires han sido asesinados por fidelidad a la Palabra de Dios, a la verdad de

Dios”....San Esteban, el primero en morir lapidado, los mártires

“no tienen necesidad de otros panes”, porque su único pan es Jesús.

Los detractores de Esteban “no podían resistir la sabiduría” y el espíritu “con el que

hablaba”. Además, cuando “confiesa su visión de Jesús” los perseguidores se escandalizan y le echan de la ciudad para

lapidarlo.

“la Palabra de Dios siempre disgusta a ciertos corazones. La Palabra de Dios molesta cuando tienes el corazón duro,el corazón pagano porque la Palabra de Dios te interpela a avanzar, buscando alimentarte con el pan del que hablaba

Jesús”.

Esteban muere como Jesús, “con la magnanimidad cristiana del

perdón, de la oración por los enemigos”, al contrario que sus

perseguidores que “creían que actuando así eran fieles a la doctrina de Dios”.

Los “mártires escondidos”. “Esos hombres y mujeres fieles”

a la “voz del Espíritu, que hacen camino, que buscan caminos nuevos para ayudar a los hermanos a amar mejor a Dios y

sobre los que algunos sospechan, son calumniados, perseguidos por tantos “sanedrines modernos” que se creen

dueños de la verdad: ¡tantos mártires ocultos!”.

“Y muchos mártires ocultos que por ser fieles a sus familias sufren tanto por fidelidad. Nuestra Iglesia es Iglesia de

mártires”.Dirigiéndose a los fieles que participaban de la Misa, el

Pontífice dijo: “y ahora, en nuestra celebración vendrá a nosotros el primer

mártir, el primero que ha dado testimonio y aún más:

la salvación a todos nosotros”.

Para terminar, el Papa Francisco pidió unirse a Jesús en la

Eucaristía y unámonos a tantos hermanos y hermanas que sufren el martirio de la persecución, de la calumnia y del asesinato por ser fieles al

único pan que sacia, es decir, a Jesús”.

El 22 de abril dijo en parte de su Audiencia General reflexionando acerca de La Familia: varón y mujer (II):

...El Señor, después de haber creado el cielo y la t ierra “modeló al hombre con arcil la del suelo y sopló en su nariz un aliento

de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente”. Es el culmen de la

creación.Pero falta algo. Luego Dios pone al hombre en un bellísimo jardín,

“para que lo cultivara y lo cuidara”.

El Espíritu Santo, que ha inspirado toda

la Biblia, sugiere por un momento la imagen del hombre solo - le falta algo -

sin mujer. Y sugiere el pensamiento de Dios, casi el

sentimiento de Dios que lo mira,que observa a Adán solo en el jardín:

es l ibre, es señor, pero está solo.

Y Dios ve que esto “no está bien”: es como una falta de

comunión, le falta una comunión, una falta de plenitud. “No está

bien” - dice Dios –

y agrega: “Voy a hacerle una ayuda adecuada”.

Entonces Dios presenta al hombre todos los animales; el

hombre da a cada uno de ellos su nombre – y ésta es

otra imagen de la señoría del hombre sobre la creación –

pero no encuentra en ningún animal otro similar a sí

mismo. El hombre continúa solo.

Cuando finalmente Dios presenta a la mujer, el hombre reconoce exultante que aquella creatura, y sólo aquella, es parte de él: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”...

Así era el hombre, le faltaba algo para llegar a su plenitud, le faltaba reciprocidad. La mujer no es una

“replica” del hombre; viene directamente del gesto creador de Dios.

La imagen de la “costil la” no expresa de ninguna manera inferioridad o subordinación sino, al contrario,

que hombre y mujer son de la misma sustancia y son complementarios. También tienen esta reciprocidad.

Y el hecho que - siempre en la parábola - Dios plasme la mujer mientras el hombre duerme, subraya precisamente que ella no es de ninguna manera creatura del hombre, sino de Dios. Y también

sugiere otra cosa: para encontrar a la mujer y podemos decir, para encontrar el amor en la mujer, pero para encontrar la mujer, el hombre

primero debe soñarla, y luego la encuentra.

La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuales confía la tierra, es generosa, directa y

plena. Pero es aquí que el maligno introduce en su mente la sospecha, la

incredulidad, la desconfianza.

Y finalmente, l lega la desobediencia al mandamiento que los protegía.

Caen en aquel delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de

nosotros, tantas veces, todos.

El pecado genera desconfianza y división entre

el hombre y la mujer. Su relación será asechada por mil formas de

prevaricación y de sometimiento, de seducción

engañosa y de prepotencia humillante, hasta aquellas más dramáticas

y violentas. La historia trae consigo las

huellas.

Pensemos, por ejemplo, en los excesos negativos de las culturas

patriarcales. Pensemos en las múltiples formas de machismo donde la mujer era considerada de segunda clase. Pensemos en la

instrumentalización y mercantil ización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática.

Pero pensemos también en la reciente epidemia de desconfianza,

de escepticismo e incluso de hostil idad que se difunde en nuestra cultura – en particular a partir de una comprensible

desconfianza de las mujeres – con respecto a una alianza entre hombre y mujer que sea capaz,

al mismo tiempo, de afinar la intimidad de la comunión y de custodiar la dignidad de la diferencia.

¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia! Y la Biblia dice una cosa bella: el hombre encuentra la mujer,

ellos se encuentran, y el hombre debe dejar algo para encontrarla plenamente. Y por esto, el hombre dejará a su padre y a su madre para ir con ella. ¡Es bello! Esto significa

comenzar un camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el

hombre.

Por lo tanto, la custodia de esta alianza del hombre y de

la mujer, aun pecadores y heridos, confundidos y

humillados, desalentados e inciertos, para nosotros

creyentes es una vocación ardua y apasionante, en la condición actual. El mismo relato de la creación y del

pecado, en su final, nos entrega un ícono bellísimo:

“El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas

túnicas de pieles y los vistió”.

Es una imagen de ternura hacia aquella pareja pecadora que nos deja a boca abierta:

la ternura de Dios por el hombre y por la mujer.

Es una imagen de custodia paterna de la pareja humana.

Dios mismo cuida y protege su obra maestra.

El 22 de abril dijo al f inalizar la Audiencia General: “Exhorto a todos a ver el mundo con los ojos de Dios Creador:

la tierra es el ambiente que cuidar y el jardín que cultivar. Que la relación de los hombres con la naturaleza no sea impulsada

por la codicia, por la manipulación y la explotación, sino que conserve la armonía divina entre las criaturas y lo creado en la lógica del respeto y del cuidado, para ponerla al servicio de los

hermanos, también de las generaciones futuras”.

El 24 de abril dijo en parte de su homilía: …Dios “nunca olvida,

pero nosotros olvidamos nuestro encuentro con Jesús.

Y ésta sería una bella tarea para hacer en casa: pensar en cuándo

sentí al Señor cerca de mí, de verdad.

¿Cuándo sentí que debía cambiar de vida, o ser mejor, o perdonar

a una persona?”

“¿Cuándo sentí al Señor que me pedía algo? ¿Cuándo encontré al Señor?

Porque nuestra fe es un encuentro con Jesús. Éste es el fundamento de nuestra fe:

he encontrado a Jesús como Saulo hoy”.

La segunda bella tarea para

la casa, “es la de leer los Evangelios

y ver tantas historias.Ver cómo Jesús encuentra a la gente, cómo elige a los

apóstoles, cómo hay tantos encuentros con Jesús allí.

Quizá alguno se parezca al mío. Cada uno tiene el

suyo”.

El Señor nunca olvida el día en que nos encontró por primera vez y alentó

a “rezar para pedir la

gracia de la memoria: Señor ¿cuándo fue ese primer encuentro, ese

primer amor? Para no escuchar ese reproche que dirige el

Señor, en el Apocalipsis:

debo reprocharte que hayas olvidado el primer

amor”.

El 24 de abril refiriéndose a la familia dijo: … “La familia es el mejor entorno para aprender

y practicar la cultura del perdón, la paz y la reconcil iación”.

“De las familias sanas vendrán numerosas vocaciones

sacerdotales, porque en ellas los hombres han aprendido a

amar en la medida en que han sido amados

incondicionalmente... han aprendido el respeto y la

justicia. El papel de la autoridad

expresado por los padres y la atención por los demás' '…

El 26 de abril dijo al presidir el rezo del Regina Coeli: ...al ser el Cuarto Domingo de Pascua, se celebra el “Domingo del Buen Pastor” que “cada año nos invita a redescubrir, con estupor

siempre nuevo, esta definición que Jesús ha dado de sí mismo releyéndola a la luz

de su pasión, muerte y resurrección”.

Cristo se inmoló en la Cruz, como dice la parábola y, por

tanto, está claro “lo que significa que Él sea

‘el buen pastor’: ha ofrecido su vida en

sacrificio por nosotros”.

“Cristo es el pastor verdadero, que realiza el modelo más alto de amor por el rebaño:

Él dispone libremente de su propia vida, ninguno se la quita, sino que la dona a favor de las ovejas”.

Mientras “el pastor malo piensa en sí mismo y explota a

las ovejas; el pastor bueno piensa en las ovejas y se dona a sí mismo”.

“Cristo es un guía que participa en la vida de su

rebaño, no busca otro interés, no tiene otra ambición que la de guiar, nutrir, proteger a sus ovejas”. Algo que hace “al precio más

alto, el del sacrificio de la propia vida”.

En el pastor bueno “contemplamos la Providencia

de Dios, su solicitud paterna por cada

uno de nosotros” y “donándose Jesús como Pastor que da la vida por

nosotros, el Padre nos ha dado todo lo

más grande y precioso que podía”.

Es “el amor más alto y más puro, porque no es motivadopor alguna necesidad, no es condicionado por algún cálculo,

no es atraído por ningún deseo de intercambio”

Y, nosotros, “experimentamos una alegría inmensa y nos

abrimos al reconocimiento de cuánto hemos recibido

gratuitamente”. Pero “contemplar y agradecer no es suficiente. Es necesario seguir al Buen Pastor”, sobre

todo “cuantos tienen la misión de guiar en la Iglesia –

sacerdotes, obispos, Papas– están llamados a asumir no la

mentalidad del ‘manager’ sino la del ‘siervo’, a imitación de Jesús que, despojándose a sí mismo,

nos ha salvado con su misericordia”.

En twitter dijo:Hemos de cuidar la tierra para que siga siendo, como Dios quiere, fuente de vida para toda la

familia humana.

En los sacramentos encontramos fuerza para pensar y obrar según el Evangelio.

Nosotros, los cristianos, estamos llamados a salir de nuestros "muros" para llevar a todos la misericordia y la

ternura de Dios.

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