ensentidofiguradoensentidofigurado.com/descargaarchivo.php?NA=Mayo.pdf · Guillermo Fadanelli....
Transcript of ensentidofiguradoensentidofigurado.com/descargaarchivo.php?NA=Mayo.pdf · Guillermo Fadanelli....
ensentidofigurado
CONSEJO EDITORIAL
Editores
José Antonio Álvarez Di Stasio
Inmaculada Barranco
Juan Barroso
José Antonio Durand
Judy García Allende
Ángel González González
José Gutiérrez-Llama
Pedro Herrero
Carlos Hidalgo Villalba
Elisa Luengo
Emilia Oliva
Cony Pedraza
Asistencia Editorial
Juan Pablo Varela
Víctor Cáceres A.
PORTADA
“Sin título”
Daniel García Díaz
España
EDITADA EN
Alemania - Andorra
Argentina - España
EEUU - Francia
México - Puerto Rico -
Uruguay
Contenido
1.- Especiales 11.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (5) 12.- Emilia Oliva, ganadora del XX Premio García de la Huerta – Gema Borrachera (7) 13.- Conversación con Reynaldo Jiménez – Rolando REVAGLIATTI (11) 14.- Selección de poemas – Reynaldo JIMÉNEZ (38) 15.- Conversación con Jorge Ávila en torno a sus “Conversaciones antes del despertador” – Mario LOURTAU (46) 16.- “Sonata para un adiós”, de Gustavo Ponce Maldonado – José GUTIÉRREZ-LLAMA (54)
2.- En pocas palabras 21.- Un nuevo día – Francisco Javier INSA GARCÍA (59) 22.- El silencio – José GUTIÉRREZ-LLAMA (61)
3.- Entre cuentos 31.- Especial de Ignacio Sainz – Cony PEDRAZA (63) 32.- La tropa – Ignacio SAINZ (64) 33.- Navegando a la luz de la luna – Ignacio SAINZ (66) 34.- Clemencia – Ignacio SAINZ (68) 35.- Canto silencioso – Ignacio SAINZ (70) 34.
4.- Entre ensayos y tanteos 41.- Vivir sin relato – Marcelo Daniel MOSENSON (72) 42.- La justa nota de David Gilmour – Jesús Reinaldo CASTILLO FRAU (76)
5
59
63
72
ensentidofigurado
EN SENTIDO FIGURADO
Año 11 Número 4
Mayo/Junio
2018
Es una publicación de:
José Gutiérrez-Llama
Es una revista literaria de
publicación bimestral de
difusión vía red de cómputo.
Blvd. Adolfo López Mateos
314, Colonia Tlacopac.
C.P. 01049 México, D. F.
MEXICO.
Tel: (52.55) 54.81.55.61.
www.ensentidofigurado.com
Reservas de Derechos al
Uso Exclusivo No. 04–
2011–082909412300-
203. ISSN: 2007-0071. Esta
publicación se terminó de
editar el 11 de mayo de
2018.
Las opiniones expresadas
por los autores no
necesariamente reflejan la
postura del editor de la
publicación.
El contenido de los textos es
responsabilidad del autor.
EN SENTIDO FIGURADO los
incluye en apoyo a la
libertad de expresión y el
respeto a la pluralidad.
Queda estrictamente
prohibida la reproducción
total o parcial de los
contenidos e imágenes de la
publicación sin previa
autorización de EN SENTIDO
FIGURADO.
Publicación sin fines de
lucro que no admite
patrocinios y es sufragada
con recursos propios.
PROHIBIDA SU VENTA.
5.- Palabra en verso 51.- Introducción – Ángel GONZÁLEZ GONZÁLEZ (81) 52.- Herencia del desierto (1987-88) – Jose Antonio CÁCERES (82) 53.- Procesión nocturna – Román HERNÁNDEZ HERRÁN (84) 54.- Puede ser pero prefiero no saberlo – Katherine BISQUET RODRÍGUEZ (86) 55.- Del sombrero y la paja – Emilia OLIVA (88) 56.- Cosmos, 1984 – Fernando CHELLE (90)
6.- Academia Literaria de la Ciudad de México 61.- Dos cuentos breves – Carla Cecilia CEJUDO (92)
62.- El jardín – Guillermo TORRES (97) 63.- Pasado o presente – Esther TIRADO (101) 64.- El día de la transgresión – José Antonio DURAND (106)
7.- Desde el taller 71.- Taller: Pan de palabras (Presentación) – Nedy VARELA (112)
72.- Azulado es Maldonado – Graciela IRIART (114) 73.- Las palabras en mi oreja – Teresa TUDELA (116) 74.- El baúl – María Lilian ROGNONE (118) 75.- Requiem por el pan – Enrique FARIÑA (121) 76.- Poemas enganchados – Blanca CABALLERO, Teresita MASSA, Nestor LEIVAS, Genés MARTÍNEZ y Liliana ZUFIAURRE (123)
8.- Entremés 81.- Librería – José GUTIÉRREZ-LLAMA (128) 82.- Cine desde el diván – Carlos HIDALGO VILLALBA (130) 83.- Recomendaciones literarias: a.- Manuel Gahete: El mundo de Blue – Ana RECIO MIR (135) b.- De la novela WTBTC: Novela posmoderna sobre la vida moderna – Ana Isabel ALVEA SÁNCHEZ (141)
81
92
112
128
GRACIAS POR COMPARTIR ESTOS AÑOS
DIRECTORIO
Editor Responsable: José Gutiérrez-Llama
Suscripciones:
PARA ENVIAR COLABORACIONES
Micros: Pedro Herrero
Inmaculada Barranco
Cuentos: Cony Pedraza
Ensayos: Judy García Allende
Juan Pablo Varela
Poesía: Emilia Oliva
Ángel González.
Letras pequeñas: Judy Garcia Allende
Academia Lit. CDMX: José Antonio Durand
Traducciones: Elisa Luengo
Fotografía: Ángel González González.
Ilustraciones: Ángel González González
Video: José Gutiérrez-Llama
Artes plásticas/audio: ESF
BLOG
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 5
josé gutiérrez-llama
INTRODUCCIÓN
Ante todo, nuestra solidaridad y cariño para
el pueblo guatemalteco… atónitos ante la desgracia.
«¿Cómo puede un hombre sentirse
satisfecho solo por formarse una opinión
y regocijarse tranquilamente porque la tiene?»
–Henry David Thoreau1–
Un nuevo número y nuevos motivos para alegrarse, al menos al
interior de este proyecto al que de a poco se le suman años.
Desde luego es imposible no hacer, en este sentido, mención a lo
que creemos ha sido una muy nutrida participación en nuestro
segundo “Premio Literario Internacional Letras de Iberoamérica”,
cuando se suman 537 participantes provenientes de prácticamente
todos los países donde se habla nuestro idioma y más de dos mil
trabajos presentados. Muchas gracias a todos los que depositaron
su confianza en nosotros y les recordamos que en la próxima
edición Julio/Agosto de 2018, daremos a conocer a los ganadores.
Igualmente es razón de regocijo ver cómo las nuevas secciones se
consolidan rápidamente en el gusto de nuestros lectores. Y me
refiero en específico a las secciones de la Academia Literaria de la
Ciudad de México y “Desde el taller”, la cual nos sumerge en las
entrañas de los talleres literarios de la ciudad de Montevideo
(Uruguay). Dichos apartados no solo han dado una muy refrescante
tonalidad a nuestra revista sino que, además, y en conjunto con las
6 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
secciones tradicionales han ampliado de forma muy atractiva el
espectro de la literatura actual en castellano y nos han permitido
corroborar la vitalidad que a pesar del tiempo mantiene la revista.
Por supuesto, no faltan las causas para externar felicidad con nombre
propio y de estos casos daremos cuenta en la sección de los
especiales.
Empezamos con nuestra muy sincera felicitación (y un beso) a
nuestra querida amiga y colaboradora desde el inicio de este
proyecto, D. Emilia Oliva, por haber resultado ganadora de la XX
edición del prestigiado Premio de Poesía García de la Huerta, con su
poemario “Cuerpo sin voz”. En lo personal y aunque en su caso es
algo que uno espera que suceda en cualquier momento, no deja de
sorprenderme y acrecentar mi admiración por su enorme talento. La
crónica a cargo de Gema Borrachero.
Seguimos con la casi tradicional (recuerdo su ausencia en el número
previo) entrevista que nos obsequia Rolando Revagliatti, esta vez al
poeta, ensayista y traductor limeño, Reynaldo Jiménez. Por supuesto
y como es una deliciosa costumbre, acompaña esta estupenda
conversación con algunos poemas cortesía de Reynaldo.
Finalizamos con una nota alusiva a la presentación del libro “Sonata
para un adiós”, que su autor, Gustavo Ponce, hiciera en el seno de la
reunión de la Academia Literaria de la Ciudad de México.
En fin, esperamos que sea de tu agrado.
José Gutiérrez-Llama
Editor
1.- “Desobediencia” de Henry David Thoreau. Cita del libro “Meditaciones desde el
subsuelo. Guillermo Fadanelli. Almadía, 2017.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 7
EMILIA OLIVA,
GANADORA
DEL XX
PREMIO
GARCÍA DE
LA HUERTA
Gema
BORRACHERO
España 2018
El jurado de la XX edición del Premio de Poesía García
de la Huerta, reunido en Zafra el día 28 de mayo de 2018,
decide por unanimidad otorgar el premio al poemario
Cuerpo sin voz de Emilia Oliva García.
El jurado quiere destacar la unidad temática del poemario,
que plantea algunos dilemas fundamentales del ser
humano (el ansia de perdurar y lo irremediable de la
muerte) lejos de la percepción trágica que a menudo los
envuelve, y lo hace a través de una utilización versátil de
los recursos tanto de la tradición (la imagen del agua, por
ejemplo) como de los más cercanos a lo experimental.
8 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
La escritora consigue transmitir la potencia vital de la
palabra creadora, el goce y consuelo de la creación de
sentido. Además, reconcilia al lector con la presencia
natural de la muerte como un habitante más del ciclo de la
existencia.
Los miembros del jurado, los profesores de Lengua y
Literatura castellanas Benito Estrella Pavo, Eulalia Morán
Contreras y Gema Borrachero García junto con el ganador
de la edición anterior, Gregorio Dávila Tena, en presencia
del director, Antonio Corchero Durán, seleccionaron esta
obra de entre 30 participantes.
Emilia Oliva García (Malpartida de Plasencia, 1957) es
licenciada en Filología Románica y en Filología Hispánica
por la Universidad de Extremadura. Ha sido profesora de
Francés en Escuelas Oficiales de Idiomas de Extremadura y
en Institutos de Enseñanza Secundaria y de Literatura y
Cultura francesa en la Facultad de Filosofía y Letras de
Cáceres. Actualmente es profesora de Francés en el IES Al-
Qázeres de Cáceres. Es editora de poesía en la Revista En
Sentido Figurado de México. Desde 2005 intenta dar a
conocer a través de la web1 la vasta obra de José Antonio
Cáceres, poeta de Zarza de Granadilla. Actualmente
prepara con el autor la exposición La consciencia de ser
que tendrá lugar a finales de noviembre en el MEIAC de
Badajoz.
Premio de Poesía Ciudad de Zaragoza en 1997 y premio de
Poesía León Felipe en 2010, ha publicado los libros de
poemas: “(re)fracciones” (Ayuntamiento de Zaragoza,
1997), “torsión” (Ayuntamiento de Zaragoza, 1999),
“figuraciones 7/77”, (Ayuntamiento de Zaragoza, 2000),
“Quien habita el fondo” (Celya, 2011), “Los ecos y las
sombra. Música para un instante antes de morir” (Alcancía,
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 9
2007), “Cifras de una fracción periódica” (de la luna libros,
2013). Acaba de recibir el I Premio de Microrrelatos para el
teatro del IES Al-Qázeres por su obra AM-PUTA-
CIÓN/Cárcel de amor del AMPA del IES Al-Qázeres.
Tiene obra en la exposición Esencial Visual. Muestra de
poesía visual contemporánea, organizada por la Consejería
Cultural de la Embajada de España en Marruecos y el
Instituto Cervantes2.
Ha colaborado en los libros de artista: Poetas en el cerco
(Corona del Sur, 2008) y Visual Piloto (Corona del Sur,
2013). Mantiene el blog Torsiones como eje de
coordenadas, escritura y reflexión3.
Ha puesto en marcha experiencias creativas en talleres
literarios y fruto de esta labor de difusión es Breverías
(Celya, 2008), antología de microrrelatos del taller
impartido en el CPR de Zafra.
Su obra está presente en las antologías de cuentos: “Mar
de por medio” (Bubok, 2008), “Velas al viento. Los
microrrelatos de La nave de los locos”, (Cuadernos del
vigía, 2010). En las antologías de poesía: “Mirando al
poniente. Extremadura en Colombia” (Don Benito, 2016),
“Letras para crecer I y II” (Norbanova, 2013 y 2015), “Voces
poéticas en femenino” (Norbanova, 2015), “Medio pan y
un libro” (Diputación de Cáceres, 2016), “Nos queda la
palabra” (Diputación de Cáceres, 2017), “Generación
Subway. Nada es lo que parece” (Playa de Ákaba, 2016). En
las antologías de poesía visual y experimental: “Antología
de poesía visual II” (Biblioteca CyH, 2005). “Poesía
Experimental española. Antología incompleta” (Calambur,
2012).
10 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
Referencias:
1.- https://joseantoniocaceres.jimdo.com/
2.- http://cvc.cervantes.es/artes/esencial_visual/expo27.htm
3.- http://torsiones.blogspot.com.es/.
Artículo publicado en:
http://www.suarezdefigueroa.es/?q=node/425
Imagen:
Retrato de Emilia Oliva por Claudio Duarte
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 11
CONVERSA-
CIÓN CON
REYNALDO
JIMÉNEZ
Rolando
REVAGLIATTI
Buenos Aires
Argentina
2018
Reynaldo Jiménez: “Nunca entendí la noción excluyen-
te de ‘trabajo’”
Reynaldo Jiménez nació el 27 de marzo de 1959 en Lima,
Perú, y reside en Buenos Aires, capital de la República
Argentina, desde 1963. Ha sido editor y director de la
revista-libro y editorial “tsé-tsé” entre 1995 y 2008.
Coordinó la colección de antologías “Poesía Mayor” de
Editorial Leviatán entre 1997 y 2001. Integró consejos
editoriales de plataformas-e y revistas en soporte papel de
Argentina, Brasil, Estados Unidos y Perú, así como colaboró
con artículos y poemas en decenas de publicaciones
gráficas y electrónicas de América y Europa. Participó en
festivales y diversos eventos realizados en Argentina, Perú,
Chile, Paraguay, Brasil, Costa Rica, México, Ecuador,
Uruguay, Venezuela, Estados Unidos, España y Alemania.
Ha sido traductor de numerosos poetas brasileños y
responsable de una veintena de antologías y muestras
poéticas. Fue incluido en ediciones colectivas y antologías
(“Medusario. Muestra de poesía latinoamericana”,
12 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
“Antología crítica de la poesía del lenguaje”, “Pulir huesos.
Veintitrés poetas latinoamericanos”, “Nosotros, los brujos.
Apuntes sobre arte, poesía y brujería”, “Jinetes del aire.
Poesía contemporánea de Latinoamérica y el Caribe”,
“Divina metalengua que pronuncio. 16 poetas transbarrocos
16”, “Déjalo beat. Insurgencia poética de los años 60”, etc.).
Se editaron dos antologías de su obra poética: “Shakti”
(selección de Claudio Daniel, 2005) y “Ganga” (selección de
Andrés Kurfirst, 2006). Publicó —además de libros
ensayísticos (“Por los pasillos” —incorporado en el
volumen “¡Kwatz!”, compartido con Ricardo Gilabert—,
1989, “Reflexión esponja”, 2001, “El cóncavo. Imágenes
irreductibles y superrealismos sudamericanos”, 2012,
“Informe”, 2014, “Nuca”, 2015, “La inspiración es una
sustancia, etc.”, 2016, “Intervenires”, 2016, “Arzonar” (2018),
entre otros)— desde 1981 los siguientes poemarios:
“Tatuajes”, “Eléctrico y despojo”, “Las miniaturas”, “Ruido
incidental / El té”, “600 puertas”, “La curva del eco”, “La
indefensión”, “Musgo”, “Sangrado”, “Plexo”, “¿Cómo llamar a
un tigre?”, “Esteparia”, “Piezas del tonto”, “Funambular”,
“Ello inseguro”, “Antemano” y “Olla de grillos”.
1.- Abramos la conversación desde el pibe que fuiste.
RJ.- Nací en Lima, Perú, de madre argentina y padre
peruano. Hasta no mucho tiempo después residimos en
los alrededores de Lima, más precisamente en Chaclacayo.
Mi viejo, pintor entre o por sobre otras cosas, es primo de
Javier Sologuren [1921-2004] y en aquel breve período
fuimos sus vecinos. Fue por entonces que llegó Allen
Ginsberg a Lima (el 5 de mayo de 1960) y en un almuerzo,
la mitología familiar repasa que el buen Allen, ya célebre
visitante, ante mi insistente reclamo de atención, me dio
de comer.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 13
La anécdota ha sido verificada en coincidencia infrecuente
por ambos padres, así que podría decirse que ahí, entre
Javier y Allen, se dio un cierto inicio de inocencia poética.
En un libro muy reciente, “Ello inseguro”, publicado por
Juana Ramírez Editora, en Buenos Aires, aparece como
ilustración de portada una pintura que mi viejo realizó
conmemorando ese detalle-de-toque. En todo caso, el
vínculo con Javier signó, después, mi adolescencia, cuando
pasaba los veranos de variación y sin régimen colegial en
Lima, visitando a mi papá —después de unos años en
Nueva York, mis padres se separaron y con mi mamá
vinimos a Buenos Aires, donde residían mis abuelos
maternos, húngaros, en 1963, y desde entonces resido
aquí. Los encuentros marcantes y la sostenida correspon-
dencia con Javier —incluso mientras residió durante un
tiempo en Japón, dedicado a la traducción de piezas
esenciales— me fueron aportando su ética de autor-
traductor-editor (con La Rama Florida). A través suyo me
puse en contacto epistolar con José Kozer, Octavio
Armand y Armando Rojas (quien me enviaba su revista
“Altaforte” desde París y a quien, a diferencia de los
anteriores, nunca llegaría a conocer en persona, dado su
temprano fallecimiento).
Fue en esos veranos que conocí y frecuenté a Blanca
Varela, a quien visité por primera vez en su oficina del
Fondo de Cultura Económica en Miraflores (en la calle
Berlín, a cien metros de la casa de mi abuela Sofía, donde
mis padres se habían conocido y donde todavía residían
una de mis tías y primos), conducido por el siempre
generoso y tan recordado Leslie Lee, pintor (y buen poeta,
aunque de publicación tardía) cercanísimo a mi viejo. Éste,
por su parte, en una etapa brevemente anterior, me había
provisto de sensacionales tesoros en forma de libros, que
sigo teniendo a mano, de Julio Ramón Ribeyro, Leopoldo
14 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
Chariarse y Krishnamurti (este último, infiero que por
influjo de otro gran amigo suyo, el escritor Ricardo Martin,
en cuya casa escuché por primera vez el “Sgt. Pepper’s
Lonely Hearts Club Band” y quien apenas supo de mi
incipiente obsesión por la poesía, a mis trece años, me
regaló otro tesoro de efectos no sólo vitales sino vitalicios:
la recomendación, enfática, inapelable, de leer a Miguel
Ángel Bustos, que hasta ahora obedezco).
Si se piensa en las fechas en que todo esto más o menos
ocurría (la nebulosa 1974-1979), quizá no se comprenda
del todo la sensación de aire en relación al agobio
argentino de entonces (aunque Perú tenía lo suyo: me tocó
estar en Lima durante el “Limazo” o “Febrerazo”, revueltas
populares pero también institucionales —parte de la
propia policía reclamó, vía la huelga, por el fin de los
maltratos, lo cual redundó en saqueos y caos vehicular,
llegando al toque de queda y la suspensión de las
garantías constitucionales— duramente reprimidas por
Juan Velasco Alvarado), sino por factores más bien
ambientales y particularmente familiares, junto a la
posibilidad de entrar en contacto con esos poetas en
particular. Cuánto de lo más sustancioso de mi desprolija
biblioteca se debe a Javier, por un lado, y a Blanca, por
otro, una infinidad de lecturas que fueron sendos
despertamientos. Cada vez que iba a visitarla a Blanca a su
oficina, me obsequiaba libros y números de “La Gaceta” y
de “Plural”, antes de que esta revista se llamara “Vuelta”,
dirigida por Octavio Paz pero con un consejo editorial que
incluía a Salvador Elizondo y a Kazuya Sakai, cuyos
ejemplares, devorados por la relectura insaciable, ya casi
hechos polvo, todavía me rondan y a los que regreso en
tren de consultas específicas.
Gracias a la intercesión de Blanca también pude visitar un
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 15
par de veces a su vecino, el predilecto y silencioso Emilio
Adolfo Westphalen, quien me dedicó un recorrido veloz
por buena parte de sus libros de pintura surrealista;
especialmente recuerdo reproducciones de Max Ernst y
René Magritte, sin mayores comentarios de su parte. Sólo
el gesto. Nada menos.
Sumado a ello, breves pero inolvidables conversaciones,
otra vez gracias a Leslie, con sus patas Alejandro
Romualdo, alejado de Javier por las propias internas de su
generación, y Francisco Bendezú, poeta sobre el que
escribiría alrededor de cuatro décadas después un ensayo
celebratorio, bastante deforme por cierto, y que está en “El
cóncavo. Imágenes irreductibles y superrealismos
sudamericanos” (Descierto Ediciones, 2012).
Todo eso fue abonando esta pasión hacia la poesía escrita
(o no) por varios poetas peruanos (me resisto a usar la
muletilla de siniestro tinte nacionalista de “poesía
peruana”). En la modesta pero intensa biblioteca de mi
casa estaban César Vallejo con “Trilce” en la edición no tan
respetuosa de Losada —deslumbramiento total y
definitivo, un desafío estético pero también neurológico,
diría, en cuanto al deslizamiento sensoperceptual que esa
lectura por estratos sucesivamente me iría
proporcionando, a nivel de influjo: algo que me ocurriría,
después, con las lecturas-transvisiones semánticas de José
Lezama Lima y de Martín Adán—; la edición homenaje de
La Rama Florida al reciente fallecido Javier Heraud —
ejemplar ya ajado que todavía atesoro—; una antología en
edición popular de José María Eguren —que fui
apreciando también de a poco, luego de vencer mis
resistencias estéticas a la rima consonante y la música del
supuesto “arte menor”, con la intermitente relectura,
guiado por las respectivas apreciaciones de su obrar por
16 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
parte del propio Westphalen, César Moro y otros
tremendos autores para quienes Eguren funge de
referencia axial en cuanto el inventor, el que encarna la
transición, ergo el que habita el entre—; también estaban
esas primeras ediciones de William Carlos Williams,
Gregory Corso, Ginsberg, Jack Kerouac (“México City
Blues”) y los Beats en general, que mi viejo, que ya lo había
digerido todo a su particular manera, me obsequió.
Por parte de mi mamá, las obras de Franz Kafka, en primer
plano de mi atención, más una borrosa noción de los
rusos, que me parecían cordilleras inexpugnables de
detalles a seguir (la novela, en general, per se, no me
engancha, sino ciertas y determinadas escrituras, más acá
de las narrativas que se les pueda o no montar; sé que esto
es arbitrario, discutible) y las de Herman Hesse: “El lobo
estepario”, dos o tres veces releído a lo largo del tiempo,
me sigue pareciendo inquietante.
2.- Residiste, decías, en Nueva York.
RJ.- Del tiempo que vivimos los tres en Nueva York
conservo imágenes o más bien sensaciones lumínicas,
ambientales, que se corroboraron cuando pude regresar,
por única vez hasta ahora, cuando ya promediaba mis
cuarenta y tantos de edad, invitado por Lila Zemborain y
su programa de escritura creativa en la NYU (Universidad
de Nueva York), oportunidad en que también, gracias a
José-Ignacio Padilla y Arcadio Quiñones, se me invitó a
una lectura en Princeton. Conservo somáticamente la
sensación lumínica de la nieve, de los parques en otoño, la
galería de rostros que desde entonces significaron las
calles de cualquier “centro” (cómo no evocar acá y de
pronto a los rostros como pétalos en la entrepenumbra del
metro neoyorquino, en Pound), ciertos olores sin
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 17
explicación. Un restaurant en Chinatown al que había que
descender por una escalerita de un par de escalones. La
escalera y el frente típicos de Brooklyn de nuestra casa.
Cuando volví a visitarla, gracias a la increíble memoria de
mi viejo, capaz de recordar hasta el número en la puerta,
se me brindó un ratito de sincronización de tiempos. Y
hasta de temporalidades.
Al vuelo sin retorno de Nueva York a Buenos Aires en 1963
lo recuerdo bien, esa angustia indecible de los cuatro años,
por enterarme recién en el aeropuerto, a minutos de
salida, que mi papá no vendría con nosotros; la llegada al
conurbano barrio de Florida, mayormente de inmigrantes
de clase media; la casa, estilo inglés, de mis abuelos; la
recepción un tanto fría de mi bisabuela, rumana, quien
viviría muchos años más y con el tiempo llegaría a ser mi
principal defensora o aliada en ciertas futuras pugnas
domésticas en la que me vería envuelto promediando,
precisamente, la adolescencia. No fui, como casi todos,
digno de mayores ritos de pasaje que los provistos por la
socialización forzosa bajo el régimen escolar y la economía
de mercado. O sea: mi vieja laburaba largas jornadas,
razón por la cual no nos veíamos en todo el día durante la
semana, pero me enviaba, pagando una famosa “media
beca” —eufemismo, como todos, bastante infame—, a
colegios de pretensión inglesa de la Zona Norte, lugares y
grupos de personas (me relacionaba relativamente mejor
con dos o tres colegas, siempre de a uno) que ya, durante
el tránsito por la secundaria, raramente llegaría a sentir de
pertenencia.
Me acuerdo especialmente de un retorno de ésos, estaría
en segundo año, venía en mi segundo colectivo de todas
las tardes, es decir mi cuarto de cada día (empecé a usar el
transporte público y a manejarme solo en tercer o cuarto
18 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
grado), apretado, al fondo del pesado vehículo, de los que
ya tenían puerta trasera de descenso y algún timbre
levemente electrocutante (lo pulsaba siempre con alguna
carpeta, para evitar el contacto del dedo con la descarga
inevitable) y subió mi abuelo, Geza. Estaba tan lleno que se
quedó adelante. De inmediato me vio. No bajaríamos en la
misma parada, pero todo lo que conversamos con los ojos
aquella tarde, diría que todavía me influye. Algo de la
poesía en paralelo a las construcciones con palabras. Una
articulación ahí, en el rayo protector de esa conversación,
ella sí iniciática, y justamente por ausencia de rito, de
premeditación, de intenciones incluso. Justamente por
magia del afecto, la única que realmente influye, así sea no
siempre de forma “positiva” (queda para seguirla en otra
ocasión).
Debo decir, como denuncia de una injusticia que padecí
temprano, que mis abuelos nunca me enseñaron el
húngaro, aunque sí a sus hijos, mi madre y mi tío, que si
bien nunca lo escribieron llegaban a ciertos acuerdos
semánticos hablando en esa lengua, que me parecía medio
marciana (provengo de la generación en que las figuritas
de “Marte Ataca”, encausantes metafóricos de ciertos
terrores más o menos declarables, ya eran retro; también,
con eso entre manos, durante la pubertad encaré todo el
feroz amateurismo de la ovnilogía; fui, a mi modo,
ovnílogo, luego ascendido de propia mano y voluntad a
tránsfuga interfronteras). Entre ellos aquellas cuestiones.
Se suponía, así lo afirmaba Rosalía, mi abuela, a quien
llamábamos Mami Dody, que cosas había que un niñito no
debía entender. Se me propició así tempranamente la
lección del no. Con la del sí tuve que arreglármelas, como
casi todos, en los mil y un rebusques extra-anécdota, que a
nadie, creo, se le escaparían, en cuanto a la gradual
conciencia, inventarse un repertorio de posibilidades, una
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 19
apertura a la autoconfianza como probable acceso a la
confianza en los demás. Algo así como la colocación
responsable de crearse cada día un alma, entendiendo por
ésta la zona liberada por excelencia. Liberada, digo, de lo
ego-social, según acepción encontrada en recovecos
ensayísticos de Juan Larrea.
Sin embargo, la esdrujulidad de esos intercambios me
quedó rondando para siempre, fantasmática, con el humor
desconcertante por impersonal (naturaleza de las cosas) de
las vivencias puramente transparentes. La esdrújula de un
acento foráneo entre las captaciones del oído. Nacer en un
lugar, mudarse a otro, recaer en un tercero, entre
extranjeros, que no hablan “bien” el castellano, que no
participan de los rituales de una colectividad más allá de
las asociaciones escuetas y cada vez más murientes, entre
compatriotas probablemente mejor adaptados al nuevo
medio, quizá inventándolo así junto a tantos otros.
De alguna manera se me inculcó, o, a falta quizá de
elementos suficientes, así lo interpreté, que el hecho
involuntario de ser “hijo de padres separados” constituía
una especie de variante del Déficit. Hoy cosa tan frecuente,
por entonces fenómeno de incipiente expansión dentro de
un cambio generacional: el juicio de divorcio de mis
padres, que por falta de una ley correspondiente en
Argentina debió consumarse triangulando con Paraguay,
fue un trámite con ribetes que duró varios años y signó,
entre otras cosas, una rabia insobornable que con el
tiempo devino en un pensamiento continuo, de un modo u
otro, en torno al quid de la inocencia. Vista prismá-
ticamente, es de alguna manera el tema intermitente en
distintos emprendimientos de escritura, llegando, hace
poco, al propio título de un libro de ensayos todavía
inédito: “Cine e inocencia” (parte de una serie de libros
20 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
bastante cinéfilos).
3.- ¿Por dónde, cómo circulaste, en tanto estudiante?
RJ.- Durante el primario fui buen alumno, querido por los
compañeros y las maestras —Lía, del turno inglés, de
quien estaba perdidamente enamorado; Susana, la maestra
más exigente y formativa, que me transmitió nociones
éticas con enorme ternura (nunca olvidé ese cartelito, leído
todos los días del año lectivo sobre la mano que lava a la
otra y el que las dos laven la cara); Marta, que nos contaba
historias de aparecidos así como relatos de unitarios y
federales o nos leía cuentos de Horacio Quiroga en una
época en que los cortes de luz y las tormentas, no menos
eléctricas, fueron frecuentes—, mientras que el secundario,
ya en trance de amenazas diarias de bomba y entre
situaciones de un alto nivel de policiación represiva, entre
los propios adolescentes, que hoy se llamarían bullying,
más los obvios niveles de incomprensión familiar, dentro
de un marco social muy restringido —“contactos con el
mundo exterior”, pocos—, incomprensión resentida, claro
está, por un adolescente hipersensible y hasta cierto punto
exasperado, hicieron aflorar todo ese enojo contracompor-
tamental. Y ahí estaba el rock, inmediatamente asociado a
la poesía. Una poesía que involucraba maneras de vivir y
de expresarse.
Desde chico dibujaba y apenas escuché rock, por entonces
principalmente psicodélico, con absoluta conciencia a eso
de los ocho años —mi tío, recién adolescente, que fue mi
guía musical en esa temporada de sorpresas, llevaba
discos a su casa, con música beat nacional de la época,
más los primeros Beatles (que escuché después del “Sgt.
Pepper’s”: “Revolver”, sobre todo), Rolling Stones, Hollies,
Bee Gees, Paul Rivere & The Raiders, los discos de Buddah
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 21
Records de bubblegum music, The Byrds, Kinks, los Gatos
y el primer ejemplar de la revista “Pelo”, con fotos a color
de los músicos; escuchaba la radio en la Spika hiperportátil
de mi abuelo o en el combinado estereofónico Columbia,
verdadero mueble de diseño con el que, aparte de
descubrir “Modart en la noche”, a filo del sueño,
llevándome esas reminiscencias de otras vidas e
intensidades a la duermevela (recuerdo cuando me
regalaron el disco triple de “Woodstock”, sin haber podido
ver ni la versión local de la película en el cine, y cómo,
durante varias noches, me quedaba dormido imaginando
las imágenes que despertaban esas músicas así como las
voces de los presentadores y del público, parte inseparable
del registro de esa banda de sonido; ensoñaba, a los diez,
que era parte de un Festival donde nadie más se sentía
solo) y como para no pensar, un rato más, estirando los
minutos antes de que todo se repita con la regularidad
horaria acostumbrada, en la secuencia de la escuela a la
madrugada siguiente.
Algunas veces me sumergía en el combinado, que poseía
capacidad de “onda corta”, con lo cual, girando una perilla
y luego otra, captaba emisiones de otros lugares que, por
el ruido blanco, las interferencias, los “alejamientos”
estaban realmente lejos, venían una vez más desde otros
mundos (otros “húngaros” a seguir descifrando, elongando
el oído al interior de la escucha). Enloquecí una vez muy
precisa con músicos cuyos nombres recién conocería años
más tarde: Caetano Veloso, Chico Buarque, Os Mutantes.
Otra vez, con la Spika en el muelle (mis abuelos tenían una
isla en el delta del Tigre, en el Canal Arias, llamada “La
mimosa”, y ése fue el otro ámbito fermental de mi
exploración, mis otros veranos o largos fines de semana;
mi abuelo se fue a vivir ahí una vez jubilado, “bajando”
poco a la ciudad, a cobrar, tal vez, su jubilación, por eso
22 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
aquel día que lo vi subir al colectivo cobró, también, tanto
relieve, pues lo veía más en la isla, él era la isla) deliré con
un largo programa que nunca más pude volver a
encontrar, dedicado a pasar lo primero de La Pesada del
Rock and Roll y de Pappo’s Blues (claramente 1970). Meses
antes, el primer disco que pedí de regalo para mi
cumpleaños diez fue “Almendra”, que había salido a la
venta hacía apenas unas semanas (en enero, chequeo).
Debo haberlo escuchado centenares de veces. Después,
todo lo que siguió.
Cambié seis veces de “institución” a lo largo de toda la
escolaridad. Bastante integrado de chico, en la secundaria
me empezó a costar de golpe hacer amigos. Una timidez
repentina e irrevocable arreció y mi posición de romántico
enamoradizo devino más platónica aun. Cierto que me
enamoraba perdidamente por un tiempo de distintas
compañeras de clase, aunque con algunas admitía un
honesto fervor erótico, pero nunca, si no malamente, se
enteraban ni se daban por enteradas. También de algunas
profesoras jóvenes —lo cual me convirtió en excelente
alumno en historia y literatura, sobre todo porque esas
profesoras, que me parecían hermosas, además se me
hacían presencias curativas, porque me proveían de una
información vital, mientras permanecí mediocre, dado el
legítimo desinterés, ahora establecida ignorancia, en las
demás materias, incluyendo la por entonces no menos
militarizada “educación física”— provocaron una tensión
que sólo la poesía, la música y el cine —fui un verdadero
cinéfilo durante años, capaz de ir hasta cinco veces al cine
en una semana, y todavía llegué a vivir las funciones de
cine continuado de hasta tres películas por tarde en los
muchos cines de barrio que conocía (entre otros, el
“Electra” de Vicente López y el “York” de Olivos, que
todavía funciona), absorbiendo absolutamente todo tipo
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 23
de filmes— aliviaban, si bien parcialmente.
Incapaz de una vida social, sin conectar con el sexo
femenino, sin un grupo de pertenencia aparte de aquellos
amigos aislados y más bien transitorios, está claro que “me
refugié” en la escritura. Ante eso, mi vieja me regaló una
máquina de escribir y desde entonces no paré más. Rompí,
de tanto teclear, tres máquinas de escribir en mi vida.
Recuerdo la fuerte exigencia de “decir algo” (y cómo
decirlo) me llevaba a corregir y corregir, sin solución de
continuidad, empezando de nuevo cada versión desde
cero, de manera que bajaba una resma de papel en pocos
días, casi nunca algún resultado.
En cuarto año tuve un compañero, Abel Lubarsky, que era
un tremendo dibujante y hoy es arquitecto, quien me
habló de su hermana mayor, Violeta, que asistía a un taller
literario con Santiago Kovadloff —estamos hablando de
1974— y a quienes conocía de nombre por sus
colaboraciones en la revista “Crisis”, que yo conseguía, no
sé cómo. Porque también era asiduo de todo tipo de
revistas, empezando por las de historietas (desde muy
chico, era capaz de viajar bastante lejos de mi casa con tal
de conseguir alguna de Marvel Comics). En esa época la
presencia de las ediciones del Centro Editor de América
Latina en los kioskos fue más que decisiva: cada semana
corría temprano al kiosko a buscar el nuevo libro a precio
irrisorio; no los leí a todos, pero varios permanecieron en
mi biblioteca (las traducciones de poesía inglesa de Jaime
Rest, Rabelais, las memorias de Casanova, son algunos
títulos que me vienen a la mente). Y a través de Violeta y
Santiago, entonces un tipo muy joven, entré en los
universos Alejandra Pizarnik, Fernando Pessoa, Carlos
Drummond de Andrade, Manuel Bandeira y la poesía
brasilera en general, y Cesare Pavese, Eugenio Montale,
24 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
mientras por mi parte seguía explorando el surrealismo y
alrededores —desde Bustos y, cómo no, la antología de
Aldo Pellegrini; ya había salido —innegable influencia—
“Artaud” de Pescado Rabioso; así como René Daumal y
toda la colección de Fabril dirigida por Aldo Pellegrini, y
por supuesto la línea Baudelaire-Nerval-Rimbaud-
Lautréamont; las ediciones de Fausto: Mallarmé, poesía
inglesa traducida por Enrique Luis Revol, los tres tomos de
Raúl Gustavo Aguirre de poesía argentina, Pierre Jean
Jouve, Aimé Cesaire, Blaise Cendrars; Enrique Molina,
Francisco Madariaga, Juan Antonio Vasco, Edgar Bayley,
varias antologías de la poesía del 60, Juan Gelman, Susana
Thénon… Largo, largo etcétera para una mezcla en la que
todo de un modo u otro culminó siendo influencia, a veces
a nivel de estilo, otras menos, mixtura, al fin y al cabo, que
obviamente no ha cesado de expandirse y elongarse. Otra
lectura fundamental de entonces, de las que aportan cierto
coraje, a la que vuelvo cada tanto, es el libro de
“Conversaciones con Enrique Pichon-Riviere sobre el arte y
la locura”, realizado por Vicente Zito Lema (la edición de
¡1976! siempre a mano).
Con Kovadloff asistí más bien a grupos de estudio
centrados en la estética. Leímos un poco a Georg Lukács y
bastante a Arnold Hauser. Me costaba tremendamente
concentrarme en la lectura, tanta era mi perturbación
interna, afectiva, por situaciones familiares y, ahora me doy
cuenta, por la circunstancia sociopolítica que
atravesábamos. No pasaba día que no nos parara la policía
o los agentes paramilitares, en cualquier bar, en la facultad
—llegué a cursar el primer año de Letras en una
universidad privada (mi mamá tenía miedo de la nacional
por mi situación de “peruano”) durante 1977, pero lo cierto
es que me ausentaba de las clases, que me resultaban
soporíferas y distantes de lo artístico en sí, que era lo que
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 25
yo precisaba, aprovechando mi estada en el centro,
clandestina a los ojos de mi madre, refugiándome en los
cines Arte, Losuar, la sala del San Martín, volviendo
“experto” en cinematografías ignotas, y por supuesto
peinaba todas las galerías de arte del centro —hasta hoy
soy devoto de la pintura— y las librerías de Corrientes y
Avenida de Mayo, recabando materiales poéticos que iría
leyendo, y muchas veces perdiendo, con los años. Hauser,
cuya lectura nunca profundicé realmente por más que me
esforzara, sí me hizo pensar en el manierismo como un
repertorio abierto de posibilidades. Entre los diecisiete y
los diecinueve años, más o menos, escribí varias series de
poemas; algunos salieron publicados, gracias a Javier
Sologuren, en la revista “escandalar”, que dirigía Octavio
Armand en Nueva York. Creo que esa publicación es el
inicio de una situación que persiste hasta hoy: la mayoría
de mis libros han salido y salen lejos del lugar adonde vivo.
Recuerdo la felicidad de estar mirando mi ejemplar en un
bar, recién llegado por correo, adonde también había,
entre muchos tesoros, poemas de Alberto Girri, cuya obra
también leía, y verlo pasar al mismo Girri, con quien nunca
hablé, en ese momento, por la ventana del bar.
4.- Por allí sigamos, por tus poemas. Y recorridos.
RJ.- Fue por entonces que busqué a Edgar Bayley, cuya
obra reunida, como la de Girri —su antípoda estilístico—
había sacado Corregidor. En mi casa no tuve teléfono
hasta que me mudé con mi novia, no otra que la misma
Violeta, a los 22 años; de ahí creo mi fobia a los teléfonos,
nunca logré acostumbrarme al aparatito, su increíble
capacidad de interrupción: menciono esto porque un
conocido me pasó el teléfono de Bayley y después de
mucho pensarlo caminé las varias cuadras a la única
galería comercial que había en Florida, adonde había un
26 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
caseta telefónica con monedas y lo llamé; no sé cómo
logré tomar coraje, balbuciendo, y me citó en un bar a la
salida de la Biblioteca de la Caja de Ahorro, frente al
Congreso, donde trabajaba. Le pasé una copia de mis
poemas —algunos serían parte de “Tatuajes”, publicado un
par de años después, en 1981, cuando ya estaba
escribiendo de otra forma, de otras cosas— y Bayley me
dijo: “Va a tener que cambiarse el nombre, ya hay otro
poeta Reynaldo Jiménez, creo que ecuatoriano, que acaba
de publicar en la revista “escandalar” de Nueva York.” Le
dije que era yo, pero Bayley no me creyó. Un par de
semanas después nos reencontramos y de un bolsillo de
su saco tomó unos papeles arrugados: mis poemas,
poniéndolos sobre la mesa del bar, y diciéndome: “Esto es
poesía automática. Todo lo contrario a lo que hago yo. Le
recomiendo trabajar más los poemas.” Y yo no supe cómo
decirle que ésas eran las versiones treinta o cuarenta, que
no había nada de “automático” ahí. Fue un desencuentro
personal que si bien por un tiempo me resintió bastante, al
punto de suspender mi lectura de la poesía de Bayley, con
quien me seguiría cruzando durante los próximos años
muchas veces —sin saber si me reconocía como aquel
adolescente titubeante e idealizador, hasta que una noche,
en una larga mesa de bar, después de alguna lectura de
poesía a la que habíamos concurrido, desde la otra punta,
en un silencio general, el maestro Bayley me dijo “¿Y,
Jiménez, para cuándo va a escribir algo bueno? Estamos
esperando…” Fue un clic. Yo volví a enmudecer.
No puedo sino añadir a la anécdota que el célebre pero
inagotable verso de Bayley “nunca terminará es infinita
esta riqueza abandonada”, es uno de mis lemas. Incluso
toda una lección en sí misma acerca del valor del adjetivo:
ese abandonada que exime de mayores comentarios y
que contradice algunos de los postulados que se jugaban
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 27
en la época: la sarta de restricciones (adjetivos no, por
ejemplo del “buen escribir”). Y la salvedad, hasta hoy
elaborada, de que todo depende.
Muchas eran las restricciones que se jugaban entre los que
concurríamos a los talleres y grupos de Santiago Kovadloff,
al punto de que la mayoría no continuó escribiendo.
Nunca me convenció la restricción per se, ni mucho menos
la idea de obra sólida a ser alcanza, junto a la insistencia
profesoral de que la escritura es trabajo, a mí que nunca
entendí la noción excluyente de trabajo, cuestión que me
terminaría distanciando, pienso ahora, de aquel núcleo,
más allá de todo lo que efectivamente me aportó a nivel
de información, de libros, de lecturas hacia adelante, pero
para realizar mi propio mix. Fue cuando conocí, poco
después, a Néstor Perlongher, que un día, con una sola
frase suya conversando —cuándo no— en otro bar, y yo le
decía “Néstor, no sé cómo se llega a ser un poeta sólido”, él
me respondiera: “Pero yo no quiero ser sólido, quiero ser
fluido…” Otro clic.
Durante la dictadura empezamos, Violeta y yo, por ese
entonces inseparables, a reunirnos —los viernes por la
mañana— con Diana Bellessi, que venía del Tigre un par de
días a la semana a dar clases de inglés, si recuerdo bien, y
a través suyo se fue armando un grupo dispar con
encuentros continuos y rotativos —nos juntábamos
simplemente a leernos lo que estábamos escribiendo—
con Alberto Muñoz, quien a su vez trajo a Eduardo Mileo, y
Jonio González, que integraba la redacción de la revista “La
Danza del Ratón” y que yo ya conocía de su libro colectivo
con el Grupo Onofrio. Por otro lado, como gracias a
Santiago logré hacer varias colaboraciones con el
Suplemento Cultural de “La Opinión”, en jaque por esos
años de dictadura, a través de Raúl Vera Ocampo, que
28 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
dirigió la última época del suplemento, conocí a Jorge
Santiago Perednik, quien me invitó a participar del Consejo
de Redacción de una revista que estaba por lanzar: “Xul”,
en cuyos dos primeros números participé (en el primero,
con poemas, que incluyen una desagradable errata; en el
segundo, sin firma, con una muestra de poetas peruanos,
que incluye la primera publicación en Argentina de
poemas de un entonces desconocido Mario Montalbetti,
cosa que no sé si éste supo alguna vez). Luego Perednik,
sin mayores explicaciones, me expulsaría del proyecto,
algo que me afectó enormemente, sobre todo por lo que
sentí como una arbitrariedad y porque era mucho mi
deseo de hacer una revista; muchos años después
pudimos reencontrarnos una mañana —en otro bar, claro,
enfrente de la estación de Belgrano R— y si bien no
repasamos aquel suceso, conversamos con mutuo respeto,
ya sin resentimientos de mi parte. Todo se hacía entonces
sin permiso, sin derechos, sin noción de propiedad
intelectual: el gesto poético era desinteresado y apuntaba
a minar, desde un lado o el otro, la institución asociada a
lo represivo, por mínimo que fuera el gesto,
considerábamos su valor en varios niveles. Para mí, insisto,
era descubrir los mundos.
A través de Diana conocimos a Mirtha Defilpo, a quien
admiraba muchísimo por sus letras para ese tremendo
disco “Melopea” de Litto Nebbia, de quien fuera
compañera, y con la cual se dio de inmediato una
extraordinaria empatía; también a Víctor Redondo, que ya
editaba “Último Reino”, y con él a Jorge Zunino —a quien
había visto un par de veces en la redacción de “La
Opinión”, donde él trabajaba, sin saber que era él—, a
Susana Villalba, Mónica Tracey, Horacio Zabaljáuregui,
quienes de inmediato me hicieron sentir su apertura y don
de amistad. Menciono todo esto porque nunca me
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 29
atrajeron las “pugnas interestéticas” y fue así que colaboré
libremente con las tres revistas de entonces (“Último
Reino”, “Xul” y “La Danza del Ratón”) así como participé en
diversos proyectos, como ciclos de recitales, junto a una
diversidad de autores de distintas estéticas, generaciones y
procedencias: todo ello sería formativo para la posterior
gestación del proyecto tsé-tsé, revista-libro y editorial.
Con ese grupo autogestionario, como le gustaba decir a
Diana Bellessi, empezamos a expandir el espacio de las
lecturas. Primero hicimos un ciclo de dos sábados a la
tarde en Los Altos de San Telmo, donde presenté
“Tatuajes”, con buena afluencia de público, para nuestra
sorpresa, y ese mismo día conocí a Néstor y a Víctor.
Recuerdo que estaba también Daniel Mourelle. Luego, ya
invitando a otros autores, gestionamos el ciclo Arte Plural,
que funcionó durante un par de años en la sala que tenía
el grupo M.I.A. (los Vitale) en el barrio de Once, en una
calle llena de reminiscencias, sábado a sábado. Insisto en
que esto fue durante la dictadura y que entonces no había
tantos ciclos (¿quizá fuimos el único durante mucho
tiempo?). En ese transcurrir conocí a Liliana Ponce, por
ejemplo, cuya amistad me honra hasta hoy.
Paralelamente, y luego de un corto período en que trabajé
como corrector de pruebas en la imprenta Esquiú, donde
en turnos de corrección de galeras conocí a José Luis
Mangieri (a quien pondría en contacto con los amigos de
“Último Reino”), entre otros, ya que fungía, además de las
publicaciones de la curia, como imprenta free lance, y de
la que fui echado sin explicación alguna al momento en
que, después de trabajar un par de meses haciendo
reemplazos, me vio el coordinador. Me ocurrió lo mismo
en una pequeña revista que se llamaba “Quién es quién en
Argentina” (que me hayan echado de ahí, sin la menor
30 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
explicación ni consideración y pese a que trabajara con
relativos buenos resultados durante un par de meses
haciendo entrevistas e informes, no podría haber sido
menos significativo), trabajo que había encontrado por un
aviso en el diario (llegué a presentarme, por este método,
en decenas de “entrevistas de trabajo”): mi aspecto
evidentemente desentonaba con la marca de la época,
porque las reacciones de los pequeños capos eran
inequívocamente de irritación inmediata. En el caso de
“Esquiú” hay que concederles que eran la curia, y que en la
publicación oficial sobresalía el crítico de cine Miguel
Paulino Tato, nada menos que “El Censor” de la dictadura,
a quien veía siempre por ahí y que paradójicamente no era
el más odioso, comparado con aquellos otros personajes
más subalternos que por supuesto y sin metáfora estaban
entrenados para actuar desde las sombras.
Al poco tiempo de vivir con Violeta, mientras todavía no
había tenido la fortuna de ser expulsado de “Esquiú”, por
mediación de la gran Mirtha Defilpo empecé a trabajar con
Víctor Redondo y Gustavo Margulies en “Último Reino”,
como tipeador de la editorial, donde estuve diez años. La
paciencia que me tuvieron —se tipeaba con máquinas
eléctricas que cambiaban la “bochita” tipográfica y una
memoria limitada a una página y media que había que
borrar luego de “imprimirla” y esa “impresión” se armaba a
mano, con una lámpara debajo de un vidrio, por lo cual
mis constantes erratas de tipeo fueron, durante bastante
tiempo, la pesadilla de los armadores— es algo que sigo
agradeciéndoles. El oficio que aprendí allí es la
maquetación de libros, que adoro realizar y que hasta
ahora ha sido uno de mis variados medios de subsistencia.
A través de la editorial tuve oportunidad de conocer a
centenares de personas del circuito poético local e
internacional, algunos entrañables poetas y amigos como
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 31
Roberto Cignoni y María Rosa Maldonado. Me tocó tipear
o presenciar la aparición de los libros de Arturo Carrera,
Emeterio Cerro, Eduardo Espina, por supuesto Perlongher,
Enrique Blanchard, Zunino, entre tantos más. Todo eso, el
hecho de recorrerlos a veces sílaba a sílaba, fue asimismo
infiltrando a piacere, modificándolo siempre, mi repertorio
de recursos y referencias.
En los ciclos de recitales de poesía y sus cenas o tertulias
satélites no era infrecuente coincidir con Bayley o Francisco
Madariaga. Un día fui a una librería de Belgrano, que ya no
existe, a la presentación de un libro de Raúl Gustavo
Aguirre, pude estrecharle la mano y pasarle “Tatuajes” (el
cual él respondería por correo con una tarjeta de
agradecimiento que llevaba impreso “Belleza obliga”) y ese
mismo día conseguí, encontronazo decisivo, pidiendo
prestado unos mangos para redondear el precio a un
amigo ahí presente, “La tortuga ecuestre” de César Moro,
edición de Julio Ortega para Monte Ávila. Quién sabe
cómo habría llegado ese ejemplar de la editorial
venezolana a la vidriera de esa buena librería de barrio
(años después volvería allí a pedir trabajo, sin resultados).
A Moro lo conocía de aquella señera antología “Vuelta a la
otra margen”, de Mirko Lauer y Abelardo Oquendo,
publicada en Lima en los 70; y desde entonces no he
dejado de trabajar, sea ensayando sea traduciendo, en la
obra moreana.
5.- Lo anticipaste: proyecto tsé-tsé, revista-libro y
editorial.
RJ.- Hablé ya en otros lugares de este entrañable proyecto
que encaramos con Gabriela Giusti desde 1995 a 2008,
diecinueve números de la revista y cien publicaciones en
total. Ahí nos detuvimos. Sin embargo, los ecos de ese
32 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
trabajo siguen llegando con frecuencia no menos irregular.
Una parte de mi vida. En ese período nació Clara, nuestra
hija, y en algún momento intentamos que publicar poesía
fuera nuestro modo de supervivencia, no sé ingenuos o
francamente delirantes. Ahora, gracias a Matías Raia y
Evelin Heidel, se está digitalizando toda la colección en sus
tres diferentes formatos o etapas, con idea de colgar todo
en la web para que pueda ser consultado, bajado en pdf y,
quién te dice, leído por nuevos lectores. Todo tsé-tsé fue
un esfuerzo de pensamiento crítico (no en forma de
reseñas sino de ensayos, entrevistas y muestras) en torno a
la diversidad americana a partir de las poéticas.
6.- Entre 2002 y 2016 participaste en cuatro CD. Sos
guitarrista. Realizaste videopoemas y entrevistas sobre
poética. No sólo has formado parte de mesas de
debate sobre poesía experimental, también de
muestras colectivas con objetos y dibujos y de
perfomances.
RJ.- Participé en incontables encuentros de improvisación
musical, con instrumentistas muy entrenados, otros más
amateurs y también con no-músicos (pintores o
diseñadores o poetas que tocan intuitivamente algún
instrumento o varios). Es algo que vengo haciendo, cada
vez que se presenta la ocasión, desde principios de los
ochenta. Desde antes de la época en que comenzó “El
Invitado Sorpresa”. No soy guitarrista pero toco, algo
bestia, la guitarra. Digamos que casi todos los días un
poco, como para afinarme. Tengo grabaciones que
podrían calificarse de bootlegs, pero los editores se
asustan, seguramente con razón, de sacar esas curio-
monstruosidades. Me gusta tocar “encima de” alguna
música que escucho. Y escucho mucha. Hace ya un
tiempito que no he vuelto a los videopoemas (algunos sin
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 33
texto), pero espero retomarlos más adelante, me gustaría
conseguirme una mejor cámara, etc. Lo mismo con las
entrevistas a poetas. En algún momento pensé que sería
lindo reunir todas las realizadas con algunas más a realizar
en un dvd. Pero carezco de habilidades técnicas para ello.
No tanto mesas sobre poesía experimental (término en el
que francamente no creo designando algo así “la
especialidad experimental”) ni tantas mesas de debate, en
realidad (más bien le huyo), pero sí ponencias,
conferencias, conversaciones de poética simplemente, eso
sí, me agrada, me lleva a seguir estudiando. Participé en un
par de muestras colectivas, sí; especialmente recuerdo “La
caja” (con Violeta Lubarsky, Carlé Costa y Gabriela Giusti)
justo cuando ya cerraba The Age of Communication, un
sitio-nave de Buenos Aires que mucho se extraña (igual
que a Juan Calcarami, su timonel de alta navegación).
Tengo bastantes cosas pintadas (hace tiempo que perdí la
continuidad, pero produje mucho durante años, así como
eliminé mucho, pero creo que guardo algunos laburos
dignos de ser expuestos alguna vez) pero me especializo
en dibujar en papeles viejos, en ángulos, hablando por
teléfono, pensando en otra cosa. También armé un libro de
artista con poemas y dibujos a color que a veces utilizo en
lecturas. Con Gabriela tenemos una serie de miniaturas al
alimón que hicimos cuando empezamos a vivir juntos y se
mantienen a la espera de ser exhibidas de alguna manera.
7.- Elijamos uno de tus últimos libros publicados, ese
que se aparta, me parece (no lo he visto), bastante, por
su conformación, de lo que uno designaría como un
libro convencional: “Filia índica”.
RJ.- Es un libro de viaje, una miscelánea sobre algunos
34 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
sitios por los que anduvimos en el verano de 1997-8 por el
norte de India, nuestro viaje de bodas con Gabriela (nos
casamos a los seis de años de vivir juntos y en este viaje
nos enteramos de que estábamos esperando a Clara)
donde estuvimos creo que dos meses (además de una
semana en Londres), ya no recuerdo con exactitud. En el
libro, que fue rechazado o más bien diría ni siquiera
mirado por tres o cuatro editores, y que está compuesto
por textos que se divulgaron en la revista y en otro libro
(hay un poema que está en “Musgo”), más diapositivas a
color que tomamos los dos allá (en un par de casos no
sabemos quién las tomó), finalmente salió en Querétaro,
de la mano del editor Federico de la Vega, en una edición
preciosa, cuidadísima. Son pequeñas cosas que pude
reunir en torno a ese viaje, que había sido muy deseado,
por ambos por separado, durante décadas; espero volver
pronto por allá. Me gustaría quedarme un rato en un par
de sitios que no llegamos a visitar aquella vez. De “Filia
índica” puedo decir, a grandes rasgos, que es un libro
resueltamente devocional (elemento que no falta en otros
míos, pero que acá sería un poco el eje, junto al viaje
específico).
8.- Y ahora lancémonos a los libros recientemente
editados y a los que tenés en maquetación, así como a
los inéditos o que estés preparando.
RJ.- “Arzonar”, tres ensayos sobre sendos poetas peruanos
(Vallejo, Xavier Abril, César Moro) acaba de socializarse
también por la Universidad Autónoma de Querétaro. “Olla
de grillos”, nuevo de “poemas” (cada vez más valgan las
comillas) está saliendo de la mano del joven editor Frey
Chinelli y su sello A Pasitos del Fin de este Mundo. Acaba
también de publicarse, por fin, “Antemano”, por Amargord
de Madrid, en la colección Portbou, dirigida por Edmundo
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 35
Garrido (otro tremendo editor en pleno despliegue), libro
escrito en 2010 y que tenía fecha de publicación en 2012.
Inéditos, tengo dos libros con diversos ensayos
relacionados al cine, comienzo de una serie que
continuará: “Enteoramas paradisíacos” y “Cine e inocencia”;
así como el primero de dos sobre psicodelia, “El oyente
psicodeslizado” (el que estoy preparando y voy publicando
en mi blog psicodeslizado se va a llamar “Tercer oído”).
Otro inédito es “El amasijo primordial”, ensayo-poema o
texto agenérico (extremando la onda de “Informe” y
“Nuca”) para nada extenso. También espero terminar en
algún momento un ensayo-patchwork que se llama “La
difícil procura. Obrares, expedientes y américas del
superreal” (que con “El cóncavo” y “Arzonar” van tramando
su propia serie). Además garabateo los pinitos de un libro
de ¿poemas? ¿texto performático? ¿balbuceo? que podría
llegar a titularse “Locuelas hechizas”, por ahora en plena
catástrofe expansiva…
9.- Para vos, como sostenía Jorge Guillén: ¿sufrir es un
escándalo?...
RJ.- Si el sufrimiento es mera neurosis, más que escándalo
es un plomazo. Y si bien está claro que el sufrir es parte de
la experiencia. Ahora, de ahí a sufrir en el poema, los
grandes sentimientos redentores, el aplastamiento del
emblema por sobre la inscripción… no creo en eso.
10.- ¿A qué escritor que hayas tratado —o, acaso, otro
tipo de artista— te agradaría resaltar en esta
conversación?
RJ.- Al entrañable y único Lorenzo García Vega [1926-
2012], indudablemente.
36 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
11.- No sólo tradujiste a poetas brasileños.
RJ.- También parte de la obra en francés de César Moro.
Fueron varios libros de este poeta el año pasado, dos en
México y otro en Bolivia, como eslabones de un proyecto
que espero continuar más adelante.
12.- “Traducir es un poco como echar carbón. Se recoge
con la pala y se lanza al horno. Cada pedazo es una
palabra, y cada palabra es otra frase, y si se tiene una
espalda recia y suficiente energía para seguir con la
tarea ocho o diez horas seguidas, se podrá mantener un
buen fuego.”: esto es lo que afirma el narrador de la
novela “El libro de las ilusiones” de Paul Auster.
¿Coincidís?...
RJ.- Sí. En mi caso, las traducciones que considero haber
hecho, fuera de ciertos encargos laborales, fueron
abordajes, estudios de textiles que admiro, deseo. Distintos
modos del “trance leve” en que las horas pesan menos.
13.- Como vos, Jiménez, renombrado poeta español
que obtuviera el Premio Nobel en 1956: Juan Ramón.
Con él y con su poética: ¿sintonizás, sintonizaste…?
RJ.- Bueno, es un referente para José Lezama Lima, ¿no?
No lo tengo súper frecuentado, pero sí he leído “Espacio”
por ejemplo (gracias a Ricardo Gilabert, que me lo regaló),
que me he prometido releer. Soy de decantación muy
lenta. “Platero y yo”, leído de muy chico, me produjo una
tristeza enorme por entonces, y te confieso que me generó
cierto prejuicio hacia el venerable tocayo, hasta que dí de
bruces con Lezama, en 1978, para ser más que anexacto.
14.- ¿Toro de Creta o Pegaso? ¿Olga Orozco o
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 37
Alejandra Pizarnik? Y, por último: ¿Ladrido, relincho,
graznido, arrullo o gruñido?...
RJ.- Toro y Pegaso. Orozco en “Museo salvaje” y Pizarnik
en “Textos de sombra”. Y por último, respuesta de
omnívoro, a tratar de escribirlos todos: ladrido, relincho,
graznido, arrullo y gruñido.
Reynaldo Jiménez selecciona poemas de su “Olla de
grillos” para acompañar esta entrevista:
Entrevista realizada a través del correo electrónico: en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Reynaldo Jiménez y Rolando Revagliatti,
mayo 2018.
www.revagliatti.com
Imágenes:
Fotografía de Reynaldo Jiménez.
38 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
SELECCIÓN DE
POEMAS
Reynaldo
JIMÉNEZ
Perú
LOS MAGMAS
Llenos de secretos
los magmas avanzan
(acaba uno por salirse
del infrángel)
Brisas nos deparen
nos despiensen
(roce de las almas
entrelanzadas)
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 39
LIMA LA HERIBLE
Que veas el viento ovular tras la muralla
que amamantan tus fianzas en el miraje
que suculento curten los semilleros trizados
que la mano del viento hace virar, hace
temblor de tus harapos mediando el rapto
de los deslices huríes de la ventanatrampa
al asomar tapadas daguerrotípicas y no verlas,
y ya lo ves, oh bestia en un lobato santiamén
al mero ver sin otro arrebato que el oscuro
témpano de oro a la deriva del sentimiento
que tiempo hace hace tiempo, rengo del goce,
correcorre que te agarra el tímpano si acaso.
LA CRUDA
Disipa la nebulosa madrugando una sarta de pincelajes
y erosiona la capital de Bruma, brama la pútrida
petrificando la sangre, por donde ocurre una cosa
que no la pantomima sacude sino el desvelo, unísona
desnudez que se acicala ante la parca restauradora
de su apetito.
La fibra óptica del sucedáneo despierta con la mordaza
puesta. Son primaveras acumulándose en la bolsa,
durante la frágil danza crecen impalpables fortalezas
hasta apasionarse con la escultura de carne que se anima
a la apariencia y sale entre los vivos a trasuntar
esas veredas del cortejo de janos con ganas.
40 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
No sin embargo escucho la razón de ser de estos potreros,
estos descabezados tales a la palestra ilustre de los plintos,
sacabocados que quitan del medio la sabiola, la cual rueda
escala a escala hasta la casita de muñecas de la paraca,
pulpa de inquina cambiante como en el pálpito
de alguna fiebre entre el tramonto.
Sale entonces quien mezclara distancias a un pasaje
de rápidos y tecnos, como en la melodía de arrastre
con la que pastan las cosas, sacos, aspas, napa de ascos
y la náusea sorprendentemente dulce allá en el fondo.
De haber abismo cierto en esta hoja cunde
o hace cundir la nervadura duración.
Los causales bichos se harían las preguntas
residuales, mientras la fuga de la sed encendería
la inminencia ciega sorda nunca muda del monito
jugado monitor o biombesco de lo más feraz,
de lo más veloz, hay que insistir, de lo más
neutroglodita. Que bosteza, por supuesto, y hace un daño
liminar de lumínica apretura, disimula hueso
lo que pellejo cooculta, para volver a la pálida
escultura, cultivo del daimón con su chaleco
de portátil, su misa en escena parva de lirios y
espinares muy bien guardados en la impalma
de lámina de oro de supuesta paciencia.
Luego se arrancan las cosas a su espectro.
Se mastica lo mordisqueado a rastras del eco
continuo a la zaga del rito que desmembra.
Junto a la membranofilia total asoma el cricher,
su desmelenar la luz difusa estruja
el ánima, que se echa a rodar con la perrada.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 41
¿Pero no es figura esquiva
asunto de mordaz eterna, de una
acaso rabia, simultánea, que echa espuma
entre las patas odoríferamente fáunicas de la tarde
moderna evaporando? Signo de sí, gnosis del sino,
chi lo sà! Rasco la penetrante fábula gomosa,
inmaculada rocío de los piensos, pero quién
me creo me creara, estará en la cara de piedra
de las raras mandíbulas que sin hesitar estiran,
burlescas, casi escapadas del siempre y del aún.
PROFUSOS DISTRAÍDOS
a
Nos veremos en Carbono Catorce del Real
Con enterito de mónada nos vestiremos
Diremos el plural fue corte y confección
El panorama anormaromáticamente
El Sin Peso ajeno este bigote atusará
Nos oleremos de tan cerco que ni estrechos
Ni cuaderno de florales rigores
Ni entrepierna sempiterna
Del crujir internando al insecto aquí presente
b
Nos sabremos la deshuesada memoria melodía
Con la contención de ultrazules ecos dentro del negro
A través de la muralla joyesca de ojos orejas agujeros
Por donde secuestrarse a la razón de melodía
En laberinto pulsátil daría igual la tal
Diferencia semejante hacia las partes paranatales
42 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
Encuentro al ras de usura con las auras
Difusas hojas de amorfo nombre distraídas
NO SÉ TU SINO
No sé tu sexo sino el desliz
Sino perdidizo no sé tu eco
Si no es tu eco será el rocío
El ocio minucioso del minúsculo
trastorno intercambiar en carne
propia la pulpa recién despierta
Postrimerías de la jugosa noche
Pronto albor no abolirás la máquina
de filtrar este parloteo de gotas
Ser el gotero el recipiente pendiente
de tu lóbulo ola del ardor la bocamaga
No sé mirarte ni confiarte estas secretas
Adonde cicatrizan dibujos más que ajustar
Dama de lotos del códice pasajero me inclino
en la veranda del vermut donde se junan lobos
Sin espaldas en lodo cada recodo de bobera triza
el ocular globo oculta ahúma suma confitura al recoveco
Cada eco que inclínase hace nacer al abismo
Transparencia don de la estrella
Al remontar a Venus por el lomo
Pendiente de tu hombro de cruda
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 43
TRADUCTOR
a
La transparencia del estrato.
Deja que suceda. Deja que duela.
Oh inflorescencia del junar,
la perpetua cacatúa te apronta
y de punta los velos dispone,
a punto de lugar fugaz.
Los guijarros lunares. Maquinar,
máscara de atormentarse maravilla.
La luciérnaga áurea, prismática,
traslúcida minera de esa gotícula
en su prisión primera de palabras,
párpado gótico de diosajes
que jamás escuchan o no atienden
todavía. Y cuando llamas mucho más.
b
La cuarta persona ni plural ni singular
se atenía a las consecuencias de una putrescencia
u omniforma: astro en amnios y sin centro,
con la misma comisura de pregunta hacia la boca
presunta del desmadre
en desarmaderos del silencio. Llevaba
44 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
por destino cierta cola y en cuatro
en su pura ley de disolvencia, se le mezclaron
las edades con las metas y a punto del desafuero
se encontraron consigo las demás personas. “Me
volvería margen a imagen de su neta
energía si emergiera, mera, todavía…”
c
La espesura natal se desbroza
en una algarazara de alborotos
que rasgan el vestido de luces
bajo el apronte del Ápeiron,
con los hormigueantes
montículos del minuto.
Plus ultra de los bichos
que supimos hacernos
consagrar, tatuajes del filo
reúnen tal deseo con su muesca,
a medida que desmadran impelidos
de furor los sanguíneos velocísimos,
infusos en supina podre,
los élitros en modo fasma,
a través del aún caliente movimiento
que nos junta de cuajo en el diamante
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 45
recién escapado larva de su abertura. Y
acuso recibo todavía del escarpe despiadado.
Imágenes:
Portadas de algunos libros de Reynaldo Jiménez
46 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
CONVERSACIÓN
CON
JORGE AVILA
EN TORNO A
SUS “CONVER-
SACIONES
ANTES DEL
DESPERTADOR”
Mario LOURTAU
Cáceres
España 2018
“Conversaciones antes del despertador” es un magnífico
libro. Los ocho cuentos que dan volumen al mismo no
dejarán indiferentes a los lectores. De enorme variedad en
cuanto a temática, Jorge nos pasea a través de diferentes
escenarios: campos de batalla, una secuencia inolvidable
de la infancia, trenes fantasmagóricos, nos acerca a playas
portuguesas donde las “boliñas” y el salitre invitan a la
nostalgia, nos mueve por territorios profundos de la
psique donde un simple ruidito puede atormentarnos casi
hasta el delirio. Con El Emir, Jorge nos sumerge en el
cuento de los cuentos orientales, con reminiscencias de las
Mil y Una Noche, y finalmente, como colofón, nos deleita
con un encuentro sexual a tres bandas donde nada parece
suceder al azar, ni ser lo que parece. Y todo este derroche
literario esboza una desbordante narrativa donde lo real y
lo onírico se nutren de lo cotidiano, atrapando al lector en
un ovillo a veces angustioso, que va soltando hilo
lentamente, según avanzan los acontecimientos; otras
veces ahonda en lo obsesivo, o incluso se recrea en la
búsqueda del terror, de lo sobrenatural, de lo desconocido
y desconcertante, como ya hiciese Edgar Alan Poe en sus
cuentos. Jorge conoce perfectamente la estructura
narrativa del relato y sabe sorprendernos incluso en lo más
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 47
elemental de la trama, desviándonos hacia segundas
interpretaciones dentro de un mismo texto, jugando con el
lector y los distintos narradores que pueblan su escritura.
Nos hace vibrar con elaborados planteamientos, con la
destreza del que sabe llevarnos a su terreno, directos hacia
una angustia interior que finalmente nos invita a respirar,
nos rescata de una tensión acumulada que afecta por igual
al personaje y al lector, poniendo un broche de oro al
cierre de sus historias, siempre vibrantes y llenas de ese
asombro que no pasa desapercibido.
Con estos jugosos relatos, Jorge Ávila nos anticipa su
capacidad para la creación literaria, su búsqueda expresiva
y el potencial que tienen sus palabras.
Si te parece, Jorge, me gustaría que charláramos sobre tu
trayectoria literaria, tus cuentos, los personajes, así de
modo informal, sin previo aviso, distendidamente.
Mario Lourtau (ML): Si no me equivoco, creo que tanto a ti
como a mí nos unen de algún modo nuestros comienzos,
ambos nos iniciamos en talleres literarios, tú con Gonzalo
Hidalgo Bayal en su taller, y yo con Santos Domínguez,…
Cuéntanos un poco tu relación con la literatura, tus
comienzos, cómo surgieron tus primeros textos, tus
inquietudes por la escritura…
Jorge Ávila (JA): Ya desde pequeño inventaba historias.
La verdad es que siempre me ha gustado escribir, aunque
aquellas historias rara vez traspasaban el plano encubierto
del pensamiento para llegar al folio. Excepto una redacción
infantil—tendría ocho años— en la que el protagonista
disparaba a un monstruo y este se hacía más grande, no
recuerdo ningún texto de mi puño. Ya a los diecisiete o así
empecé a emborronar papeles con ideas más o menos
48 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
existenciales, y con versos. Para entonces ya sabía que
aquel primer runrún mental de los ocho años era lo que
mejor podría significar mi existencia, incluso cobijarme en
los momentos más inseguros y de soledad. Entonces vivía
en Palma. Ahora que publico, puede que la escritura se
haya convertido en una forma de interacción donde
sublimar la timidez que suele afligirme.
M.L.: También dominas el género lírico, la poesía y creo
que tienes algunos poemas publicados, pero sin duda, ha
sido la narrativa la que parece haber tirado más fuerte de tu
pluma para escribir. Cuentas con una novela publicada
“Tambores de Pareja”, algunos relatos publicados en la red
Extremeña de talleres literarios, y este último ¿De dónde
surge el título del libro “Conversaciones con el despertador”?
¿Qué pretendes sugerir con el mismo?
J.A.: El título alude a la vida psíquica que bulle durante el
sueño. En el sueño las emociones se desatan fácilmente,
pues la conciencia debilitada torna más solubles los
contornos del Yo en el flujo emocional. Suena un poco
teórico, pero pretendo ensalzar el poder de las emociones
también en la vigilia. Los protagonistas, en este sentido,
parecen más sujetos al gobierno de aquellas y al de las
contingencias contextuales que a la supuesta capacidad
deliberativa de un Yo soberano. Es posible que esta
concepción impregne buena parte de mi obra, aunque no
digo que lo sensible fagocite lo inteligible, únicamente que
lo condiciona, cuando no, en ocasiones, lo determina.
M.L.: Me interesa el proceso creativo… cómo surge todo…
¿Cuál es tu fórmula para la elaboración del relato? En tu
escritura, ¿todo está previamente elaborado de principio a
fin o van surgiendo las ideas espontáneamente?
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 49
J. A.: Escribo con una idea previa y no acostumbro a
improvisar en cuanto a la trama. Las variaciones las dejo
para cuando los personajes me lo piden, entonces atiendo
a evocaciones o inspiraciones momentáneas. También es
importante que el tema me motive desde el principio, y
que el argumento me resulte de algún modo inquietante,
no me gustan los libros a los que les sobran páginas ni
creo que todas las experiencias vitales, por el mero hecho
de serlo, despierten de por sí un interés literario. La
cotidianeidad está en la base, pero creo que la mirada
artística debe amputarle lo previsible y la trivialidad.
También es verdad que los que considero mis mejores
pasajes han sido escritos bajo una intensa emoción, luego
los dejo enfriar para retocarlos, pero el sentimiento parece
buen precursor de imágenes, supongo que más que la
razón.
M.L.: Debe el texto tener ese final sorprendente como hacía
Poe…o prefieres ese otro desenlace que solía utilizar Chejov,
donde el relato parece diluirse lentamente ofreciendo un
final abierto a los lectores ¿Cuál sería el final más difícil de
escribir?
J.A.: Diría que para los finales tengo una inclinación más
bien clásica. Siempre que creo tener una buena idea de
cierre, sorpresiva o inesperada, la aplico, y me da un poco
igual que la tendencia actual sea denostar ese tipo de
finales “con lacito”. Cuando no cuento con una idea
inspiradora o creo que el tema lo contraindica, suelo dejar
el relato más bien abierto, como si con el cuento hubiese
querido reflejar un fragmento de vida, en su estado más
natural. Hablando de finales, tendría entonces más de Poe
que de Chejov, pero no en otros sentidos, como en la
concisión o el aprovechamiento de pocos elementos para
sugerir hondas situaciones. Respecto a la dificultad, creo
50 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
que me resultan más fáciles los finales abiertos, lo veo un
poco como poner puntos suspensivos. Aunque ello no les
resta en absoluto interés.
M.L.: Hay alguna identidad psicológica de tu persona con
tus personajes…tu profesión como psicólogo te ayuda a
indagar en los personajes…
J.A.: Indudablemente, mi formación y experiencia como
psicólogo me ayudan a penetrar en los personajes de
forma introspectiva; no sé si también contribuye al
perspectivismo que suelo usar en mis narraciones. De
todas formas, elegí la carrera por vocación, me gusta la
neuropsicología pero también la filosofía y las ciencias
humanas en general.
M.L.: Esa angustia vital e interior a la que están expuestos
tus personajes parece marcar el devenir de los relatos y
guiarlos hacia un fatalismo y a una predestinación de la que
resulta casi imposible liberarse…, sin embargo, según
avanzan los acontecimientos, tus cuentos invitan a algo
más…, ¿Qué nos puedes comentar al respecto?
J.A.: Es cierto que aunque la angustia es la emoción
predominante de este libro, los personajes no se ven
abocados a la fatalidad, no me gusta el pesimismo gratuito
o literario, aparte creo que el escritor debe ser responsable
y consciente de que sus páginas pueden caer en manos de
personas que estén atravesando los peores momentos de
su vida. La vida reserva siempre una esperanza, esta le es
inmanente, y ello debiera también mostrarse en los
personajes. Con esto no quiero decir que mis historias
acaben necesariamente bien, pero detesto la frivolidad en
ese sentido.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 51
M.L.: ¿Cómo ves el panorama literario en Extremadura?
¿Tienes autores de cabecera? Qué escritores te marcaron?
¿Quiénes son una referencia para tu creación?
J.A.: Considero que la actualidad literaria extremeña la
vivifican proyectos editoriales como los de “De la luna
libros”, que dan cabida a nuevos escritores, tanto en
poesía como en narrativa. Pero también a poetas notables
como Álvaro Valverde, o como tú, Mario, o Emilia Oliva,
que casualmente es de mi pueblo. Por otro lado, tenemos
en la tierra a grandes narradores de sobra conocidos,
como Javier Cercas, Landero o Hidalgo Bayal, por citar solo
algunos con los que creo que coincidiré en una antología
que está preparando Simón Viola, y en la que por
supuesto me enorgullece participar. Pero también hay
otros buenos y no tan conocidos, como Fran Rodríguez
Criado, por ejemplo, cuyo estilo depurado es de mi gusto.
Creo que comparto con este último ciertas influencias del
noruego Knut Hamsun, valedor de una voz narrativa
flexible, con la plasticidad suficiente para saltar del
desconcierto al desenfado sin afectación. Aparte del
escandinavo, los narradores de ficción que más me han
influido son Kafka, Buzzati, Dostoievski, o Chejov, entre
otros clásicos. Hace unos años me sedujo César Martín
Ortiz, que vivió precisamente en Extremadura; su estilo es
diferente al de los citados, pero hace gala de una precisión
admirable, con una prosa límpida y penetrante, siempre al
servicio de la idea.
M.L.: Qué te enseñó o que aprendiste en el taller de Gonzalo
Bayal, qué recuerdos te quedan de aquella época.
J.A.: Con Gonzalo aprendí valiosas nociones. La primera,
tomar consciencia de lo que supone el rigor léxico,
también la mesura retórica; no se trata de fardar con una
52 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
pirotecnia verbal de bella factura pero de pobre o
incongruente contenido. Una de sus frases más repetidas
es que el autor debe saber responder por todo cuanto
escribe. Me aconsejó sobre la sintaxis y la estructura
novelística de una obra que entonces yo tenía en borrador,
por lo cual le estoy especialmente agradecido. Se trata de
un escritor de gran dominio lingüístico y, en cierta forma,
es una autoridad intelectual. Llega no obstante el punto
donde el aprendiz busca su propia voz, la que mejor se
adecua a los contenidos que le mueven a escribir, y ahí
debe asimilar elementos de aquí y de allá, de los más
grandes, de todo cuanto le valga para darle un caudal
lógico a sus pulsiones y a las de sus personajes. En mi
escritura actual son comunes técnicas introspectivas como
el estilo indirecto libre o el monólogo interior, y suelo
ceder la voz a los personajes mediante el diálogo, registros
menos frecuentes en la obra de Gonzalo.
M.L.: Háblanos brevemente de tus proyectos, alguna idea
futura que te ronde la cabeza respecto a tu escritura.
J.A.: He terminado hace poco una novela, y, por primera
vez, la mandé a concurso. Trata de unos jóvenes que
pretenden transformar un piso en una cueva prehistórica.
Está salpicada de aspectos antropológicos, filosóficos y
sociológicos. Pero sobre todo abunda la tensión
psicológica.
M.L.: Si tuvieras que elegir un personaje de ficción de algún
libro para sentarte a charlar un rato, ¿a quién elegirías?
J.A.: Tal vez a Antonio Dorigo, el protagonista de la novela
Un amor, de Dino Buzzati, pues creo que se asemeja a
alguno de mis personajes en cuanto al elevado grado de
obsesión que le caracteriza. También charlaría con Zeno, el
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 53
personaje de Italo Svevo, es un “punto”.
M.L.: ¿Cortázar o Borges?
J.A.: A Borges le he leído un poco más, pero hace años. En
realidad, ninguno es referente de mi escritura, aunque
sobre un cuento de Conversaciones antes del despertador
titulado “Vacío”, varias personas me han dicho que le ven
tintes borgianos… No sé, supongo que será por lo onírico
o surrealista de la escena narrada.
No olviden, por favor, así lo recomiendo, leer a Jorge Ávila.
Ténganlo en cuenta, porque él no defraudará a sus
lectores.
Mario Lourtau (Torrejoncillo, -Cáceres-, 1976), poeta y profesor de
enseñanza secundaria, es licenciado en Filología Inglesa. Ha
publicado varios libros de poesía: “Donde Gravita el Hombre” (Ed.
Alhulia, Salobreña 2008, Granada), finalista del XXIII premio Gerardo
Diego para noveles; “Catálogo de Deudores” (Editora Regional de
Extremadura, Mérida 2009); “Quince Días de Fuego”, accésit del
premio Adonáis (Rialp, Madrid 2010), y “La Mirada del Cóndor” (Ed.
La Luna libros. Mérida 2013). Sus poemas han sido galardonados en
distintos certámenes literarios como el premio Adonáis, Ruta de la
Plata, Pórticvs, el Certamen Cultural Ibérico de la Consejería de
Juventud, Fernando Quiñones, Flor de Jara (Navalmoral de la Mata),
Mancomunidad de las Hurdes, Latin Heritage Culture,…etc. Sus
poemas y relatos han sido traducidos al inglés, árabe, portugués y
francés e incluidos en varias antologías nacionales e internacionales.
Es miembro de la Asociación de Escritores Extremeños.
Fotografía:
Jorge Ávila presenta su libro “conversaciones antes del despertador”
54 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
SONATA PARA
UN ADIÓS, DE
GUSTAVO
PONCE
MALDONADO
José
GUTIÉRREZ-
LLAMA México
2018
Título: Sonata para un adiós
Autor: Gustavo Ponce Maldonado
Editorial: Academia Literaria de la CDMX
El pasado 19 de mayo en el marco de la reunión ordinaria
de la Academia Literaria de la Ciudad de México, se
presentó el libro “Sonata para un adiós”, de Gustavo Ponce
Maldonado. Dicha presentación corrió a cargo del propio
autor y, como testimonio de tan feliz acontecimiento, en
seguida incluyo la “Presentación” que consta en el libro,
misma con la que mi querido amigo Gustavo me ha
distinguido al publicar en el marco de su obra.
Como dato adicional, he de decir que la presentación de
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 55
gala de “Sonata para un adiós” se llevará a cabo durante la
próxima Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
Muchas Felicidades, Gustavo.
LA SEDA SUAVE DEL DESTINO
Antes de que muera
el último segundo,
copulo con la muerte,
y tomo por asalto
el santuario
de la hoguera*
A lo largo del tiempo he escuchado una gran variedad de
versiones acerca de lo qué es la poesía y he llegado a la
conclusión de que puede haber tantas definiciones como
poetas existen. No obstante, en lo personal y si de escoger
se trata, me quedo con la que recientemente lanzó mi
querida amiga, Emilia Oliva: «La poesía es un rumor en la
cabeza, una sensación en la piel, un mirar deslumbrado,
una inquietud; nada perceptible a simple vista. No
incomoda, no alerta, no trastoca el ritmo cotidiano. Solo
un sobresalto. La poesía es el placer de la ensoñación, de
imaginar lo imposible posible, de fijar lo efímero y sobre
todo, la poesía es la herida de la belleza como un deber
inexcusable. Una sed que hay que saciar y entonces se lee,
se busca en la mirada de los otros. Es también, el absurdo
de ser, el dolor y la tragedia de ser», y si coincidimos con
esto, debemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que
Gustavo Ponce no es un peatón, sino un poeta, un
auténtico poeta, sensible, lúcido, de esos que prescinden
de la pirotecnia y el artilugio, del antifaz y el señuelo, para
descubrirnos el fósforo de sus huesos y sus meninges, y
56 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
prueba de ello es su nuevo poemario Sonata para un adiós,
donde, en forma magistral evoca los grandes relatos
homéricos y dantescos de quien se lía a bofetada limpia
con el destino, un destino colmado, no de seres aptos para
la mítica, sino de verdaderos espantos que acosan a los
mortales. En efecto, el cincel esculpe / la seda suave del
destino y así, el amor perdido, el recuerdo, el deseo que
perdura untado bajo las uñas, la derrota, la culpa y la
condena por aspirar a detener el fugaz / perfume del jazmín
/ amar lo que pasa / y no vuelve, azotan sin remedio a
quien ejerce la voz poética.
Si bien los grandes amores / se van a la hora / que deben
irse, Dante nos advierte sobre la resaca que viene con su
estela: « ¡Oh ciega concupiscencia…! que nos incita en
nuestra corta vida y nos sumerge luego en el horrible río
toda la eternidad». Pero el hombre, porque «de todas las
criaturas que viven y se reproducen en la Tierra, no existe
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 57
ninguna que sea más débil que el hombre» ―asegura
Homero―, por lo general «no tiene un corazón en el
pecho imposible de hechizar».
Aprendí con ella a balancear el infinito nos revela el
protagonista, para luego acercarnos a la intimidad del
susurro, de la confesión del irredento, del sacrílego que se
juega a una carta la recompensa divina: he permitido que el
hechizo / te alcance con mis versos, / deslizándote muy
dentro de mi sangre, para concluir el pasaje
aproximándonos al sitio donde los humores juegan con
nuestra nariz y nuestra existencia: el jugo de tu fruta / me
sabe a la incógnita de lo que soy. Desde luego, nadie que
se aventure a un lance semejante ―por gallardo que
parezca―, puede permanecer indemne ante el adiós de
una quimera. Su belleza / acarició mi alma / y como un aire
/ limpio y transparente / la dejé pasar; ahora estoy tirado
sobre la fría / superficie de la sombra, reconoce y remata: el
amor roto / es la hora negra / de la muerte. Por desgracia,
no la muerte gentil que vaticinaron a Ulises, esa «muerte
suave que te consume agotado bajo la suave vejez», sino
la muerte fiera e interminable que anuncia Dante al
describir uno de sus círculos del infierno, donde penan los
pecadores incontinentes y lujuriosos que son vencidos por
la tormenta infernal, como castigo por las pasiones que los
agobiaron en vida. Dónde dónde estás / en qué sombra
vives / gritaba y lloraba / y la voz contestó es tu culpa.
En realidad desconozco el destino final que el autor depara
a nuestro héroe pero entiendo ―citando una vez más a
Homero―, cuán desdichados son aquellos que han
descendido al inframundo, porque morirán dos veces. Mi
sombra se desvanece / en una caja pintada de negro / mi
barca es la soledad.
58 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018
En síntesis, Sonata para un adiós es un poemario de ritmo
sofocante y cuyo hilo conductor es un erotismo que
provoca mordidas y remordimientos, y cuyo trayecto en
sonetos cursa hacia un final a todas luces comprensible
por la pérdida de un amor fuera de lo común. Una obra
donde el deseo remonta la tragedia y el infierno habría
sido, no ir tras él.
tu ausencia
canta con el grillo
en medio de la noche
los grandes amores
se van a la hora
que deben irse
* Formado con versos de diferentes poemas de Gustavo Ponce.
Imágenes:
Presentación en la FIL Minería y Portada del libro.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 59
pedro herrero
inmaculada barranco
UN NUEVO
DÍA
Francisco Javier
INSA GARCÍA
España
2018
—Una tostada con semillas de lino y un cortado, por favor.
—pidió.
Miró la portada del “¡Hola!” que acababa de comprar en el
estanco del pueblo sin demasiado interés. Hacía un día
precioso. La cafetería estaba situada frente al mar. El sol, la
vista de los pequeños veleros que en domingo hacían
regatas desde el puerto, el sonido de las gaviotas. Todo
era perfecto. Perfecto si no fuera por el pequeño
inconveniente de tener la cabeza de su Pepe en el
congelador. ¡Bah!. Eso lo resolvería luego, ahora quería
60 en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 4. may/jun. 2018
enterarse de los cotilleos de la semana. Si ella soportó a su
Pepe 35 años, el congelador podría aguantarlo otro día
más. Era de una buena marca. Ya se encargó ella de que el
dependiente de la tienda le recomendara el mejor y con el
congelador más grande. Aunque tuvo que sacar el táper
de cocido del día anterior para que cupiese. Cabezón,
siempre fue un cabezón —pensó.
Una mujer frente a ella usaba su tableta para no sabía
exactamente el qué. Mirar el correo (no entendía muy bien
qué era eso pero lo escuchaba a menudo), la prensa sin
papel… Qué sofisticada se veía. Imaginó que podría ser ella
misma. Sí, ese sería el siguiente paso en su nueva vida.
Comprarse una tableta para ver el “¡Hola!” en la cafetería y
no ir con la revista bajo el brazo pareciendo una mujer que
no se adapta a su tiempo. Lo siguiente sería el “wassa” o
como se dijera, tampoco lo tenía claro y le daba igual.
Dio un bocado a su tostada mientras inhalaba la suave
brisa del mar. Las semillas de lino se colaron entre sus
dientes. Deliciosas. Siempre se había cuidado mucho.
Había leído que eran muy buenas para la tensión y cuidar
la línea. Además, si salía en una revista tenía que ser
verdad. Suspiró de felicidad tras el pequeño sorbo que dio
a su cortado. Estaba muy caliente. Eso le hubiera costado
una bofetada de su Pepe o un: “¡Inútil, no sabes que me
gusta templado!” Pero hoy no importaba. Nada importaba.
¡Claro que no! Con esas vistas y con este fantástico día.
Aunque su marido no le hubiera preguntado nunca cómo
le gustaba el café en treinta y cinco años, le contestó: —
Pepe, me gusta caliente, muy caliente, casi hirviendo. —Se
sonrió.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 61
EL SILENCIO
José
GUTIÉRREZ-
LLAMA
México
“Eres una presencia que respira”
-John Maxwell Coetzee-
Para los ruidosos
El silencio no dice nada por más que los poetas fastidien y
pretendan convertirlo en un lenguaje singular o los
enamorados festejen la posibilidad de compartirlo. El
silencio no habla de nada y ni siquiera calla, lo que, en
todo caso, sería bastante decir. Claro que no sólo las
palabras conversan; es estúpido suponer algo así. Hay
muchas formas de expresarnos, pero no el silencio.
Cuando te pido que enmudezcas no pretendo ni invoco al
silencio; sólo quiero oír algo que no sean palabras. Desde
luego el silencio no es un lenguaje y no puede oírse,
descifrarse o interpretarse. Tampoco es un estado frágil
que se esfuma al mínimo murmullo; esos más bien son
instantes donde el sonido es inaudible y nada más. El
verdadero silencio es denso e insondable. Por ejemplo, ¿te
has preguntado qué dicen los muertos que yacen silentes?
¡Sí!, ¡nada!, ni ellos ni su silencio dice nada. Quizá dijeron y
sus ecos sigan dando vueltas por nuestra cabeza, o tal vez
62 en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 4. may/jun. 2018
nos creamos capaces de aniquilar su silencio con el
pensamiento, pero no, ellos son y están en un profundo
silencio. Porque el silencio es un estado absoluto. En
realidad la vida no guarda nunca silencio y la muerte es
incapaz de romperlo. Tal vez morir sea convertirse en
silencio. Así que, en esencia, nada temo más que al silencio
y amo la estruendosa ocasión de estar vivos, más allá de
que nunca —o casi nunca— me dejes escuchar las noticias.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 63
cony pedraza
ESPECIAL
DE
IGNACIO SAINZ
Cony
PEDRAZA
México
2018
Ignacio Sainz
Querétaro, México
En este número quiero rendir un muy breve homenaje al
reconocido escritor queretano Ignacio Sainz, y para ello te
presento cuatro de sus cuentos. Así, sin más… espero que los
disfrutes.
Cony Pedraza
Editora
64 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
LA TROPA
Ignacio SAINZ
Querétaro
México
Al despuntar el día, la hacienda y sus alrededores son un canto
armonioso de ruidos alegres que saludan al sol: el cacareo
mañanero del gallo, el trino incesante de los pájaros, las voces
peculiares de las bestias de trabajo y el ladrido de los perros de
raza indefinida, todos acompañados por el sonido prístino del
agua cristalina que danza juguetona en la fuente central.
A lo lejos, esfumado en la distancia, se escucha el sonido siniestro
de cascos herrados de cabalgaduras que se acercan por el
sendero empedrado. El general Casimiro, al frente de su tropa,
otea el horizonte con su reconocida mirada de lince implacable.
Intenta descubrir alguna emboscada de sus enemigos. Los
movimientos caóticos y en constante alerta de la tropa dan la
impresión de que algo terrible va a suceder. Grillos y ranas que los
circundan, miran absortos y desconcertados.
Lentamente se aproximan y entran en el patio principal de la
hacienda. Todos enmudecen. Soledad sale del granero y se
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 65
percata de la inusual calma tensa del ambiente y la presencia
autoritaria del general Casimiro, seguido por su tropa. Están
agotados y sedientos, con la piel curtida por las numerosas y
largas jornadas en campaña en esa extensa región semidesértica
del Bajío. El sudor les corre por la frente y la barba mal formada
de los lampiños. Tienen el ropaje sucio, roto y descuidado en el
porte. Las cartucheras están vacías y sus inservibles y viejas armas
las traen mal colgadas de los hombros. Los caballos pencos, flacos
y sin gallardía, son una muestra clara de debilidad y hambre.
Soledad sonríe: son una triste parodia desdibujada de un cuerpo
armado.
― Don Casi, ¡mire nomás cómo está! ─ exclama Soledad,
tapándose la nariz.
― No soy don Casi, en campaña soy el general Casimiro ─
reclama airado.
― No… se llama don Casi…, porque lo de “miro” no son más que
ilusiones.
― Nada de ilusiones, tuvimos un enfrentamiento real con
rebeldes revolucionarios ─ responde el General con la seriedad
que corresponde a su investidura.
― Don Casi, ¿en qué época vive? Estamos en el 2001 y no eran
revolucionarios sino un rebaño de ovejas que agarró usted a
palos y ya vino a reclamar el dueño. ¡Ándele!, quite sus huesos de
allí y a bañarse que ya mareó a todos los animales con su olor a
muerto ―le ordena mientras corretea entre las patas de los tristes
jamelgos, a una gallina para la comida.
Imagen:
Grabado para El Quijote de Gustave Doré.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Don_Quixote_11.jpg
66 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
NAVEGANDO
A LA LUZ DE
LA LUNA
Ignacio SAINZ
Querétaro
México
Yo estaba en cubierta recostado en un camastro, cuando la vi en
el puente de proa del crucero, en un viaje por el Mediterráneo. Su
vestido era ligero, muy propio para el verano y la brisa hacía volar
su falda, acariciando con delicadeza sus torneadas piernas. Se oían
acordes de música italiana: Arrivederci Roma, Volare, Matinatta,
Canción Napolitana, Al di la…, como una invitación inmediata al
romance.
No le veía el perfil del rostro, cubierto por una abundante
cabellera color castaño. Apoyada en el barandal, sus manos
nerviosas sostenían una copa de vino. De pronto, en un arranque
de ira, se quitó un anillo, lo metió en la copa y los lanzó al mar en
forma decidida. Sin pensarlo me acerqué a ella cuidando que me
oyera para no sorprenderla, aunque con suficiente cautela para
no alarmarla. Ella se giró para verme, tranquila. Por las mejillas de
su enigmático rostro, corrían lágrimas inconfundibles de un
sufrimiento muy íntimo, que suplicaba comprensión y amor.
Saqué del bolsillo exterior de mi chaqueta un pañuelo y se lo
acerqué. Ella dudó un momento y lo tomó sollozando, con esos
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 67
espasmos incontrolables que produce un corazón atribulado. La
abracé recargándola contra mi pecho, envolviendo con una mano
su pelo y con la otra su cintura. Me embriagó su exquisito aroma
de flores tropicales. Sin darnos cuenta, empezamos a bailar,
despacio, al ritmo cadencioso de la música. Un beso arropado y
apacible nos condujo a besos voraces, a caricias robadas al pudor.
Ahogué mis manos candentes en la piel aterciopelada de su
cuerpo, que ya esperaba ansioso y sin recato, el asalto decisivo
inundado de aromas, con el sabor dulce de lo prohibido.
Fundidos en uno, las cosas siguieron su curso, en forma natural, en
la penumbra cálida de la noche sobre cubierta, en un amor
secreto, sin apremios y sin pausas, exudando ardores mudos,
navegando a la luz de la luna.
Al despuntar el sol, nos despertó la alharaca de las primeras
gaviotas con sus graznidos alegres, anunciando el arribo al puerto
de Nápoles. Con el letargo de la desvelada, cada uno fuimos en
silencio a recoger los equipajes. Desembarcamos tomados de la
mano. Mientras ella entró a una boutique, yo fui a una joyería. En
el hotel pedimos una sola habitación. Ya estando solos, le di una
cajita que compré en la joyería. La abrió. Saqué un anillo de
brillantes y se lo puse en el dedo anular de la mano izquierda. Con
una mirada seductora, me dio un beso arrebatado. Tomó la tarjeta
que acompañaba al estuche y la leyó:
“Querida:
Me encantan tus caprichos y sobre todo las reconciliaciones. Te
adoro, pero es la tercera vez que me haces lo mismo y me vas a
dejar en la ruina.”
Imagen:
Un barco pesquero en alta mar, Vincent van Gogh.
https://www.vangoghgallery.com/es/catalogo/dibujos/944/Un-barco-
pesquero-en-alta-mar.html
68 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
CLEMENCIA
Ignacio SAINZ
Querétaro
México
Me acosté y cerré los ojos. Cuando entraba en esa inconsciencia
previa al sueño, una mosca me pasó zumbando la oreja. Mi
reacción instintiva fue espantarla de un manotazo. Dejó de
molestar un momento, pero con esa tozudez obsesiva que las
caracteriza, volvió a perturbar mi sueño sin ninguna consideración.
¿No hay más espacio que mis oídos para volar?, exclamé con
desesperación mientras con un ademán brusco me cubría la cara
con la sábana. Cuando el calor me obligó a destaparme, la mosca
siguió empecinada en su fastidiosa tarea sobre mi cara, brazos,
pecho, burlando ágilmente mis inofensivos reclamos. Colérico, con
los ojos desorbitados y el pelo revuelto, le lancé en voz alta el reto
a muerte: ¡No sabes con quién te metiste, te vas a arrepentir!
Encendí las luces y fui a buscar un arma apropiada para acabar
con ella, pero no encontré nada, ni matamoscas ni periódico ni
insecticida. ¡La pelea tendrá que ser a mano limpia!, sentencié
furioso. Puse en juego todas mis habilidades y concentración. La
localicé en una esquina del techo. Con todo sigilo y algunos
trabajos, me subí en una silla. Para librar un golpe en la cabeza,
flexioné las rodillas, incliné el torso hacia adelante y al trasero le di
salida hacia atrás. El equilibrio era muy precario y apenas podía
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 69
elevar la vista. Se le hizo fácil levantar el vuelo cuando la tenía al
alcance de la mano, y en mi afán por atraparla, me tambaleé y
estuve a punto de caer. Nervioso y con la piel crispada, quise
seguir sus impredecibles y bruscos cambios de rumbo, pero fue
imposible. Decidí entonces apagar todas las lámparas, menos una,
la de mi buró. Esperé unos segundos y de repente, saliendo de la
nada, apareció sobre la pantalla, desafiándome. Con toda la
destreza de un avezado cazador de moscas, me acerqué
aprovechando las sombras y con un movimiento ágil que la tomó
por sorpresa, la atrapé. Levanté jubiloso el brazo izquierdo en
señal de triunfo y reí frenético al ver que mi paciencia y esfuerzos
habían tenido su recompensa. Sentí su caminar desorientado,
zumbido y aleteo desesperado en mi mano. Me asomé a verla,
con curiosidad perversa. Allí estaba, espantada, girando a todos
lados, preguntándose lo que había pasado y tramando la forma
de escapar. Hubo un instante en que estuvo a punto de lograrlo
pero se lo impedí a tiempo. Entonces llevé a cabo mi venganza
implacable, apenas equivalente a su estúpida osadía. Acerqué mi
boca por un resquicio y le grité: ¡bzzz… bzzz…! , fuerte, una y otra
vez, ¡bzzz…, bzzz…! sin descanso. Escuché sus lamentos
esquizofrénicos suplicando clemencia, pero no me importó, seguí
y seguí, ¡bzzz…, bzzz…! , hasta casi la locura. Agotado y sudoroso,
me asomé a verla; lloraba en un rincón, tapándose los oídos con
sus patas delanteras. Su rostro, antes arrogante y retador, estaba
doblado hacia abajo en la imagen más clara de la derrota.
¿Clemencia? ¡Nooo…! , grité sin piedad y apreté la mano lo más
que pude, sin misericordia, hasta que sentí cómo sus jugos
internos, viscosos y sanguinolentos se escurrían entre mis dedos,
como testimonio de su muerte y mi desvelo.
Imagen:
Le Sommeil (Sueño), Salvador Dalí.
https://translate.google.com.mx/translate?hl=es-
419&sl=en&u=https://www.dalipaintings.com/sleep.jsp&prev=search
70 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
CANTO
SILENCIOSO
Ignacio SAINZ
Querétaro
México
El timbre de tenor de la primera campanada de la parroquia y su
eco lejano, recorrió todos los ámbitos del valle. Hacía mucho
tiempo que no le prestaba atención, quizá por la costumbre de
oírla tanto. Me la imagino como música de fondo, que allí está
como siempre y sólo nos damos cuenta de ella cuando deja de
tocar. Evoqué tiempos pasados, esos tiempos simbólicos que
empiezan a resultar esenciales porque son parte de mi vida y la
razón de ser como persona; porque son la causa de lo que soy. A
partir de entonces me mantengo atento, las oigo claramente y
percibo su clamor.
La comparé injustamente con las campanas de la Catedral de
México, repiqueteando festivas el 31 de diciembre a las doce de la
noche, para dar paso al año nuevo, en un juego armónico sublime
que más parece coro celestial. Su canto es triste y melancólico, de
lamento, de adiós al pasado. Pensé también en la campana de
Dolores, de sonido amplio, que tocó a rebato en el grito de
independencia de 1810. No podía dejar de lado el Cerro de las
Campanas, de tanta trascendencia histórica, que curiosamente no
tiene campanas, sino unas peculiares piedras que al chocar entre
sí, producen un sonido metálico similar.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 71
Fui a misa a la hora en que las flores se colman de rocío, aparecen
en el horizonte las primeras luces de la alborada y el gallo canta.
En la ceremonia de consagración, oí la voz diáfana, aguda y sin
eco, de las campanillas blandidas diestramente por el monaguillo.
Como si me hubieran abierto las compuertas de la memoria, me
invadió un torrente de campanas para distintos propósitos y
vocaciones: las de Belén, llenas de amor y nostalgia, que
acompañan el canto de villancicos en navidad; las destinadas a
usos específicos en los templos, monasterios y conventos, como
las que tocan para llamar a vísperas o a retiro y las de rezos de
ánimas, ángelus y maitines; las de los enormes relojes en los
frontispicios de algunos templos, de sonido grave y lacónico, que
por las noches me inspiran la peregrina idea de que en cualquier
momento puede aparecer la Llorona, con sus lamentos; las de
relojes antiguos de pie o pared, de un gusto y sonido exquisitos,
que dan cuenta del paso de las horas, siempre que se les dé
cuerda. También las de los ferrocarriles, de sonido más industrial,
un tanto sordo y siempre presuroso.
Hay muchas otras campanas significativas, pero la de más grata
memoria es una campanita entrañable que me regaló mi madre.
Es muy pequeña, de cerámica modesta, casi insignificante y sin
badajo, pero con el timbre y temperamento dulce de un canto
silencioso de amor materno.
Imagen:
Hora de la comida, Ernest Walbourn.
https://translate.google.com.mx/translate?hl=es-
419&sl=en&u=http://www.artnet.com/artists/ernest-walbourn/&prev=search
72 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
judy garcía allende
juan pablo varela
VIVIR SIN
RELATO
Marcelo
Daniel
MOSENSON
Buenos Aires
Argentina
Vivir construyendo relatos acerca de lo que nos toca
atravesar no es garantía de vivir bien, pero la falta de ellos
puede tornársenos por momentos, intolerable.
Rodeados de relatos como nunca antes en la historia,
libros, películas, series, canciones, publicidades y todo lo
que nos pueda ofrecer internet en su conjunto, solemos
padecer la falta de ellos.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 73
Todo duelo es de por sí doloroso, pero más aún cuando
carecemos de una narración que le acompañe. ¿Cuántas
veces nos hemos encontrado en situaciones en las cuales
no quisimos darle una explicación a la persona de quien
nos alejamos? O por el contrario, no hemos recibido relato
alguno por parte del otro, quedando a la intemperie,
expuestos a narrar lo inenarrable. Obligados, en
consecuencia, a armar una historia más o menos
convincente de lo sucedido, a partir de los vestigios de lo
que creímos vivir con aquella persona. Bien se trate de una
relación amorosa, laboral o amistosa.
Frente a la dictadura del deseo, el individualismo y la
libertad no nos vemos siempre impulsados a dar ni exigir
explicaciones. Después de todo, ¿quién dijo que haya que
ofrecerlas o recibirlas? Hasta tal punto esto es así, por
tanto pretender respuestas de alguien que
sorpresivamente y sin habernos advertido de nada nos
abandona, nos hace sentir humillados al intentar obtener
cualquier argumento por parte del otro. De la misma
manera que, por temor a herir aún más al otro, o bien, por
rechazo a exponernos nosotros mismos, preferimos
alejarnos en silencio, evitando así, cualquier tipo de
confrontación.
“¡Ya somos grandes, qué le vas a pedir explicaciones. No
funcionó. Punto!” me he escuchado decir y a su vez, me lo
han dicho, en más de una ocasión.
También he oído incongruencias en relatos en donde uno
ignora si se trata de una crasa mentira, de un rato de
locura, o de una selección muy particular de la propia
memoria. Resulta que mi amiga se quejaba, ya terminada
su relación, que él no la invitaba a viajar a ninguna parte,
mientras que su ex pareja, también amigo mío, me solía
74 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
contar de su enorme frustración por cuanto, cada vez que
le proponía viajar, ella declinaba la oferta, aduciendo que
no tenía con quién dejar a su hija. La única vez que ella
intentó encontrar una solución a su libertad condicional
fue en su imaginación. En consecuencia, mi amigo,
anticipando su respuesta, y ya previendo el final de la
relación, ya no se permitió ofrecerle viajar.
Cuando nos vemos expuestos a un cambio intempestivo
en la relación con alguien del quien no llegamos a
comprender su alejamiento, odio o indiferencia hacia
nosotros, nos preguntamos irremediablemente, ¡¿qué le
pasó?! Cuando no logramos armar el rompecabezas
compuesto por los subterráneos restos arqueológicos de
una relación, comenzamos a indagar en nosotros mismos,
intentando así, encontrar la explicación causal a nuestro
enigma. Por supuesto que nadie se ocupa de esta
imposible tarea cuando todo fluye. A la alegría no se la
cuestiona.
Pero lo más grave del asunto es que, muchas veces,
buscamos un relato en personas incapaces de narración
alguna respecto de lo que les sucede a ellos mismos.
Sencillamente, nos son dialectizables. En otras palabras,
por más que indaguemos no obtendremos de ellos una
respuesta convincente. Ni siquiera sospechan lo que
sienten, de ahí que no puedan expresarlo. Por más que les
sacudamos en búsqueda de alguna moneda, sus bolsillos
permanecen vacíos. Lo cual no invalida que, a menudo,
también escondamos, por distintos motivos, información
acerca de lo que sentimos
No tengo idea si uno tiene derecho a exigir una
explicación, como tampoco sé si uno deba darla. Después
de todo, uno es libre, incluso de no saber o no querer
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 75
hacerlo. Pero sospecho que vale la pena intentar obtener
una respuesta, independientemente que lo logremos o no,
o lo que luego podamos hacer con ella.
Un amigo mío, inmerso en un divorcio incomprensi-
blemente sangriento intentó preguntarle a su ex el porqué
de tanta saña. Su respuesta fue elocuente, “háblalo con mi
abogado”. Mi otro amigo, en un rato amoroso, le ofreció a
mi amiga, su ex, irse de viaje unos cuantos días durante
estas vacaciones de verano. La respuesta de ella fue de las
que anulan la posibilidad de relato alguno, “lo voy a
pensar”.
Uno podría intentar reformular la pregunta, “¿si no me vas
a decir por qué te alejaste de mí, podrías contarme, al
menos, porqué creés que estuviste a mi lado?”
Posiblemente, esta pregunta tampoco tenga respuesta.
Pero en todo caso, la propia valentía consiste en poder
formular preguntas y actuar en consecuencia. El relato se
irá conformando con el tiempo.
O no.
Imagen:
www.google.com
76 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
LA JUSTA NOTA
DE DAVID
GILMOUR
Jesús
Reinaldo
CASTILLO
FRAU
La Habana
Cuba
Hay instantes definitivos marcados por alguna melodía
singular que parece hacer que el recuerdo vuelva con todo
y aromas, colores, sensaciones y emociones. Estos
recuerdos de las vidas de cada quien se cruzan en todas
las realidades y enseñan si fueron experiencias poco
placenteras y evocan momentos llenos de gran alegría.
Entendiendo que hay seres propiamente genios en su
condición humana para coincidir con aquellas emociones,
personas que han regalado a cada vida que los escucha
algo de complicidad y que han comunicado el mensaje de
los sentimientos calando en lo más profundo de las
entrañas. Artísticamente en este sentido es importante
referirse a un laureado y renombrado guitarrista del
género musical más bello concebido por la humanidad
moderna; David Gilmour.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 77
Fuera de las comprensiones técnicas que se puedan
analizar, hay simplemente seres que hacen porque si, su
trabajo bien hecho; el alto cuidado que se nota en cada
una de las piezas de Gilmour muestra que su intención es
hacer bien lo que bien se ama. Tratándose de un estilo
salido de los confines de las alucinaciones de una que otra
sustancia que altera la conciencia, en una era de por si
enrarecida por el sin futuro de lo moral, lo ético, lo
humano. Allí crece un joven en un territorio álgido donde
por su consecuencia y atino resultó ser el epicentro de la
genialidad llamada rock y que hoy día es aclamada,
venerada e idolatrada a pesar de lo nuevo que se crea a
cada segundo.
Él supo reinventarse creativamente a partir de su
instrumento; sin pretensiones oprobiosas de velocidad,
destreza, virtuosismo entendido como el espectáculo
arquetípico del guitarrista rock, David desarrollaba una
curiosa y muy meticulosa habilidad para ser
emocionalmente genial y generar una sutil y poderosa
forma de ser virtuoso. Cada nota pulsada sabía entregarse
y estaba allí por una razón en el espectro y en la pista de
grabación. Necesariamente su inteligencia y sobriedad
había sobrepasado las calidades de un guitarrista
promedio; su gran virtud fue el saber compartir esa
emoción entre sus compañeros de banda; Pink Floyd como
grupo fueron la unidad creadora de sendos sonidos que
pretendían solo ser uno en todo espacio y lugar; el hombre
visionario de las lentitudes y de la liquidez de esos sonidos
maravillosos sin duda fue Syd Barrett, pero al parecer
quien más fue un asiduo lector de su fuerza creativa fue
Gilmour quien se apropiaba con su individualidad el
espacio diseñado por Barrett y que, de algún modo se
encargó tristemente de extinguirse él solo en sus propia
ceniza ya dispersa al viento cambiante y dilatado del LSD.
78 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Fragmentos de El viento en los sauces versado en un genial
y de sonido colorido por la psicodelia en El gaitero en las
puertas del amanecer, se demostraba sencillamente toda
creatividad sin pretensiones de un grupo dispuesto a
trascender. En esas épocas Barrett notaba en sus
experiencias psicotrópicas una directa relación con su
emotividad creativa, con su cualidad sensitiva y su libertad
contemplativa musicalmente hablando. Necesariamente la
coyuntura adecuada generada en un complejo y
alborotado periodo de la historia moderna fue el caldo de
cultivo para darse en un momento oportuno todo el
compendio para la creación musical emanada de estos
chicos. Si no hubiese sido así, el Pink Floyd cual nombre
fue inspirado en dos bluseros norteamericanos de vieja
data, no se hubiera materializado en lo que hoy resuena
intacto por cerca de cincuenta años y contando, se
necesitaba tal vez de una tragedia griega para concebirse
de su dificultad la oportunidad propicia para ser hoy los
Pink Floyd que nos atraparon en su singular sonido; un
doliente, un anti egregio dispuesto sin disponerse al todo
y a la nada.
Inhabilitado ya, Barrett no conseguía ser coherente ni
ordenado, la sinestesia producida por esas abismales
cantidades de lisérgida creaba las grietas ya imperecederas
para la muerte mental y consciente de Syd, las otras
sustancias no eran más que inocuas aspirinas a su negada
prudencia y sobriedad y el despojo era su cotidiana
estampa. Cual importante era su influencia en los
posteriores creadores icónicos de la música inglesa que el
ecléctico Ziggy Stardust bajo su actor natural se conmovía
de su honda dificultad y junto a Richard, Nick, Roger y
David entre familiares y otros tantos ayudaban a mantener
a flote una barcaza agujerada y decadente dispuesta a
hundirse a todo precio. En ese duro devenir Gilmour fue el
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 79
llamado a recitar ese legado y sanar esa cruenta historia
sin olvidarla, en sus manos se confiaba un derecho y un
espacio que ha sido característico y que siempre definió el
devenir de su carrera como guitarrista. La NO velocidad
como elemento diferencial y el conmovedor viaje de
escalas pentatónicas sobre los trastes de las incontables
Fender Stratocaster, Gibson, Grestch, Martin que han
pasado por sus manos aportaron a Pink Floyd dentro de su
ya amplia paleta la justa nota singular y necesaria que les
dejó en lugares casi olímpicos en la historia de la música.
La experimentación de sus fraseos entre-tejidos de
frecuencias de diseño; así es su habitad que se halla en
toda la consola omnipresente y en los estiramientos de
cuerdas, el taller anecoide dispuesto entre cables y paneles
de madera, micrófonos y electromagnetismo contenido
cual célula procariotida se ensancha en vida, Gilmour se
alhaja de gran equipo tecnológico para diseñarse un
armadura que le seguirá en todo momento y lugar. Su
guitarra es el fin del camino de un proceso de ingeniería
para un delicado sonido; entre grandes y complejas
innovaciones técnicas un pedal Big Muff Ram´s Head como
escudero paciente y diligente contemplado hasta la fecha
y muchas horas dispuestas en medidas y fórmulas; el
trabajo de toda una vida.
Tal cual es importante cada sonido emanado como lo es
de importante el silencio; cada tensión y pulsación de las
notas va acompañada de una vibración y un silencio
necesario. Entendido desde aquella complejidad, Gilmour
hizo de los recursos mínimos una composición y una
estructura artística con la mayor cantidad de matices para
generar infinitas formas creativas, desde el delicado sonido
del trueno, hasta el aviso de estación de trenes de Aix en
Provence. Todo en su imaginario tiene la propiedad para
80 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
generar orden, y en el orden; belleza. De allí nace la otra
inquietud de su compendio musical y es la puesta en
escena y de color como experiencia sensorial para el
espectador. Colosales estructuras y ensoñadoras imágenes
introspectivas salidas de un gran proyector de forma
perfecta apuntando en explosivas cargas lumínicas llenas
de arcoíris, y blancos casi puros con negros igualmente
solemnes, todo como lo natural tiene que ver con todo y la
creación de sus álbumes tiene un sentido creativo en su
conjunto. De allí radica esa libertad para apreciar sus obras
como mejor se disfrute, pero en su afán supo aprender a
perder muchas batallas contra el pensamiento colectivo
ordenado en pistas, álbumes, sencillos, video clips,
canciones vendidas, listas de reproducción y demás.
Figura de la cultura popular, dueño de una voz
característica para generar emotividad, situado en las
señales de los caminos para quienes cruzan las notas
marcadas por su propia creación, el rock hará su trasegar
en eternidad por su obra y en cada paso de los siguientes
destinos se hará cada vez más mito que humano, más
imaginación que carne, más Gilmour que guitarrista.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 81
emilia oliva
ángel gonzález g.
INTRODUCCIÓN
El error de la memoria es pensar que las tardes como esta
se suceden a las tardes como esta por el mero hecho de
acontecer. Siempre el sol, siempre la persiana subida,
siempre el hueco por donde penetra el beso, siempre,
siempre existe una esperanza cuando ya no hay ninguna
esperanza. Es esa, esta, aquella tuya, la mía, de aquí y
ahora la revancha que se gasta la luz contra la oscuridad, la
forma concreta contra la abstracción neutra, el espacio por
vivir mordiendo contra el espacio por morir ¿envenenado?
Ya está. Es esa la pregunta que merece la pena, y cuando
no, las manos dementes de los demonios dictan las
medidas. Por eso mis años se repiten como escribas
moliendo la carne. Por eso este meteco se pinta a sí mismo
como patria libre de patria. Por eso el cénit de este cuerpo
brinda a lo que se acaba por lo que empieza. Sea cual sea
el sentido, lo poético ya está allí.
Ángel González González
Editor
82 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
HERENCIA DEL
DESIERTO
(1987-88)
José Antonio
CÁCERES
España
El error de la memoria nos tiene
acostumbrados a contemplar
las heridas del tiempo.
El animal y los rincones
de hiedra y árboles
parecen huéspedes extraños
en la desierta arquitectura:
islas en el páramo
abarrotadas de luces y rumores.
Tanto escaparate y hormigón
en lugar de los frutos.
Los ríos arrastran las basuras
hacia arrabales calcinados
y mares remotos.
Pero la herida del tiempo
duele y la piedra llora
bajo la lluvia. El árbol se despide
del perro sin destino
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 83
y, en las afueras, se acumulan
cementerios de esqueletos metálicos
y desechos humeantes:
imagen del error y la miseria.
Herencia del desierto (1987-88)
ILUSTRACIÓN:
José Antonio Cáceres
84 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
PROCESIÓN
NOCTURNA
Román
HERNÁNDEZ
HERRÁN
Ciudad de
México
México
es un hechizo de horror un
hechizo de sangre y soledad,
como los grandes hechizos de antaño.
están, pues, los que ha sido colgados
los que ejecutan lánguidamente el ballet macabro
en las ingles del aire, bajo los puentes y entre los párpados
están los que han sido mutilados
por las manos dementes
de los demonios
y las que han sido eclipsadas vejadas torturadas
por el sistemático falo de los cobardes y los sonámbulos de un solo ojo
están y vuelven a estar las que han sido
arrojadas al vacío sideral de los hoyos negros
entre cactáceas y langostas desérticas de antenas horripiladas y
aquí todas ellas y todos ellos y el torbellino inquebrantable de las balas
aquí, nosotros, la inmensidad, los muertos,
y la carne tan frágil tan triste tan precisa la carne en su putrefacción y
a cada cadáver corresponde
m á g i c a m e n t e
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 85
un artefacto de dos ruedas que recorre las calles en silencio…
… pueden verse: noche tras noche a mitad de los sueños de los vivos
las bicicletas desfilan por la ciudad, fantasmales. cada noche son más.
y crece como la hiedra el temor de que algún día el país entero sea un
paisaje de objetos:
Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
86 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
PUEDE SER,
PERO
PREFIERO NO
SABERLO
Katherine
BISQUET
RODRÍGUEZ
La Habana
Cuba
Por eso mi canto es duro
aunque mi boca satisfecha sonríe a todos.
Por eso mis años se repiten
y entre la maleza oigo el llanto de mi madre
que se acorrala en mis oídos
como linterna ciega
para que la siga
madre, si estoy perdido
para qué el intento
para que la siga
para que la siga
hasta dónde hay que llegar dime tú
hasta que parámetros hay que llegar.
Ahora yo escucho en el monte los insectos
y los como uno a uno
si quieres aprender tienes que tragar
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 87
y tragar bien
no basta que no tengas hambre
el hambre se hace
por eso escupo
para tener más hambre
escupo
es la ley
si quieres sobrevivir tienes que escupir.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
88 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
del sombrero y
la paja*
Emilia OLIVA
Cáceres
España
2006
hay que esperar
hay que esperar
que la lluvia llegue a tiempo
y el calor en sazón y con mesura
forme el grano
hay que rogar que el viento no la doble
que no la incendie el rayo
la pequeña paja tan inútil
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 89
hay que esperar aún
que el grano capturado en el cedazo
abra apetitos más allá de la carne y el hambre
y la paja sea entonces un vislumbre de luz
lo otro ya es el sueño
doblegar la materia
tornar la paja en oro
con la manos
*De los ecos y las sombras (Alcancía, 2006)
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
90 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
COSMOS,
1984
Fernando
CHELLE
Cúcuta
Colombia
Una luz dulce de mandarina en otoño
calienta el viejo patio de mi niñez,
la fantasía es un colchón de hojas en el suelo
murmurando con un viento de lenguas invisibles,
lo poético ya está allí
es el silencio de ese patio a plena luz
ese niño amando su soledad
absorto en el diamante
que deja al pasar un caracol,
lo mágico es ese lugar sin mar
sin pantalones blancos
sin perfumes corrompidos,
la felicidad,
es la sombra de un árbol
donde viven los pájaros
la sombra que se arrastra en silencio
con olor a mandarinas
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 91
para comunicarse con el viento
las hojas
y las ramas de diamante.
lustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
92 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Academia Literaria de
la Ciudad de México
josé antonio durand
DOS
CUENTOS
BREVES
Carla Cecilia
CEJUDO
México
INCONFESABLE
Cuando llega a su casa le sorprende el silencio,
regularmente hay ruidos, las risas de sus hijos
acompañados por sus amigos. Probablemente salieron, se
dice, sin embargo su esposa a la hora de su arribo siempre
procura estar ahí o, al menos, avisar que llegará más tarde
que él.
Sube las escaleras y se percata que la puerta de la
recamara está cerrada, eso explica todo, piensa, seguro que
le duele la cabeza y subió a acostarse aprovechando que la
casa está sola, le voy a preguntar si quiere un té. Procura no
hacer ruido, sabe que cuando le duele la cabeza el más
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 93
mínimo murmullo resulta molesto y no quiere irritarla.
Conforme camina por el pasillo comienza a escuchar
gemidos, roncos gemidos en la garganta de un hombre
fuertemente excitado. Se detiene en seco, presta atención,
no es posible, no es posible. Es lo único que repite su
mente.
Llega a la puerta, el jadeo es inconfundible, la respiración
acelerada del hombre logra invadir de celos todos sus
sentidos, es imposible, todo está bien, me iré, es imposible.
Se asió a otro pensamiento, dolía demasiado Si es verdad
no quiero saberlo. Después su vorágine mental encuentra
una tabla de salvación ¿Será alguna de nuestras hijas o una
amiga, que aprovechan que la casa está sola?
Seguramente…
Este pensamiento lo tranquiliza, entonces con disimulo se
asoma por el ojo de la cerradura. La realidad regresa a su
mente. Su mujer amarrada a la silla, la blusa en retazos
cuelga alrededor de su cintura, el brasier apenas se
sostiene de un hombro.
El hombre besa los pies de ella, al tiempo que acaricia los
muslos corpulentos, descubre el vientre estriado que tan
bien conoce. Se paraliza. Lágrimas de rabia. Aprieta los
puños. Reacciona. Se limpia los ojos mientras se dice:
graba bien esta imagen en tu cabeza, solo así recordarás
porqué te irás, porqué terminó todo.
Este último pensamiento lo fuerza a observar cada detalle,
se obliga a ver sus ojos, esos ojos que con solo posarse en
él son capaces de llevarlo a la cama. La sangre se agolpa
en sus sienes. Está excitada.
94 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
¿Irse? ¿Reclamar? ¿Gritar? ¿Golpear? Todo se agolpa en su
mente. Lo único que puede hacer es ver las caricias que la
estremecen, escuchar sus gemidos y en ese momento el
desconocido la llevó en brazos a la cama, el pene enhiesto,
la vulva lubricada.
Cierra los ojos, no quiere ver… no. Es imposible… Tiene que
golpearlo… alarga el brazo para abrir la puerta, su mano
encuentra la sábana.
Entonces decide comenzar a besarla desde la punta de los
pies.
Al día siguiente ella bromea: Anoche te luciste. ¿Qué
estabas soñado? El sólo sonríe.
*** *** ***
EL PACTO
Llegué a la casa, estaba en silencio. La verdad suspiré
aliviada. Pensé que mi marido había salido y tendría
tiempo para disfrutar de una buena copa de vino y con un
poco de suerte sentarme a descansar, él llegaría tarde.
Entré al comedor para cambiar el agua de las flores que
adornan el centro de la mesa, lo recuerdo porque las tomé
con cuidado, todavía me dolía un poco el hombro y el
brazo por el moretón que me había hecho hace unos días,
claro que valió la pena, me encanta sentir como aprieta y
muerde mientras yo lo monto.
Me acerqué a revisar la vinatería. De repente, escuché un
ruido arriba, adiós a mi momento de solaz. Pero su coche
no estaba.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 95
Pensé en echar un vistazo rápido al resto de la casa, no
quería acordarme de nada mientras disfrutaba el vino y un
buen libro. Volví a escuchar ruidos en el cuarto. Si está
aquí, adiós a mi plan. Pensé en tomar las llaves del coche,
la botella y mi libro, mandarle un mensajito que llegaría
más tarde.
Al abrir la puerta de nuestro baño, me percaté de los
cajones abiertos, entendí lo que significaba. Sabía lo que
sucedería más tarde. Instintivamente acaricié mi cuello y
sobé el moretón en mi brazo. No pude evitarlo, me
humedecí, sentí como la sangre se agolpaba en mi sexo
pensando que valdría la pena cambiar un poco mi plan.
Con la intención de ver qué planeaba me acerqué a la
recámara sigilosamente y me asomé por el ojo de la
cerradura, mi mirada encontró el ajuar extendido en la
cama: baby doll rojo, stilettos pulsera, la venda, el látigo, las
esposas. En mi mente aquellas imágenes se sucedían
vertiginosas, cuando reímos la primera vez que me
propinó una nalgada e instantáneamente me humedecí;
las diversas veces que me poseyó sin ninguna caricia
previa, solo caricias fuertes en los glúteos, un tirón de
cabello, mordidas fuertes en mis senos y yo solo atinaba
pedir más.
Después quiso probar el “beso negro”, “la bala”. Pero el
verdadero descubrimiento, lo que logró hacerme sentir La
Amante, así con mayúscula, fue descubrir el poder que
ejercía sobre él cuando comencé a llevar el ritmo, cuando
lo hacía esperar para entrar. La primera vez que al estar a
punto de eyacular, le dije muy fuerte sujetando su pene
henchido: alto, todavía no.
Desde el ojo de la cerradura moví la vista por el resto del
cuarto y observé velas. Lo vi salir con la venda, suave y
96 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
nueva de seda color negro. Recordé la plática más
reciente: realce de los sentidos.
Abrí la puerta. Lo abracé por detrás, comencé a besar su
espalda, despacio muy despacio, sabía que eso lo excitaba,
le hablé al oído, suavemente le dije “gracias por la
sorpresa”.
Su pene comenzó a crecer, lo tomé firmemente entre mis
manos, sobé los testículos e inmediatamente los apreté
con fuerza, noté un ligero estremecimiento que aproveché
para acercarlo a la cama. Seguí besando su cuerpo, tomé
las esposas para sujetarlo a la cabecera, volví a tomar su
pene para hacerlo crecer en la boca. Mientras recorría con
las manos el resto de su cuerpo coloqué bien la venda
negra que cubría sus ojos. Con el látigo recorrí su cuerpo
desnudo y le pregunté al oído: ¿bala o vibrador? Voy a
cambiarme. Te voy a sorprender.
Listo. Ahora sí vale la pena abrir el vino, su pene siempre le
da un sabor más fuerte.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 97
EL JARDÍN
Guillermo
TORRES
México
En el vano de la puerta se recorta la figura de su marido,
ella lo sabe; lleva allí más de una hora: es un hombre alto y
delgado, pero fuerte, entero y de buena apariencia, a pesar
de sus sesenta y cinco años. Lo sabe, ya no la quiere. Hace
mucho dejó de hacerlo. Ahora no sabe qué sucedió
primero, si sus problemas con la migraña, con la rodilla o
con la menopausia o si él dejó de hacerle el amor y luego
vinieron los problemas. Ahora ella está recostada y la
penumbra de la habitación los envuelve.
Tiene la certeza de que está allí por conmiseración, pero
no se lo echa en cara, ¿para qué? El silencio de la casa cada
vez es más pesado, ella dice que si no habla los dolores se
98 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
atenúan un poco y él comenta que es buena idea y guarda
silencio también. Desde que los hijos se han ido el silencio
y la oscuridad son lo único que permanece, en el
departamento siempre es de noche, las cortinas hace
tiempo que no se descorren.
Durante el día Gabriela no puede dormir, pero permanece
con los ojos cerrados, Ramiro lo sabe pero no dice nada. A
pesar de que lleva cinco años de jubilado, dice que tiene
trámites que realizar y se desaparece todas las mañanas,
ella lo sabe, pero no dice nada.
Por las noches es un duermevela, mientras Ramiro ronca
ella imagina figuras en el techo; en ocasiones se despierta
por el dolor de cabeza o porque está en mala posición la
rodilla, otras por los ruidos de él. Es de los pocos ruidos
que se permite, aunque no se percate de ello.
No se sorprende de andar sin el bastón para ir en un
camino de flores y arbustos. El viento sopla pero no tiene
frío. Al final se observan dos niños tomados de la mano, de
vestido ligero ella y de pantalón y playera él. Es una escena
triste, él le habla con severidad, y ella se seca las lágrimas
con la otra mano. Se queda un momento mirándolos, los
niños no parecen inmutarse ante su presencia. Regresa
sobre sus pasos, se le ve caminando con seguridad. Al
mirar su pies y hacer conciencia del bastón ausente, se
despierta. Ya no puede dormir el resto de la noche.
La mitad del día se queda sola, él se ha ido a hacer unos
trámites. En cuanto toma el bastón para levantarse
recuerda la escena del sueño. Se baña ayudada por la silla
que está en la regadera, desayuna ligero, escucha el
noticiero, pero la escena la tiene allí, como la tonada de
una canción que no la deja. Hay algo en ella que le
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 99
desagrada, pero al mismo tiempo la atrae. Se sienta en el
sillón cómodo e intenta ver una película, pero a la mitad
de esta no ha entendido nada. Decide apagar la televisión,
reclinar el sillón y cerrar los ojos. No puede conciliar el
sueño. Se queda pensando y se le revela el kiosko del
pueblo donde vivía de pequeña: el Jardín Victoria.
De pronto, como un ventarrón, todos sus pensamientos
están en la escena de los niños, eran su hermano y ella.
Habían llegado a mediodía con su mamá al jardín porque
esperaban que su padre los encontrara allí, pero no llega.
Su madre no les permite jugar porque se van a ensuciar y
su padre no los encontrará presentables. Cuando llega no
es el mismo de siempre, algo en su rostro es diferente,
siempre sonriente y con un dulce en la mano para ellos,
ahora se comporta como un desconocido. No recuerda
qué le decía su hermano, pero ella lloraba por eso. Cuando
llegó el padre, no respondió a los abrazos de ellos, le dijo a
su madre que tenían que hablar, pero ya se habían tardado
mucho tiempo y ellos tenían frío y hambre. Seguramente
su hermano la regañaba por no aguantar ir al kiosco.
Ya era tarde y Ramiro no había llegado. A pesar de las
cortinas cerradas se podía distinguir que la luz del día
languidecía. Los trámites se han demorado demasiado,
piensa, y sonríe. Se levanta para prepararse algo para
comer: cocina una sopa de letras y fríe una pechuga.
Vuelve al sillón. Antes de reclinarlo se sienta y le echa un
ojo al departamento. Se levanta y descorre las cortinas,
todas las cortinas. Así está mejor, piensa. Va a la recámara,
tiende la cama y recoge la ropa sucia y alguna ropa para
colgar y guarda un par de zapatos en el closet. Va a la
cocina y levanta lo que utilizó, lava los trastes y los guarda
en su lugar. Vuelve al sillón.
100 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
En el trayecto a la sala nota que se ha levantado sin la
ayuda del bastón, porque éste sigue encima del sillón.
Sonríe. Va a la ventana que da a la calle y se queda
pensativa, recuerda lo que le decía su hermano: nos va a
dejar, tiene otra familia, no llores, mi mamá tampoco lo
acepta, pero lo mejor es dejarlo primero nosotros. Repite
las últimas palabras: “lo mejor es dejarlo primero…”.
Se escucha la puerta, es Ramiro. El departamento está a
oscuras, pero la luz de las luminarias permiten ver a
Gabriela de pie mirando a la calle. Sin voltear a verlo, le
pregunta ¿cómo te fue en los trámites?, él no sabe qué
responder, tartamudea. Sin esperar que se recupere, le
dice, voy a irme una temporada, no sé cuándo regresaré.
Entra a la recámara, toma una maleta y se marcha.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 101
PASADO O
PRESENTE…
Esther
TIRADO
México
El manto de oro meciéndose con suavidad permitía al
Epirotiki deslizarse majestuoso rompiendo sus aguas. Era la
hora exacta de la puesta de sol; él, deslumbrador,
competía con la belleza del paisaje pintando el cielo y el
mar, con maestría divina, de bermellón carmesí, mezclando
cobrizos, áureos encarnados y escarlatas, con el cárdeno,
índigo y añil. A la distancia se distinguían los dos
continentes: Europa y Asia, unidos por un puente como
ombligo de vida, permitiendo la afluencia vital entre
ambos. Resaltaban, como seis gigantescos árboles
retoñando, los almiranes de la mezquita del sultán Ahmet I,
denominada Mezquita azul. ¡Imponente, majestuosa!
Enfrente y como rival al acecho, Santa Sofía, construida en
el año 325 por Constantino que la dedicó a la “Divina
Sabiduría”, las dos se yerguen ostentosas, magníficas,
soberbias, digno marco y puerta para entrar a descubrir el
glorioso pasado envuelto en misterio y seducción. Yo,
parado en la proa del buque, embelesado por el
espectáculo, me sentí absorbido por la fascinación y
102 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
atractivo de Estambul. Olvidado de quién era, sentí que
llegaba al paraíso… mucho he estudiado la historia del
lugar, mucho añoré conocerlo… la realidad sobrepasaba mi
arrebato… “Con esa audacia que da el llegar a una ciudad
extranjera, en la cual uno es para sí mismo un extranjero”1,
con esa misma audacia me dirigí a tierra a conquistar sus
secretos…
Al traspasar el pórtico principal de la Mezquita Azul entré
al laberinto del tiempo, me despojé de los zapatos como
es costumbre, y extasiado contemplé las maravillas
heredadas por los antepasados… las vidrieras de colores
de la fachada del mihrab dejaban penetrar una tenue luz,
que unida al encanto de los mármoles y azulejos en la
penumbra del crepúsculo, crean una atmósfera de
retraimiento y meditación. Era la hora de una de las cinco
oraciones que los fieles hacen con gran recogimiento. Las
mujeres rezan en una aérea especial para ellas, cercana al
almuédano (muecín, invocador). Me sustraje
observándolas. Una de ellas, concentrada en sus plegarias
parecía etérea. Entre los pliegues del velo azabache
resaltaba la abura de la tez y dos glaucas gemas
iluminaban su faz. Mi intrusa mirada atrapó el resplandor
esmeralda de sus ojos, fundiéndose por un momento en
un abismo de emociones que nos estremecieron,
generosos segundos que unieron nuestros sentimientos.
Luego, ella desvió la vista y volvió a concentrarse en sus
oraciones. Traté de acercarme a ella, pero perdido en el
laberinto de fieles postrados, ella, como fantasma,
desapareció. No se apartaron de toda mi noche, los verdes
ojazos, poblando mi desasosiego de eróticos sueños y
deseos prohibidos. El amanecer aniquiló a mi frustración e
insomnio. No podía perder el poco tiempo que con tanto
esmero planeé desde siempre para conquistar esa ciudad,
y tal vez… como un imposible, encontrarla a ella.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 103
Había contratado los servicios de un guía e intérprete con
anticipación, para recorrer los siglos de tradición, leyenda e
historia que desenterraría en aquel lugar. Me esperaría en
el lobby del hotel a las ocho de la mañana.
Feiruz, portadora de los tradicionales ojos arabescos, se
llama mi guía, mi lazarillo e instructora en el arte de vivir
ahí, comprender la historia y tradiciones que laten entre las
venas de sus murallas, callejones y palacios, descubrir y
conquistar ese país. Con ella pasé días imperecederos,
enamorándome de la vida; recorrí, mezquitas, el museo
arqueológico de Estambul, donde se exhiben joyas y obras
recogidas en todo el imperio Otomano. ¡Impresionante!
Atrajo mi atención el sarcófago de Alejandro Magno
construido con la forma de un templo griego. Cubierto de
esculturas en bajo relieve. En uno de los lados se aprecia a
Alejandro tocado con una piel de león, montado un
caballo encabritado, brincando sobre un cadáver, lanza en
mano, persiguiendo a un persa. En otro costado se ve a un
jinete griego y a Alejandro ceñido con la banda real,
llegando a galope a la caza de un león. Monumento que
encierra siglos de historia y de gloria. El palacio de
Topkapi, lugar no solo de residencia de los sultanes sino
también sede de la política del imperio. Ahí se exhiben las
más valiosas joyas, como el diamante de Kasikci de 86
kilates y 58 facetas, el trono de madera recubierto en oro,
incrustado con esmeraldas, rubíes y perlas; y obras
maestras del palacio; al oeste se admira el Bósforo donde
se encuentra el Harén o Serallo con unas cuatrocientas
habitaciones con celosías que huelen a nardos, murmullos
de risas y leyendas de amor.
El día que visitamos Xapali Carsi, El gran bazar; creí entrar a
la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones; joyas,
reliquias, pieles, antigüedades, alfombras voladoras y todo
104 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
tipo de artículos inimaginables se exhibían a los ojos
codiciosos de los turistas, en cerca de cuatro mil tiendas
distribuidas en una especie de ciudad cerrada cubierta de
cúpulas hemisféricas.
Descubrimos callejones bordeados de restaurantes donde
gozamos las delicias de la comida típica e internacional
que desparramaba olores embriagantes que degustamos
con placer, amenizados con danzas de odaliscas
exuberantes, ceñidas en gasas multicolores y transparentes
con piedras luminosas donde al compás de la música,
estremecían sus cuerpos sensuales con movimientos
sugerentes e incitantes.
Me cautivó descubrir y conocer a Darío en su viaje hacia
Troya por el Bósforo, encontré a Constantino y a tantos
hombres ilustres, califas y escritores; añejos siglos de
historia archivados en paredes, castillos, mezquitas,
calzadas, piedras, en un ambiente rebosante de misterio y
magia.
El hechizo que Estambul ejerció en mí fue total, arrasador
y… lo más importante… en esos días perdí la cabeza y el
corazón… Feiruz, mi guía, mi Sherezada, resultó ser la
dueña del par de esmeraldas que me deslumbraron con su
encanto en la Mezquita azul el día de mi llegada. Hoy,
después de haber pasado estos días metido en una
lámpara mágica que me transportó a través del tiempo
como en alfombra mágica, y me ha hecho vivir historias
maravillosas de guerra, amor y pasión… suena por segunda
vez la sirena del Epirotiki el barco en el que arribé,
anunciando que pronto debo zarpar rumbo al presente, a
la realidad y… ¡No sé qué hacer…!
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 105
Referencia
1.- Cita de Julio Ramón Riveyro
N. de A.- En el siglo IV se denominó “Megalli Eclesia” que
aunque menor también ostentaba
Imagen:
www.google.com
106 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
EL DÍA DE LA
TRANSGRE-
SIÓN
José Antonio
DURAND
México
Era un país chistoso donde toda la apuesta estaba
depositada en las próximas elecciones para presidente de
la república. Así, la atención general del público se
centraba en los cuatro candidatos del igual número de
partidos políticos. Mas hubo un insospechado ciudadano,
ajeno a toda organización política, a quien se le ocurrió
participar como Candidote a la silla presidencial, y la única
promesa de campaña que hizo fue en el sentido de que, si
el voto del pueblo le favorecía, otorgaría un día para la
transgresión de la ley y el orden; un día en el cual toda la
nación podría y debería violar las leyes y disolver el orden
de las cosas. La fecha para llevar a cabo tal
quebrantamiento de la ley y el orden sería al día siguiente
de haber ganado las elecciones. Y fue entonces que
sucedió lo que no puede más que considerarse un
verdadero cuento: todos los electores votaron por él para
presidente; incluso los candidatos opositores y sus
respectivos equipos de campaña, salvo un necio que votó
por “El Chicharito” Hernández (lo cual fue relativamente
comprensible, pues acababa de meterle 8 goles a
Alemania).
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 107
Hasta los muertos que elección tras elección votan,
sufragaron a favor del Candidote (a quien de cariño ya le
llamaban “El Transgre”). No hubo un solo voto para el
resto de candidatos y el que obtuvo “El Chicharito” fue
anulado, porque dicho jugador no estaba registrado, y el
ciudadano que emitió tan aberrante voto ya era buscado
por el ejército y la policía, para ser fusilado por Alta
Traición a la Patria. Fue tal la simpatía y el arraigo del
Candidote entre el populacho que la gente le decía
“Transgre-El Toro”, recordando a Pedro Infante en su papel
inmortal de “Pepe el Toro”.
Aunque toda la población estaba dispuesta a apoyar al
nuevo presidente electo de la república, fue necesario que
un enorme equipo de jueces revisara que, efectivamente,
cada uno de los ciudadanos cumpliera el mandato
quebrantando la ley o el orden en El Día de la
Transgresión, pues no solo era un derecho sino también
era una ineludible obligación.
“…Cuatro, tres, dos, uno… ¡FELIZ DÍA DE LA
TRANSGRESIÓN!”. Yupi, yupi…
Así, al primer minuto del primer lunes del mes de julio los
jueces salieron a las calles como perros rabiosos, para
certificar que se trastocara todo. ¿Y de dónde salieron los
jueces?, se preguntarán ustedes, pues salieron de las
panaderías, porque no podrían haber salido de los
juzgados; recuérdese que en El Día de la Transgresión los
papeles estaban cambiados. Pero como se requería que los
jueces-panaderos fueran a su vez vigilados a fin de evitar
actos de corrupción, se habilitó un eficaz equipo de
supervisores de jueces-panaderos. ¿Y de dónde salieron
los supervisores?, nuevamente se preguntarán los
indagadores e inteligentes lectores, pues salieron de las
108 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
vulcanizadoras y de los talleres mecánicos para autos, ya
ven que hay muchos por donde quiera.
El Candidote dijo transgredir la ley al declararse ganador
de los comicios sin que aún se realizaran las elecciones.
Algo que, por cierto, resultaba muy común en la historia
de este no imaginario y sí muy cercano país. Los policías
dijeron convertirse en rateros, pero se fueron a la cárcel
por no transgredir el orden, pues ya eran rateros al ser
policías.
Las cárceles no debían ser cárceles y se convirtieron en
templos de fervoroso culto católico donde oficiaban misa,
en calidad de sacerdotes, los peores asesinos seriales
siendo asistidos (como monaguillos), por violadores
paidofílicos, mientras que Paseo de la Reforma, Avenida
Juárez, el Estadio Azteca y el primer cuadro se adecuaron
para constituirse en penales de alta seguridad.
El Día de la Transgresión hubo medicamentos en el ISSSTE
y agua en Iztapalapa (aunque, eso sí, solo de las 11:00 a las
11:10, y únicamente un chorrito salió de las llaves).
Ese Día los maestros paristas de la CNTE en Oaxaca le
echaron 72 porras a Elba Esther Gordillo. “Los de Sin Voz”
hablaron; a los de “Sin Tierra” los enterraron; los
encuerados de los 400 Pueblos se pusieron calzones
(aunque para entonces ya solo quedaban 14 de los 400
pueblos). Los que no sabían nadar se ahogaron... Por las
calles la gente caminaba parada de manos; todo, todo
estaba al revés. Los locos se hicieron cuerdos y los
cuerdos… los cuerdos… los cuerdos…, bueno, pues en este
país no había cuerdos, pero si hubiera habido se habrían
convertido en locos.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 109
Quienes verdaderamente le dieron vuelo a la hilacha
fueron las monjas en los conventos. Sitios estos, que ese
Día fueron burdeles lujuriosos, y cuando el juez les
preguntó que en dónde estaba la transgresión, las
monjitas se defendieron señalando que era lo descarado
de la práctica y el cambio de vestimenta lo que trastocaba
la cotidianidad. Y es que ese Día abandonaron sus hábitos
de monjas para vestir coloridas y apretadas minifaldas,
pronunciados escotes y zapatillas de tacón alto, mientras
que las más audaces omitieron el sostén y por todo
atuendo solo llevaban encima una brevísima tanga roja, de
las que se conocen como “hilo dental” (extra delgado).
Un sacerdote que fue sorprendido rezando, confesó que sí,
que rezaba, pero que le oraba al Diablo a quien le pedía
con fervor todo un cúmulo de calamidades para la
Humanidad, sobre todo para los pobres y los desvalidos, y
cerraba su oración diciendo “…hágase Señor de las
Tinieblas tu malévola voluntad, aquí en la Tierra como en
el averno… Amén”. Y en lugar de bendecir a los feligreses
haciendo la señal de la santa cruz, les recetaba con la
mano derecha la muy ofensiva seña conocida ampliamente
como “caracoles”; es decir, les aventaba sus cremas.
Ese Día doña Lupe reforzó su transgresión, pues además
de vender antojitos se alquiló como plañidera con el lema
de “Llanto para toda ocasión” y acudió a reírse a carcajada
limpia y mandíbula batiente en dos velorios y un entierro
(sin albur).
En el afán de trastocar el orden para evitar la cárcel, un
pederasta violó a dos ancianas, y un gerontofílico hizo
excepción al violar a dieciséis niños del kindergarden
“Winnie Pu” de la Escandón; ambos transgresores sexuales,
con semejante estrategia, se salvaron del castigo. Ese Día
110 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
el ciego vio, el sordo oyó, el mudo habló y el muerto
resucitó. Ese Día el empresario fue obrero, los campesinos
comieron, los obreros siguieron siendo obreros (lo siento,
pero hay cosas que no cambia ni el marxismo más
marxista).
El Día de la Transgresión los mendigos les dieron limosna a
los ricos, los gatos persiguieron a los perros y los ratones
se comieron a los gatos. Ese Día los patos les dispararon a
las escopetas. Los futbolistas de la Selección Mexicana
hubieran ganado el Campeonato Mundial, de no ser
porque un juez ordenó fusilarlos antes del partido,
diciendo que lo hacía “para ahorrar tiempo”. Ese Día no
faltó quien propusiera que se le cambiara el nombre de “El
Día de la Transgresión”, por el tendencioso título de “El Día
de la Ingenuidad”.
Fue tal el desorden que hubo en este país, que tuvo que
llegar Dios, Nuestro Señor, a corregir todo el santo
desmadre organizado por El Transgre y su propuesta.
—¡¿PERO QUÉ CARAJOS ES ESTO?! –preguntó Dios con
voz estereofónica, porque Él así habla.
—Esto es el Caos, Señor Don Dios —le contestó la güera
Zenaida, una señora oriunda de Huetamo, Michoacán, que
vendía tamales verdes, rojos, con rajas y de dulce, así como
atole de fresa, vainilla y champurrado en un puesto frente
a la Escuela Primaria “Heroicos Cadetes” (y si no se dan los
precios a los que mercaba sus productos es porque aquí
no viene al caso conocerlos, baste tan solo saber que eran
precios competitivos entre la zona, es decir, ni más ni
menos que el promedio de los que por ahí se venden).
Y Dios contestó:
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4. may/jun. 2018 111
—¡¡¡YA NI LA CHINGAN!!! —y dijo así de feo porque Dios
es rete malhablado, cosa que mucha gente ignora, pues se
va con la finta de que Dios es muy bueno nomás porque
hizo el Universo, creó la Vida y les ha hecho uno que otro
milagrito.
Y Dios se dispuso a ordenar el Caos, dejando todo tal y
como estaba antes de El Día de la Transgresión. Algunos
asambleístas dicen que Dios resolvió el Caos, porque es
Priísta, pero bien sabemos todos que Dios es Panista.
Todo volvió a ser como antes y a El Transgre no le quedó
más remedio que colocarse él solito la Corona (dijo que
Napoleón era un copión y que además era ojete) y jugar a
que se autonombraba el rey legítimo y junto con su
“gabinete” se puso a trabajar en el mismo sueño de
trastocar la realidad…
Así, todo volvió a ser triste y gris… El Día de la Transgresión
solo fue un sueño, una grata ensoñación que buscaría
concretarse en realidad para el año 2018…2024…2030…
Ciudad de México,
Hospital Psiquiátrico,
mayo de 2017
Imagen:
www.google.com
112 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
josé álvarez di stasio
TALLER:
PAN DE
PALABRAS
Presentación
Nedy VARELA
Coordinadora
Montevideo
Uruguay
2018
En el año 2009 el Taller Literario abrió sus puertas y en el
correr de este año nuestro taller decidió llamarse “Pan de
Palabras”, nombre que también lleva nuestro segundo
libro colectivo.
A él se ingresa sin conocimientos previos. Sólo se necesita
sentir el placer de la lectura y querer compartir con un
grupo agradable que disfruta de la literatura.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 113
Aprendemos a saborear cada página de los libros, se
analizan las herramientas que usan los escritores para
atraparnos, los distintos recursos que usan los poetas para
embellecer las palabras.
En lo heterogéneo del grupo está la riqueza y el aporte de
cada uno. Sin duda en el taller “circula la energía” y es a
través de esa energía positiva que cada uno comprende
que somos únicos, por la camaradería, por el disfrute del
espacio que vamos creando, enlazando palabras, autores y
creaciones.
Los talleres literarios son una poderosa herramienta para
desarrollar experiencias literarias, para difundir libros y
autores, para explorar mundos distintos y enriquecernos.
En un taller se aprende a no tener miedo de expresarse. El
lenguaje se debe convertir en un medio de autoafirmación
y de autoestima.
La propuesta del Taller Literario es siempre un trabajo
participativo, compartido y lúdico.
Con alegría y compromiso llevo adelante este taller,
compartiendo y disfrutando cada momento, con el
motivado grupo de integrantes.
Imagen:
Portada del libro colectivo del taller (en imprenta) realizada por José
María Martínez Graña
114 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
AZULADO ES
MALDONADO
Graciela
IRIART
Montevideo
Uruguay
2017
Azulado es Maldonado un reino de arenas claras.
Penínsulas y praderas, gentes de tierras lejanas.
Recorriendo tus encantos vas dibujando en sus pieles,
soles dorados, nostalgias, lunas radiantes y mieles.
Azulado es Maldonado, pinos, cachimbas y sierras.
Campos bordados de olivos, luminarias como estrellas.
Tierra de vastos jardines, indescriptible belleza,
Lucen flores de colores, en los bosques, las malezas.
Azulado es Maldonado, Punta del Este, el Jagüel.
Chalets, casas pueblerinas, techos de paja y vergel.
Artesanos y pescadores trabajan de sol a sol,
vendedores, comerciantes, cada persona en su rol.
Azulado es Maldonado, San Carlos y sus cañadas.
Las ovejas y vacunos, abrevando en sus majadas.
Tu Ballena señorial, divide el mar del gran río.
Vuelan tu cielo en febrero las golondrinas, mil trinos.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 115
Azulado es Maldonado, Piriápolis y su historia.
La rambla permaneció, el tren quedó en la memoria.
Entre cerros se divisan, Stella Maris y el Toro.
Dulces verdes, piedras grises, sagrados son tus tesoros.
Azulado es Maldonado, lo pueblan leyendas y mitos.
Quien bebe de tu manantial, volverá aunque se haya ido.
No me olvides, siempre extraño la alegría de tus olas,
el cercano viento sur, arrastrando caracolas.
Imagen:
www.google.com
116 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
LAS PALABRAS
EN MI OREJA
Teresa
TUDELA
Montevideo
Uruguay
2015
a Eduardo Galeano*
Hoy la parca me vino a buscar. Tantas veces lo intentó…
Algunas veces me asustó, otras la ignoré, otras la deseé.
Sabía que tarde o temprano ella lo lograría, pero como yo
ya lo había asumido, no me sorprendió.
Hoy veo desfilar ante mi féretro mil caras. Algunas vinieron
por protocolo y otras por no faltar al acto solemne. Hay
quienes llegan para conocer el lugar, ver a tantos famosos
juntos, o por dolor. También están las que vienen por
conocer a quien de alguna manera admiraron o alguna vez
leyeron sus libros y siempre están los amigos. Amigos de
tantas épocas y tantos sitios recorridos que es imposible
detallar. Es sobre todo de ellos y de algún que otro
anónimo, de quien me quisiera despedir.
Mi vida no pasó en vano sino hubiera sido por ellos. De
ellos recibí las mejores historias, los mejores relatos que mi
maravillosa oreja pudiera escuchar. Con trabajo, pasión y
algo de talento, las pude convertir en palabras. Palabras
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 117
que tradujeron mi sentir y el sentir de tanta y tanta gente
que no tiene una oreja que los escuche.
Seguro otra oreja vendrá y otro escritor plasmará en
escritos, lo que el mundo leerá. Solo falta el maravilloso
mago que consiga que las palabras de los desposeídos se
conviertan en realidad.
Ahora siento que alguien acerca a mi oreja y dice ¡Hasta
siempre Eduardo!
* fallecido el 13 de abril del 2015, a los 74 años.
Imagen:
www.google.com
118 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
EL BAÚL
María Lilian
ROGNONE
Montevideo
Uruguay
2016
Era la hora de la siesta. Los niños la estaban esperando, no
con el anhelo del descanso, sino con la anticipación de las
travesuras; aquella hora cómplice en que los mayores se
daban al descanso era la propicia para sus aventuras.
Ese día habían decidido incursionar en el salón, aquella
habitación suntuosa y vetusta que les estaba vedada.
La abuela les había dicho que encerraba un gran secreto.
Allí había algo que los chicos no debían ver, y había
agregado con su voz cascada por los años: “Si llegan a
entrar, ya no serán los mismos”.
Cuando la casa se sumió en el más profundo silencio
emprendieron el gran desafío. Buscaron las llaves,
celosamente guardadas en un armario de la despensa, y
con el mayor sigilo fueron en puntas de pie hacia la
inmensa puerta.
Sus cuchicheos se acallaron cuando ésta cedió con un
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 119
chirrido metálico y amenazador. Silencio. En el halo de luz
que penetró la oscuridad bailotearon montones de
partículas de polvo que impregnaron sus fosas nasales con
un olor acre, intemporal.
Se quedaron quietos, a la espera de que algo se moviera o
apareciese.
Poco a poco las cosas fueron tomando forma: las rígidas
estatuas, los gastados muebles, los libros en los estantes,
la severidad de los rostros en los cuadros, la pintura
descascarada en las paredes. ¿Por qué les había dicho la
abuela que allí había algo prohibido?
Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, vieron
allá, en el rincón más alejado y oscuro, un enorme baúl
envuelto en años de polvo y misterio, con la llave puesta,
como invitándolos.
Se acercaron tomados de las manos y se miraron como
para asegurarse de que estaban de acuerdo en abrirlo.
Juntos hicieron girar la herrumbrada llave que apenas
emitió un débil quejido y entre los dos levantaron la
pesada y rugosa tapa.
El arcón estaba vacío. Tan solo un inmenso libro tan viejo y
deslucido como él yacía en su interior enredado entre
telarañas, aguardando.
Lo tomaron entre los dos y al abrirlo… ¡Sorpresa! Ante sus
ojos empezaron a desfilar en medio de brillantes luces de
colores los personajes de todos los cuentos: monstruos
fabulosos, animales mitológicos... Una gran variedad de
seres poblaron la vieja estancia incendiándola con los
colores del arcoíris, haciéndolos viajar por lugares ignotos,
120 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
fantásticos y encantados.
En el umbral de la puerta la abuela sonreía viendo las dos
cabecitas juntas mirando un viejo libro con gran atención.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 121
REQUIEM POR
EL PAN
Enrique
FARIÑA
Montevideo
Uruguay
2017
Dice la historia y también los más ancianos, que las
huestes napoleónicas, en sus últimos tiempos, clamaban
por pan. Lo mismo hacían los soldados alemanes en el
frente ruso, en la segunda guerra. Tal vez la historia de
Biafra, la de Haití, la del nordeste brasileño y de tantas
partes del mundo, hubiera sido menos cruel con un poco
más de pan.
La historia también cuenta quiebres, un antes y un después
en el devenir del hombre sobre la corteza terrestre, son
muchos y de distinta naturaleza: Vida, Cristo, Mahoma, la
rueda, el Nuevo Mundo, la máquina de vapor, la vacuna
del Dr Salk, Pasteur, la conquista del aire, el globo
aerostático, la Revolución Francesa , la revolución
industrial, Marx, etc., etc.
¿Y el pan? ¡Nadie se acuerda! Debe ser imposible hurgar
en la historia, siglos y siglos atrás y descubrir quién fue el
primer harina y acercar ese bollo al calor ¡Ese hizo un
quiebre en la marcha de la humanidad! ¿Por qué no
otorgarle el premio Nobel? Sin pensarlo mucho, el de La
122 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Paz. ¿Quién se va a buscar problemas con el estómago
lleno?
¡Pero no! Se lo otorgan a diplomáticos barrigones que
lograron el alto el fuego en un conflicto que capaz que
ellos mismos provocaron.
Se dice, que para que una persona se sienta realizada debe
tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro ¿Por qué
no agregar amasar un pan?
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 123
POEMAS
ENGANCHA-
DOS
Blanca
CABALLERO
Montevideo
Uruguay
2017
RENACER
He ganado en años,
ha pasado el tiempo.
Se fue algún amor
se lo llevó el viento.
Hoy que miro mi pasado
alguna etapa quedó olvidada.
El reloj lleva la cuenta
de alegrías y nostalgias.
El paisaje de la niñez se fue.
Las delicias de la adolescencia bebí.
En mi juventud mis hijos acuné.
Disfruto de mis nietos en mi madurez.
124 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Teresita
MASSA
Montevideo
Uruguay
2017
Néstor
LEIVAS
Montevideo
Uruguay
2016
He vivido media vida
y aún hay mucho por hacer
cumplir anhelos y sueños
que hoy quieren renacer.
LUNA DE ENERO
He esperado todo un año para verte nuevamente.
Apareces encendida sobre el horizonte.
Te contemplo cambiando de colores sobre el mar.
No puedo explicar esta alegría.
¡Es tanta tu belleza!
Sentada sobre un médano
se emociona mi espíritu.
La noche está estrellada
y tú luna de enero
emerges como un farol
que enciende el agua.
Cuando las primeras luces
comienzan a surgir
te pones a dormir
te acuna el cielo.
MOMENTO
La razón indica sin ficciones ni misterios,
al alba no sirve capturar a la luna
con los dedos,
convencerla con ruegos o conjuros para
que permanezca visible.
Igual insisto en mi descabellado petitorio.
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 125
Genés
MARTÍNEZ
Montevideo
Uruguay
2018
Con la mañana extendida en un velo enorme
tú también huyes
como cualquier espectro
sin que el magnetismo
de las súplicas
puedan evitarlo
aún con la promesa de mejores noches.
Interesa nada más que este momento refugio
rebosante de sensaciones ocultas
al cual aposté todos los boleto.
Los recuerdos desaparecen con la fricción
del tiempo
se borran igual que las marcas en la piel.
Sonríes complacida porque exagero la nota.
Dices: queda demasiado margen
donde amar con la misma intensidad.
Tantas cosas se rompen con los sucesos.
Tantos sueños sucumben con la realidad.
Todo es ahora.
Las copias a veces no son fieles
se queman con la combustión del olvido.
HOY
Hoy descubrí
un arcoíris en tu
risa.
Descubrí la luz de tu ternura
Hoy tengo el sol
sobre mi sombra triste.
126 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Liliana
ZUFIAURRE
Montevideo
Uruguay
2017
El amor todo lo transforma.
El amor de mi amada,
el amor de mis amigos.
El deseo de todos los que buscan
como yo
descubrir el amor a cada instante.
Parar el odio.
Mirar con fe la senda que nos lleva
saber que el amor vence
sobre todas las cosas.
No importa la edad
Los ojos ven alegres el abrazo generoso
que comparte alegrías,
las manos están prontas
¡acarician la vida¡
HOMBRE LEJANO
Fuimos de esos amantes llamados
virtuales,
de esos encuentros
geográficamente lejanos
mediados por Internet.
¡Qué cerca estuvimos!
Cuán real fue nuestra conexión.
Un amor extraño
cuasi onírico e intenso.
Aún hoy, en la interface de mi
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 127
computadora,
me captura tu recuerdo.
En el espejismo de la pantalla,
aún palpita tu sombra merodeando
por la Web.
Imagen:
www.google.com
128 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
josé gutiérrez-llama
espacio diseñado para la exposición de libros
que no tiene fin comercial ni de lucro
1.- Púrpura de cristal Ana Isabel Alvea Sánchez
Torremozas
2.- Los días hábiles Pedro Herrero
Serial Ediciones
3.- De nuevas filias y otras fobias José Antonio Durand
UNAM. Estudios Superiores Zaragoza
4.- Intentos fallidos José Gutiérrez-Llama
Alharaca
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 129
5.- Juan Ramón Jimenez y Zenobia Camprubi Antonio Campoamor González
Universidad Internacional de Andalucía
Editorial Tintanueva
6.- La barca fantasma Gustavo Ponce Maldonado
Academia Literaria de la Ciudad de México
7.- Nacimiento del amor Manuel Gahete
Córdoba Ediciones
8.- El mundo de Blue Manuel Gahete
Ediciones en Huida
9.- WTBTC José de María Romero Barea
Amargord
10.-El gato rojo Gustavo Ponce Maldonado
Academia Literaria de la CDMX
130 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
carlos hidalgo Villalba
CAMPEONES
Carlos
HIDALGO
VILLALBA
España.
2018
- ¡Entrenador!
- ¿Qué pasa Malín?
- Bueno, a mí tampoco me gustaría
tener un hijo como nosotros …
- No no no… perdona… no quería decir…
- Si puedo elegir prefiero que esté bien,
en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 4 may/jun. 2018 131
no estoy tonto. Lo que si me gustaría
es tener un padre como tú.
Muchísimas gracias por todo.
El director Javier Fesser, que ya firmó dos obras maestras
en el pasado, El milagro de P. Tinto y Camino, utiliza un
singular equipo de baloncesto como excusa para
presentarnos a un grupo de personas diferentes a lo que
comúnmente conocemos como normalidad, enfrentadas a
los prejuicios de un tipo normal y por extensión de toda la
sociedad.
El tipo normal es el extraordinario actor Javier Gutiérrez,
Marco en la película, un entrenador de baloncesto
profesional que pasa por un momento muy delicado tanto
a nivel personal como profesional.
Tras tomar unas copas de más, sufre un accidente de
tráfico por lo que un juez le sentencia a trabajos sociales,
que en su caso se concreta en tener que entrenar a un
equipo de personas con discapacidad intelectual.
El grupo que conforma este disparatado equipo actúa con
una naturalidad asombrosa, logrando sacar tantas sonrisa
como lágrimas en unas situaciones que discurren entre la
comedia inteligente y la emotividad controlada.
El diálogo que hemos incluido en el principio, narra la
conversación entre uno de los jugadores y el propio
entrenador, cuando el jugador escucha casualmente una
conversación entre el entrenador y su esposa sobre el
peligro que supone que ella quede embarazada, con la
edad que tiene, y las probabilidades de que el hijo salga
con alguna discapacidad.
132 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Es cierto que la estructura de la película planteada por
Fesser y David Marqués (ambos guionistas), no se aleja
demasiado de lo que uno esperaría: un protagonista rancio
y antipático de entrada que va cambiando progresiva-
mente, contagiado por el optimismo y las ganas de vivir de
sus nuevos jugadores.
Pero eso no es óbice para que nos encontremos ante una
cinta que va in crescendo hasta la última lección vital que
dan los chavales al protagonista, al obtener el sub-
campeonato. Ganan y son amigos del rival. Pierden y son
amigos del rival.
Uno de los jugadores tiene fobia al agua, con el consabido
rechazo que provoca sus abrazos por el mal olor que
desprende. Aprovechando su amor por los animales, el
entrenador consigue que supere su fobia con una técnica
que en psicología se llama Inundación o Implosión.
Está técnica, utilizada para el tratamiento de las respuestas
de ansiedad y las fobias, se basa en el enfrentamiento
directo del sujeto, con el estímulo o la situación que
provoca esa respuesta de ansiedad, evitando que la
persona escape.
Para que esta terapia no resulte traumática, primero se
suele entrenar al sujeto en técnicas de relajación, con el fin
de que sea capaz de controlar las respuestas de ansiedad
que pueden aparecer al enfrentarse con el estímulo
temido.
La base científica radica en el hecho de que la ansiedad no
puede mantenerse indefinidamente en el tiempo, sino que
se comporta como una onda. Es decir, al enfrentarnos al
estímulo temido, nuestra ansiedad subirá pero, si no
en sentido figurado. revista literaria. Año 11 num. 4 may/jun. 2018 133
escapamos sino que nos quedamos a enfrentarnos al
miedo, al cabo de unos minutos esa ansiedad irá
descendiendo por sí sola.
Así, una vez la ansiedad haya descendido, nuestro cuerpo
aprenderá que no hay nada que temer de esa situación y
podrá recuperar el control.
Esta técnica tiene la ventaja de conseguir resultados
rápidos y espectaculares, aunque también presenta ciertas
desventajas. Por ejemplo, si la persona no está preparada,
la situación puede resultarle extremadamente angustiosa y
desagradable.
También existe el inconveniente de que si la persona
escapa de la situación antes de que la ansiedad se haya
reducido, estará reforzando de nuevo su fobia y
empeorará.
Por estas razones, se recomienda que esta técnica se
practique contando con la supervisión de un profesional
que valore en qué momento la persona está preparada
para someterse a cada situación, le acompañe y refuerce
sus esfuerzos.
Curiosamente, el jugador que supera su miedo, también
ayuda al entrenador a superar su fobia a los ascensores,
con la misma técnica.
Según el director, trabajar con actores principiantes, lejos
de ser un problema ha sido una suerte pues, según sus
palabras, tienen una mirada imposible de imitar por muy
buen actor o actriz que uno sea, al ser una mirada limpia,
transparente y sincera.
134 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Y es que, como dice uno de los personajes: “La
discapacidad te acompañará toda la vida, pero por lo
menos vas aprendiendo a manejarla”.
Imagen:
www.google.com
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 135
josé gutiérrez-llama
MANUEL
GAHETE:
EL MUNDO DE
BLUE
Ediciones en
huida, 2018
Ilustraciones:
Pilar Leandro
Traducción al
Inglés:
María Part
Ana RECIO MIR
Sevilla
2018
El pasado 12 de mayo se presentaba en la Feria del libro
de Sevilla, al aire libre y junto a la caseta del editor Martin
Lucía, el último poemario del poeta Manuel Gahete El
mundo de Blue, publicado por Ediciones en Huida. El
volumen contó con una presentadora de excepción, la
poeta Rosa Díaz, que declamó tan bien su presentación
que provocó que algunas personas detuvieran su paso
para escucharla.
136 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Autor de reconocido prestigio su obra se caracteriza por la
calidad, el rigor y la riqueza léxica. Su trayectoria literaria
está avalada por más de una docena de premios líricos y
teatrales, entre los que sobresalen el Premio Nacional de
Teatro Corto Barahona de Soto (1985) por Cristal de
mariposas, el Ricardo Molina (1986) por Nacimiento al
amor, el Miguel Hernández (1989) por Capítulo de fuego, el
San Juan de la Cruz (2000) por La región encendida, el
Ángaro (2002) por Mapa físico, el Ateneo de Sevilla (2007)
por Mitos urbanos o el primer Premio Fernando de Herrera
(2013) por El fuego en la ceniza, por señalar solo algunos.
El 5 de junio de este año recibió su último galardón
literario en el Real Círculo de la Amistad de Córdoba, el
premio Castillos de Córdoba a su tríptico de sonetos
titulado “Legado de piedra”.
El mundo de Blue lo dedica el autor a su mujer, Ana Ortiz,
verdadera impulsora de este ramillete de delicados
poemas consagrados al mundo de la infancia, pues lo
animó a escribir para niños. Blue es el nombre del gato de
la familia, el animal favorito del autor, cuyos ojos azules le
dieron nombre. Es el gato que ayudó en casa a mitigar el
espacio vacío que había dejado su hijo David cuando se
fue a Estados Unidos.
Para Manuel Gahete el objetivo del volumen dirigido a los
niños –o al niño que todos llevamos dentro-, el propósito
de su poesía es favorecer la búsqueda de valores en este
mundo en el que parece que algunos de ellos se están
perdiendo. Y hacerlo en el mundo infantil es fundamental,
porque los niños son el futuro del planeta.
La lírica es también para él un referente que recuerda la
tradición, porque el ser humano es fruto de lo que ha
aprendido y leído y de lo que le han enseñado. La escritura
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 137
conlleva también para Manuel Gahete un proceso de
autoconocimiento.
Manuel Gahete y Rosa Díaz en la presentación del libro en la caseta
de Ediciones en Huida en la Feria del Libro de Sevilla. De espaldas, la
poeta Concha Ortega, presidenta de la Academia “Vélez de
Guevara”.
El mundo de Blue contiene veinte poemas clasificados en
tres partes: la primera, la más extensa con diez textos,
dedicada a las mascotas; la segunda, con cinco, dedicada a
los papás y las mamás y la tercera, con los cinco últimos,
consagrada a los amigos de aventuras. Por el libro desfilan
todos los miembros de su familia. Y plasma con su habitual
destreza versificadora y su fino oído musical escenas
tiernas y sueños de un mundo mejor. Como certeramente
señaló Rosa Díaz en su presentación El poeta, sabedor de
los acentos y los mecanismos de la métrica, pone clave a un
fondo que toma el punto de partida en la ejemplaridad de la
fábula y la oralidad heredada de los cuentos y las canciones
138 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
populares. Lo hace subiéndose a la rama de la rima (…) la
música está servida y el trovo agudiza la memoria de algo
para recordar, que pone en marcha la faceta cognitiva del
aprendizaje”1
Por la primera parte desfilan multitud de personajes del
reino animal, dotados de capacidades humanas: Blue, el
gato lector que no caza ratones y que aprende inglés; su
madre Sofía, que es alegre y cariñosa; el hipopótamo Hipo
el regañón, que es dulce y risueño; Buba el conejito piloto;
la mamá jirafa; Micifú el gato coronel, que tiene un
regimiento de ratones sobre los que ejerce su autoridad;
los cerditos rosas; el abuelo galápago; el rey de la selva o
el profesor de idiomas. Todos representan un mundo vivo
y armónico en el que reinan las buenas vibraciones y el
cariño y en el que prevalece la ternura.
La segunda sección se inicia con un canto a la mamá
ejecutiva, en el que su hijo añora su presencia, la falta de
tiempo de su madre y proclama su deseo de paz en el
mundo:
¡Ah si se olvidara
de ir al trabajo
viajaríamos juntos
a reinos lejanos,
salvando a los niños
de dragones malos,
devolviendo al mundo
la paz que soñamos!
En “El mercado de papá” el autor entona un canto a los
valores vinculado a realidades cotidianas del mundo
natural:
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 139
¡Vendo ricas uvas
de verde esperanza,
agua de justicia
miel de tolerancia
leche de ternura!
A la madre doctora se une el papá bombero, del que se
vale para hacer una llamada de atención al respeto
medioambiental a través de un personaje que encarna el
valor, la nobleza y que es todo corazón, y la madre
maestra, con la que se cierra esta segunda parte.
La tercera sección la componen cinco hermosos textos:
David el biólogo, que encarna al ser que cuida de la
naturaleza y que es su propio hijo; Fernán el astrónomo, el
otro vástago, al que su padre ayuda a construir un
periscopio con el que contemplar un soñado búho dorado
en la luna; María la doctora, ángel bueno que evita el
sufrimiento de los niños; Almu la astronauta, cuyo viaje
astral se dirige a un loable destino, la paz infinita. El
poemario se cierra con “Fran y Juan, los deportistas”, un
verdadero canto de amor a la naturaleza y una defensa del
respeto al medioambiente en versos hexasílabos y
asonantes en los pares, lo más común en el libro:
La naturaleza
debemos cuidar.
Si la respetamos,
nos devolverá
oxígeno, agua,
leche, trigo, sal,
azúcar, pescado,
carne, fruta, pan.
Toda su riqueza
con fertilidad.
140 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
El mundo de Blue es, en definitiva, un poemario hermoso
de léxico cuidado y sencillo, con bellas ilustraciones que
entran por la vista llenas de dulzura y vivos colores fruto
de la mano maestra de Pilar Leandro, y espléndida
traducción al inglés de los poemas realizada por María
Part. La palabra de Manuel Gahete deviene así en prodigio
de musicalidad, de ritmo, de precisión léxica y de belleza.
1.- Agradecemos a la poeta Rosa Díaz el envío de su presentación.
Imagen:
Portada del libro
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 141
DE LA
NOVELA
WTBTC:
Novela
posmoderna
sobre la vida
moderna
Ana Isabel
ALVEA
SÁNCHEZ
Sevilla
España
2018
Título: WTBTC
Autor: José de María Romero Barea
Editorial: Amargord
Su propio título tiene ya visos de originalidad, pues esta no es
una novela al uso, sino más bien un texto-artefacto
posmodernista que pone al descubierto sus propios
mecanismos de creación, que consta de varias historias
paralelas narradas de un modo fragmentario, plagada de
interesantes digresiones metaliterarias y reflexiones críticas
sobre la propia escritura y su elaboración. Un texto proteico,
mestizo, fronterizo, a caballo entre el ensayo, la poesía y la
novela, que hace partícipe al lector, pues este deberá ir hilando
el discurso dispersado en el texto, uniendo y enlazando las
historias simultáneas, como si montara un puzle o collage. Por
sus rasgos podemos decir que es una literatura posmoderna
con un estilo innovador y complejo. Para el crítico y teórico
142 en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018
Frederic Jamenson, en la llamada posmodernidad ha
desaparecido el sentido de la historia, el sistema social
contemporáneo pierde la capacidad de retener el pasado y vive
en un presente perpetuo y en un cambio permanente,
constituyendo la fragmentación un rasgo distintivo de escritura.
Esta novela metaliteraria, contiene en sí un ensayo sobre cómo
escribir una novela, donde se reflexiona sobre la vida y el arte,
sobre la ironía y la sinceridad, la ficción y la no ficción, la realidad
y los sueños, el problema de la representación, de la ilusión de
la realidad, la dificultad de registrar el mundo en toda su
multiplicidad, variedad y extrañeza (p.85). De la poesía dirá que
es el marco a través del cual se ve el mundo, búsqueda de un
significado más profundo, única forma de compromiso, un
intento de dar sentido a las cosas a las que no es posible dar
sentido.
Supone además un retrato de la vida moderna con una
multiplicidad de temas y motivos, incluido el tema de la
violencia de género. Entre ellos destaca el amor, que define
como catástrofe, versión edulcorada de un naufragio, historia de
supervivencia en el desierto, un lugar donde morir, un misterio a
fin de cuentas. Nos cuenta dos historias sentimentales: un
triángulo amoroso entre T, B y C; y una apasionada historia
entre T (el autor) y W (narrador), en la que T supondrá la
salvación, el refugio y apoyo de W. ¿Personificación de la
literatura, del acto de leer y escribir?
En la propia historia se manifiesta que se trata de un relato de
ciencia ficción, de ahí su noción del tiempo y el uso que hace
del mismo, como que los personajes puedan recordar el futuro
o tener preavisos de lo que irá a ocurrir.
Por otro lado, W- o T, a veces se confunden- nos recuerda a
Meursault, de Camus, en su sentido de extrañeza de la vida y en
en sentido figurado. revista literaria. año 11 num. 4 may/jun. 2018 143
el vacío que pueden sentir los personajes. Cuando somos, no
somos. Nadie existe. Unos personajes que se aferran unos a
otros para poder vivir.
Del autor dice: “El autor es un loco cómico que vive en una
ciudad neurótica, preocupada por su propio fracaso, una
sociedad sin respuestas auténticas al arte o a lo histórico, y
mucho menos a las tragedias ajenas”. Los protagonistas se
nombran por letras, tal vez para otorgarles universalidad,
porque pueden ser cualquiera de nosotros, pues “Todos somos
espejos de todos”. Ya veréis que las iniciales están relacionadas
con el propio título de la novela.
La novela es polifónica, nos encontraremos con diversas voces.
El autor se desdobla en la voz del narrador, a veces habla T
(autor), otras W (narrador), y al final nos encontramos la voz de
C.
Está escrita con un tono a veces irónico, “ahora que he hecho de
la conformidad el lado salvaje de la vida, solo me apetece
imaginarme riéndome” ; otras en cambio, cala con hondura en
el sentimiento trágico de la vida, o más bien en la parte trágica
de la vida.
Su ritmo se precipita al final, en una tensión máxima, hacia un
intrigante desenlace.
Una novela plurisignificativa, en la que cada vez descubrirás
nuevos temas, motivos, cavilaciones, una revelación constante, y
cuyos personajes, antihéroes urbanos y muy humanos, te irán
conquistando.
Imagen:
Portada del libro