Entrevista con Onik Sahakian

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DIARIODEPONTEVEDRA|Domingo, 15 de agosto de 2010 ENREVISTA | mpm | revista! |9 Onik Sahakian visitó Madrid el pasado mes de mayo para re- cibir el trofeo ‘Corneliu Baba’ de la revista ‘Niram Art’ por toda su trayectoria artística. Sus obras se encuentran en museos de todo el mundo: en Alemania, Irán, Ar- menia, Portugal y Estados Uni- dos. Margarida Ruas Gil Costa, la directora del ‘Epal Museum of Water’, dijo que hablar de la obra de Onik Sahakian es “descubrir el secreto de Alicia detrás del espe- jo, la realidad de una imaginación fantástica”. El pintor nos recibió en su casa de Lisboa, donde guar- da, aparte de sus obras, muchos recuerdos de Salvador Dalí. En el mes de mayo recibió en Ma- drid el premio ‘Corneliu Baba’ de la revista Niram Art, por toda su trayectoria artística. ¿Qué signi- fica para usted? En primer lugar, conozco a Cor- neliu Baba, conozco sus obras y estoy encantadísimo con su arte, con su manera de hacer las cosas. Me gusta su pincel tan expresivo y tan original. Creo que es fantásti- co. Aprecio su gran personalidad, porque supo evitar la censura co- munista y levantarse por encima de las ideologías, como tienen que hacer los artistas. Y para ser- te sincero ha sido un gran honor para mí recibir el premio Corneliu Baba. Me impresionó la ceremonia organizada para la entrega de los premios ya que me imagino que es difícil para una revista de arte y porque sé que el arte no vende. Su personalidad es polifacética: pintor, bailarín, pianista, diseña- dor de joyas. ¿Qué es ante todo? Mi época de bailarín ha sido muy corta y agitada, pero también muy bonita. Porque el baile es algo transitorio. Bailas cuando eres joven y cuando llegas a los trein- ta, lo dejas. ¿El baile fue su primer amor? Realmente mi primer amor fue el piano. Siempre me ha gustado bai- lar, desde pequeño he disfrutado con mover mi cuerpo, pero incluso cuando me sentaba en el comedor para comer, justo antes de que lle- gara la comida yo tocaba con las manos un piano imaginario, en la mesa. En Irán tenían un programa por la radio y por la tarde, de 3 a 4, siempre escuchaba música clásica. Me aseguraba antes de comer que la radio estuviera encendida para poder oír la música que echaban. Escuchaba a Beethoven, a Schu- mann, a Schubert, pero solamen- te una hora al día. Yo buscaba, en aquella época, discos de vinilo para disfrutar la música en casa siempre que me apetecía, pero no los encontraba a menudo. Así que mi primer amor ha sido el piano y después el baile llegó de un modo natural, porque hay muchos valses que en realidad son bailes. Ahora las cosas han cambiado en Irán. ¿Y cuándo llegó su primer con- tacto con la pintura? Yo era bailarín de ballet y mi tío solía hacer dibujos muy bonitos. Yo le espiaba, le veía dibujando flores y retratos, luego le pedí que me enseñara. Él me enseño a dibu- jar paisajes, casas, flores, retratos. Empecé a dibujar con él y cuando llegué a América (Estados Unidos), muy joven, me apunté a una aca- demia de Bellas Artes. Luego fui a Los Ángeles en 1966 y seguí con la ‘Art School’ y al mismo tiempo estudiaba Derecho. Al cabo de un año decidí que no quería más ser abogado. Todo mi amor y mi co- razón están con el arte y me voy a quedar en el mundo del arte. ¿Cómo y cuándo se encontró con Dalí? En 1968. Todavía vivía en Los Ángeles. Uno de mis amigos solía arreglarle el pelo a Dalí, los bigo- tes, porque le gustaba parecerse a Velázquez. Cebou tenía una pelu- quería en Nueva York y me llamó por teléfono: “Onik, Dalí va a estar en mi salón, si quieres verlo, se lo voy a preguntar”. Le dijo a Dalí que yo era su primo y que quería conocerle. Y Dalí le preguntó a Ce- bou: “¿Tu amigo es muy común, es una persona normal o está loco?”. Cebou le contestó: “No, no, está completamente loco”. “Entonces dile que Dalí quiere conocerle”. A Dalí le gustaba hablar de sí mismo en tercera persona. Y me acuerdo perfectamente, fue un jueves so- bre las tres de la tarde, Dalí lleva- ba una chaqueta y una gran paja- rita y estaba sentado en el sillón, delante del espejo. Cuando Cebou le avisó: “Ese es Onik, está lle- gando”, Dalí se dio la vuelta para verme, pero yo no fui caminando hacia él, sino dando pasos y saltos de ballet y llegué ante él postrado, como: “voilá”. A él le encantó, se levantó y me dio dos besos y dijo: ¡brrravo! ENTREVISTA |“En la sombra de los grandes árboles sólo crece hierba”, le dijo un día Constantin Brancusi a su maestro Rodin, antes de dejarlo para seguir su camino y convertirse en uno de los escultores más cotizados de la historia. Pero a veces el refrán no se cumple. De la sombra de una figura tan enorme como la de Salvador Dalí, salió Onik Sahakian, él mismo, ‘árbol’. Sahakian es pintor y diseñador de joyas y ha sido uno de los bailarines de ballet más prestigiosos, según en su tiempo lo dejó claro ‘The New York Times’. Amigo de Dalí durante veinte años, Onik Sahakian tomó el relevo surrealista del artista catalán y le añadió su ingrediente místico y original. “A Dalí le gustaba espiar y ver a las personas haciendo el amor” Onik Sahakian. Pintor [escribe Fabianni Belemuski | fotografía Héctor Martínez Sanz |DP ] salió a dar un paseo, rodeado por toda clase de personas. Se ponía furioso: “demasiados libros y li- bros y dibujos”, gritaba. Otras ve- ces se encerraba en su habitación y a todos los que le llamaban les decía: “Speak to Onik, please”, u “Onik, you tell everrrybody to dissapear in five minuts” (Diles a todos que desaparezcan en cinco minutos). Dalí acentuaba mucho las palabras. Hubo muchos bue- nos momentos a su lado. Muchas peleas y vueltas. Cuénteme algo inédito sobre Sal- vador Dalí. Le gustaba hacer fotos, él era muy salvaje y mirón. Le gustaba ‘espiar’ a la gente, pero lo mantenía secre- to, no se involucraba en historias o aventuras de sexo. Le gustaba ver a las personas haciendo el amor. Era un gran voyeur. Luego para él todo era ciencia, creía que todo tenía una causa, confiaba mucho en la ciencia: causa, efecto. Su pintura es surrealista. Hay una continuidad ‘estilística’ pero no tanto en el contenido. Mi pintura es mística. De joven estudié el Cristianismo y más tar- de sentí un profundo respeto por el Islam. Yo era cristiano, porque Armenia es un país cristiano pero más tarde, en Irán, el Islam pasó a ser parte de mi vida también. Entonces, lo místico de estas re- ligiones se manifestó en mi vida y en las pinturas. Cuando las es- tudias puedes ver el cielo azul, las nubes, mucho color, paisajes. Por- que lo que quiero es que la gente se transporte mentalmente a un lugar fantástico, de magia. Si te encuentras nervioso, quiero que mis obras te ayuden a relajarte y a encontrar la paz. Entonces este es el significado de muchas de sus obras. De alguna forma, sí, porque quiero expresar un mensaje, que muchas veces me llega cuando quiero parar de pintar. Es algo extraordinario, como si alguien me lo dictara. Llega a mi mente de alguna parte. Me pasó lo mismo con las madonas sin rostro, algo me decía qué había que pintar. Hace muchos años pintaba esce- nas sangrientas, pero sólo fue una época. No me gusta la violencia, no es para mí. No digo que nadie debería pintarla, pero yo no. Mis cuadros son sueños fantásticos, surrealistas. ¿Y no es difícil pintar un sueño? Algunas veces sueño colores que luego se transforman en algo abstracto. Recuerdo fragmentos y los pongo sobre la tela. Tengo obras pero no las suficientes como para presentar una exposición de sueños. ¿Para cuando una exposición en España? Me gustaría traer las madonas sin rostro, adoro esa serie y quiero volver a la idea, pero con otra vi- sión. Para este año estoy planean- do exponer en Madrid, Londres y Nueva York. “Lo que quiero es transportar mentalmente a la gente a un lugar fantástico, lleno de magia y alegría, un lugar para la fantasía” “No me gusta la violencia, no es para mí. No digo que nadie deba pintarla, pero yo no. Mis cuadros son sueños fantásticos” Sé que vivió en Nueva York du- rante muchos años... A Nueva York llegué en 1969 y Dalí venía de París para quedarse tres meses en un hotel que le había invitado. Lo tenía todo pagado, alojamiento y comida a cambio de estar en el vestíbulo de tres y cuarto hasta las cinco, porque la gente iba a comprar libros sobre él y se los traía para que los firma- ra. A veces hacía pequeños dibu- jos en los libros: algunos bonitos y otros terribles, pero lo mismo daba, ya que los dibujaba Dalí. No te puedes ni imaginar la cantidad de libros que hay en el mercado, firmados y con dibujos de Dalí. Al mismo tiempo él no quería estar solo y me invitaba para acompa- ñarle. A veces estaba con una mu- jer, Naomi Duenias, una brasileña muy hermosa. Su personalidad atraía a muchos, pero a veces se cansaba. En más de una ocasión se levantó pasada media hora y

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por Fabianni Belemuski en Diario de Pontevedra

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DIARIODEPONTEVEDRA|Domingo, 15 de agosto de 2010 ENREVISTA | mpm | revista! |9

Onik Sahakian visitó Madrid el pasado mes de mayo para re-cibir el trofeo ‘Corneliu Baba’ de la revista ‘Niram Art’ por toda su trayectoria artística. Sus obras se encuentran en museos de todo el mundo: en Alemania, Irán, Ar-menia, Portugal y Estados Uni-dos. Margarida Ruas Gil Costa, la directora del ‘Epal Museum of Water’, dijo que hablar de la obra de Onik Sahakian es “descubrir el secreto de Alicia detrás del espe-jo, la realidad de una imaginación fantástica”. El pintor nos recibió en su casa de Lisboa, donde guar-da, aparte de sus obras, muchos recuerdos de Salvador Dalí.En el mes de mayo recibió en Ma-drid el premio ‘Corneliu Baba’ de la revista Niram Art, por toda su trayectoria artística. ¿Qué signi-fi ca para usted?En primer lugar, conozco a Cor-neliu Baba, conozco sus obras y estoy encantadísimo con su arte, con su manera de hacer las cosas. Me gusta su pincel tan expresivo y tan original. Creo que es fantásti-co. Aprecio su gran personalidad, porque supo evitar la censura co-munista y levantarse por encima de las ideologías, como tienen que hacer los artistas. Y para ser-te sincero ha sido un gran honor para mí recibir el premio Corneliu Baba. Me impresionó la ceremonia organizada para la entrega de los premios ya que me imagino que es difícil para una revista de arte y porque sé que el arte no vende.Su personalidad es polifacética: pintor, bailarín, pianista, diseña-

dor de joyas. ¿Qué es ante todo?Mi época de bailarín ha sido muy corta y agitada, pero también muy bonita. Porque el baile es algo transitorio. Bailas cuando eres joven y cuando llegas a los trein-ta, lo dejas. ¿El baile fue su primer amor?Realmente mi primer amor fue el piano. Siempre me ha gustado bai-lar, desde pequeño he disfrutado con mover mi cuerpo, pero incluso cuando me sentaba en el comedor para comer, justo antes de que lle-gara la comida yo tocaba con las manos un piano imaginario, en la mesa. En Irán tenían un programa por la radio y por la tarde, de 3 a 4, siempre escuchaba música clásica. Me aseguraba antes de comer que la radio estuviera encendida para poder oír la música que echaban. Escuchaba a Beethoven, a Schu-mann, a Schubert, pero solamen-te una hora al día. Yo buscaba, en aquella época, discos de vinilo para disfrutar la música en casa siempre que me apetecía, pero no los encontraba a menudo. Así que mi primer amor ha sido el piano y después el baile llegó de un modo natural, porque hay muchos valses que en realidad son bailes. Ahora las cosas han cambiado en Irán. ¿Y cuándo llegó su primer con-tacto con la pintura?Yo era bailarín de ballet y mi tío solía hacer dibujos muy bonitos. Yo le espiaba, le veía dibujando fl ores y retratos, luego le pedí que me enseñara. Él me enseño a dibu-jar paisajes, casas, fl ores, retratos. Empecé a dibujar con él y cuando

llegué a América (Estados Unidos), muy joven, me apunté a una aca-demia de Bellas Artes. Luego fui a Los Ángeles en 1966 y seguí con la ‘Art School’ y al mismo tiempo estudiaba Derecho. Al cabo de un año decidí que no quería más ser abogado. Todo mi amor y mi co-razón están con el arte y me voy a quedar en el mundo del arte. ¿Cómo y cuándo se encontró con Dalí?En 1968. Todavía vivía en Los Ángeles. Uno de mis amigos solía arreglarle el pelo a Dalí, los bigo-tes, porque le gustaba parecerse a Velázquez. Cebou tenía una pelu-quería en Nueva York y me llamó por teléfono: “Onik, Dalí va a estar en mi salón, si quieres verlo, se lo voy a preguntar”. Le dijo a Dalí que yo era su primo y que quería conocerle. Y Dalí le preguntó a Ce-bou: “¿Tu amigo es muy común, es una persona normal o está loco?”. Cebou le contestó: “No, no, está completamente loco”. “Entonces dile que Dalí quiere conocerle”. A Dalí le gustaba hablar de sí mismo en tercera persona. Y me acuerdo perfectamente, fue un jueves so-bre las tres de la tarde, Dalí lleva-ba una chaqueta y una gran paja-rita y estaba sentado en el sillón, delante del espejo. Cuando Cebou le avisó: “Ese es Onik, está lle-gando”, Dalí se dio la vuelta para verme, pero yo no fui caminando hacia él, sino dando pasos y saltos de ballet y llegué ante él postrado, como: “voilá”. A él le encantó, se levantó y me dio dos besos y dijo: ¡brrravo!

ENTREVISTA | “En la sombra de los grandes árboles sólo crece hierba”, le dijo un día Constantin Brancusi a su maestro Rodin, antes de dejarlo para seguir su camino y convertirse en uno de los escultores más cotizados de la historia. Pero a veces el refrán no se cumple. De la sombra de una fi gura tan enorme como la de Salvador Dalí, salió Onik Sahakian, él mismo, ‘árbol’. Sahakian es pintor y diseñador de joyas y ha sido uno de los bailarines de ballet más prestigiosos, según en su tiempo lo dejó claro ‘The New York Times’. Amigo de Dalí durante veinte años, Onik Sahakian tomó el relevo surrealista del artista catalán y le añadió su ingrediente místico y original.

“A Dalí le gustaba espiar y ver a las personas

haciendo el amor”

Onik Sahakian.Pintor [escribe Fabianni Belemuski | fotografía Héctor Martínez Sanz |DP]

salió a dar un paseo, rodeado por toda clase de personas. Se ponía furioso: “demasiados libros y li-bros y dibujos”, gritaba. Otras ve-ces se encerraba en su habitación y a todos los que le llamaban les decía: “Speak to Onik, please”, u “Onik, you tell everrrybody to dissapear in fi ve minuts” (Diles a todos que desaparezcan en cinco minutos). Dalí acentuaba mucho las palabras. Hubo muchos bue-nos momentos a su lado. Muchas peleas y vueltas. Cuénteme algo inédito sobre Sal-vador Dalí.Le gustaba hacer fotos, él era muy salvaje y mirón. Le gustaba ‘espiar’ a la gente, pero lo mantenía secre-to, no se involucraba en historias o aventuras de sexo. Le gustaba ver a las personas haciendo el amor. Era un gran voyeur. Luego para él todo era ciencia, creía que todo tenía una causa, confi aba mucho en la ciencia: causa, efecto. Su pintura es surrealista. Hay una continuidad ‘estilística’ pero no tanto en el contenido.Mi pintura es mística. De joven estudié el Cristianismo y más tar-de sentí un profundo respeto por el Islam. Yo era cristiano, porque Armenia es un país cristiano pero más tarde, en Irán, el Islam pasó a ser parte de mi vida también. Entonces, lo místico de estas re-ligiones se manifestó en mi vida y en las pinturas. Cuando las es-tudias puedes ver el cielo azul, las nubes, mucho color, paisajes. Por-que lo que quiero es que la gente se transporte mentalmente a un lugar fantástico, de magia. Si te encuentras nervioso, quiero que mis obras te ayuden a relajarte y a encontrar la paz. Entonces este es el significado de muchas de sus obras.De alguna forma, sí, porque quiero expresar un mensaje, que muchas veces me llega cuando quiero parar de pintar. Es algo extraordinario, como si alguien me lo dictara. Llega a mi mente de alguna parte. Me pasó lo mismo con las madonas sin rostro, algo me decía qué había que pintar. Hace muchos años pintaba esce-nas sangrientas, pero sólo fue una época. No me gusta la violencia, no es para mí. No digo que nadie debería pintarla, pero yo no. Mis cuadros son sueños fantásticos, surrealistas. ¿Y no es difícil pintar un sueño?Algunas veces sueño colores que luego se transforman en algo abstracto. Recuerdo fragmentos y los pongo sobre la tela. Tengo obras pero no las sufi cientes como para presentar una exposición de sueños. ¿Para cuando una exposición en España?Me gustaría traer las madonas sin rostro, adoro esa serie y quiero volver a la idea, pero con otra vi-sión. Para este año estoy planean-do exponer en Madrid, Londres y Nueva York.

“Lo que quiero es transportar mentalmente a la gente a un lugar fantástico, lleno de magia y alegría, un lugar para la fantasía”

“No me gusta la violencia, no es para mí. No digo que nadie deba pintarla, pero yo no. Mis cuadros son sueños fantásticos”

Sé que vivió en Nueva York du-rante muchos años...A Nueva York llegué en 1969 y Dalí venía de París para quedarse tres meses en un hotel que le había invitado. Lo tenía todo pagado, alojamiento y comida a cambio de estar en el vestíbulo de tres y cuarto hasta las cinco, porque la gente iba a comprar libros sobre él y se los traía para que los fi rma-ra. A veces hacía pequeños dibu-jos en los libros: algunos bonitos y otros terribles, pero lo mismo daba, ya que los dibujaba Dalí. No te puedes ni imaginar la cantidad de libros que hay en el mercado, fi rmados y con dibujos de Dalí. Al mismo tiempo él no quería estar solo y me invitaba para acompa-ñarle. A veces estaba con una mu-jer, Naomi Duenias, una brasileña muy hermosa. Su personalidad atraía a muchos, pero a veces se cansaba. En más de una ocasión se levantó pasada media hora y