Erdogan, R.T. Construyendo Puentes

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Recep Tayyip Erdogan Primer Ministro de Turquía La palabra «Mediterráneo», llamado durante una época mar de luz, nos evoca distintas connotaciones. Es un conglomerado de fuerza y debilidad; de riqueza y pobreza; de concordia y discordia; de tolerancia y extremismo; de paz y conflicto. A través de la histo- ria, como un importante pasaje, el Mediterráneo ha sido de vital importancia en todas las ecuaciones estratégicas. Algunas áreas de la región se han for- talecido, otras se han debilitado. Durante el trans- curso de la historia se ha convertido en un punto de encuentro étnico, cultural, socialmente complejo y siempre extraordinario. La creatividad de la región y el sentido común de las gentes del mar de luz nos da esperanza frente a las dificultades. Uno nunca debe olvidar que todos los valores contemporáneos encuentran sus raíces en el Mediterráneo. Somos los descendientes de aquellos que construyeron la mayoría de civilizacio- nes en la historia de la humanidad como los egipcios, los romanos, los griegos, los cartagineses, los ára- bes, los andalusís y los otomanos. En nuestra geo- grafía común, hemos creado valores en los que todo el mundo podría converger sin tener en cuenta su religión, idioma o etnia. Además, la cultura mediterránea se ha ido desarro- llando, en el curso de la historia, gracias a la multi- tud de intercambios y encuentros entre sus gentes. Es por esta interfaz tan densa que algunos lo consi- deran el sexto continente más que un mar. Como siempre ha sido el centro del mundo, los asun- tos y perspectivas de escala global tienen también sus ramificaciones en el Mediterráneo. El Mediterráneo también se enfrenta con problemas globales como el terrorismo, la intolerancia, la degradación medioam- biental o la extensión de las armas de destrucción masiva. La democracia, la buena gobernanza, el desa- rrollo económico, la seguridad, la distribución justa de los beneficios y los recursos, la tolerancia, el res- pecto de las diferencias culturales, la erradicación del analfabetismo son demandas comunes en el Mediterráneo, tal como lo son también en cualquier parte del mundo. En un mundo en que la necesidad más urgente para la humanidad es la tolerancia y el respeto a las dife- rencias de los otros, el Mediterráneo no puede ser nada más que una fuente de inspiración. Es aquí donde nacieron y se asentaron las tres religiones monoteístas. Fueron los eruditos árabes los encar- gados de traducir a Aristóteles al árabe y al latín. Toynbee siguió los pasos de Ibn Jaldún analizando nuestras sociedades. Los viajes, el comercio, los epi- sodios de guerra y paz, los matrimonios y la con- secuente amalgama cultural en la música, en la pin- tura y en las artes culinarias: ésta es la civilización mediterránea, la que se ha ido entrelazando a través de los siglos. Desafortunadamente, este espíritu de intercambio y comunidad que se tejió con el paso del tiempo ha empezado a degradarse. Puede resultar sorprendente para nuestros antepasados de tiempos lejanos ver el nivel de incomprensión que reina a través del Mare Nostrum. En lugar de fortalecer y promocionar nuestros valo- res comunes, inventamos un hipotético «choque de civilizaciones». Nos hemos centrado en esta hipóte- sis en los últimos diez años. Hemos convertido nues- tra riqueza lingüística, religiosa, cultural y étnica en líneas divisorias. Algunos de nosotros hemos adop- tado los valores contemporáneos mientras otros han tardado en dar los pasos necesarios en lo referente a transparencia, democracia y derechos humanos. En definitiva, se ha malgastado mucho tiempo espe- culando sobre el choque de civilizaciones. La ame- naza real es un choque de ignorancia. En conse- Perspectivas Med. 2006 11 Construyendo puentes en el Mediterráneo

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  • Recep Tayyip ErdoganPrimer Ministro de Turqua

    La palabra Mediterrneo, llamado durante una pocamar de luz, nos evoca distintas connotaciones. Es unconglomerado de fuerza y debilidad; de riquezay pobreza; de concordia y discordia; de tolerancia yextremismo; de paz y conflicto. A travs de la histo-ria, como un importante pasaje, el Mediterrneo hasido de vital importancia en todas las ecuacionesestratgicas. Algunas reas de la regin se han for-talecido, otras se han debilitado. Durante el trans-curso de la historia se ha convertido en un punto deencuentro tnico, cultural, socialmente complejo ysiempre extraordinario.La creatividad de la regin y el sentido comn de lasgentes del mar de luz nos da esperanza frente alas dificultades. Uno nunca debe olvidar que todoslos valores contemporneos encuentran sus racesen el Mediterrneo. Somos los descendientes deaquellos que construyeron la mayora de civilizacio-nes en la historia de la humanidad como los egipcios,los romanos, los griegos, los cartagineses, los ra-bes, los andaluss y los otomanos. En nuestra geo-grafa comn, hemos creado valores en los que todoel mundo podra converger sin tener en cuenta sureligin, idioma o etnia.Adems, la cultura mediterrnea se ha ido desarro-llando, en el curso de la historia, gracias a la multi-tud de intercambios y encuentros entre sus gentes.Es por esta interfaz tan densa que algunos lo consi-deran el sexto continente ms que un mar.Como siempre ha sido el centro del mundo, los asun-tos y perspectivas de escala global tienen tambinsus ramificaciones en el Mediterrneo. El Mediterrneotambin se enfrenta con problemas globales comoel terrorismo, la intolerancia, la degradacin medioam-biental o la extensin de las armas de destruccin

    masiva. La democracia, la buena gobernanza, el desa-rrollo econmico, la seguridad, la distribucin justade los beneficios y los recursos, la tolerancia, el res-pecto de las diferencias culturales, la erradicacindel analfabetismo son demandas comunes en elMediterrneo, tal como lo son tambin en cualquierparte del mundo.En un mundo en que la necesidad ms urgente parala humanidad es la tolerancia y el respeto a las dife-rencias de los otros, el Mediterrneo no puede sernada ms que una fuente de inspiracin. Es aqudonde nacieron y se asentaron las tres religionesmonotestas. Fueron los eruditos rabes los encar-gados de traducir a Aristteles al rabe y al latn.Toynbee sigui los pasos de Ibn Jaldn analizandonuestras sociedades. Los viajes, el comercio, los epi-sodios de guerra y paz, los matrimonios y la con-secuente amalgama cultural en la msica, en la pin-tura y en las artes culinarias: sta es la civilizacinmediterrnea, la que se ha ido entrelazando a travsde los siglos.Desafortunadamente, este espritu de intercambio ycomunidad que se teji con el paso del tiempo haempezado a degradarse. Puede resultar sorprendentepara nuestros antepasados de tiempos lejanos verel nivel de incomprensin que reina a travs del MareNostrum.En lugar de fortalecer y promocionar nuestros valo-res comunes, inventamos un hipottico choque decivilizaciones. Nos hemos centrado en esta hipte-sis en los ltimos diez aos. Hemos convertido nues-tra riqueza lingstica, religiosa, cultural y tnica enlneas divisorias. Algunos de nosotros hemos adop-tado los valores contemporneos mientras otros hantardado en dar los pasos necesarios en lo referentea transparencia, democracia y derechos humanos.En definitiva, se ha malgastado mucho tiempo espe-culando sobre el choque de civilizaciones. La ame-naza real es un choque de ignorancia. En conse-

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  • cuencia, tendramos que aprovechar cada oportuni-dad de dilogo y promocin de convivencia mutua.No debemos olvidar que la distancia en el nivel dedesarrollo entre las dos orillas del Mediterrneo con-solida un abismo entre el Sur y el Norte. La raz demuchos de los problemas se encuentra en esta dife-rencia.La Declaracin de Barcelona de 1995 lanz onceaos atrs una importante iniciativa que tena comofinalidad unir las dos orillas del Mediterrneo, con elobjetivo de extender la paz, estabilidad y prosperi-dad a toda la regin euromediterrnea.Un ao despus de la celebracin del dcimo ani-versario del Proceso de Barcelona, desafortunada-mente, an no se ha alcanzado el nivel deseado deconsenso en muchos asuntos de la regin medite-rrnea. Las prioridades del Norte y las del Sur varanconsiderablemente. A la hora de acercar el dilogoentre el Norte y el Sur, a menudo somos vctimas delas cuestiones polticas, particularmente por los acon-tecimientos de Oriente Medio.Si no se afrontan con mentalidad abierta, los pro-blemas crnicos a los que nos enfrentamos en laactualidad pueden agravarse y convertirse en unafuente de futura inestabilidad. Las respuestas no sonfciles. Antes de empezar a buscar soluciones, lo quetenemos que hacer es entender mejor los problemas.El Mediterrneo es tambin un elemento inalienablede la poltica turca, de sus relaciones econmicas,de su cultura y de su historia. Hemos ido creandovnculos con todas las subregiones del Mediterrneoque emanan de la historia y que, actualmente, se basanen el principio de cooperacin y beneficio mutuo. Noslo tomamos partido en la cooperacin intraregio-nal, sino que tambin nos involucramos en la coope-racin entre el Mediterrneo y sus regiones vecinas.Turqua continuar uniendo las orillas del norte y delsur del Mediterrneo una vez haya accedido a la UE.Ah recae la trascendencia de la pertenencia de Turquaa la UE, cuando demostrar al mundo que las dife-

    rentes culturas pueden coexistir y pueden, adems,convivir en paz en la misma unin poltica y econ-mica. Esto puede constituir un verdadero desafo parala filosofa de los radicales de todas las creencias.Todos en el Mediterrneo deben tener su sueo parael Mediterrneo del futuro. No importa lo diferentesque sean los medios que todo el mundo pueda suge-rir para lograrlo, los conceptos para el futuro son simi-lares: Todos queremos estabilidad poltica. Todosqueremos vivir con seguridad, terminar con las hos-tilidades. Todos queremos una vida prspera. Todosqueremos cooperacin econmica. Todos queremosvivir lejos del terror y de la discriminacin en base alidioma, la religin y los orgenes tnicos. Todos que-remos hacer nuestra aportacin en lo que se refierea ciencia y tecnologa. No queremos quedarnos atrsen innovacin, queremos liderarla.Queremos lograrlo compartiendo las cargas y losbeneficios, creando una regin en la que la prospe-ridad se distribuya uniformemente. Los obstculosno deben ser el destino del Sur, y el Norte no debeser el nico que prospera. Todos sabemos que estoayudar a los intereses a largo plazo de ambas ori-llas del Mediterrneo.As, el Mediterrneo del futuro necesita que demosun gran paso adelante. No se pueden tolerar msatrasos a la hora de asumir nuestras responsabilida-des con las nuevas generaciones. El Mediterrneodel futuro espera que actuemos no con el recuerdo,sino con sentido comn.En este sentido, no es una coincidencia que desdedos extremos del Mediterrneo hayamos patrocina-do junto al Presidente espaol Jos Luis RodrguezZapatero una Alianza de Civilizaciones. Ambos esta-mos determinados a no permitir que esta herenciacomn hable de incomprensin mutua.Con esta comprensin, os invito a contribuir a esteesfuerzo comn por un futuro mejor promocionandola paz, la tolerancia, el respeto mutuo y la compren-sin en nuestra regin y ms all de ella.

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