Escritos, 1938 - 1939 · 2021. 1. 1. · Escritos Tomo 10 1938 - 1939 volúmen 2 6 nada mÆs. No...

292

Transcript of Escritos, 1938 - 1939 · 2021. 1. 1. · Escritos Tomo 10 1938 - 1939 volúmen 2 6 nada mÆs. No...

  • Escritos1938 - 1939

    Tomo Xvolumen 2

    León Trotsky

    6 marzo 1939 - 1 julio 1939

  • Edición OriginalWritings (1938 - 39)Pathfinder Press, New York, 1973

    Traducción deAlba NeiraHugo Kasell

    CarátulaRodrigo Cortés

    © by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1976Printed in ColombiaImpreso en Colombia

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    4

    ¿Qué hay detrás de la oferta de Stalin dellegar a un acuerdo con Hitler?1

    6 de marzo de 1939

    En los últimos meses, los diarios han publicado bas-tante acerca de negociaciones secretas entre Berlín yMoscú. Se ha rumoreado que, bajo el disfraz de untratado económico se halla en preparación un acuerdopolítico e incluso militar. Es difícil determinar todavíaqué hay de cierto en estas informaciones. De cualquiermanera, existen síntomas inconfundibles que certifi-can con elocuencia que se ha desarrollado y se desa-rrolla algún tipo de negociaciones. Sea como fuere, losresultados de esas negociaciones secretas, en estemomento, no dependen solamente de la lealtad deStalin a los principios de la democracia o de la fidelidadde Hitler a las banderas del antimarxismo, sino másbien de la coyuntura internacional. Un acuerdo entreStalin y Hitler, si es que se logra -y no es imposible queello ocurra- sólo podría sorprender a los más incura-bles imbéciles que participan en todas las variedades

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    5de frentes democráticos o ligas pacifistas.

    No nos detendremos aquí en la cuestión de en quémedida es probable un acuerdo entre Stalin y Hitler, o,para decirlo más correctamente, entre Hitler y Stalinen el futuro inmediato. Este problema requeriría unanálisis detallado de la situación internacional en to-das sus posibles variantes. Pero incluso si lo hiciéramos,la respuesta tendría que ser sumamente limitada, pues-to que actualmente los propios protagonistas podríandifícilmente decir con completa certeza hasta dóndelos llevará ese juego. Pero aun antes que se hayaefectivizado, el acercamiento entre Moscú y Berlín, yase ha convertido en un factor de la política interna-cional, pues todos los centros diplomáticos de Europay del mundo entero están considerando ahora estaposibilidad. Considerémosla brevemente, también no-sotros.

    Un acuerdo con una nación imperialista -al margende si es fascista o democrática - es un acuerdo conesclavistas y explotadores. Lógicamente, un acuerdotemporario de tal naturaleza puede, según las circuns-tancias, hacerse compulsivo. Es imposible decir cate-góricamente que los acuerdos con los imperialistas nose pueden permitir en ningún caso; sería lo mismo quedecir que en ninguna circunstancia un sindicato tienederecho a llegar a un arreglo con el patrón. Unairreconciliabilidad de esa naturaleza sería totalmentefalsa.

    Mientras el estado obrero permanezca aislado, soninevitables los acuerdos episódicos de uno u otro tipocon el imperialismo. Pero debemos entender claramenteque la cuestión se reduce a aprovechar los antagonis-mos entre los dos bandos de potencias imperialistas, y

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    6nada más. No cabe discusión alguna sobre la posibili-dad de disfrazar tales acuerdos con consignas que re-clamen ideales comunes, como por ejemplo la defen-sa de la democracia, consignas que sólo significan elmás infame engaño a los trabajadores. Es esencial quelos obreros de los países capitalistas no se vean atadosen la lucha de clases contra su propia burguesía por losacuerdos empíricos firmados por el estado obrero. Estaregla fundamental se observó rigurosamente duranteel primer período de existencia de la República Soviéti-ca.

    Sin embargo, si entre un estado obrero y uno impe-rialista, incluyendo a uno fascista, se pueden permitiracuerdos, y si es así bajo qué condiciones, es una cues-tión que en su forma abstracta ha perdido todo sentidoen la actualidad. No se trata de un estado obrero engeneral, sino de un estado obrero degenerado y putre-facto. La naturaleza de un acuerdo, sus límites y obje-tivos, depende directamente de los que lo firman. Elgobierno de Lenin se vio obligado en Brest-Litovsk2 allegar a un acuerdo temporario con los Hohenzollerncon el fin de salvar la revolución. El gobierno de Stalines capaz de llegar a acuerdos sólo en función de losintereses de la camarilla gobernante del Kremlin y endetrimento de los intereses de la clase obrera interna-cional.

    Los acuerdos entre el Kremlin y las democraciassignificaron para las respectivas secciones de la Inter-nacional Comunista la renuncia a la lucha de clases, elestrangulamiento de las organizaciones revolucionarias,el apoyo al social-patriotismo y, en consecuencia, ladestrucción de la revolución española y el sabotaje a lalucha de clases del proletariado francés.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    7El acuerdo con Chiang Kai-shek significó la liqui-

    dación inmediata del movimiento revolucionario cam-pesino, la renuncia del Partido Comunista a sus últi-mos vestigios de independencia y el reemplazo oficialdel marxismo por el sunyatsenismo3. El semiacuerdocon Polonia significó la destrucción del Partido Comu-nista Polaco y el aniquilamiento de su conducción.4

    Cualquier acuerdo de la camarilla del Kremlin con unaburguesía extranjera se dirige inmediatamente contrael proletariado del país con el cual se concluye el acuer-do, como así también contra el proletariado de la URSS.La banda bonapartista del Kremlin no puede sobrevivirsi no es debilitando, desmoralizando y aplastando alproletariado donde quiera que éste le responda.

    En Gran Bretaña, la Comintern está agitando ac-tualmente en favor de la creación de un frente popu-lar con la participación de los liberales. A primera vis-ta dicha política parece absolutamente incomprensi-ble. El Partido Laborista es una poderosa organización;se podría entender fácilmente que la social-patriotaComintern anhelara acercársele. Pero los liberales sonuna fuerza totalmente comprometida y políticamentede segundo orden. Además, están divididos en variosgrupos. En la lucha por mantener su influencia, loslaboristas rechazan naturalmente cualquier idea de for-mar un bloque con los liberales, para no infectarse consu veneno gangrenoso. Se están defendiendo con bas-tante energía -por medio de expulsiones - de la idea deun frente popular.

    ¿Por qué entonces la Comintern no se limita a lu-char por colaborar con los laboristas? ¿Por qué en cam-bio solicita invariablemente la inclusión de las tenden-cias liberales del pasado en el frente único? El quid de

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    8la cuestión reside en que la política del Partido Laboris-ta es demasiado radical para el Kremlin. Una alianzaentre los comunistas y los laboristas puede asumir uncierto tinte de antiimperialismo y haría, por lo tanto,más dificil un acercamiento entre Moscú y Londres. Lapresencia de los liberales en el frente popular signifi-caría una censura directa e inmediata del imperialismosobre las acciones del Partido Laborista. Bajo el mantode esta censura, Stalin estaría en condiciones de pres-tarle al imperialismo británico todos los servicios nece-sarios.

    El rasgo fundamental de la política internacional deStalin en los últimos años ha sido éste: negocia con elmovimiento obrero lo mismo que con petróleo, man-ganeso y otros bienes. No hay ni una pizca de exagera-ción en lo que afirmo. Stalin considera las secciones dela Comintern de los distintos países y la lucha de libe-ración nacional de las naciones oprimidas como cam-bio menudo en sus tratos con las potencias imperialis-tas.

    Cuando necesita la ayuda de Francia, somete el pro-letariado francés a la burguesía radical5. Cuando tieneque apoyar a China contra Japón, somete el proletaria-do chino al Kuomintang. ¿Que haría en el caso de unacuerdo con Hitler? Evidentemente, Hitler no necesitaespecíficamente la ayuda de Stalin para estrangular alPartido Comunista Alemán. Además, toda la políticaprecedente de éste lo llevó a la situación a la que seencuentra reducido. Pero es muy probable que Stalinesté de acuerdo en cortarle todos los subsidios al tra-bajo ilegal en Alemania. Esta es una de las concesio-nes menores que tendría que hacer, y estaría bien dis-puesto a ello.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    9Se debe suponer también que se hará callar as-

    tutamente la ruidosa, histérica y vacía campaña contrael fascismo que la Comintern ha venido desarrollandodurante los últimos años. Resulta llamativo que el 20de febrero, cuando nuestra sección norteamericanamovilizó a una considerable masa de trabajadores paraluchar contra los nazis americanos,6 los stalinistas senegaron categóricamente a participar en lacontramanifestación, que tenía repercusiones naciona-les, e hicieron todo lo que estuvo a su alcance paraminimizar su importancia, colaborando así con los ad-miradores yanquis de Hitler. ¿Qué hay detrás de estapolítica verdaderamente traidora? ¿Es sólo estupidezconservadora y odio a la Cuarta Internacional? ¿O haytambién algo nuevo; por ejemplo, las últimas instruc-ciones de Moscú recomendando a los señoresantifascistas que se callen la boca para no interferiren las negociaciones entre los diplomáticos de Moscú yBerlín? Esta suposición no es de ninguna manera des-cabellada. Las próximas semanas lo demostrarán.

    Podemos afirmar algo con certeza. El acuerdo entreStalin y Hitler no alteraría esencialmente en nada elrol contrarrevolucionario de la oligarquía del Kremlin.Sólo serviría para poner al descubierto este rol, hacer-lo resaltar más nítidamente y acelerar el colapso de lasilusiones y las falsificaciones. Nuestra tarea política noconsiste en salvar a Stalin de los abrazos de Hitlersino en derribar a ambos.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    10

    Una vez más sobre la crisis delmarxismo7

    7 de marzo de 1939

    En los buenos viejos tiempos, cuando alguien serefería a la crisis del marxismo, tenía en mente algunaproposición específica de Marx que supuestamente nohabía resistido la prueba de los hechos: a saber, lateoría de la agudización de la lucha de clases, la lla-mada teoría del empobrecimiento y la del colapsocatastrófico del capitalismo. Estos tres puntos princi-pales sirvieron de blanco a la burguesía y a la críticareformista. Hoy en día es simplemente imposible en-trar en controversia sobre estos temas. ¿Quién inten-tará demostrar que las contradicciones sociales no seestán agudizando sino suavizando? En Estados Unidos,el señor Ickes, secretario del interior, y otros altosdignatarios están obligados a referirse francamente ensus discursos al hecho de que las Sesenta Familiascontrolan la vida económica de la nación.8 Por otra par-te, el número de desocupados oscila entre los diez mi-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    11llones en épocas de prosperidad y los veinte millonesen épocas de crisis. Esas líneas de El capital en las queMarx habla de la polarización de la sociedad capitalis-ta, la acumulación de riqueza en uno de los polos y depobreza en el otro, esas líneas que han sido tachadasde demagógicas, demuestran ahora ser simplementeuna pintura de la realidad.

    La vieja concepción liberal-democrática de un creci-miento gradual y universal de la prosperidad, la cultu-ra, la paz y la libertad ha sufrido una quiebra decisiva eirreparable. Ha arrastrado tras de sí la quiebra de laconcepción social-reformista que en esencia represen-taba sólo una adaptación de las ideas del liberalismo alas condiciones que soporta actualmente la clase obre-ra. Todas estas teorías y métodos se remontan a laépoca del capitalismo industrial, la época del libre co-mercio y la libre competencia, es decir, al pasado queestá más allá de la evocación, una época en la que elcapitalismo era aún un sistema relativamente progre-sivo. El capitalismo hoy es reaccionario. No se lo puedecurar. Hay que eliminarlo.

    No queda ni un solo estúpido que crea seriamente -tampoco los Blums lo creen,9 mienten - que la mons-truosa agudización de las contradicciones sociales puedeser superada por medio de una legislación parlamen-taría. Marx ha demostrado que eran correctos todos

    - ¡sí, todos! - los elementos de su análisis, incluidossus pronósticos catastróficos. ¿En qué consiste en-tonces la crisis del marxismo? Los críticos actuales nose molestan siquiera por articular ordenadamente lacuestión.

    En los anales de la historia figurará que el capi-talismo, antes de hundirse en la tumba, hizo un tre-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    12mendo esfuerzo de autopresentación durante un pro-longado período histórico. La burguesía no quiere mo-rir. Ha transformado toda la energía heredada del pa-sado en una violenta convulsión reaccionaria. Este es,precisamente, el período que nos toca vivir.

    La fuerza no sólo conquista sino, a su modo, con-vence. La embestida de la reacción no sólo destruyefísicamente a los partidos; también corrompe moral-mente a la gente. Muchos caballeros radicales tienenel corazón en la boca. Traducen a un lenguaje inmate-rial y a un crítica universal su temor ante la reacción.¡Algo debe andar mal. en las viejas teorías y méto-dos! Marx estaba equivocado... Lenin no previó...Algunos incluso llegan más lejos. El método revolu-cionario ha demostrado estar en quiebra. La Revolu-ción de Octubre condujo a la más viciosa dictadura dela burocracia. Pero la Gran Revolución Francesa tam-bién terminó restaurando la monarquía. Hablando engeneral, el universo está mal hecho: la juventud llevaa la vejez, el nacimiento a la muerte; todas las cosasque nacen deben perecer.

    Estos caballeros olvidan con notoria facilidad que elhombre ha ido recorriendo su camino, desde la condi-ción de semisimio hasta llegar a una armoniosa socie-dad, sin ninguna guía; que la tarea es difícil; que a unoo dos pasos adelante le siguen medio, uno y a vecesdos pasos hacia atrás. Olvidan que el sendero está sem-brado con las mayores dificultades y que nadie inventóni pudo haber inventado un método secreto que ase-gure un ininterrumpido ascenso en la escalera de lahistoria. Triste es decirlo, los señores racionalistas nofueron consultados cuando el hombre se encontrabaen su proceso de creación y cuando las condiciones de

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    13su desarrollo tomaban forma por primera vez. Pero ha-blando en general, esta cuestión ya no tiene arreglo...

    Siguiendo ese argumento, concedamos que toda lahistoria revolucionaria previa y, si ustedes quieren, todala historia en general no es sino una cadena de erro-res. Pero, ¿qué hay que hacer con la realidad actual?¿Qué pasa con el colosal ejército de desocupados per-manentes, con los campesinos empobrecidos, con ladeclinación general de los niveles económicos, con laguerra que se avecina? Los escépticos sabihondos nosprometen que en algún momento del futuro cataloga-rán todas las cáscaras de banana en las que han res-balado en el pasado los grandes movimientos revolu-cionarios. Pero, ¿nos dirán estos caballeros qué debe-mos hacer hoy, ahora?

    En vano esperaríamos la respuesta. Los aterrorizadosracionalistas se están desarmando en presencia de lareacción, renunciando al pensamiento social científico,abandonando no sólo las posiciones materiales sinotambién las morales y despojándose de cualquier re-clamo de venganza revolucionaria para el futuro. Sinembargo, las condiciones que prepararon la actual olade reacción son extremadamente inestables, contra-dictorias y efímeras, y preparan el terreno para unanueva ofensiva del proletariado. La conducción de estaofensiva pertenecerá justamente a aquellos a quieneslos racionalistas llaman dogmáticos y sectarios. Por-que los dogmáticos y sectarios se niegan a renun-ciar al método científico ya que nadie, absolutamentenadie, propuso otro superior.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    14

    Un paso hacia el social-patriotismo10

    Sobre la posición de la Cuarta Internacionalcontra la guerra y el fascismo

    7 de marzo de 1939

    Nuestros amigos palestinos hicieron una concesiónobvia y extremadamente peligrosa a los social-patrio-tas, aun cuando su punto de partida sea opuesto al delsocial-patriotismo.

    Sostenemos que en el cuarto de siglo que trans-currió desde el estallido de la última guerra, el imperia-lismo pasó a dominar el mundo más despóticamentetodavía; su mano pesa más tanto en la guerra como enla paz; y finalmente, bajo todas las máscaras políticas,asumió un carácter incluso más reaccionario. En conse-cuencia, los preceptos fundamentales de la política de-rrotista del proletariado en relación a una guerra im-perialista mantienen todo su vigor en la actualidad.Este es nuestro punto de partida y todas las conclu-siones que se infieren están determinadas por él.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    15En lo que hace a este punto de partida, los autores

    del documento sostienen una posición diferente. Ellosdiferencian cualitativamente la próxima guerra de lapasada y, lo que es más, lo hacen en dos aspectos.Aparentemente, en la última guerra sólo participaronlos países imperialistas: el papel de Servia, dicen, fuedemasiado insignificante como para dejar su sello enla guerra (se olvidan de las colonias y de China). En lapróxima guerra, escriben, seguramente participará laURSS, factor mucho más importante que Servia. Al leerestas líneas, el lector tiende a sacar la conclusión deque el siguiente razonamiento de los autores de la car-ta girará precisamente en torno a la participación de laURSS en la guerra. Pero los autores abandonan estaidea muy rápidamente o, para decirlo con más correc-ción, la relegan a un segundo plano por otra, a saber,la amenaza mundial del fascismo. La reacción monár-quica en la última guerra, afirman, no fue de carácterhistórico agresivo, era más bien un vestigio, mientrasque el fascismo representa en la actualidad una ame-naza directa e inmediata a todo el mundo civilizado.Por eso, la lucha contra él es la tarea del proletariadointernacional, tanto en la paz como en la guerra. Esadegradación de las tareas revolucionarias -el reempla-zo del imperialismo por una de sus máscaras políticas,la del fascismo - es una clara concesión a la Comintern,una evidente indulgencia hacia los social-patriotas delos países democráticos.

    Establezcamos antes que nada que los dos nuevosfactores históricos que dictan presumiblemente un cam-bio de política durante la guerra, a saber, la URSS y elfascismo, no necesitan inevitablemente operar en lamisma dirección. No hay que excluir en absoluto la

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    16posibilidad de que Stalin y Hitler, o Stalin y Mussolini,puedan encontrarse en el mismo bando durante unaguerra, o en todo caso que Stalin pueda comprar unabreve e inestable neutralidad al precio de un acuerdocon los gobiernos fascistas o con uno de ellos. Por al-guna razón desconocida, esta posibilidad escapa com-pletamente del campo visual de nuestros autores. Sinembargo, manifiestan correctamente que nuestra po-sición de principios debe armarnos contra cualquiervariante posible.

    No obstante, como ya hemos manifestado, la cues-tión de la URSS no juega ningún papel real en todo elproceso de razonamiento de nuestros camaradas pa-lestinos. Enfocan su atención en el fascismo como laamenaza inmediata para la clase obrera internacionaly las nacionalidades oprimidas. Sostienen que una po-lítica derrotista no es aplicable en los países que pue-dan estar en guerra con países fascistas. Nuevamente,este razonamiento supersimplifica el problema, puesmuestra el panorama como si los países fascistas fue-ran a encontrarse necesariamente de un lado de lastrincheras mientras que los democráticos o semidemo-cráticos fueran a estar en la otra. En realidad, no exis-te absolutamente ninguna garantía de que se cumplaeste conveniente agrupamiento. Italia y Alemaniapueden, en la próxima guerra como ya ocurrió en laúltima, estar en bandos opuestos. Esto no ha de des-cartarse de ninguna manera. ¿Qué debemos hacer enese caso? En realidad, se está haciendo muy dificil cla-sificar a los países de acuerdo a rasgos puramente po-líticos. ¿Dónde ubicaríamos a Polonia, Rumania, la ac-tual Checoslovaquia y a una cantidad de potencias desegundo o tercer orden?

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    17La tendencia principal de los autores de este docu-

    mento es aparentemente la siguiente: sostener que elderrotismo es obligatorio para los principales paísesfascistas (Alemania e Italia), mientras que es necesa-rio renunciar al mismo en los países de virtudes demo-cráticas dudosas, pero que en la guerra están con losprincipales países fascistas. Así puede expresarse laidea principal que encierra el documento. De esta ma-nera, también, sigue siendo falso y constituye un pasoobvio hacia el social-patriotismo.

    Recordemos que todos los lideres de la socialdemo-cracia alemana emigrados son derrotistas a su ma-nera. Hitler los ha privado de sus fuentes de influenciay de sus ingresos. El progresismo de este derrotismodemocrático, antifascista, es exactamente igual acero. No está ligado a la lucha revolucionaria; con es-peranzas prendidas con alfileres se aferra al papel li-berador de Francia o de algún otro imperialismo. Losautores del documento, obviamente contra su volun-tad, han dado un paso en esa misma dirección.

    En primer lugar, en nuestra opinión, definen demanera demasiado nebulosa y especialmente equívo-ca el derrotismo, como si fuera un sistema especial eindependiente con miras a producir la derrota. Eso noes así. El derrotismo es la política de clase del proleta-riado, que incluso durante la guerra ve a su principalenemigo en casa, en su propio país imperialista. Elpatriotismo, en cambio, es una política que ubica a suprincipal enemigo fuera de su propio país. La idea delderrotismo significa en realidad lo siguiente: llevar ade-lante una irreconciliable lucha revolucionaria contra lapropia burguesía como enemigo principal, sin detener-se por el hecho de que esta lucha pueda causar la de-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    18rrota de propio gobierno; dado un movimiento revolu-cionario la derrota del propio gobierno resulta el malmenor. Lenin no dijo, ni quiso decir otra cosa. Ni si-quiera se puede hablar de alguna otra forma de ayu-da para causar la derrota. ¿Debería renunciarse alderrotismo revolucionario en relación a los países nofascistas? Aquí está el nudo de la cuestión; a partir deeste punto se yergue o cae el internacionalismo revo-lucionario.

    Por ejemplo, ¿deberían renunciar los trescientos se-senta millones de indios a utilizar la guerra para supropia liberación? Su levantamiento en medio de laguerra contribuiría, indudablemente, a la derrota deGran Bretaña. Además, en el caso de un levantamien-to indio (a despecho de todas las tesis), ¿lo apoya-rían los trabajadores británicos? O, por el contrario,¿están obligados moralmente a pacificarlos y arrullar-los para que se duerman en virtud de la victoria delimperialismo británico contra el fascismo? ¿Qué ca-mino tomamos? Actualmente, la victoria sobre Ale-mania o Italia (mañana el caso puede ser distinto) equi-vale a la caída del fascismo. En primer lugar, nos lla-ma la atención la caracterización de actualmente (ma-ñana el caso puede ser distinto). Los autores no dilu-cidan qué quieren decir en realidad con esto. Pero indi-can en todo caso que -incluso desde su propio puntode vista- su posición es episódica, inestable y de ca-rácter incierto; puede ya resultar inútil mañana. Notoman suficientemente en cuenta el hecho de que enla época del capitalismo decadente las sustituciones ysemisustituciones de los regímenes políticos se suce-den con suficiente sorpresa y frecuencia sin alterar loscimientos sociales, sin frenar la decadencia capitalista.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    19¿En cuál de estos dos procesos debe basarse nuestrapolítica en una cuestión tan fundamental como la gue-rra: en el cambio de regímenes políticos o en los ci-mientos sociales del imperialismo comunes a todos losregímenes políticos y que infaliblemente los unen con-tra el proletariado revolucionario? La cuestión estraté-gica fundamental es nuestra actitud hacia la guerra, yno se la puede subordinar a consideraciones y especu-laciones tácticas coyunturales.

    Pero incluso desde un punto de vista puramenteepisódico, la mencionada idea del documento es inco-rrecta. Una victoria sobre los ejércitos de Hitler yMussolini sólo implica en sí misma la derrota militar deAlemania e Italia, y de ninguna manera el colapso delfascismo. Nuestros autores admiten que el fascismo esun producto inevitable del capitalismo decadente, enla medida en que el proletariado no reemplaza a tiem-po a la democracia burguesa. ¿Cómo puede liquidar alfascismo una victoria militar de las democracias deca-dentes sobre Alemania e Italia, aunque sea sólo por unperíodo limitado? Si existiera algún fundamento paracreer que una nueva victoria de la familiar y algo senilEntente (menos Italia) puede producir resultados tanmilagrosos, es decir, contradecir las leyes socio-histó-ricas, entonces no sólo sería necesario desear esavictoria sino hacer todo lo que esté a nuestro alcancepara provocaría. En tal caso los social-patriotas anglo-franceses tendrían razón. En realidad, tienen muchamenos razón hoy en día de la que tuvieron hace vein-ticinco años o, para decirlo más correctamente, estánjugando en la actualidad un papel infinitamente másreaccionario e infame.

    Si hay posibilidades -e indudablemente las hay- de

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    20que la derrota de Alemania e Italia - siempre que hayaun movimiento revolucionario - pueda conducir a uncolapso del fascismo, por otra parte hay posibilidadesmás próximas e inmediatas de que la victoria de Fran-cia pueda asestar el golpe final a la corroída democra-cia, especialmente si se consigue con el apoyo políticodel proletariado francés. A su vez el atrincheramientodel imperialismo británico y del francés, la victoria dela reacción militar-fascista francesa, el fortalecimientodel dominio de Gran Bretaña sobre India y otras colo-nias, darán apoyo a la más negra reacción en Alemaniae Italia. En caso de triunfar, Francia e Inglaterra harántodo lo que esté a su alcance para salvar a Hitler y aMussolini, y detener el caos. La revolución proletariapuede, por supuesto, rectificar todo esto. Pero a la re-volución hay que ayudarla, no obstruirla. Es imposibleayudar a la revolución en Alemania si no se ponen enacción los principios del internacionalismo revolucio-nario en los países que luchan contra ella.

    Los autores del documento se manifiestan categó-ricamente contra el pacifismo y en esto, por supuesto,tienen razón. Pero están absolutamente equivocadosal pensar que el proletariado puede resolver las gran-des tareas históricas por medio de guerras que no sonconducidas por él mismo sino por sus enemigos mor-tales, los gobiernos imperialistas. Uno puede interpretarel documento de la siguiente manera: durante la crisischecoslovaca nuestros camaradas franceses e inglesesdebieron haber solicitado la intervención militar de supropia burguesía, y asumido por lo tanto responsabili-dades por la guerra, no por la guerra en general, y porsupuesto no por una guerra revolucionaria, sino por laguerra imperialista dada. El documento cita las pala-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    21bras de Trotsky respecto a que Moscú debió haber to-mado la iniciativa para aplastar a Hitler en 1933, antesde que se convirtiera en un terrible peligro (BiulletenOpozitsi, 21 de marzo de 1933).11 Pero estas palabrassignifican meramente que ése debió ser el comporta-miento de un verdadero gobierno revolucionario de unestado obrero. ¿Es válido plantearle la misma exigen-cia al gobierno de un país imperialista?

    Por cierto, no asumimos ninguna responsabilidad porel régimen que ellos llaman régimen de paz. La consig-na ¡ Todo para la paz! no es nuestra consigna, y nin-guna de nuestras secciones la levanta. Pero no pode-mos asumir más la responsabilidad por su guerra de laque asumimos por su paz. Cuanto más decidida, firmee irreconciliable sea nuestra posición en esta cuestiónmejor nos entenderán las masas, si no al comienzo,por lo menos durante la guerra.

    ¿Podría haber luchado el proletariado de Checos-lovaquia contra su gobierno y la política capituladoradel mismo con consignas de paz y derrotismo? Aquíse plantea una cuestión muy concreta en forma muyabstracta. No había lugar para el derrotismo porqueno había guerra (y no es accidental que no siguieraninguna guerra). En las críticas veinticuatro horas deconfusión e indignación universales, el proletariado deChecoslovaquia tuvo toda la oportunidad de derribar algobierno capitulador y tomar el poder. Para ello sólose requería una dirección revolucionaria. Naturalmen-te, después de tomar el poder el proletariado habríaofrecido una desesperada resistencia a Hitler y provo-cado, indudablemente, una poderosa reacción en lasmasas trabajadoras de Francia y otros países. No espe-culemos sobre cómo habría sido el desarrollo posterior

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    22de los acontecimientos. De todos modos, la situaciónactual sería infinitamente más favorable para la claseobrera mundial. Sí, nosotros no somos pacifistas; es-tamos por la guerra revolucionaria. Pero la clase obre-ra checa no tenía el menor derecho de confiar la direc-ción de la guerra contra el fascismo a los señorescapitalistas, que en pocos días cambiaron fácilmentesu coloración y se convirtieron en fascistas ysemifascistas. En todas las democracias las transfor-maciones y recoloraciones de este tipo por parte de lasclases gobernantes estarán a la orden del día durantela guerra. Es por eso que el proletariado se arruinaríasi fuera a decidir su línea política en función de rótulosformales e inestables de por el fascismo y contra elfascismo.

    Consideramos totalmente errónea la idea del docu-mento de que de las tres condiciones para una políticaderrotista enumeradas por Lenin, probablemente hoyen día falta la tercera, a saber, la posibilidad de quelos movimientos revolucionarios de todos los países sebrinden mutuo apoyo. Los autores están obviamentehipnotizados por la publicitada omnipotencia del régi-men totalitario. En realidad, la inmovilidad de los tra-bajadores alemanes e italianos no está en absolutodeterminada por la omnipotencia de la policía fascistasino por la ausencia de un programa, la pérdida de lafe en los viejos programas y consignas y la prostitu-ción de la Segunda Internacional y de la Tercera. Sóloen esta atmósfera de desilusión política y decadenciapuede el aparato policial operar esos milagros, que,triste es decirlo, también impresionaron excesivamen-te las mentes de nuestros camaradas.

    Naturalmente, es más fácil comenzar la lucha en

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    23aquellos países donde las organizaciones de trabaja-dores no han sido destruidas aún. Pero se debe comen-zar la batalla contra el principal enemigo que sigueestando, como hasta ahora, en casa. Puede concebirseque los trabajadores avanzados de Francia digan a lostrabajadores de Alemania: En tanto estén en las ga-rras del fascismo y no puedan emanciparse ayudare-mos a nuestro gobierno a aplastar a Hitler, es decir,estrangularemos a Alemania con el lazo de un nuevotratado de Versalles y luego... luego construiremos elsocialismo junto con ustedes. A esto los alemanespodrían responder perfectamente: Perdónennos, peroya hemos oído esa canción de labios de lossocialpatriotas durante la última guerra y sabemos muybien cómo termina... No, de esa forma no ayudare-mos a los trabajadores alemanes a despertar de suletargo. Debemos mostrarles en la acción que la políti-ca revolucionaria consiste en una lucha simultáneacontra los respectivos gobiernos imperialistas en todoslos países

    en conflicto. Por supuesto, no se debe tomar mecá-nicamente esta simultaneidad. Los éxitos revolucio-narios, cualquiera que sea el lugar donde comiencen,elevarían el espíritu de protesta y los levantamientosen todos los países. El militarismo de los Hohenzollernfue completamente aplastado por la Revolución de Oc-tubre Para Hitler y Mussolini el triunfo de una revolu-ción socialista en cualquiera de los países avanzadosdel mundo es infinitamente más terrible que los arma-mentos combinados de todas las democracias impe-rialistas.

    La política que intenta atribuir al proletariado la in-soluble tarea de evitar los peligros engendrados por la

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    24burguesía y su política de guerra es vana, falsa, mor-talmente peligrosa. ¡Pero el fascismo podría triunfar!¡Pero la URSS está amenazada! ¡Pero la invasión deHitler significaría la matanza de trabajadores!, y asíhasta el infinito. Por supuesto, los riesgos son muchos,muchísimos. No sólo es imposible evitarlos a todos sinoincluso preverlos. Si el proletariado intentara, a costade la claridad e irreconciliabilidad de su política funda-mental, tomar en cuenta por separado cada peligroepisódico, resultaría inevitablemente su bancarrota. Enépoca de guerra, las fronteras se alterarán, las victo-rias y derrotas militares se alternarán, los regímenespolíticos cambiarán. Los trabajadores podrán aprove-char en su totalidad este monstruoso caos sólo si envez de ser supervisores del proceso histórico se com-prometen en la lucha de clases. Unicamente el avancede su ofensiva internacional pondrá fin a los peligrosepisódicos y también a su fuente principal: la sociedadclasista.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    25

    Aprender a trabajar a la manera deStalin12

    (Reflexiones desde lo alto, hacia los nivelesmás bajos)

    7 de marzo de 1939

    Todos los ciudadanos de la Unión Soviética estánestudiando en la actualidad, ya que es su obligación, lastalinista Historia del PCUS, una codificación única defraudes y mentiras. Entre los estudiantes deben deencontrarse, por supuesto, miles de representantes delpensamiento juvenil a quienes se adiestra en el mane-jo de los hechos y en controlar la historia mediante losdocumentos. Muchos de ellos sin duda preguntan aaquellos dirigentes oficiales a quienes no tienen porqué temer; Pero, ¿por qué encontramos que las afir-maciones de esta historia son refutadas a cada pasopor los diarios y publicaciones del periodo correspon-diente? El instructor, con un dedo sobre los labios,contesta significativamente: Uno debe aprender a tra-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    26bajar a la manera stalinista. Esto significa que se debeaprender a mentir convenientemente o, al menos, gui-ñar un ojo ante la mentira totalitaria.

    Quedamos especialmente estupefactos a raíz de lasrevelaciones de Vishinski y otros señores stalinistassobre las persecuciones ilegales, investigaciones fal-sas, confesiones forzadas, etcétera. La prensa soviéti-ca, en particular Pravda, el propio hijo casi casto deStalin, se indigna. ¡Es inaudito que en nuestra patrialos secretarios, magistrados investigadores, fiscales yjueces se guíen por viles consideraciones personalespara perseguir a honestos ciudadanos, lanzando falsasacusaciones contra ellos o arrancándoles falsos testi-monios! ¡ Y todo esto en el camino del socialismo alcomunismo! ¡ Increíble!

    Trabajamos a la manera stalinista, entona diaria-mente el casi virginal Pravda, y tras él el resto de laprensa. Sí, por cierto. ¡Sí, por cierto!, repite el eco detodos los grandes y pequeños sátrapas locales. Y si-guiendo los pasos de Stalin, liquidan rápidamente acualquiera que se atreva a criticarlos o cruzarse en sucamino, o simplemente a lanzarles la mirada de repro-che de un hombre honesto. Las medidas de la camari-lla del Kremlin se convierten inevitablemente en lasmedidas de las camarillas locales. Nosotros tambiéndebemos trabajar a la manera stalinista, dicenautojustificándose todos los pequeños tramposos queencuentran el mismo tipo de dificultades que tiene susublime patrón.

    Y aquí es donde Vishinski hace valer sus méritos. Ensu severa circular explica: Ustedes no invadirán lasprerrogativas de Stalin. El derecho a los fraudes políti-cos es su privilegio monopólico, pues él es el Líder y

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    27Padre de los Pueblos. La circular es muy elocuentepero difícilmente pueda resultar efectiva. El régimenbonapartista, quizás el más bonapartista de todos losregímenes bonapartistas de la historia, requiere unanumerosa jerarquía de estafadores y artistas del frau-de. La esfera legal, las ciencias militar e histórica, laesfera de las estadísticas, todas las esferas que des-cansan directa e indirectamente en los intereses de laoligarquía gobernante - ¿y cuál no? - necesitan su pro-pio Iagoda, su propio Iezov, su propio Vishinski, su pro-pio Beria, y un destacamento completo de tropas deasalto a su disposición. Está en la naturaleza de lascosas que en todas partes se encuentre gente honestay sacrificada ya sea en ciencia, en tecnología, en insti-tuciones económicas, en el ejército e incluso dentrodel aparato burocrático. Pero resultan peligrosas. Escontra ellas que se utiliza a los farsantes especializa-dos, cien por cien stalinistas, una jerarquía de náufra-gos. Esta gente está unida por mentiras, fraudes y en-gaños. No tienen otro ideal mayor que sus propios in-tereses personales. ¿Cómo se puede pedir a gente queutiliza el fraude como ayuda técnica y legal en su des-empeño oficial que no lo apliquen para servir a susobjetivos personales? Estaría contra todas las leyes dela naturaleza.

    Aquí se revela uno de los pequeños deslices delsistema bonapartista. Se centralizó el poder estatal perolos fraudes se descentralizaron. Sin embargo, esto con-lleva las mayores dificultades. El más insignificantesecretario o fiscal provincial demuestra, por su modode actuar, que está perfectamente al tanto de los se-cretos de estado de Stalin y sabe cómo se fabrican losenemigos del pueblo y cómo se arrancan las confesio-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    28nes. La democratización de los procedimientos signifi-ca el desenmascaramiento directo de Stalin. ¡Ah, demanera que así es como se hace!, adivina finalmenteel ciudadano medio menos perspicaz.

    No es necesario decir que Vishinski-Krechinski esespléndido cuando aparece en primer plano como por-taestandarte de la moral estatal. ¿Quién otro sino élestá calificado para hacerlo? No obstante, sus esfuer-zos son inútiles. El bonapartismo es un régimen total-mente personalizado. Todos los funcionarios se esme-ran por cortarse el pelo a lo Stalin y trabajar comoStalin. Eso explica por qué los fraudes se han conver-tido en el elemento que penetra por todas partes en lavida oficial. Al final, su propio fraude ahogará a Stalin.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    29

    La capitulación de Stalin13

    11 de marzo de 1939

    Los primeros informes de Moscú sobre el discursode Stalin en el actual congreso del llamado PartidoComunista de la Unión Soviética muestran que Stalin,en lo que a él concierne, se ha apresurado a extraerconclusiones de los acontecimientos españoles conmiras a un nuevo viraje hacia la reacción.

    En España Stalin sufrió una derrota menos directapero no menos profunda que la de Azaña y Negrín. Setrata, además, de algo mucho más importante que unaderrota puramente militar o incluso de una guerra per-dida. Toda la política de los republicanos estuvo de-terminada por Moscú. Las relaciones que estableció elgobierno republicano con los obreros y campesinos nofueron sino la traducción al lenguaje de guerra de lasrelaciones existentes entre la oligarquía del Kremlin ylos pueblos de la Unión Soviética. Los métodos del go-bierno de Azaña-Negrín no fueron sino un concentradode los métodos de la GPU moscovita. La tendencia fun-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    30damental de esta política consistía en sustituir al pue-blo por la burocracia y a la burocracia por la policíapolítica.

    Debido a las condiciones de la guerra, las tenden-cias del bonapartismo moscovita asumieron en Españasu suprema expresión, pero también se vieron rápida-mente puestas a prueba. De ahí la importancia de lossucesos españoles desde el punto de vista internacio-nal y especialmente del soviético. Stalin es incapaz deluchar, y cuando se ve obligado a hacerlo es incapaz deproducir otra cosa que no sean derrotas.

    En su discurso al congreso, Stalin destrozó abier-tamente la idea de la alianza de las democracias pararesistir la agresión fascista. Los instigadores de la gue-rra internacional no son ahora ni Mussolini ni Hitlersino las dos principales democracias de Europa, GranBretaña y Francia, quienes, según el orador, quierenarrastrar a Alemania y a la URSS a un conflicto con laexcusa de un ataque alemán a Ucrania. ¿Fascismo? Esono tiene nada que ver. Según Stalin, no cabe plantearla posibilidad de un ataque de Hitler a Ucrania y noexiste la más mínima base para un conflicto militar conHitler.

    Al abandono de la política de alianza de las demo-cracias se le agrega de inmediato una humillante adu-lación a Hitler y un rápido lustrado de sus botas. ¡Asíes Stalin!

    En Checoslovaquia la capitulación de las demo-cracias ante el fascismo se expresó en un cambio degobierno. En la URSS, gracias a las múltiples ventajasdel régimen totalitario, Stalin es su propio Benes y supropio general Syrovy. Cambia los principios de supolítica precisamente con el fin de que no lo reempla-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    31cen a él. La camarilla bonapartista quiere vivir y go-bernar. Cualquier otra cosa es para ella una cuestiónde técnica.

    En realidad, los métodos políticos de Stalin no sedistinguen de ninguna manera de los de Hitler. Pero enla esfera de la política internacional la diferencia de losresultados es obvia. En un breve lapso, Hitler recuperóel territorio del Saar, liquidó el tratado de Versalles,puso sus garras sobre Austria y los Sudetes, sometió aChecoslovaquia y a un número de potencias de segun-do o tercer orden.

    En el mismo período, Stalin sólo obtuvo derrotas yhumillaciones en el terreno internacional (China, Che-coslovaquia, España). Buscar la explicación de esta di-ferencia en las cualidades de Hitler y Stalin sería de-masiado superficial. Hitler es indudablemente más in-teligente y audaz que Stalin. Sin embargo, eso no esdecisivo. Lo decisivo son las condiciones sociales gene-rales de los dos países.

    Está de moda actualmente en los superficiales cír-culos radicales meter en la misma bolsa a los regíme-nes de Alemania y la URSS. Esto no tiene sentido. EnAlemania, a despecho de todas las regulaciones es-tatales, existe un régimen de propiedad privada de losmedios de producción. En la Unión Soviética la indus-tria está nacionalizada y la agricultura colectivizada.Conocemos todas las deformaciones sociales que pro-dujo la burocracia en la tierra de la Revolución de Oc-tubre. Pero sigue en vigencia la economía planificadasobre la base de la propiedad estatal y la colectivizaciónde los medios de producción. Esta economía estatificadatiene sus propias leyes que se amoldan cada vez me-nos al despotismo, la ignorancia y el latrocinio de la

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    32burocracia stalinista.

    En todo el mundo, y particularmente en Alemania,el capitalismo monopolista se encuentra en una crisissin salida. El propio fascismo es una expresión de estacrisis. Pero dentro del marco del capitalismo monopo-lista, el régimen de Hitler es el único posible para Ale-mania. El enigma del éxito de Hitler se explica por elhecho de que a través de su régimen policial expresamás acabadamente las tendencias del imperialismo.Por el contrario, el régimen de Stalin entró en una irre-conciliable contradicción con las tendencias de la mori-bunda sociedad burguesa.

    Hitler alcanzará pronto su apogeo, si no lo ha alcan-zado ya, sólo para hundirse luego en el abismo. Peroeste momento aún no ha llegado. Hitler continúa ex-plotando la fortaleza dinámica de un imperialismo enlucha por su existencia. En cambio, las contradiccionesentre el régimen bonapartista de Stalin y las necesida-des de la economía y la cultura han alcanzado una eta-pa intolerablemente aguda. La lucha del Kremlin porsu autopreservación sólo agrava y profundiza las con-tradicciones conduciendo el país a una incesante gue-rra civil y, en el terreno internacional, a derrotas queson la consecuencia de esa guerra civil.

    ¿Qué es el discurso de Stalin? ¿Es un eslabón en la

    cadena de una nueva política en proceso de formación,que se basa en acuerdos preliminares ya concluidoscon Hitler? ¿O es sólo un globo de ensayo, una ofertaunilateral para ver qué pasa? La realidad parece estarmás cerca de la segunda variante que de la primera.Como vencedor, Hitler no tiene apuro en determinar deuna vez por todas sus amistades y enemistades. Por elcontrario, le interesa mucho que la Unión Soviética y

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    33las democracias occidentales se acusen mutuamentede provocar la guerra. En todo caso, con su ofensivaHitler ya ganó algo mucho más significativo: Stalin,que hasta ayer era casi el Alexander Nevski14 de lasdemocracias occidentales, vuelve hoy sus ojos haciaBerlín y confiesa humildemente los errores cometidos.

    ¿Cuál es la lección? Durante los últimos tres añosStalin llamó agentes de Hitler a todos los compañerosde Lenin. Exterminó a la flor y nata del Estado Mayor.Fusiló, dio de baja y deportó a treinta mil oficiales,todos bajo el mismo cargo de ser agentes de Hitler ode sus aliados. Después de haber desmembrado el par-tido y decapitado el ejército, Stalin ahora postula abier-tamente su propia candidatura para el papel de... prin-cipal agente de Hitler. Dejemos a los mercenarios de laComintern que mientan y salgan de esto como pue-dan. Los hechos son tan claros, tan convincentes, queya nadie logrará engañar con frases ampulosas a laopinión pública de la clase obrera internacional. Antesde que caiga Stalin, la Comintern estará hecha añicos.No será necesario esperar años antes que ambas cosassucedan.

    Posdata. Después de la entrada de Hitler a Praga, seesparcieron rumores de que Stalin retornaría al círculode las democracias. Es imposible descartar esta posi-bilidad. Pero tampoco hay que descartar que Hitler hayaentrado a Praga con la prueba del alejamiento de Stalinde las democracias en la mano. El abandono por par-te de Hitler, a favor de Hungría, de los Cárpatos-Ucrania,es una renuncia bastante evidente de sus planes deuna Gran Ucrania. Otra cosa es que esto dure.

    De cualquier modo, se debe considerar probable queStalin conociera de antemano la suerte de los Cárpatos-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    34Ucrania, y ésa es la razón de que haya negado contanta seguridad la existencia de algún peligro por par-te de Hitler para la Ucrania soviética. La creación deuna frontera común entre Polonia y Hungría puede in-terpretarse también como una manifestación de la bue-na voluntad de Hitler hacia la URSS. Otra cosa es queesto dure.

    Al ritmo actual de desarrollo de los antagonismosmundiales, mañana la situación puede cambiar radi-calmente. Pero hoy parecería que Stalin se prepara parajugar con Hitler.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    35

    Sobre el Segundo Plan Sexenal deMéxico15

    14 de marzo de 1939

    Un programa, no un plan.No se trata aquí de un plan en el verdadero senti-

    do de la palabra. En una sociedad donde prevalece lapropiedad privada, es imposible que el gobierno con-duzca la vida económica de acuerdo a un plan. Eldocumento contiene fórmulas algebraicas pero no he-chos aritméticos. En otras palabras, es un programageneral para la actividad gubernamental y no, estric-tamente hablando, un plan.

    Desgraciadamente, los autores del plan no tomanen consideración los límites de la actividad guberna-mental en una sociedad donde los medios de produc-ción, incluyendo la tierra, no están nacionalizados. Hantomado como modelo, aparentemente, el PlanQuinquenal de la URSS y a menudo utilizan la mismafraseología, sin tener en cuenta las diferencias funda-mentales que existen entre ambas estructuras socia-les. Es por esta razón, como veremos luego, que lasfórmulas algebraicas son a menudo un medio de notocar las cuestiones más candentes de la vida mexica-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    36na a la par que los autores se solazan en perspectivastomadas de los informes y declaraciones oficiales de laURSS.

    Reforma de la maquinaria estatalEn el párrafo dos el documento arranca con la pro-

    puesta de instituir un organismo técnico subordinadoal presidente para llevar a cabo el Plan Sexenal. Estapropuesta, a despecho de su carácter secundario, ad-ministrativo, parece contener un error fundamental.Para llevar a cabo el plan no se puede permanecer den-tro del alcance de la pura y simple acción guberna-mental. Imponer por encima del gobierno un organis-mo técnico, cuya tarea es ni más ni menos que trans-formar toda la economía nacional, significaría crear un

    supergobierno junto al gobierno regular, es decirel caos administrativo.

    Una propuesta más realista, basada en la experienciade diferentes países durante la guerra y también en laexperiencia de la URSS, sería crear un comité guber-namental limitado compuesto por los jefes de los mi-nisterios más directamente involucrados en el plan ydirigido por el presidente o su representante inmedia-to. En este caso, la actividad general del gobierno y laque concierne al plan estarían concentradas en las mis-mas manos, y se minimizaría al máximo la inútil repe-tición -ese flagelo burocrático-

    El párrafo tres propone la participación funcionalde los sectores organizados de la población del paísen distintos organismos del gobierno. Esta formula-ción es extremadamente vaga y permite toda suertede interpretaciones. Nos apresuramos a señalar antesque nada que esta propuesta amenaza incorporar a la

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    37cúpula burocrática de los sindicatos, etcétera, Sin unaprecisa delimitación, a la jerarquía burocrática del es-tado (es casi imposible llevarlo a la práctica), restrin-giendo así la actividad regular de los organismos esta-tales y creando una confusión casi inimaginable.

    La política exterior de MéxicoEn este dominio tan importante, el plan se queda en

    generalidades. No menciona a un solo país, e inclusodentro del terreno de las generalidades apunta a unalínea de conducta que debería considerarse fundamen-talmente errónea.

    En nombre de la democracia y la libertad, el planpropone mejorar las relaciones regulares de México conlas naciones latinoamericanas y las naciones de todoslos continentes que tengan una forma democrática degobierno. Caemos, inmediatamente, en una contra-dicción obvia. Para las Américas la política es teneramistosas relaciones con todas las naciones, cualquie-ra que sea la naturaleza de su régimen interno, mien-tras que para los otros continentes la prescripción esmantener relaciones amistosas exclusivamente con losllamados países democráticos. El plan no indica cómodesarrollar cada vez más las relaciones amistosas conla democrática Inglaterra, que trata a México como sifuera su feudo a raíz de sus intereses petroleros. ¿Esnecesario pedirle perdón a Londres y restablecer in-mediatamente las relaciones diplomáticas en nombrede la democracia y la libertad? Además, en la luchaque se desarrolla en la actualidad entre la democráti-ca madre patria de cuarenta y cinco millones de habi-tantes y la India, privada de la democracia pero conuna población de trescientos setenta millones de per-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    38sonas, ¿hacia quién dirigirá México su amistad parareforzar sólidamente su posición en el mundo? La de-bilidad orgánica del plan reside en que disuelve la opo-sición entre naciones opresoras y naciones oprimidasen el concepto abstracto de democracia. Esa divisiónes mucho más profunda y pesa mucho más que la divi-sión del bando de los esclavistas entre nacionesdemocráticas y naciones fascistas.

    La expropiación de las compañías petroleras y laresuelta actitud del gobierno mexicano hacia Inglate-rra disminuyeron en gran medida la simpatía quesentía por México esa democracia capitalista; pero,al mismo tiempo, estos actos elevaron enormementeel prestigio de México en la India y en todas las colo-nias y naciones oprimidas. La única conclusión que seinfiere es que un país semicolonial no debería enga-ñarse por la forma democrática de sus opresores rea-les o potenciales.

    México no puede salvaguardar y desarrollar su inde-pendencia y asegurar su futuro de ninguna otra mane-ra que aprovechando los antagonismos y conflictos entrelos esclavistas imperialistas, sin identificarse con nin-guno de ellos, asegurándose así la estima y el apoyode las naciones esclavizadas y de las masas oprimidasen general.

    Reforma agrariaEsta parte del programa, el aspecto más importante

    de la vida mexicana, no se basa en un análisis de lasnecesidades del país sino más bien en alguna fórmulageneral tomada del vocabulario de la URSS y muy maladaptada a la realidad nacional.

    El párrafo ocho manifiesta: Las restituciones, con-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    39cesiones y extensiones de tierra a las comunidadescampesinas se desarrollarán a un ritmo no inferior alde los años 1935-1938. Al mismo tiempo, el punto (c)del párrafo trece afirma: Organización de la explota-ción colectiva de las tierras públicas comunes durantelos próximos seis años. Estas dos dimensiones del pro-grama no se hallan coordinadas en absoluto. Están sim-plemente yuxtapuestas.

    ¿Cuál es la cuestión principal en México hoy en día?La reforma agraria, o reforma agraria democrática; estoes, la vida de los campesinos se caracteriza por la acu-mulación de formas feudales de explotación y relacio-nes y tradiciones esclavistas. Es necesario liquidar au-daz y definitivamente esta explotación propia de labarbarie medieval con la ayuda de los propios campe-sinos. Los grandes terratenientes parasitarios ysemiparasitarios, la dominación económica y políticade los señores de la tierra sobre los campesinos, eltrabajo agrícola forzado, el cuasi patriarcal sistema demedianería, que equivale en lo fundamental a la escla-vitud, deben ser definitivamente liquidados a la mayorbrevedad posible. Ahora bien, el programa ni siquierallama a llevar a cabo esta tarea, esencial para la revo-lución democrática en los próximos seis años; pero, almismo tiempo, sí llama a la colectivización de las tie-rras comunes durante el mismo período. Esto es unainconsistencia total, que puede llevar a las más nefas-tas consecuencias económicas, sociales y políticas.

    Colectivización completaA. La colectivización significa el reemplazo de la agri-

    cultura rural en pequeña escala por la agricultura engran escala. Este cambio sólo resulta ventajoso si existe

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    40una tecnología altamente desarrollada, adecuada a lastareas de la agricultura en gran escala. Esto significaque el ritmo de colectivización propuesto debería adap-tarse al desarrollo de la industria, de la producción demaquinaria agrícola, fertilizantes, etcétera.

    B. Pero la tecnología sola no basta. Los propios cam-pesinos deben aceptar la colectivización, es decir, de-ben entender las ventajas sobre la base de su propiaexperiencia o la de otros.

    C. Finalmente, el material humano, o al menos unagran parte del mismo, debe estar preparado y educadopara el manejo económico y técnico de las tierras co-munes.

    El propio plan dice en el párrafo quince que es nece-sario contar con campesinos que estén adecuadamenteeducados y llama a la creación de un número de es-cuelas, especialmente escuelas agrícolas. Si permiti-mos que durante los próximos seis años se establez-can en cantidad suficiente, resulta claro que el perso-nal necesario no estará listo hasta bastante tiempodespués. Colectivizar la ignorancia y la miseria pormedio de la compulsión estatal no significaría una agri-cultura de avanzada; más bien conduciría inevitable-mente a que los campesinos se vieran forzados a pa-sarse al campo de la reacción.

    La revolución agraria debe completarse en seis añoscon el fin de que sobre esta base el país esté en condi-ciones de avanzar hacia la meta de la colectivizaciónmuy cuidadosamente, sin compulsión y con una acti-tud de gran simpatía hacia el campesinado.

    El ejemplo de la URSSLa URSS no sólo pasó por una revolución democrá-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    41tica burguesa sino también por una proletaria. Los cam-pesinos rusos, aunque muy pobres, no lo eran tantocomo los campesinos mexicanos. La industria soviéti-ca estaba considerablemente más desarrollada. Sinembargo, después de la nacionalización de la tierra, esdecir, de la completa revolución agraria democrática,durante largos años el sector colectivizado de la agri-cultura sólo constituyó un insignificante porcentaje dela economía agrícola en relación con la economía cam-pesina privada. Es cierto que doce años después de laabolición del latifundio, etcétera, la burocracia gober-nante saltó a la colectivización completa por razonesque no es necesario tratar aquí. Los resultados sonconocidos. La producción agrícola bajó a la mitad, loscampesinos se rebelaron, decenas de millones murie-ron como consecuencia de terribles hambrunas. Laburocracia se vio obligada a restablecer parcialmentela agricultura privada. Para comenzar a progresar, laindustria nacionalizada tuvo que producir cientos demiles de tractores y maquinaria agrícola para loskoljoses. En México, imitar estos métodos significaríaencaminarse al desastre. Es necesario completar larevolución democrática dando la tierra, toda la tierra,a los campesinos. Sobre la base de esta conquista yaestablecida se les debe dar a los campesinos un perío-do ilimitado para reflexionar, comparar, experimentarcon distintos métodos agrícolas. Se los debe ayudar,técnica y financieramente, pero no obligarlos. En suma,es necesario completar la obra de Emiliano Zapata16 yno yuxtaponerle los métodos de Stalin.

    Crédito agrarioToda la parte agraria del programa se halla defor-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    42mada por una falsa perspectiva que trata de dar eltercer o cuarto paso antes de completar el primero.Esta deformación de perspectiva es particularmenteevidente en lo que respecta a la cuestión crediticia. Elpárrafo dieciséis, punto (d), propugna que se extiendael crédito agrario a las tierras comunes abandonandoel objetivo de mantener la economía de la pequeñapropiedad agraria. Es más que evidente que el estadodebería acordar privilegios financieros a las colectivi-zaciones voluntarias. Pero se deben mantener las pro-porciones. Hay que asegurar que las empresas colecti-vas sean viables, aunque las pequeñas granjas indivi-duales deben seguir existiendo y creciendo tambiéndurante el período histórico necesario para llevar a cabola colectivización completa; y este período puedeabarcar varias décadas.

    Si se utilizan métodos compulsivos, habrá sólo ex-plotaciones colectivas que existirán a expensas del es-tado, a la par que bajará el nivel general de la agricul-tura y se empobrecerá el país.

    La industrialización del paísEn esta área el programa se torna extremadamente

    vago y abstracto. Para colectivizar las tierras comunesen seis años, será necesario un gasto enorme en pro-ducción de maquinaria agrícola, fertilizantes, ferroca-rriles e industria en general. Y todo ello inmediatamente,porque la colectivización debe estar precedida, no con-tinuada, por cierto desarrollo tecnológico elemental.¿De dónde saldrán los medios necesarios? El plan guardasilencio respecto a este punto, a excepción de unaspocas frases acerca de las ventajas de los préstamosnativos sobre los extranjeros. Pero el país es pobre,

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    43necesita al capital extranjero. Este espinoso problemase toca sólo cuando el programa no insiste en la cance-lación de la deuda externa. Y eso es todo.

    Es cierto que la realización de la revolución agrariademocrática, es decir, traspasar toda la tierra cultiva-ble a los campesinos, incrementaría la capacidad delmercado interno en un lapso relativamente breve; peroa pesar de todo ello, el ritmo de industrialización seríamuy lento. Considerables capitales internacionales bus-can actualmente zonas donde invertir, incluso aunquesólo sea posible una modesta (pero segura) retribu-ción. Dar la espalda al capital extranjero y hablar decolectivización e industrialización es simplementeintoxicarse con palabras.

    Los reaccionarios están equivocados cuando afirmanque la expropiación de las compañías petroleras ha tor-nado imposible el ingreso de nuevos capitales. El go-bierno defiende los intereses vitales del país, pero almismo tiempo puede otorgar concesiones industriales,especialmente formando sociedades mixtas, es decir,empresas en las que el estado participe (reteniendo eldiez, el veinticinco o el cincuenta y uno por ciento delas acciones, según las circunstancias) y estipulandoen los contratos la opción de adquirir el resto de lasacciones después de un cierto tiempo. Esta participa-ción gubernamental tendría la ventaja de formar alpersonal técnico y administrativo del país en colabora-ción con los mejores ingenieros y organizadores de otrospaíses. El período fijado en el contrato antes de la com-pra opcional de la parte correspondiente en la empresacrearía la necesaria confianza entre los inversores decapital. Se aceleraría el ritmo de industrialización.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    44Capitalismo de estado

    Los autores del programa desean construir un capi-talismo de estado en un período de seis años. Peronacionalizar empresas existentes es una cosa y crearnuevas con medios limitados sobre suelo virgen es otra.

    La historia sólo conoce un ejemplo de una industriacreada bajo supervisión estatal, el de la URSS. Pero,

    a) se necesitó una revolución socialista;b) la herencia industrial del pasado jugó un papel

    importante;c) se canceló la deuda pública (1,5 billones de pesos

    al año).A despecho de todas estas ventajas la reconstruc-

    ción industrial del país se inició otorgando concesio-nes. Lenin acordó gran importancia a estas concesio-nes para el desarrollo económico del país y para lograrla educación técnica v administrativa del personal so-viético. En México no hubo ninguna revolución socia-lista. La situación internacional no permite siquiera lacancelación de la deuda pública. El país, repetimos, espobre. Bajo tales condiciones sería casi suicida cerrarlas puertas al capital extranjero.

    Para construir el capitalismo de estado hace faltacapital.

    Los sindicatosEl párrafo noventa y seis habla correctamente de la

    necesidad de proteger a la clase obrera más efec-tivamente que en la actualidad. Sólo habría que agre-gar: Es necesario proteger a la clase obrera no sólocontra los excesos de la explotación capitalista sinotambién contra los abusos de la burocracia obrera.

    El programa tiene muchísimo que decir acerca de la

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    45democracia y de las organizaciones obreras, que sonsu base esencial. Esto sería absolutamente correcto silos propios sindicatos fueran democráticos y no totali-tarios. Un régimen democrático en el sindicato deberíaasegurar a los trabajadores el control sobre su propiaburocracia y eliminar de este modo los abusos másostensibles. El más estricto manejo de la contabilidadde los sindicatos debería convertirse en un asunto pú-blico.

    * * *

    Estas notas pueden parecer imbuidas de un espíritumoderado, casi conservador, en comparación con lasformulaciones del programa, de alto vuelo pero vacíasde contenido. Creemos, sin embargo, que nuestro puntode vista es más realista y, al mismo tiempo, más revo-lucionario. El punto central del programa es la reformaagraria. Es mil veces más fácil predicar en el vacío lacolectivización total que llevar a cabo con mano de hierrola eliminación total de los restos feudales en el campo.Esta operación de limpieza sería realmente un exce-lente programa para los próximos seis años. El campe-sinado entendería un programa así, planteado en diezlíneas, y lo aceptaría mucho más cálidamente que aesta vaga y verborrágica traducción del documento ofi-cial del Kremlin.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    46

    Una propuesta de Shangai17

    18 de marzo de 1939

    La propuesta del camarada F me parece correcta sino hay posibilidades de que cambie la situación delcamarada C con autorización oficial del gobierno. Unapresión amistosa de las autoridades chinas podríalograr, posiblemente, los efectos deseados. Pero si esofalla el control gubernamental se hará más firme y deeste modo disminuirán sus posibilidades de abandonarChina. Es por eso que propongo preparar simultánea-mente dos salidas, a saber:

    1) Crear inmediatamente en Nueva York una comi-sión secreta con el fin de estudiar las posibilidades deque C parta de China tan pronto como sea posible sinninguna interferencia oficial; juntar dinero inmediata-mente con este propósito, etcétera. 2) Al mismo tiem-po, comenzar una campaña de presión amistosa ha-cia las autoridades chinas a través de liberales, radica-les y figuras prominentes de nuestro propio movimien-to.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    47Por ejemplo, algunos intelectuales mexicanos de

    renombre (Diego Rivera, Juan OGorman18 y otros) po-drían visitar al embajador chino de aquí y presentaruna petición escrita del siguiente tenor:

    Nosotros, los abajo firmantes, y muchos de nues-tros amigos, somos sinceros y celosos amigos de lalucha de China por liberarse del imperialismo japonés.Estamos personalmente interesados en la suerte de aquien conocemos como un hombre honesto y un pa-triota sincero.

    No adherimos al bando stalinista. Pero sí enten-demos las razones de la cooperación entre el gobiernochino y Moscú. Esta cooperación le crea a C una situa-ción muy dificil, haciéndole imposible incluso empren-der una lucha pública en favor de China. Nos hemosenterado de esta situación a través de un fidedignocorresponsal extranjero, un sincero amigo de China.

    Permítanos insistir ante las autoridades chinas enel hecho de que si el señor C sale de China puede sermuy útil en una campaña internacional de los elementosde izquierda, especialmente de los trabajadores, con-tra la opresión del imperialismo japonés. La situaciónmilitar del Lejano Oriente indica que, con altibajos, lagran lucha durará un largo tiempo, lo que hará necesa-ria una sistemática e insistente movilización de la opi-nión pública internacional. En tal campaña, el papel delos elementos independientes de izquierda puede sermuy útil para el pueblo chino. Los partidos comunistasson conocidos como instrumentos de Moscú. Por eso,su influencia es limitada. A C se lo conoce como revo-lucionario chino independiente. Seguramente, con suasistencia podríamos prestar importantes servicios aesa campaña internacional.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    48No deseamos ocultar otra inquietud que nos preo-

    cupa. En distintos países la GPU moscovita trata deexterminar a aquellos elementos de izquierda que ten-gan una actitud crítica hacía los métodos del Kremlin.Sabemos de fuentes autorizadas que el señor C estáen la lista negra de la GPU. Con un pretexto u otropuede ser asesinado en territorio chino y luego la GPUtrataría de imputar la responsabilidad del crimen a lasautoridades chinas. Estamos seguros de que en Esta-dos Unidos la vida del señor C estaría más a salvo deun posible atentado por parte de la GPU.

    Estas son las razones, señor embajador, que nosimpulsan a intervenir en este asunto, con la más sin-cera simpatía hacia vuestro pueblo en su heroica luchacontra la invasión imperialista.

    Una carta análoga, pero no necesariamente idén-tica, debería redactarse en Estados Unidos y ser firma-da por personalidades relevantes; lo mismo deberíahacerse en Francia e Inglaterra.

    Un documento de este tipo sería una advertenciapara las autoridades chinas, aunque distaría de ser unagarantía segura para la vida de C. No puede perjudicarla situación de C en China, especialmente si no se pier-de tiempo y se efectúan los preparativos para la otraversión.

    Fraternalmente suyo,

    V.T OBrien (Trotsky)

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    49

    Sólo la revolución puedeterminar con la guerra19

    18 de marzo de 1939

    Pregunta: ¿Es inevitable una guerra mundial? Si esasí, ¿significará el fin del sistema capitalista?

    Respuesta: Sí, una guerra mundial es inevitable sino se le anticipa una revolución. La inevitabilidad de laguerra surge primero de la crisis incurable del sistemacapitalista; segundo, del hecho de que la actual parti-ción de nuestro planeta, es decir, especialmente de lascolonias, ya no corresponde más al peso económicoespecífico de los estados imperialistas. Buscando unasalida a la crisis mortal, los estados advenedizos aspi-ran, y no pueden dejar de hacerlo, a una nueva repar-tición del mundo. Sólo los niños de pecho y los paci-fistas profesionales, a quienes incluso la experienciade la infortunada Liga de las Naciones no les ha ense-ñado nada, pueden suponer que se puede realizar unarepartición más equitativa de la superficie territorialalrededor de las mesas de la democracia.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    50Si la revolución española hubiera resultado victorio-

    sa, habría dado un poderoso impulso al movimientorevolucionario en Francia y otros países de Europa. Eneste caso, habría sido posible esperar con confianzaque un victorioso movimiento socialista se anticipase ala guerra imperialista, haciéndola inútil e imposible.Pero el proletariado socialista de España fue estrangu-lado por la coalición Stalin-Azaña-Caballero-Negrin-García Oliver,20 aun antes de que fuera aplastada porlas bandas de Franco. La derrota de la revolución espa-ñola pospuso la perspectiva revolucionaria y puso a laorden del día la guerra imperialista. ¡Sólo un ciego puedeno verlo!

    Por supuesto, cuanto más enérgica y audazmenteluchen ahora contra el militarismo y el imperialismolos obreros avanzados de todos los países, a despechode las condiciones desfavorables, tanto más rápida-mente podrán detener la guerra cuando haya comen-zado y mayores serán las esperanzas que tendrá nues-tra civilización de salvarse de la destrucción.

    Sí, no dudo de que la nueva guerra mundial provo-cará, inevitablemente, la revolución mundial y el co-lapso del sistema capitalista. Los gobiernos imperia-listas están haciendo todo lo posible para acelerar estecolapso. Sólo es necesario que el proletariado mundialno sea sorprendido nuevamente por los grandes acon-tecimientos.

    Aprovecho para recordar que la tarea que se plan-tea la Cuarta Internacional es precisamente la prepa-ración revolucionaria de la vanguardia. Es por eso quese llama Partido Mundial de la Revolución Socialista.

    Pregunta: ¿El mundo no está demasiado asustadode Hitler?

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    51Respuesta: Los gobiernos democráticos contemplan

    a Hitler, que consiguió liquidar la cuestión social, conadmiración y temor. La clase obrera, que durante unsiglo y medio sacudió periódicamente con sus revuel-tas a los países civilizados de Europa, ha sido súbita-mente silenciada en Italia y Alemania. Los políticos ofi-ciales atribuyen este éxito a las virtudes internas,cuasi místicas del fascismo y del nacionalsocialismo.En realidad, la fuerza de Hitler no está en él, ni en sudespreciable filosofía, sino en la terrible decepción delas masas trabajadoras, en su confusión y languidez.

    Durante muchas décadas el proletariado alemánconstruyó una organización sindical y un partido so-cialdemócrata. Junto a la poderosa socialdemocraciaapareció más tarde un poderoso Partido Comunista. Ytodas estas organizaciones, que crecieron sobre loshombros del proletariado, resultaron nulas en el mo-mento crítico, y se desmoronaron ante la ofensiva deHitler. No encontraron en sí mismas el coraje para lla-mar a las masas a luchar pues estaban completamentedegeneradas y aburguesadas y habían perdido el hábi-to de pensar en pelear.

    Las masas sobrellevan triste y lentamente tales ca-tástrofes. ¡Es incorrecto afirmar que el proletariado ale-mán se ha reconciliado con Hitler! Pero ya no cree másen los viejos partidos, en las viejas consignas, y al mis-mo tiempo no ha encontrado aún un nuevo camino.Sólo esto explica la violenta omnipotencia del fascis-mo, que continuará hasta que las masas hayan curadosus heridas, se hayan regenerado y levantado una vezmás sus cabezas. Creo que podemos esperarlo paradentro de poco.

    El temor de Gran Bretaña y Francia a Hitler y

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    52Mussolini se explica por la posición mundial que ocu-pan esos dos países colonialistas que, como ya diji-mos, no corresponde a su peso económico especifico.La guerra no les puede brindar nada, pero en cambiopuede sacarles mucho. Es natural que intenten pospo-ner el momento de una nueva redistribución del mun-do y que dejen un hueso, como España y Checos-lovaquia, a Hitler y Mussolini.

    La lucha es por las posesiones coloniales, por la do-minación del mundo. El intento de presentar esta dis-puta movida por intereses y apetitos como una luchaentre democracia y fascismo puede engañar a laclase trabajadora. Chamberlain entregaría todas lasdemocracias del mundo (no quedan muchas) por ladécima parte de la India.

    La fuerza de Hitler (y al mismo tiempo también sudebilidad) consiste en que, bajo la presión de la des-valida situación del capitalismo alemán, está dispues-to a recurrir a los medios más extremos, usando depaso el chantaje y la fanfarronería, a riesgo de llegar auna guerra. Hitler se dio perfecta cuenta del temor delos viejos colonialistas ante cualquier conmoción y haexplotado este temor, si no con gran entusiasmo, almenos con indudable éxito.

    Pregunta: ¿deberían unirse las democracias y laURSS para aplastar a Hitler?

    Respuesta: No creo que sea mi misión aconsejar alos gobiernos imperialistas, aun cuando se llamen a símismos democráticos, ni a la camarilla bonapartistadel Kremlin, aun cuando la misma se autocalifique desocialista. Sólo puedo aconsejar a los trabajadores. Miconsejo es que no crean ni siquiera por un instanteque la guerra entre los dos bandos imperialistas puede

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    53reportarles otra cosa que no sea opresión y reacciónen ambos sectores. Será la guerra de los esclavistasque se cubren con distintas máscaras: democracia,civilización por un lado, raza, honor por el otro.Sólo el derrocamiento de los esclavistas puede termi-nar de una vez para siempre con la guerra y abrir unaépoca de verdadera civilización.

    Pregunta: ¿Representa Hitler un gran peligro paralas democracias?

    Respuesta: Las propias democracias representanun peligro mucho mayor para ellas mismas. El régimende la democracia burguesa surgió sobre la base delcapitalismo liberal, es decir de la libre competencia.Esa época hace mucho que pasó. El actual capitalismomonopolista, que descompuso y degradó a la pequeñay a la mediana burguesía, socavó de la misma maneralas bases de la democracia burguesa. El fascismo es elproducto de este proceso. No viene en absoluto deafuera; en Italia y Alemania se impuso sin interven-ción extranjera. La democracia burguesa está muertano sólo en Europa sino también en Norteamérica.

    Si no resulta liquidado a tiempo por la revoluciónsocialista, el fascismo se impondrá inevitablemente enFrancia, Inglaterra y Estados Unidos, con o ayuda deMussolini y de Hitler. Pero el fascismo es sólo una tre-gua. El capitalismo está condenado. Nada lo salvarádel colapso. Cuanto más decidida y audaz sea la políti-ca del proletariado, menos sacrificio provocará la revo-lución socialista y más pronto entrará la humanidad enuna nueva ruta.

    ¿Mi opinión acerca de la Guerra Civil española? Mehe manifestado muchas veces en la prensa sobre estetema.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    54La revolución española era socialista en su esencia:

    los trabajadores intentaron repetidas veces derribar ala burguesía, tomar las fábricas; los campesinos que-rían apoderarse de las tierras. El Frente Popular, con-ducido por los stalinistas, estranguló la revolución so-cialista en nombre de una democracia burguesa, Deallí la desilusión, la desesperanza, el desaliento de lasmasas de obreros y campesinos, la desmoralización delejército republicano y, como resultado, el colapso mili-tar.

    Invocar la política traicionera de Inglaterra y Fran-cia no explica nada. Por supuesto, los imperialistas de-mocráticos estuvieron de todo corazón con la reacciónespañola y ayudaron a Franco cuanto les fue posible.Fue así y siempre será así. Los británicos estuvieronnaturalmente de parte de la burguesía española, quese pasó en bloque al bando franquista. Sin embargo,en el comienzo Chamberlain no creía en la victoria deFranco y temía comprometerse revelando prematura-mente sus simpatías. Francia, como siempre, ejecutóla voluntad de la burguesía francesa. El gobierno so-viético jugó el papel de verdugo de los trabajadoresrevolucionarios de España con el fin de demostrarles aLondres y París su honradez y lealtad. La causa funda-mental de la derrota de una poderosa y heroica revolu-ción es la traicionera política antisocialista del llamadoFrente Popular. ¡ Si los campesinos se hubieran apo-derado de las tierras y los obreros de las fábricas, Franconunca habría podido arrebatarles la victoria!

    Pregunta: ¿Puede mantenerse el régimen de Fran-co?

    Respuesta: Por supuesto, no durante mil años, comopromete jactanciosamente el nacionalsocialismo ale-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    55mán. Pero Franco se mantendrá por algún tiempo de-bido a las mismas condiciones que favorecen a Hitler.A pesar de sus grandes esfuerzos y sacrificios, des-pués de las terribles derrotas sufridas la clase obreraespañola debe estar desilusionada al máximo de susviejos partidos: socialistas, anarquistas, comunistas,que a través de sus fuerzas unificadas bajo la banderadel Frente Popular estrangularon la revolución socia-lista. Inevitablemente, los trabajadores españoles pa-sarán ahora por un periodo de desaliento antes de co-menzar, lenta pero firmemente, a buscar un nuevo ca-mino. El período durante el cual las masas continúencon su postración coincidirá, precisamente, con la do-minación de Franco.

    Me preguntan sobre la gravedad de la amenaza queconstituye Japón para la Unión Soviética, Inglaterra yEstados Unidos. Japón no es capaz de sobrellevar unaguerra en gran escala, en parte por razones económi-cas pero especialmente por razones sociales. No ha-biéndose emancipado hasta ahora de la herencia feu-dal, Japón representa el reservorio de una gigantescaexplosión revolucionaria. En muchos aspectos recuer-da al imperio zarista en vísperas de 1905.21

    Los círculos dominantes del Japón intentan escapara las contradicciones internas con la conquista y el sa-queo de China. Pero las contradicciones internas hacenen gran medida imposible el éxito en el exterior. Tomarposiciones estratégicas en China es una cosa; sometera China, otra. Japón nunca se. atrevería a desafiar a laUnión Soviética, de no haber un claro antagonismo,evidente para cualquiera, entre la camarilla del Kremliny el pueblo soviético. El régimen de Stalin, que estádebilitando a la URSS, puede hacer posible un conflicto

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    56soviético-japonés.

    No puedo pensar ni un instante en la victoria deJapón. Creo indudable que los resultados de la guerraserían el colapso del régimen medieval del Micado ydel régimen bonapartista de Stalin.

    De mi vida en México poco es lo que puedo comuni-car. De parte de las autoridades no he encontrado sinoamabilidad. Estoy completamente al margen de la vidapolítica mexicana, pero sigo con ardiente simpatía losesfuerzos del pueblo mexicano por conseguir una inde-pendencia completa y verdadera.

    Estoy terminando un libro sobre Stalin que apare-cerá este año en Estados Unidos, Inglaterra y otrospaíses. El libro es una biografía política de Stalin y suobjetivo es explicar cómo un revolucionario de segun-da o tercera fila puede llegar a ser jefe del país cuandocomienza la reacción termidoriana. El libro mostraráen particular, cómo y por qué el ex bolchevique Stalinestá ahora completamente maduro para una alianzacon Hitler.

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    57

    Nuestro trabajo en el PartidoComunista22

    20 de marzo de 1939

    La discusión se abrió con la lectura de lossiguientes extractos de dos cartas.

    Carta de TrotskySu carta y la discusión con dos compañeras de Nue-

    va York que vinieron a verme me indican nuevamenteque nuestro trabajo dentro del Partido Comunista esmuy pobre. No hay ningún tipo de conexión y se notaun cierto fatalismo al respecto: Somos demasiadodébiles; no contamos con suficientes fuerzas para co-menzar una acción sistemática, etcétera.

    Me parece absolutamente falso, peligroso, casi di-ríamos criminal. Mi opinión es que debemos hacer unregistro de todos los camaradas que vinieron del Parti-do Comunista en los últimos dos o tres años, de losque tienen conexiones personales con los stalinistas,etcétera, y organizar pequeñas discusiones con ellos,

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    58no de carácter general sino práctico e incluso indivi-dual; elaborar algunos planes muy concretos y rediscutirla cuestión después de una semana o algo más de tiem-po. Sobre la base de este trabajo preparatorio se podráformar una comisión con ese propósito.

    El fin de la tragedia española, las revelaciones so-bre las actividades de los stalinistas en España y artí-culos como la excelente correspondencia de TerencePhelan en París23 inevitablemente producirán algunadesintegración en las filas stalinistas. Debemos estarallí para observar estos procesos y utilizar las oportu-nidades que se presenten. Es la tarea más importantedel partido en este período.

    Carta a TrotskyLeí su carta con mucha atención y discutí su conte-

    nido con varios camaradas. Se hicieron algunos inten-tos en relación al PC, pero de carácter local; están le-jos, muy lejos, de constituir organizativamente la pri-mera tarea del partido. Un camarada muy activo e in-teligente consideró muy buenas sus sugerencias y es-timó que las mismas podrían conducirnos al éxito. Otroscamaradas de mayor nivel partidario no se mostrarontan seguros.

    Sus dudas pueden plantearse así: los militantes delPC en su conjunto no tienen más de un año o año ymedio de antigüedad. Estos militantes no entraron alpartido para luchar por el establecimiento del comu-nismo sino con el fin de estar en mejores condicionespara luchar por la democracia capitalista. La experien-cia de nuestros camaradas que están en contacto conla base del PC en muchas partes del país muestra queestos militantes hablan un lenguaje enteramente dife-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    59rente al nuestro. Cuando hablamos de política con ellos,simplemente no saben a qué nos referimos. En rela-ción con esto, me enteré por un íntimo amigo mío quevive en California, un artista que simpatiza con noso-tros pero no milita en el partido, que el PC está desa-rrollando una intensa actividad entre los círculos uni-versitarios de California, y logra un gran éxito sólo so-bre la base de que lucha por la democracia. Los com-pañeros que reclutan son gente conocida en la univer-sidad como liberal, creyente en la democracia, que in-cluso considera muy radical a Nation;24 y no han cam-biado ni un ápice sus creencias. El PC se acercó a ellos.Además, la actividad de los miembros del PC es de unnivel increíblemente bajo. No están mínimamente adies-trados en la lucha de clases sino simplemente amarra-dos a la maquinaria bélica. Si esta gente deja el PCcomo ya lo han hecho miles de personas, no vendránhacia nosotros sino que se convertirán en apáticos oserán material para los fascistas. El trabajo en el PC esextremadamente difícil porque la militancia estáatomizada -el polo opuesto a la centralización de ladirección-; no hay posibilidades de que los militantesse reúnan y discutan en una escala más amplia que lade una pequeña rama o unidad.

    Todos los camaradas están de acuerdo en que sa-bemos muy poco acerca de la composición del PC y delo que ocurre en él y aceptaron que podíamos hacermucho más. Propuse que se estableciera un trabajoorganizativo a escala nacional y uno de los camaradasde mayor nivel preguntó cómo se realizaría esa tarea.

    Naturalmente, el problema de desmenuzar la orga-niza ción y descubrir inicialmente qué sucede dentrode ella me interesa vivamente, pero hay muchos ca-

  • Escritos Tom

    o 10 1938 - 1939 volúmen 2

    60maradas mejor capacitados que yo para hacer ese tra-bajo.

    Sí, hay algo de escepticismo entre algunos compa-ñeros. Cuando afirmé que era inevitable una escisiónen el PC y que la misma no haría sino ayudar a educaren cierto grado a la gente que permanece, aunque seaun corto tiempo, en sus filas - incluso el Daily Workerutiliza posiciones socialistas en alguna medida -25 es-tuvieron de acuerdo en que existe una contradicciónen su ideología pero opinaron que difícilmente nos fa-vorezca.

    Una curiosa observación: algunos de los miembrosque estuvieron entre los primeros militantes en el ter-cer período son en la actualidad dentro del PC devotosadherentes de Roosevelt. Escuchan sus discursos porradio como si hablara Dios Padre. No son cínicos; sonrealmente simpatizantes de Roosevelt ¿Qué se puedehacer con gente como ésa?

    Trotsky: Me parece que estas dos cartas son unaintroducción suficiente para que los camaradas expre-sen sus opiniones acerca de la posibilidad de trabajardentro del partido stalinista.

    O Brien: Podría agregar algo sobre las relaciones denuestros militantes con los stalinistas a partir de misexperiencias mientras estaba en el Appeal de NuevaYork. Recibíamos quejas cada vez que sacábamos artí-culos contra los st