Escuela interactiva (I)

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Artículo del Dr. Santiago Molina, Universidad de Valencia, España, para la revista PiedraLibre Nº 84, de julio de 2012

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¡vIvA LA DIfEREncIA!

Desde hace más de treinta años, la

tendencia universal es escolarizar a

las personas con algún tipo de nece-

sidad educativa especial en las

escuelas regulares, u ordinarias.

Cuando comenzó esa tendencia, el

término que se adoptó fue el de

escuelas integradoras. En la actuali-

dad, el término oficial es el de

escuelas inclusivas. Sin embargo,

desde mi punto de vista, el término

más idóneo es el de escuelas inter-

activas, por las razones que comen-

taré a continuación.

El sistema educativo es una esfera

institucional que engloba a otras

esferas sociales con características

culturales propias y, a la vez, muy

similares entre sí por el simple

hecho de pertenecer a una determi-

nada sociedad, a un enclave geopo-

lítico particular y a un momento

histórico concreto. De ahí la necesi-

dad de que una escuela, que respete

los derechos humanos individuales

y colectivos, incluya en su ámbito a

los otros subsistemas sociales con

los que forma un todo. Al mismo

tiempo, tendrá que construir una

cultura propia, entendida como el

resultado de la interacción dialécti-

ca de las culturas específicas de los

distintos grupos sociales que le con-

fieren personalidad. Siempre, en un

plano de respeto riguroso a todas

las necesidades específicas y espe-

ciales de los grupos y de los indivi-

duos que necesariamente van a

tener que verse obligados a interac-

tuar de forma creativa y crítica.

Es por ello por lo que, en mi opi-

nión, la etiqueta terminológica que

mejor cuadra a una escuela respe-

tuosa con las particularidades cultu-

rales y con las necesidades de todos

los grupos sociales, tanto de los que

son mayoritarios (los alumnos eti-

quetados como normales) como de

los que son minoritarios (los alum-

nos etiquetados como poseedores de

necesidades educativas especiales),

es la de escuela interactiva.

El modelo implica la existencia de

una única escuela que engloba a

todos los tipos de alumnos, pero a

la vez asume que todos los alum-

nos, en tanto que personas, poseen

unas necesidades específicas e indi-

viduales que deben ser respetadas a

toda costa, y otras comunes en tanto

que pertenecientes a un mismo

grupo social. Por otra parte, desde

el punto de vista cultural (entendido

el concepto de cultura en un sentido

estrictamente antropológico), el

modelo asume que pueden existir

motivaciones y necesidades comu-

nes y diferentes entre los alumnos

pertenecientes al grupo mayoritario

(los denominados normales) y los

pertenecientes al grupo minoritario

(los alumnos con necesidades edu-

cativas especiales), lo cual implica

la necesidad de compartir ambos

grupos espacios, tiempos y compo-

nentes curriculares y, paralelamente,

la individualización de esos pará-

metros en la praxis educativa.

O dicho con otras palabras: el

modelo implica la construcción del

conocimiento de forma interactiva

desde el nivel de desarrollo de cada

persona y de sus peculiaridades cul-

turales, lo cual exige tener muy en

cuenta tanto lo que cada alumno es

capaz de hacer por sí sólo, como lo

que es capaz de hacer con la media-

ción de otros compañeros y/o del

profesorado, de tal forma que el

diseño y el desarrollo curricular se

conviertan en variables saludables

para el alumno, tanto individual

como grupal y culturalmente consi-

derado. En mi opinión, este modelo

se aprovecha de todo lo positivo

que puede extraerse de la integra-

ción y de la inclusión, pero al

mismo tiempo desecha lo negativo

de estos dos modelos conceptuales

acerca de la escolarización de los

niños con necesidades educativas

especiales.

Este tipo de escuela toma como

referencia el aprendizaje significati-

vo y cooperativo, cuyos principios y

rasgos más fundamentales son los

siguientes:

El aprendizaje se construye refle-

xionando sobre la práctica, como

consecuencia de un proyecto coope-

rativo e interdependiente entre los

alumnos con diferentes motivacio-

nes, conocimientos previos, capaci-

dades, estadios madurativos bioló-

gicos y psicológicos y representa-

ciones culturales, como igualmente

a través de la mediación significati-

va de un adulto con el que el alum-

no se siente identificado afectiva-

mente. Es este proyecto de aprendi-

zaje cooperativo el que puede pro-

ducir un conflicto sociocognitivo y

una progresiva descentración y

autonomía cognitiva.

(continúa en la Edición nº85 de

Piedra Libre, agosto de 2012)

Dr. Santiago Molina García

Catedrático de Educación

Especial, Universidad de

Zaragoza (España)

para revista PiedraLibre

44 - PIEDRA LIBRE | juLIo 2012

Año 2012, año de lucha contra el maltrato a la infancia en todas sus formas

Idearia se adhiere a esta declaración mundial a favor del alto a la violencia de los adultos

¡vIvA LA DIfEREncIA!

juLIo 2012 | PIEDRA LIBRE - 45

Formación en educación especial (Primera Parte)

La escuela interactivaun modelo saludable para

la escolarización de los alumnos

con necesidades educativas especiales