¿Estamos en Suiza?

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¿Estamos en Suiza? GUILLERMO ALMEYRA Domingo 24 de mayo de 2015 HTTP://WWW.JORNADA.UNAM.MX/2015/05/24/OPINION/021A2POL La inmensa mayoría de los que discuten sobre cuál debe ser la actitud de los ciudadanos ante las elecciones del 7 de junio dan la impresión de estar ponderando las opciones en un estado de derecho y en una situación normal. México, sin embargo, no es Suiza o Suecia: es un país donde el gobierno está en guerra contra su propio pueblo y ocupa permanentemente con los militares casi todo el territorio nacional. Es un semi-Estado en descomposición moral y política donde la camarilla que gobierna es ilegal e ilegítima, llegó a sus cargos mediante el fraude y debe enfrentar diversos poderes armados que van desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, las policías comunitarias y las autodefensas, por un lado, hasta los diversos cárteles delincuenciales, por el otro. México es un país donde los capitalistas que gobiernan están llevando a cabo una feroz ofensiva contra el nivel de vida –que siempre fue miserable, pero que empeora rápidamente– de la inmensa mayoría de la población, en alianza con la parte muy cuantiosa del capital invertida en el narcotráfico, la trata de personas y de órganos, así como el contrabando de armas. Todo esto constituye desde el punto de vista electoral un inmenso fraude generalizado y sexenal, con una endeble máscara de legalidad constitucional, y anula la posibilidad de libre expresión y de libre elección por los ciudadanos comunes. Las llamadas elecciones son simplemente una maniobra para tratar de dar una apariencia de legalidad a la pequeña camarilla que decide todo, está desmantelando las conquistas democráticas obtenidas por la Revolución

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Artículo sobre las elecciones intermedias de 2015 en México

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Estamos en Suiza?

Guillermo AlmeyraDomingo 24 de mayo de 2015

http://www.jornada.unam.mx/2015/05/24/opinion/021a2pol

La inmensa mayora de los que discuten sobre cul debe ser la actitud de los ciudadanos ante las elecciones del 7 de junio dan la impresin de estar ponderando las opciones en un estado de derecho y en una situacin normal.

Mxico, sin embargo, no es Suiza o Suecia: es un pas donde el gobierno est en guerra contra su propio pueblo y ocupa permanentemente con los militares casi todo el territorio nacional. Es un semi-Estado en descomposicin moral y poltica donde la camarilla que gobierna es ilegal e ilegtima, lleg a sus cargos mediante el fraude y debe enfrentar diversos poderes armados que van desde el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional, las policas comunitarias y las autodefensas, por un lado, hasta los diversos crteles delincuenciales, por el otro.

Mxico es un pas donde los capitalistas que gobiernan estn llevando a cabo una feroz ofensiva contra el nivel de vida que siempre fue miserable, pero que empeora rpidamente de la inmensa mayora de la poblacin, en alianza con la parte muy cuantiosa del capital invertida en el narcotrfico, la trata de personas y de rganos, as como el contrabando de armas. Todo esto constituye desde el punto de vista electoral un inmenso fraude generalizado y sexenal, con una endeble mscara de legalidad constitucional, y anula la posibilidad de libre expresin y de libre eleccin por los ciudadanos comunes.

Las llamadas elecciones son simplemente una maniobra para tratar de dar una apariencia de legalidad a la pequea camarilla que decide todo, est desmantelando las conquistas democrticas obtenidas por la Revolucin Mexicana, entregando los recursos del pas (el petrleo, el agua misma) a las trasnacionales y destruyendo las bases de un Estado independiente porque ya no hay mucha diferencia entre la situacin poltico-econmica de una colonia como Puerto Rico y la de Mxico.

En Mxico no es creble simular hacer elecciones normales cuando hay decenas de miles de muertos, otras tantas de desaparecidos y una parte importante del aparato estatal que incluye altos jefes militares y policiales y autoridades municipales y estatales es socia de los delincuentes o est comprada por stos.

Por eso estas elecciones no son ms que una redistribucin formal de los puestos entre los servidores del poder de una camarilla oligrquica, una farsa comicial fraudulenta y nula. De esta maniobra para la opinin pblica internacional saldr un PRI-PAN triunfante y muy mayoritario y habrn migajas para los paleros con camiseta doble. Es ridculo creer que esa maniobra se puede torcer presentando una opcin que acepte el rgimen y sus reglas amaadas.

All donde sea posible, gracias a las movilizaciones y al nivel de conciencia en la regin, la farsa debe ser impedida, reduciendo al mnimo la cantidad de participantes en la misma y demostrando as, a los ojos de Mxico y del mundo, que los ganadores, si los votos vlidos no superan 30 por ciento entre todos los grupos participantes, no representan en realidad sino 10 o 15 por ciento de los votantes (y eso incluso con el clientelismo y la compra de votos).

Aunque los gobiernos extranjeros felicitarn en ese caso a la camarilla ilegtima de Los Pinos, en sus embajadas el personal podr ser siniestro, pero no es pendejo, sabe contar e informar sobre cmo leer las elecciones. Como plantean los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa y los maestros democrticos, entre otros, en Guerrero, Michoacn o Oaxaca es posible y necesario hacer propaganda mediante manifestaciones y bloqueos a favor del boicot a estas elecciones fraudulentas que se realizan con las vctimas de esta dictadura disfrazada apenas enterradas o todava desaparecidas y con los asesinos libres.

En otros estados de la Repblica, en cambio, quizs no exista una relacin de fuerzas tal que permita el boicot. En tal caso, la regla debera ser escoger una tctica que permita al mayor nmero posible de trabajadores y demcratas avanzar en su organizacin y en su conciencia, sea eligiendo entre los candidatos alguno con una trayectoria digna, sea organizando la anulacin masiva de los sufragios o mediante la abstencin, para que salga a luz la soledad de los supuestos triunfantes.

Es cierto que, en principio, la abstencin o la anulacin del voto favorecen a los servidores de la oligarqua. stos mantendrn sus puestos en las gobernaciones, los municipios y las cmaras. Pero lo verdaderamente importante no es la agitacin de estas marionetas en los tinglados de las instituciones totalmente desprestigiadas del semi-Estado. Es la organizacin en la lucha contra el fraude de las vctimas del sistema y de esta maniobra electoral de la oligarqua gobernante. Es la reduccin al mximo de los votos vlidos que demostrar la orfandad absoluta de los ocupantes del aparato del Estado que quieren con estos comicios aparecer ante el mundo como si fuesen democrticos y respetuosos de una Constitucin que pisotean todos los das.

Lo que decide no son las urnas, sino reforzar el triunfo de los jornaleros de San Quintn obligando a los patrones y al gobierno a pagarles los 200 pesos por da de trabajo de ocho horas o apoyar la lucha de la tribu yaqui y del conjunto de organizaciones que la respaldan hasta asegurar el fin de la represin y garantizar que el agua, bien comn y derecho humano por excelencia, no ser entregada a los capitalistas para que lucren con ella a costa de las necesidades de indgenas y campesinos.

Las elecciones no son el objetivo sino para los oportunistas. Son en cambio un terreno de lucha para aumentar la organizacin y la seguridad en s mismos de los que ya han elegido en su fuero interno imponer la justicia y la democracia echando a los espurios y corruptos que ocupan los puestos de este semi-Estado y sirven a Estados Unidos.