Estar Aquí - Geertz Clifford

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 ESTAR AQUÍ Clifford Geertz ¿De qué vida se trata al fin y al cabo? Esta misma tarde voy con Abba Jérome a ver a Emawayish  (una mujer etíope) y le doy plumas, tinta y un cuaderno para que pueda recoger por sí misma — o dictarle a su hijo — el texto [de sus canciones], dejando entender claramente que el jefe de la expedicin tendr! el gusto de darle el regalo deseado" #as pala$ras de Emawayish  esta tarde, cuando le dije, ha $lando de su texto, que sería especialmente $ueno para ella que transcri$iera algunas canciones de amor como las de a %ltima noche& ¿Hay poesía en Francia? ' a continuacin& ¿Hay amor en Francia?   or lejos de los ver gel es de la *ca demia que el antro pl ogo vaya a $uscar sus temas escarpadas playas de olinesia, un socarrado llano de la *ma+onia *-o$o, ./-es o el arroyo de la antera — escri$en sus relatos con los atriles, las $i$liotecas, las pi+arras y los seminarios que tienen a su alrededor" Este es el mundo que produce a los antroplogos, que les permite hacer el tipo de tra$ajo que llevan a ca$o, y en cuyo seno el tipo de tra$ajo que reali+an de$e encontrar su lugar si merece llamar la atencin" En sí mismo, el Estar *llí es una experiencia de postal turística (01e estado en 2atmandu" 3.as estado t%45)" El Estar *quí, en cam$io, como universitario entre universitarios, es lo que hace que, la antropología se lea """ se pu$lique, se rese6e, se cite, se ense6e"  7ada particularmente nuevo hay en esto los ricos exc/ntricos han desaparecido de la etnografía desde la d/cada de los 89, y los connoissers! accionados y escritores de viaje nunca entraron del todo en ella (lo han hecho unos cuantos misioneros, pero casi siempre vestidos de profesores, generalmente alemanes)" :ue haya alg%n tipo de c!tedra o similar detr!s de cada antroplogo, ll!mese ;ollage de <ranje o .ay =ouls, >niversity ;ollege o .orningside 1eights, parece hoy en día algo perfectamente normal" ocas profesiones ha$r! tan completamente academi+adas, tal ve+ con excepcin de la paleografía y el estudio de los liq%enes, pero no muchas m!s"  ;on todo, y a pesar del hecho de que casi todos los etngrafos son tipos universitarios, de un modo u otro, lo cual es algo tan perfectamente familiar como para o$literar la idea de que las cosas pudieran ser de otro modo, las incongruencias inscritas en tan dividida existencia — unos pocos a6os, de tanto en tanto, curioseando entre pastores y cultivadores de 6ames, para pasar luego el resto de su vida dando clases y polemi+ando con los colegas — slo recientemente han empe+ado a sentirse de manera aguda" #a $recha entre lo que representa ocuparse de otros en el lugar donde est !n y representar los allí donde no est!n, sie mpr e inmensa per o nunca demasi ado perci$ida, ha empe+ado hace poco a hacerse extremadamente visi$le" #o que en otro tiempo parecía slo una dificultad t/cnica, meter 0sus5 vidas en 0nuestras5 o$ras, ha pasado a ser un asunto moral, política e incluso epistemolgicamente delicado" #a sffisance de #/vi?=trauss, la seguridad de Evans?ritchard, la compulsividad de .alino@s-i y la impertur$a$ilidad de Aenedict parecen hoy cosas lejanas" #o que m!s se nota hoy día es un extendido nerviosismo acerca de todo lo que significa pretender explicar a gentes enigm!ticas de otras latitudes, so$re la $ase de ha$er ido a vivir en su ha$itat nativo o 0peinado5 los escritos de aquellos que los tienen" Este nerviosismo provoca a su ve+ respuestas var ias, de diverso gra do de excitaci n& ataque s deconstructivos a las o$ras cl!sicas y a la idea misma de canonicidad "deolo#ie$riti$ orientada a desenmascarar los escritos antropolgicos como la continuacin del imperialismo por otros medios clarina+os llamando a la reflexividad, al di! log o, a la hetero glo sia, al jue go lin gBí sti co, a la autoconciencia retrica, a la traduccin performativa, a la transcripcin pala$ra por pala$ra y al

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ESTAR AQUÍ

Clifford Geertz 

¿De qué vida se trata al fin y al cabo?Esta misma tarde voy con Abba Jérome a ver a Emawayish (una mujer etíope) y le doy plumas,

tinta y un cuaderno para que pueda recoger por sí misma — o dictarle a su hijo — el texto [de sus

canciones], dejando entender claramente que el jefe de la expedicin tendr! el gusto de darle el

regalo deseado" #as pala$ras de Emawayish esta tarde, cuando le dije, ha $lando de su texto, que

sería especialmente $ueno para ella que transcri$iera algunas canciones de amor como las de a

%ltima noche& ¿Hay poesía en Francia? ' a continuacin& ¿Hay amor en Francia? 

 or lejos de los vergeles de la *cademia que el antroplogo vaya a $uscar sus temas —

escarpadas playas de olinesia, un socarrado llano de la *ma+onia *-o$o, ./-es o el arroyo de

la antera — escri$en sus relatos con los atriles, las $i$liotecas, las pi+arras y los seminarios que

tienen a su alrededor" Este es el mundo que produce a los antroplogos, que les permite hacer eltipo de tra$ajo que llevan a ca$o, y en cuyo seno el tipo de tra$ajo que reali+an de$e encontrar su

lugar si merece llamar la atencin" En sí mismo, el Estar *llí es una experiencia de postal turística

(01e estado en 2atmandu" 3.as estado t%45)" El Estar *quí, en cam$io, como universitario entre

universitarios, es lo que hace que, la antropología se lea """ se pu$lique, se rese6e, se cite, se

ense6e"

 7ada particularmente nuevo hay en esto los ricos exc/ntricos han desaparecido de la etnografía

desde la d/cada de los 89, y los connoissers! accionados y escritores de viaje nunca entraron del

todo en ella (lo han hecho unos cuantos misioneros, pero casi siempre vestidos de profesores,

generalmente alemanes)" :ue haya alg%n tipo de c!tedra o similar detr!s de cada antroplogo,

ll!mese ;ollage de <ranje o .ay =ouls, >niversity ;ollege o .orningside 1eights, parece hoy en

día algo perfectamente normal" ocas profesiones ha$r! tan completamente academi+adas, tal ve+

con excepcin de la paleografía y el estudio de los liq%enes, pero no muchas m!s"

 ;on todo, y a pesar del hecho de que casi todos los etngrafos son tipos universitarios, de un

modo u otro, lo cual es algo tan perfectamente familiar como para o$literar la idea de que las cosas

pudieran ser de otro modo, las incongruencias inscritas en tan dividida existencia — unos pocos

a6os, de tanto en tanto, curioseando entre pastores y cultivadores de 6ames, para pasar luego el

resto de su vida dando clases y polemi+ando con los colegas — slo recientemente han empe+ado

a sentirse de manera aguda" #a $recha entre lo que representa ocuparse de otros en el lugar 

donde est!n y representarlos allí donde no est!n, siempre inmensa pero nunca demasiado

perci$ida, ha empe+ado hace poco a hacerse extremadamente visi$le" #o que en otro tiempo

parecía slo una dificultad t/cnica, meter 0sus5 vidas en 0nuestras5 o$ras, ha pasado a ser un

asunto moral, política e incluso epistemolgicamente delicado" #a sffisance de #/vi?=trauss, la

seguridad de Evans?ritchard, la compulsividad de .alino@s-i y la impertur$a$ilidad de Aenedictparecen hoy cosas lejanas" #o que m!s se nota hoy día es un extendido nerviosismo acerca de

todo lo que significa pretender explicar a gentes enigm!ticas de otras latitudes, so$re la $ase de

ha$er ido a vivir en su ha$itat nativo o 0peinado5 los escritos de aquellos que los tienen" Este

nerviosismo provoca a su ve+ respuestas varias, de diverso grado de excitacin& ataques

deconstructivos a las o$ras cl!sicas y a la idea misma de canonicidad "deolo#ie$riti$ orientada a

desenmascarar los escritos antropolgicos como la continuacin del imperialismo por otros medios

clarina+os llamando a la reflexividad, al di!logo, a la heteroglosia, al juego lingBístico, a la

autoconciencia retrica, a la traduccin performativa, a la transcripcin pala$ra por pala$ra y al

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relato en primera persona como forma de cura"8 #a pregunta de Emawayish est! hoy por todas

pactes& 3qu/ ocurre con la realidad cuando se la factura a otras latitudes4

 

Canto el mundo que los antroplogos en su mayor parte estudian, que un día fue llamado primitivo,

tri$al, tradicional o fol$! y que ahora reci$e el nom$re de emergente, en vías de desarrollo perif/rico

o sumergido, como aquel a partir del cual en su mayor parte lo estudian, la academia, han

cam$iado no poco desde los tiempos de Dimdim y Dic- el 0=ucio5, por un lado, y la ;olum$iaesearch in ;ontemporary ;ultures, por otro" El fin del colonialismo alter radicalmente la

naturale+a de las relaciones sociales entre los que preguntan y miran y aquellos que son

preguntados y mirados" El declinar de la fe en el hecho $ruto, los procedimientos holistas y el

conocimiento descontextuali+ado en las ciencias humanas y en los estudios acad/micos en

general, alter no menos radicalmente las ideas de preguntadores y o$servadores so$re lo que

pretendían hacer" El imperialismo en su forma cl!sica, metrpolis y colonias, y el cientifismo en la

suya, impulsos y $olas de $illar, cayeron casi al mismo tiempo" #as cosas desde entonces resultan

menos simples, tanto desde el punto de vista del Estar *llí como desde el Estar *quí de la

ecuacin antropolgica, una ecuacin en la que las $aratijas del primer mundo y las canciones del

tercero suenan m!s a $urla que a equili$rio"

 

#a transformacin, en parte jurídica, en parte ideolgica y en parte real, de las gentes de las queprincipalmente suelen ocuparse los antroplogos, desde su antiguo estatus de su$ditos coloniales

al actual de ciudadanos5so$eranos, ha alterado (cualesquiera que puedan ser las Fronías que

implican casos como los de #i$ia, >ganda o 2ampuchea) por completo el contexto moral en el que

el acto etnogr!fico tiene lugar" Fncluso aquellos entornos exticos ejemplares la *ma+onia de #/vi?

=trauss o el Gapn de Aenedict — que no eran colonias sino hinterlands dejados de la mano de

Dios o imperios cerrados so$re sí mismos 0en mitad del mar5, aparecen $ajo una lu+ muy distinta

desde que #umum$a, =ue+ y Hietnam cam$iaron la gram!tica política del mundo" #a reciente

dispersin de todo el glo$o de nacionalidades incrustadas en el seno de otras — argelinos en

<rancia, coreanos en 2u@ait, pa-istaníes en #ondres, cu$anos en .iami — no ha hecho m!s que

ampliar el proceso reduciendo el espaciamiento de las variaciones mentales, como, por supuesto,

ha ayudado a ello tam$i/n el turismo de masas" >no de los principales en que hasta el día de ayer 

descansa$a la escritura antropolgica, el de que sus sujetos y su p%$lico no slo eran separa$les

sino que esta$an moralmente desconectados, que los primeros tenían que descri$irse pero no ser interpelados, y los segundos informados pero no implicados, ha quedado en gran medida disuelto"

El mundo est! a%n dividido en compartimentos, pero los pasillos entre ellos son mucho m!s

numerosos y est!n mucho menos resguardados que antes"

 

Esta interconfusin entre o$jeto y p%$lico, equivalente a que Ii$$on se hu$iera visto de pronto

leído por un p%$lico romano, o que 1" 1om!is llorara a pu$licar un ensayo so$re 0#a descripcin

de la vida provinciana en %adame &o'ary( en )a *e'e des de+ %ondes! deja a los

antroplogos contempor!neos en una cierta incertidum$re en lo que a su meta retrica se refiere"

3* qui/n hay que persuadir hoy4 3* los africanistas o a los africanos4 3* los americanistas o a los

indios americanos4 3* los japoneses o a los japonlogos4 ' en cuanto al qu/& 3precisin (Jactual4

3Aarrido terico4 3;aptacin imaginativa4 3.uerte moral4 esulta f!cil responder& 0Codo a la

ve+5" 7o es f!cil producir un texto con tan amplia respuesta"

 En verdad, el derecho mismo a escri$ir — a escri$ir etnografía — parece estar hoy en peligro" #a

entrada de los pue$los en otro tiempo coloni+ados o marginados (portando sus propias mascar!s,

recitando sus propios textos) en la escena glo$al de la economía, de la alta política internacional y

de la cultura mundial ha hecho que la pretensin del antroplogo de convertirse en tri$una de los

marginados, representante de los invisi$les, valedor de los tergiversados, resulte cada ve+ m!s

difícil de sostener" El feli+ 0KEure-aL5 de .alino@s-i cuando por primera ve+ se vio entre los

tro$riandeses — 0sensacin de propiedad& =oy yo quien los descri$ir/ """ [quien los crear!5 —

suena, en el mundo de la ME, la *=E*7, del derrmbamiento de todo! de los nativos de Conga

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que juegan con los Nashington eds-ins (un mundo en el que empie+a tam$i/n a ha$er 

antroplogos yoru$a, te@a y cingaleses), no solamente presuntuoso, =F7M sencillamente cmico"

0[#o que] ha pasado a resultar irreducti$lemente curioso — dice el metaetngrafo Games ;lifford

(aunque sin duda pretendía decir Opro$lem!ticoO) — es, no ya el otro, sino la descripcin cultural

como tal"5P

 

=e ha hecho curioso (o pro$lem!tico, explotador, opresivo o $rutal& hay toda una escalada deadjetivos) porque la mayor parte de los antroplogos que hoy día escri$en se ven situados en una

profesin que en gran medida se formo en un contexto histrico concreto, el del encuentro colonial

del que no tienen experiencia y con el que no queres sa$er nada" El deseo de distanciarse de las

asimetrías del poder so$re las que tal encuentro descansa$a, tanto la antropología como cualquier 

otra cosa (que por cam$iadas que pare+can en la forma, mal puede decirse que hayan

desaparecido), es generalmente $astante fuerte, irresisti$le a veces, y provoca una actitud hacia la

idea misma de la etnografia como minimo am$ivalente& #as ritualmente repetidas confrontaciones

con el oro que solemos llamar al tra$ajo de campo pueden no se m!s que ejemplos de la lucha

generali+ada entre el Este y el Meste" >n mito persisti$le compartido tanto por los imperialistas

como por muchos críticos (occidentales) del imperialismo ha sido el de %nica y decisiva conquista,

ocupacin o asentamiento del poder colonial, mito que tiene su complemento en nociones similares

acerca de la descoloni+acin y acceso repentino a la independencia" *m$as han actuado al

unisono para quitar importancia terica a la a$rumadora cantidad de prue$as a favor de losrepetidos actos de opresin, las campanas de pacificacin y la supresin de las re$eliones, tanto

por medios militares, como por medio del adoctrinamiento religioso, mediante medidas

administrativas, o, como es mas ha$itual hoy DF*, mediante intrincadas manipulaciones monetarias

econmicas encu$iertas como ayuda extranjera" 7o podemos excluir la posi$ilidad, por decirlo en

t/rminos discretos, de que la repetida efectuacin de tra$ajos de campo, por parte de millares de

aspirantes y profesionales de la antropología, haya formado parte de un continuado esfuer+o por 

un determinado tipo de relacin entre el Meste y sus otros"Q

 

7o todas las acusaciones son tan crudas y perentorias como esta" ero el estado de animo que

proyectan (1ay hoy en día $uenas ra+ones para temer por el futuro de la antropología" El fin del

imperialismo significa el fin de lo que ha sido la antropología" ;omo otro o$servador dotado de

alarma y de programa ha dicho)R

 resulta tan familiar como un leitmotiv" En antropología, como en elsur de <aul-ner, el pasado no solo no esta muerto, sino que ni siquiera es pasado los

investigadores de campo que vuelven a su país y pretenden escri$ir su renuncia al tra$ajo de

ordenar las relaciones entre el Meste y sus Mtros, son tan comunes hoy día como lo fueron en otro

tiempo los que intenta$an escri$ir su iniciacin en el" * que tipo de tra$ajo van a dedicarse en

adelante ya resuelta menos claro aunque hay algunos atis$os que apuntan desde orientar la

antropología hacia el estudio de las propias mistificaciones de la sociedad occidental, hasta

diseminarla hacia el exterior a lo largo y a lo ancho del $ati$urillo intencional de la cultura

posmoderna" Codo esto resulta tanto mas funesto, y provoca llamadas de alarma y crisis, cuanto

que al mismo tiempo que los fundamentos morales de la etnogr!fica se han visto conmovidos por 

la descoloni+acin en que el Estar *llí respecta, sus fundamentos epistemolgicos se han visto

conmovidos por una general p/rdida de fe en las historias aceptadas so$re la naturale+a de la

representacin, etnogr!fica o no, en lo que hace al Estar *quí" ;onfrontados en la *cademia por la

repentina explosin de prefijos pol/micos (neo?, post?, meta?, anti) y su$versivos títulos (Cras lavirtud, ;ontra el m/todo, .as all! de la creencia), los antroplogos se han visto o$ligados a a6adir 

a su preocupacin reciente so$re si es honrado lo que est!n haciendo (3:ui/nes somos nosotros

para descri$irlos a ellos4), la de sí es posi$le hacerlo (3uede cantarse en <rancia una cancin de

amor etiope4), con la que est!n aun menos preparados para pechar" =a$er como se sa$e no es

una cuestin que est/n acostum$rados a plantearse mas all! de sus t/rminos pr!cticos, empíricos&

3:u/ prue$as se tienen4, 3;mo se recogieron4, 3:u/ muestran4 =a$er como se vinculan las

pala$ras con el mundo, los textos con la experiencia, las o$ras con las vidas, nos es cosa que

est/n acostum$rados a plantearse en a$soluto"

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Empie+an ahora, al menos aquellos no contentos con limitarse a repetir las frmulas ha$ituales, !

hacerse a la idea de la necesidad de tal cuestin y algunos, con ciertas vacilaciones, empie+an a

intentar responderla, aunque slo sea porque, de no hacerlo, otros — lingBistas, semilogos,

filsofos y, lo peor de todo, críticos literarios — lo har!n por ellos&

 El porqu/ de 0evocar5 mejor que 0representar5 [como ideal del discurso etnogr!fico] es que li$eraa la etnografía, de la mimesis y del inadecuado modo de retrica científica que implica 0o$jetos5,

0hechos5, 0descripciones5, 0inducciones5 0generali+aciones5, 0verificacin5, 0experimento5

0verdad5 y conceptos similares que no tienen paralelo ni en la experiencia etnogr!fica ni en la

escritura de monografías de campo" #a compulsin a conformarse con los c!nones de la retrica

científico natural ha convertido el realismo f!cil de la historia natural en el modo dominante de la

prosa etnogr!fica, pero se trata de un realismo ilusorio, que promueve, por un lado, el a$surdo de

0descri$ir5 entidades ideales, como 0cultura5 y 0sociedad5, cual si fueran tan plenamente

o$serva$les como, digamos, las chinches, y por otra, la igualmente ridícula pretensin $ehaviorista

de 0descri$ir5 pautas repetidas de accin aisladas del discurso que los actores emplean al

constituir y situar su accin, todo ello con la ingenua certe+a de que el discurso fundante del

o$servador es en sí mismo una forma suficiente para la tarea de descri$ir actos" El pro$lema del

realismo científico natural no est!, como con frecuencia se dice, en la complejidad del llamadoo$jeto de o$servacin, ni en la imposi$ilidad de aplicar m/todos suficientemente rigurosos y

repeti$les, ni siquiera en la aparente inadecuacin del lenguaje descriptivo" Est! m!s $ien en la

impotencia de toda la ideología que rodea al discurso referencial, con su retrica del 0descri$ir5,

0comparar5, 0generali+ar5 y su presupuesto de la significacin representacional" En etnografía no

hay 0cosas5 que puedan convertirse en o$jetos de descripcin, apariencias originales que el

lenguaje descriptivo 0representa5 como o$jetos indicíales para comparar, clasificar y generali+ar

hay m!s $ien un discurso, y nada equivalente a cosas, a pesar de las despistadas protestas de

m/todos traslaticios de la etnografía, como el estructuralismo, la etnociencia y el di!logo, que

intentan re?presentar o el discurso nativo o sus pautas inconscientes, cometiendo así el crimen de

la historia natural respecto del intelecto"S

 Demasiado grandilocuente, qui+!, para una disciplina tan vasta y perentoria como la antropología,

y no del todo coherente" ero por elevada de tono que est/, y por fe$ril que pare+ca (Cyler llega adeclarar a la etnografía 0documento oculto """ conjuncin enigm!tica, paradjica y esot/rica de

realidad y fantasía realidad fant!stica de una fantasía de la realidad5), su tesis refleja el

reconocimiento, cada ve+ m!s amplio, de que 0contar las cosas tal como son5 resulta un eslogan

no mucho m!s adecuado para la etnografía que para la filosofía despu/s de Nittgenstein (o

Iadamer), para la historia despu/s de ;oling@ood (o icoeur), para la literatura despu/s de

 *uer$ach (o Aarthes), para la pintura despu/s de Iom$rich o (Ioodman), para la política despu/s

de <oucault (o =-inner), o para la física despu/s de 2uhn (o 1esse)" :ue la 0evocacin5 pueda

resolver el pro$lema, o la paradoja u$icarlo, tales evidentemente la cuestin"

 Esta peque6a lluvia de nom$res traídos al a+ar, que podría f!cilmente convertirse en chaparrn

tropical con slo recorrer la escena de la ca+a de almas metodolgica que tiene lugar tanto en las

artes como en las ciencias, sugiere (0evoca5, tal ve+) las dimensiones del pro$lema que losetngrafos, pr!cticamente todos los cuales sienten un cierto apego por los 0hechos, las

descripciones, las inducciones y la verdad5, tienen que encarar" El general cuestionamiento de los

modos ha$ituales de construccin textual — y los modos ha$ituales de lectura — no slo hace al

realismo ingenuo menos ingenuo lo vuelve tam$i/n menos persuasivo" ;rimen del intelecto o no,

la 0historia natural5 ha dejado ya de parecer tan natural, tanto para aquellos que la leen como para

los que la escri$en" Gunto con la hipocondría moral que produce el practicar una profesin

heredada de los contempor!neos de 2ipling y #yautey, aparece la duda que provoca practicarla en

medio de un cerco acad/mico de paradigmas, epistemes, juegos de lenguaje, T ,orrteile-! epoj/s,

actos locutorios, .és  problémati/es! intencionalidades, aporías ycentre — 0;mo hacer cosas

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con pala$ras5 03De$emos querer decir lo que decimos45 0 il  n0y a pos de hors1tépéte(2 0#a

c!rcel del lenguaje5 — #a inadecuacin de las pala$ras a la experiencia, y su tendencia a remitir 

slo a otras pala$ras, es algo que poetas y matem!ticos conocen hace tiempo pero es algo m!s

$ien nuevo en lo que hace a los etngrafos, lo que les ha conducido, al menos a algunos de ellos,

a un cierto estado de confusin, tal ve+ permanente, aunque lo m!s pro$a$le es que no" Este

estado de confusin no tiene por qu/ ser permanente, dado que las ansiedades que provoca

pueden demostrarse controla$les mediante un m!s claro reconocimiento de su propio origen" Elpro$lema $!sico no es ni la incertidum$re que implica el contar historias so$re cmo viven otras

gentes ni la incertidum$re epistemolgica acerca de cmo clasificar tales historias en el marco de

los g/neros acad/micos, incertidum$res, por lo dem!s, $astante reales, que siempre han estado

ahí, y que son inherentes al dominio mismo" El pro$lema es que actualmente tales cuestiones

est!n siendo a$iertamente discutidas, en ve+ de verse cu$iertas por un velo de mística profesional,

y el peso de la autoría parece de pronto mucho menos llevadero" Can pronto como los textos

etnogr!ficos empie+an a considerarse en sí mismos y no como meras mediaciones, una ve+

empie+a a v/rselos como construcciones, y construcciones hechas para persuadir, los que los

escri$en aparecen como m!s responsa$les de ellos" Cal situacin puede inicialmente producir 

alarma, y un sonoro 0volvamos a los hechos5 por parte de la institucin, a la ve+ que una

acusacin de voluntad de poder por parte de sus adversarios" ero, con tenacidad y coraje, puede

uno llegar a acostum$rarse"

 =i el período que se a$re ante nosotros ahora mismo conduce a una renovacin de las energías

discursivas de la antropología o a su disipacin, a una recuperacin de su nervio autorial o a su

total p/rdida, es algo que depende de que el terreno (o, por mejor decir, sus futuros operarios)

pueda acomodarse a una situacin en la que, tanto sus metas como su relevancia, motivos y

procedimientos, aparecen por igual cuestionados" #os 0fundadores de discursividad5 antes

revistados (y toda otra serie de ellos no menos influyentes, aunque no citados), que son quienes

han llevado el tra$ajo de campo a su situacin actual, tuvieron a su ve+ que superar enormes

pro$lemas de persuasin y formulacin la superacin de la incredulidad nunca ha sido f!cil de

conseguir" ero al menos se evitaron en gran medida los ataques so$re la justificacin de su

empresa, o so$re la mera posi$ilidad de llevarla a ca$o" #o que hicieron pudo ha$er parecido

extra6o, pero despert admiracin puede ha$er resultado difícil, pero hasta cierto punto pudo

llevarse a efecto" Escri$ir etnografía hoy, en cam$io, es escri$ir con la clara conciencia de que tales

presupuestos ya no sirven, ni para el autor ni para su p%$lico" 7i la presuncin de inocencia ni el

$eneficio de la duda se consiguen hoy de manera autom!tica en verdad, salvo en lo que hace a la

correlacin de coeficientes y tests de significacin, no se consigue en a$soluto"

 

>na situacin en la que escritores slo a medias convencidos tratan de medio convencer de sus

semiconvicciones a su p%$lico, no parece ciertamente la m!s favora$le para la produccin de

o$ras de fuste, o$ras que puedan conseguir lo que, cualesquiera que pudieran ser sus fallos,

consiguieron las de #/vi?=trauss, Evans? ritchard, .alino@a-i y Aenedict& ampliar el sentido de la

vida" ' eso es lo que suceder! si las cosas siguen así y en cam$io, si el escar$ar a ciegas (07o

pienses so$re la etnografía, ha+ etnografía5) o el escapismo (07o hagas etnografía, slo piensa

acerca de ella5) pueden evitarse, a%n hay posi$ilidades" Codo lo que se necesita es un arte similar"

Decir que es arte — y no slo una forma inferior de actuacin, semejante a una especiali+acin

mec!nica, o $ien algo superior, del orden del esclarecimiento filosfico — lo que inmediatamenteaparece implicado en el mantenimiento del g/nero, es tam$i/n decir que no hay forma de evadirse

del peso de la autoría, por grande que este peso se haya hecho no hay forma de despla+ar esta

responsa$ilidad hacia el 0m/todo5, el 0lenguaje5 o (una especialmente popular manio$ra del

momento) hacia 0las gentes mismas5 redescritas ahora (0reapropiadas5, sería el t/rmino m!s

adecuado) como coautores" =i una forma hay de contrarrestar la concepcin de la etnografía como

un acto inicuo o un juego imposi$le de jugar, consistiría en suscri$ir el hecho de que, al igual que la

mec!nica cu!ntica y la pera italiana, se trata de una o$ra de la imaginacin, menos extravagante

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que la primera y menos metdica que la segunda" #a responsa$ilidad de la etnografía, o su

validacin, no de$e situarse en otro terreno que el de los contadores de historias que la so6aron"

  *rgBir (enti/ndase $ien, ya que al igual que la perspectiva a/rea y el teorema de it!goras, la cosa

una ve+ vista no puede dejar de ser vista) que la escritura etnogr!fica implica contar historias,

hacer fotos, construir sim$olismos y desplegar tropos, es algo que encuentra resistencias, a

menudo feroces, de$ido a la confusin, end/mica en Mccidente desde latn, entre lo imaginado ylo imaginario, lo nacional y lo falso, entre producir cosas y falsificarlas" #a curiosa idea de que la

realidad tiene un dialecto en el que prefiere ser descrita, de que por su propia naturale+a exige que

ha$lemos de ella sin vaguedades — lo que es, es una rosa es una rosa —, ilusin, enga6o o

autoem$o$amiento, conduce a la a%n m!s curiosa idea de que, perdido el literalismo, el hecho

tam$i/n desaparece"

 Esto no puede ser cierto, a menos que se supusiera qu/ todos los textos anali+ados en este li$ro,

mayores y menores por igual (así como pr!cticamente todas las monografías que van

apareciendo), carecen por completo de cualquier referencia a lo real" #a escritura simple del tipo

0esto es un halcn que es un serrucho5 es en realidad $astante rara m!s all! del nivel del informe

so$re el terreno o la encuesta tropical, y no es ciertamente so$re este tipo de tra$ajos de

manio$ras so$re lo que la etnografía funda su pretensin de reconocimiento general, sino so$re lasrelum$rantes torres construidas por los /mulos de #/vi?=trauss, .alino@s-i, Evans?ritchard y

Aenedict" #a pretensin de o$servar el mundo directamente, como a trav/s de una pantalla

orientada en un %nico sentido, viendo a los otros tal como son cuando slo Dios los ve, est! en

realidad $astante extendida" ero se trata m!s $ien de una estrategia retrica, un modo de

persuasin un modo que qui+! sea difícil a$andonar del todo y a la ve+ conseguir que sea legi$le,

o que a%n se siga manteniendo a pesar de su difícil legi$ilidad" 7o resulta claro qu/ tipo de

0partido5 ha$r! de adoptar una escritura imaginativa so$re gentes reales en sitios reales y tiempos

reales, m!s all! de lo que pueda JJ ser un inteligente etiquetado pero sin duda alguna la

antropología tendr! que dar pronto con /l si quiere continuar siendo considerada como una fuer+a

intelectual en la cultura contempor!nea, si su condicin mulesca (pregonado tío materno científico,

vergon+ante padre literario) no termina por conducirla a la esterilidad de las muías"

 #a naturale+a 0intermediaria5 de casi la mayor parte de , los escritos etnogr!ficos, a medio caminoentre textos saturados de autoría, como 3a'id Copperfield! y textos vaciados de ella, como 0=o$re

la electrodin!mica de los cuerpos en movimiento5 (por volver so$r/ la presuncin con que esta

investigacin comen+), sigue siendo tan crucial, ahora que los antroplogos se hallan cogidos

entre la vasta reorgani+acin de las relaciones políticas mundiales y el no menos amplio

replanteamiento de lo que de$e considerarse que es la 0descripcin5, como lo fue cuando la

primera apenas ha$ía empe+ado y el segundo no ha$ía empe+ado en a$soluto" =u tarea sigue

siendo demostrar, o m!s exactamente demostrar de nuevo, en diferentes momentos y con

diferentes medios, que la descripcin del modo en que otros viven, que no se presenta ni como

cuentos so$re cosas que nunca ocurrieron, ni como informes so$re fenmenos medi$les

producidos por fuer+as calcula$les, a%n puede inducir a la cohJvltecin" #os modos mitopoy/ticos

de discurso 4)a 3i'ina Comedia! Capercita *o5a6! al igual que los modos o$jetivistas4El ori#en de

las especies! El calendario zara#ozano6 tienen una adecuacin específica a sus propios fines"

ero, dejando de lado algunas rare+as, la etnografía, ahora como siempre, ni trata sus materiales

como ocasiones para revelaciones enga6osas, ni los representa como emergiendo de manera

natural de un mundo a$soluti+ado"

 1ay ciertos peligros en contemplar la vocacin antropolgica como fundamentalmente literaria en

determinados aspectos" uede llegar a conce$irse la empresa como volcada, al igual que ciertas

variedades de la filosofía lingBística, so$re el significado de las pala$ras, siendo sus temas

centrales todos de tipo conceptual, intermina$lemente diseccionados e irresueltos& 03:u/ es (o

dnde est!) la cultura45 03uede decirse que la sociedad es la causa de la conducta45 03Existe

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el parentesco45 03iensan las instituciones45 uede llegar a conce$írsela como algo relacionado

con la mera seduccin ver$al& un artificio retrico destinado a mover mercancías intelectuales en

un mercado competitivo" M, tal ve+, de manera muy popular, ahora que el mundo parece po$lado

de hipocresías de clase, falsas conciencias y agendas secretas, puede llegar a considerarse como

una ideología (jer!rquica) disfra+ada de ciencia (desapasionada), una m!scara que hay que

destruir, una impostura que hay que desvelar" ' ahí est! tam$i/n, como siempre que se atiende al

estilo y se su$raya el g/nero, el riesgo del esteticismo, la posi$ilidad de que tanto los etngrafoscomo su p%$lico puedan llegar a creer que el valor que tiene escri$ir so$re el tatuaje o la $rujería

se agota en sí mismo, en el placer del texto, sin mayor trascendencia" #a antropología como $uena

para leer"

 

ero son riesgos que hay que correr, y no slo porque determinados pro$lemas centrales vienen a

discurrir so$re el tipo de juegos lingBísticos que decidimos usar, o porque ni el ensal+amiento del

producto ni la tendenciosidad del argumento resultan del todo desconocidos en la creciente y

desesperada re$ati6a dominante, o $ien porque la escritura deleita$le tiene algo que decir en su

favor, al menos tanto como pueda decirse contra la escritura para la intimidacin" #os riesgos

merecen la pena, porque correrlos conduce a una concien+uda revisin de nuestra comprensin de

lo que significa a$rir (un poco) la conciencia de un grupo ! (parte de) la forma de vida de otro, y por 

esta vía a (parte de) la suya propia" Ello significa (una tarea en la que ya es mucho no fracasar del

todo) inscri$ir un presente, trasmitir con pala$ras 0cmo es5 estar en alg%n lugar concreto de lacadena vital del mundo& A/í! como dijo ascal, en ve+ de Allí0! Ahora! en ve+ de Entonces7U  *parte

de oir!s muchas cosas — $%squeda experienciaL mulino@s-iana, ra$ioso deseo de orden a lo #/vi

=trauss, ironía 0$enedictina5 o reafirmacin cultural a lo Evans?rilchard — la etnografía es

siempre y so$re todo traslacin de lo actual, vitalidad traducida en pala$ras"

 

Esta capacidad de persuadir a los lectores (en su mayor parte acad/micos, pr!cticamente todos

integrados al menos en parte en esa forma de existencia evasivamente llamada 0moderna5) de

que lo que est!n leyendo es una relacin aut/ntica escrita por alguien personalmente familiari+ado

con la forma en que la vida act%a en determinado lugar, en determinado tiempo, en el interior de

determinado grupo, constituye la $ase so$r/ la que todo lo dem!s que la etnografía pretende hacer 

—anali+ar, explicar, divertir, desconcertar, cele$rar, edificar, excusar, asom$rar, su$vertir—

descansa en %ltimo t/rmino"V

 #a conexin textual entre 0Estar *llí5 y 0Estar *quí5 de laantropología, la construccin imaginativa de un terreno com%n entre el 0Escri$ir En5 y el 0Escri$ir 

 *cerca De5 (que remiten hoy día, como ya se ha dicho, con $astante frecuencia a la misma gente

representada seg%n diferentes marcos mentales) es la fons et ori#o de cualquier poder que la

antropología pueda tener de convencer a alguien de algo, y no la teoría, el m/todo, ni siquiera el

aura de la c!tedra profesoral, por consecuentes que puedan ser"

 

#a construccin de este terreno com%n, ahora que los presupuestos ingenuos so$re la

convergencia de intereses entre gentes (sexos, ra+as, clases, cultos de desigual poder han sido

histricamente desechados y la posi$ilidad misma de descripciones no *condicionadas ha sido

puesta en cuestin, no parece una empresa tan sincera como cuando la jerarquía esta$a en su

sitio y el lenguaje carecía de peso" #as asimetrías morales que confluyen en la etnografía y la

complejidad discursiva con que tra$aja convierten a todo intento de retratarla en poco m!s que la

representacin de un tipo de vida con las categorías de otra imposi$le de defender" Esto puede

$astar" 'o, personalmente, pienso que $asta" ero induda$lemente evoca el fin de ciertas

pretensiones"

 1ay toda una serie de pretensiones de este tipo, pero todas tienden a desem$ocar, de una manera

u otraWen un intento de evitar el hecho inevita$le de que toda descripcin etnogr!fica es

interesadamente casera, es siempre descripcin del descriptor, y no del descrito"

 

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1ay una ventriloquia etnogr!fica& no la pretensin de limitarse a ha$lar sobre otra forma de vida,

sino de ha$lar desde dentro de ella de pintar cmo ocurren las cosas desde 0el punto de vista de

una (poetisa) etíope5 como si fuera la descripcin misma de cmo ocurren las cosas desde la

perspectiva hecha por la (poetisa) etíope misma" 1ay un positivismo textual& la idea de que, con

slo que Eina @ayish se ponga a dictar o a escri$ir sus propios poemas tan cuidadosamente como

le sea posi$le, y estos se tradu+can tan fielmente como se pueda, el papel del etngrafo se

disuelve en el de un honesto transmisor de cosas sustanciales que limita el coste de lastransacciones al mínimo" Est! tam$i/n la autoría difusa& la esperan+a de que el discurso

etnogr!fico pueda hacerse m!s o menos 0hcteroglsico5, de manera m!s o menos directa, igual e

independiente una presencia del 0*llí5 en el texto de 0*quí5" 1ay tam$i/n confesionalismo&

cuando se toma la experiencia del etngrafo, antes que su o$jeto, como materia prima de la

atencin analítica, retratando entonces a Emawayish en t/rminos del efecto que ha causado en

quienes han tra$ado contacto con ella una som$ra de 0*llí5 en la realidad del 0*quí5" ' est!

tam$i/n, es qui+! lo m!s extendido, la simple suposicin de que, aunque Emawayish y sus

poemas sean, por supuesto, inevita$lemente vistos a trav/s de las gafas oscuras del etngrafo, el

oscurecimiento puede reducirse al mínimo mediante el autorial de todo posi$le 0sesgo su$jetivo5,

de modo que ella y sus poemas puedan contemplarse frente a frente"

 Codo esto no quiere decir que las descripciones de cmo se aparecen las cosas a la propia

su$jetividad, los esfuer+os por conseguir textos exactos y traducciones verídicas, la preocupacinpor permitir que la gente so$re la que se escri$e tengan una existencia imaginativa en el texto,

conforme pon su existencia real en su propia sociedad, la reflexin explícita so$re lo que el tra$ajo

de campo influye o deja de incidir en el investigador mismo, y el examen riguroso de los

presupuestos su$jetivos, no mere+can en modo alguno llevarse a efecto por parte de quien aspire

a contar a quienes llevan un modo de vida franc/s lo que significa llevar un modo de vida etíope"

;aptar correctamente los puntos de vista Emawayish, hacer accesi$les sus poemas, hacer 

percepti$le su realidad y clarificar el marco cultural en que se desarrolla su existencia, significa

meterlos en la p!gina escrita de tal modo que cualquiera pueda o$tener una comprensin de lo que

eso significa" Esto no slo es un asunto difícil, sino que tiene amplias consecuencias tanto para el

0nativo5, como para el 0autor5 y el 0lector5 (y, en verdad, para las eternas víctimas de las

acciones de otros, los 0inocentes circunstantes5) por igual"

 ;omo cualquier otra institucin cultural, la antropología — que es m!s $ien una institucin menor si

se la compara con el derecho, la física, la m%sica o la conta$ilidad — pertenece a un tiempo y a un

lugar, perpetuamente perecederos, pero no por cierto tan perpetuamente renovados" #as energías

que le dieron vida, primero en el XFX (cuando tendía a ser una especie de disciplina invasora que

estudia$a al hom$re desde sus comien+os simiescos), y posteriormente en los primeros a6os de

este siglo (cuando la atencin se centr en los pue$los concretos como totalidades cristali+adas,

aisladas y completas), esta$an ciertamente conectadas, si $ien de un modo m!s complejo del que

suele representarse ha$itualmente, tanto con la expansin colonial de Mccidente, como con el

auge de la fe salvífica en los poderes de la ciencia"Y Desde la segunda guerra mundial, la

disolucin del colonialismo y la aparicin de una visin m!s realista de la ciencia han venido m!s

$ien a disipar esas energías" 7i el papel del mediador intercultural, incesantemente disparado entre

los centros de poder mundiales euroamericanos y los diversos territorios exticos, con !nimo de

intermediar entre los prejuicios de unos y los parroquialismos de los otros, ni el?del tericotranscultural, que intenta su$sumir todo tipo de creencias raras y estructuras sociales inha$ituales

$ajo leyes generales, est!n ya tan al alcance del antroplogo como en su día lo estuvieron" #o que

suscita la pregunta& 3qu/ est8 pues a su alcance4 3:u/ puede considerarse necesario, ahora que

los procnsules han desaparecido y la sociomec!nica resulta poco plausi$le4

 

7o hay, por supuesto, una respuesta f!cil para esta cuestin, ni pueden darse tampoco respuestas

de antemano, antes de que los propios autores antropolgicos las autoricen" El criticismo

prescriptivo e+ ante — hay que hacer esto, no hay que hacer lo otro — es tan a$surdo en

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antropología, como lo es en cualquier otra empresa intelectual no $asada en una dogm!tica" *l

igual que los poemas y las hiptesis, las o$ras etnogr!ficas slo pueden ju+garsee+ post! una ve+

que alguien las haya traído al ser" ero, por todo ello, parece verosímil que, sea cual sea el uso

que se d/ a los textos etnogr!ficos en el futuro, si de hecho llega a d!rseles alguno, implicar!

induda$lemente la facilitacin de comunicaciones entre los lineamientos societarios — /tnicos,

raciales, religiosos, sexuales, lingBísticos, raciales — que han venido haci/ndose cada ve+ m!s

mati+ados, inmediatos e irregulares" El o$jetivo inmediato que se impone (al menos eso me parecea mí) no es ni la construccin de una especie de cultura?esperanto, la cultura de los aeropuertos y

los moteles, ni la invencin de una vasta tecnología de la administracin de lo humano" Es m!s

$ien la ampliacin de posi$ilidades del discurso inteligi$le entre gentes tan distintas entre sí en lo

que hace a intereses, perspectivas, rique+a y poder, pero integradas en un mundo donde, sumidos

en una intermina$le red de conexiones, resulta cada ve+ m!s difícil no aca$ar trope+!ndose"

 

Este mundo en que vivimos, configurado por un espectro graduado de me+cladas diferencias, es el

mundo en el que los posi$les fundadores de discursividad de$en operar, ahora, y de$er!n hacerlo

pro$a$lemente por alg%n tiempo m!s" #/vi?=trauss, Evans?ritchard, .alino@s-i y Aenedict

operaron en un mundo hecho de una yuxtaposicin discontinua de diferencias separadas (los

$ororo, los +ande, los +u6i, los tro$iandeses), y a su ve+ los grandes polihistoriadores a los que

despla+aron (Cylor, .organ, <ra+er, etc") opera$an en un mundo dicotomi+ado entre un creciente

n%mero de civili+ados y un cada ve+ m!s impro$a$le n%mero de salvajes" #os 0*llí5 y los 0*quí5est!n hoy mucho menos aislados, mucho menos $ien definidos, mucho menos espectacularmente

contrastados (aunque lo est!n profundamente a la ve+), y han cam$iado nuevamente de

naturale+a" =i la empresa — de crear o$ras que relacionen unos y otros de manera m!s o menos

inteligi$le — mantiene a%n una continuidad reconoci$le, el modo de reali+arla, con lo que reali+arla

quiera decir, de$e claramente ser distinto" #os etngrafos tienen que v/rselas hoy en día con

realidades que ni el enciclopedismo ni el monografismo, ni los informes mundiales, ni los estudios

tri$ales, pueden afrontar de manera pr!ctica& 1a$iendo surgido algo nuevo, tanto 0so$re el

terreno5 como en la 0academia5, es algo nuevo tam$i/n lo que de$e aparecer en la p!gina escrita"

 ;iertos signos de que este hecho empie+a a ser vagamente apreciado, si no plenamente

comprendido, pueden hallarse en los m!s diversos lugares de la reciente antropología, y se est!n

llevando a ca$o esfuer+os, algunos de ellos impresionantes, aunque los m!s no tanto, paraponerse a la altura de las circunstancias" El presente estado de las cosas en este terreno es a la

ve+ catico e imaginativo, a+aroso y variopinto"9 ero ya ha sido así en otras ocasiones y pudo

hallarse un camino" #o que nunca ha sido la etnografía, y, apoyada en la autoconfían+a moral e

intelectual de la ;ivili+acin Mccidental, no tenía por qu/ serlo, es consciente de sus fuentes de

poder" ara poder prosperar hoy día, con tal confian+a $astante trastocada, de$e tomar conciencia

de ellas" El an!lisis de cmo consigue sus efectos y cu!les son /stos, de la antropología escrita, no

puede seguir siendo una cuestin marginal, minimi+ada por los pro$lemas de m/todo y las

discusiones tericas" Esto, y la pregunta de Emawayish, est! muy cerca de constituir el n%cleo del

asunto"

 

Notas

 1 ." #EFF=& 9hantom Africa, G" ;lifford, trad", =ulfur, R (YVS)& #os primeros corchetes son míos, los segundos del traductor y

las cursivas est!n en el original" ;lifford tradujo solo una parte de #J *frique <antome, de #eiris, aris, YPQ"

2 ;omo interesante muestra de lo muy $ueno y lo muy malo, lo $ien profundi+ado y lo pretencioso, lo verdaderamente original y

el aturdimiento puro, puede verse G" ;#F<<MD ' I" .*;>= (eds"), :ritin# Cltre; <he 9oetics and 9olitics of Ethnolo#y ,

Aer-eley ;alifornia, YVS (de prxima aparicin en Gucar con el titulo etricas de la etnología)" ara una revisin menos

fatigosa del asunto, vease I" .*;>= y ." <F=;1E, Anthropolo#y as Cltral criti/e; An E+perimental %oment in the

Hman .ciences, ;hicago, YVS" ;omo riachuelos recientes de la misma corriente pueden citarse tam$i/n G" <*AF*7, Cime

and the Mther& How Anthropolo#y %a$es "ts =b5ect! 7ueva 'or-, YVP G" ;#F<<MD, Mn Ethnograohic *uthority,

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epresentations, 8 (YVP)& V?QS G" >A' (ed"), * ;rac- in the .irror& eflexive erspectatives in *nthropology,

hiladelphia, YV8 C" *=*D (ed"), Anthropolo#y and the Colonial Enconter! 7ueva 'or-, YUP y D" 1'.E=

(ed") *ein'entin# Anthropolo#y , 7ueva 'or-, YUQ Mriginalmente pu$licado en YSY"

3 A" .*#F7MN=2F, A 3iary in the .trict .ense of the <erm, 7ueva 'or-, YSU, p!g" R9 [G" ;#F<<MD, D*C* D*C*, =ulfur, S

(YVU)& SP?SQ]"

4 G" <*AF*7, <ime and the =ther , pag" QY los par/ntesis y las cursivas son del original"

5

N" =" NF##F=, Gr" .$eletons in the Closet , en 1'.E= (ed"), einventing *nthropology, p!g" QS he suprimido un punto yaparte"

6 =" C'#E, 9ost1%odern Etno#raphy & <rom Document of the Mccult Document, en ;#F<<MD ' .*;>=, Nriting ;ulture,

p!gs" P9?P la cita entre par/ntesis del p!rrafo siguiente esta tomada de la !g" PQ"

7 7o solo, por supuesto, en forma de pala$ras& los films y los museos tam$i/n juegan en esto un papel, aunque sea de tipo

ancillary" Campoco necesita el presente inscrito ser contempor!neo, instant!neo o extico hay una etnogr!fica de cmo eran

las cosas entre pue$los ya desaparecidos, de las vicisitudes de determinadas sociedades a lo largo de un prolongado espacio

de tiempo y de grupos a los que el propio etngrafo pertenece, todos los cuales plantean pro$lemas específicos (incluyendo

concepcionesalternativas de lo que quiere decir Estar *llí), pero no muy desemejantes" ara un an!lisis de la idea del como

es, ser alguien distinto, e igualmente uno mismo, como motivo etnogr!fico, vease ;" Ieert+" <he >ses of 3i'ersity! en ="

.;.>F7 (ed"), <he <anner )ectres on Hman ,ales , vol U, ;am$ridge, YVS, p!gs" 8RP?8UQ" El tropo como es ser un

Z esta por supuesto tomado y ( parodiado) del articulo seminal de Chomas 7*IE#, Nhat Ft Fs #i-e to $e a Aat4,

hilosophical evie@ VP (YUY)& QPR?QR (trad" ;ast" ;omo es ser un murci/lago en D" " 1M<=C*DCE y D" ;" DE77EC

(eds"), El o5o y la mente, Auenos *ires, =udamericana, YVP)"

87uevamente hay que advertir de manera explicita que la etnogr!fica puede ser de =egundo orden (como ocurre en su mayor parte con #/vi?=trauss y Aenedict), y el efecto Estar Alli , ser por tanto derivative" Iran parte de la historia etnografiada que tan

popular se ha hecho %ltimamente E" #E MF #*D>FE, .ontaillou, #ondres, YUV, originalmente pu$licado en YUR (trad"

;ast& .ontaillou, aldea occitana de 8YQ a P8Q, .adrid, Caurus, YV) y Carna'al in *omans, 7ueva 'or-, YV9,

originalmente pu$licado en YUS o$ert D*7CM7, <he Great Cat %assacre, 7ueva 'or-, YVS hys F=**;, Che

Cransformation of Hirginia, UQ9?UY9, ;hapell 1ill, 7";", YV8 7atalie " D*HF=, <he *etrn of %artin Gerre, ;am$ridge,

.ass, YVP (trad, cast El re#reso de %artin Gerre, Aarcelona, *ntoni Aosch Ed" YVQ) reposa en gran medida en un efecto

producido por supuesto, no mediante la representacin del autor como ha$iendo estado alli sino fundado en los an!lisis de las

revelaciones experienciales de gente que si estuvo ahi"

9 >n detallado y equili$rado an!lisis del periodo anterior puede verse ahora en I" N" =toc-ing, ,ictorian Anthropolo#y! 7ueva

'or-, YVU" >n estudio integral compara$le de este siglo, con las cosas mucho m!s intrincadas, esta aun por hacer"

10 Haloraciones mas especificas resultarían aquí injustas y prematuras" .i visin general del campo en este momento puede

encontrarse en :addlin# "n, Cimes #iterary =upplement, U de junio de YVR (n" Q8VV), !gs" S8P?S8Q (trad" ;ast El 

reconocimiento de la antropolo#ía, en ;uadernos del 7orte, n" PR, enero?fe$rero de YVS)"

 

El antroplo#o como ator! 9aídos Estdio! %é+ico! pp7 @B1@D7

 

online source& @@@"uacj"mxWicsaWDepartamentosWD;=W*ntropologiaW*ntologia"pdf 

 

>sing this text is also su$ject to the general 1yperIeert+?;opyright?regulations $ased on *ustrian copyright?la@ (899), @hich ? in

short ? allo@s a personal, nonprofit \ educational (all must apply) use of material stored in data $ases, including a restricted

redistri$ution of such material, if this is also for nonprofit purposes and restricted to the scientific community ($oth must apply), and if 

full and accurate attri$ution to the author, original source and date of pu$lication, @e$ location(s) or originating list(s) is given (Ofair?

use?restrictionO)" *ny other use transgressing this restriction is su$ject to a direct agreement $et@een a su$sequent user and the

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