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45 Estructura del evangelio de Juan La mayor parte de los especialistas coinciden en señalar una triple divi- sión en ese evangelio: Prólogo (1, 1-18). Es en realidad una síntesis precisa y diáfana en cuanto a la identidad de Jesús. Primera sección, o libro de los signos (1, 19-12, 50). Dedicada a la vida pública de Jesús, y cerrada con gran solemnidad en 12, 37-50. Segunda sección, o libro de la gloria (13, 1-20, 31). Centrada en torno a Jesús y su círculo íntimo de discípulos, hasta llegar a la cruz, resu- rrección y retorno al Padre. Existe además un capítulo añadido (el 21) que compromete el probable final original de 20, 30-31. En el mismo se destaca, un tanto forzadamente, el protagonismo de Simón Pedro, quizá a modo de acercamiento, por par- te de la experiencia comunitaria juanina, ya inmersa en una severa crisis, a la iglesia denominada “apostólica”. De todas maneras, el papel de Pedro es ambivalente, ya que, si bien su importancia como representante de los discípulos y primer testigo de la resurrección no es cuestionada, su figura queda acompañada por otra muy fuerte: la del discípulo amado. Este es el que ve, cree, logra una comprensión cabal, y tiene el cono- cimiento verdadero. Sea como fuere, el propósito del evangelio es el que aparece en aquel primer final, de hecho repetido en parte en el último versículo del capítulo 21: la obtención de la vida por medio de la fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Seis encuentros con el maestro

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Estructura del evangelio de Juan

La mayor parte de los especialistas coinciden en señalar una triple divi-sión en ese evangelio:

Prólogo (1, 1-18). Es en realidad una síntesis precisa y diáfana en cuantoa la identidad de Jesús.Primera sección, o libro de los signos (1, 19-12, 50). Dedicada a la vidapública de Jesús, y cerrada con gran solemnidad en 12, 37-50.Segunda sección, o libro de la gloria (13, 1-20, 31). Centrada en tornoa Jesús y su círculo íntimo de discípulos, hasta llegar a la cruz, resu-rrección y retorno al Padre.

Existe además un capítulo añadido (el 21) que compromete el probablefinal original de 20, 30-31. En el mismo se destaca, un tanto forzadamente,el protagonismo de Simón Pedro, quizá a modo de acercamiento, por par-te de la experiencia comunitaria juanina, ya inmersa en una severa crisis,a la iglesia denominada “apostólica”. De todas maneras, el papel de Pedroes ambivalente, ya que, si bien su importancia como representante delos discípulos y primer testigo de la resurrección no es cuestionada, sufigura queda acompañada por otra muy fuerte: la del discípulo amado.Este es el que ve, cree, logra una comprensión cabal, y tiene el cono-cimiento verdadero.

Sea como fuere, el propósito del evangelio es el que aparece en aquelprimer final, de hecho repetido en parte en el último versículo del capítulo21: la obtención de la vida por medio de la fe en Jesús como Mesías e Hijode Dios.

Seis encuentros con el maestro

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Características del evangelio y su comunidad

El evangelio de Juan aparece a simple vista diferente de los sinópticos.No se centra en el tema del Reino de Dios, típico de los otros, y tampocose observan, como en los demás, parábolas y proverbios (son en realidadde una especie más corta). Jesús, en cambio, es presentado hablando endiscursos simbólicos que entretejen magistralmente diálogos y narrativa.Con ello se logran extensas escenas dramáticas. Esos diálogos sirven depreparación a los discursos, ya que colocan en escena malentendidosque funcionarán a modo de recursos para mostrar la necesidad de com-prender la condición humana, y aceptar el ofrecimiento de salvación. Algu-nos estudiosos afirman que estas singulares características se deben a laconservación de tradiciones particulares y distintas sobre Jesús por partede las comunidades juaninas.

Geográficamente, su ministerio gira entre Samaria y Jerusalén, con dosexcepciones (Jn.4, 43-54 y 6, 1-7). Los mayores conflictos suceden enaquella ciudad. Los sinópticos, en cambio, colocan el acento en la misióngalilea, con un breve y fatal período final en Jerusalén.

Mencionamos ya que la identidad de Jesús presenta con toda claridaden el prólogo. Sin embargo, como también sugerimos, después aparecengrupos diversos, o personajes individuales que confunden o malinterpretanesa identidad (no saben quién es, de dónde viene, cuál es su misión,etc.). Este procedimiento de redacción funciona perfectamente para de-safiar a los lectores, invitados así por el autor a realizar periplos o proce-sos de desarrollo de la fe similares, desde la imperfección de la mismahasta su plenitud. En tal sentido, las preguntas hechas por Jesús estándirigidas en realidad a ese auditorio, que experimenta la posibilidad deser actor en cada una de las situaciones. Es conveniente subrayaraquí la pluralidad de recursos narrativos en Juan, en particular unavariante de la técnica midráshica, denominada tartey mashma, consis-tente en girar en torno a los dos o tres sentidos de una misma palabra,con lo cual se otorga a ciertos diálogos un singular atractivo, basado enla posibilidad de confusión y múltiple interpretación (así, por ejemplo, eldesconcierto de Nicodemo, provocado por la invitación a nacer de nue-vo –en realidad también nacer de lo alto–; la perplejidad de la samaritanaal oír la oferta de agua viva –que podía ser entendida como agua co-rriente– por parte de aquel que acababa de pedirle de beber; la espe-ranza de los discípulos al escuchar que Lázaro dormía, etcétera).

Por último, creemos que es conveniente hacer mención a los gruposque aparecen como telón de fondo en todo el evangelio, y que, en verdad,

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nos aportan valiosos datos sobre los avatares, peripecias y enfrentamientosque padecían las propias comunidades juaninas en sus primeros años devida:

Los seguidores de Juan el Bautista (en 1, 35-37; 3, 22-30; 4, 1-3; 10,40-42). Se les presenta no totalmente comprometidos con Jesús.“Los judíos”. En realidad, las autoridades que expulsaron de las sina-gogas, en los finales del siglo I, a los que creían en Jesús (tambiénjudíos) provocando una profunda crisis (9, 22-33; 16, 1-4). Se les criticacon severidad.Algunos creyentes que fueron fieles seguidores pero, por algún motivo,se separaron (6, 60-66).

Existen además dos grupos muy representativos, que funcionan estavez como indicadores de la composición de las comunidades de Juan,aparte de los judíos:

Gentiles (12, 20-26). Reflejan a los receptores del mensaje, una vezproducida la expulsión de las sinagogas y el casi seguro éxodo geo-gráfico, probablemente hacia Efeso, sitio en el cual la tradición eclesialposterior ubicó a Juan53 . Son el rostro concreto de la definitiva apertu-ra al mundo de los gentiles.Samaritanos (4, 4-42). Es quizá el grupo más interesante, exclusivo de lascomunidades juaninas, que evidentemente tenía entre ellas una presen-cia significativa. En ese sentido, el relato del encuentro de Jesús con lasamaritana, y la posterior evangelización realizada por ella entre su propiagente, contrasta por completo con la exigencia de no cruzar por territoriosamaritano reflejada por ejemplo en el evangelio de Mateo (10, 5).

Como nota sugestiva, diremos que en este evangelio las mujeresocupan un sitio de gran importancia, lo cual nos revela algo de la estructuray funcionamiento de esas comunidades, su teología, valores, etc. Bastaríaaquí con mencionar tres modelos típicos. El primero es el de Marta, que

53 A pesar de que la tradición patrística se refiere a Efeso y Asia Menor como lugar deredacción del evangelio y las cartas de Juan, algunos investigadores piensan que ha-bría que ubicar a las primeras comunidades juaninas en Judea o Samaría, con unaextensión posterior hacia Siria, siempre en el ámbito de sinagogas liberales. Asia apa-recería como lugar de asentamiento, pero no antes de la guerra judía.

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hace referencia a un oficio ministerial muy preciso (12, 2)54 , además demostrarla sin mayores prevenciones al mismo nivel de Pedro, en una claray poco común confesión de Jesús como Mesías e Hijo de Dios (11, 27). Elsegundo es el de la mujer samaritana. Esta es presentada como enviaday misionera (4, 39) precediendo y facilitándole la labor a los mismísimosdiscípulos (4, 37-38). Ambas serán retomadas más adelante. El terceroes el de María Magdalena, a la cual Jesús le encomienda instruir a sushermanos (los discípulos, en 20, 17-18). Su figura, muy destacada porese ministerio de la instrucción, fue llamada sin temor por la iglesia, du-rante siglos, la “apóstol de los apóstoles”. Invisibilizada posteriormente, ymás tarde denigrada por una teología androcéntrica y poco fiel a losevangelios, pasó a ser sinónimo de mujer de mala vida, y, en el mejor delos casos, prostituta arrepentida.

Para completar este somero cuadro, diremos que las cartas de Juanrevelan una estructura comunitaria basada en iglesias domésticas, reuni-das en casas de familia y entrelazadas por misioneros itinerantes. Deigual modo dejan entrever con claridad un fuerte cisma, que habría ocurri-do hacia finales del primer siglo.

Algunos especialistas55 afirman que esta fecunda y única experienciaeclesial desapareció por completo como consecuencia de aquella crisis,absorbida de una parte por la iglesia apostólica, estructurada ya en tornode las seguridades que ofrecían la autoridad del presbiterado y episcopado,y, por otra, por la potente corriente gnóstica56 . El aporte teológico que llevóconsigo al resto de la iglesia fue, en esencia, lo que se denomina “altacristología”57 . El evangelio de Juan, sospechado durante años por haberservido de base a errores, fue aceptado finalmente con el agregado de lascartas juaninas, que le sirvieron como guía para interpretarlo con corrección.

56 El concepto “gnosticismo” designa a una serie de movimientos y corrientes filosófico-religiosas que enfatizan la gnosis, o conocimiento de tipo secreto, como vía para lasalvación. Sus orígenes son inciertos y objeto de debate, aunque es probable que seubiquen hacia fines del siglo I d.C. El gnosticismo influyó y fue a la vez permeado porel cristianismo naciente, en un complejo y no siempre claro proceso.

57 Se refiere a la que utiliza los títulos “Señor” o “Hijo de Dios” como expresión de divinidad,y para distinguirla de otra, basada con preferencia en la aplicación de títulos usualesen el Antiguo Testamento, tales como mesías, profeta, siervo, señor, hijo de Dios, etc.que no implicaban necesariamente una categoría divina.

54 Cuando en ese pasaje se nos indica que María «servía a la mesa», se utiliza el términogriego diákonein. Para la época en la que fue escrito el evangelio de Juan, alrededordel año 90 d.C., ya el oficio de diácono existía como función precisa y reconocida (verHech.6, 1-6 y la mención a la diaconisa Febe, en Rom.16, 1).

55 Por ejemplo, Raymond E. Brown (ver bibliografía sugerida al final del cuaderno).

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I. El proceso de aprendizaje del ciegode nacimiento y nuestros propios procesos(Jn.9, 1-41)

Introducción

Si el texto de los caminantes de Emaús (Lc.24, 13-35) resulta muyapropiado para analizar la metodología que Jesús utiliza con aquellosperegrinos, el del ciego de nacimiento, que analizaremos a continuación,nos puede servir para destacar algunas pistas relacionadas con el proce-so de aprendizaje realizado por ese personaje.

Hemos propuesto este texto como el primero de una serie de seis, yaque, entre otras cuestiones, muestra estupendamente lo que se puedelograr a través de una pedagogía aplicada en forma adecuada, en rela-ción con la posibilidad real de crecimiento de un ser humano marginado,hasta lograr su autonomía como persona con plenos derechos; de formaespecial los referidos a la libre expresión pero, sobre todo, los relaciona-dos con una elaboración teológica propia.

El pasaje viene a constituirse además, y por esas mismas razones, enuna suerte de paradigma de lo que entendemos por educación teológica,particularmente desde el ángulo de las capacidades de los sujetosperiféricos como potenciales productores de teología, versus la tan fre-cuente pretensión de exclusividad por parte de teólogos profesionales, oel monopolio teológico que pretenden imponer algunas instituciones. Dehecho, el gran escándalo para las autoridades que aparecerán en el rela-to se origina en el atrevimiento del ciego, transmutado en maestro capazde dar lecciones a los supuestos especialistas (v. 34).

Por esos motivos, a partir del análisis que haremos nos preguntare-mos:

-¿Somos verdaderamente capaces de promover procesos de aprendi-zaje auténticos entre las personas con las cuales trabajamos?

-¿Qué tipo de procesos de aprendizaje desencadenamos nosotros/asmismos/as como facilitadores/as de grupo?

-¿Las personas que conforman esos grupos crecen hasta hacerse ca-paces de elaborar un pensamiento teológico personal, consciente ycrítico? (cuando hablamos de “elaborar un pensamiento teológico”nos referimos en concreto a la teología que hacemos todos los días, ya la posibilidad de sistematizarla. Teología es, en definitiva, hablar de

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Dios desde nuestras propias experiencias de vida y de fe).-¿Cómo está estructurado ese pensamiento?

Consideramos que el relato sobre el ciego de nacimiento, como tantosotros relatos bíblicos, tiene diferentes capas, sentidos, intenciones, y porende plantea en realidad múltiples verdades. Por las características delpresente folleto, nos concentraremos sólo en sus implicaciones pedagó-gicas, como pistas para la reflexión, con el propósito de estimular y poten-ciar los procesos formativos en los que nos encontramos involucradoscon nuevos desafíos.

Primer paso para el estudio del texto

- Leer el pasaje.- Mencionar por escrito en papelógrafo o pizarra, y en columnas para-

lelas, los personajes que aparecen en el relato.- Describir brevemente las acciones debajo del nombre de cada per-

sonaje.- Circular las “acciones activas” del ciego.- Subrayar las “acciones pasivas” del ciego.- Seleccionar dos palabras clave por personaje.

Elementos para el análisis y el debate grupal

La apertura del pasaje está dada por temas muy espinosos y difíci-les de resolver, concentrados en la pregunta del v. 2. Por un lado seobservan las disputas en torno a las desgracias físicas como conse-cuencia del pecado. Por otro surge la clásica discusión acerca del ca-rácter hereditario de las culpas, muy acentuada en algunas tradicionesdel Antiguo Testamento como Ex. 20, 5 o 34, 7; las teorías de los “ami-gos” de Job sobre la retribución, las sospechas que ellos mismos ma-nifiestan ante sus protestas de inocencia, etc. El curioso pero sugesti-vo gesto de Jesús al hacer barro, además de reflejar una terapia rela-tivamente difundida en la época, puede ser una referencia a la posibi-lidad real de una nueva creación, en la cual el ser humano queda librede culpas propias o ajenas (Gén. 2, 7).

El ciego se muestra inactivo en un comienzo. A diferencia de otros su-jetos de sanaciones, ni hace ni solicita nada. Es ajeno incluso a la mencio-nada discusión “teológica” sobre su caso, y no se opone a que hablen deél. Se deja untar con lodo. El texto retorna a destacar esa pasividad cuan-

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do menciona que el ciego no sabe dónde está Jesús (v.12) y con posterio-ridad se deja llevar ante los fariseos (v.14).

Sin embargo, entre una sección pasiva y la siguiente (en verdad lasúnicas del relato) comenzamos a percibir cambios notables: en el v.7 senos dice que obedeció la sugerencia de Jesús a través de acciones (fue,se lavó y retornó). En el v.9 da otro paso, afirmando su propia identidad ypersonalidad frente a las dudas y opiniones levantadas. Lo que se discuteya no le es indiferente.

Luego de la afirmación de la propia identidad, tiene lugar la reconstruc-ción de lo sucedido. De esa forma, se hace capaz de elaborar una memo-ria personal y original (v.11 y 15).

A continuación de ese preámbulo absolutamente necesario para hacerteología (clarificación de la propia identidad + partir de la realidad) procla-ma a Jesús como profeta (v.17), afirmación teológica que implica un posi-cionamiento crítico y riesgoso, teniendo en cuenta las circunstancias (sepresentan situaciones de debate, curiosidad popular, comparecencias, con-tradicciones, investigaciones, insultos, acusaciones, excomunión).

A diferencia del comienzo, en el cual el ciego sólo funcionaba comoobjeto de estudio de la discusión sobre su posible pecado, ahora seniega, ya en calidad de sujeto, a ese tipo de debate teológico, por con-siderarlo estéril, aunque en este caso se trate de la disputa sobre elposible pecado de Jesús (v.25). No obstante, afirma su propia experien-cia, que está por encima de cualquier especulación teológica. A partir deella abre interrogantes (“yo era ciego y ahora veo”, lo cual equivale adecir “algo pasó conmigo...”). Frente a la propia historia/experiencia, novalen elucubraciones ni hipótesis, aún las de alto vuelo.

Nuevamente se niega, en este caso a repetir la historia (la memoria) ypasa a la crítica irónica y socarrona (v.27). Descubre que un momentofundamental como es el de hacer memoria, pierde sentido si no se integracomo etapa, dentro de un proceso, que aquí nadie garantiza. A esta alturaya queda clara su fidelidad a la verdad, que contrasta con los argumentoscada vez más enredados y extraños en los que se empantanan sus adver-sarios (el grupo identificado como «los judíos» caerá en el absurdo desostener que en realidad nunca había sido ciego –v. 30–, y los vecinos seexcusarán con que no se trata de la misma persona –v. 9–).

Comienza a producir una teología elaborada, basada en una lógica impla-cable, que sigue los pasos ver-analizar-actuar, correspondientes a:

••••• Hechos (Uds. son ignorantes / Él me dio la vista) (v.30)••••• Premisas (Nunca nadie dio la vista a un ciego / Dios no escucha

pecadores / Dios sí escucha a los que hacen su voluntad) (v.31-32)

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••••• Conclusión teológica que conduce a la acción (Este hombre vie-ne realmente de Dios) (v.33).

Por ello nace a una fe crítica, que le lleva ahora a preguntar, a inves-tigar (“Dime quién es él”) (v.36) antes de proclamar. Además, se tratade una proclamación mucho más precisa que la anterior, que implicamás riesgos, ya que opta por un camino (“Señor”) (v.38) que sabe lova a excluir de la vida cultual, como de hecho sucede. La gran para-doja consiste en que, si antes estaba excluido por ciego, ahora loestará voluntaria y conscientemente, por atreverse a saber y confe-sar, es decir, por ver con demasiada claridad. El pasaje muestra encuatro versículos el progreso teológico del ciego, que se manifiestaen un conocimiento evolutivo de Jesús como hombre (v. 11), profeta(v. 17), proveniente de Dios (v. 33) y, finalmente, Señor (v. 38).

El relato resalta, por su ausencia, la actividad pedagógica de Jesús,que aparece al comienzo y al final, desencadenando un proceso y dándo-le el respaldo definitivo, sin agobiar, ni ahogar, ni presionar al ciego. Sinembargo, podríamos destacar algunos elementos de interés en esa peda-gogía. En primer lugar, Jesús es capaz de ver al ciego, es decir, de perca-tarse de su presencia (v.1). De inmediato problematiza a sus discípuloscon una propuesta que ofrece nuevos abordajes para un viejo debate (v.3).En la sanación propiamente dicha, recurre a una serie de elementos quepueden parecer superfluos, tales como el ya mencionado de hacer lodocon saliva, o el mandato dado al ciego de ir a lavarse a una piscina espe-cífica y no tan cercana (v.6-7), cuando en otros relatos de curaciones sesubraya más bien el poder de su sola palabra. Debemos preguntarnosqué sentido pueden tener estos gestos desde el punto de vista pedagógi-co58 . De igual modo el texto destaca el interés de Jesús por el caso, que lolleva a estar atento al desarrollo de la historia (v.35 a). Al final, para cerrarun ciclo del proceso, provoca un encuentro, en el cual una pregunta sirvepara que el ciego sanado pase a otro plano de comprensión totalmentediferente (v.35 b-39).

El pasaje describe el crecimiento del ciego, que transita del no saber alconocimiento propio, crítico y maduro. A modo de telón de fondo aparecen

58 Juan ubica el relato en el ámbito geográfico del Templo y en el contexto temporal ampliode la fiesta de las Enramadas (ver nota # 61). El estanque de Siloé se encuentra en elextremo sur de la ciudad, y era el sitio desde el cual se llevaba agua hasta el Templo enla fiesta mencionada, mientras se entonaba el verso 3 del capítulo 12 de Isaías. El mis-mo evangelista se encarga de indicar que la palabra Siloé significa “Enviado”.

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las personas, sin opinión clara pero temerosas de los poderes del saberde la época; los padres del ciego, miedosos de quedar excluidos del culto,los judíos en general, y los fariseos, cuya culpa es precisamente creer quesaben (creer que ven). En consecuencia, se arrogan el poder de dar leccio-nes, y por eso los irrita tanto que el ciego sea el que se las dé (v.34). Juan,con gran ironía, nos presenta el relato de un excluido que se torna capaz dehacer teología, y de unos supuestos especialistas/teólogos, que no atinan anada más que repetir lo mismo, y en realidad evidencian que no sabennada; están perdidos, tanteando y tropezando. Son como ciegos. De he-cho, el texto finaliza con una especie de reconocimiento de esa ceguera, enforma de duda (v.40 b) sumada a una afirmación de Jesús, de que efectiva-mente son ciegos y, además, culpables, porque pretenden ver (v.41).

Asimismo es posible descubrir en este grupo una determinada pedago-gía, que el evangelista presenta con copiosos detalles en una sección su-gestivamente amplia (v.13-34). No la abordaremos de forma exhaustiva, perodestacaremos algunos elementos que resultan significativos. En primer lu-gar, se trata sin lugar a dudas de una pedagogía que se resiste a aceptar larealidad tal y como es y, en cambio, intenta por todos los medios forzarlapara adecuarla a los propios esquemas, expresados en este caso por la ley.

Tres veces el grupo le pregunta al ex-ciego cómo llegó a ver (v.15-19-26). La evidencia, sumada a los detalles precisos aportados en tres opor-tunidades por el hombre sanado, no les resulta suficiente. Sus categoríasmentales no les permiten percibir que la salvación de Dios puede llegarpor vías que ignoren las prescripciones legales. Si bien esta disyuntivagnoseológica provoca divisiones (v.16 b) y con ellas cierta posibilidadde apertura, acaba prevaleciendo un conocido pero desafortunado prin-cipio59 . En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, descu-brimos una pedagogía que no hesita en sacrificar al ser humano parasalvar el orden establecido. Impotente ante el reto de la novedad, eincapaz de celebrar la nueva condición del sanado, resbala con facili-dad hacia el interrogatorio mal intencionado, el insulto (v.28) y, porúltimo, la inmolación social de la persona, manifestada en la expulsiónde la sinagoga (v.34 b).

Debemos tener en cuenta, tal y como mencionamos en nuestra breveintroducción al Evangelio de Juan, que el relato es compuesto (releído)por el autor y su comunidad años después de sucedido, y en medio deuna situación de crecientes tensiones y confrontación entre primeros cris-

59 “Si la realidad no se adapta a la conciencia que tenemos de ella, tanto peor para larealidad...”.

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tianos y autoridades judías. Aparecen detalles muy significativos en el tex-to que nos llevan a afirmar eso: en tiempos de Jesús los fariseos no eranla autoridad suprema para juzgar casos. Se habla de los judíos como si setratara de un grupo diferente, aunque todos los personajes del relato loeran; esto indica que en la época de la redacción sí había ya otros actoresno judíos. Por otra parte, en aquel momento no se hacía la distinción entrelos discípulos de Jesús y los de Moisés, que sí se dio con posterioridad.Además, en vida de Jesús, e incluso más allá, los discípulos seguían fre-cuentando sinagoga y templo (ver Hech.2:46, y otros textos similares),hasta que hizo eclosión la ruptura final.

No sería extraño que con este relato Juan estuviera desafiando a lacomunidad cristiana primitiva, la cual aún participaba en las actividades dela sinagoga, a dar un paso más atrevido, una ruptura radical, que implicabaen primer lugar el tomar conciencia de su propia capacidad para realizar pro-cesos de aprendizaje, hasta llegar a conclusiones propias, o también, comodicen los padres del ciego, a alcanzar la mayoría de edad...

Preguntas y sugerencias para el diálogo en grupos- ¿Cómo han sido nuestros propios procesos de aprendizaje en la iglesia?- ¿En qué nos parecemos a cada uno de los personajes del relato?- ¿En qué nos diferenciamos de ellos?- ¿Qué procesos pedagógicos promovemos como facilitadores/as del

CEPAS?- ¿Cómo es la estructura de la teología que elaboramos, aún sin

quererlo?- ¿Somos concientes de que Jesús promueve una forma de pensar dife-

rente a la tradicional de la época, y que incluye obediencia al Diosverdadero, afirmación de la propia identidad, capacidad de hacer me-moria de la propia historia, tomar partido críticamente, y confesión de femadura y comprometida? ¿Qué implica esta nueva forma de pensar?

- En relación con lo anterior, vemos que en el texto aparecen variasformas de hacer teología ¿qué nombres podríamos darles para iden-tificarlas?

- ¿Qué desafíos presenta la reflexión y el debate sobre el texto paranuestra realidad (eclesial, familiar, social, etcétera.)? Identifica algu-nos que la comunidad en la que vives esté en capacidad de abordar,profundizar o enfrentar.

- ¿Cuál habrá sido la intención de Juan al incluir este texto? ¿Qué tipode situación habrá querido iluminar en su propia comunidad?

- ¿Qué otros aspectos de la pedagogía de Jesús descubres en el pasaje?

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II. Códigos diferentes (Jn. 5, 1-18 / 19-47)

Introducción

Para una comprensión cabal del pasaje, debemos leer los v.1-47; sin embargo,teniendo en cuenta nuestra intención de rescatar las implicaciones pedagógicas delos encuentros de Jesús, concentraremos la tarea de análisis en los v.1-18.

Comenzaremos diciendo que los investigadores lograron precisar elnombre del lugar, que cambia según el manuscrito. Se trata de Betesda.Así incluso lo menciona el Rollo de Cobre, de la cueva número tres deQumrán60 . Descubrimientos arqueológicos hallaron una estructura de cin-co pórticos con dos piscinas, una pequeña al norte y otra más grande alsur. Todo hundido a unos siete u ocho metros, lo que posibilitaba la reco-lección de gran cantidad de agua de lluvia. El nombre antiguo, “Piscina delas Ovejas”, implica un uso diferente en épocas pasadas, pero la referen-cia del documento mencionado (fechado entre los años 35 y 65 d.C.) su-giere una importante reestructuración, probablemente llevada a cabo porHerodes el Grande. Algunos especialistas afirman que era además unlugar pagano, dedicado a Asclepio, divinidad griega de la salud. Eso po-dría explicar la gran cantidad de enfermos que había allí.

Podríamos decir que el texto resalta una especie de “doble” día de des-canso. Es sábado, pero también fiesta. Aunque no queda indicado conclaridad, seguro se trata de una de las tres grandes fiestas en las que losjudíos peregrinaban a Jerusalén (Pascua, Pentecostés y Enramadas61 ).

60 “Muy cerca de allí, en Beth Esdatain, en la cisterna, a la entrada de su depósito de aguamás pequeño...”. (3Q15 11, 12-13). En Textos de Qumrán, Ed.Trotta, Madrid, 1993,p.480.

61 La Pascua probablemente tenía su origen en una festividad de pueblos nómadas.Luego se le relaciona con los acontecimientos histórico-salvíficos del éxodo de Egipto.Al asentarse las tribus en Canaán, se la asoció a la fiesta de los panes ácimos. Secelebraba el 14 Nisán (marzo/abril).

Pentecostés, o Fiesta de las Semanas, era la segunda en importancia en el calendariojudío. Se realizaba siete semanas (50 días) después de la Fiesta de los Acimos, y en suliturgia se actualizaban los acontecimientos del Sinaí. Giraba en torno a la cosecha deltrigo (ver Lev.23, 15-21) y se celebraba el 6 Siván (mayo/junio).

A Enramadas, también conocida como Fiesta de las Tiendas, se la denominaba simple-mente “La Fiesta”. Al comienzo tuvo carácter agrícola, coincidiendo con la cosecha. Deahí el énfasis en una liturgia de acción de gracias. La costumbre era que los peregrinoshabitaran en tiendas de ramas verdes durante siete días, conmemorando así el caminoposterior a la salida de Egipto (ver Lev.23, 33-36 y Núm.29, 12-40). Se celebraba entreel 15 y 21 Tishri (septiembre/octubre).

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Debemos tener presente esto para comprender la actitud de los judíos enrelación con la prohibición de realizar trabajos en días festivos. Para eljudaísmo del primer siglo, la identidad de la comunidad se definía por tresprácticas concretas, relativamente fáciles de monitorear: la circuncisión,las leyes sobre los alimentos, y la observancia del sábado. Todas ellas seacentuaron luego de la destrucción del templo, en el año 70 d.C62 .

Primer paso para el estudio del texto

- Leer el pasaje.- Identificar los personajes en primero y segundo plano y apuntarlos

en un papelógrafo o pizarra.- Precisar aquellos entre los que se da algún diálogo.- Anotar los temas de los diálogos.- Apuntar los elementos que se repiten con insistencia.- ¿Giran los diálogos sobre un mismo tema? ¿Por qué?- Identificar los pasos en la pedagogía de Jesús.

Elementos para el análisis y el debate grupal

Resulta notable la diferencia entre este proceso, que nos deja una sen-sación de frustración, y el del ciego de nacimiento (Jn. 9, 1-41), en el cualse destaca la extraordinaria evolución de aquel hombre.

Son interesantes los pasos pedagógicos de Jesús, que siempre semuestra tomando la iniciativa: observa la realidad (v.6), se ocupa deconocer más la historia personal del paralítico (id.), lo invita a realizartres acciones (v.8), sale a su encuentro por segunda vez, y hace unaadvertencia que apunta al futuro (v.14). Sin embargo, tal y como anali-zamos en el caso del ciego de nacimiento, aparece al comienzo y alfinal, dejando que la persona haga su propio proceso, enfrente su rea-lidad y crezca, si es que es capaz de hacerlo.

A pesar de que Jesús identifica una de las necesidades del enfermo, alno recibir una respuesta clara le propone tres acciones: para la primera(levantarse) se utiliza el mismo verbo que implica resucitar (ver por ejem-plo el v.21), lo cual indica ya el tema de la vida plena, más allá de la recu-

62 También aquí, como mencionamos en el comentario al texto sobre el ciego denacimiento, podemos descubrir los temas que provocaban tensiones en las comu-nidades juaninas en relación con prácticas netamente judías.

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peración de la salud. La tercera acción (andar) es mucho más que el sim-ple caminar, y supone evolución y crecimiento personal. La segunda invi-tación, a cargar la camilla, es ciertamente inusitada y a la vez muy atrevi-da. ¿Qué sentido puede tener, para un hombre que permaneció acostadoen una camilla durante treinta y ocho años, la invitación a cargarla y andarcon ella de aquí para allá una vez sanado?

Señalamos en el párrafo anterior la insólita incapacidad del paralíticopara responder de forma adecuada la gran pregunta del v.6, en la cual sejuega buena parte de su futuro como persona. Sorprendentemente, noatina sino a buscar excusas (“nadie me mete en el estanque cuando seremueve el agua”), echar culpas a otros (“... otro lo hace primero”), y man-tenerse en sus propios esquemas de sanación, limitados a la realidad dela piscina, lo que revela así una extraordinaria necedad ante la nuevaposibilidad que se le abre.

De allí en más, la diferencia de códigos entre los actores se torna dramática.El ex paralítico se centra en la cuestión de su salud recobrada (v.11 y 15) ysigue buscando culpables (v.11, 13 y 15). Los judíos se concentran en el temade la camilla que está siendo cargada de un lado a otro (v.10 y 12) y tambiénbuscan un culpable (v.12, 16, 18). Jesús va más allá de salud, camilla y culpa-bles, y tensiona la situación hacia otro polo totalmente nuevo, difuso pero con-tundente, que proponemos como una de las claves pedagógicas del relato.

Se trata de su enigmática afirmación, respecto a que existe algo peorque puede suceder, y de hecho parece que sucede. Lo peor para el para-lítico es no aprovechar su nueva condición para ser mejor persona (enrealidad, no es capaz de confesar al Señor, tal y como había hecho elciego del relato precedente). Se limita a expresar que no sabe quién es(v.13), pero apenas tiene suficientes elementos para identificarlo, lo de-nuncia (v.15). Lo trágico de su caso es que en verdad nunca pudo soltar lacamilla, es decir, liberarse de los amarres de su pasado.

Por otra parte, lo peor para los judíos, es ser incapaces de asimilar lacomplejidad de la historia, paralizándose ellos mismos frente a la posibili-dad de anteponer la vida plena y la salud a las leyes. Por esta razón seagotan en una suerte de círculo vicioso, que gira una y otra vez, estéril-mente, alrededor de las implicaciones legales del hecho de cargar la cami-lla en día de descanso.

Preguntas y sugerencias para el diálogo en grupos

En cualquier proceso de aprendizaje es preciso tener claros los códi-gos, o universos temáticos, con los que se trabaja. De otra forma, no hare-

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mos más que estimular un diálogo entre sordos, que difícilmente puedaarribar a algún acuerdo.

- ¿De qué códigos partimos en nuestra evangelización?- ¿Cómo los seleccionamos?- ¿Los asumimos críticamente, o más bien aceptamos sin discusión los

que se nos han transmitido de manera tradicional?- ¿Qué códigos imponemos a los demás?- ¿Cuáles son las «camillas» que cargamos en nuestras instituciones?

Jesús arriesga todo al sanar a una persona que no lo solicita directa-mente ni parece comprender bien de qué se trata el asunto. ¿En nuestrasprácticas pastorales apostamos con los ojos cerrados por las personascon problemas, aún cuando entiendan poco, o buscamos primero garan-tías mínimas que nos aseguren el éxito de nuestras acciones?

- ¿Qué desafíos presenta la reflexión y el debate sobre el texto paranuestra realidad (eclesial, familiar, social, etc.)? Identifica algunosque la comunidad en la que vives esté en capa-cidad de abordar,profundizar o enfrentar.

- ¿Cuál habrá sido la intención de Juan al incluir este texto? ¿Qué tipode situación habrá querido iluminar en su propia comunidad?

- ¿Qué proceso pedagógico hubieras seguido con el paralítico?- ¿Qué proceso pedagógico hubieras seguido con los judíos del relato?- ¿Qué otros aspectos de la pedagogía de Jesús descubres en el

pasaje?

¿Un final diferente?

Con las preguntas precedentes, cerramos nuestro estudio. En él, lafigura del paralítico sanado se hace antipática, sobre todo por su inca-pacidad de asumir con valor las consecuencias del cambio experimen-tado. No obstante, podemos intentar su rehabilitación si observamoscon mayor detenimiento el verbo utilizado en el v.15. Dijimos que estehombre denunció a Jesús ante las autoridades, y, en efecto, eso pare-cería indicar el contexto. Varias traducciones lo entienden así63 , su-

63 “Fue a informar” (Nueva Biblia Española). “Comunicó” (La Biblia de Estudio). “Contó”(Reina Valera 1995, ed. de estudio). “Dio aviso” (Reina Valera 1960). “Se fue a decir”(Biblia de Jerusalén). “Fue y dijo” (Biblia del peregrino).

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mando notas negativas al personaje, que aparece como modelo deingratitud, al colocar en aprietos al que lo sanó. Sin embargo, el verbogriego utilizado por Juan puede tener otras connotaciones. Se trata deanangéllo, usado por él mismo como sinónimo de anuncio en otrostextos (4, 25; 16, 13.14.15; I Jn.1, 5). De la misma manera aparece endiversos pasajes neotestamentarios (por ejemplo, Hch.14, 27; 15, 4;19, 18; 20, 20.27; Rom.15, 21; II Cor.7, 7; I Pe.1, 12).

Esto nos hace pensar que la intención del paralítico pudo haber sido no-ble. Si cambiamos el verbo según lo sugerido por su uso en los textos cita-dos, cambia el significado de su acción. No sería improbable un anuncio(gozoso) de su parte, que termina aprovechado y manipulado por otros inte-reses. Sugerimos entonces que los grupos de trabajo realicen ese cambio enel v.15, y hagan una nueva lectura e interpretación del pasaje desde esaperspectiva.

III. Dos formas de enseñar (Jn.7, 53 - 8, 11)

Introducción

Este texto, conocido también como el de “la mujer adúltera” noaparece en los manuscritos más antiguos. Fue colocado con poste-rioridad, y resulta fácil descubrir que 7, 52 se continúa en 8, 12. Enalgunos manuscritos el relato está colocado en el evangelio segúnLucas.

Son muy notables algunas irregularidades en la presentación que ha-cen maestros de la ley y fariseos. En primer lugar, para una condena amuerte debían presentarse testigos (Dt.17, 6; 19, 15), cosa que no suce-de. Además, en el v. 5 parecen indicar que la ley de Moisés sólo contemplalos casos de adúlteras, cuando en realidad no es así, ya que también secondenaba al varón adúltero (Dt. 22, 22; Lev. 20, 10). Es evidente enton-ces que, tanto la mujer como el recurso a la ley son meras excusas paratender una trampa a Jesús.

Primer paso para el estudio del texto

- Leer el pasaje.- Escribir en un papelógrafo los nombres de los lugares que aparecen

mencionados.- Elaborar una lista de los personajes del relato. Destacar los principales.

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- Presentar un esquema de las acciones, activas y pasivas, de lospersonajes principales, a través de palabras clave.

- Subrayar lo que dicen y colocar en un círculo los gestos (lenguaje no-verbal).

- ¿Cómo responde Jesús a la pregunta del v. 6?- ¿Cómo reaccionan los maestros de la ley y fariseos?- ¿Jesús responde finalmente la pregunta? ¿Por qué?

Elementos para el análisis y el debate grupal

La trampa que escribas y fariseos tendían a Jesús era como un doblecallejón sin salida: si no aceptaba la lapidación de la mujer, se colocabacontra la tradición más sagrada que tenían los judíos (la ley de Moisés), ysi decía que había que apedrearla, se colocaba contra las autoridadesromanas, que en esa época controlaban las condenas a muerte emitidaspor las autoridades judías64 .

Frente a la dramática pregunta del v. 5, Jesús recurre al lenguaje gestual(v. 6 b). Esta acción, que se repite en el v. 8, ha dado pie a innumerablescomentarios a lo largo de la historia65 . Podríamos preguntarnos qué reac-ciones provocaríamos nosotros mismos, si en medio de una discusión tangrave, en la que se juega la vida de una persona, nos desentendemos dela cuestión de la forma como lo hizo Jesús...

Todo parece indicar que la intención del gesto es remarcar el cambio deeje en el debate. Jesús nunca responde las preguntas, y más bien colocaotro punto, que también tiene que ver con la ley de Moisés: en Dt. 17, 7podemos leer que son los testigos los responsables de arrojar las primeraspiedras en los casos de lapidación. Eso implicaba una enorme responsabili-dad y madurez. Explicamos ya que en este relato de Juan no se menciona atestigo alguno, y por tanto, resultaba legalmente imposible hacer efectiva lacondena a muerte. Jesús apunta a una infidelidad mucho más grave que lade la mujer acusada: la infidelidad al plan de Dios.

64 En el caso del mismo Jesús, a pesar de que el Sanedrín lo condena, éste debe pasarpor la autoridad del procurador romano para convencerlo de autorizar la pena.

65 Desde aquellos que pretenden demostrar con esto que Jesús era letrado y sabía escribir,hasta los que imaginan una especie de listado escrito de pecados de los acusadores,que explicaría el súbito cambio de actitud, pasando por los que sólo adivinan garabatos,o aquellos que creen descubrir una referencia al texto de Jer.17, 13, en el cual se hablade los nombres de los impíos, escritos en el polvo, y que el viento acabará borrando.

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El sugestivo detalle de que los ancianos fueron los primeros en irse,refuerza el hecho de que, los que según la tradición judía debían ser másresponsables, eran en verdad los más irresponsables.

Como suele suceder en el evangelio de Juan, aparece el elementode ironía. En este caso a través de un juicio –en realidad el único quesí se dio en efecto–y que es emitido por la acusada original, que pasade la categoría de rea a la de jueza. Y lo es por partida doble, ya queno sólo confiesa el señorío de Jesús, haciendo un juicio sobre su per-sona (v. 11 a) sino que juzga a los acusadores. Ese juicio es particular-mente terrible, ya que expresa que ellos ahora son nadie, son nada,no existen más (“Ninguno”66 ), mientras que ella se ha convertido en“Alguien”. Es difícil evadir aquí la evocación de Débora, única juezarescatada por la memoria popular, a la vez profetisa y shópet (coordi-nadora de las actividades de la federación de tribus) de la cual se nosdice que “juzgaba a Israel” (Jue.4, 4).

A partir de aquellas dos palabras de la mujer, las únicas que rescatóJuan, podemos desentrañar la clave pedagógica de toda la situación. Esinteresante destacar que el texto las podría haber evitado, pasando enforma directa a las palabras finales de Jesús. Su inclusión le otorga alproceso pedagógico características muy especiales.

Preguntas y sugerencias para el diálogo en grupos

Un proceso pedagógico auténticamente liberador se puede dar sólocon la plena participación de todos/as los/las involucrados/as. En elcaso que analizamos, los escribas y fariseos pretendían generar unoexcluyente a las claras (un debate entre especialistas, que dejaba delado precisamente a la más interesada, ya que al mismo tiempo era laque más podía perder en todo el asunto). Es muy interesante lamultidireccionalidad del diálogo en Jesús, ya que habla con la gente,enseñándoles, con los contrincantes, y con la mujer. Como contrapar-tida, los fariseos y escribas sólo dialogan con Jesús, despreciando alos demás actores del drama, en particular a la mujer. Por su parte, ellaasume la palabra con valor y agudeza en el mismo momento en el quese siente incluida en el proceso.

- Recordar y retomar las “acciones pasivas” de la mujer.- ¿Cuáles habrán sido sus sentimientos o emociones?

66 Quizá nunca estuvo tan claro como aquí el concepto popular de “ningunear”.

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- ¿Cómo definiríamos el modelo de enseñanza que ponen en prácticalos escribas y fariseos?

- ¿Qué lugar ocupa la ley en él?- ¿Recurrimos nosotros también a ese tipo de modelos? ¿En qué

ocasiones?- ¿Cómo definiríamos el modelo de enseñanza que propone Jesús?- ¿Qué elementos contiene?- ¿Es posible liberar a una persona sin contar con su propia partici-

pación?- ¿Qué gestos o palabras de Jesús piensas que hacen que la mujer

pase de objeto a sujeto?- Teniendo en cuenta que los títulos de secciones que aparecen en

nuestras Biblias no son inspirados, sino más bien sugerencias de lostraductores, cambia el título del relato.

- ¿Qué desafíos presenta la reflexión y el debate sobre el texto paranuestra realidad (eclesial, familiar, social, etc.)? Identifica algunosque la comunidad en la que vives esté en capa-cidad de abordar,profundizar o enfrentar.

- ¿Cuál habrá sido la intención de Juan al incluir este texto? ¿Qué tipode situación habrá querido iluminar en su propia comunidad?

- ¿Qué otros aspectos de la pedagogía de Jesús descubres en elpasaje?

IV. La confusión de un maestro (Jn. 3, 1-10 / 11-21)

Introducción

El texto de Juan que veremos completará su sentido sólo si hacemosuna lectura que se extienda del v.1 al v.21. Sin embargo, como nuestropropósito es abordarlo desde las implicaciones pedagógicas manifesta-das a través de encuentros personales de Jesús, nos limitaremos a losv.1-10, en los cuales se relata el diálogo con Nicodemo.

El caso es significativo. Se trata de un personaje reconocido por lacomunidad judía: fariseo, es decir, celoso cumplidor de la ley (v.1) no-table (id.) y maestro de Israel (v.10). No obstante, esas condiciones nosignifican automáticamente que haya estado preparado para compren-der lo que se le enseñó. Por el contrario, el texto resaltará su incapaci-dad para entender. En este punto, es importante leer el breve y sutil«prólogo» que trae el relato (2, 23-24), el cual explica las característi-cas de algunas personas que seguían a Jesús, creyentes sólo porque

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ven señales (milagrosas). Llama la atención el comentario del evange-lista, cuando señala que Jesús no confiaba en ellos. Todo parece indi-car que la intención de Juan es que ubiquemos a Nicodemo en unasituación muy cercana a esa condición.

En un proceso de aprendizaje auténtico no debemos partir de la segu-ridad que ofrece la posición que tengamos en nuestra comunidad, dadapor un determinado cargo, estudios realizados, o la confianza en catego-rías de pensamiento ya comprendidas y asimiladas por nosotros. En eltexto presentado, es significativa la confusión de aquel hombre importantey respetado, que no atina a dar con la clave de las cuestiones que se leplantean, y termina tan azorado como al principio.

El pasaje juanino sobre el encuentro entre dos maestros, uno popular yel otro orgánico al sistema dominante, destaca con fuerza la precarie-dad de los conocimientos adquiridos, aún suponiendo, como en estecaso, la excelencia educativa de Nicodemo, reflejada en las tres ca-racterísticas apuntadas con anterioridad. Él es celoso de la ley y maestrode Israel, pero además, su nombre, de origen griego, arameizado, seencuentra relacionado con una familia aristocrática de Jerusalén. Comoevidente contrapartida, han aparecido ya a estas alturas en el evange-lio de Juan varios personajes que, a pesar de sus variadas extraccio-nes sociales e instrucción, sí fueron capaces de comprender (Juan Bau-tista, Felipe, Natanael, Andrés, Simón, y María).

Primer paso para el estudio del texto

- Leer el pasaje.- Identificar los personajes que se presentan en primero y segundo

plano en el texto (incluyendo 2, 23-24), y apuntarlos en papelógrafoo pizarra.

- Trazar un esquema con la estructura del diálogo entre Jesús yNicodemo, subrayando las acciones y actitudes, pero dejando delado el contenido.

- Señalar las palabras clave en el diálogo.

Elementos para el análisis y el debate grupal

Nicodemo es presentado con notas negativas y positivas. Por un ladoparece que tiene características que lo acercan al grupo de los que creensólo por las señales milagrosas que han visto (v.2 b). Además, se destacaque fue a encontrarse con Jesús de noche, tiempo del día que en Juan es

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una clara metáfora para representar la separación de la presencia de Dios(así en 9, 4; 11, 10 y 13, 30). El mismo contexto del encuentro con Nicodemotoca el tema de la lucha entre luz y oscuridad (v.19-21).

Por otro lado hay indicios que hablan a su favor. El primero es quebusca a Jesús, colocándose en la categoría de los que desean estar abier-tos a su novedad. Además, algunos investigadores citan párrafos de losdocumentos de Qumrán, para demostrar que en aquel ambiente se alaba-ba al maestro que estudiaba la ley por la noche67 .

Es significativa la confrontación de saberes. Nicodemo comienza di-ciendo “sabemos”, en plural (v.2). Habla por la Sinagoga, o al menos porun sector de ella. Jesús también utiliza un plural en el v.11. En realidad, lamejor traducción de ese versículo sería “... de lo que sabemos, habla-mos...”, que se contrapone de forma idéntica a la estructura de diálogo yamencionada en los pasos para el estudio del texto.

La gran ironía es que el maestro no sabe (v. 10-11). Y no sabe porqueno cree lo que oye (v.11). Significativamente, Juan nos relata que conposterioridad Nicodemo abogará ante el Sanedrín para que este oiga aJesús (7, 50). Nicodemo es presentado en su primer encuentro con Jesúscomo prototipo del creyente imperfecto, que cree por lo que ve (señales),pero es incapaz de creer por lo que oye. Todo el evangelio insistirá en laperfección de los que creen sin ver (por ejemplo 20, 29, en ocasión de laincredulidad de Tomás).

El proceso de aprendizaje de Nicodemo es patético. Pasa del aparentesaber a una progresiva confusión. Hay sólo un intento de su parte porreencuadrar el diálogo en parámetros conocidos para él. En ese aspecto,en el v. 4, recurre a un mecanismo típico de la época para la apertura dedebates: la referencia al sentido más literal posible. Evidentemente, no leda resultado. El v.9 viene a ser como el remate de la situación, ya que susúltimas palabras indican que no entiende nada. Luego de eso desaparecede escena. De manera curiosa, y con su característica ironía, Juan nosrelata que Nicodemo fue tratado de ignorante por sus pares: en 7, 50-52 locomparan con un campesino galileo iletrado, que, según ellos, deberíailustrarse mediante el estudio de la Escritura.

67 “...Y que no falte en el lugar en el que se encuentran los diez un hombre que interpretela ley día y noche...Y los Numerosos velarán juntos un tercio de cada noche del añopara leer el libro, interpretar la norma, y bendecir juntos...” (1QS 6, 6-8). En Textos deQumrán, Ed. Trotta, Madrid, 1993, p.56.

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Pedagógicamente hablando, Jesús desafía a Nicodemo a través deconceptos de doble significado, que ya identificamos al hacer la preguntapor las palabras clave. El término griego para “nacer de nuevo” es el mis-mo que se utiliza para “nacer de lo alto” (anothen). Así pneuma significaviento en griego, pero también espíritu. De esa forma problematiza lasestructuras mentales, religiosas y antropológicas de Nicodemo.

En ese proceso, destacamos el hecho de que Jesús confronta aNicodemo con su propia realidad como maestro (v.10), y lo invita a noextrañarse (v.7), es decir, a mantenerse atento a nuevos significados yenseñanzas.

Detrás de este texto, como en otros, aparece a modo de drama defondo la tensión que surgió a partir de la expulsión de los cristianos de lassinagogas, en el último tercio del siglo I d.C. Para ese entonces, la estrate-gia de sobrevivencia de Israel pasaba por el proyecto fariseo, con su cen-tro pedagógico en Jamnia. Fue alrededor del año 85 d.C. cuando se inclu-yó en la liturgia judía la reformulación de una de las dieciocho bendicionesclásicas (Semoneh Esreh). A la número doce se le agregó la maldición alos denominados minim, o disidentes, término que comprendía muy pro-bablemente a los judeocristianos.

Preguntas y sugerencias para el diálogo en grupos

- ¿Cuáles son las categorías de Nicodemo que Jesús problematiza?¿Por qué lo hace?

- ¿Qué entendemos por «problematizar» en nuestra práctica pedagó-gica? ¿Consideramos que es importante la problematización? ¿Laevitamos?

- Hemos mencionado que el texto nos habla de saberes con-trapuestos. ¿Se dan situaciones similares en nuestro trabajo? ¿Enqué circunstancias?

- ¿Por qué Jesús decidió confrontar a Nicodemo con su propia iden-tidad como maestro? (v.10)

- ¿Por qué lo invita a no extrañarse? (v.7)- Nicodemo desaparece de escena en medio de su azoramiento e

ignorancia ¿Qué actitudes manifestamos cuando se cuestionan nues-tras propias seguridades? ¿Qué actitudes provocamos cuando cues-tionamos las seguridades de otros/as?

- A este maestro de Israel se le menciona en dos oportunidades másen el evangelio de Juan. El texto ya citado de 7, 50-52, y en 19, 39-42. Lee esos pasajes. ¿Piensas que sufrió algún cambio, o siguió