FUNDAMENTOS BÍBLICO – TEOLÓGICOS DE LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE.
Estructuras eclesiales
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1. Estructuras eclesiales
1.1 Jerarquía
El pontificado
Su importancia histórica es poca, por la mediocridad e inoperancia de papas de
compromiso, bajo nivel intelectual y poca fuerza moral, frente a los intereses políticos
de las cortes, que influirán en el desarrollo de los cónclaves y la elección de los
pontífices, y los cambios sociales que se están generando en el mundo, como el
racionalismo, naturalismo y escepticismo, superior a la fuerza del dogma. Está
disminución de autoridad pontificia repercutirá también al interior de la vida eclesiástica
y religiosa debido al absolutismo y jansenismo.
La Santa Sede, por su parte, tuvo poca acción orientadora sobre principios de ética
social cristiana, de autoridad y de religión, asumiendo una actitud defensiva frente a la
alta erudición de galicanos y jansenistas. (Sobre los principales papas del siglo XVII,
véase la presentación)
El episcopado y el clero
Estaba compuesto por candidatos poco o nada preparados, con una cantidad
superior a las necesidades eclesiásticas, debido a que el sacerdocio era la vía más fácil
de promoción social. Se preocupaban más por el vestido y su actividad social, que por
la dedicación pastoral. Las actividades lindaban entre la caza, las capellanías de
familias nobles, asistencia a carnavales y bailes sociales, participación en negocios y
actividades prohibidas, otros eran simplemente curas “de misa y olla”.
Los obispos
Se moverán entre las visitas pastorales como elemento de su acción y el amplio
panorama social y eclesial en el que tenían que intervenir. Lo pastoral y popular serán
los ejes centrales de su labor administrativa, con el fin de esclarecer las confusiones de
la religiosidad popular que veía las prácticas religiosas como un elemento más del
folclor, con creencias inspiradas más en la magia que en los misterios cristianos, donde
participaban incluso los sacerdotes.
Frente al problema, los obispos eran los llamados a dar una mayor orientación
cristiana, con recomendaciones como menos rosarios y más doctrina; que los
confesores sean menos intransigentes frente al laxismo; mayor preparación de los
párrocos. De sus visitas pastorales y sus líneas de acción, que tenían que ver con la
realidad cristiana particular, casi nunca se llevaba a feliz término por la resistencia del
clero local y los nobles.
Los clérigos
Serán la figura central de la acción pastoral de la Iglesia, por cuanto el sacerdote es
la expresión viva de lo que la sociedad siente y vive. Algunos párrocos a partir de
Trento son:
El de la contrarreforma, poco ignorante, concubinario en gran porcentaje, dedicado
a cosas de magia y brujería (por practicarlas o perseguirlas), poco dedicado al estudio
y la atención pastoral. Para los feligreses lo importante era que se desempeñe como
notario, médico, policía, juez y defensor del pueblo frente a los abusos del Estado.
El habsbúrgico, modelado en los seminarios manejados por el Estado, era el
maestro del pueblo en lo espiritual y lo civil, enseñaba la fe y la sumisión; discreto y
rígido, obedecía más al Estado que al Papa; era el hombre de los dogmas.
El pistoyano, activo colaborador del obispo para elaborar decretos, se convertía en
consultor y legislador.
El patriota, preocupado por los deseos del pueblo de independencia y libertad,
activo combatiente más que ministro, asumía su labor pastoral como armadura de Dios.
El pastor cultural, figura ideal de párroco, instruye y guía a su pueblo por medio de
la liturgia “tan bien” celebrada, con el riesgo de desconectar a los fieles de la realidad;
es el párroco de los pueblos perdidos que vive y sostiene a su familia al tiempo que
trabaja con y para el pueblo.
El párroco social o socialista, apologista de los ricos y defensor o protector de los
pobres; amigo de la caridad y la resignación, impulsaba movimientos cooperativos y
proyectos sociales.
En la parroquia del ancien régime (hasta 1870) el párroco desempeñaba funciones
espirituales y civiles; en algunas partes era el encargado de dar el nihil obstat para los
cargos civiles; también era el encargado de dirigir el aspecto policial al señalar a los
malos cristianos; en la parroquia durante la edad liberal las cosas cambiaron, pues los
párrocos, con la separación entre Iglesia y Estado, quedaron sin salario y comenzaron
a vivir de la ayuda de los fieles, sin descuidar, por este motivo, el cuidado de los fieles.
1.2 Vida consagrada
En el siglo XVII la vida religiosa pasa por un momento de afianzamiento, de
restauración extensa y profunda, por los que suele decirse que fue el periodo áureo de
la vida monástica y conventual. Algunas comunidades decaen, otras permanecen y
nacen nuevas, sobre todo por la reforma tridentina que pondrá énfasis en la autoridad
de la Iglesia en relación a la vida religiosa, la fidelidad a la regla, la observancia de la
pobreza y la propiedad común, la clausura conventual, la presencia del visitador
canónico y la práctica sacramental y devocional.
En cuanto a lo cronológico y lo temático, hubo tres momentos importante: 1) la
reforma de Lutero y la reforma de la Iglesia desarrollado a través de un proceso
histórico autónomo que se realizó tanto en la cabeza (Papa) como en los miembros (la
curia); 2) la reforma de la vida religiosa por la cual se habla de órdenes antiguas y
órdenes nuevas; 3) las vías de reforma y renovación de la vida espiritual que
normalmente son ubicadas fuera de la institución: jansenismo y quietismo.
Referente al clero secular, se dieron algunas reformas con la creación de institutos
que crearon un nuevo estilo de sacerdote culto, piadoso, generoso y fiel a unas normas
que debía asumir en público.
1.3 Vida cristiana
En esta época la vida cristiana presentaba un ambiente de tibieza, con una fe sin
altura y sin profundidad, tan tolerante como difusa.
La práctica sacramental
La práctica del bautismo sufrirá bastantes cambios por la concepción de pecado
original que comenzó a ser visto como uno de los grandes temas doctrinales,
acentuando la insistencia del bautismo de los niños, sobre todo por el alto índice de
mortalidad infantil y la doctrina del limbo. En cuanto a la Eucaristía, la práctica normal
era la operación pascua, es decir, la obligación de comulgar en pascua (boleta) so
pena de caer en excomunión, generando así un control de las conciencias, pero
provocando una práctica vacía.
En relación a la penitencia se presentan algunos problemas esenciales: el
confesionario como forma de luchar contra el pecado de solicitud y el contacto de los
sacerdotes con las mujeres; la frecuencia, que se redujo a por lo menos una vez al
año como obligatorio, donde debía contar la sinceridad, los detalles y la totalidad; el
confesor, que tendrá como norma la “casuística”, es decir, un manual donde se
describe la penitencia para cada caso, unido al rigorismo y el probabilismo, que
llevarán a una conciencia escrupulosa. En lo referente al matrimonio, pasará de
cuestión propia de la Iglesia, a ser entendida como un contrato (aspecto civil) y
sacramento (aspecto eclesial).
Los catecismos y la catequesis
Serán la expresión pastoral de la fe en fórmulas breves y precisas con el deseo de
conducir al aprendizaje de la doctrina. Tienen el método de preguntas y respuestas
sobre un similar esquema: credo, sacramentos, mandamientos y oraciones, con
insistencia más en la moral que en el dogma. La Iglesia es la responsable de la
catequesis a través de normas prácticas.
El sentido de lo demoníaco
Está matizado por el fenómeno de la brujería y el misticismo relacionado con el
traumático sentido del pecado y la culpa. El acento recaerá en la posesión diabólica
como causante de los males y sufrimientos de las personas, así como la causa de los
fenómenos naturales y sociales, derribados del irracionalismo y las patologías.
La censura eclesiástica
Tiene que ver con la impresión de los libros que debía contar con la previa
autorización de las autoridades eclesiásticas, que fue entendida como indispensable
para la fe, por lo cual se creó la Congregación del Índice y su lista de libros prohibidos.
La censura será legislada tanto por la Iglesia como por el Estado. Entre las
consecuencias de la censura se tiene el miedo de los autores de ser introducidos en el
Índice, decadencia de los estudios, triunfo del pensamiento religioso como único
conocimiento científico válido.
1.4 Misiones
El anuncio del Evangelio en diversos, inhóspitos y hasta maltrechas regiones no
desapareció del horizonte de la Iglesia, a pesar de las dificultades.
Las diferentes colonizaciones
Para los pueblos europeos la expansión del cristianismo formaba parte de la
colonización: la labor evangelizadora seguía muy de cerca a la conquista, a tal punto
que en ocasiones la Iglesia era vista como encarnación del colonialismo. La labor de
los colonizadores estará marcada por el comercio y la educación hasta el punto de
formar una nueva civilización, con lo que se obtuvo un cierto éxito histórico no exento
de abusos destructores y opresores. Los aborígenes fueron vistos por los
colonizadores como seres de segunda clase. Y de acuerdo a los intereses, se unía
imperialismo, riqueza y se imponía la religión, expresado a través del celo misionero, o
se unía política con comercio y libre religión. En algunos lugares hubo un buen número
de misioneros martirizados.
El conflicto de los ritos asiáticos
Tendrán como marco los diversos métodos de evangelización entre los jesuitas y las
órdenes mendicantes presentes en China, India y Japón, además, está también los
choques y oposiciones entre los misioneros que defendían tanto el padroado como la
Propaganda fide. Las rencillas se daban entre los misioneros debido a su
nacionalización y los problemas entre las potencias colonizadoras. El objetivo
específico de las discusiones era sobre terminología usada para designar a Dios, la
actitud frente a un cierto culto a Confucio, la mitigación del ayuno y el reposo dominical,
la predicación de la cruz desde el comienzo de la acción misionera.
Las misiones populares
Fue un esfuerzo por inculturar la fe y elevar la vida religiosa en los pueblos católicos,
o para defender la pureza de la fe de los cristianos católicos que convivían con otras
confesiones. El objetivo era despertar la fe y llamar a los alejados por medio de las
misiones, quienes utilizarán métodos particulares como: penitencial, centrada en la
disciplina, tanto del misionero como del pueblo, catequética, que tiene como
característica básica la catequesis sistemática y la orientación de la población hacia
comportamientos más coherentes; ecléctica, desarrollar un proceso catequético a lo
largo de la misión, matizada por algunas procesiones y prácticas penitenciales.
En general, las misiones populares presentaban un cuadro verídico de la realidad
social y espiritual de los siglos XVII-XIX: ignorancia, clases sociales, pecados,
costumbres inveteradas, etc., y buscaba conducir a los fieles a la confesión bien hecha,
para superar los sacrilegio, blasfemias, odios, uniones libres, lucha contra el pecado y
la propuesta de una regulada devoción cristiana, tanto para pobres como para ricos.