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Departament de Psicología Bàsica, Evolutiva i de l´Educació Programa de doctorat Percepció, Comunicació i Temps Estudio experimental de la validez psicológica de la metáfora espacial del tiempo en el Pretérito Imperfecto, el Pretérito Perfecto Simple y el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano Treball de Recerca Autor: Roberto Aguirre Fernández de Lara Directora: Olga Soler Vilageliu Juliol, 2010

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Departament de Psicología Bàsica, Evolutiva i de l´Educació

Programa de doctorat

Percepció, Comunicació i Temps

Estudio experimental de la validez psicológica

de la metáfora espacial del tiempo en el Pretérito

Imperfecto, el Pretérito Perfecto Simple y

el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano

Treball de Recerca

Autor: Roberto Aguirre Fernández de Lara Directora: Olga Soler Vilageliu

Juliol, 2010

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Agraïments / Ezagutza / Danksagüngen / Gratitudine / Agradecimentos/

Agradecimientos

Davant de tot, vull aprofitar aquest espai per agrair el suport de l´Olga Soler i d´en

Santiago Estaún, quins han fent un seguiment de la meva recerca. Sense la paciència,

coneixements, la capacitat de continuar aprenent i la disposició de l´Olga Soler per fer

aquest camí, aquesta recerca no hagués pogut arribar al lloc on ara es troba.

També, agraeixo a l´Ana Pires, a l´Alba Álvarez, a la Mónica Mai, a la Catarina

Pires, a la Maritza Soto, a l´Ana Garzón, a la Cecilia Leyva, a la María Reyes, a la

Sabine Pfleger, a l´Anna Renner, a la Fina Ribas, al Juan Cadillo, al Mauricio Venail, a

l´Alejandro Maiche, a l´Iker Puente, al Fernando González, al Juan Guillermo Gavira,

al Robert Frische i al Gerardo del Rosal per les seves preguntes, comentaris,

escepticisme –a vegades- i suggeriments. Es dir, perquè han obert espais del seu temps

per sentir els meus dubtes, raonaments o respondre les meves consultes. Cristina i en

Marco, amb quins he pogut debatre i compartir lectures i reflexions sobre el llenguatge,

la cognició humà, i el processament de informació.

Aquest treball de recerca s´ha realizat durant la vigència d´una beca del Programa

de Beques a l´Estranger, concedida pel Consejo �acional de Ciencia y Tecnología,

organisme de l´Estat Mexicà.

3

ÍNDICE

I. Marco teórico

PRESENTACIÓN……………………………………………………….....6

1. EL PROCESAMIENTO DEL LENGUAJE………………………...… 8

1.1. EL PROCESAMIENTO MENTAL DE PALABRAS Y ORACIONES.............9 1.1.1. El léxico mental.........................................................................................9 1.1.2. El análisis sintáctico................................................................................10 1.1.3. Lenguaje y cultura...................................................................................13 1.1.4. Los estudios de los efectos de la gramática sobre la cognición..............14

1.2. EL ESPACIO COMO MODO DE REPRESENTACIÓN EN EL LENGUAJE….16 1.2.1. La hipótesis del registro espacial............................................................17 1.2.2. Los esquemas espaciales y los primitivos espaciales………………….....18 1.2.3. La relatividad de la deixis en el espacio-tiempo lingüístico...................22 1.2.4. La similitud organizativa de las redes neuronales..................................24

1.3. LA METAFORIZACIÓN COMO RECURSO COGNITIVO EN LA REPRESENTACIÓN LINGÜÍSTICA………………………………..............25

1.4. VALIDEZ LINGÜÍSTICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO…..28 1.4.1. Mental Space Theory...............................................................................28 1.4.2. Principio de secuencia.............................................................................29 1.4.3. Modelo dinámico evolutivo.....................................................................31 1.4.4. Espacialización del valor semántico de los verbos.................................33

1.5. VALIDEZ PSICOLÓGICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO…….35 1.5.1. Metaphorical Structuring View...............................................................36 1.5.2. Structural Similarity View.......................................................................41 1.5.3. Ego Moving Metaphor-Time/Object Moving Metaphor..........................41

2. PARADIGMAS VERBALES DEL CASTELLANO Y ENUNCIACIÓN……..44

2.1. TIEMPO VERBAL Y DIMENSIONES ESPACIALES ……………..………45 2.1.1. La deixis en el Tiempo verbal y el Modo………………..…………….....47 2.1.2. Tiempo verbal y Aspecto………… ………………………………….….48

2.2. TIEMPO VERBAL Y PREDICACIONES PROCESUALES………………...50 2.3. SISTEMÁTICA VERBAL DEL CASTELLANO…………………………….53

2.3.1. Modelación espacial de los paradigmas verbales...................................58 2.3.1.1.Indicativo...........................................................................................62 2.3.1.2. Subjuntivo.........................................................................................64 2.3.1.3.Casi-nominal.....................................................................................66

2.4. SÍNTESIS TEÓRICA PARA LA EXPERIMENTACIÓN…………………...67

4

II. Parte experimental 3. EXPERIMENTACIÓN………………………………………………..74

3.1. PRIMING Y TR EN LOS ESTUDIOS DE TIEMPO Y LENGUAJE..............74 4. DISEÑO Y DESARROLLO DEL EXPERIMENTO…………………75

4.1. PATRÓN ESPACIAL PREFERENTE...………………………………...……75 4.1.1. Dimensiones espaciales...........................................................................76

4.1.1.1.1 Duración de la situación...............................................................76 4.1.1.1.2 Involucramiento del sujeto............................................................76 4.1.1.1.3 Orientación del tiempo entre la situación y el lector....................76 4.1.1.1.4 Perspectiva del sujeto....................................................................77

4.2. OBJETIVOS DEL EXPERIMENTO………………………………………….78 4.2.1. Objetivo general......................................................................................79 4.2.2. Objetivos específicos...............................................................................79

4.3. MÉTODO……………………………………………………………………...79 4.3.1. Participantes............................................................................................80 4.3.2. Materiales

4.3.2.1. Aparatos............................................................................................81 4.3.2.2. Estímulos..........................................................................................81

4.3.3. Procedimiento..........................................................................................82 4.3.4. Medidas registradas……………………………………………………….….84

4.4. RESULTADOS………………………………………………………………..85 4.4.1. Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII)..................................................85 4.4.2. Pretérito Perfecto Simple de Indicativo (PPSI)......................................86 4.4.3. Pretérito Imperfecto de Subjuntivo (PIS)................................................88

5. DISCUSIÓN…………………………………………………………...90

5.1. PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO (PII).....................................92 5.2. PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE DE INDICATIVO (PPSI).......................98 5.3. TR INTERDIMENSIONAL PARA PII Y PPSI……………………………..102 5.4. PRETÉRITO IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO (PIS)................................103 5.5. RELACIÓN ENTRE LA MEDICIÓN DE TR Y UBICACIONES

ESPACIALES PREFERIDAS.........................................................................107 5.6. RELACIÓN ENTRE DIMENSIONES DEL PATRÓN ESPACIAL…….….110 5.7. ALCANCES Y LÍMITES DEL EXPERIMENTO…………………………..112

6. REFERENCIAS………………………………………………….......117

5

III. Anexos ANEXO 1: SIMBOLOGÍA DEL EXPERIMENTO Y LÁMINAS EXPLICATIVAS………………..127 ANEXO 2: LÁMINAS DE PRÁCTICA…………………………………………………..…130 ANEXO 3: LÁMINAS DE TRABAJO PARA DURACIÓN DE LA SITUACIÓN………………….132 ANEXO 4: LÁMINAS DE TRABAJO PARA INVOLUCRAMIENTO DEL SUJETO………………135 ANEXO 5: LÁMINAS DE TRABAJO PARA ORIENTACIÓN DEL TIEMPO ENTRE EL LECTOR Y LA

SITUACIÓN……………………………………………………………………………..138 ANEXO 6: LÁMINAS DE TRABAJO PARA PERSPECTIVA DEL SUJETO……………………..141 ANEXO 7: PERFIL LINGÜÍSTICO DE LOS PARTICIPANTES………………………………..144 ANEXO 8: TABLAS DE RESULTADOS CATEGORIALES Y TABLAS DE MEDIAS DE TR……...146 ANEXO 9: PRUEBAS DE MANN-WHITNEY Y PRUEBA DE LOS RANGOS CON SIGNO DE

WILCOXON…………………………………………………………………………….153 ANEXO 10: ANOVA Y PRUEBA T……………………………………………………….160

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PRESENTACIÓN

Este trabajo versa sobre la búsqueda de evidencia psicológica, particularmente para la

sistemática verbal del castellano, de afirmaciones que se han desarrollado en lo relativo

al procesamiento mental del tiempo en el lenguaje. Este interés es someter a prueba

experimental afirmaciones que, desarrolladas tanto en el abordaje formal (Molho, 1975;

Weinrich, 1975) como en el cognitivo del lenguaje (Langacker, 1991; Talmy, 2000;

Fauconnier, 1985), sugieren –los primeros autores- o describen –los segundos- un

determinado funcionamiento cognitivo y perceptivo de los usuarios de la lengua. Ésta es

una tarea de doble utilidad en tanto conviene que las afirmaciones lingüísticas se

informen y prueben en el reino de los fenómenos mentales, como que las afirmaciones

relativas al procesamiento del lenguaje desde el ámbito de la Psicología diferencíen los

rasgos del procesamiento según el tipo de material léxico-gramatical en cuestión.

A fin de cuentas, el hecho de que el lenguaje y la cognición son acontecimientos

de los sujetos representa que las distinciones disciplinarias están sujetas a que todo lo

que explica cada una acerca del sujeto sucede para éste y para su autoexplicación de

manera sintética. La relevancia de la aportación experimental está en revisar cómo se

construyen estas relaciones entre percepción, cognición y lenguaje respecto a una

categoría, el tiempo, que se viste con la fenomenología de los terrenos que pisa.

El marco teórico presentará una revisión básica de los estudios sobre el

procesamiento del lenguaje en lo relativo a la palabra y a la oración; se mostrarán los

planteamientos generales de la hipótesis sobre la representación espacial del tiempo en

el lenguaje; se mostrará el estado tanto de la validación psicológica como de la

lingüística de dicha hipótesis. Posteriormente, se hará una descripción de las categorías

gramaticales que configuran a los paradigmas verbales y su relación con la predicación

y se desarrollará una modelación espacial de dicha sistemática a partir de los Modos.

En la sección experimental, se revisa el uso de los paradigmas de facilitación y

de tiempos de reacción para estudios de tiempo y lenguaje; a continuación, se exponen

dimensiones espaciales organizadas en un patrón como herramientas para examinar

experimentalmente y para ponderar, en la discusión, valores espaciales eventualmente

específicos para cada uno de los paradigmas verbales en estudio. Finalmente, se

presenta el diseño del experimento así como sus resultados y la discusión. El objetivo de

éste es revisar y proporcionar pruebas experimentales útiles para describir los alcances

de la metáfora espacial del tiempo para cada paradigma verbal aquí estudiado.

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MARCO TEÓRICO

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1. EL PROCESAMIENTO DEL LENGUAJE

Aunque en el propio trabajo de Wundt (1902) aparece el interés por el lenguaje, la

Psicolingüística1 aparece no antes de la década de los cincuenta del siglo XX. Entre las

técnicas experimentales ha destacado la Psicometría (Davis, 1944; Guilford, 1956;

Thurstone, 1938; Yela, Pascual y Díaz, 1969). Otro es el paradigma de facilitación, que

ha cobrado presencia con los enfoques cognitivos. De los enfoques que han desarrollado

la Psicología del Lenguaje destacan el asociacionista, el generativo y el cognitivo.

De manera general, en el ámbito de la Psicología se ha considerado al lenguaje

como un comportamiento con una función de comunicación específica; su tratamiento

ha tenido un enfoque funcional y experimental, no ajeno a consideraciones formales del

mismo. También, se ha considerado a la Psicolingüística2 una rama de la Psicología

cognitiva en tanto ésta tiene como objeto de estudio experimental a los procesos que

gobiernan el comportamiento humano y a las operaciones mentales como sus resultados

manifiestos que, en este caso, son los actos de habla, en el sentido genérico de la

conducta lingüística. También, en tanto las capacidades de lenguaje y los procesos

cognitivos se encuentran en desarrollo, la Psicología del Lenguaje está en el interés de

la Psicología Evolutiva y la del Desarrollo. Este trabajo tomará por equivalentes las

denominaciones Psicología del lenguaje y Psicolingüística.

Para hablar del comportamiento lingüístico desde una perspectiva psicológica se

ha recurrido a la noción de actuación. La diferencia establecida por Chomsky (1965)

entre competencia y actuación muestra en buena parte la división de tareas entre

lingüistas y psicólogos, estando los primeros más interesados en la primera. Sin

embargo, un enfoque más funcional y cognitivo (p. e. Langacker, 2000) ha tendido ha

desdibujar esa separación en autores de ambas disciplinas.

El planteamiento de la actuación desarrollado en la tradición psicolingüística

inspirada en Chomsky resulta un conjunto de hipótesis sobre la manera en que la

competencia sustenta conductas lingüísticas específicas. Visto así, el procesamiento del

lenguaje se remite al desarrollo de modelos (Miller, 1974; Caroll y Bever, 1976; 1 La denominación Psicolingüística aparece ya en Kantor (1936) y en Pronko (1946). 2 Es relevante al interés semiótico que la obra Psycholinguistics: A Survey of Theory and Research Problems (1954), considerada vital para el inicio de la Psicolingüística, tenga entre sus editores a Thomas Sebeok, quien desarrolla posteriormente la Biosemiótica y es, a su vez, autor de vital importancia para el planteamiento de John Deely sobre semiosis especie-específicas. Otra vez, la tradición semiótica proveniente de Pierce anuncia, a través de dichos autores, la conveniencia de explicitar las relaciones entre semiosis y actividad psicológica, particularmente en los planos de la percepción y la cognición. Para ello se puede consultar el trabajo de Marta Morgade (2004).

9

Johnson-Lair, 1977; Lindsay y Norman, 1972) que permitan explicar el modo en que

concursan las distintas capacidades, cognitivas y perceptivas, para producir nuestra

conducta lingüística. Ello muestra al lenguaje como un comportamiento cuya

comprensión requiere un abordaje holístico sobre las capacidades involucradas.

Sobre el concurso antes mencionado de las distintas capacidades, cabe resaltar

que, dado que el lenguaje hace equipo con sistemas sensoriales (vista y oído) y motrices

(mano y boca), las actividades de producción y recepción a través de cada uno de los

anteriores pertenecen a distintos sistemas funcionales que recurren a procesos cerebrales

únicos y comunes, para lograr objetivos diversos (Berninger et al, 2006: 62). Incluso, en

el estudio de las relaciones entre oralidad y escritura algunos autores han señalado que

éstas corresponden a sistemas lingüísticos particulares y distintivos (Halliday, 1987).

1.1. EL PROCESAMIENTO MENTAL DE PALABRAS Y ORACIONES

Del estudio del procesamiento del lenguaje, esta investigación hace una breve

descripción de lo que corresponde a la palabra y a la oración porque los verbos han sido

considerados tipos de palabras y porque los paradigmas verbales afectan la participación

de aquellos en la enunciación. Se ha señalado que conocer una palabra implica tener una

representación mental de la información vinculada con ésta. De este modo, una entrada

léxica se ha definido como la representación mental del conjunto de informaciones que

tenemos sobre una palabra. Al conjunto de entradas léxicas que cada hablante tiene se le

ha denominado léxico mental (Demestre et al en Soler et al, 2006: 67). Por su parte, es

el estudio del procesamiento sintáctico quien se ha ocupado de la oración.

1.1.1 El léxico mental

Respecto al léxico mental, se ha planteado que éste aporta dos tipos de información: la

formal y la cognitiva. La formal o lexema es la forma que tiene la palabra, es decir, nos

informa de cómo se representa una entrada léxica. Así, forman parte de la información

asociada a una entrada léxica una representación fonológica que especifica la estructura

segmental de la palabra y su patrón de acentuación, y una representación ortográfica, es

decir, una secuencia de letras con sus correspondientes rasgos visuales (Demestre et al

en Soler et al, 2006: 67-68). Ello sugiere el estudio intermodal de la percepción auditiva

como de la visual en el estudio psicológico del lenguaje.

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Por su parte, la información de contenido se compone de diferentes tipos: una

representación morfológica, que especifica la estructura derivada de la entrada léxica;

una representación sintáctica, que establece la categoría sintáctica de esta entrada; una

representación del significado de la palabra, y la vinculación de esta entrada léxica con

otras a causa de su relación semántica (Demestre et al en Soler et al, 2006: 67-68).

Lo anterior sugiere que, para un estudio dedicado al procesamiento mental de los

paradigmas verbales, conviene considerar a los verbos un determinado tipo de entrada

léxica con todos los rasgos aquí descritos; pudiendo destacar del conjunto a la

representación morfológica como a la sintáctica. Ésta es la ruta a seguir por este estudio.

1.1.2. El análisis sintáctico

El propósito del análisis sintáctico es dar cuenta de las relaciones gramaticales que se

dan entre las piezas lingüísticas de una frase. Las preguntas que se hacen los científicos

cognitivos en el campo del procesamiento sintáctico hacen referencia a cómo se

construyen estas estructuras (Demestre et al en Soler et al, 2006: 86). Tales preguntas

suponen un conjunto de procedimientos de cómputo responsables de la construcción de

la representación sintáctica del enunciado en los procesos de comprensión.

Por otra parte, prevalece en los estudios la idea de que durante la comprensión

del lenguaje los lectores y los oyentes construyen un modelo mental o modelos del

discurso que dan cuenta de las entidades, individuos u objetos presentes, explícita o

implícitamente, en los enunciados lingüísticos. Para construir este modelo, los lectores y

los oyentes han de reconocer cada una de las palabras y determinar, mediante la

gramática, las relaciones sintácticas y semánticas que se dan entre éstas (Demestre et al

en Soler et al, 2006; 86).

Hay expresiones que tienen un valor fundamental en la construcción de la

proposición mental. Éstas son las anáforas, las catáforas y, para nuestro mayor interés,

los deícticos. Se ha considerado necesario postular en el estudio del lenguaje un nivel de

análisis sintáctico porque conviene describir la representación mental que elaboramos al

entender y formular una proposición en la forma de un enunciado.

Para comprender una oración se necesitan conocimientos y estrategias que van

más allá del significado o combinación de significados de las piezas léxicas

individuales. Los procedimientos de la lingüística textual lo atestiguan. El componente

11

sintáctico de la lengua es un patrón, o patrones, de combinación de unidades lingüísticas

necesarias para derivar el significado de los mensajes verbales.

Los componentes sintácticos de la lengua permiten interpretar unidades de

significado superiores a la palabra o al morfema. Es decir, pasar del significado léxico al

significado oracional. En el transcurso del procesamiento de una oración son muchos

los componentes que entran en juego antes de atribuir significado global al enunciado.

Entre esos componentes se pueden ubicar:

a. La segmentación de la cadena de entrada en unidades estructurales en función

del sistema de procesamiento.

b. La asignación de papeles estructurales o sintácticos a los constituyentes

lingüísticos segmentados.

c. El establecimiento de dependencias o relaciones entre los constituyentes. Este

proceso implica la construcción de un marcador sintagmático.

d. La constitución del punto de partida de los procesos de interpretación del

significado del mensaje, a partir del marcador sintáctico y la representación de

las piezas léxicas que se recuperan del diccionario mental.

e. La proyección, como constitución de la representación proposicional que refleja

las relaciones temáticas entre los constituyentes de la oración3.

f. El logro de la correspondencia entre los papeles sintácticos y los papeles

temáticos (Demestre et al en Soler et al, 2006: 89-92).

Las operaciones antes señaladas se llevan a cabo mediante mecanismos

cognitivos y perceptuales que operan sobre restricciones de tiempo, memoria y

atención. Además de las restricciones de los mecanismos perceptuales y cognitivos del

perceptor, la lengua en tanto sistema de signos constituye formas en que está organizada

la representación simbólica y estructurada la información léxica y gramatical. Es decir,

conviene considerar que el procesamiento mental de la oración tiene en ésta última un

estímulo posible cuya forma representa límites para el propio procesamiento.

En una síntesis propia a partir de lo ya señalado, las orientaciones generales de

interés a este estudio relativas a la descripción del procesamiento de la lengua se pueden

sintetizar en los siguientes puntos:

3 Algunas perspectivas y procedimientos que tienen en su base constructiva esta consideración son la lingüística funcional de M. K. Halliday (1996) y, previamente, el estudio de los tiempos verbales del castellano de Harald Weinrich (1975) representa una arquitectura lógica del ámbito oracional desde la cual se puede sugerir que hay posibilidades temporales asociadas a cada tipo de acción recogida léxicamente en los verbos y gramaticalmente en la conjugación que estos presentan en una oración.

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a. Desde el habla hay convergencia de las informaciones obtenidas en la modalidad

auditiva como en la modalidad visual.

b. La linealización formal de la lengua ofrece al procesamiento una estrategia para

la organización de las unidades lingüísticas y de la enunciación. Lo anterior

supone un recurso de enunciantes e intérpretes para elaborar una representación

mental de lo predicado.

c. En la lengua las unidades lingüísticas más pequeñas y discretas realizan la

interfase con el ámbito motriz, físico y fisiológico. A medida que se llega a la

oración hay más involucramiento y reorganización de niveles lingüísticos y de

procesos cognitivos superiores. Es necesario sujetar esta generalización al hecho

de que una teoría del procesamiento de la lengua ha de distinguir cómo los

intérpretes convierten sonidos y grafías en significado en la percepción y cómo

los enunciantes convierten significado en sonido o escritura en la producción.

d. La frecuencia es central en el estudio del procesamiento de la lengua. Así,

atender a la recurrencia en el uso de unidades lingüísticas es un criterio relevante

para dar cuenta de fenómenos, tan diversos, como el proceso que resulta en la

existencia de categorías fonéticas o en el desarrollo del almacén representado en

el léxico mental de enunciantes e intérpretes.

e. La identidad de componentes y de los procesos en que se involucra el

procesamiento de la lengua atiende al aspecto físico de la señal, al aspecto

semiótico del código y al aspecto psicológico de enunciantes e intérpretes. Es en

el concurso de estos tres aspectos en los que las unidades lingüísticas aquí

tratadas adquieren su calidad como tales.

f. Podemos plantear un punto de vista interesado en conocer el modo en que las

unidades de habla, como las léxicas, se constituyen componentes de la oración,

conformando la estructura de la predicación. Este funcionamiento entre unidades

puede explicar el tipo de signo que es la lengua.

g. El léxico opera como interfase entre el habla y la oración; en tanto, la estructura

sintáctica media entre el habla y el significado.

h. Desde el estudio del procesamiento de la lengua, la palabra y la oración pueden

considerarse un conjunto porque en ellos la representación pasa, del límite de la

interfase con lo extralingüístico en el habla, al ámbito de la predicación de un

estado de cosas en modelos mentales con componentes y relaciones.

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1.1.3. Lenguaje y cultura

Independientemente de que relaciones como la sostenida entre cultura y lenguaje han

sido interpretadas en la tradición académica (Serrat & Soler en Soler et al, 2006: 239) en

la forma de determinación de una sobre otra, o de la exploración sobre las relaciones

entre el desarrollo filogenético, ontogenético y el lenguaje -a las que la tradición

también parece enfocar desde la forma de la capacidad del lenguaje para empujar el

desarrollo cognitivo- a este estudio le interesa revisar y explorar la ocurrencia asociada

entre modelos mentales específicos con formas lingüísticas específicas.

Aunque no toda nuestra vida mental se realiza lingüísticamente y podemos

razonar sin el concurso de nuestra competencia lingüística, conviene no hacer

plenamente de lado lo que corresponde a la relación con la cultura a través de la

hipótesis de Sapir (1954), según la cual los símbolos lingüísticos que posee cada cultura

son reflejos de su manera ver el mundo. Se podría decir entonces que esta “organización

de la percepción del mundo” diferenciada entre culturas corresponde con formas

mentales distintas. Whorf (1971) aprovecha esta idea de Sapir para desarrollar dos ideas

centrales: la relatividad lingüística, una; el determinismo lingüístico, la otra.

La relatividad significa que las lenguas utilizan sistemas de representación que

no son equivalentes por lo que hace a la información. Esta premisa bien puede ayudar a

explicar que las sistemáticas verbales de una lengua a otra no son equivalentes tanto en

su conjunto de opciones, como en la información temporal que proporcionan a la

información semántica. El determinismo lingüístico señala que las representaciones

semánticas determinan aspectos de la representación conceptual.

Por otra parte, ante el señalamiento de que nuestras concepciones del espacio

son relativistas y centradas en el cuerpo, y que por ello todas las culturas harían uso

simbólico de la oposición fundamental entre "izquierda" y "derecha", Levinson (1996:

356) señala que muchas lenguas no usan los planos a través del cuerpo para obtener las

coordenadas espaciales. Es decir, no tienen izquierda / derecha / delante / atrás como

términos espaciales. También, Levinson (1996) considera la existencia de diferencias

sistemáticas en el estilo cognitivo de las personas con las que hacer frente a las

diferentes culturas del espacio.

Este énfasis en los conceptos egocéntricos y relativistas del espacio ha sido

impugnado por O'Keefe y Nadel (1978). En contraparte, Landau y Jackendoff (1993)

14

han especulado a la distinción “qué” / “dónde” como un universal de la lengua,

dándonos tanto nombres específicos para designar formas como morfemas espaciales de

clase cerrada. P. e., las proposiciones.

Haremos eco de lo que se ha denominado la versión débil de esta hipótesis. Esta

versión establece que una lengua particular, por ejemplo el castellano, hace que algunos

tipos de pensamiento sean más fáciles que otros, pero no hace que los hablantes de

distintas lenguas piensen por ello de una manera u otra. El planteamiento de estos

efectos se ubica en el ámbito léxico.

1.1.5. Los estudios de los efectos de la gramática sobre la cognición

Serrat & Soler (Soler et al, 2006: 249) señalan que los estudios sobre la influencia de la

gramática de una lengua en la cognición no son concluyentes; en general, apuntan a que

ciertas maneras de pensar pueden resultar más naturales para los usuarios de una lengua

sin resultar imposibles para los de otra. El asunto de la frecuencia de uso es relevante.

Entre las teorías sobre la mente destaca la que plantea la modularidad de la

misma, principalmente desarrollada por Fodor (1983). Los módulos que plantea este

autor se refieren a procesos psicológicos básicos que suceden de modo independiente o

en todo caso componentes de un mismo proceso que actúan autónomamente.

A los estudios relativos a los efectos de la gramática sobre la cognición importa

distinguir si el lenguaje es una conducta que opera por un dominio específico, propio,

con sus propios recursos, independiente de cualquier otra capacidad cognitiva; o si es

una facultad que opera y se desarrolla en la interacción con otras, particularmente la

cognición. Existen tanto el punto de vista según el cual el desarrollo cognitivo forma la

base del desarrollo lingüístico, como la opción contraria.

Entre los autores que han dedicado atención al desarrollo cognitivo y al

lingüístico en el estudio del desarrollo humano destacan dos figuras centrales: Jean

Piaget (1946) y Lev Vygotski (1934). Para el primero el lenguaje es un producto del

desarrollo de la inteligencia, la expresa y potencía las estructuras que se han formado a

partir de las acciones del sujeto sobre la realidad. Para el segundo, lenguaje y

pensamiento tienen orígenes diferenciados.

La afirmación de que el desarrollo del lenguaje está limitado por la preparación

cognitiva del infante es aceptable para autores de diferentes tendencias. Algunas

distinciones que el lenguaje requiere no están en determinado momento al alcance del

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grado de desarrollo lingüístico de un infante, o de un sujeto cualquiera, y se ha de

esperar al logro del desarrollo cognitivo que las soporte (Serrat & Soler en Soler et al,

2006: 254). El orden en que los infantes adquieren los mecanismos formales y las

formas lingüísticas de su lengua materna está relacionado con la complejidad de los

conceptos y de las distinciones cognitivas (incluidas las espaciales) que circulan a través

de dichos mecanismos. Entre las formas lingüísticas, los verbos y su conjugación

presentan una alta complejidad y por lo tanto estos no se alcanzan en las primeras etapas

de la adquisición de la lengua en el infante.

Actualmente se ha aceptado que hay influencias cognitivas en el lenguaje

durante el desarrollo de éste, también que está la posibilidad de que las características

formales de una lengua puedan impulsar avances en el desarrollo cognitivo (Serrat &

Soler en Soler et al, 2006: 255). Esta investigación versa sobre los alcances de esa

correlación posible, pues averigua si la sistemática verbal del castellano tiene correlatos

representacionales de tipo espacial en las tareas asignadas a los sujetos participantes.

Si la adquisición de una lengua específica desarrolla a través de sus recursos

léxico-gramaticales un sistema de distinciones que en otra no se desarrolla o resulta más

periférica, eso podría llevar a pensar en efectos prolongados de dicha lengua en la

cognición y la memoria. Es probable que el desarrollo lingüístico tenga un impacto de

mayor alcance en el desarrollo cognitivo y no al revés. El estudio translingüístico de la

adquisición de la lengua -una documentación amplia respecto al japonés se puede

encontrar en Clancy, 1985- ha mostrado que los aspectos formales de una lengua

pueden incitar la adquisición de distinciones conceptuales antes de que suceda en otra

lengua (Serrat & Soler en Soler et al, 2006: 256).

Para Tomasello (1999), lenguaje y cognición forman parte de la función

simbólica, de allí que su separación es innecesaria. Para poder decir si el bilingüismo

tiene buenas o malas consecuencias a la actividad cognitiva general se han desarrollado

diversos estudios (Mohanty y Babu, 1983), (Okuh, 1980) que, en general, tienen una

tendencia optimista para la cognición y el desarrollo de nuevas capacidades que pueden

variar con ciertos tipos de pensamiento, según la edad, las condiciones de adquisición

de la segunda lengua y la diversidad formal y representacional entre las mismas.

16

1.2. EL ESPACIO COMO MODO DE REPRESENTACIÓN EN EL LENGUAJE

Scheerer y Lyons (1957) han mostrado que hay consistencia entre hablantes respecto a

la imaginería visual asociada a ciertas ideas y conceptos. Gibbs, Strom and Spivey-

Knowlton (1997) preguntaron a sujetos sobre sus imágenes mentales de proverbios y

encontraron altos grados de acuerdo. Otros trabajos experimentales han mostrado que

listar las características de un concepto involucra algo similar a la inspección visual de

sus propiedades (Barsalou, 1999).

Chatterjee et al (2001: 55) señalan que, mientras el lenguaje refleja nuestro

pensamiento y provee un medio para comunicarnos, nos permite codificar cantidades

masivas de información que de otro modo nos sería imposible; los autores consideran

que las representaciones espaciales reflejan nuestro ambiente externo y nos proveen un

medio para llegar, estar en contacto, buscar y movernos.

Las expresiones deícticas y su comprensión se basan en el conocimiento

compartido por los participantes de la conversación y del contexto en los cuales las

elocuciones ocurren. Las preposiciones de locativo que transportan la información

espacial también sirven como deixis. En la conversación, los enunciantes anclan a

menudo sus elocuciones a su ambiente espacial. Este anclaje se define como deixis

(Chatterjee et al, 2001: 55).

La Lingüística cognitiva4 ha desarrollado cinco nociones fundamentales para el

planteamiento espacial de la representación lingüística. Entre ellas, las nociones de

“Concepto”, “Dominio”, “Construals5” y “Categorías” resultan tener una amplia

aceptación como fundamentos de la Semántica cognitiva. En esta tradición se entiende

por “Concepto” una unidad mental; “Dominio” es descrito como el conocimiento de

soporte para representar a los conceptos; “Construal” es el proceso por el cual la

experiencia de mundo de una persona es concebida en formas variadas; finalmente, la

“Categoría” está estructurada internamente mediante relaciones prototípicas entre sus

miembros y, externamente, por relaciones taxonómicas entre categorías.

4 Según el Tesauro de EBSCO (2009), la Lingüística cognitiva es una disciplina del campo de la Lingüística que explica la creación del lenguaje, el aprendizaje y el uso del mismo por referencia a la cognición humana en general, más que apelando a las propiedades estructurales e internas del lenguaje y a una lengua en particular. En este abordaje, no hay una facultad cognitiva autónoma para el lenguaje, la gramática es entendida en términos de conceptualización y el conocimiento del lenguaje emerge de su uso. El término es introducido en 2009 en dicha base de datos. 5 Sobre la traducción de este término hay que considerar que el castellano no ofrece la posibilidad de denominar con una sola pieza léxica a un proceso de realización sino que ofrece una noción, “Construcción”, que remite a una entidad estática y acabada.

17

Por su parte, la quinta de las nociones referidas, los “esquemas de imagen”, son,

de manera general, estructuras abstractas recurrentes en nuestros constructos del mundo,

y así juegan un rol fundamental en varios procesos semánticos cognitivos (Clausner &

Croft, 1999). Estas estructuras se encuentran ancladas a la capacidad del sujeto para

distinguir clases de movimiento, nociones métricas y geométricas.

1.2.1. La hipótesis del registro espacial

Coslett (1999: 704) propone la hipótesis del “registro espacial”. Él sostiene que el

registro de objetos y acontecimientos en el espacio es de importancia evolutiva

fundamental. Este registro determina la capacidad de un organismo para sobrevivir y

evitar el peligro en el ambiente. Las ubicaciones de todos los estímulos se registran

automáticamente, incluso cuando esta información es inútil a la tarea en curso. Un

ejemplo es el efecto de Simon.

Se ha considerado al anterior un fenómeno de interferencia que se localiza en la

etapa de selección de la respuesta. Simon y Small (1969) encontraron en una tarea

auditiva un efecto de interferencia. Los sujetos debían identificar la frecuencia a la que

se emitía un determinado sonido, pulsando el botón situado a su derecha cuando la

frecuencia era baja y el situado a su izquierda cuando ésta era alta, presentándose el

sonido de forma aleatoria en uno u otro oído. Los resultados mostraron que los sujetos

tienden a responder con la mano derecha cuando oyen el sonido por la derecha y con la

mano izquierda cuando lo oyen por la izquierda.

En consonancia con ello, Coslett (1999: 703) arguye que los efectos de registro

se extienden más allá del ámbito sensorial y del motriz hasta las operaciones

cognoscitivas. Según estudios neurológicos, el daño parietal empeora el registro

contralesional espacial y por lo tanto empeora la actividad, incluso de operaciones no

espaciales como la recuperación léxica y la búsqueda semántica. También, la actividad

neuronal que media la lengua está probablemente modulada por la posición de la cabeza

y del ojo, similar a la manera en la cual el proceso táctil es influenciado por la posición

de la cabeza y del ojo. La integración (táctil-visual) en la corteza parietal posterior se

puede acompañar por la integración transmaterial (espacial-lingüística) en la corteza

parietal izquierda posterior.

La lengua como sistema de símbolos necesita poder referir a la información

espacial. Sin embargo, los formatos de representaciones lingüísticas y espaciales

18

parecen ser diferentes. La lengua es generalmente algebraica y puede transportar la

información proposicional. Las palabras individuales se relacionan arbitrariamente con

los objetos y los acontecimientos en el mundo (Bock, 1992).

De manera semejante, la estructura de una frase no necesita llevar una relación

necesaria a la estructura de objetos y de acontecimientos en el mundo. Las

representaciones espaciales, en contraste con lengua, son generalmente análogas y

transportan la información geométrica. Las representaciones espaciales aproximan a

menudo la topografía del espacio físico (Chatterjee et al, 1999: 57).

En resumen, diversas clases de información representadas en el cerebro se

pueden caracterizar por gradientes mediante varios parámetros. Las representaciones

espaciales tienden a ser perceptivas, geométricas y sensoriales, mientras que la lengua

tiende a ser conceptual, algebraica y amodal. Sin embargo, la lengua y las

representaciones espaciales pueden ser concretas o abstractas. En el caso concreto de la

lengua, los sonidos y las vocalizaciones específicas de los idiomas dan forma a las

palabras y a las frases. En el extremo abstracto, los conceptos codifican el significado de

una manera que no se restringe a las idiosincrasias de ninguna lengua particular. En el

extremo concreto de representaciones espaciales, las opiniones se derivan de escenas

espaciales reales. En el extremo abstracto, los esquemas espaciales simples no reflejan

directamente la información perceptiva. La lengua y el espacio son probablemente

convergentes en los niveles abstractos de estructuras conceptuales y de esquemas

espaciales, insiste el planteamiento (Chatterjee et al, 1999: 57).

1.2.2. Los esquemas espaciales y los primitivos espaciales

La remisión anterior a la hipótesis del registro espacial sugiere tener presente a las

relaciones con la representación del espacio en el marco de la adquisición del lenguaje.

Más que orientarse a una u otra de las tradiciones básicas sobre el fenómeno de la

adquisición, lo relevante es ver la manera en que dichas tradiciones se plantean el

concurso de las capacidades motrices, perceptivas y cognitivas en el logro de la

representación lingüística. De manera genérica, interesan las explicaciones que

involucren una posición respecto a la capacidad de compartir propiedades entre la

representación perceptiva del espacio y la representación lingüística del mismo.

Primeramente, en el marco de un abordaje formalista del lenguaje, Fodor (1975)

ha considerado a los conceptos unidades básicas e innatas cuya validez referencial es

19

confirmada o desementida por la realidad; sin ser constituidos por el uso de la lengua ni

por datos perceptuales. Por ello, los conceptos son amodales a las representaciones

perceptuales. Es decir, la realidad ofrece el contraste para activar una unidad de

representación que es, previa a la experiencia perceptual y social, parte del repertorio

mental. En una postura cercana, para la cual los conceptos ya no son innatos, pero que

acepta que en algún punto de la mente habremos de encontrar elementos conceptuales -

amodales también respecto a la percepción- para construir el pensamiento, Jackendoff

(1996) propone la existencia de unidades básicas denominadas primitivos constitutivos.

Entre ellos, habría primitivos remitidos a la representación lingüística del espacio.

A juicio de Jackendoff (1996), de inicio, los niños aprenden principios

perceptivo-motores sobre objetos y acontecimientos en el mundo. Estos principios,

codificados como primitivos, sirven como la base para estructuras conceptuales más

elaboradas. Por ejemplo, Mandlerc (1996) sugiere que los niños adquieran primero el

conocimiento de diversas clases de movimiento en el mundo. El movimiento biológico

es automotor y el movimiento no biológico se induce externamente. La conciencia de

esta distinción sirve como base para la diferencia semántica “animado” e “inanimado”.

Los primitivos espaciales pueden desempeñar un papel crítico en la adquisición

de conceptos. Incluso, el autor (Jackendoff, 1996) plantea que los primitivos espaciales

pudieron ser la base de diversos ámbitos de la cognición. Por ejemplo, Christmand et al

(1997) divulgaron que los cuadros con una direccionalidad de izquierda a derecha son

juzgados más estéticos que otros con dirección derecha-izquierda. Estos primitivos se

pudieron concatenar para formar modelos mentales con propiedades espaciales.

En el planteamiento de Jackendoff (2007b: 379-380), el lenguaje tiene una

arquitectura básica a la manera de caja de herramientas –donde se ubicarían los

primitivos- que los niños están preparados de manera innata para utilizar en caso de que

los estímulos garanticen dicho uso y descarten otras opciones; interviniendo así los

primitivos en la formación de conceptos. Para Jackendoff (1992), los primitivos son

unidades representacionales básicas e innatas. Sin embargo, el autor (Jackendoff,

2007b: 379-380), a distancia de Chomsky (1965), no considera al lenguaje plenamente

autónomo de la cognición en general y no pone a la sintaxis ni al centro del

funcionamiento del lenguaje ni de la descripción lingüística (Jackendoff, 2007a: 1).

En contra parte, en el marco de un abordaje funcionalista (Skinner, 1957;

Vygotski, 1934; Piaget, 1946) del lenguaje, el trabajo de diversas tendencias

20

(conductismo, constructivismo, sociointeraccionismo, conexionismo) se plantea, en un

sentido muy general, que los conceptos se construyen a partir de los estímulos llegados

desde el entorno –incluido el social- a través de los sentidos y de la percepción. Así

visto, los conceptos no se consideran ajenos a las modalidades sensoriales particulares.

De tal modo, las representaciones mentales son elementos básicos entendidos como

contenido conceptual, diferentes a los enunciados por su menor grado de complejidad, o

entendidos como contenido no conceptual, aunque fundamento del mismo en algún

modo. El trabajo de la Lingüística cognitiva en materia de adquisición del lenguaje

(Cifuentes y Marimón, 2004) se puede agrupar en este abordaje y en convivencia con

las distintas tendencias que aquí se han citado.

La diferencia entre contenidos conceptuales y no conceptuales remite aquí a

definir a los conceptos como copias de representaciones perceptuales (p. e. Prinz, 2002),

o como contenidos ricos en detalle no coincidentes con los conceptos esquemáticos que

un sujeto puede poseer. Los planteamientos de Talmy (1983; 2000) –que agrega al

funcionalismo aportes de las ciencias cognitivas- pueden ubicarse o ser cercanos a este

segundo grupo, pues los esquemas espaciales como los esquemas de imagen propuestos

por dicho autor tiene un carácter sintético y abstracto.

Fuera del ámbito experimental, de acuerdo con su análisis de las preposiciones

de locativo, Talmy (1983) propone lo que denomina esquemas espaciales, en tanto

representaciones mentales que se forman por propiedades espaciales selectivas que se

juzgan relevantes en una escena espacial y que han sido en extremo simplificadas. Así,

los esquemas son formas geométricas simples tales como puntos, líneas y planos.

Talmy (1983) identifica varias características importantes de estos esquemas.

Uno, son discretos, más que continuos; por lo tanto, pierden precisión perceptiva. Dos,

son también topológicos, más que imaginísticos6; codifican características espaciales de

maneras cualitativas y capturan solamente algunas de las configuraciones espaciales

posibles. Los esquemas de imagen, previamente referidos en este apartado, se elaboran

a partir de dichos esquemas espaciales.

Este diseño de los esquemas espaciales parece una condición previa de la

comunicación, en la cual gran variedad de situaciones espaciales necesita ser descrita

rápidamente. Así los esquemas espaciales comparten tanto propiedades asociadas a

lengua como a las representaciones perceptivas.

6 Imaginísticos. Se refiere a significado figurado. En el sentido de uno subsidiario respecto a otro primero.

21

En tanto, en el ámbito experimental, en tres pruebas desarrolladas por Chatterjee

et al (1999), dedicadas a examinar si los conceptos expresados lingüísticamente son

representados espacialmente, se investigó la estructura de eventos, en el entendido de

estos como acciones con trayectorias espaciales que los sentidos pueden describir y el

lenguaje puede representar. Se consideró que las oraciones, en tanto permiten

representar eventos, contienen verbos que determinan el rol temático de los argumentos.

También, en dichas pruebas experimentales, se distinguió entre la localización de los

roles temáticos y la dirección de las acciones.

Diseñadas como tareas de tiempos de reacción, las pruebas consistieron en

dibujar figuras y asociar estas figuras con oraciones. Según los resultados, los sujetos

diestros tendieron a localizar agentes a la izquierda de pacientes y a concebir acciones

procediendo de izquierda a derecha. Esta tendencia surgió cuando los sujetos dibujaron

acontecimientos en respuesta a frases; cuando dibujaron el agente o al beneficiario de la

acción en respuesta a frases; y cuando dibujaron trayectorias de las acciones

transportadas por frases del verbo. Por su parte, un grupo de sujetos escuchó oraciones

que adjudicó a imágenes más rápidamente cuando éstas describieron al agente a la

izquierda y con una acción de izquierda a derecha.

En un trabajo posterior a dichos experimentos, cuya descripción se mostrará en

un apartado posterior dedicado a aspectos neuronales, Chatterjee et al (2001: 60)

sugieren que, a pesar de que hay razones para pensar que las representaciones mentales

de la lengua y las del espacio están separadas, estos dominios cognoscitivos hacen

contacto en puntos críticos. Estos puntos de contacto son evidentes en la comunicación

y la representación de la lengua.

Conviene señalar que, más que sugerir la ausencia de propiedades compartidas

entre la representación perceptiva del espacio y la representación lingüística del mismo,

la diferencia entre uno y otro acercamiento expuestos sobre la formación de palabras se

remitiría a que, para el primer abordaje, ese eventual carácter compartido habría de

evaluarse en relación a los conceptos innatos que son activados, o que, para el segundo

abordaje, habría de revisarse cómo la eventual compartición de las propiedades se

desarrolla a partir de las representaciones perceptuales y de las capacidades motrices

hasta alcanzar su eventual abstracción en la formación de conceptos y palabras.

Sin embargo, por fines sintéticos, dado que en este apartado el tema no es la

adquisición del lenguaje, se ha planteado una oposición básica respecto a la adquisición

22

de palabras. Cabe no perder de vista que existen posiciones intermedias (p. e.

Karmiloff-Smith, 1993)7 que pueden ayudar en el interés de poner la atención en el

desarrollo de eventuales propiedades compartidas y sus alcances.

En resumen, sea cual sea la ruta seguida en lo relativo a la formación de palabras

y como sugieren los experimentos, hay razones para pensar que el dominio espacial

tiene divisiones internas naturales; problemas planteados por la necesidad de describir

diferentes tipos de arreglos espaciales o eventos (Mandler, 1996; Jackendoff, 1983,

1992, 2002). La distinción “fondo-figura” aportada por la Gestalt (Koffka, 1935;

Wertheimer, 1959) y aprovechada por Talmy (1983) en la Lingüística cognitiva remite a

uno de los arreglos y divisiones espaciales más fundamentales y naturales.

1.2.3. La relatividad de la deixis en el espacio-tiempo lingüístico

Puede considerarse a la deixis como el punto de partida para estudiar al espacio en el

lenguaje toda vez que da tanto al enunciante como al intérprete parámetros espacio-

temporales. Estos parámetros pueden realizarse en expresiones espaciales de diferentes

maneras, entre ellas, demostrativos, adverbios y verbos de movimiento. Talmy (1985)

observó una tendencia de las lenguas para adoptar una de dos estrategias principales de

lexicalización: Una, la ruta espacial con el verbo; la otra, la ruta de acceso por separado,

es decir, mediante el uso de partículas o adverbios.

En el estudio de conceptos espaciales, Piaget y Inhelder (1956) argumentan que

el niño pasa a través de una serie de etapas de razonamiento espacial: Al principio sólo

abarca nociones topológicas, luego abarca nociones de métrica euclidiana, distancia y el

ángulo; por último, abarca nociones geométricas proyectivas. Bowerman & Choi (2001:

496-497, 505) muestran que los niños son ya sensibles a las distinciones de una lengua

específica relativas a la comprensión antes de que sean capaces de producir las

expresiones. Bowerman (1996: 170) llegó a la conclusión de que hay pocas pruebas de

que los niños tengan fuertes sesgos prelingüísticos para la clasificación del espacio en

una forma distinta a la presentada por su idioma y Levinson (1996: 376) señala que los

niños aprenden el uso intrínseco de las nociones de "frente" y "atrás" antes que nociones

deícticas centradas en el hablante como centro deíctico (relative notions). 7 La autora propone que existen tanto procesos generales en 1os diferentes subsistemas cognitivos como que la naturaleza de las representaciones es específica de cada subsistema. Desde su punto de vista, el desarrollo cognitivo implica un conocimiento especificado innatamente y a la vez un aprendizaje subsiguiente. Hay a su juicio una redescripción de la representación.

23

Según Levinson (1996: 376), una solución que evita el carácter sustancial de la

distinción geométrica euclidiana es llamada la proliferación de lugares. De hecho,

parece haber una implicación universal: A saber, que si un idioma tiene nociones

deícticas centradas en el hablante tendrá las opciones opuestas (las centradas en el

objeto de referencia como centro deíctico [intrinsec notions]), pero no necesariamente a

la inversa. Estas últimas son para el autor relaciones binarias, las primeras son

encubiertamente ternarias. Las nociones centradas en el objeto parecen fallar para dar

soporte a inferencias espaciales, las centradas en el hablante, no.

La evidencia sugiere que hay lenguas que apenas hacen uso de uno o más

marcos de referencia, es decir, los recursos lingüísticos están simplemente ausentes en

algunos casos. Levinson (1996: 377) desarrolla entonces lo que llama marco de

referencia intrínseco, marco de referencia relativístico y marco de referencia absoluto.

El mismo autor indica que la complejidad de estos sistemas es tal que el análisis

correcto de tales sigue siendo poco claro en el adulto. De sus señalamientos interesa la

consideración según la cual, en algunos idiomas, la distinción "izquierda"/"derecha"

puede girar con la variable de asignación de 'front'/'back'.

El desarrollo de estos sistemas obedece, señala Levinson (1996), en parte a que

las opciones binarias por sí solas parecen insuficientes. En primer lugar, no todos los

objetos de referencia útil (como piedras o árboles) ofrecen las facetas pertinentes para

un criterio de localización intrínseco. En segundo lugar, los sistemas relativos

proporcionan apoyo a inferencias lógicas: Si A está a la izquierda de B, y B a la

izquierda de C, entonces A es a la izquierda de C. Estos conectan con la experiencia

visual de una manera muy directa.

Muchas comunidades de habla hacen un amplio uso de coordenadas absolutas.

En un sentido general, la propuesta de Levinson (1996) señala que los sistemas de

dirección absoluta nos ofrecen recorridos en una matriz, pero sin emplear puntos de

vista diversos. Las referencias locales nos pueden dar algunas de las mismas

propiedades. Muchos sistemas que toman rasgos de una referencia local son totalmente

abstractos. Un sistema absoluto tiene como ventaja lógica que la validez de las

deducciones no es relativa. Sus dificultades podrían llevar a esperar que tales sistemas

sean aprendidos tardíamente por los niños, pero parece que se aprenden antes de las

expresiones relativas. Una característica de las descripciones de movimiento absoluto es

que permiten la especificación de la dirección sin ninguna referencia a lugares.

24

1.2.4. La similitud organizativa de las redes neuronales

El propósito de este subapartado es mostrar algunas consideraciones neurológicas

expuestas por Chatterjee et al (2001) que favorecen indagar en la proposición del

espacio como modo de representación en el lenguaje, pues remiten a las relaciones de

colaboración y semejanza organizativa entre redes neuronales dedicadas a la

representación espacial y otras dedicadas a la representación lingüística. En tal sentido,

la autora plantea a esta similitud organizativa como argumento de la colaboración de la

representación mental del espacio con la representación mental de la lengua.

Chatterjee et al (2001: 55) sugieren que a pesar de las diferencias en la

organización neural y mental que presentan la capacidad de representar

lingüísticamente, como la de hacerlo espacialmente, ambos dominios interactúan.

En términos generales, las redes neuronales que median entre lenguaje y espacio

incluyen a la región temporal parietal posterior, las regiones dorsal-lateral y

mediaprefrontal. También, se incluyen partes del tálamo y de los ganglios basales. Hay

que hacer notar el señalamiento de redes distributivas del lenguaje en el hemisferio

izquierdo que median componentes fonológicos, léxicos, semánticos y sintácticos y de

redes distribuidoras espaciales en el hemisferio derecho que median componentes de

espacio tales como marcos de referencia anclados a la retina, a la cabeza o el torso y

localizaciones espaciales ligadas a diferentes partes del cuerpo.

Así entendido, los autores (Chatterjee e al, 2001: 55) señalan que hay redes que

median unas lenguaje y otras espacio con organizaciones similares en diferentes

hemisferios. Las conexiones sinápticas entre la corteza sensorial primaria y la corteza

parietal-temporal posterior son similares en ambos hemisferios. En caso contrario,

considera, una red neuronal para el lenguaje encapsulada o blindada a las sensaciones

implicaría una radical y diferente organización neuronal en ambos hemisferios.

Según estudios de Carpenter et al (1999: 221), la lectura de oraciones con

preposiciones de locativo activa partes de los dos cortes parietales. Debido a que la

corteza parietal media representaciones espaciales, la comprensión de estas oraciones

parece involucrar procesamiento espacial.

Finalmente, Chatterjee (Chatterjee et al, 2001: 55) señala que la evidencia de

pacientes con daño cerebral sugiere que la información intermodal y sensoriomotora

25

convergen en el caso humano dando lugar a la experiencia de un ambiente espacial

unificado en el que percibimos y actuamos.

1.3. LA METAFORIZACIÓN COMO RECURSO COGNITIVO EN LA

REPRESENTACIÓN LINGÜÍSTICA

Diversos autores han argüido a favor de un componente espacial en el lenguaje; entre

las motivaciones para proponer una alternativa al acercamiento simbólico (Barsalou,

1999) se encuentran las dificultades para implementar un sistema simbólico común al

análisis sintáctico –de la forma y la organización de los recursos- entre el sistema visual

y el lenguaje (Landau & Jackendoff, 1993); para capturar sutiles asimetrías y matices de

la representación lingüística de una manera esquemática, espacial (Langacker, 1987;

Talmy, 1983) y para lograr un acercamiento más general a la mente como un sistema

corpóreo de experiencia (Lakoff y Johnson, 1980).

Así, sí aceptamos una base espacial y perceptual de la representación a cargo de

los ítems lingüísticos habríamos de esperar un amplio consenso entre los hablantes

cuando les pedimos dibujar diagramas simples representando palabras, como lo ha

mostrado el trabajo de Richardson et al (2001). Sus resultados reportaron el consenso

esperado entre los hablantes.

La prueba experimental desarrollada por el autor y sus colaboradores consistió

en dos tareas experimentales. En la primera, denominada Forced Choice, se entregó a

los participantes una página con una oración (formada por un verbo, escrito en pasado, y

el sitio del sujeto y el del objeto ocupados por figuras geométricas distribuidas

aleatoriamente) y cuatro imágenes esquemáticas con figuras geométricas básicas –

idénticas a las de las oraciones- etiquetadas de la A a la D.

Estas imágenes contenían un círculo y un cuadro alineados en un eje horizontal o

vertical, conectado por una flecha con un puntero orientada hacia arriba, o hacia abajo,

o a la izquierda o a la derecha. Así, tanto la opción horizontal como la vertical contaban

con una imagen con la flecha arriba y otra hacia abajo.

En cada una de las páginas, se solicitó a los participantes seleccionar de entre

estas cuatro la que mejor representara el evento descrito en la oración formada con el

verbo (ver figura 1). Los ítems fueron aleatorizados en tres órdenes diferentes y

cruzados con dos ordenamientos diferentes de las imágenes. Las seis listas fueron

distribuidas aleatoriamente a 173 participantes.

26

En la segunda tarea experimental, denominada Free Form, se dio a 24

participantes, ajenos al primer experimento, una oración al estilo de las usadas en la

primera tarea experimental. Se les pidió –con un plazo de tiempo mayor- dibujar en la

pantalla del ordenador una representación esquemática de la oración. Al acabar

apretaron una tecla y se les otorgó otra oración. Los sujetos tomaban las formas

geométricas de una caja de herramientas central (ver figura 1). Cualquier número de

formas podía ser utilizado, recolocado y se podían utilizar hasta tres flechas. Éstas

podían ser modificadas, rotadas y redimensionadas.

Figura 1: Cajas de herramientas de las tareas experimentales “Forced

Choice” y “Free Form” utilizadas en el experimento de Richardson et al

(2003). De “Spatial representations activated during real-time

comprehension of verbs”, por Richardson et al, 2003, p.769.

27

Por otra parte, Lakoff y Johnson (1980) han propuesto que el sistema conceptual

humano está construido en torno a un limitado conjunto de conceptos que emergen de

la experiencia y que son definidos en sus propios términos, es decir, sin ningún dominio

intermedio de experiencias a través de las cuales se conceptualicen. Estos conceptos

experienciales fundamentales incluyen un subconjunto de relaciones espaciales básicas

con valor deíctico para la representación y la conceptualización. Por ejemplo, arriba /

abajo, adelante / atrás; un subconjunto de conceptos ontológicos físicos (por ejemplo,

contenedor, entidad) y un subconjunto de acciones y experiencias básicas. Por ejemplo,

comer, moverse. Para este punto de vista, todos los conceptos que no emergen de la

experiencia física deben ser de naturaleza metafórica. De este modo son abstractos y son

lo que en otras tradiciones se han denominado propiamente conceptos. La operación que

se realiza para pasar de los conceptos experienciales a los conceptos abstractos, para

lograr que estos segundos sean entendidos y estructurados es denominada por Lakoff

como Metaphorical mappings (Lakoff & Johnson, 1980).

La metáfora proporciona una estructura relacional a un dominio abstracto al

importar a éste la estructura relacional de un dominio de experiencia más concreto.

Semejante a las analogías, la metáfora importa dicha estructura de relaciones y hace de

lado las características superficiales y específicas del dominio de experiencia en que se

generan. Es decir, la metáfora implica una abstracción del propio dominio de origen

para representar, percibir y conocer dominios de experiencia menos obvios gracias a su

carácter más abstracto. En suma, los autores sugieren que los sujetos usan las metáforas

para hablar de dominios abstractos y que en la mayoría de las metáforas

convencionalizadas por las lenguas los recursos léxico-gramaticales de experiencias

concretas se usan para hablar de dominios abstractos.

Desde la perspectiva psicológica relativa al estudio de las representaciones

mentales del espacio como de términos lingüísticos del espacio, destacan los trabajos de

Hayward & Tarr, 1995; Carlson-Radvansky, Covey & Lattanzi, 1999, y Schober, 19958.

8 En algunos estudios, esa interrelación viene modulada por factores del contexto visual (Spivey-Knowlton, Tanenhaus, Eberhard & Sedivy, 1998), por el bagaje común entre los hablantes (Schober, 1995) o por los atributos funcionales de los objetos descritos (Carlson-Radvansky et al, 1999).

28

1.4. VALIDEZ LINGÜÍSTICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO

En este apartado se presentarán cuatro planteamientos, dos desde la tradición lingüística

interesada en la representación mental asociada al lenguaje, otro en la tradición

lingüística interesada en la estructura formal del lenguaje y otro a partir de trabajo

experimental de la Psicolingüística, con el fin de desarrollar una descripción lingüística

de la metaforización espacial del tiempo en el conjunto de recursos léxicos y

gramaticales de la lengua.

1.4.1. Mental Space Theory

La noción de Mental Spaces en dicha teoría les define a estos como dominios

conceptuales temporalmente construidos durante el proceso del discurso tanto para

enunciante como para intérpretes (Fauconnier, 1997; Evans & Green, 2006). Fauconnier

plantea cuatro clases diferentes de espacios (Cutrer, 1994: 71–73): (1) Base space,

considerando a éste como un presente que contiene el punto de vista inicial desde el

cual los eventos son construidos; (2) Viewpoint space, equivalente a la noción de

referencia o punto de vista desde el cual se determinan las relaciones deicticas; (3)

Focus space, descrito como el espacio donde el significado es activamente construido; y

(4) Event space, el espacio temporal en el cual el evento codificado por el verbo toma

lugar o acontece (Fauconnier, 1997: 82).

En su modelo, Fauconnier considera tanto a la categoría de Tiempo verbal como

a la de Aspecto caracterizaciones de vínculos discursivos que operan al nivel de

construcción cognitiva y que en la medida de lo posible son universales. Para la Mental

Space Theory (MST), el Tiempo verbal y el Modo proveen los medios para seguir la

pista del tiempo y el estatus de realidad (denominada distancia epistémica en dicha

teoría) de los espacios mentales construidos en el discurso. Cada posibilidad de Tiempo

verbal como de Aspecto es para dichos espacios mentales un tipo universal de vínculo

local como parte de una estructura cognitiva subyacente.

Las convenciones gramaticales de las lenguas codifican de modo específico los

vínculos discursivos (Cutrer, 1994: 94). La codificación a cargo de dichas convenciones

es específica en tanto aporta y distingue para la puesta en discurso vínculos de distinta

especie. Desde el punto de vista de la decodificación, dichas convenciones recogen

dichos vínculos. En cualquier caso, la distinción es la aportación de dichas

convenciones a la estructuración cognitiva.

29

Mientras que la MST atiende a las categorías gramaticales de Tiempo verbal y

Aspecto en el discurso, Botner & Keschner (2008: 158-159) señalan que su interés está

en los principios de organización de dichas categorías como un sistema en sí mismo.

El acercamiento de Botner & Keschner (2008: 158-159) a la disociación en la

deixis temporal se involucra con dos categorías de la deixis verbal: realismo temporal y

ubicación espacial. Éstas denotan, por un lado, si el acontecimiento enunciado está

tratado como real o no; por otro lado, si está ocurriendo en la vecindad del

acontecimiento de discurso o no. En cada caso proponen identificar dos ámbitos: real

contra no real y aquí contra no aquí. La combinación “real-aquí” es coincidente con el

centro deíctico; la combinación “no real-no aquí”, disociada. Las combinaciones “real-

no aquí” y “no real-aquí” son posibles.

El acontecimiento de discurso es considerado por los autores (Botner &

Keschner, 2008: 159) como base para la combinación “real-aquí”, lo contemporáneo.

De este modo, proponen dividir el espacio cognoscitivo en ámbitos conceptuales

distintos para cada componente deíctico que ponen en contraste. Primero, el realismo

temporal, mediante el cual, por un lado, oponen a un ámbito contemporáneo uno no

contemporáneo de pasado; por otro lado, uno no contemporáneo de futuro. Segundo, la

ubicación espacial, en la que oponen la inclusión del centro deíctico dentro del mundo

cognoscitivo que prevalece contra la exclusión o disociación de dicho centro.

Finalmente, una lengua puede elegir no marcar gramaticalmente estas

oposiciones. La distinción inclusión versus disociación constituye una oposición

cognoscitiva que unifica estos contrastes.

1.4.2. Principio de secuencia

De la tradición interesada en la descripción formal, el análisis sobre la sistemática

verbal que realiza Mauricio Molho (1975) permite una descripción organizada de la

condición temporal de la misma lengua y de su capacidad de representación. Para

Molho, un primer axioma es que la mente opera la lengua reduciendo lo que concibe a

binariedades contrastivas. Todo contraste binario, insiste, radica en la solidaridad de las

dos representaciones elementales que en él se implican recíprocamente.

La relación binaria organiza un contraste que define a cada uno de los elementos

de la misma. Entre las dos posiciones el autor argumenta un orden de sucesividad. Esta

30

condición organizadora es un principio de sucesividad al que el autor antes referido

(Molho, 1975) sugiere denominar como tiempo.

Este principio de secuencia se propone como válido para distintos niveles de

organización de la representación conceptual y lingüística. Aún más, para Molho “…el

sistema total de la lengua no es sino una concatenación sistemática de entidades cuya

totalidad forma una serie conclusa” (Molho, 1975: 10). Ello explica por qué con la

lengua el enunciante produce significado organizando el contraste entre sus elementos y

sistemas. Según lo anterior, cada elemento y/o sistema es una posición en una secuencia

organizadora constituida por la totalidad del sistema de la lengua.

Siempre que se establece una relación de contraste entre dos posiciones, la

siguiente relación tiene como posiciones del contraste el resultado de las relaciones de

contraste anteriores, con lo que la nueva relación binaria de contraste se organiza en

otro nivel de complejidad de la representación (fonológico, léxico, sintáctico,

semántico, pragmático). En cualquier nivel de la representación, el contraste entre la

anterioridad y la ulterioridad de cada posición implica una perspectiva. Ésta última es el

presente como posición del observador.

La representación conceptual que organiza el castellano ha desarrollado en el

sistema verbal el principal organizador del principio de secuencia, es decir, del tiempo.

Molho (1975: 11) señala que “..esta sistemática organiza una gama que va de un tiempo

mensurable a otro inconmensurable..”. Es decir, un vector de tiempo organizado como

cercano a la posición del observador y otro como una posición lejana a ésta. El

ordenamiento de la sistemática verbal es explicable mediante el contraste radical entre

el “antes” y el “después” a la posición del observador.

La lengua organiza la representación conceptual del tiempo a través de una

sistemática verbal y de su relación solidaria con otras sistemáticas, como las de la

preposición, el artículo y la conjunción. El presente de Indicativo es, para el castellano,

la posición de lo perceptible (Molho, 1975: 12).

El trabajo de Molho permite hacer la distinción entre el principio de secuencia

como caracterización de la operación representadora de la mente, por un lado, y por

otro, la representación del tiempo como categoría de la predicación. Desde esta

perspectiva, el principio de secuencia es un patrón que nos ayuda a explicar el

procesamiento. Otro interés es rescatar la variación y la relación de inclusión entre

elementos. Esto significa que la lengua organiza la significación mediante una secuencia

31

de posiciones cognitivas, los valores de éstas se contrastan como el relieve de una figura

desde un fondo. Así, ninguna figura se concibe sino como el relieve de un fondo que le

envuelve, y no puede conceptualizarse un fondo que no fuera la base de una figura.

En suma, este contraste solidario que organiza la lengua y que corresponde a la

esquematización del principio de secuencia hace a aquélla productora de significados y

sugiere explorar en qué medida la representación conceptual del tiempo recurre a la

espacialización para organizarse.

1.4.3. Modelo dinámico evolutivo

Langacker (1991: 276) distingue entre conocimiento estructural y conocimiento

fenoménico. Por conocimiento estructural el autor entiende el saber que organiza la

estructura del mundo, el modo cómo está hecho, lo que en su comprensión implica el

tiempo continente, y por conocimiento fenoménico el autor entiende las cosas que

suceden en ese marco, lo que implica un tiempo contenido que se manifiesta en la

enunciación. Lo importante para nosotros es que este autor interpreta este contraste

como reflejo de un modelo cognitivo de significado. De acuerdo con esta concepción

básica, el mundo es estructurado por los hablantes de una lengua de un modo particular

más o menos compartido entre ellos.

Otras consideraciones sobre la pertinencia de este modelo son que éste busca

explicar la evolución de lo que los hablantes organizan como realidad y el hecho de que

sólo una limitada porción de la misma es conocida por un conceptualizador dado.

Además, en este modelo no está implícita una configuración estática de elementos. En

parte, la concepción de mundo significa tener una particular estructura sesgada hacia la

ocurrencia de ciertos eventos y secuencia de eventos en oposición a otros.

En esta estructura, algunos eventos ocurrirán si las circunstancias apropiadas

surgen. Otros eventos encuentran resistencia y pueden ocurrir sólo si se organiza

suficiente esfuerzo para superar esta resistencia. Algunos eventos no pueden suceder de

ningún modo porque son llanamente inconsistentes con la manera en que el mundo está

estructurado (Langacker, 1987: 276).

Conviene mencionar que hemos entendido el término “realidad” refiriendo a la

historia de lo que ha sucedido en el mundo. En algún momento dado, la realidad

presente es la particular configuración con la cual se organizan las entidades en el

32

mundo. Lo que en un modelo de mundo se estructura como realidad evoluciona a

través del tiempo, hacia el futuro. (Langacker, 1987: 276)

Dada la manera en que el mundo está estructurado para una comunidad de

enunciantes e intérpretes, la estructuración de un evento como realidad coacciona

severamente el posible curso de su evolución futura. La estructuración de un mundo

incluye la preferencia, por parte de los hablantes, de particulares secuencias de eventos.

La figura 2 nos permitirá una exposición más clara.

Figura 2: Adaptación del modelo dinámico evolutivo. De Foundations of

Cognitive Grammar. Theoretical Prerrequisits, (p.277) por R. Langacker,

1987, Stanford: Stanford University Press.

El “modelo dinámico evolutivo” representa la realidad como un cilindro

concebido como creciente a lo largo de un eje temporal y en el que C es el

conceptualizador (Langacker, 1987: 277). En este cuadro, que hemos adaptado de la

explicación de Langacker, el cilindro interior, tanto con líneas continuas como

punteadas, representa el momento evolutivo de lo que una comunidad de enunciantes e

intérpretes organiza como realidad. La sección de líneas punteadas del cilindro interior

representa trayectorias colectivamente referidas como realidad potencial. Por su parte, el

cilindro exterior representa el momento evolutivo de lo organizado como irrealidad.

En esta figura la distinción entre la organización de un evento como previo al

sitio del conceptualizador, como simultáneo y como posterior se representa por tres

cortes del continuo que representan los cilindros tanto interno como externo.

C

33

En este modelo, la noción de conceptualizador remite al agente lógico de la base

de significado en la proposición; se sugiere entender a esta noción como una

abstracción, hecha desde la semántica cognitiva, del perfil cognitivo de los enunciantes

e intérpretes como sujetos que acuden al lenguaje como sistema de representación de

sus contenidos mentales.

1.4.4. Espacialización del valor semántico de los verbos

Para la revisión de la hipótesis de la metáfora espacial de los tiempos verbales como

realidad psicológica conviene dar cuenta de la investigación sobre representaciones

espaciales asociadas al valor semántico de los verbos dado que en la enunciación los

paradigmas verbales se presentan encarnados en verbos cuyo valor semántico,

previsiblemente, impacta en el procesamiento del paradigma verbal.

Richardson et al (2001: 873) señalan que la Lingüística Cognitiva y la Psicología

experimental han insinuado que parte relevante del lenguaje es codificada en la mente

en la forma de representaciones espaciales ancladas en nuestras capacidades de

percepción y de acción. Estos aspectos espaciales se han representado en la noción

“esquema de imagen” como un recurso para representar de manera bidimensional y

genérica verbos de movimiento o preposiciones relativas al espacio. Richardson et al

(2001) desarrollan experimentos para examinar las intuiciones de un conjunto de sujetos

no entrenados respecto a los esquemas de imagen de verbos concretos y abstractos.

En sus resultados observaron un acuerdo sustancial tanto en una tarea de dibujo

libre como en otra prediseñada para ambos tipos de verbos. Esta tarea ha sido ya

referida más ampliamente en páginas anteriores (ver figura 1).

En la misma manera en que los psicolingüistas desarrollan estudios normativos9,

Richardson et al (2001: 873) propusieron examinar a un amplio número de sujetos y ver

si hay consenso en sus representaciones espaciales de palabras. A diferencia de otros

trabajos y de la orientación general que estudia dicha interrelación en material léxico, en

el que las propiedades, las localizaciones y las relaciones espaciales son explícitas, el

estudio de Richardson (2001) atiende al valor semántico de verbos abstractos. Es decir,

en estructuras lingüísticas que no ofrecen propiedades espaciales explícitas.

9 Estudios normativos. En el ámbito de la Psicología del Lenguaje, este tipo de estudios recoge información sobre la frecuencia y la estabilidad de las categorizaciones hechas por los hablantes en conjuntos de material léxico, describiendo –en un modelo de supraordenación- las relaciones más frecuentes entre dicho material léxico. Estos estudios están interesados en las normas que construyen a las categorías y a las relaciones entre ellas.

34

Se consideró para el estudio que si las descripciones espaciales de verbos

concretos ofrecen consistencia entre los sujetos, es esperable para el investigador

encontrar consistencia con verbos abstractos. La prueba experimental presentó una

considerable consistencia entre los dibujos realizados de forma libre respecto a la tarea

prediseñada de dinámica de fuerzas. Se observó una correlación significativa entre los

ángulos de las líneas trazadas horizontal o verticalmente para los verbos en ambas tareas

(ver figura 3). Se encontró un alto grado de coherencia en los componentes espaciales

de las representaciones lingüísticas.

Concreteness Expected Axis Verb Up Down Left Right Horizontal fled

pointed at pulled

pushed walked

7.2 7.2

6 7.2

9

4.2 3.6 5.4 3.6 3.6

80.8 0

75.4 1.2 24

7.8 89.2 13.2

88 62.9

Neutral hunted impacted perched showed

smashed

9.6 7.2 12 15

3.6

20.4 37.1

76 9

66.5

1.8 3

6.6 10.2

1.2

68.3 52.7

5.4 65.9 28.7

High

Vertical bombed flew

floated lifted sank

4.8 37.7 32.9 87.4 22.2

86.8 44.3 56.3

9.6 71.9

1.8 15

7.8 2.4 4.2

6.6 3 3

0.6 1.8

Horizontal argued with gave to

offended rushed

warned

11.4 8.4

9 10.2 10.8

13.8 9.6

31.7 10.8 22.2

12.6 1.2

24.6 23.4

6

62.3 80.8 34.7 55.1 61.1

Neutral owned regretted

rested tempted wanted

5.4 19.8

4.4 16.8 15.6

55.7 24

36.5 11.4

7.8

18.6 41.3 40.1 45.5 15.6

20.4 15

9 26

61.1

Low

Vertical hoped increased

obeyed respected

succeeded

45.5 73.7 22.8 53.9 40.1

15.6 7.2 4.2

3 35.9

7.2 9.6

64.7 14.4 10.8

31.7 9

8.4 28.7 13.2

Means 20.9 26.2 19 33.8

Figura 3: Porcentajes de elección de imágenes para el valor semántico de

verbos concretos y abstractos en las tareas “Forced Form” y “Free Form”.

De “‛Language is Spatial’: Experimental evidence of Image Schemas of

Concrets and Abstract Verbs”, por D. C. Richardson et al, 2001,

35

Proceedings of the Twenty-third Annual Meeting of the Cognitive Science

Society, p.875

Finalmente, para investigar los componentes espaciales del procesamiento

lingüístico, los autores (Richardson et al, 2001: 877) sugieren agregar el estudio de los

datos de los movimientos oculares, puesto que está demostrado que la imaginería

mental y los modelos mentales presentan analogía espacial (Denis & Cocude, 1992;

Bower & Morrow, 1990). El trabajo de laboratorio ha demostrado que estos

componentes espaciales son evidenciados en los movimientos oculares de los sujetos

(Spivey, Tyler, Richardson & Young, 2000). Kaden, Wapner y Werner (1955)

mostraron que los componentes de las palabras influyen en el nivel ocular en que se

perciben los estímulos visuales.

1.5. VALIDEZ PSICOLÓGICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO

Casasanto & Boroditsky (2008: 58) plantean tres posibles estados de la relación entre

las representaciones mentales del espacio y las del tiempo. La primera se remite a una

mutua dependencia simétrica; la segunda, ambas representaciones son independientes,

aunque tengan similitudes estructurales; tercera, ambas representaciones son

asimétricamente dependientes. Es decir, las representaciones de un dominio son

parasitarias para otro (Boroditsky, 2000; Lakoff & Johnson, 1980).

Estas tres posibilidades presentan tres patrones distintos de interferencia entre

espacio y tiempo. En términos de tareas experimentales, para el primer patrón cualquier

interferencia ha de ser simétrica, por ejemplo, la distancia modularía la duración

estimada, y viceversa. Para el segundo caso, no habría interferencia intermodal

significativa. Para el tercer caso, habría un patrón de interferencia asimétrica. Seis

experimentos de Casasanto & Boroditsky (2008: 589) van a favor de esta última

hipótesis, demostrando que la relación asimétrica entre espacio y tiempo encontrada en

la metáfora lingüística se encuentra también en representaciones no lingüísticas más

básicas de la distancia y la duración.

36

1.5.1. Metaphorical Structuring View

El planteamiento lingüístico de la representación metafórica requiere de un modelo

psicológico explícito para hacer posible una examinación experimental de tal teoría. La

Metaphorical Structuring View propuesta por Boroditsky (2000: 3) es un punto de vista

derivado de la teoría general sobre el papel de la metáfora en la representación

desarrollado por Lakoff & Johnson (1980) y otros autores. El propósito de dicho

planteamiento es hacer examinable algunos supuestos de dicha teoría general para

describir cómo pueden ser adquiridos, representados y usados los conceptos

metafóricos. Un punto clave es relativo a la posibilidad de plantear universales para

lenguas y culturas diversas o algún grado de universalidad mas limitado.

Parece ser el caso que, para captar la secuencia de eventos, concebimos el

tiempo generalmente como una entidad unidimensional y direccional.

Traslingüísticamente, los términos espaciales importados para hablar del tiempo son

unidimensionales y direccionales. Por ejemplo, antes / después; arriba / abajo, en lugar

de opciones multidimensionales o simétricas como superficial / profundo; izquierda o

derecha (Clark, 1973; Traugott, 1978).

Algunos aspectos del tiempo conceptual10 tomados de nuestra experiencia del

mundo (eventos limitados temporalmente, cambios unidireccionales) pueden ser

representados por sí mismos. En contra parte, otros aspectos de dicho tiempo no parecen

ser observables en el mundo vivido, en la experiencia subjetiva directa y por lo tanto es

previsible que la metáfora espacial no se active para ellos.

La Metaphorical Structuring View postula que los esquemas espaciales evocados

por las metáforas han de proporcionar la información relacional necesaria para

organizar el perfil temporal de las situaciones enunciadas. La autora desarrolla el

planteamiento en una versión suave y en una versión fuerte. Para la primera, las

metáforas espaciales tienen un rol en la formación del dominio del tiempo, dejando de

ser necesarios los esquemas espaciales para pensar sobre el tiempo.

El anterior punto de vista es sustentado por recientes descubrimientos, dice la

autora (Boroditsky, 2000), donde se muestra que mientras que las metáforas novedosas

u originales son procesadas metafóricamente sin recurrir a significados previos

10 Al recuperar las consideraciones de Borodisky sobre la representación y la cognición metafórica como una cuestión abierta para la Psicología, conviene distinguir al tiempo conceptual del tiempo del procesamiento como aquel que remite no tanto a los conceptos formados sino al procesamiento y su expresión en los tiempos de reacción.

37

almacenados, las metáforas usadas de manera frecuente o convencional suelen tener

significados almacenados (Bowdle & Gentner, 1995, 1999). Si un procesamiento

metafórico es frecuentemente configurado entre dos dominios, los resultados serían

eventualmente almacenados en un dominio meta para evitar el costo de volver a hacer el

transporte metafórico (Boroditsky, 2000: 4).

Por su parte, la versión fuerte mantiene que los esquemas espaciales son siempre

necesarios para pensar acerca del tiempo en el lenguaje. Así visto, la información

relacional necesaria para la organización de las situaciones enunciadas es importada

directamente del dominio del espacio pues no está almacenada en un dominio de

tiempo. Pensar y representar el tiempo requiere el acceso a los componentes temporales

del escenario como a los esquemas espaciales necesarios.

Como muchos otros dominios abstractos de la experiencia, la representación

metafórica y el procesamiento del tiempo pueden involucrar más de una metáfora

específica. Para cualquiera de dichas operaciones se considera el papel del observador,

entendido como el punto de vista que constituye el presente desde el cual se representa

y produce la actividad cognitiva.

La autora (Boroditsky, 2000: 4) desarrolló tres experimentos para evaluar ambas

formulaciones del Metaphorical Structuring View, en ellos buscó establecer (1) si los

dominios de espacio y tiempo están conceptualmente relacionados; (2) si los esquemas

espaciales pueden ser usados para entender el tiempo, (3) y si los esquemas espaciales

son necesarios para entender el tiempo.

En un primer experimento (Boroditsky, 2004: 9), los participantes pensaron en

determinadas relaciones espaciales de objetos mediante imágenes al hacerles contestar

un conjunto de preguntas Prime. Estas imágenes se diseñaron usando los esquemas

espaciales Ego-moving y Time/Object-moving, los cuales se explicarán en un apartado

posterior. Los participantes interpretaron una afirmación temporal ambigua en inglés,

como por ejemplo, Aext Wednesday's meeting has been moved forward two days.

En el experimento referido se consideró que en caso de que tiempo y espacio

compartan una relación estructural, entonces los participantes expuestos en el Prime al

esquema Ego-moving habrían de ser capaces de reutilizar esta perspectiva de tiempo, y

habrían pensado que la reunión sería el viernes. Los participantes expuestos en el Prime

al esquema Time/Object-moving habrían ubicado la reunión el lunes. Sin embargo, si los

38

dominios de espacio y de tiempo no comparten dicha relación, los Primes espaciales no

tendrían efecto en la forma en que los participantes piensan acerca del tiempo.

Se elaboró un cuestionario de dos páginas. La primera de éstas contenía Primes

con opción de respuesta Verdadero/Falso. El Prime consistía de una imagen y una

oración descriptiva, diseñadas ambas en el esquema Ego-moving y en el Time/Object-

Moving. En una página siguiente a los Primes, los participantes leyeron una oración

temporal ambigua e indicaron para cuál día se cambiaba la fecha de la reunión

mencionada en la oración. Todos los participantes valoraban la concordancia de su

respuesta en una escala del 1 al 5. No había restricciones de tiempo para la realización

de la tarea. Este primer experimento estableció que los esquemas espaciales pueden ser

usados para organizar eventos en el tiempo, pero esto no significa que sean necesarios.

En el experimento 2 se examinó si los esquemas espaciales son necesarios para

pensar acerca del tiempo. Los participantes contestaron preguntas ambiguas acerca de

escenarios espaciales y temporales. Tras algunas preguntas de Prime, los participantes

contestaron unas preguntas Target desambigüadoras, igualmente diseñadas para

corresponderse al esquema Ego-moving o al Time/Object-moving. Para algunos

participantes, los Primes espaciales precedían a los Targets acerca del tiempo; para

otros, los Primes temporales precedían a los Target acerca del espacio. Se elaboró un

cuestionario de dos páginas e igualmente la tarea consistía en quitar ambigüedad al

Target con el Prime. Para ello tenían cuatro opciones. Igual que en el experimento uno,

los participantes completaron un cuestionario individualmente sin restricciones de

tiempo (Boroditsky, 2000: 9).

Como resultado, los participantes fueron influenciados por el Prime espacial

cuando pensaron acerca del tiempo, pero no por el Prime temporal cuando pensaron

acerca del espacio. Los resultados al interior de cada dominio produjeron consistencia.

El experimento 3 (Boroditsky, 2000: 19) fue diseñado para examinar el

procesamiento de los participantes y para evaluar si la Metaphorical Structuring View o

si un punto de vista alternativo, que sostiene la existencia de un esquema genérico11

para pensar espacio y tiempo -independiente de ambos-, provee una mejor descripción

11 Generic Structuring View. Este esquema tiene una predicción contraintuitiva. A saber, que pensar en el espacio facilitaría pensar en el tiempo mejor de lo que este último por sí mismo lo haría. La predicción a revisar en los experimentos no fue que el espacio sería un mejor activador del tiempo en todos los aspectos de este último. Más bien, la predicción fue que el espacio sería mejor activador de los esquemas de relación necesarios para estructurar el dominio del tiempo (Boroditsky, 2000: 19).

39

de los datos. El experimento 3 midió los TR de los participantes en Primes consistentes

o inconsistentes sobre relaciones espaciales y relaciones temporales.

Se partió del supuesto de que los participantes responderían más rápido al Target

consistente con el Prime en todas las condiciones, salvo cuando el Target espacial fue

precedido por un Prime temporal. Más en detalle, se consideró (Boroditsky, 2000: 19)

que, si los esquemas espaciales son idénticos a los esquemas temporales, entonces el

efecto de consistencia sería el mismo en caso de transferencias tanto de espacio a

tiempo como de tiempo a tiempo.

Este tercer experimento utilizó 128 Primes y 32 Targets con la misma estructura

de respuesta que los anteriores. Cada Prime apareció una sola ocasión; cada Target, dos

veces. Una consistentemente, otra inconsistentemente. Se usaron como Prime 64

oraciones “temporales” acerca de los meses del año. La mitad de éstas usaron el

esquema Ego-moving (p. e. In March, May is ahead of us) y la otra mitad el esquema

Time/Object-moving (p. e. March comes before May). 64 escenarios espaciales se

elaboraron como Primes. Estos consistieron de una imagen y de una oración. La mitad

de estos escenarios usó un esquema y la mitad el otro. La medida crítica fue el efecto de

consistencia en el RT para el mismo Target por el mismo participante. El diseño

involucró tres factores cruzados al igual que en el experimento 2.

Las preguntas fueron presentadas en la pantalla de un ordenador; la tarea del

participante fue contestar verdadero o falso presionando una de dos teclas. En cada

turno, los participantes contestaron dos Primes seguidos por un Target. Para cada

pregunta, los participantes necesitaron responder antes de 6s.

En el experimento 3, así como en el segundo, los participantes fueron

influenciados por Primes espaciales cuando pensaron acerca del tiempo, pero no fueron

influenciados por Primes temporales cuando pensaron acerca del espacio. Al interior de

cada dominio, hubo efectos de consistencia. El efecto de consistencia no fue diferente

cuando la transferencia se realizó de espacio a tiempo respecto a cuando la transferencia

fue de tiempo a tiempo (Boroditsky, 2000: 20-21).

Según estos experimentos (Boroditsky, 2000: 22-23), el espacio y el tiempo

pueden compartir una relación estructurada de información en curso, pero este

compartir es asimétrico en tanto los esquemas espaciales pueden ser usados para pensar

el tiempo en el lenguaje, pero no al revés. Sin embargo, cuando la información espacial

40

no está disponible, los participantes cuentan con esquemas separados almacenados en el

dominio del tiempo que no son útiles para pensar el espacio.

Además, en otro estudio de la autora hablantes del inglés y del chino mandarín

usaron metáforas espaciales de manera diferenciada. Los hablantes del inglés usaron

una metáfora horizontal para hablar del tiempo; mientras los hablantes del chino

mandarín usaron la metáfora vertical. Ante preguntas de respuesta Verdadero / Falso

sobre el tiempo, los hablantes de chino mandarín fueron más rápidos cuando

previamente se les mostró un Prime espacial vertical que ante uno horizontal. Lo

contario sucedió con los hablantes de inglés.

La tarea se realizó en inglés y los hablantes de chino mandarín llevaban al

menos 10 años de uso de la lengua inglesa. Los hablantes de lengua inglesa que fueron

entrenados para usar metáforas verticales produjeron posteriormente resultados

estadísticamente indistintos de los generados por los hablantes de chino mandarín

(Boroditsky, 2001: 18-19).

Como ha mostrado la referencia hecha a la actividad experimental, Boroditsky

(2000: 4) no hace distinciones entre material léxico y material gramatical, ni en niveles

de descripción y procesamiento del lenguaje. Ella realiza una experimentación a nivel

de oraciones, considerando como conjunto a todo el material léxico y al gramatical que

en ellas se presenta. De este modo, su investigación remite la averiguación sobre la

metáfora espacial del tiempo en el lenguaje al ámbito de predicación. Sin embargo, para

la descripción del tiempo conceptual en el lenguaje en los ámbitos del mismo previos a

la predicación es necesario distinguir el material lingüístico entre aquel que pueda

considerarse léxico y aquel considerado como gramatical.

Algunas preguntas pueden ejemplificar ese interés. ¿Está el tiempo procesado de

igual manera para sustantivos, verbos o adjetivos? ¿Puede explicar la metáfora espacial

del tiempo, al menos en parte, cómo procesamos las categorías gramaticales de la

conjugación verbal, con sus diferencias fonológicas o morfológicas? ¿Esta metáfora

espacial sólo operará para el ámbito de la predicación? El valor de esta distinción es

averiguar en qué ámbitos del lenguaje esta metáfora espacial puede tener validez

psicológica. En todo caso, sería una vía para ponderar los alcances de la misma. A dicha

estrategia corresponde nuestro experimento.

41

1.5.2. Structural Similarity View

Un planteamiento alternativo al de la representación metafórica fue desarrollado por

Murphy (1996) y se ha denominado el Structural Similarity View. Éste arguye que los

dominios de experiencia son representados directamente, sin metáforas, y que el

lenguaje metafórico surge cuando los enunciantes encuentran similitudes estructurales

preexistentes entre dichos dominios. Para este planteamiento, los dominios de espacio y

los de tiempo son representados directamente a pesar de su similitud estructural.

Murphy (1996, 1997), señala Boroditsky (2000: 2), ha hecho dos objeciones

principales a la propuesta de la representación metafórica: La evidencia del

procesamiento y la representación metafórica es en su mayoría de corte lingüístico; lo

que no permite asumir que dichos patrones de lenguaje reflejan necesariamente patrones

del procesamiento. La segunda objeción reside en que dichas teorías no se han

desarrollado con un detalle que permita experimentar con un modelo psicológico. Para

el autor, las metáforas lingüísticas no juegan una posición causal en la formación de

dominios abstractos (Murphy, 1996). Así, aunque los lenguajes difieran en las

metáforas que usan para describir dominios abstractos, los enunciantes de dichas

lenguas no diferirían en sus representaciones mentales de dichos dominios. El trabajo ya

referido de Boroditsky (2000) proporciona evidencia donde se sugiere que no es el caso.

1.5.3. Ego Moving Metaphor-Time/Object Moving Metaphor

Sobre la secuencia de eventos, diversos autores (Clark, 1973; Lakoff & Johnson, 1980;

McTaggart, 1908) han desarrollado la distinción Ego Moving Metaphor y Time/Object

Moving Metaphor12. En la primera, el presente del observador y su contexto avanzan en

la línea del tiempo hacia el futuro; en la segunda opción, los eventos y su contexto se

mueven del futuro al presente en una línea del tiempo. (Clark, 1973; Fillmore, 1971;

Lakoff & Johnson, 1980; McTaggart, 1908; Traugott, 1978).

Las expresiones en ambas metáforas relacionan el momento del habla, de Ego,

con algún otro tiempo. Estas metáforas retratan al tiempo en términos de una de sus

manifestaciones espaciales: el movimiento; conceptualizan el interjuego de los aspectos

12 En párrafos anteriores, dedicados a la explicación de diverso experimentos, he referido a esta metáfora como esquema a fin de seguir la terminología de los autores de dichas tareas experimentales. En este apartado, dedicado a la explicación de tales conceptos les remito como metáforas, dado que así han sido planteados por los autores referidos en el cuerpo de texto.

42

espaciales y temporales de escenarios de movimiento específicos. En ambos casos, Ego

juega el rol central en la metaforización del evento de movimiento.

En la Ego Moving Metaphor, Ego, representado lingüísticamente como

experimentador del tiempo, se mueve hacia un tiempo estático en el que se encuentra el

objeto, que puede ser el propio tiempo. Así, cualquier localización es determinada de

acuerdo a si Ego se mueve hacia la cercanía con ella. Incluso, si Ego es una localización

(Moore, 2006: 202) (ver tabla 1).

Campo fuente Movimiento

Campo meta Ego Moving Metaphor

Espacio adelante de Ego

Futuro de Ego

Sitio de Ego Ahora de Ego

Llegada de Ego a un sitio

Frecuencia o incidencia de un tiempo

Co-localización Simultaneidad

Espacio detrás de Ego Pasado de Ego

Cambios en el grado de proximidad

Cambio en el grado de inmediatez de un tiempo esperado o recordado

Tabla 1: Características de Ego Moving Metaphor. Adaptado de “Space-

to-Time mappings and temporal concepts”, por Moore, 2006.

En la Time/Object Moving Metaphor, el tiempo, representado como el objeto

experimentado, se mueve respecto a Ego; en este sentido, este último es estático. Así,

cualquier localización, ocupada por un objeto o la localización misma como objeto, es

determinada de acuerdo al acercamiento que realiza respecto a Ego (ver tabla 2).

43

Campo fuente Movimiento

Campo meta Time/Object Moving Metaphor

Acercamiento de una entidad hacia Ego Un momento en el futuro de Ego

Sitio de Ego Ahora de Ego

Llegada de una entidad al sitio de Ego Frecuencia o incidencia de un tiempo

Co-localización Simultaneidad

Alejamiento de una entidad respecto a Ego

Un momento en el pasado de Ego

Cambios en el grado de proximidad Cambio en el grado de inmediatez de un tiempo esperado o recordado

Tabla 2: Características de Time/Object Moving Metaphor. Adaptado de

“Space-to-Time mappings and temporal concepts”, por Moore, 2006.

Para el desarrollo de evidencia sobre el particular, Gentner, Imai y Boroditsky

(2002) han medido el tiempo de procesamiento de expresiones temporales presentadas

de manera consistente e inconsistente respecto a ambos esquemas. Los autores partieron

de considerar que cuando las expresiones temporales fueron procesadas como parte de

esquemas conceptuales consistentes globalmente, entonces habría un procesamiento

fluido para las expresiones guardadas consistentemente con un esquema. Así, el tiempo

de procesamiento tendería a ser constante. Sin embargo, si los esquemas son cambiados

el procesamiento sería interrumpido o alterado, y el tiempo del mismo aumentaría para

descargar la vieja estructura conceptual y colocar una nueva.

En su experimento, los participantes fueron expuestos a un bloque de oraciones

finitas que bien eran consistentes con un esquema o bien lo cambiaban. Para cada

oración los participantes disponían de una línea temporal de eventos y habrían de

colocar un evento en dicha línea. Los tiempos de decisión mostraron que cambiar los

esquemas aumentó efectivamente el tiempo de procesamiento. El resultado de sus

experimentos sugiere que la distinción entre dos esquemas conceptuales está

involucrada en la secuenciación de eventos en el tiempo.

Entre las objeciones a estos esquemas, Boroditsky (2000: 5) señala que no

parecen dar cuenta del caso en que tanto el tiempo como el observador sean

estacionarios. Boroditsky (2000: 23) señala que, dado que sus experimentos han

44

proporcionado evidencia sobre la distinción entre esquemas de secuencia de eventos en

el tiempo, la distinción lingüística se muestra como realidad psicológica.

2. PARADIGMAS VERBALES DEL CASTELLANO Y ENUNCIACIÓN

Nuestra propuesta para el abordaje experimental parte de considerar que las categorías

gramaticales que afectan a la deixis temporal tanto de los estados como de las acciones

significadas en el verbo conjugado en castellano se encuentran fuertemente

interrelacionadas y que ello vale también para el procesamiento (Molho, 1975;

Langacker, 1987; Botner & Keschner, 2008).

Desde el ámbito de la Psicología, la noción de Categoría gramatical remite a las

funciones sintácticas que pueden desempeñar distintos tipos de palabras. En este trabajo

-a partir de los señalamientos de Molho (1975), Bull (1960) y Comrie (1985)- la noción

remite a los rasgos morfológicos que permiten a una palabra determinada desarrollar sus

funciones sintácticas y semánticas. Aunque en su conjugación los verbos son

determinados por más rasgos, nuestro interés recoge sólo aquellas variables

morfológicas en las que se desarrollan y se expresan las marcas de finitud del momento

del evento enunciado respecto al momento de habla. Estos rasgos se agrupan en las

siguientes categorías: el Modo, el Tiempo verbal, el Aspecto y la Voz.

Por una parte, dado que la voz activa constituye para el castellano la opción

dominante y, por otra parte, dado que, como sugieren los comentarios de Molho (1975:

65), la Voz no participa directamente en la representación espacial del tiempo en la

conjugación, la excluiremos del diseño experimental.

Sin embargo, su definición (Molho, 1975) como organizadora de la posición del

sujeto como soporte del evento enunciado sugiere para la voz actica una tendencia a la

organización de la secuencia de eventos al estilo de la Ego Moving Metaphor, ya

expuesta en el último subapartado del apartado anterior.

Además de lo señalado en los párrafos precedentes, se ha desarrollado una

tendencia a considerar al Modo, al Tiempo verbal y al Aspecto como un conjunto en el

estudio de los morfemas que comportan diferencias para las funciones semánticas del

verbo (Mülhäusler y Harré, 1990).

De hecho, proponemos que es esta imbricación la que hace al planteamiento de

la “línea unidimensional” un recurso parcialmente útil a la metáfora de la representación

espacial del tiempo. Los paradigmas verbales son aquí descritos como configuraciones

45

de la representación lingüística de la relación temporal entre el evento de habla y el

evento enunciado, a través de la mutua afectación entre un determinado Modo, un

Tiempo verbal, un Aspecto y una Voz.

En tanto los verbos son el material léxico-gramatical que designa un proceso

(Langacker, 1987: 250), como se explicará en un próximo apartado; el paradigma verbal

actúa sobre el valor semántico de cada verbo para darle ubicación temporal al estado o a

la acción designada, constituyendo el evento enunciado. Por su parte, las acciones o

estados designados por el verbo13 limitan en alguna medida al paradigma verbal a través

de sus argumentos posibles (Fillmore, 1968, 1976; Halliday, 1996; Talmy, 1985, 2000)

como por su Aspecto léxico. Esta última variedad de la aspectualidad será referida más

ampliamente en un apartado próximo.

Esta explicación, tanto de los verbos como de los paradigmas verbales, comparte

el interés de acercar a la investigación sobre la sintaxis y la semántica del Tiempo

verbal y del Aspecto con la averiguación sobre la estructura del evento enunciado en la

oración porque el valor semántico del verbo como el valor temporal del paradigma

verbal encuentran en la estructura del evento enunciado su espacio de interacción (Folli

y de Harley, 2008: 1657).

El diseño experimental buscará revisar y describir el procesamiento conjunto del

Tiempo verbal, del Aspecto y del Modo a través de -al menos como hipótesis de diseño-

un conjunto de dimensiones espaciales que puedan dar cuenta en alguna medida de cada

categoría, así como de otras dimensiones que resulten de la combinación entre aquellas.

Los siguientes apartados tratarán sobre dichas categorías desde el interés de dar soporte

teórico al esfuerzo de modelar las relaciones entre aquellas en términos de

representación del espacio.

2.1. TIEMPO VERBAL Y DIMENSIONES ESPACIALES

Comrie (1985: 50) señala que en un sistema de Tiempo verbal (Tense) la referencia

temporal de cada paradigma verbal es una continuidad. Esto parece implicar que: Uno,

el tiempo lingüístico está óptimamente construido como una expansión unidimensional 13 En las lenguas existen patrones de asociación de determinadas preposiciones a determinados verbos con efectos semánticos como parte de la gramática y de la sintaxis. Por ejemplo, los verbos preposicionales (Präpositionalverben) del alemán que se asocian con preposiciones que corresponden al caso gramatical en el que dicha lengua ha ubicado el valor semántico de dichos verbos. Entre ellos, el verbo Fragen se asocia a la preposición nach para remitir como dativo al beneficiario de la acción de preguntar; es el caso del ejemplo, Fragen Sie den Polizisten nach dem Weg! (¡Pregúntele al policía por el camino!)

46

y, dos, que el sistema de los tiempos verbales no tiene vacíos al denotar referencias a lo

largo de dicha expansión. En cambio, para Botner y Kerschner (2008) hay una

concepción multidimensional del tiempo y del espacio cognitivo; para Nurse (2003: 99),

distintas lenguas dividen la línea del tiempo de maneras distintas. Esta línea puede ser

cortada en distintos puntos, resultando así en distintos paradigmas temporales.

El Tiempo verbal ha sido definido comúnmente como una categoría gramatical

que marca la localización en el tiempo de algún evento respecto a alguna referencia

conocida y convencionalizada (para el caso, Chung and Timberlake 1985).

La típica referencia deíctica es para la lengua el momento de habla en sí mismo,

con eventos situados antes, después o simultáneamente respecto a dicho presente.

Consonante con ello es el punto de vista según el cual la línea del Tiempo verbal es

entendida y representada como una línea de tiempo unidimensional anclada por el

evento de habla. De esta idea hacen eco tanto Frawley (1992: 337–338), al considerarla

un modelo adecuado del tiempo lingüístico, como Givón (2001: 285), al plantear que la

relación entre el momento de habla del evento de enunciación y el evento enunciado

corresponde a la de dos puntos a lo largo de una línea unidimensional. Estudios sobre

las variedades de la lengua Bantu (Botner y Kerschner, 2008) muestran a la “línea

unidimensional” como un modelo mental e insisten en la no correspondencia simple

entre tiempo físico y tiempo verbal.

Botner y Kerschner (2008: 148-149) plantean la existencia de distintas

construcciones del tiempo, más que de una o de diferentes líneas. Así, señalan algunos

patrones como estacionarios o más dinámicos14 y proponen que el lenguaje relacionaría

estas distintas orientaciones con diferentes rasgos lingüísticos, proveyendo al hablante

de medios para adoptar una u otra manera de organizar el tiempo del habla.

Sintéticamente, las relaciones temporales pueden ser expresadas desde el juego

entre cuatro elementos básicos sugerentes al enfoque de nuestro estudio por su matiz

espacial. Éstas son: (1) el anclaje a una posición referencial, (2) un evento ubicado, (3)

una dirección de la localización temporal respecto a la posición referencial y (4) un

grado de proximidad respecto a ésta.

14 Time is a Path, Time is a Stream. Para dichos autores, los contraste de perspectivas fueron notados y expresados tempranamente en el trabajo de Gustave Guillaume14 (1929) en el de Benveniste (1965), Traugott (1978), Fleischman (1982), Emanatian (1992), Hewson et al. (2000) y en Evans (2005). Hewson et al. (2000: 38–40) relacionan Time/Object Moving Metaphor con Aspecto y Ego Moving Metaphor con Tiempo verbal.

47

2.1.1. La deixis en el Tiempo verbal y el Modo

Como fenómeno de la lengua, la deixis remite a la necesidad de explicitar el anclaje

espacio-temporal a la situación enunciada a través de un conjunto de material léxico-

gramatical. Ésta es una necesidad de la representación y del procesamiento del lenguaje

que realiza el enunciante. Para satisfacer esta necesidad, las lenguas han desarrollado tal

capacidad en pronombres, adverbios y en relaciones anafóricas y catafóricas, siendo

estas dos últimas una realidad intratextual.

En un sentido general, la remisión fundamental de la deixis es espacio-temporal

porque las personas, lugares o cosas que son señaladas e indicadas son o no son ubicuas

en el evento enunciado. En todo caso, este último es una noción que remite a un recorte

espacio-temporal del mundo y de la experiencia del mismo. A nuestra investigación

interesa argumentar que la metaforización espacial del tiempo a través de la sistemática

verbal del castellano se desarrolla en la medida que satisface a la deixis.

Los paradigmas verbales remiten al conocimiento y a la experiencia

subyacente15 sobre el tiempo, anclada a la dicotomía fundamental entre la perspectiva

de una deixis asociada o una disociada de la realidad del espacio y tiempo del

observador. Este último es entendido en este apartado como la actitud cognitiva que

pueden asumir tanto enunciante como intérprete.

Reichenbach (1947) define al Tiempo verbal en términos de las relaciones de

contención entre el tiempo del evento de habla, un tiempo de referencia y el tiempo del

evento enunciado. El orden relativo entre cada uno de estos respecto a los otros es para

Botner y Kerschner el rasgo más significativo del modelo. El tiempo de referencia,

señalan Botner y Kerschner (2008: 150), se descompone en anclaje de referencia,

mundo de referencia y tiempo lingüístico. El anclaje de referencia constituye una

posición con respecto al cual un evento puede ser relacionado temporalmente.

Botner y Kerschner (2008: 152) divergen de los acercamientos que plantean la

línea de tiempo. El Tiempo verbal, desde su punto de vista, denota la relación entre la

posición del evento de habla y un dominio cognitivo temporal en términos de inclusión-

exclusión entre los anteriores. Los autores relacionan su planteamiento con dos

15 En el ámbito de la Lingüística cognitiva el término para referir a este conocimiento y experiencia del tiempo como algo organizado en la cognición de los enunciantes es “dominio cognitivo“. Proveniente del trabajo de Fillmore, algunos autores prefieren usar el término Frame, traducido en el uso académico como marco semántico.

48

perspectivas de tiempo ya referidas en el trabajo de Boroditsky (2000). La distinción

fundamental entre ambas opciones son: en la primera, el Ego se interpreta como

moviéndose a través del paisaje temporal a partir de un ámbito cognoscitivo a otro; en la

segunda, dentro de un mundo cognoscitivo dado, el Ego interpreta el tiempo como

trasladándose, con lo que Ego es llevado adelante, o los acontecimientos son

transportados hacia Ego a partir del futuro.

Sin embargo, los señalamientos de los autores referidos en este apartado

respecto a los anclajes de referencia parecen dejar de lado un punto fundamental que su

propia literatura advierte y que en la tradición lingüística remite a lo que se ha

denominado el Modo como categoría gramatical. Para la hipótesis de la metáfora

espacial del tiempo en el lenguaje habrá que involucrar al Modo al nivel del anclaje de

referencia desarrollado por la deixis.

La exposición anterior ha mostrado al menos dos puntos a destacar para la

inclusión antes referida: Uno, la secuencia entre recortes temporales, que

denominaremos la orientación del tiempo; segundo, la perspectiva de Ego, es decir, la

manera en que éste recorre el paisaje temporal. A esto parece remitir la imagen

unidimensional del tiempo como una línea, pero dando por hecho que el anclaje de

referencia y su mundo se plantean como realidad.

Así planteado, la línea de tiempo es un modelo que no logra aclarar la relatividad

de la actitud del observador, tanto en el cómo se constituye “el frente” y “el detrás”,

como en sentido de la realidad-irrealidad del mundo de referencia. Está última ausencia

deja de lado al tipo de anclaje del observador, que es una característica fundamental de

la deixis para la hipótesis de la espacialización. Es decir, deja de lado al Modo como

categoría gramatical relacionada con el grado de anclaje del observador a lo que en la

enunciación se plantea como realidad espacio-temporal.

2.1.2. Tiempo verbal y Aspecto

De manera general, el Aspecto ha sido considerado en la tradición lingüística como la

categoría gramatical que indica si la acción expresada en el valor semántico del verbo

ha concluido en el momento de habla o continúa. En algún sentido es el tiempo interno

del evento, la fase de desarrollo en que se encuentra. La distinción más extendida al

respecto es la descrita en perfectivo e imperfectivo, siendo el primero la imagen de un

evento acabado; la segunda, inacabado.

49

La descripción del párrafo anterior hace referencia al denominado Aspecto

morfológico, es decir, aquel componente de la desinencia verbal de flexión que

representa la perfectividad o la imperfectividad de la acción designada por el verbo

respecto a la dexis temporal. Adicionalmente, esta categoría gramatical puede

presentarse mediante verbos auxiliares o construcciones perifrásticas. Sin embargo,

existe también el denominado Aspecto léxico que, en tanto remite al contenido

semántico de los verbos, es a través del mismo que desarrolla la ubicación de la acción

designada respecto a la deixis temporal. De hecho, el Aspecto léxico de los verbos

ofrece clasificaciones según: la extensión temporal de la actividad o estado por ellos

referido, la inclusión o exclusión de su término, el momento de su duración puesto de

relieve o por su relación con otro verbo (Porto, 1987: 34-35).

Dado que en este estudio interesa el Aspecto morfológico representado por la

flexión verbal, en la que la distinción perfectivo vs. imperfectivo resulta la relevante,

sólo cabe mencionar la existencia de un conjunto de clasificaciones (Vendler, 1967;

Verkuyl, 1993, Brinton, 1985; Miguel, 1999; Comrie, 1976) del Aspecto léxico.

También cabe tener presente que en materia de procesamiento es previsible que ambos

tipos de Aspecto (morfológico y léxico) presenten algún tipo de codeterminación.

Por ejemplo, desde la perspectiva del Aspecto léxico, los verbos durativos se

suelen presentar como imperfectos y los puntuales como perfectos; sin embargo, en el

castellano, todo puntual es perfectivo, pero no todo durativo es imperfectivo. Ejemplo

de este primer caso es “entrar”; del segundo, “cocinar”.

Guerón (2007) plantea que el Aspecto provee información sobre el

emplazamiento del punto de vista, pero no pone al espacio en el foco de atención. El

señalamiento de Guerón es ilustrativo si, desde el planteamiento del carácter primigenio

de la deixis, planteamos que el Aspecto opera en función del Modo y del Tiempo

verbal. En este sentido, la participación del Aspecto en la eventual metáfora espacial

estaría en función de su relación con las otras categorías gramaticales mencionadas.

En términos del procesamiento como de la representación lingüística, aunque el

Tiempo verbal explica la relación entre el momento en el que el evento enunciado

ocurre respecto al momento del evento de enunciación (momento de habla), no explica

por si sólo ni la distancia temporal entre ambos momentos ni explica la dirección de la

relación entre ambos. El Tiempo verbal alcanza estas explicaciones en relación con el

Aspecto y con el conjunto de la cláusula finita.

50

2.2. TIEMPO VERBAL Y PREDICACIONES PROCESUALES

Dado que la conducta lingüística hace uso de los paradigmas verbales en cláusulas

finitas, es decir, en oraciones o frases que tienen como centro de organización un verbo

conjugado, con marcas de finitud, y dado que pretendemos en este estudio una

perspectiva útil a la explicación del procesamiento del lenguaje y al funcionamiento de

la representación lingüística, recurriré a la distinción de Langacker entre examinación

secuencial y examinación global. El autor distingue a estos como dos modos

contrastantes de conceptualización que sirven para estructurar los acontecimientos

observados en una escena (Langacker, 1987: 248).

A fin de mantener en relación las nociones hasta ahora utilizadas, conviene

señalar que la noción de “escena compleja”, “escena” o “escena estructurada” remitirán

en este trabajo a una descripción del evento enunciado en los términos de semántica

cognitiva aportados por Langacker (1987).

Conviene exponer la distinción propuesta por Langacker recién mencionada en

términos del proceso de atención. Según Croft & Cruse (2008: 73), la atención es un

fenómeno con diferentes facetas (selección, dominio, escala, desplazamiento) y se

encuentra en todos los dominios de pensamiento. En referencia al desplazamiento de la

atención, Langacker (Croft & Cruse (2008: 73) hace uso de la distinción entre la

atención estática y la dinámica para distinguir entre predicativos (verbos) y argumentos

y modificadores (nombres y adjetivos).

En la examinación global, todos los estados implicados en una escena están

simultáneamente disponibles y a través de su coactivación conceptual constituyen un

todo coherente. Éste es el modo de procesamiento característico de las cosas y de las

relaciones atemporales, aún en aquellas en las que el tiempo concebido es un dominio

central. Por su parte, en la examinación secuencial los componentes de una escena son

conceptualizados en la continuidad de un tiempo imaginado, que no es idéntico al

tiempo objetivo (Langacker, 1987: 144-145).

En un ejemplo de Croft & Cruse (2008: 81),

(1) El puente de Boston se hundió.

51

En este caso, el suceso es examinado secuencialmente a lo largo del tiempo.

Consideremos un ejemplo del contrario,

(2) El hundimiento del puente de Boston.

En este caso el suceso se conceptualiza como una unidad global, que no se

examina en su transcurrir a lo largo del tiempo a pesar de que el suceso objetivamente

implique un lapso de tiempo.

En una noción cercana a las formas de examinación expuestas, Langacker

(1987) aprovecha dicha distinción para diferenciar la conceptualización de una escena

como estado o como un proceso. Según Croft & Cruse (2008: 81), Langacker asocia la

examinación global a la conceptualización de una escena como estado, y la examinación

secuencial a la conceptualización de una escena como proceso. La conceptualización de

un evento como proceso se enmarca en lo que Talmy (véase 2000, cap. 2) ha

denominado “movimiento ficticio” para referirse a un modo de conceptuar los

acontecimientos enunciados de manera dinámica.

Entonces, como enunciantes tenemos la flexibilidad conceptual de organizar una

escena compleja de maneras diversas. De este modo, el observador se entiende como

posibilidades de ubicación epistémica tanto del enunciante como del intérprete que la

flexibilidad cognitiva de la conducta lingüística ofrece.

La relevancia cognitiva de los procesos en la enunciación se evidencia en el

hecho de que el verbo actúa como índice gramatical de un modo de conceptualización y

organización de la atención, incorporando la representación mental de la relación de

contraste entre el punto de vista del observador y el acontecimiento observado. Esta

capacidad del verbo se organiza mediante una serie de operaciones cognitivas que

Langacker denomina predicaciones de anclaje16.

Un proceso es un modo de conceptualización que atiende a la escena durante su

evolución a través de un tiempo concebido. Es decir, cada momento del procesamiento

del tiempo atestigua la activación de un momento de tiempo concebido y su activación

es limitada a ese momento del procesamiento de tiempo. La serie de estos momentos

constituye un proceso (Langacker, 1987: 250).

16 Predicaciones de anclaje. Hemos tomado la noción Grounding predications elaborada por Langacker al tratar sobre la construcción objetiva o subjetiva de la escena. El autor elabora esta noción para explicar cómo las facetas del “Ground” o base son puestas de relieve en una cláusula finita.

52

El autor señala que una predicación no es procesual sólo porque la dimensión

temporal figura sobresalientemente en su caracterización. Para hablar de una

predicación procesual, insiste, debe ser perfilada una serie de estados componentes.

Dichos estados hacen coherente la escena. Si bien perfilar una serie de estados

componentes es para el autor un primer requerimiento, esto no obliga a su juicio que

cada estado sea puesto de relieve.

Para que una predicación sea procesual, los estados componentes, o posiciones,

deben ser puestos de relieve individualmente y no como un colectivo. Entonces, una

predicación procesual organiza el relieve o el perfil de una relación a través de su

extensión temporal (Langacker, 1987: 246) porque elabora una correspondencia entre el

tiempo concebido y el procesamiento del tiempo.

En el ejemplo (1) antes mostrado,

(1) El puente de Boston se hundió.

En este ejemplo, el verbo “hundir”, en Pretérito Perfecto de Indicativo, presenta

un conjunto de momentos del hundimiento puestos de relieve individualmente sin

enfatizar mayormente alguno de ellos. Sin embargo, en el ejemplo siguiente

(3) El puente de Boston se estaba hundiendo.

En este ejemplo, en la perífrasis verbal “se estaba hundiendo”, con el verbo “ser

o estar” en Pretérito Imperfecto de Indicativo, hay, indicado en la forma de gerundio del

verbo “hundir”, un estado puesto de relieve que podríamos llamar como el estado

intermedio en el transcurso del hundimiento.

Una cláusula finita es aquella en la que la perspectiva del observador y el

acontecimiento observado tienen una relación anclada en la evolución de la escena a

través del tiempo. De este modo, una cláusula finita es una predicación procesual.

En castellano, el anclaje es organizado por los Modos y los paradigmas verbales

en tanto esquematización epistémica, temporal e interaccional de la estructura del

mundo. Así como una predicación pone de relieve la entidad anclada (Grounded), los

paradigmas verbales permiten al hablante designar un proceso. Este proceso es

53

representado por el enunciante en el núcleo de la cláusula. El anclaje es por lo tanto

organizado en el proceso designado por el núcleo y la forma verbal.

La distinción entre el núcleo de la cláusula –es decir, los verbos conjugados o las

perífrasis verbales que portan las marcas de finitud del evento enunciado- y el material

léxico y gramatical que designan a los restantes elementos de la cláusula (sujeto, objeto,

circunstanciales) (Langacker, 1987: 195) nos permite distinguir a dicho material según

su función en el perfil temporal de una cláusula finita. Los elementos del núcleo de la

cláusula pueden corresponder en una oración a un solo proceso, representado en un

verbo conjugado en una forma simple o compuesta, o a formaciones complejas

conformadas –por ejemplo, perífrasis verbales- por procesos y relaciones atemporales,

como las señaladas mediante preposiciones.

En suma, el enunciante organiza en una cláusula finita una predicación de

anclaje con un perfil temporal aún cuando esta última no se manifieste abiertamente; lo

que tradicionalmente se conoce como concordancia sujeto-objeto es analizado como

parte de la predicación de anclaje.

2.3. SISTEMÁTICA VERBAL DEL CASTELLANO

El castellano es una lengua indoeuropea, de la rama de las románicas, que, desde su

condición de lengua flexiva fusionante17, ha desarrollado una sistemática verbal. Como

rasgo fundamental de esta sistemática, dada la flexión verbal, el verbo en castellano se

compone de un lexema y de morfemas constituyentes o gramaticales denominados

desinencias que indican Tiempo verbal, Modo, Aspecto, Voz, número y persona18. Estas

variaciones constituyen la llamada conjugación.

En castellano se han desarrollado dos conjugaciones, denominadas regulares e

irregulares. A su vez, las conjugaciones ofrecen las opciones simple y perifrástica. En

ésta última, el verbo principal recurre a un auxiliar (ser o hacer) para la flexión.

En un ámbito distinto a la conjugación, dentro de las clasificaciones de los

verbos por su valor semántico, la distinción transitiva e intransitiva es fundamental en

distintas lenguas, incluido el castellano. La distinción entre verbos que remiten a

17 Se consideran como tales a las lenguas que forman palabras mediante una raíz y otros sufijos para indicar la función gramatical. De este modo, presenta una cantidad amplia de morfemas por palabra y las funciones gramaticales se encuentran dentro de las palabras. La flexión puede ser tanto nominal como verbal. 18 Como otras lenguas, el castellano ofrece, para número, las opciones de singular y la de plural. En ambos casos, a través de tres personas gramaticales: primera, segunda y tercera.

54

procesos o estados es de mayor importancia cognitiva, como lo muestra la distinción

que realiza el castellano en el uso copulativo de los verbos ser y estar, ausente en otras

lenguas. El hecho de que muchos estudiantes no nativos aseguren que el uso del modo

Subjuntivo, la diferencia entre los verbos “ser” y “estar” y el uso preciso de las

perífrasis verbales les resultan especialmente difíciles de dominar, muestra la

importancia que para el procesamiento del lenguaje tiene el estudio psicolingüístico de

la sistemática verbal del castellano.

Aunque la tradición lingüística ha distinguido tres modos: Indicativo, Subjuntivo

e Imperativo, este estudio se guiará por la clasificación de Mauricio Molho (1975)19,

quien distingue, además del Indicativo y el Subjuntivo, al Casi-nominal, pues, en

términos de deixis y anclaje referencial, la distinción de este autor es sintética de las

posibilidades de la sistemática verbal para los objetivos de nuestro estudio. La misma

reflexión lingüística y filológica ha desarrollado explicaciones del Imperativo en

función de sus semejanzas con el Subjuntivo (García et al, 2004: 78) y el Condicional;

por su parte, éste último constituye, a través de la subordinación, una frontera entre el

Indicativo y el Subjuntivo. Para este estudio, las locuciones caben en el Casi-nominal.

La nomenclatura Casi-nominal propuesta por Molho (1975) remite a la

consideración de que este Modo no permite al verbo llevar a cabo las funciones

sintácticas y semánticas que le son propias dentro de la oración y que, por el contrario,

realiza funciones nominales propias de sustantivos o calificativas de las acciones

realizadas, propia de adverbios. Incluso, en estos últimos casos alcanzan funciones

calificativas de los sustantivos. Por ejemplo, Un señor tomado, una señora atropellada.

Tenemos el ejemplo,

(4) Me gusta nadar.

En este caso, las funciones sintácticas y semánticas del verbo, el núcleo de la

cláusula finita, corresponde al verbo “gustar”, conjugado en Presente de Indicativo; por 19 Para Molho (1975: 65), la representación formal del tiempo en el lenguaje es una sistemática que distingue: (a) una organización que opera por un principio de secuencia con un eje sintagmático y otro paradigmático; (b) el carácter sintagmático de la cronogénesis y el carácter paradigmático de la cronotesis; (c) un continuo potencialmente infinito (cronogénesis) sobre el cual se extiende otro continuo menor (cronotesis); (d) dos cinetismos de la cronogénesis, ascendente y descendente; (e) en cada uno de los Modos, las formas verbales organizan el tiempo del acontecimiento en tres posiciones distintas que corresponden al pasado, al presente y al futuro; (k) el Aspecto, la Voz, el Modo y el Tiempo verbal son categorías de la sistemática verbal fuertemente imbricadas.

55

su parte, el verbo “nadar” se conceptualiza como una actividad, gustada o deseada por

mi, a través de un sustantivo. Casos similares, en tanto los verbos nadar y comer no

realizan las funciones verbales son Iremos a nadar o ¿Qué vamos a comer?

Incluso, en perífrasis verbales (cfr. ejemplo 4), el Casi-nominal es subsidiario de

los verbos que se presenten en Indicativo o Subjuntivo. Tomemos otros ejemplos,

(5) Iré caminando a la escuela.

(6) Vamos a ir a nadar.

(7) Si yo fuera a correr estaría saludable.

(8) Él está tomado.

(9) Estoy mojado.

En ninguno de los anteriores ejemplos, los verbos en infinitivo, participio o

gerundio –que corresponden al Casi-nominal- tienen capacidad de designar por ellos

mismos las marcas de finitud, persona y número de la acción enunciada.

Desde la óptica de la Lingüística cognitiva, la noción de Casi-nominal resulta

interesante en tanto muestra que este Modo no permite a los verbos desarrollar en la

enunciación las funciones de núcleo de la cláusula porque no porta las marcas de finitud

de la acción enunciada y sus paradigmas están más cerca del modo de conceptualización

que Langacker ha denominado Estado en el apartado anterior.

A continuación se presenta un cuadro general (figura 6) de los paradigmas

verbales del castellano a partir del criterio de la imbricación entre las categorías

gramaticales. Según Molho (1975), la imbricación entre las categorías gramaticales está

estructurada de manera que Aspecto y Voz se organizan como soporte de la

conjugación; que Tiempo verbal y Modo corresponden a la representación espacial del

tiempo en la conjugación, y que la Voz organiza la relación entre el acontecimiento

(evento enunciado) y el sujeto (que enuncia o interpreta) como soporte del anterior, con

implicaciones deícticas y efectos en los roles temáticos para sujeto, verbo y objeto.

56

Indicativo Subjuntivo Casi-nominal

Presente/

Pretérito perfecto

Presente/

Pretérito perfecto

Pretérito imperfecto/

Pretérito pluscuamperfecto

Pretérito perfecto simple o pretérito

indefinido/ Pretérito perfecto compuesto o

pretérito anterior

Condicional simple o pospretérito/

Condicional compuesto o antepospretérito

Pretérito imperfecto/

Pretérito

plusquamperfecto

Fututo imperfecto/

Futuro perfecto

Futuro imperfecto/

Futuro perfecto

Infinitivo

simple/

Infinitivo

compuesto

Gerundio

simple/

Gerundio

compuesto

Participio

simple

Nota. En este cuadro se ha incluido la forma en voz activa de cada paradigma verbal. La ausencia del Imperativo obedece a consideraciones presentadas en párrafos anteriores. Se ha usado la nomenclatura de la RAE.

Figura 6: Paradigmas de la sistemática verbal del castellano. Elaborado a

partir de Los verbos castellanos conjugados, (pp. viii) por J. B. Xuriguera,

(2006), Barcelona: Claret y de “El pasado en español”, por L. Pérez, 2007,

RedELE, Ao. 7, pp.2-6.

Como se ve en la figura 6, el pretérito cubre las mayores combinaciones de las

categorías gramaticales en cada paradigma, lo que le hace potencialmente útil para el

estudio de la metáfora espacial a través de la imbricación entre dichas categorías. De allí

una de las razones para que los paradigmas verbales los elegidos en nuestro estudio

correspondan al pretérito.

Desde las concepciones gramaticales respecto al contraste perfecto-imperfecto,

la de corte aspectual parece la más adecuada para el interés de nuestra investigación.

Desde el contraste aspectual, el Pretérito Perfecto de Indicativo presenta estados,

procesos o acciones como totalmente realizados y concluidos.

El Pretérito Imperfecto de Indicativo describe un tramo interno, haciendo

abstracción de su fase inicial y de su término (Palacio, 2009: 2-4). Cuando utilizamos el

imperfecto vemos el hecho como algo que era vigente en aquel momento al que nos

trasladamos en nuestra representación mental de los acontecimientos.

57

Si bien el imperfecto no informa sobre el término de la predicación esto no

significa que exprese explícitamente su continuidad o su no término. Cualquier acción

pasada, por el hecho de ser pasada, está concluida. En la perspectiva del imperfecto, son

acciones no terminadas en ese punto del pasado al que nos estamos refiriendo en el

momento de la reconstrucción de los hechos (Palacio, 2009: 2-4).

Respecto al Pretérito Imperfecto de Subjuntivo, aunque el Subjuntivo se ha

remitido al ámbito de lo que se representa como irreal o deseable, en términos

epistémicos; y a la subordinación, en términos formales, nos guiaremos por el

señalamiento de Aletà (2004). Para este autor, un verbo en cualquiera de los paradigmas

verbales del Subjuntivo no tiene valor informativo respecto a una referencia temporal

concreta. Al aparecer junto a un verbo conjugado en Indicativo, constituyendo una

oración compleja, ese verbo en Subjuntivo queda anclado a la referencia temporal

concreta de aquél. Aprovecharemos los mismos ejemplos de Aletà (2004: 5),

(10) Ao haya venido el fontanero *

(11) Lamento que no haya venido el fontanero.

Para el ejemplo (10) la forma “haya venido” no tiene valor informativo sobre la

finitud de la escena. Aunque hay un significado, en realidad no se afirma ni se niega tal

evento, no se le da un ancla temporal, por lo que no se constituye una escena.

Para el ejemplo (11), la forma de Presente de Indicativo lamento ancla la

ausencia del fontanero al presente de la lamentación que se realiza y por tanto dicha

ausencia queda sujeta a la conceptualización que ofrece dicho paradigma verbal.

Esta función de ancla temporal puede también ser cubierta por adverbios

temporales, causales y de modo o locuciones. Tanto el tipo de relación de subordinación

como la capacidad de la alternancia modal y sus paradigmas verbales para reflejar o no

la situación extralingüística son vías sugeridas por el autor para comprender el uso y la

naturaleza del Subjuntivo.

En referencia a lo dicho sobre imperfectividad, el hecho deseable o posible se

representa mientras ocurre, es decir, con una vigencia posible en aquel momento de los

acontecimientos representados por el paradigma verbal de la oración a la cual está

subordinado. Estamos observando la escena posible desde dentro.

58

A diferencia de la imperfectividad en el pretérito de indicativo, que cuenta con

una referencia temporal concreta, en el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo se expresa

una continuidad o un término potencial.

2.3.1. Modelación espacial de los paradigmas verbales del estudio

Según la hipótesis de este trabajo, la eventual metaforización espacial habrá de ser

manifiesta en una respuesta significativa a la solicitud de posicionamiento espacial

respecto a paradigmas verbales insertos en oraciones y la modelación de dicha respuesta

habrá de atribuir rasgos espaciales específicos a cada paradigma verbal incluido en el

estudio. Los rasgos espaciales involucrados en esta modelación remiten al movimiento

como un rasgo espacial del tiempo.

Este apartado tiene como propósito modelar en un conjunto de rasgos espaciales

a los paradigmas verbales del castellano, a fin de desarrollar un punto de referencia del

diseño experimental que mostraremos y ofrecer un modelo para la diferenciación

espacial entre los paradigmas verbales incluidos en el estudio.

En términos de un modelo que permita dar cuenta de la metaforización espacial

de los tiempos verbales, los apartados anteriores han mostrado que, por su remisión a la

deixis, es el Modo la categoría gramatical a considerar como fondo perceptual de dicha

espacialización. En los modos del castellano, el contraste pertenece a niveles de

conocimiento y participación perceptual del observador en un mundo en el que tienen

lugar diversos acontecimientos susceptibles de ser objeto de la enunciación.

Al igual que en el apartado relativo a las predicaciones procesuales (2.2.) y el

relativo al “modelo dinámico evolutivo” (1.4.3.), la noción de observador remite aquí a

la actitud epistémica del enunciante como del intérprete respecto al evento enunciado y

la ubicación temporal de éste.

Este modelo espacial plantea que las distinciones entre los modos del castellano

y sus paradigmas verbales producen cuatro tipos básicos de predicaciones de anclaje:

realidad inmediata, realidad no inmediata, irrealidad inmediata e irrealidad no

inmediata. Conviene no perder de vista a estas distinciones como una modelación con

diferentes matices en el procesamiento y la conducta lingüística específicas.

El juego de los modos es una organización del evento enunciado en una cláusula

finita según una distinción real-irreal de un modelo de mundo y de una construcción

más objetiva de la escena a otra más subjetiva, en una graduación que va del Indicativo

59

al Casi-nominal. Así, para organizar estos cuatro tipos básicos de predicaciones de

anclaje en los Modos del español y sus paradigmas verbales proponemos distinguir

entre una construcción más objetiva o más subjetiva de la escena, es decir, en función

del grado de participación del observador en la escena. Conviene aclarar entonces estas

concepciones de organización objetiva o subjetiva de la escena.

“..Closely allied with vantage point is a further aspect of perspective

that constitutes our present focus: the degree of subjectivity or

objectivity with which the conceptualizer construes a particular entity or

situation. (...) The contrast between subjective and objective construal

therefore reflects the inherent asymmetry between a perceiving

individual and the entity perceived. The asymmetry is maximized when

the perceiver is so absorbed in the perceptual experience that he loses

all awareness of self, and when the object perceived is well-delimited,

wholly distinct from the perceiver, and located in a region of high

perceptual acuity. Let us refer to this situation as the optImai viewing

arrangement. In this maxImaily asymmetrical arrangement, the entity

construed subjectively is implicit and hence nonsalient (...) whereas the

objectively construed entity is salient by virtue of being placed onstage

as the explicit focus of attention..” (Langacker, 1991: 316)

Para la modelación del conjunto de rasgos espaciales en los paradigmas verbales

–propósito anunciado en el primer párrafo de este apartado- que revisaremos utilizaré la

propuesta del esquema de temporalidad (Aguirre, 2004: 17-18, 28) por mí desarrollada.

Este esquema es una propuesta según la cual la representación asignada a la

organización del tiempo del evento, de la enunciación, del enunciante, de los intérpretes

o del sujeto de la oración son proyecciones de un principio más general –ya trabajado y

propuesto por Molho (1975)- que en un apartado denominamos principio de secuencia.

A continuación se hace una descripción más amplia del esquema de temporalidad.

A partir de Molho (1975), propongo que la temporalidad, como organizadora de

la representación, se desarrolla por una relación entre dos posiciones, y sólo dos; esta

60

relación extrapola a una posición como anterior, y a otra como posterior, y esto como

base permite al enunciante y/o al intérprete –tanto en relaciones sintagmáticas como

paradigmáticas-, según la colocación que el observador elabora para ellos, organizar

relaciones fondo-figura. Esta relación solidaria antes/después, a través de las distintas

escalas de organización de la lengua (fonema, sílaba, palabra, oración, texto, género

discursivo), constituye el principio de secuencia.

Así visto, la temporalidad es una organización que presenta una cantidad

reducida de elementos o componentes que se interrelacionan de manera definida y

proyectan a otros ámbitos de experiencia su patrón de organización. Esta propuesta es

cercana a la desarrollada por Lakoff y Johnson (1980) sobre los esquemas de imagen.

La propuesta explica la operación de la temporalidad a través de un conjunto de

categorías esquemáticas. El agrupamiento de dichas categorías esquemáticas en

sistemas extensivos e integrados de estructuramiento conceptual se denomina sistemas

esquemáticos o sistemas de imaginamiento.

Debido a que en la propuesta de Talmy (2000: 40, 41) los sistemas esquemáticos

son relativamente independientes cada uno en contenido, sus contribuciones pueden ser

coordinadas y ligadas para dar cuenta de formas gramaticales individuales, incluidas las

descripciones de las categorías gramaticales de los paradigmas verbales. Los sistemas

esquemáticos desde los cuales se desarrolló la modelación espacial aquí propuesta son

la estructura configuracional, la perspectiva, la distribución de la atención y la dinámica

de fuerzas (Talmy, 2000: 40, 41). Los describo a continuación.

De manera general, la estructura configuracional consta de las delineaciones

geométricas de dominios cualitativos como el tiempo y el espacio que los morfemas de

clase cerrada pueden especificar. Entre las formas de clase cerrada se incluyen

inflexiones, adposiciones temporales o espaciales, conjunciones de subordinación,

deícticos, verbos, marcadores de Tiempo verbal y Aspecto, marcadores de número, el

orden de palabras y las relaciones gramaticales de la predicación (Talmy, 2000: 47).

La noción de clase cerrada obedece a la distinción del autor entre léxico y

gramática como subsistemas del lenguaje. Se podría decir que, desde su punto de vista,

el esquema de temporalidad tendría un interés gramatical en tanto se busca averiguar la

eventual existencia de una codeterminación entre una estructura de la representación

mental y una estructura de la representación lingüística.

61

Como sistema esquemático, la perspectiva especifica dónde el enunciante va a

localizar el punto de vista del observador desde el cual considerará la escena referente

ahora estructurada.

“…Este sistema se refiere a la perspectiva que uno -productor o

destinatario- puede tener sobre una entidad, en el modo cómo ésta es

especificada por las formas de clase cerrada. Este sistema establece

entonces un punto de perspectiva conceptual desde el cual una entidad

es cognitivamente considerada. Mientras este sistema esquemático es

presumiblemente neutral a modalidades sensoriales particulares, es más

efectivamente caracterizado en términos visuales como, en efecto,

relacionado con dónde uno coloca los ojos mentales para vigilar u

observar (puesto de observación) sobre una estructura referente.”

(Talmy, 2000: 68)

El sistema de la perspectiva incluye el posicionamiento temporal o espacial del

punto de perspectiva en un amplio marco, su distancia respecto a la entidad referente, su

cambio o falta de cambio de localización en el curso del tiempo y el camino que este

posicionamiento sigue.

Como categoría esquemática, la distribución de la atención especifica la

particular distribución atencional que el observador dirige sobre la escena estructurada

desde el punto de perspectiva que adopta. Talmy propone distinguir la fuerza o

intensidad de la atención, el patrón de la misma y el mapeo de regiones particulares de

la escena referente. (Talmy, 2000: 69)

Finalmente, la dinámica de fuerzas pertenece a la representación lingüística de la

interacción de fuerzas y relaciones causales que ocurren entre ciertas entidades en una

escena estructurada, como entre el sitio temporal de la escena estructurada respecto al

presente del observador.

Aplicados al esquema de temporalidad propuesto, la estructura configuracional

explica el modo de la representación a través de delineaciones geométricas y la

organización del esquema de temporalidad en partes y elementos; el punto de

62

perspectiva explica la mirada del observador en el esquema, y la distribución de

atención explica la distinción entre los espacios del pasado, del presente y del futuro en

los que el observador decide abrir ventanas para organizar la escena. Por su parte, la

dinámica de fuerzas parece explicar la relación de contraste entre las posiciones (sitio

del observador y el sitio de la escena estructurada), es decir, la dirección de la

prevalecencia de una posición respecto a otra.

Toca ahora exponer la aplicación de dichas categorías esquemáticas a los modos

del castellano con los respectivos paradigmas verbales que agrupan. Para hacer un uso

unificado de las nociones y descripciones expuestas a lo largo de este capítulo, en la

descripción que a continuación se realizará, la nomenclatura “observador” y “escena

estructurada” corresponden, la primera, al evento de habla y, la segunda, al evento

enunciado. Sin embargo, se usará el término “observador” cuando se quiera destacar

este aspecto cognitivo y relacional en lugar de la descripción desde la enunciación.

2.3.1.1. Indicativo

El Indicativo es organizado en el castellano como la opción cero, es decir, la relativa a

la realidad inmediata y a la realidad no inmediata, según el paradigma verbal en

cuestión (Aguirre, 2004: 37-38). Entonces, los paradigmas verbales del presente en el

Indicativo organizan la coincidencia temporal del evento enunciado con el tiempo del

evento de habla. El Indicativo señala que el enunciante y/o el intérprete procesan al

evento enunciado como parte de su conocimiento de la realidad –inmediata o no-, y en

ese sentido accesible a su involucramiento eventual o efectivo. Es una visión objetiva

porque el observador coloca a la escena estructurada al alcance epistémico e

interaccional de un momento de habla.

63

EsE= Escena estructurada O= Observador

Figura 7: Esquema espacial del Indicativo. Elaborado a partir de Aguirre,

2004; 38.

La figura 7, adaptada tanto de las distinciones sobre realidad-irrealidad como de

la ubicación del conceptualizador propuesta en el “modelo dinámico evolutivo” de

Langacker (apartado 1.4.3.), muestra el cilindro de la realidad en sus tres segmentos

(pasado, presente y futuro) y, con un círculo y un óvalo en el segmento de los cilindros

relativo al presente, enfatiza al observador y a la escena estructurada. Además, con un

óvalo, en los segmentos de los cilindros relativos a pasado y a futuro, designa a la

escena estructurada. Esta ubicación busca representar los señalamientos sobre la

construcción objetiva de la escena ya mostrados en este apartado. Lo relevante, como se

ve en el gráfico, es el efecto organizador que tiene esta opción objetiva en la

estructuración del mundo.

Este efecto consiste en una fuerte diferenciación entre trayector prospectivo y

retrospectivo –mostrado en el gráfico con cuatro flechas de bloque. Así mismo, la doble

opción de estos para el antes y el después de la línea de tiempo, según cuál se constituya

el “frente” o “el detrás” –mostrados con las dos posibilidades de dirección para las

flechas de bloque antes referidas-, a partir del evento de habla.

Se verá que la escena estructurada se ubica siempre en algún punto, más distante

o cercano, al evento de habla. La línea de tiempo se presenta en este gráfico como una

base sobre la cual elaborar una arquitectura espacial del Tiempo verbal, el Aspecto y el

Modo en un modelo que les abarca en su conjunto.

La ubicación de una escena estructurada como realidad inmediata o no inmediata

es una diferencia según la cual el observador (al estilo de Ego en la Ego Moving

EsE

O

EsE

EsE

EsE

EsE

64

Metaphor), para la primera, se mueve al sitio temporal del evento enunciado, es decir,

una prospectiva. Esta organización se expresa en el Pretérito Imperfecto y el Futuro

Imperfecto, y tiene como consecuencia el énfasis del enunciante en la duración de un

evento enunciado pasado o futuro, respectivamente, para darle actualidad.

El Pretérito Perfecto y el Condicional son la organización contraria, la

retrospectiva, en la que el evento enunciado -pasado o futuro- se mueve al sitio temporal

del observador (Ego), y tiene como consecuencia el énfasis del enunciante en la

puntualidad del evento enunciado, pasado o futuro, para darle actualidad. Más que

explicar cada paradigma verbal, lo relevante es que el observador organiza el contraste

fondo-figura del tiempo en unos límites que hemos representado a través de los

segmentos de los cilindros.

2.3.1.2. Subjuntivo

El Subjuntivo es organizado como el Modo de lo que el enunciante procesa y representa

como irrealidad inmediata y no inmediata. En razón de tal afirmación, en la figura

siguiente abandonamos el cilindro interior, mostrado para el Indicativo, porque

corresponde a lo que en nuestra explicación hemos señalado como la evolución de lo

procesado y representado como realidad. La caracterización de cercanía o lejanía

epistémica e interaccional corresponde a una construcción de la escena estructurada más

subjetiva respecto al Indicativo (Aguirre, 2004: 38-39).

Es decir, en el caso del Subjuntivo el observador ubica a la escena estructurada

en un sitio que no se encuentra al alcance epistémico e interaccional del evento de

habla, sino en el marco perceptual de lo que el observador considera irreal. La

descripción de este Modo como propio para la enunciación de lo posible o deseable es

propuesta entonces como una consecuencia de dicha ubicación epistémica puesto que la

irrealidad sólo es accesible en una escena subordinada a lo real.

Hemos representado el efecto organizador a través de un trayector de la

prospectiva que pone de relieve el marco perceptual del observador y por ello se limita a

los segmentos del presente y el futuro del cilindro; por su parte, el trayector de la

retrospectiva representa un continuo que abarca toda la magnitud del cilindro porque

esta orientación de la perspectiva se organiza por el relieve del sitio de la escena

estructurada sobre el sitio del observador inscrito en el enunciante o en el intérprete

(Ver figura 8).

65

Figura 8: Esquema espacial del Subjuntivo. Elaborado a partir de Aguirre,

2004; 40.

Respecto a las formas verbales de este Modo, el Presente, el Futuro y sus formas

compuestas expresan la trayectoria prospectiva, y el Pretérito y su forma compuesta

expresa la trayectoria retrospectiva. Tanto la rigidez de la distinción antes-después,

como la rigidez de la distinción frente-detrás, que hemos señalado para caracterizar la

modelación del Indicativo, pierden fuerza a favor de una organización que deja, para la

prospectiva, un continuo de después en la trayectoria de “frente” y, para la retrospectiva,

un continuo de después en la trayectoria “detrás”.

Lo anterior prevé que los paradigmas verbales de este Modo se anclen al patrón

espacial del paradigma verbal que, en la oración principal, les subordine, como ya se

mencionó en el subapartado anterior. Bastan algunos ejemplos adaptados de los

propuestos por Aletà (2004: 6),

(12) Te llamo para que me cuentes lo que ha pasado.

(13) Lo llamé para que me contara lo que había pasado.

(14) Lo llamé para que me contase lo que ha pasado.

CPO= Campo perceptual del observador EsE= Escena estructurada

CPO

EsE

CPO

66

(15) Estaría enterado si me hubieras contado.

En todos los casos, las formas verbales de Presente, Pretérito, Futuro y Pretérito

Pluscuamperfecto de Subjuntivo están ancladas a un paradigma verbal en Indicativo con

el cual construyen una escena con una deixis temporal coherente. Es notorio que en los

ejemplos (13) y (14) hay un matiz diferenciado sobre el cumplimiento de la pretensión

de enterarse de lo sucedido que sugiere -por el uso del Futuro de Subjuntivo- al ejemplo

(14) como una escena en que dicha pretensión se enfatiza como un futuro susceptible de

volverse realidad. Así, mientras al ejemplo (13) le podría seguir una expresión del estilo

pero no me dijo nada, al ejemplo (14) le podría seguir uan expresión del estilo pero sólo

me dio una idea general.

En el ejemplo (12) se indica a la escena como un evento aún no logrado en el

momento de habla, pero el uso de los presentes de Indicativo y Subjuntivo indica a la

vez que en el transcurrir de la escena la pretensión de enterarse estará satisfecha.

Finalmente, el ejemplo (15) indica una escena real, a través del Condicional

compuesto, sólo en la medida que se cumplió la acción de “contar”. El énfasis en la

duración del eventual cumplimiento de tal condición mediante la forma compuesta del

Condicional y del Pretérito Pluscuamperfecto de Subjuntivo dan coherencia al reclamo

del cumplimiento de la acción “contar”.

2.3.1.3 Casi-nominal

El Casi-nominal es en el castellano la opción en la que los cuatro tipos básicos de

anclaje adquieren su significación en función de su relación con un verbo organizado en

otro de los modos señalados. El observador y su campo perceptual son ubicados fuera

de la escena estructurada; consecuentemente, es la subordinación del Casi-nominal al

Indicativo como al Subjuntivo, dentro de la cláusula finita, la organización que permite

a este modo participar en la escena estructurada. Es decir, el enunciante elabora una

construcción subjetiva de aquélla. El efecto organizador se ha representado en un

trayector retrospectivo como base de las distintas formas. Este trayector de base se

define como una extensión acabada, completa, agotada (Aguirre, 2004: 39-40).

En la figura 9 se mantiene el cilindro de lo organizado como real y como irreal

porque los verbos enunciados en este modo se usan en complejos gramaticales donde

las formas verbales del Indicativo, del Subjuntivo, u otros recursos léxicos y

67

gramaticales organizan el anclaje (cfr. ejemplos 5 al 9). El carácter retrospectivo del

trayector de base vuelve irrelevante la distinción entre tiempo presente-tiempo

pasado/tiempo futuro.

Figura 9: Esquema espacial del Casi-nominal. Elaborado a partir de

Aguirre, 2004; 41.

2.4. SÍNTESIS TEÓRICA PARA LA EXPERIMENTACIÓN

Una síntesis del marco teórico presentado debe mostrar la organización del mismo en

función del interés por revisar y proporcionar un enfoque experimental cuyos

presupuestos, diseño y resultados ayuden a describir los alcances de la metáfora espacial

del tiempo para cada paradigma verbal elegido.

Desde este interés por recoger el enfoque del experimento, destacan tanto los

señalamientos relativos a distinguir cómo los intérpretes convierten grafías en

significado en el procesamiento como los señalamientos sobre la frecuencia para

nuestro interés. Lo anterior, porque permitieron ubicar a la recurrencia en el uso de

unidades lingüísticas, para el caso, los paradigmas verbales, como un criterio relevante

para dar cuenta del almacenamiento de los mismos en la memoria.

También, para el enfoque experimental, la denominada versión débil de la

hipótesis Sapir-Whorf sugiere encontrar en los participantes una tendencia a

determinados tipos de conceptualización de los paradigmas verbales.

EsE

CPO

68

Más en forma, para la construcción del marco teórico del experimento, se partió

del conjunto general de las relaciones entre la representación mental y la lingüística

tanto del espacio como del tiempo en calidad de dominios de experiencia. De este

modo, describir el grado de convergencia y/o divergencia entre el estructuramiento

cognitivo para ambos dominios con el estructuramiento lingüístico de los mismos

dominios resultó de interés capital a nuestro objetivo de estudio porque la metáfora

espacial del tiempo en el lenguaje estaría enmarcada en dicha averiguación.

Al respecto, hemos seguido las sugerencia de Chatterjee et al (1999), según la

cual la lengua y la representación mental del espacio son convergentes en los niveles

abstractos de estructuras conceptuales y de esquemas espaciales.

Estas afirmaciones sobre la convergencia de la representación mental y la

lingüística del espacio en el ámbito de los procesos cognitivos superiores obligaron

referirse al ámbito de la adquisición del lenguaje puesto que las distintas tradiciones

sobre el tema implican comprensiones distintas sobre dicha convergencia.

En todo caso, después de ilustrar las diferencias entre los abordajes a la

adquisición, consideramos que la capacidad de convergencia entre la representación

mental del dominio del espacio con la representación lingüística de dicho dominio

parecer estar justificada: Uno, en la esquematización del dominio en cuestión como

contenido representado lingüísticamente, como parece mostrar la noción de “esquemas

espaciales” desarrollada por Talmy (1983) u otras nociones que muestran para el

espacio divisiones naturales internas (Mandler, 1996; Jackendoff, 1983, 1992, 2002;

Koffka, 1935; Wertheimer, 1959); dos, en la arquitectura de ambas posibilidades de

representación (Levinson, 1996), y tres, en la semejanza organizativa de las redes

neuronales dedicadas a cada tipo de representación señalada (Chatterjee et al, 1999)

De principio, dicha convergencia entre dos posibilidades de representación -

mental y lingüística- se remitieron al mismo dominio: el espacio. Sin embargo, lo que

interesa al experimento es averiguar la capacidad de la esquematización del dominio del

espacio para organizar la representación mental y la lingüística de otros dominios, a

saber: el tiempo. Entonces, la descripción sobre la convergencia entre la representación

lingüística y la representación mental del espacio ha sido extendida en nuestro

argumento a la investigación sobre la capacidad del dominio espacial para representar el

dominio temporal.

69

Es decir, al cambio del tipo de representación se ha agregado el cambio en el

dominio de experiencia representado porque nuestra hipótesis a examinar es la

recurrencia a la representación mental del espacio para configurar la representación

lingüística del tiempo. Para explicar tal fenómeno y sus alcances, nos hemos remitido a

la metáfora cognitiva como un recurso para dar cuenta de cómo opera este doble cambio

–de tipo de representación y de dominio representado- porque ésta proporciona una

estructura relacional a un dominio abstracto al importar a éste la estructura relacional de

un dominio de experiencia más concreto (Lakoff & Johnson, 1980).

A fin de enfocar el estudio a conducta lingüística específica, las consideraciones

de los párrafos anteriores fueron llevadas al ámbito de la enunciación. En ésta, del

conjunto de la representación lingüística del tiempo, nos interesó la que remite a las

relaciones entre los sujetos –enunciantes o intérpretes- y el evento enunciado a través de

los paradigmas verbales del castellano. Desde este interés, la descripción de dichos

paradigmas se organizó en torno de la distinción inclusión del momento de habla versus

disociación del mismo.

Para desarrollar la metáfora espacial en dicha oposición cognoscitiva, atendimos

a la explicación de la espacialización de la representación conceptual del tiempo en el

lenguaje: Primero, a través del principio de secuencia de Molho (1975), pues permite

insistir en un esquema básico para modelar dicha espacialización; segundo, a través del

“modelo dinámico evolutivo” de Langacker (1987) (ver figura 2), porque, siendo

coherentes con el principio de secuencia, coloca al sitio del conceptualizador y al sitio

del acontecimiento en un espacio temporal que distingue una anterioridad, una

simultaneidad y una posterioridad a dicho sitio; y tercero, mediante una examinación

experimental de las afirmaciones cognitivistas del lenguaje en los trabajos de

Richardson et al, (2001), quienes, en el estudio del valor semántico de verbos en inglés,

encontraron alto grado de coherencia en los componentes espaciales de las

representaciones lingüísticas.

Los señalamientos anteriores permitieron poner en perspectiva la revisión

consiguiente de los planteamientos psicológicos y psicolingüísticos considerados

pertinentes para la modelación espacial de los paradigmas verbales, siendo ésta una

condición para el planteamiento y ejecución del experimento.

Tras ello, para dar soporte teórico a la modelación espacial a realizar, se siguió

la hipótesis que establece una relación asimétrica entre espacio y tiempo; así como el

70

planteamiento teórico (Metaphorical Structuring View, MSV en adelante) que en torno a

ella ha elaborado Boroditsky en su versión débil. Según esta versión, las metáforas

espaciales tienen un rol en la formación del dominio del tiempo y almacenan sus

resultados en un dominio meta.

Dada la asimetría entre espacio y tiempo propuesta en la versión débil de la

MSV, se consideró esperable que nuestra experimentación muestre que algunos aspectos

del tiempo conceptual representado a través de la sistemática verbal del castellano

acudan a la metáfora espacial.

Al seguir la versión débil de la MSV, fue necesario: Primero, señalar nuestro

interés por una experimentación que distinga la validez psicológica de la metáfora

espacial según los recursos y las sistemáticas del lenguaje; segundo, acudir a una

distinción del tiempo en términos de una de sus manifestaciones espaciales: el

movimiento. A saber la distinción Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving

Metaphor (ver figuras 4 y 5).

Siguiendo los señalamientos sobre el papel de la frecuencia en el procesamiento,

las sugerencias de la versión débil de la hipótesis Sapir-Whorf (1971) y los

experimentos de referencia (Boroditsky, 2000, 2001; Boroditsky & Casasanto, 2008;

Richardson et al, 2001, 2003), consideramos pertinente plantear un experimento que

corresponda al paradigma de facilitación como al estudio del TR.

En los aspectos lingüísticos del planteamiento del experimento destaca la

consideración de los paradigmas verbales como configuraciones de la representación

lingüística de la relación temporal entre el evento de habla y el evento enunciado. Lo

anterior, a través de la imbricación entre un determinado Tiempo verbal y determinadas

opciones tanto de Modo como de Aspecto, considerando a las características de tal

relación de imbricación el eje para la modelación de la hipótesis de la metáfora espacial.

Lo antes dicho sugirió un planteamiento del experimento que no haga de lado

los efectos de una categoría gramatical respecto a otra y sugirió considerar, al menos

como hipótesis de diseño, un conjunto de dimensiones espaciales que pudieran dar

cuenta en alguna medida de cada categoría gramatical, así como de otras dimensiones

que resulten de la combinación entre las categorías.

En un esquema básico de las relaciones temporales, a partir de los autores

presentados (Reichenbach, 1947; Bull, 1960; Botner y Kerschner, 2008; Porto, 1987;

Vendler, 1967; Verkuyl, 1993; Brinton, 1985; Miguel, 1999; Comrie, 1976; Guerón,

71

2007; Molho, 1975; Comrie, 1985; Nurse, 2003 y Chung and Timberlake, 1985), éstas

se expresaron en cuatro conceptos básicos y complementarios, útiles para explicar la

imbricación entre las categorías gramaticales que afectan al papel organizador del verbo

en la cláusula finita. A saber, (1) el anclaje a una posición referencial, (2) un evento

ubicado, (3) una dirección de la localización temporal respecto a la posición referencial

y (4) un grado de proximidad respecto a ésta.

La relevancia del anterior esquema básico para el planteamiento del experimento

es que cada uno de estos cuatro conceptos sugiere dimensiones espaciales, también

complementarias entre ellas, de la representación lingüística del tiempo.

Para que el planteamiento del experimento diera cuenta de la mutua afectación

entre las categorías gramaticales antes sugerida, se siguió la propuesta de Molho (1975)

según la cual Aspecto y Voz se organizan como soporte de la conjugación; Tiempo

verbal y Modo corresponden a la representación espacial del tiempo en la conjugación y

la Voz organiza la relación entre el acontecimiento (evento enunciado) y el sujeto (que

enuncia o interpreta) como soporte del anterior.

Tras considerar a los verbos en su relación con las categorías gramaticales –y

mostrar cómo se les describe en este trabajo-, a éstas últimas por si mismas y en razón

de su mutua imbricación entre ellas, tocó considerarlas en el marco de la enunciación y

de su modelación cognitiva a cargo de autores de la Semántica cognitiva.

Hubo que llevar estas consideraciones a la sistemática verbal del castellano y sus

recursos para la representación lingüística. Se consideró que en castellano el anclaje es

organizado por los paradigmas verbales en tanto esquematización epistémica, temporal

e interaccional de la estructura del mundo. Se indicó que los paradigmas verbales

permiten al hablante concebir la escena a la manera de un proceso, cuya expresión

gramatical es el verbo conjugado, constituyendo este último el núcleo de la cláusula.

Finalmente, se aprovechó la propuesta del esquema de temporalidad (Aguirre,

2004) para ofrecer al experimento el soporte de una elaboración conceptual específica -

coherente con la hipótesis de la metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales

del castellano- en la que tomaron cuerpo las consideraciones teóricas previas sobre el

movimiento como expresión espacial del tiempo, las relaciones temporales sugeridas, la

estructuración de la imbricación entre las categorías gramaticales y la inclusión de las

categorías gramaticales a estudiar.

72

El experimento se ha planteado el estudio del Pretérito Perfecto Simple de

Indicativo (PPSI), Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII) y del Pretérito Imperfecto de

Subjuntivo (PIS) porque, como señalan sus descripciones en el apartado 2.3. y la

estructura sugerida por Molho (1975) sobre la imbricación entre las categorías, nos

permiten: a) Dos puntos de coincidencia entre los tres paradigmas verbales que son:

uno, la representación de los eventos anteriores al momento de habla y, el otro, el sujeto

como soporte del evento enunciado, es decir, una coincidencia respecto al Tiempo

verbal y otra respecto a la Voz, respectivamente; b) Un punto de diferenciación desde el

Modo que se representa en la diferencia PII, PPSI versus PIS; c) Un punto de

diferenciación desde la relación Aspecto-Tiempo verbal, que se representa en la

diferencia PII-PPSI, como de la relación Aspecto-Voz, que se representa entre las

diferencias PII versus PPSI y PIS.

Se ha elegido el contraste entre Modo, Tiempo verbal y Aspecto por ser las

categorías gramaticales involucradas en la representación espacial de la conjugación.

73

PARTE EXPERIMENTAL

74

3. EXPERIMENTACIÓN

La experimentación ha sido el método propio de la Psicología del Lenguaje, tanto que a

veces se le denomina Psicolingüística experimental. Las mismas distinciones entre

Psicología del Lenguaje respecto a Psicolingüística obedecen a su cercanía o lejanía con

la Lingüística. La diversidad y complejidad de variables que intervienen en el

procesamiento del lenguaje es un condicionamiento para los marcos teóricos como para

el desarrollo metodológico. Las consideraciones sobre las unidades de análisis, los

efectos de la tarea y la pertinencia del diseño experimental a partir de los procesos

mentales como variables dependientes puestos de manifiesto en el procesamiento

lingüístico resultan de la mayor relevancia.

3. 1. PRIMING Y TR EN LOS ESTUDIOS DE TIEMPO Y LENGUAJE

Un reto importante para las teorías de la representación no metafórica es explicar la

direccionalidad de la metáfora lingüística, que ha puntualizado Lakoff (1980). El

planteamiento señala que en la mayoría de las metáforas convencionalizadas un

dominio abstracto es descrito en términos de un dominio más concreto que aporta la

estructura relacional de la metáfora. Según Boroditsky (2000), se sabe poco cómo es

procesada la metáfora conceptual, cómo una metáfora en particular es seleccionada y de

cómo los conflictos entre metáforas inconsistentes son reconciliados.

El tema de la dirección de la metáfora sugiere al paradigma de facilitación como

una variedad de experimentación pertinente en tanto el dominio de origen, más

concreto, realiza, hipotéticamente, una proyección de sus rasgos a un dominio meta,

más abstracto. Aplicado a la metaforización espacial del tiempo, se está sugiriendo al

espacio como un dominio más concreto que el del tiempo, cuya riqueza puede ser

problemática al interés de delineación esquemática, asunto en el que reside la utilidad

cognitiva y representacional de la metáfora.

Dado que la duración ha sido el aspecto del tiempo que más interés ha

despertado en la Psicología, los estudios de tiempo de reacción para tareas de lenguaje

han tenido una presencia relevante.

Wearden (2008: 150) señala que el tiempo más interesante desde el punto de

vista lingüístico es el implicado en los juicios de sucesión o el lenguaje metafórico para

describir el tiempo. Dados los comentarios vertidos en apartados anteriores, esta

apreciación sugiere que, además de la duración, la diferencia sucesividad vs.

75

simultaneidad pueden ser relevantes al estudio experimental de la eventual

metaforización espacial de las categorías gramaticales, particularmente el Modo y el

Aspecto de los paradigmas verbales.

4. DISEÑO Y DESARROLLO DEL EXPERIMENTO

Aprovechando la distinción entre Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving

Metaphor, la propuesta de Molho (1975) sobre la imbricación entre las categorías

gramaticales, la arquitectura espacial de los modos propuesta por el esquema de

temporalidad (Aguirre, 2004) y la descripción expuesta de los paradigmas verbales

(Aletà, 2004; Xuriguera, 2006; Pérez, 2007; Palacio, 2009) de interés a este estudio,

elaboramos, como herramienta descriptiva de las hipótesis a revisar y para la valoración

de los datos a registrar, un patrón espacial de los paradigmas verbales involucrados en la

tarea experimental.

4.1. PATRÓN ESPACIAL PREFERENTE

Este patrón se define como la elección preferente de una entre dos ubicaciones

espaciales en cuatro dimensiones (Duración, Involucramiento, Orientación y

Perspectiva) que registrarían, durante el procesamiento, rasgos espaciales de la

representación del tiempo en las categorías gramaticales de los paradigmas verbales en

revisión. Dichas dimensiones serán descritas en el siguiente apartado. Con este recurso,

el experimento busca poner a prueba la plausibidad psicológica de la metaforización

espacial de los paradigmas verbales.

Al plantear sólo dos valores para las ubicaciones espaciales (prolongado/puntual;

dentro/fuera; horizontal/vertical; prospectiva/ retrospectiva), la frecuencia de respuesta

categórica ha de analizarse como una tendencia y por tanto el patrón espacial propuesto

a continuación como preferente para cada paradigma verbal es una orientación analítica

que ha de ponderarse con flexibilidad. Esta precaución obedece también a tener presente

que entre fenómenos psicológicos y fenómenos lingüísticos no se da una simple

relación de reflejo de un orden respecto a otro.

La propuesta de un patrón espacial preferente para los paradigmas verbales está

desarrollada a partir de la hipótesis suave de la MSV, vista en Boroditsky (2000: 4). De

este modo, consideramos que la tendencia significativa a determinado patrón espacial

para determinado paradigma verbal sugeriría un procesamiento metafórico

76

frecuentemente configurado de los rasgos espaciales a los rasgos temporales sugeridos

por nosotros; a su vez, el comportamiento de dicha tendencia puede ayudarnos a

averiguar sobre el eventual almacenamiento de dicho patrón en la representación

lingüística del tiempo.

4.1.1. Dimensiones espaciales

Hemos desarrollado un patrón espacial a partir de combinar el Modo, el Tiempo y el

Aspecto. Este patrón se completa con otra dimensión espacial, la Duración, que

combina el soporte de la conjugación con la representación especializada de la misma

presentado en las figuras 10 y 11. En su conjunto, estas dimensiones espaciales remiten

al movimiento como un rasgo espacial del tiempo, sin pretender agotar con ello todos

los posibles rasgos espaciales de aquél.

4.1.1.1. Duración de la situación

Para nuestra hipótesis de la metaforización espacial del Tiempo verbal, denominaremos

Duración a la metaforización espacial de la relación entre el Aspecto y el Tiempo

verbal. Para las ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos

del castellano el observador construye al evento enunciado como Puntual o Prolongado

en un movimiento que cuenta con presencias compartidas en los modos Indicativo y

Subjuntivo y en los distintos paradigmas verbales.

4.1.1.2. Involucramiento del sujeto

Denominaremos Involucramiento a la metaforización espacial del Modo. Para las

ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos del castellano el

observador se sitúa más Dentro o Fuera del presente del evento enunciado en un

movimiento que va del Indicativo al Casi-nominal.

4.1.1.3. Orientación del tiempo entre la situación y el lector

Denominaremos Orientación a la metaforización espacial del Tiempo verbal. A través

de las ubicaciones espaciales proponemos que, para la sistemática de los verbos del

castellano, la orientación Horizontal de la línea de tiempo da cuenta de una relación

secuencial entre el momento de habla y el momento del evento enunciado; y una

Vertical, que da cuenta de una relación simultánea entre los momentos ya referidos.

77

4.1.1.4. Perspectiva del sujeto

Denominaremos Perspectiva a la metaforización espacial del Aspecto. Para las

ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos del castellano el

observador se mueve entre las opciones Prospectiva o Retrospectiva. Al imperfecto le

corresponde la Prospectiva de un evento cuya duración no ha sido consumida; al

perfectivo, la condición contraria.

A continuación, las tablas 3 y 4 exponen los patrones espaciales preferentes, es

decir, esperados para los paradigmas verbales incluidos en este estudio. Dichos

patrones, como ya se dijo al inicio de este apartado, sintetizan, por una parte, en los

aspectos lingüísticos, la estructura de las relaciones entre las categorías gramaticales de

los paradigmas verbales sugerida por Molho (1975); por otra parte, las dimensiones y

ubicaciones espaciales en que proponemos se desarrolla la metáfora de dichas

categorías gramaticales.

En la propuesta de los patrones espaciales preferentes destaca la inclusión de lo

que se ha denominado la combinación entre el soporte de la conjugación –es decir, el

sujeto gramatical- y la representación espacial de aquella, puesto que dicha propuesta es

una síntesis de las sugerencias de Molho (1975) sobre la imbricación entre las

categorías gramaticales; los efectos que en materia de duración de la acción enunciada

produce el Aspecto sobre el Tiempo verbal, y de la consideración sobre la duración

como el aspecto del tiempo que más interés ha despertado en la Psicología.

En su conjunto, como mostrarán las tablas 3 y 4, el patrón espacial preferente se

ha desarrollado para esta investigación como un recurso conceptual que lleva al

movimiento como rasgo espacial del tiempo -a través de las opciones de la Moving

Metaphor- al ámbito específico de la representación lingüística a cargo de los

paradigmas verbales.

78

Imbricación Conjugación-

Representación espacial

Combinación del soporte de la conjugación y representación espacial de la

misma

Representación espacial de la conjugación

Soporte de la

conjugación

Categoría gramatical

Aspecto-Tiempo verbal

Modo Tiempo verbal

Aspecto Voz

Paradigmas verbales

PII PII›PPSI PII›PPSI PII

Dimensión espacial

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Ubicación espacial

preferente

Prolongado Dentro Horizontal Prospectiva

Moving Metaphor

Ego Moving Metaphor

Nota. PII: Pretérito Imperfecto de Indicativo; PPSI: Pretérito Perfecto Simple de Indicativo. El símbolo (›) denota mayor frecuencia esperada de la ubicación espacial en un paradigma verbal respecto al otro. Tabla 3: Patrón espacial preferente para Ego Moving Metaphor respecto a

Tiempo verbal, Aspecto y Modo para PII y PPSI

Imbricación Conjugación-

Representación espacial

Combinación de soporte de la

conjugación y representación espacial de la

misma

Representación espacial de la conjugación

Soporte de la conjugación

Categoría gramatical

Aspecto-Tiempo verbal

Modo Tiempo verbal

Aspecto Voz

Paradigmas verbales

PPSI PIS PIS›PPSI PPSI›PIS

Dimensión espacial

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Ubicación espacial

preferente

Puntual Fuera Vertical Retrospectiva

Moving Metaphor

Time/Object Moving Metaphor

Nota. PPSI: Pretérito Perfecto Simple de Indicativo; PIS: Pretérito Imperfecto de Subjuntivo. El símbolo (›) denota mayor frecuencia esperada de la ubicación espacial en un paradigma verbal respecto al otro.

Tabla 4: Patrón espacial preferente para Time/Object Moving Metaphor

respecto a Tiempo verbal, Aspecto y Modo para PPSI y PIS

79

4.2. OBJETIVOS DEL EXPERIMENTO

4.2.1. Generales

-Recopilar lineamientos, consideraciones, objetivos, conceptos y categorías de trabajo

del ámbito de la experimentación psicolingüística y de la investigación lingüística

cognitiva que permitan poner a prueba la validez psicológica de las hipótesis

lingüísticas sobre la metaforización espacial de la representación lingüística del tiempo,

con énfasis en la sistemática de los tiempos verbales del castellano.

-Revisar experimentalmente la validez psicológica de la hipótesis de la

metaforización espacial de los paradigmas verbales del Pretérito Imperfecto, Pretérito

Perfecto Simple de Indicativo y Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano a

través de una tarea de decisión que, adaptando el paradigma de facilitación, evalúe la

asociación cognitiva de patrones espaciales a los paradigmas verbales referidos en

oraciones simples y afirmativas.

4.2.2. Específicos

-Adaptar y utilizar los paradigmas, diseños y conceptos experimentales sobre la

frecuencia de la metaforización espacial para someter a prueba experimental la validez

psicológica de ubicaciones espaciales para los paradigmas verbales analizados.

-Desarrollar un experimento que permita distinguir las dimensiones espaciales a

través de las cuales los participantes procesan las características de Tiempo, Aspecto y

Modo de los paradigmas verbales en estudio.

-Describir pautas que permitan modelar la relación entre las dimensiones

espaciales que constituyen el patrón preferente de cada paradigma verbal en estudio en

caso de que los resultados muestren validez psicológica de la prueba.

4.3. MÉTODO

La prueba experimental es una tarea de decisión que utiliza la medida del tiempo de la

misma como una variable dependiente. Elaborada aprovechando un paradigma de

facilitación, éste no es seguido con toda puntualidad puesto que tanto el estímulo visual

como el lingüístico se presentan simultáneamente en el Target. Sin embargo, sí se

presenta previamente el estímulo visual como Prime para buscar la activación de

80

modelos mentales desde los cuales abordar y a los cuales asociar las unidades

lingüísticas mostradas a los participantes.

La prueba experimental se desarrolló a través de un procedimiento de segunda

sesión inmediata y otro de segunda sesión remota. El procedimiento inmediato consistió

de una sesión inicial con una posterior en un rango de 3 a 5 minutos; en el

procedimiento remoto la segunda sesión se llevó a cabo en un periodo de entre cuatro a

ocho semanas posteriores a la primera. Para ambos procedimientos, se realizaron las

mismas instrucciones y seguimiento.

Se decidió realizar dos procedimientos de aplicación para valorar los efectos del

intervalo tanto en la repetición de las opciones de respuesta preferidas por los

participantes como en sus tiempos de decisión. De registrarse variaciones significativas

tanto en las respuestas preferidas como en las medidas de TR, podría explorarse su

atribución, para lo primero, a la ausencia o a la debilidad cognitiva –en el sentido de no

poderse registrar a través de las respuestas la reiteración de un patrón de rasgos

específicos y diferenciado entre paradigmas verbales- de la metáfora espacial a pesar de

la facilitación, para lo segundo, al concurso del aprendizaje de la tarea.

4.3.1. Participantes

Al estudio acudieron 38 participantes hablantes nativos del castellano peninsular,

miembros de las comunidades universitarias de la Universidad Autónoma de Barcelona

como de la Universidad de Barcelona. El grupo de sujetos se conformó por 27 mujeres

y 11 hombres, estos fueron asignados aleatoriamente a los dos procedimientos de

aplicación de la prueba. De este modo quedaron 14 mujeres y 5 hombres en el

procedimiento inmediato, y 13 mujeres y 6 hombres en el remoto. La media de edad de

los participantes fue de 30.8 años y la mediana de 26.5 años.

Del conjunto de los participantes, 17 indicaron al catalán como lengua materna y

al castellano como primera opción bilingüe; sin embargo el castellano fue adquirido por

ellos a la par del catalán. Otros 17 indicaron al castellano como lengua materna y al

catalán como primera lengua, en una situación semejante al anterior grupo. Las lenguas

en la segunda condición bilingüe fueron el portugués (1), el francés (1), el inglés (2) y

otra no especificada del ámbito de las lenguas modernas europeas. 31 sujetos llevaron

asignaturas de castellano (Redacción, Gramática, Expresión escrita, Literatura, etc.)

hasta el Instituto; 5, hasta el primer ciclo y sólo 2 en el segundo ciclo (ver anexo 7).

81

4.3.2. Materiales

4.3.2.1. Aparatos

Se usó un ordenador Pentium 4 (2.40 GHz) con un monitor Acer 711; para la

presentación de estímulos y registro de los datos se utilizó el programa E-Prime

(Scheneider, Eschman & Zucolotto, 2002), versión 1.1. Los materiales de la prueba se

elaboraron en el programa Power Point y posteriormente se modificaron en PhotoShop

para ser utilizados por E-Prime.

4.3.2.2. Estímulos

Se usó un conjunto de 60 oraciones afirmativas simples, con agentes en la tercera

persona del singular, con artículos equilibrados en género, número y determinación y

con ausencia de preposiciones, pronombres y adverbios de cualquier variedad (ver

anexos 2 al 6), a fin de eliminar y/o reducir a todos los anteriores tipos de palabras

como variables espúreas y distractoras que distrajeran la atención de los participantes a

los verbos conjugados.

Se eligieron verbos clasificados como materiales y perceptuales en las

clasificaciones desarrolladas por M. K. Halliday (1996) y otros miembros de la

lingüística funcional y cognitiva, a fin de estandarizar el peso que para la metaforización

espacial de las formas verbales a revisar pueden tener tanto el grado de abstracción

como el de concreción de los valores semánticos de los verbos según su transitividad.

Se utilizaron trece verbos materiales y siete perceptuales, cada uno de ellos

conjugado en los paradigmas verbales del Pretérito Imperfecto, el Pretérito Perfecto

Simple de Indicativo y el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo. Es decir, 20 verbos por 3

paradigmas verbales en el total de la prueba.

Se utilizó un conjunto de cuatro símbolos para el diseño de “figuras de

ubicación” que representaran icónicamente las ubicaciones de los patrones espaciales

preferentes en ocho diapositivas explicativas (ver anexo 1). Los símbolos fueron

tomados de las herramientas de dibujo del programa Word Office para representar al

sujeto de la oración, al objeto de la misma, al evento enunciado en la oración y al lector.

Para la comprensión de dichos símbolos y su significado léxico, se elaboró una lámina

plastificada (ver anexo 1). Esta lámina se usó para orientar al participante en la

comprensión de las diapositivas explicativas.

82

En las diapositivas explicativas, para cada dimensión del patrón espacial, las

figuras de las ubicaciones fueron numeradas (“1” y “2”) (ver anexo 1). Las dimensiones

espaciales representadas son: Duración de la situación, con las opciones: 1, prolongado;

2, puntual; Involucramiento del sujeto en la situación: 1, fuera; 2, dentro; Orientación

del tiempo entre lector y situación: 1, horizontal; 2, vertical; y Perspectiva del sujeto en

la situación: 1, prospectiva; 2, retrospectiva. Para cada una de las cuatro dimensiones

espaciales se elaboraron dos versiones, invirtiendo el orden de presentación de las

figuras de la ubicación, con rótulos que indican a la dimensión y a las dos ubicaciones

posibles representadas por cada figura.

De estas diapositivas explicativas se eligió una de cada dimensión espacial para

ser programada de manera aleatoria en la sección iniciada con la diapositiva

denominada “Dibujos”. Esta sección se incluyó tanto para explicar al participante las

dimensiones espaciales y sus ubicaciones posibles como para familiarizarlo con y

entrenarlo en la representación icónica que se uso en la prueba experimental.

A su vez, se elaboraron 15 diapositivas de trabajo para cada dimensión espacial

con las respectivas figuras de ubicación –numeradas- y una oración, sin indicar el

nombre de la dimensión ni de las ubicaciones posibles. Estas diapositivas de trabajo

conformaron los estímulos en los que los participantes realizaron la tarea experimental

solicitada. Estas diapositivas (ver anexos 3 al 6) se produjeron con cinco verbos en los

tres paradigmas verbales referidos, y se fue alternando aleatoriamente el orden de las

figuras de ubicación en dichas diapositivas a partir de la opción de la figura “2” a la

izquierda y “1” a la derecha.

4.3.3. Procedimiento

La prueba se llevó a cabo en el Laboratorio de Psicología General y Lenguaje de la

UAB. Cada participante proporcionó primeramente información de su perfil lingüístico,

compuesto con la información sobre su lengua materna y su condición de bilingüe

adquirida tanto en la niñez como en la adolescencia. Como lenguas posibles se

indicaron el catalán, el alemán, el francés, el inglés; se incluyeron las opciones otros y

ninguna. Así mismo, se le preguntó el grado académico más alto cursado en el que el

castellano fue una asignatura. Esta información, junto con un número para cada

participante y el número de sesión, se registraron como parte inicial (Startup Info) de la

prueba a través del propio experimento diseñado en E-Prime.

83

Posteriormente se mostraron las instrucciones, que incluían la lámina impresa de

la simbología. Los participantes tuvieron a su disposición dicha lámina a lo largo de la

prueba. Las instrucciones pidieron asociar cada una de cuatro pares de figuras de

ubicación a presentarse en pantalla (diapositivas) con el conjunto de los cuatro símbolos

que componen la simbología; posteriormente se informó que se mostrarán 60 láminas

con uno de cada par de figuras de ubicación y una oración. Seguido a ello, se indicó

como tarea solicitada en la prueba elegir entre las figuras de ubicación en cada

diapositiva la opción que a juicio del participante representara mejor el tiempo verbal de

la oración presentada en la misma diapositiva, pulsando en el teclado el número “1” o

“2”, según corresponda.

Acto seguido, se mostró a los participantes las diapositivas explicativas de las

cuatro dimensiones espaciales con apoyo de la lámina impresa de la simbología. En esta

fase el aplicador de la prueba solicitó a los participantes no decidir por el valor

semántico del verbo ni realizar la decisión por el material léxico de la oración.

Finalmente, se pidió a los participantes observar cuatro grupos de 15

diapositivas con las dos figuras y una oración; las diapositivas de cada grupo se

presentaron de manera aleatoria respecto al Tiempo verbal de las mismas como respecto

al orden de las figuras. Cada bloque era anunciado por una diapositiva que numeraba la

secuencia de los mismos. Los bloques se mantuvieron siempre en el orden: Primero,

Duración de la situación; segundo, Involucramiento del sujeto; tercero, Orientación del

tiempo entre lector y situación; cuarto, Perspectiva del sujeto.

Como tarea se solicitó a los participantes elegir entre las figuras “1” o “2” la que

representara o asociara, a su juicio, al tiempo verbal de la actividad mostrada en cada

oración. La elección se hizo pulsando la tecla “1” o “2”. Como entrenamiento, los

sujetos realizaron ocho turnos de prueba similares a los solicitados como tarea (ver

anexo 2). Este entrenamiento, avisado por una diapositiva con la leyenda “Práctica”, se

realizó tras mostrar las instrucciones como la revisión de las diapositivas explicativas.

Igualmente, en el entrenamiento se insistía al sujeto en atender al tiempo verbal de los

verbos y no al valor semántico de los mismos; se atendieron sus dudas sobre las láminas

y la tarea a realizar.

84

4.3.4. Medidas registradas

Las medidas registradas por el experimento fueron de dos tipos. Primero, las

ubicaciones espaciales elegidas por los participantes; segundo, los tiempos de decisión

de dichas preferencias como de las ubicaciones no preferidas. A partir de dichas

medidas, se registró también la diferencia de TR entre ubicaciones espaciales preferidas

frente a no preferidas tanto por grupo como por dimensión. Se registraron las medias

tanto por ubicación espacial como por participante, ambas en cada paradigma verbal

(ver anexo 8).

Respecto a las medidas sobre las ubicaciones espaciales preferidas, E-Prime nos

ofreció las mediciones denominadas ACC, CRESP y RESP. La primera de éstas refleja

la exactitud de la respuesta registrada al estímulo (diapositivas de trabajo), se basa en la

comparación de las propiedades entre la última respuesta recopilada (RESP) y la

respuesta al estímulo programada como correcta (CRESP). En nuestro experimento no

se programó una respuesta correcta, de manera que el valor registrado (“1” o “2”) para

ACC y RESP fue equivalente.

Respecto a las medidas del TR, E-Prime nos ofreció las mediciones

denominadas RT, DurationError, OnsetDelay y TargetOnsetDelay. La primera de las

anteriores recoge el tiempo de reacción de la última respuesta registrada al estímulo, a

partir del inicio de la exposición del anterior. Por su parte, DurationError registra la

diferencia entre el valor de duración establecido en las propiedades del estímulo y la

duración efectiva del mismo.

OnsetDelay reporta la diferencia entre el registro del tiempo calculado para un

estímulo como estimación para que aquél empiece su acción critica (TargetOnsetTime)

y el tiempo en el cual el estímulo empieza efectivamente su acción crítica (OnsetTime).

En nuestro estudio esta acción crítica se refiere al momento en que la realización de la

tarea solicitada activaría, a través de los estímulos icónicos y de los verbos conjugados

en las oraciones, los patrones espaciales preferentes.

En nuestro experimento no se estableció un valor para la duración del estímulo,

de manera que el valor de TR para OnsetDelay y OnsetTime fue equivalente.

85

4.4. RESULTADOS

En la estrategia de análisis estadístico, primero, para cada tiempo verbal, se contrastaron

las diferencias de respuesta categórica en cada dimensión espacial para la variable grupo

experimental. Esta comparación se hizo con la Prueba Mann-Whitney. Dado que en

todos los casos no se encontraron diferencias significativas para la variable grupo

experimental, los análisis para las pruebas categóricas se llevaron a cabo para todos los

participantes sin distinción de grupo a través de la Prueba de rangos con signo de

Wilcoxon.

Segundo, se midieron los tiempos de respuesta para la variable grupo

experimental. Para esta comparación se realizó una ANOVA. En los casos de TR

significativamente distintos, se llevó a cabo una posterior Prueba T para medir en cuáles

dimensiones se presentaron. Los resultados se reportan siguiendo esta estrategia.

4.4.1. Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII)

Con el objetivo de comparar las opciones de respuestas emitidas (prolongado, puntual;

fuera, dentro; horizontal, vertical; prospectiva, retrospectiva) por los participantes en

cada una de las dimensiones, se realizó la Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon.

Ésta reportó diferencias significativas para las dimensiones espaciales de Duración (z =

-5,094, p ‹ ,001); Involucramiento, (z = -4,236, p ‹ ,001), y Orientación, (z = -3,611, p ‹

,001). La única dimensión espacial que no registró diferencias significativas fue

Perspectiva (z = -,94, p = ,346). En las tres primeras dimensiones hay una respuesta

preferida para los participantes en ambos grupos experimentales (ver tabla 12).

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado

166 Fuera

47 Horizontal

143 Prospectiva

84 Puntual

24 Dentro

143 Vertical

47 Retrospectiva

106 190 190 190 190

Tabla 12: Distribución de respuestas preferidas para PII

86

En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA

llevada a cabo señaló diferencias significativas para la dimensión de Duración [F(1,37)

= 6,248, p ‹ ,02]. En las otras dimensiones no se reportaron diferencias significativas

entre el grupo experimental 1 (procedimiento remoto) y el 2 (procedimiento inmediato).

Las medias de Duración indican que el grupo experimental 1 (4,375ms) fue más lento

respecto al grupo 2 (2,981ms) en la elección de su opción de respuesta categórica.

En cuanto a la medición de los TR por dimensión, dado que la ANOVA antes

referido solo reportó diferencias significativas respecto a la dimensión de Duración, no

fue necesario realizar la Prueba T.

En suma, las dimensiones de Duración, de Involucramiento y de Orientación

reportaron diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta categórica; sólo

la dimensión de Duración registró un contraste significativo entre las medias de TR

según grupo experimental; sin embargo, las medias de TR de cada una de las

dimensiones incluidas en la tarea experimental carecieron de contrastes significativos

respecto a las medias registradas para las otras dimensiones. En este sentido, el TR no

presenta diferencias significativas en función de la dimensión para ninguno de los dos

grupos del experimento.

4.4.2. Pretérito Perfecto Simple de Indicativo (PPSI)

La Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon reportó diferencias significativas entre

las dos opciones de respuesta para las dimensiones espaciales de Duración (z = -5,392,

p ‹ ,001); de Involucramiento, (z = -5,313, p ‹ ,001), y de Perspectiva, (z = -2,478, p =

,013). La única dimensión que no registró diferencias significativas fue Orientación (z =

-,220, p = ,826). Al igual que en el PII, en la dimensión de Duración como en la de

Involucramiento hay una respuesta categórica preferida para los participantes con

valores de significación aproximados (ver tabla 13).

87

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado

15 Fuera

24 Horizontal

97 Prospectiva

62 Puntual

175 Dentro

166 Vertical

93 Retrospectiva

128 190 190 190 190

Tabla 13: Distribución de respuestas preferidas para PPSI

En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA

realizada mostró diferencias significativas para la dimensión de Duración [F(1,37) =

4,611, p ‹ ,040]; para la dimensión de Orientación, [F(1,37) = 8,808 p, ‹ ,007] y para la

dimensión de Perspectiva, [F(1,37) = 5,369, p ‹ ,030]. En la dimensión de

Involucramiento no se reportaron diferencias significativas entre el grupo experimental

1 y el 2. Respecto a Duración, las medias señalan que el grupo 1 (procedimiento

remoto) (3,976ms) fue más lento respecto al grupo 2 (procedimiento inmediato)

(2,601ms). Respecto a Orientación, las medias señalan que el grupo 1 (3,795ms) fue

más lento respecto al grupo 2 (2,460ms). Respecto a Perspectiva, las medias señalan

que el grupo 1 (4,468ms) fue más lento respecto al grupo 2 (3,236ms).

Para este tiempo verbal, en el grupo experimental 2 hay diferencias

significativas de TR entre la dimensión de Orientación y la de Perspectiva [t(18) = -

2,170; p ‹ ,05]. La primera de estas dimensiones presenta una media más reducida frente

a las medias para ambos grupos de la otra dimensión. Aunque respecto a la dimensión

de Duración, la de Perspectiva no alcanzó contrastes significativos, se reportó un valor

muy cercano [t(18) = -2,043; p = ,56]. En este caso, la media de los TR de la dimensión

de Duración fue más reducida. Se verá que en ambos contrastes entre dimensiones la de

Perspectiva reportó medias de TR menos reducidas. Respecto a Involucramiento, la

dimensión de Perspectiva carece de diferencias significativas.

En suma, las dimensiones de Duración, de Involucramiento y de Perspectiva

registraron diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta categórica; por

su parte, Duración, Orientación y Perspectiva reportaron contrastes significativos entre

los TR según grupo experimental y, finalmente, en el grupo 2, Orientación y

Perspectiva mostraron diferencias significativas entre dimensiones.

88

Según este análisis, la dimensión de Perspectiva fue la única que para este

tiempo verbal mantuvo diferencias significativas en las tres comparaciones realizadas.

Mientras Involucramiento fue la única dimensión que no reportó contrastes

significativos en lo relativo a las mediciones de TR; en contraste, la dimensión de

Orientación no mostró variaciones significativas en lo relativo a la comparación entre

opciones de respuesta categórica.

4.4.3. Pretérito Imperfecto de Subjuntivo (PIS)

Para este tiempo verbal, la Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon reportó

diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta para la dimensión espacial

de Involucramiento, (z = -2,733, p ‹ ,01). Las otras dimensiones espaciales (Duración,

Orientación, Perspectiva) no registraron contrastes significativos. Al igual que en los

otros paradigmas verbales incluidos en la prueba experimental (PII [z = -4,236, p ‹ ,001]

y PPSI [z = -5,313, p ‹ ,001]), la dimensión de Involucramiento mostró una respuesta

categórica preferida. En contraste con el PPSI, sólo en la dimensión de Involucramiento

hay una respuesta categórica preferida para los participantes con un valor de

significación aproximado al registrado en PII y PPSI (ver tabla 14).

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado

107 Fuera 128

Horizontal 107

Prospectiva 87

Puntual 83

Dentro 62

Vertical 83

Retrospectiva 102

190 190 190 190

Tabla 14: Distribución de respuestas preferidas para PIS

En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA

realizada registró contrastes significativos para la dimensión de Duración [F(1,37) =

13,885 p ‹ ,002]; para la dimensión de Involucramiento, [F(1,37) = 7,282 p ‹ ,02] y para

la dimensión de Orientación, [F(1,37) = 9,473 p ‹ ,005]. En la dimensión de Perspectiva

89

no se reportaron diferencias significativas entre los grupos 1 y 2. Respecto a Duración,

las medias señalan que el grupo 1 (procedimiento remoto) (6,051ms) fue más lento

respecto al grupo 2 (procedimiento inmediato) (3,080ms); respecto a Involucramiento,

las medias señalan la misma tendencia en el grupo 1 (4,286ms) comparado con el grupo

2 (2,670ms), y, en lo relativo a Orientación, las medias señalan que el grupo 1

(4,292ms) fue más lento respecto al grupo 2 (3,249ms).

El TR presenta diferencias significativas entre dimensiones para el grupo 1.

Estos contrastes se registraron entre Duración e Involucramiento [t(18) = 2,462; p ‹ ,03];

Duración y Orientación [t(18) = 2,532; p ‹ ,03], y Duración y Perspectiva [t(18) = 2,480;

p ‹ ,03]. Como se muestra, las tres dimensiones reportan medias más reducidas respecto

a la de Duración y ningún contraste de TR significativo entre ellas.

En suma, sólo la dimensión de Involucramiento reportó diferencias significativas

entre las dos opciones de respuesta categórica, como en las medias de TR entre grupos y

entre dimensiones; por su parte, Duración y Orientación registraron contrastes

significativos tanto entre las medias de TR por grupo experimental como por dimensión.

Finalmente, Perspectiva sólo mostró diferencias significativas en las medias de TR

respecto a dimensión.

Comparado entre dimensiones, mientras para Involucramiento el análisis

estadístico indicó una respuesta categórica preferida en los tres paradigmas verbales

revisados en la prueba experimental, para Duración reveló una preferencia de respuesta

categórica en los paradigmas verbales de Indicativo incluidos en la prueba. Comparadas

las medias de TR entre grupos, mientras para PIS los contrastes significativos entre

dimensiones se presentaron en el grupo experimental 1 (procedimiento remoto); para

PPSI, estas diferencias se reportaron en el grupo 2 (procedimiento inmediato). En un

comportamiento general, el grupo experimental 1 resultó el más lento en las

dimensiones donde hubo variaciones significativas.

90

5. DISCUSIÓN

El objetivo de esta discusión es valorar si nuestro experimento ha sido capaz de

proporcionar evidencia experimental sobre la validez psicológica de la hipótesis de la

metaforización espacial del tiempo en el Pretérito Imperfecto, Pretérito Perfecto Simple

de Indicativo y Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano. A diferencia de otros

estudios, que atienden a la oración –sin diferenciar el tiempo verbal de las acciones o

estados en ellas referidas- como un conjunto para el estudio de la metáfora espacial del

tiempo en el lenguaje, nuestro estudio atendió a tres distintos paradigmas verbales del

castellano dedicados a la representación lingüística del pasado en oraciones afirmativas

simples; homologando en unos casos y en otros suprimiendo a los otros materiales

léxico-gramaticales que en la oración son incidentes en la representación del tiempo.

En esta discusión nos plantearemos en primer lugar la adecuación metodológica

en referencia a dos aspectos. Primero, el planteamiento del patrón espacial -con sus

ubicaciones preferentes esperadas en cuatro dimensiones- como instrumento para dar

operatividad experimental a la hipótesis de la metáfora del procesamiento espacial del

tiempo en los paradigmas verbales estudiados; segundo, cuán pertinente fue realizar dos

procedimientos de aplicación (remoto e inmediato) para valorar los efectos del intervalo

tanto en la elección de las opciones de respuesta preferidas por los participantes como

en sus tiempos de decisión.

Cabe recordar que se considero que los efectos del intervalo involucrarían tanto

a las preferencias de las respuestas de la ubicación espacial, por la eventual vigencia

psicológica de la metáfora facilitada por los dibujos utilizados en la prueba, como a la

medida del TR, por el eventual aprendizaje de la tarea experimental, sea que los

participantes mantuvieran o cambiaran sus respuestas preferidas en la sesión 2 respecto

a la sesión 1 en ambos procedimientos experimentales.

En referencia al patrón espacial, a partir de la hipótesis suave de la Metaphorical

Structuring View (Boroditsky, 2000), y como instrumento para explorar de manera

experimental la hipótesis de la metáfora espacial de las categorías gramaticales de

Tiempo, Aspecto y Modo, se definió al patrón espacial preferente como la elección

esperada de una entre dos ubicaciones en cuatro dimensiones espaciales propuestas.

Estas fueron, para la relación Tiempo verbal-Aspecto: Duración (prolongado/puntual);

para el Modo: Involucramiento (dentro/fuera); para el Tiempo verbal: Orientación

(vertical/horizontal), y para el Aspecto: Perspectiva (prospectiva/retrospectiva).

91

El cumplimiento de la hipótesis se expresaría como una tendencia significativa a

la coherencia entre las ubicaciones espaciales reportadas como preferidas con las

esperadas como preferentes en el patrón espacial propuesto para cada paradigma verbal

incluido en el estudio (ver tablas 3 y 4).

Según los resultados de este experimento, se puede sugerir que las dimensiones

de Duración e Involucramiento -dos de las cuatro propuestas en el patrón espacial para

facilitar la metáfora espacial de la representación lingüística del tiempo a cargo de los

paradigmas verbales del castellano- tienen un sustrato psicológico. Efectivamente, los

resultados muestran que en ambas dimensiones hubo ubicaciones espaciales

significativamente preferidas –coherentes con el patrón espacial preferente de cada

paradigma verbal- por los participantes en ambos procedimientos experimentales.

Por otro lado, teniendo en cuenta el diseño del experimento, es posible pensar

que la metáfora espacial se ha presentado en el procesamiento mental en razón de que

fue facilitada a través del Prime espacial.

Por lo tanto, una explicación más parsimoniosa de los resultados debería

considerar que la metáfora espacial podría no ser la vía regular de procesamiento mental

de los paradigmas verbales, sino que hay consistencia entre rasgos espaciales mostrados

en el Prime espacial y rasgos temporales mostrados en el Target lingüístico (la oración).

Estos rasgos fueron recogidos por las dimensiones de Duración e Involucramiento.

Puesto que no todas las dimensiones espaciales propuestas reportaron

ubicaciones espaciales preferidas para los tres paradigmas verbales estudiados, por no

haber alcanzado significación estadística en todos ellos, sugerimos que la validez

psicológica de la metáfora espacial del tiempo en el procesamiento de los paradigmas

verbales del castellano es, de principio, bastante limitada. De mayores explicaciones nos

ocuparemos en subapartados específicos para cada paradigma verbal como en una

posterior exposición de las dimensiones espaciales en si mismas.

Sin embargo, para explorar un planteamiento general de la metáfora espacial en

la sistemática verbal del castellano, las cuatro dimensiones propuestas resultaron

pertinentes porque permitieron designar rasgos espaciales específicos a los cuales

asociar cada paradigma verbal y porque, como muestran los resultados, ninguna

ubicación espacial no esperada en el patrón espacial preferente adquirió significación.

Ciertamente, no todas las ubicaciones espaciales esperadas del patrón espacial

92

preferente y facilitadas a través del Prime espacial fueron significativas, pues sólo hubo

significación en algunas de ellas.

Debido a esta última diferencia entre la significación de algunas ubicaciones

espaciales esperadas y la ausencia de significación estadística de las no esperadas,

consideramos que el patrón espacial preferente fue un instrumento adecuado en la

interpretación espacial de las características formales y representacionales de las

diferencias de Tiempo verbal, Aspecto y Modo que el estudio de la lengua castellana ha

atribuido a los paradigmas verbales de este estudio (Aletà, 2004, Palacio, 2009).

El anterior es un tema que a nuestro juicio hace necesaria una evaluación de la

pertinencia y la precisión de los dibujos utilizados en el Prime espacial para la

facilitación. De la capacidad de los estímulos facilitadores utilizados para representar

con precisión al patrón espacial, nos ocuparemos en los subapartados dedicados a cada

paradigma verbal y haremos un comentario en el último subapartado de esta discusión.

A continuación se expondrán los rasgos espaciales específicos a cada paradigma

verbal estudiado, recogidos a partir de los resultados del posicionamiento espacial sobre

la información lingüística solicitada a los participantes de los dos procedimientos

experimentales realizados.

5. 1. PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO (PII)

Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística

de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado

en la que el evento se representa con una Duración prolongada; implica un

Involucramiento no inmediato, puesto que requiere trasladarse cognitivamente al

espacio del pasado; y la distancia entre el evento de habla y el evento enunciado se

representa con una Orientación horizontal, porque hay entre ellos una relación

secuencial en la línea de tiempo.

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo (ver figura

15) utilizada, “pintaba” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un

espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que para la

representación mental la acción designada por el verbo se prolonga durante el

transcurrir de la escena en su conjunto y esto se materializa en una mayoría de

respuestas 1.

93

1 2

X

Cecilia pintaba la pared

Figura 15: Lámina de trabajo para Duración en PII

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada

(ver figura 16), “atrapaba” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un

espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la

representación mental del espacio elabora, para el transcurrir de la escena en su

conjunto, un estatus de realidad no inmediata por el involucramiento de ambos

momentos (de habla y del evento enunciado) en la misma línea de tiempo. Lo dicho se

materializó en una mayoría de respuestas 2.

12

Pablo atrapaba el balón

Figura 16: Lámina de trabajo para Involucramiento en PII

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada

(ver figura 17), “olía” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un

espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la

94

representación mental de la acción designada por el verbo ubica al transcurrir de la

escena como punto anterior de la orientación horizontal del avance secuencial de una

línea de tiempo. Lo anterior se materializó en una mayoría de respuestas 1.

1 2

Cristina olía un perfume

Figura 17: Lámina de trabajo para Orientación en PII

Tal representación espacial del PII es consiste con el señalamiento (Palacio,

2009: 2-4) de que este paradigma verbal describe un tramo interno, haciendo

abstracción de su inicio y de su término, es decir, con límites temporales difusos. La

ubicación preferida “Dentro”, es decir, Involucramiento, es consistente con el

señalamiento según el cual el evento enunciado es representado como vigente en aquel

momento al que nos trasladamos en nuestra representación mental (Palacio, 2009: 2-4).

Aunque los datos arrojados en PII señalan ubicaciones espaciales preferidas en

Duración, Involucramiento y Orientación que son consistentes con el patrón espacial

esperado para este paradigma verbal (ver tabla 3), el número de respuestas obtenido

para la dimensión de Perspectiva no permite adscribir completamente PII al patrón

espacial esperado como preferente porque no está verificado en los datos que los

participantes procesen mentalmente dicho paradigma verbal desde una prospectiva.

En abono a la validez psicológica de la metáfora espacial, dos de las tres

ubicaciones espaciales registradas como preferidas –Involucramiento y Orientación-

remiten a categorías gramaticales que Molho (1975) plantea involucradas directamente

en lo que denomina la representación espacial de la conjugación (ver tabla 3).

95

Por otra parte, el dibujo utilizado para la dimensión de Perspectiva (ver figura

18) resultó, como sugirieron tanto los resultados como los comentarios de algunos

participantes, impreciso para el posicionamiento espacial sobre la información

lingüística solicitado a los participantes, dado que favoreció la asociación de la

retrospectiva al corte temporal del pasado y de la prospectiva al corte temporal del

futuro, es decir, a una diferencia de tiempo respecto al momento de habla y no a una

diferencia de Aspecto.

Manolo saborease unos dulces

2 1

Figura 18: Lámina de trabajo para Perspectiva en PII

Sobre la pertinencia de la dimensión espacial de Perspectiva al patrón espacial

preferente de cada paradigma verbal y sobre lo que sugiere respecto a los límites de la

validez psicológica de la metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales del

castellano, volveremos en una sección de la discusión dedicada a las dimensiones.

Considerando que para PII no hubo diferencias significativas de TR entre los dos

procedimientos experimentales, salvo para la dimensión de Duración, hemos de señalar

que para este paradigma verbal el aprendizaje de la tarea causado por la brevedad del

intervalo en el procedimiento inmediato y la ausencia de dicho aprendizaje en el remoto

no afectó al TR.

La salvedad mencionada respecto a la dimensión de Duración obedece a que ésta

fue la primera dimensión del patrón espacial que se presentó a los participantes en la

ejecución de la prueba, por lo que –potencialmente- la ausencia de aprendizaje de la

tarea podría registrar un contraste mayor en la medición del TR entre procedimientos

96

respecto al reportado entre los estímulos de las dimensiones programadas como

subsecuentes. Coherente con lo anterior, y como se explicará para PPSI y PIS en los

subapartados correspondientes, la dimensión de Duración registró entre procedimientos

experimentales un TR significativamente más lento para los tres paradigmas verbales

incluidos en el estudio.

También, la concordancia de ubicación espacial preferida y no preferida entre

ambos procedimientos (figuras 19 y 20) para PII –de igual manera para PPSI y para

PIS, como ser verá en sus respectivos subapartados- muestra que la diferencia de

intervalo no provocó una tendencia significativa a modificar las ubicaciones preferidas

iniciales para este paradigma verbal.

Tales resultados sugieren que la diferencia de aprendizaje de la tarea y la

eventual recuperación de las ubicaciones espaciales seleccionadas en la sesión 1 para el

procedimiento inmediato, como la ausencia de dicho aprendizaje y dicha recuperación

en el procedimiento remoto, se pueden explorar a través de las diferencias del TR entre

grupos. Estos resultados apoyan la expectativa de que los participantes del

procedimiento remoto registrarían un TR más prolongado y los del procedimiento

inmediato otro más corto, tanto en la medida de la diferencia entre aprendizaje, para el

procedimiento inmediato, como no aprendizaje de la tarea, para el remoto.

La repetición en la sesión 2 de las ubicaciones espaciales seleccionadas –

preferidas y no preferidas- en la sesión 1 de ambos procedimientos experimentales para

el PII, al igual que para PPSI y PIS -como se verá en sus correspondientes

subapartados-, es interpretada por nosotros -allí donde los resultados han reportado una

ubicación espacial preferida- como índice de un sustrato psicológico de la metáfora

espacial del tiempo en los paradigmas verbales estudiados; pero también como un

índice de la ausencia de dicho sustrato en aquellas dimensiones del patrón espacial

donde los resultados para cada paradigma verbal del estudio no registraron ubicaciones

espaciales preferidas por los participantes.

97

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 19: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PII

para el grupo 1

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 20: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PII para

el grupo 2

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1,

horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva

**

** **

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, Retrospectiva; 2, Prospectiva

** **

**

98

5. 2. PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE DE INDICATIVO (PPSI)

Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística

de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado

en la que el evento se representa con una Duración puntual; implica un Involucramiento

inmediato, puesto que requiere atraer cognitivamente el evento al espacio del presente;

y la Perspectiva de la relación entre el evento de habla y el evento enunciado se

representa con una retrospectiva porque representa al momento del evento enunciado

con el rasgo de conclusión de la acción enunciada.

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada

(ver figura 21), “comió” es el índice de la representación mental de la escena enunciada

como un espacio temporal puntual y limitado (anterior al momento de habla del

intérprete) en el que se desarrolla la acción designada por el verbo. Lo anterior se

materializó en una mayoría de respuestas 2.

1 2

X

Luis comió tapas

Figura 21: Lámina de trabajo para Duración en PPSI

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada (ver

figura 22), “empujó” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un espacio

temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la representación

mental del espacio otorga al conjunto del transcurrir de la escena un estatus de realidad,

con el involucramiento espacial del agente en la finitud de la acción designada por el

verbo. Lo anterior se materializó en una mayoría de respuestas 2.

99

1 2

Juan empujó un coche

Figura 22: Lámina de trabajo para Involucramiento en PPSI

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada (ver

figura 23), “bebió” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un espacio

temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la representación

mental de la acción designada por el verbo ubica a la puntualidad de la escena en una

perspectiva que constituye al momento de habla como destino hacia el cual el momento

del evento enunciado se mueve, en un espacio de tiempo. Lo anterior se materializó en

una mayoría de respuestas 2.

Mercedes bebió unas gotas

1 2

Figura 23: Lámina de trabajo para Perspectiva en PPSI

100

Tal representación espacial del PPSI es consistente con el señalamiento (Palacio,

2009: 2-4) que indica a este paradigma como aquel que presenta estados, procesos o

acciones como totalmente realizados y concluidos. La representación espacial de la

dimensión de Duración como “Puntual” es consistente con lo anterior puesto que

representa a la escena enunciada como un sitio discreto y bien definido en un espacio.

Según lo que hemos propuesto en la modelación espacial de los tiempos verbales

del castellano, la “Retrospectiva” colabora a la representación de esa “puntualidad del

evento” puesto que, para atraer el momento del evento enunciado al momento del

evento de habla, el primero ha de constituirse como un espacio discreto y delimitado.

Sobre la modelación realizada de la sistemática verbal del castellano en la

introducción teórica de este reporte, la coincidencia de los resultados de PII y PPSI

respecto a la dimensión de Involucramiento es consistente con el planteamiento del

Indicativo como parte del conocimiento de la realidad.

Como en PII, los resultados muestran que también para este paradigma verbal

hubo en ambos procedimientos experimentales una tendencia a mantener en la sesión 2

las ubicaciones espaciales preferidas de la sesión 1 (figuras 24 y 25).

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 24: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PPSI

para el grupo 1

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva

** **

*

101

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 25: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PPSI

para el grupo 2

Considerando que hubo diferencias significativas de TR entre los dos

procedimientos experimentales para la dimensión de Duración, de Orientación y de

Perspectiva resulta pertinente sugerir que el TR más lento, él del grupo 1, fue causado

por el no aprendizaje de la tarea. Lo anterior valió tanto para las ubicaciones espaciales

preferidas en Duración y Perspectiva como para la indiferencia de ubicación en

Orientación mencionada en la página anterior.

Tales datos nos permiten insistir en que la diferencia en el TR entre

procedimientos fue relativa al aprendizaje de la tarea, y en todo caso a la eventual

recuperación de la información en el procedimiento inmediato –en caso de que los

participantes hayan seguido esta última estrategia para decidir sus respuestas-, puesto

que las ubicaciones espaciales preferidas para PII –como para PPSI, según señalaron los

resultados- no se registraron asociadas siempre a los TR más reducidos en ambos

procedimientos. A fin de desarrollar la interpretación de este último dato con una

perspectiva que incluya a los tres paradigmas verbales del estudio, volveremos en un

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva

** **

*

102

subapartado de esta discusión dedicado a la medición del TR y al sustrato psicológico

de las ubicaciones espaciales preferidas del patrón espacial.

Nuevamente, las diferencias de TR, fuesen ubicaciones espaciales preferidas o

no lo fuesen, no se reportaron asociadas a una modificación significativa de las

ubicaciones espaciales preferidas.

Sobre la relación entre el PII y el PPSI, conviene rescatar lo señalado por un

estudio de Aparici, Díaz y Cortès (1996) según el cual los tiempos verbales –en

castellano y catalán- que primero adquieren los infantes son el Presente de Indicativo y

el PPSI, así como la primera y la tercera persona del singular. Se verá en ello dos

asuntos de la mayor relevancia para nuestro estudio: Uno, que para la conducta

lingüística del castellano peninsular el PPSI tiene una primacía de adquisición con

potenciales efectos respecto a los otros paradigmas referentes del pasado y que la

adquisición de las personas gramaticales –como parte, con el género y el número, del

soporte de la conjugación verbal (Molho, 11975)- es una condición fundamental y un

logro previo a la flexión verbal en la adquisición y de la posibilidad de la metáfora

espacial pues la persona gramatical remite al anclaje del sujeto en la situación de habla

desde donde se ubica respecto a la secuencia de tiempo.

5.3. TR INTERDIMENSIONAL PARA PII Y PPSI

Dado que los resultados en la dimensión de Orientación no reportaron una ubicación

espacial preferida (ubicación 1: 97 respuestas; ubicación 2: 93 respuestas, ver tabla 13)

en este paradigma verbal, pero sí en su contraparte en el ámbito del pretérito de

indicativo (PII), la indiferencia estadística mostrada (z = -,220, p = ,826) entre la

preferencia de los participantes por la ubicación horizontal o por la ubicación vertical

sugiere que la metáfora espacial de este paradigma verbal acepta por igual la cercanía y

la lejanía entre el momento del evento enunciado y el momento de habla; mientras que

la metáfora espacial de PII tiene preferencia por la lejanía entre ambos momentos. Es

decir, la metáfora espacial en PPSI es más flexible en cuanto a las opciones de

simultaneidad y secuencialidad; no así en PII.

También, la existencia de ubicaciones preferidas para Orientación y la

indiferencia para Perspectiva en PII, así como el resultado opuesto para PPSI, con

preferencia por las ubicaciones opuestas, es coherente con la propuesta de una fuerte

diferenciación entre la prospectiva y la retrospectiva del movimiento de Ego en el

103

Indicativo; así como con la doble opción de antes y el después de la línea de tiempo a

partir del evento de habla en dicho Modo.

5. 4. PRETÉRITO IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO (PIS)

Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística

de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado

en la que el evento se representa como un espacio a donde el intérprete no tiene acceso

cognitivo, en el sentido de un no Involucramiento. Así, el enunciante no puede

trasladarse cognitivamente al espacio del pasado ni el evento puede ser atraído

cognitivamente al espacio del presente.

A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada

(ver figura 26), “empujase” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un

espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) cuya representación

mental excluye a la escena enunciada del transcurrir del tiempo en el que se encuentra el

momento de habla. De allí, el estatus de irrealidad del evento enunciado. Lo anterior se

materializó en una mayoría de respuestas 1.

1 2

Juan empujase un coche

Figura 26: Lámina de trabajo para Involucramiento en PIS

Tal representación espacial del PIS es consiste con los señalamientos (Palacio,

2009: 2-4; Aletà, 2004) que muestran a este paradigma verbal como aquel que presenta

estados o acciones deseables o posibles mientras ocurren, es decir, con una vigencia

104

posible en el momento de los acontecimientos representados por el paradigma verbal al

cual está subordinado.

También, la preferencia significativa por la ubicación espacial “Fuera” en

Involucramiento es consistente con el planteamiento del Subjuntivo como el Modo de lo

que el enunciante procesa y representa como irrealidad en la modelación espacial de los

tiempos verbales del castellano que hemos propuesto en la introducción teórica de este

reporte. La ausencia de ubicaciones espaciales preferidas en las otras dimensiones es

consistente con el planteamiento de la pérdida de la rigidez de la distinción antes-

después en este Modo que expusimos en la modelación espacial referida en este párrafo.

Los resultados fueron contrarios a la modelación del PIS como un paradigma

verbal con una ubicación espacial “Retrospectiva”; pero tal resultado ha de ponderarse

desde los efectos de la subordinación del Subjuntivo al Indicativo –que remitimos a

través de los señalamientos de Aletà (2004)- en la metáfora espacial del tiempo y

ofrecen una oportunidad para valorar el señalamiento de Boroditsky sobre lo inadecuada

que puede ser la distinción entre Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving

Metaphor en paradigmas verbales que organicen la simultaneidad entre Ego y el Objeto.

Lo anterior, en el entendido de que la irrealidad, al no ubicarse en un sitio de la

secuencia de lo real, constituye una potencial simultaneidad, un mundo cognitivamente

paralelo donde la secuencia de los cortes temporales entre pasado, presente y futuro al

momento de habla está subordinada a la diferencia prospectiva / retrospectiva, como

hemos señalado en la modelación espacial que hemos presentado del Subjuntivo y sus

paradigmas verbales en la introducción teórica de este reporte.

105

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 27: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PIS

para el grupo 1

0

20

40

60

80

100

Duración Involucramiento Orientación Perspectiva

Tur

nos

Ubicación 1 Ubicación 2

Figura 28: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PIS

para el grupo 2

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva

**

Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva

**

106

Como muestran las figuras 27 y 28, las ubicaciones espaciales no preferidas para

Duración, para Orientación y para Perspectiva presentaron variaciones de grado entre

los dos procedimientos experimentales. A su vez, la figura muestra un aumentó de la

preferencia por la ubicación espacial “Fuera” en Involucramiento. Este resultado sugiere

que el aprendizaje de la tarea reforzó notoriamente el posicionamiento espacial de los

participantes a favor de la ubicación espacial esperada como preferente. No sucedió así

respecto a los paradigmas verbales del Indicativo involucrados en el estudio.

La diferencia anteriormente señalada del PIS respecto a los dos paradigmas

verbales de Indicativo (PII, PPSI) incluidos en el estudio abona a favor de que la

ausencia de acceso cognitivo al evento enunciado, propio de la ubicación espacial

“Fuera” -en el sentido de no poder dar en la representación lingüística marcas de finitud

al evento enunciado-, quita a las otras dimensiones del patrón espacial cualquier sustrato

psicológico porque mantiene al momento del evento enunciado “Fuera” del transcurrir

del tiempo en el que se encuentra el momento de habla como organizador de la metáfora

esquematizada en el patrón espacial.

En el mismo sentido, aunque desde el patrón espacial preferente se esperaba una

preferencia por las ubicaciones espaciales “Vertical” -para Orientación- y

“Retrospectivo” -para Perspectiva-, la indiferencia de ubicación espacial reportada en

estas dos dimensiones se puede explicar con la dependencia del PIS respecto al

paradigma verbal del Indicativo o del material gramatical al cual se ancla el Subjuntivo

en la enunciación (Aletà, 2004).

Más aún, dado que nuestro diseño experimental presentó al PIS en un Target

verbal formado por una oración afirmativa simple, sin asociar a dicho paradigma verbal

con ningún material gramatical o paradigma verbal de Indicativo, dicho diseño sirvió

para confirmar tal relación de dependencia sugerida por Aletà (2004). La ausencia de

ubicaciones espaciales preferidas para PIS en las distintas dimensiones –salvo

Involucramiento- confirmó a la ubicación espacial “Fuera” como el único rasgo de la

metáfora espacial del tiempo en PIS con sustrato psicológico.

Considerando que los resultados reportaron un TR significativamente más

prolongado tanto para la dimensión de Duración, la de Involucramiento y la de

Orientación en el procedimiento remoto, la ausencia de aprendizaje de la tarea en la

sesión 2 aumentó el TR tanto de dos dimensiones –Duración y Orientación- donde no se

107

registró una ubicación espacial preferida como de otra dimensión –el Involucramiento-

donde sí se logró dicho registro.

Respecto a las explicaciones de las diferencias de TR entre procedimientos como

entre dimensiones, era además previsible que el Target verbal de PIS requiriera más

atención de los participantes para la realización de la tarea solicitada porque en la

representación lingüística hay una diferenciación mayor entre éste paradigma y el par

PII y PPSI, que la distancia para la misma representación entre estos dos últimos como

formas del Indicativo.

Según los resultados, las diferencias significativas de TR entre dimensiones se

reportaron en el procedimiento remoto, y correspondieron a un TR en la dimensión de

Duración significativamente más amplio respecto a las otras dimensiones (ver anexo 10,

tabla 26). Como explicación, podemos señalar, como lo hicimos para PII, que la

Duración fue la primera dimensión que se presentaba a los participantes en la ejecución

de la tarea, por lo que la ausencia de aprendizaje podría dar lugar a un contraste mayor

en el TR entre procedimientos experimentales respecto al registrado entre los estímulos

de las dimensiones subsecuentes.

Lo dicho en los dos últimos párrafos obliga tanto unos comentarios sobre la

similitud estimular del Target verbal como respecto al papel del aprendizaje de la tarea

en el TR que se expondrán en el subapartado siguiente sobre la relación entre el TR y el

sustrato psicológico de las ubicaciones espaciales preferidas porque en ambos casos

dichas consideraciones no se limitan a los resultados reportados en el PIS.

5. 5. RELACIÓN ENTRE LA MEDICIÓN DE TR Y UBICACIONES ESPACIALES

PREFERIDAS

Esta discusión ha interpretado los resultados en el sentido de que no hubo asociación de

las ubicaciones espaciales preferidas con una medida de TR más breve o con menos

dispersión. Es decir, que las ubicaciones espaciales preferidas hubieran sido

seleccionadas en un TR más breve por los participantes en cualquiera de los dos grupos

de participantes. Las diferencias de TR obedecieron, como ya se mencionó, al

aprendizaje de la tarea y a la diferencia de procedimientos experimentales.

Además, según los resultados, para los dos procedimientos experimentales, en

los tres paradigmas verbales del estudio, las ubicaciones espaciales preferidas fueron

tales desde la primera sesión y no mostraron una modificación significativa en la sesión

108

2. Es decir, que la diferencia de aprendizaje de la tarea no afectó a la preferencia de

ubicaciones espaciales.

Según interpretamos los resultados, la complejidad de la metodología utilizada

comprendió un conjunto de características con efectos en el aprendizaje de la tarea y en

la medida de TR como índice de dicho aprendizaje. Estas características remiten a: la

diferencia entre dos procedimientos, la secuencia de presentación de las dimensiones

espaciales a través del Priming espacial, y la precisión de dicho estímulo facilitador para

representar a las ubicaciones del patrón espacial.

Para controlar la tendencia a registrar un TR más largo cuando hay similitud

estimular, se presentaron los estímulos –Prime espacial y Target verbal- en orden

aleatorio. De manera más precisa, ello significó que para cada dimensión espacial se

presentaron cinco verbos en cada uno de los tres paradigmas verbales del estudio. Así,

hubo en cada bloque experimental sólo tres Target verbales que sólo modificaban la

conjugación verbal y mantenían los mismos componentes de la oración intactos (p. e.

“Juan empujó un coche”, “Juan empujaba un coche” y “Juan empujase un coche”).

A diferencia del orden aleatorio de los turnos estimulares Prime-Target, las

dimensiones espaciales siguieron siempre el mismo orden secuencial porque se estimó –

por los resultados de ensayos con voluntarios- inconveniente adicionar a la complejidad

de la metodología otro rasgo que, potencialmente, afectaría significativamente el

aprendizaje de la tarea y enlentecería el TR. En todo caso, se podría realizar una prueba

donde se elimine la variable procedimiento experimental para ser sustituida, como

variable, por otra secuencia de exposición a las dimensiones.

Algunos resultados en los tres paradigmas verbales del estudio sugieren explorar

en el futuro las diferencias en las medidas del TR más allá de la explicación como

diferencias del aprendizaje de la tarea, pero tampoco nuestro experimento, por su

diseño, variables y resultados, nos permite desarrollar una explicación. Los resultados

remitidos para esta consideración son:

Primero, el PII fue el único paradigma verbal del estudio en el que no se

registraron diferencias significativas de TR entre procedimientos experimentales, salvo

para la dimensión de Duración. Haciendo de lado a esta última dimensión en materia de

medida del TR, porque su posición de primera dimensión que se presentaba a los

participantes es un potencial de mayor contraste de TR respecto a las dimensiones

subsecuentes, el resultado sugiere explorar si esta estabilidad del TR para las

109

ubicaciones espaciales que resultaron preferidas en PII es un índice de un sustrato

psicológico diferenciado por paradigma verbal.

Segundo, al revisar entre qué dimensiones espaciales se encuentran diferencias

de TR, en los tres paradigmas verbales, notamos que la dimensión de Orientación y la

de Perspectiva –es decir, la tercera y la cuarta en la secuencia de programación del

experimento y de exposición de los participantes al mismo- reportaron un TR más

duradero para el procedimiento inmediato de PPSI y, en contraparte, las dimensiones de

Duración e Involucramiento reportaron un TR más duradero para el procedimiento

remoto de PIS.

En el primer caso, nos referimos al contraste significativo de TR que se reportó

entre la tercera dimensión, Orientación, presentada en la secuencia de bloques

experimentales y la cuarta, Perspectiva, [t(18) = -2,170; p ‹ ,05]. Es decir, entre las tres

primeras dimensiones (Duración, Involucramiento y Orientación) y entre las dos

primeras (Duración e Involucramiento) y la última (Perspectiva) presentadas hubo un

TR sin contrastes relevantes (ver anexo 10, tabla 23).

En el segundo caso, nos remitimos al contraste que se reportó entre la primera

dimensión del bloque experimental -Duración- y las restantes. Duración e

Involucramiento [t(18) = 2,462; p ‹ ,03]; Duración y Orientación [t(18) = 2,532; p ‹

,03], y Duración y Perspectiva [t(18) = 2,480; p ‹ ,03] (ver anexo 10, tabla 26).

Lo dicho en los tres párrafos anteriores señala que los participantes del

procedimiento remoto realizaron el primer bloque experimental –Duración- de la tarea

con un TR significativamente más lento respecto al de los bloques subsecuentes. En

contra parte, también se muestra que los participante del procedimiento inmediato

realizaron el cuarto bloque experimental –Perspectiva- con un TR significativamente

más lento respecto al tercer bloque, pero no respecto a los dos primeros.

Aunque hemos desarrollado una explicación según la cual un TR más duradero

es índice de la ausencia de aprendizaje de la tarea, esta explicación no satisface los

resultados reportados sobre el procedimiento inmediato en el párrafo anterior.

A falta de datos que permitan sugerir alguna explicación de lo anterior, queda

considerar efectos de cansancio –aunque éste enlentecería la respuesta-, diferencias

personales respecto a la vivencia del tiempo o efectos de la complejidad de la

metodología. Otra vía es una prueba que quite al procedimiento experimental como

110

variable y/o que se realice incluyendo solamente las dimensiones del patrón espacial

que reportaron significación estadística.

5.6. RELACIÓN ENTRE DIMENSIONES DEL PATRÓN ESPACIAL

La persistencia de la significación estadística de la dimensión de Involucramiento en

todos los paradigmas verbales del estudio sugiere desarrollar una explicación y

experimentación posterior en la que esta dimensión espacial sea punto de partida para

valorar la validez psicológica de las otras dimensiones de la metáfora. Lo anterior es

consistente con la consideración, presentada en el cuerpo teórico de este estudio, según

la cual la deixis permite al enunciante explicitar en la representación lingüística la

relación entre el momento de habla –su ubicación espacio-temporal- respecto al

momento del evento enunciado a través de un conjunto de material léxico-gramatical.

Es decir, ésta dimensión reportó a la ubicación espacial preferida por los

participantes como significativamente idéntica a la esperada como preferente en cada

paradigma verbal, con ello sugiere una espacialización relevante del Indicativo como

del Subjuntivo, consistente con la representación espacial de la conjugación a cargo del

Modo. Los resultados sugieren que la Duración, la siguiente dimensión que presentó

significación estadística, alcanzó ubicaciones espaciales preferidas opuestas para los dos

paradigmas verbales del Indicativo que se estudiaron. No así en PIS, donde esta

dimensión presentó la ausencia de una ubicación preferida por los participantes. Es

decir, en Indicativo, la diferencia aspectual entre Perfecto e Imperfecto reportó una

distinción claramente definida del primero con “Puntual” y del segundo con

“Prolongado”. Dicho resultado sugiere que la diferencia de Modo, es decir, un

Involucramiento en la ubicación “Fuera”, tiene un efecto desorganizador de la metáfora

espacial para la categoría de Aspecto en los paradigmas verbales del Subjuntivo.

Respecto al procesamiento de la dimensión de Orientación, cabe considerar que

los dibujos seleccionados para la facilitación no diferenciaron con precisión las

ubicaciones espaciales, ni permitieron distinguir entre las opciones de simultaneidad y

secuencialidad como opciones de la relación entre el momento de habla y el momento

del evento enunciado.

Sin embargo, a la luz de los resultados, se puede sugerir, por una parte, que en

los paradigmas verbales estudiados de Indicativo la combinación de la ubicación

espacial “Dentro” con la ubicación espacial “Prolongado” tuvo significativamente

111

asociada a la ubicación espacial “Horizontal”; y, por otra parte, que la combinación de

“Dentro” con “Puntual” resultó en una asociación indiferenciada para las ubicaciones

espaciales de Orientación.

Siguiendo la lógica de descripción que presenta el párrafo anterior, se puede

sugerir que el patrón espacial preferido del PPSI asoció “Dentro” y “Puntual” con

“Retrospectiva”, pues ha sido la Perspectiva la otra dimensión espacial que para dicho

paradigma verbal presentó una ubicación espacial preferida.

Estos resultados sugieren desarrollar una explicación de la validez psicológica

de la metáfora espacial del tiempo a través de los paradigmas verbales en dos vías: Una

primera, restringida al Modo; la segunda, que trascienda a dicha categoría gramatical.

Consideramos que esta segunda, a diferencia de la primera, es transdimensional porque

atiende a las variaciones de la validez psicológica que reportó la metáfora espacial en la

dimensión de Duración, y consecuentemente en las de Orientación y Perspectiva.

Dado que los resultados no mostraron para aquellas dos últimas dimensiones

(Orientación y Perspectiva) del patrón espacial un sustrato psicológico, participarán en

la segunda vía de la explicación en función de la dimensión de Duración, que sí reportó

significación estadística para los paradigmas verbales de Indicativo.

Esta segunda vía de la explicación la desarrollamos como interpretación de las

relaciones que entre Duración-Perspectiva y Duración-Orientación sugieren las

ubicaciones espaciales mostradas como preferidas en los resultados del experimento y

que han sido comentadas tanto en párrafos arriba como en lo referente a cada paradigma

verbal. Los resultados sugieren, como ya proponía el marco teórico sobre las categorías

gramaticales de los paradigmas verbales, que el Modo organiza el procesamiento y la

representación espacial del paradigma verbal, que el Tiempo verbal en su relación con

el Aspecto combina a la conjugación con la espacialización y que la conjugación por si

misma no participa de la metáfora espacial del procesamiento del paradigma verbal. La

Figura 28 reúne estas dos vías de explicación de la validez psicológica de la metáfora

espacial que reporta la tarea experimental solicitada a los participantes.

112

Figura 28: Modelación espacial de los contrastes entre PII, PPSI y PIS a

partir de los resultados experimentales

5. 7. ALCANCES Y LÍMITES DEL DISEÑO EXPERIMENTAL

Dado que los resultados mostraron una coherencia limitada entre las ubicaciones

espaciales preferidas y las esperadas como preferentes para cada paradigma verbal, el

patrón espacial ha sugerido límites relevantes de la validez psicológica de la metáfora

espacial del tiempo para los paradigmas verbales del castellano. Estos límites se

expresaron en la dificultad de encontrar significación estadística en las dimensiones del

patrón espacial –Orientación y Perspectiva- cuya representación espacial fue compleja

y/o imprecisa. Ante tal resultado, cabe tener en cuenta la pérdida de precisión perceptiva

propia de los esquemas espaciales, ya sugerida por Talmy (1983).

Dentro de las dimensiones espaciales planteadas para describir la espacialización

de las categorías gramaticales, la menor significación estadística correspondió a los

dibujos en donde la representación de las relaciones espaciales resultó más compleja e

imprecisa, siendo los casos de las dimensiones que dieron cuenta del Tiempo verbal

como de la relación Aspecto-Voz. Es decir, Orientación y Perspectiva. La falta de

Involucramiento Duración P: Perspectiva O: Orientación

PPSI PII

PIS

Dentro

Fuera

Prolongado Puntual

RETROSPECTIVA HORIZONTAL

113

resultados significativos para esta última dimensión es consistente con la no

participación del Aspecto y la Voz en la representación espacial de la conjugación, ya

sugerida desde el trabajo de Molho (1975)

En contra parte, mientras para Involucramiento el análisis estadístico indicó una

respuesta categórica preferida en los tres paradigmas verbales revisados en la prueba

experimental, para Duración reveló una respuesta preferida en los paradigmas verbales

de Indicativo incluidos en la prueba. Los dibujos utilizados en el Prime espacial para

estas dos dimensiones no adolecían de la complejidad y la imprecisión presente en los

mencionados en el párrafo anterior porque los rasgos espaciales que señalaron eran más

claramente identificados por los participantes.

A pesar de su utilidad, el patrón espacial preferente representó la elección entre

dos opciones únicamente, sin plantear posibilidades intermedias entre dos opuestos

espaciales; los dibujos presentados mostraron formas abstractas que por lo tanto podían

facilitar interpretaciones diversas en la asociación solicitada y el valor semántico de los

verbos implica una orientación de la acción o estado por el verbo designado hacia

determinadas posibilidades espaciales (p. e. subir vs. bajar), determinados grados de

completud de la acción (perseguir vs. dormir) y determinados argumentos.

Por ejemplo, golpear: Agente o actor, alguien o algo que golpea –origen de la

acción; paciente u objeto, alguien o algo que es golpeado –dirección o meta de la

acción; instrumento, alguien o algo que sirve para golpear -modo de dirigir la acción;

beneficiario, alguien o algo que se beneficia por la acción de golpear al paciente –

perspectiva de logro de la acción y Locativo, lugar donde se realiza o se recibe el golpe.

Como recurso de estudio, tanto el paradigma de facilitación como los estudios de

TR han mostrado una utilidad relativa para el estudio de la validez psicológica de la

metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales toda vez que ayudaron a

ponderar las preferencias del posicionamiento espacial solicitado a los participantes

desde distintas características del procesamiento del lenguaje.

El conjunto de resultados y la reflexión en torno a ellos sugieren:

Primero, escapar de la complejidad y de la imprecisión de un simbolismo gráfico

como el usado –necesitado de la nomenclatura presentada en la lámina de Simbología

(ver anexo 1)- para representar al MEE y su localización espacial respecto al MH.

Como característica general, dichos estímulos espaciales habrán de ser intuitivos, es

decir, que, tras un Prime verbal –un verbo conjugado- el diseño experimental solicite a

114

los participantes dar una respuesta motriz a un Target espacial sencillo sin necesidad de

nomenclatura alguna. Por ejemplo, mover una palanca en la dirección y orientación de

una flecha, tomada de entre un conjunto de ubicaciones espaciales de las mismas.

Como parte de dicho diseño, sugerimos organizar las ubicaciones espaciales de

cada dimensión en tres ejes (x, y, z), Orientación, Involucramiento y Duración,

respectivamente, como un sistema de coordinación y de ejes de rotación corporal.

Para ello, estamos revisando la conveniencia de dividir el estudio en dos pruebas

experimentales diferentes. Una que atiende al Modo y al Tiempo verbal, es decir, a las

dimensiones de Involucramiento y Orientación, respectivamente, con las ubicaciones

arriba-abajo para el eje y, y las opciones izquierda o derecha, en el eje x. Otra que

atienda a la relación del Aspecto con el Tiempo verbal, es decir, la dimensión de

Duración, con las opciones atrás o adelante, para el eje z, y las opciones prolongado o

puntual, para el eje x.

La prueba experimental no presentaría a las ubicaciones como opciones para

decidir, al estilo de la tarea aquí reportada, sino que las opciones del Target visual serían

flechas, líneas o formas geométricas que se caracterizan por representar a las

ubicaciones espaciales planteadas en el párrafo anterior.

Se verá que, en las dos pruebas experimentales sugeridas, la categoría de

Tiempo verbal, a través de la dimensión de Orientación, se presenta asociada a otra

dimensión espacial. La justificación de ello se encuentra en el hecho de que, según los

resultados de la prueba aquí reportada, fueron Duración e Involucramiento quienes

reportaron ubicaciones espaciales preferidas. Es decir, que la categoría del Tiempo

verbal cobra relevancia en la metáfora espacial del tiempo en el lenguaje a través de su

imbricación con las categorías gramaticales de Modo y Aspecto.

Segundo, realizar un estudio comparativo entre dos lenguas que cuenten con

sistemáticas verbales diferenciadas respecto al Aspecto o el Modo. Convendría que la

prueba incluya a cada uno de los tres recortes temporales, a fin de cubrir el avance de la

línea de tiempo. A diferencia del castellano, la lengua alemana no sistematiza la

diferencia de Aspecto gramatical entre Perfecto e Imperfecto. Es decir, la diferencia

entre el Präteritum aß y el Perfekt hat gegessen, no proporciona distintas informaciones

aspectuales. Su uso obedece a una diferencia pragmática. Es relevante, sin embargo,

tener presente que al parecer la representación de eventos enunciados pasados

(Vergangenheit) en dicha lengua privilegia la perfectividad.

115

Igualmente, tanto el Konjunktiv I como el II, ambos con opciones en pasado,

presente y futuro, no resultan equivalentes al Subjuntivo del castellano. Por estas

razones sugerimos realizar un estudio comparativo entre ambas lenguas.

Tercero, en el caso de que seguir presentando el estímulo verbal en el contexto

oracional, dada la posibilidad de que en tareas de lectura, como sugiere Quellet et al

(2009: 1841), el uso de la modalidad visual active el rastreo del tiempo de izquierda a

derecha, privilegiando con ello una imagen secuencial del tiempo, conviene desarrollar

una prueba cuya estimulación verbal sea presentada en modalidad auditiva.

Cuarto, los resultados sugieren ahondar en estudios posteriores si los

posicionamientos espaciales que reportaron validez psicológica pueden estar

almacenados en la memoria a largo plazo como esquemas espaciales abstractos de los

paradigmas verbales.

Dicho escenario no es fortuito, las metodologías de la enseñanza de lenguas

extranjeras han desarrollado –con éxito en el aprendizaje- gramáticas pedagógicas que

utilizan representaciones espaciales, tanto figurativas como esquemáticas, para explicar

aspectos gramaticales de distinto orden, incluidos los paradigmas verbales. Es el caso de

la explicación de la diferencia entre Imperfecto e Indefinido en la Gramática Básica del

estudiante de español (Alonso et al, 2005)

Tal hecho sugiere al menos seguir explorando sobre el sustrato psicológico que

pudiera estar dando forma a la productividad pedagógica de dicha asociación entre la

representación lingüística y el dominio del espacio.

Quinto, cabe destacar la conveniencia de un estudio sobre la espacialización del

valor semántico de los verbos en castellano, al estilo de los trabajos desarrollados por

Richardson et al (2001, 2003) en el contexto enunciativo de la oración, porque

permitiría tener un punto de referencia fundamental para estudiar la relación entre el

perfil léxico y el gramatical de los verbos, ambos incidentes en la metáfora espacial.

Sexto, conviene estar atentos a la sugerencia de que en el estudio de los

movimientos oculares la correspondencia observada en el movimiento de los ojos para

descripciones explícitas del espacio podría también encontrarse en descripciones

espaciales implícitas, como las encontradas en el lenguaje y en las figuras geométricas

(Spivey, Tyler, Richardson & Young, 2000).

Finalmente, tanto los resultados obtenidos como la reflexión teórica realizada en

este estudio, tanto desde el ámbito de la Psicología como de la Lingüística, me permiten

116

insistir en que el tema de la validez psicológica de la metáfora espacial del tiempo en los

paradigmas verbales tiene un núcleo de revisión y experimentación interesante y digna

de atención en la imbricación entre el Tiempo verbal, el Aspecto y el Modo.

Como reflexión, esta imbricación podría tener una explicación más allá del

lenguaje en nuestro comportamiento espacial, particularmente en el hecho de que, como

sugirieron Howard & Templeton (1966), éste se encuentra condicionado tanto por la

manera en que el cuerpo humano está construido y se desarrolla normalmente como por

la naturaleza del mundo físico, que impone restricciones ecológicas.

De algún modo, la pertinencia de las tres dimensiones espaciales, como

herramientas para recoger las opciones de Modo, Tiempo verbal y Aspecto, podría

encontrar su sustento tanto en un sistema de coordinación y de ejes de rotación del

cuerpo que los sujetos vamos desarrollando a partir de reflejos posturales como de que

los juicios espaciales envuelven información proporcionada por las modalidades

sensoriales en diversidad de combinaciones.

La visión, la audición y el tacto están involucrados en la producción de

movimientos y en la información por estos proporcionada. No es fortuito que el

movimiento sea un rasgo de la representación espacial del Tiempo que ha cobrado

relevancia teórica y experimental en el estudio de la validez psicológica de la metáfora

espacial del tiempo en el lenguaje.

Existen dos ideas de importancia a las que abona este estudio. A saber, la

primacía del Modo sobre el Tiempo verbal en la organización de la metáfora espacial

del tiempo en el lenguaje para la sistemática verbal del castellano. La otra, la validez

psicológica parcial de la metáfora espacial, al menos en los términos aquí modelada.

Ambas ideas aportan a la insistencia en que tanto la arbitrariedad como la motivación

lingüística son relativas y complementarias. La explicación y la organización de esa

mutua relatividad remiten a un cuerpo cuyo conjunto de subsistemas y operaciones

presentan una organización en la que cada uno de estos tiene, en alguna medida, una

deuda funcional con otro subsistema u operación.

117

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126

ANEXOS

127

Anexo 1 Lámina de Simbología y Diapositivas explicativas

128

Simbología

Sujeto

Objeto

Situación

Lector

1 2

Horizontal Vertical

Orientación del tiempo

12

Orientación del tiempo

Vertical Horizontal

1 2

Involucramiento del sujeto

Fuera Dentro

12

Involucramiento del sujeto

Dentro Fuera

129

Perspectiva del sujeto

Prospectiva Retrospectiva

1 2

Perspectiva del sujeto

Retrospectiva Prospectiva

2 1

1 2

X

Duración de la situación

Prolongada Puntual

12

X

Duración de la situación

Puntual Prolongada

130

Anexo 2 Diapositivas de práctica

131

12

Pablo atrapaba el balón

1 2

Pablo atrapase el balón

12

José percibió la luz

1 2

José percibía la luz

Santiago rompía las ventanas

2 1

Santiago rompiera las ventanas

1 2

1 2

X

Manolo viera unas gotas

1 2

X

Manolo vio unas gotas

132

Anexo 3 Diapositivas de trabajo para

Duración de la situación

133

134

135

Anexo 4 Diapositivas de trabajo para Involucramiento del sujeto

136

137

138

Anexo 5

Diapositivas de trabajo para Orientación del tiempo entre la

situación y el lector

139

140

141

Anexo 6 Diapositivas de trabajo para

Perspectiva del sujeto

142

143

144

Anexo 7 Perfil lingüístico de los participantes

145

Tabla 1: Perfil lingüístico de los participantes

Participantes MotherLanguage Firstbilingual Secondbilingual Spanishinstudies 1 Catalana lengua castellana con lengua francesa Instituto

1 Catalana lengua castellana con lengua francesa Primer ciclo (Licenciatura)

1 Catalana lengua castellana con lengua inglesa Instituto 13 Catalana lengua castellana ninguna Instituto

1 Catalana lengua castellana ninguna Primer ciclo (Licenciatura)

2 Castellana lengua catalana con lengua inglesa Instituto 1 Castellana lengua catalana con otra Instituto

11 Castellana lengua catalana ninguna Instituto

2 Castellana lengua catalana ninguna Primer ciclo (Licenciatura)

1 Castellana lengua catalana ninguna Segundo ciclo (Master)

1 Castellana lengua portuguesa ninguna Instituto 1 Castellana ninguna ninguna Instituto

1 Castellana ninguna ninguna Segundo ciclo (Master)

1 Castellana otra lengua con lengua catalana Primer ciclo (Licenciatura)

146

Anexo 8 Tablas de resultados categoriales

y tablas de TR

147

Tabla 2: Frecuencia del patrón espacial reportado para PII

Participantes Duración Involucramiento Orientación Ubicaciones 1 2 1 2 1 2

1 4,00 1,00 1,00 4,00 0,00 5,00 3 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 4 5,00 0,00 2,00 3,00 0,00 5,00 5 4,00 1,00 0,00 5,00 5,00 0,00 6 4,00 1,00 1,00 4,00 5,00 0,00 7 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 8 2,00 3,00 1,00 4,00 5,00 0,00 9 5,00 0,00 4,00 1,00 0,00 5,00

10 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 11 5,00 0,00 1,00 4,00 4,00 1,00 12 4,00 1,00 0,00 5,00 4,00 1,00 13 5,00 0,00 1,00 4,00 1,00 4,00 14 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 15 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 16 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 17 2,00 3,00 0,00 5,00 2,00 3,00 18 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 19 4,00 1,00 3,00 2,00 5,00 0,00 20 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 21 2,00 3,00 1,00 4,00 2,00 3,00 22 0,00 5,00 1,00 4,00 5,00 0,00 23 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 24 5,00 0,00 1,00 4,00 2,00 3,00 25 5,00 0,00 0,00 5,00 4,00 1,00 26 5,00 0,00 1,00 4,00 0,00 5,00 27 4,00 1,00 0,00 5,00 4,00 1,00 30 2,00 3,00 2,00 3,00 5,00 0,00 33 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 34 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 35 4,00 1,00 1,00 4,00 2,00 3,00 36 5,00 0,00 2,00 3,00 5,00 0,00 37 5,00 0,00 2,00 3,00 5,00 0,00 38 5,00 0,00 1,00 4,00 4,00 1,00 39 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 40 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 41 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 42 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 43 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00

Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.

148

Tabla 3: Frecuencia del patrón espacial reportado para PPSI

Participantes Duración Involucramiento Perspectiva Ubicaciones 1 2 1 2 1 2

1 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 3 1,00 4,00 1,00 4,00 1,00 4,00 4 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 5 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 6 0,00 5,00 2,00 3,00 0,00 5,00 7 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 8 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 9 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00

10 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 11 0,00 5,00 0,00 5,00 4,00 1,00 12 4,00 1,00 0,00 5,00 0,00 5,00 13 1,00 4,00 0,00 5,00 0,00 5,00 14 0,00 5,00 1,00 4,00 4,00 1,00 15 0,00 5,00 1,00 4,00 3,00 2,00 16 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 17 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 18 2,00 3,00 1,00 4,00 0,00 5,00 19 1,00 4,00 0,00 5,00 0,00 5,00 20 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 21 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 22 5,00 0,00 4,00 1,00 1,00 4,00 23 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 24 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 25 0,00 5,00 1,00 4,00 1,00 4,00 26 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 27 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 30 1,00 4,00 3,00 2,00 5,00 0,00 33 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 34 0,00 5,00 1,00 4,00 0,00 5,00 35 0,00 5,00 2,00 3,00 3,00 2,00 36 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 37 0,00 5,00 1,00 4,00 5,00 0,00 38 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 39 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 40 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 41 0,00 5,00 2,00 3,00 0,00 5,00 42 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 43 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00

Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.

149

Tabla 4: Frecuencia del patrón espacial reportado para PIS

Participantes Involucramiento Ubicaciones 1 2

1 5,00 0,00 3 2,00 3,00 4 2,00 3,00 5 0,00 5,00 6 4,00 1,00 7 4,00 1,00 8 5,00 0,00 9 3,00 2,00

10 5,00 0,00 11 5,00 0,00 12 0,00 5,00 13 5,00 0,00 14 0,00 5,00 15 2,00 3,00 16 1,00 4,00 17 2,00 3,00 18 2,00 3,00 19 4,00 1,00 20 5,00 0,00 21 4,00 1,00 22 5,00 0,00 23 5,00 0,00 24 5,00 0,00 25 1,00 4,00 26 5,00 0,00 27 0,00 5,00 30 2,00 3,00 33 1,00 4,00 34 5,00 0,00 35 3,00 2,00 36 5,00 0,00 37 3,00 2,00 38 5,00 0,00 39 5,00 0,00 40 5,00 0,00 41 4,00 1,00 42 4,00 1,00 43 5,00 0,00

Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.

150

Tabla 5: Medias de TR por participante para PII

Participante Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 8761,60 5060,80 3824,80 3308,40 3 3681,40 4344,00 5860,00 6296,60 4 2835,00 3721,60 2267,80 2112,20 5 3168,60 4081,40 3503,00 3158,00 6 2904,00 5364,60 4240,80 2995,40 7 4491,00 5509,60 2609,40 9957,80 8 9218,80 2087,40 2039,00 2278,20 9 2589,20 2278,00 2201,00 3700,40

10 3125,40 3240,80 3305,00 2591,00 11 1870,00 3669,20 3394,00 3217,80 12 4223,20 4042,00 6465,40 5619,20 13 4317,00 7657,80 7730,00 5894,20 14 3471,40 6388,40 2675,80 3408,80 15 4131,60 3337,80 2965,40 4949,80 16 2757,60 3672,60 4034,00 4063,60 17 1864,60 1883,60 1824,00 1843,20 18 6444,80 6254,20 5868,60 6609,60 19 6380,60 7031,80 4693,20 3165,60 20 6897,60 8912,60 3934,20 7300,20 21 3732,20 3505,00 2571,60 3087,60 22 3401,80 1517,20 4267,60 4463,80 23 2555,40 2034,20 2131,00 2603,00 24 2362,60 1851,60 3403,60 2569,80 25 2284,80 2664,20 3713,80 3040,40 26 2789,60 1959,40 2000,60 3475,40 27 3260,20 2733,20 5613,20 3693,80 30 6450,20 7965,40 2263,00 3345,00 33 2842,20 7151,60 2868,60 10805,60 34 3169,20 4229,20 4950,80 3090,40 35 2007,40 2743,60 2742,40 2905,80 36 1575,00 2864,00 1887,80 3087,20 37 2681,40 3681,80 2229,60 3566,00 38 2144,00 4400,00 6742,60 11541,00 39 4808,20 8090,20 4295,00 3447,40 40 2275,80 1120,80 1138,80 865,00 41 2656,20 2523,20 1265,00 2144,80 42 2899,40 2150,60 3150,40 3163,80 43 2746,40 2357,60 1757,80 2901,20

Las medias de TR están medidas en ms.

151

Tabla 6: Medias de TR por participante para PPSI

Participantes Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 4390,20 2182,40 3185,40 5999,00 3 4464,40 10370,20 4797,80 4659,60 4 2932,80 4169,60 2961,00 2477,80 5 4237,80 3753,40 5112,40 3995,20 6 2639,20 5363,20 2917,40 4015,80 7 3363,00 4167,60 5389,20 8203,80 8 2988,00 2212,40 8314,80 3624,40 9 2542,80 2203,00 1918,20 4464,00

10 2546,00 1865,80 1561,40 2395,20 11 1824,00 2330,80 2027,00 3306,00 12 4226,00 2906,80 3960,00 5452,20 13 6042,20 6026,60 3934,60 6528,00 14 2542,40 3612,60 2765,80 3589,60 15 2967,80 5906,40 3346,40 4122,40 16 2690,20 4184,20 2982,00 4462,60 17 1484,00 2153,00 1937,60 1591,00 18 13631,20 6314,20 5708,40 3809,00 19 3804,00 4412,40 4694,80 3847,80 20 6235,40 5010,20 4604,40 8355,20 21 1959,40 3362,00 2524,00 4790,60 22 4214,60 3637,40 3087,20 4050,60 23 2383,00 1633,60 1677,20 1714,00 24 3735,20 2203,60 2975,60 2767,00 25 2266,00 2350,40 2856,00 2882,00 26 1966,20 2153,25 1637,60 2354,40 27 2566,80 2139,80 3381,60 3919,80 30 3178,20 6206,60 3268,80 2249,00 33 2732,20 12145,20 1990,80 6732,00 34 3587,60 3566,40 5322,20 3710,00 35 2663,60 5141,80 3511,80 3547,40 36 1165,00 2230,80 1105,80 1479,40 37 2436,80 4247,40 2025,40 2976,60 38 1364,40 3027,40 1536,40 2897,60 39 3704,40 2545,80 2228,80 6449,20 40 1587,80 974,80 829,20 1269,60 41 2418,00 3453,60 2409,80 2579,80 42 2050,00 3131,60 2761,60 2450,80 43 3451,80 2626,60 1611,80 2666,40

Las medias de TR están medidas en ms.

152

Tabla 7: Medias de TR por participante para PIS

Participantes Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 9846,00 5230,60 4241,80 2386,80 3 5768,00 5405,60 4162,40 5601,20 4 4014,20 3894,60 4052,80 4015,60 5 4119,80 4731,00 8066,80 3940,00 6 3803,00 3770,80 3704,20 3752,20 7 4522,60 6652,60 3487,20 3600,00 8 10606,20 5981,80 2645,20 3988,80 9 3339,80 3736,40 2794,80 4149,20

10 3294,40 1966,20 1688,20 2116,40 11 2702,20 2155,00 1855,00 2254,00 12 7626,20 4153,00 8018,40 7557,00 13 11665,00 4180,00 6180,60 4478,40 14 3004,80 3216,20 3016,80 4009,40 15 3631,60 4473,20 3884,80 6123,80 16 4339,80 3023,80 3029,60 3483,00 17 2118,20 2403,60 1739,20 2098,40 18 11525,20 12055,60 5011,60 4255,80 19 8350,80 3230,20 8893,20 4812,40 20 10692,40 6918,40 4968,60 8943,60 21 2220,00 4928,00 2159,00 3273,60 22 2382,20 2970,20 3504,00 2464,80 23 1827,60 1600,80 2225,40 2220,60 24 3119,00 2739,20 2528,20 3425,20 25 2494,80 2332,00 2473,60 3366,00 26 2186,80 1319,60 1317,20 1848,80 27 4640,40 2060,60 3100,20 2856,80 30 3401,60 5953,40 1864,20 4792,20 33 3433,20 5714,00 3249,00 7050,60 34 5106,60 3321,80 3061,80 2227,00 35 2988,60 2940,80 1964,60 3306,80 36 2269,80 2558,20 2134,80 2501,40 37 3763,00 3680,80 2866,60 3083,60 38 3157,00 1400,40 4081,60 4553,60 39 4370,40 3728,80 3861,60 8187,80 40 1672,00 1035,40 1225,60 1229,80 41 3541,40 2928,20 2371,20 1543,20 42 2438,00 2061,40 3494,60 1819,40 43 3523,20 2370,60 3252,80 1990,40

Las medias de TR están medidas en ms.

153

Anexo 9 Pruebas de Mann-Whitney y Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon

154

Tabla 8: Prueba de Mann-Whitney para PII

Rangos Ubicación Grupo N Rango

promedio Suma de rangos

Dur 1 1 2 Total

19 19 38

18,84 20,16

358.00 383.00

Dur 2 1 2 Total

19 19 38

20,16 18,84

383.00 358.00

Invol 1 1 2 Total

19 19 38

18,87 20,13

358.50 382.50

Invol 2 1 2 Total

19 19 38

20,13 18,87

382.50 358.50

Ori 1 1 2 Total

19 19 38

18,53 20,47

352.00 389.00

Ori 2 1 2 Total

19 19 38

20,47 18,53

389.00 352.00

Pers 1 1 2 Total

19 19 38

19,03 19,97

361.50 379.50

Pers 2 1 2 Total

19 19 38

19,97 19,03

379.50 361.50

Estadísticos de contrasteb

a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo

Dur1 Dur2 Invol1 Invol2

U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

168,000 358,000 -,445 ,656 ,729a

168,000 358,000 -,445 ,656 ,729 a

168,500 358,500 -,393 ,695 ,729 a

168,500 358,500 -,393 ,695 ,729 a

Ori1 Ori2 Pers1 Pers2 U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

162,000 352,000 -,594 ,552 ,603 a

162,000 352,000 -,594 ,552 ,603 a

171,500 361,500 -,268 ,789 ,795 a

171,500 361,500 -,268 ,789 ,795 a

155

Tabla 9: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PII

Rangos N Rango promedio Suma de rangos Dur2-dur 1 Rangos negativos

Rangos positivos Empates Total

33ª 5b 0c 38

21,39 7

706,00 35,00

Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

4d

34e 0f

38

21,75 19,24

87,00 654,00

Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

29g 9h 0i 38

21,05 14,50

610,50 130,50

Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

15j 23k 0l 38

20,43 18,89

306,50 434,50

a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1

Estadísticos de contrastec

dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1

Z Sig. Asintót. (bilateral)

-5,094a ,000

-4,236b ,000

-3,611a ,000

-,943b ,346

a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon

156

Tabla 10: Prueba de Mann-Whitney para PPSI

Rangos Ubicación Grupo N Rango promedio Suma de rangos Dur 1 1

2 Total

19 19 38

20,92 18,08

397,50 343.50

Dur 2 1 2 Total

19 19 38

18,08 20,92

343.50 397.50

Invol 1 1 2 Total

19 19 38

17,47 21,53

332.00 409.00

Invol 2 1 2 Total

19 19 38

21,53 17,47

409.00 332.00

Ori 1 1 2 Total

19 19 38

19,47 19,53

370.00 371.00

Ori 2 1 2 Total

19 19 38

19,53 19,47

371.00 370.00

Pers 1 1 2 Total

19 19 38

19,24 19,76

365.50 375.50

Pers 2 1 2 Total

19 19 38

19,76 19,24

375.50 365.50

Estadísticos de contrasteb

a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo

Dur1 Dur2 Invol1 Invol2

U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

153,500 343,500 -1,167 ,243 ,435a

153,500 343,500 -1,167 ,243 ,435a

142,000 332,000 -1,257 ,209 ,271 a

142,000 332,000 -1,257 ,209 ,271 a

Ori1 Ori2 Pers1 Pers2

U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

180,000 370,000

-,015 ,988

1,000 a

180,000 370,000

-,015 ,988

1,000 a

175,500 365,500

-,157 ,875 ,885 a

175,500 365,500

-,157 ,875 ,885 a

157

Tabla 11: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PPSI

a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1

Estadísticos de contrastec

dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1 Z Sig. Asintót. (bilateral)

-5,392a ,000

-5,313b ,000

-,220a ,826

-2,478b ,013

a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon

Rangos N Rango promedio Suma de rangos Dur2-dur 1 Rangos negativos

Rangos positivos Empates Total

2ª 36b 0c 38

13,25 19,85

26,50 714,50

Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

2d

36e 0f

38

6,75 20,21

13,50 727,50

Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

21g 17h 0i 38

18,33 20,94

385,00 356,00

Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total

11j 27k 0l 38

18,77 19,80

206,50 534,50

158

Tabla 12: Prueba de Mann-Whitney para PIS

Rangos Ubicación Grupo N Rango promedio Suma de rangos Dur 1 1

2 Total

19 19 38

21,05 17,95

400,00 341.00

Dur 2 1 2

Total

19 19 38

17,95 21,05

341.00 400.00

Invol 1 1 2

Total

19 19 38

16,97 22,03

322.50 418.50

Invol 2 1 2

Total

19 19 38

22,03 16,97

418.50 322.50

Ori 1 1 2

Total

19 19 38

20,08 18,92

381.50 359.50

Ori 2 1 2

Total

19 19 38

18,92 20,08

359.50 381.50

Pers 1 1 2

Total

19 19 38

19,26 19,74

366.00 375.00

Pers 2 1 2

Total

19 19 38

19,74 19,26

375.00 366.00

Estadísticos de contrasteb

a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo

Dur1 Dur2 Invol1 Invol2

U de Mann-Whitney W de Wilcoxon

Z Sig. asintót. (bilateral)

Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

151,000 341,000

-,882 ,378 ,402a

151,000 341,000

-,882 ,378 ,402a

132,500 322,500 -1,464 ,143 ,163 a

132,500 322,500 -1,464 ,143 ,163 a

Ori1 Ori2 Pers1 Pers2

U de Mann-Whitney W de Wilcoxon

Z Sig. asintót. (bilateral)

Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]

169,500 359,500

-,331 ,741 ,751 a

169,500 359,500

-,331 ,741 ,751 a

176,000 366,000

-,136 ,892 ,908 a

176,000 366,000

-,136 ,892 ,908 a

159

Tabla 13: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PIS

a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1

Estadísticos de contrastec

a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon

Rangos N Rango promedio Suma de rangos

Dur2-dur 1 Rangos negativos Rangos positivos

Empates Total

20ª 18b 0c 38

22,05 16,67

441,00 300,00

Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos

Empates Total

25d

13e 0f

38

22,20 14,31

555,00 186,00

Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos

Empates Total

21g 17h 0i 38

21,43 17,12

450,00 291,00

Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos

Empates Total

19j 19k 0l 38

18,47 20,53

351,00 390,00

Estadísticos de contrastec para PIS dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1

Z Sig. Asintót. (bilateral)

-1,042a ,297

-2,733b ,006

-1,170a ,242

-2,291b ,771

160

Anexo 10 AAOVA Y Prueba T

161

Tabla 14: Factores intrasujetos

DimensionEspacial Variable dependiente 1 Duration 2 Involvement 3 Orientation 4 Perpective

Tabla 15: Factores intersujetos

Factores intersujetos

Grupo 1,00 2,00

Tabla 16: ANOVA para PII

Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig. Duration

Inter-grupos Intra-grupos Total

18468270,4 106418350 124886621

1 36 37

18468270,4 2956065,29

6,248

,017

Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total

13915484,8 145866446 159781931

1 36 37

13915484,8 4051845,73

3,434

,072

Orientation

Inter-grupos Intra-grupos Total

5488872,127 88666631,4 94155503,5

1 36 37

5488872,13 2462961,98

2,229

,144

Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total

1979498,132 208712214 210691712

1 36 37

1979498,13 5797561,50

,341

,563

Tabla 17: Estadísticos de grupo para PII. Prueba T

Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media

Duration 1 2

19 19

4375,4421 2981,1579

2169,30466 1098,29316

497,67262 251,96573

Involvement 1 2

19 19

4659,9053 3449,6211

1929,61335 2092,91275

442,68366 480,14711

Orientation 1 2

19 19

3865,0211 3104,9053

1630,32450 1505,97675

374,02209 345,49476

Perpective 1 2

19 19

4340,5263 3884,0526

2114,67270 2668,94780

485,13919 612,29862

Las medias de TR están medidas en ms.

162

Tabla 18: Prueba T para PII (grupo 1)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

-284,46316 510,42105 34,91579

794,88421 319,37895

-475,50526

2371,16931 2541,27289 2746,92211 1737,93935 1991,31610 2074,66169

543,98355 583,00798 630,18715 398,71063 456,83925 475,96003

858,40387 1735,27538 1358,88986 1632,54416 1279,16259

524,44966

-1427,33018 -714,43327

-1289,05829 -42,77574

-640,40469 -1475,46019

t gl Sig. (bilateral) -,523 ,875 ,055

1,994 ,699

-,999

18 18 18 18 18 18

,607 ,393 ,956 ,062 ,493 ,331

Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.

Tabla 19: Prueba T para PII (grupo 2)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

-468,46316 -123,74737 -902,89474 344,71579

-434,43158 -779,14737

1566,96146 1802,76454 2951,18056 2300,62914 2578,10278 2270,33583

359,48561 413,58255 677,04725 527,80052 591,45734 520,85076

286,78809 745,15732 519,52876

1453,58354 808,17419 315,11947

-1223,71441 -992,65206

-2325,31824 -764,15196

-1677,03734 -1873,41421

t gl Sig. (bilateral) -1,303

-,299 -1,334

,653 -,735

-1,496

18 18 18 18 18 18

,209 ,768 ,199 ,522 ,472 ,152

Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.

163

Tabla 20: ANOVA para PPSI

Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.

Duration

Inter-grupos Intra-grupos Total

17954613,1 140176548 158131162

1 36 37

17954613,1 3893793,01

4,611

,039

Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total

4024644,883 183711572 187736217

1 36 37

4024644,88 5103099,23

,789

,380

Orientation

Inter-grupos Intra-grupos Total

16947161,3 69262744,2 86209905,5

1 36 37

16947161,3 1923965,12

8,808

,005

Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total

14424749,3 96729057,4 111153807

1 36 37

14424749,3 2686918,26

5,369

,026

Tabla 21: Estadísticos de grupo para PPSI. Prueba T

Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media

Duration 1 2

19 19

3976,3895 2601,6316

2656,85671 853,63837

609,52473 195,83807

Involvement 1 2

19 19

4165,5158 3514,6342

2084,09874 2421,30768

478,12504 555,48608

Orientation 1 2

19 19

3795,7158 2460,0842

1662,15568 1041,71432

381,32467 238,98566

Perspective 1 2

19 19

4468,3474 3236,1158

1785,65113 1478,27148

409,65646 339,13874

Las medias de TR están medidas en ms.

164

Tabla 22: Prueba T para PPSI (grupo 1)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

-189,12632 180,67368 -491,95789 369,80000 -302,83158 -672,63158

2581,47505 2436,84653 2771,18581 2268,21045 2390,83871 1995,83517

592,23099 559,05094 635,75363 520,36316 548,49602 457,87599

-1433,357 -993,84875 -1827,627

-723,44244 -1455,179 -1634,593

1055,1048 1355,1961 843,71091 1463,0424 849,51579 289,33018

t gl Sig. (bilateral) -,319 ,323 -,774 ,711 -,552

-1,463

18 18 18 18 18 18

,753 ,750 ,449 ,486 ,588 ,159

Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.

Tabla 23: Prueba T para PPSI (grupo 2)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

-913,00263 141,54737 -634,48421 1054,5500 278,51842 -776,03158

2419,05926 898,69231

1353,53803 2481,29852 1983,67760 1558,71031

554,97025 206,17416 310,52292 569,24892 455,08685 357,59267

-2078,952 -291,60846 -1286,869

-141,39760 -677,58358 -1527,306

252,94661 574,70320 17,90024 2250,4976 1234,6204 -24,75726

t gl Sig. (bilateral) -1,645 ,687 -2,043 1,853 ,612 -2,170

18 18 18 18 18 18

,117 ,501 ,056 ,080 ,545 ,044

Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.

165

Tabla 24: ANOVA para PIS

Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig. Duration

Inter-grupos Intra-grupos Total

83812212,6 217301421 301113634

1 36 37

83812212,6 6036150,59

13,885

,001

Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total

26168904,8 129368171 155537075

1 36 37

26168904,8 3593560,29

7,282

,011

Orientation

Inter-grupos Intra-grupos Total

24810771,2 94289094,4 119099866

1 36 37

24810771,2 2619141,51

9,473

,004

Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total

10342285,1 115828007 126170293

1 36 37

10342285,1 3217444,65

3,214

,081

Tabla 25: Estadísticos de grupo para PIS. Prueba T

Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media

Duration 1 2

19 19

6051,0632 3080,8211

3341,55829 951,99232

766,60605 218,40202

Involvement 1 2

19 19

4588,3474 2928,6421

2291,07850 1392,14939

525,60945 319,38097

Orientation 1 2

19 19

4286,3789 2670,3158

2140,77439 809,54805

491,12733 185,72306

Perpective 1 2

19 19

4292,9474 3249,5579

1776,69356 1810,59363

407,60146 415,37867

Las medias de TR están medidas en ms.

166

Tabla 26: Prueba de muestras relacionadas para PIS (grupo 1)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

1462,71579 1764,68421 1758,11579

301,96842 295,40000 -6,56842

2589,65176 3037,64575 3090,20276 2783,03104 2396,48971 1957,99772

594,10686 696,88373 708,94113 638,47111 549,79245 449,19548

2710,88799 3228,78260 3247,54584 1643,34645 1450,47107

937,15627

214,54359 300,58583 268,68573

-1039,40960 -859,67107 -950,29311

t gl Sig. (bilateral) 2,462 2,532 2,480

,473 ,537

-,015

18 18 18 18 18 18

,024 ,021 ,023 ,642 ,598 ,988

Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.

Tabla 27: Prueba de muestras relacionadas para PIS (grupo 2)

Diferencias relacionadas Prueba T

95% intervalo de confianza para la diferencia

Media Desviación tip. Error tip. de la media

Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6

152,17895 410,50526

-168,73684 258,32632

-320,91579 -579,24211

1406,51131 882,46911

1703,75463 1550,36963 1503,42929

1626,51261

322,67582 202,45230 390,86812 355,67919 344,91033 373,14758

-525,73780 -14,83123

-989,92029 -488,92792

-1045,54551 -1363,19609

830,09570 835,84176 652,44660

1005,58056 403,71393 204,71188

t gl Sig. (bilateral) ,472

2,028 -,432 ,726

-,930 -1,552

18 18 18 18 18 18

,643 ,058 ,671 ,477 ,364

,138 Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.