Estudios Biblicos Para Intermedios

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ESTUDIOS BIBLICOS – DESAFIOS PARA JOVENES Y ADOLESCENTES 1 Génesis 1 y 2. ¡ORIGINALES! ¿O copias? ¿Qué diferencias hay entre una creación original y una copia? En Génesis 1 y 2 Dios se presenta a sí mismo como el máximo Creador. De la nada absoluta él produce algo inédito. No copia, no imita, sino que de su propia imaginación y sabiduría crea cosas nuevas. ¿Qué características sobresalientes encuentras en la creación de Dios? ¿Qué opina Dios de su propia creación? (1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31; 2:7, 15, 18). De la nada absoluta Él creó al hombre. Pero a nosotros, ¿cómo nos hizo? (1:26-27). ¿Qué significa “a imagen y a semejanza”? Dios es el único Creador, (no el big-bang, ni la evolución). Dios te creó, te hizo con características personales (no con características de animales) a su imagen y semejanza, por eso puedes amar, pensar, decidir, sentir, soñar, conocer, aprender, disfrutar. Semejantes a Él pero no iguales. Tú no eres “dios” en chiquito. Yo tampoco lo soy. Somos originales, no copias. Ser original significa que eres único, no existe nadie más como tú. ¡Esto es muy bueno! Siéntete especial, siéntete único. Dios es original. Pero Satanás es imitador y falsificador. A tal punto es imitador que quiso “ser como Dios”. ¡Imposible!. Pero se ha ocupado de hacer copias falsas de todo lo que Dios ha creado tan originalmente, además de intentar arruinar todo aquello que él mismo es incapaz de imitar.

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ESTUDIOS BIBLICOS – DESAFIOS PARA JOVENES Y ADOLESCENTES 1

Génesis 1 y 2. ¡ORIGINALES! ¿O copias?

¿Qué diferencias hay entre una creación original y una copia?

En Génesis 1 y 2 Dios se presenta a sí mismo como el máximo Creador. De la nada absoluta él produce algo inédito. No copia, no imita, sino que de su propia imaginación y sabiduría crea cosas nuevas.

¿Qué características sobresalientes encuentras en la creación de Dios?

¿Qué opina Dios de su propia creación? (1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31; 2:7, 15, 18).

De la nada absoluta Él creó al hombre.

Pero a nosotros, ¿cómo nos hizo? (1:26-27).

¿Qué significa “a imagen y a semejanza”?

Dios es el único Creador, (no el big-bang, ni la evolución). Dios te creó, te hizo con características personales (no con características de animales) a su imagen y semejanza, por eso puedes amar, pensar, decidir, sentir, soñar, conocer, aprender, disfrutar. Semejantes a Él pero no iguales. Tú no eres “dios” en chiquito. Yo tampoco lo soy.

Somos originales, no copias. Ser original significa que eres único, no existe nadie más como tú. ¡Esto es muy bueno! Siéntete especial, siéntete único.

Dios es original. Pero Satanás es imitador y falsificador. A tal punto es imitador que quiso “ser como Dios”. ¡Imposible!. Pero se ha ocupado de hacer copias falsas de todo lo que Dios ha creado tan originalmente, además de intentar arruinar todo aquello que él mismo es incapaz de imitar.

¿Qué cosas piensas que Satanás ha querido copiar o distorsionar de la creación de Dios?

Creación original de Dios Copia FALSA de SatanásSexo Pornografía, etc…Libertad AdiccionesFamiliaFe y AdoraciónMúsica que le honraMatrimonioComunión con ÉlVida

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PIÉNSALO.

Todo lo que Dios creó lo hizo con el propósito de bendecirte: todo lo que viene de Él ¡es muy bueno! (incluyendo esas situaciones difíciles en las que eres probado para que se descubras lo que hay en tu corazón y seas perfeccionado). Pero ten en cuenta que Satanás procurará desviar tu atención y tu interés de los originales de Dios para que vayas detrás de sus falsas copias. Ten cuidado. Fíjate muy bien en las intenciones y propósitos de cada una de las cosas con las cuales te enfrentas o hacia las que te sientes atraído, antes de comprometerte con algo o alguien. No sea cosa que resulte ser una imitación barata. Aprende a descubrir que todo aquello que viene de la creación de Dios no tiene nada sospechoso ni oculto. Y es

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Génesis 4. Un Corazón al Descubierto.

En el capítulo 3, Adán y Eva tomaron tres decisiones equivocadas. En este 4º capítulo, Caín también toma tres decisiones equivocadas. Búscalas.

1º. 4:3.                 2º. 4:5 y 8.          3º. 4: 9.

Y Dios Miró.

¿Prestaste atención al versículo 5? ¿Qué es lo que Dios mira?

Aquí hay un doble mirar de Dios. Mira a Caín y mira su ofrenda.

En el versículo 4 también hubo un doble mirar de Dios: miró a Abel y miró su ofrenda.

¿Te das cuenta lo que significa esto?

Dios primeramente miró al hombre que ofrendaba y después miró su ofrenda. Y su mirada fue de agrado para Abel y de desagrado para Caín. No es posible separar la ofrenda del hombre. La ofrenda es una expresión de la persona.

Para que te resulte más claro: todo lo que haces y lo que le das o no, a Dios (tiempo, dinero, esfuerzo, talentos, capacidades, etc.) es un reflejo de tu corazón.

Dios hubiera aceptado la ofrenda de Caín si su corazón hubiera sido recto. Pero Dios miró su corazón y encontró allí cosas que no le agradaron. Dios no lo rechazó a Caín, pero sí rechazó su ofrenda, porque no había en él un corazón conforme a Dios.

Quiero que entiendas esto: Dios sabía cuánto se había sacrificado Caín (trabajar la tierra no es para flojos ni para perezosos), y sabía cuánto anhelaba Caín que su ofrenda fuese

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aceptada, pero para Dios pesa más lo de adentro. Lo de adentro revela exactamente cómo somos.

¿Qué fue lo que Dios miró en Caín?

Vuelve a leer el vs.5. Caín tiene dos actitudes que son el reflejo de su corazón: se enoja muchísimo y se deprime muchísimo.

Enojarse “en gran manera” es estar completamente fuera de control, con una locura enorme. Y a esto se le sumó su estado depresivo.

Al rechazar su ofrenda, Dios permitió que el corazón de Caín fuese descubierto y que todo aquello que había en él se manifestase.

Lee, ahora, los vs. 8 y 9. Dos actitudes más manifiestan también lo que había en su corazón: asesina a su hermano y le miente a Dios procurando ocultar su pecado.

Pero esto se produce después de la propuesta que Dios le hizo en los vs.6 y 7 y que Caín deliberadamente rechazo.

¿Qué le propuso Dios? ¿Qué le ofreció?

Dios se acerca a Caín. Dios busca el diálogo con él. Dios le ofrece arrepentimiento para ser enaltecido (levantado, puesto en alto). Dios le está hablando a Caín de restauración. Le estaba diciendo que podía volver a empezar si hacía bien las cosas. Pero está bastante claro, por lo que pasó después, que el rencor en el corazón de Caín fue mucho más fuerte que la gracia y la misericordia de Dios.

Y ahora sí, todo el corazón carnal de Caín fue completamente revelado: enojo, depresión, rencor, homicidio y engaño.

¿Entiendes, ahora, por qué Dios rechazó su ofrenda?

¿Cómo está tu corazón delante de Dios?

¿Qué cosas están muy escondidas allí, que todavía no arreglaste seriamente con Dios?

¿Cómo reaccionas, o qué expresas, cuando algo tuyo no es aprobado o aceptado?

¿Cómo tratas a tus hermanos cuando sus ofrendas son aceptadas, cuando sus ministerios son reconocidos o cuando son elegidos en lugar tuyo? ¿Continuas amando a tu hermano o lo “asesinas” con tus palabras, tus indiferencias y tus críticas?

PIÉNSALO. Tienes mucho en qué pensar.

Génesis 6:9 al 8:22. ¡Sí! Uno Era Diferente.

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Noé era alguien común. No era un evangelista mundialmente conocido, tampoco era el director de alabanza de su iglesia, no era un discipulador, ni líder de algún grupo, y ni si quiera estaba en el grupo de danza. No era un teólogo con muchos títulos ni un predicador capaz de reunir multitudes. Y si no fuera por su edad (600 años) y por su blanca barba, tranquilamente podría pertenecer al ministerio juvenil. Y nosotros seguramente lo criticaríamos diciendo: “Míralo a Noé, cuándo pensará comprometerse en algún ministerio, nunca hace nada”.

Aunque las apariencias nos engañen, Noé SÍ estaba comprometido, pero con algo mucho más importante que un ministerio. Su compromiso era tan intenso que, entre todos, él fue el único a quien Dios tuvo en cuenta.

Descubre las razones por las cuales fue escogido:

1º. 6:9        2º. 6:22               3º. 7:1                 4º. 7:5                 5º. 8:20

¿Por qué juzgó Dios a la tierra con el diluvio? (6:13).

Ya sabes cómo era Noé y que él estaba comprometido con la santidad de Dios. ¿Cómo piensas que habrá reaccionado la gente que lo conocía al ver que él era diferente y qué cosas habrá tenido que soportar por no ser como ellos?

¿Crees que ser diferente le sirvió para algo a Noé?

Noé era un auténtico diferente, comprometido con la santidad de Dios. Él no se dejaba arrastrar por la corriente de sus amigos, familiares o conocidos. Y fíjate que ni siquiera se dice que su propia familia fuera como él; si Dios los salvó y bendijo fue exclusivamente por la vida de Noé.

El pacto fue con él (6:18) porque él decidió no pactar con el pecado. ¿Valió la pena su decisión?

Piénsalo fríamente. Tú, ¿qué decisión hubieras tomado?

¿Vivir como todos y morir ahogado, o vivir en santidad encerrado durante un año en el arca, oliendo “la caquita” de los bichos y vivir para contarlo?”

¿Hay corrupción hoy?

¿Qué cosas y quiénes te parecen que se han corrompido?

¿Eres diferente a tus amigos, o a otras personas, en tu manera de pensar, de hablar, de sentir, de decidir, de reaccionar?

¿Cuáles crees que son los peligros de “hacer lo que todos hacen”?

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¿Cuáles piensas que son las bendiciones de ser diferentes y comprometidos con la santidad de Dios?

¿Qué cambios importantes piensas que tendrías que hacer en tu vida para ser auténticamente diferente?

¿Estás dispuesto?

PIÉNSALO.

A veces creemos, equivocadamente, que ser diferentes es “ser pavos”, “ser tontos”, “ser amargos”, “no disfrutar nada”, “tener todo prohibido”, “ser raros” o “anormales “. Si piensas esto o te sientes así es porque estás permitiendo que Satanás te confunda.

Ser diferente es tener vida en medio de la muerte. Ser luz en medio de la oscuridad del pecado. Tener fortaleza en las debilidades. Poder decir NO a todo lo que corrompe (en cuerpo, mente y espíritu). Y decir SI a todo lo que te permite disfrutar de la vida plenamente.

Ser diferente es defender la verdad de Dios entre tantas mentiras y falsificaciones, es vivir sin pecado entre tanta pecaminosidad, es sonreír y gozar auténticamente entre tanta falsedad.

Ser diferentes (o santos) es pagar el precio de no ser entendidos por muchos.

¿Estás dispuesto?

Génesis 14. Dos Reyes.

Aparentemente los problemas se habían solucionado y por fin, Abram y Sarai podrían comenzar a disfrutar su nueva vida. Sin embargo… surgió otro inconveniente.

¿Cuál fue? (14:1-2, 8-9, 11 y 12).

¿Y qué decidió hacer Abram? (14:13 al 16).

¡Increíble!. A pesar del conflicto que habían tenido, Abram decide armar a sus propios criados (14:14) e ir en busca de Lot. Y no solo que libera a su sobrino y familia sino que también recupera todo sus bienes y salva a los demás prisioneros.

Cuando regresa victorioso de aquella batalla dos reyes lo estaban esperando. Reyes completamente opuestos uno al otro. Reyes que tenían propuestas y riquezas para Abram. Sin embargo la actitud de Abram no es la misma con ambos. Vamos por parte.

Pero comencemos por el final.

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El Rey De Sodoma.

¿Dónde lo estaba esperando el rey de Sodoma? (14:17).

¿Qué propuesta le hace a Abram? (14:21).

¿Cómo reaccionó Abram? (14:22 al 24).

¿Y por qué Abram tuvo esa actitud?

La propuesta del rey de Sodoma era muy, muy excitante: “Me das todas las personas y tú te quedas con todas las riquezas”. ¿Cuál era el problema en aceptar?

Después de todo Abram hizo un gran esfuerzo, arriesgó su vida y la de todos sus criados. Una recompensa de semejante calibre no vendría nada mal. Podría edificarle muchísimos altares más a Dios. Podría emprender grandes obras para honrar al Señor.

Él no estaba robando. Se lo estaban ofreciendo, casi regalando. Pero su repuesta es terminante: “Ni siquiera un cordón me voy a llevar de lo que es tuyo”. Fin del diálogo.

Esta actitud revela algo del corazón de Abram: no había ambiciones desmedidas en él. No estaba enceguecido por el dinero, ni ambicionaba más de lo que podía tener.

Sin embargo, la verdadera razón del rechazo de Abram a la propuesta del rey de Sodoma fue su conocimiento de la corrupción de aquel lugar. Sus corrupciones sexuales eran muy conocidas en toda la región y más allá. Aún sus riquezas y bienes estaban manchados con la inmundicia de aquel sitio. Abram lo sabía. Aceptar la propuesta hubiera significado pactar con un sistema corrupto. Él había sido bendecido por el Dios Altísimo, disfrutaba de su comunión, tenía su llamado y dirección. No necesitaba nada de lo que el corrupto sistema de Sodoma le ofrecía.

Para que lo entiendas: es como si te ofrecieran dinero que proviene del narcotráfico, de la prostitución, de los juegos de lotería, de la venta de drogas, del mercado de la pornografía, del tráfico de niños, de los medicamentos truchos o de la trata de blanca.

¡Es mucho dinero! ¡Podríamos hacer tantas cosas para la obra de Dios: recitales, congresos, templos para miles de personas, bla, bla, bla! ¡No sirve! ¡Está corrompido! Desde el mismo instante en que dijiste “sí, acepto” comenzaste a negar tu relación con Dios y tu identidad espiritual. Abram tenía muy claro esto y dijo NO.

El Rey De Salem.

¿Qué le permite hacer Abram al Rey de Salem? (14:18 al 20).

¿Qué hace Abram a cambio? (14:20).

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El Rey de Salem era sacerdote del Dios Altísimo. ¿Entiendes lo que le ofreció a Abram? ¡Le ofreció bendecirlo! Abrió su boca y proclamó bendiciones sobre Abram. Lo bendijo mucho.

Esto tiene muchísimo más valor que recibir un montón de dinero corrupto. Tener sobre uno la bendición de Dios es tener éxito, tener dirección, tener capacidad para discernir, tener valor para enfrentar las circunstancias. Es tener paz. Es ser prosperado, ser protegido, ser muy amado, ser guardado, ser usado, ser todo lo que sueñas ser

vGénesis 18 y 19. Sexo… Sexo… Sexo…

Había tanta amistad entre ambos, que Dios no le ocultó a Abraham su decisión de destruir totalmente a Sodoma y Gomorra (18:17-21).

Del nombre Sodoma se deriva la palabra “sodomismo” que hace referencia a una relación “homosexual” (relaciones con alguien del mismo sexo). Eran ciudades donde se practicaba el sexo libre y toda clase de perversión sexual (como en muchas de las ciudades de la actualidad).

En medio de toda esta perversión vivía Lot (¿te acuerdas cómo llegó ahí? 13:10-13). Y si bien él no participaba en nada de esto, la influencia que su propia familia recibía era tan fuerte que, en el futuro, su esposa y sus hijas se verían afectadas.

¿Por qué Dios decide destruirlas? (18:20).

¿Qué actitud tomo Abraham hacia Dios sabiendo que su sobrino Lot vivía ahí? (18:23 al 32).

¿Cómo le respondió Dios a Abraham? (19:29).

Tan perversos eran los habitantes de aquellas ciudades que cuando se enteraron que Lot había recibido huéspedes (no sabían que eran ángeles de Dios), fueron hasta su casa para decirle que querían “conocerlos” (esta palabra en el idioma hebreo significa “conocer sexualmente a alguien”, “conocer mediante una relación sexual”). Lot les da una respuesta muy clara, ¿qué demuestra su respuesta? (19:7).

¿Cuál fue la 1º señal de juicio sobre ellos? (19:10-11).

¿Cuál fue la 2º y 3º señal del juicio de Dios? (19:24-25 y 26).

La esposa de Lot terminó su vida convertida en estatua de sal. ¿Se habrá dado vuelta únicamente para ver la destrucción de la ciudad, o con su actitud de darse vueltas y mirar hacia atrás mostraba lo que había en su corazón: deseos por esa vida que tenía que abandonar? Piénsalo.

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Las otras que fueron influenciadas por la perversión y maldad de aquellas ciudades fueron las hijas de Lot.

¿Qué acción de ellas demuestra que fueron fuertemente influenciadas? (19:30-38). Dios lo libró a Lot de la maldad de las ciudades, pero él no pudo escapar del abuso de sus propias hijas.

Tus padres deberían leer esto, porque ellos son los primeros responsables al no ponerte límites o al darte permiso para que vayas a ciertos lugares donde recibís pésimas influencias. Es preferible que ellos, dándote una correcta explicación no te permitan ir a determinados lugares (aunque te ofendas por una semana sintiendo que son los peores padres del mundo), a que te dejen ir a cualquier lugar y tu vida termine siendo un tacho de basura. Pero también, tú mismo eres responsable por los lugares a donde vas, por el tipo de gente con la que compartes y por las influencias que recibes.

Hablando De Influencias…

Cuando quieres saber acerca del amor y del sexo (que no son sinónimos) ¿de quiénes aprendes? ¿Internet? ¿Páginas pornográficas? ¿Amigos que según ellos mismos tienen “experiencia”? ¿Música? ¿T.V.? ¿Revistas para mujeres? ¿Horóscopos sexuales? ¿Boliches? ¿Hentai? (dibujos animados japoneses eróticos).

Detrás de todo esto hay una perversa obra de Satanás para ensuciar y enfermar tu mente haciéndote creer que tanto chicas como muchachos son “fáciles” y que están “sexualmente disponibles” y que así como los “usas” los puedes “cambiar”.

La forma en que el sexo se publica hace casi imposible no pensar en sexo. Y NO está mal que pienses en sexo siempre que tus pensamientos sean sanos y tus actitudes sean puras. El sexo no es malo. Disfrútalo y practícalo cuando te cases. Pero hoy, haz un pacto con el Señor, (y con tu novia/o si tienes), de pureza sexual.

Habla con tu novia o novio acerca de cuáles son las cosas que sexualmente los excita uno del otro y hagan un pacto de pureza y santidad cuidándose mutuamente. Evitando cualquier tipo de provocación o estímulo sexual.

NUBE DE MOSQUITOS

El viejo avión DC-8 se acercaba al aeropuerto de Yakarta, Indonesia. El tiempo estaba algo tormentoso, pero no ofrecía peligro. El piloto hizo bajar las ruedas y puso los alerones. Por delante había una densa nube plomiza, pero no tenía mayor importancia. Sin embargo, no bien el avión entró en esa nube, los motores se apagaron.

El piloto, sorprendido, tuvo que hacer aterrizar el avión en plena selva. Los espesos árboles aminoraron el impacto. El avión, tras unos cuantos saltos, finalmente se detuvo. Los 142 pasajeros y la tripulación salieron golpeados pero vivos.

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¿Qué había pasado? La densa nube gris que paró los motores eran miles de millones de mosquitos. Éstos habían taponado las turbinas, de modo que el avión había quedado sin fuerza motriz. Un solo mosquito o, incluso, algunos pocos, podrían ser molestos, pero se pueden matar de un manotazo. En cambio, millones de mosquitos formando una densa nube negra resultó ser devastador.

Así son los problemas de la vida. Cuando es uno solo, no provoca mayor preocupación. Pero cuando éstos se acumulan en la vida y nos hallamos ofuscados bajo el peso de ellos, se vuelven una carga onerosa.

Hay tres clases de problemas: los que nosotros mismos nos causamos con nuestro comportamiento, los que otros nos causan por la razón que sea, y los que existen solamente en nuestra imaginación. Y sean cuales sean, y vengan de donde vengan, cuando se amontonan uno sobre otro en pesada y densa nube, nos ofuscamos y no hallamos qué hacer. ¿Cuál será la solución?

Comencemos pidiéndole a Dios calma en sincera oración. Es difícil pensar cuando ruge la tormenta. Luego sentémonos a una mesa o escritorio, y con lápiz y papel en la mano, comencemos a escribir. Anotemos con detalles cada uno de los problemas. Lo primero que notaremos es lo difícil que es pasar al papel el problema. Es porque, en gran parte, el problema es una reacción emocional y no algo, en sí, específico. En cuanto nos damos cuenta de eso, el problema empieza a disiparse.

Cuando terminemos de elaborar la lista, llevemos cada problema a Dios en oración, comenzando con el más leve. El apóstol Pedro dice: «Depositen en él [Cristo] toda ansiedad, porque él cuida de ustedes» (1 Pedro 5:7). Cuando con calma invocamos la ayuda divina, las soluciones comienzan a aparecer. Lo que antes era una confusión tormentosa se convierte en un remanso de paz, todo por acción de Cristo. Él está esperando que clamemos a Él para darnos esa paz

CRISTIANO Y EL SUICIDIO“

Frente a algunas preguntas que nos han hecho sobre que pasa con un creyente en Cristo que se suicida, aquí le presentamos una posición al respecto sabiendo que es un tema bien delicado, y que existen varias posiciones dentro del Cuerpo de Cristo.

El suicidio es el acto por el cual en forma intencional una persona termina con su vida. Se debe entender el suicidio como una acción libre y sin coerción con el propósito de producir la muerte de uno mismo. El término suicidio significa el acto o la ocasión de quitarse la vida uno mismo en forma voluntaria e intencional y esto se extiende también a las personas que atentan contra su vida o quienes tienen la tendencia a quitarse la vida.

Durante los primeros años de la historia judía, el suicidio era extremadamente raro. La vida se consideró demasiado preciosa para terminarla por voluntad propia. Salvo pocos casos que se mencionan en el Antiguo Testamento, seis en total, no se encuentra ninguna

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tendencia hacia el suicidio en la historia del pueblo judío. Fundamentándose en textos como Génesis 2:7, donde dice: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El pueblo judío comprendió que la vida es un don o un regalo de Dios al hombre y por tanto consideró que de igual manera, Dios es el único que tiene la potestad para quitar la vida.Esta forma de pensar se ha extrapolado también al Cristianismo, por lo cual el Cristianismo sostiene que Dios aborrece y rechaza el suicidio terminantemente. En el Nuevo Testamento existe un solo caso de suicidio y su autor fue el tristemente célebre Judas Iscariote, quien traicionó al Señor Jesús. Un creyente que se suicida estaría cometiendo un grave pecado.

El suicidio es un pecado porque niega algunas cosas relativas a la persona y a la obra de Dios. En primer lugar, niega el poder de Dios. La persona que se suicida piensa que ha llegado al final de la cuerda y que ya no hay más esperanza, pero la palabra de Dios dice que nada es imposible para Dios. En Lucas 1:37 leemos estas palabras: porque nada hay imposible para Dios.

Donde terminan las posibilidades del hombre comienzan las posibilidades de Dios. Quien se suicida niega voluntariamente la intervención de Dios en su vida.

En segundo lugar, porque niega los propósitos de Dios. Dios utiliza las pruebas para cumplir con sus propósitos. Las pruebas son el cincel y el martillo que Dios utiliza para dar forma a los que somos suyos. Por esto Dios espera que tengamos por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas.

Santiago 1:2-4 dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, Stg 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Stg 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

La persona que se suicida normalmente piensa que Dios es injusto al hacerle pasar por la crisis que está enfrentando, pero no es así. Cuando los inevitables traumas, catástrofes y crisis de la vida amenazan con arrojarnos violentamente contra las rocas, es la fe personal y la visión que tenemos de nuestro Dios lo que nos trae seguridad. Al saber que Dios está en control de cualquier cosa que estamos experimentando, podemos soportar con gozo cualquier cosa que nos venga. Tal conocimiento no niega las circunstancias o el dolor y sufrimiento, pero tiene la virtud de poner las cosas en la perspectiva correcta. Esta actitud nos llevará a comprender que Dios es más grande que nuestros problemas y por tanto podemos estar seguros en él.

En tercer lugar, el suicidio se considera como pecado porque niega las promesas de Dios. Note lo que dice 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

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La prueba, la crisis, el sufrimiento, es algo que está bajo el control de Dios. Alguien ha dicho que Dios nos mete en el horno de fuego de la prueba, pero su mano está firmemente en el termostato, para que la temperatura del horno no suba más allá de lo que podemos soportar y nos quememos. Pero la hermosa promesa es que Dios no nos va a dejar dentro de ese horno de fuego para siempre, sino que cuando se cumpla su propósito nos va a sacar del horno de fuego. Esto es un gran aliciente para soportar con gozo la prueba. Después de la tormenta viene la calma. Después de la noche siempre viene el día. Pero si una persona se suicida desconfía de esta promesa, y pensando que siempre va a estar en esa situación, termina quitándose la vida. De manera que, amable oyente, nadie puede decir que fue la voluntad de Dios que un creyente se suicide, porque sería equivalente a decir que fue la voluntad de Dios que un creyente peque. Dios jamás va a desear que un creyente peque de cualquier manera.

Una pregunta que normalmente surge en la mente de los creyentes, relacionada con el suicidio es en cuanto al destino eterno del alma y espíritu de ese creyente. ¿Va al cielo, o al infierno? Respecto a esto, la pregunta en realidad se reduce al asunto de si un verdadero creyente puede o no perder su salvación. La Biblia provee abundante información en cuanto a que un genuino creyente no puede perder su salvación, por cuanto todos sus pecados han sido ya juzgados en Cristo. Esto de ninguna manera debe ser interpretado como un estímulo para que los creyentes se suiciden, porque como ha quedado establecido, el suicidarse es un pecado porque pretende usurpar la autoridad que sólo Dios tiene para otorgar y quitar la vida, porque niega el poder de Dios, niega los propósitos de Dios para probar al creyente y niega las promesas de Dios de una pronta liberación. Que un creyente genuino, tal vez en una crisis emocional y espiritual, atente contra su propia vida, cae dentro de las posibilidades, pero de ninguna manera es lo que la Biblia aconseja a los creyentes. El destino de cualquier persona que se ha suicidado no está determinado por el acto de suicidio sino por su relación con Cristo. Si esa persona recibió alguna vez a Cristo como su Salvador, es salva, pero si esa persona jamás recibió a Cristo como Salvador, no es salva. Muchos piensan que el suicidio es el pecado imperdonable. Esta idea se fundamenta en el hecho que cuando la persona comete suicidio es incapaz de pedir y recibir perdón después del acto, y por lo tanto le espera el castigo eterno.

Debido a que el suicidio es un homicidio de la propia persona, es un acto pecaminoso. No obstante, el acto de suicidio no condena a ninguna persona al castigo eterno. La salvación y la vida eterna son regalos que Dios otorga gratuitamente a todos los que reconocen su condición pecadora ante Dios y confían de manera personal en la muerte de Cristo en la cruz como el pago justo por su pecado. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

La salvación para cualquier persona descansa sobre la obra completa y perfecta de Jesucristo en la cruz, no sobre el hecho de no cometer jamás algo que Dios ha catalogado como pecado. El suicidarse no nos condena de por sí al castigo eterno, más que cualquier otro pecado por el cual no hayamos pedido perdón en el momento de morir físicamente.

Note lo que dice Romanos 8:1 y complementario con esto, los versículos 37 a 39. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan

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conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Para el creyente no hay ningún acto o pecado individual que pueda anular la salvación, cambiar el destino eterno o separar al creyente de Dios, y dentro de esto está el pecado de suicidio. Por nuestra humana naturaleza pecaminosa que todavía poseemos a pesar de ser genuinos creyentes, es posible pero no deseable que cometamos cualquier pecado, tanto algo que nosotros consideramos como grave o algo que nosotros consideramos como nada grave. Si no fuera por la cruz sobre la cual fue pagada eternamente la deuda por el pecado pasado, presente y futuro, ninguno de nosotros podría estar seguro de tener salvación eterna, porque ¿Quién de nosotros, creyentes podemos decir que nunca hemos pecado siendo ya creyentes?

CRISTIANO Y EL SUICIDIO“

Frente a algunas preguntas que nos han hecho sobre que pasa con un creyente en Cristo que se suicida, aquí le presentamos una posición al respecto sabiendo que es un tema bien delicado, y que existen varias posiciones dentro del Cuerpo de Cristo.

El suicidio es el acto por el cual en forma intencional una persona termina con su vida. Se debe entender el suicidio como una acción libre y sin coerción con el propósito de producir la muerte de uno mismo. El término suicidio significa el acto o la ocasión de quitarse la vida uno mismo en forma voluntaria e intencional y esto se extiende también a las personas que atentan contra su vida o quienes tienen la tendencia a quitarse la vida.

Durante los primeros años de la historia judía, el suicidio era extremadamente raro. La vida se consideró demasiado preciosa para terminarla por voluntad propia. Salvo pocos casos que se mencionan en el Antiguo Testamento, seis en total, no se encuentra ninguna tendencia hacia el suicidio en la historia del pueblo judío. Fundamentándose en textos como Génesis 2:7, donde dice: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El pueblo judío comprendió que la vida es un don o un regalo de Dios al hombre y por tanto consideró que de igual manera, Dios es el único que tiene la potestad para quitar la vida.Esta forma de pensar se ha extrapolado también al Cristianismo, por lo cual el Cristianismo sostiene que Dios aborrece y rechaza el suicidio terminantemente. En el Nuevo Testamento existe un solo caso de suicidio y su autor fue el tristemente célebre Judas Iscariote, quien traicionó al Señor Jesús. Un creyente que se suicida estaría cometiendo un grave pecado.

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El suicidio es un pecado porque niega algunas cosas relativas a la persona y a la obra de Dios. En primer lugar, niega el poder de Dios. La persona que se suicida piensa que ha llegado al final de la cuerda y que ya no hay más esperanza, pero la palabra de Dios dice que nada es imposible para Dios. En Lucas 1:37 leemos estas palabras: porque nada hay imposible para Dios.

Donde terminan las posibilidades del hombre comienzan las posibilidades de Dios. Quien se suicida niega voluntariamente la intervención de Dios en su vida.

En segundo lugar, porque niega los propósitos de Dios. Dios utiliza las pruebas para cumplir con sus propósitos. Las pruebas son el cincel y el martillo que Dios utiliza para dar forma a los que somos suyos. Por esto Dios espera que tengamos por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas.

Santiago 1:2-4 dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, Stg 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Stg 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

La persona que se suicida normalmente piensa que Dios es injusto al hacerle pasar por la crisis que está enfrentando, pero no es así. Cuando los inevitables traumas, catástrofes y crisis de la vida amenazan con arrojarnos violentamente contra las rocas, es la fe personal y la visión que tenemos de nuestro Dios lo que nos trae seguridad. Al saber que Dios está en control de cualquier cosa que estamos experimentando, podemos soportar con gozo cualquier cosa que nos venga. Tal conocimiento no niega las circunstancias o el dolor y sufrimiento, pero tiene la virtud de poner las cosas en la perspectiva correcta. Esta actitud nos llevará a comprender que Dios es más grande que nuestros problemas y por tanto podemos estar seguros en él.

En tercer lugar, el suicidio se considera como pecado porque niega las promesas de Dios. Note lo que dice 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

La prueba, la crisis, el sufrimiento, es algo que está bajo el control de Dios. Alguien ha dicho que Dios nos mete en el horno de fuego de la prueba, pero su mano está firmemente en el termostato, para que la temperatura del horno no suba más allá de lo que podemos soportar y nos quememos. Pero la hermosa promesa es que Dios no nos va a dejar dentro de ese horno de fuego para siempre, sino que cuando se cumpla su propósito nos va a sacar del horno de fuego. Esto es un gran aliciente para soportar con gozo la prueba. Después de la tormenta viene la calma. Después de la noche siempre viene el día. Pero si una persona se suicida desconfía de esta promesa, y pensando que siempre va a estar en esa situación, termina quitándose la vida. De manera que, amable oyente, nadie puede decir que fue la voluntad de Dios que un creyente se suicide, porque sería equivalente a decir que fue la voluntad de Dios que un creyente peque. Dios jamás va a desear que un creyente peque de cualquier manera.

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Una pregunta que normalmente surge en la mente de los creyentes, relacionada con el suicidio es en cuanto al destino eterno del alma y espíritu de ese creyente. ¿Va al cielo, o al infierno? Respecto a esto, la pregunta en realidad se reduce al asunto de si un verdadero creyente puede o no perder su salvación. La Biblia provee abundante información en cuanto a que un genuino creyente no puede perder su salvación, por cuanto todos sus pecados han sido ya juzgados en Cristo. Esto de ninguna manera debe ser interpretado como un estímulo para que los creyentes se suiciden, porque como ha quedado establecido, el suicidarse es un pecado porque pretende usurpar la autoridad que sólo Dios tiene para otorgar y quitar la vida, porque niega el poder de Dios, niega los propósitos de Dios para probar al creyente y niega las promesas de Dios de una pronta liberación. Que un creyente genuino, tal vez en una crisis emocional y espiritual, atente contra su propia vida, cae dentro de las posibilidades, pero de ninguna manera es lo que la Biblia aconseja a los creyentes. El destino de cualquier persona que se ha suicidado no está determinado por el acto de suicidio sino por su relación con Cristo. Si esa persona recibió alguna vez a Cristo como su Salvador, es salva, pero si esa persona jamás recibió a Cristo como Salvador, no es salva. Muchos piensan que el suicidio es el pecado imperdonable. Esta idea se fundamenta en el hecho que cuando la persona comete suicidio es incapaz de pedir y recibir perdón después del acto, y por lo tanto le espera el castigo eterno.

Debido a que el suicidio es un homicidio de la propia persona, es un acto pecaminoso. No obstante, el acto de suicidio no condena a ninguna persona al castigo eterno. La salvación y la vida eterna son regalos que Dios otorga gratuitamente a todos los que reconocen su condición pecadora ante Dios y confían de manera personal en la muerte de Cristo en la cruz como el pago justo por su pecado. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

La salvación para cualquier persona descansa sobre la obra completa y perfecta de Jesucristo en la cruz, no sobre el hecho de no cometer jamás algo que Dios ha catalogado como pecado. El suicidarse no nos condena de por sí al castigo eterno, más que cualquier otro pecado por el cual no hayamos pedido perdón en el momento de morir físicamente.

Note lo que dice Romanos 8:1 y complementario con esto, los versículos 37 a 39. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Para el creyente no hay ningún acto o pecado individual que pueda anular la salvación, cambiar el destino eterno o separar al creyente de Dios, y dentro de esto está el pecado de suicidio. Por nuestra humana naturaleza pecaminosa que todavía poseemos a pesar de ser genuinos creyentes, es posible pero no deseable que cometamos cualquier pecado, tanto algo que nosotros consideramos como grave o algo que nosotros consideramos como nada

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grave. Si no fuera por la cruz sobre la cual fue pagada eternamente la deuda por el pecado pasado, presente y futuro, ninguno de nosotros podría estar seguro de tener salvación eterna, porque ¿Quién de nosotros, creyentes podemos decir que nunca hemos pecado siendo ya creyentes?

CRISTIANO Y EL SUICIDIO“

Frente a algunas preguntas que nos han hecho sobre que pasa con un creyente en Cristo que se suicida, aquí le presentamos una posición al respecto sabiendo que es un tema bien delicado, y que existen varias posiciones dentro del Cuerpo de Cristo.

El suicidio es el acto por el cual en forma intencional una persona termina con su vida. Se debe entender el suicidio como una acción libre y sin coerción con el propósito de producir la muerte de uno mismo. El término suicidio significa el acto o la ocasión de quitarse la vida uno mismo en forma voluntaria e intencional y esto se extiende también a las personas que atentan contra su vida o quienes tienen la tendencia a quitarse la vida.

Durante los primeros años de la historia judía, el suicidio era extremadamente raro. La vida se consideró demasiado preciosa para terminarla por voluntad propia. Salvo pocos casos que se mencionan en el Antiguo Testamento, seis en total, no se encuentra ninguna tendencia hacia el suicidio en la historia del pueblo judío. Fundamentándose en textos como Génesis 2:7, donde dice: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El pueblo judío comprendió que la vida es un don o un regalo de Dios al hombre y por tanto consideró que de igual manera, Dios es el único que tiene la potestad para quitar la vida.Esta forma de pensar se ha extrapolado también al Cristianismo, por lo cual el Cristianismo sostiene que Dios aborrece y rechaza el suicidio terminantemente. En el Nuevo Testamento existe un solo caso de suicidio y su autor fue el tristemente célebre Judas Iscariote, quien traicionó al Señor Jesús. Un creyente que se suicida estaría cometiendo un grave pecado.

El suicidio es un pecado porque niega algunas cosas relativas a la persona y a la obra de Dios. En primer lugar, niega el poder de Dios. La persona que se suicida piensa que ha llegado al final de la cuerda y que ya no hay más esperanza, pero la palabra de Dios dice que nada es imposible para Dios. En Lucas 1:37 leemos estas palabras: porque nada hay imposible para Dios.

Donde terminan las posibilidades del hombre comienzan las posibilidades de Dios. Quien se suicida niega voluntariamente la intervención de Dios en su vida.

En segundo lugar, porque niega los propósitos de Dios. Dios utiliza las pruebas para cumplir con sus propósitos. Las pruebas son el cincel y el martillo que Dios utiliza para dar forma a los que somos suyos. Por esto Dios espera que tengamos por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas.

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Santiago 1:2-4 dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, Stg 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Stg 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

La persona que se suicida normalmente piensa que Dios es injusto al hacerle pasar por la crisis que está enfrentando, pero no es así. Cuando los inevitables traumas, catástrofes y crisis de la vida amenazan con arrojarnos violentamente contra las rocas, es la fe personal y la visión que tenemos de nuestro Dios lo que nos trae seguridad. Al saber que Dios está en control de cualquier cosa que estamos experimentando, podemos soportar con gozo cualquier cosa que nos venga. Tal conocimiento no niega las circunstancias o el dolor y sufrimiento, pero tiene la virtud de poner las cosas en la perspectiva correcta. Esta actitud nos llevará a comprender que Dios es más grande que nuestros problemas y por tanto podemos estar seguros en él.

En tercer lugar, el suicidio se considera como pecado porque niega las promesas de Dios. Note lo que dice 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

La prueba, la crisis, el sufrimiento, es algo que está bajo el control de Dios. Alguien ha dicho que Dios nos mete en el horno de fuego de la prueba, pero su mano está firmemente en el termostato, para que la temperatura del horno no suba más allá de lo que podemos soportar y nos quememos. Pero la hermosa promesa es que Dios no nos va a dejar dentro de ese horno de fuego para siempre, sino que cuando se cumpla su propósito nos va a sacar del horno de fuego. Esto es un gran aliciente para soportar con gozo la prueba. Después de la tormenta viene la calma. Después de la noche siempre viene el día. Pero si una persona se suicida desconfía de esta promesa, y pensando que siempre va a estar en esa situación, termina quitándose la vida. De manera que, amable oyente, nadie puede decir que fue la voluntad de Dios que un creyente se suicide, porque sería equivalente a decir que fue la voluntad de Dios que un creyente peque. Dios jamás va a desear que un creyente peque de cualquier manera.

Una pregunta que normalmente surge en la mente de los creyentes, relacionada con el suicidio es en cuanto al destino eterno del alma y espíritu de ese creyente. ¿Va al cielo, o al infierno? Respecto a esto, la pregunta en realidad se reduce al asunto de si un verdadero creyente puede o no perder su salvación. La Biblia provee abundante información en cuanto a que un genuino creyente no puede perder su salvación, por cuanto todos sus pecados han sido ya juzgados en Cristo. Esto de ninguna manera debe ser interpretado como un estímulo para que los creyentes se suiciden, porque como ha quedado establecido, el suicidarse es un pecado porque pretende usurpar la autoridad que sólo Dios tiene para otorgar y quitar la vida, porque niega el poder de Dios, niega los propósitos de Dios para probar al creyente y niega las promesas de Dios de una pronta liberación. Que un creyente genuino, tal vez en una crisis emocional y espiritual, atente contra su propia vida, cae dentro de las posibilidades, pero de ninguna manera es lo que la Biblia aconseja a los creyentes. El destino de cualquier persona que se ha suicidado no está determinado por el acto de

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suicidio sino por su relación con Cristo. Si esa persona recibió alguna vez a Cristo como su Salvador, es salva, pero si esa persona jamás recibió a Cristo como Salvador, no es salva. Muchos piensan que el suicidio es el pecado imperdonable. Esta idea se fundamenta en el hecho que cuando la persona comete suicidio es incapaz de pedir y recibir perdón después del acto, y por lo tanto le espera el castigo eterno.

Debido a que el suicidio es un homicidio de la propia persona, es un acto pecaminoso. No obstante, el acto de suicidio no condena a ninguna persona al castigo eterno. La salvación y la vida eterna son regalos que Dios otorga gratuitamente a todos los que reconocen su condición pecadora ante Dios y confían de manera personal en la muerte de Cristo en la cruz como el pago justo por su pecado. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

La salvación para cualquier persona descansa sobre la obra completa y perfecta de Jesucristo en la cruz, no sobre el hecho de no cometer jamás algo que Dios ha catalogado como pecado. El suicidarse no nos condena de por sí al castigo eterno, más que cualquier otro pecado por el cual no hayamos pedido perdón en el momento de morir físicamente.

Note lo que dice Romanos 8:1 y complementario con esto, los versículos 37 a 39. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Para el creyente no hay ningún acto o pecado individual que pueda anular la salvación, cambiar el destino eterno o separar al creyente de Dios, y dentro de esto está el pecado de suicidio. Por nuestra humana naturaleza pecaminosa que todavía poseemos a pesar de ser genuinos creyentes, es posible pero no deseable que cometamos cualquier pecado, tanto algo que nosotros consideramos como grave o algo que nosotros consideramos como nada grave. Si no fuera por la cruz sobre la cual fue pagada eternamente la deuda por el pecado pasado, presente y futuro, ninguno de nosotros podría estar seguro de tener salvación eterna, porque ¿Quién de nosotros, creyentes podemos decir que nunca hemos pecado siendo ya creyentes?

Cómo llego a conocer la voluntad de Dios?

[Nota del editor: Una de las preguntas más frecuentes que recibimos tiene que ver con la voluntad de Dios. Lo que presentamos abajo es la respuesta que enviamos a una persona sobre el tema. Esperamos que sea de ayuda].

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Lo que usted desea saber es cómo tomar una decisión y tener la seguridad de que es la voluntad de Dios. Aunque no podemos decirle específicamente cuál es la voluntad de Dios en esta situación, sí podemos darle las pautas bíblicas para que usted mismo pueda encontrarla. Pero al buscarla, debe recordar que Dios está interesado en que se lleve a cabo su voluntad, y Él le va a ayudar a discernir cuál es. Él no quiere dejarlo a usted dudando qué debe hacer, sino que va a ser claro.

En primer lugar, la voluntad de Dios es algo que uno va conociendo en forma progresiva. No es como una piñata, que en un momento dado cae al suelo y revela todo lo que hay en su interior. La voluntad divina se parece más a un rollo de papel que se va abriendo poco a poco, gradualmente, día tras día.

Luego, usted debe saber que el noventa por ciento de la voluntad de Dios se encuentra —ha sido revelada— en la Biblia. Esto significa que si usted no está estudiando la Biblia, no debe esperar encontrar la voluntad de Dios en áreas específicas de su vida. Nunca habremos reiterado lo suficiente el rol crucial de la Palabra de Dios para hallar la voluntad divina. Hay ciertos principios que ya están claramente indicados por Dios en la Biblia. Por ejemplo, no es necesario que un cristiano ore preguntándole a Dios cuál es Su voluntad acerca del casamiento con un inconverso. La respuesta ya está dada en 2 Corintios 6:14-15. Un hijo no necesita preguntar a Dios si debe obedecer o no a sus padres. Sólo tiene que leer lo que dice la Biblia en Colosenses 3:20 para encontrar la respuesta. Tampoco hace falta preguntar si debemos ser embajadores de Cristo, 2 Corintios 5:20 así lo declara. El primer paso, entonces, para encontrar la voluntad de Dios es estudiar la Biblia.

Ahora vamos a hablar del diez por ciento restante. Por ejemplo, la Biblia no detalla cada decisión específica que debemos tomar. Existen ciertos requisitos para encontrar el otro 10%.

1) El individuo tiene que ser un verdadero cristiano, debe haber aceptado a Cristo en su corazón (Juan 1:12; Hechos 4:12; 1 Corintios 2:14-16). Esto parece obvio, pero uno tiene que tener una relación personal con Cristo para conocer Su Voluntad. Pero aparte requiere una relación íntima con Dios. Si queremos saber cómo Dios piensa, es imprescindible conocerlo íntimamente.

2) Hay que tener fe (confianza) en que Cristo le guiará en sus pasos. «Sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6) «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados» (Salmo 32:8-9 NTV). «Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar» (Proverbios 3:5-6 NTV). En el versículo 9 del Salmo 32, el escritor emplea el ejemplo del caballo y del mulo. El caballo ejemplifica a la persona que no tiene paciencia y siempre está corriendo, adelantándose a Dios. El mulo es aquel que nunca hace nada a menos que se lo fuerce. Hay que poner una bomba bajo este animal para que se mueva. Tenemos que movernos para que Dios nos pueda guiar, pero andando con precaución de modo de no adelantarnos a Su voluntad.

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3) Tenemos que obedecer en las áreas que ya sabemos que son voluntad de Dios. Él no le dará más dirección si no es obediente en aquello que ya está revelado como voluntad divina. Por ejemplo, si una persona está jugando con el sexo fuera del matrimonio, que está estrictamente prohibido en la Biblia (Hebreos 13:4), no debe esperar tener más indicaciones acerca de la voluntad de Dios para su vida hasta que no obedezca en el campo sexual. Existe un principio de suma importancia: «la luz traerá más luz». Si ando en la luz hoy, Dios me dará más luz (otra vez) en una forma progresiva.

4) Es imprescindible aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida por adelantado, sin tratar de inspeccionarla primero. Demasiados oran diciendo: «Señor, muéstrame tu voluntad. Yo voy a pensar un poco para ver si voy a aceptarla o no». Sucede que algunos piensan que la voluntad de Dios será desagradable y que seremos miserables si la aceptamos.

Otros creen que la elección del cristiano se debate entre «lo que yo quiero hacer» (la felicidad) y «lo que Dios quiere que yo haga» (la infelicidad). Este concepto no es bíblico y proviene del diablo. Lea detenidamente Salmo 37:4: «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón» (NTV, ver Salmo 103:13; Romanos 8:32). La voluntad de Dios es y será agradable para sus hijos.

5) Hay que asegurarse de entregar al Señor nuestro todo. Hay quienes están entregados al Señor con la excepción de un área de su vida. Por ejemplo: «Si me permites casarme con María, voy a hacer cualquier cosa por ti, Señor». Ello indica falta de fe en Dios.

Dios guía al cristiano por medio de cinco caminos:

1) Su Palabra (Salmo 119:105), y los principios encontrados en ella. Repito, si no está estudiando la Biblia a fondo, no debe esperar conocer la voluntad de Dios.

2) La oración. El cristiano que emplea tiempo en el fiel estudio de la Biblia y en oración conocerá la voluntad de Dios. No existen fórmulas instantáneas sino que su santa voluntad se revela conociéndole íntimamente por medio de Su Palabra y la oración. Es indispensable que el creyente camine con Cristo a cada momento, y entonces la voluntad de Dios para el futuro se irá aclarando. En oración el Espíritu Santo nos da convicción de que algo es la voluntad de Dios. La diferencia entre emoción y convicción es que la emoción no dura, mientras que la convicción sí, y perdura a pesar de las circunstancias.

3) Las circunstancias en sí. La vía de las circunstancias no es infalible. Sin embargo, cuando un cristiano emplea tiempo en la Palabra de Dios y en oración, le será posible entender las circunstancias mucho mejor. Por otra parte, Dios obra en y a través de las circunstancias, y en su soberanía nos muestra su voluntad de esta manera.

4) Los consejos de los padres y cristianos maduros. En su Biblia, lea Proverbios 1:8-9; 4:1; 6:20; 12:15; 13:1; Colosenses 3:20; Efesios 6:1-2. Si usted no tiene un círculo de amigos íntimos con quienes compartir la vida, sugiero que reúna a amigos cristianos y formen un grupo de oración y estudio bíblico. Al mismo tiempo, no debe pasar por alto la importancia del consejo de los padres para conocer la voluntad de Dios.

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Tratar de conocer la voluntad de Dios trae aparejados ciertos peligros que se deben evitar.

a) El peligro de decidir por nosotros mismos lo que haremos para el Señor, y después esperar Su bendición. La Escritura enseña que debemos sujetarnos a la voluntad de Cristo.

b) El peligro de creer que «Si yo quiero hacer algo, entonces eso no puede ser la voluntad de Dios». Ya citamos el Salmo 37:4. Si usted está caminando con Cristo, en comunión con Él, muchos de sus deseos serán también los deseos de Cristo.

c) El peligro de usar el sentido común separadamente de la Biblia. El sentido común fue dado por Dios y hay que usarlo. Sin embargo, hay que tener cuidado al emplear el sentido común del mundo, que muchas veces va en contra de la palabra de Dios.

d) El peligro de usar los sentimientos como guía. El problema es que los sentimientos pueden variar y necesitamos una guía y apoyo que no cambie. Jesucristo es inmutable (Hebreos 11:8).

e) El peligro de creer que la voluntad de Dios es un sendero de rosas. No siempre irá todo bien. Pero dentro de la voluntad de Dios tenemos la seguridad de que Dios tiene control soberano (Romanos 5:1-5; 8:28).

f) Finalmente, el peligro de sacar versículos de la Biblia fuera de contexto y utilizarlos como guías. Recuerde que un texto sin un contexto es un pretexto (vea 2 Timoteo 3:16-17).

Siguiendo estas indicaciones, estoy seguro de que usted encontrará la voluntad de Dios en cada momento de su vida