Ética (Anastasi)

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  amo en la . - sr-eiicues- mrnento es lnv ntory umento de ación para , 4; : S a la Üni- er y SiGk, evaluaci6n :i3n qie s en el futu- Consideraciones éticas sociales d e l evaluación os psi cólo gos se han preocupado por aspectos de la ética prof&onal en todo io que concierne a sli investigación y s las aplicacij nes vr áctias de sus procedi- mientos. S n ejemplo ccncreto es el pro sa ma sistein5tico e mpír ico que se.ini- ció en la década de los cincuen ta para establecer el primer código formal de ética para la profesión. Esta ambiciosa empresa dio por resuítado la preparación de un cori- junto de estándares que la APA adoptó oficialmente y publicó por primera vez en 1953. Es tas normas h an sido. sometidas a continuas revisiones y ~erfeccionamieritos, lo que ha dado lugar; a la publicación periódica de ediciones revisadas. L versión ac- tual, Etlud Princ ipks o f Psychologi scs atid ode of Codirct ( Principios éticos y código de ccnducta de los psicóiogos , APA, 199¿),' comprende un preámbdo y se is prirxi- pios generales destinados a orientar a los psicólogos hacia los m% altos icieaie: de la prof esión . Ade más, incluye ocho normas éticas con regh niyo cumpEm enw puede exi girse c psicó logo s que trabajan en diversos contextos. El Código Ético fue pu esto en práctica por La Comisión de Ética de la APA, que S> encarga dc investigar y juzgar las quejas contra los miembras de la asociación. Las re- glas y los procedimientos para la operación de la cumisión, así como sus primeros in- formes, se publicaron en el Atnericm ?sycholo ssi, la publicacibn oficial de 13 I Asociación Estadounidense de Psico logía (véase, por ejemplo, APA, Etliics Cornmit- ce e. 1995, 1996). Los miembros de 1 9 Comi sión de Ética anter ior, que partici paron e n a s reciente revisi6n del Código Etico, prepararon una guia indispensable en la que ~ En un esfuerzo p r dilundir tan ampliamente como sea psible estos prin ipios -a los que no s rclerirenir a de tmn en ;idelante como Cdip tic- n APA enviar< una copia ~raiis qniicn l o wlicitc. VC.-L\C r. el Aphdi ce 6 la direccion de la APA.  Anastasi, A. y Urbina, S . (1998) Test Psicológicos. (7ma Edición). México: Prentice Hall

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Artículo sobre ética para psicólogos autor(a) Anastasi

Transcript of Ética (Anastasi)

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    -4; :S a la ni- er y SiGk, evaluaci6n :i3n q i e es en el futu-

    Consideraciones ticas y sociales de la evaluacin

    os psiclogos se han preocupado por aspectos de la tica prof&onal en todo io que concierne a sli investigacin y s las aplicacijnes vrctias de sus procedi- mientos. S n ejemplo ccncreto es el prosama sistein5tico emprico que se.ini-

    ci en la dcada de los cincuenta para establecer el primer cdigo formal de tica para la profesin. Esta ambiciosa empresa dio por resutado la preparacin de un cori-

    junto de estndares que la APA adopt oficialmente y public por primera vez en 1953. Estas normas han sido. sometidas a continuas revisiones y ~erfeccionamieritos, lo que ha dado lugar; a la publicacin peridica de ediciones revisadas. La versin ac- tual, Et lud Principks of Psychologiscs atid Code of Codirct ("Principios ticos y cdigo de ccnducta de los psiciogos", APA, 199),' comprende un prembdo y seis prirxi- pios generales destinados a orientar a los psiclogos hacia los m% altos icieaie: de la profesin. Adems, incluye ocho normas ticas con r e g h niyo cumpEm!enw puede exi- girse c! psiclogos que trabajan en diversos contextos.

    El Cdigo tico fue puesto en prctica por La Comisin de tica de la APA, que S> encarga dc investigar y juzgar las quejas contra los miembras de la asociacin. Las re- glas y los procedimientos para la operacin de la cumisin, as como sus primeros in- formes, se publicaron en el Atnericm ?sycholo$ssi, la publicacibn oficial de 13 I, Asociacin Estadounidense de Psicologa (vase, por ejemplo, APA, Etliics Cornmit- cee. 1995, 1996). Los miembros de 19 Comisin de tica anterior, que participaron en !a ms reciente revisi6n del Cdigo Etico, prepararon una guia indispensable en la que

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    ' En un esfuerzo p o r dilundir tan ampliamente como sea psible estos principios -a los que nos rclerirenira de a t m n en ;idelante como Cdip 'tic- In APA enviar< una copia ~ r a i i s a qniicn lo wlicitc. VC.-L\C er. el Aphdi- ce 6 la direccion de la APA.

    ZhapKielText BoxAnastasi, A. y Urbina, S. (1998) Test Psicolgicos. (7ma Edicin). Mxico: Prentice Hall

  • 536 Aplicaciones de las pruebas

    pueden encontrarse comentarios y ejemplos de las aplicaciones de los criterios eticos (Canter, Bennett, Jones y Nagy, 1994). Bersoff (1995) present recientemenr- una compilacin de lecturas histricas y contemporaneas sobre la tica en la psicologa, incluidos algunos debates sobre dilemas eticos en diversos medios, que resulta de gran utilidad. Por otr2 parte, el volumen editxio por Pope y Vf.quez (1991) sobre la Ctica en ia psicoterapia y Ia consejerih i~clu., 2 un captulo sobre los temas de la evaluacin en el que el lector puede encontrar muchos consejos prcticos; adems, Weiner (1995a) escribi recientemente un captulo que sin duda resultar de gran ayuda sobre la for- ma de anticipar los desafos ticos y lega!es en la evaluacin de la personalidad.

    En los Estados Unidos, la dcada de los noventa ha presenciado una rpida prolife- racin de accioiics legislativas, tanto a nivel federal como estatal, resol~ciunes de !os tribunales y orientaciones profesionales desde diversos puntos de vista, muchas de ?as cuales tienen impacto en la prctica de la psicologa cn general y en el uso de !as pnie- bas psicolgicas en particular. En los captulos anteriores vimos ya algunas de est:,s ac- ciones en el contexto de ccmas especfcos y prcticas dc evalacin. cuyo efecto coinbi~ado ha generado, con demasiado. frecuexia, confusin, incongruencias y con- flictos entie los us:iarios.

    Cada vez es mas conii que se concentre la atencin en !as persoaas qlie propcr- cionan servicios psicolgicos, quienes deben equilibrar los principios Cticos de su pro- fesin con los mandatos legales y os reglamentos as como tambin con las polticas institucionales de las organizaciones en :a; que trabajan. De acuerdo con ello, la AFA se ha esforzado en p:oporcionar a sus miembros orientacin e informacin, supervisar los ade!antos pertirtentes y proniu!gar nomas, directrices y declaraciones sobre lo: te- mas ql;e quiz presenten problemas en la pifctica profesional. Las ~irectdces Genera- les para los Prcstadorcs do Servicios Psicolgicos (Griierd Gtrkieknes fcr Prnviders 9f Psychological Services; APA, 1987a) y las Directrices de especialidades para la er.tiegd de servicios (Specialty Guideliiies fm the Delivery of Services; APA, 1981 ), actualmente en revisin, se promulgaron para ayudar a quienes participan en diversos contextos en

    . la prctica profesional de la ~sico!oga. En otros docunientos se ofrece orientacin adicional sobre temas especficos, como las Directrices para las Evaluaciones dei Nio en los Procedimieni-os de Divoicio (Gui&lines for ChilG Custdy Evaluatiom in Divorce hocreingj), u3 tnbajc preparado por la ComisiCn de Prcticas y 1dormas Profesio- nales (APA, L"L?P?S, 1394), y rniichus otros que mencionaremus a lo largo del czpt'i- lo. Adems, descle'finales de los ochenta la APA prepara una serie de voimenes que resumen y ariaiizan s leyes que afectan a los de la salud mental en los Estados Unidos. Mientras preparabamos este texto. se haba pblicado alrededor de una docena de volmenes y, cn algunos casos, ya han sido actualizados (vase, por ejemplo, CaudiIl y Pope, 1995; l'etrih y Oito, 99.5; Shuman, 1490, 1993; Wulaih, 1991).

    La Comisin sobre Tess Psico!gicos y Evaluacih de la APA {Cominitwe on Psy- chologicnl l'csts un Aszessmmt, CPTA) se dedica en particular 2 la coiisideracin de problemas relacionados con las prcticas adecuadas de examinacin y e\.aluaci6n y a proporcionar consejo tcnico a otrcs grupos de la asociacin respecto a esas prcti- cas. La CPTA se encarga tambin de revisar el trabajo de la Coniisin Conjunt:i sobre Prcticas de Evaluacin (Jcint Gmmittee on Tesiing Praciices, JCXT), un grupo esta- blecido pcr la APP, y ou?s organizacioris interesndas en 1.7 e\'aIuiv:in, y que a su vez rcdacr el Cdigo de Prcticas Justas de Evaluacin eii I;i Educncih

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    Consideraciones ticas y sociales de la evaluacidn 537

    , (Code of Fair Tesang Pracaces in Eduuition; JCTP, 1988) y otros trabajos cuyo proNsi. to es mejorar la forma en que se aplican las pruebas J prevenir su abuso (vease, por ejemplo, Eyde et al., 1988; 1993). Actualmente, la JCTP prepara una declaracin.so- bre los "Derechos y responsabilidades de los examinados".

    En el primer capltulo consideramos el punto de vista del examinado y ciertos as- pectos de la funcin de los usuarios de las pruebas; en este, dirigiremos la atencin a los aspectos.ticos y sociales que influyen en el uso de las pruebas en diversos contex- tos. Adems, para los temas que ataen a la competencia profesional, analizaremos brevemente las responsabilidades de las editoriales, el derecho del examinado a la pri- vacfa, el tema de la confidencialidad y la evduacin de personas con diversos antece- dentes y niveles de capacidad. Aunque ya antes se ha hablado del imp~cto de la legislacin, la ccnsideiacin detallada de la multiplicidad de aspectos legales que afectan la prctica evaluativa va ms all de rifiestro pro@sito, por lo que se reco- mienda al lector interesado que consulte las diversas fuentes mencionadas en este y en otro: captulos del texto (especialmente, los captulos 5 y 17 ).

    ASPECTOS TIC~S EN L A EVALUACION Y EXAMINACI~N P S I C O L ~ G I C A

    Desde la dcada de los setenta ha aumentado la preocupacin no slo por los prob:emas ticos. sino por otras cuesiio;i& relacionadas cori los valores en todos los campos de ia psicologa terica y aplicada (Bersoif, 1995; Diener y Crandall, 1978; Jacob y Harcshar- ne, 1991; Pope y Vsquez, 1991). En el rea de la evaluacin, Eyde y Quaintance (1988) y Messick (19bOb, 1989, 1995) han presentado anlisis rriinucioq y provociti- vos sobre la funcin de tos valores y de la5ticz racional que fundanenta diversas prc- ticas. A nivel m% especfico, e1 W i g o Etico de la APA contiene vuchos elementos que pueden aplicarse a la evalcacin psicolgiw. Una de las normas -de evahacirr e intervencin- contiene una secciSn dedicada especficamente a las evaluaciones en contextos legales; adems, IH norma tica sobre la privaca y la confidencialidad, aunque de gran alcance, tambin resulsa rJevante para la evaluacin, como lo son la mayor parte de los amos principios gcnerales y varias de las narmas ticas (AP.4, 1992). Algunos de los asuntos anaiizados en el M i g z tico se relacionan con los pun- t ~ s cclibiexos en los ~ ~ T F S de Exaninacin que citamos en el primer czptulo, cuyo concenido de hecho ayuda a definir el uso responsable y profesional de izs pniebzs.

    Adems de la APA, otros grupos y asociaciones profesionales afines han desarrolla- do sus propios cdigos y normas ticos, entre los que destacan, desde el puiito de vista de ia evaluacin, la declaracin titulada Responsihilitics of Usen oJ' Standardized Tests ("Responsabilidades de los Usiiarios de las Pruebas Estandarizadas"), la "declaracin RUST" adoptada en 1989 poi la ,4CA. Otro docurierito til son los Pnncipks for the Validarion cinc! Use of Personnel Sek~rion Procedures ("Princ;~ios para la Validacin y Uso de Proccdiniientos de Seleccin de Personal"), rrdactah ppor la Scciedad para la Psicologa Industrial y Organizacional (Sociery for indi~sniul a d O~~~ln i z~ l c ion i l l Pqycho- lop, SIOP, 1987) para un propsito ms especializado (vase el captulo 17).

    La publicacin de Abiliq Tesung: LJses, Comequences, and Coiitrovenics ("Evalua- cin de Habilidades: Usos, Consecuencias v Ccntioversias", Wigdor y Garner, 1982) consti:uy un acoritecimiento irriporrante para aclarar el lugar de !a evaluacin en la

  • 538 Aplicaciones de los pruebas

    sociedad moderna; la obra, que consta de dos volm enes. es el informe final de un DrO- yecto que durante c"atro aos examin el uso de prueb& estandarizadas de habilidad en la escuela, la admisin a la educacin superior y el empleo. El proyecto, que empez cuando el debate pblico sobre lo conveniente de la evaluacin era generalizado, fue dirigido por una comisin multidisciplinaria bajo los auspicios del Consejo Nacional Estadounidense para la Invetigacin. Desde la dcada de los ochenta se han publicado otrus estudios e informes importantes que tienen que ver con las Areas problemaiticas de la evaluacin (vase, por ejemplo, Hartigan y Wigdor, 1989; Office of Tecl-a&gy As- sessment. 1992). En general, los descubrimientos de esos diversos grupos han apoyado y aumentado la credibilidad de las bien establecidas y a menudo reiteradas conclusio- nes sobre las c~ntriburiones y los abusos potenciales de las pruebas de habilidad.

    La creciente participacin del gobierno estadounidense en la aplicacin de las pruebas psicolgicas y otras hernmientas de evaluacin dio !ugar a la creacin de la Comisin psra la Examinacin y Svaluacin (Bard on Testinz Und Assasment, 30- TA), establecida en 1993 con e! apoyo de los departamentos de Defensa, Educaci6n y Trabajo de !os Estados Unidos (vase el apndice B). La BoTA supone una actividad en marcha del Consejo Nacional Gqiounidense para la Investigacin, que :ier.e en- uc: SUS objetivos principales ayudar a los polticos a comprender y evaluar las pruebas y otrcs instrumentos de evaiuacin que se emplean como herramientas de poitica p- blica. La comisin se concentra en los temas que influyen en la examinacin y evalua- cin en diversos ccntextos y ha publicado infnrnies al respecto como las Mecas del 2000, una iniciativa legislativa para la educacin (Feuer y Kober, 1995) y un plan pa- ra mejorar la Batera de Pniebas de Aptitudes Generales (BoTA, 1995), as como las implicacio.;res evaluativas y educacio&les de los cambios que tienen lugar en la natu- dezn de! trabajo (Black, Feuer, Guidroz y Lesgold, 1996).

    CAPACIDADES Y COMPETENCIA PROFESIONAL DEL USUARIO El principio del CdJigo tico correspondiente a la competencia afirma que los psiclo- gos "proporcionarAn s610 aquelio~ servicios y u~ilizarr, las tcnicas para las qae estn calificadcs ya sea por Iducaci6n. capacitacin o experiencia" (APA, 1992, p. 1599). En lo que resppcta a !as pruebas, e! requisito de que slo deben ser empleadas por exa- minadores adecuadamsnte alificados preteride proteger al examinado cowra el uso inadec~ado de tales ~nstmrnentos.~ For supuzsto, la capacitacin necesariamcrite va- ra con el tipo de ins~rumento, de ah que sucia requerirse un periodo ms bien largo de capacitacin intensiva y prctica supervisada para el buen uso de los tests indivi- duales de inteligencia y ms para los de perqonalidad, mientras que en el caso de las pruebas de aprovechamiento educativo o eficiencia labora1 se :eqi;iere uiia formacin mucho menos especiaiizada. Debe advertirse que los estadiantes que ocupan pruebas en el saln de clases con proptsitos de cnsea~za no esrgn preparados par2 aplicarlas a otros o para hacer una interpretacin odccuadz de las puntuaciones.

    Vease el capitulo 1 para una revisin de la funcin del bsuario y de los proyectos sobre la capacitacin y la for- rnaci6n del usi*ario de las pruebas, conducirich: por grupa de trabajo dci JCTP (Eyde eral . , 988, 1993; Moreland e: d., 1995). L? Asociacin Psicol6gica de G r a d a y la Sociedad Psicolgica Britanica cambien han dado pasos hacia el desarrollu de s i ~ c m a s para escahlecer la cay>dciracin de los usuarios (D. C. Broums. 1935!.

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    Consideraciones &ticas y sociales de la evaluacidn 539

    Los evaluadores bien capacitados eligen los instrymentos apropiados tanto para el propsito panicular de evaluacibn como para las personas que sern examinadas..Estan al tanto de la investigaci6n bibliogrfica disponible sobre la prueba elegida y pueden evaluar sus mritos tecnicos con respecto a caractersticas como las normas, la coda- bilidad y la validez. Al aplicar el .instrumento, son sensibles a las diverras condicioqes que pueden afectar el desempeo en el mismo, como las que se ilustran en el capltulo 1, extraen conclusiones o hacen recomendaciones nicamente despus de considerar la puntuaci6n. (o puntllaci&) de la prueba a la luz de otra informacin relevante so- bre 91 individuo. Por encima de todo, debencontar l& conocimientos suficientes abre la ciencia dei comportamiento humano para prevenir las inferencia injustificadas en su interpretacin de las puntuaciones. Cuando tecnicos o asistentes aplican las prue- bas, o bien personas que careceo de formacin profesioral en los principios psicometri- cos y las.ptcticas adecuadas de evaluacin, resulta indispensable que tengan-acceso a un psiclogo dificado, al rnenc- coma asewr, que les pioporcione la perspectiva nece- saria para hacer una intcrpretacin adecuada de la ejecucin en la prueba.

    Quin s un psiclogo cakfi&do? Como es evidente. y dada la diversificacin de la disciplina y la consecuente especialimcin de la formacin, no todos los psiclogos es- tn igualmente calificados en t d a s las $reas, ni siquiera en e! campo ms restringido de las prueba y la evaLuacibn psicolgica (vase el ca@do l?) . En reconocimiento de estz hecho, el Cdigo Etico exige a los psicdogos que "zcepten los lmites de su compe- tencia partida: y las limitaciones de su experiencia" (APA, 1992, pg. 1599). Las implicaciones de esta obligacin tica se explicar. ciaramente er? el principio de com- petencia que mencionamos.

    La prornulgacin de leyes para el otorgamiento de !icencias eststl+ y de las leyes de certiiicxin paia los psiclogos no s6!a contrib~veron al n;ejoramieiito de los es- tndares profesicrales, sino que tambin aydon ai pUblicc a identificar a los psiclo- gos calificados. Estas leyes tienen vigencia en los Estados Unidos, y en casi todas las provincias de! Canad tzmbin se han promulgado !eyes que regulan !a prctica de la psicologa (e: lector puede encontrar ur? resumen de esas leyes en APA, 1993, pp. xlii- xlu). Aunque es conicn e1 uso indistinto de los trminos "licencia" y "certificacin':, er. psicologa la certificacin suele referirse a la proteccin legal del ttulo de "piclogon, mientras que la liccncia controla la prctica de la psicologa independicntementc de! t t ~ l o que idenzificpe a! profesiona!. En conseci~encia, !as leyes sobre la iicencia nece- sitan incluir una defir.iciSn de la prctica de ia psicologa. Por su partc, en las leyes de certificacin. aunque al principio eran casi siempre simples, hoy se observa una ten- Aericia rontiniia hacia la regulacin de la licencia. Ciialquiera que sea la ley, por lo co- mn se exige un doctorado eo psicologa, cierta cantidad de prctica supervisada y el desempeio satisfactorio en un examen de calificacin. Los estatutos para el otorga- miento de la licencia suelen establecer las c~ndiciones disciplinarias para imponer ac- ciones contra los psiclcgos, quz pueden ir de muhas y reprimendas a la suspensin y revocacin dc la licencia. MU&S jurisdicciones han incorporado en sus estatutos, di- octa o indirectamente, los requisitos de la AP.4, por lo que las violzciones ai Cdigo Etico a menudo constituyen la base par2 alguna accin disciplinaria. La APA tambien ha desarrolladc una Ley Modelo para el Otorgamiento de la Licencia a los Psiclogos (M& Act fm Sta@ Licexure ojPsgcholugis, APA, 1987b), que sirve como prototipo de las legislacioccs estatales q w regulan la prctica dc la psicologa.

  • 540 ~~licaciones de las pruebas

    A ui: nivel ms avanzado, el Consejo Estadounidense de Psicologa Profesional , (American Board of Professional Psychology, ABPP; vase el aphdice B) otorga una certificacin especial. Dado que requiere un nivel mayor de capacitacin y experien- cia en ciertas especialidades, la ABPP certifica diplomados en reas como psicologa clnica, consejera, industrial/organizacional y educativa por medio de comisiones de especialidades separadas. El Directorio de la APA contiene una Zsta de los diploma- dos actuales en c d a especialidad, que puede wlicitarse tambin a la ABPP. Como es- t constituida como una federacin privada de comisiones dentro de la profesin, la ABPP no tiene la autoridsd legal de la que disponen las dependencias gubemamenta- les que administran las licencias estatales y las leyes de certificacin.

    En la ~ltirna dcada, los cambi~s eii e: sistema estadounidense de salud y otras modi- ficaciones en el mercado profesional diercn lagar a una urgencia creciente en materia de credenciales para la prczica de la psicologa. Por consecuencia, la A ha iniciado acciones para promovtr el manejo ordenado de los muchos conflictos potecciales in- herentes a la atmsfera actuai. Qna de esas acciones es la creacin del Colegio Superior de Psicologa Profesional (CoUege of Profrssujnd Psychulogyj de ia APA (Sleek, 1995), que extender las credenciales para diversas habilidades en la psicologa mediante un procedimiento que incl~ye exmenes y requisitos educativos y de experiencia. Otra 6 el desarrollo de un proceso mediante el cual pueden reconccerse formaimente las espe- cialidades y habilidades en la prctica de la psicologa (APA, Comisin Interina Ad- junta psra ia Identificacin y Reconximiento de Especialidades y Habilidades Uoin: 1nm.m Comminee for the Identifiation and Recognition of Speciaities and Proficiexies), 1995a, 1995b). Es indudable que en el futuro prximo veremos una mayor orientaci6n con respecto al tema especmco de La capacitacin dei usuario de las p m e % ~ , as camG nuevos procedimientos para acreditar a los especialistas en la evalliacibn.

    R E S P O N S A B I L I D A D E S D E L O S EDITORES D E L A S P R U E B A S Por !o general, !a venta de las pruebas se restririge a quienes cumplen LO^ ciertas con- diciona mnimas de capacitacin. Los catlogos de las principales editoriales especifi- can los requisitos que deben satisfacer los compradores, que por lo general consisten en un grado de maestra en psicologa o su equivalente. A!gi!nos editores clasifican sus pruebas en niveles, de acuerdo con la capacitacin que requieren del csuxin, quc vail de las prueba de aprovechamiento educativo y destreza vocacionai a :os tests colecti- vos de inteligencia, y los invencarios de intereses, los instrumentos clnicos coino las pniebas iiidividuales de inteligencia y la mayor parte de los tesz de personalidad. Tambin se hacen distinciones entre los compradores particulares y l j instituciones autorizadas en ia adquisicin de las pruebes adecuadas. En e! caso de Ics estudiantes graduados que necesiten determinada pnieba para tina materia o para una investiga- - cijn, su profesor debe firmar ia orden de compra, con lo que asume la responsabilidad .. po: el LISO adecuado del iiistrumentc.'

    Los esfuerzos por restringir la distribucin de las pruebas tienen un objetivo doble: garantizar la seguridad de los materiales del instrunient~ y prevenir el abusc,; sin em-

    b G n i s i 6 n sobre Pruebas Psicolgicas y Evaluacin (Comrnittcc on Psvchological Tests and Asses,rncnt. 1995) de la APA prcpnrG unz declaraci6n quc orienta sobre cl uso seguro de las pruchns p~icol6~icas en la cducdcin dc estudiantrs graduad:): y no mduados en psiccilogia.

  • Profesiona otorga Iina y experien- picologia

    misiones de os diploma- P. Corno es- irofesin, la ernamenta-

    otras modi- b en materia ha iniciado enciales in- gic Superior leek, 1995), nediantc un icia Otro es nte las espe- nterina hd- idades Uoinr 'mf;aencies), orientacin as, as como

    R U E B A S ciertas con- iles especifi- al consisten :lasifican sus rio. que van ess colecti- .as como las ersonalidad. n~tituciones estudiantes a invesiiga- mnsabilidad

    ctivo doble: so; sin em-

    Consideraciones &ticas y sociales de la evaluacin 541

    bargo, debe advertirse que aunque los distribuidores se esfuerzan .por cumplir estos ob- jetivos, el control que ejercen es por fuerza limitado. En algunos &sos, no pueden in- vestigar y verificar las supuestas capacidades y acreditakih de los compradores ( v k , por ejemplo, Oles y Davis, 1977), pero, aunque pudieran hacerlo, las capacidades y acreditacin formales s61o constituyer. un dispositivo general de identificacin; por ejemplo, es evidente que un grado de maestrfa en psicologfa -o incluso un doctora- do, una licencia estatal o un diploma de la ABPP- no necesariamente significa que el individuo est calificado para uiJizSr una prueba particular o que su formacin-es relevante para la interpretacin apropiada de los resultados obtenidos con el instm- mento. La principal responsabilidad por el'uso adecuado de las piuebas recae final- mente en el usuario o 1s institucin interesada. . Otra respombilidad profesional tiene que ver con la venta de instiumentos psico-

    ig1cos por autores y editoriales. Laj pmebs no deben salir prematuramente a la cir- culaci6n para aso general y no deben hacerse afinnaciones sobre sus posi'bies mritos si no se cuenta con evidencias objetivas sificientes. Cuanac una prueba se distribuye con propsitos exclusivos de investigacin, esta condicin debe especificarse con cla- ridad y su distribucin debe &r restringida. El manual no d l o tiene que incluir datos adecuados que permitan una evaluacin del propio instrinento, sino tambin infor- macin completa sobre sa aplicacin, calificacin ;r normas. Ms que una estratagema de ventas diseada para mejurar la imagen del instrumento, el manuai debe ser una exposicin fctica de lo que se sabe sobre la prueba. Es responsabilidad del alitor y del editor revisar las pruebas y normas con la frecuencia suficiente para evitar su obsoles- cencia; desde luego, la rapidez con que una prueba queda rezagada vgrla con la natura- leza del propic instrumento.

    Por razcnes obvias, no deben pub!icarse en los medio5 masiva de comunicacin, en partc. o del todo, 1;ls p e b a s cuya seguridad debe garantizarse porque se iitili7= pa- ra toinar decisiones de seleccin, colocacin o diagnstico. Cualquier publicidad que se d a reactivos especficos de la prueba tender a invalidar el uso futuro del instru- mento con otras personas; adems, la publicacin de instrumentos en los medios de comunicacin puede dar iugar a que la gente haga una aiitoevaluacin que pueda cau- sar daos psicolgicos. Otra prctica que casi siempre se considera poco profesional consiste er? enviar'las pmebas por correo, pues semejante procedimiento no shlo impide c o n d a r las condicicnes de la evaluacin, sino que en general supone que las pun- tuaciunes se interpreten sin contar c m otra informacin impurtante de: individuo. Salvo muy contadas excepciones, como el aso de inventrios de intereses o valores con individuos medianamente conocedores y motivados, los resultados obtenidos en esas condiciones suelen ser ms ql-ie in~ t i i e s .~

    E; digno de mencin que desde la dcada de los ochenta las editoriales empezaron 2 toinar medidas para asegurar que los instrumentos que publican y distribiiyen se em-

    . pleen en forma adecuada y qe sus calificaciones se interpreten correctamen:e. Con este ir! bar. hecho esfuerzcs por ampliar y mejorar la comunicacin con siis clientes acerca de pruebas especficas y por mejorar la comprensin del pb!ico sobre la eva- luacin en general. Los editores de ~ruebas psicolgicas participaron con la APA y

    ' La Gunisi5n de tica de la . V A p:cyar6 r~cieniernente una dec la i~~ i6 t l wbre el hecho d:: 'levar lis pruebas a casa" cn respuesta a una investigaci6n concerniente a lo adecuado de enviar a casa el MMP; para su aplicacih (APA, Ei:iics Giiirnirrcc. 1994. pp. 665466).

  • otras organizaciones nacionales en los Proyectos de Capacitacin y Formacin de los Usuarios de las Pruebas de la Comisin Conjunta sobre Prcticas de Evaluacin Uoint Comrnittee on Testing Practica, Eyde et d., 1988, 1993). Adems, establecieron la Asociacin de Editores de Tests (Associaion of Test Publishers, ATP; vase el apndice B), una organizacin cuyos miembros se comprometieron a promover la integridad de los productos y servicios de evaluacin y a mejorar su valor pan la sociedad. La ATP public recientemente la segunda edicin de un conjunto de "Directrices Modelo pa- ra Ia Integridad de la Evaluacin Previa a la Contratacin" (Model Gwdelines f m Premp!qmenr lnwgrity Tesang; AT?, 1996).

    Un aspecto particularmente relacionado con lai pruebu de personaiidad atae n la inva- sin de la privacidad. En un informe titulado Priuucy mid W c i 0 T c . l Raemch ("Privaci- dad e Imestigacin ConductuaB, 1967) se define ei derecho a la piivacidad como la prerrogativa para decidir por una d s m o hasta dnde compartir con otros los pcnsa- mienta, sentimientos y hechos C!P la prcpia vida; este derccho se ?a-acteriw adems co- mo "esencial para asegurar la libertad y autodetermimcin" (p. 2). En la medida en que algunas pruebas de rasgos einocimles, motivacionales o de actimdes son neczsarimen- te encubiertas, el exarniiiado puede revelar es= caiacte:sticas en el curso de la prueba sin percatarse de ello. Aunque puede ser necesario mantener al examinado en la ign-

    542 Aplicaciones de las pruebas

    --- --

    rancia de las fonnas especcficas de interpretacin de las requexas a cualquier prueba, a nadie debe someterse a cn programa de evaluacin coa falsas expectativa3, por lo que re- sulta de primordial intportancia la ob:igacin de tomar ias medidas necesarias para que el examinado comprenda del todo el uso que se har de las resultados de 13 pnxba.

    Aunque la preocupacin po: la invasin de la privacidad se ha expresado sobre todo con r e q x c t ~ a los tests de personalidad, lgicamente se aplica a cualquier instrumento. C e d e luego, cualquier test de inteligencia, de aptitudes o de aprovechamiento puede

    - revelar limitaciones yn las habilidades y ei c~nocimiento que e: individuo preferira nu revelar; ms an, cualquier obsewzcitin que se haga de su conducta (como la que puede tener lugar dunnte una en~~evista, una coriversacirjn casual o un encuentro per- sona!) puede arrojar informacion que preferira ocultar y q w rereia sin saberlo. El he- cho de q ie a menudo se toque el tema de las pruebas psicologicas en los debates sobre la invasin de la privacidad refleia las ideas engaosas sobre las pruebas asl como su fre- cuente mal uso como la nica base para tomar decisiones scbre los individuos. La svspi- cacia y los temores popalares dismicuirm si se recc~ociera que las pnlebas slo son medidas de muestras de coridiicta que no tienen poderes mi~teriosos para penetrar ms a!l del c~mporramiento. De iguai n ido , el excesivo 6nfasis quere pone en el resulta- do de cualquier ins~nimen:~ disminuira si, cuando deben tomxse decisiones impor- tantes para el individuo, las pr~ebas se interpretaran nicamente en el concexto de evaluaciones comprensivas.

    Tam b i6n debera advertirse que c~a!qiiier investigacin conductiial, que 1 iti!ice pruebas u otros proceditnientos de observacin, supone la posibilidad de invadir la privacidad. Aun as, ccrnu cicntfic~s, :os psiclogos estn comprometidm con la me- ta de aumentar el coracimiento del comportamiento humano. Es posible que surjan conflictos de valores y que deban ser resueltos en os casos i~dividueles.~ Como es cvi-

  • _. 2 4

    '$3 e los Joint :" -i ~n la dice .d de ATP ' pa- S fm

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    tilice Ilir la i me- u jan S evi-

    Consideraciones ticas y sociales de la evaluacidn 543

    dente, no se trata de un problema sencillo, por lo que ha sido objeto de amplias deli- bera~iones.~ No pueden formu1a;se reglas universales para salvaguardar la privacidad personal, slo ofrecerse orientaciones generales. Las soluciones deben plantearse en trminos de las circunstancias particulares de cada caso y a la luz de la conciencia ti- ca y la responsabilidad profesional del psiclogo.

    Un factor relevante es el propsito por el cual se realiza la evaluacibn, si se trata de. consejera individual, de decisiones institucionales concernientes a la seleccin y dasi- ticacin o de una investigacin; por ejemplo, en las situaciones clhicas o de consejera, los clientes suelen estar dispuestos a revelar asuntos personales para obtener ayuda para sus problemas. Cualquiera que sea el propsito de la evaluacin. la proteccin de la pri- vacidad incl~ye dos conceptos cruciales: la relevancia y el consentimiento informarlo. La infomci3n que se solicita al individuo debe ser reieuurlte para los propsitos estzble- cidos de la evaluacin, lo que implia que deben hacerse todos los esfuenos necesarios para asegurar la validez de las ~ruebas para propdsitos predictivos o de diagnstico par- ticulares para lcu que sc utilizan. LPS recierxes desirrollcx legales, camo el caso Sorc.& us. Dayton H*&on (vtase, por ejemplo, Merenda, 1395) y la Ley de 1990 para los Esta- dounidenses ccn Pisapacidades (?L. 101-336) subrayaron la importmcia de marite- ner al mnimo la intrusibn de las indagatoria en las evaiuaciones que se realizan antes dc ld contraacin y de asegcrar que sin dlida son relevantes para el desempeo laboral (vase, por ejemplo, Bruyere y O'Keefe, 1994; D. C. Brown, 1996; Herrnan, 1954, c- ptulo 2). En ei caso Soroku, os solicitantes de empleo cuestionaron el uso de una prue- ba de ze!eccin, argumentando qEe las preguntas relativas a ias creencias rt$giosas y preferencias sexuales (tomadas del MMPI y de! CPI) eran i~trusivas y discriminatorii~. Aunque el caso cmcluy sin una resolucin definitiva, varios autores de prueba, in- cluidos b; res~nsables cie las ms recientes revisiones del MMPI y dei CFI; eliminaron esos reactivos de los inventaria autodescriptivos (vase los capitulas 13 y 17).

    El concepto de consentimiento informado tambin requiere ser aclarado, y su aplica- c i h en los cascs i~dividuales exige el constante ejercicio del scntido del juicio (AC- M, APA, NCME, 1985). No obstante que e1 C6digo tico actual contiene una fcma explcita exige el consentimiento i~formado 5610 en el caso de la terapia y no para la evaluacidn, dicho requisito est implcito er. otras normas relativas a la eva!uacin y el diagp6sticc cn contextcis profesionales. as como en muchas otras partes de! cdigo. Ms an, 1% regulaciones dc la comisin estatal de psicologa, los casos legales. las re- glas instituciona~es o las normas prevalecientes de la pdctica requieren por io comn del consenciiniento i~folmado en el contexto de las xtividades de eva!uacin y de in- tervencin (Canter et al., 1994, p. 67). Al examinado debe informrsele del propsito del examen, de los datos que se buscan y del uso que se har de las calificaciones; sin embargo, iio es necesario que se le muestren de antemano los reactivos de la prueba o que se le diga c6mo se calificarn ciertas respuebtas. En ei caso de los menores,' tam-

    h Principios ticos en el Manejo de la Investigaci6n con Paiticipantes Humanos (Ethical Principies in rhe Conduct of Resemch with Human Pmtuipanrc, APA, 1982) proprcicnan ciertas orientaciones a este respecto. ' Vase. por e je~p lo , la crlrica hecha por E Allan Hanson (1993) a las pruebas y su funcin en la sociedad rno- derna. Aunque cl tratado se basa sin duda cn la ideolcgh de que la evaluacih es antietica y est lejos de ser des- apasionada, puede x r dc intxes lura Ita lccrores dede una prspcriva anriopol&ica. ' V h e KarnIdhaw y Frick (!996. capltulo 4 ) rara una oricnraci6n sobre el consentimienro p.ira 12 evaluxida y orros aspectos tticos y iega!es cn la evaluaci6n psicolhgira de los rneaoes.

  • 544 Aplicaciones de las pruebas

    poco deben mostrarse los reactivos a los padres, ya @e dicha informacin invalida~a la pueba. En el captuio correspondiente a los derechos de los examinados, los Estn- &res de Exminucidn consideran todos los aspectos especiales que pueden surgir res- pecto al consentimiento informado y otros temas relacionados con las situaciones de evaluacin.

    CONFIDENCIALIDAD Al igual que la proteccin de la privaccidad, con la que se relacions, el problema de la confidenciaiidad de los datos tiene tambien muchos aspectos. En respuesta a la inte- rrogante de quin debe tener acceso a los resultados de una pr~eba pueden influir va- rias corisideraciones, como la seguridad del contenijo del iiistrumento, el riesgo de que se malinterpreten sus resulta~!os y la necesidad de que varias personas los conoz- can.

    Cada vez se ~ iene ms conciencia del derechc de los individuos a conocer los des- cubrimientos en los infoimes de sus tests, a tener la oportunidad de comentar sus coc- tcnidos y, de ser necesario, aclarar o corregir la informacin fctica. Por sii parte, los consejeros in te~ tan que sus clientes participen de manera activa en su propia evaluz-

    ' ci6r.. Lo anterior implica la necesidad dz presentar los resultados de la prueba de una forma fcilmente comprensible, libre de jerga o etiquetas tcnicas y orientada al obje- tivo inmediato de la evaluacin; pero tambin indica ia necesidad de tomar ias pre- cauciones adecuadas contra el abuso y la riiala interpretacin de los resultados del imtrumento.

    Sn general, !S discusicnes sobre la confidcncialidad de los registros de las pnxbas tratar;solire el acceso de terceras personasj distinta: de: irdividuo evduado (o el padrc de un menor) y el examinador. El principio del que se parte es que los regisrros no de- beran abrirse sin el conocimiento ;l el consentimiento del exzminado, a menos que se tratara de un mandato legal o que fuera permitido par ia ley para un propsito vSlido. Cuando las pruebas se apican ea un contexto insciruciona!, como el sistema escdar, el :ribunal o el medio I~boral, en el momento de la evaluacin debera infarmarse al individuo sobre e1 prop6sito de la piupba, la fmna en que se utihzxn sus resoltados y su disponibilidad para cl personal de 1 inctit~cir, qde rcriga una iiecesidad legtima de los mismos. Cuando un extrao soiicita los resultados (como sucede cuando un po- sible empleador o una universidad piden los resu!tados de la prueba al sistema esco- lar), se requiere un ronsencimienco expreso pzra enxegar !os d a : ~ ~ . 1.0s mismos requisitos se aplican a las pr&bas apliczdas en los contextos clnicos y de consejera o cuando se realizan con p r ~ p s i t ~ s de investigacin. Eii la Declaracin sobre la revela- cin de datos de ~ruebas (Staulsmt cn he Disclvsure of Test Data. APA, 1996) prtpa-

    :entes rada por a CPTA para ayudar a.70~ psiclogos a manejar las cuesc~oiies concern' a la revelacin de lo2 registros de las pruebas, puede encoritrarse mayor orientacin al respecto. Adems, la Comisibn sobre Asuntos Legales dp la APA (Committee on k d Issues, COLI) ha establecido ciertas estrategias para psiclogos que deben enfrentir cmpiazamicncos o que en el curso de su prctica profesional se vean obligados a pres- tar testinion:~ cancernicnte 2 los registios o !O: datos de la evaluaci6n psicolgica dc algn clieiite (APA, CC)Li, 1996).

  • . .

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    Consideraciones ticas y sociales de la evaluacin 545

    Otro problema tiene que ver con la conservaci? de los registros en las institucio- nes. Por un lado, los registros longitudinales de los individuos pueden resultar muy va- liosos, no s d o para propsitos de investigacin, sino tambin ~ 2 r a comprenderlos y aconsejarlos, lo que desde luego presupone el uso y la interpretacin adecuados de los resultados de la pnieba. Pero, por otro lado, la disponibilidad de registros antiguos ha- ce posiblc que se cometan ?Susos como las inferencias incorrectas de datos obsoletos y el acceso no autoriza69 para propsitos diferentes a los de la evaluacin original; por ejemplo, sera absurdo citar el CI o la puntuacin obtenida por un nio de tercer gra- do en una pnieba de lectura cuando se lo evala para su admisin a la universidad. De modo similar, cuando los registros se conservan durante muchos aos, existe el riesgo de que puedan utilizarse para propsitos que el examinado (O sus padres) nunca anti- ciparon y que podran n:, haber aprobado. Para evitar tales abuso:, cuando los repis- tros se conservan ya sea para un uso longitudina! legtimo del interes del individgo o por propsitos aceptables de investigacin, el acceso a los mismos debe estar sujeto a conrroles estrictos. Cada institucin debc formular polticas explcitas respecto a la destruccin, conservdcin y acceso a los registros personales. La ec!aracin SI respec- to de las Directrices para el mantenimiento de los registros (Record Keeping Ciuidelines; APA, COI'PS, 1993 1, conriene ms inhmacin sobre este tema.

    En los ltimos aos los psiclogos empezaron a prestar ms atencidn a la necesidad de comunicr los resultados de las pruebas de tal forma que resultaran sigti%cativo: y :i- les para el sujeto. Es claro que !a informacin no debe transmitirse de una manera N- tinaria ni propcrcionar ias explicacicnes iiiterpretativas aprupiadas. Hay que preferir las d~scripciones malitativas, heclias en tminos sencillos de amplios niveles de de- sempeo, a las calificaciones numricas especficas, excepto cuando la comunicacin es con profesicnales adecLadamrsnte capacitados. Se sabe quz incluso !a gente con un buen nivel de rd~cacin ccnfunde perceniiies con porcentajes, pacentiles con CI, normas con rstndards y clasificaciones de intereses coa calificaciories de aptitudeb. Pero una interpretacihn errnea ms grave tiene que ver con las conclusiones extradas de las pun~iiaciones de una pnieba, incluso cuando el significado iecnicc se encienda correctamente. Un ejemplo es la suposiciGn popular de que el CI indica una caracte- rstica fija de! individuo que predetermina su nivel permanente de aprovechamiento intelectual.

    Entre !o: posibles receptores de los resultados de las pniebas, adems de los propics examinados, estti 10s padres de los me~ores, maestro; y otros miembros del personal escolar, em?!eadores, psiquiatras y personal de tribu~ales y correccionales. En todas las comanicacions relacionadas con la evaluacin, es deseable tener eii cuenta las ca- ractersticas de quien recibe la infomacibn, lo que no slo concierne a su nivel general de educacin y sus cunocimieiitos de le psicologa y de la evaluacir., sino tambin a la respuesta emocional anticipada a a informacin; en el caso de u11 padre o un maestro, digamos, !a relacin emocional que tienen con el niiio puede interferir con 12 acepta- ciii serena y racional de !a inforinacin Zicthca.

  • 546 Aplicaciones de las pruebas

    Al comunicar los resultados de las pruebas a los propios examinados, se enfrentan problemas similgtes, trtese de nifios o de adultos.' En este caso, se aplican las mismas precauciones generales contra las malas interpretaciones que en la comunicacin a terceras partes. A este respecto, los Esttuares de Eulmiwi6n insisten e s !a necesidad de que quienes usan las pruebas en aplicaciones clhicas y de consejerIa den a los exa- minados explicaciones apropiadas y comprensibles de 1 s resultados y cualquier reco- mendacin que pueda surgir de ellas.

    La co,videracin de las reacciones emocionales a la informacin sobre las pruebas es especialmente importante cuando los individuos se enteran de sus propias ventaias y desventajas. Ai entregarles los resultados de sus pruebas, deben tomarse las medidas que aseguren que los datcs fueron interpretados en forma apropiada por una personz calificada, pero tambien es importante proporcionar consejera a cualquiera que pue- da resultar emociona!mente perturbado p r la informacin; por e jc~plo, un estudian- te universitsrio puede q~edar muy desanimado cuando se entera de sd mal deseqeiio en una prueba de aptitud escolar; un estudiante sobredatado puede desarrollar hbitos de descuido.y pereza o volverse difcil y poco cooperativo si descubre que es mucho mas brillante qbe sus compaeros. Inc!uso cuando la prueba ha sido aplicada, califica- da e interpretada de manera adecuada, el conocimien~o de una calificacin sin tener ia oportunidad de hablar de el puede resultar nocivo para el individuo.

    Los psiclogos consejeros se han preecupadci por desarrollar fornias eficaces de aansmirir la informacin de las pmebas a sus dientes (vease, por ejemplo, Hood y Johnson, 1997, captulo 1 I ) , y ounque :os detalles del prcjceso escapan a nuestra re- visin, resultan de particular inters dos liieas principales. Primero, el infwme del instrumento debe considerarse c.omo parte integral del proceso de consejera e incor- porarse a la relaciri entre cliente y consejero. Segundo, hasta donde sea posibk, cs conveniente que las consejeros comprometan a sus clientes en ia interpretacin de los r e s ~ l ~ d o s de las pmebas cn funcin de :as preguntas espdficas que puedan hacer. Una consideracin importante en la consejera se relaciona con el hecho de que el cliente aceptc la intormacin que se le presenta. La situacin de conseiera es tal, que si por cualquier razri el individuo rechaza alguna informacin e5 probabie que Psta sea totalmente desechada. Por otro lado, 12 aceptacin de los datos bien interpretados de !a pruebz puede ser por s misma de valor teraputico para el cliente, ea especial en el contexto del tratamiento con orientacin cognosciti~ra.

    E V A L U A C I ~ N EN G I V E R S A S P O B L A C I O N E S El entorco. Las dcadas transcurridas desde los cincuenta han presenciado un au- mento e'n la preocupacin del pblico por los derechos de as minor~as tnicas, 12s riiu- jcres y OS individuos con discapacidades, adems de otros gnipos minoritario^.^ Esta

    ..

    El nmrio de sepriembie de 1992 de Pqchological Asvsstnent conrierie una seccin especial sohrr cl Tema JI. proporcionar a las clientes realimentacibn w b r ~ las pmchzs ptic~lcigicas. En iin adculo pniculamenre ril, K. S. Pope analiza diez aspectc; fundamentales de la rtraliinenracin que. s e g h afirma, 'purde ser el azpecto ins descuidado de la evaluacih" (1992, p. 265).

    Aunque las mu:eres representan una mayora cjtadstica en la pcblaci6n de Im Etados Unidos, legal y ocupa- cionalmmte, entre otras formas, han coinparrido m d i o s de im problemas de !as rninorfas; r k ahf que al usar e! termino "minork" c.: e~r iendr la inclusi6n de las muieres.

  • rentan nismas cika a iesidad 3s exa- T reco-

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    e Consideraciones dticas y sociales de ia evaluacin 547

    p*reocupacin se refleja en la promulgacin de la legislacin de los derechos civiles, tanto a nivel federal como estatal. Las pruebas psicolPgicas han sido un foco especial de atencin en lo que respecta a los mecanismos para mejorar las oportunidades e&- cativas y vocacionales de los individuos de esos diversos grupos (Gifford, 1989a, 1989b). La bibliografa psicolgica contiene muchos anlisis del tema suyo impacto flucta entre la aclaracin y la ofuscacin; entre los primeros se encuentran diversos trabajos presentados por las asociaciones profesionales (vase, por ejemplo, ACA, 1989; APA, Board olEthnic Minority Affairs, 1990; APA, Division.of Evaluation, Measure- ment, and Statistics, 1993; Prediger, 1993; Sackett y Wilk, 1994). Adems, cada vez es mayor el acceso a la orientacin sobre las pdcticas adecuadas de evaluacih con pblaciones diversas (vase el captulo 9; Dana, 1996a; Sattler, 1388, captulos 19 y 20; Suzriki et al., 1996; Valencia y Lpez, 1992). Por otro lado, los informes prepara- dos b a ~ ~ los auspicios del Consejo Nacional Estadounidense para la Investigacin (Nationd Rt?search Couflcil), la Oficina de Evaluacin Tecnolgica (Office of 'Techno- bgy Assessment) y otros grupos citados er. una seccin anterior del captulo han exa- minado las controversias sobre las p ~ ~ e b a s a la luz del contexto social actual y han presentado opiniones equilibradas de las funciones de la evaluacin.

    En buena medida, la preocupacin tiene que ve: con la disminuci6n de las calihca- ciones en las pruebas que obedecen a condiciones culturales que podran haber afecta- dc el desarrollo de aptitudes, intereses, motivacin, aciitudes y otras caractersticas psicolgicas de los miembros de los gupos mirioritarios. Algunas de las soluciones propuesta al problema reflejan ur?a concepcir; errnea dc ia naturaleza y la funcin de las pruebas psicoigir~. Las diferencias en ios antecedenies de la experiencia de grupos o individuos se manifiestan inevitablemente en la ejecucin de las pruebas. Cada irstrumento psicolgico mide una muestra de co~ducta, y la inflaencia dc la culiura debe ser detectada por las pruebas en la medida en que sfecte al cornpata- miento. Si pudirarr,os dexartar todos 13s diferenciales culrcirales dc !3s pruebas, dis: minuiramos su validez como medida del rea conductual que pretende evaluar, er, cuyo caso, la herramienta no lograra propcrcionar :a informacin necesaria paua co- rregir las mismas condiciones que daaron la ejecucin.

    En ioc captulos 3 y 12 revisamos con mayor amplitud tanto 10s procedim' lentos co- mo la lgica terica que fundamentan la evaluacin de diferentes clases de poblacio- nes especiales; en el aptuio 6 hicimos un anlisis tecnico del ccncepto de "sesgo de la prueba" en conexin con la validez del instr~mento. En este captulo, nuestro inte- res se concrntra principalmente en OS aspectos protesionales y las Impliczc' !ons so- ciales de la evaluacin de grupos minoritarios.

    Regulacioiies legales. Desde 1969, se observa en los Estados Unidos, 3P.a serie de desarrollos relacimados con la evaliiacin educadva y laboral de las minoras que comprende acciones legislativas, rdenes ejecutivas y decisiones legales. Explicamos las legislcior?es correspcndienter a la evaluacin educativa en los cap;tu!os Y'v ! 7, y

    . c ;-la cl lector irxeresado puede encontrar en iinn y Gronlund (1995, captulo i d ) iina revisin de los temas y tendemias actuales en la cvaluacin decretada extrrnamente.

    '"1 lector puede encontmr en Ayers, Day y Rotntori ( 1990) y en Reschly (1988) las revisiones de algunas deci- siones lega!es importantes en el campo de la evaluacin picoeducativa.

  • 548 Aplicaciones de las pruebas

    El papel que los tribunales deempeiian en el campo laboral es cada vez ms destaca- do, en la interpretacin y aplicacin de las leyes sobre los derechos civiles, cuyas im$i- caciones han sido ar,alizadas en la bibliogafla correspondiente por personas con formacin en psicologa, leyes o ambas (vase, por ejemplo, APA, CITA, 1988; Ber- soff, 1983, 1984; Bruyere y O'Keeffe, 1994; Hollander, 1982; Merenda, 1995; Meyers, 1992; Wigdor, 1982). La legisiacin federal ms relevante la proporciona el ttulo VI1 de la Ley de Derechos Civiles de 1964 (P.L. 88-352), conocida tambin como la Ley

    "Reg!a de Oro" (vase tambin el captulo 1) y surgi de una disputa entre la compa- a de seguros Golden Rule y el Servicio de Evaiuacin Educativa (Eduratiwl Tescing Service, ETS) concerniente a lcs exmenes preparados por el ETS para otorgar !icen- cias a los agentes de seguros. El arreglo estabka que cuando se encontrxan tasas die- renciales de respuestas correctas entre los grupos minoritarios y mayoritarios, debera dnrse prioridad al uso de reaccivcs que dieran Il~gar a ias menores diferencias entre erupoy aunque la medida pretenda promover la equidad y disminiiir al mnimo el

    " Las Directrices Uniforma (Uniform CuickL'nes) han quedado rezagadas y ec evidente quc necesitan revisarse. !Y espera conrar ron una w-va oeni6n dr ias mismas dccpus de la pitblicaci

  • lestaca- s impli- .las con 58; Ber- Meyers, d o .VI1 o la i e y 4cc) con -66) y la ~nsabili- linecte a mplificar 4misin los Esta-

    de Traba- limients ;res). acin por x i6n qrre !pleiddores

    c~misio- i prueba u cialmei~te , no mino- evidencias

    leron esta- ilidacin y idauon and cntos de !a acos en los ricas, &ve- tce como la 2 la compa- onal Testiq oigar licon- n tasas dife- ios, debera :ncias entre , mnimo el

    t51c.m revisarse. c;ndmcs e Exa-

    8 1). creiires casos le-

    Consideraciones &ticas y sociales de la evaluacin 549

    impacto adverso, el acuerdo de la Regla de Oro mGiv6 un acalorado debate en tomo a sus suposiciones sobre la naturaleza del sesgo del reactivo y al grado al que la viden- cia empfrica justifica el procedimiento sugerido por el acuerdo (APA, CPTA, 1988; Bond, .1987; Linn y Drasgow, 1987; Rooney, 1987).

    En la revisin de la accin afirmativa, las Direct7ices mi'formes adoptadas en 1978 se- alan que.incl~so cuando los procedimientos de seleccin han sido validados satisfac- toriamente, si se obtienen tasas de rechazo desproporcionadas para las minorlas, deben tomarse medidas para reducir esta discrepancia en la medida de lo posible. Accir5n af;r- mativa implica que las empresas deben hacer algo -ms que evitar las prcticas discrimi- natorias. En trminos psicolgicos, puede cnsiderarse que los programas de accin afirmativa, que en los ltimos aos han sido objeto de ataques crecientes en los medios polticos, son e esfueno por compensar los efectos residuales de lar anteriores inequid- des sociales. La costumbre de establecei nomPs pan su 'ppos , puesta en pdctica con el GATB en la dcada de ios ochenta para producir tasas comparables de empleo para solicitantes blancos, negros e hispanos a pesa de las puntuaciones obtenidas en las pruebas de apticuc! (captulo 7; vase tambin Hattigan y Wigdor, 198F), constituyo ur. ejenplc ue la accin afirmativa destinada a educir e: impacto adversc que las prue- bas podran tener en la contratacin; sin embargo, ger.rr6 ta! controversia qlie llev a la apiobacih de la iey de D P ~ C C ~ O S Civiles de 1991 (P.L. 102-i66) que prohfbe explci- tamente cualquier ornia de ajtiste a !as puntuaciones ea funcin de raza, color, religin, sexo u origen nacional. En el campo dc la evaluacin psicoigica, re ha reconoc.ido qiie las ramiicariones de la mencionada ley "tienen un glcance mucho mayor que el previs- to por el Ccingreso" (D. C. Bwn, 1994, p. 927) y podra restringir giavemente el uso de tests de personalidad y de pniebas de capacidad fsica que utilizah normas distintas para hombre y mujeres (viaje tambin L. S. Go&dson, 1994; Kehoe y Tenopyr, 1994; Sackett y Wilk, 1994). De hecho, alglinos autores y editores de pruebas ya han toriiado medidas p- ofrecer procedimientos de calificacin alternativos que eliminen la separacin de nomas por gnero (-&se, por ejemplo, Gough y Bradley, 996).

    La Ley de los Es.adoliniderses con Dismpacidades (American with Disabilities Act, ADA) de 1990 (EL. 101-336) representa otro esfuerzo bien ititencionado por elimi- nar las barieras a la equidad de uportunidades que ha generado prexupacin en em- p!eadoies y otras personas iriteresaclas en !as prctiqs adecuadas de evaluacin para la contratacin. Lar cl5usulas de emplee de !a .4DA impiden que los em~lcadores utilicen pruebas medias o indzguen acerca de los antecedentes de abuso de drogas o las condiciorm psiquitricas antes de hacer una oferta de trabajo. Las directrices y regulaciones de la EEOC sobre las indagqciones previas a la ioniratacion relaciona- das con la disrxpacidad y los exmenes mdicos (1994, 1995) han dejado sifi resolver la cuestin de qu instrumentos de meciicin psic~lgicos y de personalidad sor, adini- sibles en las situaciones relacionadas con la tcntratacin.

    Es probable que en e: fiiniro se encuci-;&en faltas de correspondencia entre los mandacos ticos, legales y profesionales (vase, por ejemplo, D. C Br~wn, 1996) que indudab!emente harn m& difcil la aplicacin de pruebas psicolgicas a la toma de decisiones en las llamadas rea; de "alto riesgo" del empleo y la educacin. En gran medida, esta situacin lepresenta un avance pcrque destaca la necesidad de reconxer exp1ci:amenie :a participacin de !os valores er. la toma de cualquier decisin que tenga alguna consecuencia, sea en d campo cientfico r> en Ia prctici.En palahras dc

  • 550 Aplicaciones de las pruebas

    Messick, "los valores son intrlnsecos al significado y a los resultados de la evaluacin, y siempre lo han sido [...] Esto hace explcito lo que siempre ha estado latente, a saber: quelos juicios sobre la validez son juicios de valor" (1995, p. 748). Con todo, inclus~

    ,la gente bi:n intencionada y razonable puede y, de hecho, lo hace, tener grandes dis- crepancias ecerca de los valores, y es ahl donde est la dificultad.

    Factores relacionados con las pruebas. Al examinar a diversas persona es im- portante diferenciar entre los factores que influyen en la prueba y el criterio conduc- tual y aquellos cuyo efecto se restringe al instrumento. Son los relacionados con la prueba los que reducen la validcz. Los ejemplos incluyen la experiencia en la presen- tacin de pruebas, la motivacin para tener un buen desempeo, el support escableci- do con e examinador, el nfasis indebido en la rspidez y cualquier otra variableque afecte la ejeacin en pruebas particulares pero que sean irrelevantes para el rea ge- neral de conducta considerada. Al evaluar a individuos con antecedentes culturales dismi!es o con diicapacidades deben hacerse esfuerzos especiales para reducir la ope- racin de los factores relacionados con las pruebas (vase, Sa.ttlei, 1988, captulos 19 y 20). A cste respecto, resulta sumamente deseable contar con procedimientos adecua- dos de orientacin para la presentacibn del ins t r~ment~, con prctica pre!iminar y otros posos desarrol!ados con ese propsito (captuios I y 9j.

    El contenido del instrumento tzmbin puede influir en las printuaciones di: formas no relacionadas con la capacidad que la prueba pretende medir; por ejemplo, en una prueba de razonamiento aritmtico el uso de nombres o imgenes de objetos poco fa- miiiarcs para cierto medio cultural representan una desventaja restringida almstm- mento. Otra fama ms sutil en que e conteriido del instrumento puede afectar espriamente e! desempeiio es mediaate :as actitudes y respuestas emoc:onalss d ~ l examinado; por ejemplo, las historias o imgenes que presentan exenas de una clhi- ca.faniilia dc? clase media que vive en los suburbios puede perturbar a un nio crizdo en una barriada en un hogar de bajos ingresos. La perpetuacin de estereotipos sexua- les en el contenido cie las pmebas, como presentar a los hombres como doctorw o pi- btos y a las mujeres como ,enfermeras o aeromozas, tambin puede tener efectos nocivos. A la luz de estas consideraciones, casi todas las editoriales hacen ahora es- fuerzos especiales por eliminar 13s coritenidos inadeciiados de sus ins:rumcntm. De hecho, en el proceso de elaboracin del inarimento es comn la revisin del conte- nido en atencin a las posibles implicociones negativas para los examinados de grupos minmitarios (vase, por ejemplo, ETS S&&, 198!/i987).

    La evaluacin de personas con diversos antecedences culturzles e historiai de cxpe- riencias, as como de los iiidividuos con discapacidades, es una pre~cupacin evidente de !os Estndares & Examirl~z,~in; eska orientacidn general se refleja en diversas crite- rios individiiale: pzra el desarrollo y uso de las pruebas. Adems, captulos especia!es, con sus propios conjuiitos de estndares, manejan los problemas de la ev~~!luacin de personas con condiciones discapacitantes y diferencias lingsticas, que representan segmentos considerables de la poblacin de los Estados Unidos.

    Interpretacin y uso de las puntuaciones de las pruebas. Can mucho, la consideracin ms impoxnte en la evaluacin de gru-pos diversos (COITIC en la eva- luacin eri general) atae a la inteipretacin dc las puntuaciones de las pruebas. Los

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    Consideraciones ticas y.sociales de la evaluacidn 5 5 1

    recelos ms frecuentes relacionados con la aplicacin de estos instrumentos a los gru- pos minoritarios surgen de la mala interpretacin de l k puntuaciones. Si un miembro de un grupo minoritario obtiene una baja puntuacin en un test de aptitud o una pun- tuacin desviada en uno de personalidad, es esencial investigar a qu se debe. Una puwuasin baja en un2 prueba de aritmtica podrh, digamcs, ser resultado, entre otras razones, de una pobre motivacin, de poca habilidad en la lectura o del conoci- miento inadecuado de la aritmtica, Pero tambien debera considerarse el tipo de nor- mas que deben emplearse al evaluar las puntuaciones individriales.13

    rx Las pruebas estn disefiadas para demost-ar lo que un individuo puede hacer en un morent.a del-erminacio, pero no nos pueden decir por qu se desemperia como lo hace. Debemos L?wcar la respuesta a esa pregunta en sus antecedentes, motivaciones y otras circunstancias relevantes. Las pruebas tampoco pueden decirnos lo capaz q-ae podrs haber sido un-nio criado con desventajas culmnles o educacionales si hubiera con- tado con un amhiente ms favorable; tampoco pueden compensar la privacin cultu- ral, eiiminando sus efectos de las puntuacionrs.Por el contrario, las pruehas deberan revelar esos efectos de foma que pudieraii tomarse las medidas de remedio conve- nientes. Tratar de ocultar los efectos de las desventajas culturales, rechazando las pniebas o tratando de elaborar o m que nc sean susceptibles a esos efectos, s61o pne- de recardar el progreso hacia una germina wlucin de !os problemas s ia les .

    Todava es muy comn la tendencia a categorizar y etiquetar, c o m sustituto de la comprensicln. Un ejemplo bien conocido se encuentra en las categoras de d'iagnstico de la piquiatra clsica, en la que se etiquetaba a los pacientes como "esqui~frnico pa- ranoide" o "ma~iacodepiesivo". Conscientes de las m?ichas deficiencias de ese sistema de cIasifi~ic:n, los autores de los ms recientes matiuals de diagnstico psiquitrico describen trastornos de varios tipos y asignui las exiquetas a las condicioms ms que a los individuos que los padecen (vease, por ejemplo, American Psychiatric Association, 1994). Ms ~ n , cada vez son ms los psicClogos que hacen descripciones de personzli- dad que, a diferencia de Izs etiquetas de diagnstico, se concentran en los or~geiies y el significado individual de la conducta desviada y proporcionan una base ms efectiva pa- ra la xerapia; sin embargo, no resulta sencillo dahacerse de las etiquetas tradicionales.

    Otio cjenipio de i~ tendencia a iz categr~riaci6n se alcuenca en las inteipretacio-. nes errneas del CI, que segtl las creencias populares, es un indicador del potencial intelectual innato y representa una propiedad fija del orgznismo. Como vimos en el cap!tdc 12, esta visin no es tericamente defendible ni la. respaldan datos empricos. Cuanao se interpretan adecuadamente, las puntuaciones de los tests de inteligencia no deben tomentar una categorizacin rigida de las Fenonas, por el contrario, este ti- po de pruebas (como cualquier otro instnimcntoj pueden considerarse como un mapa en el que es posible localizar 12 posicin actcia! del individuo. Cuando se combinan con la informacion sobre los antecedentes de su experiencia, las puntuacioiies de las prue- bas deberan facilitar la planeacin adecuada para el desarroilo Cptimo del individuo.

    Objetividad de las pruebas. Cuandc los estereotipos sociales y los prejuicios pue- den distorsionar las evaluaciones interpersonales, las proporcionan un amparo

    l3 Una seccin especial del nmero de diciembre de 1994 de Psychologicd Assessmenr se cicdic a proprcinnr intomacin y orientacin sobre diversos aspectur de la evaluacin normativa.

  • & +

    .- contra el fa.oritismo y las decisiones arbitrarias y caprichosas. A medida que los mo- vimientos por los derechos civiles ganaron impulso, diversos observadores llamaron la atencin sobre la funcin positiva que pdCa cumplir la evaluacin estandarizada. Al comentar sobre el uso de las pmebas en las escuelas, J. W. Gardner ( : 96 1, pp. 4 8 4 9 ) escriba: "Las pruebas no pueden ver si el joven vesta harapos o pao, ni pueden escu; c h a ~ el acento de los bam.os bajos. Las pruebas ovelan las dotes intelectuales en cada nivel de la poblacin". y Aunque las pruebas fueran eliminadas permanecera la necesidad de que iridivi- duos e institmiones tomen decisiones, por lo cual tendran que retroceder a las conc- cidas alternativas de las cartas de recomendacin, entrevistas y promedios de raliEcaci6n. En la actualidad, es comn que estas otrzs fuentes de informaciri se uti- licen junto con !ss puntuaciones de 12s pruebas, pero no en su lugar. De hecho, las piuebas estandarizadas se introdujeron como una forma de compensar la pxa rnnfia- bilidad, la subjetividad y los posibles sesps de los procedimieiitos tndicionales. Las alternativas de evaluacin generalmente han demostrado ser menos exactas que las pruebas para predecir el desempeo en la escue!z o ei trabajo ('Wigdor y Gamer, 1982; pto. 1, captulo 1). Otros procedimienros desarrollados ms recientemente, cor~io las tcnicas dcn evaluacin del desempeo y los llamados por:afolia, q u i s demuestren ciertas ventajas cuando se los compare con los ins*mrr.entos -adicionales; sin embar- go, hasta hora la investigacin realizada con estas tcnica; indica que no son ms v- lidas ni ms imparciales con las diversas pblaciones que iaspiebas estandarizadas a 1% que podran complementar o ieemplazar (vase el captulo 17).

    Cori frecuencia, los ataques a las pmebas no logran diferenciar entre la5 contribu- ciones pcsitivas de la evaluacin y la imparciaiidad eri la toma de decisiones y los usos inadccudos de talcs instruinencos como sustitutos del jaicio cuidadosamente conside- rado. Al examinar la evaluacin en su contexto social, la Comisin para la Evaluacin de la Habilidad (Comniittee on AbiIiry Testing; Wigdor y Gamer, 1982, pto. 1 j adverta que las pmebas no deberian considerarse como panaceas ni como chivos expiatorios para !os problemas de !a sociedad, y que las metas rociales de aumer~tar las oporninida- des para los miembros de los gmpos minoritqrios no deberan co~fundirse con la vali- dez del prxeso de evaluacin. En una de las conclusiones, la coinisin observ: "La bsqueda de una sociedad ms equitatiw lia colocado a la evalcacin de 12. hzhilidad er, el centro de la controversia y le ha dado una reputacicn exageiacia para bien y pa- n mal" (p. 239). Fsra declaracin sigue siendo vlida y, a la liiz de la escasez de alter- nativas viables, es de creer que seguir sindc!~ duranre mucho tiempo.

    En suma, es indudable que las pmebas pueden utilizarse mal con las mico:as, como con cualquiera; empero, cuando se utilizan adecuadamente, cumplen una funcin impor~ante al Impedir la discriminacin irrelevante e injusta. Cuando se evalan las consecuencias sociales de la exzminacin es necesario considerar con ciiidado $S ron- secuencias sociales de no realizarla y de tener que corifiar en otros procedimieiiios we- nos equitativos que la evaluacin para tomar decisiones; ms an, al detmninar sus consecuencias es preciso diferenciar las repercusiones del uso adecuado de las pruebas de ias que pueden resuitar de una inadecuada utilizacion y sepxar las consecuencias di- rectas de la evaiuacin de las que son mediadas por {actores ajenos al ins~rumcnto (Te- copyr, 1995). Dc otro mcdo, es probable que descar:ernus, par rnzor.es rquivocndx, un instrumento que, aunque siempre es perfectible, puede resultar irrernp!azable.

    En est; tCXtC, cionarr biblicy tor rnac books , Critiqu en el c

    P.hhli A c r I' Adjecr Alcoh( Arrned Arrned Basir 1 B;ty!ey Bayle\ Beck I Beliav Bende

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