Evaluar para conocer examinar para excluir
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EVALUAR PARA CONOCER EXAMINAR PARA EXCLUIR
Juan Manuel Álvarez Méndez
Capitulo primero: EL CAMPO SEMÁNTICO DE LA EVALUACIÓN MÁS ALLÁ DE LAS
DEFINICIONES
En términos precisos debe entenderse que evaluar con intención formativa no es igual a
medir ni calificar, ni tan siquiera a corregir, evaluar tampoco es clasificar ni es examinar ni
aplicar test, paradójicamente, la evaluación tiene que ver con actividades de calificar, medir
corregir, clasificar, certificar, examinar, pasar test, pero no se confunde con ellas.
Caracterización global de la evaluación educativa
Entre estos rasgos y referidos a la evaluación educativa del aprendizaje escolar se destacan
lo siguiente.
Democrática: alude a la necesaria participación de todos los sujetos que se ven afectados
por la evaluación, principalmente profesor y alumno, no como meros espectadores o sujetos
pasivos que corresponden, sino que reaccionan y participan en las decisiones que se
adoptan y les afectan.
La evaluación que aspira a ser formativa tiene que estar continuamente al servicio de la
práctica para mejorarla y al servicio de quienes participan en la misma y se benefician de
ella. La evaluación debe ser un ejercicio transparente en todo su recorrido en el que se
garantiza la publicidad y conocimiento de los criterios que se han de aplicar., esta forma
parte de un continuum y, como tal, debe ser procesual , continua, integrada en el curriculum
y con él, en el aprendizaje.
La importancia del contexto de elaboración
Los estudios normativos se caracterizan por la ausencia de interrogación sobre la naturaleza
y las cusas de la misma evaluación, sobre sus consecuencias, concepciones e intereses,
sobre las ideologías que subyacen en el ejercicio de la evaluación escolar. No se puede dejar
fuera del análisis la influencia del contexto socio-cultural en que se dan las formas, en la
evaluación debemos también analizar, con las distorsiones que provoca los intereses en
juego y las ideologías que en ella se encuentran teniendo en cuenta sus amplias
repercusiones.
El desarrollo conceptual que se da en el campo de la evaluación puede comprobarse por su
constante ampliación, aparecen términos nuevos, expresiones que cran imágenes
sugerentes, ideas innovadoras.
Conceptos nuevos, funciones viejas: la complicación de las prácticas de evaluación
En la educación evaluamos, sobre la base de inferencias, muchas veces confundidas con
prejuicios o suposiciones que ofrecen pocas garantías de credibilidad, con la pretensión o
ilusión de evaluar procesos mentales, acudimos a las respuestas sin averiguar el valor de las
preguntas que suscitan tales contestaciones, acudimos a ellas como fuente primaria de saber
adquirido.
Necesidades de evaluar la introducción de conceptos nuevos
Ante esta situación que se repite con frecuencia en otros campos y en otras esferas “de lo
social” conviene hacer una para que invite a la reflexión, aquí se alude a la necesidad de
evaluar la introducción de conceptos nuevos.
Capítulo 2. Naturaleza y sentido de la evaluación en educación
Conocimiento y evaluación: las relaciones necesarias
Al situarnos frente al tema de la evaluación una de las primeras cuestiones que debemos
plantearnos es el sentido que tiene la propia evaluación educativa, esto nos lleva a
preguntarnos sobre el porqué y el para que de la misma. La evaluación está estrechamente
ligada a la naturaleza del conocimiento.
La coherencia práctica de la evaluación debe ser valorada en función de los principios
curriculares que la orientan, los criterios de evaluación deben surgir igualmente del marco
conceptual que da significado al proceso educativo en sentido general.
Capítulo VI. LA EVALUACION COMO ACTIVIDAD CRITICA DE CONOCIMIENTO
El interés por la práctica formativa
Lo que se desea es convertir la evaluación en un instrumento para llevar a todos a adquirir el
saber y apropiarse de el de un modo reflexivo y no eliminar a los que después de la salida,
no consiguen adquirirlo debido a factores presentes en la propia escuela, necesitamos
concebir y practicar la evaluación como otra forma de aprender, de acceder al conocimiento y
a una oportunidad más de aprender y de continuar aprendiendo.
La evaluación debe constituir una oportunidad real de demostrar lo que los sujetos saben y
como lo saben, solo así el profesor detectara la consistencia del saber adquirido y la solidez
sobre la que va construyendo su conocimiento.
La evaluación al servicio de quien aprende
Evaluamos para conocer, con el fin fundamental de asegurar el progreso formativo de
cuantos participan en el proceso educativo, en cualquier contexto y en todos los casos. En la
práctica docente queremos conocer, necesitamos conocer, para garantizar de un modo
ecuánime el progreso continuo de quien se forma en el acceso, en la apropiación en el
beneficio y en la creación del saber, de la ciencia y de la cultura que todos compartimos
como bien común.
La importancia de la evaluación, el artificio de la calificación
Evaluamos para conocer, no para calificar, la evaluación es una actividad natural mientras
que la calificación es artificial y de mera conveniencia social, que solo por razones
ideológicas o de oportunidad burocratico-admisnistrativa o por simple comodidad puede
justificarse. Evaluamos en contextos naturales; examinados en escenarios artificiales, de
esta manera el examen es control de comportamientos control de los que los alumnos han
estudiado mas que comprobación de lo que han de aprendido.
Entender la enseñanza y el aprendizaje desde la evaluación
El fracaso escolar es asunto del centro, ahí está el saber y el saber hacer reflexivo del
profesor que implica tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno en función de
las necesidades del sujeto que aprende y en virtud de los contextos en los que en que se da
el aprendizaje, saber científico de especialidad y saber didáctico de decisión y de aplicación.
Aprender de la evaluación
Quien aprende necesita seguir aprendiendo para asegurar un nivel de capacitación que
potencie y a la vez consolide su progreso continuo. El estudiante es calificado/clasificado
según una puntuación basada en un número determinado de respuestas consideradas
acertadas. La evaluación educativa debe ser formativa, continua, individual, procesual,
participativa y compartida.
Capitulo VIII. APRENDER DE LOS ERRORES. APRENDER DE LA PREGUNTAS.
SUGERENCIAS PARA LA ACCION REFLEXIVA Y CRÍTICA.
Se alude a la importancia de las preguntas en el desarrollo del pensamiento, los exámenes
consisten básicamente en responder preguntas.
Para hacer recuperar el valor formativo de los exámenes es necesario hacer preguntas
inteligentes como condición de la calidad en las exigencias de aprendizaje, si realmente
pretendemos desarrollar la inteligencia es necesario hacer preguntas que la estimulen no que
la paralicen o la limiten a tareas que no exigen reflexión.
La clave consiste en saber cuándo preguntar qué, se trata de discernir sobre la oportunidad y
la prudencia.
Formular preguntas que estimulen la inteligencia y que pongan a prueba el conocimiento
constituye la esencia del arte de la enseñanza que descansa según Kamii 1979 “en
comprender cuando plantear una buena pregunta que estimule al estudiante para avanzar
hacia los niveles más altos del pensamiento y cuando abstenerse de hacer preguntas.”
Como sugerencia y a modo de ejemplificación puede ser criterios indicadores los siguientes
que doy sobre prácticas críticas de evaluación:
Aquellas preguntas que obtengan la misma respuesta entre los alumnos se puede
descartar sin más: la razón suele estar basadas en unos mismos apuntes, en la
misma fuente de información y solo requiere el esfuerzo de la memoria común,
circunstancial, mínima a corto plazo y no significativa.
Se corre el riesgo de que si lo que los alumnos han transcrito es sus apuntes no es
correcto, un porcentaje de alumnos elevados puede dar el mismo error multiplicado.
Si son preguntas cuya respuesta puede copiar mecánicamente unos alumnos de otros
habrá que revisarlas: desarrollan más habilidades propias del engaño que las que
exige el desarrollo de las capacidades del pensamiento autónomo de saberes
adquiridos o las posibilidades que tiene de iniciativa de investigación de exploración y
de descubrimiento.
Solo cuando de las preguntas se esperan respuestas uniformes y repetidas cabe la
posibilidad de copiar, aumenta entonces el riesgo de fraude que supone dar una
respuesta que no es de elaboración propia. Cuando las pregu8ntas obligan a la reflexión
desafía la capacidad de razonamiento de a quien se debe responder y exige elaboración
de pensamiento.
Si se pretende desarrollar el pensamiento creativo, critico, autónomo, formule
preguntas que obligue a argumentar de modo creativo, crítico y autónomo las
respuestas.
La valides de la respuesta está en la consistencia de los argumentos en los que se
sostiene el razonamiento no tanto en dar respuesta de valor universal solo que es más
trivial.
Como evaluador, deberá centrar sus esfuerzos en analizar críticamente el valor
implícito de cada respuesta argumentando sus puntos de vista de un modo razonable,
si lo que se pretende desarrollar la inteligencia de quienes aprenden formulé
preguntas que la estimulen no que la adormezcan o la obliguen a un ejercicio de
obediencia a palabras representadas o simplemente transmitidas.
También puede ensayar fórmulas que consisten no tanto en dar respuesta a cuestiones
planteadas sino que sea el mismo sujeto de aprendizaje quien formule preguntas. La
ciencia avanza movida por las preguntas y la naturaleza de las mismas que los científicos
se plantean.
Por la misma razón podrá comprobar como preguntas triviales revelan un conocimiento
mediocre, poco sustentado, mal copiado, deficiente en su formulación, pobre en
interpretación y nulo en integración en los esquemas del propio conocimiento de quien
aprende.
La única forma de corregir un examen que responde a este tipo de preguntas es
hablando con cada uno de los sujetos que responde, la autoridad del profesor se
ejerce por su capacidad de argumentar y de razonar respetuosamente con quienes
participa de y en la actividad de aprender.
La enseñanza y el aprendizaje se ejercerá en este marco como práctica reflexiva
compartida en la que todos acaban aprendiendo en una relación de mutuo beneficio.
Estoy proponiendo una evaluación centrada en el sujeto que aprende en primer lugar y el
docente en segundo lugar ambos llamados a compartir y desarrollar responsabilidades, en el
alumno porque es el primer beneficiado pero también porque participa en la propia
evaluación como igual y evidente participa en su aprendizaje desarrollando sus propias
capacidades de valoración. De su participación surge la responsabilidad centrada en el
docente porque hace suyas las responsabilidades que derivan de su profesión.
Como bien señala Nevo (1998) al hablar de evaluación de programas nadie puede tener la
autoridad para evaluar si no está dispuesto a compartir la responsabilidad por las
consecuencias de la evaluación y no se debería esperar de nadie que participe en una
evaluación si no participa en ella”.
Al introducir la privación de quienes aprenden los alumnos podrán observar y comprobar
como razonan y responden los demás y podrán aprender también de las respuestas de sus
compañeros. La evaluación aquí deviene en autoevaluación y en coevaluacion como modo
conceptual y prácticamente coherente de actuar sin que se violente los presupuestos y
principios de partida.
Si basta una hoja perforada para comprobar aciertos/no aciertos verdadero/falso en las
respuestas de los alumnos y que automáticamente usted interpreta como evidencia de
aprendizaje o de ignorancia es un buen síntoma que debe hacer pensar que aquel ejercicio
de evaluación no está al servicio del aprendizaje aunque suele facilitar mucho la tarea de
quién debe corregir.
Esta técnica suele medir aspectos muy superficiales que descansan en la parte más
ordinaria de la memoria sin atender a otras habilidades superiores, la justificación es que la
evaluación debe basarse más en los argumentos que el evaluador aporta de un modo
convincente y coherente que en la demostración del error que aparece pero del que
desconocernos las causas que lo provocan, ahí surge la necesidad de la valoración critica
que el profesor puede brindar a quienes con el aprenden invitándolos a participar en el
discurso crítico personales para valorar sus producciones y el progreso en su propio
aprendizaje contractando argumentos y criterios de valoración. Es una vía para que el
pensamiento crítico entre en el aula tanto en los momentos de enseñanza y aprendizaje
como en el momento de enseñanza y de aprendizaje como en el momento de la evaluación
que será entendido y practicados como un continuum.
Cuando un alumno busca que la respuesta conocida con lo dicho en clase por el
profesor o a los apuntes es una clave de al que surge la sospecha sobre la técnica
empleada. Dicha técnica demanda dependencia y sumisión crea alumnos
irresponsables en el sentido de que nunca complementarán su propio pensamiento ni
someterán a juicio y critica.
Si las preguntas que usted formula representa una sucesión de obstáculos que los
alumnos han de vencer y las preguntas del examen las planeta más conscientes de
que las elige simplemente porque son de lo más difícil de responder.
Si las preguntas o problemas que usted formula representan una oportunidad real de
demostrar lo que los alumnos saben comprenden y pueden hacer debe usted tener
indicios previos de estas posibilidades, las mismas estimularan más la capacidad de
dar repuesta originales creativas, o argumentadas con criterios más personalizaos.
Si en el examen las preguntas tienen siempre y en todos los casos una única
respuesta válida y el alumno no tiene la posibilidad de ensayar o someter a prueba
sus propios conocimientos y sus dudad y creencias podemos descartarlas porque
ignoran o no prestan la debida atención a la naturaleza múltiple de inteligencia, por
otro lado los alumnos descubrirán que lo importante es dar en el blanco aunque
acierta o adivine por azar
Enseñanza y aprendizaje se ejerce en este marco como practica reflexiva compartida,
en la que todos acaban aprendiendo, en una relación de mutuo beneficio , responden
a actividades distintas dentro de un mismo proceso
Como señala Elliott (1990) la diferencia consiste en el enfoque: mientras la evaluación de
los alumnos deben centrarse en la calidad de su aprendizaje de la materia de que se trate
la evaluación de los profesores deben centrarse en la calidad de su aprendizaje sobre la
enseñanza de esa materia.
Calidad y equidad: el equilibrio ecuánime de la evaluación
Si el profesor corrige los exámenes, los trabajos, los alumnos no aprenden a través de o a
partir de o por medio de las correcciones.
Elabore preguntas que realmente hagan pensar, que estimulen la curiosidad, que espoleen el
pensamiento, que provoquen el riesgo reflexivo de buscar respuestas no previstas.
Si las preguntas que formule no permiten dialogar o debatir, entre el profesor y el alumno, es
probable que las preguntas obedezcan a otras intenciones que no son las formativas.
Un buen profesor es aquel que garantiza en todo momento que todos cuando aprenden con
él alcanzarán el éxito. Enseña con la intención de explicar y de dar a entender una
información que otros deben comprender para acabar aprendiéndola. Se empeña en
comunicar ideas, no solo en contarlas.