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Carlos Rehermann El arqueólogo en su laberinto Una ciencia nueva En 1642, el doctor John Lightfoot, vicerrector de la Universidad de Cambridge, demostró que el ser humano fue creado por Dios aproximadamente a las nueve de la mañana del 23 de octubre de 4004 antes de Cristo. Dos siglos después, el pionero de la arqueología prehistórica, Jacques Boucher, hablaba de "hombre antediluviano". Suponía que ciertas capas de sedimento marcaban el momento del Diluvio bíblico. La Biblia seguía siendo la guía para datar los orígenes. Hacia mediados del Siglo XIX el historiador danés Christian Thomsen impuso las denominaciones Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Se inspiraba en Los trabajos y los días, de Hesíodo, donde se recoge un mito presente en muchas culturas, según el cual el hombre de los orígenes era mejor que el actual. Hacia fines del siglo XIX etnólogos como James Frazer se adentraban en la mitología como medio de estudio de los pueblos contemporáneos, y al mismo tiempo fundaban las bases de la antropología prehistórica. El alemán Schliemann, munido de su ejemplar de la Ilíada, había encontrado lo que creía que era la ciudad de Troya, y afirmaba que en Micenas había dado con el palacio de Agamenón. A los académicos les resultaba difícil aceptar que la Ilíada fuera una fuente confiable, pero la realidad era incontestable: Schliemann encontraba ruinas, y la Biblia, sobre todo después de Darwin, no parecía tan eficaz. Comenzaba a nacer una nueva ciencia histórica, la arqueología. Y después de Troya, Micenas y Tirinto, cuando faltaban pocos años para termi9nar el siglo XIX, Schliemann comenzó a buscar el laberinto del Minotauro. En busca de un yacimiento propio John, el padre de Arthur Evans, era aficionado a "fosilizar", actividad campestre que consistía en salir a recorrer canteras de calizas en busca de huesos antiguos, puntas de flecha, piedras de pedernal y otras huellas de culturas antiguas. Para encontrar los restos había que 1

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Biografía de Evans, arqueólogo de Creta

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Evans

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Carlos Rehermann

El arquelogo en su laberinto

Una ciencia nueva

En 1642, el doctor John Lightfoot, vicerrector de la Universidad de Cambridge, demostr que el ser humano fue creado por Dios aproximadamente a las nueve de la maana del 23 de octubre de 4004 antes de Cristo. Dos siglos despus, el pionero de la arqueologa prehistrica, Jacques Boucher, hablaba de "hombre antediluviano". Supona que ciertas capas de sedimento marcaban el momento del Diluvio bblico. La Biblia segua siendo la gua para datar los orgenes.

Hacia mediados del Siglo XIX el historiador dans Christian Thomsen impuso las denominaciones Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Se inspiraba en Los trabajos y los das, de Hesodo, donde se recoge un mito presente en muchas culturas, segn el cual el hombre de los orgenes era mejor que el actual.

Hacia fines del siglo XIX etnlogos como James Frazer se adentraban en la mitologa como medio de estudio de los pueblos contemporneos, y al mismo tiempo fundaban las bases de la antropologa prehistrica.

El alemn Schliemann, munido de su ejemplar de la Ilada, haba encontrado lo que crea que era la ciudad de Troya, y afirmaba que en Micenas haba dado con el palacio de Agamenn.

A los acadmicos les resultaba difcil aceptar que la Ilada fuera una fuente confiable, pero la realidad era incontestable: Schliemann encontraba ruinas, y la Biblia, sobre todo despus de Darwin, no pareca tan eficaz. Comenzaba a nacer una nueva ciencia histrica, la arqueologa. Y despus de Troya, Micenas y Tirinto, cuando faltaban pocos aos para termi9nar el siglo XIX, Schliemann comenz a buscar el laberinto del Minotauro.

En busca de un yacimiento propio

John, el padre de Arthur Evans, era aficionado a "fosilizar", actividad campestre que consista en salir a recorrer canteras de calizas en busca de huesos antiguos, puntas de flecha, piedras de pedernal y otras huellas de culturas antiguas. Para encontrar los restos haba que hacer fosos, y por eso los huesos antiguos se llaman fsiles. John Evans e convirti en un experto en monedas antiguas, muy respetado por las asociaciones de anticuarios de Gran Bretaa. Adems posea una considerable fortuna, lo cual lo haca aun ms respetable ante otros miembros de la comunidad acadmica y poltica, circunstancia beneficiosa para la carrera de su hijo.

Arthur estudi historia, aunque nunca fue un buen estudiante. La fama de su padre le granje la buena voluntad de algunos de los profesores que lo calificaron con benevolencia en sus flojos exmenes de historia.

Poco despus de su graduacin viaj a Alemania para estudiar historia moderna, pero su aficin por "fosilizar" lo empuj hacia la regin de Bosnia y Herzegovina, en ese momento en litigio entre los imperios Otomano y Austro-Hngaro.

Poco despus sus relaciones familiares le permitieron acceder a la direccin del Museo Ashmolean, en Oxford, una especie de depsito catico de cuanta coleccin inclasificable fuera donada a la Universidad.

Los sucesivos viajes de Evans por los Balcanes lo fueron llevando hacia el sur, hasta que las exploraciones de Schliemann en Creta, muy bien recibidas en los crculos acadmicos ingleses (ms que en la propia Alemania), lo convencieron de que deba internarse en el mundo Egeo, para tratar de encontrar su propio yacimiento.

Sus viajes por los Balcanes lo haban puesto en contacto con muchos saqueadores de tumbas antiguas, que vendan sus hallazgos en ferias populares, donde Evans haba comprado muchos pequeos objetos, especialmente sellos cretenses que pronto le dieron fama de especialista en la materia. Por ellos saba que en toda la regin del Egeo haba todava enormes yacimientos inexplorados.

Del mito al hecho

Schliemann haba intentado comenzar la bsqueda del mtico laberinto de Ddalo, pero las complicaciones polticas y la frrea legislacin proteccionista turca que mantena el control poltico de Creta, donde se supona que estaba el laberinto, lo desanimaron.

Despus del abandono de Schliemann, y a lo largo de casi una dcada, Evans intrig hasta lograr numerosos apoyos para emprender trabajos a gran escala en Creta: de su pas, del gobierno griego, del gobierno turco y de la comunidad cretense.

En 1900, con dinero de su padre, pudo comprar los terrenos donde haba pruebas de que haba enterrado un gran complejo edilicio. Convertirse en propietario era la nica manera de lograr los permisos gubernamentales de excavacin.

Para Evans no haba ninguna duda: all estaba el laberinto de Ddalo, donde haba vivido el Minotauro, un gran complejo que defini como el Palacio de Minos. Rastros de unas inscripciones indescifrables lo convencieron de que en Creta haba habido una escritura anterior a la fenicia, considerada antecesora de la escritura griega. Su idea de desarrollo de la civilizacin europea corresponda al difusionismo, que propona un origen nico para la actual diversidad tnica y cultural. Y Evans quera que el origen fuera una gran civilizacin a la que llam "minoica", en referencia al mtico rey de Creta, Minos.

Una gran imaginacin

En 1929 el escritor ingls Evelyn Waugh visit el museo de Candia, en Creta, donde se exponan fragmentos de frescos del palacio de Knosos y muchos objetos de pequeo tamao. Waugh escribi que los pintores que haban trabajado en la restauracin tenan predileccin por las portadas de la revista Vogue, ya que dibujaban los motivos con una esttica parecida a la de esa revista glamorosa.

Algunos anlisis lingsticos del trmino "laberinto" (que Evans trataba de relacionar con la palabra labrus, "doble hacha", objeto ritual encontrado en las excavaciones de Knosos) comenzaron a poner en duda la realidad de una gran civilizacin Minoica. En 1956, quince aos despus de la muerte de Evans, un antiguo colaborador suyo, Michael Ventris, descifr una escritura en tablillas encontrada en Knosos (llamada Lineal B), relacionada con una escritura similar micnica. Qued demostrado que se trataba de una antigua escritura griega. Al parecer, esta interpretacin fue posible gracias a hallazgos posteriores a la muerte de Evans, pero ms tarde se encontraron pruebas de que ste haba ocultado pruebas que habran llevado mucho antes a la misma conclusin.

En 1979 se descubrieron pruebas de que en Knosos se realizaban brutales sacrificios humanos, poco despus de que un arquelogo alemn propusiera que el conjunto haba tenido usos funerarios, ya que de lo contrario no habra sido construido con un yeso tan frgil y sensible al clima. Al parecer, aquella no fue una civilizacin urea.

Un hombre extrao, por suerte

Evans puso en juego toda su influencia, mientras vivi, para librarse de los acadmicos que lo contradecan. Alan Wace, por ejemplo, que sostena la teora ms aceptada en la actualidad (que Creta fue un dominio micnico, y que no hubo una cultura minoica antecesora de Micenas) fue destituido de su cargo de Director de la Escuela Britnica de Atenas por orden de Evans, y no fue sino hasta la muerte de este que pudo volver a trabajar en Grecia.

Segn Manolaki Akoumianakis, uno de sus empleados, Evans "Sola pegarme, sola agarrarme de la camisa y sacudirme. Era un hombre muy extrao, un hombre muy extrao". A este hombre a quien castigaba, Evans lo trataba cariosamente al menos en cartas dirigidas a terceros como "mi lobo de montaa".

Aunque tena inclinaciones homosexuales, sus relaciones con varones al parecer no pasaron de ser platnicas. Se cas con la hija de un antiguo profesor suyo, que lo dej viudo a los pocos aos de desinters mutuo, y ya no volvi a casarse. Aos ms tarde adopt a un nio de su vecindario en Youlbury. Tanto su esposa como su suegro y l mismo tenan fuertes ideas acerca de la superioridad aria, y sus cartas dejan ver claramente su desprecio por los pueblos orientales.

Fue un alumno mediocre, obtuvo trabajo por influencias familiares, contrabande tesoros arqueolgicos y trampe durante dcadas a los gobiernos de Turqua, los pases balcnicos y Grecia. Se obsesion a tal punto con sus ideas preconcebidas que ocult las pruebas objetivas de su error, y no dud en dejar sin trabajo a quien se atreviera a opinar en su contra. Era, en resumen, un individuo casi normal. Fue gracias a su empecinamiento por trascender su mediocridad que carg de rasgos fantsticos una civilizacin que quiz nunca fue tal, y con ello dio el impulso definitivo para el desarrollo de la arqueologa moderna.

Joseph Alexander MacGillivray

El laberinto del Minotauro. Sir Arthur Evans, el arquelogo del mito.

Edhasa, 2006

576 pginas