EVIDENCIA DE ARTE RUPESTRE EN LA LOCALIDAD DE...
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EVIDENCIA DE ARTE RUPESTRE EN LA LOCALIDAD DE TOTOLAC, TLAXCALA: (INFORME PRELIMINAR).
Ramón Santacruz Cano.
Centro INAH, Tlaxcala.
ANTECEDENTES
A principios del año 2008 el ilustre maestro tlaxcalteca Jaime Sánchez reporta un abrigo con
pintura rupestre en Totolac, Tlaxcala, en esa misma semana, el Profesor Ángel Sánchez
Juárez vecino de la de dicha comunidad, informa al Centro INAH Tlaxcala, el hallazgo de
pinturas rupestres en una cueva ubicada al pie de un acantilado conocido como “La Peña”, al
poniente de la población de dicho nombre, municipio del estado de Tlaxcala.
“EL ABRIGO ROCOSO LA PEÑA” O “CUEVA DEL DIABLO” Y EL CONJUNTO PICTORICO
Una semana más tarde, el profesor Ángel nos conduce y muestra el abrigo rocoso situado al
pie del peñasco llamado “La Peña”, que a su vez, es la parte norte de un prominente escarpe
o accidente geográfico formado en ese lugar por la fusión de rocas ígneas extrusivas y
sedimentarias. (Figura 1)
Para localizarlo es preciso llegar al panteón municipal de Totolac, ubicado en la cima del
“Cerro “Techalito” y recorrer dos kilómetros al poniente, hasta llegar a un paraje de singular
belleza natural enclavado en la ladera sur del “Cerro Popocatl” 2. En ese lugar, se continúa
cuesta arriba siguiendo la vereda y los restos de un camino colonial que llega a la
construcción conocida por los lugareños como “Puente los Pilares o los Pilares”, y de allí
alcanzar la parte baja del relieve rocoso de “La Peña”, de la que toma su nombre y, continuar
2 Este lugar constituye un notable conjunto de evidencias culturales, entre las que destacan, los vestigios de un observatorio militar prehispánico; los restos de un camino, compuesto por dos puentes y dos pilares que datan de la segunda mitad del siglo XVI y, los vestigios de cuando menos cinco hornos de manufactura indígena.
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aproximadamente 200 metros al sur sobre una brecha hasta llegar a la cavidad. (Figs. 1 y 2)
El área que ocupa los murales o paneles pintados, se localiza a los 2443 m.s.n.m. y entre las
coordenadas UTM 577073.75 m E 2138642.91 m N y entre las coordenadas geográficas de
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19° 20’ 24.93’’ de Latitud N y 98° 15’ 58.34’’ de Longitud O, el abrigo está orientado al este
(oriente) y se abre hasta formar una cueva de 8 metros de longitud con una profundidad
máxima de 4 metros y una altura promedio de 2 metros. (Figura 3)
La formación natural del sitio permitió a los pintores de estas expresiones rupestres usar una
saliente rocosa, tres paredes, la bóveda y una roca de gran tamaño para formar el conjunto
pictórico que a continuación se describe y, que está compuesto por 16 figuras de las clases
antropo-zoomorfas, antropomorfas, zoomorfas, geométricas y celestes, pintados en color rojo
y blanco, que se distribuyen en seis unidades o paneles. (Figura 3)
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DESCRIPCIÓN DEL CONJUNTO PICTORICO 3 PANEL 1 Se ubica en la saliente rocosa sur de la cueva y, se pintó sobre una base plana semejante a
un triangulo equilátero invertido de aproximadamente 20 centímetros por lado, sobre este
sector, el pintor dibujó una figura en color rojo sobre una base en color blanco, que hoy
apenas se ve, no es posible definirla por el considerable deterioro que presenta a causa del
intemperismo. (Figura 4)
3 Para la clasificación y descripción de las graficas rupestres motivo de este trabajo recurrí a las Categorías, Clases y Tipos propuestos por Carlos Viramontes Anzures Grafica rupestre y paisaje ritual. La cosmovisión de los recolectores cazadores de Querétaro (Viramontes, 2005).
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PANEL 2
Al penetrar el umbral de la cavidad por el centro y pasar por el lado sur de la gran piedra que
encubre parte del frente, se distingue una pared de roca lisa orientada al este, de 1. 40
metros de largo por 1.90 metros de alto. Sobre ésta cara de roca, los artistas plasmaron el
primer conjunto pictórico, compuesto por dos diseños, el primero y más grande se realizó al
centro de la pared, mide aproximadamente 50 centímetros de alto por 80 centímetros de
largo, es una figura al parecer “antropo-zoomorfa” parcial del tipo “realista” en actitud
dinámica, el cual, se pintó en color blanco mediante la técnica de la tinta plana. Se trata de
un personaje con la cabeza de perfil mirando hacia su lado derecho, se observa que su
rostro se “transformó” o está cubierto por lo que al parecer es una máscara facial en forma de
ave, en la cabeza, porta un tocado de plumas que descienden hacia la parte posterior del
cráneo, su tronco está de frente y bien definido hasta la cintura. Los miembros superiores
(brazo y antebrazo) de dicho personaje, se plasmaron mediante la técnica del delineado y, se
representaron extendidos y semiflexionados hacia fuera y arriba a la altura de los hombros,
sus manos se observan abiertas y los cincos dedos que conforman cada una, bien definidos
y terminan en punta, como si se tratara de garras. (Figura 4)
Con respecto a la segunda figura, ésta es periférica al personaje anterior, se localiza al norte
de la pared rocosa y a la altura de la mano izquierda de dicho individuo, es más pequeña,
mide apenas 20 centímetros de alto por 10 centímetros de largo, se trata de una figura
“geométrica básica” del tipo “circular”, compuesta por dos círculos, uno ligeramente más
pequeño que el otro, decorados y delineados en color rojo. El pintor, dispuso uno encima del
otro con un margen de dos centímetros. (Figura 4)
PANEL 3
Al norte del Panel 2 y, protegido hacia la parte norte por la gran piedra que cubre el acceso al
abrigo rocoso se ubica la cara de una pared de roca lisa orientada al sur, de 1. 20 metros de
largo por 2 metros de alto. En dicha pared, los especialistas plasmaron el segundo conjunto
compuesto por 2 figuras, la primera de ellas se ubica en el extremo superior izquierdo del
panel, se trata de una figura al parecer “antropomorfa” del tipo “realista” en actitud dinámica,
pintada en color blanco mediante el uso del delineado y la tinta plana. Esta figura se asemeja
en técnica de manufactura y dimensiones a la del panel número 1, de aproximadamente 75
centímetros de alto por 75 centímetros de largo. En esta ocasión, el pintor dibujó un
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personaje de frente, con una especie de tocado en la cabeza; el cuello y tronco bien
definidos; su miembro superior izquierdo (brazo y antebrazo) esta caído y flexionado hacia
adentro a la altura de la cintura, la mano abierta y los dedos extendidos, mientras que del
miembro superior derecho, solo se aprecia una porción del brazo por la falta de capa
pictórica en esa sección. Presenta además, la cadera ancha, las piernas abiertas y se
presenta hincado sobre las rodillas, las pantorrillas y los pies están hacia tras y abiertas hacia
el exterior. Este personaje tiene como peculiaridad, un diseño curvo que termina en punta,
que asemeja una cola que le emerge de la entrepierna hacia su lado izquierdo. (Figura 4)
Para la segunda figura, el pintor representó en el extremo inferior derecho de la cara lisa de
la roca, una figura zoomorfa del tipo “esquemático” delineada en color blanco, cuyo dibujo de
20 centímetros de alto por 25 centímetros de largo, al parecer se trata de un cánido. (Figura
4)
PANEL 4
Este panel, es la continuación que se quiebra al norte del macizo rocoso que conforma el
panel 3, en este sector localizado en el extremo norte y al exterior del abrigo rocoso, la cara
de la pared de roca con vista al oriente, se divide en dos secciones o caras, la cara sur mide
aproximadamente 1 metro de largo por 1.80 metros de alto, en ella se encuentran dibujados,
al centro y en el extremo derecho, el tercer conjunto pictórico conformado por tres figuras que
constituyen el tercer conjunto de diseños. El primero de ellos, de 25 centímetros de alto por
15 centímetros de largo, es una figura delineada en color blanco que representa un objeto
inmueble del tipo “Arquitectónico”, tratándose de una cruz que descansa sobre una base o
pedestal representado por dos escalones o cuerpos, quizás se trate de una iglesia, capilla o
altar. Cabe mencionar que esta figura se sobrepuso a otra más antigua, de aproximadamente
10 centímetros de largo por 15 centímetros de alto, elaborada mediante la técnica del
delineado en color rojo, aquí el especialista plasmó un diseño antropomorfo del tipo
“Esquemático”, cuya idea a base de trazos finos define a un personaje de frente y estático,
con tocado en la cabeza, sus extremidades superiores flexionadas hacia adentro y a la altura
de la cintura, en la cintura se observa una especia de atavió que la cubre, mientras que las
extremidades inferiores están abiertas hacia fuera. (Figura 4)
Más abajo, y separado por un margen aproximado de cuatro centímetros y sobre la arista sur
del panel, existe un faltante de roca de aproximadamente 50 centímetros, que no permite
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apreciar, en su totalidad, la figura que allí se dibujó. Los restos pictóricos que aún quedan del
diseño, me permiten inferir que se trata al parecer de las extremidades inferiores de una
figura antropomorfa del tipo “esquemático” delineada en color rojo, de 10 centímetros de
largo por 10 centímetros de alto. (Figura 4)
Con respecto a la cara norte que conforma este panel, de aproximadamente 70 centímetros
de largo por 1.70 metros de alto, se dibujó al centro y hacia su parte inferior, un objeto
inmueble del tipo “arquitectónico” delineado en color blanco, similar en técnica, dimensiones
y motivo representado, al descrito en la cara sur de éste panel, es decir, se trata de una cruz
que descansa sobre una base o pedestal representado por dos escalones o cuerpos,
probablemente se trate de una iglesia, capilla o altar, de aproximadamente 12 centímetros de
largo por 30 centímetros de alto. (Figura 4)
PANEL 5
Corresponde a la cara oriente de la gran roca que encubre la parte norte del abrigo rocoso.
Ubicado hacia su parte superior izquierda, se encuentra una figura antropomorfa del tipo
“esquemático” delineada en color blanco, de aproximadamente 10 centímetros de largo por
10 centímetros de alto, este personaje se representó de frente, no hay indicios de la cabeza,
el cuello y el tronco están bien definidos, sus extremidades superiores (brazos y antebrazos)
se observan alzados a la altura de los hombros y flexionados hacia abajo a la altura de los
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codos, sus extremidades inferiores (piernas y pies), abiertas hacia fuera. (Figura 5)
PANEL 6
El conjunto pictórico número cuatro se encuentra plasmado en la bóveda del abrigo rocoso y
se compone de seis figuras geométricas, divididas para su descripción de la siguiente
manera: tres formas básicas del tipo “círculos decorados”, dos de ellos delineados en color
rojo y uno en color blanco, quizá representaciones solares; un motivo lineal en color blanco
del tipo “curvo”, semejante a una representación lunar en cuarto menguante; un diseño
formado por nueve puntos dispuestos en forma de “∟” y, finalmente, un elemento pictórico
que por su complejidad no fue posible identificar, el cual, está conformado por un semicírculo
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y dos líneas que forman una base que descansa sobre una línea que concluye en su extremo
norte con un triangulo isósceles y en su extremo sur remata con un triángulo equilátero,
seguido de cuatro puntos dispuestos en forma de cuadro. (Figura 5)
CARACTERISTICAS ESTILISTICAS Y TÉCNICAS. ESTADO DE CONSERVACIÓN Las representaciones pictóricas hasta ahora registradas (Figura 6),
revelan dos concepciones estilísticas básicas, agrupadas en dos Categorías, la primera está
integrada por los motivos Figurativos Biomorfos, representados por diseños antropomorfos
del tipo esquemático, diseños zoomorfos esquemáticos y diseños antropo-zoomorfos del tipo
realista; en esta misma categoría se insertan también, los dibujos Figurativos que
representan objetos muebles e inmuebles, en este caso, elementos arquitectónicos.
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La segunda Categoría está conformada por los No Figurativos que muestran elementos
geométricos en sus formas: básicas (círculos, cuadrados y rectángulos, rombos, triángulos
etc.), lineales (rectas, curvas y espirales) y puntos (alineados y/o agrupados).
El grupo más numeroso, Figurativos, aportan los dibujos más grandes en comparación con el
grupo No Figurativo. Por ejemplo, mientras que el diseño Antropo-zoomorfo localizado en el
panel 2, identificado con el número 2, supera ligeramente los 80 por 50 centímetros, los No
Figurativos alcanzan los 60 centímetros con el elemento geométrico lineal en forma de curva,
identificado con el número 11, ubicado en el panel seis o bóveda del abrigo rocoso.
Las técnicas empleadas por los especialistas muestran tres modalidades: el llamado trazo
simple, empleado por el experto para diseñar los dibujos No Figurativos, está misma técnica
también se empleó para delimitar el contorno de los diseños Figurativos, los cuales se
terminaron mediante el uso de la tinta plana, que consistió en recubrir con múltiples trazos la
superficie de los bosquejos antropomorfo, antropo-zoomorfo y lineal en forma de curva,
logando un aspecto de volumen. También se registró una técnica de punteado, quizá
“digitación”, que consiste en aplicar el pigmento con la yema de los dedos. (Figura 5, panel 6,
diseño 14)
En cuanto los colores, se distribuyen de la siguiente forma: el blanco engloba la mayoría de
los diseños Figurativos, con 10 ejemplares; mientras que el rojo, corresponde a los No
Figurativos, con 6 representaciones.
En términos generales, la mayoría de las figuras presentan un aparentemente buen estado
de conservación, únicamente en el panel 3 existe el rastro de un diseño ya desaparecido.
(Figura 4, panel 3, parte superior izquierda)
Como sucede en otras cuevas o abrigos rocosos con pintura rupestre en el estado de
Tlaxcala, a excepción de las localizadas en la comunidad de Atlihuetzia, la “Cueva del
Diablo” es un sitio alejado y poco conocido, al que forzosamente se llega con alguien que lo
conozca. Esta realidad lo ha salvado de cualquier deterioro humano mayor, aunque no ha
escapado del intemperismo y paso del tiempo que han desvanecido casi por completo la
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figura 1, plasmada en el panel 1, así mismo, se observan algunos grafitis y capas de hollín
dejadas por fogatas, en las paredes y bóveda.
Desde su localización, en febrero de 2008, el INAH por conducto del área de arqueología del
Centro INAH, Tlaxcala, implementó las siguientes medidas para contribuir a la conservación
de las representaciones gráficas: 1) Llevar a cabo el registro sistemático de las graficas
rupestres e inscribirlas ante la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas
Arqueológicas del INAH, con el objetivo de procurarles certeza legal y jurídica; 2) Realizar
trabajos de prospección arqueológica a lo largo del cantil y áreas contiguas, con el objeto de
localizar evidencia cultural arqueológica e histórica y, establecer su relación temporal y
contextual; 3) Informar a las autoridades locales sobre la importancia del sitio y, las
disposiciones legales y jurídicas que la ley en la materia contempla para su protección; 4)
Efectuar inspecciones periódicas al sitio, con la intención de monitorear su estado de
conservación; 5) Formular, preguntas, problemas, hipótesis y temas de investigación
enfocados a interpretar cualitativamente y cuantitativamente el conjunto pictórico.
PANORAMA CRONO-CULTURAL
Con el objeto de poder proponer una temporalidad aceptable donde insertar a las graficas
rupestres de la “Cueva del Diablo”, se trabajó tres aspectos, en el primero de ellos, se
elaboró una Tabla Comparativa de Formas y Rasgos Estilísticos (Figura 7),
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donde se registraron analogías con otras expresiones pictóricas a nivel local, en este caso,
las características formales de las pinturas motivo de este trabajo, coinciden con las
manifestaciones rupestres identificadas en el actual territorio de Tlaxcala, como las de Santa
María Atlihuetzia (Mora, 1997); “La Gloria”; de “El Sol y La Luna” y “La Palma” (Delgadillo y
Santana, 1993), pues en sus diseños prevalecen los motivos antropomorfos, zoomorfos y
solares. El caso de los diseños antropo-zoomorfos y de objetos arquitectónicos son atípicos
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para la región, en el caso de los primeros, se encontraron representaciones similares en Baja
California Sur (Viñas y Hambleton, 2005) y Durango (Guevara, 2005); para los segundos, se
registra un caso similar en un documento elaborado en Tlaxcala, hacia 1547 (Reyes, 1993) y,
en la pintura rupestre de “El Tepozan”, en Aguascalientes y “Las Mimbres” en Jalisco,
respectivamente (Valencia, 2005).
El segundo aspecto a desarrollar fue la posible relación contextual, a nivel de sitio, con otros
elementos culturales, cómo: restos de vasijas elaboradas en cerámica, fragmentos de
artefactos manufacturados en lítica y otras pinturas plasmadas a lo largo y alto del cantil
rocoso. Los recorridos efectuados con este objetivo, demostraron la nula presencia de
materiales y representaciones de manufactura prehispánica e histórica, respectivamente.
Finalmente, señalaré que, durante los recorridos de superficie que se realizaron a nivel de
área, revelaron que el cantil rocoso “La Peña” guarda relación geográfica con recursos
acuíferos, principalmente arroyos, y que tiene control visual sobre los alrededores y en
particular sobre el Matlalcueyetl. A nivel cultural se halla en relación directa con dos sitios
arqueológicos y un sitio histórico. Con respecto a los asentamientos prehispánicos cuyo
material arqueológico en superficie los sitúa hacia el Posclásico Tardío. El primero de ellos,
de nombre “Calcahuas”, se asienta sobre una ladera baja ubicada a 500 metros al sur;
mientras que el segundo, denominado “Temetzontla”, se encuentra a 200 metros de distancia
y, sobre la cima del cerro Popocatl.
Con relación al sitio histórico denominado “Los Pilares y/o Puente los Pilares”,4 este se ubica
a escasos 100 metros al sur del abrigo rocoso, inclusive, para llegar a la cueva es obligado
recorrer los restos del camino antiguo.
La evidencia recabada hasta ahora, permite situar a las manifestaciones pictóricas hacia el
Posclásico Tardío y el periodo inmediato a la conquista europea.
4 El sitio histórico denominado “los Pilares y/o Puente los Pilares” es un conjunto arquitectónico de mediados del Siglo XVI, cconformado por dos sendos puentes, dos pilares (uno de ellos únicamente conserva sus cimientos o arranque) y, los restos de un camino construido a base de piedras careadas.
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HIPOTESIS INTERPRETATIVAS
La distribución de las figuras en los espacios, la técnica pictórica empleada y el tipo de
diseños permite estructurar un vínculo entre unos y otros. A nivel de hipótesis la temática
general de los diseños presenta tres composiciones: Una concierne a los signos Figurativos
biomorfo, de clase antropomorfo y antropo-zoomorfo del tipo realista y, a los motivos No
Figurativos que corresponden a la clase de figura básica y lineal, con representaciones
solares y lunares, respectivamente. En este sentido, este bloque sugiere rituales
relacionados con las creencias y mitos de fecundidad (creación y renovación), sobre la vida y
la muerte (fusión y fisión de los dioses), con el computo del tiempo-registro calendárico (Sol y
Luna), así como, territorio y rumbos cardinales (representaciones solares con cuatro rayos).
El segundo bloque, está conformado por diseños No Figurativos, cuya clase corresponde a
formas básicas, lineales y puntos. Lo que alude al registro y computo del tiempo y quizá
territorialidad.
Además, cabe señalar que en la ideología mesoamericana, las cuevas eran el acceso al
inframundo y por lo tanto significaban un portal de transición hacia el mundo de los muertos.
El tercer bloque por su parte, tiene que ver con los motivos No Figurativos que representan
inmuebles arquitectónicos: iglesias, capillas o altares, que pueden asociarse a conceptos y
percepciones occidentales que se manifiestan después de la invasión española.
CONSIDERACIONES FINALES
El intentar explicar la simbología del arte rupestre contenido en la “Cueva del Diablo” permitió
lograr un primer acercamiento a la complejidad de las mismas, de igual forma, se comprobó
que son parte de las complejas culturas que se desarrollaron en el área y, que plasmaron sus
rasgos en dichas pinturas.
Las características de los objetos representados en el área de estudio, permitieron distinguir
cierto grado de interacción cultural entre ellos, de igual forma, revelaron actividades de
especial importancia para los grupos humanos que habitaron la región; entre ellos podemos
citar las representaciones lunares y solares, los diseños antropo-zoomorfos y zoomorfos, que
en conjunto, permiten leer rituales y/o actividades intimidante relacionadas con el entorno
sagrado.
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A la fecha no hay métodos para llevar a cabo el fechamiento absoluto del arte rupestre, sin
embargo, la confrontación estilística de los diseños con las representaciones presentes en
otros sitios del estado y con el resto de Mesoamérica, así como, los datos revelados a partir
de la prospección arqueológica de superficie a nivel de área, permitió plantear que el sitio
analizado tiene una temporalidad que oscila entre el 1400 d.n.e. y el 1600 d.n.e.
Por último, es importante señalar que a la fecha, el Centro INAH, Tlaxcala, ha contado con la
activa colaboración del profesor Ángel Sánchez Juárez en los trabajos registro; con la
Dirección de Ecología del H. Ayuntamiento de Totolac, en las tareas de custodia e inspección
en el sitio, por lo que, no se han registrado actividades de saqueo y vandalismo. Finalmente,
el sitio ya forman parte del catalogo de sitios con arte rupestre del estado de Tlaxcala.
BIBLIOGRAFIA
Delgadillo Torres, Rosalba y Santana Sandoval, Andrés, “La pintura rupestre del estado de
Tlaxcala”, en La Escritura Pictográfica en Tlaxcala. Dos mil años de experiencia
mesoamericana, coordinador Luís Reyes García, Colección Historia de Tlaxcala. 1,
Universidad Autónoma de Tlaxcala, México, 1993, pp. 14-22.
Guevara Sánchez, Arturo, “Atavíos identificables en el arte rupestre del Norte-Centro”, en
Arte Rupestre en México. Ensayos 1990-2004, compiladora María del Pilar Casado López,
coordinadora Lorena Mirambell Silva, Obras Diversas, INAH, México, 2005, pp. 323-352.
Mora López, Raziel, “Las pinturas rupestres de Atlihuetzia”, en Antología de Tlaxcala,
volumen II, compiladores Ángel García Cook y Beatriz Leonor Merino Carrión, coordinadora
Lorena Mirambell Silva, Colección Antologías, Serie Arqueología, INAH-Gobierno del Estado
de Tlaxcala, México, 1997, pp. 140-160.
Reyes García, Luís, “Documentos pictográficos de Tlaxcala”, en“La pintura rupestre del
estado de Tlaxcala”, en La Escritura Pictográfica en Tlaxcala. Dos mil años de experiencia
mesoamericana, coordinador Luís Reyes García, Colección Historia de Tlaxcala. 1,
Universidad Autónoma de Tlaxcala, México, 1993, pp. 196-325.
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Valencia Cruz, J. Daniel, “La continuidad de la pintura rupestre en el tiempo. La región de
Aguascalientes”, en Arte Rupestre en México. Ensayos 1990-2004, compiladora María del
Pilar Casado López, coordinadora Lorena Mirambell Silva, Obras Diversas, INAH, México,
2005, pp. 353-368.
Viñas, Ramón y Hambleton, Enrique, “Los grandes murales de Baja California Sur. Las
cuevas de la Boca de San Julio I y Las Flechas”, en Arte Rupestre en México. Ensayos 1990-
2004, compiladora María del Pilar Casado López, coordinadora Lorena Mirambell Silva,
Obras Diversas, INAH, México, 2005, pp. 95-116.
Viramontes Anzures, Carlos, Grafica rupestre y paisaje ritual. La cosmovisión de los
recolectores cazadores de Querétaro, Obras Diversas, INAH, México, 2005.