EVOCACIÓN DE AMBROSIO ROMERO CARRANZAManuel V. Ordoñez, su amigo de toda la vida, con quien...

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EVOCACIÓN DE AMBROSIO ROMERO CARRANZA Por el académico DR. ALBERTO RODRÍGUEZ V AREL A Exordio La Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina me han encomendado que evoque hoy el genio y la figura de Ambrosio Romero Carranza. Aunque me lo proponga, descarto que no seré imparcial. Estuve estrechamente vinculado a nuestro homenajeado durante los últimos 45 años de su vida, colaborando en libros y revistas que se publicaron bajo el impulso de un entusiasmo que mantuvo hasta el final de sus días. Ambrosio Romero Carranza tuvo siempre muy en claro la fragilidad y fugacidad de la vida, y la Meta definitiva a la que todos estamos llamados. No es que no haya cometido errores en su vida, como todos los mortales. Sostener tal posición equivaldría a negar la condición humana. Lo que sí puedo afirmar es que nos dio a quienes lo conocimos un ejemplo de persistencia en el cumplimiento de sus obligaciones, con las manos puestas siempre sobre el arado, dispuesto a cumplir los requerimientos de cada jornada, sin malversar el tiempo que Dios le había reservado. Manuel V. Ordoñez, su amigo de toda la vida, con quien compartió ideales y fatigas, al presentar en 1976 la revista "Rumbo Social", que Romero Carranza fundó y dirigió durante 255

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  • EVOCACIÓN DEAMBROSIO ROMERO CARRANZA

    Por el académico DR. ALBERTO RODRÍGUEZ VAREL A

    Exordio

    La Academia Nacional de Derecho y Ciencias Socialesde Buenos Aires, la Academia Nacional de Ciencias Morales yPolíticas y la Facultad de Derecho de la Pontificia UniversidadCatólica Argentina me han encomendado que evoque hoy elgenio y la figura de Ambrosio Romero Carranza.

    Aunque me lo proponga, descarto que no seré imparcial.Estuve estrechamente vinculado a nuestro homenajeado durantelos últimos 45 años de su vida, colaborando en libros y revistasque se publicaron bajo el impulso de un entusiasmo quemantuvo hasta el final de sus días.

    Ambrosio Romero Carranza tuvo siempre muy en clarola fragilidad y fugacidad de la vida, y la Meta definitiva a la quetodos estamos llamados. No es que no haya cometido errores ensu vida, como todos los mortales. Sostener tal posiciónequivaldría a negar la condición humana. Lo que sí puedoafirmar es que nos dio a quienes lo conocimos un ejemplo depersistencia en el cumplimiento de sus obligaciones, con lasmanos puestas siempre sobre el arado, dispuesto a cumplir losrequerimientos de cada jornada, sin malversar el tiempo queDios le había reservado.

    Manuel V. Ordoñez, su amigo de toda la vida, con quiencompartió ideales y fatigas, al presentar en 1976 la revista"Rumbo Social", que Romero Carranza fundó y dirigió durante

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  • doce años, recordó que cuando el Mariscal Lyautey quisoplantar cipreses en el Sahara y oyó decir que su crecimientotardaría dos mil años, manifestó: "Comencemos enseguida, noperdamos tiempo".

    Esas palabras sintetizan la filosofía práctica que observóRomero Carranza toda su vida a través de un programa diario deestudio y trabajo que le permitió escribir innumerablesartículos en diarios y revistas, publicar 17 libros, y pronunciarincontables conferencias, todo ello sin descuidar susobligaciones como esposo y padre, funcionario o magistrado dela justicia federal, profesor de varias universidades y miembroactivo de entidades religiosas, académicas y científicas. Cadadía, como si fuera el primero, pronunciaba su "nunc coepit"(ahora empiezo) y se largaba con indeclinable energía a la laborprevista para la jornada.

    Los comienzos

    Nació en San Fernando el 29 de febrero de 1904 y fue elmenor de siete hermanos en una familia marcada por la muerteprematura de su padre, el tucumano Ambrosio Romero López, yel influjo de su madre, Clara Carranza, hija del doctor EduardoCarranza, profesor de Derecho Civil en la Universidad deBuenos Aires, Hermano Mayor de la Archicofradía delSantísimo Sacramento, y Presidente del Consejo Superior de laSociedad de San Vicente de Paul que fundó en la Argentinajunto a Felipe Lavallol, Felix Frías, Ezequiel Ramos Mejía,Alejo de Nevares, Luis Jacobé, Teodoro Alvarez, Pedro Pereyra,Pedro Rojas, Luis Frías, Mariano Martínez y el Comandante dela Marina francesa, Julio Fouet.

    En un trabajo que tituló "El placer de recordar",publicado en el n° 23 de "Rumbo Social", recuerda que su fereligiosa creció y se desarrolló por obra de su piadosa madre yde las enseñanzas catequísticas que recibió de Monseñor Miguelde Andrea, entonces Párroco de San Miguel Arcángel, quien lopreparó para recibir por primera vez la Sagrada Eucaristía.Trabó con su catequista una amistad sólida que se prolongóhasta el fallecimiento del inolvidable Obispo de Temnos, quien

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  • honró a la Academia de Ciencias Morales y Políticas ocupandola titularidad de uno de sus sitiales. A su vida y obra le dedicóvarios artículos, publicó un libro ("Itinerario de Monseñor deAndrea") con su biografía y redactó un volumen, pordisposición del Congreso de la Nación, en el que compendió loesencial de su pensamiento cristiano y democrático.

    Al ingresar en 1921 a la Universidad de Buenos Aires,con sólo 17 años de edad, se encontró en un ambiente cargadode escepticismo, positivismo y relativismo que conmovió loscimientos de su fe religiosa. Fue entonces cuando tuvo el primerencuentro con otra figura consular del catolicismo argentino,Monseñor Gustavo J. Franceschi. No recordaba los motivos porlos que se inscribió en un curso que éste dictaba sobre la vida yel apostolado de San Pablo. Pero sí quedaron grabados en sualma el impacto que en ese momento crucial de su vidaejercieron el profesor y sus enseñanzas.

    A partir de ese curso se disiparon las dudas que lo habíanembargado en torno a la compatibilidad del catolicismo con unagenuina visión intelectual del hombre y el mundo. A través deMonseñor Franceschi que entonces estaba en la madurez de suscuarenta años, comprendió que sus vacilaciones carecían desustento y se afirmó para siempre en sus conviccionesreligiosas. Bajo la influencia de ese ilustre miembro de laAcademia Argentina de Letras, accedió a un enfoque de losproblemas sociales que se inspiraba en el neotomismo delCardenal Mercier y en la apologética del Padre Lacordaire y deCarlos de Montalembert.

    Después de seguir el curso sobre San Pablo, escuchó lasalocuciones dominicales que Franceschi pronunció durante diezaños a través de la radio, y asistió a las clases que sobre temashistóricos impartía en los Cursos de Cultura Católica, fundadospor Atilio Dell'Oro Maini, Tomás D. Casares y Samuel W.Medrano. Además, leyó sus libros, el primero de los cuales, Elespiritualismo en la literatura francesa contemporánea habíarecibido elogiosos comentarios de Arturo Capdevila, OsvaldoLoudet, Angel León Pagano, Octavio Amadeo, Rafael AlbertoArrieta, José Oría y de otros críticos de Argentina y elextranjero.

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  • A sujuicio, el 11 de octubre de 1934,en la manifestaciónde hombres convocada por el Congreso Eucarístico, Franceschiquedó consagrado "como el orador más elocuente y eficaz de laRepública Argentina en este siglo". Agregaba que el magisteriode tan ilustre sacerdote lo persuadió de que el catolicismo nosólo no estaba reñido con la vida intelectual sino que constituíaun marco insuperable para su desarrollo. Señalaba que aprendióde su profesor que la historia de la Iglesia es una fuenteinsustituible de conocimientos y verdades, moviéndole aestudiarla en profundidad desde sus años juveniles. Llegóincluso al extremo de sostener que su primer libro, titulado Eltriunfo del Cristianismo, "no fue más que el eco de las palabrasescuchadas en sus clases".

    Franceschi, quien fue director de la revista "Criterio"desde 1932 hasta su muerte en 1957, publicó en sus páginas losprimeros artículos salidos de la pluma de Romero Carranza. Lecedió, además, una sección especial bajo el título OrientaciónSocial cuyas columnas redactó junto a otros integrantes delgrupo denominado "Pregoneros Social Católicos", entre los quefiguraban Alfredo Fragueiro, Roberto Molina Gowland, IvánVila Echagüe y Oscar Puigross. Algunos años despuésMonseñor Franceschi fundó la Editorial Criterio. Su primerapublicación fue el libro de Romero Carranza titulado Ozanam ysus contemporáneos.

    La primeros años

    Nuestro homenajeado se había iniciado muy joven comomeritorio en la Justicia Federal. En la década del 30 se

    desempeñó como Defensor de Menores y luego Fiscal delCrimen en San Juan. De retorno en Buenos Aires, fue nombradoSecretario en el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federaln° 1.

    Durante su actuación judicial en San Juan se vinculó conel historiador Horacio Videla y se incorporó a las ConferenciasVicentinas que fundara su abuelo y que desde 1859 handesarrollado en la Argentina una abnegada y silenciosa labor deservicio de Dios en el prójimo más desvalido, pobre, enfermo o

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  • encarcelado. En Buenos Aires prosiguió su tarea vicentina comomiembro de la Conferencia que fundó en la Parroquia de Na.Sra. de las Victorias ese hombre de piedad singular, queseguramente será elevado a los altares, y que se llamó AntonioSolario A su vida y a su ejemplar celo apostólico, RomeroCarranza le dedicó varios trabajos, incluso un capítulo de suúltimo libro Luz en la Tierra.

    Ingresó también en la Acción Católica fundada por PíoXI, desplegando una fecunda actividad desde el Centro deHombres de San Nicolás de Bari.

    Simultáneamente, prosiguió con su labor de publicista através de sus primeros libros y de colaboraciones en revistascomo "Orientación Social" que los Pregoneros Social Católicospublicaron a partir de 1941, y "Orden Cristiano", fundada ydirigida por Alberto Duhau, que apareció también en 1941 yperduró hasta 1948, profundamente aliadófila y adversa a lostotalitarismos fascista y nacionalsocialista.

    Los años dificiles

    La posición doctrinal de Romero Carranza, no obstanteno tener militancia partidaria, adversa a todo totalitarismo yproclive al ideario cristiano y democrático difundido desdecomienzos del siglo por don Luigi Sturzo, era pública y notoria.Presumiblemente fue un factor que se computó cuando elrégimen imperante, con motivo de una cláusula accesoria de laConstitución de 1949, resolvió revisar la designación de jueces yfuncionarios de la Justicia Nacional. Fue dejado cesante, vivióaños de pobreza, participó como abogado en la defensa deldiario "La Prensa" confiscado a sus legítimos propietarios,fundó la agrupación de jóvenes "Federico Ozanam" cuyosintegrantes firman el prólogo de su libro sobre la DemocraciaCristiana, e incrementó su actuación como orador en cenáculosque no estaban contagiados por el miedo dominante y que sesentían dispuestos a escuchar su palabra valiente y firme.

    En cierta oportunidad se comprometió a pronunciar unaconferencia en un salón parroquial. Alguien le advirtió que seapagarían las luces si pronunciaba alguna palabra que el

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  • gobierno pudiera reputar ofensiva. Advertido MonseñorFranceschi de esa amenaza, le hizo saber al orador queconcurriría con sus insignias moradas de Prelado de Su Santidadpara que nadie se atreviera a dejar el salón a oscuras. Así lo hizoel legendario director de "Criterio" y se sentó en la primera filajunto al Obispo de Temnos, Monseñor de Andrea.

    La absurda persecución contra la Iglesia y sus integrantesque se desató a fines de 1954 culminó en junio de 1955 con laarbitraria detención en la cárcel de Villa Devoto de Monseñor deAndrea y más de un centenar de sacerdotes. Al mismo cuadrocarcelario fue conducido Monseñor Franceschi. Sin perder subuen humor, el Obispo de Temnos recibió con una sonrisa aldirector de la revista "Criterio" al tiempo que le decía "¿Por quéte has incomodado, Gustavo, en venir a visitarme?".

    Romero Carranza no tardó en seguir los pasos de estosdos prelados que tanta influencia espiritual ejercieran en su vida.Tal vez con Eduardo Ventura contribuimos involuntariamente asu detención. Porque en agosto de 1955, después de salirtambién nosotros de Villa Devoto, fuimos a visitar a Alfredo L.Palacios, a su casona de la calle Charcas, por sugerencia deCarlos Sánchez Viamonte, con quien estuvimos conversando esamañana en su departamento de Florida y Paraguay.

    Palacios nos recibió con su bonhomía habitual y tuvimosasí el privilegio de pasar una tarde inolvidable, contemplando elpermanente peregrinaje de amigos y partidarios del viejo lídersocialista. En un momento determinado llegó a entrevistarlo elperiodista Ortiz del diario "Acción de Montevideo". Palaciosnos presentó como miembros juveniles de la nacienteDemocracia Cristiana. Inmediatamente Ortiz nos solicitó unaentrevista con alguno de sus dirigentes. Con la cálida adhesiónde Sánchez Viamonte le sugerimos que se dirigiera en el acto ala casa de Romero Carranza y le suministramos su dirección.Así lo hizo y publicó algunos días después un extenso reportajeen el diario "Acción". Recuerdo que caminando por la calleFlorida observé que algún canillita más o menos clandestinovendía a viva voz ese periódico y anunciaba el reportaje a unode los fundadores del Partido Demócrata Cristiano. Algunos díasdespués el entrevistado ingresabá en ~acárcel de Villa Devoto.

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  • En un artículo publicado en "Rumbo Social" expresó quesu intento de entrevistar a Miguel de Andrea y Gustavo J.Franceschi para llevarles abrigo y remedios había resultadofallido. Pero al poco tiempo, cuando no tenía ningún interés enpenetrar en ese recinto carcelario, debió hacerlo junto a otroscatólicos detenidos en el mes de septiembre. Agrega quecuando se dirigían al Instituto de Detención el vehículo fueinterceptado por manifestantes que proferían gritos diciendo:"¡Aquí llevan a católicos, vamos a lincharlos!". Algunosladrones que viajaban en el mismo celular se alarmaron ycomenzaron también a gritar expresando: "No somos católicos,somos chorros". Ante esta respuesta inesperada los activistaspermitieron que el vehículo continuara su viaje a la cárcel.Como colofón, al finalizar su remembranza, Romero Carranzaescribe con ironía: "¡Más valía en aquella época ser chorro quecatólico".

    Unaformidable trilogía

    El 28 de febrero de 1994, cuando cumplió 90 años,recordé en un artículo publicado en "La Prensa" la formidabletrilogía que en esos años de tribulación integró junto a ManuelV. Ordóñez y Manuel Río. Ellos ejercieron un influjo perdurableen numerosos jóvenes de aquellos años que seguíamos conindeclinable interés sus inolvidables lecciones. Las impartían nosólo con su palabra, siempre elocuente, sino también con elejemplo de sus vidas rectilíneas. Porque los tres observabanescrupulosamente el sabio consejo de Séneca: "Vive con loshombres como si Dios te viese".

    Cuando tuve el privilegio de presentar en este recinto ellibro Viday testimonio de Fe/ix Frías, expresé que me resultabadifícil recordar mi primer contacto con Ambrosio RomeroCarranza, en 1954, sin referirme también a Ordóñez y Río, conquienes compartía ideales, esperanzas y también adversidades.Dije al evocarlos en 1995 -y quiero reiterarlo ahora- que pormuchos motivos se encuentran estrechamente unidos en misrecuerdos. Los tres se incorporaron, en tiempos diversos, a lasdos Academias que auspician este homenaje. En sus vidas

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  • paralelas, conectadas a través de innumerables vasoscomunicantes, escribieron obras memorables, pronunciaronconferencias ante los más diversos auditorios, repudiaron eltotalitarismo en todas sus versiones, reivindicaron elpensamiento de Mayo, condenaron la tiranía de Rosas,enaltecieron a los hombres que forjaron la organizaciónnacional, y fueron los genuinos continuadores de una línea depensamiento que reconoce como figuras consulares a Facundode Zuviría, José Benjamín Gorostiaga, Felix Frías, Luis Vélez,Felipe Lavallol, Nicolás Avellaneda, Pedro Goyena, JoséManuel Estrada, Tristán Achával Rodríguez, Alejo de Nevares,Emilio Lamarca, Bernardo de lrigoyen, Miguel Navarro Viola,Manuel Demetrio Pizarro, Ernesto Padilla, Juan M. Garro,Indalecio Gómez, Santiago O'Farrell, Arturo Bas y JuanCafferata.

    La influencia de Ozanam

    En lo que se refiere a la filiación doctrinal de RomeroCarranza, debo decir que, a mi juicio, dos autores fueron losque mayor influencia ejercieron en su pensamiento.

    Mencionaré, en primer término, a Federico Ozanam, aquien comenzó a leer en la década del treinta, por sugerencia deHoracio Videla. Fascinado por la vida y obra del fundador de lasConferencias de San Vicente de Paul, le dedicó numerososartículos y conferencias, así como una excelente biografía quepublicó en 1951 bajo el título Ozanam y sus contemporáneos.Tuvo varias ediciones argentinas y fue traducida al francés, alitaliano y al inglés. Es un libro que conmovió profundamente aAlfredo L. Palacios, presidente del jurado que integró conLuciano Molinas, Benjamín Villegas Basavilbaso y EnriqueMartínez Paz, y que en 1956 -por el mérito ge este libro-propuso a Romero Carranza para la titularidad de la Cátedra deDerecho Político de la Universidad de Buenos Aires.

    Esta obra pone en evidencia el influjo que Ozanamejerció sobre el autor de su biografía, inspirándole las frecuentesreflexiones que sobre cristianismo y democracia volcó en libros,folletos y artículos. Esta obra permite captar también la

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  • incidencia que sobre él ejercieron algunos contemporáneos deOzanam, como el Padre Lacordaire, con sus célebresconferencias pronunciadas desde el púlpito de Notre Dame deParís, y el Conde Carlos de Montalembert, que no vaciló enafrontar un juicio ante la Cámara de los Pares por defender lalibertad de enseñanza.

    La figura de Ozanam se yergue, empero, comodominante en la vida y en la obra de Romero Carranza. Ello esvisible si observamos su compromiso con la actividaddesarrollada en la Argentina por las Conferencias de SanVicente de Paul, en su vocación por la Historia y en supreocupación por difundir la doctrina social de la Iglesiaexpuesta a través del magisterio de los papas, desde León XIIIhasta Juan Pablo n. En las páginas de Ozanam y suscontemporáneos emerge el biografiado como precursor de laserie de encíclicas que se inician con la "Rerum Novarum",sobre todo a partir de las lecciones que dictó desde su cátedra deDerecho Comercial en Lyon. Desde este estrado Ozanamsostuvo que las reglas económicas y la moral cristiana nopueden estar divorciadas, defendió la libertad de asociación,clamó por la sanción de ordenamientos que impidan laesclavitud del proletariado, rechazó la revolución violenta y lademagogia, así como los excesos del capitalismo y los erroresdel socialismo. Criticó por igual las extralimitaciones depatrones y obreros que no se ajustaran a la moral y se ocupó delsalario justo. Rechazó cualquier intervención dictatorial que searrogue la atribución de fijar precios, tarifas y costos, y condenótoda visión absoluta de la libertad que pretenda emanciparla dela moral. "Las reglamentaciones estatales -afirmaba Ozanam conla adhesión de su biógrafo- son contrarias al desarrollo de lasindustrias y atentatorias a la vida del comercio, que es lalibertad". Auspició una intervención moderada (subsidiaria lallamará Pío XI) del Estado, y la cooperación entre el capital y eltrabajo. Ozanam rechazó así tanto el individualismo egoísta yexplotador como el colectivismo que aplasta al hombre. Para él -y sin lugar a dudas para Romero Carranza- la justicia social es lajusticia legal de Santo Tomás de Aquino, que marca lo que loshombres deben aportar a la comunidad para el bien común. Seadelantó así ocho años a las propuestas de Monseñor Guillermo

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  • Keteler, uno de los precursores -según Alcides de Gasperi- de laRerum Novarum. Y su ideario fue actualizado y expuesto porRomero Carranza más de cien años después en numerosaspublicaciones, incluso en su último libro Luz en la Tierra,publicado en mayo de 1997, cuando ya su autor había cumplidonoventa y tres años. La fascinación que Ozanam ejerció sobre suespíritu nunca se eclipsó. Basta leer el capítulo VI en el quedefine a ese hombre ejemplar, a quien Juan Pablo 11beatificó en1998, como "el apóstol laico más grande del siglo XIX". Laadmiración y emulación que suscitó en su vida la ejemplaridadde esa colosal figura de la Francia de Luis Felipe y la Ha.República se proyectó incluso al plano familiar. Porque Ozanamtuvo en Amelia Soulacroix, hija del Director de la Academia deLyon, una mujer ejemplar que lo asistió en su vida breve yfecunda. También Ambrosio Romero Carranza tuvo en CristinaCarranza Vélez una esposa admirable que lo acompañó durantemás de sesenta años y a quien dedicó su mejor libro con estaspalabras que todo lo dicen:". HAquien es para mí lo que AmeliaSoulacroixfue para Federico Ozanam"

    La influencia de Maritain

    El segundo autor que ejerció una influencia decisiva enel pensamiento de Romero Carranza fue Jacques Maritain. Élmismo lo reconoció en varios trabajos que publicó en "RumboSocial" y en una conferencia que pronunció en esta Academiade Derecho con motivo del fallecimiento del gran filósofotomista. Le consideraba "el apóstol laico más grande del sigloXX". Sostenía que había dejado su marca a lo largo de lacenturia, desde sus albores hasta su muerte, a los noventa y unaños, el 28 de abril de 1973. Afirmaba, además, que ese influjolo había ejercido "con el ejemplo de su vida, con el testimoniode su fe y mediante la irradiación de su palabra oral y escrita".

    Puedo agregar que también la esposa de Maritain, la finaescritora Raissa Oumancoff, contribuyó a esa fascinación através de su extraordinario libro Las grandes amistades, en elque relata la conversión de ambos al catolicismo, bajo el influjode Leon Bloy, y el encuentro que con la misma Fe tuvieron

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  • Charles Peguy y el nieto de Renán, Ernesto Psicharí. En suscapítulos apasionantes describe el magisterio de Henri Bergson,quien finalmente llegó también al umbral de la Fe, y que con sufilosofía espiritualista, expuesta en sus clases del Collége deFrance, sacudió el positivismo y el materialismo dominantes enla Sorbona, donde estudiaban Jacques y Raissa Maritain.

    En la formación intelectual de Romero Carranza tuvomarcada incidencia el tránsito de Maritain desde Bergson hastaSanto Tomás de Aquino, bajo la tutoría intelectual del PadreHumberto Clerissac. Ya bajo el influjo de la Fe y con elconcurso de su poderosa inteligencia, Maritain escribió 55libros, casi todos traducidos al castellano y en buen númeroeditados entre nosotros por Club de Lectores, de RicardoFontenla. A todos ellos se refirió Romero Carranza en losartículos que escribió sobre Maritan en ocasión de sufallecimiento y al conmemorarse el centenario de su nacimiento.

    Además, conoció y escuchó a Maritain con motivo delviaje que hizo a la Argentina en 1936. En los Cursos de CulturaCatólica el ilustre visitante fue presentado por su Director,Tomás D. Casares, quien habló de sus méritos y de laproyección de su personalidad, entregándole el diploma que loacreditaba como Profesor Honorario. Sus clases magistralesfueron recogidas en el volumen titulado Para unafilosofia de lapersona humana, publicado también por Club de Lectores.

    -Simultáneamente, al tiempo que llegaba Maritain a laArgentina, comenzó a acentuarse la discordia entre los católicospor discrepancias en torno a la aplicación de los principiosmorales al ámbito de la política. La polémica se incrementó enel curso de la segunda guerra mundial. Algunos considerabanque las únicas alternativas viables eran el fascismo o elcomunismo. Maritain rechazó con énfasis ese falso dilema en sulibro Primacía de lo espiritual (1930). Con anterioridad, enotra obra anterior titulada Una opinión sobre Maurras (1926),ya había anticipado claramente su posición.

    Fernando Martínez Paz ha señalado que Maritaindistinguía dos clases de nacionalismos: 1°) el que cree en elmandato prescripto por la ley natural de amar al bien de supatria más que a nuestros intereses privados, y 2°) el que lleva elprincipio de nacionalidad a lo absoluto, identificando

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  • nacionalismo con racismo, y que conduce al el culto fanático dela nación considerada superior a la ley moral y religiosa.

    Maritain -y tras su huella Ambrosio Romero Carranza-adhirió al primero, que identificamos mejor como patriotismo.Acorde con esa convicción el filósofo francés tuvo una posiciónpública muy firme al producirse la primera guerra mundial. Nose incorporó al ejército, como sus amigos Charles Peguy yErnesto Psicharí, muertos en ese duro conflicto bélico, porquefue declarado no apto para el servicio militar. Pero puso suinteligencia al servicio de su patriotismo pronunciando una seriede conferencias acerca de Alemania, y acusando al prusianismocomo responsable de la guerra.

    Al alcanzar el poder el fascismo en Italia (1922) y elnacional socialismo en Alemania (1933), Maritain adoptó unaposición muy firme ante el totalitarismo y sus aliados. Cuandoestalló la segunda guerra, se encontraba en Canadá dandoclases, por lo que permaneció en Estados Unidos, como profesoren Princeton y Columbia, adhiriendo a los ideales de Francialibre y escribiendo contra el paganismo nazi-fascista.

    Estas opciones fueron acompañadas en la Argentina porAmbrosio Romero Carranza y otras figuras de su generación, altiempo que se acentuaba la discrepancia con los partidarios delEje. No es extraño que en esos años se haya intentado incluso,vanamente, que Pío XI condenara a Maritain por su libroHumanismo Integral. El Papa, que condenó a los totalitarismodel siglo XX en tres encíclicas memorables (Non abbiamobisogno, Mil brennender sorge y Divini Redemptoris), leyó ellibro y en lugar de proscribirlo le escribió a Maritainexhortándolo a que continuara su labor de publicista. A pesar deque Maritain fue Embajador de Francia ante la Santa Sede, y deque gozó de la amistad de Pío XII y de su Secretario de Estado,el Cardenal Montini, futuro Paulo VI, las impugnaciones a suortodoxia no cesaron, sobre todo en Chile y la Argentina. Todoello contribuyó a una división profunda entre los católicosargentinos que sólo comenzó a superarse a partir del ConcilioVaticano 11y del público reconocimiento que se hizo al granfilósofo tomista cuando fue elegido para que recibiera elmensaje que ese cuerpo canónico dirigió a los intelectuales.Estos gestos y el libro El campesino del Garona, en el que

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  • rechazó el progresismo desacralizado post conciliar,contribuyeron a que muchos críticos de Maritain sereconciliaran con un hombre que -como lo sostuvieron suesposa Raissa y, entre nosotros, el Padre Julio Heilbron- habíamantenido siempre un pensamiento ec1esial, es decir, derigurosa fidelidad a la Fe que de modo irreversible abrazó en sujuventud.

    Maritain se encuentra en el trasfondo de toda la obra deRomero Carranza. Nuestro homenajeado lo puso de manifiestocuando hizo la reseña en esta Academia de los libros de Maritainque tuvieron mayor circulación en la Argentina. En esaoportunidad, recién fallecido el filósofo tomista, recordó enprimer lugar a Principios de unapolítica humanista, subrayandoespecialmente el capítulo en el que se hace la radiografía y lacondena del maquiavelismo. Se refirió también al titulado Através del desastre, en el que se exponen las líneas de unapolítica humanista que se encuentra en las antípodas deMaquiavelo, Hitler, Lenin y Mussolini. Reseñó, seguidamente,el libro Cristianismo y Democracia y señaló que "la místicatotalitaria que conduce a los errores del fascismo, del nazismo ydel comunismo ateo, va unida a la promesa de un futuro mundoparadisíaco en la tierra." Observa que esa visión sólo puede sersuperada cabalmente por la concepción cristiana del hombre y elmundo, que se traduce en el ámbito temporal -siguiendo aMaritain- en una democracia de inspiración cristiana. Porque-como se expresa en la obra que comentamos- "tratar de reducirla democracia a una tecnocracia, expulsando de ella lainspiración del Evangelio, junto con toda la Fe en las realidadessupramateriales, supramatemáticas y suprasensoriales, seríaintentar privada de su sangre misma. La democracia -añadíaMaritain con el aplauso de Romero Carranza- sólo puedesubsistir con la inspiración del Evangelio. Sólo en virtud de esainspiración la democracia puede superar sus pruebas ytentaciones más horrendas. Sólo en virtud de la inspiración delEvangelio puede la democracia desarrollar progresivamente suimportante tarea de racionalización de la vida política".

    En la conferencia que estamos reseñando, tituladaMaritain y el Derecho Político, publicada por la Academia deDerecho en el número 14 de sus Anales, Romero Carranza hizo

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  • particular referencia a dos libros que ya hemos mencionado(Humanismo Integral y Primacía de lo Espiritual), y que tantapolémica suscitaran entre los admiradores y los detractores deMaritain. Finalmente destacó la significación que tambiéntuvieron en nuestro medio obras como Los Derechos del hombrey la ley natural, El hombre y el estado, La persona humana y elbien común, El Doctor Angélico y Filosofia de la Historia.

    Razones de tiempo me impiden comentar las reflexionesexpuestas por Romero Carranza frente a estos clásicosmaritainianos. Sólo diré que en la parte final de su disertaciónformuló apreciaciones que confirman la magnitud del influjoque el filósofo francés ejerció sobre su vida intelectual. "A él -dijo el orador- se le puede atribuir lo que Nicolás Avellanedadijo de Fray Mamerto Esquiú: Quien lo vio y oyó no lo pudoolvidar. La Humanidad -agrega- que vio y oyó a Maritain no loolvidará, y nosotros, los que tuvimos la dicha de haberlo vistocon nuestros propios ojos y escuchado con nuestros propiosoídos, tenemos la obligación de difundir sus ideas".

    Se sintió, hasta el final, deudor de Maritain. En 1997,cumplidos los 93 años, y poco después de publicar su últimolibro Luz en la Tierra, nos propuso a Eduardo Ventura y a míque escribiéramos con él una biografía de Maritain. Aceptamos.Pero el Señor tenía otros planes. Comenzaron a faltarle lasfuerzas que había desplegado durante su larga vida. Y un día enel que le recordé su propuesta, me hizo un gesto como diciendo:ahora debo ocuparme de otro asunto. En definitiva, del únicoque da sentido a nuestro breve tránsito por este mundo.

    La vocación por la Historia Argentina

    Para Ambrosio Romero Carranza la Historia Argentinase entrelazaba con la de su propia familia. Era tataranieto delGeneral Juan José Viamonte, bisnieto del Gobernador deTucumán General Javier López, sobrino bisnieto (por los Aráoz)de Juan Bautista Alberdi y bisnieto político de Dalmacio VélezSarsfield.

    Las tradiciones argentinas formaban parte de su herenciacultural. Sus blasones, sin embargo, no constituían para él un

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  • privilegio sino que redoblaban su compromiso de servir a laPatria con todas sus energías.

    Actuaba, a veces, frente a los hechos del pasado, conreacciones propias de un contemporáneo. Detestaba a Rosas y asu régimen, y admiraba a figuras que en su época estuvieron aveces enfrentadas pero que se encontraban unidas en el comúncredo republicano.

    Se incorporó a la Academia de Derecho, el 12 deseptiembre de 1968, con un discurso en el que exaltó la memoriadel titular de su sillón, Bartolomé Mitre. Afirmó que sugrandeza se mide incluso por la de sus adversarios: Urquiza,Alberdi, Sarmiento, Alsina, Avellaneda. Y destacó, entre otrosaspectos sobresalientes de la actuación de Mitre, dos puntosesenciales: la consolidación definitiva de nuestra unión nacional

    y la instalación, por él efectuada en 1863, de la Corte Supremade Justicia de la Nación. Volvió a referirse a la obra delvencedor de Pavón en la sesión pública del 26 de agosto de1971, en una disertación titulada "Mitre y el gobiernoimpersonal de la ley".

    Poco después, el 17 de mayo de 1972, pronunció unaconferencia en el Colegio de Abogados sobre "Formación yvigencia del pensamiento jurídico-político de Juan BautistaAlberdi", demostrando que la exaltación de ambos próceres-Mitre y Alberdi-, más allá de los disensos que en vida lossepararon- es posible en tanto no se adopten criterios exegéticossectarios.

    En su conferencia sobre el autor de las Bases explicó lasturbulencias en que estuvieron envueltos en los añosfundacionales de la Patria los parientes de Alberdi: BernabéAráoz, Javier López y Diego Aráoz. En el transcurso de cincoaños (desde 1819 hasta 1824), Tucumán cambió ocho veces susgobernadores. Recordó que a juicio de Paul Groussac esosAráoz y López, que lucharon con tanta saña, le hacían recordar alos capuletos y montescos de la tragedia de Shakespeare. LaJulieta tucumana fue precisamente Lucía Aráoz, la bisabuela deAmbrosio, y el triste papel de Romeo lo desempeñó su esposo,el General Javier López, fusilado finalmente por los Aráoz.

    Estos horrores -agrega más adelante- no impidieron queAlberdi -huérfano muy niño de padre y madre-, educado bajo el

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  • influjo de su hermana Tránsito y de su prima hermana LucíaAráoz, se mantuviera fiel a las convicciones religiosas recibidasen su hogar. "Vituperar la propia religión -le dirá en 1858 aUrquiza- me ha parecido siempre tan bajo como azotar a lapropia madre". En la misma conferencia recordó el lazo desangre que enorgullecía a Alberdi porque lo vinculaba a travésde los Aráoz con San Ignacio de Loyola, de cuyo hermanodescendían el prócer y el conferenciante.

    El Seminario de Historia

    El cauce principal a través del cual desarrolló suinclinación por la historia argentina fue el Seminario que fundóen 1954 con Manuel Río, Manuel V. Ordóñez, Juan IsidroQuesada, Iván Vila Echagüe, César García Belsunce yEstanislao del Campo Wilson, entre otros, bajo el patrocinio deMonseñor Miguel de Andrea.

    A finales de ese año fui invitado por Eduardo Ventura aparticipar de sus reuniones. En esos días Manuel Río ultimaba laredacción de su Programa para un Estudio de la HistoriaArgentina. Fue un libro breve, de contenido denso, que marcóorientaciones decisivas para la labor del Seminario. Lo hereleído muchas veces, encontrando siempre en sus páginasnuevas sugerencias para la interpretación de nuestra historia.

    Bajo el impulso y la dirección de Ambrosio RomeroCarranza, el Seminario organizó ciclos de conferencias e inicióuna serie de publicaciones. Aparecieron de esa forma, bajo sudirección, libros como Gobernantes de Mayo, Las IdeasPolíticas de Mayo, Controversias Políticas del Ochenta y ElCongreso de Tucumán. Tuvo la habilidad de convocar a unamplio espectro de colaboradores que participaron comocoautores. Pero él fue el inspirador y a quien se debe que esoslibros hayan sido publicados.

    También a iniciativa suya y bajo su dirección se publicóla Historia Política y Constitucional de la Argentina, en tresvolúmenes y 2100 páginas, y el Manual que la sintetiza y quetanta difusión ha tenido en medios universitarios.

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  • A estos libros debemos sumar los dos que dedicó a FelixFrías -el último editado por la Academia de Derecho con motivode su nonagésimo cumpleaños- ambos escritos con lacolaboración de Juan Isidro Quesada.

    Finalmente, están los innumerables artículos sobre temashistóricos que publicó en diarios y revistas, particularmente enla revista "Rumbo Social" que -como dije antes- fundó y dirigióa lo largo de doce años (1976-1988).

    Conclusión

    Señoras y Señores: el tiempo transcurrido me obliga aabreviar. Observo, sin embargo, que me han quedado en eltintero libros muy significativos escritos por Romero Carranza,como El Triunfo del Cristianismo, Itinerario de Monseñor deAndrea, Qué es la Democracia Cristiana, El Derecho deResistencia a la Opresión, los dos volúmenes de su Historia delDerecho Político, Enrique Shaw y sus circunstancias, E Iterrorismo en la Historia Universaly Argentina e innumerablestrabajos teológicos, filosóficos, históricos y jurídicos.

    Tampoco me he referido a su actuación como Presidentede la Corporación de Abogados Católicos y, en especial, alimpresionante congreso católico de abogados que sesionó bajosu presidencia en mayo de 1980, con participación de más demil graduados.

    Finalmente, reconozco que no he dicho nada sobre sudesempeño en el Poder Judicial de la Nación, desde sureincorporación en 1955 como Juez de la Cámara Federal de laCapital. Sólo comentaré que ejerció esa magistratura durantediecinueve años, hasta 1974, cuando nuevamente se vioobligado a retirarse, cumplidos ya los 70 años. Como juez tuvosiempre presente la admonición de Josafat: "Tened cuidado conlo que hagáis, puesto que no es en nombre de los hombres quejuzgáis, sino en nombre de Yahvé, el cual está con vosotroscuando pronunciais una sentencia" "Tened cuidado -repite-porque Yahvé nuestro Dios no consiente fraudes, ni acepción depersonas, ni aceptación de presente alguno". Durante casi cincodécadas Ambrosio Romero Carranza observó rigurosamente la

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  • recomendación de Josafat. Ojalá pudiéramos decir lo mismo detodos los jueces de nuestro tiempo.

    En el ocaso de su vida, vislumbró el final con laserenidad de los justos, confiado en la intercesión de NuestraSeñora, la venerada Theotokos del Concilio de Efeso, a quien lededicó el n° 18 de la revista "Rumbo Social. Marchó hacia el

    encuentro con el Señor recordando, seguramente, lo que habíaescrito en el trabajo que tituló "El hijo del Hombre" y quepublicó en el nO27 de la misma revista:

    "la unión de lo divino con lo humano se produce en unnuevo horizonte en el que no existen crepúsculos sino tan soloamaneceres. y hacia allí vamos con un canto en el corazón yuna esperanza en el alma, por cuanto constituye una metailuminadapor diáfana luz que no se extingue...A partir del Cristianismo, la muerte dejó de ser unfinal temidopara convertirse en unapuerta abierta al Infinito, a lo absoluto,a la Eternidad... HACIA ALLÍ VAMOS ATRAÍDOS POR ELPODEROSO IAJANDEL AMOR DE DIOS".

    Señoras y Señores:

    Ambrosio Romero Carranza finalizó su tránsito por estemundo el 15 de enero de 1999, cuando sus amigos nospreparábamos para celebrar sus 95 años. Algunos, porqueestábamos lejos de Buenos Aires, no pudimos tener con él unaúltima conversación de despedida. Confiamos, sin embargo, enel reencuentro definitivo y eterno.

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