Expo info turisme

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Excelenơsimo Ayuntamiento de Antella LA ALQUERÍA Y LA TORRE ÁRABE Durante el siglo XII, en época almohade, se fundaron múlƟples alquerías en Ɵerras valencianas debido al esplendor económico y el progreso en las técnicas agrícolas. Para defenderse, estas alquerías contaban con torres vigía y de defensa, que protegían a la población de posibles ataques. Una alquería o qarya tenia doble función: residencial y defensiva. Se disƟnguían tres partes, la torre o burdj, el albacar y les barreres. La torre defendía y acogía a la población en caso de ataques. En el albacar se recogía al ganado, y les barreres (llamadas así por Jaume I) cerraban el recinto habitado, mediante una empalizada a modo de muralla. En las torres, se encendían fuegos en la terraza para comunicarse entre ellas mediante señales de humo. La proximidad de las torres entorno a la capital Balansiya (València) permiơan su defensa alertanto a los habitantes de posibles ataques por parte de las huestes crisƟanas. Como bien decía Jaume I, “las torres son de Valencia como los ojos de un hombre, ya que las torres le guardan del mal a valència muchas veces” (les torres hi son de Ualencia, e son en semblança duyl dome, car aqueles torres guarden a Ualencia de pendre mal moltes uegades quel pendria) LA TORRE ÁRABE DE ANTELLA ÉPOCA MUSULMANA, DEFENSA Y TAPIAL La torre nos desvela dos épocas claramente disƟntas. La tres primeras plantas de la torre construidas en tapia, revelan su origen musulmán y su función defensiva. Sus robustos y sólidos muros repelían los ataques a la vez que protegían a la población que allí se refugiaba duran- te los asedios. La torre contaba con saeteras, ventanas de escasa anchura que permiơan disparar echas sin ser alcanzado por el enemigo y con almenas. EL PALACIO SEÑORIAL Ya en el siglo XVI, y sin función defensiva, la tor- re pasó a formar parte del palacio del Señor de Antella, símbolo de poder sobre las Ɵerras. En 1845, Pascual Madoz describe así el palacio: ...”se levanta el palacio del Sr. territorial, cuyo edicio, si bien de fábrica muy anƟgua abunda en solidez y magníca proporción en todas sus dimensiones; su fachada de 123 pies de extensi- ón es majestuosa e imponente, elevándose sobre la misma un torre, que sirve de miramar, o punto desƟndo para disfrutar la bella perspecƟva que desde alli se ofrece, dominando un terreno tan extenso como variado y pintoresco; en lo inte- rior del edicio hay grandes salones con otros departamentos y viviendas de orden inferior, un oratorio, donde se venera el Santo Crucijo de la Agonía, de que luego hablaremos, grandes ca- ballerizas, y una almazara o molino de aceite. En la actualidad se encuentra este palacio alquilado á un parƟcular, sirviendo sus aposentos para de- pósito de granos, y una parte lóbrega y estrecha del piso de abajo para cárcel pública.” Hoy en día, encontramos evidencias de la exis- tencia de este palacio, ya que todavía perduran 3 de sus esquinas y el muro Sur de tapia valen- ciana que limitaba con la acequia que por allí discurre. En el cruce entre la calle San Rafael y la calle Vi- ver, vemos los potentes sillares que las confor- maban las esquinas del palacio. DOS ÉPOCAS, DOS TÉCNICAS, DOS FUNCIONES... ÉPOCA CRISTIANA, PALACIO Y LADRILLO La torre pasó a formar parte del palacio señorial del Señor de Antella, sufrien- do grandes transformaciones: se abrieron pasos y ventanas, se construyó una escalera de caracol y se ganó en altura, añadiendole el cuerpo de ladrillo que hoy vemos, y que sirvió de granero. La torre quedó rodeada de la residencia señorial, hoy desaparecida pero que aún se evidencia su existencia por los si- llares de las esquinas. El tapial, que era la técnica de construcción usada por la población morisca fue desapareciendo ya que con la expulsión de los moriscos en 1609, la mano de obra especializada era escasa o nula, por lo que a parƟr del siglo XVI fue impo- niéndose el uso del ladrillo como lo atesƟgua el úlƟmo cuerpo de ladrillo. Es por ello, que la torre de Antella representa un ejemplo magníco de la con- uencia de dos culturas, que convivieron durante siglos en las mismas Ɵerras que todavía hoy, la torre vigila. Plaça major C/ Viver C/ San Rafael Grabado de Fernando de Roxas de 1765. Se aprecia el palacio y la torre frente al campanario de la iglesia MURO SUR TORRE ESQUINA DE SILLARES MURO SUR TORRE ESQUINA DE SILLARES E C/ Vi

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Panell informatiu de la torre àrab d'Antella. Realitzat per Paula Sarrión.

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Excelen simo Ayuntamiento de Antella

LA ALQUERÍA Y LA TORRE ÁRABE

Durante el siglo XII, en época almohade, se fundaron múl ples alquerías en erras valencianas debido al

esplendor económico y el progreso en las técnicas agrícolas. Para defenderse, estas alquerías contaban

con torres vigía y de defensa, que protegían a la población de posibles ataques.

Una alquería o qarya tenia doble función: residencial y defensiva. Se dis nguían tres partes, la torre o

burdj, el albacar y les barreres. La torre defendía y acogía a la población en caso de ataques. En el albacar

se recogía al ganado, y les barreres (llamadas así por Jaume I) cerraban el recinto habitado, mediante

una empalizada a modo de muralla.

En las torres, se encendían fuegos en la terraza para comunicarse entre ellas mediante señales de humo.

La proximidad de las torres entorno a la capital Balansiya (València) permi an su defensa alertanto a los

habitantes de posibles ataques por parte de las huestes cris anas.

Como bien decía Jaume I, “las torres son de Valencia como los ojos de un hombre, ya que las torres le

guardan del mal a valència muchas veces” (les torres hi son de Ualencia, e son en semblança duyl dome,

car aqueles torres guarden a Ualencia de pendre mal moltes uegades quel pendria)

LA TORRE ÁRABE DE ANTELLA

ÉPOCA MUSULMANA, DEFENSA Y TAPIAL

La torre nos desvela dos épocas claramente dis ntas. La

tres primeras plantas de la torre construidas en tapia,

revelan su origen musulmán y su función defensiva. Sus

robustos y sólidos muros repelían los ataques a la vez

que protegían a la población que allí se refugiaba duran-

te los asedios. La torre contaba con saeteras, ventanas

de escasa anchura que permi an disparar fl echas sin ser

alcanzado por el enemigo y con almenas.

EL PALACIO SEÑORIAL

Ya en el siglo XVI, y sin función defensiva, la tor-

re pasó a formar parte del palacio del Señor de

Antella, símbolo de poder sobre las erras.

En 1845, Pascual Madoz describe así el palacio:

...”se levanta el palacio del Sr. territorial, cuyo

edifi cio, si bien de fábrica muy an gua abunda

en solidez y magnífi ca proporción en todas sus

dimensiones; su fachada de 123 pies de extensi-

ón es majestuosa e imponente, elevándose sobre

la misma un torre, que sirve de miramar, o punto

des ndo para disfrutar la bella perspec va que

desde alli se ofrece, dominando un terreno tan

extenso como variado y pintoresco; en lo inte-

rior del edifi cio hay grandes salones con otros

departamentos y viviendas de orden inferior, un

oratorio, donde se venera el Santo Crucifi jo de la

Agonía, de que luego hablaremos, grandes ca-

ballerizas, y una almazara o molino de aceite. En

la actualidad se encuentra este palacio alquilado

á un par cular, sirviendo sus aposentos para de-

pósito de granos, y una parte lóbrega y estrecha

del piso de abajo para cárcel pública.”

Hoy en día, encontramos evidencias de la exis-

tencia de este palacio, ya que todavía perduran

3 de sus esquinas y el muro Sur de tapia valen-

ciana que limitaba con la acequia que por allí

discurre.

En el cruce entre la calle San Rafael y la calle Vi-

ver, vemos los potentes sillares que las confor-

maban las esquinas del palacio.

DOS ÉPOCAS, DOS TÉCNICAS, DOS FUNCIONES...

ÉPOCA CRISTIANA, PALACIO Y LADRILLO

La torre pasó a formar parte del palacio señorial del Señor de Antella, sufrien-

do grandes transformaciones: se abrieron pasos y ventanas, se construyó una

escalera de caracol y se ganó en altura, añadiendole el cuerpo de ladrillo que

hoy vemos, y que sirvió de granero. La torre quedó rodeada de la residencia

señorial, hoy desaparecida pero que aún se evidencia su existencia por los si-

llares de las esquinas.

El tapial, que era la técnica de construcción usada por la población morisca fue

desapareciendo ya que con la expulsión de los moriscos en 1609, la mano de

obra especializada era escasa o nula, por lo que a par r del siglo XVI fue impo-

niéndose el uso del ladrillo como lo ates gua el úl mo cuerpo de ladrillo.

Es por ello, que la torre de Antella representa un ejemplo magnífi co de la con-

fl uencia de dos culturas, que convivieron durante siglos en las mismas erras

que todavía hoy, la torre vigila.

Plaça major

C/ V

iver

C/ San Rafael

Grabado de Fernando de Roxas de 1765. Se aprecia el palacio y la torre frente al campanario de la iglesia

MURO SUR

TORRE

ESQUINA DE SILLARES

MURO SUR

TORRE

ESQUINA DE SILLARESE

C/Vi