Facultad de Humanidades y Ciencias de la...
Transcript of Facultad de Humanidades y Ciencias de la...
FA
CU
LT
AD
DE
HU
MA
NID
AD
ES
Y C
IEN
CIA
S D
E L
A E
DU
CA
CIÓ
N
UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Trabajo Fin de Grado
Trabajo Fin de Grado La Antropología Física en Arqueología: historia
y evolución de los métodos de análisis
Alumno/a: Noemí Soria Secaduras
Tutor/a: Prof. D. David J. Parras Guijarro
Dpto.: Patrimonio Histórico
Julio, 2019
RESUMEN
La Antropología Física es una disciplina muy elaborada que se encarga del estudio de la
evolución y la variabilidad humana, a partir del estudio del cuerpo humano y de los primates,
esto es muy útil para otras disciplinas como es la Arqueología, ya que ayuda a reconstruir la
historia del pasado. En este trabajo se ve cómo ha ido evolucionando a través de la historia
hasta llegar a nuestros días. Además, se analizarán los diferentes métodos utilizados para
hacer un estudio antropológico y se pondrán unos ejemplos de yacimientos arqueológicos en
los que se han usado dichas técnicas, mostrando cómo han ido mejorando y precisando sus
resultados.
ABSTRACT
Physical Anthropology is an elaborate discipline that is responsible for the study of human
evolution and variability, from the study of the human body and the primates, this is very
useful for other disciplines such as Archeology, it helps to reconstruct the history of the past.
In this thesis you can see how it evolved through history to the present day. In addition,
analyzed the different methods used to make an anthropological study will be an analyzed and
it show some examples of archaeological sites where these techniques have been used,
showing how they have been improving and specifying their results.
DESCRIPTORES
Antropología física, Arqueología, metodología, análisis, restos óseos.
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………… 1
2. HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA FÍSICA ……………………………....... 2
3. PROCESOS DE EXCAVACIÓN Y CONSERVACIÓN…………………........... 7
4. IDENTIFICACIÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS ………………………………… 10
4.1.DETERMINACIÓN DE LA EDAD…………………………………………. 11
4.2.DETERMINACIÓN DEL SEXO…………………………………………….. 20
4.3.ESTIMACIÓN DE LA ESTATURA………………………………………… 22
4.4.PATOLOGÍAS ………………………………………………………………. 23
4.5.LAS CREMACIONES………………………………………………………. 24
5. EJEMPLOS DE ANÁLISIS ANTROPOLÓGICOS EN ARQUEOLOGÍA…….. 25
5.1. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA MOTILLA DEL AZUER……. 25
5.2. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE “EL SIDRÓN”…………………… 28
5.3. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA VITAL……………………….. 31
5.4. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE QUINTANA……………………… 33
6. CONCLUSIÓN…………………………………………………………………… 35
7. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………. 36
8. ANEXO I: IMÁGENES DE LOS DIFERENTES EJEMPLOS…………………. 39
1
1. INTRODUCCIÓN
Definimos como Antropología Física a la disciplina que se ocupa del estudio de las
características biológicas o físicas del hombre y su evolución (Renfrew y Bahn, 1993). Este
proyecto se centra en cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo y los cambios que
se han ido produciendo en ella, además de los nuevos métodos que se utilizan, y de la
importancia que esta posee para otras disciplinas como la Arqueología.
Ya que hasta el siglo XIX, la Arqueología tenía un nivel interpretativo meramente
historicista, eran descripciones generalizadas, solo se centraban en el sitio arqueológico y no
se estudiaba el componente ambiental (Alcina, 1973).
Hoy en día, es una disciplina crucial utilizada en la Arqueología para poder determinar
quiénes fueron y cómo vivían las sociedades del pasado, por lo que los estudios han
evolucionado. En una excavación antropológica de una población concreta se estudiará el
sitio donde se encuentra, se contabilizará el número mínimo de individuos, se determina su
sexo, se estima su edad, además se podrá conocer cuál era su estado de salud o enfermedad,
esto puede ayudar, ya que si hay un número importante de fallecidos en un periodo concreto
puede indicar que hubo alguna epidemia, hambruna o cualquier otro factor que pudo causar la
muerte de estos individuos.
Además, se puede estudiar las enfermedades que sufrieron en vida, o en algunos casos,
qué les pudieron provocar la muerte, ya que algunas se reflejan en los huesos, tales
enfermedades como el raquitismo o la artrosis aparecen en diferentes manuales como el de
Ramey (2009). Teniendo en cuenta todos estos factores, podemos calcular la tasa de
mortandad de esa población y la esperanza de vida que había en las distintas épocas. Con los
diferentes análisis podríamos averiguar hasta la dieta que poseían, o incluso si era un viajero o
autóctono de esa tierra.
La evolución y el mejoramiento de las técnicas de análisis de esta y de otras
disciplinas, como las utilizadas en genética (un ejemplo es el análisis del ADN mitocondrial)
nos ha permitido poder datar e incluso, concretar más dentro de un intervalo de tiempo. Por
ello, la utilización de diferentes disciplinas, incluida la Antropología Física, son muy
importantes para poder conocer la evolución de las poblaciones pasadas.
2
2. HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA FÍSICA
En el siglo XVIII aparece el interés por el estudio del hombre desde el punto de vista del
raciocinio, situándonos en la Europa de la Ilustración, empiezan a emerger personajes que
están interesados en el estudio de la Historia Natural poniendo al hombre como objeto para
ese estudio. De estos autores cabe destacar a Linneo que será el pionero de una concepción
científica de la Historia Natural del Hombre. Otro de ellos será Buffon, que incluye la
definición de “raza” en el análisis de la variedad humana. Por último, destacamos a
Blumenbach, que fue él quien introdujo por primera vez el concepto de “Antropología”
refiriéndose al estudio naturalista de la especie humana (Varea y Tomás, 2014).
El punto de vista antropológico se vio influenciado por el pensamiento positivista y
naturalista, estos guiaron su estudio hacia una concepción del hombre que se fundamenta en
argumentos científicos y materiales (Varea y Tomás, 2014).
La primera evidencia que se tiene de la utilización de la Antropología Física, es de un
documento encontrado que data del 1755, realizado por Jean Joseph Sue, que fue un profesor
de anatomía de París. En él, Sue expone los resultados de unas mediciones detalladas
realizadas a cuatro cuerpos, además de las medidas de huesos largos macerados de otros
catorce sujetos (Slaus, 2014).
En el siguiente siglo se produjo la fundación de la Antropología Física en un ámbito
tanto académico como profesional, abarcaba la zona europea y norteamericana. Se crearon
cátedras para poder instruir en las universidades, se crearon escuelas nacionales, además de
nuevos campos de estudio y especialidades. Por lo que, los pilares fundamentales sobre esta
nueva disciplina serán la epistemología del positivismo y los principios metodológicos de la
Raciología y la Craneometría, que, a partir del siglo XIX, tendrán un gran reconocimiento
científico. Utilizarán estos datos sobre la diversidad y la variación humana que servirán como
nuevos justificantes para la creación de ideologías sociopolíticas de esta época (Varea y
Tomás, 2014).
A partir del siglo XIX y principios del siglo XX, se hicieron nuevos estudios que se
encargaban principalmente de la descripción de esqueletos individuales y de las patologías
que se podían observar en ellos. No fue hasta mediados del siglo XX, con investigadores
3
como Lawrence J. Angel, cuando en vez de realizar análisis a individuos concretos, se
centraron en toda la población (Slaus, 2014).
En la primera mitad del siglo XX, la Antropología era una ciencia positiva que se
apoyaba en una metodología para poder realizar la práctica empírica de la medición y la
cuantificación sobre su objeto estudiado. Algunas de las técnicas que se elaboraron son las
biométricas como la Craneometría y la Antropometría. Para poder realizar una clasificación
en Antropología se creó un catálogo con los restos fósiles y antiguos, la Raciología era la que
se encargaba de hacer la clasificación de la variación humana (Varea y Tomás, 2014).
Para que todas estas teorías tuvieran unas evidencias claras, se crearon nuevas
disciplinas que compondrán las “Ciencias Antropológicas”, algunas de ellas serán la
Antropología Física, Arqueología Prehistórica, Etnografía, etc. Con el desarrollo de estas
nuevas especialidades, en territorio norteamericano se creó un modelo que iba integrado en la
enseñanza y en los departamentos universitarios, en el que se creaba un esquema diferenciado
de las cuatro ramas de la Antropología (Arqueología, Antropología Física, Lingüística y
Antropología Cultural). Europa creó otro modelo diferente, debido a la especialización de las
ramas del conocimiento antropológico se produjo una división de las distintas Antropologías,
se fueron separando en ambientes propios bien diferenciados ya sea en facultades o
departamentos, y creando unas líneas de trabajo más específicas (Varea y Tomás, 2014).
En estos dos últimos siglos, se fueron creando nuevas ideas que crearon un gran
revuelo sobre el origen del hombre y de las distintas razas humanas. Fue debido a los
descubrimientos que se realizaron sobre diferentes hallazgos prehistóricos y
paleoantropológicos, además de la gran cantidad de datos que se fueron recopilando sobre la
variación cultural, física y lingüística de los diferentes pueblos de la tierra. Para asentar estas
nuevas teorías y trabajos, se apoyaron en nuevas fuentes que procederán de exploradores,
misioneros y de investigadores profesionales (Varea y Tomás, 2014).
Continuando en el mismo periodo, la Antropología Física va creciendo y
expandiéndose, y, al mismo tiempo, va siendo aceptada en torno a los círculos intelectuales y
políticos. Se creará un pensamiento bioantropológico que tendrá una gran repercusión en las
sociedades occidentales y en sus relaciones internacionales (Varea y Tomás, 2014).
4
A partir de la mitad del siglo XX, concretamente en 1930, se fue asentando los
conocimientos biológicos modernos debido a las aportaciones realizadas sobre la variabilidad
poblacional con la genética poblacional y el neodarwinismo, más adelante se fueron
asentando las bases bioantropológicas (Varea y Tomás, 2014).
De manera simultánea, se fueron probando nuevos métodos sobre los sistemas de
grupos sanguíneos para hacer investigaciones sobre las clasificaciones raciales, aunque los
datos aportados dificultaron poder justificar las tipologías existentes. Se produjo un
desprestigio de la Antropología Racial y la Eugenesia, ya que las aportaciones que se
realizaron sobre estas nuevas evidencias y teorías, se unieron al rechazo que el Estado Nazi
había creado en las sociedades occidentales, esto conllevó aun fortalecimiento del
pensamiento estadístico-poblacional para explicar la variación biológica humana, dejando
atrás el pensamiento tipológico (Varea y Tomás, 2014).
Después de la Segunda Guerra Mundial, se produjo una crisis y una modificación de la
disciplina, debido a la gran huella sobre la propagación en el terreno político y social que
había conseguido la Antropología, tanto en las sociedades europeas como en las americanas.
En este tiempo las ideas bioantropológicas sufrieron abusos, como fue con la Alemania nazi,
con las políticas eugenésicas de sociedades americanas y europeas, además con el inicio del
proceso de descolonización, se llevará a cabo una modificación de la disciplina tanto en lo
metodológico con las técnicas y métodos de estudio, como con lo epistemológico con el
objeto y la unidad de análisis. Este cambio producirá su consolidación como una ciencia
formal, asimismo creará una diversificación de las técnicas y de las especialidades de la
Antropología Física (Tomás, 2015).
A todos estos cambios, contribuyeron los trabajos de Boas, que indicaba la flexibilidad
de los rasgos físicos en las poblaciones, desde el punto de vista de los cambios que se
producían en diferentes condiciones ambientales. Los migrantes mostraban cambios en las
características que se les asociaba a sus tipos “raciales”. Con esto, Boa demostraba que los
conceptos que destacaban en Antropología no eran correctos, concretamente en el
determinismo biológico con los “tipos raciales” y la “raza-psicología de los pueblos” ya que
estas no eran formas estables, y demostraba la nulidad de las medidas antropométricas, como
era el “índice cefálico” para poder realizar clasificaciones etno-raciales (Boas, 1964).
5
Al mismo tiempo, con los avances en Genética en Antropología Física producidos a
principios de siglo, y los datos obtenidos sobre la localización de los primeros Sistemas de
Grupos Sanguíneos que se descubrieron, exponían patrones constantes y progresivos de
trasformación en las poblaciones humanas que mostraban que eran incompatibles con las
clasificaciones tipológicas de la Raciología Clásica. Con los avances siguientes realizados en
la Antropología Genética y Molecular se demostraría como la variabilidad humana
interindividual es una factor de alteración mucho mayor que la variación interpoblacional, en
cuanto a la variación en la especie humana se refiere (Varea y Tomás, 2014).
Esta nueva concepción estadístico-poblacional de la variación humana precisó el modo
de catalogar las poblaciones contemporáneas y de la diversidad humana a través de nuestra
historia evolutiva. Este nuevo pensamiento cambiaba la teoría de la interpretación del origen
de la diversidad racial, incluso la dinámica de diferenciación en las diferentes especies y
formas de humanidad conocidas en la Prehistoria (Varea y Tomás, 2014).
Como no querían repetir los sucesos en los que se mezcla la biología humana con los
asuntos políticos y sociales, ocurridos en la II Guerra Mundial, la Antropología europea
quedará marcada por su área de estudio que comprendería los aspectos estrictamente
biológicos, y excluyendo los temas socioculturales en la investigación bioantropológica,
dirigiendo sus trabajos a campos determinados por el rigor de las técnicas y métodos de
investigación emergentes, como son la genética, bioquímica, etc. (Varea y Tomás, 2014).
Tras esta modificación sobre la disciplina, durante la segunda mitad del siglo XX, se
irán creando nuevas escuelas europeas de Antropología, tendrán unas nuevas líneas de
investigación que se irán definiendo por la variabilidad en la unidad y el objeto de estudio en
dirección a los enfoques poblacionales, basado en métodos y teorías evolucionistas, y junto
con el desarrollo de nuevas técnicas creadas en distintos campos de la Biología (Varea y
Tomás, 2014).
Con estos nuevos planteamientos genéticos y moleculares declararon la “diversidad” y
la heterogeneidad como principal propiedad para definir nuestra especie. Esta biodiversidad
se caracterizaba por su comportamiento común y continuo en las poblaciones humanas, por lo
que hacía imposible crear una clasificación y categorización de estas (Varea y Tomás, 2014).
6
Ahora la Antropología Física tendrá una tendencia de estudio hacia los polimorfismos
genéticos y moleculares de las poblaciones actuales e históricas, y no a los polimorfismos
morfológicos como se hacía anteriormente. Los resultados que se obtuvieron de estos estudios
no apoyaban las teorías tipológicas y serán sustituidas por los modelos estadístico-
poblacionales (Varea y Tomás, 2014).
Con el gran impacto que ocasionó la biología molecular, e incluyendo su avance
técnico en los últimos años del siglo XX, ayudaron a que se produjera un desarrollo de la
Antropología Genética y Molecular, que aportaban una nueva vista sobre la evolución de
nuestra especie, que tenía diversas propiedades que son que las poblaciones actuales tienen un
origen común; hay una mayor variabilidad intrapoblacional que interpoblacional; como
peculiaridad sobre nuestra historia evolutiva como especie, se observa que se comparte un
modelo de mestizaje y de patrimonio genético (Varea y Tomás, 2014).
Desde el estudio de los sistemas de grupos sanguíneos que se crearon con el desarrollo
de esta nueva Antropología, se fueron creando nuevas habilidades de estudio sobre la
variación humana diferentes de los clásicos indicadores morfológicos. Los datos que
proporcionaron estos estudios dieron un panorama muy distinto sobre la diversidad humana,
ya que se definía como recintos continuos de transformación para cada uno de los caracteres
estudiados (Varea y Tomás, 2014).
En la Antropología Física a partir de los sesenta, se produce la “Revolución
Molecular” que actualizaban las técnicas clásicas por el estudio de nuevos polimorfismos
moleculares. Por ello, a partir de los años noventa, hubo un fuerte progreso en cuanto al
estudio de los polimorfismos del ADN, que indicaban la importancia de la información
genética para el estudio de los orígenes de la evolución humana (Varea y Tomás, 2014).
Al mismo tiempo que el crecimiento de la Antropología Genética, fueron aumentando
las técnicas de investigación. Con el crecimiento de la Antropología Fisiológica, con un punto
de vista desde la ecología para la adaptabilidad del ser humano. Esto conlleva a un amplio
campo de conocimientos sobre diferentes aspectos de la biología humana pero
contextualizándolos en sus ambientes ecológicos, por lo que han podido plantear complicados
procesos de adaptación biocultural en las diferentes poblaciones y la complejidad de la
Ecología Humana (Varea y Tomás, 2014).
7
Por lo que a través de la diversidad genética de las poblaciones humanas, pondrán
obtener un nuevo resultado, con la línea de estudio de la variabilidad de las capacidades de
adaptación en poblaciones y grupos, creando nuevos campos unidos a la relación entre la
adaptabilidad y la variabilidad (Varea y Tomás, 2014).
Con todos los conocimientos obtenidos por la biología humana han conseguido crear
distintas aplicaciones de la Antropología Física, en campos tan diversos como en la Nutrición,
la Salud Pública, el Deporte, la Antropología Forense o en la recuperación y conservación del
Patrimonio Histórico (Varea y Tomás, 2014).
3. PROCESOS DE EXCAVACIÓN Y CONSERVACIÓN
En un yacimiento arqueológico podemos encontrar dos tipos de excavación que son la
sistemática y la de urgencia, para poder realizar alguna de estas necesitas cumplir algunas
condiciones como tener las autorizaciones y los requisitos legales correspondientes; deberás
tener especialistas como antropólogos, arqueólogos, fotógrafos, cartógrafos… además debe
de haber una colaboración entre antropólogos y arqueólogos (Ramey, 2007).
Hay que estimar las diferentes condiciones en las que se encuentra el enterramiento,
para poder fijar unas prioridades y solventarlo siendo práctico y flexible. Estas condiciones
serán, fijarse en el estado en el que se encuentra el terreno, en la profundidad de la tumba, la
localización de esta y del tipo de enterramiento que es. Hay varios tipos de sepultura, uno de
ellos es la tumba en superficie, es decir, que el cuerpo no ha sido enterrado, por lo que este
individuo ha sufrido una descomposición a la intemperie, esto nos podrían indicar que sus
restos podrían haber sido modificados o arrasados por carroñeros o carnívoros (Ramey, 2007).
Dentro de las inhumaciones en el suelo, hay varios tipos, y en ellos la descomposición
tendrá lugar en un estado protegido, ya sea en una tumba en el suelo o en un sepulcro en la
superficie, por lo que el estado de los restos será mejor que en las tumbas en superficie
(Ramey, 2007).
Estas tumbas pueden ser individuales, en el que solo hay una persona, o colectivas, en
el que hay más de una persona en el mismo lugar. También pueden ser sepulturas aisladas,
que no comparten muros con otros, o adyacentes, en que al menos una pared es compartida,
8
esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de ser excavadas. Además, encontramos
enterramientos primarios, que es el lugar donde se ponen en un primer momento los restos, y
enterramientos secundarios, que serán cuando los restos son desenterrados y vueltos a
enterrar, y estas inhumaciones serán secundarias. Por último, se pueden encontrar tumbas
intactas, es decir, que no se han modificado desde que se hizo, a excepción de los procesos
naturales; y las tumbas alteradas, que han variado por la acción de animales o del hombre,
esta modificación puede ser accidental o intencional (Campillo y Subirà, 2004).
Antes de comenzar a excavar, primero se ha de documentar el área, después se
comenzará a eliminar los desechos y la vegetación existente; a continuación, se delimita el
área a excavar; después se quita la primera capa de tierra para delimitar el perfil de la tumba,
para localizarlo hay que mirar los cambios de coloración del suelo. Cuando ya el perímetro de
la tumba sea visible, se volverá a documentar y fotografiar. A la hora de excavar, siempre hay
que hacerlo horizontalmente, y utilizando las herramientas con cuidado, ya que se pueden
dañar los restos. Como ya se ha dicho anteriormente, hay que documentar cada hallazgo que
aparezca. Hay que tener en cuenta, que los objetos que se encuentren no se deben mover de su
ubicación, salvo que impida la correcta excavación, pero una vez terminada, deberán
colocarse en su lugar inicial (Ramey, 2007).
Cuando se excava en tumbas se necesita tener en cuenta que los huesos no pueden
excavarse muy húmedos, por lo que es conveniente dejar que se seque un poco el terreno. Hay
que tener en cuenta que la tierra tiene que estar blanda, si no lo está se puede humedecer con
la ayuda de agua y de un pulverizador (Regan et al., 1990).
A los restos óseos no les puede dar el sol directo mientras se están excavando, ya que
si su secado es demasiado rápido puede causar la exfoliación y agrietamiento de estos.
Tampoco se pueden cubrir con un plástico porque se condensa la humedad y esto puede
generar hongos, por lo que se deben tapar con una tela, papel de periódico o cartones (Regan
et al., 1990).
No se podrá levantar ningún hueso del esqueleto hasta que esté totalmente expuesto.
Será conveniente no limpiar completamente la tierra de las orbitas o fosa nasal, ya que son
zonas muy frágiles, por lo que es preferible limpiar estas zonas al final del proceso (Regan et
al., 1990). Si al retirar los huesos se observa que puede que se fracturen, se debe medir antes
9
de sacarlos, ya que estas medidas servirán para hacer una estimación de la altura (Ramey,
2007).
Las herramientas que se deben usar son las que mejor se adapten a la excavación,
como cepillos de dientes, herramientas dentales de menor tamaño o palos de bambú (Regan et
al., 1990). En algunas se deberá usar protección biológica, como con las momias congeladas
ya que estas podrían contagiarte si tenían alguna enfermedad (Aufderheide, 2003).
Como ya se ha expuesto, el proceso de registro será fundamental para poder obtener
toda la información in situ. Es conveniente tomar todas las fotografías posibles, un mínimo de
doce fotografías, seis a color y otras seis en blanco y negro, incluyendo detalles del esqueleto
(Regan et al., 1990). En cada yacimiento tienen una ficha de registro, pero entre ellas son
bastante similares. Se deberá registrar si la descomposición de los restos óseos tuvo lugar en
medio abierto o cerrado. En los enterramientos primarios y secundarios, es decir, que se
encuentren separados en el tiempo, es importante registrar la posición y las relaciones
anatómicas de los huesos del primer enterramiento para poder determinar si la remoción del
cuerpo se hizo cuando estaba totalmente descarnado o no (Ramey, 2007).
Durante el proceso de embalaje hay que tener en cuenta que: a la hora de levantar los
huesos del terreno hay que tener mucho cuidado, además hay que ir eliminando toda la tierra
que se encuentre adherida; hay que considerar que los huesos pequeños como las falanges no
se pueden lateralizar, por ello hay que meter todos los huesos de la mano derecha en una
bolsa, los de la izquierda en otra, etc.; no se pueden juntar los huesos grandes con los
pequeños; se deben utilizar bolsas de papel y cajas de cartón, y etiquetar todas ellas; es
conveniente dejar las bolsas abiertas durante un tiempo para que los huesos se sequen
(Ramey, 2007). Nunca hay que envolverlos en materiales higroscópicos y luego cerrarlos en
una bolsa ya que favorece el crecimiento de microorganismos y se destruirán (Campillo y
Subirà, 2004).
Sólo se deberán usar consolidantes sino queda más remedio, por el contrario hay que
evitar la aplicación de cualquier producto tanto en la excavación como en el laboratorio. Ya
que al echar productos en los restos, impide la realización de estudios o analíticas de
laboratorio, como los análisis bioquímicos o el estudio microscópico de la superficie del
hueso (Campillo y Subirà, 2004).
10
En el proceso de conservación primero se deberá eliminar toda la tierra posible, antes
de pasar a humedecer el hueso y limpiarlo con un cepillo; se dejará secar al natural o en un
armario de secado; se deberán etiquetar todas las piezas; hay que ordenar y clasificar las
piezas antes de proceder a pegar los fragmentos; con la manipulación de los huesos hay que
tener especial cuidado; no hay que forzar ni manipular la colocación de los fragmentos; se
empleará cola celulósica soluble en acetona, y se dejarán las piezas sobre un rodete mientras
se secan; si es necesario se podrá utilizar consolidante; para las zonas donde hay una pérdida
de sustancia ósea se podrán completar con plastilina, utilizando un color discreto (Regan et
al., 1990).
4. IDENTIFICACIÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS
Para que las muestras que tomemos representen a una población concreta, primero debemos
determinar si todas corresponden a esa población, hay que estudiar muchas tumbas y analizar
cuántos son subadultos, cuántos adultos, de éstos ver cuántos son hombres y cuántas son
mujeres. Podremos observar cual era la esperanza de vida en cada época, pero si no hay más
de 50 muestras de individuos no nos serviría.
A la hora de determinar el sexo de restos óseos se estudian las características
morfológicas y métricas del dimorfismo sexual. Con las características morfológicas se
consigue valorar la pieza en su conjunto y se obtiene una apreciación global, estos estudios
son “objetivos”, que se encuentran descritos en diferentes manuales, como el de Campillo y
Subirà (2014), y que necesitan un investigador con experiencia y con conocimiento sobre la
anatomía humana y de la población a la que pertenece el individuo. Por lo que, esa
“objetividad” de la evaluación visual será empírica y subjetiva, por ello será más probable que
induzca a error, y no dará una valoración que garantice certeza (Del Río, 2000).
Al contrario, el método métrico será completamente objetivo, se desarrolla de manera
metódica y con expertos sobre el tema; el experimentador queda independiente de esto (Del
Río, 2000).
11
Cuando no se conservan elementos claves para la determinación del sexo, como son el
cráneo o la pelvis, tendremos que usar los análisis métricos de otros huesos como medidas
discriminantes, pero estos aparecen limitados por los criterios de tiempo y espacio. Por lo que,
cada estudio discriminante se realizará para una población que posea unas propiedades
morfológicas concretas y en una época definida, por lo que no se podrá aplicar a otras razas,
épocas o lugares sin perder la fiabilidad, ya que se pueden realizar falsas adjudicaciones o dar
comienzo a sesgos importantes (Del Río, 2000).
Para hacer un estudio estadístico de un yacimiento concreto, debemos coger muestras
de distintos individuos con diferentes rangos de edad. Si se desea comparar unas muestras
tienen que tener en cuenta que hay enfermedades que afectan más a un tipo genético que a
otro, por lo que no todos los muestreos se pueden comparar (Muñoz, 2013).
Para obtener un buen diagnóstico, hay que tener cuidado con las falsas inferencias, es
decir, si hay evidencias claras céntrate en ellas, pero sin profundizar más porque puede
conducir a error, o si alguna vez un individuo tiene múltiples lesiones y no se puede deducir el
motivo, no se podrá dar un diagnóstico.
Determinar la edad de un individuo adulto es un poco más complicado, con respecto al
sexo. Hay dos cambios que se asocian a la edad, son los cambios formativos como puede ser
la unión epifisaria de los huesos largos o la erupción dental, que se dan durante el desarrollo y
el crecimiento del individuo. Y, por otro lado, tenemos los cambios degenerativos, como son
la osteoartritis o el desgaste dentario, que se producen durante el envejecimiento y el deterioro
progresivo del sujeto (Ramey, 2007).
4.1. DETERMINACIÓN DE LA EDAD
Los métodos que se usan para estimar la edad, tienen tanto ventajas como
limitaciones, por lo que no serán cien por ciento exactos. Se pueden ver dos fuentes de error
una de ellas será la variación individual como indicativo de la desviación típica del método y
la otra son las diferencias entre la población de muestra y la de origen. Hay que tener en
cuenta, que cuando se hace una estimación de la edad, siempre se hará entorno a un intervalo,
de unos diez a veinte años, y usando metodologías más específicas podrás concretar más la
12
edad. Estos métodos se usan en secciones especificas del esqueleto, son el cráneo, las
clavículas, las costillas, las vértebras, la pelvis y los dientes (Ramey, 2007).
Para delimitar la edad, hay diferentes problemas dependiendo del periodo de vida en
que encontremos los restos, los más complicados de limitar serán los de la etapa fetal, aunque
también hay problemas con la edad adulta, sobre todo a partir de la primera mitad de la
tercera década (Campillo y Subirà, 2004).
En esta etapa fetal, no es muy normal encontrar restos óseos, ya que son muy frágiles
y debido a los procesos tafonómicos. Hay que añadir, que no se suelen encontrar esqueletos
femeninos que se encontraban en fase de gestación, es decir, que se encontraban todavía con
el feto in utero. Los restos óseos de fetos, debido a que su osificación es incompleta, solo se
podrán estudiar un número escaso de huesos, ya que hasta el cuarto o quinto mes de gestación
no se podrá hacer una determinación de la edad. Se harán con los restos que han podido
osificarse y que posibilita una aproximación cronológica. Es complicado saber si los restos
pertenecían a un feto o a un individuo con pocas horas o días de vida (Campillo y Subirà,
2004).
Se podrán analizar los restos que se encuentran entre el octavo mes de vida
intrauterina y el primer mes de vida extrauterina. En el caso de que se encuentre la mandíbula,
para los fetos se tratará de hemimandíbulas, con la división a nivel de la línea media, y que no
se soldará hasta el segundo o tercer mes después del nacimiento. Se puede estudiar desde la
génesis de los gérmenes dentales y que permiten calcular la edad, igual ocurre en la maxila.
(Campillo y Subirà, 2004).
Hay algunos huesos del cráneo que también se pueden usar a partir de los tres o cuatro
meses de gestación, como son los esfenoides y etmoides o el occipital. Este último, muestra
un esbozo de la escama sobre el cuarto mes de gestación. Está formado por ocho piezas, que
al final del embarazo se habrán reducido a cuatro. En el momento del parto cada hueso
temporal lo constituyen tres porciones (anillo timpánico, región petrosa y escama), y estas no
se soldarán hasta pasados los tres años. (Campillo y Subirà, 2004).
Cuando se produce el nacimiento, los huesos del cráneo se encuentran libres y se
conservan abiertas dos fontanelas, una de ellas es la lamboidea, que se cerrará al mes y medio,
la otra es la bregmática que se cierra a los catorce meses. En cuanto a los huesos largos,
13
solamente tienen osificada su diáfisis, en algunos la epífisis se encuentra sin sinostosar. Para
calcular la longitud fetal, se mide la longitud de la diáfisis y se aplica la fórmula de Pineau
(Tabla 1). Cuando la hemos hallado, esta nos permite averiguar la edad en “meses lunares”
según los cálculos de Oliver (Tabla 2) (Campillo y Subirà, 2004):
Tabla 1. Fórmula de Pineau, para calcular la longitud fetal.
Talla fetal (cm) = 7.92 x longitud del húmero – 0.32 ± k 1.80 cm
Talla fetal (cm) = 13.80 x longitud del radio – 2.85 ± k 1.82 cm
Talla fetal (cm) = 8.73 x longitud del cúbito – 1.07 ± k 1.59 cm
Talla fetal (cm) = 6.29 x longitud del fémur + 4.42 ± k 1.82 cm
Talla fetal (cm) = 7.85 x longitud del peroné + 2.78 ± k 1.65 cm
Talla fetal (cm) = 7.39 x longitud de la tibia + 3.55 ± k 1.92 cm
Nota. Recuperado de: Campillo y Subirà (2004)
Tabla 2. Cálculos de Oliver, para averiguar la edad en meses lunares (M.L.)
Talla fetal Edad M.L. Talla fetal Edad M.L.
17.65 41/4
37.85 71/4
19.81 41/2
39.13 71/2
21.88 43/4
40.37 73/4
23.80 5 41.58 8
25.65 51/4
42.74 81/4
27.40 51/2
43.84 81/2
29.08 53/4
44.97 83/4
30.69 6 46.03 9
32.23 61/4
47.7 91/4
33.72 61/2
48.08 91/2
35.15 63/4
49.06 93/4
36.52 7 50.02 neonato
Nota. Recuperado de: Campillo y Subirà (2004)
14
Sobre los métodos usados para adultos, utilizando el cráneo, se observa que durante el
periodo de envejecimiento de los huesos de este, estos tienden a soldarse, poseen una
secuencia y un tiempo de unión. Por ello, se elaboró un patrón sobre la obliteración de las
suturas, se establece en una escala que va desde la fase 0 a la 4 en función de su edad. La Fase
0, corresponde con una sutura abierta, en la que existe un pequeño espacio entre las zonas de
unión del hueso. En la Fase 1, la sutura se encuentra cerrada, pero se ve como una línea
sinuosa. La Fase 2, corresponde con que el dibujo de la sutura se difumina aún más, además,
aparecen zonas obliteradas. Con la Fase 3, observamos que la sutura ya son pequeños hoyos
aislados. Por último, en la Fase 4, se produce la obliteración completa (Campillo y Subirà,
2004).
Esta sinostosis normalmente empieza por el extremo posterior de la sutura sagital y
sigue hacia delante. La siguiente fusión suele ser la sutura coronal y por último será la
lamboidea. Rara vez se une la sutura escamosa o temporoparietal. Hay muchos científicos que
han intentado cuantificar el curso del cierre de estas suturas para poder saber la edad, pero por
ahora solo permite hacer una estimación aproximada de la edad (Ramey, 2007).
En la clavícula, debemos de saber que esta se forma a partir de dos núcleos primarios
de osificación, y que estos se encuentran unidos al nacer. Otro lugar de osificación secundario
crea la epífisis medial. Esta epífisis clavicular medial es la última que se fusiona con el
cuerpo, la edad a la que ocurre esto suele ser a los veinte años. Cuando se encuentra en
desarrollo, la epífisis se encuentra como una “escama” con irregularidades en el medio de un
área metafisaria ondulada de la diáfisis. Con el tiempo, la epífisis se irá extendiendo para
cubrir toda la superficie. Será una línea limpia en torno a la superficie articular lisa. Cuando
tenemos un individuo de cierta edad, la superficie articular se convierte en porosa e incluso
con fosas (Ramey, 2007).
En cuanto a las costillas, obviamente también van cambiando con la edad. El extremo
frontal se unirá al esternón a través de un cartílago. Conforme esta interfaz hueso-cartílago
padece los esfuerzos comunes del vivir, el hueso se irá remodelando sin parar y uniendo el
cartílago anexo (Ramey, 2007).
Los cambios que se producen en una costilla masculina con el tiempo se pueden
dividir en varias etapas. La primera será desde que nace hasta los quince años, esta costilla se
caracterizará por ser casi lisa y no tiene concavidad, los bordes son achatados y con una
15
superficie ondulada. La siguiente fase corresponde de los quince a los veinte años, en el que
se empieza a crear una concavidad con forma de V, los bordes son un poco más agudos y
posee una superficie menos ondulada. Con la etapa de los veinticinco a los treinta años, ya
tenemos una concavidad con forma de V mucho más marcada, los bordes serán menos
regulares, los centros de los bordes son más sobresalientes que el inferior y el superior, y
desaparece la ondulación superficial. En la siguiente fase de los treinta y cinco a los cincuenta
y cinco años, la concavidad se amplía formando una copa, los bordes están más afilados y
ahora los bodes superior e inferior resaltan tanto como los de la parte central. La ultima que
encontramos es con más de cincuenta y cinco años, en la que la concavidad se vuelve honda,
irregular y porosa, los bordes son finos, afilados e irregulares, ahora los bordes superior e
inferior sobre salen más que el resto, y se produce un desarrollo en “pinza de cangrejo”
(Ramey, 2007).
Isçan es quien plantea este modelo para datar usando una costilla. Pero hay que tener
en cuenta que según el sexo las costillas tienen diferentes cambios. Ya que en los hombres se
produce la osificación por los bordes del cartílago costal, pero en las mujeres se produce
desde el centro del cartílago costal (Ramey, 2007).
Con las vértebras, tenemos la típica que se desarrolla a partir de tres puntos de unión
primarios, localizados en el centro del cuerpo, y uno en cada mitad del arco vertebral.
Después, los arcos vertebrales torácicos se empezaran a unir en la segunda parte del primer
año de nacimiento. Los arcos de las vértebras cervicales pueden quedarse sin unir hasta los
dos años de edad, y hasta el quinto año, los arcos lumbares inferiores (Ramey, 2007).
Los pedículos del arco vertebral se fusionan con el centro del cuerpo entre los dos y
cinco años. Con el inicio de la pubertad, entre los doce y dieciséis años, aparecen los centros
secundarios y se terminan de fusionar entre los dieciocho y veinticuatro años (Ramey, 2007).
En cuanto al sacro, se forma a partir de unos veintiún puntos de osificación primarios.
Empieza formándose con los mismos tres centros como las otras vertebras, pero hay que
añadir otros centros de osificación laterales en los cuerpos sacros superiores, que se van
uniendo con los otros cuerpos y pedículos para crear las alas del sacro (Ramey, 2007).
16
El cuerpo vertebral, irá cambiando con la edad. Para inferir la edad de sujetos entre los
dieciséis y los treinta años, utilizan el avance del anillo epifisario. Pasando los treinta años, ya
es más difícil poder calcular la edad. Otra característica que se usa para estimar la edad es la
osteoartritis vertebral, a través de la confección de un método de clasificación de osteofitos en
las vértebras torácicas y lumbares. Pero hay que tener en cuenta de que aunque aparece con la
edad, también se ve afectado por el nivel y el tipo de actividad física que realiza el sujeto, por
lo que hay que tener cuidado para no confundir unos traumatismos en la espalda de un
individuo joven con los obtenidos en la espalda de un individuo debido a su avanzada edad
(Ramey, 2007).
Para la pelvis, se usará la sínfisis púbica, que es la zona que se encuentra en contacto
entre los dos huesos coxales, a nivel del pubis. En ella se crea un cambio a partir de la edad
juvenil, que irá cambiando hasta la edad adulta. Hay que tener en cuenta, que este cambio no
se dará igual en ambos sexos. El estudio más utilizado para calcular la edad consta de seis
fases (Figs. 1 y 2) (Brooks y Suchey, 1990).
La primera fase, se encuentra ondulada la superficie sinfisaria y el tubérculo del pubis,
las crestas horizontales están bien marcadas y se puede iniciar el biselado por la región
ventral. La segunda fase, en la superficie sinfisaria se pueden mostrar el desarrollo de arrugas,
en las regiones superior e inferior empiezan a mostrar un incipiente estadio de delimitación y
la región ventral inicia una superficie plana. En la tercera fase, la superficie sinfisaria es llana
en el extremo inferior y ventral, la fusión de los nódulos de osificación puede extender el
extremo superior hacia la región dorsal. Para la cuarta fase, la superficie sinfisaria tiene una
textura rugosa, puede haber una abertura en el extremo superior, el tubérculo púbico está
separado de la superficie y puede aparecer el borde labiado en el borde dorsal. En la quinta
fase, hay una pequeña depresión de la superficie respecto al borde, este borde puede
presentarse labiado y el ventral puede tener una fuerte prominencia causada por los
ligamentos, además, se puede observar la erosión en el extremo superior del borde ventral.
Para la última fase, es decir, la sexta, el borde se encuentra erosionado y la superficie
sinfisaria excavada, los ligamentos ventrales están muy marcados, el tubérculo púbico puede
presentarse como una protuberancia aparte y la superficie posee una apariencia porosa y de
desfiguración (Brooks y Suchey, 1990).
17
Fig. 1. Fases de maduración de la sínfisis púbica en el sexo femenino en relación con la edad. Recuperado de
Campillo y Subirà (2004)
Fig. 2. Fases de maduración de la sínfisis púbica en el sexo masculino en relación con la edad. Recuperado de
Campillo y Subirà (2004)
Por último, para calcular la edad a través de los dientes, en individuos no adultos, está
basado en el comienzo de la erupción de las piezas dentales. En una excavación cuando
encontramos distintos restos óseos y, entre ellos, tenemos la mandíbula, se usa la tabla de
Schour y Massler para determinar la edad (Fig. 3) (Campillo y Subirà, 2004).
Para poder ver los gérmenes dentales se debe practicar una ortopantografía, en la que
dependiendo de la edad que tenga el individuo, se verá solo gérmenes si es un subadultos;
18
gérmenes y dientes deciduos para jóvenes; en edades avanzadas, aparecen los dos pero con
dientes permanentes (Campillo y Subirà, 2004).
Fig. 3. Cronología de la erupción dental, por Schour y Massler. Recuperado de Medina (2011).
En adultos hay distintos métodos. Uno de ellos es el de Gustafson (1950), este método
necesita finas láminas de piezas con una sola raíz. A partir de aquí, se deben seguir unas
pautas, primero se debe obtener una sección de la parte central del diente, deben ser tan finas
que permitan el paso de la luz. Después, esta sección hay que ponerla sobre un vidrio, para
darle estabilidad, conservación y poder numerarla. El siguiente paso será, determinar cada
factor relacionado con la edad siguiendo la tabla inferior (Tabla 3). Por último, se deben
19
aplicar las puntuaciones a la escala de Gustafson, comparando los resultados obtenidos con la
información cronológica disponible sobre los restos (Gustafson, 1950).
La fórmula de Gustafson es:
Edad= 11 + 4.56 (D + S + P + T + C + R) ± 10.9 (error típico de la estimación)
Tabla 3. Clasificación de datos relacionados con la edad a partir de los dientes.
Nota. Recuperado de Ramey (2007)
Otro método utilizado será el de Lamendin, que al ser muy sencillo se usa bastante.
Este método no servirá para menores de veinticinco años. Para calcular la edad en dientes
intactos hay que seguir unas pautas (Ramey, 2007).
Puntuación Estadio 0 Estadio 1 Estadio 2 Estadio 3
D
Desgaste de corona
Sin desgaste Desgaste solo en
esmalte
Desgaste en
dentina
Descaste en la
cavidad pulpar
original
S
Dentina secundaria
Sin dentina
secundaria
Dentina
secundaria
visible
Dentina
secundaria
llenando 1/3 de
la cavidad pulpar
Dentina
secundaria llena
casi toda la
cavidad pulpar
P
Periodontosis
Fijación
periodontal en
junta CE
Fijación
peridontal
reducida
Fijación
periodontal en
1/3 superior de la
raíz
Fijación
periodontal en
los 2/3 inferior
de la raíz
T
Transparencia de
raíz
Sin transparencia Inicio de
transparencia
Transparencia
1/3 apical de la
raíz
Transparencia de
2/3 apical o más
de la raíz
C
Cemento
Fino, regular Aumentado Capa gruesa Capa muy sólida
R
Reabsorción de raíz
Sin reabsorción y
ápex abierto
Inicio de
reabsorción y
ápex cerrado
Aplastamiento
del ápex, afecta
solo al cemento
Aplastamiento
del ápex, afecta
al cemento y
dentina
20
La primera, será extraer el diente con mucho cuidado sin rayarlo o modificando la
línea periodontal de fijación. Después, hay que medir la altura de la periodontosis en la
superficie labial de la raíz desde la junta cemento/esmalte a la fijación periodontal. Lo
siguiente es, medir la altura de transparencia desde el ápice de la raíz hasta la altura máxima
de transparencia en la superficie labial. A continuación, hay que medir la altura de la raíz
desde el ápice hasta la junta CE (Fig. 4). Por último, hay que aplicar la fórmula de Lamendin
(Ramey, 2007).
Fig. 4. Altura de la periodontosis (AP), de la raíz (AR) y de
la transparencia (AT). Recuperado de Pulido et al. (2017).
Modificado por: Noemí Soria
Fórmula de Lamendin:
Edad= (0.18 x P) + (0.42 x T) + 25.53
P = (altura de periodontosis x 100)/altura de raíz
T= (altura de transparencia x 100)/altura de raíz
Para finalizar decir, que como el hueso está en constante remodelación desde su
nacimiento hasta su muerte, este nos puede aportar la información sobre la edad de muerte del
individuo. La técnica de histomorfometría se aplica en secciones trasversales de la mitad de la
diáfisis de fémures, húmeros, tibias y peronés. Se basa en el recuento de los osteones, de los
fragmentos de los viejos osteones, de la circunferencia lamelar del hueso y en el número de
canales que no son de Havers, ya que todos están asociados a cambios por la edad. Como se
trata de un método destructivo y con cierto coste, hace que se reduzca la aplicabilidad
(Campillo y Subirà, 2004).
4.2. DETERMINACIÓN DEL SEXO
Para determinar el sexo existe una gran variabilidad en cuanto a la morfología del esqueleto se
refiere, hay seis caracterizaciones: muy masculino, masculino, alofiso, femenino y muy
femenino. Las diferencias sexuales básicas que encontramos se muestran en el cuadro inferior
(Tabla 4):
21
Tabla.4. Tabla con las diferencias sexuales en el esqueleto.
Hueso Diferencias Masculino Femenino
Pubis
Tamaño total
Inserciones musculares
Más grande
Más marcadas
Más pequeño
Menos marcadas
Longitud púbica Corta Larga
Arco ventral Ausente Presente
Concavidad subpúbica Ausente Presente
Angulo subpúbico Estrecho Ancho
Rama isquiopúbica Ancha Estrecha “alargada”
Fosas departo Ausentes
A veces presentes
Ilion Surco preauricular Ausente A menudo presente
Escotadura ciática Estrecha Ancha
Fémur Diámetro de la cabeza
(Stewart, 1979)
Posible: 46,5-47,5mm
Probable: >47,5mm
Posible: 42,5-43,5mm
Probable: <42,5mm
Frontal Borde supraorbital
Protuberancia frontal
Prominente
Doble
Ausente
Una, central
Temporal
Apófisis mastoides
Longitud de la apófisis
cigomática
Grande
Se extiende hasta el
meato auditivo
externo y más
Pequeña
Termina antes del
meato auditivo
externo
Occipital
Cresta de la nuca
Poderosa inserción
muscular
Leve inserción
muscular
Mandíbula Rama
Mentón
Ancha y muy
angulosa
Cuadrado
Estrecha y menos
angulosa
Redondo o anguloso
Costilla
Osificación subpericondrial
Osificación marginal
Focos de osificación
centrales
Esternón
Longitud Cuerpo dos veces más
largo que el manubrio
Cuerpo menos de dos
veces más largo que el
manubrio
Nota. Recuperado de Ramey (2007)
A la hora de determinar el sexo de un individuo subadulto, tenemos que tener en
cuenta que se encuentra relacionado con la edad, ya que cuando está próximo a la pubertad,
22
debido a que ya ha concluido la sinostosis de algunos huesos, por lo que se podrá crear un
diagnóstico sexual siguiendo los mismos criterios que los adultos. No obstante, en la primera
infancia y en la segunda, el margen de error será más amplio. Para determinar su edad, se
utiliza el cálculo de funciones discriminantes, que se obtienen a partir de una o más medidas
que pertenecen a uno más huesos, se utilizan normalmente los huesos largos. Estas funciones
posibilitan la determinación del sexo de individuos que se encuentran en mal estado de
conservación y de las que no conservan huesos como la pelvis o el cráneo. Para poder
calcularlo, se recomienda realizar funciones discriminantes a partir de individuos bien
diagnosticados que sean de la misma población o en su lugar, utilizar funciones
discriminantes de poblaciones similares (Campillo y Subirà, 2004).
4.3. ESTIMACIÓN DE LA ESTATURA
Para establecer la estatura de un individuo adulto, encontramos varias problemáticas, ya que
se fundamenta en las medidas de los huesos largos de las extremidades, esto provoca que no
sea un método plenamente fiable. En ellas se da más valor a los huesos de las extremidades
inferiores ya que suelen influir más en la estatura de los individuos. Asimismo, también hay
determinadas fórmulas, que tampoco son completamente fiables (Campillo y Subirà, 2004).
Hay que tener en cuenta que aunque dos individuos tengan la misma tipología no hay
una correlación constante entre longitudes superiores e inferiores, además, hay variaciones
entre los distintos sexos. Las tablas que más se usan son la de Manouvrier y la de Trotter y
Gleser. En las tablas inferiores se muestran otros ejemplos según autores como Pearson
(Tabla 5) y Sjøvold (Tabla 6) (Campillo y Subirà, 2004).
Tabla 5. Determinación de la estatura en función de la tibia o el fémur según Pearson (en cm).
Hombres Mujeres
Estatura = fémur x 1.88 + 81.31 Estatura = fémur x 1.94 + 72.84
Estatura = tibia x 2.38 + 78.66 Estatura = tibia x 74.77 + 74.77
Tabla 6. Fórmula de Sjøvold para adultos de ambos sexos y todas las edades.
Nota. Tabla 5 y 6 recuperadas de Campillo y Subirà (2004).
Estatura= 3.01 x anchura bicondílea del fémur + 32.52 cm
23
4.4. PATOLOGÍAS
La patología corresponde con el estudio de la enfermedad, cuáles fueron sus motivos,
procesos, desarrollo y consecuencias, que sufrieron nuestros antepasados, se hace a través del
estudio de sus restos óseos o momificados. Se podrán estudiar aquellas que afectaron directa o
indirectamente al hueso (Campillo y Subirà, 2004). A la hora de analizarlo, es complicado
diagnosticar la enfermedad, y más si a esto se le suma un traumatismo, ya que los efectos de
la enfermedad y del traumatismo pueden confundirse. También, puede verse influenciada por
la edad avanzada, por una nutrición inadecuada, por deficiencias metabólicas, por neoplasia o
por infección. En el apartado siete, veremos un ejemplo hallado en una excavación. A
continuación, se exponen algunas de las enfermedades infecciosas más frecuentes (Ramey,
2007).
Alguna enfermedad relacionada con la edad puede ser la osteoartrosis, que son
enfermedades articulares degenerativas, normalmente será a causa del desgaste progresivo de
las articulaciones debido a la edad. Con ella, el cartílago articular se hará cada vez más
delgado e incrementan las excrecencias óseas en el borde de la unión articular, su superficie
se va estriando (Ramey, 2007).
También hay enfermedades que se encuentran relacionadas con la nutrición como el
raquitismo, es debido a una insuficiente ingesta de vitamina D que provoca que los huesos
estén mal mineralizados, por ello las extremidades se curvan. Esto (Ramey, 2007).
Podemos encontrar enfermedades bucodentales como pueden ser las caries, estas se
crean por la formación de una “placa”, en la que se van depositando los gérmenes carógenos,
estos van segregando ácidos que van perforando la dentina (Campillo y Subirà, 2004).
Otro tipo son las causadas por infecciones bacterianas, una de ellas será la sífilis, que
está causada por la bacteria Treponema pallidum. Los huesos a los que suele afectar si se
produce dentro del feto son el cráneo, radio, cúbito y tibia, y si son transmitidas sexualmente,
afectan al hueso frontal y los extremos próximos a la tibia y el húmero. Otra puede ser la
tuberculosis esquelética, que es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, se suele
dañar la columna vertebral, la cadera y la rodilla (Ramey, 2007).
24
4.5. LAS CREMACIONES
Las cremaciones, son un proceso que consiste en reducir un cuerpo a cenizas debido a que se
expone al fuego. Esto se realizará en prácticas funerarias, en Europa central datan desde las
primeras cremaciones desde el Bronce Medio hasta la Época Medieval (Tresilló, 2001).
Estos procesos afectan y alteran la microestructura del tejido óseo, esto se aprecia
macroscópicamente desde que se exponen a la acción del fuego. A la hora de reconstruir el
ritual funerario, es importante conocer los procesos fisicoquímicos que experimenta los restos
óseos a altas temperaturas, cuando se expone un cuerpo al fuego, lo primero que desaparece
son los tejidos blandos de este, formadas por agua y material orgánico. A parte de estos
componentes, un cuerpo también está formado por una sustancia inorgánica, que no es
combustible pero en ella se producen las transformaciones fisicoquímicas producidos por la
acción del fuego (Tresilló, 2001).
Para estos procedimientos de cambio sobre la estructura ósea, se pueden establecer dos
líneas generales de estudio, una de ellas será el estudio basado en los análisis biofísico y
microscópico, como Herrmann (1973), y la otra línea corresponde con el análisis
macroscópico, como el de Wahl (1982), que propone un esquema en los que hay cinco fases
de combustión y coloración de los huesos. El primero será unos huesos quemados una
temperatura entre los 200-300ºC, en esta se produce una coloración que va del marfil al gris
parduzco y solo se reduce un poco de volumen por la pérdida de agua. La segunda fase se
encuentra entre 300-400ºC, su coloración varia del marrón al marrón oscuro, hasta un color
negruzco ocasionado por la combustión parcial de la materia inorgánica del tejido (en los
400ºC). La siguiente etapa ocurre hacia los 550ºC en el que el color varía de gris oscuro al
gris claro, en el interior del tejido óseo se pueden dar todavía algunas tonalidades negras. La
cuarta corresponde con una temperatura alrededor de los 650-700ºC, en ella los fragmentos
óseos son de color blanco mate y con una consistencia blanda. Desde los 750ºC los restos irán
reduciendo bastante su volumen. Por último, en los 800ºC el hueso tiene una apariencia lisa,
con una gran resistencia y dureza ya que la apatita forma concreciones. El tejido tendrá fisuras
parabólicas y habrá perdido entre un 11% de su volumen, su color será blanco incluyendo el
interior (Tresilló, 2001).
Algo que debería hacerse más, es la reconstrucción de estos huesos, ya que podrían
ayudar a diferenciar si corresponde a un hueso de animal o humano, además, pueden
25
reconocerse elementos del esqueleto específicos y ver si hay más de una persona en los restos
(Ubelaker, 2009).
Cuando se producen cambios térmicos mínimos en los huesos se puede identificar
usando los mismos medios ya explicados. Debido a estas temperaturas, el hueso se puede
contraer, fragmentar y alterar, por lo que hay que tenerlos en cuenta a la hora de hacer los
análisis. En cuanto a unos restos óseos que tienen marcas de enfermedades, puede
determinarse en el análisis ya que por ejemplo, un hueso osteoporótico se va a fragmentar más
que un hueso sano. Los restos que están expuestos a mayores temperaturas de 200ºC pueden
presentar variaciones en los isotopos de carbono y nitrógeno. Si se exponen a una temperatura
entre 800 y 1200ºC podrá conservar su estructura pero perderá su ADN mitocondrial y la
albúmina (Ubelaker, 2009).
5. EJEMPLOS DE ANÁLISIS ANTROPOLÓGICOS EN ARQUEOLOGÍA
En este apartado se tratarán varios ejemplos, de distintas excavaciones arqueológicas en las
que se aplican los métodos de Antropología Física y diferentes análisis.
5.1. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA MOTILLA DEL AZUER
Este sitio arqueológico manchego que se habita en la Edad del Bronce, es un pequeño
asentamiento, que posee una fortificación circular, con una torre central. El poblado se sitúa
fuera de la fortificación, son cabañas dispersas, de planta oval con zócalos de mampostería y
alzados de barro, encajados por postes (Nájera et al., 2012).
Gracias a las pruebas de Carbono 14 realizadas a huesos humanos y animales, semillas
y restos vegetales, han podido concretar más la fecha de su ocupación, alrededor del 2200 cal
a.C. y la de abandono hacia el 1350 cal a.C. (Nájera et al., 2012)
26
La necrópolis (Fig. 5) se localiza en la misma área que el asentamiento, las tumbas se
disponen sobre la zona de vivienda y también en los espacios abiertos. Entre las campañas
realizadas desde 1974 a 2010, se han identificado 63 sepulturas con 65 individuos inhumados.
Además, hay que añadir que había unos 40 individuos más, pero que fueron removidos por la
actividad de los habitantes de la motilla, estos también se fechan en los momentos de
ocupación de la Edad del Bronce (Nájera et al., 2012).
Se han estudiado 61 enterramientos de los cuales 38 son adultos (12 mujeres y 26
hombres), y 25 subadultos, en el que 15 (9 niñas, 4 niños y 2 alofisos) de ellos son de primera
infancia (menores de 6 años), 8 (1 niña, 5 niños y 2 alofisos) de segunda infancia (hasta los 12
años) y una joven de 14 años. Además, hay que añadir los restos óseos de las tumbas
destruidas, son unos 21 adultos (15 mujeres y 6 hombres) y 19 niños, de los cuales 12 (2 niños
y 10 alofisos) son de primera infancia, 5 (1 niña y 4 alofisos) de segunda infancia y dos
juveniles (un varón y un alofiso) (Nájera et al., 2012).
Todos estos enterramientos serán inhumaciones, cada tumba poseía un individuo, a
excepción de un caso (la nº 42) en la que hay restos de tres varones. Los cuerpos se colocaban
de decúbito lateral flexionado, las mujeres se colocaban sobre su costado derecho y los
hombres sobre el izquierdo, aunque de estos hay tres excepciones (Nájera et al., 2012).
Al realizar el estudio antropológico se observa que esta población responde a los
modelos demográficos propios de poblaciones antiguas que tienen índices muy altos de
mortalidad infantil con una baja esperanza de vida al nacer. En los enterramientos adultos se
encuentran de ambos sexos, pero hay más tumbas masculinas, sobre todo en las fases más
antiguas de ocupación, los restos óseos muestran una elevada esperanza de vida, ya que
muchos de ellos presentan artrosis (Fig. 6). En la población destacan los de tipo mediterráneo
grácil, pero hay varios individuos pertenecientes al subtipo mediterráneo robusto (Nájera et
al., 2012).
Para determinar el sexo de los individuos se ha realizado a partir de la morfología de
cráneo y pelvis, y de funciones discriminantes sobre caracteres métricos de huesos largos.
27
Para la edad se han basado a partir del grado erupción de las piezas dentales, la osificación de
las epífisis de los huesos largos, las suturas craneales, facetas esternales de las costillas, faceta
auricular del coxal y por la sínfisis púbica (Nájera et al., 2012).
Con los rasgos métricos craneales se enmarca a los individuos dentro de las
poblaciones mediterráneas pero no muestran muchas similitudes porque como se ha podido
establecer unas medias de estatura y de esperanza de vida, que superan un poco a las de las
poblaciones argáricas contemporáneas del Sureste de la Península Ibérica. Su estatura media
seria entre 169.23 cm en los hombres y 159.89cm en las mujeres. Los estudios realizados
sobre los patrones de actividad física, nos indican que los hombres hacían una mayor
actividad que las mujeres, esto puede ser por trabajos duros que requerían mucha fuerza. En
ellos es común encontrar traumatismos, algunos pueden ser por accidentes pero se cree que
pueden manifestaciones de violencia (Nájera et al., 2012).
En la investigación de la patología maxilo-dentaria se ha inspeccionado todas las
piezas que se han conservado, también de los alvéolos y se ha estipulado el desgaste
producido en los molares, caries, las pérdidas ante mortem y quistes radiculares. Tiene
especial interés el estudio de las patologías que están vinculadas al estrés metabólico que
ocurre durante la infancia un ejemplo es la hipoplasia de esmalte o la cribra orbitalia (Nájera
et al., 2012).
Para los análisis de la dieta se han llevado a cabo dos métodos, son los análisis de
elementos traza y el de isótopos estables. Para el análisis de elementos traza, se utiliza medio
gramo de hueso pulverizado de cada uno de los individuos. En este caso, se ha contabilizado
calcio y fósforo expresados en unidades de porcentaje sobre un gramo de hueso, y bario,
cobre, zinc, estroncio y magnesio, expresados en partes por millón. La relación establecida
entre fósforo y calcio, es utilizada para conseguir el grado de mineralización del hueso y
eliminar casos de contaminación. En cuanto al cobre y zinc, se consideran discriminantes de
dieta cárnica, el estroncio, magnesio y bario discriminan la dieta herbívora (Nájera et al.,
2012).
En los análisis isotópicos de 15N/14N y 13C/12C se sigue una serie de fases. En la
primera se extrae el colágeno procedente del hueso, se realiza a través de un procedimiento
28
químico que asegure la eliminación de otros compuestos orgánicos, ya que pueden
contaminar la muestra. Las muestras obtenidas se tratan mediante un sistema de flujo
continuo, un analizador elemental conectado al espectrómetro de masas. La combustión del
colágeno se produce a 1020ºC, teniendo un aporte de oxigeno externo, lo que se obtiene es
una mezcla de óxidos de carbono y nitrógeno; estos se reducen posteriormente a 650ºC, por lo
que finalmente se obtiene una mezcla de CO2, interpersonal (Nájera et al., 2012).
Con estos análisis, se ha demostrado que poseían una dieta rica en hidratos de carbono.
Al procesar los cereales en molinos de piedra, genera más desgaste en los molares. Debido a
su dieta y su desgaste dentario se explica la gran cantidad de caries, la enfermedad periodontal
y la pérdida de piezas dentales (Fig. 7). A esto hay que añadir la elevada esperanza de vida de
estos individuos (Nájera et al., 2012).
5.2. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE “EL SIDRÓN”
Este se localiza en Piloña, Asturias, es un yacimiento en cueva y los restos óseos de
neandertales encontrados se encuentran una pequeña galería, la Galería del Osario (Fig. 8).
Estos huesos han sido datados utilizando diferentes métodos radiométricos. Gracias al
Carbono 14 y a la OSL (luminiscencia óptica estimulada), han dado una cronología
aproximada a los 49000 años (Rosas et al., 2012).
Hoy en día, hay más de 1900 restos, estos pertenecen a 12 individuos. Casi todos los
restos hallados pertenecen a humanos, muy pocos corresponde con animales. Todos los restos
óseos se encuentran en una posición secundaria, ya que originalmente se encontraban a un
nivel superior pero, debido a una gran tormenta, los desplazo hasta donde se encuentran
ahora (Rosas et al., 2012).
Los cráneos encontrados en la galería parece que tienen diferentes rasgos, se planteó
una hipótesis para comprobar si esto se debía a las diferencias geográficas, para ello se ha
dividido la zona de estudio entre neandertales del norte y del sur, la frontera norte/sur
corresponde a las cordilleras que separan las penínsulas del sur: la Ibérica, la Itálica y los
Balcanes. Para poder realizarla, usaron métodos de morfología geométrica, en ella se
evidencia que en la mandíbula hay una diferencia norte/sur entre las poblaciones neandertales.
29
Por lo que siguiendo estos resultados los restos óseos corresponden a poblaciones del sur, a
día de hoy continúan con la investigación para poder aclararlo más (Rosas et al., 2012).
Uno de los estudios que están realizando, se crea con técnicas de antropología virtual,
es el de las estructuras internas del cráneo. Aunque también se ha usado para analizar la
excavación virtual de bloques concrecionados que tenían un gran número de fósiles (Fig. 9).
En la imagen se puede apreciar un bloque concrecionado, su radiografía y su excavación
virtual. En ella se puede ver un pie en conexión anatómica, parte de un esqueleto axial,
costillas, una tibia y multitud de dientes aislados. La reconstrucción de fósiles es un aspecto
que se está desarrollando en la actualidad de la antropología virtual (Rosas et al., 2012).
De los 12 individuos hayados en el Sidrón, se han identificado tres hombres, tres
mujeres adultas, tres adolescentes y tres individuos juveniles e infantiles. Estas
identificaciones la han realizado utilizando los primeros molares inferiores izquierdos. Con
ellos, han usado criterios coherentes sobre el tamaño, el grado de desgaste, la presencia de
hipoplasias y la coincidencia especular de los surcos subverticales de las facetas
interproximales, han ido reconstruyendo las denticiones (Rosas et al., 2012).
Se han ido analizando los aspectos físicos que los caracterizan, la altura la han
calculado por medio de relaciones proporcionales, se ha estimado una media en torno a los
1.64m. Otros de los aspectos estudiados ha sido las marcas y desconchones que se han
registrado en los dientes, los desconchones de esmalte se producen por usar los dientes como
un instrumento, en cuanto a las marcas se localizan en la cara anterior de los dientes, en la que
quedan unas estrías que se producen por el uso de cuchillos de piedra al sujetar la carne con la
boca, que se usa como una tercera mano y así cortar la carne. La dirección de estos cortes
marcados en la dentición, permite deducir la lateralidad manual, estos ha permitido saber que
todos los individuos eran diestros (Rosas et al., 2012).
Otro aspecto que podemos destacar en la dentición es la hipoplasia dental, debido a
una interrupción en la secreción de estos tejidos durante su desarrollo. Cuando la encontramos
en distintos dientes que se están formando al mismo tiempo, nos indica un episodio de estrés
fisiológico no específico, un ejemplo pueden ser las deficiencias nutricionales o alguna
infección. Todos los restos encontrados en el Sidrón presentan hipoplasias en su dentición. Se
puede determinar la edad en la que ocurrieron estos sucesos de estrés fisiológico por el conteo
30
de marcas incrementales que se han formado periódicamente durante el desarrollo del diente.
En este yacimiento encontramos un pico de incidencia entre los 2.5 y los 3.5 años, que puede
estar asociado al destete de la población (Rosas et al., 2012).
Hay otros indicativos de la paleobiología, los “subvertical grooves” (Fig. 10), estos
nos indican la fuerza y la frecuencia de la masticación, además del cálculo dental o sarro, este
es debido a la ingesta de sustancias procedentes del ambiente y a la dieta, su presencia puede
verse influida por el estado de salud del individuo (Rosas et al., 2012).
Otro aspecto para destacar, son los signos de prácticas de canibalismo. En los huesos
se presencian marcas de corte (Fig. 11) que nos indican el descarnado de los huesos. También
hay marcas de percusión que señalan la fracturación de los huesos para acceder a la médula
ósea (Rosas et al., 2012).
Uno de los estudios realizados en el Sidrón, es sobre el ADN fósil, con el se han
tenido unos buenos resultados. Se puede estructurar en tres apartados, el primero sobre el
ADN mitocondrial, que posibilita el conocimiento sobre la variabilidad poblacional; el
estudio de genes nucleares específicos, que discute sobre la adaptabilidad; por último, están
los estudios genómicos, que permiten establecer modelos evolutivos, comparándolos con
nuestro genoma o el de otros primates actuales (Rosas et al., 2012).
A día de hoy, se sigue fundando que el ADN mitocondrial (ADNmt) de los
neandertales está fuera de la variabilidad humana actual. Se han secuenciado seis
mitogenomas completos a partir de fósiles neandertales de distintos yacimientos. Uno de ellos
pertenece a El Sidrón, en la que manifiesta una baja diversidad genética, por ello se ha
valorado que esta variabilidad enraíza en una hipotética “Eva neandertal” hace unos 110000
años (Rosas et al., 2012).
Pero en todo el proceso de extracción del ADN antiguo, su mayor problema son los
contaminantes. En la actualidad, este problema esta más o menos resuelto, si nos referimos al
ADNmt, ya que se conocen las diferencias entre neandertales y los humanos actuales. Pero
sigue siendo un gran problema para el ADN nuclear. Por ello, en El Sidrón, se ha creado un
protocolo de “excavación limpia”, que busca la extracción de restos sin tener ningún contacto
físico directo, por lo que se tiene una seguridad de que no hay ADN contaminante antes del
31
proceso de extraccion del ADN. Una vez extraído el fósil, el protocolo otorga gran
importancia a la cadena de frío para evitar que el material genético se degrade antes de
realizar un estudio en el laboratorio (Rosas et al., 2012).
En cuanto a los genes específicos que se han analizado en El Sidrón, se localiza el
FOXP2, que está implicado en la capacidad del habla, su mutación se relaciona con trastornos
específicos del lenguaje. Los resultados que se han conseguido sostienen que los neandertales
muestran para dicho gen la misma secuencia que en los humanos modernos (Rosas et al.,
2012).
Para finalizar, los casos de la secuenciación masiva de todo el ADN neandertal, en
este caso utilizan todo el que se encontraba en una muestra. Con ello quieren poder
caracterizar el genoma completo. Con el Genoma Neandertal por un lado han identificado
genes típicamente humanos modernos no subsaharianos, y por otro, las conclusiones sobre el
modelo evolutivo. El hecho de tener genes iguales a los humanos lo han interpretado con la
existencia de un momento de hibridación en el Próximo Oriente, en el que los humanos
modernos se encontraron con las poblaciones de neandertales residentes hace unos 80000
años (Rosas et al., 2012).
5.3. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA VITAL
Este yacimiento se descubrió, por la realización de unas obras para un centro comercial. Se
localiza en la llanura litoral de Gandía, en la orilla sur del río Serpis. La localización de estos
nuevos restos arqueológicos junto con los que ya se conocían, delimitan un gran espacio
ocupacional. Hay diferentes fases arqueológicas, en este estudio nos vamos a centrar en la
fase neolítica (García et al., 2013).
Las muestras óseas recogidas corresponden a tres individuos humanos, pertenecen a
adultos de ambos sexos (2 hombres y una mujer) y con una edad comprendida entre 20 y 40
años. En dos de ellos se ha tomado la muestra de diáfisis de huesos largos, con el humero y
cúbito, y en el otro caso se ha cogido la mandíbula, ya que en estas partes es donde mejor se
conserva el colágeno óseo. Con las pruebas de colágeno, estos restos óseos se vinculan
cronológicamente con el Calcolítico (Pérez et al., 2011).
32
Las evidencias de restos de animales tomadas del yacimiento son mucho más amplias
que las humanas. Se han analizado usando el mismo contexto arqueológico para así poder
comprender los procesos isotópicos del ecosistema que compartieron con los restos humanos.,
y para poder reconstruir las relaciones tróficas internas de éstos. Se han recogido un total de
22 animales herbívoros terrestres, tanto domésticos (5 vacas, 2 cabras, 5 ovejas y 3 cerdos)
como salvajes (4 ciervos y un caballo); un animal omnívoro terrestre, un perro; y un mamífero
marino, una ballena (Pérez et al., 2011).
Los huesos escogidos para los análisis de isótopos estables del carbono y del nitrógeno
corresponden con individuos adultos. Cuando extraen el colágeno, añadieron una
ultrafiltración, de esta se conservaron las tres fracciones de colágeno. (30 kDa, 10-30 kDa y
<10 kDa). Los análisis de carbono y de nitrógeno se realizaron sobre la fracción >30kDa del
colágeno liofilizado previamente extraído. Estas muestras se combustionaron y analizaron en
un analizador de elementos Flash EA 2112 acoplado a un espectrómetro de masas Delta XP.
Además, se han analizado once estándares de valores conocidos, repartidos en 21 muestras,
para poder calibrar y reforzar la autenticidad de los datos obtenidos (Pérez et al., 2011).
Hay muestras a las que no se les ha podido extraer el colágeno, pero los casos en los
que si se ha podido han dado buenos resultados. Centrándonos en los resultados de los
humanos, con los valores obtenidos de δ13C, se puede determinar una dieta basada en
recursos terrestres, y mirando los obtenidos con δ15N, podemos ver que hay ausencia de
consumo de proteínas de origen acuático, aunque no se descarta un consumo puntual (Pérez et
al., 2011).
En la figura 12, se integran los valores obtenidos en los análisis tanto de animales
como de humanos. Con ella, podemos interpretar más la información sobre esta población
neolítica. En ella observamos, que con los tres humanos se descarta un consumo de origen
marino. Afinando más sobre qué tipos de animales terrestres consumen, con los datos
reflejados en la imagen, se puede afirmar que la mayoría de proteína animal procede de los
animales domésticos, ya sea por el aporte cárnico directo o por el consumo de productos
secundarios procedentes de estos. También, se puede ver que los humanos se encuentran lejos
de los valores de nitrógeno de los animales salvajes, por lo que sería un consumo puntual y
nada relevante en la alimentación global de estos individuos (Pérez et al., 2011).
33
Comparando los resultados con los tres humanos podemos apreciar que uno de ellos
tiene un valor de nitrógeno más elevado que los otros, lo que conlleva a que este consume
más proteínas animales. Este consumo podría ser de animal terrestre pero también puede
implicar un consumo de proteínas de origen lacustre-fluvial, pero esto no se puede confirmar,
debido a la inexistencia de muestras de fauna de agua dulce. Los otros dos sujetos tienen un
mayor consumo de proteína vegetal, pero con un consumo importante de proteína animal.
Estos tienen valores de carbono más positivos lo que indica la introducción en la dieta
humana o animal de algunas plantas C4 (Pérez et al., 2011).
Los valores isotópicos que nos dan los animales, además de ayudarnos a conocer la
dieta de los humanos, nos pueden aportar otra información sobre la población. Un ejemplo,
cogiendo a dos especies omnívoras, un perro y un cerdo, podemos ver que los perros tenían
una dieta carnívora similar a la de los humanos, sin embargo el cerdo se alimentaba solo de
vegetales. Esto nos indica que los perros podrían tener una relación cercana con los humanos
(Pérez et al., 2011).
Para concluir, vemos que los resultados generales obtenidos confirma la pauta general
que indica que en la región mediterránea en el Neolítico la dieta se basa en recursos terrestres,
abandonándose el consumo de alimentos procedentes del mar tras el Mesolítico (Pérez et al.,
2011).
5.4. YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE QUINTANA
Este yacimiento se descubrió tras unas obras de acondicionamiento para una plantación de
viñedos. Se localiza en una finca situada en el término de Quintana, en el límite entre los
municipios de Laguardia y Leza (Fernández, 2010).
Se ha podido identificar más de medio centenar de enterramientos (Fig. 13), a esto
hay que añadirle un número indeterminado de inhumaciones de forma descontextualizada de
época medieval y quizás moderna (s. XII-XVI). Las tumbas tienen una tipología diversa,
pueden ser de fosa simple, antropomorfas u ovaladas talladas en la roca, lajas… con una
orientación hacia el Este, la mayoría de ellas tiene una disposición ordenada, condicionada
por la situación de una iglesia. Se observa, que de los cincuenta enterramientos excavados,
34
solo veinticinco son individuales y los otros veinticinco son múltiples (hay ocho dobles,
nueve triples, dos cuádruples, tres quíntuples, uno séxtuple y dos óctuples), con asociaciones
heterogéneas, indica que hay una tendencia a la colmatación (Fernández, 2010).
Su estado de conservación no era muy bueno, debido a la acción previa a la
intervención arqueológica, de una máquina excavadora, aunque había sujetos que se
encontraban intactos y sin signos de perturbación (Fernández, 2010).
Se han identificado 115 sujetos, una veintena de ellos están descontextualizados. El
colectivo inmaduro está compuesto por 73 sujetos: 31 infantiles I, 19 infantiles II, 20
juveniles, 2 subadultos indeterminados (< 20 años). Hay 42 sujetos maduros: 20 adultos
jóvenes (9 masculinos, 6 femeninos, 1 alofiso, 4 indeterminados), 4 adultos maduros (un
masculino, dos femeninos y un indeterminado), un adulto senil masculino, y 17 adultos
indeterminados (de ellos son 3 masculinos y un femenino) (Fernández, 2010).
Viendo estos datos, se refleja un punto de inflexión en la infancia de los cuatro a los
ocho años, después de este se inicia un descenso de la mortalidad. En el grupo adulto se ve
que hay cierta tendencia a morir habiendo alcanzado la década de los treinta (Fernández,
2010).
La talla solo se ha estimado en la población adulta, utilizando las longitudes máximas
de los huesos largos de la extremidad inferior. Los resultados obtenidos, fueron una media de
1.55 m para mujeres y 1.65m para los hombres (Fernández, 2010).
El análisis paleopatológico se ha realizado con observaciones macroscópicas, tanto
para estudiar las enfermedades como para analizar los marcadores de estrés músculo
esquelético. Desde una visión odonto-estomatológico se puede destacar un desgaste moderado
en el colectivo adulto y con una baja incidencia de caries (Fig. 14). Estas se localizan solo en
cuatro casos, se sitúan en la cara interdental de los premolares o de los molares definitivos
(Fernández, 2010).
En cuanto al esqueleto, no hay lesiones demasiado importantes. Respecto a la
patología articular se aprecian signos degenerativos severos (Fig.15) y varios casos leves con
los osteofitos a nivel vertebral. Hay otras lesiones que se deben a procesos degenerativos de
35
las estructuras periarticulares, las entesopatías, estas se han localizado en las fosas romboides
de varias clavículas, en dos escapulas, en el oleocranon de cuatro cúbitos, en la superficie
antero-superior de una rótula y en la inserción del tendón de Aquiles (Fernández, 2010).
Llama la atención la localización de una enorme espícula ósea en el acetábulo de un
coxal derecho. También hay una anomalía en la osificación es una sacralización de una
quinta lumbar. Y como patología traumática, hay una fractura fusionada de clavícula con
cierto encabalgamiento (Fernández, 2010).
Para concluir, añadir que esta población de Quintana responde con el modelo de
población de tipo mediterráneo, de talla mediana, en los que podemos ver diferentes episodios
de salud y enfermedad que son característicos de una sociedad preindustrial que realiza
actividades físicas intensas de forma habitual (Fernández, 2010).
6. CONCLUSIÓN
Para concluir este estudio sobre la Antropología Física, podemos decir que gracias a él hemos
podido comprobar la gran evolución que ha presentado a lo largo de la historia, sobre todo
estos últimos años con el desarrollo de nuevos análisis más precisos, el único inconveniente
que tiene es el gasto que supone su utilización, pero que es mínima comparado con los
resultados que nos puede ofrecer.
Todo esto ha supuesto un avance en otras disciplinas, tales como Arqueología, ya que
gracias a estos, se pueden datar o precisar la ocupación de los sitios arqueológicos. Con el uso
de las nuevas tecnologías para la realización de análisis más rigurosos, estos nos pueden
proporcionar distintas fases de ocupación de un mismo lugar, puede dar una fecha más
concreta a la que ya se tenía, es capaz de averiguar la dieta que poseían o incluso permite
descubrir cosas que escapan ante el ojo humano. Gracias a todos estos estudios se podrá
completar más la historia de las sociedades pasadas.
36
7. BIBLIOGRAFÍA
ALCINA, J. (1973): “La arqueología antropológica en España: situación actual y
perspectivas”. Universidad Complutense de Madrid. Pp. 1-9.
AUFDERHEIDE, A. (2003): “The scientific study of mummies”. University of Minnesota.
Pp. 1-29.
BOAS, F. (1964): “Raza, lenguaje y cultura”. Cuestiones Fundamentales de Antropología
Cultural. Pp. 153-165.
BROOKS, S. y SUCHEY, J. (1990): “Skeletal age determination based on the os pubis
comparison of the Acsádi-Nemeskéri and Suchey-Brooks methods”. Human Evolution. Pp.
227-238.
CAMPILLO, D. y SUBIRÀ, E. (2004): “Antropología Física para Arqueólogos”. Editorial
Ariel S.A. Pp. 1-136.
DEL RIO, P. (2000): “Estudio antropológico-forense, antropométrico y morfológico, de la
colección de la Escuela de Medicina Legal de Madrid”. Universidad Complutense de Madrid.
Pp. 1-490.
FERNÁNDEZ, T. (2010): “Análisis antropológico de los restos humanos de la necrópolis
medieval de Quintana (Leza, Álava)”. Munibe Antropologia-Arkeologia, nº 61, pp. 329-337.
MEDINA, A. (2011): “Comparación de cinco métodos de estimación de maduración dental
en un grupo de niños venezolanos”. Universidad Central de Venezuela. Pp. 65.
GARCÍA, P. et al. (2013): “Nuevas aportaciones al horizonte del Bronce final de
La Vital (Gandia, València)”. Pp. 1-22.
GUSTAFSON, G. (1950): “Age determination on teeth”. Journal of the American Dental
Association, nº 41, pp. 45-54.
37
MUÑOZ, E. (2013): “¿Por qué no podemos hacer diagnósticos genéticos precisos de
pacientes concretos?”. Universitat Pompeu Fabra.
NÁJERA, T., JIMÉNEZ-BROBEIL, S., MOLINA, F., DELGADO, A. y LAFFRANCHI, Z.
(2012): “La aplicación de los métodos de la Antropología Física a un yacimiento
arqueológico: la Motilla del Azuer”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad de Granada, nº 12, pp. 149-181.
PULIDO, N., MELO-SANTIESTEBAN, G., DENIS, E. y ZAMORA, A. (2017): “Análisis
comparativo de la técnica de Lamendin y la técnica de González-Colmenares para estimación
de edad en adultos”. Rev Mex Med Forense. Pp. 1-13.
RAMEY, K. (2007): “Manual de Antropología Forense”. Edicions bellaterra. Pp. 76-336.
REGAN, M., TURNER, C. y IRISH, J. (1990): “Chapter nine: Physical Anthropology
Analysis”. Archaeological research Institue – Arizona State University. Chapter 9, pp. 1-65.
RENFREW, C. y BAHN, P. (1993): “Arqueología: Teorías, Métodos y Prácticas”. Ediciones
Akal S.A. Pp. 9-10.
ROSAS, A. et al. (2012): “Los neandertales de El Sidrón (Asturias): Contexto y
paleobiología”. Visiones del ser humano: del pasado al presente. Pp. 1-12.
SALAZAR-GARCÍA, D. (2012): “Aproximación a la dieta de la población Calcolítica de la
Vital a través del análisis de isótopos estables del Carbono y del Nitrógeno sobre restos
óseos”. Servicio de investigación prehistórica del Museo de Prehistoria de Valencia. Serie de
trabajos varios, nº 113, capítulo 9, pp. 1-7.
SLAUS, M. (2014): “Bioarchaeology (Anthropological Archaeology)”. Encyclopedia of Life
Support Systems (EOLSS). Pp. 1-6.
TOMÁS, R. (2015): “El desarrollo de la Antropología Física española en el contexto de la
historia de la Antropología física y las teorías bioantropológicas europeas y americanas: una
38
historia de contactos, desarrollos paralelos y convergencias”. Universidad Autónoma de
Madrid. Pp. 1-376.
TRESILLÓ, L. (2001): “La acción del fuego sobre el cuerpo humano: la Antropología Física
y el análisis de las cremaciones antiguas”. Cypsela 13. Pp. 1-12.
UBELAKER, D. (2009): “The forensic evaluation of burned skeletal remains: A synthesis”.
Forensic Science International 183. Pp. 1-5.
VAREA, C. y TOMÁS, R. (2014): “Antropología Física: aportaciones fundamentales y
proyecciones como ciencia interdisciplinar”. Encuentros Multidisciplinares, Vol. 16, nº 48,
pp. 49-60.
39
8. ANEXO
Fig. 5. Agrupaciones espaciales de las tumbas, donde se indica la edad y el sexo de cada individuo en Motilla
del Azuer. Recuperado de Nájera et al., (2012).
40
Fig. 6. Varón de edad adulta de Motilla del Azuer que muestra signos de artrosis en dos vértebras cervicales.
Recuperado de Nájera et al., (2012).
Fig. 7. Maxilar de una mujer senil de Motilla del Azuer que muestra caries y pérdidas dentales antemortem.
Recuperado de Nájera et al., (2012).
41
Fig. 8. Fotografías de la Galería del Río y la Galería del Osario y plano de las galerías kársticas de la Cueva
de El Sidrón. Recuperado de Rosas et al. (2012).
Fig. 9. Excavación virtual del bloque SD-
437de la Cueva de El Sidrón. En la parte
de abajo se muestra el bloque real y arriba
se muestra el bloque virtual donde se ha
podido separar una columna vertebral
(color rosa) y un pie (color azul).
Recuperado de Rosas et al. (2012).
42
Fig. 10. “Subvertical grooves” en una cara interdental de un molar de El Sidrón.. La imagen de la izquierda
está realizada con una lupa binocular a 30 aumentos. En la derecha vista desde un microscopio electrónico de
barrido a 40 aumentos. Recuperado de Rosas et al. (2012).
Fig. 11. Marcas de canibalismo pertenecientes a una mandíbula de El Sidrón. Recuperado de Rosas et al.
(2012).
43
Fig. 12. Valores δ13C y δ15N de humanos y animales de La Vital. Recuperado de Pérez et al. (2011).
44
Fig. 13. Esquema general de la necrópolis de Quintana. Recuperado de Fernández (2010).
45
Fig. 14. Fragmento maxilar de un sujeto femenino joven de Quintana con abscesos fistulizados a la altura del
primer molar superior derecho fruto de una caries destructiva que ha afectado a la corona y ha inflamado el
alveolo. Recuperado de Fernández (2010).
46
Fig. 15. Signos degenerativos en el segmento torácico-lumbar de un hombre maduro de Quintana. Recuperado
de Fernández (2010).