Ficción histórica y realidad literaria análisis neohistoricista del socialismo en la obra de...

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PETER LANG FICCIÓN HISTÓRICA Y REALIDAD LITERARIA OLGA HINOJOSA PICÓN ANÁLISIS NEOHISTORICISTA DEL SOCIALISMO EN LA OBRA DE MONIKA MARON PERSPEKTIVEN DER GERMANISTIK UND KOMPARATISTIK IN SPANIEN PERSPECTIVAS DE LA GERMANÍSTICA Y LA LITERATURA COMPARADA EN ESPAÑA 01 PETER LANG

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  • PETER LANG

    FICCIN HISTRICA Y REALIDAD LITERARIA

    OLGA HINOJOSA PICN

    ANLISIS NEOHISTORICISTA DEL SOCIALISMO

    EN LA OBRA DE MONIKA MARON

    P E R S P E K T I V E N D E R G E R M A N I S T I K U N D KO M PA R AT I S T I K I N S PA N I E N

    PERSPEC TIVAS DE LA GERMANSTICA Y LA LITERATURA COMPARADA EN ESPAA

    01

    PETER LANG

  • FICCIN HISTRICA Y REALIDAD LITERARIA

  • Herausgegeben von

    Arno Gimber und Luis Martnez-Falero Galindo

    P E R S P E K T I V E N D E R G E R M A N I S T I K U N D KO M PA R AT I S T I K I N S PA N I E N

    PERSPECTIVAS DE LA GERMANSTICA Y LA LITERATURA COMPARADA EN ESPAA

    PETER LANGBern Berlin Bruxelles Frankfurt am Main New York Oxford Wien

  • PETER LANGBern Berlin Bruxelles Frankfurt am Main New York Oxford Wien

    FICCIN HISTRICA Y REALIDAD LITERARIA

    OLGA HINOJOSA PICN

    ANLISIS NEOHISTORICISTA DEL SOCIALISMO

    EN LA OBRA DE MONIKA MARON

  • ISSN 1664-0381ISBN 978-3-0351-0039-6

    Peter Lang AG, International Academic Publishers, Bern 2010Hochfeldstrasse 32, CH-3012 Bern, [email protected], www.peterlang.com, www.peterlang.net

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    Bibliographic information published by Die Deutsche NationalbibliothekDie Deutsche Nationalbibliothek lists this publication in the Deutsche National-bibliogra e; detailed bibliographic data is available on the Internet at http://dnb.d-nb.de.

  • Dedicado a mi madre,Rafaela Hinojosa, y a Eva

  • Ojal se pudieran partir por la mitad todas las cosas enteras [],as cada uno podra salir de su obtusa e ignorante integridad. Estabaentero y todas las cosas eran para m naturales y confusas, estpidascomo el aire; crea verlo todo y no vea ms que la corteza. Si algunavez te conviertes en la mitad de ti mismo, [] comprenders cosasque escapan a la normal inteligencia de los cerebros enteros. Habrsperdido la mitad de ti y del mundo, pero la mitad que quede sermil veces ms profunda y valiosa. Y tambin t querrs que todoest demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza y sabiduray justicia existen slo en aquello que est hecho a trozos.

    Italo Calvino: El vizconde demediado

  • Agradecimientos

    Tanto en la estructuracin de las ideas que precedieron al presente volu-men como en su posterior desarrollo le agradezco profundamente a la Prof.Dra. D. Eva Parra Membrives su inestimable ayuda. No slo por habermeacompaado durante todo el proceso con una extraordinaria constancia,siendo una fuente inagotable de acertadas sugerencias sin las cuales hubieraresultado imposible la conclusin de esta investigacin, sino adems porhaberme alentado a seguir el camino en los momentos de desorientacin,otorgndome su confianza sin prescindir en ningn momento del factorhumano.

    Me encuentro as mismo en deuda con los docentes que me han posi-bilitado el acceso a los fondos de biblioteca tanto en Alemania como enEspaa, con la editorial Fischer, que me facilit contactar personalmentecon la escritora de las novelas de las que se ocupa este trabajo, y con todosaquellos que han sabido soportar con paciencia la labor ejercida durantelos aos que me ha ocupado la elaboracin de este proyecto.

    Adems quiero mostrar mi gratitud hacia mi madre por su incondi-cional apoyo personal e intelectual, as como a mi familia por su colabora-cin, su paciencia y su tan necesaria presencia.

    Finalmente me gustara dedicarle mi ms sincero agradecimiento aMonika Maron por haberme enseado que la meta es el camino.

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    ndice

    1. Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    2. Fundamentos tericos: El Nuevo Historicismo . . . . . . . . . . . . . . . 25

    2.1. Aram Veeser: cinco axiomas recurrentesen la prctica del Nuevo Historicismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

    2.1.1. La literariedad de la historia y la historicidadde la literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

    2.1.2. El poder de la representacin y la representacincomo legitimacin del poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

    2.1.3. La textualidad de la cultura y la culturade la textualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

    2.1.4. El sujeto como artefacto cultural . . . . . . . . . . . . . . . . 63

    2.1.5. El materialismo de la cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

    3. La obra literaria como construccin cultural . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    3.1. La literariedad de la historia y la historicidadde la literatura. Dogmatismo socialista yescepticismo democrtico en la RDA . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    3.1.1. Interferencia entre realidad y ficcinen las tres primeras novelas de Monika Maron . . . . . 873.1.1.1. La cuestin de Bitterfeld en

    Flugasche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 883.1.1.2. El doctrinario socialista en

    Die berluferin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1023.1.1.3. La presencia del muro en

    Stille Zeile Sechs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

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    3.2. El cuestionamiento del autoritarismo socialistaa travs del conflicto generacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124

    3.2.1. La evolucin desde la legitimacin del poderen Flugasche hasta el uso del poder paralegitimar la representacin en Stille Zeile Sechs . . . . . . 1303.2.1.1. El planteamiento de un dilogo en

    Flugasche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1313.2.1.2. El pensamiento utpico en

    Die berluferin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1443.2.1.3. La legitimacin del poder en

    Stille Zeile Sechs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

    3.3. El sujeto como artefacto cultural: la ficcin del autory la realidad del personaje literario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

    3.3.1. La construccin de la identidad en la ficciny la ficcin de construir la identidad . . . . . . . . . . . . . 1793.3.1.1. Los primeros sntomas de la

    esquizofrenia en Flugasche . . . . . . . . . . . . . .1833.3.1.2. La construccin de la identidad en

    la ficcin en Die berluferin . . . . . . . . . . . 1953.3.1.3. La ficcin de construir la identidad

    en Stille Zeile Sechs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

    3.4. La realidad en la ficcin y la ficcin en la realidad.La ancdota como punto de conexin entre lostextos literarios y los no literarios de Monika Maron . . . . . . 219

    3.5. El materialismo de la literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227

    4. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237

    5. Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

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    1. Introduccin

    Cuando se inscribe en la obra literaria, la historia pasa a ser consideradaparte de la ficcin, a pesar de que la versin que de determinados aconteci-mientos histricos se registra en la literatura puede ser tan fidedigna comola versin oficial vigente en la misma poca en la que se engendran ambostipos de textos. Y esto es as porque en el proceso de escritura, tanto de laliteratura como de la historia, confluyen mltiples factores que han sidoimbuidos por un sujeto incapaz de trascender el momento histrico en elque se encuentra inmerso. Por lo tanto, y aunque persevere en su preten-sin de objetividad, su labor va a estar condicionada por la forma en la quepercibe su entorno, que interpreta atendiendo inconscientemente a unoscriterios mientras excluye otros. Asumir la parcialidad con la que se hamaterializado la informacin presente en todo tipo de documentos suponerechazar un concepto de historia unvoco y aceptar que tanto la crnicaoficial como la novela son narraciones a cargo de sujetos que nunca puedenser autnomos, lo que implica a su vez que cualquier representacin de lahistoria contiene en s misma el componente subjetivo que se acusa igual-mente en el texto literario.

    Recurriendo a estos argumentos propone el Nuevo Historicismo unenfoque crtico que concibe la obra literaria como una construccin cultu-ral la ruptura de los lmites entre los textos literarios y los no literarios,entre la literatura y la historia, a la hora de llevar a cabo una interpretacin,cuestionando la credibilidad que se le presupone a la palabra escrita entodo tipo de textos. Unas premisas que se propone aplicar el presente estu-dio al aproximarse a la obra de Monika Maron, contemplando la hiptesisde que slo relativizando estas categoras resulta plausible llevar a cabo lainterpretacin de unas novelas a las que gran parte de la crtica le ha conce-dido un valor ms documental que esttico. Unas novelas que acusan lavivencia particular de su autora y que dejan constancia de cmo la realidadse infiltra en la obra literaria y de cmo la ficcin potencia a su vez lacreacin de un mundo alternativo que deslegitima las verdades axiomticasque le conceden solidez a la historia.

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    El objetivo que se persigue es el de demostrar que la obra literaria esuna construccin cultural, es decir, tanto el producto de un sujeto que hamaterializado en un texto la confluencia de factores polticos, sociales yeconmicos que han intervenido de forma dinmica en el proceso de escri-tura, como el productor de una cultura en la que interviene activamentedevolviendo una realidad diferente a la que engendr originariamente eltexto. Para llevar este quiasmo neohistoricista a la prctica, la atencin delpresente estudio se centra en el anlisis del profundo y creciente escepticis-mo que se revela en las tres primeras novelas de esta escritora Flugasche1,Die berluferin2 y Stille Zeile sechs3 , considerndolo como un procesoen el que Monika Maron se va cuestionando la validez de la realidad con laque entra en conflicto de forma inconsciente a travs de la ficcin. Unproceso dinmico, que debe mostrar la evolucin que sufren tanto el autor,en este caso, la autora an cuando sta se empee en mantener su propiarealidad al margen de la obra literaria , como el personaje de ficcin,inmersos en una sociedad en constante evolucin.

    La eleccin de Monika Maron se debe a las particularidades socialespolticas y culturales que impregnan su vida. Tanto determinadas partes desu biografa, que se comentarn en su momento, como su trayectoria pol-tica, se prestan de manera especialmente adecuada para poner en prcticael Nuevo Historicismo en el anlisis de un periodo tanto histrico comoliterario que hasta la fecha no se haba probado en mbitos cientficos. Laseleccin de estas tres novelas en concreto y su tratamiento en conjunto seapoya en una afirmacin de la propia Maron, quien, refirindose a ellascon una mirada retrospectiva, confirma haber escrito una triloga4, recono-

    1 Maron, Monika: Flugasche, Frankfurt am Main: Fischer Verlag, 1981.2 Maron, Monika: Die berluferin, Frankfurt am Main: Fischer Verlag, 1986.3 Maron, Monika: Stille Zeile sechs, Frankfurt am Main: Fischer Verlag, 1991.4 Aunque fue sta una respuesta directa de la autora a una pregunta personal con ocasin

    de su visita a la Literaturhaus en Colonia el 2 de mayo del ao 2006, Monika Maronhaba hecho referencia a esta conexin interna entre las novelas con anterioridad,como consecuencia de las interpretaciones que haba venido haciendo gran parte de lacrtica ocupada con su obra. Para consultar algunos de los numerosos estudios que hanido enlazando las tres novelas a medida que se han venido publicando vid., Liebster,Barbara; Pfister, Eva: Resignation als Utopie, Die Wochenzeitung, Nr. 23, 6 Juni1986; vid., Kloetzer, Sylvia: Perspektivwechsel: Ich Verlust bei Monika Maron, en:Brandes, Ute: Zwischen gestern und morgen. Schriftstellerinnen der DDR aus amerika-nischer Sicht, Berlin/Bern: Lang, 1992, pgs. 249262; vid., Wehdeking, Volker:

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    ciendo sin embargo que nunca fue premeditada. En sta se narra el origeny desarrollo de un conflicto que protagoniza un sujeto tras sufrir una prdi-da de referentes al discrepar con el ideal comunista. Este proceso pone demanifiesto cmo confluyen esttica y poltica en la obra de Monika Marony finaliza con el derrumbamiento del Socialismo, un acontecimiento queinterrumpe la redaccin de la tercera novela aadindole un tono diferenterespecto a las dos anteriores sin debilitar por ello su inextricable vnculo deunin. Adems, acota la dimensin temporal de esta investigacin, que secentra en la dcada de los ochenta del siglo pasado y no se ocupa en conse-cuencia del cambio paradigmtico que experimenta la literatura tras la de-saparicin del muro de Berln5.

    Monika Marons Verabschiedung der DDR-Ankunftsgeneration im Roman StilleZeile Sechs, en: Wehdeking, Volker: Die deutsche Einheit und die Schiftsteller: LiterarischeVerarbeitung der Wende seit 1989, Stuttgart/Berlin: Kohlhammer, 1995, pgs. 118133; vid., Gilson, Elke: Zur Einfhrung Ein kurzer, umgekehrt chronologischerberblick ber das Werk, en: Monika Maron: Wie ich ein Buch nicht schreiben kannund es trotzdem versuche. Begleitheft zur Ausstellung, Frankfurt am Main: Universitts-bibliotek Johann Christian Senckenberg, 2005, pgs. 913, aqu: pg. 13. Algunoscrticos encuentran este enlace tambin en novelas posteriores a la triloga, argumen-tando por ejemplo que Animal Triste, la cuarta novela de la autora is a variation on theRosalind in Die berluferin who retreats voluntarly into her private world of dreamsand fantasies. Like Rosalind, the narrators withdrawal from the outside world inAnimal Triste is presented as largely self-imposed. Yet in both books retreat is an act ofsurvival in a hostile and coercive environment []. (Lewis, Alison: Re-Memberingthe Barbarian: Memory and Repression in Monika Marons Animal Triste, en: GermanQuarterly, Vol. 71, 1998, pgs. 3046, aqu: pg. 43). De esta forma, en su opinin,la cuarta novela da comienzo donde finaliza Stille Zeile Sechs (Cfr. bid., pg. 30).

    5 A pesar de que Stille Zeile Sechs fue publicada con posterioridad a la desaparicin delSocialismo, en la presente investigacin se considera que por haber sido concebida afinales de la dcada de los ochenta del siglo pasado, su planteamiento encaja con eldiscurso anterior a la cada del muro, un aspecto en el que inciden incluso los crticosque se han ocupado de enfocar su estudio incluyndola dentro de ese cambio para-digmtico de la literatura al que se ha hecho alusin, como es el caso de Lothar Blum:Stille Zeile sechs ist vom Handlungsgeschehen her in die Zeit der Sptphase derDDR etwa Mitte der 80er Jahre einzuorden. (Bluhm, Lothar: Irgendwann, denkenwir, mu ich das genau wissen Der Erinnerungsdiskurs bei Monika Maron, en:Wehdeking, Volker (ed.): Mentalittswandeln in der deutschen Literatur zur Einheit(19902000), Berlin: Erich Schmidt Verlag, 2000, pgs. 141151, aqu: pg. 145).Una opinin que tambin comparte Eckhard Franke: Stille Zeile sechs ist angesiedeltin einer Phase der Stagnation, der Verhrtungen (Mitte der achtziger Jahre), in dervon den kommenden Umwlzungen kaum etwas zu ahnen, geschweige denn der

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    Habiendo sido testigo presencial de las enormes contradicciones que sesuceden en la Alemania de la segunda mitad del siglo XX, Monika Maronse convierte desde la publicacin de su pera prima, Flugasche, en una autoracontrovertida, asentada en la Alemania del Este aunque ejerciendo su profe-sin nicamente al otro lado del muro, donde se publica su obra y se reco-noce por tanto su estatus como escritora. La perspectiva crtica que adoptaya desde entonces respecto a su entorno y que impregna sus novelas poste-riores ha generado un impresionante nmero de estudios enfocados haciadistintos aspectos de las mismas, que ponen de relieve la enorme importan-cia que ha adquirido su produccin literaria en la germanstica actual. Perono es slo su obra, sino tambin su persona la que se incluye en el debateliterario, porque Monika Maron ha sido adems autora de polmicas opi-niones sobre la realidad alemana que han sido publicadas en forma de en-sayos y artculos en diferentes peridicos durante varias dcadas, y cuyalectura revela la enorme prdida que supone desvincular su propia realidadde la ficcin a la hora de llevar a cabo una interpretacin literaria. Prueba deello es la alusin constante al marcado componente biogrfico que impregnasus novelas, presente en todas las monografas enfocadas en torno a la obrade Monika Maron con independencia del tema elegido. As, investigadorascomo Elke Gilson6, su crtica ms prolfica que analiza ya en su primer

    Zusammenbruch des gesamten Regimes, der Gesellschaft, der Ideologie voraussehbarwar. Geschrieben wurde der Roman gleichwohl (zum grten Teil) erst in der Zeit,in der, was zuvor allenfalls Hoffnung, fernes Trumen war, eingelst schien, so oderso. (Franke, Eckhard: Monika Maron, en: Kritisches Lexikon zur deutschsprachigenGegenwartsliteratur KLG-3, 2005, pgs. 120, aqu: pg. 8).

    6 Vid., Gilson, Elke: Wie Literatur hilft, bers Leben nachzudenken. Das uvre MonikaMarons, Gent: Studia Germanica Gandensia 47,1999. Algunos aos ms tarde, Gilsonpublica otra investigacin de mayor amplitud que la primera sobre el conjunto de laobra de Monika Maron. (Vid. Gilson, Elke: Ich sehe was, was du nicht siehst. Strategiendes Weltenbaus und intertextuelle Muster im uvre von Monika Maron (Ein Versuch berliterarische Wirklichkeitskonstruktionen in der Postmoderne), Gent: Faculteit der Letterenen Wijsbegeerte, 2004). Adems, est prevista la publicacin de otros dos estudios asu cargo que por no encontrarse an disponibles no van a ser considerados en elpresente anlisis. (Vid., Gilson, Elke: Trotzdem: Strategien des Weltenbaus und inter-textuelle Muster im Werk von Monika Maron, Bielefeld: Aisthesis, 2008; Gilson, Elke:Bibliographie und Namensregister zum Werk von Monika Maron, Bielefeld: Aisthesis,2008). Esta informacin se facilita en la propia pgina web de esta investigadora,que se encuentra en la siguiente direccin:www.duits.ugent.be/personeel?departmentnumber=lw12&ugentid=801001362808, consultada el 01.08.2008.

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    trabajo la confluencia de dos mundos antagnicos en sus novelas , KatharinaBoll7 que se propone demostrar la importancia que le concede MonikaMaron a los recuerdos a la hora de reconstruir el pasado , o Anje Domann8

    quien centra su atencin en el proceso de emancipacin femenino respectoa una dictadura paternalista , resaltan este aspecto, tomando en todo mo-mento en consideracin las circunstancias polticas en las que surgen lasnovelas. Tambin lo hace Christian Rausch9 que explora los vnculos quemantiene Maron con el Ministerio para la Seguridad del Estado de la Alema-nia oriental , aunque su breve estudio es el nico que se concentra de formaexclusiva en la triloga. Ms reducida en el nmero de novelas seleccionadases la investigacin presentada por Hsin Chou10 autora de una profunday reciente publicacin en la que analiza minuciosamente los factores quedesencadenan la bsqueda de identidad de las protagonistas como un pro-ceso evolutivo, en el que intervienen tanto la biografa de la autora como lapropia historia de la RDA , relegando sin embargo en su tesis la primeranovela, a pesar de reconocer su relevancia a la hora de interpretar las dosposteriores. Tampoco son demasiado abundantes los artculos y ensayos que,abordando temas semejantes a los que aportan una estructura a las mono-grafas mencionadas, y a pesar de poner de manifiesto la conexin internapresente en las mismas, se acatan al estudio de estas tres novelas en cuestin.Entre ellos cabe mencionar los de Kornelia Hauser11, Elizabeth Boa12 y

    7 Boll, Katharina: Erinnerung und Reflexion. Retrospektive Lebenskonstruktionen imProsawerk Monika Marons, Wrzburg: Knigshausen & Neumann, 2002.

    8 Domann, Antje: Die Diktatur der Eltern. Individuation und Autorittskrise in MonikaMarons erzhlerischem Werk, Berlin: Weiensee, 2003.

    9 Rausch, Christian: Repression und Widerstand. Monika Maron im Literatursystem derDDR, Marburg: Tectum, 2005.

    10 Chou, Hsin: Von der Differenz zur Alteritt. Das Verhltnis zum Anderen in derFortschreibung von Identittssuche in den Romanen Die berluferin und Stille ZeileSechs von Monika Maron, Freiburg, 2006, en: www.freidok.uni-freiburg.de/volltexte/2611, consultada el 01.03.2007.

    11 Hauser, Kornelia: Literatur der abstrakten Negation. Monika Maron: Das Ganze istdas Unwahre, en: Patriarchat als Sozialismus Soziologische Studien zu Literatur ausder DDR, Hamburg: Argument Verlag, 1994 (= Argument Sonderband Neue FolgeAS 223), pgs. 297333.

    12 Boa, Elizabeth: Schwierigkeiten mit der ersten Person: Ingeborg Bachmanns Malinaund Monika Marons Flugasche, Die berluferin und Stille Zeile Sechs, en: Pichl,Robert; Stillmark, Alexander (eds.): Kritische Wege der Landnahme: Ingeborg Bachmannim Blickfeld der neunziger Jahre, Wien: Hora, 1994, pgs. 125145.

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    Astrid Herhoffer13, que, resaltando el conflicto de las protagonistas con lanormativa imperante en el Socialismo, apuntan directamente a las diferen-cias de gnero para justificar la bsqueda de identidad. Este mismo enfoquegua la investigacin algunos aos ms tarde de Alison Lewis14, que recurrea los postulados de Judith Butler para incluir tambin la cuarta novela de laautora a la hora de exponer los condicionantes que intervienen en la cons-truccin de la identidad femenina. Su artculo forma ya parte de la primeraantologa de textos que tiene a Monika Maron como protagonista y que eseditada por Elke Gilson15, la responsable de organizar un Congreso Inter-nacional con motivo del sexagenario de la autora. En l, distintas vocesdebaten por primera vez sobre las novelas publicadas hasta esa fecha, sentan-do la base para futuras investigaciones. Tanto en este volumen, como en losdos posteriores16, se abordan algunos de los motivos centrales que impreg-

    13 Herhoffer, Astrid: Demontage der Modelfrau-DDR: Literarische Dekonstruktionender allseitig entwickelten sozialistischen Persnlichkeit, en: Boa, Elizabeth; Wharton,Janet (eds.): Women and the Wende Social Effects and Cultural Reflections of the GermanUnification Process, Amsterdam/Atlanta: Rodopi, 1994, pgs. 238246.

    14 Vid. Lewis, Alison: Die Sehnsucht nach einer Tat: Engagement und weiblicheIdentittsstiftung in den Romanen Monika Marons, en: Gilson, Elke (ed.): MonikaMaron in Perspective. Dialogische Einblicke in zeitgeschichtliche, intertextuelle undrezeptionsbezogene Aspekte ihres Werkes, Amsterdam/New York: Rodopi, GermanMonitor 55, 2002, pgs. 7591. Esta misma crtica haba sentado precedente sobreeste tema en artculos anteriores, vid. Lewis, Alison: Die Verkrper(lich)ung derFreiheit: Geschlecht, Macht und Krper in den Romanen Monika Marons, en:Zeitschrift fr Germanisten. Neue Folge H. 3, 2000, pgs. 579595.

    15 Vid. Gilson, Elke (ed.): Monika Maron in Perspective. Dialogische Einblicke inzeitgeschichtliche, intertextuelle und rezeptionsbezogene Aspekte ihres Werkes, Amsterdam/New York: Rodopi, German Monitor 55, 2002. Con anterioridad a este volumen,aparece una investigacin a cargo de Kerstin Dietrich en el que se analizan las novelaspublicadas hasta entonces de Monika Maron, aunque no de forma exclusiva. (Vid.,Dietrich, Kerstin: DDR-Literatur im Spiegel der deutsch-deutschen Literaturdebatte.DDR-Autorinnen neu bewertet, Berlin/Bern: Peter Lang, 1998).

    16 Con ocasin del seminario impartido por Monika Maron en la Universidad de Frankfurten el ao 2005, Gilson compila una segunda antologa cuyo ttulo coincide con el deuna de las ltimas publicaciones de la autora. (Cfr. Giesen, Winfried (ed.): MonikaMaron: Wie ich ein Buch nicht schreiben kann und es trotzdem versuche. Begleitheft zurAusstellung, Frankfurt am Main: Universittsbibliothek Johann Christian Senckenberg,2005; Maron, Monika: Wie ich ein Buch nicht schreiben kann und es trotzdem versuche,Frankfurt am Main: Fischer Verlag, 2005). En ste se incluyen artculos publicados conanterioridad como el de Henk Harbers, que se ocupa de los problemas de gnero en

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    nan la triloga, como la crisis de identidad o la reconstruccin del pasado atravs de los recuerdos desde un punto de vista feminista, aunque, como seha mencionado, a cargo de diferentes investigadores y en forma de artculosbreves que no profundizan en el tratamiento de los mismos como un procesoevolutivo.

    A modo de sntesis de las cuestiones que ha mantenido ocupada a lacrtica en lo que concierne a las tres novelas desde su origen, puede afirmar-se que las primeras investigaciones que se han llevado a cabo de formaindividualizada sobre Flugasche resaltan su realismo y su carcter docu-mental17, concibindola como una literatura de denuncia al deterioromedioambiental, un aspecto en el que se hace hincapi hasta que quedarelegado a un segundo plano con la aparicin, valga la redundancia, de lasegunda novela, con la que se establece una conexin a travs de la crisis deidentidad que sufren las protagonistas18. Catalogada por su parte como

    el conjunto de la obra de la autora, vid. Harbers, Henk: Gefhrliche Freiheit. Zueinem Motivkomplex im Werk von Monika Maron, en: Gilson, Elke (ed.): MonikaMaron in Perspective. Dialogische Einblicke in zeitgeschichtliche, intertextuelle undrezeptionsbezogene Aspekte ihres Werkes, op. cit., pgs. 123137. Con unas caractersticassemejantes pero incluyendo nuevas publicaciones de Monika Maron, as como reco-pilando artculos de diferentes autores, Gilson publica el tercer volumen. (Vid. Gilson,Elke (ed.): Doch das Paradies ist verriegelt Zum Werk von Monika Maron, Frankfurtam Main: Fischer Taschenbuch Verlag, 2006).

    17 Antonia Grunenberg es la autora del primer artculo escrito sobre la pera prima deMonika Maron y como Wolfgang Emmerich, subraya el carcter documental de esterelato. (Cfr. Grunenberg, Antonia: Trumen und Fliegen. Neue Identittsbilder inder Frauenliteratur der DDR, en: Klussmann, Gerhard; Mohr, Heinrich (eds.):Probleme deutscher Identitt. Zeitgenssische Autobiographien. Identittssuche und Zivili-sationskritik, Bonn: Bouvier, 1983, pgs. 157184); Emmerich, Wolfgang: KleineLiteratur Geschichte der DDR. Erweitere Neuausgabe, Berlin: Aufbau TaschenbuchVerlag, 2000, pgs. 314315). Tambin Karl Corino analiza esta novela de formaindividualizada, conectando el estilo directo y conciso que la caracteriza con la etapaen la que Monika Maron trabaja como periodista antes de comenzar su carrera comoescritora autnoma. (Cfr. Corino, Karl: Dann wird eben nicht zu Ende gedacht.Monika Marons Roman Flugasche und der Journalismus in der DDR, en: Gilson,Elke (ed.): Doch das Paradies ist verriegelt Zum Werk von Monika Maron, Frankfurtam Main: Fischer Verlag, 2006, pgs. 141143.

    18 Algunos ejemplos relevantes lo constituyen los ensayos de Dorothee, Schmitz-Kster,Martin Kane y Peter Peters. (Vid., Schmitz-Kster, Dorothee: Trobadora und Kassandraund Weibliches Schreiben in der DDR, Kln: Pahl-Rugenstein Verlag, 1989; Kane,Martin: Culpabilities of the Imagination: The Novels of Monika Maron, en:

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    novela surrealista, Die berluferin genera por s misma un buen nmerode estudios y parece haber unanimidad entre la crtica respecto al hecho deque la autora contrasta en la ficcin la realidad de una vida organizada ylegitimada en torno a las leyes de la razn instrumental con el potencialcreativo de la fantasa humana19. Frente a sta, Stille Zeile Sechs supone unavuelta al plano real y es considerada por algunos crticos como parte deldiscurso autobiogrfico posterior a la desaparicin del muro de Berln. Sien-do la novela ms reconocida de la autora, ganadora del prestigioso premioHeinrich von Kleist, su atencin ensombrece las dos anteriores, que pasansin embargo a partir de ese momento a convertirse en referencias obligadasaunque breves en numerosas investigaciones, un hecho que demuestra suimportancia en la constitucin de Stille Zeile Sechs20.

    Williams, Arthur; Smith, Roland (eds.): Literatur on the Threshold. The German No-vel in the 1980s, New York, Oxford, Munich: Berg, 1990, pgs. 221234; Peters,Peter: Monika Maron: Leben fhlen bis zum Schmerz, en: Peter, Peters: Ich Wer istdas. Aspekte der Subjektdiskussion im Prosa und Drama der DDR (19761989), Berlin:Lang, 1993, pgs. 138161).

    19 Cfr. Bolteauer, Alice: Manche sagen, ich bin irre. Anmerkungen zu MonikaMarons Roman Die berluferin, en: Germanica, Nr. 32, 2003, pgs. 123135,aqu: pg. 125.

    20 Enfocadas principalmente en torno a la problemtica del enfrentamiento de un indi-viduo frente a un Estado opresor, poniendo de manifiesto la existencia de un poderdictatorial durante el Socialismo, autores como Hans Gerd-Winter, Peter Morgan,Hyunseon Lee o Sigrun Leonhard entre otros, tocan Die berluferin de maneratangencial, centrando su anlisis casi exclusivamente en esta tercera novela. (Vid.,Winter, Hans-Gerd: Vom gefrchteten und erwnschten Tod und von den Freudendes berlebens. Darstellung des Todes bei Monika Maron und Dieter Wellershof,en: Delabar, Walter; Jung, Werner; Pergande, Ingrid (eds.): Neue Generation. NeuesErzhlen. Deutsche Prosa-Literatur der achtziger Jahre, Opladen: Westdeutscher Verlag,1993, pgs. 127138; Morgan, Peter: A presencecalled Germany: personal historyin the construction of national identity by post-war German intellectuals: three case-studies, en: Journal of European Studies, Nr. 26, 1996, pgs. 239266; Lee, Hyunseon:Ein umgekehrtes Verhr: Monika Marons Stille Zeile Sechs (1991), en: Lee, Hyun-seon: Gestndniszwang und Wahrheit des Charakters in der Literatur der DDR.Diskursanalytische Fallstudien, Stuttgart/Weimar: Metzler Verlag, 2000, pgs. 412436; Leonhard, Sigrun: Rosalind Polkowskis Sehnsucht nach der groen Tat: MonikaMarons Roman Stille Zeile Sechs, en: German Studies Review, Vol. 27, Nr. 2, 2004,pgs. 289305).

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    A tenor de lo expuesto hasta el momento, parece lgico admitir quedifcilmente puede emprenderse una interpretacin de las novelas de MonikaMaron sin tener en cuenta el momento histrico en el que han sido escri-tas, lo que conduce a crticos como Elke Gilson a justificar el componentepoltico presente en stas en la biografa de la autora, esforzndose en sub-rayar la esttica de su literatura y la importancia de no caer en el error deidentificar al personaje literario con el autor. Pero este enfoque planteaotras cuestiones que quedan sin resolver, precisamente porque se incluyenen el anlisis literario aspectos como la biografa de la autora sin que sepueda afirmar que su obra sea autobiogrfica21. As mismo, como se hacomentado, se considera que las novelas tienen un carcter documental, apesar de lo cual no son historiadores, sino crticos literarios los que lasanalizan empleando las herramientas propias de la ficcin. Adems, te-niendo en cuenta que ninguna de ellas pudo ser publicada en el Socialis-mo, han sido en su mayora estudiosos ubicados en la Alemania occidentallos que, al margen de la realidad en la que se encuentra inmersa la propiaautora, han establecido esas categoras. Unas categoras que la presente in-vestigacin pretende desvirtuar, con el objetivo de aportar una respuesta alhecho de que la historia forme parte de la ficcin sin que por ello la novelaadquiera un carcter histrico en la triloga de Monika Maron. Igualmentese pretende facilitar una explicacin al hecho de que la autora viva en lasprotagonistas, sin que se haga necesario afirmar que las novelas seanautobiogrficas. Y es que, desde el momento en el que se le concede a lasnovelas el tratamiento de una triloga, uno de los aspectos que adquierems relevancia es el hecho de que en ella se intercalan realidad y ficcin deforma que en la primera y la tercera novela prima el componente polticosobre el esttico, que, sin embargo, le concede a la segunda un mayor valorliterario. Aunque es ste un motivo muy comentado entre la crtica, no seha realizado ningn estudio con profundidad hasta la fecha que conecteeste hecho con el grado de confusin que sufre la protagonista en las tresnovelas, aludiendo a su incapacidad de diferenciar lo real de lo ficticiocomo un proceso evolutivo que comienza en la primera novela y concluyeen la tercera y en el que se encuentra implicada la propia Monika Maron.

    21 A excepcin de Pawels Briefe, sobre quien la propia autora afirma que se trata de unaobra autobiogrfica. (Vid. Maron, Monika: Pawels Briefe. Eine Familiengeschichte,Frankfurt am Main: Fischer Verlag, 2004).

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    Posiblemente porque ms que contemplar la posibilidad de que sea a travsde la literatura cmo la autora va desenmascarando al mismo tiempo quesus protagonistas, de forma progresiva, la ficcin que encierra la sociedadsocialista22, se ha catalogado a Monika Maron de disidente, considerandoque recurre a la ficcin para criticar esa realidad, sin tener en cuenta que,encontrndose inmersa en la misma situacin que describe, materializa enla obra literaria sus propias contradicciones, dejando entrever en los textosla dificultad con la que tropieza al intentar separar la realidad de la fantasa,la esttica de la poltica, su protagonista de su propia realidad.

    Con el objetivo de solventar estas cuestiones, como se ha mencionadoal comienzo de esta introduccin, es necesario contemplar la obra literariacomo una construccin cultural y aplicar las herramientas que proporcio-na con este propsito el Nuevo Historicismo, un enfoque crtico revolucio-nario que no haba sido aplicado hasta ahora a las novelas de Monika Maron.De esta forma, estructurada en torno a cinco axiomas presentes en todaprctica neohistoricista, esta exposicin se divide en cinco captulos, en losque se expone la aplicacin prctica de cada una de las premisas de estadisciplina en cada una de las novelas, que se relacionan entre s, a su vez, deforma dinmica:

    En el primero de ellos se va a presentar la evolucin histrica de laAlemania oriental en consonancia con el orden de aparicin de las tresnovelas, para lo que, siguiendo un orden cronolgico de escritura, se mues-tra la interferencia de la realidad y la ficcin a travs de la exposicin dehechos relevantes registrados tanto en la versin oficial de la historia de laRDA como en la triloga a medida que stos se van sucediendo. Con ello sepretende dejar constancia del grado de historicidad que contiene la litera-tura de Maron, as como el componente ficticio que contiene la historia dela RDA en su obra.

    El segundo apartado se ocupa de analizar la dinmica del poder, quelos neohistoricistas no desligan de la cultura. Y ello porque el problemaque causa la crisis de la protagonista es poltico y porque su confrontacinse produce con la cultura socialista. De esta forma, situando nuevamente la

    22 Si bien Elke Gilson opina que Monika Maron recurre a la literatura para reflexionarsobre la vida, evita en todo momento equiparar a la autora con la protagonista, sepa-rando estrictamente la realidad de la ficcin. (Cfr. Gilson, Elke: Wie Literatur hilft,bers Leben nachzudenken. Das uvre Monika Marons, op. cit.)

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    literatura al mismo nivel interpretativo que la historia oficial, se analiza elconflicto generacional que tiene lugar en la RDA con el objetivo de mos-trar cmo los mecanismos de poder que regulan una determinada sociedadgarantizan su perpetuidad previniendo cualquier intento de subversin a lanorma dominante mediante la imposicin de una verdad absoluta quedeslegitima cualquier planteamiento de una variante. Ello debe clarificar laconfluencia entre poltica y esttica que se deduce en las novelas, as comoponer de manifiesto no slo la prdida de referentes que implica el des-mantelar la ficcin que esconde esa realidad, sino las implicaciones queconlleva el hacerlo tanto para el personaje como para el autor.

    En este sentido se dedica con detenimiento un apartado a la conside-racin del sujeto como un artefacto cultural, de forma que, interrelacionandolos apartados anteriores con la biografa de la propia autora y la del perso-naje literario, se equiparan las experiencias narradas en la realidad y la fic-cin. Con ello se persigue demostrar que el autor est inscrito en la mismarealidad que describe y que por lo tanto est sujeto a una normativa de laque no puede deshacerse en la ficcin, en la que plasma inconscientementesu propia cosmovisin del mundo.

    Durante todo el proceso se van a ir equiparando escritos y afirmacio-nes realizados por la autora en sus novelas o en primera persona, con otrotipo de textos oficiales, situndolos a un mismo nivel interpretativo. Deeste modo, recurriendo a la mxima neohistoricista de no diferenciar entretextos literarios y no literarios, la conexin entre los mismos se establece enel cuarto apartado en forma de una ancdota en el sentido neohistoricista,encargada de conectar la realidad con la ficcin y de demostrar lo difusosque son los lmites entre ambos planos cuando se interpreta la obra deMonika Maron.

    Por ltimo, con un breve anlisis de las condiciones bajo las que sepublican estas novelas, pretende demostrarse que la profesin de escritorsiempre se encuentra condicionada por el sistema econmico vigente enuna determinada cultura y que de ello depende el que el autor pueda serconsiderado como tal o el que sea condenado al olvido.

    Una vez tratados todos los puntos, se proceder a argumentar las razo-nes definitivas por la que este trabajo ha optado por considerar esta trilogacomo una construccin cultural, subrayando que en la seleccin de docu-mentos, la persona que investiga tampoco trasciende su momento histrico.

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    2. Fundamentos tericos: El Nuevo Historicismo

    Stephen Greenblatt utiliza por primera vez la rbrica Nuevo Historicismoen el ao 19821, siendo an profesor de la Universidad de Berkeley2,California, para designar una serie de ensayos en los que expone una con-

    1 Gonzalo Pontn explica en su introduccin a la primera compilacin de textos reali-zada en lengua espaola sobre el Nuevo Historicismo, que en un nmero especial de laprestigiosa revista Genre con el ttulo The Forms of Power and the Power of Forms in theRenaissance, publicado en 1982, Stephen Greenblatt, tras acceder a la peticin de estarevista de editar una relacin de ensayos a modo de exposicin de su trabajo dentrode un marco terico en el terrero acadmico norteamericano, utiliza por primera vezel trmino Nuevo Historicismo para designar una serie de artculos que sitan la histo-ria y la literatura a un mismo nivel en la interpretacin literaria. (Cfr. Penedo, Anto-nio; Pontn, Gonzalo: Nuevo Historicismo. Compilacin de textos y bibliografa, Ma-drid: Arco/Libros, 1998, pg. 8). Por su parte, el crtico Paul Michael Ltzeler mencionaen un ensayo en el que se ocupa de exponer algunas de las caractersticas fundamen-tales que definen este mtodo, que el trmino Nuevo Historicismo fue utilizado conanterioridad a esta fecha, aunque para designar una aproximacin crtica muy dife-rente a la que se conoce hoy en da bajo esta rbrica. As refirindose a StephenGreenblatt y Frank Lentricchia, a los que considera defensores de esta prctica, co-menta: Der Begriff New Historicism wurde weder von dem einen noch dem anderenerfunden, sondern von Wesley Morris 1972 geprgt. Aber der Neue Historismus derachtziger Jahre hat wenig gemeinsam mit dem, was Morris inaugurierte. Er pldiertefr eine Synthese der beiden in Amerika traditionsreichen Methoden literaturwissen-schaftlicher Forschung: des werkimmanent orientierten New Criticism und verschie-dener Ausprgungen sozialgeschichtlicher Anstze. Lentricchias und Greenblatts NewHistoricism steht in direkter Opposition zum New Criticism, und sie haben nicht dieAbsicht, diese Methode, die es in den fnfziger Jahren zu betrchtlicher Prominenzgebracht hatte, zu beleben oder zu integrieren. (Ltzeler, Paul Michael: Der post-moderne Neohistorismus in den amerikanischen Humanities., en: Eggert, Hartmut;Profitlich, Ulrich; Scherpe, Klaus R. (eds.): Geschichte als Literatur. Formen und Grenzender Reprsentation von Vergangenheit, Stuttgart: Metzler Verlag, 1990, pgs. 6776,aqu: pg. 72).

    2 Tras ser nombrado en 1997 profesor de Literatura Inglesa y Norteamericana en laUniversidad de Harvard, Stephen Greenblatt abandona la Universidad de California,en la que haba estado ejerciendo desde 1969. (Cfr. Pieters, Jrgen: Moments ofNegotiation: The New Historicism of Stephen Greenblatt. Amsterdam: AmsterdamUniversity Press, 2001, pg. 22).

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    cepcin renovadora de la historia en la interpretacin literaria. A partir deese momento esta disciplina, que enfoca sus investigaciones en la dimen-sin social e histrica de la literatura, comienza a ser considerada como unmovimiento identificable dentro de la crtica literaria norteamericana, aun-que el debate en torno a sus postulados haba comenzado dos aos antescon la publicacin del tercer libro de Stephen Greenblatt, Renaissance Self-Fashioning3. Mientras la crtica ms tradicional estadounidense contemplaalarmada el desafo que representan los nuevos presupuestos neohistoricistasrespecto al inmanentismo caracterstico del New Criticism o la deconstruc-cin, teoras que haban estado gozando de amplia aceptacin durante va-rias dcadas en las universidades norteamericanas, el xito de lo que co-mienza a implantarse como una nueva prctica literaria, no deja de aumentar.

    La revista Representations, fundada por Stephen Greenblatt en colabo-racin con otros docentes de la Universidad de Berkeley, contribuye desdesu primera publicacin, en 1983, de forma decisiva a la distribucin de lospostulados neohistoricistas. Pasando a convertirse desde entonces en surgano ms representativo, este magacn rene las investigaciones de histo-riadores, crticos literarios y antroplogos que estudian la interaccin din-mica entre literatura y sociedad con el objetivo de transformar la compren-sin de las culturas4. Como complemento a Representations, en 1986, laedicin a cargo de Stephen Greenblatt de la serie New Historicism: Studiesin Cultural Poetics, pasa a conformar un nuevo foro para las investigacionesneohistoricistas, que consolida su institucionalizacin en un periodo infe-rior a cinco aos5.

    La gran acogida que desde su aparicin cosecha el Nuevo Historicismo,no se debe a la mera inclusin de la historia en la interpretacin literaria,sino a la propuesta de ruptura con los lmites establecidos entre literatura ehistoria, entre texto y contexto, negndole autonoma al texto y conside-rndolo en su lugar como un producto social y cultural. El impacto queesta serie de premisas provoca en la concepcin hasta entonces vigente enlos estudios literarios norteamericanos, lo resume Louis A. Montrose, jun-

    3 Vid. Greenblatt, Stephen: Renaissance Self-Fashioning. From More to Shakespeare,Chicago: Chicago University Press, 1980.

    4 Cfr. http://www.representations.org/content_current.php, consultada el 02.04.2008.5 Cfr. Kaes, Anton: New Historicism and the Study of German Literature, en: The

    German Quarterly, Vol. 62, No.2, Spring 1989, pgs. 210219, aqu: pg. 210.

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    to a Stephen Greenblatt, uno de los ms notorios representantes de estadisciplina, con las siguientes palabras:

    En la dcada de los ochenta, los estudios literarios acadmicos norteamericanos pasa-ron a ocuparse principalmente de las condiciones y consecuencias histricas, socialesy polticas de la produccin e interpretacin literarias. Hoy en da, desde mltiplesperspectivas, a veces convergentes y en ocasiones incompatibles, la escritura y la lec-tura de textos, as como los procesos en virtud de los cuales stos circulan y secategorizan, se interpretan como fenmenos determinados histricamente y comomodos determinantes de produccin cultural. Aquellos aspectos que se haban esta-blecido como limitados al mbito de lo esttico y lo acadmico vuelven a interpretarseahora como conectados inextricablemente a otros discursos, prcticas e institucionessociales; y estos vnculos, tan predeterminados e inestables, se conciben como ele-mentos constitutivos del campo ideolgico en el que se configuran mutuamente lassubjetividades individuales y las estructuras colectivas6.

    A finales de la dcada de los ochenta del siglo XX, Stephen Greenblattadmite con una mirada retrospectiva su asombro ante el alcance obtenidopor esta concepcin de los estudios literarios7. Autor de numerosos libros8,

    6 Montrose, Louis Adrian: Los Nuevos Historicismos, en: Penedo, Antonio; Pontn,Gonzalo: Nuevo Historicismo. Compilacin de textos y bibliografa, op. cit., pgs. 151191, aqu: pg. 151.

    7 Alentado constantemente por la crtica a aportar un marco terico de su trabajo,Stephen Greenblatt reconoce su sorpresa ante la rpida difusin de la doctrina de laque es considerado fundador: In fact I have heard in the last year or so quite a lotof talk about the New Historicism []; there are articles about it, attacks on it,references to it in dissertations: the whole thing makes me quite giddy with amaze-ment. (Greenblatt, Stephen: Towards a Poetics of Culture, en: Veeser, H. Aram (ed):The New Historicism, New York-London: Routledge, 1989, pgs. 114, aqu: pg. 1).

    8 Siendo an estudiante, Stephen Greenblatt publica su primer libro en 1965 con elttulo Three Modern Satirists: Waugh, Orwell and Huxley, al que le sigue en 1973 sutesis doctoral con el ttulo Sir Walter Ralegh. The Man and his Roles. (Cfr. Pieters,Jrgen: Moments of Negotiation. The New Historicism of Stephen Greenblatt, op. cit.,pg. 21). Sin embargo no ser hasta 1980 con la aparicin de su tercer libro, RenaissanceSelf-Fashioning, cuando el nombre de Stephen Greenblatt adquiera definitivamentesu reconocimiento dentro de la crtica literaria norteamericana. Dos aos ms tarde,en la edicin a su cargo del nmero especial de Genre titulado The Forms of Power andthe Power of Forms in the Renaissance, Greenblatt, como se ha mencionado, utiliza porprimera vez el trmino Nuevo Historicismo con el que desde entonces se identifica estadisciplina. Su cuarto libro, considerado junto al tercero uno de los ms programticosde esta disciplina se publica en 1988, (vid. Greenblatt, Stephen: The Circulation ofSocial Energy in Elizabethan England, Berkeley/Los Angeles: University of California,

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    que siempre haban encontrado eco inmediato entre la crtica, su fama nodeja de consolidarse, especialmente desde que en 1997 fuera nombradoeditor general de la prestigiosa edicin The Norton Shakespeare y poco mstarde editor general asociado de The Norton Anthology of English Literature.Entre sus publicaciones ms recientes se encuentra Practicing New His-toricism9, un manual en el que, junto a Catherine Gallagher, coeditoraactual de Representations, explica los orgenes del Nuevo Historicismo desdeel punto de vista de sus propios representantes, en un intento de dar unarespuesta a los mltiples interrogantes que haban venido planteando susprcticas en las dos ltimas dcadas:

    To be sure, we talked constantly about our methodological principles. We eagerlyread works of theory emanating principally from Paris, Konstanz, Berlin, Frankfurt,Budapest, Tartu and Moscow, and met regularly with a group of friends to argueabout them. [] The effect on the two of us was to underscore the difficulty ofconstructing an overarching theory, prior to or independent of individual cases, thatwould integrate historical and literary interpretation, generate powerful new readingsand survive the withering critiques leveled at it from outside.10

    1988). Dos aos ms tarde Stephen Greenblatt saca a la luz una serie de ensayosescritos a lo largo de quince aos en los que describe su trayectoria intelectual, (vid.Greenblatt, Stephen: Learning to Curse: Essay in Early Modern Culture, New York/London: Routledge, 1990), y en 1991 deja constancia de los seminarios impartidosen las universidades de Oxford y Chicago a finales de los aos ochenta del siglopasado en torno al descubrimiento del Nuevo Mundo, (vid. Greenblatt, Stephen:Marvellous Possessions. The Wonder of the New World,Oxford: Clarendon Press, 1991),un tema con el que prosigue cuando edita la compilacin de ensayos titulada NewWorld Encounters, en la que se encuentra un importante nmero de contribucionesaparecidas con anterioridad en Representations. (Vid. Greenblatt, Stephen (ed.): NewWorld Encounters, California/London: University of California Press, 1993). Ademsdel gran nmero de artculos escritos por este mismo autor que se han ido incluyendoen diferentes compilaciones y revistas, cabe mencionar entre sus publicaciones msrecientes Will in the World, cuya primera edicin sale a la luz en el ao 2004 y que estraducido al alemn, al francs y al italiano. (Vid. Greenblatt, Stephen: Will in theWorld: how Shakespeare became Shakespeare. New York/London: WW Norton &Company, 2004).

    9 Vid. Gallagher, Catherine; Greenblatt, Stephen (eds.): Practicing New Historicism,Chicago/London: The University of Chicago Press, 2000.

    10 Gallagher, Catherine; Greenblatt, Stephen (eds.): Practicing New Historicism, op. cit.,pg. 2.

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    Precisamente la resistencia de los neohistoricistas a delimitar un marco te-rico con el que identificar su prctica ha sido un tema constante de debate,del que se ocupan entre otros el profesor y crtico literario norteamericanoAram Veeser, editor de la primera compilacin de estudios dedicada alNuevo Historicismo11. La aparicin de manuales similares en la dcada delos noventa del siglo pasado, como el de los britnicos Richard Wilson yRichard Dutton12, o el de los norteamericanos Larry Reynolds y JeffreyCox13, coinciden con el de Aram Veeser en su esfuerzo por articular unateora a partir de los postulados neohistoricistas, poniendo con ello irreme-diablemente de manifiesto el heterogneo carcter de esta disciplina. Enconsecuencia, los ensayos recogidos en estas tres antologas dejan constan-cia de la diversidad de opiniones existentes en torno a esta escuela, conce-diendo la voz a una amplia gama de contribuyentes, entre los que se en-cuentran tanto representantes del Nuevo Historicismo como profesores ycrticos que lo aplauden o critican. A modo de sntesis de estas tres edicio-nes, puede afirmarse que coinciden en subrayar el inters que concede estaprctica a la poltica y al poder en su aproximacin textual al concebir laproduccin e interpretacin de textos como interaccin dinmica de fuer-zas histricas, sociales, polticas y econmicas. Adems de las antologasmencionadas14, otro tipo de investigaciones realizadas a ttulo individualconectan los presupuestos neohistoricistas con teoras precedentes contralas que supuestamente stos reaccionan, pero en torno a las que definen sus

    11 Vid. Veeser, H. Aram (ed.): The New Historicism, New York: Routledge, 1989.12 Vid. Wilson, Richard; Dutton, Richard (eds.): New Historicism and Renaissance Dra-

    ma, London: Longman, 1992.13 Reynolds, Larry; Cox, Jeffrey (eds.): New Historical Literary Study: Essays on Reproducing

    Texts, Representing History, Princeton: Princeton University Press, 1993.14 Entre los manuales publicados durante la dcada de los noventa del siglo XX cabe

    destacar, entre otros, el editado por Stephen Greenblatt y Giles Gunn, (vid. Greenblatt,Stephen; Gunn, Giles (eds.): Redrawing the Boundaries: the Transformation of Englishand American Literary Studies, New York: MLA, 1992), un segundo volumen dedica-do al Nuevo Historicismo a cargo de Aram Veeser, (vid. Veeser, H. Aram (ed.): TheNew Historicism. A Reader, New York/London: Routledge, 1994), o una de las pri-meras investigaciones en torno a esta materia llevabas a cabo por Jrgen Pieters, (vid.Pieters, Jrgen (ed.): Critical Self-Fashioning: Stephen Greenblatt and the New His-toricism, Frankfurt: Peter Lang, 1999). Recientes apariciones, como la edicin deMichael Payne demuestran que el inters por esta disciplina no ha dejado de aumen-tar, (vid. Payne, Michael (ed.): Greenblatt Reader, Oxford: Blackwell, 2005).

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    conceptos, como la de Thomas Brook15, que cuestiona la novedad del Nue-vo Historicismo atendiendo a las conexiones de esta prctica con el post-estructuralismo, o la de Claire Colebrook16, que subraya la presencia ensus postulados del discurso de pensadores como Michel Foucault.

    Un factor comn presente en todos los estudios publicados bajo larbrica Nuevo Historicismo, que induce a pensar en un estudio exclusivo desus postulados, es la presencia de alusiones, cuando no estudios especficos,al Materialismo Cultural, una prctica que se origina en el Reino Unido y quedebe su nombre al marxista Raymond Williams, de quien Stephen Greenblatthaba recibido una enorme influencia durante sus aos de estudiante17.

    As, ediciones como las de John Braninngan18 o Ryan Kernan19 con-ceden un amplio margen a lo que gran parte de la crtica considera dos

    15 En su libro New Historicism and Other Old-Fashioned Topics, Thomas Brook, conside-rado por algunos crticos como neohistoricista, muestra sin embargo su escepticismorespecto a algunas premisas de esta disciplina relacionadas con su concepcin de lahistoria y enfoca su investigacin en las implicaciones del uso del adjetivo nuevo conel que el Nuevo Historicismo pretende distanciarse de otras corrientes de pensamientoanteriores, (vid. Brook, Thomas: New Historicism and Other Old-Fashioned Topics,New Jersey / Oxford: Princeton University Press, 1991). El ttulo del libro al que se hahecho referencia coincide con el de un ensayo escrito por este mismo autor incluidoya en la edicin de Aram Veeser de 1989 y al que a partir de ahora se va a referir estetrabajo (vid. Brook, Thomas: The New Historicism and other Old-fashioned Topics,en: Veeser, H. Aram (ed.): The New Historicism, op. cit., pgs. 182203).

    16 Vid. Colebrook, Claire: New Literary Histories: New Historicism and ContemporaryCriticism, Manchester: Manchester University Press, 1997.

    17 Stephen Greenblatt explica el giro que experimenta hacia una crtica literaria enfoca-da en torno a la cultura tras haber asistido a las clases de Raymond Williams en laUniversidad de Cambridge. (Cfr. Greenblatt, Stephen: Learning to Curse: Essay inEarly Modern Culture, op. cit., pg. 2).

    18 Vid. Brannigan, John: New Historicism and Cultural Materialism, New York: St.Martins Press, 1998. Esta compilacin a cargo del profesor de la universidad deDubln John Brannigan, dedicada a exponer las principales diferencias entre el NuevoHistoricismo y el Materialismo Cultural es calificada por Jrgen Pieters, un gran estu-dioso de la disciplina neohistoricista, como genrica e imprecisa. (Cfr. Pieters, Jrgen:Past, Present and Future: New Historicism versus Cultural Materialism, en: PostmodernCulture Vol. 10, Nr. 2, 2000, aqu: www.muse.jhu.edu/login?uri=/journals/pmc/v010/10.2.r_pieters.html, consultada el 14.12.2007).

    19 Vid. Kiernan, Ryan (ed.): New Historicism and Cultural Materialism: A Reader, London:Arnold, 1996. En este volumen, en el que Ryan Kernan apuesta por el establecimien-to de un dilogo entre ambas disciplinas, se presentan una serie de artculos de dife-

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    tendencias que a pesar de compartir concepciones similares de la historia yla literatura, no se diferencian atendiendo nicamente a su ubicacin geo-grfica20.

    rentes contribuyentes divididos en tres secciones que pretenden resumir tanto la in-fluencia ejercida por pensadores como Michel Foucault o Walter Benjamin entreotros en las concepciones presentes en el Materialismo Cultural y el Nuevo Historicismo,as como subrayar el impacto alcanzado por ambas disciplinas en la crtica literaria.

    20 Anton Kaes se refiere al Materialismo Cultural como ein politisch engagierter Bruderdes New Historicism, (Kaes, Anton: New Historicism: Literaturgeschichte imZeichen der Postmoderne?, en: Baler, Moritz (ed.): New Historicism, Tbingenund Basel: A. Francke Verlag, 2001, pgs. 251267, aqu: pg. 252). Por su parte,Louis A. Montrose considera que ambas tendencias comparten un importante nme-ro de premisas: la problematizacin de los procesos que producen y establecen elsignificado y el valor; el giro de un modelo de significacin esencial e inmanente auno de tipo histrico, contextual y coyuntural; por ltimo, una actitud generalizadade sospecha antes los sistemas cerrados, las totalidades y los universales. (Montrose,Louis A.: Los Nuevos Historicismos, loc. cit., pg. 154). Adems, aunque el NuevoHistoricismo y el Materialismo Cultural contienen influencias de la teora marxista,como la concepcin de literatura como fuerza social que contribuye a la formacindel individuo, algunos crticos coinciden en postular como diferencia fundamental elhecho de que mientras el neohistoricismo pone el nfasis en la existencia de relacio-nes de poder presentes en los textos literarios, de las que ellos mismos son un produc-to, el Materialismo Cultural pone el acento en la forma en la que los textos pueden serentendidos como lugares de subversin y disidencia, y en este sentido Anton Kaescomenta que Cultural materialism has come to be seen as the British counterpartto New Historicism, although its political aims appear to be more radically activist.(Kaes, Anton: New Historicism and the Study of German Literature, loc. cit., pg.217). En cualquier caso, no existe unanimidad a este respecto en la crtica y as ClaireColebrook, que sita el origen del Materialismo Cultural en los aos precedentes a lapublicacin del libro de Raymond Williams, Culture and Society, en 1963, exponealgunos puntos comunes a ambas tendencias, como la ruptura con teoras tradiciona-les respecto a las concepciones de texto y contexto, pero subraya la imposibilidad demarcar unos lmites que permitan establecer semejanzas y diferencias tericas concre-tas entre dos movimientos que carecen de una teora identificable y unvoca. Colebrookconsidera adems que el Nuevo Historicismo y el Materialismo Cultural proceden deuna tradicin diferente, por lo que hace especial hincapi en la diferencia con la quees acogida la corriente postestructuralista, cuyas influencias denotan ambas discipli-nas, en Gran Bretaa, donde como en el resto de Europa la consideracin de la histo-ria en los estudios literarios no haba perdido su vigencia, y en Estados Unidos, pasen el que el Nuevo Historicismo puede llegar a entenderse, en su opinin, como unaruptura con los presupuestos propugnados por Paul de Man, entre otros, que se aproxi-maban ms al formalismo postestructuralista que a la corriente marxista. De esta

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    En lo concerniente a este trabajo, se recurrir al Materialismo Culturalen ocasiones puntuales tomndolo como punto de referencia para acotar elalcance de algunos conceptos neohistoricistas con los que entra en con-flicto.

    El inters por los planteamientos de la Potica de la Cultura21, comotambin es conocida esta disciplina, aumenta considerablemente a lo largode la dcada de los noventa del siglo pasado y buena prueba de ello es laampliacin de los mrgenes del periodo histrico en el que se haba venidoaplicando originariamente22. En este sentido, Jrgen Pieters, profesor de

    forma concluye: Today, it is perhaps best to consider cultural materialism as atheoretical trajectory which has intersected with what is now known as newhistoricism. (Cfr. Colebrook, Claire: New Literary Histories: New Historicism andContemporary Criticism, op. cit., pgs. 139140). Esta misma opinin la comparteThomas Brook, para quien la diferencia fundamental entre ambas disciplinas estribaen el nfasis que los norteamericanos ponen en lo textual y los britnicos en lo mate-rial. (Cfr. Brook, Thomas: The New Historicism and other Old-fashioned Topics,loc. cit., pg. 183).

    21 Algunos crticos como Peter Uwe Hohendahl consideran esta rbrica ms apropiadaque la de Nuevo Historicismo para describir el procedimiento al que recurre esta disci-plina: Greenblatt kennzeichnete sein Projekt 1980 als kulturelle Poetik, eine Be-zeichnung, die mir treffender erscheint als der spter blich gewordene AusdruckNeohistorismus, denn nicht das Interesse an Geschichte kennzeichnet seinen Ansatzund den seiner Gruppe als die Art, Geschichte zu lesen, nmlich als kulturellen Proze.(Hohendahl, Peter Uwe: Nach der Ideologiekritik: berlegungen zu geschichtlicherDarstellung, en: Eggert, Hartmut; Profitlich, Ulrich; Scherpe, Klaus R. (eds.): Ge-schichte als Literatur. Formen und Grenzen der Reprsentation von Vergangenheit, op. cit.,pgs. 7790, aqu: pg., 81).

    22 Aunque el Nuevo Historicismo enfoca en sus orgenes la investigacin en el Renaci-miento, al considerarlo como el periodo histrico en el que se originan la subjetivi-dad y el individualismo, es una prctica que apenas unos aos despus de su naci-miento ha sobrepasado ampliamente esos lmites, como comenta Aram Veeserresumiendo la opinin de gran parte de la crtica: [] New Historicism has enlargedits range beyond the Renaissance to regions as far afield as the American Renaissance,British Romanticism, Victorian Studies, and Latin American Literature, so that todayno bastion of literary scholarship has managed to exclude New Historicism. (Veeser,H. Aram: Introduction, en: Veeser, H. Aram (ed.): The New Historicism, op. cit.,pgs. ixxvi, aqu: pg. xiii). Ryan Kiernan comparte esta misma opinin y as expo-ne en su introduccin: Critics who think that new historicism and cultural materialismare chiefly rooted in the Renaissance studies that nurtured them, with occasionaloffshoots sprouting up in studies of subsequent eras, are badly out of date. (Kiernan,Ryan: Introduction, loc. cit., pags. ixxviii, aqu: pg. ix).

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    literatura inglesa en la universidad de Gante, incide en una de sus msrecientes publicaciones tanto en la amplitud de campos en los que se estnponiendo en prctica en la actualidad los presupuestos neohistoricistas23,como en el importante objeto de debate que ha pasado a ser en el mbitoeuropeo, donde obras de Stephen Greenblatt, como Will in the World 24,que estuvo durante nueve semanas en la lista de bestseller del New YorkTimes25 han sido traducidas al francs, al italiano y al alemn. Concreta-mente en Alemania fue el profesor Moritz Baler el encargado de editar laprimera compilacin de textos sobre el Nuevo Historicismo26, poniendo demanifiesto la necesidad de abordar los nuevos planteamientos de esta disci-plina y con ello introducir cambios en el panorama de la crtica literariagermana. En esta primera edicion, publicada en 1995, Baler incluye tra-ducciones al alemn de los textos fundacionales del Nuevo Historicismoadems de dos ensayos de los que considera los introductores de este mto-do en Alemania: se refiere por una parte a Winfried Fluck, profesor de launiversidad de Berln y a Anton Kaes, que es en su opinin quien someterealmente a debate el trmino Nuevo Historicismo en la germanstica27. Al-

    23 Cfr. Pieters, Jrgen: Moments of Negotiation: The New Historicism of Stephen Greenblatt,loc. cit., pgs. 1213. Sobre la idoneidad de recurrir al neohistoricismo para interpre-tar no slo la literatura, sino tambin el cine de finales del siglo XX, vid. Kriest,Ulrich: Gespenstergeschichten von Texten, die Texte umstellen, en: www.montage-av.de/pdf/051_1996/05_1_Ulrich_Kriest_Gespenstergeschichten.pdf, consultada el02.03.2008.

    24 Greenblatt, Stephen: Will in the World: how Shakespeare became Shakespeare, NewYork / London: WW Norton & Company, 2004.

    25 Cfr. Donadio, Rachel: Who Owns Shakespeare, en: The New York Times, 23.01.2005, aqu: www.nytimes.com, consultada el 18.02.2008.

    26 La compilacin de textos editada por Moritz Baler, publicada por primera vez en1995, incluye traducciones al alemn de ensayos de Stephen Greenblatt, LouisMontrose y Alan Liu, entre otros, as como dos ejemplos prcticos de este mtodoaparecidos por primera vez en el ao fundacional de la revista Representations, (vid.Baler, Moritz (ed.): New Historicism, op. cit.).

    27 Los ensayos de Winfried Fluck y Anton Kaes incluidos en esta edicin se titulanrespectivamente: Die Amerikanisierung der Geschichte in New Historicism y NewHistoricism: Literaturgeschichte im Zeichen der Postmoderne (vid., Baler, Moritz:Einleitung: New Historicism Literaturgeschichte als Poetik der Kultur, loc. cit.,pgs. 728, aqu: pg. 24). En el mismo ao en el que se publica la antologa detextos de Baler, Winfried Fluck edita junto a Thomas Brook entre otros, un volu-men dedicado a los cambios polticos e histricos acaecidos en los estudios literarios,

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    gunos aos ms tarde, como resultado de un simposio dedicado a estadisciplina celebrado en la universidad de Mnich a mediados de la dcadade los noventa del siglo pasado, se publica una nueva antologa de textos enlengua alemana28 en la que se renen varios estudios tericos y prcticos entorno a los postulados neohistoricistas. Y es que desde que Stephen Green-blatt introdujera el trmino por primera vez, han sido numerosas las tra-ducciones realizadas a este idioma29, as como las reseas aparecidas endiferentes peridicos alemanes, especialmente tras la publicacin del volu-men Shakespeare: Freiheit, Schnheit und die Grenzen des Hasses30, traduci-

    incluyendo un ensayo propio enfocado en el Nuevo Historicismo, (vid. Fluck, Winfried:Cultures of Criticism: Herman Melvilles Moby Dick, Expressive Individualism, andthe New Historicism, en: Fluck, Winfried (ed.): The Historical and Political Turn inLiterary Studies, REAL: Yearbook of Research in English and American Literature,Tbingen: Gunter Narr Verlag, 1995, pgs. 207228).

    28 Vid. Glauser, Jrg; Heitmann, Annegret (eds.): Verhandlungen mit dem New Histori-cism: das Text-Kontext-Problem in der Literaturwissenschaft, Wrzburg: Knigshausenund Neumann, 1999.

    29 Dos aos despus de la publicacin del libro original de Stephen Greenblatt: Shakes-pearean Negotiations. The Circulation of Social Energy in Renaissance England, aparecesu traduccin al alemn, (vid. Greenblatt, Stephen: Verhandlungen mit Shakespeare.Innenansichten der englischen Renaissance, Berlin: Klaus Wagenbach, 1990). SobreLearning to Curse, publicado por primera vez en 1990 aparece una versin reducida enalemn un ao ms tarde, (vid. Greenblatt, Stephen: Schmutzige Riten. Betrachtungenzwischen Weltbildern, Berln: Klaus Wagenbach, 1991). Entre otros ttulos de StephenGreenblatt traducidos a la lengua alemana cabe destacar adems el volumen WunderbareBesitztmer. Die Erfindung des Fremden: Reisende und Entdecker, (vid. Greenblatt,Stephen: Wunderbare Besitztmer, Berln: Klaus Wagenbach, 1998), o Was ist Litera-turgeschichte? ttulo de una edicin en lengua alemana compuesta por tres artculospublicados con anterioridad de forma independiente en su lengua original, (vid. Smith,Gary (ed.): Stephen Greenblatt: Was ist Literaturgeschichte?, Frankfurt am Main: SuhrkampVerlag, 2000).

    30 Vid. Greenblatt, Stephen: Shakespeare: Freiheit, Schnheit und die Grenzen des Hasses.Frankfurter Adorno-Vorlesungen 2006, Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 2007.Para una recensin sobre este volumen, vid. Leuchtenmller, Thomas: Freiheit frdie Kunst! Stephen Greenblatt ber Shakespeare, en: NZZ Online, 22.11.2007:www.nzz.ch/nachrichten/kultur/aktuell/freiheit_fuer_die_kunst_1.587809.html,direccin consultada el 02.03.2008. Otras reseas provenientes de diferentes peridi-cos como el FAZ o el Sddeutsche Zeitung sobre este mismo volumen, as como deotros ttulos del autor, se encuentran recogidas en la revista virtual de culturaPerlentaucher, vid. www.perlentaucher.de. As mismo otras direcciones en la red reco-gen comentarios detallados sobre los postulados neohistoricistas y su recepcin en

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    do al alemn por Klaus Binder y en el que se recogen los tres seminariosimpartidos por el fundador del neohistoricismo en la universidad deFrankfurt.

    Como se ha mencionado, el primer objeto de debate en torno al Nue-vo Historicismo lo constituye precisamente su rbrica y es que cuandoStephen Greenblatt emplea al adjetivo nuevo est contraponiendo su traba-jo con el llevado a cabo por el historicismo tradicional, trmino al que, enopinin de Jrgen Pieters, el autor recurre sin hacer distincin alguna entrela filosofa teleolgica de la historia hegeliana31 y el positivismo de Leopoldvon Ranke32. Ello se debe a la ambigedad presente en el trmino inglsHistoricism, al que se refiere Stephen Greenblatt, y que describe prcticastan distintas como el historicismo hegeliano de las leyes universales e inva-riables y la teora de la historia conocida como Historismus en Alemania33.

    Alemania, vid. e. g. Fischer, Tilmann: Zu Stephen Greenblatts Antwort auf die FrageWas ist Literaturgeschichte?, en: literaturkritik.de, Nr. 7 Juli 2001, aqu: www.literaturkritik.de/public/rezension.php?rez_id=3787&ausgabe=200107. Todas lasdirecciones han sido consultadas el 02.03.2008.

    31 Jrgen Pieters considera evidentes las objeciones de Stephen Greenblatt al historicismohegeliano: historians who concern themselves with universal processes andunchanging laws that are not considered subjet to the contingent dynamics of humanactions are not practising history at all. (Pieters, Jrgen: Moments of Negotiation: TheNew Historicism of Stephen Greenblatt, op. cit., pg. 100).

    32 El historicismo objetivista de Leopold von Ranke afirma ser capaz de poner al descu-bierto la historia tal como fue, como comenta Thomas Brook apoyndose en una delas frases ms conocidas de este terico: the great spokesman for scientific history,Leopold von Ranke, argued that the historians task was not to judge the past or toinstruct the present for the profit of future ages, but to show only what actuallyhappened (wie es eigentlich gewesen). (Thomas Brook: The New Historicism andother Old-fashioned Topics, loc. cit., pg. 189). Esta posibilidad de recuperar el pa-sado de forma objetiva no la contemplan los neohistoricistas, ya que, como exponeAnton Kaes, ese pasado se constituye en torno a los intereses del presente. (Cfr. Kaes,Anton: New Historiscm and the Study of German Literature, loc. cit., pg. 211).

    33 Cfr. Pieters, Jrgen: Moments of Negotiation: The New Historicism of Stephen Greenblatt,op. cit., pgs. 99100. Sobre las implicaciones de los trminos Historicism e Historismus,vid. Kaes, Anton: New Historicism: Literaturgeschichte im Zeichen der Postmoder-ne?, loc. cit., pg. 253. Thomas Brook menciona igualmente la diferencia implcitaen ambos trminos tanto en ingls como en alemn: Historicism causes a problembecause it is often used with little awareness of ist complicated history in English, alack of awareness that is damning for any movement claiming to take history seriously.Historicism can refer generally to any sort of historical method. But it can also refer

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    Resaltando la influencia que Walter Benjamin ejerce sobre la obra de StephenGreenblatt, Jrgen Pieters presenta un paralelismo entre la crtica del pri-mero al Historismus rankiano y el distanciamiento del segundo respecto alviejo historicismo. De esta forma explica que recurriendo a la labor realiza-da por crticos de la primera mitad del siglo XX como Dover Wilson34,Stephen Greenblatt contrasta lo que l considera una lectura reduccionistade la historia con su apuesta por establecer un dilogo entre el pasado queinvestiga y el presente desde el que parte. Este presupuesto, como exponeAnton Kaes, implica esencialmente su rechazo a una concepcin monolgicade la historia35 y constituye precisamente la diferencia fundamental que

    to a specific brand of historiography that flourished in the nineteenth century, especiallyin Germany, where it was known as Historismus. Trying to guarantee precision, sometranslators evoke historism to refer to Historicismus []. (Brook, Thomas: TheNew Historicism and other Old-fashioned Topics, loc. cit., pg. 182). FinalmenteThomas Brook se remite a Fredric Jameson para exponer que bajo el trminohistoricism entiende la relacin con el pasado desde el presente, presuponiendo queun nuevo historicismo en los estudios literarios promete una nueva relacin con laliteratura del pasado. (Cfr. Ibid., pg. 182).

    34 Jrgen Pieters explica cmo Stephen Greenblatt recurre en algunas ocasiones a DoverWilson como punto de referencia para cuestionar la concepcin de historia y literatu-ra que defiende el historicismo tradicional. Expone as que frente a ste, que conside-ra necesaria la empata del crtico con un pasado autonmo y fijo en el que se haoriginado el texto, Stephen Greenblatt sita el texto en la historia, que es as mismoobjeto de interpretacin. (Cfr. Pieters, Jrgen: Moments of Negotiation: The NewHistoricism of Stephen Greenblatt, op. cit., pgs. 8691).

    35 En opinin de Anton Kaes, los representantes del Nuevo Historicismo recurren, aligual que los postmodernistas, al eclecticismo, la heterogeneidad y la ruptura, mante-niendo una postura escptica respecto a una teora dominante que postule lmitesestrictos en las concepciones de historia y literatura. (Cfr. Kaes, Anton: NewHistoricism: Literaturgeschichte im Zeichen der Postmoderne?, loc. cit., pg. 260).Por su parte, Paul Michael Ltzeler conecta el rechazo neohistoricista a un conceptode historia universal con el Postmodernismo, argumentando que en la delimitacindel Nuevo Historicismo respecto al Historismus han sido fundamentales los postuladosde postmodernistas como Jean-Francois Lyotard: Von ihrer Ziehmutter, der Post-moderne, hat der Neohistorismus das Mitrauen in die totalisierenden universalis-tischen Geschichtskonzepte in der Manier eines Hegel oder Marx als Erbteil mit-bekommen. Mit Vattimo und Lyotard stimmen die New Historicists berein, da dengroen transhistorischen Meta-Erzhlungen der Aufklrung, des Idealismus und derRomantik nach den historischen Erfahrungen unseres Jahrhunderts keine Plausibitt,keine berzeugungskraft mehr zukomme. [] Jedenfalls waren die Arbeiten Vattimos

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    subraya Greenblatt frente al historicismo tradicional, tomando en conside-racin la mirada del crtico desde el presente para reconstruir el camposociocultural en el que el texto fue originalmente producido:

    Doch, denke ich (Stephen Greenblatt, O.H.), [] da wir New Historicism [the newhistoricism] nennen knnen, im Unterschied zur vorherrschenden historischenForschung der Vergangenheit und zur formalistischen Literaturwissenschaft, die die-se Forschung in den Jahrzehnten nach dem Zweiten Weltkrieg partiell abgelst hat.Der frhere Historismus tendiert dazu, monologisch zu sein, will sagen, es geht ihmdarum, eine einzelne politische Sicht zu entdecken, meist identisch mit jener, dieangeblich die gesamte gebildete Klasse oder gar die gesamte Bevlkerung vertretenhaben soll.36

    Ese rechazo a una visin monolgica y lineal de la historia que defiendeStephen Greenblatt contraponindose al historicismo tradicional, lo sub-raya Thomas Brook como una deuda que esta disciplina mantiene con lasteoras postestructuralistas, un aspecto al que se ha hecho referencia ante-riormente. En su opinin, tanto el New Criticism37 como la deconstruccin,consideradas por muchos neohistoricistas como ahistricas, haban relega-do la historia en la interpretacin literaria por rechazar una concepcin

    und Lyotards fr die Vertreter des Neohistorismus wichtig, als sie die Abgrenzungvom Historismus des 19. Jahrhunderts (den man in den USA auch German Historicismnennt) vornahmen. Dem Alten Historismus ging es u. a. um die Entdeckung einerdefinierbaren Perspektive und Geisteshaltung in einer bestimmten historischen Phase.Von dieser Perspektive wurde angenommen, da sie ein ganzes Zeitalter beherssche.Man verstand sie als statistischen Bezugspunkt bei der Erklrung der Ereignisse undstrukturellen nderungen der betreffenden ra. Von durchgehenden Geisteshaltungenund fixen Standpunkten will der New Historicism nichts wissen. Im Gegensatz zumprojektiv verfahrenden Alten Historismus geht der amerikanische Neohistorismusinterpretativ vor. Pluralismus, Empirik und Pragmatismus sind an die Stelle vonEinheitsperspektiven getreten. (Ltzeler, Paul Michael: Der postmoderne Neohisto-rismus in den amerikanischen Humanities, loc. cit., pg. 69.)

    36 Greenblatt, Stephen: Die Formen der Macht und die Macht der Formen in derenglischen Renaissance (Einleitung), en: Baler, Moritz (ed.): New Historicism, op. cit.,pgs. 2947, aqu: pg. 32.

    37 Anton Kaes recurre a las palabras del propio Stephen Greenblatt para hacer referenciaal hecho de que, al concebir el ttulo New Historicism, ste pretende distanciarsetanto de la labor desarrollada por el New Criticism como del historicismo de viejaescuela, desbancando el concepto de texto como entidad autnoma. (Cfr. Kaes, Anton:New Historicism and the Study of German Literature, loc. cit., pg. 211).

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    logocntrica de la misma, propia del pensamiento occidental. En este sen-tido Claire Colebrook considera que la redefinicin de historia propuestapor el Nuevo Historicismo para incluirla como un factor decisivo en la inter-pretacin literaria es una consecuencia de las ideas postestructuralistas,aunque no una respuesta, puesto que en su opinin, los neohistoricistashan contribuido al planteamiento de nuevas cuestiones ms que limitarse aresponder a las que ya existan38. En cualquier caso, son precisamente lasvinculaciones neohistoricistas con el postestructuralismo lo que ha dificul-tado, en opinin de Moritz Baler, la adopcin de esta disciplina en Ale-mania39, a pesar de lo cual, como comenta Paul Michael Ltzeler:

    An der Grundlegung der [] poststrukturalistischen Dekonstruktion warenGermanisten [] nicht beteiligt, und viele Vertreter unseres Fachs motteten damalsresigniert ihre Theorieschiffe ein. Die knnten sie jetzt angesichts der frischen Brisedes New Historicism, [], wieder flottmachen. Denn ich wte keine methodischenAnsatz, der der [] geschichtlichen und in jngster Zeit auch interdisziplinren Ausrichtung einer Vielzahl germanistischer Arbeiten so angemessen wre wie einneohistoristischer.40

    38 Claire Colebrook subraya el rechazo de Stephen Greenblatt a formular una teorageneral que defina la relacin entre texto e historia, abogando en su lugar por losparticulares histricos; en su opinin: Post-structuralist Marxists such as FredricJameson and the postmodern theory of Jean-Francois Lyotard were also been seenas having failed to consider the specific historical circunstances of textual production.This is, in fact, the charge that Stephen Greenblatt levels against Jameson and Lyotardin Towards a Poetics of Culture, (Colebrook, Claire: New Literary Histories: NewHistoricism and Contemporary Criticism, op. cit., pg. 225). Para Colebrook el trmi-no nuevo que califica la rbrica de esta disciplina y que conlleva una crtica alhistoricismo de vieja escuela apunta directamente al postestructuralismo. En su opi-nin, de esta relacin tan paradjica han derivado nuevos planteamientos que hanconducido a nuevas cuestiones y que no han resuelto los problemas precedentes plan-teados por los postestructuralistas.

    39 Moritz Baler contrasta la gran acogida del postestructuralismo francs en EstadosUnidos al conectar con la tradicin de interpretacin inmanente que se haba im-puesto durante dcadas, con el escepticismo con el que se recibi en Alemania. Si elNuevo Historicismo con el retorno de la historia en la literatura supuso una rupturacon esa tradicin en Norteamrica, en Alemania, fue precisamente su vinculacincon las teoras postestructuralistas lo que motiv mayor desconfianza. (Cfr. Baler,Moritz: Einleitung: New Historicism Literaturgeschichte als Poetik der Kultur,en: Baler, Moritz (ed.): New Historicism, op. cit., pgs. 79).

    40 Ltzeler, Paul Michael: Der postmoderne Neohistorismus in den amerikanischenHumanities, loc. cit., pg. 75.

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    Aunque Stephen Greenblatt ha sido invitado en ms de una ocasin a aportarun marco terico de sus presupuestos, sus definiciones han sido siempreambiguas, empendose en defender el Nuevo Historicismo no como unadoctrina sino como una prctica y negndose a identificarse con un movi-miento concreto41. Como l, los representantes ms significativos del Nue-vo Historicismo rechazan concederle a esta disciplina el carcter de un cuerpohomogneo y fijo de doctrinas y tcnicas y la conciben como la inven-cin de sus propios crticos y comentaristas42. Precisamente por estosmotivos, crticos como Ryan Kiernan prefieren hablar de estrategias y tc-nicas y no de un mtodo crtico, ya que en su opinin sus representantesprefieren la adaptacin y la improvisacin a una teora concreta43. ClaireColebrook por su parte, justifica este rechazo a una teora en la resistenciaque han mostrado pensadores clave en el desarrollo de la disciplina neo-historicista al establecimiento de categoras fijas, as como a la proposicinde un discurso general44. Pero la dificultad con la que se encuentran algu-nos crticos y ms neohistoricistas a la hora de plantear un marco terico, laresuelve Aram Veeser al constatar la presencia de cinco axiomas, que en suopinin se encuentran presentes en toda prctica del Nuevo Historicismo yque, formuladas ya en su primer manual45 a modo de hiptesis, confirma,tras haber madurado la idea durante varios aos, en un segundo estudio

    41 Stephen Greenblatt explica con cierta irona la arbitrariedad con la que recibe sunombre esta doctrina, resistindose a ofrecerle a su mtodo un marco terico: I havebeen asked to say something of a theoretical kind about the work Im doing. SoI shall try if not to define the new historicism, at least to situate it as a practice apractice rather than a doctrine, since as far as I can tell (and I should be the one toknow) its not doctrine at all. One of the peculiar characteristics of the new historicismin literary studies is precisely how unresolved and in some ways disingenuous it hasbeen I have been about the relation to literary theory. (Greenblatt, Stephen:Towards a Poetics of Culture, loc. cit., pg. 1).

    42 Cfr. Montrose, Louis Adrian: Los Nuevos Historicismos, loc. cit., pg. 152. Comoya se ha comentado, no es slo Louis Montrose el que insiste en la heterogeneidadque caracteriza a esta disciplina.

    43 Cfr. Kiernan, Ryan: Introduction, loc. cit., pg. x.44 Cfr. Colebrook, Claire: New Literary Histories: New Historicism and Contemporary

    Criticism, op. cit., pg. 24.45 La primera alusin a la presencia de esos cinco axiomas se encuentra en la introduc-

    cin a la primera edicin de Aram Veeser, publicada en 1989 y a la que se ha hechomencin con anterioridad, (vid. Veeser, H. Aram: Introduction, loc. cit., pg. xi).

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    dedicado a esta disciplina46. As, an teniendo en cuenta que quienes lconsidera representantes genuinos del Nuevo Historicismo: Joel Fineman,Louis Montrose, Catherine Gallagher y Stephen Greenblatt, rechazanabiertamente formular un mtodo crtico definido, Aram Veeser incide enla presencia de cinco puntos recurrentes en toda prctica del Nuevo Histori-cismo, que constituyen sus axiomas bsicos:

    1. That every expressive act is embedded in a network of material practices.2. That every act of unmasking, critique, and opposition uses the tools it condemns

    and risks falling prey to the practice it exposes.3. That literary and non-literary texts circulate inseparably.4. That no discourse, imaginative or archival, gives acces to unchanging truths nor

    expresses inalterable human nature.5. That a critical method and a language adequate to describe culture under capitalism

    participate in the economy they describe.47

    2.1. Aram Veeser: cinco axiomas recurrentes en la prcticadel Nuevo Historicismo

    Son muchos los crticos que citan las dos antologas de Aram Veeser comoreferente para enfocar sus investigaciones sobre el Nuevo Historicismo, con-cedindole con ello una enorme credibilidad a sus postulados. Ocurre sinembargo que no existen hasta la fecha estudios que hayan realizado unanlisis explcito de los mismos siguiendo esa estructura, pese a su enormevalor. Parece ms bien que el deseo neohistoricista de interrelacionar todoslos campos ha dificultado ese objetivo y que, en consecuencia, los crticosse hayan centrado ms en investigar las diversas fuentes que inspiran estemovimiento y en localizar puntos comunes, que en intentar resolver lo queconsideran una heterogeneidad inevitable.

    El desarrollo que se expone a continuacin de los siguientes puntos espues, ante todo, el resultado de una interpretacin crtica subjetiva guiada

    46 Vid. Veeser, H. Aram: The New Historicism, en: Veeser, H. Aram (ed.): The NewHistoricism. A Reader, op. cit., pgs. 228.

    47 Veeser, H. Aram: Introduction, loc. cit., pg. xi.

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    por el pensamiento de Aram Veeser, una posicin que postula y legitimaesta disciplina, al reconocer que toda aproximacin crtica, valga la redun-dancia, es siempre interesada. Y en este caso lo es por varios motivos. Elprimero de ellos es que la condensacin de los postulados neohistoricistasen cinco axiomas facilita, sin simplificar en absoluto, la aplicacin prcticade una disciplina que apuesta por la contingencia y la permanente evolu-cin y que, en consecuencia, rechaza la articulacin de una teora absoluta.A este respecto, estos cinco puntos constituyen un marco de referenciaslido en el que apoyar la investigacin, posibilitando una clara estructuraque sin embargo no pretende fijar unos lmites estrictos en la aproximacintextual, ya que estas premisas no tienen un carcter hermtico, sinointerdependiente. De hecho ninguna de ellas puede ser definida o puestaen prctica si no es en relacin con las dems, puesto que no se establecencategoras tajantes que permitan hablar de literatura sin su vinculacin conla historia, o de la cultura independientemente del poder.

    Precisamente esa estructura proporciona las herramientas fundamen-tales con las que afrontar un anlisis neohistoricista acotando la labor delcrtico, a quien esta disciplina concede un amplio margen de actuacin ensu empeo por llevar a cabo una interpretacin literaria que narre la histo-ria del presente. Y es que el hecho de que existan tantas publicaciones acargo de los propios neohistoricistas como de los crticos que se han dedi-cado a analizarlas, es una razn de peso para calibrar la importancia quecontienen sus postulados y que hasta este momento sin embargo no habansido estructurados de forma que le confieran al Nuevo Historicismo sus ca-ractersticas propias para diferenciarlo de otros enfoques dentro de la crti-ca literaria, sin imponerle por ello un carcter totalizador.

    Adems de seguir los axiomas planteados por Aram Veeser, en el pre-sente trabajo, a la hora de desarrollarlos, se subrayan los postulados deStephen Greenblatt, considerado unnimemente por la crtica como el fun-dador de esta disciplina y objeto de numerosas investigaciones a las querecurre continuamente este estudio. Sin excluir por ello aportaciones deotros representantes neohistoricistas y en algn caso mencionando los puntosde vista de algunos crticos que defienden el Materialismo Cultural, la im-portancia atribuida a Stephen Greenblatt obedece al inters de reducir unavez ms un marco de referencia que se ampla enormemente cuando, alnegarse a definir una teora absoluta, este autor avala mltiples interpreta-ciones de sus propuestas.

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    A modo de sntesis, puede afirmarse que los cinco puntos que se expo-nen a continuacin se acogen fundamentalmente a las premisas sobre lasque reincide Aram Veeser tras aos de investigaciones enfocadas en el Nue-vo Historicismo, tomando siempre como punto de referencia fundamentallos diferentes libros y artculos publicados por su fundador desde comien-zos de los aos ochenta del siglo XX.

    Como se ha mencionado, este procedimiento selectivo se plantea comouna necesidad para delimitar el amplio marco terico en el que se apoyaesta disciplina, pero responde tambin al inters con el que, segn StephenGreenblatt, debe proceder el crtico a la hora de seleccionar las fuentes queva emplear cuando se enfrente a la obra literaria. En esta delimitacin sehace hincapi en todo momento en la premisa neohistoricista que niega laautonoma tanto del autor, el lector o crtico, como del texto, abogandopor la interdependencia y la contingencia de todos los factores que inter-vienen en el proceso de escritura.

    2.1.1. La literariedad de la historia y la historicidad de la literatura

    El primero de los axiomas que enumera Aram Veeser, that every expressiveact is embedded in a network of material practices, hace referencia al re-chazo neohistoricista de postular la autonoma tanto del individuo comode la obra literaria, concibiendo a ambos como productos de unainterrelacin entre diferentes prcticas sociales.

    El Nuevo Historicismo concibe al ser humano como un producto his-trico, social y cultural y considera que los objetos que produce formanparte en consecuencia de la misma formacin discursiva de la que provieneel autor. Esa premisa implica que el historiador es en s mismo un sujetohistrico determinado por los prejuicios de su propia poca, y que lo queescribe, en un tiempo y un espacio concreto, no trasciende, como tampocolo hace el autor, el momento histrico del que procede. Al considerar sus-ceptibles de interpretacin los textos a travs de los cuales se ha dado aconocer el pasado por haber sido narrados por un historiador que haactuado como intrprete dentro del mismo discurso en el que se ha escritoel texto el neohistoricismo descarta la existencia de una historia rec