FIGURAS DE AGITADORES

PALABRAS INICIALES

Santiago Labarca, que actualmente tiene 30 años lia $enido una participación importante en los iíltimos tismpos .

Mientras fuG presiideilte cle l a Fe~leració~i de Estudiantes, p.iiso en contiacto a los univerhjitnrios con los o3rr;ros, relacioiló a los estudiailtes ;ziiie- ricanos en el pi.opósito, de oponerse a las giie- mas, d e lucha;. por una organizacióin ecoiló~niea más igualita~ie .

Entre los a5os 1915 g 1920, hizo entre e l pne- blo, una activísima joriiada cle agitacióii .

Poco antes de que la Federa<cióli f;iiese asid- tada, una turba de jóvenes empati*ioteciclos, lo

le o CC- latacó en la puerta del Club Radical y lo 1 j' bardemente.

En los meses siguieiites, para lil7rarse da3 las venganzas do la reacción, tiivo que perinrtlitlcer ocultio .

Actualmeizte pieqde su tiempo ea la Cámara de Diputados.

Fuera da las actividades melicioiiadas, !la di- rigido "Numen7?, "La Epoca", ' LLa Stilzaiia" "De Oro y Ozul" y otras publicaciones d e mayor o menor inleri cibn social.

En "Figuras de Agitadores7 ', Santiago Lallar- ca ha trazado las semblanzas de Pedro Kropotkin, Caplos Marx, Ei~ricji-ie Malatesta y T~asall e .

Los lectores no iniciados en la literatura so-

cialista, poul:An, en las pSginas de este libro, formarse u a idea clara de lo que hicieron y pen- saron los mencimados agftadores. S e &pon- drán de las teoijas eoonómicas de Marx y c ~ i o - eerán los fimdamentos que Eropotkin dió s la docti-ina cna.i.quist a y sabrán, kalmen$e, algo de la p~odigiosa vida ~-ealizaida por Lasalle y Malatesta.

Habría materia en la vicia cie los agitadores para que 1111 ai.tis4a, a! describirla, realizara iuia ubl'a m a e ~ t r a . Ellos han eilcaiilado cuanto la masa aiióiiiiua aiihela realizar. Coii su sacrificio han ido marcando cacla una de las etapas del progreso Iiumano. Kan sido los grandes ca- pitanes eii la Iuelia que clescle los tiempos re- motos sostieiieii los Iinmilcles contra los poderosos. Sil estirpe es de las u;ás altas; caentan entre sus aiitepasados al propio hijo de Dios, que en los va1;t.a de la antigua Gdilea predicó el amor liacia los iiuinilcles y la ignalclad cte los ktombres ante el ETaceclor Supielizo .

Eil sus filas Rguraii pi.iilcipes qne aI)a~iclona- ron sus privilegios para ir a preclicar ante los pob~es la igualdad social; iigiraii imilloizarios que dieron toda su riqueza pasa eml~learla eii la propaganda de las doctrinas ignalitarias; figuran sabios que abancloilaron sus laboratorios prt- r a empuñar el fusil ~evolucioilario; figiir,an ai-

iistas c,uc m coiicibeii que exista lo ! ~ 1 1 3 011 iin mundo que es, el1 realiclacl, para la elllorlize ma- yoría, una opaca y coiltinuada tristeza.

Aparecen ellos represelitailclo, como nadie, a los héroes, cle quienes Carlyle dice en sil obra inmo~ta l : "A mi modo cie ver, la historia uní- versal, lo realizado por el .lioiiibre aquí b,ajo, es en el fonclo, la historia de los grandes bomhies que entre nosotros laboraroll. Moldelarol1 la vida general grandes hombres, ejemplos vivos y creic

dores el1 vasto seiitido de cuanto la masa hirma- na procur6 alcalizar o llevar a cabo. Todo lo que cniuplido vemos y atrae 'nuestra atencih, es el resultado inate~izl y externo, l a r ea l i~a ción práctica, 1a fornia corpórea,' el peasainiwto nlaterializado de los grandes hombres. Sa hiq- toria es el alma cle la l-iistoria del niuildo e ~ t e . ro. "

No es, sin eiiibargo, el agitaclor el que crea las grandes revolticionies sociales; ellas obedecen a causas niás proftilidas, cle las que aiializarerrio~ algiiizas al hablar sobre los teorías de Mars. Pe- ro, inicliic~al~lemente, en un instante es el agitadoli el qnc cla forma, el que concreta, el que crista- liza las aspisacioncs de los liiieblos.

Para explicar, coi1 iiiia imagen, el papel d?l agitador, perinilidiile que ilie alga de uii -rela- to e~leoii t~ado eiz uiia ilo~ela. de Julio Periie, 16- da allá el1 los afios cie l a niñez: " A las orillas d e un lago, eil cine rciiia iiiia calina ahsolnia,. es- t B iiiza niña. Coino las hadas de los ciieiito~ i ~ i - faiitilcs, tiene eil s u nuclllo iula varilla. Con ella agita, levemeiile, la superficie de las agiias crls taliizas y el lago se coiigela. Se ha producido ni1 milagro que, por desgracia, tiene .tiila Gcil euplicaci611 científica: el. agiia, cn calina, resiste sin solicljficarse, teinperaturas inferiores a cero grados. Basta, entonces, el más leve niovimieu- to, para que el agiia, cristaliiia y límpida, se transforiiie eii liielo resistente.

Lo misino que la ni&, con sti varilla de Fia- da, I-iaeeii los agitadores en la socikdad. Coadcn- san, pTecipitan situacioiles que se deben a fen5- menos niás hoiidos, qiie no Iiabíaa encoiltrsdo tlíiii sti iliterprete.

Se necesita, pues, iui verclade~o estado de des- composición social para que el agitador logre transformarse eii un hombre peligroso,

Nuestra época se asemeja a los tiempos de cle- cadencia clel imperio ronzaiio. Jesíis predicó en ellos la igilíildacl cie los hoinl~~res eii el reino cle Dios; los revolncinnarios franceses de 178.9 pre- dicsroii la ig~taldod de los llombres eii la tierra misma. T a l ~ e z entonces comienza la época de transición en que ~ iv imos . Por P':O Id historia contemporáiiea es !a historia de los, agitaclorcs.

Las iilca:; de los revolucioiicarios £vanceses ha- bían sido reparticlas en toclos los puel~los por los ejércitos ~ i c toriosos de Napodeóli. Dei.i.otac10 el Emlxradoi., los nionarcas cle dereclio divino, prete~idieion iestanrar las cosas a ha sitiración en que se eiicoilt~abail antes cie 1788; comielilza ciltolices nna lucha titimica entre los clefeuso- res de la libe~tacl y los que sólo coiicebíaii la ti- r a i j a . A esa lucha política se agregó bieii proiu- t o la luclia sovial. Los trabajadores ge1nía.u en la miseria y entregaban sus vidas po r sainr:os miserables, ganaclos en jornadas de 16 y 18 horas. 1 fi~i iiieclio de ese caos aparecen las figuras que

en esta tarcle quisiera evocar ante ustecles.

FERNANDO LASSALLE

Corre el uno 1862. E l elemento obrero alemán se agita y se levanta ante la palabra de un hombre que es para ellos coino u11 nuevo Me- sias. Les habla cle sus infortunios, les dice que en la organización capitalista el. obrero sólo puede ganar lo iiiclispeilsa'ule para vivir vegetando, ya que, como hay plétoia cle brazos, el salario no puede subir porque encuentra obrei-os qae venden su t raba jo poi; el jornal estrictaniente neceisario para no morir $le harrlb~e. Predi- ca la destrucción del régimen ca,pitalista y su transformacióii en uii cool~eiativismo socialista, por medio de la arada del Estado. Es iin Iiom- bre joven, esbelto, bello, tiene .un raro poder las- cinador. Parece liaber nacido p.ara dominar a !as mujeres y a las m~~cliedirmlsres: es Fernando liasalle, el agitador jnclío .

De él escril~ió Enrique Heine: "Es iin joven dotado de los clories cie iiiteligeixcia n ~ á s nota- bles. Al saber más pro£iindo, a los conocimien- tos más vastos, a la penetración más viva que jamás he eilcoiltrado, une una fuerza de volun- tad y una halsiliclad eQ la acción que me asoiil- bran. Es iiii verdadero hi jo de los tiempos nuevos, qiie 110 conofie liada de a y u d a abneg~a- cióii y de aquella modestia de que ilosotros he- mos hecho profesión con más o menos hipocre- sía. Pertenece a una generación que qiaiere go- zar y daminar. "

La última fyase condeilsa la psicología del

avei l ture~o y la de Lasalle, que es uno de los m&s i~ellos represeiztailies de este tipo de hoiil- bres.

¡.a Aleniania entera lo acllilira eoino uil após- tol y mient~as tanto, en 61 se agitai; en forma tempetnosel, itcidas las pasioned huma~as , biie- nzs y malas, grandes y pequeñas y ciianto m8.3 intenso es ~1 drama íntimo, in&s ar,cliente es s i i labor de progaganda; parece querer acallar con los gritos d c In multitud, arrebatada de eilt~i- siasmo, las voces desgarradonas de su alma en- ferina .

Es h i jo de ricos comerciantes juclios; a los veinte años se giacluó de cloctor el1 filosofía y fué su anllelo primero, brillar e,ulre los filósofos alemanes. P e ~ o su espíritu aveiltnrero debía lle- vcrla por muy distintas rutas. Uila mujer lo ciesvió clel sereno c a ~ i x o de 12d filosofía y lo lnn- 26 eli la ardientc lucha social. Apenas doctorado,

la baronesa Sofía de Iiatzfelcl, le confió su defea- sa en un nidos so juicio cle clivorcio. Bieii pioii- t o F;e crean entre ellos dos, lazos mBs estrechos que los que existen entre abogado y clieiite. La mujer era bella, el hombre apasioiiaclo .

Para Dallar el pleito, LasaJle hace robar a la aiiliga del marido una &rqnilla e11 cjiic cleben elicoatrarse dartas compi.oiiietecloras .I Por desgracia, en el cofre solo se encuentran alIla.jas y Lasalle es arrastiado ante los Tribunales como cóinplice cie un robo. Se le absnelve; pero jra el esc;'iadaIo arireola su noiubre. Eii su defemsa 118 hablado, por primera vez, cle la cnestióil social que coi~iieiiza a asitar a. ~llelii~ailia. Sus ailiores coi1 la Raro;~esa de Hatzfeld, que bien pronto ccinstitiiyeii el coilieiitai.io o"l$igado de los círcu- los rilernanes, colit~.ilsuyeii a coloca~lo fuera de l a soeiedacl. 'Se lanza, entonces, cie lleno en la lccha política, de la que pronto pasa a ser la

figura inds clescollante. Comieiiza como simple propagandista de las ideas liberales, esci-ibe a r - tículos en "La Niier~a Gaceta Renalla", cliie dirige C,arlos J f a r s ; dicta coiifeienciss y orgaiiiz:~ meetiiigs coi1 el fiii de inculcar en el piicl.110 ale- máll los ideales cle los revolucionarioc; fraiicescs, a quienes admira. Esa admiración llega hasta el feticllismo y ,a cloiide quiera que vaya lo aeoin- pañan Sofía de Hatzfeld y un bastón, que pagó a biien precio en París, porque a creerle n los documentos, había pertenecid.0 a R ~ b e s p i e ~ r e .

Sofía no consigue calmar la intrailquilidacl cle su espíritu y bien pronto pasa Lasalle d e la siln- ple propaganda ideol6gica a la acción tulmiiltuo- sa. Una reviielta, sofocada fscilmente, hace que los tribunales alemanca lo ~condeiieri, a fines de 1848, a seis meses dc prisión, tiempo que él emplea en el estudio de la cuestióll social. De esos estudios es el principal resultado: la ley lde bron- ce, eii la que fnndamenta desp-r~és toda su propaganda revoli~cionaria . Según ella, el salario clel obrero no puecle subir de lol estrictameiite necesario para la vida de éste y su familia. F ~ i e - ra del obrero, que tiene un trabajo estable, Iiay en la sociedad una enorme masa de séres sumi- dos en l,a miseria y la degradación que viven de lo que ganan s,eemplazanldo a los que caen l a lucha diaria. Es lo que Lasalle, talvez por iro- nía llamó "el ejército de reserva del prolletaria- do". Si los oibreros que tienen 1112 trabajo estable, pretenden a~illzeiltctr sus salaiios por sobre el standard medio cle vida, los capitalistas los reclmplazaii con los Iiombres que iio tienen t r a - bajo y que veilclen sas fuerzas a . eualqiiier pi7c- cio que les peimila mantenerse y reprodricirse, Ley terrible y fatíclica que los ecouonnistas lian pretendido negar prio que el1 el liecbo eacuc!u- tra a diario su co~firma'ción y que si eil ocasioiies

parece no ciaiuplirse, es, en Eneas generales, perfectamente verdadera.

Termisada su condena, T~asalle se dedica a la propaganda. de la unidad alemana. Aprovecha todss las eircunstaucias, toclos los momentos, para Iiablai de ella. EJI e! homenaje a Ficlite, en el que liabla a nombre de la Sociedad de Fi- losofía, recuerda que el gran pensadol; fné -~in üilcliente ~~a;.tir.Inrio de la uiiióni, porque veía en ella la única posibilidad cle que el pueblo ale- mán fuera goberilado cle ,acuerdo con los p ~ b i ; cipios de la revolucióii francesa. -

Meiltieiie estrecha co~~espondei4cia' con Gari- baldi y los agitac1oli.e~ italianos. Cree que la i-iiii- dad de la Alemania y la de Italia deben proclu- c i ~ s e -por el erfuerzo combinado de los clos liiieblos, que t'r;=ieni un cioiniín enemigo : el Al-ixtii:~.

Con el entusi.asmo que le es característico y qve responde a su temperamento apasionado, dedica ciiez años de su vicia a la propagaiida de ese ideal.-Pero su iJcleología es cainbiaiite, colno los beilos espejismos clel clesierto; iiiia idea qiie parece que va a ser el eje de toda sir existeilcia, es abandonada en el instante misillo eii yue talvez un p ~ r o más de esfuerzo l a hslria triunfiar, Lasalle abandona la propagarida de la uilidad alemana para dedicarse, por entero, a l a luclia sociztl. Preseiita ella peligros y einocioncs ea- paces de satisfacer al más inquieto cle los espíri- tiis. Eia iiatwal que el agitador aventurero 71e- gaPa a constituir la prj~izeia figiiia del ]novid miento social que. coiivulsionaba a Alemania.

E1 anior que otrora sintiera por Sofía cle Hatzfeld, se había ido adormeciendo hasta trans- forinarse en una siiave y fraternal amistad. Pe- YO era joven, la s,siigre ardiente de sus a~itepit- sados, juLlíos afidaluces, circulaba ve~tigiilosa por sus venas y sus rte~vios paredan. exigir ca3a

vez emociones más intensas: la liicha social -o- día prop~~cionárselas con creces. El, clue hab::~ sentido la tiiraccióll de las ~ u j e r e s , clebía sentir tamlniéii 19 atracción cle las mnltitiiden, clue soin misteriosas, incitaiites, coiiil~lejas como 13% mujeres apasioliarias. Debía ser para Lasalle una curiosa satis£ accióil mó~bida , irritar la m~~l t i t i id , contrariarla., verla agitarse pronta a estallar en temible tempestad y clominarla de; pués, vencerla, sentirla rendida a sus ideas y faiztnsias, sentida suya, plenamente suya. P desdc 1862 liasta 1864 fué el íciolo cle 13s

m ~ ~ c h e d n m b ~ e s alemanas. El1 Agosto del 63 se dirige a unos bañas ter-

males en Suiza, con el 61 cle pasar un mes en completo reposo. La einboscada que a todos prepara algil~ia vez la vida, le esperaba allí, en meclio de las apacibles moixtañas alphias.

La falila enorille, que le hacía apaicce:. como uiia figura de leyenda, hizo que sintieran deacos de conocerlo, Elena Doeniges y s a iiititatriz, una inglesa rom8iltica y enamoracla, capaz cle sacrificarlo todo ,a?l)te la posibilidad dtl vivir una novela.

Pronto fueroii amigos la imiicliacha aristócra- t a y el agitaclor.

Talvez eii las tardes, al poileise el sol, eii medio de la calma de la moliltaña, el aventurero contaba a la niña SUS luchas, sus hazañas, su2 triuiifos, sus dolores; talvez le hablaría de taiiitlas empresas fixstradas, de sus desalie-iit~s, de sus cludas; talvez le diría que había biiseado siempre una mujer parecida a ella que 1lellal.a e! vacío n~or ta l de su existencia. Y la joven habla- iía, seguramente, de sus sueños d e sus amores ideales, de que siempre había espe- rado un príncipe de leyenda que la libertara coino a la Bella del Boscliie Durmiente.

Fernando 1:assalUe tenia treinta y ocho añas, ella no (más de veinte. Lassalle comenzaba talvez a sentir el cansancio de su vida aveii tu~era: ella podía ser el clescanso, el triiinfo defiiiitivo, 1.a vertiente cle agua fresca y cristaliiilia que cal- m2ra para ~iernlwe su secl clevoradora.

Y el amor liació. . . Las dificulta.cles cie semejante aventura no

podían escapar a un homb~e como Lassalle. Sa- bía que el padre de Elena, noble diplomático bá- varo, haría la más tenaz oposición al matiimo- nio de sil liija, pero estaba acostiimbiado a vencer y los obstáculos sólo lograbail aumenlta~ la intensidad cle .la pasión. Consigmió que Sofía de Hatzfeld, sii ainaizte, secundara sus proyectos. Sofía, que lo seguía coiuo su sombr,a, clesde lar- gos años, quiso hacer este iíltimo sacrificio por el hoinbie al qiie amaba por sobre todas las cosas; ella, personalmente, habló al A~zobispo de Magiíncia para, obtewer que intervinieria en favor de Lassalle. Pero todo fné imítil. La volun- tad de fierro del' padre 110 se cloblegó ni ante las lágrimas de la hija, ni aiilte los influjos, ni ante las amenazas de Lassalle. Elena, entonces, huyó de la casa pateriia para seiinírsele.

&Qué pasó eii el alma d e Lassalle? Nadie po- drá talvez clecirlo iinilca: devolvió ,a la casa de sus paclres a la mnclzacha. Posiblemeiite creyó que así c~o~isegiiiria vencer la resistencia clel padre ; p e ~ o cnaiiclo de iiuevo se presentó a pe,di~ a Elena, obtrivo la inisma cortante negativa.

Su c!esesperacióli i io tuvo límites. P ese estado -íi~~tiiilo de su alnia se tilaslnce en su activiclad pfiblica. Eli pclcos meses cbninueve a toda la Ale- mania, hasta sus ciniientois . Los obreros vener,ail su noiubse coiilo el d e un santo. Parece dotado del doii de la ubicuidad; tan pronto, se le escucha en Berlín, ccmo en Colonia, I'iamburgo, Rrerneil.

Quiefe matay, coi1 su actividad física e intelectual los tormentos que le persigueii iloche g dba.

Repentinamente sabe qne Elena acaba de com- prometerse en mat~i-moilio coi1 u11 noble valaco, el barói1 Janco vol1 Raco~~~i tza , lioinbre joven, acostuinbraclo a clolllar potros salvajes en las selvas dc sus tierras señoriales. Eleiia misina le com~~iiica sus nuevos desigilios . P a ~ a '*explicar ese cambio-si lie1110~ de creer a los autores que precoilizail la eiiiorme colinplejidad psicológica de la mujer-se necesitaría escribir todo un tra1,ado sohrc la foima en que se cle~*rumbaiz ante las ilinjeres, los héroes que ellas mismas imagi- nan, y por los que, en un minuto, están dispues- as a todos los sacrificios, y a los que, un im- tante después, desp~eciaii y niirail coi1 la inás t~aiiquila indif ereiicia .

,Se dirige iiliiiediatameiile a Suiza con el firme p~opGsito cle obteiiei: una entrevista persoilal con Eleiia. Esth coilveiicido de que ella no1 p0di.á res is t i~ ,al b f l ~ j o poderoso cle su voluiitad. El padre niega la entlrevista; Lassalle lo insulta y en respuesta recibe los padrinos del Bar,óil Ba- cowitza, que exigen la devolución de las cartas escritas por Elena. E l lance se concierta a pis- tola.

Al aniaiiecer del 28 de Agosto de 1864 se iea- lizó el duelo en los al~ededores de Caro~iges. Al primer disparo, Lassalle cayó mortalinente herido. Vivi6 aún tres días, al cabo de los cunles murió eii Ginebra, entre los brazos de Sofía de Hatzfeld, que hasta el fin fiié su áqgel tutelar.

¡Así murió por una mujer el hoinbre que puclo morir por nn ideal!

CARLOS MARX

Cuáii d i v e ~ a es la vi'cla de Carlos AIarx: ella ap,arece como un enorine bloclc de granito cie rectas aristas. iüacla hay cie novelesco c i ~ el seiiticlo viilgar de la palabra, en la esisteiicia clc ese liol~ll~re que fué por sobre toclo y ante todo, ni1 pei~sacloi:, ni1 sabio.

h-i aiiiores iii amoríos, a~ri lances iii q~iebrailtos figuran el1 su biografía ; uiia sola iiiujer, Jcnny Von T;CTestplialeii, es l a coiiil3aíiera de todos sus momeiitos ; tina sola iclea, dar uii fuiiclaineilto científico y hac.el. triunfar el socialismo, 9s cl guía de locla SLI activiciacl intelectual. ..

Jiidío, coi110 Lassalle, estudió como él filosofía, y en 1848 toinó parte eii los movirniei~tos liberales que agitavorz !a Aleiiiaiiia. Las 11ersecuí:io- nes lo ol~ligaron a iabaizclonar primero su país y despriés a Firaiicia, y a radicarse, por 11, eui 4849, el1 Loiiclres, eii cloiicle vivió hasta 1888, ano el1 que inurió, a los sesenta y ciiico cle 81.1

edad. Masta 1864 su olxa se reduce a l a pnlslicación

de artículos y folletos clestiiiaclos a con~hatir el iégi~iieii capitalista y a exploiiiei. sus ideas sobre la luclia socal. Ekn ese afio se echan las bases eii Londres de l a s Priinera Iiiternncioi~al y bien proiito pasa Marx a ser el inspiiaclor d e la enorme accióil clesariollacla por la iilás poclerosa organizacióil obrera, que hasta lioy Iiaya esis- ticlo. Rápi~la~illente la Iiiter~iiacioilal extiende siis ramas por toda la Enrop,a y causa el pavos de

los gobieriiios iilás poderosos. Hay un moineiito el1 que Carlos Marx, clesde su sala de trabajo, gobierna a inillones de lioinbres que lo aclmirari liasta la ceguera. Todo el contineilie tieinbla. ante él, y en esos instantes parece sil figura, er- gnida ea Loiidres, proyectar su sombra clesde e1 Atlántico hasta los Montes Urales y envolver en sas tinieblas £atídicas las testas coroaadas de e~inperado'res y reyes.

Pei~o las cliseilciones iilterilas debilita2 J- des- trozan la Intei.ilaciona1. Freizte a la figxra geo- métric,a de Marx se lia erguiclo la figuia sofiado- lea cle Bakijnin el anarq~~is t~a ruso, que a lo3 métodos autoritarios opone sus priiicipios :-les- centralizadores. E l cliielo entre esos dos 110111- bres p~ocluce la ruina rápicla de la Ii~teiila~cioiial, y la deriota de 12 Coinime le dá ei golp: de rnue~te. Desde eiitonces Marx no vuelve a in- tervenir eii la liicha social y se declica exclusi- vamente al estudio con el fiii d,e reunir los mate- riales iiecesarios para su obra "El Capit,al".

Para los que estudiaron hasta 110 hace i n ~ ~ c h o s afios la obra de l fa ix , reclucíase principalmcilte ésta a iiaa crítica 1ie.cha sobre base errada al ré- gimen capitalisla.

Era ima visión iizeompleta: eii la obra cle Mars coesisteil, colaboran el agitador y el sabio. Tres ideas fniidallieiitales pueden anohqrse eil ella; clos, la teozía del super-valor jr la de la conceiltracióii de los capitales, pei.teiieceii al agitadoy; la otra, el determiílisrno liistórico es la obra fniidaineat,ad del peilsa.dor. Y es inuy cu- rioso alioti~r la coiitradicción ma,nifiesta que existe entre las icieas del hombre de acción y las del sabio: el priniero, trata de dar una base ideo- lGgica, inoial, a sus críticas al régimeii capitalis- b; el seg~iii:lo sostie~ize que el ]-opio juego cle las fuerzas ecoiiÓ,i-njcas, iillclepei1dieiite111e11te #de ' t o ~

do aspecto hiinkario, va c~eaiido las diversas cr- gailizacioiies económicas de las clxxv el capitalis- nlo es solo u i ~ a etapa.

Ei agitador, coi1 el fin cle buscar las icleas fiier- zas, los initos que la propagaiicia exige, ataca al régiineii capitalista porque el ~o~hrero es explo- t ado ; JTa que el patroiio le paga sólo uiia 13arte del trabajo que le veiide; el agitacloi., obligaclo ,a

sembrar la esperanza en los obreros, sostiene que esta sit-~iiaición se agravar6 de ciía eii ciía por la coileeiitración de los capitales el1 las ~iialios de un núinero cada-vez más reducido de privilegia- dos y que llegará EII ilzollzeilto eil q-~ie antom&ti- canlente, el capital pasará a la colectividad eii viitiicl de la piesión clne el 1iúilzei.0, siempre cre- ciente, de los pruletarios, ,ejercerá sobre el 11ú- mera, cada vez más red~ieiclo, d e los capitalistas.

El sabio bnsca iina Iey general que exl~liclu:: los feii6menos hist6ricos y foiiliiila l a teoría que se conoce coi1 el iiombre de deterliiiilisiiio liistó- rico, de iilteipretacióil econóiiiica de la liintoria.

Eii la exposición de sus ideas, el agitacl~o~ si- gue el iilisino m6to.do r i g ~ ~ r o s o elel sabio. Sieilta un principio general y sobre él coiistriiye iiiia estupeilda serie de razoilaiilieiltos cie rigiclez y exactitud mateniática, ii~atacables ea1 toclo su desasrollo.

Pnilctado en la hipótesis de los ecoiioiiiistas li- beyales iiigleses de que el valor, el precio de las cosa:, cs solo el proclucko del trabajo Iiumaiio empleado en confeccioiisrlas, clelii~luestra que el obrero emplea una l3,arte de sil jo~iiacla e11 ga- narse s u propio sali~rio, otra eiii pagar el clete- rioro de las ináqninas y niia tercera eii formar la gaiiancia del cluellio d e los iinstruiiientos de prodncci.6li. Iilairnó JGars, super-valor, a esta parte cle la joriiacla que el trabajador e~iiplea en crear la ganancia del lmlroiio.

Toclos los cl.iticos c1e Marx está,&l de acuerdo eii que si el valjoor de las cosas es el producto del trabajo, sus coiiclusioiles son ilicolztrovertibles . De aquí que se hayan empeíiado en deinostrar clue esa teoría es falsa, o por lo menos, incoinple- t a y que el 1-alor clel~ai~icle, lio del trabajo euz- lsleaclo el1 p~oclncii el lobjetio, sino dc la iitiliclad que el puecle prestanios, de la satisfaccióil que puede pi.oporcio~iariios. Es la teoirin que loa ecoiioinistas denoininall teoría de 1s utilidad final .

Pero, heliios liablado clel ralor cle las cosas, y ilecesario sera detenerse W ~ I , iiistaiite a explicar qué significa ta l clei~o~~liiiaeión.

Los objetos que 110s rocleaii y qae son p ~ o d u - ciclos por di+;tilitos ho,ulbres se iiitel-caiiibian en- t re sí por ¿:i:tei.inedio d e la iiioiieda. El hoi11bre que fabrica z,sliatos los vende por iiiioneclas que a su vez emplea pa1.a pagaii. el pna, l a carne, los vestidos, en geiieral, todos los a r t í c ~ ~ l o s ytie iie- cesita para satisfacer sus necesiclades.

El valor es la I-elacibn en clue una ~ n e ~ c a d e i í a se cambia por otra . iC6in0 sle fija esta a.elacióii? Aquí iiacelii l a s dos teorías que acabamos de inencioaar. Iilars y los econ~o~mistas d e la escuela liberal inglesa creen que las cosas se ili- tercambian en proporci6n coi1 el trabajo empleado en proclucirlas.

Las ob jeeioiles a seme jailite ospli8c,?ici,6~i a a - nacen inmediatamente .

No me parece que haya corr,espoiidjclo a los I~oinbres cle (cieacia el l-ion~oir cle descubrirlas. F n é posiblemeiite .um novelista, Alejaildro ,'Dii- mas (paclre), el que primero las hizo resaltal:. Vosotros habéis leido "El Collde de Moatecris- to" y recordaréis, si91 duda, al barón Danglars. E l hsróo iil~n caído, en poder de Bertuccio, el secuaz de Ediniiado Dantes y ciomo siente ape-

tito pide una cenia al jefe de los bailclidos. Le traen uii pollo, pero le esigeii su valoi. antes de entregai-lo. Dauvglars cree, coixo Narx, que el valor de las eosas se basa eil el trabajo qrie ellas sepresentan y ofrece cinco, cliez, q~riiice has.ta veiiztí. francos por el pollo. Bertecciid, pide medio millón de francos. El bar611 se hi- digna; pero ciianido el hambre se hace ya ilzso- portable, concluye por ceder y tiiast~ueca la fa- bulosa sriina d e yuinieiltos inil fsai~cos por LU modesto pollo socido.

El trabajo empleaclo en proclucir el pollo iio puede 2ialser crecido por el hecho cle que el ba- rón Danglars se esté mi~rieiiclo rle liambre. La teloría falla, no explica este caso. Ta11zpoco explica el que u11 colleccionista pague ciento veinte mil fiailcos por nna estaiilpila de las Islas Marrricio; que u11 excéntrico iizilloilario compre en miles d e dollars una taza o IUI platillo qiie peitciiecieroil: a Napoleón el Gramde; que ni1 cuacho de Velásquez se cotice en centenares cle miles cie pesos; que el "Angelus" del pintoy %Ti- let, que l i i ~ i ~ i ó cle hambre, esté tasadlo el1 inillóil y medio de francos, etc., etc.

Nmo es, pues, el trabajo einpleado en fabricar u8iila cosa el que fija su valor. Los economistas han ideado eiztonces o t r a teoi-ía, que se coilolee col1 el iio~iibre cle Teloría cle la Utiliclnd Final, más aproxiliiada a la verclacl que la de Marx, y que puede expresarse eii la forma sigxieiite: im bien tiene tain%o más vdor cuantioi satisfaga 1111

deseo iiiás imperioso. Es una concepcióii subje- tiva que explica, con la variedad cle los a.iilielos individuales y de las ci~cunstaiicias, las ano- malías del valw de múltiples cosas.

El intercambio se produce wtonces eii razón .de la satisfacción que proporcionará el objeto

adq~iiriclo colllparacla con la que pyoporciona el objeto que se da en cambio.

A un niilloiiairio yankee, el plato de la taza eii que tomó desayiino el Gran Como antes cle clespedirse eii Fontainehleaii, de la Trieja Ouar- clia, le prodiice igual satisfacción cliie la que le proporciona m millóil c l ~ clolais o las cosas que coi1 él pi~edgi! adquiyir. Pagar& por ese pI;i.to, que fué lieclio, segurameiite, ei!z meil1os de una hora, liasta 1111 millóii cle dollars.

Es evidente que, aomo sostieile Gicle, el valor no sólo SP preseiita cuaiiclo hay iutercainbio y que existirá en iiiia soicieclacl coiuuiiista o pava 1111, RóbFusoii que lialsite iiiia isla deslierta; pero no es nuestro propósito alzalizar a fonclo uilo de los probleiuas que m&s hall pyeocnpado a los eaonomistas en los últiilios cien afios. Básteiios coi1 decir que en iealidacl la teoría de la xtilidad final es la que explica i~zás racionalilieixtc el valor d e las cosas.

Eii la gran mayoría d e los casos, sin embargo, la..; do:; doctrinas ecolzómiqas coiiiciclen, y sólo iii las escelxioiles es superior la teoría de la iitiliclacl final.

De la hipótesis del snper-valor cjne acahs~nos cie analizar, cledncía Jfr,is el cye los capitales del)íali irse coiiceiitraildo eil unas pocas ni.ailos. Para auiiientnr cl super-valor o sea la gaiiziicis, cacla capitalista clebia ociipai. el iliayor ilfimero posible de oheros y, lbgicameiite, el iliayor nú- mero posible de máqniilas y materias primas. En la coiiipeteizcia eiitie iiilos y otros, irian tri~1il.f a iido, f a taluzeilte, los ciiie clispiisierail del m&siino cle elemeiltos de l>~odnccióii. Ijos capitalistas vei~cidos se traiiforiiiarían eii riinples asalal-iaclos liasia que llegara el iuomeilto eii que el iziímero de pririlegacllos de l a fortima sería taii escaso que izo podría a-esistir la presión del

enoriiie número de los oli(reros. Ezitolrcei,, se - giín la propia frase cle Marx, los espropiaclores será11 espiopiacios; y el capital, ea vez de per- tenecer a uil pequefio iiiímero de inclix-id~ios, per- tciiecerh a la coleciiviciad.

Las predicciones de Marx sólo se 1iai.i realizado en cuanto a la industria se refiere. La propiedacl de la tierra no parece segaii. la ley de concentracióll establecida por el sociólogo al?- m h .

Si h s teorías del agitador merecen ob.je- cioiies, cuya fuerza n o puede negarse, la iilter- pretación económica que de la historia ideó el sabio, aparelce cada dia más sólida y gana con el tiempo nuevos adeptos entre los economistas y pensadores de todas las escuelas. Ella consiste "en la esplicacióil de los fenómems sociales p o ~ el Uifliijo de las colldiciolies ecioriióniicas, enteiidiéndoxe poi coiidicióii ecai@mica los mé- toclos p o r los cuales los miembros de ima sociedad proslncm siis medios de subsistencia y el cambio cIe los prodiictios entre sí si existe la divisióil clel trabajo. (Bóimula de Engels).

Considereinos 1111 f eniómelzo cualquiera del momento en qiie vivilnos; la gran guewa, por ejemplo. Para el grueso público que cree toda- vía que la historia (la hacen Eos grai2des ho'm- bres, la guerra cle 1914, que costó a la humani- clac1 16 millones de cadáveres y 140 milloiies de lisiadlos, fué hecha por l a fantasía imperialista del Kaiser. Interpretada de aciiedo con las teo- rías de Mars, que hoy aceptan toldos los hombres qiie piensan, la guerra f ~ i é el producto de la rivalidad comercial entre Inglaterra y Ale- mania. Consiclereinos un fen.ómeno naczonal : los Gltimos g ~ a i ~ d e s movimientos obreilos de los anos 19 y 20. Para los goberiiaii~tes de aquellos años, el inoviiniento obrero se debió escliisiva-

mente a la a,cción de unos pocos agitadores; p3r eso se les persiguió y enca~celó. Los agitadores gozan ahora de plena libertad y sin embargo l a agitación de los trabajadores ha desapa~ecj,do.

Es la derrota de las ideas disolventes y anár- quicas, exclaman satis£echos los tranquilos bur- gueses de npestra tierra; la 1-ealiclad, sin embargo, es funslaineiitalmente distinta. E l movimiento obrero alcanzó en los a6os 19 y 20 el máximiim de su intensiclad porque las aondicio- nes de prospeiziclad iildustrial en que se encoiii- traba el país, hacían que existiera una enorme clemanda de brazos que capacitaba a los obreros para iiiiponer a los capiialist,as condiciones ~ n á s y m&s onerosas. La misis inclustrial trajo coino consecuencia l a cesantía cle miles cle trabiajaclo- res e hizo imposible toclo i~iovimieilto de re,+- tencisz. La eoriiprol~aeión precisa cle lo anterior se eneoiltrará mafiaila cuail.clo se ves reiiacer, junto con el nuevo auge de la industria, el iiiovi- miento obi~ero mas poteille y violento aún que eii 1919. No se 11ail al~i~orreu!iaclo lios dos aííos ¿!e przz forzada en que lieiuos viviclo y esta eter- na impie.irisión nuestra puc~ le teiiei dolon:~sas consecueilcias para la paz y traiiquilidad de la ~epúbl ica .

Cnái: ciertos aparecen así los peligros clue a l optiiiiismo clesenfreiiado y ciego eizcuentra Jorge Sorel. ilfientras 110s Iioiilbres no se con- v e i ~ z a l ~ cle que los feilómelios saciales 110 son la obra de individuos aislados, sino el producto de las grandes fuemas ililteinas de la propia sociedad, viviremos s i e i ~ ~ p r e e:ipuestos a ser desper- taclos en ~uedio cle iiuertros sirefios optimistas por una ho~roroua liecatonibe social.

g Más ejemplos? E l amor, que hasta ayer sólo parecía determinaclo 13oi. las fleclias del al-que- so Dios, se sobordina también a los fenómeilos

econóinieios; y para iia.die es hoy un niisterio que el número de inatrimoiiios aumelii.ta o dis- minuye en iazón inversa del precio de los ar- tícillos de pi.iiruera, necesiclacl . El suicidio, el. baildolerismo, la prostitución, el alcorliolismo, ai~inentaii o disininuyeil segúil sea la sitinacióii? econóinica del país. Nuestros conceptos morales son uii p r o d ~ ~ c t o cle la orgaiiizacióii económica, lo iuisn~o que i i i iestr~s ideas. Plalóil, tal~rez e l más Uaii cerebro que haya producido la liuma- dc~aci, n o consideraba iiimoral la esclavitud que hoy nos liori.coiiza, y izo la ex-elng-6 en su Be- ~ ~ ú b l j c a . Los pastores protestaiites cle los Esta- dos clel Sur rle la gran República clel Noi3te, de- fendían la esclavitud cle los negros, iniei1ti.a~ sus c o l e ~ a s de las otras provincias ameiicanas la coiis~derabaii 1111 ci-iiizea . Ir así sucede coi1 todos los feiiómeiios sociales.

Los que sostieiien que la vida iio es más que una comedia dicen iIila g,ra,l; veidacl. En el tablado del mziiido cada i l i d i ~ ~ i d ~ ~ o representa e l papel que las circrinstalicias y los intereses le sefialan. Qnien quiera observar SLI propia vida, impar- ciahieiite, veilá cuál1 poco ha influído en el ruin- bo de e118, cvau po~cos de SLIS propios senti- mieiitos la baii deteriniiiado, ciiáii distiiita de lo que la iiiiaginó resulta eii la realidad.

Para Marx, según la opiiiión de Eiiqels, eran los útiles de producción los que deteiLmiiq?bail l a o~~ganización ecoilómica; de ahí que él cqeyera que l a conceiitracióii cle los capitales traería la deaadencia del régimen de la propiedad priva- da y su ieeinplazo por el socialismo. Parece iie- cesario enteiider esta teoría en wiia fioi-iila más amplia. E l útil, la maquinaria, es 1111 fenómeiio científico que se encuentra segúi~ la propia teo- ría d e Marx, subordinadc a las mieeesidades eco- nómicas; sería,, pues, incurrir en un cíyculo vi-

cioso fundamentar en el progreso de la iilayuina- r ia las transforinacioiies sociales. E n ilii rnten- der la transfcnrmación de las orgaiiizacioiies sio- ciales se delw B cliie el1 un moinento clado, 11n

sistema económico 110 produce lo suficiente para satisfacei las necesidades priiii~rclialcs de la po- blación, siempre en aii~ileiito, clel mundo. La esclavitud desapareció porcpe el esclavo produce menos que el siervo; el ser~ilisiu~o fué ieeiupla- zado por el capitalismo, porclue el asalariado produce niás que el siervo y a l capitalisino lo reemplaeni.,i oii-o sistema económi~co, uualido la producción capitalista no alcance a abastecer a los hombres.

Eii el Universo todo nace, se clesarrolla, de- crece y muere y las organizacioiies sociales no son la excepción de estc? ley parabólica que has- t a hoy aFarece como la más general del Uiliver- S O .

La orga;iiización c.zpitclista se diferencia del servilisnio, prilicipdmente 611 la libertad absolu- t a de que gozan los l~ioclnctores. Esa libertad, que engei1cli.a la competencia, ha producido el enorme desailiollo de la iiiclustria inoderiia; pero comienza ya a causar uii desperclicio ta l de fuerzas que se hace necesaria su lilliitación. Uii ejemplo esclai.eceiá el pu~lto. No hace miicbos años, se estableció en Chiie la primeira f á b ~ i ~ c a de zapatos; el éxito del iiegociai hizo que los ca- pitalirtas funciaraii qriiiice, veinte o cuarenta fábricas similares, basta el. instante eii que el iiegocio dejó íie ser ta l y hoy los fabricantes de zapatos atraviesan por uila difícil situaciótri comercial que tiene como conseciiencia la p h d i d a de una gran cantidad de fuerzas productoras. Este mismo fenóilleno se repite en todos los ór- denes de la activiclad industrial y ag~ícola . El desarliollo d e l inaquinismo rnio alcanza 52 coinpen-

sar esas pércliclas y el único medio de hacerlo es limitar o impeclir la libre competencia, o lo que es la inismo, limitar el clerecho individual cie propiedacl .

Cóiizo se manifiesta, cuál es el sigbo exteirno de estos períoclos cle clecaclencia? La intensi- ficacióii cle la Iiicha de elases, sostieiie N a x .

S~i l i ca se ha visto en form:a tail precisa como hoy la verclacl de esa afiriiiaci611. La lucha de clase?, eoiiio lo reconoce Gide, es innegable y ella se desarrolla alrededor del problema de l a pro- ducción. E l obrero se une al obrero pasa opo- ner al nlollopolio que de los útiles cle producción hace el patsoilio, el i~ouopolio de los músculos, de la fuerza cle trabajo. Los acoiitecimieiitos los transforman hicll prqntlo en eiiemigos y resulta iiiópico, vano sueño seiitimeiital, tratar-como lo pretcildeil los de~iióc~ratas cristianos-de iinpedir una lucha que obeclece a factores que escapan a la accióii liuinaila.

La luclia cle clases obra coii~,o fuerza desqni- ciadora, p~ecipita la decadencia; pero al iiiismjo tiempo, prepara los oigaiiismos que han cle reem- plazar a los que lian heclio su epoca. EiU nnes- tros (lías, el sindicato es ante todo, iiiia orga- aizacióiz cle lucha, niss él inismo será. el1 lo por- venir, el uiícleco, la base de la produccióii.

i Eii las eiitrañas misinas de uiza orgaiiizaciókl~ eiirrejecicla, se engendra y deisirrolla la oiga- iiizacióii que Iia cle reeinl~laza~la!

La lucha de clases y la dismhiucióii cie los capitalistas traerán, como conseciierlcia la mueirte del régimell ecoaóinicio que 110s sije, eii inedio de una ievoluciói~ súbita y violenta, catastrófica, segúii la espresióil i~lás gezieralizacla, eil que, en im breve plazo de ticapo, seiría. re-iiiovjdo liasta sus cimieiitos.

Esta revoliición, iiievit-ible, scría causada por

el juego mismo de las fuerzas sociales, de los factores económicos; tiodos los esfuerzos que pu- !dieran realizarse paFa kpedirlañleyes, mejora- miento de salarios, acción coioperati~~ista, etc.,- serían vanos. Siii einhargo, como vereinos a l estudiar las doctriiias cle Kropotkin, Marx creyó, como Lassalle, que si los proletarios se apode- raban del G,obieiiiio, pocliíaii llacer desde amiba ima revolucióil #qiie está deterirtiilacla solo por las fuerzas ecoiióiiiicas .

Nueva coiit~aclicci6~1 eiiltre el 13ensador y el agitadoi..

Aunque la cioctrinn (!el 1na1c1-ial:sui o liis t,C~ico no pueda rcpiitarse como absoluta, ella eonstji- tiiye el hilo de Ariadna qiie peimite al hombre orielitasse en el laberinto, antm ii~esplicalsle, de los hechos sociales. Ella coiistitupe el verdad+ so e indiscutido título de g l ~ i i a de 3Iars y lo hace aparecer coi110 i~iio c?e los inás gr¿tiricles pen- sctores del ~ i l ~ i i ~ i ~ siq!;,

PEDRO KROPOTKIN

Blanca, ailiplia, sencilla como la estepa susa que lo vió iiscer, es la vida del que fiié el m&s grancle apóstol del anarquismo. Todo en él habla de amor y serenidad: su frente, sus ojos pro- fui~dos y S L I ~ T ~ ~ S coi~no el mar en calma, su ros- t ro , eii el que innclioa Iiaii creído vey rara seme- janza coi1 el clel humilde pescador de Galilea.

Creyó a los hoinbres buenos y a esa idea lo sa- crificó todo : honores, f ortuna, ciencia, libeit aci .

Como todos los grandes dobles rusos, debía, por t radicih, iahraear la lieroica carrera de !as ainzas. E l destino pareció empeñarse en que risí fuera y una casiialidacl que le g-ianjeG el favor de la propia emperatiiz de todas las Rusias l . i , ~ que ingressra r r ~ Ila escuela de pajes de la CorLe peterburgiiesa .

F21é SJlí (1.1 primer alumno; pero las discipli- nas militares no log~aron ariiancm rle su rtlma los eilsiieiíos que en ella sembró su santa iilti- dre . Casi no la coiioció . Teiiiia cuatro años CLIGIL- do cosieroil para él y sil lieirmaiio Xacha el t iaje de l i~ to de los huérfanos, pero en cambio 31 re. cilerclo cle aquella mujer vivía en el alma de- los siervos que siempre liablabaii de ella a los do:: pobres ~ i z l l c l ~ a ~ h ~ i ~ entregados por el padre 111 casifío y al afecto de los inás humildes cle sus servidores.

-Vuestra madre fué buena con nosotros-- les repetían siempre, 37 agregaban después, ¿t

ii~odo d e cluda:

-$ Seréis vosotros bueiios como ella ? Y esa atmósfera cie eariño que su iccueid'o les

e~ealsa. influyó tanto en el carácter de B1ejalzdi.u y Pedro que traivez en ella se encuenkra l a causs del rumbo que después debían seguir sus vUlns

Mientras fiié alumno de Iia esauela cle pa;es, n~an tn ro col1 sii heiii~ano Alejanciro l a mas (:u- riosa correspoi~clencia que puccien cambiar ~ i o s iiiiicliaclios. El1 ella iio se hablaba n i de ainorcs ni de a v e n t ~ ~ i a s . Eran los griailcles 1~robleruias que agitaba11 a los fi18sofos7 el teina principal :?e sus cartas. Por esos años Alejalicll~ol 11 dió libertacl a los siervos. Nos cuenta Pedro Kropotkin en sus memorias la iadmiracióli intensa qne por el Zar sentía y declara que estaba dispiiesto a cu- brirlo e011 SU propio cuerpo en caso de que a'i guien hubiera atentado c o n t ~ a su vicla.

Peilo l a reacción automática no se hizo zspe- r a r y a la aclmiración sucedió l a tristeza pro- fuiilda clue en las almas graiides causan las grair- des clesil~isior~es. De ahí que al teriiiinar s ~ i s estudios, piciiera, en medio de la adi~iiración de SVP co~~ipaííeros, que ae le destiilara a iin regi- mieilto acantonado en Sibeiia.

Allá se dedicó al estudio cie las lmejoras qiie poclrían introducirse en la ,administración y ciiaiiclo se collveació de que nada en ella c d ~ í a realizar, dedicó su tienipo a las investigaciones geográficas. E l y otrlo anarcluista, Eliseo lte- clus, son los iiiás giaiicles geógu-tfos del l7asa.10 sio.10. Exploró el OSi y las graii.cles iiioataiias del ": Asia Repteiitrioiial, rehacienclo, por coml~ieto, Ia orografía de esa regihil de! muiido. Sus memorias, enviadas a la Socieclacl Geográfica, de Saii Pe te i sb~~~go l , llaiiiaroii la atención de todos los sabios. Se le coinisionó entonces para que estu- diara la foriliacióii de los glaciales de la Fiiilaui- dia y mientras se encontraba en esos trlabajos .

se le ofreció el puesto de secretario de la Secci61i Geografía. F?ié el moinento decisivo de su vida. No tenía treinta aí%os. Con seiicillez suliza narra en SUS iuemorias el drain,s interiio que en esos instailtes agitb sil a1111a. SUS estuclios eil Fin- la l~dia le hahíall dejzdo el tiempo i~eeesario para 1-eflesioi~,:~;.. A l t e él apareció en tcda su cruel- aacl la situeción del cail~l~csino ruso. Eim hombres capaces rle adiilirar la belleza de 1111 paisa- je; d e eiitonar canciones que envidiaríaii los inás grandes miisicos; y que sin embargo no tcl l í~rl ni un mel~diiigo de pan que dar la sus hijos.

De u11 lacio la cieilcia le preseiitaba los goces supremos del saber. Allá, en los glaciales cle la Fiillaildia, había él con113rei1dicio cómo eil los albores priliieros del ni~~uclo habirail luchaclo el hombre y la vegetación en contra del arance clei hielo que io cii'r!ria todo ciiail blanco g cristalii~o siidario. Después e1 hielo se coiirrertía eii agua y nacjli así la civilizacióil lacustre y comeilzaha de nuevo a xetroce~lei. hacia el norte dejaiiclo eo- mo recuerdo los lagos y glaciales de la Piiilaiicij,a.

ese peyiodo suceclií, el de la deselcaci6ii que amenaza conveitir a gran parte de la Eiiiolxt en u11 clcsierto seiliejante a los clel Asia Central. El pijogreso de la ciencia peilinilía a l hoinbre pre- ver todo a p o i l o ; pero eran solo unos pocos ele- gidos los que la coiiocíaii. X'lienttras tanto la enorme lila sa de hombres liich a incanaablo- mente poy c o ~ s ~ g : u i i ~iil áspero iileiidi-ugo de pan .

Ir a p e g a eatoilces Kiopotkii~i : "Las iiilasas iiecesiiaii instruirse; tieiieii vo-

Iziiltacl. para al~reiider y i io les fal ta capacIdac1. Allí en lla cresta de ese e s o proiiioiltorio que se extiende eilti,e los lagos, conio si unos gigantes lo Iiubieraii foi:niad'ol precipitadainente paya enlazai ambas orillas, se halla un campesi-

no finliandés sumido en l a coiitemplación de los l.ie~-mosos lagos sembrados cle islas que se pre- seritan ante él ; ninguno cle estos aldeanos, por pobre y desgl~aciado cjue sea, pasar6 por este 1ii- gar sin detenerse a mirar la escena. O bieil, allá, a l a oiilla de u n lago se encontrará a otro ag~ici l l tor cantando algo tan dtilce y iarmoaioso, qtie el izzejoi. de Los inúsicos le eiivicliaría SLI bala- da, a. causa de su delicadeza y de sii fuerza me- ditiativa ; ambos sienten iiztensamente, alaboa meclitan, ambos piensan ; displ~~estos están a eii- sanchar sus coiiocimientos; sólo necesitan que se los p r o p o ~ ~ i o n e n , que les den los ~iiedios de dis- ponela cle algún clescailso. E n semejante clirec- ciítil es eu l a que pienso ir y esta es la clase de gente po i l a que teiigo que trabaja?. Todas esas. frases soiioia,c; sobre el progreso que hace la lzu- uial-iiclad, miejitras que, a l misnio tieinpo, los en- c a ~ g a d o s de i.ealizsilo pe~iwanecen alejlardos cle aqu~1llos a quienes preteilcleii mejorar, son me- ros sofismau, f o~jaclos por imagiiiacioiies deseo- sas cle librarse clk uiia ii.i.iQ.zizte coiltradiccióii. Po r eso contesté negativameiite a l a Socieda.cl Geográfica. "

Vuelve IC~opotkin a San Petersburga, .clelcidi- do a mezclarse ;Lctiv:lmeilte en el movii~iieiit~o de emaneipscióil eocial . Alejanc1r.o 11 pe~seguía enca~nizaclamente a todos lo's I io~ l ib re~ que cri- tilcaban su gobierixo. Muchos de los iiidivicluos que. eii l:a época de la eizzancipacióii de los siervos profesaban ideas liberales apareciaii allora como reaccioi!arios convencidos. El temor es siempre buen consejexo y sirve para probar hias- t a dóilde son sinceras las opiniones. Sólo la jii- ventud universitaria permanecía fiel a las doctrinas de Zib ertlaii .

Ertali. sobre todo las mujeres jóvenes las que mantenía11 el entusiasmo y ha resistencia en con-

t ra de la opresi6il. Había11 coizseguido que se las admitiera eii, las TJni~e~sidades y escuelas norma- les y tal fué la aeti~~Edad que de~plega~on , que Alejan~cIro 11, el Czar de toclas las Rusias, temhla- ba al encontrar en sri paseó a nlla joven de len- tes y gorra glaribaldiua. E l espectro del nil-iilismo lo perseguía tolclas partes, enloqueciériclolo y liacieildo clne cada vez fuera inás violeata su po- Iítica de rel~resiói~ .

K~opotlrili 110 el~czientr~ entre los hombres de algiilia sitiiacióiz las eneygías que esperaba y con el propósito cle aizipliar sus conocimieiitos y de eiitrar eil relacioiles con los que dirigían el movimiento ob~ero que se desarrollaba, en Occiden- te, emprende eB 1872 viaje a Siiiza.

Znrich, era en ese entoiices, el cuartel geiieral cle los expatriados rusos. El1 sus Diziversidades miles cle estudiantes de ambos sexos hacían iiqa vida de f~a te rna l con~paEe~isimo declicsldos por eiiteio a la propagaiida y cliscrisión de Iias ideas socialistas. R i~ t i e ellos se mezcló Pedro Kropot- k i i~ , cozi el fiiilze aiidlelo cle colitribuii. a la 1abo-i. aoizifili .

Eiz Zurich iizgres6 a una cle las seccioizes .C13

la Izitei71acional. Bien pronto aparecieron ante sus ojos de obserrado~. sagaz las clos grancles corrientes que lncliabai~ dentro de la poderosa or- gaizización : la ailtoritaria, eiicabezacla por illia~x y la aiiaiqi~ista que dirigía Bakouiiin. Kropot- kiu se afilió in~~ieidiatauieilte entre los partidarios clel aailarq~iisino, cuyas icleas satisfacía11 su aiuplio espíriiii soilndor y sii inmenso amor a la h~~inanidac~. No ao$iocEÓ a Miguel Baknizlil, peyo en uil peqiieilo episolclio 110s pinta el enorme ,ascenclieate inoral que éste ejercía sobre loa tiiabajadores Eu un grupo d e obreros y obreras se embroma sobre la actitird de estas Últiruas y a u n o se le escapa alguiia de eszs £rases de doble

senticlo, tan coluunes entre los hombres. La más joven de las ~iicliaclias se liiilita a decir: ",Si Migziel estuviera prese~zte ,se lzccbría ~llolestsdo". Los hombres enm~icleceii y pareceii, arrepeilti~se ante la sola iclea clc conzete~ 1111 acto clue no es de l agrado clel apó,stol.

d I 7 . 1 olvi de este viaje-dice el mismo Kropot- kiu-coi1 ideas perfectamente claras y precisas. Creía que uila revoliicióiz no es posible i n i ~ i z t ~ a s los nuevos ideales 11.o liayalz penetrado eiz las propilzs clases cuyos privilegios se trata de des: trilii y mientras la labor cle las clases opriiliidas no o.;fé iiispira.cla en p~~opósilos bien claros y defiiiiclos, hay períoclos eil el progreso humano e11 que la lucha civil es iiievitable e ilideiíjeii- diente cle la voliintacl cle los iiidividiios; es ae- cesario que por lo iilenos teiiga,n 1111 coucepto cla- ro clel fiii que persigueil." Ese era el bagaje icleo- lógico i-eoogiclo cliiralltc, su estada en Sniza .

,Corría el aíío 1374 y 1111 eiioixie ilioviiizieiito libertario agitaba a la j~iveiitud iliistracla de la Rusia cle los Zaree; is ese mo~iinieiito l e clió el nomlsre cle iliililismo el famoso Turgueiieff, en sil célebre ilovela "Yac1i.e~ e Hijos".

9 1 iiiliilismo se le ha eoiifiin~liclo siei1ipa.e eioln el terrorismo, corSusiói1 que aprovecliail silis de- trzctores para condeilarlo~ el1 nombre clc las lwo- pias teorías hixmani'carias que sus apóstoles prc- dicaban. El riihilisiilo fzié, ante todo, un 1110vi- miento de emancipa ciÓ11 de las gei~eracioiles nillevas eii coiitra cle los viejos prejuicios\. U11 i~ ih i l i~ t a no aceptaba Za serie cie mentiras con- vencioilales a clnc está acostuiilbraitcloi el 111t?i1do. Las miichachas abandoiilal~an las co~i~odidacles, de la casa paterlis para i r a la Uilivcrsiclad a coilcluistar nila verclaclcra ii~iclepelzcleiicia ; el1 vez del e legn te traje cle secia, vestí.aii el ~inodesto traje cle lana que la,s igualaba a todas. El ni-

hilista afectaba una 1-nda sinceri,clad y repu-clia- ba toda la hipocresía que hay eii izuestra eivili- zación .

KTopotkin ingresó en uii,o de los iiuinerosos círculos formados yoi l a jliventucl iiltelect~ial rusa coi1 el propósito cle preclicar las ideas socialistas. Esos grupos esteizdieroii su aclcióll a todas las clases y hubo jóveiles inilloilarios qtie entregaron sii fortiiixa para f~iniclar talleres coo- perativos en los que ello~s mismos traba jaba11 como siinples obreros, izzecliante el pago cle salarios miserables. Al principio se trataba solo de obteiler qiie el Zar otorgara una constitil- cióil ; pero las persecucioilcs fueron enardecieizr do los ánimos y bien pronto se pensó eii iiila gqmi revolucióil solcial. Día a día eran desterra- dos a Silseria o encerrados eiu los calabozos cle la fortaleza de Pedro y Pablo algunos de los coiiipaiíeros de Kropotlrin. Al fin le tocó el tiwiio y ci~iraiite año y i~leclio estuvo eilcerraclo en iiiia celda que medía diez pasos en diagonal. Para conservar SU vigor físico marclzaba diaiia- mente de iiiio a otro hiirgulo de su cclda mil qiii- nieiitas veces, cei:ca de oclio kilónietros. A pesar de todo su coi~stitución física se resiiilió y me- diante las infli~eiicias d e su familia, fué trasla- dado a uii hospital militar, del cliie a l poco^ tdiempo logró fugarse, ayadaclo por s ~ i s compa- ñeros de ideales. P u é a buscsr refugio eii la vieja y iioble Iiiglatei8ra, que lia sido el hogar co- m1511 d e los persegmidos por los goibie~nos de to - dos los j~aíses. j El1 esa vieja jT noble Inglaterra seinillero cle ailarquistas, terroristas y revoln- iiarios, k111ás ha liabiclo iin atentaclo, cl~iiiostra- cióa palpable cle que sólo la libertad iiilpicle la violencia !

Volvió Kropotkiil a siis estiidios geográficos g se gaiió la vid-a esei.ibieiiclo iuncl~as de las piigi-

nas d e la gran Enciclopedia Británica, reclactnds por los más gr,andes sabios cle la época. Eii 1881 se instala eii la alclea de Flimion, cerca cle Lyoil. E l inoviiniento anarquista hace ' gian calnino en Fiaiicia y estalla la .huelga ,de los t~abaja~dores de la seda. En el unomento más álgicl'ol explota un cartucllv iie dhiamitra eii uno de los cafées ga- lant es .de Lyon . Las l3ersecucioiies coiuierzzai~ y se ,ayieheiicte a Kropotkin, pretei~dienclo que cs 61 causante de la agitación, pero como no se en- ciientiail piwebas en sil contra, se le condena ;2

{años de prisicíil por haber pei.te~ieci.clo eii el a60 72 a la Internaeioilal de los Trabajacloies. Tan grotesco filé el proceso que todos los dia- r i o ~ ~ franceses, salvo los órgaiios oficiales, pro- t e s t a r ~ ~ ~ por la irritante coiiiedia. Los liomlsses de cimcia ingleses y il~v~chos fraiiceses, hicierori una preseiztacióii pidiendo el iIldrilto. Llevaba las firmas cle Speiicer y cle Victoi. ' B ~ l g o . La Acadeiizia de Ciencias cle Paris puso a l a clispo- sición de los p r i s i~ l~e ros su bilslicteca y Ernesto Renán escribió a h:ropotkiii una hella y coii1110- vedora carta.

Un primer Ministro cle Inglaterra, en1 (cuya casa había siclo Gecibido el axaiqclnista, en cali- dacl cle aiiiigo pie~clilecto ofielció la fiailza que fuera ilecesa~ia para obteiier la libertad. Kro- potkiil l a rechazó y lx!riuaneció en l~a cárcel du- rante tres arios, al .caSo de los ciialea salió eri libertacl al a,piobar la Cám,ara fra~licesa la l e y general cle indultos paya todos los reos políti- cos. Vivió, desde eiitonu?es en Ii~glaterra, aleja- do dc la lucha ~ o c i a l activa liasta que en 1917 la revoliicióii le permitió volver a Riisia, d e la clr~c lia- bia salido 43 años antes. E1 Golsie~iio cle los So- viets le ofreció los mayort s honores, pero él los rechazó siempre. No quiso ili a;íiii aceptlarr cl au- meilto de sii ración. Vivía :le las legumbres que

é1 mis1110 cultivaba en ulla uldea cercaiia ;a Mas- cow y de ~ii1 poco cle leche que l a Muiiicipaliclad le proporcionaba.

E:i meclio del caos y cle la lucha fratricida, reclactó sil últiiiza obra: "l-Tl1 tratacio de Etica", que a611 no ha siclo t~aclucj~do' 21 español. No estaba de acuerclo con los rimlbos d e l gobiera-, c!e lienin; pero no quiso tampocti ci-iticarlo paka que iio eiicoiitrarail eil sus opiiioiies-c'oiio dice su hija-argumeillos los qu? miran hacia atrás eii vez de contempldr el pasvei1ir. El 8 de Febrero de 1021 i nu~ ió Peclro Bropotkiii. Sns restos descaiisail en la fosa C B T Z C ' ~ para él POY

un campesino que hizo e-qresamente e l viaje clesde la lejaiia E'ililaiiclia. EilvneIt~ eii el blaiico sndaril, de la extensa estepa rusa diierille su 61- tiino siieíio el iliás noble de los soñadores.

Si Krop~l l t in fué a r t e todo u11 soñador, :su o b r ~ , sus doctriiias, el ailarq'~iismo, eii una palalwa, s constitiiyeii Bamhién un sueño ?

Escncl-~émosle: "l~legué a c:onipr~ilder poco a poco, que la a11ai.qiiía represerits algo 111;is que 1111 sinlple iiioclai de accihil o una sii~lple coiicepeión de una sociebJad libre; lile conveiicí d? (lile foriiia parte de iiiia filosofía i~atuiial y social, cuyo cles- a~ro l lo clebía hace~se coi1 iiiétoclos ciifereiites, por completo, d * ~ les inetrafisicos o clialécticos, cni- pleaclo~s liasta cliclio iiioiiieiito en las ciencias so- ciológicas. Veía, que la doctrina anarquista cleiiía

coilstruirse con los iizisiiios inBtodos dr las cieii- cias iiaturales; 110 faiiclfinclose, coiizo cree Speil- cer, el1 la iliovible base cle las siiiiples aiialogías, siiio eii la base scilida, cle la induccióil aplicada a las ii~stitucioiles hiiriiaillas ; p piise de iizi pai*¿e cuaiito podía para trabajar en este sentido."

K1-ol~otkii1 hace ver que "actualmente la teii- delicia general (le la cieiicia, consiste en estudiar, no l~cs gi.ailrles ~esriltados, i ~ i las gsaiicles S IU~I~S ,

sino más bien, los infhitamente pequemos, las partes de que se comq~oaeii aqilellas sumas cuya in~la- pendencia. e indlvjdualidad al propio tieilipo que su agregación íntima, se lia llegado a coiiocer" ; en la socieclacl es necess1.io, pues, buscar el rnss completo clesririollc~ de la incli~~i~iualicla~cl coilibi- nado u011 el desarrollo más elevarlo cle la asccia- ciGii voluiltaria 11a.jo todos los aspectos, e11 todos los g...a,'lns 1,osibles y para toldos los fines irnagi- nables." Ea e ~ t a forrn,a la I-Iiiinanidacl l)auw~-& de un estado menos feliz a un estado iiiás feliz.

Esta nnrva etapa cle la sociedad sjolo l)orlí,i al- canzayse por medio de la revoliicióll liecha en nombre de principios p propósitos claros y defi- iiidos . , A esa obra reilovador,a deberán dedicar todos sus esfuerzos los anarquistas ; inútil resi~l- t a así la acción polític,a que se traduce en la dic- lación de una serie de leyes que solo se :~plican cualido el beneficiado con ellas es lo suacieute- mente fuerte para hacerlas respetar, o sea, cn;m- do son inútiles.

La acción política es juzgada envilecedora por Kyopotkin; cree que ella es una comedia d-.;ti- nada a ev lh r el estallido revolucioaario, a nnla- niai. las jncliviclualidades; a hdcer triuvfar al mediocre, sl irrilioral. . .

Aquí conuenza, talvez, l a clivisibli entre aiisr- quistas y socialistas; o inks bien, eiitre los partidarios de Marx y Iios de Bak~u~ i i l .

Marx, ací3l)t;:j In política y sus secuaces, pri:i,:i- palmente en Alemania, le dieron ta l in~portail- cia, que los social-demócratas colvidaro11 y aria coiilicleilaroli toda acción hecha el1 el ciwnpo cm- iiómico .

De otiya parte, la a~ccióil política traía apareja- do, como natural conseciieneia, el eiigran.dsci- mieiit~o, el fortalecimiento del Estado, yne pioilto se trailsfornló en Estaclo-Patrono; y toda la ac-

ción d e los social-dernóc~atas se concretó a entre- gade más y más funciones. Parecían aspirar a que el Estauo llegara a sei? el único patrono.

Marx hihía condenado toda hipótesis sobre 1 i i

orgailización de l a socieciad fu tura ; sus pri1~e6li- tos, se declicaron a idear una sociedad en que el Estado lo sería todo.

Como necewaria reacción eii coiitra de esta 7;eii- dencia autoritaria y casi tiráiiilca, nació en el campo ailarquista la idea de l a libertad, de l a iibre coope~ación, de l a armonía, no impiiesta. sino lil)l.emelite aceisltacla por los hombres.

Aiiibas cowient es coinciden en considerar que tocls revolución clebe suprimir l a propiedad ~~:,ri- vacla ; pero -Liiia cree que la prodncciólz deberá, ser dirigicta, el trabajo1 ii~fi~uesto por el Estaclo y l a otra cree que éste taiiibiéii debe desaparecer.

Kropotkin describió e11 varios de sus arlícillos, la forina cóniio ciebía organizarse la socieidad fc- tiira, basada eii la libre cooperacihii de los holm- bres ; coii~ieilz~zt por sosteaer que l a prod~iccióii eil: vez de disnzinuir auineiitará y que se puecle nse- giirar la abnildancia a to~cloa e11 coinpensacióa de cuatro o ciiico horas cle trabajo efectivo y 113%- ~ziial eii la pr.odiiccihil. "Cada hoii1bi-e deber& dedicar algniias horas al trabajo iiiaiinal, y en e ~ a fori i~a Iiasta los prol.iios artistas y poetas contri- biiirki~ con sil aporte a 1,a procliicciGn material." Soiiios ricos--dice I<ropotlcii~-por lio que pogPe- n o s ; somos ricos por lo que podríamos lwu&i.~cii* .coi1 los nteiusíiios actuales, y somos infiiiitpmen- te más ricos por lo que poclría~iios obtener de auestros camljcs, de n-ciestias fábrioas de nat3s- t r a ciencia JT ,de nuestra técnica si fuesen i~plit:¿t- dos a procnrar el bieiiestar de todos." Asegira- da 1,a proclnccióril, se presenta el p~~oblema de l a repartició~i. Knos han peiisaclo que debía re- partirse clandc a ca,da iiiio .segíiii su trabajo,

fórmula. preconizada por los qolectivistas. Ligs allarqtiisbas, discípulos (le Kropotlziii(, proala- mals " el derer.110 a la coinodidacl, al bienestar para todos "; son coiiiuilistas y oreen que debe darse "a cacl:~ uno segílu sus necesidades", £ 6 ~ - mula amplianic~ite l z~mani ta~ ia y que parece un reflejo dc las eiiseñaazas divinas del Mars- tro Jesús!

Los discíp~iloe y partidarios de Marx no zs tá~i lejos de a c e p t a todas las concl~~sioiles de Kro- potkiii; pero 4a ma:~oría de ellos-al menos dii- raiite el pasado siglo-creía que para llegai a esa organizacióil se necesita sacrificar 11% libe~tacl individual en el altar clel Estado.

Los anarqiiistas sostieiieii que noi solo es gosi- ble una sociedad sin trabas, sin leyes, sin cárce- les, ni Estado, sino qqe reii en €1 Estado una fuerza ~ e t a ~ d a t r i z , conse~radora, que detieiie el progreso e impide el aclreriimiento la paz y la fraternidad.

' 'Nos es posible-dilce Kropo tkili-risliimnl) rar un muiiclo el1 donde el ii~slividua, cesaliclo de cs- ta r ligado por las leyes, sólo teiidrá costu~nbres sociales, resultaiites cie la necesidad seiitjda por cada uno de buscar el apoyo, la cooperaci6ii y la simpatía de sus semejantes. "

6 < Sería insensato-agrega-e1 ariclarse rompieil-

sla hoy la cabe& por averiguar clc que manera se organizará en sus mínimos detalles la vida pCi- blica eii la sociedad futura. Sin einbargo, eii cnantlo a 11as líneas fiinclaine-iltales de esta orgarii- zación, tenelnos que poilerilos. ya desde ahora de ac~~ei-do. "

Subsistiráii los mi~iiicil~ios, pero estos iniiriici- piols no serán monitores de Iiombres agrupados en 1111 te?-ritiorio, y 1110 tendrán limites ili il~l~ralla.-; ; el mnilicipio será iiila agrupacióa de lo5 C~IIP piellrcn lo iiiismo, no un todo cer~:l*do e ~ t ~ ~ c h a m e i l t e . LOS

dive~sos g ~ i ~ l - ~ o s cle u11 m~~~riicipio se sentii'kn atraídos lzácia los grupos seiuejantes de ottos muiiicipios ; estará11 tan estrechaiiieilte nnidr>s con ellos cUmo con siis conc.iudaclianos, y .&e esta manera st: f orn~ arán comunidades o agriipacio- nes de intereses cuyos miembros se liallaráu es- parcidos l)oy wiles de ciudades y aldeas."

Con estas coinnaidades c ~ n t ~ a e r á n obligaci~mes los incli~icluos y ellas, a su vez, se obligarán para con, ellor.. X o Ilabrá -necesicla,cl cle constreñir a l cumpliiuiento d e este coiitraho ya que él está sil- ficieiiteli~eiite aseg~ii'aclo " poy la necesidad qiie tendl*ft cada u110 .del trabajo cooperativo, del auxilio y del afelcto nixrtuos."

"Los i~~~iiiicipios o coiuuilidades se uliiráii a su vez por iiiedio de cio~iltralos análogos a los que ligan entre sí a los miealbios del ~ilui~icipio."

"El ~iiunicipio s6lo consi~clerará colno sirperio- res c 101s suyos Tos iiltereses cle 1;i Fe.deració~i que él misulo liajia celebrado lilsrerneillte con otros muiiicipios . "

"Dacla la iiiultil11icida.d cle nilestras iiecesida- des, no bsstará por el prolito con una únjca ,fe.

cleración, sino que e l mil~iicipio sentirá l a precí- aión de formar parte .cle otras asociaciones, de agregame también a ésta o a la otra federacihn. Para el cie proiciwarse los iiiedios cle subsistencia, ya es mieinbro cle ~111 gi.zil3o ; alzoía, es piecisio y-~ie se iiicorpore a un segundo grupo para la obtea- cióñ cle o t ~ o s objetos que ha ~ilzeizester, por ~j 2111-

plo, metales; y todavía cle uii tercero o im cuar- to que le snministraii irol~a y obras ~ 1 e arte.

"Las Fecleracioiles cle iliiinicil~ios se entrecru- zarán unos con otras cilando éstas obedexca-ii a su proliiii. es~olucióii natural y formaisán una red infinitri.niente más espes!a y una unidad cn- teramente distinta de la que forinan los Estarlos,

cuyas partes singulares está^ unas junto a las otras, lo mismo que las varas de l lector."

Así orgaiiizada, la sociedad podía cunzplir Sá- cilmente las funciones que hoy clesempeña el Es- tado. Sigamos a Kropotkiil :

" S u p o ~ i ~ a m o s que haya iiecesidad de na a m i - no. Los liabitaiites cle los diversos iiliinicilpios pueden concertarse entre si perfectanieiite para el fin que se busca J- lo realizarAil íiiejoi aún que el 3Iiiiistro de Obras Pfiblicas . " T tial como el camino, se haríaii todos los de-

más trabajos. H e ahí expuestas las ideas funclaliieiitales cle

los anarquistas; pero aiites cle seguir yale la pe- na detenerse a laarrar cómo ganarom Balruniii y los suyos este limiibre cpe es aún el terror sle los ciudadanos sensatos p t~anqiiilos . Dice Kropot- k in : "Cuando, con una l-iijiiela cle L a Iiiteriiacio- *

nal, se formó 1111 partido que iioi ieaoilocía auto- r i d ~ d n i siquiera cteiitro de esta asociacibil, (:o- mo t8aunpocu reconocía ninguiia otra aiitoricla d, este partido se Ilainó, primeramente, federlalistd y luego ai~i ic~i tor i tar io o enemigo del Estallo.

Evitose entoiices el darle ]la deiioinacióii de ai1:ir- quista. La relabra an-arquía (esta era l a n1?1-

riera de escribirla en aquel tiempo) parecía a la geilte que enlazaba demasiado a l paiticlo con los piosélitos de Proiidboii, cuyas ideas reforinado~as coinbatía La Iiiternacio~ial. Pero, jtistanzeiite por eso, para engei~drar l a coiifusión, se coiiiplacinii los aclversarios eii clesignarlo cle esta manera; además da que se Iiacía posible la afiymai?ií,ii, resultante ya del nombre inismo ,de los aiiarquis- tas, de que 1; que Isnscizbaa era el ciesorrlez y a! caos, sin pensar e11 l iada inás. El partido anarquista bien prontio aceptó la deiioa~iinación que se le había dado. ? '

Los discípulos de &Tarx y Kropotl~bi, tisaeii

dos pniltos básicos coiiiuses: la socializacióii de la propiedacl y la crítica a l a orgai~ización capi- halista. Tieiieil dos puiltos de clesacuer~Iol: 1 a or- ganización política de la socieclad futura g los métodos e~?ipleaclos pasa d e s t ~ u i r la presente.

Se han coiiibatido coi1 feroz eilca~iiizaimiuilt o estas dos corriei~,tcs; se Bail combatida con i ~ á s entusiasmo que el que las clos reuilidas pod=.ícx:i empleai. eil c o l ~ l b a t i ~ al conlrhil eiiemigo.

Hiibo ni1 instante cn que parecieroii desapai2- cer las viejas rivalic~ades, los t~~aclicioilales auta- goiiisilios. Fiié al tériniilo d e la giierya, cuando se alzaba eii Oriente como iiiia alnora bienheclio- i a la revoliicióll bolcheviqui ; pero, c1ui.ó poco la p2z y hoy los proletarios clel iliuilclo eiitero se cn- uueiitran clestrozados .

Es el triuilfo iilomentkiieo de una reacción iiievitable y qne c1ai.á paso a un nuevo a ~ r a ~ ~ c e de ;as i'deas extrenlistas. Los propios quebrantos d e l a I i o ~ a presente, ~ ln l i ga~án a los trabajadores a ol- viciar sus cli£erencias y a ~ini rse eii Liiia acción más efectiva que la realizada hasta el ~ f e s e n t e .

Esa acción debe ser, y será seguiailieiite, la ac- ción s ~ d i c a l i s t a . Ellla anna las coiicepcioiies al~arquista y social-cleuiócrata en el caiiipo eco- nómico; ella respoilde a la idea cle l l a rx , de que ~610 loa feilóineilos eeoii6niicos tieiien iiuportan- cia eii la t r a s ~ . o i * i a i ó i social ; ella no implica

el iobusteciiliieilto del E ,tado, sino que trae, co- iiio eoiisecueiicia lógica, Ia. ~lescent~alización fun- cioiial .

Eii ella puedeii dame la mano los pnitidarios de M a ~ x y Kropotkin. Ojal% pronto logren hnuerlo !

ENRIQUE MALATESTA

El1 tina d e las prisiones abiertas para los pro- pagaiiidilstas por BXussoliili y sus secuaces, se en- c~ientra fija l a izzilyada alhelaate de los mar- quistas italianos : en ella. está encerrado, desde

hace cei:ca de dos años, Enrique Malatestia, Iiom- bre misterioso y audaz, cuya figwra aparece sie:n- p ie en cuanta acción revoil~~cionaria se ha iea- lizado en los paises clel viejo coiitiiieizte. Es ya ir11 amiano, debe tener cerca ya (de seten6a y cinco anos. De su vida sólo se conocen episodios aaecdÓticos que se cuentan los compañeros des-

pués de lals reuiiioi~es para avivar e l eatusiasn~o y la confianza en un triunfo que, coino el sspe- jismo clel desierto, desaparece en ciiaiito se le tiene a l alcalice de la .mano. Uno de los diarios londinenses cle iizayoq circulacióil, le ofreició cinco ini'l libras esterlilias p ~ i sus inemoiias. Negóse a escribiillas Malatesta, dicieiiclo qile tenía cosas más impoitai~tes de que ocuparse. NIopii,á, yegu- yamente, sil1 quc la bistoiria de sil vida gueda reco~istituirse jainks .

Bien es cierto qzie ella está escrita con cayac- teres iiiclelebles en la p r o p a g a d a y l a acción de los ailarqnistas de toda la t ieria.

E n 1872, ci-irsaba medicina en una de las LTni- ve~sidsdes cle ItaJia. Era el rnomeilto d e la luclia por las liberta,des y Malatesta se eilioló en las filas de los que seguía11 a Garibaldi. Bien pronto de i ep~~b l i cauo se trailsfoimó en socialista y to- mó parte astiva, en las seecio~les qzle La Inteq-

nacional organizara en la Peilínsulis. Fué cl dis- cípulo preclilécato de Bakgniii y hasta hoy aps-

rece como la enciarnación más exacta clel espiri- tu revolucionaiio del grag ruso. Perseguidol, tuvo que cortay su carrera, coiisapráizdose, en ab- ~oh i t o a la causa del pueblo. A lla muerte de ' su pad~e , heredó una fortuna que repartió entFe los proletaiios italianos. En 1874 aparece en las Apulias cdpiial~eando una barzcla cle obreros y estudiantes que conmovió las campiiías d e esa región de Italia. ha ins~~rieción ,abrazó t,oJa la península l x i o fué sofocada por las £uerzas fieles al /Gobierno . I3rocesadó en unión cte otros pyo- pagaiidistas, fu6 absuelto. 'Tres aííos inás tarde orga.lii2ia uva nueva insurrección en las cerca- nías de Bencvento, sili lo-a$ o t ~ a cosa que s ~ r apresado d e nuevo. A1 ano siguiente se le in- dulta y toma parte en la insurrección cle la IIer- zegovina eii cortra del (Sobieiilo hiingaro. Dasa largo tiempo en las prisiones aiustiiaasis y es zrl fin enviadr, a Italia.

Tonla parte en diversos congresos socialistas auspiciando siempre la acción violenta de& siva .

Hacia esos &os se instala en Londres con uii pequefío taller de mecánilco-elect~icista, que 1 e dá escasainente para vivir, Aparece de nuevo en Florencia en 1883 en ca1ida.d de directoi del pe- riódico revoliicionario " La Cuestión Social". En 1884 estalla el cólera en Nápoles e ininediatainen- te se dirige allá en conzpafiía de otros anarquistas y su accióii es tan eficaz e iilteiisa que el propio Gobierno les manifiost~a sus agradecimientos. La justicia romlaiia Lo condeiia a tres aííox de presi- dio, en calidad de malhechor, y paya b u ~ l a r la prisión huye a la Aigentiiia, eii donde oygnniza un intenso movimiento anarquista.

Y así sigiic~, indefinidamente, su vida de agita-

ción en agi-tacióii, de revuelta en revuelta; siempre perseguido y siempre logrando huir. 'i'res veces se le condeiia la muerte. Recolrre el muildo en todas direcciones y a todas lleva la tea revolucionaria.

Cuando el ambiente iio se presta para la 'ac- ción, escribe artíciilos iadmirables y acimira!)les folletos de propaganda que se tracinceii a todos los. idiomas jT alcanza11 tira jes de millones de ejemplares .

Al estaliar la última gran guerra, Rropotkin, Grave, y 08tios collocidos apóstoles del aiiarqr~is- mo, propiciaron l a lncha en colzt~a, cie la Aleina- nia imperial; l%%latesta se iizaiituvo iilflesible y desde Loiuclies fnstigó con iilcloi~~able e?iei.gía a 10s viejos camaradas que se dejaban arrastrar por el entusiasmo de la trágica ,aveutiira.

Tenninada la guerra vuelve a Italia en los primeros meses de 1920. Todc el l~ueblo de Gé- nor7a lo espera al grito delirante cle viva la :evo- lución. Comienza así la Última etapa de su apos- tolado reuolucionario . Ha ~(sinlsiado de táctica, iio ataca a los políticos, izo combate a 'los sindicalistas, predica incesantenzeizte l a ~inióli cle todas las fuerzas revoliicioilarias . Desp~iés de l tririnfo políticro de los ~o~cialistas habla en el se- no de$ propio particlo, felicitándose por el Sxito alcaqzado. Oigaiiiza g dirige la toma de las fá- bricas poi los obreros ine-bsliírigois en Setiembre de 1920. Es el instante de su apogeo. Uii pasio más y el triiinfo será aii heclzlo; pero la Co:;Zc- deiacióii Gr:ileral del Trabajo retrocede csp,wi- tada ante s u pi30]sia 0lsi.a y lo abaiidoi1,a el1 el momento deci~.;ivo. La desilusión 710 lo absi;e y mielve- de i~ncvo a la fiicha periodística. Piibli- as feroces arfícnlos eii contila de lo que llama la traición de los socialistas y sindicalistas y du- rante algúii tiompo logra mantener 1s agitaci41i.

A priiicipios de 1921, los £ascistas iiiteiisificiaii sus ataques y log"i'1an vencer ante lla clesunión de los trabajadores. E n ese instante el Gobiel-no se atreve a encerrar en la celda de una cárcel a l más ,audaz cle los revolucioi~a~ios .

Se reune el jurado y después cie uiia defelisa brillante, decreta la libert ad de Malatesta. I\Jo pasaii sino pocos meses cuando se le a~re lze i~de ~iuevaineilte. Se le acusa de incitar a la ieviiclta.

Malatesta conlienza a piactroar la huelga del 11auibi.e; pero los ai~a~qixistas se prepa1~ízlz coi1 el fin de obteiilei la libertad del agitador, a ~~ealizas una serie de ateiitados terroyistas.

E l primero es el es tal lid,^ d e uiLa bomba en el café "Dicna", de Nápolcs . ~uldltltesta condena ei ;tC-eii.tado y rcl~lnncia a 1.z Zi,elgn del liambre

Segiin una ultima qarta esc!~~?'ta en la prisiliii, Enrique IVIalatesta, a pesar de sus 75 años, se dedica #al estudio del alelnáii.

Malatesta es, seguramente, el filtimo gran (su- dillo clLie pasará, por el mundo; el illtiino vásta- go de aqnella familia gloriosa, que tiene somo aiitepasaclos a los " condottieri"; que revive coi1

,Garibaldi y clue clesapareceiá coa el último sus- piro ctel agitador.

Eii sit~~acioiies y caiiipos cliversos, todos ellos presentan las misillas caiacterístiws; el mismo anlielo de lrieh'a ; el mismo instinto aventursro ; el mismo clesprecio por l a vicla; l,a iizisuza traai~ili- lidad ante el desastre.

Todo el trabajo qile realizó en iizás de cincuerta aíios cle iiiteiisa propaganda revolucionaria, se desinoroiló en u n minuto con10 los eas t i l l~s de naipes que haceu el eiicantio d e los niiros.

Mas eso no logrará desalentar a11 [agitador, y

A piiiicipios d e 1921, los £asci,stas iiitensifician sus ataques y 1og"ilan vencer ante la desunión de los trabajadores. Eii ese instante el Gobierno se atreve a encerrar en la celda de una cárcel a l más (audaz cle los i.eviolucioiiayios.

Se reune el jurado y despiiés de iiiia defcisa brillante, decreta la libertad de Malatesta. No pasan sino pocos meses cuando se le aprelzei~de iiuevamei~te. Se le acusa 'cle iiicitai. a la revuelta.

>¡alatesta conlienza a practioar la 1iiielg.a del 1larnbi.e; pero los a i~a~qnis tas se prepai~cz~z coi1 el fin de obteiiki la libertad del agitador, a ~'ealizai una serie de ateiitados terroristas.

El primero es el es tal lid,^ cle u s a bomba en el café "Di~na", de Nkpoles. :.Idlatesta condena eí ;ttcli.lado y rt.nnncia a !a 1.1,elga del hambre

Segiin una Gl!:ima qarta esci~?'ta en la prisiljil, Enrique Malatesta, a pesar de sus 75 años, se dedica la1 estudio del aleiiiáii.

Malatesta es, seguramente, el últiii~o gran cxiu- dillo que pasará por el i u ~ i i d o ; el nltiino vásta- go cle aqiiella familia gloriosa, que tiene 2omo

1 L antepasaclos a los condottieri"; que revive coi1 Garibaldi y cliie clesapareceiá coa el últinno sus- piro del agitador.

Eii sitnacioiies y caiiipos cliversos, todos ellos presentan las misillas característims; el mismo anl-ielo de lr i~h 'a; el mismo instinto aventursro ; el mismo clesprecio por l a vicla; la misma tranqni- lidad ante el desastre.

Todo el tiabajo cpe realizó en iiiás de cincue~ita aíios de iiiteilsa 17ropagancla revoliicionaria, se desmoronó en uil minuto coiizo los castillos de naipes que hace11 el eiicantiol d e los niños.

Mas eso no logrará desalentar a11 lagitador, y

allá, en SLI celda, seguirá soñando con la revo- lución futura y talvez sus últimas palabras sean im llamado elomente a los revolueioi~arios de todo el mundo.

No f-~ie~~oil elegidas al azar las cuatro figiiras esbozadas eu l a charla de esta taide. Ellas re- presentan los aspectos más eaiacteristicos. de los agitadores. Lassalle es s6lu el a v e n t ~ ~ e r o que trata cie clominal: y vencer; 3Ta.i.s el sabio que aplica sus piiiicipios cien$ificos a la acción sockal; Kropotlrine, el poeta sofiador que va predicaiiiio los ideales humanitarios, y Malatesta, el hombre de acción, el cai~dillo ilicoiuparable que lleva a las masas al motín y a la revuelta.

Son los agitadores los guías de la humanidad en sii marcha por la áspeqa senda que lleva a lo porvei~ir . Descle los bíblicos pro£etas de Israel, hasta los p~ílzcipes aiiarqiiistas de la hoya actual, ellos hall lirchaclo coiiti-n la corriente coi1 titiii~i- cos esfuerzos y lian ido inaicau.do con huella san- s i e n t a cada una cle las etapas del pi.o~peso. -'?al- vez e~ la t s l d e cle sus vidas, cuando' sus cue r~3s debilitados por el esfuerzo Icomienzaii a )doblarse hacia,la tierra, han vuelto atyás los ojos paya coii- teiizl~lal= la .clii.,tancjia recor~ida ; y ha11 visto entonces, col1 una extrafia desilusión, que apenas si hall alsandoilado la ribera.

j Qué impok-ta ! si de ellos puede etel~iiameiite decirse l o (93 clijo el poeta del bai.,quero :

Más el ~ " e j o rival cle las corrientes, guardó tenay., ~ i o ~ s sabe paqa ciiando, la irijsma vercle caña entre los clientes."

Palabras Iniciales .sobre el autrir .$....... 3

Int~oducción . . . . . . ' . . . . . . . . . * . . . 5

Fernando Lassalle . . . . . . . . . . . . . . 11

. . . . . . . . . . . . . . . . . Carlos Maxx 21

. . . . . . . . . . . . . . Yedio Kropotkin 35

. . . . . . . . . . . . . . Xnrique Malatesta 53

Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

FIGURAS DE AGITADORES - BCN

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