FILOSOFíA Matricula: 85233741 - 148.206.53.84148.206.53.84/tesiuami/UAM2019.pdf · 1.2 Dimensiones...
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Casa abierta al tiempo I Z T A P A L A P A
UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA DMSION DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA
“EL PENSAMIENTO ETICO EN EMMANUEL MOUNIER”
TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN
FILOSOFíA
Matricula: 85233741
México, D.F. Agosto, 1997
Indice.
Capítulo I. Antecedentes sobre la corriente filosófica “Personalismo”.
l . La persona de Emmanuel Mounier
2. Panorama Histórico
2.1 Los Totalitarismos
2.2 La Enajenación
3. Precisiones sobre el Movimiento Personalista
3.1 El Personalismo
4. La Revista Esprit
Capítulo II. Doctrina Mouneriana sobre Persona.
l . Concepto de Persona
l . 1 lndefinibilidad de Persona
1.2 Persona e Individuo
1.3 Proyecto Personalista
2. Las Estructuras y Dimensiones del Universo Personal.
2. l . Movimiento de Exteriorización
Encarnación Compromiso Comunión
2.2 Movimiento de interiorización
0 Vocación O Interioridad-Exterioridad
2.3 Movimiento de trascendencia
O Demostración de la trascendencia O Naturaleza de la trascendencia 0 Dirección y fin O Consecuencia de la trascendencia
Capítulo 111. Ética Mouneriana. La Libertad
l . Aspectos éticos
l . 1 Los valores
1.2 Dimensiones de la Acción Humana
2. La Libertad
2.1 Concepto de Libertad
2.2 Conciencia y Libertad
2.3 Libertad y Dominio de sí
0 Conclusiones
0 Citas bibliográficas
0 Bibliografía
2
En una época de crisis, como la actual, el hombre va
experimentando miseria, temor, soledad, perdiendo su identidad; para
aferrarse sólo a lo sensible, sin darse cuenta de que todo éI se va
reduciendo a un objeto. Inmerso en instituciones, sistemas políticos, y
económicos y sociales, que han favorecido la pérdida de su capacidad
para decidir por sí mismo, a punto de perder casi por completo su
identidad y la esperanza de superar tal estado.
Pero dentro de este conjunto caótico surge pujante un proceso de
descubrimiento de la intimidad humana. Sin embargo, este proceso no es
nuevo y tampoco sólo de nuestra época.
Muchos autores han estudiado al hombre desde diferentes puntos
de vista, pero su intimidad se les ha escapado. Y es que la intimidad no es
un concepto o cosa que podemos teorizar, como un método, o un
pensamiento, o una doctrina. Sino que la intimidad o interioridadd la
referimos a la expresión práctica: la acción.
3
Durante la historia de la filosofía se ha descubrierto a la persona con
todo lo que ella implica: vivencias, sentimientos, valores, también se le ha
descubierto en el mundo, en sus relaciones de producción, política,
economía, pero o casi nadie lo había relacionado de manera armónica.
Por lo que hacia falta un actuar con la suficiente capacidad crítica para
relacionar estas realidades que aparentemente estaban alejadas. Es
Emmanuel Mounier y su personalismo, quien supo analizar los problemas de
su tiempo, y ofrecer un pensamiento original y una solución concreta al
problema que éI consideraba como principal: La Persona.
Persuadido por un empobrecimiento de la comunicación con el Ser,
de que tras la masificación revelada por las crisis de su tiempo se halla un
desplazamiento de la verdad. Emmanuel Mounier, hace una síntesis entre
lo griego y lo contemporáneo de la persona, la praxis. El yo soy y mis
circunstancias.
AI estudiar a la persona dentro de su entorno, descubre que la
persona está enajenada; la causa: Un desorden establecido; la solución: El
cambio
4
Este cambio debió de ser radical para sacar a la humanidad del
tronco en el que se encontraba, pero sin ser un derramamiento de sangre;
sino por lo contrario, un cambio que fue espiritual , que tocara a todo
hombre que es a la vez cuerpo y alma, espíritu y carne.
Mounier llevó a cabo un cambio distinto a otros cambios que se han
desarrollado históricamente y que en lugar de reivindicar a la persona, la
había anulado sistemáticamente entre comunismos y capitalismos, o entre
individualismos y totalitarismos.
Ahondar en el pensamiento de este filósofo personalista nos permite
adentrarnos en el mundo de la persona, comprenderla y mejorar el mundo
que nos ha tocado vivir. De ahí que el objetivo del presente trabajo sea
redescubrir en la doctrina mouneriana, algunas pistas de interpretación
que ayuden a comprender el valor inalienable, fundamental y
trascendente de la Persona, en medio de un mundo que, en esencia,
sigue siendo despersonalizado y despersonalizante, como el que tuvo que
enfrentar Emmanuel Mounier.
Comenzaré por su biográfia, ya que vida e ideas se entrelazan y
relacionan de manera recíproca; de hecho, sus diarios y cartas
5
constituyen, hoy por hoy una de las mejores
que se cuenta para conocer su vida y obra.
fuentes bibliográficas con las
Después paso al estudio que
hace de los principales sucesos del mundo que lo rodean y sobre todo lo
aquejan.
Posteriormente expondré la metafísica de la persona; punto central
de la filosofía mouneriana y que constituye la clase esencial de
interpretación para el concepto de persona en sus praxis.
Por último planteare su propuesta de la ética en donde los valores
exigen del hombre una conciencia en combate, de una acción creadora
de buscar soluciones en su camino y emprender del error al acierto
teniendo como Único medio la voluntad de acción. En esta parte, no sólo
conoceremos a Mounier como un gran filósofo sino que también a un gran
hombre de las ciencias humanísticas por que está inmersa la parte
psicológica del hombre en este campo.
7
LA PERSONA DE EMMANUEL MOUNIER
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En las épocas peligrosas se yerguen los hombres audaces. Dentro de
esos procesos de pensamientos de moda y en especial el de revalorar la
dignidad del ser humano, que nos enfrenta a una sociedad creada por
hombres, que desean el tiempo en que viven, el medio que les alienta y
además buscan llegar a la plenitud de que son capaces. Tal es, la
ideología del pensamiento Mouneriano.
Emmanuel Mounier nació el 1 ” de abril de 1905, en Grenoble,
Francia, en el seno de una familia modesta y campqsina. Afectado
físicamente por sordera y vista débil, se vio obligado a retardar sus
estudios; sin embargo la tranquilidad de su ciudad natal y el ambiente
eminentemente cristiano de su familia lo llevó a poseer una madurez
precoz, ya que cuestionaba con profundidad las situaciones que vivía.
Ingresa, por obediencia a sus padres, a la Facultad de Ciencias en
1924, por lo que tiene que ir a París: después de la desolación de un
fracaso en la “sección científica”, asiste a un retiro en S. Robert con el
Padre Décisier, despertando en éI una orientación sobre la Filosofía. Se
8
entera que en su ciudad natal se encuentra Jacques Chevalier
impartiendo cursos de filosofía. Se decide ir a su encuentro en la
Universidad de Grenoble.
Entre 1926-1 927 se diploma con un trabajo sobre Rene Descartes,
titulado “El conflicto del antropocentrismo y teocentrismo de Descartes”.
Funda el Grupo de estudios filosóficos para futuros profesores, además de
estar inscrito en un seminario para estudiantes, dirigido por Jacques
Chevalier, quien por cierto fue su más fuerte impulsor, para continuar con
la filosofía. Ingresa al grupo de la Acción Católica de Jóvenes Franceses,
alternando su estudio e investigación intelectual con su compromiso en los
barrios populares.
En octubre de 1927 parte hacia París y llega a la Soborna. Ahí
experimenta situaciones de lucha y prueba, pues encuentra en este
ambiente una gran carencia de sacrificio y una noción sin valor sobre lo
que es la vida humana en su grandeza y miseria. Allí obtiene el puesto de
auxiliar de Raymond Aron y comienza a preparar su tesis sobre el pecado y
los místicos, pero renuncia a ello para dedicarse en 1929 al estudio de las
obras completas de Charles Peguy; en colaboración con Marcel Peguy,
trabajo que luego fructificará en su obra “El pensamiento de Charles
9
Peguy” ( 1 931 ). Se dedica así de manera formal al estudio de la ética, más
que en otro campo de la filosofía especulativa; sin dejar de lado el
pensamiento católico comprometido que lo distinguía de otros filósofos y
es que Emmanuel Mounier quería dar respuesta a un mundo que se
encontraba en crisis, del cual hablare más adelante.
De 1930-1 932 es profesor de filosofía en el colegio Santa María Nevilly
y el Liceo de Saint-Omer, además colabora en el movimiento “Les
Davidées” para las maestras cristianas de la enseñanza pública. Forma
equipo con Georges lzard y André Deléage para continuar con la obra de
Péguy; funda en 1932 la revista Esprit, movimiento de reflexión que busca
apartar el orden cristiano de los poderes del dinero y del desorden
establecido. A los dos años se separa de sus colaboradores, que a su vez
fundan la “Troisiéme force”. Emmanuel Mounier continua su enseñanza
filosófica pero ahora en Liceo Francés de Bruselas, en donde radicó de
1935 a 1939.
En 1935 contrae matrimonio con Paulette Leckercq quien le apoyará
hasta el final de su vida, además de que se encargará de recopilar y editar
sus obras póstumas. Tienen su primera hija, al año siguiente recibe avisos
10
de alarma de la autoridad eclesiástica de Roma, a causa de su revista, ya
que le creían de tendencia comunista; le sugieren que se retracte.
Viene la guerra de España, el nazismo, y el fascismo en Alemania,
además estalla la polémica acerca de la no intervención en la guerra de
Etiopía. Todos estos acontecimientos impulsan a Mounier a formar partido.
Rechaza el capitalismo, el fascismo y el nazismo, y trata de explicar como
el marxismo es un enemigo de los tres aliados anteriores. Ingresa en 1939 al
grupo cazadores Alpinos.
En 1940 cae prisionero por los alemanes, se ve obligado a residir en
Lyon compartiendo la miseria con su esposa y su primera hija Francoise;
posteriormente nace Ana, su segunda hija.
Se opone al régimen del Vichy, quien prohibe la emisión de Esprit el
25 de agosto de 1941, por considerarse de ideas tendenciosas. Es
detenido en 1942, por segunda vez, por ser miembro y jefe de el
movimiento “Combat”, pero dura poco tiempo en la prisión de Clermont-
Ferrand, consigue su libertad provisional y residencia forzosa. En junio entra
en huelga de hambre hasta que es absuelto en octubre del mismo año, y
se traslada a Dievlefit y después a París.
11
En 1945 reanuda la revista Esprit con temas sociopoliticos, en 1947
nace Martine, su tercera hija; se dedica a publicar sus obras y a difundir su
revista.
Por 1949 sufre una crisis cardiaca que lo llevará a la muerte el 22 de
marzo de 1950.
La personalidad de E. Mounier fue arraigada en un solo
pensamiento:
- Su ascendencia campesina, que le dota de confianza, espontaneidad,
simplicidad y entrega.
-Era hombre de una profunda vida interior, que se manifesta en su
búsqueda por la verdad; en la apertura y diálogo con todos; y una
serenidad, dignidad, sacrificio y fuerza ante las situaciones adversas como
la prisión, la enfermedad.
-Poseía una fe profunda, que lo llevó a vivir en la caridad hacia todos,
especialmente con los oprimidos y más pobres una constante actitud de
conversión y disponibilidad a la Iglesia.
-Pensamiento y acción fueron sus lineas fundamentales de acción, su
vocación nació de una toma de conciencia de la miseria humana.
12
1931 -
1934 -
-
1936 -
1937 -
939 -
944 -
944-46
947 -
948 -
949 -
1950 -
1953 -
El pensamiento de Charles Peguy
De la propiedad capitalista a la propiedad humana.
Revolución personalista y comunitaria.
Manifiesto al servicio del personalismo.
Anarquía y personalismo.
Los cristianos ante el problema de la paz.
El afrontamiento cristiano
Tratado del carácter
Introducción a los existencialistas.
El despertar del África negra.
El pequeño miedo del siglo XX.
El personalismo.
La cristiandad difunta.
Las certezas difíciles.
La esperanza de los desesperados.
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PANORAMA H I S T ~ R I C O
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ...................................................................................
Porque el hombre es un ser temporal y su pensamiento siempre se ve
enamorado en la realidad histórica, por ello es necesario conocer la
dimensión espacio - temporal en que se desarrolla la filosofía de Mounier.
La cual es considerada como un diálogo con su realidad.
A fines del siglo XIX encontramos algunos hechos que fueron
definitivos para el desarrollo de este siglo: resurgimiento de nacionalismos,
el socialismo como impulsor del cambio social, adelantos científicos y
técnicos causantes de nuevos tipos de pensamiento y de conducta,
además un desafío para establecer un nuevo planteamiento de
situaciones y valores.
Esta transición global se manifesta en rasgos que se interrelacionan:
se hace patente una gran explosión demográfica mundial, juntamente
con el desarrollo de la urbanización, que convertirá a la ciudad en centro
de acción social económica y política de este siglo. Este crecimiento de
población tiene repercusiones en la economía, que ya no es "doméstica"
14
sino “planetaria”, y por consiguiente se crea interdependencia entre los
países, no sólo de Europa, sino de todo el mundo. Junto al fenómeno
anterior se da un binomio indisoluble: industralización - cuestión social, sin
poderse separar la realidad industrial de la social.
Un acontecimiento que fue fundamental, no sólo para los países
directamente implicados, sino para el mundo entero, es la Primera Guerra
Mundial, que afecto en todas las dimensiones de la vida humana:
economía, política, sociedad, costumbres y pensamiento.
AI terminar la Guerra, Europa sufre un declive general acabando
con el optimismo tecnológico del siglo XIX. Como reacción a esta
situación, se inicia una expansión en la década de los veintes, teniendo
una prosperidad tan engañosa, que el 24 de octubre de 1929, en Wall
Street, Nueva York, se manifiesta como tal, al hundirse la bolsa de valores.
Como resultado surge una crisis económica mundial, que más tarde
tendría consecuencias sociales, económicos y políticos en la vida
humana.
En lo social, la demografía tiene, sobre todo en Europa, una
tendencia antinatalista, desarrollándose nuevas clases sociales marcadas
15
por la riqueza económica. En Lo político se dio una crisis de estructuras
sobre todo en la democracia parlamentaria, cuestionándosele la
capacidad de afrontar los problemas sociales; considerándose también
como una crisis de conciencia.
En esta época se le acusa al liberalismo de ser incapaz de resolver el
problema del hombre, llevándolo a la injusticia social y a la destrucción de
la persona en una tendencia individualista. Surge en contraste el
colectivismo que se proclama como defensor del hombre, pero que al
final reduciría al ser humano a lo colectivo y a lo económico. Comienzan
además a tomar fuerza otros sistemas que a la larga irán en detrimento de
la persona: los totalitarismos.
LOS TOTALITARISMOS
Un fenómeno característico de este siglo, que no es posible ignorar,
es el totalitarismo, cuya ideología es “Todo es del estado y se ordena en
éI”. Se caracteriza por la exaltación que hace de las emociones, el culto
al caudillo, un nacionalismo radical, el uso ideologizante de la
propaganda, y el recurso a la fuerza militar y policiaca como medio de
control y expansión.
16
Es éste un siglo de grandes adelantos en todos los órdenes, pero a la
vez de gran retroceso en el desarrollo del hombre. Lo más grave no era el
fenómeno político totalitarista sino la ideología subyacente en éI, que se
distinguía por tener una actitud despersonalizante. Los sistemas que
Mounier considera como tales son:
I. )El capitalismo burgués: no es sólo el sistema socio-económico liberal,
sino una actitud, que da primicia a lo económico sobre los otros valores.
A pesar de sus logros materiales, causó la miseria de muchos pueblos, y
sobre todo atentó contra la persona al reducirla a un instrumento, o una
mercancía, a un ser que produce y consume. Más que hablar de un
hombre burgués, se habla de actitud burguesa, que se caracteriza por
ser individualista, asilada en si misma, y valora a los demás por el “tener”.
Las relaciones entre las personas son “comercializadas” y con base a
roles socio-económicos. Lo más grave de este sistema, es que disfraza
sus acciones con apariencia de búsqueda y de desarrollo de la libertad.
II. ) El marxismo se presenta como una reacción al individualismo capitalista al
luchar por el hombre concreto y su realidad histórica, y contra la injusticia y
opresión. Sin embargo, cae en una mentalidad unilateral al reducir a la
persona a la infraestructura económica y su existencia a la colectividad.
17
La persona se diluye al perder su capacidad de pensar y decidir por sí
misma, y sus relaciones se ordenan exclusivamente al bien de la
colectividad. Motiva a la revolución, pero no para despertar la conciencia
libre y personal de su situación y compromiso, sino para ser una pieza en
función del derrocamiento de los sistemas capitalistas.
Ill) El fascismo, no reducido al régimen italiano de 1922, sino a la situación
de decepción de los pueblos respecto a las democracias que se muestran
ineficaces para afrontar los problemas humanos, y a la esperanza en un
líder y un aparato ideológico y nacionalista. Esta actitud fascista se
expresa en la primicia por lo irracional, por la fuerza, por lo pragmático. La
persona pierde su identidad al identificarse con el Estado, quien es el que
decide por ella y la maneja a su antojo: “El Estado reclama el dominio
absoluto de la vida privada, de la economía, de la vida espiritual para sí y
mediante su órgano activo: el Partido; en manos de su Jefe; de esta
forma, la dictadura se convierte en dictadura personal mediante la
dictadura de una minoría actuante, ayudada por un policía” ( 1 )
18
LA ENAJENACIóN
La crisis de ese siglo se expresa a fin de cuentas en la enajenación
de la persona humana, el hombre no puede ser éI mismo, y está destinado
a ser un extraño en el mundo en que vive; la persona se encuentra en la
miseria, en la corrupción, pérdida de identidad y decisión personal, y se
experimenta como un objeto al servicio de otros, en una palabra, se ha
deshumanizado.
Siendo este problema tan complejo, las causas son múltiples:
- el optimismo modernista se derrumba, y la máquina, creada para servir al
hombre, ha alcanzado tanto poder que lo domina.
- la política, entendida como la lucha por el poder, se ha corrompido y usa
a la persona como pieza para bien de la “máquina política”, incluso
sacrificando a sus propios miembros;
- la situación económica de pobreza que limita a la persona al privarle de
satisfacer de SUS necesidades elementales, le imposibilita su desarrollo
pleno.
Se ha intentado de diversos modos salir de esa situación, pero no ha
sido posible, puesto que sigue siendo actual. La razón es que se ha
reducido el problema; ciertamente cada uno de esos elementos ha
influido, pero no son ni los únicos, ni determinantes; puesto que no se
19
aborda el problema en su totalidad, no tocan el fundamento. Mientras no
se salga de la periferia y se atienda a la persona, no se podrá sanar de
esta “enfermedad” enajenante.
Precisamente en este contexto, en el cual la persona es
desvalorizada por los sistemas establecidos, Mounier propone su doctrina
personalista, como un intento de salvar la situación. No es una propuesta
partidista, sino una opción por la persona; una acción que superando el
individualismo capitalista, el colectivismo marxista, y el estatismo fascista,
rescate a la persona y le favorezca su desarrollo humano integramente.
Puesto que la personalización es el bien supremo del universo.
20
LA REVISTA ESPRIT
"Si se busca el germen de nuestros grupos se le encontrará en ese
núcleo de cuatro jóvenes que durante un año, de la primavera de 1931 a
octubre 1932, prepararon Esprit (que debía aparecer antes y no lo hizo por
falta de fondos, en abril de 1932, y que iba a llamarse, tras laboriosas
discusiones, Universo" (8). Más que una revista, Esprit es un movimiento que
intenta dar respuesta a las interpretaciones, mediante un pensamiento
encarnado, de los problemas fundamentales de su entorno social.
Déléage, Galey, lzard junto con Mounier, fueron ese grupo que tomó el
acuerdo de preparla. Déléage representaba la poesía, lzard la política,
Mounier la doctrina y Galey que difundía sus descubrimientos. En el curso
de 1932 Ulmann se agrego a ellos y comenzó así a crecer el grupo, hasta
la formación de 40 grupos que se reunían en Font-Romeau.
Su objetivo era "Rehacer el Renacimiento" que consistía en retomar
el espíritu que impulso el Renacimiento como un movimiento de esperanza,
en donde se promovía los valores individuales (libertad, intimidad, etc.)
21
además de los valores colectivos de (Trabajo, solidaridad) y formar así una
nueva sociedad basada en acciones de compromiso y solidario.
Aunque compartía con la revista "Cahiers de la Quizame", de
Charles Péguy, la intención de romper con el desorden establecido, desde
un humanismo renovador y no de una política partidista, se distinguirá de
ella en que no se trataba de una revista especializada para élites socio-
culturales, sino una comunicación abierta a todo hombre con tal de que
fuese consciente de la crisis y esté resuelto al cambio. Esprit fue una
"conversación dirigida", como la llamaba Mounier.
Se realiza con una dimensión universalista en sus temas a través del
trabajo en conjunto y con un servicio a la unidad, por lo que responde más
acertadamente al nombre de comunidad: en donde los vínculos de la
amistad y los valores de la vida privada son su imagen propuesta.
Esprit no se define como una actitud económica pues sólo apelo a
los hombres conscientes del desorden espiritual y resueltos al cambio, a
todos los hombres de todos los partidos, creencias y sociedades; de tal
forma que surge de una red de equipos comprometidos de pensadores
que estaban en acción.
22
Sin embargo la organización, como tal, tuvo que sufrir serias
dificultades: Chevalier no estaba de acuerdo con lo planteado
anteriormente; Maritain lo consideraba precipitado; la revista “Jeune
Droite” lo acusaba de abstracción intelectual; “Revue de Siécle” los
tachaba de ingenuos y confiados a la libertad obrera; Maunae acusa a
Mounier de un maniático de la pureza; Izar y Déléage se separaron y
fundaron “La Troisiéme force” (la Tercera Fuerza); el Vaticano desconfió de
su pensamiento, además de acumularse problemas financieros.
A pesar de todo ello Esprit permaneció gracias a que Mounier no
había destinado su empresa a la construcción de un sistema, sino a un
proyecto de civilización y a una idea del hombre; y además, a que nunca
trato a sus colaboradores como instrumentos al servicio de la obra sino
como seres autónomos cuya vocación propia predominaba sobre los
demás.
24
PRECISIONES SOBRE EL PERSONALISMO 1
La denominación de “personalismo” a un sistema filosófico se
remonta a Charles Renouvier (1815-1 903) en concreto a su obra &I
Personalismo, seguido de un estudio sobre la percepción externa y sobre
la fuerza. Antes de éI, el término personalismo era contemplado
peroyativamente, como cuando se dice la palabra persona; éSta
ambigüedad todavía permanece hasta nuestros días, y se trata de una
acepción lingüística y popular exactamente al contrario de lo que se
entiende en filosofía.
Sin embargo, el origen preciso y próximo del personalismo, tal como
es concebido en la actualidad, lo encontramos en Francia, en concreto
en torno a dos eminentes figuras de la filosofía contemporánea Jacques
Mariatain y Emmanuel Mounier, alrededor de los cuales se aglutinaron
bastantes intelectuales que formaron parte del denominado “Movimiento
Esprit” y fue ésta revista el principal órgano de difusión de este
pensamiento, como lo daremos a conocer en otro apartado.
EL PERSONALISMO
En su manifesto servicio &I personalismg Mounier comienza por
hacer un análisis del mundo moderno, es decir, de la civilización burguesa
o individualista, de las civilizaciones fascistas y del hombre nuevo, y
apunta: "Llamamos personalista a toda doctrina, a toda civilización que
afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales
y sobre los mecanismos colectivos que sostienen su desarrollo" (2). Mounier
no pretende ni crear una escuela, ni inventar un sistema sino más bien
agrupar aquellas filosofías que se interesan en dar primacía al hombre
sobre las cosas y las circunstancias. Circunstancias como el progreso
coherente de adaptación biológica y social del hombre a su cuerpo y a su
medio, cultura a la ampliación de su conciencia, a la soltura que adquiere
en el ejercicio de la mente, a su participación particular de una época y
de un grupo, que tiende a lo universal.
Para Mounier el personalismo no es un sistema ni tampoco sólo una
actitud, sino una filosofía. Su tesis central consiste en la afirmación de la
existencia de personas libres y creativas; de tal forma que no es posible
encontrar aquí una sistematización o un método definitivo.
26
El personalismo se puede abordar desde dos puntos de vista, puede
partir del estudio del universo objetivo en donde el modo personal de
existir es la forma más elevada de existencia; y que la evolución de la
naturaleza humana converge en el momento creador en el que surge
esta adquisición del universo. O bien, se vivirá públicamente la experiencia
de la vida personal esperando atraer a un gran número de individuos que
viven como objetos.
Mounier para caracterizar al Personalismo hace un análisis del
mundo moderno considerando: al individualismo burgués, como el origen
de todos los males sociales, miedo a vivir, de arriesgarse, de vivir deseando
encontrar la propia salvación, de tal modo que se de un tipo de
humanidad desprovista de metas y sentidos; donde se prefiere el tener que
el ser y reemplaza la alegría y el amar por el interés y la esterilidad
espiritual. Por otra parte, el sistema capitalista tiene como fines el dinero,
el lujo y el confort provocando la injusticia social, la explotación a los
obreros y con ello enajenando la vida personal. De ahí “Se ha constituido
de manera lenta y difusa, un humanismo burgués, una moral burguesa y
aún más un cristianismo burgués”. (3)
27
Del fascismo Mounier hace notar que da primacía a lo irracional y a
la fuerza sobre la razón y lo espiritual, a lo colectivo nacional sobre lo
personal pues el fin del individuo es su identificación en el Estado. Mientras
que el problema fundamental del marxismo es plantear en ciertos,
términos, que la persona humana, como realidad existencia1 primaria. , no
tiene cabida.
Para el marxismo la existencia del hombre personal está enraizada
en la infraestructura económica de su medio y de su tiempo; pone como
fin a la revolucicjn de la liberación del individuo, rechaza la existencia de
verdades eternas y valores trascendentales al individuo, en el espacio y el
tiempo, y va no sólo contra el cristianismo y la creencia en Dios, sino contra
cualquier forma de realismo espiritual. Sin concebir que la persona es la
existencia espiritual, a sus propios valores; la libertad y el amor.
Considera Mounier que la denuncia que el marxismo hace del
idealismo burgués y de su hipocresía social es una aportación considerable
al humanismo que buscamos, pero al negar lo espiritual en el hombre,
reduce a éste a la mitad y desconoce su realidad intima, su vida personal.
El optimismo que el marxismo profesa es el de un hombre colectivo que
recubre un pesimismo radical de la persona.
28
Por todo lo anterior Mounier considera a "La civilización personalista
como aquella cuyas estructuras y espíritu están orientadas a la realización
como persona, de cada uno de los individuos que la componen. Tienen
como fin último el poner a cada persona en estado de poder vivir como
persona, es decir de poder acceder al máximo de iniciativa, de
responsabilidad, de vida espiritual" .(4)
Los espiritualismos modernos dividen al mundo y al hombre en dos
series independientes, material y espiritual. Hay quienes no aceptan más
que la realidad material en contraste con quienes la consideran como una
apariencia. Este esquema es rechazado por el realismo personalista.
El personalismo "a barca la totalidad del problema humano en toda
la amplitud de la humanidad concreta, desde la condición material más
humilde hasta la más alta posibilidad espiritual". (5)
Mounier parte del hombre como unidad alma-cuerpo, que es una
idea central del cristianismo y afirma que "El hombre es tanto cuerpo
como espíritu, todo entero 'cuerpo' y todo entero 'espíritu' ( 6 ) , por lo que
no puede aceptar dentro de su filosofía la dualidad. Esto da como
consecuencia todo su pensamiento.
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El personalismo no es visto por Mounier como algo creado o siquiera
iniciado por éI, sino algo que "ha agrupado bastantes voluntades, ha
elucidado suficientemente sus principios de base y sus deberes próximos
para mostrar con toda claridad su propia oportunidad, que es la
oportunidad del hombre frente al mundo burgués, al marxismo y a los
fascismos". (7) Basado en esto, piensa que debe tomar conciencia de su
visión histórica decisiva: ya que no se apoya en determinismos politicos,
técnicos o económicos para gobernar la historia, sino que enraíza sus
investigaciones, incluso técnicas, sobre la primicia de la persona.
Dado que el personalismo es un realismo integral, atento a lo inferior
como a lo superior, acepta e integra la existencia de las colectividades
naturales y de las necesidades históricas que la técnica moral individual no
puede resolver por sí misma.
El ideal personalista es un ideal histórico concreto que supone el
sentido da la existencia.
De tal forma, el personalismo se preocupa por ser una aventura
abierta, que se dirige al futuro más que al pasado; liberando los valores de
todos los prejuicios que los aprisionan, de la rigidez de los sistemas;
imponiendo una doble existencia de permanecer y de cambio a todo
cuanto nace.
El personalismo es el esfuerzo para comprender y superar la crisis del
siglo XX, es el hilo conductor por lo eterno, que da lugar a una búsqueda
de la concepción del hombre; buscando un sentido y un lugar a la
persona.
Líneas generales del pensamiento personalista.
Todo personalista sostiene:
una preocupación por la persona concreta, sin llegar a un humanismo
triunfalista.
apertura al otro (comunicación), ya que la persona no es un individuo
cerrado sino un ser para el encuentro con otros y con el otro
(trascendental).
la urgencia del compromiso, puesto que es una reflexión hecha desde y
para la acción, e integrada a la actividad humana.
se pronuncia contra los totalitarismo y en favor de los derechos
humanos, no es una política partidista, sino de lucha en favor de la
persona; por lo que el auténtico político no es un dirigente erudito, sino
un profeta, un intelectual etxarnado y comprometido.
promueve un pensamiento dialéctico, abierto a la superación a través
de la síntesis de dos órdenes de valores: lo histórico y lo trascendente, lo
material y lo espiritual, lo absoluto y la libertad concreta.
la lucha, considerada como afrontamiento, es necesaria para lograr ese
cambio en la historia.
Por todo ello es necesario hacer una revolución, que adopte una
postura crítica ante la injusticia y los vicios de la organización social: contra
cualquier sistema que oprima a la persona, con el fin de instaurar un
régimen personalista y comunitario.
Esta revolución ha de realizarse a través de medios espirituales y
temporales, con métodos de demostración y de acción, apuntando hacia
metas precisas y que deban su eficacia, no al número y a la violencia, sino
al ejemplo y al sacrificio.
Esta revolución personalista, tenía una tendencia hacia el ideal de
no-violencia, puesto que el fin no justifica los medios, sostiene la autocrítica
de sus intenciones y recursos, la primicia de lo humano, tomando como
punto de partida los fenómenos históricos, y cuanto le impida ser persona.
Esta revolución se hace necesaria en tanto que es necesaria una revisión
de valores, el establecimiento de una cultura así como la realización de un
estado personalista. ‘Es una revolución hecha por el hombre de acción, de
pensamiento y la realiza por medio del contacto con los hechos’.
32
El modo idóneo para que el hombre llegue a la existencia personal
es la conversión intima, la interioridad misma que se manifiesta
exteriormente y que bajo ciertas condiciones de vida llegue a su propia
trascendencia. Así, en este capítulo hablo de como el individuo llega a ser
Persona mediante un proceso de exteriorización - interiorización -
trascendencia.
lndefinibilidad de Persona.
Parecería lógico esperar que el personalismo comenzará por definir
el concepto de persona; sin embargo, Mounier no la define en su totalidad
porque de ser así lo determinaría como a los objetos; y a que la
complejidad misma del ser humano y el carácter inobjetual de la persona
son puntos esenciales para definirlo.
33
La persona no es un objeto, ni siquiera el objeto más maravillo del
mundo para definirlo desde afuera. Es la únicu realidad que podamos
conocer y al mismo tiempo hacemos desde dentro, “es una actividad
vivida de autocreación, de comunicación y adhesión, que se aprehende
y que se conoce en su acto como movimiento de personalización” ( 1 ) .
La persona es un modo de existir, revelándose a través de una
experiencia decisiva, propuesta a la libertad de cada uno, pues es la
experiencia vivida el Único medio capaz, de darnos conocimiento de la
persona. Por ello el hecho de ser indefinible, no significa que sea indecible.
Mounier presenta en su libro Manifiesto gl servicio del Personalismo,
publicado en 1936, una serie de rasgos que la describen “Una persona es
un ser espiritual constituido como tal, por una forma de subsistencia y de
independencia en su ser: mantiene una substancia mediante su adhesión
a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en
un compromiso responsable y en una constante conversión, unifica así
toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, o impulso de
actos creadores, la singularidad de su vocación” (2).
Ya desde esta descripción de Persona, podemos descubrir sus
dimensiones y temas de reflexión personalista mouneriana. Un ser espiritual,
34
con subsistencia adherida a valores, con compromiso responsable,
movimiento de conversión, libertad y búsqueda de realización de una
vocación; además entendida no sólo en un cuerpo en desarrollo sino en
trascendencia, capaz de instalarse en la observación de universo personal
y sus características.
Mounier se detiene no tanto en las cualidades vitales que existiendo
en el ser humano lo determinan, sino en la capacidad de unificar y dirigir
dichas tendencia dentro de la propia existencia y con el sello peculiar de
cada persona. La presencia misma del hombre constituye su característica
propia y última, revelándose mediante una experiencia decisiva,
propuesta a la libertad de cada uno; lo cual se da no como la experiencia
inmediata de una substancia, sino en la experiencia progresiva de una
vida, por lo que ninguna noción puede sustituirlo.
Sin embargo, la vida personal es vista como una conquista ofrecida
a todos y una experiencia privilegiada. Junto con la exigencia, incluye una
afirmación, que obviamente le viene de su formación Cristiana, que no se
preocupa por fundamentarla; simplemente trata de explicar y justificar.
Por lo anterior podemos sólo considerar COMO Persona:
35
- Un ser espiritual, con unidad cuerpo - alma
- Un ser en devenir, que se va haciendo asimismo persona, en un proceso
dinámico y cambiante.
- Se constituye por la asimilación, en constante evolución de los valores
que acepta libremente.
Persona e individuo
Ante el individualismo que niega a la persona, Mounier afirma la
individualidad del hombre, su singularidad, existencia y su vocación
personal. Sin embargo Emmanuel Mounier, distingue desde el inicio la
persona del individuo. Pues tradicionalmente se ha concebido una contra
posición sistemática e incluso metafísica entre individuo y persona debido
al choque del individualismo burgués y el colectivismo; además de ciertas
controversias actuales que usan indistintamente los términos anteriores.
Empero, cada una de ellas designa una realidad distinta aunque ellas no
sean sino un aspecto distinto del mismo hombre. En todo caso podríamos
decir que estas realidades se constituyen como etapas de un solo proceso:
el proceso del personalización. Así pues, para entenderlo, veremos
primeramente lo referente al individuo.
36
El individuo es la primera existencia de la persona. “Primera” no en
un sentido cronológico, sino en un sentido existencial. “Cuando intento,
por vez primera, encontrarme, lo hago ante todo difusamente en la
superficie de mi vida y es más bien una multiplicidad lo que se me
aparece. Me vienen de mí imágenes imprecisas y cambiantes que me
dan impresión de actos dispersos, y veo circular en ellos los distintos
personajes, entre los cuales floto, en los cuales me distraigo o me escapo.
Gozo con complacencia y avaricia esta dispersión, esta disolución de mi
persona en la Materia, este reflujo en mí de la multiplicidad desordenada e
impersonal de la materia, objetos, fuerzas, influencias en las que me
muevo, es en primer término, lo que llamaré el individuo” (3).
Según esta descripción, el individuo es pura pasividad, abandonado
a sus reacciones, impulsos e instintos ; sin embargo, es posible encontrar en
éI una fuerza activa, capaz de desear el propio bienestar, lo mejor para sí.
Esta primera esfera de la persona ha sido descubierta reiteradamente a lo
largo de la historia. Es el mundo “Ser” impersonal de la necesidad, mundo
irresponsable y tiránico, el mundo de la fuga, de la charla, de los objetos y
de las cosas. Existiendo la tendencia a la dispersión, al abandono en lo
externo o periférico; conuirtiéndose en la deformación del yo mismo. Los
otros no existen, son realidades sin vida, es la eliminación radical de la
37
comunicación y el compromiso, lo más opuesto a los intereses de la
persona.
En cambio, el yo es persona, no cuando se realiza en la exteridad, lo
colectivo o tangencial, sino en las actividades de espera, acogida y
creación. Es este proceso de personalización que se determinará en la
vocación y compromiso, en el soporte entre espíritu y materia,
trascendencia e inmanencia, es un fin y no un medio, realidad y promesa,
donación y exigencia.
“La vida personal comienza con la capacidad de romper el
contacto con el medio, de recobrarse, de recuperarse, con miras a
recogerse en un centro, a unificares, es un movimiento de repliegue” . (4)
Proyecto personalista.
Este proceso de persona, es un proyecto en el cual no se trata de
transformar sólo las condiciones de vida, sino, primero y
fundamentalmente, profundizar en las condiciones el propio ser del
38
hombre. Este movimiento de personalización no es un simple movimiento
sentimental, sino que implica trabajo, comprensión, lucha y esfuerzo.
Es una opción filosófica, pues la persona no es algo dado y
acabado, sino una acción de la voluntad permanente, una acción
constante del yo que busca desarrollar al máximo las posibilidades
recibidas. Pues es el hombre un ser de respuesta que se prueba para sus
compromisos.
39
Las Estructura y Dimensiones del Universo Personal
Por mucho tiempo se ha adoptado actitudes dualistas que han
trascendido a la filosofía y se han insertado en la experiencia humana
concreta. Mounier confirma que el espíritu y la materia son dimensiones de
un ser Único y que precisamente por ello es un ser original. El hombre no es
un espíritu que tiene cuerpo o un cuerpo que se asienta en un espíritu, sino
que es todo entero cuerpo, todo entero espíritu, que es una
compenetración de alma y carne.
La persona como algo dinámico que se construye en la dialéctica
del despliegue y repliegue, compromiso e intimidad, inmanencia y
trascendencia posee dimensiones o acciones que se expresan en términos
de movimientos.
de exteriorización; una llamada o experimentarse inserto en el
mundo, a afrontar la realidad, a comprometerse en una acción
humana y a comunicarse con los demás y las cosas.
40
de interiorización; desplazamiento al interior de sí mismo para
descubrirse y recuperarse, con el fin de experimentar su vocación.
de trascendencia: actitud de rebosamiento insertada en un proceso
de superación de sus propios límites.
Movimiento de Exteriorización
La “adhesión” es constitutiva del yo, puesto que el pensamiento del
hombre es relaciona1 e intencional. Dice Mounier que no es posible la
experiencia del yo sin la previa experiencia del tú, ya que “la persona es
un adentro que tiene la necesidad de afuera” (5).
Esa alteridad (adaliedad) no es una alienación, sino una necesidad
emotiva; más aún, ontoaxiológica, de encontrarse con los otros; la persona
crece en la entrega y en la valoración personal del otro. No es una
afirmación vago y genérico, sino que debe tratar a cada hombre como
Persona.
41
Encarnación.
La persona es totalmente cuerpo y espíritu, no existe ningún estado
aislado que no esté en cierto grado personalizado, ni ninguna zona de su
persona que esté materializada; ya que se encuentra inmersa en la
naturaleza por ser un Ser natural. Afirmar que el hombre es un ser natural,
no significa que tenga que abandonarse a sus instintos y en ellos encontrar
la única explicación de las posibilidades y los límites de la persona; es decir
que el ser humano es el Único capaz de conocerla, transformarla, de
actuar con libertad y amor: pues es la persona misma el “soporte de toda
su personaiización”.
Mounier confirma que el espíritu y la materia son dimensiones de un
ser Único y por ello es un ser original que se asienta en su espíritu. La doble
dimensión es una relación de armonía e interdependencia. El cuerpo no
es un enemigo o un aliado del hombre, sino que es parte de éI mismo, más
aún es el mismo encuanto signo y realidad primera de su estar enraizado
en el mundo; es un lugar de encuentro del hombre con el cuerpo total.
La persona como es algo dinámico que se construye en la dialéctica
del despliegue y repliegue, compromiso e intimidad, inmanencia y
42
trascendencia, posee dimensiones o acciones, que se expresan en término
de movimiento. Es por ello, que la relación hombre -naturaleza no debe
de ser pura exterioridad, organización o conocimiento, sino relación que
esté en función del advenimiento de un mundo de personas. Con ello
puede convertirse en un instrumento, su liberación, de las sujeciones
naturales y ocasión para que se realice como persona.
Esa realidad de la encarnación se contempla con la del
Compromiso. Mounier constata que el hombre es un ser encarnado y no
puede renunciar, ni modificar substancialmente esta realidad; ahora bien,
esta realidad encarnada por momentos se encuentra desvalorada,
menospreciada; por lo que es necesario comprometerse en un actuar
concreto para elevar a su justa medida esta dimensión esencial del ser
humano. El compromiso es con el hombre total, que al mismo tiempo es
cuerpo y espíritu; sólo en la medida en que salvemos las dos dimensiones
del hombre, se salva el hombre mismo.
Compromiso
La vida del hombre no es separación o alinenación, sino que es
presencia y compromiso. Es una presencia actuante y toda actividad está
interesada en ella: "me defino actuando" (6).
43
Mounier afirma que lo que no actúa no es; y por ser la acción un
tema central del personalismo, hay que arrancar al hombre de la
dispersión de la publicidad, del sueño de las cosas y de las fáciles
sociabilidades, lanzarle al descubrimiento de la existencia humana.
Por lo anterior, el hombre que vive su historia como verdadero
protagonista y no como simple espectador necesariamente se
compromete: De tal forma que su compromiso está ejercido en una triple
dimensión: a) hacia el mismo, dominando las fuerzas del propio yo; b)
hacia la naturaleza y la historia, que nos permiten dominar las cosas y el
giro de los acontecimientos; c) hacia la trascendencia, en un movimiento
44
de superación ascencional hacia un más - ser. De ésta manera, el
compromiso se convierte en verdadera expresión de la vida personal.
Todo compromiso se expresa necesariamente por medio de sus
acciones, y ellas tienen como finalidad construir lo relativo testimoniando lo
absoluto. La persona actualiza esta realidad por medio del compromiso,
pues sólo a través de éI, el hombre reconoce y asume su propia realidad;
es un ser cuya materialidad lo inserta en el orden temporal y le exige la
satisfacción de determinadas necesidades, al mismo tiempo posee una
dimensión espiritual que se realiza en la medida en que crea y se
transforma. De tal forma, la persona descubre (por su misma dimensión
espiritual) que su ser no se agota en el compromiso contraido, sino en el
compromiso concreto, que lo lleva a la acción.
Comunicación
La experiencia fundamental de la persona no es la originalidad o
separación, sino la comunicación, la experiencia de la segunda persona.
No existe la persona, sino hacia los otros, no se conoce sino por los otros, no
se encuentra sino en los otros.
45
Sin embargo, esta experiencia no es una realidad evidente que se
de en lo optimo, ya que la realidad se presenta con todo lo contrario:
guerras, deseos de poseer, congelamiento de libertades, aislamiento,
masificación; el mundo de los otros es la provocación, lucha y dolor. El
individualismo se presenta como un sistema de costumbres, sentimientos,
ideas e intuiciones sobre actitudes de aislamiento y defensa.
Se hablaba de la “adhesión” que es la salida de sí provocada por la
necesidad del otro, pero que tiene el riesgo de la codificación del otro y se
hace genérico; la comunicación auténtica se da cuando supera esa
actitud, pues expresa la aceptación del otro como tal.
Por ello la comunicación implica:
- Salir de sí: separarse de sí mismo, desposeerse y ser disponible a los otros;
- Comprender: dejar de colocarse en el punto de vista propio y situarse en
el del otro;
- Asumir el destino: con lo que implica dolor y alegría;
-Dar: la fuerza viva del impulso personal es la generosidad. El don sin
medida y desinteresado.
-Ser fiel: la persona es aventura continúa en un incesante resurgir hacia la
fidelidad creadora.
46
MOVIMIENTO DE INTERIORIZACIÓN.
junto al movimiento de exteriorización de la persona, está la
interiorización, que es el encuentro consigo mismo. En el proceso de
personalización es necesaria la armonía de estos dos movimientos, que no
son contrapuestos sino complementarios.
Vocación
El hombre al ser encarnado, que participa de la materia y lo acepta,
debe entrar a un proceso de integración, que inicia con la conciencia de
sus necesidades y sensaciones primarias, luego los bosquejos de
personalidad, hasta que emergen deseos y esperanzas. Todo ello para
desembocar en un orden más profundo, que es la unificación progresiva
de todos los actos naturales; esto es, las voluntades, como actos propios
de las personas.
Este acto de descubrimiento progresivo consiste en una integración
de las fuerzas de unificación y singularidad, que tiene todo ser humano y
que va prefigurando la vocación específica de cada ser, descubriéndose
en la meditación. “Recogiéndose para encontrarse, luego exponiéndose
47
para enriquecerse y volverse a encontrar, recogiéndose de nuevo en la
disposición, la vida personal" (7).
Todo quehacer humano se encuentra necesariamente dirigido hacia
determinados fines, proyectos, deseos, valores ... Estos en ocasiones no se
dan de manera consciente en la persona, no es algo ya hecho en la que
ya esté todo descifrado y realizado; por ello, toda vocación es original
Esta realidad progresivamente que unifica todos los actos de la persona es
para Mounier un principio espiritual. "Mi vocación trasciende mi existencia,
como lo eterno trasciende a lo temporal y , no obstante, está modelada
realmente por mí mismo en colaboración con la intención divina sobre
retrocesos, variaciones, desviaciones, aceleraciones según las respuestas
que doy a los acontecimientos" (8)
La vocación no se presenta como algo dado, no es evidente. Se
asemeja a un llamado silencioso, en cuya traducción se pasaría toda
nuestra vida; no es una sola llamada, es más bien una llamada
permanente. Ello tiene un sentido pleno para el cristiano que cree en la
llamada al recogimiento que hace presente al mundo, al prójimo, a la
persona y a Dios; mientras que los demás seres vivos se dispersan y son
indiferentes a esta llamada personal en la que consiste la vocación
48
singular, y es que "cada hombre cobra su significación peculiar de tal
manera que no puede ser sustituida en el puesto que ocupa dentro de la
sociedad" (9)
El fin de toda persona consistirá, en la búsqueda ininterrumpida de su
vocación, descubrimiento progresivo de un principio de vida, que
responde a las necesidades de la persona. Esta vida interior constituye
una situación de libertad y presencia conformando un sentimiento
complejo que redescubre las fuentes interiores y enriquece a la persona,
implicando con ello el recogimiento y el secreto, no en lo oculto, sino en la
propia capacidad de dar y es la búsqueda de una unidad presentida,
deseada y a veces nunca realizada. Es el incesante descriframiento que
una persona hace de su vocación rompiendo incesantemente todo
objetivo más corto (interés, adaptación, éxito) . Tal es la grandeza de la
persona que le da la dignidad de un universo, por lo que la vocación de la
persona no tiene nada que ver con las "vocaciones" profesionales del
hombre.
La educación sólo tiene como fin, no adiestrar para una función, sino
mudarle y armarle lo mejor posible para el descubrimiento de su propia
49
vocación, que es el mismo ser y centro de sus responsabilidades como
hombre.
Interioridad-Exterioridad.
La persona libre, tiene un movimiento dialéctico de si hacia sí, y de si
hacia los otros. Por el hecho de existir, está, como dice Heidegger
"arrojado" al mundo, a los otros. Por el hecho de ser libre, puede
trascender su materialidad e internarse en sí mismo para encontrarse. El
hombre interior se cultiva en la soledad y es el primer paso de la vida
exterior o de la comunicación con los otros. Por ello Mounier le da tanta
importancia a la interioridad o la intimidad; sin ella el hombre se
despersonaliza y se desvirtúa.
Es pues necesario recobrar estas realidades sin caer en el extm"o es
decir, sin acercarse en la interioridad que generaría, un "YoYismo" 0
egocentrismo.
Esto corresponde precisamente a la naturaleza de la persona: por un
lado es un yo completo, independiente, individual y Único. Un yo
autosuficiente tiene que encontrarse, conocerse como tal y tomar
conciencia de sí. Este es el primer paso del proceso de personalización. Si
descuidándolo se vuelve al exterior, al mundo y a los otros como mundo;
entonces se vacía, se pierde y no aporta nada ni al mundo ni a los otros. El
hombre, entonces, requiere primero que nada de esta toma de
conciencia; de este reconocimiento que se cultiva en la soledad.
Es en el encuentro consigo mismo como su yo adquiere consistencia,
porque en éI se descubre en todo lo que tiene y lo que es. Esta interioridad
constituye la conversión intima de la que habla Mounier cuando se refiere
a las estructuras del universo personal. Esta conversión es, pues, el primer
paso para nuestra renovación intima y personal.
Empero, la persona en su estructura intima, no es para el aislamiento
o soledad. Por definición es apertura al otro, relación al otro. Y es que en
esta dialéctica el Yo sólo se descubre como tal ante el no-Yo; es decir,
ante el mundo y el otro. Inclusive, negativamente constituye el primer
paso: Yo me descubro como yo sólo cuando me aislo de todo lo que no
soy Yo. Y es precisamente en este movimiento que descubro que existe
otra realidad que no soy Yo y que puede llamarse Tú o el Ello, ya sea que
se trate de otro yo, o que se trate de un algo que me interpela o que es
interpelada por mi. Ahora bien, si me reto del no-Yo al Tu o al Ello, es para
retornar a éI y para entablar una relación más rica y menos superficial.
51
Porque al fin y al cabo, el hombre es eso: relación. Y los términos Yo, Tu,
Ello, son términos primordiales que no significan cosas, sino relaciones.
Así la persona se nos aparece como apertura total al ser del mundo
y de los otros, pues "toda conciencia es conciencia de un exterior,
movimiento hacia afuera y no repliegue egocéntrico" ( 1 O).
MOVIMIENTO DE TRASCENDENCIA
$Hay una realidad más allá de las personas? Jaspers dice que sí lo
hay pero es inaccesible e inefable; Mounier afirma que la persona sí tiene
una trascendencia, y que a su vez le es inmanente.
Demostración de la Trascendencia.
La experiencia del hombre en muchas ocasiones es de un destino
desgarrado y trágico. Hay situación de dolor que está vinculada al
sacrificio. Pero justamente con ello está el mundo de la persona que es
resplandor y esperanza.
Mounier no aporta una argumentación racional, pues considera que
lo trascendental no es objeto de demostración, sino que se muestra en la
52
vida misma, como sus cumbres y caídas, “la trascendencia no es un objeto
de prueba, su certidumbre aparece en la plenitud de la vida personal y se
desploma con sus caídas” (1 2).
Naturaleza de la Trascendencia
Esta trascendencia no es un apéndice en su doctrina, sino que es
esencial, puesto que el hombre está hecho para ser superado y no se
reduce al tiempo y al espacio. No está separado de la historia del modo
espiritualista o encubridor del compromiso, evadiendo la situación
temporal, sino que está en defensa de la inmanencia y del compromiso.
Una filosofía del compromiso es inseparable de una filosofía del
absoluto o de la trascendencia del modelo humano. Pero el compromiso,
sin referencia al absoluto es sólo mutilación, organización de desesperanza
y envejecimiento. La trascendencia es centro y principio del compromiso.
Por consecuencia “ ... la fe en la trascendencia lleva a la iniciativa y
no a la inhibición ante el quehacer temporal; del mismo modo que la
experiencia de lo trascendente permite al hombre no perderse en la
historia” ( 1 3).
53
La trascendencia es un impulso vital que dinamiza a la persona y le
hace posible el acceso a los valores. El existente humano es siempre más
de lo que es (en el instante), aunque no sea todavía lo que éI será. No es
una realidad inaccesible transcendida. Es necesario en un principio excluir
las imágenes espaciales; puesto que la trascendencia es una realidad
superior en calidad de ser.
Direccion y Fin de la Trascendencia
La superación de la persona es una elevación, un acto de
sobrepasar; el hombre no se sostiene si no tiene fuerza. Por ello, ese
movimiento de superación de si mismo no tiende a algo impersonal, como
sería un conjunto de valores, una situación futura feliz o la suma de todo lo
bueno, sino a valores personales, mus aún, a una persona suprema.
Aquí notamos claramente la proyección religiosa en la
trascendencia de Mounier, para quien la religión es una dimensión
ineludible del hombre, la experiencia religiosa es una experiencia humana
totalizante que abre al hombre perspectivas de realización personal en un
ámbito de confianza y esperanza. Y además con un matiz cristiano,
expresado en la Encarnación como la realización de la presencia de la
trascendencia en la inmanencia (14).
54
Consecuencia de la Trascendencia.
- La persona no es el absoluto, pero si un absoluto que nunca debe
considerarse como medio o instrumento para otros. La sociedad no debe
nunca subordinar a las personas ni asumir por ellas su realización, sino
favorecer las condiciones necesarias para ello; Mounier condena todo
régimen que considere a la persona como un objeto. Además la
trascendencia no es una evasión del compromiso histórico, sino que le da
un impulso particular; sobre los valores espirituales y cristianos.
56
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Ética Mouneriana. La libertad
Hasta aquí he determinado como el hombre, para Mounier, es
materia y espíritu; consideraré ahora, las consecuencias de su ser espiritual.
Y es que gracias a su ser espiritual la persona se libera de sus límites
materiales y puede trascenderlos gracias a la Libertad. Sin ella la persona
dejaria de ser persona para convertirse en objeto, y sin ella quedaría
anclada a las exigencias propias de la necesidad y la soledad. Sin
embargo, la persona es libre y por lo mismo creadora, comunicable y de
una eminente dignidad que supera en mucho su condición encarnada.
Por ello en este último capítulo, detallo está condición de la persona como
la interioridad y la trascendencia de ella misma,.
57
La vida personal plena consiste en una integración de las fuerzas de
unificación y singularidad que tiene todo ser humano y que va
prefigurando la vocación especifica de cada ser. De este modo la
vocación humana no es algo ya hecho en la que ya esté todo descifrado
y realizado.
La vocación, que como determinamos en el capítulo anterior, está
estrechamente ligada a la dignidad de la persona; su humildad, y al mismo
tiempo su grandeza estriban en que: “Toda persona tiene una significación
que no puede ser sustituida en el puesto que ocupa dentro del universo de
las personas ... Toda persona le es equivalente en esta dignidad” ( 1 ) . Por
ello la persona tiene que estar atenta a esta llamada:
“Dado que el incesante descifrar de una persona en su vocación
quiebra incesante toda mira más cercana - interés, éxito -, se puede decir
en este sentido que la persona es la gratuidad misma, aunque cada uno
de sus actos esté comprometido y consagrado” (2)
58
En última instancia, la vocación posibilita la unificación progresiva de
la persona gracias al recogimiento que hace presente al mundo, al
prójimo, a la persona y a Dios; mientras que los demás seres vivos se
dispersan y son indiferentes a esta llamada personal en la que consiste la
vida de la Persona.
Tales son las categorías que propone Mounier para acceder a ser
Persona; y que desarrollaré a continuación.
LOS VALORES
En su obra El Personalismo Mounier, aborda fundamentalmente los
siguientes valores que cobran una significación importante en su filosofía
personalista:
a) La felicidad: es el valor supremo que puede ser conquistado a través de
una cuádruple apertura ...
+ hacia el mundo que nos rodea
+ hacia sí mismo
+ hacia los demás
hacia Dios.
59
Esta felicidad no debe ser entendida como la perfecta organización
de los valores vitales y económicos: nos lleva a un adormecimiento
espiritual, y, a la postre a una pseudo felicidad que aparece
irremediablemente presa entre el egoísmo individual y el mecanicismo
colectivo: la paz a cualquier precio, o la felicidad estatilizado, o una y otra
cosa colaboran para reemplazar la libertad por la seguridad, para poner
la humanidad en retirada; pero aún para trazarle el camino más común de
la traición”. (3)
b) Valores vitales: estos valores son necesarios para el desarrollo de la vida
humana, ya que su ausencia trastornaría, el proceso de personalización,
esto es que el hombre en el proceso de Ser persona sale de la miseria
fisiológica y socia para tener acceso a valores superiores.
c) Valores científicos y tecnológicos: este tipo de valores se han determinado
como el ideal del hombres en los últimos años; sin embargo, Mounier
afirma: “Se puede pensar que al considerar el universo y el hombre desde
su Único punto de vista de la determinación objetiva, la ciencia es un
disolvente, de las realidades personales: efectivamente, no y esta bien
capta en absoluto, pero sólo las amenaza si saliendo de su papel,
pretende negarlas”. (4)
60
De esta manera la ciencia tiene un valor relativo pero no
determinante para el desarrollo de la persona: además sólo se da, la
innegable importancia para el desarrollo del progreso humano; es
paradójicamente un poder que se convierta en medio de manipulación,
dominio y aniquilamiento para el mismo ser humano.
d) La verdad: la importancia de este valor es decisiva para la
consecución de la auténtica libertad frente a cualquier determinism0 o
subjetivismo. El hombre esta comprometido, el compromiso del sujeto
cognoscente lejos de ser un obstáculo, es un medio del conocimiento de
la verdad. Esta sólo se da a quien se ofrece a ella en cuerpo y alma.
Ello significa que la verdad, para Mounier, elude toda posición
dogmática pasiva, y concibe como un compromiso esencial de las
personas auténticas que abren su ser al conocimiento de la verdad.
e) Valores morales: el conocimiento de lo bueno y lo malo entendidos
como lo que te conviene o no te conviene no basta para llevar una vida
recta. Tampoco el grado de conciencia acerca de la obligación de
hacer el bien y evitar el mar es ya una vida normal plena. Es necesario
rebasar el plano intelectual para anclar en la existencia misma del ser
61
humano y el valor supremo del amor a través de una conversión personal
y comunitaria, es decir, personalista.
“Libertad y valor: el universo personal define al universo moral y
coincide con éI, no es la inmoralidad que éI se excluye, pues falta y
pecado son efecto y condición de la libertad, sino el estado de pre-
moralidad: el abandono al automatismo impersonal del instinto o del
hábito, a la dispersión, el egocentrismo, a la indiferencia, a la ceguera
moral” (5)
Podemos decir que para Mounier, el hombre vive desde su
interioridad en un estado de continua lucha, por la conquista de sí mismo.
Libertad que debe ser renovada y afirmada en forma continua; libertad
que, por otro lado, supone una preservación del sistema social. Pero ello
implica un equilibrio difícil pero no imposible, a pesar de estar amenazada
siempre por la presencia del libertinaje.
f ) Valores artísticos: una existencia auténtica - dice Mounier - no puede
ser reducida a meras sensaciones, ni a una mera contemplación de
ideales que están fuera de la realidad; sino que por estar encarnada
requiere de ciertos medios de expresión personal. Por ello” La vida con
62
poesía es un aspecto central de la vida personal y debería forma parte de
nuestro pan cotidiano” (6)
El arte expresa para Mounier, como ningún otro medio, la dimensión
profunda del espíritu humano sin agotarlo, así como seres y formas que son
reales a pesar de ser expresados muchas veces en forma abstracta, pero
que al fin y al cabo requieren a la vez necesariamente para su expresión
de signos concretos para comunicar su mensaje.
g) Lo histórico: representa un producto genuino del hombre y una
manifestación patente de su libertad. La historia no puede ser sino una
creación en común de hombres libres, y la libertad debe hacerse cargo de
sus estructuras o de sus condicionamientos.
h) La religión: para Mounier el cristianismo y toda religión - a pesar de su
naturaleza sobrenatural o revelada - está continuamente sometida a
condicionamientos espacio-temporales a través de los cuales expresa,
vigorosamente, su inspiración creadora por medio de signos y símbolos muy
variados. Además, la religión, a juicio de Mounier, por su misma naturaleza
y finalidad coincide profundamente en su objetivo con el proceso mismo
de personalización. Sin embargo, el personalismo cristiano acentúa el
63
carácter comunitario de la fe y de su vivencia en la existencia;
manteniéndose alejado de todo subjetivismo religioso al estilo kantiano a
la vez de todo objetivismo religioso al estilo hegeliano. Y todo ello y, con el
fin de preservar el corazón humano abierto a la vivencia de experiencia
auténticamente religiosas.
Como elemento imprescindible de la religión, la fe religiosa conlleva
una estructura que sirve de base a la persona y que se expresa en la
confianza o intimidad suprema de la persona con una “persona
trascendente”. Se trata pues de un valor fundamental y necesario para
acceder a la plenitud de la persona preparando, de este modo, el camino
para su trascendencia y encuentro con Dios.
Por todo lo anterior, para Mounier no se puede negar la tendencia
del ser humano hacia la apropiación de valores que doten de significado y
plenitud su existencia. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del hombre
por apropiarse de estos valores surgen limitaciones. Como bien señala
Mounier: “Aún antes de ser discutido, el impulso hacia el valor revela una
suerte de debilidad interna. La felicidad cesa, el conocimiento no llega a
la inteligilidad radical que persigue; el arte, al hacer presente plenamente
y a todos el milagro; las morales a desprenderse del formalismo y a
64
desenlodar el corazón humano; la historia a eliminar la violencia; la religión
a mantenerse en su espíritu puro ... Los valores se desgarran entre sí y no
logran formar una totalidad armoniosa” (7) Ello significa que el hombre
abocado a implantar en su existencia una vida plena de valores esto
expuesta, al mismo tiempo, a experimentar un sentimiento de alegría
aunado a otro de sufrimiento pues; esta situación del ejercicio de la
libertad que plantea al hombre, llama la atención de Mounier, que el ser y
el bien es lo que finalmente triunfará en la consumación de la historia..
Esta deducción de Mounier esta obtenida a partir únicamente de
una actitud confiada y gozosa propia de su experiencia como creyente,
que está guiada por la fe en Dios.
Dimensiones de la acción humana
La plenitud personal es un movimiento ascencional en virtud de la
estrecha relación que se establece entre el valor y la persona; pues: “las
personas sin valores no existirían plenamente”. Por tal, este movimiento
ascensional no se realiza en una manera automática como
kecuentemente el hombre piensa. Ahora bien, esta dignidad del ser
65
humano conlleva, a juicio de Mounier, derechos y obligaciones que
deberán ejercer aún en medio de la hostilidad de fuerzas que pretenden
oprimirla y sacarla como pueden ser los totalitarismos, el secularismo, los
sistemas liberales entre otros. De ahí que a partir de la vivencia auténtica
de los valores el hombre accederá a sentimientos de seguridad, fidelidad,
lealtad, creatividad y libertad; propios de su proyección como persona
hacia los demás, los cuales no se detendrán ante ningún obstáculo.
En virtud de esta dimensión de la proyección de la persona, que
explora los valores y se enriquese con ellos extendiendo su reino sobre la
humanidad Mounier, afirma que la verdadera y auténtica acción del
hombre será aquella que lo aproxime lo más posible al prójimo y pueda así
establecer con éI una auténtica comunidad de personas que dicho muy
sintéticamente, Mounier describe como un: "yo-aquí- ahora así - entre
estos hombres- con este pasado" (8).
A juicio de Mounier una auténtica acción personal será siempre
profética en medio de sus semejantes puesto que anuncia y denuncia, un
orden diferente de perspectivas acerca del hombre.
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Mounier no puede negar la tendencia del ser humano hacia la
apropiación de valores que doten de significado y plenitud su existencia;
como lo he desarrollado en capítulos anteriores. Sin embargo, a pesar de
esos esfuerzos del hombre por esos valores surgen limitaciones. Estas
limitaciones se tratan, en todo caso, de una experiencia común al ser
humano de todos los tiempos y en especial de nuestra civilización
contemporánea. Esta perspectiva se considera como un mal o limitación
que impide el desarrollo de la persona como tal; o cuando el individuo se
encuentra inmerso dentro de una crisis social y no encuentra los medios
adecuados para su realización. De esta manera el mal se manifiesta como
una profunda e injusta dislocación del universo personal de los valores,
frente al cual por el misterio de la libertad, el sujeto elige lo que decide ser.
Esta situación singular que el ejercicio de la libertad plantea al hombre
llama poderosamente la atención a Mounier, quien se aboca diciendo:
"La libertad es brote de nada al mismo tiempo que brote de existencia"(9)
67
Concepto de Libertad
En el mundo de los determinismos, de las relaciones objetivas, de la
creencia positiva la persona no encuentra su sitio porque le falta la nueva
dimensión que introduce en el mundo: la Libertad. La libertad de la
persona es la libertad de descubrir por si misma su vocación y de adoptar
libremente los medios para realizarla.
Para el "conócete a ti mismo", es sustituido por un "elígete a ti
mismo"; en donde "el ser humano no es lo que el decreto eterno e
inamovible de una esencia le ha impuesto ser; sino lo que el ha resuelto ser:
es una Autodeterminación".( 1 O)
La libertad no es un objeto o cosa, o teorema para probar, sino que
se vive en la afirmación de la persona; es ella quien se hace libre porque
no está dada; sino que es la capacidad de descubrir por si misma su
vocación y de adoptar libremente los medios para realizarla. Esta libertad
no la recibe de fuera, sino que le viene de dentro y es la conquista de
cada uno. Tampoco surge espontáneamente de una evolución como de
la flor surge el fruto; le corresponde a la persona, descubrir y hacer suyos
los hilos que ayudan a lograr su libertad. Es decir, que es la persona quien
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se hace libre después de haber decidido ser libre, al lanzarse a la
experiencia de la libertad.
Afirmamos pues, que la libertad no es una cosa ya que la existencia
objetiva de la libertad se determinaría como algo idéntico inmóvil, en
cambio la existencia libre es incesante, original, es la perpetua invención
de si mismo es decir, subjetividad absoluta; pues depende sólo del mismo
se r humano dentro de un mundo que es anterior a éI, y se encuentra en
este proceso de personalización y compromiso. “Siendo éSta mi condición
real, hay en mi libertad un peso múltiple, que le viene de mi mismo, de mi
ser particular que la limita, de la realidad del mundo, de las necesidades
que la constriñen y de los valores que la presionan”( 1 1 )
Nuestra libertad ni es algo que brota de generación espontanea lo
que la convertiría en una necesidad instintiva y por lo mismo ciega, ni
tampoco es un castigo que se nos impone. En realidad nos es propuesto
como un don que se acepta o se rechaza; promovida o contagiada. “No
soy libre verdaderamente más que por la libertad de los otros” (1 2) se
puede decir con justicia que el sentido de la propia libertad comienza con
el sentido de la libertad de otros, creándola y propiciándola.
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Mounier considera que la libertad en el hombre sólo se da en la
persona concreta situada en el mundo ante los valores; afirma que la
libertad es manantial del ser, que un acto no es acto de hombre más
rebelde, con esa espontaneidad interior que le especuliar. En este sentido
el hombre puede ser libre interiormente todo entero y siempre si así lo
quiere, dentro de su situación concreta y a partir de actuar; progresando
cuando se enfrenta al obstáculo, a la elección, y al sacrificio.
Puesto que es inherente a la condición humana el aspirar
indefinidamente a la autonomía, perseguirla sin cesar, y equivocarse mil
veces en la búsqueda, la batalla por la libertad no tiene fin; emprendiendo
un nuevo camino.
Cada etapa nos enfrenta a una nueva opción, éSta se presenta
como el poder de aquel que elige. AI escoger una cosa u otra, se escoge
cada vez y se construye a si mismo “Por haberme atrevido, por haberme
expuesto, por arriesgarme en la obscuridad y en la incertidumbre, me he
encontrado un poco más sin haberme buscado. La decisión creadora, al
romper la cadena de las probabilidades o de la fatalidad juego de fuerzas
instintivas, ha modificado los cálculos. Así es como el mundo avanza y el
hombre se forma. Ninguna organización, ninguna técnica puede
70
reemplazarla, más bien al contrario, el adelanto de la técnica requiere
mayor libertad”( 13)
Sin embargo, no es posible reducir la libertad a la capacidad de
opción, que podía llevarnos hacia el abstencionismo. Pensar que lo Único
a conquistar es la propia autonomía aumentaría la frustración que existe y
que haría al hombre menos disponible. El proceso de liberación implica
flexibilidad, permeabilidad, apertura. No es sólo ruptura con lo existente y
conquista, exige también una adhesión, un compromiso. El hombre libre es
aquel a quien el mundo interroga y que responde; es el hombre
responsable. La libertad no aisla, une; no se funda en la anarquía sino que
es en el sentido original de estas palabras religión, devoción. No es el ser
de la persona, sino la manera en que la persona es todo lo que es, y lo es
más plenamente que como fruto de la necesidad.
La libertad para Mounier es una libertad de adhesión y de
compromiso; encontrando dos elementos fundamentales: la decisión y la
elección. Mounier nos previene de confundir la libertad con la sola
elección; es decir, con el acto concreto de elegir; y en cuanto a la
decisión, subraya que debe ser creadora de la persona. Todo ello supone,
actos conscientes.
71
Conciencia y libertad
La conciencia es una conducta; "es un acto consciente, es un paro
activo. Exige del sujeto toda su fuerza para bloquear la tendencia vital
examinar con rapidez una situación compleja, triunfar sobre múltiples
resistencias, formar un juicio, tomar una decisión y lanzarse a la
ejecución"(l4) aunque se presenta como un alto, es acto más que todo.
"La toma de conciencia es un combate, el más duro del ser espiritual, la
lucha constante contra el sueño de la vida y contra esa embriaguez de los
sentidos que adormece el espíritu. La conciencia aventurera que busca
perpetuamente un sentido a su propia actividad. Su postura es toma de
posición de un valor, que apenas aprehendido ya plantea su
ultimatum"( 15).
Por las condiciones anteriores, podemos comprender que no
tenemos conciencia mas que de un pequeño número de cosas, y que
cada uno tiene sus hábitos y maneras de tomar conciencia. Además, es
susceptible de una apertura más o menos grande en el campo de la
experiencia; siendo capaces de ver de frente la realidad, sin huir de
nuestras debilidades, de decir la verdad, de aceptarnos como somos, y así,
puede la conciencia alcanzar su plenitud. "Pero la persona creadora no
72
penetra lo real y no domina la vida mas que porque ha alcanzado
autoridad sobre los otros, con apoyos que desbordan la conciencia"( 16).
Para encontrarse consigo mismo, debe el individuo aprender a
conocer y aceptar la realidad tal como es objetivamente: El sentimiento
de lo real nace del contacto entre la resistencia que nos ofrecen las cosas
cuando salimos hacia ellas, y el impulso que nuestro esfuerzo sólido, cuerpo
y alma mezclados les oponen"( 17). Entre el impulso de salir hacia el mundo
que le rodea y el de bastarse a sí mismo, se da la lucha. Un hombre
lanzado hacia el mundo, un mundo incitando al hombre retándolo de mil
formas: es así nos dice Mounier, como se presenta la dialectica de nuestra
vida.
Es un doble movimiento: fuera de sí mismo hacia las cosas para
armonizar con ellas, y hacia adentro de repliegue sobre sí mismo ante
fuerzas superiores en número o exigencias para no dejarnos sobre pasar
por ellas, sino rehacernos internamente recogiéndonos y apoyándonos en
nuestras fuerzas internas, logrando el equilibrio en la libertad de acción.
El sentido de lo real, es una aspiración a vivir con el mundo, no
perdidos en éI, sino en un régimen de penetración e intercambio
73
constante que acrecienta cada vez más la riqueza de la vida personal.
Este encuentro progresivo con el mundo constituye el proceso de
maduración: “Madurar es encontrar su sitio en el mundo, enriquecer y
suavizar indefinidamente la multiplicidad de nuestras relaciones con la
realidad. La juventud huye de ella, la edad adulta tiende a sumergirse en
ella” ( 1 8).
Esta posición dialéctica deja siempre el margen necesario de
imprecisión que es condición de vida ya que da cabida a la libertad.
El comportamiento humano es pues susceptible de dos orientaciones
básicas diferentes, según esté movido por una actitud egocéntrica o por
una actitud objetiva que pone su yo al servicio del mundo. Estas actitudes
dependen de su escala de valores. El egocéntrico, le da primacía a su yo
sobre el mundo entero, su actitud es o de dominio o de defensa. El
hombre objetivo, en cambio, está disponible, atento, abierto hacia lo que
viene del mundo, puesto que sabe que la riqueza de sus potencialidades
es infinita. No siente lo real como una amenaza, como una posibilidad de
disminución de su integridad sino como la ocasión de un nuevo adelanto.
74
Libertad y Dominio de s i
El ser humano se manifiesta por sus actos. El valor de sus palabras, la
autenticidad de sus pensamientos no se revelan irrefutablemente más que
por la confirmación que las acciones le aportan. “Nuestros actos reflejan
todos los matices de nuestro equilibrio” (9) Mounier hace notar que en el
ser humano los automatismos no son fatalidades; el hecho de que existan
conductas que son simples reflejos condicionados, no eliminan el hecho
que los centros del automatismo en el hombre estén bajo la dependencia
de la voluntad. “La primera conquista de la acción liberada es la de
separarse de la solidaridad de sensaciones y voluntades” (20)
En la medida que el ser humano va creciendo aparece la acción
creadora de buscar soluciones en su camino y emprender del error al
acierto. En esta búsqueda se va haciendo consciente, ejerciendo
paulatinamente la libertad, aunque para ello se tiene que pasar por un
proceso lento, largo y doloroso. Es preciso aceptar los riesgos que implican
una determinación respecto de la cual no nos sentimos seguros.
El acto libre, abre a su vez muchos caminos donde no se disponía
más que de uno solo. La verdadera solución, la decisión ante estas
75
diferentes alternativas parece ser, es el equilibrio que debe ser sostenido
mediante una armonía de sus componentes: pide que los automatismos
estén suficientemente reprimidos, lo mismo que la espontaneidad
propulsiva, que el instinto ser vigoroso, la mente sólida y esclarecida, la
conciencia despierta, sensible a lo real, precisa una mirada que no sea
muy distante ni demasiado próxima: la decisión es un acto de síntesis y de
salud, tiende al más grande equilibrio de hechos interiores y exteriores
llevando consigo una especie de universalidad muy distinta de la
arbitrariedad ciega e insatisfecha. Por ello, la decisión no es, en efecto, un
acto en la persona, es la persona en acto, todo entera, concentrada en
una afirmación creadora de bien o de mal, de verdad o de error, es la
persona que responde “presente” a un llamado del mundo,
comprometiéndose a la vida y a la muerte en la respuesta que da. La
resolución de carácter es una capacidad habitual de decisión, es la
potencia central de la persona.
El secreto de la acción está en la aceptación o no aceptación del
riesgo. Este debate no es puramente intelectual, existen en el ser humano
instintos opuestos que juegan un papel importante en sus conductas. Los
psicoanalistas tienen razón de hacer notar - dice Mounier - “que decidir
significa cortar, que toda decisión prolonga aquella por la cual, una vez el
76
ser viviente cortó el cordón umbilical que lo retenia a la vida recibida, para
aventurarse en la propia vida” (21). Formar la decisión es formar la
personalidad entera.
La decisión maneja una serie de funciones - conductas y sentimientos
- cuyo papel es de regular la acción coordinando sus tendencias y su
apertura a la realidad. Para ello debe enfrentarse, luchar, conquistar, la
vida es una lucha perpetua contra una amenaza perpetua, una guerra de
obstáculos, por lo que, la acción más pequeña supone riesgos y el éxito de
la acción pertenece a quien reúne el máximo de audacia con el máximo
de preparación. La perseverancia no es una función de conservación sino
de síntesis, no se concreta a mantener, es creativa. Junto con la
capacidad de iniciativa, existe en el ser humano la necesidad de
autonomía. Esta forma elemental de necesidad de libertad.
Este compromiso total, incluye obviamente la voluntad, pero éste es
un valor del cual se ha abusado. Se ha tendido a considerarla como algo
parcial, el individuo obrando contra sí mismo, más bien prescindiendo de sí
mismo como persona. La voluntad, dice Mounier:” es el acto del yo
completo. La verdadera voluntad es una potencia abierta que arranca al
hombre de sí mismo para centrarlo en un fin exterior y superior que está a
77
la vez arraigado en su fuero intimo. La voluntad liberada es el conjunto de
fuerzas que dilata la acción y la guía: cristalizando un ambiente complejo y
rico al servicio del objetivo que persigue, fecunda en su encuentro la
realidad del agente y la del medio. Es un acto de síntesis que da unidad,
armonía y por tanto penetración al yo activo.” (22)
La voluntad se encuentra en todos los niveles de la personalidad,
comienza donde aparece el juicio cuando es un acto de autoridad, al
mismo tiempo que el reconocimiento de una relación. Pero también es
cierto, que para desear antes hay que amar, puesto que en toda decisión
existe un sacrificio en su principio obtenido por la seducción de un llamado.
Por último, las dimensiones de la vida personal, se determinan en la
afirmación del yo. Es una afirmación de una realidad cambiante y
progresiva, que se descubre, se enriquece y gana en autoridad interior,
determinándose en la vida personal. Y que se constituye por asimilación,
en constante evolución de los valores que acepta libremente. “Es la
persona quien se hace libre, después de haber elegido ser libre. En
ninguna parte la libertad dada y constituida. Nada en el mundo le
asegura que ella es libre sino penetra audazmente la experiencia de la
libertad” (23).
78
CONCLUSIONES
El personalismo propuesto por E. Mounier es una doctrina filosófica que
en ciertas afirmaciones fundamentales como el valor: el ser humano y el
mundo coincide con otras doctrinas como la tomista y el existencialismo
cristiano; sin embargo, su postura frente a la interpretación de situaciones
en el plano social se manifiesta como perspectiva, método e incluso como
una exigencia.
Como Perspectiva porque se trata de un esfuerzo espiritual cuyo
objetivo es conseguir en horizonte trascendental la unidad en el hombre:
como método pretende avanzar en la comprensión de la historia y hacer
historia a partir del ser humano, como exigencia se propone adquirir
compromisos auténticos en favor de la causa de la persona a partir del
desarrollo vivencia1 de la interioridad.
De este modo, teoría y práctica serán dos vertientes insoslayables de
su postura filosófica, emanada de la singular experiencia que le tocó vivir
en los albores, culmen y epílogo de la Segunda Guerra Mundial,
experiencia proyectada en las afirmaciones fundamentales del
personalismo, cuya metodología se inicia a partir de las culturas del
79
universo personal de un sujeto y es vertida a problemas concretos de la
sociedad.
El objetivo del personalismo será el preparar las condiciones
materiales y espirituales para lograr una auténtica transformación del
hombre en comunidad: con miras a su plenitud, la cual será histórica en la
medida que sea sublimada por los anhelos de lo eterno que yacen en ella.
De ahí que el personalismo, tanto a juicio de Mounier como el propio, será
un intento filosófico por superar y comprender la crisis en la cual se ve
inmerso nuestro tiempo el individualismo. Las categorías en las que
pretende apoyarse para lograr este objetivo nos indican al mismo tiempo
la pauta a seguir para obtenerlo en virtud de que la persona, al asumir y
encarnar la experiencia dolorosa de la miseria y brutalidad presentes en la
verdad, toma conciencia y trasciende éSta de manera dialética,
superando radicalmente tales limitaciones en un horizonte personalista y
comunitario, es decir, amando al mundo y a los demás; enfrentando con
valor toda incoherencia (injusticia y falsedad, inautenticidad, etc.)
mediante el recogimiento, la coherencia de vida, el desprendimiento o
abnegación, el equilibrio entre su ritmo interno y las exisgencias externas, el
respeto a su vocación personal y, en fin, asumiendo todos los valores ya
80
mencionados, para iluminar las acciones humanas y perfeccionar la
realidad.
El método propuesto por Mounier para lograr su objetivo filosófico
esta enriquecido por datos de la Psicología. El hecho de que Mounier
dedicara gran parte de su tiempo al estudio de la psicología de la persona
demuestra que quería fundamentar su tesis no sólo en sus investigaciones
particulares dentro del campo de la filosofía, sino también en aquellas
ciencias que estuvieran mas cerca de su objeto.
De tal manera que las estructuras del universo personal son el lugar
por excelencia, se da la relación diálectica y la posibilidad de que el sujeto
devenga en su ser la condición de persona. Un primer paso de
personalización será que el sujeto establezca diálecticamente una relación
con la naturaleza, incluida su misma corporiedad humana; es decir, hasta
llegar a gozar del equilibrio entre su espíritu y condición corpórea
mediante el ejercicio de su responsabilidad. Un segundo paso será el
asumir y superar riesgos y sufrimientos que conlleva el encuentro con el
prójimo a fin de lograr establecer con éI un auténtica comunicación
humana, que radique las actitudes individualistas del corazón. Un tercer
paso consistirá en llegar al conocimiento de si mismo a través de la
experiencia y aceptación de las grandezas y miserias del prójimo como tal,
y además en llegar a establecer en el una solidaridad fincada en el amor
y reconocimiento mutuo en tanto que es dintinto de mi.
Por Último, en Mounier teoría y acción se complementa por una
necesidad natural de la persona y del mundo. Disociarlos constituye una
dimensión anacrónica pues esta relación fundamental que corresponde a
la misma naturaleza humana. Por eso podemos decir que Emmanuel
Mounier es el profeta de la praxis. Confirmando así, que fue un hijo de su
tiempo, cristiano, y como tal, en raizó su personalismo en la religión del
VERBO ENCARNADO , en cuyo seno se realiza de manera plena y
total, el proceso de personalización. Pues bien, si Dios es persona, y el
hombre es creado “a su imagen y semejanza” (Gn.1,26-27) también el
hombre es persona por vocación.
82
CITAS BlBLlOGRAFlCAS
Taurus, 1967, pág.31
(2) Ibid, pág. 9
(3) Ibid, pág. 33
(4) Ibid, pág. 1 1 O
(5) Mounier, Emmanuel. El Personalismo, Ed.
(6) Ibid, p á g . 19
(7) Mounier, E. Manifiesto ..., pág. 112
EUDEBA 1964, pág.26
(8) Díaz Carlos, Introducción alpersonalismo actual, Ed. Gredos, 1985, pág. 27
( 1 ) Mounier, Emmanuel. El Personalismo, Ed. Taurus, 1965, pág. 453
(2) Mounier, emmanuel. Manifiesto Servicio del Personalismo, Ed.Taurus, 1967, pág. 76
(3) Ibid, pág. 61 -62
(4) Mounier, E., El Personalismo, pág. 265
(5) Ibid, p á g . 469
83
(6) Mounier, E., Manifiesto ..., pág. 63
(7) Mounier, Emmanuel, 2Qué es el Personalismo?, en Obras Completas, Tomo Ill, Ed. Sigueme, 1990, pág. 29
(8) Mounier, Emmanuel. Personalismo y Crtsfianismo, Ed.Taurus, 1965, pág. 304-305
(9) Mounier, Emmanuel. €1 Personalismo, pág. 490-491
( 1 O )Mounier, Emmanuel. Revolución Personalisfa, Ed.Los Andes, Buenos Aires, 1974, pág. 51
( 1 1 ) Ibid, pág. 487
(1 2) Vela López, E, Mouniec persona y sistemas políticos en Estudios filosóficos, 1982 pág. 1 73
( 1 3) op. cit.
( 1 ) Mounier, Qués es el Personalismo, pág. 30
(2) Mounier, Personalismo y Crljfianismo, pág. 298
(3) Mounier, Hpersonalismo, pág. 33
(4) Ibid, pág. 43
(5) Ibid, pág, 47
(6) Ibid, pág, 48
(7) op. cit.
(8) Ibid, pág. 42
(9) op. cit.
( 1 O) Mounier, Emmanuel, Introducción a los existencialismos, Ed.Guadarrama, 1973 pág. 110
( 1 1 ) Mounier, el personalismo, pág. 75
(12) Ibid, pág. 76
(13) Ibid, pág. 81
(1 4) E. Mounier, Traité du caractere, Ed.du Sevil, 1946, pág. 275
( 1 5 ) Ibid, pág. 277
(16) Ibid, pág. 279
( 1 7) Ibid, pág. 327
( 1 8) I bid, pág. 340
(1 9 ) Ibid, pág. 395
(20) Ibid, pág. 412
(21) Ibid, pág. 422
(22) Ibid, pág. 458
(23) E. Mounier Personalismo y Cristianismo, pág. 298
BIBLIOGRAFíA
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Vela López, Emmanuel Mounierpersona y sistemas politcos, en Estudios filosóficos, 1982