Fisiopatologia de la termoregulacion pdf

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FISIOPATOLOGÍA DE LA TERMOREGULACIÓN UNA Dr. Otoniel López López Página 1 AÑO ACADÉMICO: III AÑO 2013 UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA SEDE REGIONAL CAMOAPA FISIOPATOLOGÍA I TEMA: Fisiopatología de la Termorregulación. DOCENTE : Dr. Otoniel López López
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FISIOPATOLOGÍA DE LA TERMOREGULACIÓN UNA

Dr. Otoniel López López Página 1

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AÑO ACADÉMICO: III

AÑO 2013

UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA

SEDE REGIONAL CAMOAPA

FISIOPATOLOGÍA I

TEMA: Fisiopatología de la Termorregulación.

DOCENTE: Dr. Otoniel López López

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Objetivos:

1) Proporcionar los conocimientos teórico práctico de las principales alteraciones fisiopatológicas que ocurren en el organismo de las distintas especies animales.

2) Explicar las fisiopatología de las principales alteraciones fisiopatológicas que ocurren en las distintas especies animales.

3) Incentivar al educando a la profundización del tema.

4) Explicar los mecanismos fisiopatológicos de la termorregulación.

5) Explicar los mecanismos fisiopatológicos de la hipo e hipertermia.

6) Explicar los mecanismos fisiopatológicos de la Fiebre

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Introducción

Cuando la temperatura corporal aumenta en nuestros pacientes, lo primero que

debemos hacer es determinar el origen de ese aumento. Esto es fundamental, ya

que las medidas terapéuticas que se deben tomar son diferentes si se trata

solamente de una hipertermia o si el aumento forma parte de un síndrome febril.

Este trabajo explica los mecanismos implicados en ambos tipos de hipertermia de

una forma muy práctica, brindando las bases fisiopatológicas para la elección de

los tratamientos.

.

En los mamíferos homeotermos la temperatura corporal (Tc) óptima o normotermia se

mantiene mediante un conjunto de respuestas autonómicas, somáticas, endócrinas y de

comportamiento. El centro integrador de todas las aferencias relacionadas con la Tc y

origen de las respuestas consecuentes, es una estructura ubicada en el hipotálamo

denominada centro termorregulador. Este termostato biológico interpreta las

modificaciones de temperatura (T) captadas por receptores centrales y periféricos

modulando los mecanismos fisiológicos y de conducta que mantienen la Tc en torno al

punto de ajuste preestablecido.

Las hipertermias se producen cuando la Tc sobrepasa el límite superior para la especie.

En las hipertermias no febriles el centro termorregulador permanece inalterable y el

aumento de Tc se debe exclusivamente a factores físicos como la absorción de calor

ambiental. Por el contrario en la hipertermia del síndrome febril hay una participación

directa del hipotálamo que, debido a factores exógenos como la infección o el trauma,

establece un nuevo punto de ajuste en un rango de T más elevado. En este artículo se

describirán los mecanismos implicados en ambos tipos de hipertermia así como las

bases fisiopatológicas para la elección de los tratamientos.

Hipertermias no febriles

En estos estados, en los que el centro termorregulador funciona normalmente, la

hipertermia se produce porque los mecanismos fisiológicos de disipación del calor

(jadeo, actitudes posturales y de conducta, vasodilatación cutánea) son insuficientes

para mantener estable la Tc. En los golpes de calor y en los síndromes hiperpiréxicos la

capacidad termorreguladora del organismo es superada por la ganancia de calor

ambiental. Por el contrario en la hipertermia maligna, el hipertiroidismo y el

feocromocitoma (La feocromocitoma es el término médico usado para un tumor de

la médula suprarrenal de laglándula adrenal. Específicamente se originan de las células

cromafinas y producen una secreción aumentada y no regulada de catecolaminas que

son producidas por las glándulas suprrrenales ye el SN simpático como adrenalina,

noradrenalina y dopamina. Puede presentarse con un solo tumor o múltiples tumores.

Las manifestaciones clínicas son producto de la secreción excesiva de catecolaminas,

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en particular hipertensión arterial. A este tumor se le llama también paraganglioma

adrenal.) el aumento de Tc se debe a la excesiva producción de calor endógeno.

Golpe de calor

Es la causa más frecuente de hipertermia no febril en caninos y felinos. Se produce por

la exposición a ambientes excesivamente calurosos y mal ventilados como por ejemplo

el interior de vehículos ubicados al sol. En estos casos la transferencia de calor

ambiental hacia el animal supera su capacidad para eliminar el exceso absorbido

resultando en una elevación rápida y progresiva de la Tc, que puede producir la muerte

en menos de una hora. En general los animales más afectados son los de mayor

tamaño ya que su superficie corporal es pequeña en relación a su masa limitando así la

capacidad de disipar calor a través de la piel.

Síndromes hiperpiréxicos

Estos cuadros clínicos aparecen bajo condiciones de ejercicio intenso en climas muy

cálidos y húmedos. En un clima cálido el gradiente térmico entre el aire y la superficie

corporal tiende a hacerse cero, mientras que la elevada humedad ambiente dificulta la

evaporación de agua a partir de las superficies respiratorias. En estas circunstancias, el

calor generado por la actividad del músculo esquelético culmina en un aumento brusco

de la Tc debido a la disminución de la eficacia de los mecanismos de disipación de

calor.

Hipertermias patológicas

En este grupo se ubican la hipertermia maligna y los desórdenes hipermetabólicos. La

hipertermia maligna es una enfermedad hereditaria que conduce a una miopatía

farmacológica que fue dea en humanos, cerdos, perros y gatos. La miopatía se inicia

por la administración de ciertos fármacos entre los cuales se encuentran algunos

anestésicos inhalatorios, especialmente el halotano, y relajantes musculares como la

succinilcolina. Estas drogas parecen aumentar la concentración de calcio en el retículo

sarcoplásmico produciendo rigidez muscular extrema con aumento notorio de la

producción de calor que conduce a una hipertermia severa que llega a ser letal.

Entre los síndromes hipermetabólicos causantes de hipertermia se encuentran el

hipertiroidismo y el feocromocitoma. En ambos casos, se aumenta notablemente la tasa

metabólica y pueden desarrollarse hipertermias severas. Además, en el caso del

feocromocitoma la hipersecreción de catecolaminas induce vasoconstricción cutánea

que dificulta la eliminación de calor a través de la superficie corporal.

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¿Cómo deben tratarse las hipertermias no febriles?

El tratamiento de estas patologías no debe incluir el uso de antipiréticos ya que el

centro termoregulador no modifica en ningún momento su punto de ajuste. Las medidas

de emergencia correctas consisten en inducir el enfriamiento rápido del cuerpo

mediante baños de agua fría, paños mojados en agua con hielo, lavados gástricos con

agua fría y exposición a corrientes de aire fresco. En todos los casos el objetivo es

favorecer la transferencia de calor del animal hacia el ambiente sea por conducción (por

ejemplo, con baños de agua fría) o por convección (al exponerlo a corrientes de aire

fresco). En aquellos casos en que la Tc supere los 41.6C la rapidez con que se

produzca el enfriamiento será un factor determinante de la supervivencia del animal.

Fiebre

La termorregulación en los mamíferos homeotermos se debe a la acción de un grupo

neuronal del hipotálamo que funciona esencialmente como un termostato. El centro

termorregulador ubicado en el área preóptica del hipotálamo anterior, recibe

información aferente que proviene de receptores centrales y periféricos para calor y frío

ubicados en el propio hipotálamo, médula espinal, piel, vísceras abdominales, y

alrededor de las grandes venas. Cuando los receptores sensan T disminuidas o cuando

actúan los pirógenos endógenos sobre el área preóptica, se estimulan los centros

simpáticos en el hipotálamo posterior resultando en vasoconstricción de las arteriolas

periféricas, piloerección y aumento de la producción de calor. Los temblores

(termogénesis tiritante), y el incremento de la tasa metabólica inducido por la

estimulación simpática y por la secreción de tiroxina (termogénesis química) son los

mecanismos que aumentan el calor endógeno. Además, durante la fiebre se producen

vasoconstricción cutánea y piloerección; conductas que miminizan la pérdida de calor

tales como la búsqueda de ambientes cálidos; y actitudes posturales que reducen la

superficie corporal expuesta.

El estado febril es una condición clínica no específica que puede iniciarse por causas

diversas como las infecciones, inflamaciones asépticas, el cáncer o las drogas. En los

perros y gatos con fiebre la Tc generalmente oscila entre 39.3C y 41.6C. Cuando las

Tc son superiores a 41.6C la causa de la hipertermia generalmente es no febril.

Durante la fiebre verdadera, el hipotálamo bajo estimulación pirogénica establece un

nuevo punto de regulación térmico que se sitúa por encima del rango normal para la

especie. Para alcanzar y mantener esa nueva T se ponen en marcha todos los

procesos de generación y conservación de calor dirigidos por el centro termorregulador.

La T elevada se mantiene hasta que los pirógenos disminuyen su concentración o son

eliminados y el termostato corporal vuelve a su punto normal. A partir de ese momento

comienzan a funcionar los mecanismos fisiológicos disipadores de calor que

paulatinamente llevan la Tc nuevamente a su valor normal.

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Mecanismo de producción de la fiebre

En el modelo clásico de la patogénesis de la fiebre, la respuesta inicial es inducida por

los pirógenos exógenos (Pex) que inducen la liberación de citoquinas que actúan

como pirógenos endógenos (Pend) que estimulan la síntesis de prostaglandinas

(PGs) en el hipotálamo.

Los pirógenos exógenos se denominan así porque, en la mayoría de los casos

provienen del ambiente y no son producidos por el hospedador (Tabla 1).

Tabla 1. Fuentes y tipos de pirógenos exógenos

La condición necesaria para que un Pex induzca fiebre es la existencia de otros

mediadores biológicos que actúen directamente sobre el área preóptica del hipotálamo.

Estos mediadores son los Pend (citoquinas pirogénicas) que son sintetizadas y

liberadas por neutrófilos, monocitos, eosinófilos, células de Kuppfer, macrófagos

alveolares y otros macrófagos del sistema retículo endotelial cuando toman contacto

con los Pex. Las citoquinas liberadas al plasma son: el factor de necrosis tumoral, las

interleukinas (IL)-1β, IL-6, y algunos interferones. Sin embargo, estas sustancias no

poseen actividad pirogénica per se sino que estimulan la síntesis y liberación de PGF2

en el hipotálamo que sería la mediadora central de las respuestas coordinadas que

conducen a la fiebre. Así, la patogénesis de la fiebre involucra la participación de un

agente causal que inicia el proceso, de mediadores endógenos que actuarían como

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señalizadores periféricos y de un efector central que regula el conjunto de la respuesta

(Fig. 1).

Figura 1. Representación esquemática de la patogénesis de la fiebre.

Aún cuando en la concepción clásica de la patogénesis del síndrome febril los

mediadores biológicos son las citoquinas circulantes, existen evidencias que involucran

a otras vías que también serían estimuladas por los Pex. Al respecto, se demostró que

en ratones knock out para receptores de citoquinas es posible inducir reacciones

febriles. Estos estudios, junto a otros que no hallaron concentraciones detectables de

citoquinas en grupos específicos de pacientes, llevaron a postular la existencia de

caminos alternativos para la inducción de la fiebre. Estas vías incluirían la estimulación

de fibras vagales aferentes, la producción local de citoquinas hipotalámicas, o la

utilización de éstas como mediadores unidos a membrana. Teniendo en cuenta estas

hipótesis, el modelo de la patogénesis de la fiebre continuaría asignando al hipotálamo

un rol central como coordinador de las respuestas pero agregaría vías centrípetas que

abarcan no sólo al sistema inmune sino también al nervioso como mediadores

necesarios de este proceso. Más aún, se postula que el tipo de vías centrípetas

activadas dependería del hospedador, así como del tipo, dosis, y vía de entrada del

pirógeno exógeno.

La fiebre como respuesta protectora

La fiebre, considerada frecuentemente en la práctica clínica como una condición

perjudicial para el animal es, sin embargo, un mecanismo conservado a lo largo de la

evolución. Está presente en especies tan distantes filogenéticamente como anfibios,

reptiles, aves y mamíferos. Desde un punto de vista termodinámico parece poco

probable que un proceso dependiente de energía se hubiese conservado a lo largo de

millones de años si no hubiese supuesto una ventaja selectiva.

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En este sentido, se demostró que la hipertermia febril contribuye a la eliminación de

organismos patogénicos coadyuvando en la función del sistema inmunológico. Durante

la fiebre aumentan: la liberación de enzimas lisosomales que eliminan bacterias y virus

fagocitados; la movilidad de los granulocitos; el metabolismo oxidativo de los

macrófagos; y la producción de interferon gamma. Además, a través de la regulación de

la adhesión leucocitaria a los endotelios se promueve la migración de linfocitos hacia

sitios de activación inmune como los tejidos linfoides mientras que se evita el éxodo

improductivo hacia tejidos extralinfoides. Adicionalmente, la fiebre puede aumentar el

efecto bactericida de ciertos antibióticos y reducir la captación de hierro por parte de los

microorganismos inhibiendo su crecimiento y replicación. Estas características del

proceso febril le confieren un importante rol en la defensa del organismo en lugar de ser

un elemento perjudicial para la salud.

¿Cuándo debe tratarse la fiebre?

Más allá de las consideraciones en favor de la hipertermia como proceso natural de

defensa, existen situaciones en las que esta condición pasa a ser realmente perjudicial

y aún potencialmente letal para el animal. Esto sucede cuando en perros y gatos la Tc

supera los 41.6 C, aunque este límite casi nunca se observa en respuestas febriles sino

en otros tipos de hipertermia. En estas situaciones hay riesgo de que se produzcan

coagulación intravascular diseminada y daños permanentes en riñón, hígado y sistema

nervioso central. Por el contrario, cuando la Tc es inferior a 40.5 C no se producen

efectos adversos serios. Además del daño potencial de la hipertermia severa, todo

proceso febril moderado se acompaña de anorexia o hiporexia, deshidratación debida a

la disminución de la ingesta líquida y a la pérdida insensible de fluídos, y aumento en el

consumo de energía.

Al igual que en tantas situaciones clínicas, no existe una respuesta terapéutica única ni

definitiva para la fiebre. Un criterio razonable podría ser el de no tratar las fiebres

moderadas (menores a 40.5 C) y de corta duración (por ejemplo 2-4 días) para

aprovechar sus beneficios. Por el contrario se podría reservar el tratamiento para

cuando la hipertermia amenaza la vida o el funcionamiento de los órganos (Tc muy

próximas o mayores a 41.5 C), o para fiebres crónicas en las que los efectos negativos

de la fiebre tales como la anorexia y la deshidratación agraven el cuadro clínico.

¿Cómo tratar la fiebre?

El tratamiento de elección es el uso de antipiréticos. En el caso de la fiebre verdadera,

si la Tc se disminuye artificialmente sin modificar la regulación hipotalámica (por

ejemplo mediante baños fríos) no sólo se producirá incomodidad en el animal sino que

aumentará aún más el gasto energético debido a que el organismo intentará de todos

modos aumentar su T para responder al estímulo de los pirógenos. Esta es la razón por

la cual el tratamiento adecuado del síndrome febril es exclusivamente farmacológico.

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Las drogas antipiréticas, que son similares en cuanto a su eficacia, actúan

disminuyendo el punto de regulación térmico en el hipotálamo. Los fármacos de primera

elección son los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) tales como aspirina,

carprofeno, etodolac, ketoprofeno, meglumina de flunixin, y dipirona (Tabla 2). Los

AINEs actúan inhibiendo la acción de las ciclooxigenasas disminuyendo así la

producción de PGs proinflamatorias en el hipotálamo. En felinos, el ketoprofeno ejerce

un efecto antipirético rápido y puede ser muy útil cuando la fiebre interfiere con el

apetito.

Tabla 2. Antipiréticos no esteroides de uso frecuente en caninos y felinos

Con respecto al uso de antipiréticos deben tenerse en cuenta algunas precauciones. En

los gatos la vida media de la aspirina es más prolongada que en perros, por lo que debe

utilizarse un intervalo de administración mayor. El acetaminofeno, ampliamente utilizado

en medicina humana, no debe utilizarse en felinos debido a que puede producir la

muerte por hipoxemia y necrosis hepática aún con una dosis única. El gato es incapaz

de biotransformar con eficiencia los metabolitos reactivos de esta droga. En el perro,

aún cuando este fármaco puede tener efectos tóxicos y aún letales al inducir necrosis

hepática, puede usarse en dosis bajas y por períodos cortos. La dipirona debe utilizarse

por un período máximo de 5 días debido a su potencial mielosupresor. Finalmente, el

ibuprofeno, muy difundido en medicina humana, tiene un índice terapéutico muy bajo

tanto en perros como en gatos por lo que su uso debería evitarse en estas especies.

Esta droga es potencialmente tóxica para el tracto gastrointestinal promoviendo el

desarrollo de gastroenteritis hemorrágicas y úlceras.

En cuanto a los corticoides debe destacarse que inhiben el metabolismo del ácido

araquidónico y la producción de prostaglandinas además de disminuir la síntesis y

liberación de citoquinas inflamatorias, incluyendo a los Pend. Estas características

antiinflamatorias e inmunosupresoras pueden contribuir a exacerbar infecciones

subyacentes. Por este motivo, los esteroides no deben ser nunca la elección cuando se

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aborda de forma inespecífica el tratamiento de un cuadro febril a menos que éste se

deba a ciertas causas como las enfermedades inmunomediadas.

Conclusiones

En aquellas condiciones clínicas acompañadas de hipertermia, es esencial establecer si

el aumento de Tc se corresponde con fiebre verdadera. Este primer paso es

determinante del tipo de tratamiento a instaurar y más aún de la oportunidad de

comenzarlo. Debe recordarse que cuando la Tc supera los 41.5 C existe riesgo de daño

permanente de órganos vitales y aún de muerte por lo que en estos casos es primordial

el enfriamiento rápido del organismo. Debido a que, casi siempre, la hipertermia de esta

magnitud no forma parte de una fiebre verdadera, el tratamiento debe ser físico y no

involucrar el uso de antipiréticos.

En los síndromes febriles debe evaluarse cuidadosamente la conveniencia del

tratamiento recordando que la fiebre es el emergente de una situación de enfermedad y

que cumple una función protectiva. El uso de antipiréticos debería reservarse para

aquellos casos de fiebre aguda o sobreaguda con Tc próxima a los 41.6 C o para

fiebres crónicas con Tc menor a 41 C. El clínico es quien debe decidir en última

instancia la conveniencia de eliminar la fiebre considerando no sólo las ventajas y

desventajas de la supresión farmacológica de esta respuesta orgánica protectiva, sino

también el potencial tóxico de los fármacos antipiréticos.

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EJE CONCEPTUAL

Fisiopatología y tratamiento de las hipertermias

Centro termorregulador: termostato biológico ubicado en el hipotálamo que interpreta las modificaciones de temperatura captadas por receptores centrales y periféricos y modula los mecanismos que mantienen la Tcorp.

Hipertermias no febriles

* El centro termorregulador funciona correctamente, hay hipertermia porque los mecanismos fisiológicos de disipación del calor son insuficientes para mantener estable la Tc.

* Ejemplos: - Golpe de calor: ambientes muy calurosos y mal ventilados. Más común en animales de talla grande (menor superficie corporal en relación a la masa)

- Síndrome hiperpiréxico: como resultado del ejercicio intenso en climas cálidos y húmedos.

- Hipertermias patológicas: hipertermia maligna (enf. hereditaria, miopatía por halotano), hipertiroidismo, feocromocitoma.

* Tratamiento: No usar antipiréticos. Enfriamiento rápido del cuerpo por convección y/o conducción.

Fiebre

* Síndrome fiebre: condición clínica inespecífica que puede iniciarse por causas diversas como las infecciones, inflamaciones asépticas, el cáncer o las drogas.

* El hipotálamo establece un nuevo punto de regulación térmico que se sitúa por encima del rango normal.

* Mecanismo de producción: pirógenos exógenos => pirógenos endógenos => prostaglandinas en hipotálamo => fiebre.

* Existen también otras vías de producción de fiebre: se cree que incluirían la estimulación de fibras vagales aferentes, la producción local de citoquinas hipotalámicas, o la utilización de éstas como mediadores unidos a membrana.

* Acción protectora de la fiebre: coadyuva en la función del sistema inmunológico, puede aumentar el efecto bactericida de antibióticos y reducir la captación de hierro por parte de los

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microorganismos inhibiendo su crecimiento y replicación.

* Cuándo tratar la fiebre: cuando supera los 41.6 °C o cuando es crónica.

* Posibles daños provocados por la fiebre: CID, daños permanentes en riñón, hígado y sistema nervioso central.

* Tratamiento: ANTIPIRETICOS. Baños fríos: no indicados, ya que no actúan sobre el centro termorregulador, lo que aumentará el gasto energético.

* Drogas: AINEs. Considerar dosis y diferencias entre especies. Ej: felinos: es útil el ketoprofeno, no dar paracetamol, aumentar el intervalo si se da aspirina. Ibuprofeno: no es de utilidad en caninos y felinos.

* GCC: antiinflamatorios, pero también inmunosupresores. No son de elección

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