Félix Linares Un presentador de cine

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Noche de... Y resulta inevitable preguntarle por Bilbao y el cine. “Me gusta cómo ha recogido Bil- bao en sus películas Enrique Urbi- zu. Confío en que salga pronto un Woody Allen que retrate nuestra ciudad”, pronostica. Se congratula de que muchas películas que com- piten por los Goya estén plagadas de técnicos y actores vascos, así como del rebrote del cine de ani- mación en Euskadi. Antes de despedirnos subraya que es muy fan “del Bilbao anti- guo. Yo saltaba vías de tren para ir o venir de Rekalde. Aquel Bilbao me gustaba mucho. El de ahora, me encanta. Pero, claro, aquel Bil- bao era el de mi juventud. Y la be- lleza reside en la juventud de cada uno”. Un niño brincando entre los raí- les, mientras la locomotora surge del túnel en medio de una nube de humo. Una imagen final de cine para un hombre de cine al que la Academia de la Televisión acaba de conceder el premio a mejor presentador de un canal autonó- mico. 35 enero de 2017 Bilbao Asier y Javier SENTARSE ante Félix Linares es como hacerlo ante un transistor. O mejor, ante un aparato de televi- sión. Su voz, en Radio Popular y Radio Euskadi, y su presencia, en TVE y ETB, llevan acompañán- donos décadas. Y en persona re- sulta exactamente igual. Sin guion, revela un sentido del hu- mor que combina con su aire de ciudadano británico. Podría for- mar parte de la cuadrilla de John Cleese sin llamar la atención. Y, como cabría sospechar de algún miembro de esa cuadrilla, no tiene móvil. “¿Para qué quiero un móvil? Paso nueve horas al día en ETB, donde no faltan teléfonos. Y, cuando salgo, voy al cine. Ahí tendría que apagarlo. Además, examino con frecuencia el correo electrónico”, confiesa. Reconoce cierta telefonofobia generada en su período a los mandos de las áreas de emisiones o programas en Radio Euskadi, allá por los años noventa. “Llamaban a cual- quier hora”, evoca. Más de veinticinco años en ‘Pompas de Papel’ Se describe como “muy seden- tario”. Tanto que que ha vivido en varias casas. Pero todas en un ra- dio inferior a los 500 metros de La Casilla. La mayoría, como la ac- tual, en Rekalde. De ese barrio era su padre, ferroviario. Mientras que su madre era de Olabeaga. No tuvo hermanos. Desde pequeñito mostró cierta tendencia a la crítica literaria: antes de aprender a ha- blar ya intentaba quitarle los li- bros de las manos a la gente para ojearlos él. Con catorce años, tras graduar- se en Félix Serrano, entró en la Escuela de Aprendices de Astille- ros Euskalduna. Eran los años se- senta. “Una de los profesores era aficionado a la radio. Nos propuso montar un programa. Probó con varios presentadores entre los chi- cos de clase. Hasta que me tocó a mí. Le gustó cómo lo hice. Y me mandó donde un locutor de Radio Bilbao que él conocía para que me enseñara. Fui diecisiete veces has- ta que pude hablar con aquella persona. Era José Manuel Sán- chez Tirado. Con él aprendí a vo- calizar y, básicamente, conocí el oficio”, rememora. Pronto surgió una vacante en Radio Popular. El joven Félix Li- nares empezó en el turno de no- che. Todo en directo, seis horas por noche seis días a la semana. En Radio Popular permaneció desde 1966 hasta 1986, que fue cuando logró su plaza en una de las primeras oposiciones de Radio Euskadi. “Entonces había muy poca gente trabajando y muchas dudas. No se emitía veinticuatro horas al día. Pero, poco a poco, fue creciendo”, apunta. En aquel momento ni siquiera sospechaba que cumpliría más de veinticinco años presentando, junto a Kike Martín, el programa de literatura de referencia en la radio: Pompas de Papel. Y los que restan, claro. En la emisora autonómica, Li- nares se dedicó durante mucho tiempo a programas musicales: “rock&roll y todo eso”, acota con una sonrisa. El rock ya le había conducido a TVE a principios de los ochenta. “Realizaba montajes musicales para los programas de Tele Norte. Un día, Jesús Hermida pidió desde Madrid que alguien entrevistara a John Renbourn, que pasaba por Bilbao con su gru- po Pentangle. Cuando pregunta- ron quién conocía a Renboun, resulta que yo era el único. Ese fue mi primer trabajo con la cáma- ra. Después empecé a hacer pro- gramas para el mediodía”, expli- ca. Premio de la Academia de la Televisión Aunque pasó por el programa cultural El Ladrillo y otros, cum- ple veintiún años en antena con La “¿Para qué quiero un móvil? Paso nueve horas al día en ETB, donde no faltan teléfonos. Y, cuando salgo, voy al cine. Ahí tendría que apagarlo” La Academia de la Televisión acaba de concederle el premio a mejor presentador de un canal autonómico HUBO un tiempo en el que Félix Linares iba al cine con su hijo “a ver películas de acción, con mi mujer a las comedias ro- mánticas, y solo a las de versión original subtitulada”. Asegura que los largome- trajes los disfruta en las salas. “Casi no pongo películas en la tele”. Y describe un Bilbao que resultará de ciencia ficción para los más jóvenes. “Crecí en una ciudad con cines de rees- treno en los que ponían cinco cintas dis- tintas la misma semana. De niño pude ver dos pelis del mismo autor en una se- mana: eran de Hitchcock, Falso culpable y Extraños en un tren; hoy algo así es im- pensable”, recalca. “Además, sin salir del barrio, de Rekal- de, podías acudir a tres salas distintas: el Arraiz, el Goya y el Recalde. El Goya, el Matico y el Urrutia formaban parte de una empresa que quebró. Uno de los acreedores era Julián Vinuesa, que no te- nía nada que ver con ese mundo, pero de ahí nació la cadena Astoria”. Linares for- mó parte de los “testadores” de largome- trajes a los que un Vinuesa que aún des- conocía el negocio de la distribución ci- nematográfica consultaba la convenien- cia de contratar esta o aquella cinta. Los Astoria fueron señeros en aquel Botxo que contaba con el Filarmónica, el Olimpia, el Abando, el Artagan y muchos cines más. Pero eso es ya otra película. Memoria de los cines de Bilbao Nació en Zugastinovia en 1947. Alto y desgarbado, sus amigos de niñez le ponían de portero en los partidos de fútbol. Pero a él no le gustaba tirarse. Prefería aguardar con avidez que llegara el martes para comprar los tebeos de Maga y el jueves para hacerse con los de Bruguera. Valían 1,5 pesetas. Los domingos veía hasta tres películas en el cine. Iba para trabajador de Astilleros Euskalduna. Pero la suerte le llevó a probar con los micrófonos. Desde entonces solo ha sacado a flote programas de radio y televisión. Es Félix Linares, una voz cargada de ironía y con los ojos muy azules Félix Linares Un presentador de cine

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Noche de... Y resulta inevitablepreguntarle por Bilbao y el cine.“Me gusta cómo ha recogido Bil-bao en sus películas Enrique Urbi-zu. Confío en que salga pronto unWoody Allen que retrate nuestraciudad”, pronostica. Se congratulade que muchas películas que com-piten por los Goya estén plagadasde técnicos y actores vascos, asícomo del rebrote del cine de ani-mación en Euskadi.

Antes de despedirnos subrayaque es muy fan “del Bilbao anti-guo. Yo saltaba vías de tren para ir

o venir de Rekalde. Aquel Bilbaome gustaba mucho. El de ahora,me encanta. Pero, claro, aquel Bil-bao era el de mi juventud. Y la be-lleza reside en la juventud de cadauno”.

Un niño brincando entre los raí-les, mientras la locomotora surgedel túnel en medio de una nube dehumo. Una imagen final de cinepara un hombre de cine al que laAcademia de la Televisión acabade conceder el premio a mejorpresentador de un canal autonó-mico.

35enero de 2017 B i lbao

Asier y Javier

SENTARSE ante Félix Linares escomo hacerlo ante un transistor. Omejor, ante un aparato de televi-sión. Su voz, en Radio Popular yRadio Euskadi, y su presencia, enTVE y ETB, llevan acompañán-donos décadas. Y en persona re-sulta exactamente igual. Singuion, revela un sentido del hu-mor que combina con su aire deciudadano británico. Podría for-mar parte de la cuadrilla de JohnCleese sin llamar la atención. Y,como cabría sospechar de algúnmiembro de esa cuadrilla, no tienemóvil.

“¿Para qué quiero un móvil?Paso nueve horas al día en ETB,donde no faltan teléfonos. Y,cuando salgo, voy al cine. Ahítendría que apagarlo. Además,examino con frecuencia el correoelectrónico”, confiesa. Reconocecierta telefonofobia generada ensu período a los mandos de lasáreas de emisiones o programasen Radio Euskadi, allá por losaños noventa. “Llamaban a cual-quier hora”, evoca.

Más de veinticinco años en‘Pompas de Papel’

Se describe como “muy seden-tario”. Tanto que que ha vivido envarias casas. Pero todas en un ra-dio inferior a los 500 metros de LaCasilla. La mayoría, como la ac-tual, en Rekalde. De ese barrio erasu padre, ferroviario. Mientrasque su madre era de Olabeaga. Notuvo hermanos. Desde pequeñitomostró cierta tendencia a la críticaliteraria: antes de aprender a ha-blar ya intentaba quitarle los li-bros de las manos a la gente paraojearlos él.

Con catorce años, tras graduar-se en Félix Serrano, entró en laEscuela de Aprendices de Astille-ros Euskalduna. Eran los años se-senta. “Una de los profesores eraaficionado a la radio. Nos propusomontar un programa. Probó convarios presentadores entre los chi-cos de clase. Hasta que me tocó a

mí. Le gustó cómo lo hice. Y memandó donde un locutor de RadioBilbao que él conocía para que meenseñara. Fui diecisiete veces has-ta que pude hablar con aquellapersona. Era José Manuel Sán-chez Tirado. Con él aprendí a vo-calizar y, básicamente, conocí eloficio”, rememora.

Pronto surgió una vacante enRadio Popular. El joven Félix Li-nares empezó en el turno de no-che. Todo en directo, seis horaspor noche seis días a la semana.En Radio Popular permaneciódesde 1966 hasta 1986, que fuecuando logró su plaza en una delas primeras oposiciones de RadioEuskadi. “Entonces había muypoca gente trabajando y muchasdudas. No se emitía veinticuatrohoras al día. Pero, poco a poco,fue creciendo”, apunta. En aquelmomento ni siquiera sospechabaque cumpliría más de veinticincoaños presentando, junto a KikeMartín, el programa de literaturade referencia en la radio: Pompasde Papel. Y los que restan, claro.

En la emisora autonómica, Li-nares se dedicó durante muchotiempo a programas musicales:“rock&roll y todo eso”, acota conuna sonrisa. El rock ya le habíaconducido a TVE a principios delos ochenta. “Realizaba montajesmusicales para los programas deTele Norte. Un día, Jesús Hermidapidió desde Madrid que alguien

entrevistara a John Renbourn,que pasaba por Bilbao con su gru-po Pentangle. Cuando pregunta-ron quién conocía a Renboun,resulta que yo era el único. Esefue mi primer trabajo con la cáma-ra. Después empecé a hacer pro-gramas para el mediodía”, expli-ca.

Premio de la Academiade la Televisión

Aunque pasó por el programacultural El Ladrillo y otros, cum-ple veintiún años en antena con La

“¿Para qué quiero unmóvil? Paso nueve horas aldía en ETB, donde nofaltan teléfonos. Y, cuandosalgo, voy al cine. Ahítendría que apagarlo”

La Academia de laTelevisión acabade concederle elpremio a mejorpresentador deun canal autonómico

HUBOuntiempoenelqueFélixLinaresibaalcineconsuhijo“averpelículasdeacción,conmimujera lascomediasro-mánticas,ysoloalasdeversiónoriginalsubtitulada”. Asegura que los largome-trajes los disfruta en las salas. “Casi nopongopelículasenlatele”.YdescribeunBilbao que resultará de ciencia ficciónparalosmásjóvenes.“Crecíenunaciudadconcinesderees-

trenoenlosqueponíancincocintasdis-

tintas la misma semana. De niño pudeverdospelisdelmismoautorenunase-mana:erandeHitchcock,FalsoculpableyExtrañosenuntren;hoyalgoasíesim-pensable”,recalca.“Además,sinsalirdelbarrio,deRekal-

de,podíasacudiratressalasdistintas:elArraiz, el Goya y el Recalde. El Goya, elMatico y el Urrutia formaban parte deuna empresa que quebró. Uno de losacreedoreseraJuliánVinuesa,quenote-

níanadaqueverconesemundo,perodeahínaciólacadenaAstoria”.Linaresfor-mópartedelos“testadores”delargome-trajesalosqueunVinuesaqueaúndes-conocíaelnegociode ladistribuciónci-nematográfica consultaba la convenien-ciadecontratarestaoaquellacinta.Los Astoria fueron señeros en aquel

BotxoquecontabaconelFilarmónica,elOlimpia,elAbando,elArtaganymuchoscinesmás.Peroesoesyaotrapelícula.

MemoriadeloscinesdeBilbao

Nació en Zugastinovia en 1947. Alto y desgarbado,sus amigos de niñez le ponían de portero en los

partidos de fútbol. Pero a él no le gustaba tirarse.Prefería aguardar con avidez que llegara el martespara comprar los tebeos de Maga y el jueves para

hacerse con los de Bruguera. Valían 1,5 pesetas. Losdomingos veía hasta tres películas en el cine. Ibapara trabajador de Astilleros Euskalduna. Pero la

suerte le llevó a probar con los micrófonos. Desdeentonces solo ha sacado a flote programas de radio ytelevisión. Es Félix Linares, una voz cargada de ironía

y con los ojos muy azules

Félix Linares

Un presentadorde cine