Fraude Corporativo: quién se preocupa de las pymes

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Andrés Baytelman A. Director – Advisory PwC Chile Fraude corporativo y responsabilidad penal de la empresa: ¿quién se preocupa por las Pymes? Las Pymes sufren significativamente más fraude corporativo que las grandes empresas. Su perjuicio es también desproporcionadamente mayor: un promedio de US$150 mil las empresas con menos de 200 empleados, contra US$100.000 en empresas de hasta 10.000 empleados. En el último “ACFEReporte a la Nación 2012”(Association of Certified Fraud Examiners), las cifras sostienen éste y otros hechos vinculados a las Pymes, que urgen atención seria e inmediata. Esta columna afirma que hoy hay conocimiento y herramientas para evitar la mayor victimización de las Pymes, y hacerlo venciendo la principal barrera que han enfrentado para ello: el costo. Si bien casi 90% de los esquemas de fraude en las Pymes son “distracción de activos” –una de las tres grandes categorías, y “la menos costosa” en promedio (por oposición al fraude financiero y la corrupción)lo cierto es que: a) “menos costosa” significa pérdidas promedio de US$ 120 mil; b) 28% de Pymes sí reporta, además, esquemas de corrupción (promedio de costo directo US$250 mil); y, c) en el total de los casos, 1/5 reportó pérdidas superiores a US$ 1 millón. A ello, agreguemos: muchas Pymes son proveedoras del Estado, o contratistas o proveedoras de empresas mayores que deben cumplir con los requisitos de la nueva Ley de Responsabilidad Penal de la Empresa. Sin embargo, las Pymes operan bajo la convicción de que: a) Las medidas antifraude implican asesorías impagables, de las grandes consultoras; b) que las medidas antifraude implican gastos irracionales para su tamaño; c) que “a ellas no les pasa” (porque son chicas, dominadas por gestión familiar o discrecionalmente personal); y d) que, en todo caso, “ninguna consultora importante las trataría realmente como hacen con sus grandes clientes”. Consecuencia: se asesoran mal, actúan por intuición o ingenuidad, y son victimizadas. Aun cuando estas premisas ya no son necesariamente ciertas. Hoy sabemos más que nunca sobre el fraude interno y cómo reducirlo; tenemos información y soluciones diferenciadas por industria (cada cual, con distinta preponderancia a distintos tipos de fraude); y, ese conocimiento, permite adaptar y priorizar medidas antifraude y programas de compliance, a las necesidades específicas y concretas del nicho, y de cada empresa en particular. El dueño de una Pyme me preguntó en otros servicios¿“no es la vaina más cara que el sable”?. “Bueno, depende de si va a tener sable del todo, a no ser que lo meta en la vaina”. La estimación es que 8 de cada 10 Pymes que sufre estos fraudes, simplemente va a morir (86% de las Pymes son “pequeñas”, pero Incluso las medianas). Él estaba pensando en cortar un fraude particular en curso; un experto piensa en prevenirlo. Estudios muestran que la prevención del fraude es hasta 4 veces más barata que sufrirlo. Hablamos de un sector al que hoy se atribuye 80% de la fuerza laboral del país; protagónico en emprendimiento e innovación; foco de inversión, subsidios y cofinanciamiento público, y que en 2006 sumaba 83.347 empresas (aun excluyendo agricultura, pesca y servicios), empleaba a 1.208.767 personas y generaba ventas por $20.660 millones, contribuyendo –despejadas las ventas del cobrecasi un 21% del valor agregado nacional en el PIB (INE). Las Pymes necesitan ser protegidas, hoy se sabe cómo hacerlo, con soluciones diseñadas especialmente a la medida, tamaño, capacidad y requerimientos concretos y específicos de cada una de ellas.

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  Andrés Baytelman A. Director  – Advisory ‐ PwC ‐ Chile 

 

Fraude corporativo y responsabilidad penal de la empresa: ¿quién se preocupa por las Pymes? 

Las  Pymes  sufren  significativamente  más  fraude  corporativo  que  las  grandes  empresas.  Su 

perjuicio es  también desproporcionadamente mayor: un promedio de US$150 mil  las empresas 

con menos de 200 empleados, contra US$100.000 en empresas de hasta 10.000 empleados. En el 

último  “ACFE‐Reporte  a  la  Nación  2012”  (Association  of  Certified  Fraud  Examiners),  las  cifras 

sostienen éste y otros hechos vinculados a las Pymes, que urgen atención seria e inmediata. Esta 

columna afirma que hoy hay conocimiento y herramientas para evitar  la mayor victimización de 

las Pymes, y hacerlo venciendo la principal barrera que han enfrentado para ello: el costo.  

Si bien casi 90% de los esquemas de fraude en las Pymes son “distracción de activos” –una de las 

tres grandes categorías, y “la menos costosa” en promedio (por oposición al fraude financiero y la 

corrupción)‐  lo cierto es que: a) “menos costosa” significa pérdidas promedio de US$ 120 mil; b) 

28% de Pymes sí  reporta, además, esquemas de corrupción  (promedio de costo directo US$250 

mil);  y,  c)  en  el  total  de  los  casos,  1/5  reportó  pérdidas  superiores  a  US$  1  millón.  A  ello, 

agreguemos:  muchas  Pymes  son  proveedoras  del  Estado,  o  contratistas  o  proveedoras  de 

empresas mayores que deben cumplir con los requisitos de la nueva Ley de Responsabilidad Penal 

de  la  Empresa.  Sin  embargo,  las  Pymes  operan  bajo  la  convicción  de  que:  a)  Las  medidas 

antifraude  implican  asesorías  impagables,  de  las  grandes  consultoras;  b)  que  las medidas  anti‐

fraude implican gastos irracionales para su tamaño; c) que “a ellas no les pasa” (porque son chicas, 

dominadas por gestión  familiar o discrecionalmente personal); y d) que, en  todo caso, “ninguna 

consultora importante las trataría realmente como hacen con sus grandes clientes”. Consecuencia: 

se asesoran mal, actúan por intuición o ingenuidad, y son victimizadas. Aun cuando estas premisas 

ya no son necesariamente ciertas. 

Hoy  sabemos más que nunca  sobre el  fraude  interno y  cómo  reducirlo;  tenemos  información y 

soluciones diferenciadas por industria (cada cual, con distinta preponderancia a distintos tipos de 

fraude);  y,  ese  conocimiento,  permite  adaptar  y  priorizar medidas  anti‐fraude  y  programas  de 

compliance, a las necesidades específicas y concretas del nicho, y de cada empresa en particular. 

El dueño de una Pyme me preguntó ‐en otros servicios‐ ¿“no es la vaina más cara que el sable”?. 

“Bueno, depende de si va a tener sable del todo, a no ser que lo meta en la vaina”. La estimación 

es que 8 de cada 10 Pymes que sufre estos fraudes, simplemente va a morir (86% de las Pymes son 

“pequeñas”,  pero  Incluso  las medianas).  Él  estaba  pensando  en  cortar  un  fraude  particular  en 

curso; un experto piensa en prevenirlo. Estudios muestran que la prevención del fraude es hasta 4 

veces más barata que sufrirlo.  

Hablamos de un sector al que hoy se atribuye 80% de  la  fuerza  laboral del país; protagónico en 

emprendimiento e  innovación; foco de  inversión, subsidios y co‐financiamiento público, y que en 

2006  sumaba  83.347  empresas  (aun  excluyendo  agricultura,  pesca  y  servicios),  empleaba  a 

1.208.767  personas  y  generaba  ventas  por  $20.660  millones,  contribuyendo  –despejadas  las 

ventas del cobre‐ casi un 21% del valor agregado nacional en el PIB (INE). Las Pymes necesitan ser 

protegidas,  hoy  se  sabe  cómo  hacerlo,  con  soluciones  diseñadas  especialmente  a  la medida, 

tamaño, capacidad y requerimientos concretos y específicos de cada una de ellas.