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31 INTRODUCCIÓN E l principal objetivo de la confección de los dos artículos que, se inserta- ran en sendas revistas de Cangilón (este es la primera entrega), confiere pri- meramente, un sentido del interés sobre el agua y la implantación de la hidráulica, que desde la antigüedad tuvo la montaña de El Parque Regional Valle; y como com- plemento y segunda utilidad, la importan- cia arqueológica y patrimonial que repre- senta, como destino de un esmerado reco- rrido itinerario, combinando su pasado con su presente. El Monte de Murcia es, lamentablemen- te un terrible desconocido. Por ello, se pre- tende tributar el merecido homenaje que requiere, el inmenso tesoro histórico que contiene, unido a una belleza panorámica y medio ambiental, que lo convierten en el recorrido andante turístico-cultural, más largo e importante de la Región de Murcia. Pero esta riqueza y atractivo, son fruto de la presencia de seres humanos que fra- guaron asentamientos desde la Edad del Bronce, y a su vez gracias a la existencia de abundancia de agua, que brotó ininte- rrumpidamente de sus extrañas, hasta que la propia voracidad y sordidez del género dominante de la tierra, extenuaron, a fina- les del s. XIX y principio del XX los ricos acuíferos con que se contaban. No obstante, acerquémonos al Monte, de este Valle, con el deseo de disfrutar, de lo inédito de unos rincones paradisíacos, donde los constantes balcones naturales con FUENTES, MANANTIALES Y RAMBLAS EN LA HISTORIA DEL PARQUE REGIONAL EL VALLE (I PARTE) Ángel Luis Riquelme Manzanera Mapa topográfico nacional de España. N.º 934. Murcia.

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INTRODUCCIÓN

El principal objetivo de la confecciónde los dos artículos que, se inserta-ran en sendas revistas de Cangilón

(este es la primera entrega), confiere pri-meramente, un sentido del interés sobre elagua y la implantación de la hidráulica,que desde la antigüedad tuvo la montañade El Parque Regional Valle; y como com-plemento y segunda utilidad, la importan-cia arqueológica y patrimonial que repre-senta, como destino de un esmerado reco-rrido itinerario, combinando su pasadocon su presente.

El Monte de Murcia es, lamentablemen-te un terrible desconocido. Por ello, se pre-tende tributar el merecido homenaje querequiere, el inmenso tesoro histórico que

contiene, unido a una belleza panorámica ymedio ambiental, que lo convierten en elrecorrido andante turístico-cultural, máslargo e importante de la Región de Murcia.

Pero esta riqueza y atractivo, son frutode la presencia de seres humanos que fra-guaron asentamientos desde la Edad delBronce, y a su vez gracias a la existenciade abundancia de agua, que brotó ininte-rrumpidamente de sus extrañas, hasta quela propia voracidad y sordidez del génerodominante de la tierra, extenuaron, a fina-les del s. XIX y principio del XX los ricosacuíferos con que se contaban.

No obstante, acerquémonos al Monte, deeste Valle, con el deseo de disfrutar, de loinédito de unos rincones paradisíacos,donde los constantes balcones naturales con

FUENTES, MANANTIALES Y RAMBLAS EN LA HISTORIADEL PARQUE REGIONAL EL VALLE (I PARTE)

Ángel Luis Riquelme Manzanera

Mapa topográfico nacional de España. N.º 934. Murcia.

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vistas a la huerta del Segura y Guadalentín,son un deleite para los sentidos.

Por otra parte, es de agradecer elesfuerzo que se realiza por las adminis-traciones local y regional, con la colabora-ción de precisos programas europeospara financiar la construcción del Centrode Interpretación Arqueológica, que se hainiciado en la zona de la necrópolis ibéri-ca de La Luz, donde se hizo la obra de laResidencia de Educación y Descanso, a laque en su día, se opuso, con magnífico yexperto criterio profesional D. ManuelJorge Aragoneses (Director Técnico dePrimera Instalación del Museo Etnológicode la Huerta de Murcia, y de su guíamuseística), puesto que al hacer loscimientos, se destruirían irreversiblemen-te extraordinarios restos de interés arque-ológico, de un asentamiento ibérico, ínti-mamente ligado con el “Cerro Ibérico delAgua Salada”, frente a nuestro MuseoEtnológico.

ANTECEDENTES DE CONCEPCIÓNEn 1858, la Biblioteca Rústica

Nacional, edita el Tomo II sobreAgricultura General, que trata de la“Labranza del Campo y sus particularida-des, que fue compuesta, antiguamente,por D. Gabriel Alonso Herrera, y revisadapor D. Antonio de Burgos. Es curioso comosu capítulo I, lo dedica al estudio deFuentes y Manantiales, definiéndolescomo “aquellos lugares donde nacenaguas, o, donde se produce una salidanatural de aguas subterráneas u ocultas,brotando a la superficie del terreno”.Entre la información que facilita (detectán-dose el típico rasgo del continuismo de unatécnica sin depurar), cabe destacar que:“es desde antiguo, el punto donde se asen-taban los seres humanos para cubrir susnecesidades perentorias, hasta que mástarde, debidamente recogidas y canaliza-das se han puesto en la puerta misma dela alquería, granja o cortijo”. Igualmente

invita a comprender que “las mismas nosuelen proporcionar volúmenes extraordi-narios de agua, las más de las veces sonescasos, permitiendo atender solo laboresdomesticas y ganaderas, con algún peque-ño huertecillo o unos alegres arriates”.Nos introduce en las estadísticas de lascantidades de litros de agua necesaria,para los distintos fines domésticos, anima-les, bodegas, sidrerías, almazaras, lava-dos, riegos, tratamientos de frutales, etc.,pero donde resulta más interesante escuando define con el conocimiento de laépoca, el proceso de las fuentes y manan-tiales. Dice textualmente:

“Las aguas que se filtran por las capaspermeables del terreno, se van reuniendoal llegar a otra capa inferior impermeabley surgen espontáneamente al exterior demúltiples formas y manera, denominándo-les manantiales, que se originan al aflorarlas capas acuíferas en las depresiones delterreno, valles o barrancos, así como e lasladeras. Cuando la capa acuífera es super-ficial, el caudal es variable, aumentandomucho en las temporadas de lluvia y lle-gando a secarse en las épocas de sequía.En los terrenos calizos, el agua se introdu-ce por las grietas y fragua en la roca gale-rías o cavernas, formando incluso verda-deros ríos y lagos subterráneos. Pero paralo sucesivo, manifiesta que, quiere diferen-ciar, este proceso, con el de la fuente, quelo define “con la llevada del agua delmanantial a un lugar bien elegido, calle,plaza o jardín, dotado de uno a varioscaños, y acompañados, o, no, del utilísimoabrevadero, sea el común, de dondepobres y ricos han de surtirse.”

También nos escribe sobre el uso de lospozos; tiempos y maneras de hallarla ysacarla; señales de agua buena o mala;como se ha de regar la huerta; en quetiempo, y cual es mejor agua para ello, yotras muchísimas extrañezas para el cono-cimiento que hoy se tiene sobre el particu-lar, que nos hace meditar, de la importan-

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cia que el agua, en este caso la de losmanantiales, ha supuesto para el devenirde los pueblos.

Sin duda, la recopilación de los datos,motivo del estudio recogido en el Tomo IIaludido, estaba avalado por una garantíaprofesional de quien lo escribió a finalesdel s. XVIII, el Sr. D. Gabriel Alonso, quienlo compiló de manuscritos y documenta-ción a la que accedió de archivos árabes ycristianos, que a su vez, lo recibieron deculturas anteriores; y para su mejor enten-dimiento y comprensión, a mediados del s.XIX, por la técnica de redacción, aplicadaen el texto por D. Antonio Burgos, demos-trando que ambos tuvieron a su disposi-ción una estimable bibliografía antigua.

No obstante conviene recordar que eltema de manantiales ha preocupado siem-pre a sabios y legos; invitando a defender,conceptos científicos los amantes de lainvestigación; y empíricos quienes jugabancon la experiencia de la practica.Supersticiones y fantasías generaron afir-maciones, negaciones y controversias a lolargo de siglos. Tres siglos antes de Cristo,Aristóteles, explicaba la teoría del agua demanantiales, como: “el fenómeno de lacondensación del aire atmosférico en elinterior de las grutas”. Así también, loentendió Séneca, cuatro siglos después.Pero se dieron elucubraciones de todotipo. El respetable libro “De RerumNatura”, dice que: “los manantiales, tienensu fluir, por el agua del mar que se filtra através de la tierra donde deja sus amargos(sales)”, teoría que se defendería hasta els. XVII. Al respecto, también dio su opi-nión en el s. VI, Casiodoro, PrimerMinistro del Rey Teodorico, quien mencio-naba que: “el alumbramiento de nuevosmanantiales, estaban sujetos a la hume-dad del suelo y la insistencia con la quevuelan moscas y otros insectos sobre estesuelo”

En la edad Media, aparecen los zahorí-es, primeros representantes de la

“Hidroscópia Sensitiva”, o bien, la propie-dad de algunos sujetos de sentir la proxi-midad del agua subterránea. Este arte, sedesarrolló en España a través de los ára-bes, que fue heredado por los conversosque lo practicaron posteriormente, y de losque habla el Marques de Saint Aubín,según conoció de su visita a nuestro País,a finales del s. XVII. Esta practica pasó alextranjero, especialmente Alemania,donde se confirmó con la varita adivinato-ria bifurcada en “Y”, utilizada por el médi-co Agrícola, conforme se publica en sulibro “Tratado de los Metales”, de media-dos del s. XVI.

En la actualidad las corrientes científi-cas, se valen de la teoría desarrollada en1570, por Bernardo de Palissy, apoyadacon sólidas razones y numerosos hechos deobservación, un siglo después, por el ilus-tre físico Edme Mariotte; recogiendo lainformación, datos y documentación con-feccionada por el ingeniero romano, al ser-vicio del Emperador Augusto, MarcusVitrubio Polión, en su “De Archichectura”(diez libros de ingeniería y arquitecturahidráulica), único tratado antiguo, sobre lamateria, que ha llegado hasta nuestrosdías, consistente en deducir que: “las aguasde manantiales eran debidas, a infiltracio-nes de la lluvia y de nieves a través de latierra, en las zonas altas, para discurrirposteriormente por gravedad, sobre mate-ria impermeable, hasta encontrar la salidapor donde la vemos aparecer, algunasveces incluso a distancias insospechadas”.

PREMIO MARQUÉS DE LOZOYA 1998,SOBRE MANANTIALES

“El agua es de la tierra”, titulo del mag-nífico trabajo realizado por D. JoséAntonio Batista Medina, Premio deInvestigación Científica, “Marques deLozoya”, convocado por el Ministerio deEducación, Cultura y Deportes, cuya titularPilar del Castillo, expresa en la introduc-ción de la obra, que su contenido incide en

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el valor social del recurso hídrico en comu-nidades que, como la de Los Sauces en LaPalma, no disocian el agua de la tierra,gestionando comunalmente los sistemasde riego con elevada eficacia, convirtién-dose en algo más que un mero factor deproducción, pues se hace de ella el pilarfundamental de un modo de vida, en el queun recurso natural se asume cotidiana-mente, como continuidad histórica a sussistemas de riego.

Si este argumento lo transferimos alresto de España, Murcia en concreto, esprueba evidente de la capacidad desarro-llada en la extraordinaria rentabilidad con-seguida en la distribución de sus recursoshídricos. El agua, ha sido y sigue siendo,signo y consigna de poder, como demues-tra la presencia desde la antigüedad, de losseres, en las cabeceras y puntos próximosde cursos y cauces, dominando y contro-lando el uso y explotación de la misma, yen consecuencia una de las materias prio-ritarias de la vida, de las que más se haescrito literaria y administrativamente.

Ha supuesto, a lo largo de la evoluciónde las especies y los seres, el elementojerarquizado de primer orden, en virtud desustancia de uso imprescindible; por tantoconflicto de intereses hereditarios de difí-cil entendimiento colectivo; obligando enla Historia conocida, a la creación de nor-mas y disposiciones concisas, que comoexperiencia latente en nuestra tierra, y porextensión a lo generado por el Gobierno,nos remite a sendas articulaciones, distan-tes casi diez siglos, en el tiempo, con lapropia trascendencia política y económica,merecedora de toda la atención prestadapor el oriundo sin descanso, y que citadasconocemos, como el “Reglamento deRiegos Tradicionales de la Huerta deMurcia” y “El Libro Blanco del Agua”, sinperjuicio de estar pendientes con extremasensibilidad sobre la necesidad de la apli-cación del Plan Hidrológico Nacional,documento magno de viabilidad, que

defiende la distribución del agua en justamedida social por solidaridad humana,con los pueblos que la necesitan para lasubsistencia.

Pero volviendo a la investigación pre-miada: “ el agua ha constituido enCanarias, a través de su historia, un recur-so esencial, por su gestión y control se hansucedido los conflictos hasta nuestrosdías”, manifiesta el Doctor José PascualFernández, eminente catedrático de laUniversidad de La Laguna, y protagonistadel prólogo del libro, y salvada la lucha deintereses particulares, han logrado unmodelo de convivencia comunal respetan-do el límite de posibilidades que permiteobtener la correcta rentabilidad del recursode caudal de las citadas fuentes de la mon-taña, condicionados a la prohibición desobreexplotación y perforación de pozos.

Podríamos deducir, tras leer concienzu-damente el trabajo de 500 páginas, y quesu autor lo titula inteligentemente “El aguaes de la tierra”, tiene más una funciónpedagógica y ejemplarizánte, por el efectode solidaridad que respira la filosofía desus usuarios constituidos en comunidad deregántes, que, por el inoportuno sentido depropiedad del agua que se quiere imponeren otros lugares geográficos de España.Con limpieza y brillantez, nos introduce aun caso de gestión del agua de fuentes delmonte, para riego y abastecimiento, desdeuna perspectiva antropológica, centrada enel aprovechamiento de los manantialesmás importantes del archipiélago canario,principalmente los de Marcos y Cordero,localizados en el corazón de un ParqueNatural, denominado “Reserva de laBiosfera” (Los Tiles), y sus aguas utilizadasdesde comienzo del s. XVI, aunque sería acomienzo del s. XIX, cuando se produjo, ensus estribaciones, la consolidación definiti-va de asentamientos humanos dependien-tes, y en 1903, la constitución de suComunidad de Regantes.

Quien tenga acceso a la lectura de la

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obra de Batista Medina, nos adentra en elcomplejo pero perfecto funcionamiento deregímenes de tenencia y formas de explo-tación de manantiales, que nos demuestraun conocimiento y experiencia particular,de mantener la regulación de la cantidadde agua que se dispone en cada periodoestacional, atendiendo precipitaciones; obien, se arrogaron un buen asesoramientode especialistas en la materia de este tipode actuaciones, que les ha permitido serejemplo de rentabilidad en los usos delagua procedentes del primer surgir enmontaña.

LA SOBREEXPLOTACIÓNDE LOS ACUÍFEROS

Con el caso anteriormente expuesto,podría entenderse cierto paralelismo,extensible a Sierras protegidas, donde unapluviometría apreciable llenando sus acuí-feros y conducciones reteniendo las aguas

en sus entrañas, permite un vaciado delento y continuado manado, y que su orga-nización, ha concluido con la formación decolectivos comuneros. Evidentemente, sise mantiene la sobreexplotación, y mer-mas de caudal, con la ampliación de laboca surgente, o, perforación de pozos sincontrol, ni regulación de normas concre-tas, de seguro, que se producirá un agota-miento y modificación del curso interioremergente, conforme expone en su artícu-lo, “El Patrimonio Hidrogeológico de laRegión de Murcia”, D. Tomás RodríguezEstrella, y en consecuencia la desaparicióndel manantial (Reflexiones sobre el futurodel agua ante el Siglo XXI. Libro homena-je a Emilio Pérez Pérez).

En el apartado 4.1.4, el concepto desobreexplotación, recogido en el texto,“Recursos Hídricos y su importancia en eldesarrollo de la Región de Murcia”, docu-mento coordinado bajo la supervisión téc-nica y designación por el C.E.S., de D.Antonio Pérez Crespo, erudito y estudiosohasta la saciedad en esta materia del aguaen nuestra tierra, infiere una dedicatoria aeste tema, ateniéndose al principio de unaextracción, específicamente, de mayorcuantía de los recursos hídricos utilizadosen la Región, procedentes de las reservas,no renovables, de los acuíferos, cuyo uso esagrícola. Conscientemente se ha omitidohasta ahora la utilización del término“sobreexplotación”, el que ampliamenteutilizado, no existe una definición técnica olegal unívoca del mismo, por tanto, nospregunta el texto, en que situación deberealizarse la declaración de un acuíferocomo sobreexplotado, con las consecuen-cias pertinentes. No es fácil determinar unadecisión de este alcance, más cuando tododepende de las condiciones naturales delacuífero y de su forma de explotación,donde puede aparecer una degradación enla calidad del recurso, o descensos piezo-métricos locales, afectando a determinadosusuarios, más aún cuando pudiera existirPozo abandonado. Zona subida a la Cresta del Gallo.

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déficit temporal, ¿pero de que manera sedetecta que las salidas sean como mínimosemejantes a la recarga?.

Si hoy día, no es sencillo encontrar unadefinición técnica simple para el términosobreexplotación, remontémonos en eltiempo, y entenderemos del porque de laextinción de muchas y bellísimas fuentes ymanantiales que existirían en las laderasde los montes de El Valle, de las que sinduda dieron buena cuenta sus usuarios,por la lógica presunta ignorancia de losmismos, ante el hecho que se producía, elagotamiento de los acuíferos, cuyos restoshidráulicos (canalizaciones, acueductos,pozos, etc.), se encuentran extendidos a lolargo y ancho de la ladera del Monte ElValle.

EL AGOTAMIENTO DE LOSMANANTIALES DE EL VALLE

Veamos no obstante, cuando se inicia elproceso de sobreexplotación, que produci-ría lentamente, la desaparición de casitodos los manantiales de las sierras de ElValle. Hacia 1860, los ingenieros de minas,Laurent y Botella, estudian las principalesfuentes de la provincia, descubriendo lasmagníficas propiedades de algunas deellas, como así mismo, las posibilidades deluso de las aguas subterráneas para soste-ner el riego de cultivos agrícolas en la huer-ta de la Vega, donde ya existían pequeñasfuentecillas, llamadas “fontanillas”.

En 1870 se empezó el primer pozo deensayo en la finca de D. Gabriel Roca, bro-tando el agua a los nueve días. En pocassemanas se llegaron hasta 80 perforacio-nes, en la margen izquierda del curso delGuadalentín, a una profundidad inferior alos 30 metros y con un coste total por uni-dad del orden de 7.500 reales. Alguno deestos pozos se apresuró a vender el agua arazón de 1.300 m3., día, y, por un precio de48 reales, para regar unas cinco tahullasde tierra. Pronto se incorporarían colonosde otras latitudes, en el Valle, para com-prar tierras y producir cultivos, amplián-dose los regadíos hasta los lugares másinsospechados. Estos pozos (con la únicacondición de estar a una distancia míni-mas de 100 metros) se multiplicaron suce-sivamente, extendiéndose hacia las cotasaltas de la ladera Norte de la Sierra, que asu vez los utilizaron para explotar elmonte como huerta y zona agrícola desa-pareciendo la de barbecho.

Pozo abandonado tras sobreexplotación. Zona Santo Espíritu.

Pozo abandonado. Subida del Sequén al Relojero.

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Lógicamente, los acuíferos del monteque se alimentaban exclusivamente de laslluvias (filtrando rápido al ser tierra blan-da sobre roca, y ausencia de arbolado), losaños de sequía quedaban agotados, dandopronto a su fin; y no es necesario comen-tar que, quienes disponían de fuentes, per-dieron ambos aportes, para desgracia delas necesidades que se habían arrogado.

La conclusión, entre el paralelismo delos manantiales de Marcos y Cordero,todavía hoy funcionando, descritos porBastida Medina, y los referentes a la desa-parición de los de nuestra Sierra del Valle,que narraremos, estriba exclusivamenteen el control de la sobreexplotación, yaque los primeros crearon la Comunidad deRegántes, limitando los caudales y remi-tiendo los riegos excepcionalmente a lastierras tradicionalmente explotadas.

MANANTIALES DE LA SIERRADE EL VALLE

En el magnífico compendio de trabajosde estudio e investigación, del C.E.S., tam-bién aparece una relación de fuentes ymanantiales históricos de la Región deMurcia, utilizados para riego en 1916.Resulta sorprendente, que con respecto altérmino Municipal de Murcia, concreta-mente en la Sierra de El Valle (en la actua-lidad se encuentran exhaustos, pero en sutiempo dieron suficiente caudal), no apa-rezca ninguno declarado o reconocido enel listado, aún teniendo conocimientoexpreso, que como mínimo cuatro de ellosabastecían caseríos y regaban amplios ate-rrazamientos y parcelas de cultivo, comoson: La fuente de la finca de La Cierva deSanto Angel, antigua propiedad de laCondesa de Sástago; el manantial de lapropia fuente del Santuario de la Virgen dela Fuensanta, propiedad del Cabildo de laCatedral de Murcia; el manantial de laactual Balsa circular de El Valle, propiedadjunto con el Sequén y el Cerrillar delEstado (por escritura de 2 de Junio de

1922), y la Fuente de la Finca Torre Isabel(conocida también con los nombres: “Lade Mesas”; “Cañada del Buen Pastor” o“Cañadicas”), propiedad que fue de D.Horacio Moreu Gisbert; sin contar las tres,de la Rambla del Puerto: la fuente “Cañodel Agua” y la “Fuente de la Marrana”, quedaba agua a la Cañada Real; Vereda oCordel de los Valencianos; Cordel deFuente Alamo y a las tierras de cultivo dehuerta y secano, arrendadas a los habitan-tes de los caseríos del Portazgo y de losPertigueros, y que anteriormente fueronhaciendas propiedad de la SociedadEconómica de Amigos del País; y la fuentede “El Charco”, que todavía hoy mantieneuna tubería de P.V.C. a la balsa de la Casadel Pino, y antiguamente dio servicio alCaserío de Las Cuevas, y la huerta de lasmárgenes de la Rambla El Cigarrón.

Quizá la referencia más antigua, quedisponemos sobre fuentes de agua en laSierra del Valle, nos la proporciona lapublicación del Instituto TeológicoFranciscano, editada por FresnedaCollado y Riquelme Oliva, transcribiendolos fondos documentales del padre AgustínNieto Fernández, investigador de losArchivos Municipal, Histórico Provincial yel del Cabildo de la Catedral, cuyo volu-men, “Los Franciscanos en Murcia”, en sucapítulo IV, dedicado a la fundación delConvento de Santa Catalina del Monte,reza como sigue en uno de sus párrafos:

“El 4 de Junio de 1437, el ConcejoConcede a Juan Mercader el paraje de laFuente Santa a censo perpetuo de 2 rs. deplata de renta anual, con gracia de la fuen-te manantial cerca de la Fuen Santa, paraservir a Dios. Por ende, por la presentecarta, veyendo la dicha vuestra peticiónser justa, otorgamos e conoscemos denuestra llana voluntad que fazemos edamos a vos, el dicho Juan Mercader, e alos vuestros herederos, para agora e parasiempre jamás, de nuevo censo e ciertarenta la DICHA FUENTE CON SU AGUA e

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tierra e con todos sus derechos en uno,con la casa e mejoramientos que y fisiere-des vos e los vuestros, asy commo afrenta(sic) la dicha agua e tierra de la una partecon la ranbla que disen entre la cueva e ladicha fuente de la parte del sol salliente, ede la otra parte defasa el medio día el cas-tellar de la dicha Fuen Santa, e de la otraparte defasa el sol poniente la cordelleraque dise de dicho castellar fasta un cabe-zuelo que esta enzima de unas BALSASANTIGAS, que son el el rayguero de partedebaxo de la dicha fuente e tierra e deldicho cabezuelo commo torna fasa (sic) ladicha ranbla del sol salliente, la cual dichafuente de agua e tierra, segund que lasdichas afrontaciones lo cierran en uno,con todos sus derechos, usos e costumbresquantas han e les pertenecen, asy de fechacommo de derecho, e nos el dicho Concejolo podemos e devemos faser de derecho, eque nosd deddes por el dicho cienso encierta renta en cada año, para agora epara siempre jamas, dos reales de platacastellanos por la fiesta de navidad, ecomencaredes a nos dar e pagar la prime-ra paga por el día de navidad primera queverna, e dende en adelante para siempreen cada año, asy por vos e vuestros here-deros non nos dar e pagar el dicho siensoen cada año commo dicho es.”

Lo que deja claro en este punto trans-crito, las dos teorías, que vendrían a corro-borar, el sentido por el que se pensó razo-nar este artículo.

La primera, refuerza la tesis de la exis-tencia de una gran cantidad de fuentes deagua hasta bien entrado el medievo, yaque además de la que se conocía por FuenSanta, cita la que daría servicio alConvento de Santa Catalina, ambas parariego y abastecimiento, y que se conserva-rían hasta finales del s. XIX, momento quecon la sobreexplotación desaparecerían,conforme explica Rodríguez Estrella en suestudio científico, sobre la modificación decursos internos de aguas de montaña.

La segunda, evidencia el hecho de ser elConcejo de Murcia, quien concedía los dere-chos de tierras y agua en el Valle, en virtudde entenderse que toda la cordillera, con-junto integral indivisible, era de su propie-dad, por legado reconocido de tradiciónoral, que Alfonso X, concedió a la ciudad deMurcia, según se interpreta, al no indicarseo excluirse la intervención Real, como erapreceptivo para los casos en donde el Rey,debía dejar su sello impreso; respetándose,por el Monarca del momento, la palabradada por su antecesor, El Rey Sabio. Sibien, el Rey, Juan II, en 1441, a petición dela Orden Franciscana, mandó al Concejo deMurcia, dejar exento del pago del Censo alConvento de Santa Catalina del Monte.

De que el Concejo de Murcia, no sehiciese fuerte y luchara contra el Estado, afinales del s. XIX por la propiedad de laSierra del Valle-Carrascoy, debemos atri-buirlo a razones de debilidad política, y ala propia nobleza y generosidad de losgobernantes del pueblo murciano, queoptaron por la prudencia y discreciónrepresentativa, antes que mantener unduro duelo con Madrid, que entenderíandeseos desestabilizadores, desde un puntoconflictivo, conocido como feudo próximoal Cantón.

REGISTRO DESLINDANDO TIERRASCON AGUA EN EL VALLE

En el archivo de la Consejería deAgricultura y Medio Ambiente, aparecenuna serie de expedientes de aprobación dedeslindes, del catalogo de los de utilidadpública de la provincia de Murcia, referen-tes al Castillo del Puerto de la Cadena;Barranco Moreno; El Rapetejo; Barrancodel Infierno y Sierra del Carrascoy, motivode años de contencioso administrativo,con el Consistorio de Murcia, que aducíade su propiedad: “el predio formado poruna abrupta y sinuosa cordillera de variosmacizos, antes expresados, algunos deellos separados, con dirección general Este

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– Oeste, y lo demuestra el hecho de que enlos reconocimientos practicados, aparecentodavía zonas de terreno montuoso, confuentes y manantiales, conocidas con elnombre de Realengos, en virtud de su ori-gen, que revela la creencia general queprovenía de una donación hecha porAlfonso X a la ciudad de Murcia; ademásde aparecer en el Catálogo de propiedadesde 1862...”; cuyo resultado se salda en elB.O.P.M. de 19 de Diciembre de 1923, conla disposición de S.M. El Rey (q.D.g.), apropuesta conformada del dictamen delConsejo de Estado, de siete resoluciones;resaltando la número cinco, que deja laduda razonable, de si se produjo la eleva-ción de impugnación que debió hacer elAyuntamiento de Murcia (puesto que enrepetidas ocasiones no asiste al deslinde),en relación con lo siguiente:

“5º.- Que se instruya expediente paradeterminar si la propiedad del monte (refi-riéndose a la Sierra de El Valle), corres-ponde al Ayuntamiento de Murcia o alEstado, teniendo en cuenta al resolver, lodispuesto en la Ley de 9 de Mayo de 1835y el resultado que arroje la aportación dedatos de aquél”.

En aquellas fechas, comienzo del SigloXX, la propiedad del monte, como conse-cuencia de la Ley citada de 9 de Mayo de1835, referente a las desamortizaciones deJuan Alvarez Mendizábal, y por hereda-miento, quedaba distribuida en las mayo-res proporciones, a los siguientes señores,y aunque no hacen mención a sus lugaresde nacimiento o nombres, ni informan desu caudal, se citan fuentes y manantialesde los que se nutrían las fincas, a principiodel s. XX:

D. Horacio Moreu Gisbert, como dueñode la finca titulada “Torre Isabel, con fuentede agua; agua encauzada desde una presacon compuertas, en la Rambla Paciencia; ygrandes balsas de agua para riego.

Sociedad Económica de Amigos delPaís, la posesión de la finca sita en las

laderas y salida del Puerto de la Cadena,con fuentes de agua.

D. José Pardo Meseguer, la posesión deuna finca en el Cabezo de Piedra Rojiza,con agua de rambla.

El Cabildo de la Catedral de Murcia, laposesión de una hacienda, divididas endos secciones, llamadas Fuensanta yEspíritu Santo, con fuentes de agua.

D. Rafael Castillo Saiz, en nombre deDña. Concepción Pineda y GonzálezMaldonado, Viuda de Pérez Villamil, laposesión de una finca llamada La Pinada,con agua de manantial.

D. Angel Bernal, en representación deDña. Gloria Romero Elorriaga, como here-dera de D. Luis Romero Sainz, la posesiónde una finca llamada Salafranca, conaguas sobrantes de fuentes y las propiasde su rambla.

D. Francisco García, en nombre deDña. Rita Cánovas Bellando, por determi-nación de los linderos de varias fincas envertientes, con aguas de ramblas..

Eremitorio de Ntra. Sra. de la Luz, desus bienes exceptuados de la desamortiza-ción, con fuente de agua, e importantesbalsas de riego.

D. Juan José Acosta Castillo y suHermana Dña. Concepción, parte de unafinca llamada de los Brianes, con agua derambla.

D. Rafael Urbina, Marqués de Rozalejo,en nombre de Dña. Concepción Melgarejo,propietaria de una hacienda titulada“Buenavista”, con agua de rambla y balsasde riego.

D. Adolfo Virgili, en representación dela Condesa de Sástago, Finca ladera bajade Santo Angel, con agua de fuente, y tomade agua de la acequia de Beniaján.

D. José Paredes Buendía, la propiedadde la finca denominada “Torre del Pato”,con agua de fuente y de rambla.

D. Antonio Rufete Cánovas, la propie-dad de un terreno montuoso, con agua devertientes.

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D. Francisco Tornel Murcia, la pose-sión de un terreno montuoso, con agua derembla.

D. Antonio Aliago Buendía, la pose-sión de un terreno montuoso, con agua derambla.

D. Tomás Sáez Ayuso, la posesión deun terreno montuoso y agua de vertientes.

D. Bartolomé Bernal, en representa-ción de Carmen Pareja, Ana Bernal yFuensanta Martínez, la posesión de lasHaciendas “El Pino” o “Mayayo”; “LasLlanas” y “Miravete”, con aguas de pozosy de ramblas, con balsas de riego.

D. Pedro Guzmán Pérez, la posesión dela hacienda “El Colmenar”, con aguas derambla.

Dña. Rita Cánovas Bellando, la pose-sión de la finca de la Naveta hasta la Sendadel Fraile, con agua de lluvia, pozo y balsa.

El Sr. Conde del Valle de San Juan, pro-pietario de Sequén y del Cerrillar (Cerillar),con aguas de manantiales y ramblas, dis-poniendo de balsa de agua en el Sequén.

D. Diego Abril Cánovas, la posesión devarias fincas, con aguas compartidas defuentes y las recogidas por sus ramblas.

Otros pequeños propietarios, que con-juntamente con los expuestos formaban elnúmero de los que se registran en estecatálogo, que a la vez de su resto depen-diente del Estado (preliminarmente delDepartamento de Marina de Cartagena) ydel Ayuntamiento de Murcia, reflejan elamplio muestrario de fincas, cuyos deslin-des se realizaron en esta fecha, para escri-turar, en aquellos casos, en función dehaber cumplido los 30 años de continuodominio exigido por la legislación, sobrelos terrenos y disposición de agua; quecomo hemos comprobado en su mayoríase recibía de fuentes y manantiales recu-rrentes en la propia Sierra de El Valle.

No obstante, lo que se deja entrever, esel uso de las postrimerías del agua de lasierra, en los años de la década de 1920,con destino a los cultivos y abastecimien-

tos de las haciendas que las gobernaban,averiguando al propio tiempo, que en másde un caso, las fuentes se compartían;como así mismo que las aguas sobrantes,siempre eran aprovechadas en cascada desus receptores en gravedad. Cuando fue-ron insuficientes, para las muchas necesi-dades del cultivo hortícola que se creó(entre 1870 y 1930), se tendió a nuevasperforaciones (casi siempre clandestinas),que agotaron definitivamente los acuífe-ros. Evidentemente, la sobreexplotaciónde la que hablamos anteriormente, conextracciones sin control, pasó seria factu-ra a sus usuarios, con la extinción de lasreservas, y en consecuencia el abandonode los cultivos de cosechas de temporadaen la Sierra, para quedar en barbecho oúnicamente, los agrícolas por lluvias.

DATOS GEOGRÁFICOS Y MEDIOAMBIENTALES

Puesto que sabemos, que estas circuns-tancias, primero el uso y disfrute del aguapor los primeros pobladores, concluyendocon la desaparición de casi todos los flujosimportantes, de la Sierra del Parque Naturalde El Valle, ahora nos acerca a recopilarcuantos restos hidráulicos todavía se detec-tan y conservan de fuentes, ramblas ymanantiales, dirigiendo sus cauces o encon-trándose en las inmediaciones, de una largacantidad de asentamientos humanos que seexpresaran, y que durante más de 30 sigloshan habitado, en la ladera Norte del ParqueRegional El Valle de Murcia; superficie a laque me centro en este documento, com-prendida en una longitud de más de 8 kiló-metros, que distan entre el Puerto delGarruchal y el Puerto de la Cadena, por unascenso que se inicia a partir de los 75metros sobre el nivel del mar, desde el mar-gen derecho del Guadalentín, hasta situarsea una altura de Este a Oeste, entre sus picosmás altos, de 528 metros con El Quijar de laVieja (junto a La Panocha), y, de 604 metros,referido a El Relojero.

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El relieve orográfico de la Sierra a laque se dedica este artículo, segregando,para esta primera parte, la correspondien-te a la denominada Sierra del Carrascoy(tramo del Puerto de la Cadena hasta elpico del repetidor de TVE a la altura deLibrilla), continuista de la cordillera haciael Oeste, es la prolongación oriental de laBética, que ocupa gran parte del territoriode nuestra Región, y que viene a morir enel Mediterráneo; y que por la importanciade los yacimientos arqueológicos, conse-cuencia de la ocupación, en sus promonto-rios y bosques de iberos, romanos, visigo-dos, árabes y cristianos, le hacen ser, unode los puntos geográficos más ricos yatractivos de España, desde la perspectivapatrimonial, en relación con nacimientos yarroyos de agua, muchos de ellos hoy díadesaparecidos.

La cornisa en su integridad, es unabarrera climática y rompiente de lasborrascas procedentes de la costa, queacentúan las condiciones de escasez de llu-vias. Pero realmente sus capas geológicas,permiten una magnífica filtración, resul-tante en supuestas bolsas freaticas, quemantenían una permanente disponibili-dad acuífera a sus pobladores. Toda la cor-dillera separa el Valle del Segura –Guadalentín, con los extensos campos condestino al Mediterráneo.

Concretamente, el Parque Regional ElValle, se encuentra en el término munici-pal de Murcia, y por planteamiento estra-

tégico de sus primitivos moradores, todassus ubicaciones se orientaron a los cursosde los ríos, Guadalentín y Segura, y porconsiguiente, tuvieron una dependencia alterritorio que hoy es la Huerta, que antesde la implantación de los regadíos seria unmagnífico coto de caza y proveedor demateriales de arrastre y arbóreo, ademásdel uso del agua cuando así lo estimasenoportuno los pobladores de la sierra; pesea que en sus orígenes les sería suficientecon el fluir de fuentes y manantiales oexhaustos arroyos; sin perjuicio de que,como se ha podido comprobar en situ,pronto utilizarían cuevas de agua o cons-truirían pequeñas balsas, para albergarlacon destino al abastecimiento y cultivo dela producción necesaria del propio consu-mo; tal como consta en los lugares queposteriormente citaremos.

El clima, típico del Levante peninsular,que posteriormente a las glaciaciones tuvoque ser húmedo, permitió una amplia yrica cobertura en sus montes de extensosbosques de encina (*), y que lamentable-mente seria expoliado por la acción delhombre en los últimos siglos. Con la devas-tación, pasó de ser un suelo con coberturavegetal de propia regeneración, a la con-versión de unas laderas semiáridas, detipo xerófilo, predominando matorralesespinosos como el palmito; plantas aromá-ticas entre las que se encuentran el tomi-llo; en zonas áridas el esparto y excepcio-nalmente la garriga y las sabinas que com-parten espacio con el pino, tal como cono-cemos en la actualidad; circunstancia quehabrá que combatir con la incesante repo-blación que satisfactoriamente se lleva acabo durante estos años por losOrganismos de Medio Ambiente, en arasde conseguir un ecosistema que permitamantener unos recursos que admita lafauna y flora autóctona, colaborando conla consolidación definitiva de su arbolado.

(*) La encina, que también se le deno-mina carrasca o chaparro, y que convivía

Vista del Parque Regional El Valle. Foto: “La Vereda Real”.

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armoniosamente en las calvas donde elpino no abundaba en nuestra sierra, seextiende por todo el arco mediterráneo.Arbol corpulento de copa densa y cortezanegruzca, puede alcanzar los 25 metros dealtura. La madera es pesada, dura, muydensa y compacta, proporciona una leñade gran poder calorífico y se ha utilizadopara la construcción y para hacer carbón.La corteza y las agallas son ricas en taninosy se emplean en la industria del curtido decueros. El fruto es una bellota de color cas-taño oscuro lustroso, rodeado de una cúpu-la grisácea, de escamas muy apretadas quemaduran entre los meses de Octubre aNoviembre y que fue un magnífico alimen-to para las ganaderías de porcino, existen-te en épocas pasadas, de la que consta queMurcia fue productor de primer orden.España es el país con mayor superficiepoblada con encinas del mundo, aunque suárea ha disminuido, como en el caso quenos ocupa en esta cordillera que se descri-be, por la acción de los habitantes de la ciu-dad de Murcia. Sabemos que aunque condistinto aprovechamiento, el recurso de sumadera, tuvo su principal destino, a partirde la progresiva y acelerada construcciónde Palacios e Iglesias, cuya campaña se ini-ciaría a partir del s. XVI, y sería extrema-damente prolífica durante todo el s. XVIII,eclosión barroca murciana.

Los trabajos de investigación de micompañero de esta Revista, RicardoMontes, en relación con la desaparición delos manantiales de Cueva Perneras enLorca (Noticiario Arqueológico Hispániconúm. 23, pp. 9-59, con la aportaciónGeológica e Hidrogeológica de RodríguezEstrella); y la Fuente de Jumilla, en el yaci-miento pleistoceno excavado (con la cola-boración de R. Estrella y J. Molína. XIXCongreso de Arqueología pp. 21-35), vie-nen a corroborar la dificultad para encon-trar los puntos de las surgencias de aguaantiguas, si no se dan las condiciones deidoneidad necesarias.

TRABAJO DE CAMPO SOBREEL TERRENO

He realizado, durante más de un año,el peinado general de toda la ladera Nortede la Sierra de El Valle. He requerido lacolaboración de todos los Organismos ofi-ciales competentes, ConfederaciónHidrográfica del Segura; DirecciónGeneral de Aguas; Dirección General deMedio Ambiente y en especial la ayuda delDirector de la Sierra del Valle-Carrascoy,D. Faustino Martínez. En cuanto a mismodestos medios de rastreo, me ha sidoimposible de localizar con exactitud, aque-llos lugares por donde manó agua en elmonte, y que dieron servicio a los pobla-dores y posteriormente a sus hacendados.Con respecto a las Administraciones, nodisponen de información sobre fuentes ymanantiales que desaparecieron antes definales del s. XIX, por disponer de unosarchivos muy limitados. Tampoco apare-cen las referentes que se mencionanincluidas en el Catálogo del deslinde de1923, por la cantidad de movimientos detierra, realizados en los montes para cor-tafuegos (años de 1970), ampliaciones decaminos (años de 1940), instalaciones detuberias y repoblación de arbolado (1950a 1980). No obstante, he conseguido refe-rencias de aproximación, para esclarecerel abastecimiento antiguo a cada uno de

Acueductos del manantial de las minas del Cerrillar. Ss.XI-XVI.

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los asentamientos que se establecieron enesta zona, partiendo a continuación a rela-tar el principio general conocido, deriván-dolo al particular desconocido, para cadacaso; aunque alguno de estos puntos debalsas receptoras de agua de montaña,fuentes y manantiales, como así mismo eluso de las ramblas para establecer repre-sas que posibilitaron conduccionesmediante importantes obras hidráulicasde canalizaciones y acueductos, paraabastecer sentamientos antiguos, cuyosrestos todavía hoy son visibles (según foto-grafías que se aportan), y algunos de ellos,estudiados, por arqueólogos y especialis-tas en la materia, son una muestra de lariqueza de agua que existió en la Sierra.

A continuación, se expondrá, una rela-ción de los lugares más representativos delos distintos asentamientos humanos en laladera Norte de El Valle, de Este a Oeste,con el sistema de supuesta aproximación,del abastecimiento de agua que permitió lasubsistencia, en casi todos los casos,durante siglos.

CUEVAS DEL MULETO Y DEL PEINADOEn la cara Norte, al abrigo del Cabezo

del Buey, también conocido como“Picacho”, en el extremo Este de la Crestadel Gallo, a 415 metros de altitud, existenuna serie de horadados, y junto a estoshuecos de distintas dimensiones, en eltramo entre Los Garres y Algezares seencuentran las famosas Cuevas del Muletoy del Peinado, donde se tiene constancia dehallazgos de sílex y cerámicas prehistóri-cas; y como indica Pedro A. Lillo Carpio, ensu “Breve reseña sobre los asentamientosen la zona de La Alberca”, “...está plena-mente constatada la presencia de unosniveles de la Edad del Bronce en la Sierra,en distintas etapas de esta cultura”. En susladeras, existen restos de terrazas que des-cienden al valle, donde se ha podido com-probar residuos de antiguos cultivos. Estazona presumiblemente prehistórica, dispo-ne de una llanura a modo de plato en su

cima colindante, con una superficie deunos 100.000 m2., que, en época de lluvia,filtraría hacia el Cabezo del Buey, y a suvez, se depositaría sobre el lecho de rocaimpermeable, en la totalidad de las cuevasdescritas, para abastecimiento potable desus moradores, que bien es cierto, quebuena parte del año, acamparían al airelibre en las inmediaciones de este supuestolagunajo superior. El resto del agua que sedesbordase, iría hacia las terrazas de tierrahúmeda, al amparo de los fuertes rayos desol del medio día, sirviendo, para el cultivoagrícola que se aprecia ladera abajo.Aunque todas las Cuevas, hasta 28 conta-das en las laderas de la Umbría de LosLages, principal superficie sobre densidadde cavidades que puedan mostrarse a lolargo de toda la sierra, tienen un difícilacceso, puesto que posiblemente su uso, serealizaría mediante escalas y peldaños enlas paredes, para preservarse y defendersede las alimañas e intrusos, pudiendoseobservar desde el extremo Este del bordedel acantilado superior del Este, puntodonde se divisa al fondo el Castillo de LosGarres, y desde este lugar del Castillo,alzando la mirada al “Picacho”; tambiénotras cuevas se contemplan por la mismacarretera de Los Lages, como la del Muleto,cabecera de la Rambla del Chinar.

EL CASTILLO DE LOS GARRESGonzalo Matilla Séiquer, redactor del

Cuaderno núm. 3, que edita la AsociaciónPatrimonio s. XXI, sobre el HistóricoArtístico de Murcia, inicia su introducción,comentando que no se tiene ninguna noti-cia de este Castillo, hasta que GonzálezSimancas en 1905, hace una breve reseñaen su Catálogo Monumental de laProvincia de Murcia, refiriéndose a que:“Los Garres es una pequeña aldea situadaa unos 5 km. de la capital, allí existe uncerro, denominado con el pomposo nom-bre del Castillo, porque en él se conservanalgunas ruinas de pequeña fortaleza...”.

Fernández de Avilés, Director del

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Museo Arqueológico de Murcia, en 1933,30 años más tarde, visitaba el Castillo delos Garres, ante los indicios de hallazgoshallados, y la proximidad con otros yaci-mientos extendidos igualmente en las mis-mas estribaciones de la sierra.

En 1948, Pedro Palol, hace referencia acerámicas estampadas en este yacimientoy J. Rigoir, en 1971, saca a la luz su artí-culo sobre sigillatas paleocristianas men-cionando piezas del Castillo. ArgenteOliver, publica un apéndice sobre la cerá-mica palocristiana en España, insistiendosobre los materiales paleocristianos delCastillo de Los Garres. L. Caballero, vuelvea referirse a los materiales del yacimientoy Cristóbal Belda en 1975, edita “El proce-so de romanización de la provincia deMurcia”, haciendo un resumen de lo publi-cado por Avilés. En 1985 Rafael MéndezOrtíz y Sebastián Ramallo, estudian losfragmentos de sigillata clara D y de sigilla-

ta gris que de este yacimiento había en elMuseo Arqueológico, como “cerámicastardías (ss.IV-VII) de Carthago Nova y suentorno”. Por tanto, el Castillo responde auna cronología entre los ss. V al VII, tiem-po no obstante, que tuvo que sufrir diver-sas ocupaciones, y que describe MatillaSéiquer.

El abastecimiento de agua al castillo,además del aljibe, a unos 400 metros dedistancia; varias cisternas y la propiabalsa en el interior de la acrópolis, que sellenarían con canalizaciones de afluenciassuperiores, o en su defecto, con transpor-te animal conducido por la mano del hom-bre, hay que mencionar la denominadaCueva del Castillo, a unos 100 metros dela ladera Oeste, junto al final de la Ramblade Los Lages, con una profundidad, enleve descenso, de casi 300 metros, dondese hallaron cisternas llenas de agua, conmotivo de filtraciones o de algún pequeñomanantial en su interior. Que duda cabeque el objeto de otras galerías abiertas enel cerro, era el abastecimiento de agua,dadas las grandes posibilidades de la exis-tencia de acuíferos en las entrañas delmonte. Otras dos cavidades de agua, en labase del picacho, están visibles en la partesuperior de la carretera que desde SanJosé de la Montaña a la Cresta del Gallo ya la altura del propio Castillo, se ubicancon profundidades de 50 y 30 metros res-pectivamente con una altura media de 2metros, y aunque muchos tramos estáncimbrados con piedra, hace pensar quehan tenido una vida prolongada, o se hanreutilizado consecutivamente.

LA BASÍLICA DE ALGEZARESEl Cuaderno núm. 1 de la Asociación

Patrimonio Siglo XXI, a cargo de RafaelGonzález Fernández, esta dedicado en suintegridad a la Basílica de Algezares, ubi-cada en la vertiente inferior noroccidentalde la Sierra de El Valle, junto a restosarqueológicos diseminados en el lugar,que recibe el nombre de Llano del Olivar;

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Cerro del Castillo de Los Garres. Ss. V-VII.

Cisterna n.º 1 del Castillo de los Garres. ss. V-VII.

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respondiendo a una construcción paleo-cristiana, anexo a un baptisterio y otrosrestos de difícil identificación. Se le supo-ne una íntima relación con el periodo deesplendor del Castillo de los Garres, SiglosV al VII, sin descartar que en sus inme-diaciones existiera un importante pobla-miento. Pero evidentemente tuvo fuentede agua, al coincidir los datos del templocon la simbología expresada por SanIsidoro, denominándole “delubra”.Todavía hoy día, se da este nombre: “delu-bra”, a los templos provistos de fuentessagradas en los que los fieles son regene-rados y purificados.

Ha sido uno de los sitios donde mayoratención, se ha prestado, para localizar elsurtidor, que daría agua a la Basílica,Baptisterio con piscina bautismal (de unvolumen y proporciones considerable parala época y donde el agua para estar limpiadebería entrar y salir permanentemente),y por supuesto a la población con la propia

agricultura.Ahora bien, recorriendo la Umbría de

los Lages, en el sector Oeste, se sitúa elpico de “El Guaraño”, a unos 300 metrosde altitud, sobre la Basílica, con unaimportante planicie en su extremo orien-tal. Observando unos salientes de piedracaliza, se descubre que antiguamente exis-tió un paso de agua, recibido de algunafuente superior procedente de la Cresta delGallo, que en cascada, desemboca a laRambla de Los Conejos, que a su vezentronca artificialmente en la bajante deun surco, realizado por la mano del hom-bre, incluso con obra de piedra en algúnpunto, de un metro de profundidad y unmetro de anchura aproximadamente, querecoge las aguas previamente canalizadaspor rocas visiblemente superpuestas enmuy mal estado de conservación en elpunto donde se produce la segregación deotra rambla a la que llaman del Sereno.Esta canal, hoy día destrozada por dos edi-ficios de cuatro plantas y bloques deduplex en el Llano del Olivar, roto su tra-zado, que fue ejecutado claramente sobrepiedra y tierra, hace entender que llevabael agua hasta la basílica con destino a lapiscina bautismal. Evidentemente la basí-lica se ubicaba en una isla de un terrenotriangular, cuyos lados eran la defensanatural entre ambas ramblas, la delSereno y Los Conejos y el propio cauce delGuadalentín.

LA FUENTE DE LA VIRGENFONS SANCTA

El documento Historia de NuestraSeñora de la Fuensanta, escrito por el doc-toral D. Juan Antonio de la Riva, por acuer-do del Cabildo de 6 de Septiembre de 1805,fue publicado en 1892, por la Biblioteca de“El Diario de Murcia”, a instancia de D.José Martínez Tornel, para evitar la desa-parición de un texto tan importante. Ellibrito es una verdadera joya literaria, yaque recuerda todo el proceso del asenta-miento; primero con la concesión a

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Restos de la Basílica de Algezares. Vista del baptisterio(centro de la obra circular de la foto) y piscina bautismalque se señala con un cuadro.

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Francisca de Gracia “La Comediante” y asu marido Juan Bautista Gómez, licenciadel Cabildo el 23 de Febrero de 1610, pararetirarse al Ondoyuelo, más arriba de laErmita de Ntra. Sra. de la Fuensanta (loque significa que esta sería de algún sigloanterior), y posteriormente, todo cuantosucediera para la designación de la Virgencomo Patrona de Murcia, y la creación delSantuario.

En su capítulo III, titulado “De la fuen-te llamada Santa que da nombre alSantuario”, se indica que el agua: “nacebajo el peñón en que está la Ermita deNuestra Señora, la cual es un caño de aguagruesa y poco potable, nace a corta distan-cia bajo el monte que hay entre poniente ymedio día, y es conducida hasta la fuentepor un acueducto subterráneo bien cons-truido, de hasta unos diez palmos de ele-vación, y por el descuido de no limpiarlo,suele minorarse el agua”.

A continuación en su capítulo IV, dice

“De otra fuente que hace aquel sitioameno y delicioso”, y reza como sigue:“bajo la primera colina de la subida delSantuario, casi igual a L. de la casa delLabrador de la hacienda de la virgen,nace otra fuente que llaman del Piojo, deagua potable, pero mineral, cuya cantidadiguala casi a la que arroja la que llamanSanta, riega unos 300 olivos, y alumbrán-dola (descubrir el agua subterránea ysacarla a la superficie), arrojaría una can-tidad doble, y sería de gran utilidad, puesnace en sitio muy ventajoso”.

Pero aún más, en el segundo párrafode este capítulo expresa: “A.O.P. de lamencionada casa del Labrador, yAlmazara de Nuestra Señora, sale otrafuente de un caño de agua potable y extre-madamente fina y saludable, la cual sirvea dos objetos: 1º, al surtido de las gentesque acuden al Santuario y de los morado-res de la huerta circunvecina, porque elagua de la principal fuente es gorda ydesagradable, y la de la acequia Madre,suele venir turbia y salobre largas tempo-radas. El 2º. objeto, es para regar comoriega una vez al mes la mayor y mejorparte del olivar de la Virgen, que es todo elespaldón hasta llegar a la balsa nueva, enla cual vierte el sobrante de esta tercerafuente, con el cual se llena aquella cadatrece días, y se llenaría cada diez días, sino acudiesen los vecinos de la huerta tancontinuadamente a surtirse de su agua,que apenas se diferencia de la que llaman

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Restos de la Balsa junto al lugar de culto de una cruz reciente.

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de “La Luz”, la más fina y de mejores efec-tos que se conoce en esta tierra”.

Y volviendo a la página 11, sobre loslinderos del Santuario, hace referencia aque Rambla arriba del Sordo, como cuartoy medio de legua, se llega hasta una fuen-tecilla que llaman del “Gusarapo”, queconduce el agua a la Hacienda y Ermita delos Teatinos.

Pero también informa de balsas, cana-lizaciones en superficie, y otros muchosdatos hidráulicos, de los que solo pode-mos encontrar los restos de una balsa, enel lugar donde actualmente se realizaculto a una Cruz, junto a la carreteraasfaltada desde el Santuario al cruce delos Teatinos.

En la revista del próximo número, elartículo consta de la descripción de manan-tiales, fuentes y ramblas, siguientes:

La fuente de la Cresta del Gallo.La Rambla del Barranco del Sordo.La Fuente del Santuario Ibérico de la

Luz del Santo Espíritu. La Cueva de laHiedra. El Convento Antoniano de Frailesde la Luz. Reconducciones de aguas a lasBalsas.

Rambla del Cabezo de la Luz.El manantial de la Ermita de San

Antonio el Pobre. Rambla del Pinar de laLuz y Cabezo del Palomar.

La fuente y canalizaciones del Castilloárabe de la Luz y balsas.

Breve reseña de la Fuente del Conventode Santa Catalina del Monte.

Manantial, Rambla, canalización yBalsa de El Valle.

La fuente de la Necrópolis de “ElCabecico del Tesoro”.

La fuente de “El Martyrium.Rambla Paciencia, Manantial y Presa

de Torre Isabel.

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100 años de Estudios Hidrogeológicos en laHuerta de Murcia (1870-1970). SÁNCHEZPALLARÉS, A. Murcia S.C.R. Acueducto Tajo-Segura. 1995.

Mi agradecimiento a D. Faustino Martínez, Directordel Parque Regional El Valle-Carrascoy; y, a D.Ángel Rivas, Responsable del Archivo de laDirección General de Medio Ambiente, por elapoyo y colaboración que me han prestado a lolargo del proceso de investigar y esclarecerdetalles sobre el texto redactado.

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