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e GALDÓS: UN ANTECESOR DEL PROYECTO EDUCATIVO DEL 98 ANA JESÚS GARCÍA SANZ (*) 1. INTRODUCCIÓN Los pueblos que tienen historia tienen literatura, afirmaba Giner de los Ríos, y en ese mar con profundas y continuas corrien- tes se buceará para obtener unas imágenes que sirvan para reforzar o condicionar las actitudes de unos hombres. La literatura es una manifestación de la cultura y ésta es inseparable de una sociedad: es su fisono- mía pero también es su esqueleto. Se pue- de aducir que las obras literarias están hechas de palabras; cada pueblo y cada cultura posee un lenguaje que es distinto al de otros pueblos y culturas. Es cierto. Pero cada lenguaje es una ventana abierta a otros lenguajes. Así, «la literatura es el camino más firme para entender la historia realizada; mentor universal, nos reproduce lo pasado, nos explica el presente y nos ilustra y alecciona para las oscuras elabora- ciones del porvenir»'. Romanticismo, realismo, modernismo y 98... son para el académico Ynduráin2 prolongaciones de un mismo movimiento que lejos de distanciarse acercan cada vez más sus posiciones. De ahí que niegue la existencia de la Generación del 98. «No creo que haya un grupo del 98, sino más bien distintas tendencias, una más realista, otra más idealista. Pero ninguno de los miembros de esa supuesta Generación ha- blan para nada del 98 en aquellos años. Ninguno habla de la pérdida de las colo- nias. No hay en ellos esa preocupación ge- neracional.» Coincide con Tuiión al calificar de mito la interpretación a posteriori de un hecho real, que es la existencia de un gru- po de escritores que comienzan a publicar a finales del XIX y principios del XX con el rasgo esencial de revisar los valores cadu- cos –los de la ideología de la Restaura- ción— y la necesidad de repensar España. «Sólo nos unían el tiempo y el lugar, y aca- so un común dolor: la angustia de no res- pirar en aquella España, que es la misma de hoy», escribía Unamuno en 1918.3 Es imposible ignorar que los hombres del 98 coinciden con la segunda época de (*) Universidad Nacional de Educación a Distancia. (1) F. GINER DE LOS Ríos: «Consideraciones sobre el desarrollo de la literatura moderna». Incluido en Estu- dios de literatura y arte, en Obras Completas de D. Francisco Giner de los Rías, Madrid, 1919, Torno III, p. 160. Citado por J. LÓPEZ MORILLAS: Krausismo, Estética y Literatura, Ed. Labor, Barcelona, 1973, p. 112. (2) ABC, viernes 15 de agosto de 1997. «Yndurilini Valle-Inclán es aún el escritor mas original y con más fuerza en español». Crónica de Natividad Pulido sobre los Cursas de Verano de la Universidad Complutense ce- lebrados en El Escorial sobre la Generación del 98. (3) M. DE UNAMUNO: «La hermandad futura», publicado en Nuevo Mundo en 1918. Citado por M. TuNióN DE LAtin: Medio Siglo de cultura española, Ed. Tecnos, Madrid, 1973, p. 104. Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 33-45 33

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eGALDÓS: UN ANTECESOR DEL PROYECTO EDUCATIVO DEL 98

ANA JESÚS GARCÍA SANZ (*)

1. INTRODUCCIÓN

Los pueblos que tienen historia tienenliteratura, afirmaba Giner de los Ríos, y enese mar con profundas y continuas corrien-tes se buceará para obtener unas imágenesque sirvan para reforzar o condicionar lasactitudes de unos hombres. La literatura esuna manifestación de la cultura y ésta esinseparable de una sociedad: es su fisono-mía pero también es su esqueleto. Se pue-de aducir que las obras literarias estánhechas de palabras; cada pueblo y cadacultura posee un lenguaje que es distintoal de otros pueblos y culturas. Es cierto.Pero cada lenguaje es una ventana abiertaa otros lenguajes. Así, «la literatura es elcamino más firme para entender la historiarealizada; mentor universal, nos reproducelo pasado, nos explica el presente y nosilustra y alecciona para las oscuras elabora-ciones del porvenir»'.

Romanticismo, realismo, modernismoy 98... son para el académico Ynduráin2

prolongaciones de un mismo movimientoque lejos de distanciarse acercan cada vezmás sus posiciones. De ahí que niegue laexistencia de la Generación del 98. «Nocreo que haya un grupo del 98, sino másbien distintas tendencias, una más realista,otra más idealista. Pero ninguno de losmiembros de esa supuesta Generación ha-blan para nada del 98 en aquellos años.Ninguno habla de la pérdida de las colo-nias. No hay en ellos esa preocupación ge-neracional.» Coincide con Tuiión al calificarde mito la interpretación a posteriori de unhecho real, que es la existencia de un gru-po de escritores que comienzan a publicara finales del XIX y principios del XX con elrasgo esencial de revisar los valores cadu-cos –los de la ideología de la Restaura-ción— y la necesidad de repensar España.«Sólo nos unían el tiempo y el lugar, y aca-so un común dolor: la angustia de no res-pirar en aquella España, que es la mismade hoy», escribía Unamuno en 1918.3

Es imposible ignorar que los hombresdel 98 coinciden con la segunda época de

(*) Universidad Nacional de Educación a Distancia.(1) F. GINER DE LOS Ríos: «Consideraciones sobre el desarrollo de la literatura moderna». Incluido en Estu-

dios de literatura y arte, en Obras Completas de D. Francisco Giner de los Rías, Madrid, 1919, Torno III, p. 160.Citado por J. LÓPEZ MORILLAS: Krausismo, Estética y Literatura, Ed. Labor, Barcelona, 1973, p. 112.

(2) ABC, viernes 15 de agosto de 1997. «Yndurilini Valle-Inclán es aún el escritor mas original y con másfuerza en español». Crónica de Natividad Pulido sobre los Cursas de Verano de la Universidad Complutense ce-lebrados en El Escorial sobre la Generación del 98.

(3) M. DE UNAMUNO: «La hermandad futura», publicado en Nuevo Mundo en 1918. Citado por M. TuNióNDE LAtin: Medio Siglo de cultura española, Ed. Tecnos, Madrid, 1973, p. 104.

Revista de Educación, núm. Extra (1997), pp. 33-45 33

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Galdós, que si por un lado rechazan porotro admiran y reciben su impacto. Valle-Inclán, Pío Baroja, Azorín y Maeztu estu-vieron presentes en el estreno teatral deElectra, participando de la euforia y exalta-ción que invadió al público. Y no dudanen remitirle dedicadas las obras que publi-can para que el maestro dé su opinión.'Machado afirma que «no es sólo Galdós elmás fecundo de los novelistas españoles,es, además, el más fuerte, el más creador,el más original entre los maestros de sutiempo.» Y Unamuno dirá que «no deberenegarse de ninguna de nuestras etapas.Tuve yo una en mis arios juveniles en querendí fervoroso culto a la obra de Galdós.(...) Y luego en este país intermitente, dedesmayos y retrocesos, hay que rendir cul-to a una vida que es una labor coherente yprogresiva, una obra de perseveración yde fe»5.

A pesar de estos elogios, Galdós fueincluido dentro de «lo viejo», como calificaAzorín, que es preciso desterrar. En la atra-bilis con que el novecientos juzga al últimocuarto de siglo «hay mucho de ciego nega-tivismo que borbollonea en la estela de lasgrandes crisis, de aquellas que, al agitar laconciencia colectiva, desparraman los po-sos de la ira y el resentimiento»6. Aislar lapresencia de la generación del 98 de todoel contexto de los hombres de la Restaura-ción7 no sólo no es supravalorarla, sino fal-sear el panorama intelectual de la época, no

debe ni puede velarnos su convivencia enun «espacio histórico generacional co-mún», expresión de Tierno Galván, conotros llegados antes y que todavía estabanen plena creación.

Galdós lee su discurso de ingreso en laAcademia en 1897, contestado por Menén-dez Pelayo, y a los pocos días será D. Be-nito quien responda al discurso de ingresode Pereda en la Academia de la Lengua.Proclama la fraternal concordia entre dosamigos con criterios dispares, «él con suscreencias, yo con mis opiniones», recalcan-do esta diferencia porque se confiesa un«espíritu turbado, inquieto» que duda y«los que dudan corren hacia donde creenver la verdad, hermosa y fugitiva, y persi-giren ideas, siempre descontentos de las queposeemos, y ambiciond ndolas mejores»8.

A través de los 45 volúmenes que hapublicado se observa que Pérez Galdósbusca siempre unos valores que permitana la sociedad española perfeccionarse y sa-car a la luz todas las cualidades inherentesa la raza. En sus novelas de tesis presentael problema religioso como el causante delos males de España; en las novelas con-temporáneas analizará el ascenso y conso-lidación de la clase social burguesa comodirectora de los destinos de la nación, yterminará el siglo escribiendo unas novelasen las que el tema de la caridad es el ejecentral. La educación será el elemento co-mún en toda su producción literaria por-

(4) Las relaciones de los escritores del 98 con Galdós están reflejadas en P. OIMZ ARMENGOL: Vida de Gal-

dós, Ed. Crítica, Barcelona, 1996. Se describe de forma muy documentada toda la noche del estreno de Electray las distintas reacciones de estos jóvenes escritores que acompañaron a D. Benito a su casa y promovieron losdistintos homenajes que se realizaron posteriormente.

(5) En la revista literaria La República de las Letras que dirigió Vicente Blasco Ibáñez se publicó el 22 de

julio de 1907 un número homenaje a Benito Pérez Galdós, donde aparecen estos artículos junto con los de D'-

Ors, Gabriel Miró y Azorín, entre otros escritores. Citado por Oirriz ARMENGOL: op. dt., p. 654.

(6) J. LÓPEZ MORILLA: El krausismo español, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1980, p. 165.

(7) En política, Cánovas y Castelar, Sagasta y Salmerón, Moret y Silvela; en literatura, Galdós y Clarín, Va-

lera y Pereda, Echegaray y Pardo Bazán; en filología, Menendez Pelayo; en medicina, Cajal; en pedagogía, Gi-

ner,... Ibídem, p. 165.(8) Discursos leídos ante la Real Academia de la Lengua Española en las recepciones públicas del 7 defe-

brero de 1897, Viuda e hijos de Tello, 1897. Citado por OR11Z ARMENGOL: op. cit., p. 532.

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que su falta trunca todos los valores y aspi-raciones de una sociedad. En las últimasnovelas de su vida presentará la educacióncomo la llave que regenerará a España.

II. GALDOS, NOVELISTA DE LAREALIDAD

El novelista escribe generalmente so-bre la sociedad que le envuelve; de ellaobtiene inspiración para elaborar y darvida real a los personajes y situaciones quese plantean en la obras literarias. Crea unmundo de novela, que, a veces, es difícilseparar del mundo real. El mundo galdo-siano es tan vivo y tan rico, que los lecto-res tienden a considerarlo como fragmentode la realidad en que se mueven. El mismoGaldós comenta esta dualidad del mundoreal y el mundo imaginario.

La verdad es que existe un mundo de no-vela. En todas las imaginaciones hay el re-cuerdo, la visión de una sociedad quehemos conocido en nuestras lecturas; y tanfamiliarizados estamos con todo el color yla fijeza de la realidad, por más que las in-numerables figuras que lo constituyen nohayan existido jamás en la vida, ni los su-cesos tengan semejanza ninguna como losque ocurren normalmente entre nosotros.9

A los personajes galdosianos se les haacusado de vulgares, sencillos, anecdóti-cos.., no son universales, pero es precisa-mente esta sencillez lo que les confierecarácter de universalidad. Están ligados asucesos y aconteceres de la vida cotidiana,que pueden perfectamente encuadrarse entodas las épocas y espacios, porque losproblemas que presentan son universales.A Galdós le interesa el hombre, arraigado

en un ambiente concreto; esta característi-ca es la que proporciona a los personajesnovelescos la universalidad. No concebi-mos la existencia de Don Quijote sin ads-cribirlo a la Mancha; por eso, «la figura deficción será más universal cuanto mejorarraigada es una realidad concreta, porquede ella tomará los elementos vitales nece-sarios para vivir conforme vive el lector,dentro de un ambiente que lo forma y alcual a su vez contribuye a formar»m.

Pero no sólo los seres imaginados enlas obras literarias están determinados porun ambiente concreto, sino que estos mis-mos personajes son elementos que permi-ten comprender la historia de una nación,la historia de las mentalidades. Es evidenteque a Galdós le interesaba la Historia deEspaña; prueba de ello son las series deEpisodios Nacionales. El fin que le movíaera pedagógico. Pretendía servirse de lacrónica de los sucesos acontecidos paraentender a sus hombres, le importabanlas corrientes formativas, los focos dondefermentan los gérmenes de los aconteci-mientos y el estado de espíritu que loshizo posibles. En todas sus obras, mostran-do el problema español en diversos pla-nos, propuso una interpretación del ser deEspaña y de la historia española coherentey profunda.

El devenir de la historia está íntima-mente ligado al de la sociedad. De su evo-lución y cambios Galdós extraerá la mayoríade sus argumentos. El interés por la socie-dad de su tiempo se debía a la convicciónde que solamente en ella y vinculado a ellapodía entenderse el hombre. La novelagaldosiana cumple las funciones de «ins-truir y embelesar», se debe naturalmente aun público, no sólo proporciona un entre-tenimiento, sino que persigue una ense-

(9) Observaciones sobre la novela en España, publicado en 1870 y recopilado por J. PÜREZ VIDAL en Ma-drid, Ed. Afrodisio Aguado, Madrid, SA., pp. 228-229. Citado por R. GUIÓN: Técnicas de Galdós, Ed. Taurus,Madrid, 1970, pp. 59-60.

(10) R. GUIÓN: Galdós, novelista moderno, Ed. Gredos, Madrid, 1973.

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ñanza mediante la directa mostración de larealidad, lo que le lleva a pensar en estetipo de novela como un útil social, un ins-trumento de acción positivo.

La realidad que se advierte es la descom-posición de las antiguas clases sociales: puebloy aristocracia pierden sus caracteres tradiciona-les tanto por la desmembración de la riquezacomo por los progresos de la enseñanza, exis-tiendo un camino abierto para que las clasesfundamentales pierdan su fisonomía." la clasemedia que aparece es una me7cla de pueblo yaristocracia. Lo típico del pueblo y su manera dehablar se borra, se tiende hacia una igualdad deformas en lo espiritual y material, producién-dose una nivelación social.

A pesar del espíritu democrático que pre-side las relaciones sociales, el dinero y la edu-cación son fuente de división y, a la vez,máxima aspiración de los hombres. En el cam-po educativo se librarán grandes batallas paraimponer cada estamento su modelo pedagógi-co de manera que permita controlar el vaivénque supone la fusión de clases sociales.

No hay más diferencias que las esenciales,las que se fundan en la buena o mala edu-cación. (... ) La otra determinación positivade clases, el dinero, está fundada en prin-cipios económicos tan inmutables comolas leyes físicas, y querer impedirla viene aser lo mismo que intentar beberse el mar.12

humanidad. Por muy grandes que sean loscambios sociopolíticos que modifiquen lasnormas que rigen los comportamientos hu-manos y sociales, no eliminarán la divisiónen clases. Isidora Rufete, protagonista deLa Desheredada, sueña y vive únicamentecon la aspiración de convertirse en mar-quesa de Aransis; por eso, no concibe quepueda llegar el momento en que todas lasclases se fundan e igualen.

La educación general, ¿traerá, al fin, la uni-formidad de modales? Patarata. ¿Los salo-nes de la aristocracia se abren a todo elmundo y dan entrada a los humildes perio-distas y folicularios? A otro perro con esehueso. Dicen que las señoras de la noblezacantan flamenco y que los veterinariosechan discursos de filosofía. Esa no cuela.Yo no lo creeré aunque lo vea. Si en algúnmomento de inundación social ha podidopasar eso, las cosas volverán a su cauce.'3

A la misma conclusión llegará Gloriadespués de la lectura de las obras de pica-resca y mística; su reflexión será más pro-funda, no tan superficial como la de Isiclora,que se centra más en la apariencia y com-portamiento social. Gloria se fija en la po-breza como causa que divide la sociedad yson los hombres los que dividen y mantie-nen las clases sociales; Gloria no acusa a lareligión como promotora de esta división,enfoque habitual entre algunos pensado-res del siglo XIX.

III. PROYECTO EDUCATIVO DE LABURGUESÍA

Son los hombres los que dividen la socie-dad y las creencias, no la religión y elevangelio."

La permanencia de clases en la socie- Gloria profundiza en las causas irre-dad será una constante en la historia de la conciliables de las dos Esparias ,que surgi-

(11) Esta visión de la realidad es la que el mismo Galdós refleja en su discurso de entrada en la Real Aca-

demia de la Lengua en los párrafos 7 a 10. Comentada por A. QIICIIARRO O inmoluto: «Las reflexiones teóricas de

Pérez Galdós sobre la novela. (Análisis del discurso de entrada en la Real Acadenia de la Lengua)”, en Actas del

IV Congreso Internacional de Estudios Galdosiatios, tomo I, Ed. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de

Gran Canaria, 1993, p. 108.(12) B. PÉREZ GALDÓS: Fortunata yJacinta, o. c., tomo II, p. 499.

(13) Ibídem, la Desheredada, o. c., tomo I, p. 1.082.

(14) Ibídem, Gloria, o. c., tomo I, p. 568.

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rán a raíz de la diferencia de clases. Paraargumentar su razonamiento se basa en laobra más admirable de la literatura univer-sal, el Quijote.

De estas dos voluntades, que aparecenuna frente a otra en aquella sociedad ca-lenturienta, se apodera Cervantes y escribeel libro más admirable que ha producidoEspaña y los siglos todos. Basta leer este li-bro para comprender que la sociedad quelo inspiró no podía llegar nunca a encon-trar una base firme en que asentar su edi-ficio moral y político. ¿Por qué? PorqueDon Quijote y Sancho Panza no llegaron areconciliarse nunca.I5

La adolescente Gloria va más allá y re-capacita sobre la conveniencia de la tole-rancia entre el caballero y el escudero quehubiera facilitado el entendimiento entreambos. La tolerancia será la virtud queredima a la sociedad española de la cris-pación social que afluye constantementeen ella.

Ustedes, que son tan sabios, no habrán de-jado de observar que si Don Quijote hu-biera aprendido con Sancho a ver las cosascon su verdadera figura y color natural,quizás habría podido realizar parte de lospensamientos sublimes que llenaban sugrande espíritu; así como si el escudero...pero no digo más, porque se ríen ustedesde mí. 16

La burguesía, como directora de losdestinos de España a finales del XIX, tutelaproyectos educativos para las clases popu-lares porque aún no han desarrollado sufi-cientemente la conciencia de clase. Aprincipios de siglo, el proletariado dejaráde colaborar con la burguesía para defen-

der mejor sus intereses. «Dicho de otramanera, la torna de conciencia del obreris-mo del siglo XIX supone, en el más altosentido del término, un cambio de su si-tuación de instrumento a la de sujeto.»'7Los intentos por convertirse en sujetos ac-tivos del nuevo status de clase fracasan acausa de la pobreza. No sólo la falta demedios económicos sino la falta de instruc-ción se convirtió en el primordial obstácu-lo que debía salvarse para el triunfo de lastesis de las clases obreras frente a los dic-tados moralistas burgueses.

La falta de educación es para el pobre unadesventura mayor que la pobreza.'

Galdós reflexiona sobre el fracaso delos proyectos regeneracionistas inde-pendientemente del sector de la sociedadque los impulse. Señala la exageración, laenvidia, el orgullo, la ignorancia y la hol-gazanería como los principales males deEspaña. Esta última está tan enraizada enel español, que es la causa principal delhundimiento del país.

¡La holgazanería! Es decir, la idiosincrasia na-cional; mejor dicho, el genio nacional. Yodigo: Holgazanería, tu nombre es España.Poseemos grande agudeza, según dicen; yono la veo por ninguna parte. Somos todosunos genios; yo creo que lo disimulamos...¡Oh! ¡Si hubiera gobiernos que impulsaranel trabajo!

Esta pereza no reside únicamente en laclase alta y media con suficientes recursospara sobrevivir, sino que es el pueblo lla-no, debido a este defecto congénito del es-pañol, quien impide su redención pormedio de la cultura y por esfuerzo propio.

(15) Ibídem, p. 524.(16) Ibídem, p. 524.

(17) C. SECO SERRANO: «La toma de conciencia de la clase obrera y los partidos políticos de la era isabeli-na», en LIDA Y ZABAL7-A: La revolución de 1868. Historia, pensamiento y novela, Nueva York, 1970, pp. 25-26.Citado por F. CAuner ROCA: «Introducción a Fortunata y Jacinta», en B. WREZ GALDÓS: Fortunata yjacinta, Ed.Cátedra, Madrid, 1992, p. 48.

(18) B. PÉREZ GALDÓS: Fortunata..., o. c., tomo II, p. 484.

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El orgullo inútil que se trasluce en estasposturas se basa en la falta de educación;en el fondo de todos los males de la na-ción siempre late esta carencia.

El orgullo español tiene por fundamento lainveterada pereza del espíritu, la ociosidadde muchas generaciones y la falta de edu-cación intelectual y moral.I9

Galdós hace hincapié en la pasividadde las clases populares provocada en partepor la desidia de la burguesía que, cómo-damente instalada en su status, se olvidade los menos desfavorecidos por la fortu-na. Juanito Santa Cruz describe a Fortunatacomo un animal salvaje. El sentimiento deculpa que le provoca tal estado debe corn-prenderse desde dos puntos de vista: pri-mero, culpabilidad de la clase alta poraprovecharse y fomentar sus pasiones paraunas relaciones ilícitas; y segundo, culpabi-lidad por no proporcionarles una educacióndigna que les permita salir del embruteci-miento en que se encuentran.

Una salvaje que no sabía leer ni escribir.Figúrate, ¡qué educación! ¡pobre pueblo!, yluego hablamos de sus pasiones brutales,cuando nosotros tenemos la culpa ... Esascosas hay que verlas de cerca... Sí, hijamía, hay que poner la mano sobre el cora-zón del pueblo, que es sano. 20

La crítica a la sociedad que desatiendela educación la pone Galdós en boca deTeodoro Golfín; éste es el único personajeautorizado, ya que, superando todas lasbarreras y obstrucciones que la sociedad leha impuesto, ha conseguido con su perse-verancia y tesón, sin ayuda de nadie, unalto puesto en la ciencia médica por lo quese siente obligado hacia Marianela, criaturaprimitiva pero llena de precoz inteligenciay bondad natural. Quiere redimirla de las

(19) Ibídem, Tormento, o. c., tomo II, pp. 20-21.

(20) Ibídem, Fortunata, o. c., tomo II, p. 484.

(21) Ibídem, Marianela, o. c., tomo I, p. 762.

(22) Ibídem, p. 762.

cadenas que suponen la ignorancia y eldesprecio de los que la rodean.

¡Pobre criatura, formada de sensibilidad ar-diente, de imaginación viva, de candidez yde superstición, eres una admirable perso-na nacida para todo lo bueno, pero desvir-tuada por el estado salvaje en que hasvivido, por el abandono y la falta de ins-trucción, pues careces hasta de lo más ele-mental! ¡En qué donosa sociedad vivimos,que hasta este punto se olvida de sus de-beres y deja perder de este modo un serpreciosísimo!'

La dura crítica de Golfín llega a la es-cuela primaria donde se aprende poco ymal, deformando incluso la instrucción re-ligiosa, base de la formación de la mujerdel XIX. Nela es una piedra preciosa enbruto, que hay que pulir para que lance to-dos sus destellos. La conciencia de Golfínle indica claramente el camino de la reden-ción hacia una criatura marginada por to-dos.

Y esta egoísta sociedad que ha permitidotal abandono, ¿qué nombre merece? Te hadejado crecer en la sociedad de las minas,sin enseñarte una letra, sin revelarte lasconquistas más preciosas de la inteligen-cia, las verdades más elementales que go-biernan el mundo; ni siquiera te ha llevadoa una de esas escuelas de primeras letrasdonde no se aprende casi nada, ni siquierate ha dado la imperfectísima instrucciónreligiosa de que ella se envanece.22

Galdós advierte que la delincuenciaserá el mal social provocado por el aban-dono educativo de las capas altas. El presi-dio como destino final del hombre sininstrucción está representado por MarianoRufete, que en la edad adulta comete unregicidio frustrado que dará con él en lacárcel; pero su carrera delictiva comienza a

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la edad de trece arios, cuando, cansado detrabajar en una fábrica de sogas, con pési-mas condiciones de luz y ventilación, enuna reyerta infantil no dominará sus impul-sos y asesina, por un simple sombrero depapel y cartón, al adolescente compañerode juegos porque:

El niño rabioso supera en barbarie al hom-bre. ¿Habeis visto reñir dos pájaro? El tigrees un animal blando al lado de ellos.23

Es significativo que por aquella zonadonde se cometió el infanticidio pasearanun Concejal y un Comisario de la Benefi-cencia buscando emplazamiento para unaescuela donde los niños se instruyan y novaguen por las calles, evitando así casos si-milares entre los muchachos que no hanasistido ni asisten a un centro educativo.

— ¡Qué país!— ¡Pero qué país!— En Málaga son frecuentes estos casos.— Y en Madrid lo van siendo también.— ¡Y nos ocupamos de escuelas! ¡Presidioses lo que hace falta!— Escuelas penitenciarias, o cárceles -esco-lares ... Es mi tema.Cuando llegaron al lugar de la catástrofe,los dos señores, dignisimos representantesde lo más meritorio y venerable que hayen los pueblos modernos, se echaron recí-procamente, el uno sobre otro, estas dra-máticas exclamaciones:

¡Esto es espantoso!— ¡Esto parte el corazón!— Escuelas, señor Lamagorza.— Presidios, señor don Jacinto.— Yo digo que jardines Frtiebel.— Yo digo que maestros de hierro que nousen palmeta sino fusil Remington.24

Galdós, conocedor de las ideas peda-gógicas precursoras de la Escuela Nueva,

muestra en la conversación entre estas au-toridades las dos posturas existentes en elseno de la sociedad para la solución de losmales de la nación: presidio o escuela; esdecir, autoritarismo, mano dura o educa-ción. La mención a Freebel en este episo-dio está cargada de simbolismo y apuntaque el regeneracionismo sólo es posible através de la educación y a la apertura delas ideas que proceden de Europa. Unalectura atenta de las opciones de estos edi-les nos recuerda alguna faceta del pensa-miento fröebeliano, en concreto la acusacióna los educadores, quienes «ven en los ni-ños y en los púberes nada más que diabli-llos al acecho, pérfidos, malignos, ahí dondeotros no advierten, si acaso, más que unabroma llevada al extremo límite, o bien laconsecuencia de una alegría de vivir de-masiado libre»25. También se trasluce el va-lor de los jardines de infancia donde seencamina al niño desde el juego al trabajoen formas sencillas y naturales. El romanti-cismo pedagógico de Freebel se nutre deuna profunda confianza en la bondad de lanaturaleza infantil, es decir, en el sentidode que el niño colocado en situacionesapropiadas desarrolla inclinaciones activasy espíritu de colaboración, sentimientosafectuosos y una honda sensibilidad reli-giosa; porque «cada hombre desde niñodebe ser conocido, reconocido y tratadocomo miembro necesario y esencial de lahumanidad» 26. Mariano Rufete, sin el sus-tento familiar en el que crecer y desarro-llarse corno hombre, es producto delabandono por la sociedad, convirtiéndoleen un ser inadaptado.

Ante acontecimientos sociales como elprotagonizado por Rufete, las clases altasoptan por una postura de gran interés pero

(23) Ibídem, La Desheredada, o. c., tomo!, p. 1.026.(24) Ibídem, p. 1.027.(25) N. ABBAGNANO y A. VISALBERG I II: Historia de la pedagogía, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1978,

p. 485.

(26) Ibídem, p. 485.

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en el fondo su acción por remediarlos esnula. La burguesía es siempre quien tomala iniciativa y respalda los proyectos edu-cativos que le convengan. Con esta prontaopción quiere imponer su modelo, su con-trol y evitar las desviaciones que atenten asus intereses de clase, pero no es extrañoque opte también por promover proyectosnada filantrópicos. Todo es útil para intro-ducirse en círculos que les permita codear-se con la aristocracia y escalar nivelessociales. Galdós demuestra la ambivalen-cia de esta clase social que olvida prontoempresas benéficas para lanzarse con igualentusiasmo en la construcción de una pla-za de toros.

Tanta actividad, tanta charla, tanto proyec-to de escuelas, de penitenciarías, de siste-mas teóricos, prácticos, mixtos, sencillos ycomplejos, celulares y panoscópicos, docen-tes y correccionales, fueron cayendo en el olvi-do, como los juguetes del niño abandonados yrotos ante la ilusión del juguete nuevo. El ju-guete nuevo de aquellos días fue un pro-yecto urbano más práctico y ademásesencialmente lucrativo. Ocupáronse de éljuntas y comisiones, las cuales trabajarontan bien y con tanto espíritu de realidad,que al poco tiempo se alzó grandiosa, pro-vocativamente bella y monumental, todaroja y feroz, la nueva plaza de toros.27

IV. EDUCACIÓN DEL GARBANZO YEDUCACIÓN COMPLETA

Si verdaderamente en los círculos inte-lectuales latía la ansiada regeneración deEspaña, ésta debía principiarse por una re-forma educativa. Valle-Inclán denominó aGaldós con el calificativo de «El Garbance-ro» por las innumerables veces que men-ciona esta legumbre en relación con locrematístico y como alimento popular.

Pero lo destacable es la estrecha unión delgarbanzo con la educación española. Lascualidades, características y la asequibili-dad de este elemento gastronómico estántan arraigadas en el pueblo, que perfilanlas notas destacadas de la idiosincrasia na-cional.

El garbanzo es una legumbre barata, alalcance de todos los bolsillos, que permitecomponer unos platos abundantes y sa-ciantes, pero de escaso valor nutritivo,aunque pueda dar la impresión de todo locontrario. Pues similares características Sonlas coordenadas que predominan en laeducación del XIX. Importa aparentarpara conseguir beneficios, hablar y saberde todo para hinchar el conocimiento.

En España son comunes los tipos comoeste primo mío. Creeríase que son produc-to del garbanzo, y que este vegetal ha in-gerido en la raza los talentos decorativos.He conocido muchos que se le parecen,aunque en pocos he visto combinarse tanmarcadamente como a él lo brillante conlo insustancial. Había tenido Raimundouna educación muy incompleta; había lei-do poco, y, no obstante, hablaba de todaslas cosas, desde las más frívolas a las másserias, con un aplomo, con una facundia,con un espíritu que pasmaban. Los quepor primera vez le oían y no le conocíanse quedaban turulatos.

A este don de tratar bien de todo reuníami primo otros muchos. (...) Oirle hablarde sus carreras y de sus estudios era comohojear una enciclopedia. Por fin, hízoseabogado a fuerza de recomendaciones.28

El error educativo nacional estriba enofrecer una Educación del Garbanzo, sien-do las apariencias la finalidad cle toda la-bor pedagógica. Galdós confía, al igual quelos krausistas, en el papel redentor de laeducación para solventar los defectos quepadece la sociedad; su objetivo se centraen el hombre. Por su observación reflexión

(27) B. PÉREZ GA1D5S: La Desheredada, o. c., tomo!, p. 1.030.

(28) Ibídem, Lo prohibido, o. c., tomo III, pp. 241-242.

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minuciosa de la sociedad decirnonónica,D. Benito añade un apéndice al lema pe-dagógico de «formar hombres» de la I.L.E.:toda educación debe sujetarse al principiodel ser, no del parecer. Esta es la causa porla que muchos de los héroes galdosianosfracasan, por educarse en la vanidad, poreducar en el lujo al hijo de un pobre ofici-nista, por enseñar a competir con los hijosde los grandes de España, por no enseñarcualquier trabajo mecánico...; sólo la apa-riencia importa para triunfar. Cuando Joa-quinito Pez reflexiona sobre su degradantesituación moral y económica, achaca todossus males a la errónea educación que lehan proporcionado sus padres.

Mis faltas son debilidades, y, además, unefecto preciso de la mala, de la perversaeducación que he recibido. ¿Por qué edu-caron en el lujo al hijo de un pobre em-pleado con treinta mil reales? ¿Por quédesde niño me enseñaron a competir conlos hijos de los grandes de España? ¿Porqué no me dieron una carrera, por qué nome aplicaron a cualquier trabajo, en vez demeterme en una oficina que es la escuelade la vagancia? Estas son las consecuen-cias. Me criaron en la vanidad, y la vanidadme conduce a este fin desastroso.29

La reforma educativa es imprescindi-ble. Galdós pone en boca de un antiguoempleado de la Dirección General de Ins-trucción Pública el PLAN DE EDUCACIÓNCOMPLETA que remediará a la nación detodos sus males. Este burócrata, en el mo-mento de redactar su plan educativo, haperdido el juicio, pasa todo el día escri-biendo y contestando cartas a sí mismo; talvez Galdós quiera dar a entender con esterasgo tan peculiar de su ironía que, a pesarde lo acertado del proyecto, su fracaso esinevitable porque la sociedad no tiene encuenta lo que parece obra falta de cordura.Estas son sus palabras:

Señor don Jesús Delgado.Muy señor mío de mí consideración más

distinguida: Recibí su atenta, fecha 28 deoctubre, y me apresuro a contestarle quesu admirable plan de la Educación Com-pleta no es ni será comprendido por estacaterva rutinaria de la Dirección, incapazde salir, ¡oh!, de los antiguos moldes. Pasa-rán los arios; será preciso que todo el régi-men del Estado varíe, que la sociedad seconmueva para sacudir su modorra; quepensamientos nuevos y nueva luz entrenen el cerebro narcotizado y tenebroso dela Nación; y aun así, ¡oh!, la reforma queusted quiere implantar no será un hecho sino dedica usted un siglo más al ensayo ytanteo de su difícil aplicación. Vino ustedal mundo, ¡oh!, antes de tiempo, amigomío. Lo mejor que puede hacer ahora,para no aburrirse aquí con tan larga espe-ra, es darse una vuelta por la eternidad yvolver dentro de siglo y medio, año me-nos, año más.

Entonces el Gobierno pensará de otramanera y habrá caído en total descrédito laeducación de adorno que ahora prevalece,compuesta de conocimientos necios bal-díos y de relumbrón, como las pinturas ri-dículas con que se engalanan los salvajes.

Cuando usted vuelva, la sociedad habrácomprendido que, en todo el curso de la vida,lo importante, ¡ah!, ?10 es parecer, sino ser, y quea este principio debe sujetarse la educación.

Deseo que usted explane sus ideas sobreesto, demostrando que el fin educativo espreparamos a vivir con vida completa. Es-pero en su próxima carta una clasificaciónde las principales direcciones de la activi-dad que constituyen la vida humana, paradeducir, ¡oh!, cuál es la educación quedebe preferirse según condición y fines deaquellas direcciones de la actividad.Entretanto llega su deseada carta, se despi-de de usted, ¡oh!, atento servidor, q.b.s.m.Jesús Delgado.3°

Los nobles proyectos educativos de losregeneracionistas chocarán con la murallade las costumbres del pueblo español. Los

(29) Ibídem, la Desheredada, o. c tomo!, p. 1145.(30) Ibídem, p. 1.404.

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cambios radicales producen miedo; sólopequeñas reformas producirán poco apoco el cambio en la sociedad. Pepe Carri-llo es un aristócrata que, desde su escañocomo senador, propugna serios y peque-ños cambios educativos para conseguiruna sociedad digna y regenerada. Algunasde sus propuestas no han sido incluso via-bles hasta finales del siglo XX; de ahí queesos pequeños pasos enunciados cienaños antes sean en verdad una profundarevolución.

...La Enseñanza Primaria, la extinción de lalangosta, la necesidad de dar salida a nues-tros caldos, el establecimiento de gimna-sios en los colegios, los bancos agrícolas,la supresión de la Lotería, de los toros ydel cuarto de cartero; las cajas de previ-sión, la conducción de presos por ferroca-rril, los talleres de los presidios y otrasmuchas reformas, le tenían por órgano va-liente, aunque asmático, en los rojos asien-tos del Senado. El Diario de las Sesionesestaba por aquella época salpicado de bre-ves piezas oratorias en que se abogabacon entusiasmo por todas aquellas menu-dencias, por todos aquellos pasitos delprogreso que, realizados, habrían equivali-do a un salto grande hacia la cbltura.31

V. EL REGENERACIONISMO EDUCATIVO:

EL CABALLERO ENCANTADO

El primado de la educación se harácada vez más fuerte en Galdós; le ha in-fluenciado su amistad con Giner de losRíos. La Institución corresponde cultural-mente a la proyección política de la demo-cracia liberal y parlamentaria de la época;por eso, «en las condiciones históricasconcretas de España esta línea de valores

adquiere un carácter de ofensiva, es algoasí como un ariete que golpea el sistemaideológico reinante» 32 . Los krausistas noson revolucionarios y piensan que la trans-formación de España será posible dentrodel sistema, sus esfuerzos se canalizaránhacia vías pedagógicas, se desarrollará laeducación activa e integral frente a la ense-ñanza memorística y libresca; el institucionis-mo supone un estilo de vida y de pensar.

Giner ahondó más en lo nacional queSanz del Río. La reforma de la educaciónera para él una tarea nacional; ese sentidoadquiere su discurso de apertura del curso1880 en la Institución al afirmar: «Vamos aredimir a la patria y devolverla a su desti-no»"; es, pues, no ya un precursor, sino elprimero de los regeneracionistas.

Galdós expone sus ideas krausistas enEl amigo Manso y por medio de su prota-gonista no se le oculta que el mal radica enla falta de una educación verdadera, sana,racional, que devuelva a la gente el senti-do de la realidad. «Lo pedagógico en Elamigo Manso no es nada adventicio oaleatorio; es ingrediente necesario. Esaeducación que se desea impartir a los es-pañoles, ciegos o deslumbrados, no laconcibe ahora un ingeniero más o menospositivista, sino un metafísico, más atento a loabsoluto, al que perturban no sólo supersti-ciones o corruptelas, consecuencias, que nocausas del mal; una educación básica bienorientada las haría desaparecer. Hay que edu-car radicalmente». Las ideas pedagógicasexpuestas por Manso son sumamente acer-tadas, y de un modo general coinciden conlas observadas por la Institución Libre deEnseñanza, si bien ésta, que como tal insti-tución tenía que trazarse planes más prác-ticos, no pudiera darse a los lujos educativosen que Manso se complace.

(31) Ibídem, Lo prohibido, o. c., tomo III, pp. 273-274.

(32) M. TUÑÓN DE LARA: op. cit., p. 45.

(33) Ibídem, p. 46.

(34) J. MomresrNos: Galdós, Ed. Castalia, Madrid, tomo II, 1980, pp. 34-35.

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La importancia del tema educativo esde significancia radical en El caballero en-cantado, como lo es en la última serie deEpisodios, en las últimas novelas y piezasteatrales, y, en conjunto, en toda la obragaldosiana. Floriana, la maestra de La pri-mera república (1911) y De Cartago a Sa-gwito (1911); las tesis de Casandra (1905),de Celia en los infiernos (1913) y de La ra-zón de la sinrazón (1915) andan unas yotras muy cerca de la Cintia de El caballeroencantado y de las ideas educativo-rege-neracionistas de esta novela.

Esta preocupación fundamental porencontrar la España auténtica, y por fijarseun derrotero que conduzca a formas supe-radas de la vida nacional, va a convertirseen esta novela en una sistemática búsque-da de la realidad, por la vía simbólica deun viaje a través de la geografía e historiade la nación. Tarsis, su protagonista, sufreun encantamiento pasando de joven aristó-crata a ser un hombre de la gleba que debelabrar la tierra con sus propias manos paraextraer de ella el sustento cotidiano. Pasaráasí por distintos trabajos a través de varia-das profesiones. Otro personaje funda-mental en este encantamiento es IJ figurade la Madre, o España, que adopta la for-ma de una joven o una vieja, según losacontecimientos que sufren."

El carácter de esta peregrinación nosmuestra, por consiguiente, el sentido de lanovela. A través de sus aventuras, Tarsisdesentraña la índole de la peculiaridad his-pánica, al mismo tiempo que, en virtud desu descendimiento al interior de su con-ciencia, le es ciado a conocer la medida desu ser individual. Su retorno se expresa enun programa lleno de significación para elfuturo. Es decir, en El caballero encantado,Galdós se ha enfrentado directamente conel problema de la realidad nacional.

Las palabras y consejos que pronunciala Madre son rotundos para concienciarse delos problemas que acucian a la nación. Enprimer lugar propone evitar la desigualdad.

Y no creas que mi ejemplaridad consisteen «volver la tortilla», como dice el vulgo,haciendo a los ricos pobres y a los pobresricos: no. Eso sería trocar los términos dela desigualdad, agravando la injusticia yaumentando la confusión.%

Continúa la Madre quejándose de laparafernalia en lo social y en el lenguaje.La palabrería anula la eficacia de los he-chos; le expone a Tarsis un suceso de lahistoria de la Reconquista para que com-prenda que el progreso de España se mate-rializará con acciones, no con intenciones nibuenas palabras.

Estas orejas mías oyeron de la boca de miFernán González una sentencia que es lamás antigua que recuerdo de nuestra sabi-duría popular. Contestando a unos infan-zones que dos veces le habían ofrecidovanamente su ayuda en la guerra con losleoneses, por el partir de tierras, el Condemontó en cólera y allí, en Covarrubias, de-lante de doña Sancha, su esposa, y de mí,les echó a la cara esta razón: Fechos sonhomes, palauras son mulieres, refrán queha repetido el vulgo de esta forma: "Loshechos son varones, las palabras son hem-bras". Y yo te dijo, Gil, que cuando las pa-labras o sean las féminas, no están bienfecundadas por la voluntad, no son másque un ocioso ruido. Y aquí verás señala-do el vicio capital de los españoles de tutiempo, a saber: que vivís exclusivamentela vida del lenguaje, y siendo éste tan her-moso, os dormís demasiado, prodigáis sintasa el rico acento con que ocultáis la po-breza de vuestras acciones. Sois muy lin-das tarabillas. Así cuando la palabra notiene dentro la obra del varón es hembradesdichada, horra y sin fruto37.

(35) B. PtREZ GALDÓS: El caballero encantado, o. c., tomo III, pp. 1.011-1.128.(36) Ibídem, p. 1.041.(37) Ibídem, p. 1.045.

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La Madre propone como solución ycorrección para verbo huero: el silencio, lameditación, el dejar reposar las ideas enuna calma beneficiosa para emprenderposteriores acciones.

Condición precisa impuesta por la Madre:saldrás conmigo si poniendo un punto en tuboca te muestras haber ganado borla de doctoren la Facultad del buen callar... A esta triste mo-rada vienen los que por hablar demasiado aho-garon en océanos de palabras la voluntad y elpensamiento de la vida hispánica. Casi todoslos que ves aquí son oradores... hablaron mu-cho y no hicieron nada. Maestros son algunosde la palabra altísona, fascinadores públicosque con la magia de su arte y la diversidad desus retóricas convirtieron la torre de la elocuen-cia en tone de Babel.38

La Madre confía que los niños seanquienes regeneren la nación si éstos reci-ben la educación adecuada.

En los tiempos que corremos, Gil, los ni-ños mandan. Son la generación que ha devenir; son mi salud futura; son mi fuerzade mañana.39

La Madre cree que no se puede perderel tiempo con los ignorantes o los malvadospues estos dos tipos no son susceptibles deconversión. Dirige el regeneracionismo auna elite creyendo que estos privilegiadosserán el motor de una sociedad reformada.

Los perversos y los tontos rematados noson susceptibles de encantamiento. La Ma-dre impone su corrección a los hijos biendotados de inteligencia y que sufren depereza mental o de relajación de la volun-tad. En la naturaleza corregida de estoselementos útiles espera cimentar la paz yel bienestar de sus reinos futuros.4°

Galdós participa con los institucionis-tas de la opinión que lo primado de loeducacional debía conducir a un elitismode hecho. No tratan ni pueden tratar losinstitucionistas de cambiar de abajo a arri-ba la formación del pueblo español, sinode formar equipos espiritualmente selectosque emprendan esa obra. «El institucionis-mo es reformista, pero de un reformismoeducacional; de ahí que su impulso reno-vador sea forzosamente fragmentario.»41En los estudios realizados sobre los oríge-nes de la creación de la Institución Librede Enseñanza, la idea elitista se percibe cla-ramente: «Forja de minorías selectas..., reali-zándose el esfuerzo de hacerles españoles ydistinguidos, soñando con los tipos idealesde Eton, de Oxford o de Cambridge, quese ponían por modelo.»42

Galdós elige a Tarsis y su novia his-panoamericana Cintia, para que comien-cen la regeneración de España, noimporta la pobreza de la madre patria;sus hijos de América se unen a tan nobleproyecto cuyo objetivo es la educación. Apartir de ahora, la pareja será capaz,con la ayuda de la Madre, de transfor-mar el país, representado en el hijo deambos, Héspero. El futuro se anunciaprometedor.

Soy ahora más rica que antes... tú, segúndice la Madre, eres más pobre. Pero, ;quénos importa? Nuestros bienes son comu-nes, y entre nosotros no puede haber yatuyo y mío. Haremos grandes cosas, ;ver-dad? (...) Construiremos veinte mil escue-las aquí y allá, y en toda la redondez de losestados de la Madre. Daremos a nuestrochiquitín una carrera; lo educaremos paramaestro de maestros."

(38) Ibídem, p. 1.127.

(39) Ibídem, p. 1.082.(40) Ibídem, p. 1.129.(41) M. TUIZAN DE LARA: op. cit., p. 54.(42) «LAFUENIT Y TEJUCA», seudónimo de J. M. GINER Pnivroini Los orígenes de la Institución Libre de Ense-

ñanza, París, 1.947. Cf. M. TuNÖN E LARA: op. cit., p. 55.(43) B. PÉREZ GAIDÓS: El caballero encantado, o. c., tomo III, pp. 1.130-1.131.

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Sin embargo, Galdós, siempre optimis-ta, en su ancianidad fecunda quiere legar-nos una esperanza: la patria morirá, perotras su muerte vendrá su resurrección. Es laconfianza que siente por el pueblo españolque tantas veces ha demostrado, cual AveFénix, resurgir de sus cenizas.

Cuando padezco, lloro y me desespero;pero en cuanto pasa el sofoco y me en-cuentro con vida, poco tardo en volver ami normal tranquilidad y a sentirme alen-tada por la esperanza ... Entiendo que nosoy yo, sino la raza que llevo en mí la quetan rápidamente se cura del torozón de susdesdichas.'"

Es su testamento, Galdós transmite laesperanza de que España podrá sobrevivirsi su curación llega a través de la regenera-ción por la educación.

BIBLIOGRAFÍA

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(44) Ibídem, p. 1.120.

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