GALERADAPROVISIONAL_Ilusionaria4.pdf

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  • ILUSIONARIA

    LOGO BABHEL

    LOGO ALUPA

  • CRDITOS

  • rase una vez unos nios que vivan en un pas que haba perdido la ilusin.La gente caminaba por las calles cabizbaja, triste, con el rostro serio. Haban olvidado rer, lo

    estaban pasando mal, y la ilusin de antao haba dejado paso al desnimo. No tenan esperanza.Los nios, que sufran al ver as a sus mayores, decidieron que era hora de hacer algo. Haban

    odo hablar de unos magos poderosos que, con su magia, haban logrado devolver la ilusin a personas en situaciones parecidas. Su poder provena de la palabra y de la imagen y, con esos dos dones mgicos, conseguan cualquier cosa que se propusieran.

    Decidieron buscarlos. Ellos haran que los adultos de su pas recuperasen la ilusin, que fueran de nuevo felices y que nadie volviese a estar triste ni a pasarlo mal.

    Les encontraron escondidos en su pas mgico, Ilusionaria, y les contaron lo que les pasaba. Los magos no dudaron en ayudarles. Enseguida se pusieron manos a la obra. Los escribas crearon las mejores historias que se haban contado jams, y los ilustradores dibujaron imgenes de una belleza sin igual. Cuando hubieron acabado, les dieron el libro a los nios y les dijeron que con l devolveran la ilusin a los suyos.

    Los nios volvieron raudos a su triste pas, y reunieron a todo el mundo, y les mostraron el libro que los magos de Ilusionaria haban hecho para ellos. De repente, al escuchar sus voces contando

    El pas de la ilusinSalvador J. Luzzy - Coordinador del proyecto

  • los cuentos y al ver las imgenes, un sentimiento de esperanza se apoder de la gente. Sus caras empezaron a cambiar, sonrisas se dibujaron en su rostro y en sus ojos comenz de nuevo a brillar la esperanza. El libro se multiplic, como por arte de magia, y todos pudieron tener uno al que recurrir en los malos momentos.

    Jams volvi a haber tristeza en ese pas. Jams los nios volvieron a pasarlo mal. Desde entonces, aquel pas fue el Pas de la Ilusin.

  • Somos Babhel

    Desde su nacimiento en el ao dos mil, gracias a la inquietud de un grupo de voluntarios de Critas Parroquial Nuestra Seora de Gracia, en Babhel luchamos por los derechos de aquellos nios y nias que por sus circunstancias no gozan de los recursos y oportunidades que necesitan para crecer.

    En estos casi quince aos de andadura, hemos aprendido de todos y cada uno de los chavales que han pasado por Babhel; de su esencia tierna y luchadora, muchas veces recubierta de otros matices no tan dulces que sirven para afrontar la realidad.

    Reforzando la educacin como pilar bsico para formar parte de una sociedad, y proporcionando un entorno saludable cuyo principio es el respeto a uno mismo y al otro, acompaamos a los menores en la transformacin de su propio desarrollo personal y social.

    Gracias al afecto, la preparacin y la dedicacin de nuestros voluntarios, compartiendo tiempo y vivencias, los chavales, sus familias, y nosotros construimos una sociedad ms justa y fraterna, que en nuestro caso empieza en el barrio La Torre de Valencia, y que puede llegar hasta donde t quieras. Eso, al igual que este libro, est en tus manos.

  • El ladrn de ilusionesSantiago Garca-Clairac / David Navarro

    Dosmilcuatrocientostreintayuno! exclam la azafata que acababa de sacar la bola Primer premio!

    Los periodistas, emocionados, usaron sus mviles y teclearon el nmero de sus respectivas redacciones. La noticia ms importante del ao acababa de producirse: el premiado era el nmero 2431!

    Todo el mundo estaba deseando saber quin era el ganador de este premio nico en el mundo, creado por La Fundacin Ilusionaria, formada por gente que amaba a los nios y que consista en que, cada ao, el nio premiado poda convertir su sueo en realidad.

    Las televisiones prometieron que, en breve, localizaran al premiado y le entrevistaran... Sin embargo, tres horas despus, el agraciado no haba aparecido. Las horas pasaron y se convirtieron en das, y el premiado segua sin conocerse.

    Se convirti en una noticia sorprendente: El nio premiado no aparece.Los periodistas se pusieron en marcha y algunos medios contrataron detectives. Cualquier pista

    serva para localizarle. Era necesario encontrarle. Haba que entregarle el premio. La noticia se convirti en un clamor popular: Dnde est el nio premiado? Le han

    secuestrado? Se ha ido al extranjero?

  • Todas las conjeturas posibles cobraron vida y fueron objeto de debates televisivos. Las portadas lo anunciaron con grandes y mltiples titulares: !El nio premiado no aparece!

    Entonces, el Presidente de la Fundacin Ilusionaria tuvo una idea: Se recompensar con cien mil euros a quin aporte alguna pista del nio premiado.

    Cien mil euros para localizar al nio que haba obtenido el premio ms ilusionante del ao! Y empez una persecucin sin igual. El asunto se haba convertido en un problema nacional.

    Era necesario encontrarle y entregarle el premio. Nunca se haba visto nada igual y haba que impedir que sentara un precedente. El premiado tena que aparecer, fuese como fuese! Exista el riesgo de que la gente pensara que la ilusin no interesaba y eso era muy peligroso, sobre todo para los nios! Se corra el peligro de crear un mundo formado por nios sin ilusin!

    Despus de una semana de intensa e inteligente bsqueda, Morton, un buscador profesional, encontr una pista que indicaba que el poseedor del nmero 2.431 poda estar en la zona Sur de la capital.

    Un hombre crey recordar que ese nmero haba sido adjudicado a un nio llamado Willy que llevaba un par de meses sin aparecer por el barrio.

    El astuto buscador pens que vala la pena seguir aquella pista. Si consegua encontrar al nio, se consagrara como un sagaz sabueso y eso le supondra un sustancioso aumento de encargos que, ltimamente, haban bajado mucho.

    El rastro le llev hasta el domicilio de Willy, donde unos vecinos le dijeron que ya no viva en esa casa y que la familia entera se haba marchado, perseguida por problemas econmicos y judiciales.

    Despus de interrogar minuciosamente a un montn de personas, Morton se dirigi hacia un puente situado en las afueras de la ciudad, bajo el que vivan varias personas acompaadas de sus enseres.

    Despus de observar atentamente, abord a un hombre que se encontraba al fondo y que corresponda con la descripcin que le haban dado.

  • Es usted el seor Jones? le pregunt al hombre, que tena aspecto famlico. Quin quiere saberlo?Soy escritor. Busco historias interesantes y me gustara contar la suya. Le pagar bien por

    un par de horas de conversacin dijo Morton, tendiendo un fajo de billetes que el seor Jones agarr vidamente, invitndole a sentarse sobre una de las muchas cajas de cartn que haba a su alrededor.Cunteme su historia, seor Jones pidi el falso escritor. Cmo ha acabado aqu?

    Perd mi trabajo, no pude pagar la hipoteca, nos desahuciaron y acabamos abandonando la casa. Mi mujer, mi hijo y yo tuvimos que huir en plena noche. Dnde est su hijo? Me gustara hablar con l. Las historias infantiles interesan mucho.

    Dej de ir al colegio y ahora est todo el da en la calle. Recoge hierros, cartones y todo lo que tiene valor... Trabajamos en lo que podemos. Mi mujer vende pauelitos en los semforos. Mire, aqu llega mi hijo...

    El buscador sonri cuando vio al chico.Hola, Willy le salud amablemente. Qu tal te ha ido hoy?Muy mal. Unos policas han estado a punto de detenerme respondi el chico. Casi me

    llevan a la comisara, pero me he escapado.No lleves documentacin encima le recomend Morton. Evitars disgustos a tus

    padres.Solo tengo este papel dijo el chico, sacndolo del bolsillo. Es lo nico que tengo.El buscador agarr la hoja y la ley. Era el nmero premiado!Esto no sirve para nada le dijo, intentando hacerse con l. Es mejor que me lo des. Yo

    lo tirar.Willy le mir con desconfianza. Todo el mundo sabe que los nios tienen un sexto sentido que

    les hace reconocer a las personas de las que no deben fiarse.Es una buena persona, hijo asegur el padre. Me ha dado dinero. Gracias a l, comeremos

    bien durante una semana.

  • Willy, reticente, entreg el documento a Morton.Haces bien, muchacho dijo el buscador de personas, ponindose en pie. No conviene

    dejar rastros. Podra complicarte la vida.Dicho esto, y despus de guardar la papeleta en el bolsillo, el buscador se alej, llevndose el

    agradecimiento del padre, por el dinero que le haba regalado a cambio de su historia.Si quiere que le contemos ms cosas para su libro, puede volver cuando quiera se ofreci

    el padre. Nos vendr bien un poco de dinero.Cuando nadie poda escucharle, Morton cogi su mvil e hizo una llamada. Esa misma tarde se

    reuni con un poderoso banquero.Le costar un milln de euros, seor Power le dijo, mostrndole el nmero premiado.

    En metlico, claro.El banquero sonri. Abri la caja fuerte oculta tras un carsimo cuadro de Picasso y sac varios

    fajos de billetes de quinientos euros.Aqu tienes el dinero. Deme ese nmero, Morton.Es poco dinero para la felicidad que le va a proporcionar a su hijo coment el buscador,

    con tono amargo. Espero que lo disfrute. Mi hijo lo merece ms que ese chico que me has comentado replic el seor Power. Apreciar ms la ilusin que ese ignorante que ni siquiera va al colegio.

    Morton guard el dinero en su mochila, sali de la oficina y se march a su casa.Despus de beberse una botella de whisky se acost, pero no consigui conciliar el sueo. Algo

    le inquietaba.An no haba salido el sol cuando se levant. Hizo una llamada. Despus, escribi una nota y

    prepar un paquete que cerr cuidadosamente.Poco despus, un motorista llamaba a su puerta y recoga el envoltorio. Luego, cuando se qued

    solo, Morton recogi sus cosas.

  • ilustracin

  • Dos das despus, Morton ingresaba en un monasterio tibetano y pas el resto de su vida carcomido por los remordimientos. Cada noche de su vida so con Willy y se despertaba a menudo entre sudores y estremecimientos. Nunca pudo olvidar su infamia.

    Slo a veces, al amanecer, tena unos minutos de paz, pensando en la alegra de Willy cuando el mensajero le entreg el paquete que contena billetes de quinientos euros junto a una nota que deca:

    S que un milln de euros no puede compensarte por haberte robado la ilusin de ver tu sueo convertido en realidad pero, al menos, podrs alimentar a tu familia durante mucho tiempo. Espero que puedas perdonarme. Un ladrn de Ilusiones.

  • La biblioteca encantadaJosu Ramos / Zara Corral

    Me llamo Josu, y mi hermana se llama Zara. Somos dos nios con padres muy ocupados ocupados incluso en verano. Y tanto, que cuando se acaba el cole nos tienen que mandar a casa del to, para que no estemos solos en casa. La casa del to nos gusta mucho porque tiene un jardn tan grande que casi siempre salimos al campo a pintar o a jugar a ftbol.

    Lo peor de la casa del to es que cuando llueve tenemos que quedarnos dentro. Nos gusta mucho la casa pero, no s por qu, cuando llueve es cuando ms nos apetece salir fuera; y nos quedamos muy tristes sin hacer nada, esperando a que pare. Cuando el to nos vea pegados a la ventana siempre nos deca que fusemos a la biblioteca a por un libro pero nunca le hacamos caso. Nunca nos gustaron los libros. Pero este verano pas algo que nos hizo cambiar de idea. Aunque es un secreto, te lo contar para que sepas por qu, desde ese da, me encanta leer

    El to nos oblig a ir. Nos cogi a los dos de la mano y nos llev a la biblioteca para que escogiramos uno cada uno. Todos nos parecan iguales y ninguno nos gustaba, as que nos pregunt qu aventura quera cada uno:

    Yo quiero una historia del espacio dije yo primero. Con un cohete como los de las pelculas.

    Y yo un viaje en tren. Como en las del Oeste.

  • No tard en sacar dos libros de la estantera. Pareca que los conoca todos.Venid dijo. Yo los leer. Y cuando acabe, a ver si os parece como una pelcula o mejor.Empez con mi libro. S que era la historia de dos nios que estaban preparando un cohete

    para ir a la Luna, pero me aburra tanto que me hizo pegar uno de esos bostezos que te saltan las lgrimas de los ojos. Tras secarme los ojos, me vi de repente dentro de la nave espacial. Mir por la ventana y vi que segua lloviendo; pero ya no caa agua: llovan estrellas! Todas caan fugaces contra la ventana, haciendo el mismo ruido que la lluvia. Me di cuenta entonces de que era yo el que iba a los mando, navegando a travs de un montn de asteroides.

    Vaya. Aqu tambin llueven asteroides me dijo el to sonriendo. Ten cuidado de no chocar con ninguno.

    Asent con la cabeza sin poder decir nada. Era el cuento ms emocionante que me haban ledo en la vida.

    Tengo hambre dijo Zara de repente. Podemos comer algo?Este es el cuento de Josu, Zara. Si l te deja, puedes hacer lo que quieras le explic el

    to. Asoma la mano por la ventana con cuidado y recoge un meteorito, que son de chocolate.Zara me mir con esa cara de hambre que pone siempre que es hora de comer.Vale dije, emocionado. Coge uno. Pero tienes que dejarme probar un poco.Si me sobra, te doy un cacho dijo, sacando la mano por la ventana. Pero acrcate ms,

    que no llegoManiobr lo mejor que pude, llevando el cohete cerca de uno de los gordos, para que Zara

    pudiera cogerlo. Por la ventana hasta poda ver el fuego de los motores, que hacan un ruido muy fuerte.

    Ya est! Ya est! grit Zara, metiendo la bola de chocolate dentro del cohete y dndole un bocado. Y qu rica est!

    No te la termines. Djame a m un poco... todava le estaba hablando cuando vi la Luna por

  • la ventana, frente a nosotros, y se me ocurri una idea. Mov los mandos hacia un lado y el cohete gir rapidsimo para acercarse a ella. Si los meteoritos son de chocolate, seguro que la Luna es de queso grit riendo. Te lo imaginas, Zara? Podramos fundirla por encima del chocolate. Disprale, Zara. Disprale.

    Con qu?Con caones le respond, imaginndolos. No tenemos caones?Aqu estn.Al momento, Zara los encontr y, sin pensar, disparo cuatro tiros contra la Luna. Pero pas algo

    que no me esperaba: al fundirse, la Luna se cay a la Tierra desde el espacio; y no pudimos recoger ninguna gota.

    Jo, Zara. Lo has estropeado.Me dio mucha pena quedarme sin queso, as que decid terminar el cuento y el to cerr el libro

    para coger el de Zara.

    Nada ms abrirlo, el viento nos despein. Antes de darnos cuenta ya estbamos metidos en la caldera de una locomotora del Oeste.

    Meted cosas dentro, rpido! dijo Zara, abriendo la puerta de la caldera. As ganaremos velocidad!

    El to y yo hicimos caso, sin saber qu pretenda, echando al fuego todo lo que podamos: sillas, ropa, comida... Cada vez que metamos una cosa, el tren corra ms y ms, el viento se haca mucho ms fuerte y el humo que sala por la chimenea creca como una nube blanca. Emocionada, Zara hizo silbar a la locomotora tirando de una cadena. Pareca que gritaba de alegra.

    Todo listo. Ya vers lo que hago ahora.Entonces ech dentro un saco entero de maz que nadie haba visto antes. Las palomitas

  • comenzaron a estallar y a salir por la chimenea, llenando el cielo y cayendo al suelo otra vez! Nos hizo tanta gracia que no podamos parar de rer. Y lo mejor de todo es que el queso fundido de mi cuento haba tardado tanto en llegar a la Tierra que cay en ese momento sobre todas las palomitas, dndoles un sabor tan rico que nos salimos del cuento para poder comrnoslas todas.

    Nos lees este cuento otra vez maana? pregunt Zara con la boca llena de palomitas.No puedo. Mirad el to nos ense el libro por dentro. Estaba en blanco.Sorprendido, abr el mo. Estaba en blanco tambin. Solo era una libreta.Los habis creado vosotros.Y cmo los volvemos a crear otra vez? dije, chupndome los dedos. Es que estaban

    muy ricos.Podis inventar cuentos cuando queris. Pero recordad escribirlos aqu, vale? rio, dndonos

    a cada uno nuestra libreta. As, cuando las libretas estn llenas de cuentos para leer podremos guardarlas entre las dems historias de la biblioteca.

    Este que te acabo de contar es nuestro primer cuento. Y creo que vamos a seguir escribiendo ms

  • LegendarisIrene Hernndez Benito / Juan Daz Dez

    Nachete volvi a reforzar el puente de sus gafas con esparadrapo, apretndolo bien para que fuera lo menos grueso posible. En el otro extremo del mugriento cobertizo, Marina trataba de limpiarse el barro de los zapatos mientras scar y Clara se hurgaban el pelo mutuamente quitando bolitas de polen y suciedad sin identificar. lex fue el primero en hablar, sin dejar de remojar su camiseta nueva en un cubo con agua para quitarle el barro adherido.

    La hemos vuelto a liar y se nos acaban las excusas para justificar a nuestros padres por qu volvemos con estas pintas a casa. Vaya tela.

    La luz de la tarde, que se filtraba por los sucios cristales de una pequea ventana, arrancaba destellos cobrizos a su pelo desordenado. lex tena una expresin seria, que ni siquiera sus simpti-cas pecas y sus grandes ojos verdes lograban dulcificar. Tambin tena manchados los vaqueros e incluso se haba hecho un pequeo desgarrn en la pernera derecha. Desde luego, no era uno de sus mejores das.

    Nos estamos quedando sin ideas, lex. Ahora mismo nuestros padres son el menor de nuestros problemas contest Marina con tono de enfado.

    Los dems asintieron con expresin sombra. El peso del mundo humano se apoyaba sobre los pequeos hombros de cinco chavales de doce aos.

  • De repente, la puerta del cobertizo se abri con un chirrido agudo, dando paso a un corpulento hombre, de unos 35 aos, pelirrojo y con barba, ojos verdes, complexin fuerte y gesto ceudo. Llevaba las mangas de su camisa de cuadros remangadas, lo cual permita ver un tatuaje en forma de trenza que le rodeaba la mueca derecha. Meti la mano en un bolsillo del pantaln y sac su mvil. Tras marcar, su interlocutor descolg en menos de un segundo. Se podan escuchar gritos al otro lado del aparato. l se limit a decir:

    Los he encontrado, estn bien. Estamos en el cobertizo de mi jardn inform. La voz chillona pareca unos decibelios ms calmada.No, ahora mismo les iba a cantar las cuarenta, pero os he llamado primero para que os tran-

    quilicis. Vale, nos vemos aqu en una media hora. Eso s, traedles ropa porque estn llenos de barro

    Tras informar a sus misteriosos interlocutores, el hombre colg el telfono e increp a los chavales.

    En qu estabais pensando? Sabis lo preocupados que estn vuestros padres? Llevis unos meses muy raros, chicos Tenis algo que contarme?

    Los muchachos no saban que responder. Oso, el hombre que les regaaba, era como un to para todos ellos, lo respetaban y queran con locura. Haba estado en sus vidas desde que tenan memoria, pero ninguno de ellos conoca su nombre real. Finalmente, lex tom la palabra.

    Vers, Oso. ltimamente estamos teniendo problemillas con un grupo de chicos de de otro colegio y bueno, a ver pues eso, que peleamos y y en fin, nada, lo normal.

    Oso enarc una ceja con expresin incrdula mientras cruzaba sus fuertes brazos sobre el torso.De verdad crees que me voy a tragar esa mentira, lex? Ya podis contarme la verdad si no

    queris que me enfade.lex mir a sus compaeros de aventuras, pidiendo su silenciosa aprobacin. Marina, Nachete,

    scar y Clara asintieron con solemnidad.

  • Oso, prometo contarte la verdad si t prometes no rerte de nosotros y hablar o preguntar slo cuando acabe de contrtelo. Trato hecho?

    Tienes mi palabra.Como si hubieran abierto las compuertas de una presa, las palabras brotaban imparables de la

    boca de lex, acompaadas solamente de breves puntualizaciones de sus amigos. lex narr cmo, de excursin por el parque, encontraron por accidente el portal que conectaba el mundo real con Legendaris, la tierra en la que los mitos y leyendas de los humanos son desterrados. Los distintos pueblos de Legendaris estaban a punto de entrar en una guerra de tal dimensin que amenazaba con destruir el mundo tal y como lo conocan. Bajo la tutela de Sailias, una nia de Legendaris que se comunicaba con ellos a travs de los espejos, realizaban distintas misiones y tenan la instruc-cin de que si las cosas se torcan deban refugiarse en el cobertizo de Oso, que se encontraba a pocos metros del portal a Legendaris. Hasta ahora haban conseguido realizar todas las tareas, pero la ltima de ellas, la clave para conseguir la estabilidad en ambos mundos, haba estado a punto de acabar con ellos y por eso haban acabado magullados y sucios en el cobertizo. Deban recuperarse y pensar cmo resolver el enigma que se les planteaba. Haban hallado un brazalete con una palabra escrita en la parte interior. Segn Sailias, su propietario en realidad era un habitante de Legendaris exiliado en la realidad, que recuperara la memoria al escuchar la palabra y sabra exactamente qu hacer. Haban conseguido atravesar la frontera de Legendaris y su mundo portando el brazalete, perseguidos por hordas de inquietantes enemigos de diferentes cuentos y leyendas. Ahora no tenan ni idea de por dnde empezar la bsqueda de su dueo.

    Oso estaba atnito, realmente no saba qu decir. Desconcertado, descruz los brazos, su mi-rada se pos uno a uno en los rostros de cada uno de los cros, sin encontrar ni un atisbo de burla o titubeo y, finalmente, pregunt con genuina curiosidad:

    Y qu pone en el brazalete?lex se lo sac del bolsillo del pantaln y ley con dificultad: Bre Ber Berserker.

  • En ese momento, la expresin desconcertada de Oso cambi radicalmente, dejando paso a una sonrisa de medio lado, al tiempo que las lneas del tatuaje de su brazo derecho se iluminaban visiblemente. Una sonora carcajada brot de su garganta ante la estupefaccin de los chavales, que no saban que decir.

    Sailias, siempre fuiste muy astuta. lex, Nachete, scar, Clara, Marina, quedaos aqu hasta que vengan vuestros padres. No queda mucho tiempo Contemplar sus ojos era como asomarse a un abismo.

    Sin aadir nada ms, Oso sali del cobertizo y un bramido inhumano se oy a los pocos minu-tos en direccin al portal de Legendaris.

  • El Sonido del TiempoDiego Matos / Ingrid LaGa

    TicSi puedes palparlo, puedes arreglarlo. se era el lema de su padre, algo que su madre le

    haba dicho cuando los dos eran jvenes y vivan en el mismo lugar donde trabajaban, un pequeo habitculo que haca las veces de taller. All, entre piezas y engranajes, Juan abri los ojos por primera vez en un da soleado y hermoso de julio. El mundo le daba su particular bienvenida. El llanto del recin nacido se ahog entre el sonido del tiempo.

    TicTac. TicTac. TicTac. Tic. Tac Tic Tac Tic TicTacTicTacTicTac.

    No temas a nada, los engranajes siguen movindose siempre. El da que el extrao anciano se present en el taller, Juan record de nuevo aquellas palabras de su madre, las ltimas que le haba pronunciado al odo antes de que su tiempo se detuviera.

    Joven, necesito tu ayuda. Ves esta pieza? Rpido, es preciso que vengas conmigo. Ante Juan se ergua un hombre de avanzada edad. Era alto y curtido, de joven habra sido

    un hombre recio. Puede que sus palabras fueran mgicas, porque al pronunciarlas todo pareci detenerse. Su padre le haba dejado solo durante unas horas. nicamente tena que estar atento a los encargos. Era una tarea fcil, hasta aburrida. No le haba escuchado entrar, a pesar de que en la

  • puerta haba una campanilla que tintineaba cuando alguien la abra. Algo en su rostro le resultaba conocido, como si le hubiera visto antes y le sorprendieron sus manos: eran finas y estaban muy bien cuidadas. En su mueca llevaba un reloj de pulsera. Marcaba las doce.

    Disculpe seor, pero no le conozco y no le entiendo. Necesita ayuda con un reloj? Si lo trae se lo puedo dejar para que mi padre lo revise.

    No! Joaqun no me sirve! exclam el hombre Te necesito a ti, Juan, necesito tu pericia. Tienes que venir conmigo repiti, al tiempo que agarraba al muchacho.

    Sobresaltado, intent soltarse, pero la fuerza del visitante era mayor de la esperada. Entonces, escuch los engranajes moverse. Not como si alguien le estuviera dando cuerda. Todos los pndulos de los relojes de la tienda se acompasaron. Y la energa oscilante lleg a cada rueda de escape y a cada ncora. Algo extrao estaba pasando. Seguan en aquel lugar y al mismo tiempo ya no estaban all.

    TicTac. TacTic. TicTac. TacTic. TicTac. TacTic. TicTac. TacTic. TicTacEl paisaje del taller haba cambiado. Reconoci un reloj de pared, escuch algunos cantos de

    cucos y el suelo de madera era el mismo, aunque la escala era diferente. Todo era mucho mayor ahora o quiz fueran ellos los que haban encogido. El anciano continuaba sujetndole por el brazo. Juan se fij ms detenidamente en su aspecto. Portaba una camisa blanca suelta y un chaleco oscuro, algo desgastado. El pantaln era rojizo con rallas blancas y el calzado era cmodo y deslucido. Le recordaba un poco a un pirata de aquellos cuentos que le lea su madre. Puede que fuera uno llegado de Nunca Jams. Sonri.

    Me gusta que sonras le dijo el hombre cuando lo haces me recuerdas a Marta. Siempre apreci a tu madre y t te pareces mucho a ella.

    Cmo puedes saber el nombre de mis padres? Quin eres?Ya habr tiempo para eso despus, ahora necesito tu ayuda, ya te lo he dicho. Siento de vers

    que nos hayamos conocido as, pero no podemos esperar. Este lugar te necesita. La mquina debe

  • ser arreglada Vamos, nos queda un largo y difcil camino Tic. Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tic. Tac Tic Tac Llevaban un rato caminando en silencio cuando se cruzaron con la batalla. El hombre indic

    a Juan que se escondieran tras lo que pareca un lpiz amarillo, del tamao de un tronco de rbol. Los combatientes no repararon en ellos. Pareca haber dos bandos. Todos eran seres mecnicos, unos ms pequeos y anchos; otros, ms altos y delgados. Los altos estaban armados con lanzas y escudos, mientras que los bajos llevaban dos espadas. Tenan cierto parecido entre s, aunque luchaban con fiereza.

    Rpido, ya ha empezado. Debemos seguir. Me rompe el corazn verlos luchar. Yo les cre. Son autmatas pero tienen conciencia. Los llamo minutos y segundos. Tan slo hacen caso a las reinas, que son las horas y salen de la mquina, pero sus vidas duran un suspiro. Ahora la mquina se ha estropeado y por eso comenz la guerra.

    Tic Tac TicSiguieron adelante. Abrindose paso, con sigilo, hasta una suerte de ciudad formada por edificios

    que parecan relojes. Lo cierto es que Juan se estaba divirtiendo. Dicen que el tiempo pasa lentamente cuando algo va mal y que pasa deprisa cuando disfrutas. l estaba disfrutando mucho. Escucharon bullicio detrs, aquellos autmatas les estaban siguiendo. Corrieron ms. El anciano le gui por los pasillos del ms grande de los mecanizados edificios, uno en cuya puerta pona: Tempus fugit.

    Es ah donde debemos ir. Tempus fugit, es latn y significa: el tiempo huye, el tiempo se escapa, el tiempo vuela. Es el final de nuestro viaje. Date prisa.

    Avanzaron, giraron, avanzaron ms y llegaron. Frente a ellos estaba una puerta dorada. Entraron y Juan vio la mquina. Haba engranajes, poleas, contadores, pndulos era la maquinaria interna de un reloj, aunque ms grande que todas las que haba visto. El hombre le dio la pieza que le haba enseado antes. Si puedes palparlo, puedes arreglarlo, le haba dicho su madre a su padre. La toc y enseguida supo donde deba colocarla. La puso en su sitio y los engranajes volvieron a

  • moverse. La nueva hora sali del mecanismo. Lo has hecho bien. Ya saba yo que mi nieto lo arreglaraJuan lo mir. Saba que lo conoca, aunque haca tiempo que no vea a su abuelo. Era l. Los

    dos se abrazaron y rieron al unsono. Su reloj segua marcando las doce cuando las risas destacaron entre el sonido del tiempo.

    Tac.

  • El viejo cuerno rotoDavid Gambero / Sara Mutande

    Aidan alz su espada de madera para saludar al dragn que inund de verde el cielo con una llamarada. Se llamaba Cuerno Roto porque le faltaba el cuerno derecho y volva para cumplir una vieja promesa.

    Hola chico dijo el dragn Ests distinto.Mi madre dice que los nios cambiamos a cada parpadeo. Mi amiga Elena con cada beso. Mi

    maestro de espada con cada herida y mi padre que con cada aventura.Y con cada promesa sentenci Cuerno Roto. He venido a llevarte al Tmulo de Piedra

    como promet.El nio trep velozmente al lomo del dragn que se precipit a alzar el vuelo. Una sensacin

    indescriptible de libertad y miedo envolvi a Aidan. Cuerno Roto era el ltimo de su especie, pues los dragones verdes se haban extinguido tras la batalla del Tmulo de Piedra. Aunque nadie saba el motivo real ya que dicha batalla acab cuando el Tmulo se derrumb, encerrando en su interior a casi todos los contendientes.

    Es verdad que estuviste en esa batalla? pregunt el nio.Claro. Fue una pelea gloriosa. Mil dragones contra reyes humanos y orcos tratando de con-

    seguir el Cuerno del Infinito. Pero sigui dubitativo no logro recordar que fue lo que sucedi.

  • Entonces es el sitio perfecto para mi aventura grit Aidan.El dragn gir en el aire y se lanz en vuelo frentico en pos del Tmulo. Cuando se aproximaron,

    vieron sorprendidos que haba una gran lucha a los pies del mismo. Humanos y orcos llevaban aos tratando de saquear los posibles tesoros que ocultase aquel misterioso lugar.

    Dragn! grit alguien desde el suelo.Les haban descubierto y la batalla se detuvo de pronto.Es l! aull Henry Fith, el rey loco que comandaba a los humanos Es el culpable de

    todo!A qu se refiere? le pregunt Aidan al dragn.Pero este no lo saba. Lo que si saba es que aquella gente les iba a atacar. Y nada podra hacer

    con el nio a sus espaldas ms que ponerlo en peligro. Plane sobre el Tmulo y, cuando vislumbr una grieta por la que pudiera caber el chico, descendi.

    Mtete ah dentro Aidan! Ah tendrs tu aventura. Palabra.Pero no puedo abandonarte! Te atacarn!No. Yo les atacar a ellos gru y se lanz contra los agresores.El dragn le empuj y Aidan cay por el agujero. Fue una cada corta que acab con el culo del

    nio sobre un montn de huesos. Cuando abri los ojos se qued helado. Ante l haba una batalla detenida en el tiempo y los contendientes se haban convertido en piedra. All estaban todos los hroes de los que le haba hablado su padre: Paralen el Conquistador.

    El rey Orco de Numarth con un slo ojo. Las reinas gemelas Helen y Jennifer. Y el ms grande: Robert de Temperley. Y todos parecan correr hacia un punto concreto, donde haba un enorme cuerno de piedra.

    Es como el de Cuerno Roto susurr Aidan, acaricindolo.Era enorme. Bello y siniestro a partes iguales. Y todos parecan quererlo. El nio saba bien la

    razn. Su padre se lo haba contado. Y a l su padre. Y as desde haca 350 aos.

  • De pronto, algo cay por el mismo hueco que el nio. Atontado por el golpe, un orco sali de entre los cascotes.

    Dame el cuerno! bram, corriendo con su hacha levantada.Aidan esquiv el hachazo por los pelos que acab impactando en el cuerno. De improviso, un enorme haz de luz ilumin todo. Aidan aprovech para salir corriendo, pero

    el orco lo arrincon y se apresur a descargar otro hachazo. Entonces Aidan escuch una voz a su espalda.

    Sostn la espada en el agujero Aidan! reconoci al dragn gritndole.El nio no dud. De repente su espada de madera estall en llamas por el aliento del dragn.

    Ms como un reflejo que como el experto espadachn en que esperaba convertirse, le lanz una estocada al orco que tropez con una estatua, sta se le cay encima, dejndolo inconsciente.

    Aidan!El dragn atraves furioso la pared y se alegr de ver al nio a salvo. Rieron de felicidad hasta

    que el resplandor del cuerno se hizo tan fuerte que les envolvi. Las figuras de piedra cobraron vida y representaron, como en un sueo, lo que su padre le haba contado. Cmo en la antigedad haba aparecido un ser de un extraordinario poder jams conocido. Un dragn verde y enorme que haba trado a su raza consigo. Cmo haba ambicionado la conquista del mundo, obligando a todas las razas a unirse para pelear contra l. Aquel dragn era Cuerno Roto. Y sus recuerdos, como su poder, descansaban en aquel cuerno de piedra que presida la estancia. El nio mir al dragn que empezaba a recordar. Todo el mal, dolor y sufrimiento que haba causado. Aquello le hizo llorar en silencio obligando al nio a abrazarlo con fuerza.

    Si tocas ese cuerno recuperars lo que fuiste le dijo el pequeo. Sers de nuevo poderoso y podrs hacer lo que quieras. Pero si no lo haces el fulgor te convertir en piedra y despertars dentro de 35 aos sin recordar ms que una cosa

    Que debo una aventura a un nio que me ayud a escoger el buen camino, verdad?

  • Trtalo bien, vale? Palabras que sonaron demasiado familiares para el dragn Si es nia tambin.

    El dragn se sinti tentado de recuperar su poder. Pero al ver al pequeo Aidan hablar por boca de sus antepasados supo que escogera lo mismo que haba decidido una y otra vez. Sinti sus extremidades entumecerse, todo se nublaba. Aquel nio se haba ganado su aventura. Cumplira su promesa.

    Cuando el dragn ya no fue ms que otra estatua de piedra, Aidan se dirigi hacia el pasadizo secreto que le sacara de all y le pondra a salvo, segn le cont su padre. Haba vivido una aventura increble, abatido a un orco, volado a lomos de un dragn y, sobre todo, legado a sus hijos la aventura de su vida.

    Para Elena. Sin ti no habra ningn historia que valiera la pena contar. Y para Hugo, por que tu vida est llena de cuentos y finales felices.

  • Pete y Ziggy en CaphorasMarc Sabat Clos / Conrado Martn

    Pete viva con su perro Ziggy en un castillo, o as le pareca aunque se tratara de un quinto sin ascensor. A Ziggy le encantaba hacer el perezoso todo el da siempre y cuando pudiera ver u or en la distancia al pequeo Pete. Era l quien le llenaba siempre el cuenco de agua, le preparaba la comida y le sacaba a pasear por la maana, al medioda y de noche. Pero lo que ms le gustaba a Ziggy era jugar con Pete a la pelota. Y nuestra historia empieza precisamente aqu, cuando el pobre Ziggy perdi su preciada pelota.

    Estuvieron buscando por todas partes. Debajo de la cama, entre las sillas, en los recovecos de la escalera, en el bao y la baera. Tambin buscaron en el sof y la cocina, siempre con el mismo resultado. Cuando ya abandonaban cualquier esperanza apareci un gato. Si, tal y como habis ledo, un gato. No saban como haba entrado pero la cuestin era que estaba ante sus narices. Tena aspecto atigrado con un vistoso redondel en forma de parche en el ojo izquierdo, y se present con el nombre de Jasn. Pero lo ms sorprendente de todo era que Jasn era... un mago!

    Tenis que daros prisa. An hay esperanzas les explic el gato . Si queris recuperar la pelota, al final de la calle deberais buscar.

    As que ni cortos ni perezosos pasaron a la accin. Pete agarr su arma de guerrero (una imitacin en gomaespuma del famoso martillo de Thor), prepar el macuto (pan de molde y zumo

  • de melocotn) y se abrig con una capa gris de cazador que disimulaba ser una chaqueta tejana con coderas.

    Ziggy le esperaba en la puerta del rellano con la correa en la boca, mientras Jasn aguardaba pacientemente. Salieron a la calle dispuestos a recuperar la pelota y abrieron la portezuela de su castillo hacia el mundo imaginario de Caphoras.

    Nada ms girar la esquina se toparon con un ro de aguas bravas infestado de coches y motocicletas. Jasn les oblig cruzar un puente en forma de paso de cebra y, para ello, us su poderosa magia. Una luz verde cambi a roja y las aguas se detuvieron ante ellos. Pete y Ziggy cruzaron sin apartar la vista de la otra orilla, mientras el rugido de los monstruos de asfalto amenazaban a sus espaldas. Cuando estuvieron a salvo, la corriente arranc de nuevo ocultando el puente bajo las ruedas.

    An no haban recuperado la respiracin, tumbados como estaban en la arena salvadora, cuando coincidieron con un terrible dragn. Pete no dud en defender a sus amigos martillo en mano. Con la fuerza que solo un fabuloso guerrero como l posea, lanz el martillo de gomaespuma contra la piel de acero del dragn, y aunque no pareci que le hiriese de gravedad, al final el susodicho monstruo no result tan terrible, porque huy mientras ruga encima de sus rales.

    Llegaron a Bosque Gris. Los rboles se levantaban a sus lados como edificios de cemento, mientras la senda se abra por encima de sus races, emergiendo farolas asilvestradas y arbustos de colores opacos. Poco a poco se hundieron en la frondosidad del bosque de asfalto acompaados por el eco cercano del ro. El encuentro con el dragn an pesaba en sus nimos, aunque trataron de aplazar el miedo.

    Nos encontramos en el reino de los elfos del bosque. A partir de ahora mucho cuidado les advirti Jasn con la mirada severa.

    Estuvieron un largo rato paseando en un laberinto de callejuelas. Los edificios les envolvan completamente y, si no fuera por la pericia de Jasn, ya hara mucho que se habran extraviado. Extraos sonidos les rodeaban por todos lados, y un olor a holln impregnaba sus narices. Era

  • territorio de elfos y duendes, pero tambin de ninfas y trasgos. Y entonces los espritus traviesos del bosque se manifestaron.

    Bajaron de los rboles como arpas grises. Se amontonaron en el suelo a docenas, con sus plumas camalenicas que se confundan con el arbusto de asfalto o su verde chilln que se perda en la oscuridad de las alturas.

    Son palomas trolls! Y cotorras goblins! ladr asustado Ziggy, conocedor de la mala fama que persegua a esas criaturas de los bosques.

    Pete no tard ni dos segundos en actuar. Agarr de su macuto el pan del camino que le quedaba (cuatro migajas de bocadillo) y las lanz al suelo. Las palomas trolls y las cotorras goblins corrieron a amontonarse entre gritos y peleas, momento en el cual aprovecharon para huir a toda prisa antes que fuera demasiado tarde.

    Cuando salieron de Bosque Gris el espritu se les ensanch. Casi no tenan aire en sus pulmones, pero poco a poco recuperaron la compostura. Respiraron tranquilos, alejados de cualquier peligro, orgullosos de derrotar a un dragn y superar los peligros del bosque. Y all la vieron.

    Llegaron sanos y salvos hasta la pelota que les aguardaba apoyada en el tronco de un rbol, ajena a lo sucedido, bajo un enigmtico letrero que pona se vende piso. Era la pelota ms bonita del mundo a ojos de los aventureros. Y an con cierta precaucin tomaron la pelota dando saltos de jbilo y alegra.

    Y as fue como Ziggy y Pete, con la ayuda del mago Jasn, no solo recuperaron lo que haban perdido, sino que aprendieron una valiosa leccin. Con muy poco esfuerzo podran visitar todos los rincones del mundo de Caphoras, pues la imaginacin carece de lmite alguno.

    Otro da os explicar como Pete y Ziggy regresaron al castillo y se enfrentaron con los guardianes espectrales de las papeleras y sus mamuts de cuatro ruedas. Pero eso ya es otra historia.

    Para mi hijo Bruno. Futuro experto en viajes imaginarios.

  • La magia de YarethElena Montagud / Javier Durn

    Laura se agarr a la mano que Yareth le tenda. El muchacho tir de ella hacia arriba y, segundos despus, el acantilado desapareci bajo sus pies. Laura suspir con alivio y mir a su amigo con los ojos muy abiertos.

    Por poco, eh, Yareth? Se asom al borde del acantilado y se estremeci.Mira que te tengo dicho que no vengas por aqu t sola, que es peligroso...Yareth, es que me encanta este lugar, es tan bonito se disculp la nia.Pero Lau, t no conoces bien todava este mundo. No sabes la de peligros que existen!Laura observ a su nuevo amigo con gran cario. En tan poco tiempo, y cunto le quera ya!

    Yareth era el chico ms guapo que ella jams haba visto. Tena el pelo muy largo y negro y los ojos grandes, muy grandes, de color verde. Su piel era morena y vesta con unas pieles de jaguar.

    Aunque no lo conozca, s que t vas a ayudarme siempre dijo sonriente.Pues tienes que tener cuidado, Lau. No siempre voy a estar ah para ti! respondi l,

    malhumorado.Si las leyendas eran ciertas, su destino estaba ligado al de ella. Si las historias decan la verdad,

    l era el encargado de sanarla con su magia. Segn Lau le haba explicado, en el mundo del que ella provena estaba muy enferma, pero cada vez que pasaba tiempo con l, senta que se recuperaba.

  • Lau era muy diferente a l: tena el pelo muy rubio, corto, unos enormes ojos azules y la piel muy blanca. La descubri por casualidad, perdida en la selva, y supo que ella no perteneca a ese lugar y que deba protegerla de todos los peligros.

    Ambos se sentan muy tristes cuando ella tena que volver a su mundo, aunque acababa siempre regresando y vivan sorprendentes aventuras.

    Yareth esperaba sentado en la roca a que su amiga llegara. Mir el cielo y se dio cuenta de que estaba amaneciendo. Segn sus clculos, Lau ya tendra que haber aparecido.

    Pasaron dos horas, tres y Lau no lleg. Se pregunt si ella ya no quera verle ms y un pinchazo atraves su corazn. Pero entonces pens en que poda haberle pasado algo y el terror invadi su alma.

    Atraves la selva a toda prisa, trepando por los rboles que se alzaban hasta el cielo y descolgndose por las lianas. Pregunt a los monos si haban visto a su amiga y le dijeron que no. Las mariposas gigantes tampoco la haban visto ese da. Entonces, un papagayo llamado Nin que era tambin muy amigo de Lau, apareci volando y se pos en el hombro de Yareth. Tena los ojillos preocupados y cacare:

    Yareth! Pequeo sol est en peligro. Ella llegar antes de que t aparecer en la piedra! Yo ver a ella muy plida y muy mala cara. Casi no poder caminar... Entonces, el Jaguar Rey la encontr y se la llev!

    No puede ser! exclam el muchacho con el corazn encogido Dnde han ido, Nin? Guame, por favor!

    El papagayo bati las alas y Yareth le sigui. La selva cobraba vida a medida que ellos la atravesaban. Corrieron y corrieron y dejaron atrs las zonas ms luminosas, hasta que se encontraron en una ciudad de piedra derruida a la que apenas llegaba la luz del sol. Nin le seal una gruta con

  • el ala y Yareth asinti con la cabeza. Se llev la mano a la espalda y cogi su navaja, a la que haba unido unos cabellos de Lau que ella le haba regalado haca tiempo.

    El interior de la gruta estaba ms oscuro y se estremeci. El Jaguar Rey era muy peligroso, todos le teman, incluso los animales de la selva. Escuch unos sollozos ms adelante y sin pensrselo dos veces, se dirigi hacia ese sonido. De repente, apareci ante l una estancia en la que reposaban seis jaguares. Uno de ellos era de mayor tamao y se acercaba a una muchacha rubia que lloraba aterrada.

    Lau! grit Yareth al ver a su amiga en ese estado.Ella le mir y grit pidindole ayuda. El Jaguar Rey se gir y le contempl con sus furiosos ojos.Atraves la zona prohibida. Nadie puede pisar mis dominios! rugi el jaguar, caminando

    hacia Yareth. Los otros se incorporaron, ponindose en alerta.Ella no lo saba!Yareth se agazap y le dedic una mirada salvaje, que hizo dudar unos segundos al animal.

    Entonces, el Jaguar Rey solt una espeluznante carcajada y en lugar de atacarle a l, le dio un zarpazo a Lau. Ella abri mucho los ojos y su cabeza cay hacia delante.

    No! exclam Yareth, viendo que a su amiga se le escapaba la vida.Y movido por la rabia, sin pensar en las consecuencias, se lanz contra los jaguares. Uno a uno

    acab con ellos ante la atnita mirada del Jaguar Rey, que consigui escapar a travs de la oscuridad de la gruta. Yareth no le persigui. Se arrodill junto a su amiga y la acun en su regazo. La muchacha abri los ojos y le mir con una tierna sonrisa.

    Yareth, no ha sido tu culpa... Cuando llegu ya estaba muriendo.l neg con la cabeza, pos sus manos en el corazn de ella y la bes. Entonces, una clida luz

    sali de sus manos e ilumin la estancia. Unas hermosas mariposas salieron del corazn de Lau y volaron sobre sus cabezas. Cuando Yareth se separ, Lau parpade confundida y se incorpor, mirndose el cuerpo. Yareth le haba sanado las heridas! Y llena de amor por l, le abraz y le devolvi el beso.

  • Los pitidos se estabilizaron y Teresa, la madre de Lau, solt una exclamacin de sorpresa. Las enfermeras y el mdico se miraron confundidos cuando Lau abri los ojos y les dedic una sonrisa. Tal y como dijeron los mdicos despus, haba sido un milagro.

    Pero como ella saba, su Dios particular haba sido un muchacho de enormes ojos rasgados que siempre la visitaba en sus sueos.

  • Pobre gamusino!Alena Pons / Brbara Ros

    Grandioso! exclama el gamusino al ver un tomate entre las flores de una terraza. Se lanza en picado y le pega un bocado. Entonces se oye un chillido y el tomate se mueve.

    Vaya! No era un tomate. Era un hada vestida con un tomate. Uy, uy, uy. Las hadas tienen muy mal carcter.

    Te has comido mi vestido! Lo siento! Crea que eras un tomate. Ests diciendo que parezco una pelota roja? No, no. Pero, vestida de tomate pareces un tomate. Un tomate que ya no me puedo poner para la fiesta de hoy. Lo siento? El hada se re. Pobre gamusino! S que lo vas a sentir. Lo roca con su polvo mgico y lo deja paralizado. Entonces le agarra la cola y se lo lleva vo-

    lando. En un plisplas, estn sobre el mar. El hada entona una cancin y de las olas salen cuatro ca-

    bezas. Oh, oh. Sirenas.

  • Pobre gamusino! Violeta, qu nos traes? Un gamusino entrometido. Nos lo podemos quedar? pregunta una. Nos lo podemos comer? Podis hacer lo que queris. NO! Por favor, har lo que sea pero no dejes que me coman. Ella se lo piensa. Si me consigues un vestido para esta noche no sers aperitivo de sirenas. El gamusino asiente y el hada se marcha volando. Agualines! dice una sirena Yo quera un gamusino mascota! Yo quera gamusino a la marinera! contesta otra. Tranquilas, no parece muy espabilado, seguro que fracasa. Gamusino lo llama la cuarta sirena, te gustan los cantos de sirena?El gamusino se encoge de hombros y la sirena le tira una caracola de mar.Es mi nueva caracola. Tiene canciones mas, con esto podrs escucharlas. Grandioso! dice l Muchas gracias!De nada. Que tengas muy mala suerte y te cenemos esta noche! Las sirenas desaparecen bajo el agua. Grandioso! No me han comido. Pero, cmo consigo un vestido de hada? Se pone a girar sobre s mismo para pensar mejor. Da vueltas y vueltas y vueltas y... Conseguir otro tomate! Con esta idea, el gamusino flota hacia un huerto precioso, famoso por sus grandes tomates. Lo

    cuida un duende muy malhumorado. Cuando llega, se lo encuentra arrancando malas hierbas. El duende lleva la barba enrollada al cuello como si fuera una bufanda.

  • Gamusino dice sin mirarlo, si intentas robarme tomates, te perseguir y te convertir en abono para zanahorias.

    El gamusino tiembla de miedo. No, no, seor duende. Jams osara. Pero... quera preguntarle me dara un tomate? El duende lo mira y el gamusino le cuenta su historia. Ests en un buen aprieto, pero no puedo darte un tomate porque s. Qu saco yo? Tengo esta caracola de sirena. Y para qu quiero yo una caracola que hace dormir? Lo que quiero es una hoz que no se

    estropee.Y quin tiene una hoz as? La bruja de la Escoba Voladora. Y dicho esto el duende vuelve con sus malas hierbas. El gamusino va entonces a la Escoba Voladora, la tienda de brujera de la cuidad. Entra por la

    ventana y se encuentra a la bruja ordenando cristales mgicos. Seorita bruja dice el gamusino, podra darme una hoz que no se estropee? La bruja sonre. Es muy amable y el gamusino se lo cuenta todo. Pues s que podra darte una hoz, pero tendras que darme algo a cambio. Esto es una tienda. El gamusino asiente.Qu querras como pago? Una escama de dragn. Para mis pociones reparalotodo. El gamusino se marcha aterrorizado. En su bosque hay una cueva de dragn. Dicen que el

    dragn es verde botella, tiene dos colas y que solo come plantas, pero el gamusino no sabe si crerselo. Se para en la entrada de la cueva.

    Seor dragn? Un rugido llena toda la cueva.

  • SEORA DRAGONA! corrige una voz terrorfica.El gamusino retrocede. Perdn, seora dragona. Ver... resulta que...Y vuelve a repetir la historia. Quieres una escama? pregunta la dragona.El gamusino asiente y le pregunta. Qu querra a cambio? Pues vers me estn saliendo las uas del juicio. No quiere decir las muelas del juicio?Gamusino tonto! Los dragones no tenemos muelas del juicio, tenemos uas del juicio. Grandioso!No es grandioso! Es doloroso! Por las noches no puedo dormir. As que si me consigues

    algo que me ayude a dormir, te dar una escama. Qu tal esta caracola de sirena?La lanza hacia el fondo de la cueva y una gran garra la pilla al vuelo.Mmm.... servir exclama Aqu tienes. El gamusino alza sus pequeas patas pero la escama aterriza en su cara. Auchi! se frota la dolorida nariz. Entonces se pone a flotar a toda velocidad. Llega a la tienda, entrega la escama, recibe la hoz, flota hacia el huerto y le da la hoz al duende. Es preciosa! exclama ste Para quin es el tomate? Para un hada violeta. Un hada violeta, eh? Te dar algo mejor que un tomate. El duende aparece con una col lombarda. El gamusino abre los ojos maravillado. Grandioso! Es del mismo color que su pelo! Mil gracias!

  • Pero el duende ya est probando su nueva hoz. El gamusino recoge la col y flota hacia la terraza. El hada est entre los tulipanes. Tu vestido! le dice ensendole la col. El hada la observa y despus sonre de oreja picuda a oreja picuda. Es perfecta! Se mete entre los tulipanes y sale con la col puesta. Parece una pelota violeta. El hada empieza

    a dar vueltas alrededor del gamusino. A qu estoy bonita? Violetamente bonita! El hada re y se le escapa un poco de polvo mgico que hace estornudar al gamusino.Achs!El gamusino alarga una pata y arranca una hoja de la col para sonarse la nariz. Y el hada se pone

    furiosa otra vez. A LAS SIRENAS! Pobre gamusino!

  • El reino de Darkstan y la maldicin de los cuentos

    Sonia Crdoba y Alberto Valverde / Samuel Hernndez

    En una remota tierra, rodeado de bosques y montaas, se encontraba el reino de Darkstan. Su palacio se elevaba sobre la cima de una montaa. A sus pies se extenda la ciudad, con casitas de piedra y picudos tejados de paja, carrizo y brezo, que confluan en una plaza circular.

    Tiempo atrs, con la ltima campanada que anunciaba el nacimiento del prncipe Seydel, todo cambi.

    Aquella noche apareci Deidama, la princesa del reino de los cuentos y hermana de la reina Idalia de Darkstan. La envidia haba oscurecido su alma, convirtindola en alguien malvado. Acercndose al nio, dijo:

    Este es mi regalo:

    Nunca un cuento podrs leer o escuchar, porque de ser as, en tus peores pesadillas los personajes se convertirn. Los habitantes de Darkstan la misma suerte corrern, maldecidos todos ellos quedarn

    Por decreto real se retiraron los cuentos del reino, confinndolos en una gran biblioteca. Con el tiempo todo se olvid, incluidos los cuentos.

  • El prncipe creci, y tuvo una hija a la que llamaron Ma.En su onceavo cumpleaos, escap de palacio para regalarse una aventura. Baj hasta las mazmorras, junto a la prohibida biblioteca, introducindose en el conducto de

    desage que daba al ro. Deslizndose por aquel tobogn, fue expulsada al agua, cayendo en plancha.Ya en el mercado, un pintoresco personaje atraa a las gentes con sus embaucadoras palabras.

    Todos quedaban hipnotizados bajo su influjo, excepto los nios. Se quit su sombrero, y de l sac un cuervo. Al iniciar el vuelo, sus alas se deshojaron cayendo todas al suelo. Cuando estas lo tocaron, las plumas cambiaron en coloridas cuartillas que se repartan por doquier.

    Una ligera brisa arrastr una de ellas, estampndola en la cara de Ma. Aiden, un muchacho regordete, se la quit y, atrado por sus letras, la ley.Y el sueo se enseore de todoLos adultos comenzaron a bostezar, cayendo en un profundo sueo.Atnitos se quedaron al comprobar que lo ledo se haba hecho realidad.A lo lejos un nio, otra pgina leySoplar y soplar!Un aullido reson, y el viento se levant arrasndolo todo.Los nios corran, zigzagueando entre los escombros. Los animales eran arrastrados por el viento.Se escondieron en un cobertizo. Dentro, tres cerditos se apelotonaban asustados. Ma se acerc yAy, me ha mordido!Los cerditos crecieron, y sus lomitos de un horrible pelaje se cubrieron.Puede un cerdo crecer as? pregunt Aiden.Queris derribar nuestra casa? replic una voz.

  • Hablan! dijo Ma.Cuando pareca que se abalanzaran sobre ellos, una ronca voz les sobresalt:Soplar, soplar, y vuestra casa derribar!El lobo! grit un cerdo.Los nios salieron corriendo. Aiden mir hacia atrs, y aceler adelantando a Ma.Que vienen! chillaba.Tras ellos, los cerdos tambin corran.Que viene! gritaban estos.En la lejana, la silueta de una gigantesca sombra les perseguaLes sigue a ellos! dijo Aiden aliviado.Ma tir de l, apartndose del trayecto de los cerdos.Al llegar al bosque, se encontraron con un idlico paisaje. De nuevo, una brisa les llev el murmullo lejano de otra lectura.Y cayeron las hojas perdiendo su color. Las flores, la hierba y los animales, todo pereciLos pjaros enmudecieron, y la hierba se marchit. El bosque mora ante ellos.Llegaron al rio, donde un enorme barco lo surcaba. Un pirata con pata de palo, ojo tapado y un loro gritn, orden disparar los caones. Grandes

    bolas surcaban el cielo, cayndoles cerca.Un gran conejo blanco, con sombrero de copa, pas raudo a su lado...Casi me das! le dijo al pirata, mientras miraba su reloj. Ay Dios! Voy a llegar tarde!En las almenas, soldados que parecan cartas de una baraja, obedecan las rdenes de una nia

    rubia vestida de azul, que gritaba:Que les cooooorten la cabeza!Un ejrcito sali en busca de los nios.

  • Estos, siguieron al conejo, que les condujo al interior del palacio.Vayamos a la biblioteca, mi padre me cont que la construyeron para preservar el reino.Tu eres? Tu padre es? Aiden miraba a la desaliada nia.Las puertas de la biblioteca se abrieron y, cuando entraron, se cerraron con gran estruendo.

    La enorme sala tembl. Las estanteras cayeron como fichas de domin, esparciendo los libros por el suelo. De ellos, brujas, piratas, y trolls salieron, enfrentndose entre s, disputndose atraparles. Los nios, mientras, huan de un gigante que, a su vez, era perseguido por siete enanitos, alentados por una jovencita de blanca piel como la nieve.

    Una estantera haba quedado en pie y, en lo alto, un libro.Est muy alto! grit Aiden.Ma recogi un libro del suelo y, confiando en que pudiera ayudarlos, comenz a leer:Pase lo que pase, no las mojes!Tres judas aparecieron.Aiden las cogi y escupi sobre ellas.Del suelo un tallo sali y Aiden a l se encaram.El comerciante que desat la maldicin, y que no era otro que Deidama disfrazada, apareci de

    la nada y con un hechizo convirti al nio en rana.Pero antes de caer, con su larga y pegajosa lengua, el libro atrap como si de una mosca se

    tratara.Ma lo cogi. La decepcin se dibuj en su caraNo puede ser! grit Solo hay una frase!No habr paz en Darkstan! amenaz Deidama.Lelo! Chill la rana.COLORIN COLORADO, ESTE CUENTO HA TERMINADO!

  • Todo qued en silencio.Los personajes volvieron a sus libros y estos a las estanteras. El reino se desperezaba,

    reconstruyndose a la misma velocidad que las pginas de aquel libro se reescriban. Deidama desapareci, y el hechizo de Aiden se rompi.

    Todo en Darkstan volvi a la normalidad, recuperando los tiempos de antao donde se permita soar.

    Alrededor de una hoguera la ciudad se reuni, escuchando a Ma contar la primera historia de muchas que regresaron con los cuentos.

    Erase una vezCon las primeras palabras, las tapas del libro se cubrieron de color, y un dorado ttulo en l

    apareci.El reino de Darkstan y la maldicin de los cuentos

  • La fuga del Laboratorio InfernalM. Braceli / Laura Lpez

    El laboratorio coronaba la colina pelada a las afueras de Ciudad Capital. La luna, redonda como un queso, iluminaba las paredes de cristal del edificio. En la primera planta estaba el animalario, el lugar donde experimentaban con cuatro roedores tan inteligentes que las jaulas no bastaran para encerrarles una noche ms. El plan de fuga estaba trazado: escaparan de los humanos y del experimento que les haba convertido en algo ms que simples ratas.

    El animalario estaba en penumbra. Un haz de luz se colaba por la ventana redonda de la puerta. Por all se asom el rostro grasiento y desagradable del guardia de seguridad, Stringer.

    Buenas noches, alimaas se despidi enseando sus dientes amarillos. Luego se march, haciendo sonar sus llaves mientras rea de manera desagradable.

    Una luz parpade en el interior de una de las jaulas del laboratorio. Era la ms cercana a la puer-ta, la del Experimento 37: mutacin de rata con genes de anguila elctrica. Debido a dicho experi-mento, el roedor encendi y apag su cola un par de veces. Era la seal de que Stringer se haba ido.

    En la jaula del Experimento 4, una rata musculosa separ dos barrotes con facilidad. El suyo era un experimento para las personas que iban al gimnasio de Ciudad Capital. Una medicina para hacer crecer los msculos sin apenas esfuerzo. Con los humanos era siempre igual: lo queran todo sin trabajar, sin entregar nada a cambio. El roedor se acerc a la jaula contigua y liber a su mejor

  • amigo: el cerebro del plan debido a un medicamento para que los nios sacasen buenas notas sin apenas estudiar. Quien no necesit ayuda para escapar fue el roedor de la jaula 55: experimento con genes de pulpo. Gracias a la mutacin tena la habilidad de trepar por las paredes, colarse por cualquier agujero en que cupiese su cabeza y mimetizarse con cualquier superficie. Casi como un ninja.

    Entre todos liberaron a la rata elctrica. Al fin estaban reunidos: Perry, el tipo listo del grupo, el lder; Gerry, el tipo fuerte; Kerry, el especialista en infiltracin y espionaje, y Terry, el experto en electrnica. O como a ellos les gustaba llamarse P, G, K y T.

    El ninja trep por la ventana, controlando que todos los coches de los cientficos abandonasen el aparcamiento. El forzudo cogi a Terry y lo lanz hacia arriba, hacia la cerradura, donde introdujo su cola. Bast una pequea corriente elctrica para abrir la cerradura.

    Al fin haban salido del animalario. Un paso ms cerca de abandonar su prisin!Llegando a las escaleras, los cuatro roedores escucharon una tonadilla alegre. Era el Sr. Jenkins,

    el ancianillo que se ocupaba de la limpieza nocturna. Alto, delgado como una escoba y con un bigote casi tan grueso como su cepillo de barrer. Solo que hoy no era su turno, tal y como haban calculado los roedores anotando sus idas y venidas. El ninja se mimetiz con el zcalo de la pared, desapareciendo de la vista. Los otros tres corrieron a esconderse detrs de una de las papeleras.

    Qu sucede? inquiri el forzudo con ansiedad. A pesar de sus msculos, era un tipo amable y tmido.

    El jefe del grupo se rasc la barbilla, pensativo. Tampoco tena una respuesta para aquel interrogante. Asustado por su silencio, la rata elctrica empez a emitir pequeos destellos de luz. Aquello le dio una idea al lder, sabiendo que Terry no controlaba sus poderes cuando se pona nervioso. De alguna manera, tenan que aprovechar aquella luz en su favor.

    K, distrele para que baje un par de escalones. G, usa tu fuerza para tirar la papelera. Terry se meter dentro conmigo y, haciendo brillar su cola, proyectar mi sombra agrandada sobre la pared.

  • Dicho y hecho. Invisible, el ninja trep por el pantaln del Sr. Jenkins y le rob una moneda del bolsillo sin que lo notase. Luego la lanz escaleras abajo.

    Qu quin anda ah? tartamude alzando la escoba como un arma. Luego, al ver que se trataba de una moneda, el viejecillo se apresur a bajar.

    Casi se sintieron mal ante la idea de asustar al Sr. Jenkins; a diferencia del vigilante, l sola ser amable con ellos. Gerry tir el cubo de un empujn, y all se meti la rata elctrica, encendiendo su cola como una linterna para proyectar la sombra del lder sobre la pared del fondo. Al verla, el Sr. Jenkins lanz un grito.

    Una rata gigante! aull antes de salir corriendo escaleras abajo.Los roedores aprovecharon la distraccin para seguirle a la planta baja,movindose siempre

    detrs de macetas, fuentes y papeleras. Al escuchar los gritos, el vigilante solt una risotada desdeosa.

    Te digo que era una rata gigante! protest el Sr. Jenkins A saber a qu juegan esos cientficos experimentando con esos pobres animales

    No son ms que alimaas se burl Stringer con un encogimiento de hombros. Djalas que vengan y vers.

    Gracias al Sr. Jenkins que daba vueltas de un lado para otro, las ratas solo tuvieron que esperar a que se abriese la puerta automtica. Entonces corrieron libres por el jardn, divisando ya el portn que divida el muro. Un pequeo agujero con forma de ratonera les permiti atravesarlo solo para encontrarse de nuevo en una jaula, dentro de otro laboratorio, frente a un grupo de cientficos que aplauda con alegra.

    Como pueden ver explic el cientfico jefe, abriendo una botella de champn, un aumento de la inteligencia en animales puede hacer que desarrollen sentimientos y trabajen en equipo utilizando habilidades diferentes para un objetivo comn: la libertad. Esto abrir camino a ms investigaciones en este moderno laboratorio subterrneo.

  • Las ratas se miraron entre s con perplejidad. El laboratorio de la colina solo era un montaje. El autntico laboratorio estaba bajo tierra.

    Qu vamos a hacer a partir de ahora? pregunt el forzudo con preocupacin.El lder se incorpor sobre sus patas traseras, agitando su diminuto puo en direccin a los

    humanos.Est claro tratar de escapar del laboratorio infernal!

  • Juan Corsario y la aventura del Galen Maldito

    Julieta P. Carrizo / Jose ngel Ares

    Esta noche el Galen maldito aparecer y a una gran aventura me llevar.Cuenta la leyenda que si dices las palabras la noche de luna llena, el galen aparece.Esta es la historia de la aventura que vivi Juan Corsario, y de cmo, si lo deseas con fuerza, los

    sueos se cumplen.

    Juan mir a su alrededor. El camarote era enorme y se escuchaba el canto de las sirenas. El capitn Dientes de Plata le explicaba la situacin. Que l hubiera aparecido de la nada en medio del barco no lo haba asombrado, sino que fue recibido como si lo esperaran desde haca tiempo.

    Nuestra historia tiene cientos de aos dijo el capitn. Estamos destinados a luchar contra el barco de Nolan El Tuerto. La nica forma de terminar con esta maldicin es robar el tridente del dios del mar, Tritn. Para eso te necesitamos a ti, y por eso te hemos enseando a ser un verdadero pirata.

    Cinco das atrs Juan haba pedido el deseo en la ventana de su casa. De pronto, apareci: un enorme galen que surc las olas hacia l. Juan sinti que todo a su alrededor temblaba y, de pronto, estaba en medio de la proa del barco.

  • Al contrario de lo que haba visto en las pelculas, estos piratas eran alegres, divertidos y lo recibieron como a un rey. Inmediatamente se convirti en uno de ellos, aprendiendo a luchar con espada, abordar barcos y timonear con una sola mano. Ahora haban llegado a destino: la guarida de Tritn.

    Hemos buscado a un nio que creyera fervientemente en nosotros. T fuiste el nico que tuvo la fuerza suficiente, y por eso puedes acercarte a la guarida dijo el capitn.

    Lo s respondi Juan con entusiasmo No los defraudar.El nio se dirigi a proa. El mar estaba enfurecido y todos saban lo que eso significaba: Nolan

    estaba cerca. Juan mir a travs de la barandilla en busca del delfn que siempre los segua. Cuando el capitn no estaba, el animal apareca junto al barco.

    Es el momento dijo Dientes de Plata apareciendo de pronto. Juan asinti y se ci la espada al cinturn. Recuerdas lo que te he dicho?

    Nadar hasta la montaa marina, adentrarme en la cueva y seguir el canto de las sirenas hasta la guarida respondi con seriedad.

    Tritn debe estar dormido. Si eres lo suficientemente sigiloso, no tendrs problemas en tomar el tridente.

    Juan asinti. No tena miedo, haca tiempo que esperaba por aquella aventura.

    Cuando Juan se sumergi en el agua sus manos y pies mutaron hasta convertirse en aletas. Tambin poda respirar sin problemas, as que nad con rapidez hasta encontrar la montaa marina. All divis la entrada de la cueva, un oscuro agujero que se adentraba en las rocas.

    Sinti el canto de las sirenas, una meloda tenue y delicada, pero a la vez, ttrica y terrorfica. Cmo seguir aquel sonido sin luz que lo guiara? Si tan solo tuviera su linterna LED todo sera ms fcil, pero en aquel lugar, las linternas no existan.

  • El destino jug de su lado y, de pronto, Juan vio que un cardumen de peces de colores iluminaban la cueva. Nunca haba visto aquella especie de peces linterna. Los sigui hasta encontrar una pequea cueva. Una dbil luz se filtraba desde la superficie y le cost unos segundos acostumbrarse a ella. Entonces lo vio, un ser mitad pez mitad humano encadenado a una pared.

    Aydame! grit Tritn. El tridente que el nio buscaba estaba encastrado en una rocaRpido! l viene!

    Quin? cuestion Juan.Nolan El Tuerto. Me encerr hace siglos y lanz una maldicin a todas las criaturas del

    ocano. Mis sbditos duermen el sueo eterno y el Capitn Dientes de Plata est atrapado en una lucha sin fin.

    Aquello era nuevo, nunca imagin que el dios del mar fuera vctima de la maldicin.Lo liberar dijo sacando la espada. Dio un certero golpe a las cadenas, pero no se rompieron.Mi tridente seal Tritn.Juan se volvi y entonces un gran tiburn blanco hizo su aparicin. Era el animal compaero

    de Nolan.No saldrs de aqu dijo el tiburn, y Juan vio que le faltaba un ojo. Nunca podrs

    romper la maldicin.Juan hizo un rpido movimiento y el filo de su espada caus un tajo en la piel del tiburn. El

    animal arremeti contra Juan estrellndolo contra una roca y hacindole perder la espada a causa del golpe. Aturdido el nio se cubri la cara, preparndose para lo peor, pero entonces un delfn se interpuso en el camino del tiburn. Juan entendi de pronto por qu aquel animal apareca cuando el capitn no estaba, y es que sus dientes de plata eran inequvocos. El delfn era el capitn del Galen Maldito y el tiburn era Nolan El Tuerto.

    El tridente! grit el delfn enroscndose alrededor del tiburn, impidindole el movimiento. Juan se arroj sobre la roca y tom el tridente con una mano.

  • Creo en la magia susurr dando un fuerte tirn. El mar rugi y una luz se expandi, entonces Juan vio a Tritn liberado de sus cadenas. El agua form un remolino a su alrededor y el tiburn blanco, que haba enganchado al delfn con su mandbula, fue alcanzado por un rayo y revent en mil pedazos. El delfn se estremeci y su aspecto cambi hasta volver a ser el capitn Dientes de Plata.

    Nos has salvado. Tu creencia logr que la magia existiera. Si todos creyeran en las leyendas, el mundo sera mejor. Gracias a ti hoy existimos.

    El canto de las sirenas comenz a sonar y Juan cerr los ojos para escucharlas. Cuando los abri se encontraba nuevamente en su cama.

    Despierta, Juan, tienes que ir a la escuela! lo llam su madre; y el nio, an con la imagen de piratas, sirenas y delfines, se levant de un salto. En el piso haba una antigua espada pirata con su nombre grabado. Recuerdo de que los sueos, se cumplen.

  • El hechizoCarolina y Beln Mrquez Rojas / Vicente Mateo Serra (Tico)

    Cuenta una leyenda, que hace mucho tiempo, en un reino muy lejano, viva una hermosa prin-cesa. La nia creca rodeada de todo cuanto quera, y sus deseos eran siempre cumplidos sin tardanza.

    Pero no era feliz. Se senta prisionera en su propio hogar, quera traspasar los muros de aquel castillo que la mantenan aislada del mundo, como si fuera un dbil pajarillo encerrado en una hermosa jaula de cristal y eso la consuma hasta el punto en que cada da que pasaba se hallaba ms inmersa en un estado de apata y tristeza del que nadie poda hacerla salir. Ni siquiera los costosos regalos con los que su padre la obsequiaba intentando hacerla sonrer.

    Un buen da despert con un gran alborozo en el castillo. Los criados preparaban una gran fiesta.

    No tengo ganas de fiestas la mirada que dirigi a su doncella no necesitaba aclaraciones. Mi padre me odia.

    Cmo podis decir eso, nia? Vuestro padre os adora!Me odia! repiti. Si no fuera as, no consentira tenerme encerrada entre estos odiosos

    muros.Debis entender que vuestro padre solo quiere protegeros.

  • S, claro! grit la nia furiosa Ya he odo esa absurda historia del lobo blanco que se comi a mi hermano.

    No es absurda! grit la mujer, enojada Y si vuestro padre os oye hablar de este modoDemasiado tarde. Djenos solos, por favor.El rey esper a que la doncella abandonara sus aposentos. Saba que su hija era infeliz pero

    no poda actuar de otro modo; deba protegerla del lobo que aos atrs termin con la vida de su primognito, quien, segn la profeca, los iba a librar del yugo al que los someta el malvado brujo Iscarin. Todo el reino se derrumb al conocer la suerte del prncipe pero una nueva esperanza floreci cuando naci la princesa.

    El monarca tena la certeza de que la enorme bestia que haba asesinado a su hijo era el mismsimo Iscarin reencarnado con sus malas artes y haba tomado una decisin: darle caza. Pero lo nico valioso que tena para ofrecer al valiente que lograra tal proeza era la mano de su querida hija y saba que ella lo odiara por ello.

    La princesa lo fulmin con la mirada. Cmo osaba su padre entregarla de aquel modo? Y todo por culpa de un hermano al que poco recordaba. Ella solo quera ser libre, viajar a travs de las montaas y gozar del sol en la cara y eso era lo que iba a hacer, ya estaba cansada de que todos le dieran rdenes! Esper a que su padre la dejara sola y corri a coger una bolsa en la que introdujo una manta y unas pocas viandas, sorte a la guardia del castillo y parti rumbo a lo desconocido.

    La tormenta que la aguardaba en el exterior hizo que se arrepintiera de la decisin tomada, pero no quera dar marcha atrs. Anduvo mucho tiempo sin ver nada a travs de la espesa cortina de nieve que amenazaba con enterrarla. Un aullido lejano hizo que se sintiera ms pequea an de lo que ya era. El miedo le produjo un escalofro tan intenso como el de la nieve que se colaba a travs de su ropa. De pronto percibi una mirada intensa. Alguien la observaba. Y entonces lo vio un gran lobo blanco de intensa y azulada mirada.

  • Ech a correr, recordando las historias que una y otra vez le haban contado sobre la muerte de su hermano. Seguro que se trataba del mismo animal, aquel del que su padre la haba protegido durante tantos aos y que ahora terminara con su vida por haberse comportado como una chiquilla insolente. Corri cuanto pudo, sintiendo muy cerca la presencia de la bestia, pero la tormenta traicionera hizo que se desviara de su camino, perdindose en la profundidad del bosque y entonces el hielo se resquebraj bajo sus pies. Estaba sobre un lago helado! Tom impulso para alejarse de la trampa pero fue intil. Su peso hizo ceder la capa de hielo y pronto se encontr sumergida en un agua tan helada que le cort la respiracin. Saba que aquel sera su final, pero de pronto advirti que algo tiraba de ella hasta que la hizo emerger a la superficie. Tosi para echar el agua de sus pulmones y mir, agradecida a su salvador. El lobo al que todos teman acababa de librarla de una muerte segura. Alarg la mano y acarici su hocico hmedo; el animal lami sus dedos y un extrao vnculo se estableci entre ellos.

    Mirad el hermoso pez que ha salido del agua!La princesa se volvi sorprendida y a la vez, aterrada, pues haba reconocido la voz del temible

    Iscarin. Ante su sorpresa, el lobo se puso frente a ella amenazando al brujo con sus enormes colmillos pero ste no se amedrent ante la bestia sino que se mof de ella con su sarcstica sonrisa.

    An no has tenido bastante, bestia inmunda?Y ante la sorprendida mirada de la princesa, blandi su cayado contra el lobo con la clara

    intencin de abatirlo con algn malvolo hechizo, pero el animal salt sobre l, derribndolo, y entablando con l una furiosa y encarnizada pelea de la que sali victorioso por poco tiempo.

    Los hombres del rey que haban salido en busca de la princesa tras su desaparicin, irrumpieron en el bosque con sus armas dispuestos a abatir al lobo que amenazaba a la nia pero sta se interpuso entre ellos y el noble animal que acababa de salvarla.

    El rey apunt con su arma y dispar, acertando de lleno al animal que cay al suelo. Entonces la bestia empez a cambiar y ante sus ojos se transform en el hijo que crea perdido. Corri hacia

  • l comprendiendo que haba sido su hijo quien haba cado bajo el hechizo de Iscarin en un vano intento por terminar con la profeca que finalmente se haba cumplido.

    El prncipe despert y se reuni con su familia. El hechizo por fin se rompi

  • El canto de los gigantes de piedraMara Parra / Elena del Valle

    En un mundo cubierto por un glido manto blanco, vivan los mellizos Aysa e Isaya que, con su abuela, ocupaban una apartada cabaa.

    Ellos se encargaban de las tareas caseras, pues su abuela era ya mayor.Un da, regresando a casa tras una cacera, encontraron a su abuela postrada en cama, delirando.No debisteis salir les reprendi entre toses. Es muy peligroso, pronto la oscuridad y los

    gigantes de piedra llegarn con sus cantos, destruyendo todo a su paso.Los mellizos intentaron calmarla y, tras hablarlo, decidieron ir a la aldea en busca del curandero.

    Deban viajar juntos; era una marcha larga y peligrosa, uno solo nunca llegara con vida. Dejaron a la anciana cuanto pudiera necesitar y una vez listos, se pusieron los esques y

    abandonaron su hogar, serpenteando por la nieve. Marcharon durante horas. De pronto, el cielo comenz a oscurecerse.Se detuvieron, anonadados. Las lunas, que durante el da lucan plateadas, se acercaban lentamente

    al sol, ocultndolo.La luz desapareci, la penumbra se adue del lugar.La abuela tena razn balbuce Aysa asustada. La oscuridadEntonces, todo tembl y surgieron unos extraos chirridos. Despus, un sesmo mucho ms

  • violento agit la tierra moviendo montaas enteras y un ensordecedor estruendo les hizo taparse los odos.

    El canto de los gigantes! chillaron aterrados.La chiquilla medio adormilada sinti un intenso fro y comprendi que estaba sepultada en la

    nieve. Los temblores haban lanzado sobre ellos un mortfero alud. Aysa luch por encontrar la superficie, cuando consigui salir se qued atnita.El paisaje era ahora un llano blanco extendindose hasta el horizonte pero, sobresaliendo de la

    nieve haba unas inmensas criaturas de piedra. Entre tanto, las lunas volvieron a moverse permitiendo el regreso del sol que ilumin a los

    gigantes de piedra, imponentes y aterradores. Aysa temblaba asustada pero deba buscar a Isaya y, dndose la vuelta, corri por la zona

    llamndole y escarbando ansiosa entre la nieve.Los gigantes alejndose con enormes zancadas hacan retumbar la tierra.Concentrada en su desesperada bsqueda no advirti que una de las criaturas caminaba hacia

    ella. La nia busc a su hermano sin xito y angustiada, se detuvo y comenz a sollozar. El gigante a su espalda, agachndose lentamente, roz el hombro de Aysa.Ella, al verlo, aterrada intent huir, pero las piernas no le respondan. Llorando inmvil, crey que era su fin. Sin embargo, la criatura, pareca mirarla. Al ver que no la atacaba Aysa pareci tranquilizarse un poco y el dolor por su mellizo regres.Mi hermano ha muerto le dijo al gigante, llorando. Entonces, este dio unas zancadas, introdujo uno de sus brazos en la nieve y volvi a sacarlo

    llevando el cuerpo del chiquillo. Isaya! grit ella esperanzada.Lo abraz notndolo fro y rgido. Lo agit intentando reanimarlo pero fue intil.

  • El gigante volvi a tocarla y ella mir hacia arriba, ahora ya no le tena tanto miedo. Gracias le dijo entre lgrimas. Pero est muerto.Entonces la criatura puso uno de sus brazos sobre el pecho de Isaya y dej caer una pequea

    piedra. Esta se torno roja y al poco, el chico abri los ojos, confuso. Aysa grit dichosa arrojndose a sus brazos. Atropelladamente, le relat lo sucedido mientras l miraba pasmado al gigante de piedra,

    alejndose ahora, dispuesto a alcanzar a sus compaeros.Vieron como las criaturas se dirigan hacia su casa. Isaya no iba a permitir que hicieran dao a

    su abuela.La chica le sigui, convencida de que su mellizo se equivocaba.Se deslizaron durante horas, notando los temblores producidos por los gigantes al caminar.Los hermanos alcanzaron la cabaa, corriendo al interior.Su abuela segua en el lecho. Intentaron despertarla, no lo consiguieron. Un nuevo estruendo oblig a los nios a taparse los odos.Los gigantes vuelven a cantar grit Aysa.Los mellizos corrieron fuera. Los gigantes formaban un descomunal crculo, de sus bocas surga

    aquel desagradable canto. La tierra tembl, millones de nuevas rocas aparecieron pegndose a las criaturas hasta formar

    una inmensa cpula que les sumi en una completa oscuridad. El ruido y los sesmos cesaron. Se hizo el silencio.Aysa e Isaya se abrazaron asustados.Una lucecita roja, muy arriba sobre sus cabezas, se extendi por la cpula cada vez ms brillante,

    hasta parecer que arda. La luminosidad menguo, los gigantes de piedra volvieron a cantar. La bveda se fue desmoronando dejando a la vista el cielo.

  • El sol parece ms grande y brillante observo Isaya, fascinado.Las criaturas rompiendo el crculo, comenzaron a descomponerse en miles de fragmentos,

    regresando a la tierra entre terribles sesmos. La abuela susurro Aysa lanzndose hacia el gigante ms prximo.Veloz, lleg hasta lo que quedaba de la criatura, que era poco ms que la cabeza mientras su

    hermano la segua, preocupado.Nuestra abuela se muere le explico ella, angustiada aydame una vez ms.La cabeza de la criatura fue hundindose bajo la nieve hasta quedar solo una piedrecita.La chiquilla sinti pena, al final, los gigantes no eran malos como en el cuento. Est brillando! exclamo Isaya sealando la piedra. Intuyendo su significado, la tom, corriendo al interior de la cabaa.Antes de morir, quiso volver a ayudarnos musito Aysa siguiendo a su hermano.En el cuarto de su abuela, Isaya coloco la piedrecilla sobre su pecho que se volvi roja y al poco,

    esta abri los ojos.Los nios felices la abrazaron, contndole lo sucedido.La mujer, repuesta, quiso salir al exterior para dar las gracias a su salvador.Fuera, los tres observaron el panorama, estupefactos.Ya no estaban los gigantes de piedra y apareca un nuevo paisaje sin rastro del fro manto que

    aquellas gentes haban conocido durante tantas generaciones. Ahora, surgan nuevas montaas, ros y bosques, y un nuevo, brillante y hasta entonces

    desconocido color, el verde.La tierra se ha trasformado ante nosotros dijo su abuela fascinada.Y estoy segura de que los gigantes de piedra ayudaron a crearlo sonri Aysa admirando la

    deslumbrante belleza de su nuevo mundo.

  • El peluche guardinLaura Lpez Alfranca / Euge Ghigliazza

    lvaro ya es tan mayor como para no tener miedo a los perros que ladran, los truenos y a cualquier cosa siniestra. Cuando era pequeo, sus padres crean que tena miedo a la oscuridad o a la no-che o a las sombras o a saber qu. Esto pasaba porque lvaro siempre deca que haba una sombra en su cuarto vigilndole; le miraba con unos ojos brillantes de nice desde diferentes lugares que po-dran ser una silla llena de ropa, a travs de las rendijas del armario o entre sus juguetes. Y aunque ju-gaba con su madre a identificar cada punto de su cuarto, al apagar la luz volva a aparecer la sombra.

    Al crecer, ya poco import, porque ya no tienes miedo. Pero cuando naci Aroa y vio a su sombra colgando desde el techo, supo que tendra que cazarla para que dejara a su hermanita. Sin embargo, cazar a una sombra no era fcil.

    Cada noche, mientras la nia dorma y antes de que l se fuera a la cama, lvaro intentaba atrapar a la sombra: fundas de almohada, trampas que acababan capturando la cabeza de los adultos, matamoscas por donde la sombra se colaba convirtindose en fideos y luego una sombra normal, con tazones de los cereales Nada. As que decidi esperar en el silln que usaba su madre para dormir a Aroa, hasta que la sombra se acerc a l para hablar:

    Hoy me vas a intentar capturar, lvaro? pregunt con curiosidad.Puede, depende de lo que me digas dijo sacando una pistola de juguete. Quiero respuestas.

  • Sabes que s que no hace nada, verdad? insisti la sombra. Jo, en la tele siempre sala bien. Solo pdemelo por favor.

    Por favor, puedes decirme quin eres y por qu ahora acechas a mi hermana pequea?Soy era tu peluche guardin. Soy un espritu bueno que se dedica a proteger a los nios

    pequeos de sus pesadillas, para que no tengan miedo siempre explic la sombra, triste. T no tenas peluches y te vigilaba como poda. Ahora ya no s cmo hacerlo y no puedo proteger a tu hermana, y si no lo hago, desaparecer.

    lvaro se preocup por Aroa, era cierto que uno aprenda a ser valiente, pero no era agradable tener siempre pesadillas y saba que llegaban y te inundaban la cabeza como si fuera agua negra y tenebrosa. Si aquello fuera un cuento, podra ayudar al fantasma del peluche. Eso era! Solo tena que construir un cuento para el espritu y encontrara Una piel de peluche mgica, ojos de botn y un relleno suave! Corri a su cuarto acompaado del fantasma y cogi sus cuentos favoritos. Pero cuando se le cayeron al suelo y los pis sin querer

    Puff!Apareci en medio de una playa donde se vea un castillo en lo ms lejano del mar:Vamos a construirte un cuerpo explic lvaro, mirando el enorme barco pirata, sus

    tripulantes estaban merendando en la playa. Necesitamos un barco para llegar al castillo.Por qu? No habr all alguna princesa?Nada de princesas, estar tu piel.Pues t distrae a los piratas, que yo lo pongo en marcha dijo la sombra desapareciendo.lvaro se qued descolocado, cmo narices se distraa a un montn de piratas? Lo nico que

    se le ocurri fue ir al pueblo a chivarse a la polica de que haba encontrado muchos ladrones. Uno y otro bando al verse, comenzaron a pelear con espadas y pistolas de mentira. Hasta la sangre era ktchup.

    lvaro puso la mano como una pistola y comenz a decir Payum!. Pero como no apuntaba

  • bien, acab dndole a una gaviota. Las gaviotas, enfadadas, se lanzaron a por l. El nio corri por toda la playa gritando y esquivando cacas. Por suerte, la sombra haba hecho funcionar al barco y se convirti en un gancho gigante para atrapar y salvar a lvaro del ejrcito alado:

    Vmonos! dijo el fantasma de peluche contento cuando le coloc en la cubierta.Al ver su barco fugarse, los piratas se montaron en las gaviotas para perseguir a los ladrones y

    los policas tambin para perseguirles, por ladrones.Pum!Montones de caca de gaviota cayendo por el barco. El barco choc contra una isla sin que ellos

    se dieran cuenta, hundindose en el mar. Corrieron tratando de salvarse de la caca y se encontraron con una princesa durmiendo sobre una nube blanca: el relleno mgico.

    No quera princesas en este cuento se quej lvaro cogiendo la nube y dos botones negros muy bonitos de la camisa de la princesa.

    Esta cay al suelo dndose un terrible batacazo. Se levant y mir furiosa a lvaro:A m las hadas y todas las criaturas hermosas! grit.Corre! Hay que llegar al pasadizo mgico! pidi el fantasma.Y mientras corran por el bosque, todas las criaturas mgicas se lanzaron por ellos, pellizcndoles

    y dndoles empujones por robar la real nube. El ejrcito del aire no tard en unirse a ellos con sus bombas de guano. Los dos amigos corrieron hasta una zona tenebrosa del bosque y organizaron tanto revuelo, que los fantasmas se despertaron enfadados y les persiguieron tambin.

    Sustos, pellizcos, empujones y caca.Pero al fin haban llegado al castillo del dragn, donde este dormida, ya que era tardsimo. Pero

    con tanto barullo que persegua al fantasma y a lvaro, se despert y comenz a lanzar fuego, dis-trayendo a todos. En lo ms recndito del castillo se encontraba la piel mgica de peluche con forma de gato rosa. Qu cursi era. Pero no se quej; se puso a rellenar la piel y cuando coloc los ojos, el fantasma se convirti en un peluche.

  • lvaro se vio de nuevo en su cuarto, con el gato entre las manos y los cuentos llenos de arena y guano. Se levant en silencio y, tratando de no despertar a Aroa, que dorma intranquila, le dio el gato de peluche. Y cuando la vio sonrer, supo que su hermana pequea estara a salvo.

  • El pasado de un libroVctor M. Yeste / Vek Lpez

    Julio no es un nio cualquiera. Le encanta leer. En su tiempo libre apenas hace otra cosa. Cuando era pequeo, sus padres siempre le lean cuentos antes de irse a la cama, y no haba mejor sueo que aquel que continuaba la historia que le haban narrado mientras se cerraban sus ojos...

    Pero su mayor secreto no es su pasin por la lectura. Todo el mundo lo sabe, y algunos hasta se ren de l por eso. No, su mayor secreto es que cada libro que lee le hace ms fuerte, ms poderoso, ms sabio

    Un da, volviendo de la escuela, Julio se encuentra un libro apoyado en el bordillo de la calle, abandonado. Sin pensarlo dos veces, lo coge y mira la cubierta, pero no hay nada ilustrado en la portada. Cmo habr llegado hasta all? Quin podra ser su dueo?

    Alza los ojos al cielo y su mirada se pierde en las nubes. De entre ellas surge la quilla de un barco. De la quilla despunta una proa y en la proa se encuentra un pirata.

    El bucanero apart el ojo de su catalejo y habl al contramaestre, que se encontraba justo detrs de l.

    Se acerca una tormenta, y bien grande! Pero estamos cerca de la isla, Pete, estamos muy cerca

    Cree, entonces, que el libro est en lo cierto?

  • Hasta ahora no se ha equivocado en nada.Lo sac de una bolsa y lo abri por una pgina que haba marcado previamente. Los ojos de Julio se abrieron. Es el mismo libro que tiene en sus manos, pero en mejores

    condiciones.Unos relmpagos estallaron en medio de las nubes, envolvieron el barco y sacudieron a los corsarios. Algunas personas que recorren la calle en la que se encuentra Julio sacaron sus paraguas y se resguardaron bajo ellos. Pero no los piratas. Ellos corran, lanzaban rdenes e intentaban estabilizar el barco.

    Una sacudida lanz al capitn por los aires, y el libro vol cual pjaro entre las gotas de lluvia y se perdi en los nubarrones.

    De improviso, las formas perdieron definicin y las nubes volvieron a ser slo nubes. Hasta que una de ellas se convierte en una torre, y en sta hay una ventana. Una ventana iluminada por el azul elctrico de la tormenta.

    Un anciano vestido con una capa bordada de estrellas se levant y rode su escritorio. Tena que darse prisa o el maldito Wilfredo convencera al resto de magos del concilio de que lo que haba descubierto era una locura.

    Ese libro, el libro que haba encontrado en la baha, le indicaba un lugar repleto de maravillas, y un tipo de magia de la que nunca antes haba odo hablar.

    Lo cogi y lo mir atentamente. El mismo volumen de Julio, la misma encuadernacin. Se aca-rici las barbas y lo puso encima del resto de sus pertenencias. Cerr la maleta y baj corriendo los escalones.

    Se mont en el carruaje y puso la maleta en el asiento contiguo. Pero el mago, en sus prisas, no la haba cerrado correctamente y, aunque no se ent