Garbarino. Espacio y Tiempo en Las Patologias Mentales. Espacio y Tiempo en La Psicosis.

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Espacio y tiempo en la psicosis Héctor Garbarino Uno de los problemas centrales de la psicosis es el problema de la realidad. Estábamos habituados a pensar que nuestra realidad, la del mundo en que vivimos, euclídeo, tridimensional, es la verdadera realidad, de modo que los que no se hayan situados en ella, como los psicóticos, estarían fuera de la realidad. Actualmente, como todos sabemos, ya no podemos seguir pensando de esta manera. Han sido los físicos, los que nos han enseñando que existen otras realidades además de aquella en que vivimos. Asi Einstein ha señalado que la realidad es relativa dependiendo del sistema de coordenadas que se tome como referencia. Y David Bohm (1) y otros sostienen que la verdadera realidad es la holográfica, consistente en un flujo invisible de interconexión, donde no existen cosas sino acontecimientos. Pensar que los psicóticos están fuera de la realidad es tomar nuestra realidad como la única existente. Nuestra investigación en estos últimos años ha consistido en tratar de describir las transformaciones espacio-temporales y narcisísticas que suelen ubicar a las patologías mentales graves en otra realidad. Nos vimos entonces conducidos a proponer un nuevo modelo de la mente. El modelo establecido por Freud fue ideado para las neurosis y patologías afines que rlisponen de un aparato psíquico cerrado, limitado por la piel, que ha segregado, ¡ror consiguiente, el mundo exterior. Las psicosis por el contrario, presentan por lo r¡crrcral, un aparalo psíquico abierto, no limitado, integrado al Cosmos. I r¿l nec€sário encontrar una nueva instancia que diese cuenta de esta r:orrlrrruirl;-rrl rJel psiquismo con el Todo, a diferencia del Yo, instancia central del ,r¡r;rr;rlo frr:urli¿lno, que testimonia la discontinuidad con el mundo exterior, r r: ;l ¡ r J rlot :rr lr)t i«r la rjicotomía sujeto-objeto, yo-mundo. lkl¡ros ll;rrn;rrlo a esta instancia Ser, por considerar que ella nos provee del r;onlrnuorrlo rkl txistencia, de que somos, cuando el yo se ha desmoronado o r:lr;rrrkr;rrlrr rro r;o lla constituido. El Ser es la percepción interna de la energía Ir¡ur;t:;t:;l;r rlol I lkl ilrmit¿rdo que nos une al Todo. En ella no existen las oposiciones rlr¡r'ol;l¡rlrlor;o cl yo: adr:nlro-afuera, vida-muerte, masculino-femenino, animado- tt u trr ril¿ tt lo. {¡2 Creenros que la introduccion de esta instancia en el modelo mental de las ¡rirlologías narcisistas graves contribruye a una mejor comprensión rle ias rnisrnas, ',rn desconocer que la realidad psíquica de los psicóticos es demas¡ado compleja y rica para poder ser abarcada por una sola teorÍa, y también que la teoría del ser r() es apl¡cable a todas las psicosis, quedando excluida la psicosis paranoica, ,:;rracterizada por la proyección, y no por la apertura del aparato psíquico con la r:onsiguiente transformación de su espacio y tiempo propios. No podemos entender l,rs patolcigías mentaies graves con la lógica que utilizamos para corrrprender rrur:slro mundo habitual. Este ha sido el error de la psiquiatrÍa clásica y en l:uena ¡r;rrte continúa siendo ei errr¡r del psicoanálisis actual. Deseamos enlalizar dos hechos: en primer lugar que las patologÍas mentales r[ítves regresan a situaciones espacio-temporales graves y narcisísticas que son ¡rropi&$ del infante, cuando aún ncl se ha constituido el aparato psíquico, y en ',rlgundo lugar, el hecho verdaderarnente paradojaly sorprendente de que estas ¡r;rtolc'gías se aproximan mucho más que la rnente norrnal a la verdadera realiclad ricl universo de que nos hablan ios físicos, especialrnente a la realidad cuántica, rl rlrde no existen partes ex¡stentes por separado, e independientes unas de otras. I){r este modo los fenómenos sobrenaturales que viven estos enfermos por la ,,orrtinuiddd del yo con el mundo exterior y el derrumbe del yo corporal, se ¡ ( )nv¡erten en ciefto modo en parte de la naturaleza, como ya ha sido señalado para l, ¡ri estados trascendentales y místicos. Es justicia señalar que ya en "tr919, un psicoanalista, Víctor Tausk (3), había ',r:nalado la mutación del espacio tridimensional en un espacio bidimensionaly la l)r'rrj¡da de los límites del yo, en su célebre trabajo "Sobre el orrgen del aparato de rrrlluencia en la esquizofrenia". Sin embargo, estas ideas precursoras no fueron r r,¡¡fi¡1¡¿fr¿s por los psiquiatras y psicoanalistas que le suceclieron hasta el rrrrm€ñto actual que son retc¡rnadas por nosotros y por algunos olros colegas, , ,,¡¡¡6 $¿¡¡i Alí, aunque con orientaciones diferentes. l'ero lo que deseamos destacar es que estos espacios no euclídeos a los que r,'(lresan los psicóticos son los vividos por el lactante en el primer año de vida. cuando nacemos, pasamos de un medio líquido y un espacio cerrado, Iimitado t,.r las paredes uterinas, a un medio aéreo y un espacio abierto, ilimitado, y allí el , h ";cquilibrio narclsista que comporta el nacimiento nos procura el presentimiento r h' rj€r sin límites con la anEustia traurnática de caer en el vacío; vivida a nivel del r rrrrPo, sin representaciones. Se trata entonces de un espacio rnultidimensional y rrrr tiempo sincrónico, presente eterno, donde no hay «antes ! después,r. Muy pronto el víncuk: con la madre transforrnará este espacio multidimensional , 'rr r rrr espacio bidimensional, formándose entclnces lo que llamamos yo-ser, un yo , .r¡16¡¿l no limitado. l n este momento el lactante ve sl¡s órganos fragmentados como mundo ,',lrlrior, como bien señaló Tausk. Como no existe la distinción adentro-af uera uno ,',t;r incluido en lo que percibe. Llamamos a estas percepciones del yo-ser l,rr";ontaciones del ser, entendiendo por ellas las percepciones que nos unen al I i,lr, o falta de la existencia de un límite exterior. No hay aquí y allí, no hay yo y lrr I VO. lril

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Espacio y tiempo en la psicosis

Héctor Garbarino

Uno de los problemas centrales de la psicosis es el problema de la realidad.Estábamos habituados a pensar que nuestra realidad, la del mundo en quevivimos, euclídeo, tridimensional, es la verdadera realidad, de modo que los queno se hayan situados en ella, como los psicóticos, estarían fuera de la realidad.

Actualmente, como todos sabemos, ya no podemos seguir pensando de estamanera. Han sido los físicos, los que nos han enseñando que existen otrasrealidades además de aquella en que vivimos. Asi Einstein ha señalado que la

realidad es relativa dependiendo del sistema de coordenadas que se tome comoreferencia. Y David Bohm (1) y otros sostienen que la verdadera realidad es laholográfica, consistente en un flujo invisible de interconexión, donde no existencosas sino acontecimientos.

Pensar que los psicóticos están fuera de la realidad es tomar nuestra realidadcomo la única existente.

Nuestra investigación en estos últimos años ha consistido en tratar de describirlas transformaciones espacio-temporales y narcisísticas que suelen ubicar a laspatologías mentales graves en otra realidad.

Nos vimos entonces conducidos a proponer un nuevo modelo de la mente. El

modelo establecido por Freud fue ideado para las neurosis y patologías afines querlisponen de un aparato psíquico cerrado, limitado por la piel, que ha segregado,

¡ror consiguiente, el mundo exterior. Las psicosis por el contrario, presentan por lor¡crrcral, un aparalo psíquico abierto, no limitado, integrado al Cosmos.

I r¿l nec€sário encontrar una nueva instancia que diese cuenta de estar:orrlrrruirl;-rrl rJel psiquismo con el Todo, a diferencia del Yo, instancia central del,r¡r;rr;rlo frr:urli¿lno, que testimonia la discontinuidad con el mundo exterior,r r: ;l ¡ r J rlot :rr lr)t i«r la rjicotomía sujeto-objeto, yo-mundo.

lkl¡ros ll;rrn;rrlo a esta instancia Ser, por considerar que ella nos provee delr;onlrnuorrlo rkl txistencia, de que somos, cuando el yo se ha desmoronado or:lr;rrrkr;rrlrr rro r;o lla constituido. El Ser es la percepción interna de la energíaIr¡ur;t:;t:;l;r rlol I lkl ilrmit¿rdo que nos une al Todo. En ella no existen las oposicionesrlr¡r'ol;l¡rlrlor;o cl yo: adr:nlro-afuera, vida-muerte, masculino-femenino, animado-tt u trr ril¿ tt lo.

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Creenros que la introduccion de esta instancia en el modelo mental de las¡rirlologías narcisistas graves contribruye a una mejor comprensión rle ias rnisrnas,',rn desconocer que la realidad psíquica de los psicóticos es demas¡ado complejay rica para poder ser abarcada por una sola teorÍa, y también que la teoría del serr() es apl¡cable a todas las psicosis, quedando excluida la psicosis paranoica,,:;rracterizada por la proyección, y no por la apertura del aparato psíquico con lar:onsiguiente transformación de su espacio y tiempo propios. No podemos entenderl,rs patolcigías mentaies graves con la lógica que utilizamos para corrrprenderrrur:slro mundo habitual. Este ha sido el error de la psiquiatrÍa clásica y en l:uena¡r;rrte continúa siendo ei errr¡r del psicoanálisis actual.

Deseamos enlalizar dos hechos: en primer lugar que las patologÍas mentalesr[ítves regresan a situaciones espacio-temporales graves y narcisísticas que son¡rropi&$ del infante, cuando aún ncl se ha constituido el aparato psíquico, y en',rlgundo lugar, el hecho verdaderarnente paradojaly sorprendente de que estas¡r;rtolc'gías se aproximan mucho más que la rnente norrnal a la verdadera realicladricl universo de que nos hablan ios físicos, especialrnente a la realidad cuántica,rl rlrde no existen partes ex¡stentes por separado, e independientes unas de otras.I){r este modo los fenómenos sobrenaturales que viven estos enfermos por la,,orrtinuiddd del yo con el mundo exterior y el derrumbe del yo corporal, se¡ ( )nv¡erten en ciefto modo en parte de la naturaleza, como ya ha sido señalado paral, ¡ri estados trascendentales y místicos.

Es justicia señalar que ya en "tr919, un psicoanalista, Víctor Tausk (3), había',r:nalado la mutación del espacio tridimensional en un espacio bidimensionaly lal)r'rrj¡da de los límites del yo, en su célebre trabajo "Sobre el orrgen del aparato derrrlluencia en la esquizofrenia". Sin embargo, estas ideas precursoras no fueronr r,¡¡fi¡1¡¿fr¿s por los psiquiatras y psicoanalistas que le suceclieron hasta elrrrrm€ñto actual que son retc¡rnadas por nosotros y por algunos olros colegas,, ,,¡¡¡6 $¿¡¡i Alí, aunque con orientaciones diferentes.

l'ero lo que deseamos destacar es que estos espacios no euclídeos a los quer,'(lresan los psicóticos son los vividos por el lactante en el primer año de vida.

cuando nacemos, pasamos de un medio líquido y un espacio cerrado, Iimitadot,.r las paredes uterinas, a un medio aéreo y un espacio abierto, ilimitado, y allí el, h ";cquilibrio narclsista que comporta el nacimiento nos procura el presentimientor h' rj€r sin límites con la anEustia traurnática de caer en el vacío; vivida a nivel delr rrrrPo, sin representaciones. Se trata entonces de un espacio rnultidimensionaly rrrr tiempo sincrónico, presente eterno, donde no hay «antes ! después,r.

Muy pronto el víncuk: con la madre transforrnará este espacio multidimensional, 'rr r rrr espacio bidimensional, formándose entclnces lo que llamamos yo-ser, un yo, .r¡16¡¿l no limitado.

l n este momento el lactante ve sl¡s órganos fragmentados como mundo,',lrlrior, como bien señaló Tausk. Como no existe la distinción adentro-af uera uno,',t;r incluido en lo que percibe. Llamamos a estas percepciones del yo-serl,rr";ontaciones del ser, entendiendo por ellas las percepciones que nos unen alI i,lr, o falta de la existencia de un límite exterior. No hay aquí y allí, no hay yo ylrr I VO.

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1,,,r,,1 r¡rrl l,r .rrlttttll;l tltl l¿tt-lsk veÍa su propio cuerpo en la máquina de

ltrllrr,rrr r,r, r.()tr:,ltltty*tttl. tlsta un doble de su cuerpo, de modo que lo que le

',r¡r r'rll,r,rl,tttt;tt¡rttttalesucedíatambiénasupropiocuerpo'Yfinalmenteveiasusrnrilrrrrr.,r; lrclr¡tl¿tr.los dtspuestos en la tapa del ataúd del cuerpo del aparato

ilr0:,lr;iltrlo ol pasaje al espacio bidimensional y la muerte psiqu¡ca que expresa lo

r¡rrc llirrttamos el no Ser por deslibidinizacién del Ser'

Todo lo que le suced; a la máquina le sucede también a ella, sigue Tausk, de

rnodo que si álguien golpea la máquina ella siente el golpe en la parte correspondiente

de su cuerPo.Es decir, que la máquina y ella misma están aparentemente distantes, en el

mundo tridimensional, pero en realidad están interconectadas, ya no son cosas

separadas, sino el n',ir*o acontecim¡ento: lo que le acontece a la máquina le

acontece a ella, es la unidad en la dualidad'

Esta vivencia psicÓtica de la enferma nos recuerda las identif icaciones primarias

descritas por Freud en el lactante pero entendida sin límites, cuando siente que el

investimento de la madre-universo equivale a una identificación: los ojos de mi

madre-universo son mis ojos. Es así que va constituyendo su yo-corporal que

nosotros llamamos yo-ser por entender que en un principio no tiene límites'

Y la identif icación de su cúerpo con una máquina es testimonio de la desanimaciÓn

del mismo y caída en el no ser, de modo que animado e inanimado convergen, y

ya no se diferencian lo subjetivo y lo objetivo'y en el espacio multidimensiónal el tiempo se vuelve instantáneo, y no hay

antes ni después, no hay sucesión temporal, por lo cual no existe la ley de

causalidad que impera en nuestro mundo tridimensional'

Estohacequeelpaciente,queespresadeunasensacióndeextrañezaporloscambiosintroducidosensusórganos,pensamientosySentimientos,debanecesariamente atribuir estos, no al derrumbe de su yo, del cual no toma

conciencia, sino a una fuerza extraña que localiza en el mundo exterior' Nace así

"LO"t¡r¡o persecutOriO, lO que sucedetiene que tener una causa y no puede serotra,

dado sus sufrimientos, que un poder maligno ubicado fuera de él mismo'- Lo que resta de sú yo tridimensional áplica la ley de causalidad al espacio

multidrmensional y al tiémpo sincrónico, donde no existe dicha ley' El delirio es

consecuencia, en estos casos, de la coexistencia de diferentes espacios y

rliforclntes tiempos, de los cuales el enfermO nO toma conciencia' La esquizof renia

.r;, ,,l.rt;os, la interpretación paranoica de la desintegración del aparato psíquico'

I rr 0l rnr:;mr¡ senliclo pu"dun explicarse los síntomas discordantes de estos

¡r, rr;tr tt tlt t:,

Ar,l, ¡iot o¡ottt¡rl«r, ttrl tlst¡rtizolrénico1 que tuve en tratamiento' y al cual me he

t,l¡¡r lr I ¡¡ oltr I lrtr ¡;rr, :;ol;lotti;t rltte él ora uno y no era uno. Elsentimiento de unidad

¡rrov¡rrlir rl¡ lo r¡rro ,',,rr,,,,rv,t[,,,i1r, ,t,-, yu tricltmensional, pero como a la vez estaba

Irr.¡l¡rlrrrlr¡.il olr¿lr, ro,rltrl¡rrkr:;, r;tlrrll¡r r¡ttc también era otro, diferente al anterior'

I llllt,,lrrrl¡rlrkril,,lrrlritrtilnlft,.rr¡trl,ll;rilrtilllr;tll;tjrl"F::;llacioytiempoenlaesquizofrenia"'¡rttlrllr rtrlrr r!ll lr,l(! lllrlrr

Otro sintoma discordante era el siguiente: ,.cuando camino hacia adelante

siento que también camino hacia atrás,,. El sentir que uno camina hacia adelante

es propio de nuestro yo, para el que existe un adelanie y un atrás, pero al mismo

lic.mpo, corno se siente tannbién en tln espacic bidimensional, donde no hay

rlistancia entre él y las cosas, sierlte que, en continuidad con las cosas, también

oamina hacia atrás.Espacio y tiempo están interrelacionados por lo que los trastornos en el espacio

r;onllevan también trastornos en el tiempo. Comc, la duración temporal los ha

:;umerg¡do en la pavorosa angustla de no Ser, huyen del tiempo diacrÓnico

r¡stalándose en el No Tiempo del mito. Transforman asísu existencla individual en

rrrra existencia mitológica. La reiteración con que recurren a los mitos constituye

t)ues, un intento de curaciÓn.l"Jno de los mitos más observados es el mito del andrógino; la frecuencia con

(lue se obsenva este mito es perfectamente explicable, ya que el esquizofrénico,, rrnenazado por la angustia de no Ser, encuentra en el andrÓg¡no "la f uerza, la luz,

rlc la que se emana la vida,, (Cirlot). (2)

Constituye, por consiguiente, un modo de recuperar la unidad perdida, en laI rrunidad del andrógino.

El paciente, a que hicimos referencia, me decía: «!o eñ nadie puedo confiar,

t)(,r'o en mi casa hombres que son mujeres y mujeres que Son hombres. Yo en parte

I rr ) lroy hombfe".Y también: "¿Qué opinan de mi cuerpo de mujer y cabeza de hombre? Siento

l¡., lrrazos y las piernas más cortos. Uno está al revés en el sentido corporal".I anibién eloriEen de su enfermedad tuvo una referencia mitolÓgica. Señalando

,,1 ,rrtrolde un dibujo infantil, manifestó: «este es elfruto de la vida. Dio su vida yr,rrrlri)Zó el caos. Perdió el fruto de su vida".

I I ¿irbol aparece aquícomo símbolo de la vida, y el inicio de su enfermedad, ia, ,rrrl;r er elcaos, como la pérdida delfruto del á¡'bolde la vida.

I r r la melancolía observan-ros también la metamorfosis delespacio y deltiempo,lrr,rrrl ya había señalado el angostamientr: del yo que se opera en el duelori.tr rcrrcloso a la pérdida de intereses y a la inhibición que lo caracterizan, proceso, tur, :;o aErava en la melancolía donde el objeto perdido opera Como "una her¡da

,rlrr.rlir,, que vacía al yo de libido narcisista.I , r perdrda de la energía narcisista delyo conduce al "déf icit de los sentimientos

vrt. r['r;,, de que hablaba el psiquiatra Schneider, a una astenia vital, una inercia que'.rrrr ';rl sujeto en la inmovilictad.

I',rro est€ cjesfallecirniento vital va más le¡os y afecta tarnbién, no solo a lari,'t.ur(;r;rtridimensionaldelyo,sinotamL:iénalapropiaurdimbrebásicadelyo-Serl,r, lrr¡r ,nr;it.rnzll, soporte de nUestro aparatO psíquico. Esta hemorragia narcisista dely ' ,,.r rlir luqal"a sentimientos de rnuerte inminente. La refieren los pacientes con,!!t r,,',r.¡rcs tales como: "Estoy aniquilado, todo está perdido. Es fatal y nada

l,rir,(lr,cvllarlo, debo morir", que traducen el terrible dolor de ser que afecta al

r rr .r r, r l( )n( lo ,(cenestésico,, o ,,vital". Se ha sostenido que ningun otro dolor puede

'i,:r { r)nrl,ilr¿ible al dolor del melancólico, producido fundamentalmente por este,¡rrr l,¡r,rrr:r:;ír;licoenlatramadelyo-Ser.Secomprendeentoncesquerecurrancon

Itgnuancim ml suicidio, no solo por sentimientos de culpa o como un intento de mataral obloto lntroyectado, sino sobre todo para librarse de la angustiosa muertepofqulca quo §upone este vaciamiento de la trama narcisista que nos constituyey que lleva al sujeto al convencimiento de que no hay salida vital posible.

Junto a estas transformaciones del espacio psíquico se observan tambiéncambios en la concepción del tiempo. No es de extrañar que el tiempo linealdiacrónico, producto de la sucesión de los acontecimientos, esté seriamenteperturbado y mismo que se observe con cierta frecuencia la detención deltiempo,en parte consecuencia de la inmovilidad que afecta al paciente. Y estar fuera deltiempoylasucesión móvilde los acontecimientosconduce a la ideade inmortalidad,como se observa en el síndrome de Cotard, inmo¡talidad que expone al sujeto aun eterno sufrimiento, del cual la muefte física constituye la única liberación.

Como hemos dicho es frecuente ver en Ia melancolía la mutación parcial delespacio tridimensional en un espacio bidimensional, lo que determina la coexistenciade diferentes espacios.

Como consecuencia, en las formas Eraves delirantes de la melancolía estatransformación se acompaña de la coexistencia de un narcisismo yoico, propio delyo tridimensional y un narcisismo del Ser propio del yo-Ser bidimensional. Lasrepresentaciones del narcisismo yoico pasan entonces a ser presentaciones delyo-Ser, al perder el espacio psíquico su continente. Como ejemplo2, citaremos elcaso de una paciente cuyas representaciones de la muerte habían pasado a serpresentaciones, por lo cual percibía el amarillo y las cruces por todos lados.

Hemos querido mostrar las conclusiones a las que hemos llegado en lainvestigación de los cambios espacio-temporales y narcisísticos observados enestos pacientes psicóticos esperando que sean de utilidad para una mejorcomprensión de los mismos.

Bibliografía

(1) BOHM, David y otros: E/ paradigma holográfico. Kairosffroquel.(2) CIRLOT', Juan Eduardo: Diccionario de símbolos. Edit. Labor S.A.(3) TAU§K, Víctor: Sobre el origen del aparato de influencia en la esquizofrenia. Rev.

de Psic. Bs.As. Año ll, 1945, Ne 3.

2, El hlctorlal de esta paclente se relata on el trabajo "Espacio y tiempo en la melancolía"publicado en eate llbro.

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ilt.Esquizof renia