Garcilaso de La Vega

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Análisis de un soneto de Garcilaso de la Vega Por Matilde Pettengill El presente trabajo consiste en el análisis de un soneto de Garcilaso de la Vega, el soneto número XXIII, como ejemplo de la nueva poesía española del Renacimiento que tiene influencia de la poesía italiana, petrarquista, como así también del mundo clásico greco-latino. Esta influencia se nota en la estructura, la métrica, los temas, los motivos y el vocabulario, como lo son el número de versos y de estrofas, el uso del endecasílabo y los tópicos horacianos. Este soneto, como otros de Garcilaso, va a representar el modelo para el Siglo de Oro de las letras españolas. El soneto XXIII dice así: En tanto que de rosa y dazucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena; y en tanto que’l cabello, que’n la vena del oro sescogió, con vuelo presto por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto antes que’l tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, Todo lo mudará la edad ligera Por no hacer mudanza en su costumbre. (Rivers, 63) En cuanto a la estructura, el soneto se divide en cuatro estrofas, las que constan de dos cuartetos y de dos tercetos, haciendo una suma de catorce versos en total. Sigue la composición de la métrica italiana popularizada por Petrarca, en donde la versificación está dispuesta en endecasílabos, o sea, hay once sílabas en cada verso, por lo tanto, son versos de arte mayor. Para

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Análisis del soneto "En tanto que de rosa y azucena", de Garcilaso de la Vega, escritor español del Renacimiento.

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Análisis de un soneto de Garcilaso de la Vega

Por Matilde Pettengill

El presente trabajo consiste en el análisis de un soneto de Garcilaso de la Vega, el soneto

número XXIII, como ejemplo de la nueva poesía española del Renacimiento que tiene influencia

de la poesía italiana, petrarquista, como así también del mundo clásico greco-latino. Esta

influencia se nota en la estructura, la métrica, los temas, los motivos y el vocabulario, como lo

son el número de versos y de estrofas, el uso del endecasílabo y los tópicos horacianos. Este

soneto, como otros de Garcilaso, va a representar el modelo para el Siglo de Oro de las letras

españolas. El soneto XXIII dice así:

En tanto que de rosa y d’azucena

se muestra la color en vuestro gesto,

y que vuestro mirar ardiente, honesto,

con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que’l cabello, que’n la vena

del oro s’escogió, con vuelo presto

por el hermoso cuello blanco, enhiesto,

el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto antes que’l tiempo airado

cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,

Todo lo mudará la edad ligera

Por no hacer mudanza en su costumbre. (Rivers, 63)

En cuanto a la estructura, el soneto se divide en cuatro estrofas, las que constan de dos

cuartetos y de dos tercetos, haciendo una suma de catorce versos en total. Sigue la composición

de la métrica italiana popularizada por Petrarca, en donde la versificación está dispuesta en

endecasílabos, o sea, hay once sílabas en cada verso, por lo tanto, son versos de arte mayor. Para

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lograr esta disposición, abundan las sinalefas como un recurso para reducir el número de versos y

coincidir con el endecasílabo. Por ejemplo, en el primer verso, “En tanto que de rosa y

d’azucena”, la vocal de “de” y la primera vocal de “azucena”, que es la “a” se cuentan juntas.

La rima es consonante, por lo tanto, es perfecta, estando repartida entre los dos cuartetos

con la fórmula “ABBA ABBA” y en los dos tercetos “CDE DCE”. Por ejemplo, en la primera

estrofa, las palabras finales “azucena” y “serena” de los versos primero y cuarto respectivamente

y las palabras finales “gesto” y “honesto” del segundo y cuarto versos.

El acento rítmico interior de los versos está a veces en la sexta sílaba y otras en la cuarta

y octava sílaba. Por ejemplo, en el primer verso, la palabra “rosa”, que lleva acento prosódico

grave, corresponde también al acento interior del verso. Esta acentuación en este primer verso

resalta la figura literaria de la metáfora, que compara la rosa con la mujer, siendo la rosa el

elemento real y la mujer el elemento ideal o simbólico.

También, en cuanto a la retórica, hay muchas comparaciones. En los dos cuartetos

describe la belleza física de la mujer joven, siguiendo el canon de belleza de la mujer

renacentista, llamado en latín “descriptio puellae”. La compara a ésta con la naturaleza y así,

tiene su cutis del color de la rosa, o sea, rosado, su mirada es una “luz” como de la “tempestad”,

el cabello es de “oro” el cual lo mueve el viento. Para que las descripciones sobresalgan, se leen

muchos adjetivos, como por ejemplo “hermoso cuello blanco”. A veces, los adjetivos resumen

la historia contada dentro del soneto, como por ejemplo en los tercetos cuando dice “alegre

primavera”, luego “tiempo airado” y finalmente “viento helado”, resultando así una metáfora

del ciclo de la vida, que empieza feliz y termina con la muerte. Los tiempos y modos verbales

también acompañan a las descripciones, presente en los dos primeros cuartetos, imperativo en el

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primer terceto a la incitación de “coged de vuestra alegre primavera” para finalmente, en el

segundo terceto, hablar en futuro y así dar lugar a los estragos causados por el paso del tiempo

con la palabra “marchitará”. Estas afirmaciones en tiempo futuro son ejemplos de lo que

Aristóteles llama “universales” (49) ya que son hechos que van a suceder, siendo la poesía, de

esta manera, filosófica. Para hacer más sonoro el soneto, hay una gran abundancia de hipérbaton,

o sea, hay innumerables inversiones en el orden habitual de las palabras, como por ejemplo en el

segundo cuarteto, los versos cinco y ocho se corresponderían para decir que el viento mueve el

cabello, sin embargo se encuentran alejados en su disposición poética.

En cuanto a los tópicos, este soneto hace uso de algunos temas horacianos y expresiones

en latín como lo son el “carpe diem”, que quiere decir disfrutar el día, y el “collige, virgo, rosas”,

que significa “coge, doncella, las rosas” y el “tempus fugit”, el tiempo que pasa inexorablemente.

Estas expresiones se aplican en este soneto ya que en el primer terceto insta a la mujer a disfrutar

del día y aprovechar su juventud y su belleza y en el segundo terceto, a modo de conclusión, se

refiere al paso del tiempo con su consiguiente efecto de llegar a la vejez y a la muerte,

comparando nuevamente a la naturaleza con sus estaciones cambiantes y la transformación del

ser humano a través de los años.

En conclusión, este soneto de Garcilaso es pletórico de adjetivos y de otros recursos

sintácticos y literarios como el carpe diem y la descriptio puellae para describir el ideal

renacentista de la belleza de la mujer y la exhortación de aprovechar la juventud porque algún

día llegará a su fin.

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BIBLIOGRAFIA

Aristóteles. Poética. Argentina: GZ Editores, 2005.

Castagnino, Raúl H. El análisis literario. Buenos Aires: Nova, 1971.

MLA Handbook for Writers of Research Papers. New York: MLAA, 2009.

Poesía Lírica del Siglo de Oro. Madrid: Ed. Rivers, Cátedra, 2007.