Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976
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GEOPOLITICA DEL ATLANTICO SUR De Bernardo Quagliotti de Bellis
Edición Original de Fundación de Cultura Universita ria de 1976 Hecho el Depósito que marca la ley D.L. 108.123/76
Edición digital, realizada a efectos de difundir el conocimiento de la historia del Uruguay en la Antártida, para su Archivo en la Biblioteca del Instituto Antártico
Uruguayo. Escaneado del original, existente en la Biblioteca del IMES y revisado por Cnel. W. Fontes
Abril de 2010 Mail: [email protected]
www.iau.gub.uy
Acerca del Autor
BERNARDO QUAGLIOTTI DE BELLIS Nacido en la ciudad de Montevideo (Uruguay) el 23 de enero de 1925. Casado - cinco hijos (uno fallecido) - 10 nietos Luego de cursar estudios de primaria, secundaria y facultad de Derecho en Uruguay, cursó Ciencia Geopolítica en el CEINAR de la Universidad de Cuyo (Argentina) Periodista - Escritor Fue profesor de Geopolítica en · la Academia de Guerra Naval, por 20 años (1980-2000), · en el curso de Estado Mayor del Instituto Militar de Estudios Superiores, · en el Instituto Artigas del Ministerio de Relaciones Exteriores. · En la Escuela de Inteligencia del Ejército Actualmente (20109 ejerce la cátedra de Geopolítica en: · Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo del Uruguay (ECEMA) · En el Instituto Militar de Estudios Superiores en la cátedra de Historia de los conflictos · Asociación Uruguaya de Relaciones Públicas · Integra la cátedra de Estrategia del Centro de Altos Estudios Nacionales y es conferencista en los cursos del CALEN Actuó como: Corresponsal de la OEA (Organización de Estados Americanos) en Chile (1949-1952) Director de RELCO (Relaciones Comerciales para América Latina) (1953-1962) Secretario de la Mayoría del último Consejo Nacional de Gobierno en Uruguay (1963-1967) Funcionario de la Biblioteca del Poder Legislativo del Uruguay (1962-1979) En la actualidad: Secretario General de la Asociación Sudamericana de Estudios Geopolíticos e Internacionales Director de la revista GEOSUR que se edita en Uruguay desde 1979 Presidente de la Academia Uruguaya de Geopolítica y Estrategia Profesor visitante en los cursos de postgrado en Relaciones Internacionales en las universidades de Brasilia, Santa María (Brasil) y Mérida (Venezuela) Obras editadas: # Uruguay en el Cono Sur; destino geopolítico. 3ª ed. Buenos Aires, 1975 # Geopolítica del Atlántico Sur. Montevideo, 1976 # Constantes geopolíticas en Iberoamérica. Montevideo, 1979 # Uruguay y su espacio: una propuesta de regionalización. Montevideo, 1979 # La Atlantártida (co-autor). Buenos Aires, 1979 # Geopolítica y relaciones internacionales (co-autor). Buenos Aires, 1981 # Cooperación y conflicto en la Cuenca del Plata. Heidelberg, 1982 # Bases para una geopolítica del Uruguay. Montevideo, 1982 # Los países del Atlántico Sur. (co-autor). Buenos Aires, 1983 # Uruguay puerta atlántica de la cuenca del Plata. Montevideo, 1983 # La geopolítica en el Cono Sur (co-autor). editado en USA, 1988 # Hidrovías en la Cuenca del Plata. Montevideo, 1990 # La hidrovía Paraguay-Paraná y los canales de Martín García. Montevideo, 1993 # Puente Colonia-Buenos Aires y eje vial. Montevideo, 1994 # Ecuador-Perú: conflicto en la cordillera del Cóndor. Montevideo, 1995 # Un puerto de aguas profundas para el MERCOSUR. Montevideo, 1995 # ¿Se conoce asimismo América Latina? # MERCOSUR, un desarrollo regional, desafío para el siglo XXI # Siglo XXI: Estados Unidos y su estrategia geopolítica global # América Latina: ¿integración? ¿dependencia? # Europa Central y los Balcanes # ¿Hacia un nuevo orden internacional? # América Latina ¿integración? ¿dependencia?
BERNARDO QUAGLIOTTI DE BELLIS
G E O P O L I T I C A
D E L
A T L A N T I CO
S U R
Fundación de Cultura Universitaria - 1976
Otras del Autor: (en 1976)
Medidas prácticas para la aplicación universal de los mercados humanos. Santiago d= Chile, 1952.
La Asistencia técnica de la CEA y La Paz. Santiago de Chile, 1954.
A tí, América (poema). Montevideo, 1956.
Uruguay en el Cono Sur; destino geopolítica. Montevideo la y 2a. ed. a mimeógrafo, 1974
Uruguay en el Cono Sur, destino geopolítico. Buenos Aires, Tierra Nueva, 1975.
Co-autor del Plan de desarrollo de la Cuenca del Pao Tacuarembó. Montevideo, 1976.
Hecho el Depósito que marca la ley D.L. 108.123/76.
Cartografía por Alberto H. Goyeneche de Simone.
Carátula de Sanjurjo Toucon.
(Mapa del Atlántico de Sebastián Lopes* 1558)
Í N D I C E :
I. A MODO DE INTRODUCCIÓN
Interludio al año 2000 1
Últimos rumbos 3
Doctrina Sonnenfeldt-Kissinger 6
II. EL INFLUJO GEOPOLITICO DEL MAR
Más allá del horizonte 9
Geopolítica del "encuentro" 10
Los mares y la estrategia 12
La URSS y los mares cálidos 13
La teoría del dominó en el sudeste asiático
Paralelo 9 o Sur: Arco marítimo Angola-Mozambique 15
Paralelo 10° Norte: Puente aéreo
Somalia-Guinea Bissau-Cuba 16
II. RELACIÓN ATLÁNTICO SUR-INDICO-MAR ROJO
El Índico en la estrategia mundial 21
El corredor del Mar Rojo 24
Djibouti: Puerto clave 25
II
IV. GEOPOLÍTICA DEL ATLÁNTICO SUR
La costa del ••rescate" 26
La frontera atlántica 30
Las "batallas silenciosas" 33
Las tres claves del Atlántico Sur 35
Brasil: el "mare nostrum" 36
Argentina: llave austral del Atlántico Sur 43
Chile: política oceánica 49
Uruguay: paralelo 35° Sur - Río de la Plata 55
El valor geopolítico de los ríos del Plata 60
Sudáfrica: enlace Indico-Atlántico Sur 63
Conclusiones 65
III
A la luz de factores históricos y contemporáneos, nos hemos esforzado por hacer de este libro, tan solo una introducción a la variable y compleja problemática del Atlántico Sur, relacionada en forma directa con los sucesos que acontecen en el océano Indico y mares adyacentes; espacio donde hoy, las grandes potencias desarrollan trascendentes acciones estratégicas.
Introducción que pretende aportar elementos para un estudio más pormenorizado de cada uno de los puntos planteados y que, interrelacionados, generan una visión geopolítica del Atlántico Sur.
Argentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay, ribereños de tan importante espacio oceánico, tienen la responsabilidad de crear una doctrina geopolítica que sostenga los valores y los intereses del mundo occidental y en particular, enfáticamente, de América Latina, configurada esta como una sola unidad soberana que se afirma en responsabilidad compartida.
El autor
I
A MODO DE I N T R O D U C C I Ó N
INTERLUDIO AL ARO 2000
"Ginebra. Estamos en el año 2000. Las potencias cos te_ ras
han extendido su soberanía hasta el centro de los o céanos.
Buques de carga y barcos militares deben pagar trib uto al
pasar de una zona de soberanía a otra o cuando atra viesan
estrechos cuyo paso fue libre en otro tiempo. El co nflicto
entre los países "con" y "sin" costa, mantiene al m undo en un
estado de tensión, mientras los gobiernos entran en liza en
tomo a los recursos del lecho mari no. El pescado es un
producto escaso; las pocas especies que sobreviven tienen un
extraño sabor, pues viven en un elemento enrarecido por
cantidades ingentes de contaminación. Bañarse en el mar está
prohibido por ley en la mayor parte de las zonas co steras.
La contaminación ha matado la mayor parte del fitop lancton
del mar, fuente primaria del oxígeno terrestre. El entorno
ecológico necesario para sostener la vida en la tie rra se está
desgastando. Este cuadro del mundo, un cuarto siglo más
adelante
2
puede parecer indebidamente sombrío; sin embargo, e s sólo una
proyección de las tendencias actuales" (1).
El ser humano no fue alcanzando, en saltos mortales , las
diversas etapas del proceso histórico. Las más culm inantes
fueron creando, paulatinamente, formas o estilos de vida
-sociales, políticos, económicos, culturales— que, aunque
no fuesen cabalmente comprendidos en él pretérito, iban
conformando el acontecer futuro.
La humanidad no inventa los acontecimientos, los va
descubriendo. En su historia, prevalece siempre la
aspiración a la liberación del hombre; toda ella no es otra
cosa que el trance de la libertad, comprometida en el futuro,
La gran tarea de nuestro tiempo radica en sostener, mediante
los medios y caminos disponibles, una afirmación po lítica,
sociocultural y económica, que reoriente los va_ lo res,
confundidos en esta época de positivismo y naturali smo y
materialismo extremados, de una gran parte de la hu manidad.
En su entrañable interés por el destino de nuestro
tiempo, Sorokin se hace la misma pregunta que Orteg a y Gasset,
también ansioso por contestarla: ¿aprenderá el homb re alguna
vez, de las lecciones de la historia referentes a l a vida y
al florecimiento, enfermedad y muerte de
(1) Richard A. Frarik3 en New York Times de 18 de mayo de 1975.
3
las sociedades humanas? ¿Aprenderá en ese campo
no-enseñable de la experiencia histórica?
ÚLTIMOS RUMBOS
En su estudio 'Tres Rumbos básicos de nuestro tiemp o"
(1960), Sorokin ofrece su postrera explicación acer ca de los
factores que están creando una nueva sociocultura m undial en
la hora en que vivimos.
Primero, se produce un desplazamiento del liderazgo
creador de la humanidad en Europa, donde ha estado centra_ do
en los últimos cinco siglos, a un área más amplia, en
particular a las Américas, Asia y África.
Segundo, se hace visible ya, una desintegración de las
instituciones, sistemas de valores y personalidades de la
cultura sensista.
Tercero, van emergiendo lentamente, los primeros
componentes de un nuevo y dominante orden sociopolí tico,
sistemas de valores y tipos de personalidad, que ll ama un
Orden Integral. El poder se desplaza de España y Po rtugal
a Latinoamérica. El poder económico, ejercido duran te los
últimos diez siglos por España, Portugal, Italia, H olanda,
Francia, Inglaterra y Alemania, pasa a los Estados Unidos en
primer término y a Rusia (2)
(2) Roberto Agramante: "Pitirim Sorokin, estudio". México, Universidad, 1963.
4
Lord Chalfont -ex Ministro de Relaciones Exteriores de
Gran Bretaña— escribió para el diario Times, el 28 de julio
de 1975, un artículo donde analizó el plan de la UR SS —plan
en cuatro etapas y largo aliento— destinado a aisla r a
EE.UU. del resto del mundo.
Primero, entre 1956 y 1959, convencer a Occidente a
renunciar a los confrontamientos armados.
Segundo, de 1960 a 1972, los soviéticos trataron de
crear discordia, fomentando los sentimientos nacion alistas
de alemanes y franceses, complementándolos con agit ación
estudiantil.
Tercero, de 1972 a 1985, buscará la URSS acercamien tos
económicos y tecnológicos con EE.UU. para desmorali zar y
aislar al mundo occidental.
Cuarto, en la fase final, después de 1980, los sovi éticos
aprovecharán que los norteamericanos habrán quedado aislados
del resto del mundo, para deteriorar la economía oc cidental
y aumentar su carrera armamentista, desde posicione s
geopolíticas mucho más ventajosas.
Este plan se pudo conocer gracias a la deserción de l
General Jean Sejean, quien huyó de Checoslovaquia e n 1968.
La gravedad de la "amenaza soviética" examinada por los
chinos, se resume en tres tesis:
5
Primera, la evolución previsible de las relaciones entre
las dos superpotencias se dirige en el sentido del
declinamiento norteamericano y la expansión continu a de la
URSS.
Segunda, la zona clave del conflicto de influencia de
esas dos potencias será la Europa Occidental, porqu e es allí
donde son más importantes los intereses exteriores de cada
una de ellas.
Tercera, una nueva guerra mundial es entonces posib le
porque el imperialismo norteamericano libra un comb ate
desesperado por preservar sus derechos adquiridos, mientras
que el "social imperialismo" soviético intenta infi ltrarse,
cueste lo que costare, en las esferas de influencia de la
otra parte (3).
La relación actual entre la URSS y los EE.UU. es
denominada comúnmente como política de "distensión" .
Preferimos usar el término francés "detente" (4).
(Z) Jacques Euntzinger en Le Nouvel Observateur; reproducido por La Opinión, Buenos Aires, 14 de enero de 1976. (4) "Detente", término diplomático que indica una situación de disminución de tirantez o tensión nacional en las relaciones entre dos o más países. "Puede establecerse un periodo de "detente" mediante un tratado formal, o puede evolucionar a consecuencia de cambios en las estrategias y tácticas nacionales ocurridos durante varios años. En las relaciones soviético-norteamericanas, comienza en la década de 1960. Jack C. Plano: "Diccionario de Relaciones Internacionales", México, Limusa-Wiley, 1971. 15) Alexis de Tocqueville: "El antiguo régimen y la revolución", Madrid, Guadarrama, 1956.
6
DOCTRINA SONNENFELDT-KISSINGER
"Paz apoyada en la fuerza". Aunque la frase pertene ce al
Presidente Ford, indudablemente, desde el acuerdo d e Berlín
(1971) hasta la Conferencia de Helsinki (1975) y to mando en
cuenta los sucesos de Oriente Medio y los recientes de África
atlántica, todo lleva a sostener que la actual "det ente"
—para algunos estadistas— debería ser sustituida po r "lazos
políticos orgánicos", tesis que señala la división del mundo
en esferas de influencia, atraídas por superpotenci as.
Alexis de Tocqueville, en 1835 escribía: "Hay
actualmente dos grandes naciones en el mundo que co menzaron
en puntos diferentes, pero que parecen dirigirse al mismo
fin. Me refiero a los rusos y a los norteamericanos . Ambos
han crecido sin llamar la atención; y mientras la H umanidad
ponía sus ojos en otros, ellos se colocaron de pron to en
primera línea entre las naciones y el mundo se ente ró de sus
existencia y de su grandeza casi al mismo tiempo" ( 5).
Actualmente, el tiempo de la "detente" se configura en la
concepción muy bien definida por el Gral. Enrique
7
Guglialmelli: “el tiempo, como coordenada de la pol ítica y
de la estrategia, gravita sobre las decisiones en v irtud de
la oportunidad (cuándo), la duración (de la o las acciones)
y el lapso que transcurre (por la variabilidad en ese espacio
de los medios y del ambiente: todo .lo cual puede a fectar
a los factores de la situación). El tiempo es esenc ial a los
adversarios. Tratan de ganarlo para obtener o mante ner la
delantera, recuperarlo si se lo había perdido o bie n para que
transcurra al máximo sin llegar a una decisión" (6) .
Por cierto que no podemos hablar tan solo de frente s
económicos concretos, sino de grandes áreas geopolí ticas de
presión, destacándose entre ellas el Medio Oriente, África
y América Latina, además de Europa. La geopolítica, hace
décadas, ha dejado de ser ciencia puramente teórica . Los
Estados la utilizan científicamente para afirmar su
trascendencia interna e internacional. Acción que p uede
provocar una "detente" o una "distensión" en sus re laciones,
conforme a la estructura y motivaciones ideológicas de las
partes. Ningún estadista —ni los estudiosos de los
problemas internacionales— ignoran que una doctrina
geopolítica es factor determinante en la vida } supervivencia
y desarrollo de un Estado o de una nación.
(6) Gral. Enrique Guglialmelli, en Revista Estrategia N° 33j p. 11. Buenos Aires3 abril de 1975.
II
EL INFLUJO GEOPOLITICO DEL MAR"
MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE
Desde la antigüedad, los mares primero y luego los
océanos, ofrecieron las mejores oportunidades para la
polarización, pues se constituyeron en los espacios
propicios para el comercio, vinculando los centros que se
levantaban en sus márgenes. Desempeñaron así import ante
papel, el Mediterráneo y el Mar de la China en la a ntigüedad;
el Atlántico desde el siglo XV. El Pacífico aún no ha
desarrollado en plenitud su gran papel protagonice
La expansión de los vikingos de todas las nacionali dades,
creó desde el siglo VIII al IX, un gran espacio eco nómico
-desde el Atlántico al Volga- por donde hombres y b ienes
circularon intensamente. La economía pre monetaria del
norte europeo, estableció sólidos contactos con la economía
monetaria del Oeste (Inglaterra y. Francia) y pront o con la
del Este (Bizancio).
10
Desde finales del siglo XII comenzó a concebirse un a
nueva geografía del comercio internacional entre Fl andes y
el Mediterráneo. Sin embargo, la revolución princip al de
las rutas marítimas se opera recién a fines del sig lo XIII,
cuando el Estrecho de Gibraltar comienza a ser surc ado,
regularmente, por galeras mallorquinas primero, y l uego,
genovesas. •
GEOPOLÍTICA DEL "ENCUENTRO"
El siglo XV es, por excelencia, el siglo de la expa nsión
europea. El siglo XVI, el del cambio y el encuentro . El
Atlántico transversal,. encuadrado por los vientos alisios del
Norte y el contraflujo de las latitudes medias, se convierte
en el Atlántico de la "Carrera de Indias": el Atlán tico del
monopolio. Sevilla y Lisboa surgen como por los de desarrollo
en ese nuevo, espacio (geoeconómico). En América co lonial, el
núcleo diversificador del Pacífico estaba situado en los
puertos de Cobija y Arica; en el Este, directamente vinculado
con el Atlántico, en Buenos Aires y Montevideo, bas e éste
además, del Apostadero Naval de la Corona Española en el
Atlántico y Pacífico Sur (7).
(7) Sobre el tema hay un excelente trabajo del investigador uruguayo Leslie Crawford: "El Uruguay atlanticense". Montevideo, Monteverde, 1974. .
11
La geopolítica del "encuentro" abarca el conflicto y el
cambio; la evolución y la revolución; la dinámica d e los
espacios terrestres y marítimos y de las fuerzas po líticas
que luchan en ellos para sobrevivir,
En lo que se refiere a la comunicación entre Europa y
Oriente, consideró Mackinder: "El resultado más des tacado del
descubrimiento de la ruta que, pasando por el Cabo de Buena
Esperanza conducía hasta la India, fue que unió las
navegaciones costeras oriental y occidental de Eura sia, aun
cuando fueran por un camino tortuoso y en cierta me dida
neutralizó las ventajas estratégicas de la posición
central que mantenían los nómades de la estepa, pre sionan do
sobre ellos por su retaguardia. La revolución por l os grandes
marinos de la generación colombina, dotó a la crist iandad de
la movilidad de poder más amplia que se conoce, si se exceptúa
la movilidad de las alas. El océano, único y contin uo, que
envuelve las tierras divididas e insulares, es por supuesto,
la condición geográfica fundamental de unión para e l comando
del mar y para todas las teorías de la moderna estr ategia y
políticas navales, tal como las exponen escritores como Mahan
y Spencer Wilkinson" (8).
(8) J. Mackinder: ''El pivote geográfico de la historia". Conferencia. Londres} 25 de enero de 1904. en Antología-Geopolítica. Buenos Aires, Pleamar 1975.
12
LOS MARES Y LA ESTRATEGIA
El Almirante Alfred Thayer Manan, luego de realizar un
pormenorizado estudio de la guerra naval, demostró
racionalmente que la verdadera misión de la marina de guerra,
además de la defensa de las costas, debe preocupars e por
dominar a la marina de guerra "enemiga", con el fin del propio
control absoluto del mar;£ acción que lleva implíci to el
control de las comunicaciones y en caso bélico, la
destrucción de las flotas de guerra y de la mercant e del
adversario (9).
Desde que la doctrina del "Mare Liberum" de Hugo Gr otius
(1609) prevaleció sobré la de John Selden, "Mare Cl ausum"
(1635), la libertad de los mares fue limitada tan s olo por
las zonas de las aguas territoriales nacionales que
alcanzaron, desde las tres millas hasta las doscien tas, con
derechos internacionales de paso para uso pacífico.
Desde 1958, cuatro intentos inconclusos por organiz ar el
uso ordenado y la explotación de los mares, siguen en el
debate mundial. Ellos, además de significar vías de
comunicación y de poder, guardan en sus entrañas, g randes e
importantes recursos económicos. Por lo cual, las c uatro
(9) Alfred T. Máhan: "Influencia del poder naval en la historia". 1890.
13
controversias principales giran en torno a: aguas
territoriales y estrechos estratégicos; pesca en el océano;
explotación de petróleo y riquezas minerales del le cho
marino; contaminación del mar. Todo se ha reunido c omo un
solo y abrumador problema que busca la solución más adecuada
para poder establecer una nueva regulación a nivel
internacional, es decir, una nueva línea conceptual respecto
a un nuevo orden económico mundial del mar.
LA URSS Y LOS MARES CALIDOS
La desintegración del imperio británico, del
colonialismo francés -anteriormente del alemán y
recientemente del portugués— permitieron la
autodeterminación de los pueblos africanos. En el e scenario
mayor', el mundo quedó dividido en grandes bloques
ideológicos. Si bien se ha mantenido la paz -una pa z
aparentemente precaria— las diversas reuniones al m ás alto
nivel, no lograron extirpar las malas raíces de los
enfrentamientos. Luego de la guerra fría de 1948, s e
sucedieron: el conflicto de Corea (1950); las guerr as de
Indochina, Oriente Medio, Congo-Zaire, Etiopía; los
levantamientos en Alemania Oriental (1953), Polonia y
Hungría (1956); los sucesos de Checoslovaquia (1968 );
conflictos ideológicos y políticos entre la URSS y
Yugoslavia, China y Albania; crisis del petróleo; e tc.
14
La "detente" facilitó a la URSS, entre otros hechos
importantes, a demostrar la capacidad operativa de su armada,
que fue ocupando y controlando posiciones estratégi cas en el
Báltico, el Mediterráneo, el Mar del Norte, el Pací fico, el
Indico y el Atlántico Sur (10).
Todas esas maniobras, demuestran claramente que la URSS
asigna valor de dogma a los resultados positivos de una
estrategia global que la conduzca a lograr una sóli da
penetración y eficaz participación en todos los pro cesos de
cambios sociopolíticos mundiales. El Almirante en J efe de
la Flota soviética, Ate. Gorshkov, determinó: "La U RSS
defenderá o impondrá sus intereses por doquier, en todos los
puntos de los mares y territorios adyacentes".
LA TEORÍA DEL DOMINO EN EL SUDESTE ASIÁTICO
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASE AN) que
integran Filipinas, Singapur, Tailandia, Malasia e
Indonesia, están abocadas a la tarea de fortalecer, además
(10) Conforme a declaraciones del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea norteamericana, la URSS tomaría en la próxima década la delantera en armas estratégicas. Tres nuevos misiles: SS 17, 18 y 19, con un radio de acción superior a los 8000 km.; un submarino nuclear "Delta", capaz de transportar 16 misiles. Si bien éstos -son hoy transportados por submarinos, la URSS estudia el desarrollo de uno —el SS.X.16— que podría ser transportado por
15
de su cooperación económica, una estrategia militar para la
seguridad de sus estados, todo, frente a la acción
desarrollada por el Vietnam del Norte. Hanoi, apoya do por
Moscú, determinó: "... alentar las justas luchas" d e los
revolucionarios de países vecinos, formalizando así una
línea de dóminos que permitiría que toda la región quedase
bajo control comunista (11).
PARALELO 9o SUR: ARCO MARÍTIMO ANGOLA-MOZAMBIQUE
Tanques soviéticos T 34 y T 35, dirigidos por dotac iones
cubanas, abrieron el desfile que consagró la victor ia de la
liberación de Angola. Aviones de caza Mig-21 sobre_ volaron
el territorio que pasó a convertirse —tras 16 años de
lucha— en uno de los mejores enclaves estratégicos —problema
de dimensión internacional— que la URSS dispone en la
propia puerta norte del Atlántico. Sur.
tren o en ruta. El primer portaciones "KIEV" está provisto de aparatos Yacoulev-36 de despegue y aterrizajes verticales.
(11) El Primer Ministro sueco, Olaf Palme, se refirió en una oportunidad en 1975 a la "teoría del dominó"3 aplicada en Europa occidental y explícito que, para llegar al poderío de los partidos comunistas europeos adoptarán una pos_ tura democrática, independiente de la marcada por Moscú. Por otra parte, el Primer Ministro de la URSS Alexei Kqsiguin, planteó la posibilidad de que en ese sentido, la "teoría del dominó" provocase la sustitución de los regí menes pro moscovitas de Europa Oriental por un socialismo con una filosofía más humanizante.
16
Desde allí, la flota soviética podrá sostener un fá cil
desplazamiento entre los paralelos 10° Norte y 10° Sur,
desde la escala naval de Conakry en Guinea-Bissau h asta
Luanda y/o el moderno y activo puerto de Lobito en Angola.
Es decir, formalizar estratégicamente, un arco de
circunferencia con centro en Luanda, de 2.900 km. d e radio,
cortando la costa africana en Freetown por el norte y Ciudad
del Cabo por el sur, rozando a su vez, la línea atl ántica
este del área de seguridad establecida por el TIAR (Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca).
Zaire y Zambia —productores cupríferos— temen la as fixia
de sus exportaciones, que dependen para su acceso a l
Atlántico, del ferrocarril Texeira de Souza- Bengue la,
puerto éste, angoleño.
PARALELO 10° NORTE: PUENTE AEREO SOMALIA-GUINEA BISSAU-CUBA
La participación política de Angola en el bloque in ter_
nacional comunista, permite por otra parte, la afir mación del
eje aéreo-militar que une el Indico con el Caribe: des_ de las
bases aeronavales que la URSS ha construido en Soma lia hasta
La Habana: puente aéreo de 11.000 km, con escalas
17
para, los "Antonov-22", en las pistas de Cabo Verde , Guinea
Bissaú y Guinea Ecuatorial (12).
Más aun, Angola, Guinea-Bissau y Cuba serían los vé rtices
de un triángulo que controlaría el paso entre el At lántico
Norte y el Atlántico Sur -apoyado logísticamente to do el
sistema, por las bases aeronavales citadas anterior mente;
control de radar en tierra (ya se instalo uno en Lu anda) y
la activa presencia de la flota soviética en el Ind ico, con
puertos abiertos en Tanzania, Soma-lía y Mozambique , donde
la influencia china en ese estado, se debilita.
"La sombra del poder naval soviético, instalado fre nte a
nuestras costas (Argentina), estará presente en el futuro
de nuestras nuevas negociaciones. Su voz se hará oí r con
más énfasis en las conferencias sobre el Tratado An tártico,
del derecho del mar, la plataforma, la pesca y caza marítima,
nuestras aspiraciones de expansión comercial; en to das
partes, encontraremos un nuevo condominio que nos h ará
recordar que el poder de convicción de las propuest as
diplomáticas tiene un componente directamente propo rcional
al calibre de los cañones que las respalda, sobre t odo si
está cerca" (13).
(12) Guyana y Cuba han dispuesto el uso del aeropuerto de Timehri, como escala en la ruta La Habana-Georgetown-Concr kry. La UBSS anunció que proveería a Cuba con una planta nuclear.
18-
Conforme lo expresara Ratzel: "África occidental y ante
todo África sudoeste fue "lado exterior" mientras l a
historia se desenvolvió en el Mediterráneo y en el océano
Indico; pero se convertirá en "interior" y en mayor grado, en
cuanto se desarrolle una historia atlántica. Para t odo el
pasado, hasta donde llega nuestra visión y aun para un futuro
bastante lejano todavía semejante calificación vale para
Sudáfrica y Australia, de cara al vacío" (14 )
El futuro lejano de Ratzel se convirtió en presente
inquietante que se proyecta a un futuro decisivo. E l Atlántico
Sur es hoy un polémico campo geopolítico que se con vertirá en
geoestratégico de primera magnitud.
(13) Carlos Álvarez: “Angola, el mar y nosotros". Buenos Airee, La Nación del 8 de marzo de 1976. (14) Frederick Batzel: "Geografía política", 1897. En Antología Geopolítica. Buenos Aires, Pleamar, 1975.
21
III
RELACIÓN ATLÁNTICO SUR-ÍNDICO-MAR ROJO
EL ÍNDICO EN LA ESTRATEGIA MUNDIAL
Hablar del Atlántico Sur, implica, lógicamente,
visualizar la importancia que tiene el océano Indic o, como
nexo entre el mundo occidental y el oriental.
El Indico -73 millones de km 2; representa el 20,3% de la
superficie marítima del planeta— luego de ser flanq ueado
el estrecho de Malaca entre 1540 y 1650, sirvió par a el
"encuentro" de dos técnicas en materia de navegació n: el
sistema empírico-científico de los portugueses y el
meramente empírico de los navegantes árabes; Vasco da. Gama
y el más grande de los pilotos árabes $ Ahmed Ibn M adjid...
"Durante veinte años, ninguna armada pudo prescindi r de
embarcar a algunos pilotos árabes en la costa de So fala a la
ida y en la del Deccán al retorno, para llegar a Ca licut o para
singlar hacia Ormuz o hacia Malaca. El portugués po día
controlar al árabe; sus métodos eran menos ágiles p ero más
universales. Pero el árabe no podía controlar al po rtugués.
En el sentido en que se realizó el
encuentro, la asimilación por parte de los recién l legados,
de las experiencias de quince siglos de sucesivos e mpirismos,
apenas necesitó de quince años" (15).
Actualmente, el Índico se ha convertido en el gran
escenario por donde se comunican los países industr ializados
de Occidente con Oriente. Hasta finales de la décad a de los
años 60, fue el tradicional "mare nostrum" de Ingla terra,
quien al ir retirándose de la región al Este de Sue z, facilitó
la presencia de otras flotas que, como la soviética , aumentó
en un corto período de quince años, las unidades de la misma
en relación de 1 a 6. Ello trajo consigo una honda preocupación
a los EE.UU. que, por consejo de su Almirantazgo de cidió
ampliar en 1974 las instalaciones de la base San Di ego en el
Archipiélago de Chagas, en franco acuerdo con Gran Bretaña.
Ella está conectada directamente con los poderes de fensivos
de Guam, Filipinas y Honolulú. "Relais" de los subm arinos
norteamericanos, armados de misiles nucleares, así como de
aparatos KM 135, utilizados para el abastecimiento de aviones
en vuelo(16).
(15) Fierre Chaunu: "Conquista y explotación". Barcelona, Labor3 1973. (16) Gran Bretaña mantiene sus posiciones militares en las islas Aldabra3 Desroóhes, Farquhar y Mahé —al oeste de Diego García— y alianza militar con Australia y Sudáfrica,, significando su "abandono" 3 tan solo una simple reducción de su presupuesto militar en la zona. Las islas citadas anteriormente3 que componen el BI0T, pueden ser utilizadas por Gran Bretaña y EE.UU. "con fines militares por la duración de 50 años"
23
Una importante red de apoyo —estaciones de radar, b ases de
suministros— desde Sudáfrica a Irán y de Tailandia a
Australia, desfigura aparentemente, la superioridad
numérica de los navíos soviéticos.
Evidentemente el Indico, libre de hielo todo el año , se
convierte en un importante espacio marítimo para la URSS
asiática y que le permite a ésta su comunicación co n la URSS
europea, facilitándole a su vez, el intercambio con los
países afroasiáticos inscritos en su línea política . Quizás
la importancia mayor en este aspecto, radica en que la
permanencia de la flota rusa en el Índico, permite crear una
barrera de contención a la influencia china-maoísta que se
desarrolla en puntos claves como Mozambique.
El Pentágono norteamericano —que mantiene bases y p actos
militares: CENTO, SEATO, ANZUK- ha denunciado la pr esencia
de asientos soviéticos en Berbera y Mogadiscio en S omalia;
Aden y Mukeilla en Yemen del Sur; en Ul Al-Quars en Irak y
Visahagaptuain en India.
En el desarrollo de la estrategia militar, aparente mente,
el verdadero interés soviético, como fuese expresad o por sus
representantes en las Naciones Unidas (7 de diciemb re de
1963) es el establecimiento de zonas desnuclearizad as
.
24
en el Mediterráneo y en el Indico, con el fin de pr ivar a los
EE.UU. de la mejor posibilidad estratégica militar- naval de
ataque de los submarinos Polaris A-3 , del más pote nte
Poseidon y de los nuevos Trident de la VII Flota de l Pacífico
con base en Subic Bay en las Filipinas.
La "estrategia de las islas", preocupa a la URSS da do que
ella está dirigida contra las zonas meridionales de su
territorio y a los países socialistas del Asia.
Si bien en los últimos tiempos EE.UU. decidió no in ter_
venir en los asuntos políticos del Oriente (retiro de
Vietnam, Doctrina Nixon, discurso de Guam), aumenta la
capacidad de maniobra de su flota en la zona del go lfo Pérsico
y el Indico, protegiendo la distribución del petról eo del
Medio Oriente con destino a sus aliados de Europa y Japón. La
reapertura del Canal de Suez permite, en principio, el
traslado rápido de barcos soviéticos desde el Mar N egro y
el Mediterráneo hacia el escenario Índico. Pe_ ro t odas esas
acciones tienen directa repercusión en el Atlántico Sur,
aunque éste se halla, como teatro de operaciones de la actual
guerra fría naval, aparentemente marginado.
EL CORREDOR DEL MAR ROJO
Uno de los objetivos soviéticos en el Indico, relac ionado
25
íntimamente con la comunicación con Europa consiste -así
concuerdan los Servicios de Inteligencia de EE.UU., Israel y
algunos Estados europeos- en reforzar su presencia en el Mar
Rojo y en el golfo Pérsico, con el fin de cerrar "l a canilla
del petróleo" a las potencias europeas, en la event ualidad de
un conflicto con las fuerzas de la OTAN (17).
El aumento del poderío naval ruso en el Indico —com o en
el Pacífico oriental— coincide con un impresionante in
cremento en la cantidad de barcos de su flota merca nte, la
mayor del mundo en términos de tonelaje, con escala s en
Singapur, Hong-Kong, Bangkok, Colombo y otras termi nales (El
Plan quinquenal soviético tiene como meta llegar a 5 millones
de toneladas). El primero de los puertos nombra_ do s es el
cuarto del mundo, gozando de un emplazamiento estra tégico
en la comunicación Pacífico-Indico.
•WIBOUTI: PUERTO CLAVE
Al entregar Francia los territorios de Afars e Issa s y luego
de afianzarse las fuerzas socialistas en la isla de Socotra,
la URSS buscaría ejercer influencia en el puerto de Djibouti,
situado frente al estrecho de Bab el Mandeb.
(17) Los países de Europa obtienen en esa área el 60% del petróleo que consumen.
26
Ese pequeño enclave, controlado aún por Francia, do mina el
golfo de Aden, pasaje que une el Mar Mediterráneo c on el
océano Índico a través del Canal de Suez y el Mar R ojo.
El acceso a Djibouti y Berbera, facilitaría a Moscú un
estratégico "trampolín" para mantener un control de las
vías marítimas que conducen al Medio Oriente.
Etiopía, si bien no renunció a todo reclamo sobre D jibouti,
manifiesta actualmente su preocupación por el desti no futuro
de ese puerto, ya que la mitad de su comercio inter nacional
se moviliza a través de él. El presiden te de Somal ia, Gral.
Mahamed Siad Barre considera a su vez, que tanto Dj ibouti como
la región de Ojadenx (en Etiopía oriental), "consti tuyen
parte de nuestro territorio ocupado por poderes
extranjeros".
Por otra parte, Francia desea mantener a dicho puer to como
base naval, ya que aproximadamente el 10% de su Arm ada,
incluyendo submarinos con proyectiles nucleares, op eran en el
océano Índico (18).
(18) Francia prometió el último día de 1975 la independencia de Djibouti en fecha a fijarse, pero expresó el deseo de mantener sus bases militares en el territorio por tiempo indefinido. En París se considera que el retiro completo de las fuerzas francesas contribuiría a desencadenar un conflicto entre Etiopía y Somalia, Los franceses tienen además, instaladas unidades navales, aéreas y terrestres en las islas de la Reunión.
29
IV
G E O P O L Í T I C A DEL A T L Á N T I C O SUR
LA COSTA DEL "RESCATE"
El descubrimiento del Brasil, entre los grados 16 y 17
de latitud sur, por Alvares Cabral, fue consecuenci a de la
nueva y compleja "volta" puesta en marcha por Vasco da Gama,
con el primer enlace directo Lisboa-Calcuta. Navega ndo proa
al suroeste, con el impulso del alisio. de costado, hasta
situarse en la ruta de los grandes frescos del hemi sferio sur,
era inevitable encontrar algún día la costa de Amér ica
meridional. Así se llegó a la desemboca dura del r ío Cahy,
denominándose a la tierra descubierta, primeramente Monte
Pascoal, luego A Terra de Vera Cruz y, definitivame nte,
Brasil (19).
Ese territorio —enlace o descanso en la comunicació n
Atlántico-Indico- fue cedido por contrato a Fernao Loronho
por "diez años y cuatro mil ducados anuales, con la
(19) En la carta dirigida a los Reyes Católicos, el 28 de agosto de 1501 , Manuel I empleó, a propósito del descubrimiento de la Tierra de Santa Cruz el adjetivo "milagrosamente y definió a la misma, como una escala ideal en la ruta oriental de las Indias.
30
promesa de prohibir la importación de palo Brasil d e Oriente".
Además, una cláusula que obligaba al contratante a poner en
ruta, ''todos os años seis navíos a descobrir 300 leguas
adiante".
A partir del descubrimiento portugués, Castilla tuv o que
compartir el Atlántico, interviniendo también los f ranceses
que iban al "rescate" del Palo Brasil.
El Atlántico en los siglos XVI y XVII fue el escena rio de
la expansión europea. Frederic Mauro, en su documen tado
libro: "El Portugal y el Atlántico del siglo XVII", explica
las modalidades concretas del comercio del palo bra sil, del
azúcar y de los esclavos. Hacia 1765, Inglaterra co ntaba ya
con importantes posiciones en el Caribe y en Améric a Central,
que le facilitaban su comunicación con el Pacífico: Porto
Bello unido a Panamá por acarreo; Honduras, asiento muy
cómodo en caso de guerra. Se extendió luego hacia e l Atlántico
Sur a través de la ruta: el Plata, los Andes, Chile ; San
Pablo, Asunción, Bolivia; Amazonas, Rio Negro, Casi quiare,
Orinoco. El mar y el ultramar, aunque enfocados por el europeo
a partir del 1600 desde un ángulo esencialmente eco nómico,
plantearon toda clase de problemas políticos y de c iencia
geopolítica.
LA FRONTERA ATLÁNTICA
Francisco de Vitoria en 1510, indicaba en su obra:
31
"Relections de Indis", la urgencia en proteger el N uevo
Mundo, mediante un régimen jurídico que comprendía implícita
mente un estatuto de las fronteras oceánicas y que, en 1519,
Carlos I de España y V de Alemania, estableció al p roclamar la
intangibilidad de América* prohibiendo acciones hos tiles y/o
bélicas en sus costas; afirmado todo por el Tratado de Madrid
de 13 de enero de 1750 cuando las coroñas de España y Portugal,
acordaron que en caso de guerra entre ambas, debían mantener
a sus colonias en total paz, como si aquélla no hub iese sido
declarada.
Desde 1930, el limite exterior del mar territorial se ha
ido extendiendo, dada la ausencia de "normas intern acionales
de derecho positivo y vigentes que estableciesen la anchura
permisible para el mar territorial de los E Stados, o que
limiten de alguna manera clara y concreta, la potes tad
tradicional de los mismos Estados para determinar l ibremente y
en forma unilateral esa anchura" (20).
La Declaración de Montevideo sobre el Derecho del M ar fue
clara al respecto, al reconocer "la existencia de u n nexo
geográfico, económico y social entre el mar, la tie rra y el
hombre que la habita, del que resulta una legítima
(20) Notas verbales de respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay a varios Estados, respecto a la extensión de 200 millas del mar territorial de nuestra República.
32
prioridad en favor de las poblaciones ribereñas par a el
aprovechamiento de los recursos naturales que les o frece su
ambiente marítimo" (21).
Por otra parte, la declaración de Panamá, Primera r eunión
de Ministros de Relaciones Exteriores, había establ ecido
que las repúblicas americanas, "tienen el derecho
indiscutible a conservar libre 'de todo acto hostil por
parte de cualquier nación beligerante no americana, aquellas
agua adyacentes al continente que consideren de pri mordial
interés y directa utilidad para sus relaciones, ya sea que
dicho acto hostil se intente o se realice desde tie rra,
desde mar o desde aire" (22).
El artículo 4 o de la Declaración de Rio de Janeiro, trazó
y amplió la línea de seguridad, coincidiendo los Es tados
americanos en conciliar las exigencias de la políti ca con las
realidades del fondo submarino. El principio del "c inturón
de castidad" o de "mar cerrado" fue un avance hacia las
nuevas formas de un Derecho Internacional amera can o que
estableció al Continente como persona de derecho
plurisoberana, trazando fronteras oceánicas más all á de su
área jurisdiccional (23).
(21) Declaración de Montevideo, 8 de mayo de 1970. C22) Declaración de Panamá, 3 de octubre de 1939. (23) Declaración de Río de Janeiro-TIAR, 1947.
33
No cabe duda que la fijación de las 200 millas, com o el-
concepto de "zonas económicas", cambiaron radicalme nte el
"status" de los mares abiertos, con el peligro cons tan_ te del
"colonialismo marítimo" progresivo de los gigantes
financieros (24). Así lo expresó el Comandante Gene ral de
la Marina de Ecuador, C/A Sergio Vázquez Pacheco: " El
gobierno ecuatoriano, en forma categórica, ha mostr ado su
decisión y ha aceptado el reto de la historia: segu ir una
política de derecho frente a la política de la fuer za, una
política de la razón frente a la arbitrariedad y el interés
económico".
LAS "BATALLAS SILENCIOSAS"
Por siglos, el lecho de los mares y la profundidad de los
océanos constituyeron una zona de misterio y de ley enda fuera
de la preocupación práctica de la humanidad. Des_ d e la
primera Declaración Truman (28/IX/1945), la revoluc ión
tecnológica comenzó su acelerada carrera 3 tendiente a
colonizar el fondo de los océanos, explotando sus r ecursos
biológicos y minerales a un ritmo cada vez mayor.
(24) Derechos de la explotación de zonas marítimas fueron las denominadas: "Guerra del bacalao", entre Gran Bretaña e Islandia¡, finalizada por el Acuerdo del Io dé junio de 1976. La "disputa de Manhattan" entre los EE.UU. y. Canadá. La "guerra de la langosta" entre Brasil y Francia.
34
El Atlántico Sur guarda una enorme reserva alimenticia
como un incalculable valor en minerales y petróleo, en él -como
en la Antártida- se llevan a cabo "batallas silenciosas"
entre las potencias superdesarrolladas y las grande s empresas
multinacionales; en muchos casos, amparadas éstas p or
organismos internacionales que les otorgan patente de
"investigación científica". La acción por otra part e, se
desarrolla ante la impotencia de los países ribereñ os
—sudamericanos y africanos— que no cuentan ni con r ecursos
tecnológicos, ni de control defensivo. Su protesta y la
consiguiente polémica, tiene como escenario el comp lejo foro
de las conferencias sobre el Derecho del Mar en las Naciones
Unidas.
Frente a esa conocida situación de explotación —en muchos
casos predatoria— la tecnología dirige sus máximos
esfuerzos a extraer el petróleo, los nódulos, metál icos como
también algas y diversos tipos de vegetales que.se
encuentran en el lecho oceánico. Modernos navíos de
"investigación" de los países industrializados libr an esas
"batallas silenciosas" con claros fines económicos y m ilitares
(25).
(25) Varias especies de ballenas ya fueron extinguidas o están a punto de extinguirse en el Atlántico Sur. Focas y leones marinos han desaparecido de los mares de la Antártida. Langostas y camarones ya no existen en áreas donde eran encontrados sin restricciones pocos años atrás.
Los nódulos, que son masas metálicas de pequeña dimensión y de forma redondeada, valorados en 1 billón.700 mil millones de toneladas, espaciados por todos los océanos, contienen principalmente: hierro, cobre, níquel, manganeso y cobalto en alto grado de pureza. Tales nódulos pueden ser colectados clandestinamente por navíos adecuados sin el conocimiento del país ribereño al cual pertenece la plataforma donde están depositados (Citado por V/A Pau_ lo I.R.Freitas en "Uso del mar", Rev.Estrategia, N° 34/35 Buenos Aires, agosto de 1975).
35
LAS TRES CLAVES DEL ATLÁNTICO SUR
Durante las dos últimas guerras mundiales, el Atlán tico
Sur no fue considerado en el tablero estratégico de las
grandes potencias. Tan solo, como episodio anecdóti co, se
recuerda la batalla del Río de la Plata protagoniza da por el
acorazado alemán Gran Von Spee y los cruceros ingle ses Ajax,
Aquiles y Exeter. Mayor relieve tuvo sí, la presenc ia de la
flota submarina del Almirante Karl Doenitz, torpede ando los
buques de transporte alimentario que, desde los paí ses
latinoamericanos se dirigían a puertos aliados.
Posteriormente, la interrupción del Canal de Suez d ebida
a la guerra de los Seis Días (1967), obligó a los p aíses
europeos a fletar los superpetroleros que, vía Cabo de Buena
Esperanza, por la "ruta del petróleo", transportaro n el
vital elemento desde el Medio Oriente a -los centro s
europeos y americanos.
36
Futuros conflictos que derivasen en el cierre de los
canales de Suez y Panamá, valorizarían nuevamente al Cabo de
Buena Esperanza y al Estrecho de Magallanes. El Atl ántico
Sur, interrelacionado con el Índico y el Pacífico e s ruta
normal para el tráfico de materias primas y marinas de
guerra.
A su espacio se entra por tres accesos
intercontinentales:"el Afro-americano (Cabo San Roq ue-Cabo
Palmas, 3.300 km.); el Américo-antártico (Cabo de
Hornos-Shetland del Sur, de 900 km.); el Afro-antár tico
(Cabo Agujas-Sándwich del Sur, de 4.000 km.).
Considerando la presencia política de otros Estados
-además de los latinoamericanos y africanos costero s— todo
indica que el problema del Atlántico Sur resulté al tamente
complejo, pudiendo ser enfocado desde el estricto p unto de
vista geopolítico como del estratégico. Mientras lo s EE.UU.
reservan este último valor tan solo a Alemania Fede ral, Gran
Bretaña y Japón, la URSS —ateniéndose a las reitera das
declaraciones de su Almirantazgo— busca afirmar su poder
marítimo conforme a la definición que sobre éste di era Sir
W. M. James: "Poder marítimo es aquel que permite a su
poseedor enviar tropas y su comercio a través de la s aguas
que separan las naciones hasta el lugar objetivo de sus
deseos y evitar que sus antagonistas hagan lo propi o" (26).
39
Coincidimos con el Dr. Juin de Cebaret. .
—geopolítico-francés— cuando considera que los EE.U U.-no
.piensan geopolíticamente, "salvo cuando, ensanchab a
reiteradamente sus fronteras en los comienzos de su
crecimiento. Siempre le interesó reforzar su seguri dad y
dominios económicos mundiales del momento, salvo al gunas
contadas excepciones 9 como la aplicación del Plan Marshall,
porque, nunca captaron, sus dirigentes, el futuro l ejano"
(27).
BRASIL: EL "MARE NOSTRUM"
En un oficio dirigido por Lord Ponsomby al Conde ' Dudley,
de fecha 18 de enero de 1828, el diplomático britán ico
manifestaba su preocupación ante el interés brasile ño por la
frontera atlántica. Escribía: “Creen (los brasileño s) que una
vez dueños de la costa entera dé Sud América, desde el
Amazonas hasta el Plata y pudiendo establecer estac iones en
la costa africana podrán seriamente controlar el co mercio de
Inglaterra con la india, la China y todo el-Asia Or iental y
el Pacífico".
•-Por Decreto-Ley N° 1098 del 25 de marzo de 1970, Brasil llevó
su Mar Territorial a 200.millas. Posteriormente
(26) W.M. James: "The influence of sea power on the history of the British -people" Londres - 0xford 1948
(27) En la Nouvel Observateur, Julio de 1975
40
lo definió como "área marítima de seguridad", denom inación
más actualizada de “mare nostrum" y que comprende, además del
Atlántico Sur, un área marítima del Atlántico Norte (hasta
el trópico de Cáncer) y otras menores del Pacífico e Indico.
El Gral. Golbery do Couto e Silva concibe un círculo
defensivo del Atlántico Sur, cerrado por Brasil, Portugal,
Guinea, Angola y Mozambique y un eventual enclave brasileño
en la Antártida, establecido éste conforme a la teoría de
la "defrontacao".
El V/A Paulo I. R. Freitas ha expuesto fundamentos al
respecto, sosteniendo que en tal espacio, Brasil no ha
previsto la participación de ningún aliado con quie n
compartir tal responsabilidad, pues no es aceptable la
protección de los intereses y tráfico marítimo brasileño, por
marinas aliadas en el Atlántico Sur (28).
Un estudioso argentino saca lógicas conclusiones de
ello: "La apetencia hegemónica brasileña, contrasta sin
duda con los méritos de la integración naval
argentino-sudafricana y debilita, de hecho, la cohe sión
indispensable para asegurar un buen uso del Atlánti co
meridional" (29).
La economía brasileña se traslada por cuatro rutas
marítimas principales: ruta oceánica-sudafricana; r uta
(28) Ob. oit. en Nº 25. (29) A. Bianchi y Von Kirck (seudónimo de un oficial retirado de la Armada argentina}t en ob, cit. N° 25,
41
cos tanera; ruta oceánica-centroafricana y ruta
oceánica-europea. La necesidad de escoltas de navío s de
guerra -en, caso de conflicto- a los buques mercant es que
zurean esas rutas», lleva a que el Almirantazgo bra sileño
considere que los límites de su "área marítima de s eguridad"
deba extenderse por todo el Atlántico Sur, incluyen do la
ruta que atenderá los futuros intereses del Brasil en la
Antártida", según expresión de Golbery Do Couto e S ilva.
Para un país como el Brasil -expresa el Ministro. S outo
Mayor— cuyas potencialidades de desarrollo se han v isto
frecuentemente limitadas por la estratificación de las
relaciones internacionales, la superación de los cu adros de
referencia, dentro de los cuales se forjan las estr ucturas de
relación prevalecientes de la posguerra, representa un
desafío a nuestra creatividad y capacidad de acción en el
plano internacional'- (30);
El Almirante Monnerat considera que la ruta del Cab o de
Buena Esperanza representa hoy, la región de mayor
estrangulamiento marítimo mundial. "Aparté" de ser la zona
de mayor interés para nuestro país ! —dice— habremos, de notar
que la tarea que le compete a nuestra flota y para la cual,
debemos preparárnosles muy grande" (31).
(30) Ministro Luis A.P.Souto Mayor: "A politica externa do Brasil en Revista Brasiteira de Estudos Políticos.' Belo Horizonte, Universidades->1976.
(31)'Declaraciones del Álm. Roberto M. Monnerat al asumir el Comando de la Flota de Brasil; en O Estado de Sao Paulo, 15 de noviembre de 1975.
42
Posición que concuerda con el pensamiento del
internacionalista Ruy Barbosa, cuando consideraba q ue el
Brasil, tanto por la mayor extensión de sus costas como por
su posición, tendrá la responsabilidad, entre las g randes
potencias, de ejercer prioritaria influencia en tod a el área
del Atlántico Sur. La "Operación África' ; de Gibson Barbosa
(5 de enero de 1972) buscó formalizar una relación
económico-política con los nuevos estados africanos , alentada
ante el retiro del colonialismo portugués (32).
La aspiración de Golbery do Couto e Silva de hacer de
Brasil socio de EE.UU. en la defensa del Occidente, Lo lleva
a considerar al Atlántico Sur —“mare nostrum”— como "una
placa giratoria de maniobra contra cualquier estrat egia de
resistencia y contraofensiva en relación con la sie mpre
posible y peligrosa arremetida del expansionismo so viético".
La Revista de la Escuela Naval de Brasil recomienda en su
Punto I o: "Expandir las actividades navales a todo el
Atlántico Sur* incluyendo las costas africanas y la s altas
latitudes hasta la Antártica" (33).
A los efectos de actualizar su marina de guerra pa ra el
patrullaje y control marítimo y oceánico, Brasil ha
(32) Véase: Adolpho J. Bezerra: "O Brasil e o mundo asio-africano". Rio de Janeiro, I. Pongetti, 195B. (33) Rev.de la Escuela Naval de Brasil, diciembre, 1973.
43
emprendido una rápida carrera de reequipamiento de su flota
de guerra. Por decreto firmado por su Presidente Gr al.
Geisel, se construirá una base de misiles en tierra además
de otorgarse prioridad al equipamiento de sus barco s, con
armamento de ese tipo. El centro terrestre que serí a
levantado al sur de Río de Janeiro (CMISM), por el II Plan
de Desarrollo firmará convenios con empresas extran jeras
productoras de material bélico, a fin de producir l os
misiles en Brasil (34).
La Visita del Secretario de Estado norteamericano H enry
Kissinger a Brasil (enero de 1976) se debe, aparent emente,
a la búsqueda de una solución al problema geopolíti co del
Atlántico Sur. En su época de catedrático, Kissinge r propuso
la teoría de la concentración de la cooperación en un país
neurálgico de cada región del mundo en desarrollo, para
generar desde él las tendencias que EE. UU. procura.
ARGENTINA: LLAVE AUSTRAL DEL ATLÁNTICO SUR
La Patagonia es la llave de los dos océanos -Atlánt ico y
Pacífico- porque de ella es parte integrante el Est recho
(34) El EXOCET3 misil francés de superficie-superficie. El SEA-CAT, inglés de superficie-aire. El IKABA, australiano para combate submarino. Encargó a EE.UU. un submarino de propulsión nuclear de 3.500 ton.
44
de Magallanes y la Tierra del Fuego, escribió Juan B.
Alberdi. Como claramente lo veía este ilustre polít ico
argentino, aquel estrecho es, a los intereses del P acífico en
sus relaciones con el Atlántico, lo que el Canal de Suez a la
Europa marítima y comercial que trafica con el Orie nte.
Evidentemente, en el dominio de las rutas oceánicas en el
caso particular de tiempos de conflictos, los estre chos
adquieren relevada importancia. Muchos han perdido en la
actualidad interés geopolítico; otros, aparentement e se
encuentran en segundo plano o en reserva. Si consid eramos
entre los primeros al Paso de Calais, al de Malaca, y al de
Tsü-shima, por citar a algunos; el Estrecho de Maga llanes
adquirirá notoria relevancia frente a la eventual s uspensión
del Canal de Panamá o bien, por la posición clave q ue ocupa
frente a la Antártida. En 1889 el Presidente Balmac eda
(Chile) sostenía: "El imperio de la América del Sud en el
siglo próximo, corresponderá a la nación que sea du eña de
la extremidad austral del continente, porque a esas regiones
desbordará el excedente de la población anglo-sajon a de la
vieja Europa y se formará allí un país tan rico, ta n poderoso
y tan emprendedor como la gran república del Norte" (35).
(35) J. Bañados: “Balmaceda y su gobierno". París Garnier, 1894.
45
La Argentina se destaca por su insularidad económic a, ya
que el 90% de su comercio se dirige a los grandes m ercados
extra continentales. Gracias a la constructiva visi ón de sus
geopolíticos, viene formalizando —a nivel nacional e
internacional— una doctrina marítima que parte de l a base
de que, los intereses del mar configuran importante s objetivos
para el desarrollo y seguridad del Estado.
El proyecto argentino del 80, que apel6 a una limit ada como
posesiva concepción espacial pampa-puerto, restó im portancia
al Mar Argentino donde el mercantilismo inglés del siglo
XIX, estableció su frontera. Mar que, a igual modo para el
Uruguay, está directamente vinculado con la red flu vial del
Plata que canaliza el transporte hacia las regiones
interiores del litoral y sirve de enlace para llega r a las
repúblicas de Bolivia y Paraguay.
Si bien los puertos de Buenos Aires y Montevideo
representan desde los remotos tiempos coloniales, l a
expresión de tan importante "hinterland", todo exig e hoy, la
formulación de una pujante conciencia marítima que implica
la comprensión y la valorización del importante pap el que el
mar desempeña en la seguridad y en el desarrollo de los
Estados.
La Patagonia representa propiamente el eje marítimo —
atlántico argentino. Frente a ella las islas Malvin as; al
46
Sur el territorio antártico; al Este, el "territori o
argentino sumergido":
Respecto a las Malvinas, el Comité de Juristas
Interamericano, suscribió el 15 de mayo de 1976, un a
declaración decretando que "Argentina tiene inobjet able
derecho de soberanía sobre las islas Malvinas" y qu e, "Panamá
es soberano en la zona y en el canal y debe asumir el control
y la administración de esa vía interoceánica". Suma ndo a su
lógico y tradicional reclamo de soberanía sobre es e
territorio insular, Argentina debe encarar los aspe £ tos
económicos que ofrecen los yacimientos petrolífero s
submarinos, extendidos probablemente en toda su pla taforma
continental; como a la vez, considerar el valor net amente
estratégico de las mismas frente a la política mund ial que
actualmente se desarrolla en el Indico, interrelaci onado éste
con el Atlántico Sur. El Decreto-ley 17094 establec e
—conforme al criterio de la Convención de Ginebra d e 1958—
que la soberanía argentina se extiende al lecho de l mar y
al subsuelo de las zonas submarinas hasta donde la profundidad
presente la explotación de los recursos naturales. Si Gran
Bretaña, que se apropió de las Malvinas en 1883, r esolviese
"otorgar" la independencia a las mismas, incorporán dolas como
miembro pleno al Commonwealth, introduciría una sen sible
variante al natural concepto de soberanía como a l as
relaciones internacionales entre Estados.
47
Argentina, por decreto del 10 de junio de 1829, dis puso
que las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos,
en el Mar Atlántico, fuesen regidas por un Comandan te
Político y Militar.
El continente antártico adquiere valor geopolítico, tanto
por sus reservas ante el agotamiento de los recurso s
naturales, como por significar una importante base de
operaciones. Espacio aparentemente neutralizado por el
Tratado Antártico, vigente desde 1961, es aprovecha do
"científicamente" por el multipolarismo primero y s ostenido
en el Año Geofísico Internacional (1957/58) cuyas
resoluciones facilitaron la participación de la URS S, Japón,
Bélgica y Sudáfrica, a instalar bases con el fin de realizar
estudios científicos. Todo el esquema, conforme al
"condominio concertado", expresión ésta del experto
argentino Carlos J. Moneta (36).
Argentina ocupa el sector comprendido entre los
meridianos 25° y 74° longitud Oeste, entre el paral eló 60°
latitud Sur y el polo. La península de San Martín, ante los
actuales movimientos estratégicos descritos anterio rmente,
adquiere importancia vital como espacio terrestre d e
(36) La Antártida es considerada "zona de reserva" en materia petrolífera; de plancton; como fuente sustitutiva de alimentos; de minerales como, carbón, hierro3 uranio, cobre, molibdeno; agua dulce y pesca de ballenas, krill, etc.
4$
apoyatura para el desarrollo del transporte aéreo y marítimo
que facilita la comunicación entre América del Sur y el
Oriente. Además, por gobernarse desde ella, los con troles
meteorológicos y de las aguas del hemisferio Sur. L as bases
argentinas Marambio y San Martín, resultan llaves d e acceso
a la Antártida (37).
La moderna tecnología —tanto marítima como submarin a y/o
aérea— indica que el pasaje austral representa un m edio
eficaz y rápido para la comunicación entre los cont inentes
del hemisferio Sur. Todo ese escenario, integrado p or los
océanos Atlántico y Pacífico y los mares adyacentes ,
significa una unidad estratégica de primer orden pa ra el
transporte comercial o bélico dirigido a controlar el
"RIMLAND" de Spykman o la "ISLA DEL MUNDO" de Macki nder
(38).
(37) EE.UU. y la URSS no reconocen ninguno de los reclamos territoriales efectuados sobre distintas áreas de la Antártida. Por otra parte, Inglaterra reclama el sector comprendido entre los 20° y 50° longitud Oeste al sur del paralelo 50° latitud Sur y entre los 50° y 80° de longitud Oeste, al sur del paralelo S8°5 latitud Sur. (38) Nicholas J. Spykman: "Quien controle el EIMLAND domina Eurasia; quien domina Eurasia controla los destinos del mundo”.
Harold Mackinder: "Quien controle a la Europa Oriental domina el corazón de la tierra; quien domina el corazón de la tierra domina la Isla Mundial; quien domina la Isla Mundial domina el mundo".
49
CHILE: POLÍTICA OCEÁNICA
La teoría geopolítica del Ate. Alfred T. Mahan ("la nación
que llegue a controlar el mar, en especial las vías
marítimas, posee las llaves del poderío mundial") t uvo en su
medida, repercusión en los centros de Altos Estudio s de las
Fuerzas Armadas chilenas, donde se dio importancia
estratégica y geopolítica a las vías de navegación que, como
el Estrecho de Magallanes, el Pasaje Drake y el Can al de
Beagle, permiten la comunicación entre dos zonas de los
océanos Pacífico y Atlántico y donde el control del territorio
ribereño es de capital importancia.
Desde el propio instante que comenzó la hostilidad de
Inglaterra contra las colonias españolas, las autor idades
residentes en América, comprendieron que el Estrech o de
Magallanes y la costa patagónica, eran los puntos v ulnerables
para una agresión al extremo litoral marítimo del P acífico
Sur. Así lo manifestó, a fines del siglo XVIII el G obernador
Ambrosio O'Higgins y años más tarde, su hijo, el Di rector
Supremo de Chile, don Bernardo O'Higgins, quien tam bién
consideraba con temor las ambiciones inglesas y fra ncesas
y la posibilidad de que esas potencias estableciese n alguna
base naval en la parte austral del continente. El. gobierno
de Manuel Bulnes, el 21 de setiembre de 1843, proce dió a
ocupar el Estrecho de Magallanes, fundan do una col onia que
se llamó más tarde, Punta Arenas y que
50
señala el comienzo de la colonización de aquel importante
espacio, como a su vez, el punto de partida de una larga y
engorrosa cuestión de límites con la República Arge ntina.
"La gran vocación internacional de Chile es y debe ser el
mar", expresó Diego Portales. Durante la primera Gu erra
Mundial, Chile —por decreto de 15 de diciembre de 1 914—
declaro que todo el Estrecho de Magallanes se encon traba
dentro de sus aguas territoriales; acción dirigida a defender
su neutralidad, con el fin además de crear una doct rina
geopolítica y geoestratégica. Esta se desarrolla en la
década del 30, gracias al planteo del General Ramón Cañas
Montalva, quien insistió ante su gobierno la necesi dad de que
Chile fijase, taxativamente, los límites de sus pos esiones
en la Antártida. Hecho que se registró en noviembre de 1940,
por el Decreto Supremo N° 1747.
"El ángulo marítimo, formado por la costa chilena y el
Estrecho, la Isla de Pascua y el territorio antárti co,
-constituyen la base de una sólida protección geopo lítica
de Chile en el Pacífico, considera Francisco Orrego Vicuña.
Chile, vigía natural del Cuadrante 4 o Sur Antártico -expresa
un especialista— aparece ahora como "el principio d el
mundo"; cabeza de puente entre Asia y Europa y en u na
"carrefour" para darle salida y movimiento de gran
51
parte del "hinterland" sudamericano hacia el Pacífi co
(39).
Sin lugar a dudas, el dominio marítimo del Pacífico fije un
factor clave en la hora de la independencia. En los
primeros años de la República, se pensó en la ocupa ción de
las Islas Galápagos e incluso de las Filipinas, apr ovechando
la decadencia del poderío español de ultramar (40).
En una segunda etapa, Chile buscó consolidar su pre dominio
—en franco entendimiento con Brasil- buscando así a segurar
un equilibrio geopolítico en América del Sur. Expre saba el
esclarecido Alberdi: "Ya no es un misterio para nad ie que el
instigador de las desavenencias actuales (era 1879) de Chile
con el Plata sobre la propiedad y posición del Estr echo de
Magallanes y de la Patagonia, de que el estrecho fo rma
parte, es el gobierno de Brasil" (41).
Por el Decreto Supremo N° 346 del Ministerio de
Relaciones Exteriores, de 5 de junio de 1974, Chile acaba
de establecer EL MAR CHILENO. En sus partes pertine ntes se
expresa:
(39) Víctor Chaves D. citando a Jean Flavigny; en Revista Estrategia N° 31/32. Buenos Aires, febrero de 1975. (40) Francisco Orrego Vicuña: "El Océano Pacifico". Santiago de Chile. Ed. G. Mistral. 1975.
52
"Considerando: la importancia y gravitación que tie ne el
mar en el destino de Chile y la conveniencia de rea firmar
la natural vocación marítima que, en razón de tal h echo,
existe en la conciencia nacional, Decreto:
1. Denomínase "Mar Chileno" a aquellas aguas del mar q ue
bañen o circunden el territorio nacional.
2. Dicha denominación, en modo alguno, prejuzga o alte ra
el régimen legal, interno o internacional, de las
aguas a que se refiere el inciso anterior".
Federico Marull Bermúdez, geopolítico chileno, en s u
tesis "El Mar de Chile", considera que éste se exti ende desde
el límite internacional con el Perú hacia alta mar, 1.200 km.
de la costa, instalando en ese punto las "Boyas Naz ca". El
límite Este del Mar de Chile será la línea del lito ral
continental chileno con sus 4.270 km. de extensión. Al llegar
al canal de Beagle, frontera con Argentina, el lími te
oriental seguirá inicialmente la delimitación natur al entre
los océanos Pacífico y Atlántico Sur. Se extenderá, por
tanto, siguiendo la primera parte del denominado Ar co de las
Antillas Australes. Este arco, compuesto por elevac iones
submarinas que irregularmente
(41) J.B.Alberdi: “Límites territoriales" s en Obras Completas, T.3, Buenos Aires La Facultad^ 1920.
53
afloran en islotes o islas, constituye la delimitac ión
natural entre los dos océanos, Pacífico y Atlántico . Por
tanto, el límite Este del "Mar de Chile" se extende rá
siguiéndole inicialmente. Desde el Cabo San Pío, se trazará
una línea al sur del Banco de Burdwood y las Rocas Cormorones,
alcanzando el meridiano 53° longitud Oeste y forman do un
ángulo recto con esta línea. Desde allí, seguirá el límite
el meridiano 53° cruzando el Mar de Weddell hasta t ocar el
continente Antártico" (42).
URUGUAY: PARALELO 35° SUR - RIO DE LA PLATA
Desde el siglo XVI, el Río de la Plata, legendario camino
de Yungulos y Dorados, atrajo las corrientes atlánt icas de la
civilización europea y las corrientes continentales de la
tradición americana. La importancia de toda su área , en la
geoestrategia global del Atlántico Sur a la altura del
paralelo 35°, está definida por la historia de sus primeros
210 años —de su descubrimiento a la fundación de la
ciudad-puerto de Montevideo— con sus altas y sus ba jas, pero
permanentemente en el primer plano de la historia d el
Atlántico Sur occidental; pieza en jaque por España y
Portugal.
(42) Federico Marull Bermúdez: "Geopolítica del Pacífico Sur". Santiago de Chile„ Univ. Católica, 1974.
54
En sus costas, tanto los puertos de Montevideo como
Buenos Aires —agreguemos Colonia y Maldonado— le
proporcionaron un singular valor político-económico -militar,
centrándose hoy, en todo el espacio marítimo
platense-atlántico, el enclave geopolítico que aseg urará el
porvenir del Cono Sur.
La fijación del mar territorial uruguayo, significó no
solo un mayor despliegue de la soberanía nacional, sino que
trajo consigo —como lógica consecuencia— la afirmac ión de
una serie de posiciones de carácter estratégico.
"La República Oriental del Uruguay debe y puede for mar una
Marina diferente a todas las existentes en la actua lidad. Es
más, nuestro país necesita encarar su problema marí timo de
manera original. Se lo señala su geografía, se lo r ecuerda
su historia y se lo manda su economía", escribía ha ce cuatro
décadas un distinguido Oficial de la Armada uruguay a (43).
Carlos Badía Malagrida, en 1919, sostenía que al de finirse
el carácter de Montevideo y Buenos Aires de la époc a colonial,
se podría decir que la segunda era la puerta y la p rimera, la
llave de la costa del Plata. Quizás a esto aludía G aray cuando
en pleno siglo XVI hablaba de “abrir
(43) C/F Rivera Travieso: "El mandato de Tiresias". Madrid, 1934.
57
la puerta de esta tierra"; pensamiento que se compl eta
siglos más tarde con las palabras de Deán Funes, es critas
a Bolívar en ocasión de haber ocupado la Banda Orie ntal las
tropas brasileñas: "... y sobre todo, la insolencia de
venirse a apoderar de una tierra y un puerto (Monte video) que
siendo la entrada de este Estado, puede gloriarse d e
tenernos bajo su llave".
En la geopolítica del Atlántico Sur, a Uruguay le c abe un
importante papel dado que, ante la realidad inexora ble de la
integración de la Cuenca del Plata, por su determin ismo
geográfico y el posibilismo de sus propias estructu ras
socioeconómicas, su "hinterland" se proyecta hasta las
tierras mediterráneas de Bolivia y Paraguay.
Si bien las condiciones estratégicas son esencialme nte
geográficas y el valor de éstas evoluciona en funci ón de los
procesos técnicos, en la geopolítica del Atlántico Sur, a
Uruguay le cabe una misión superior que cumplir: so stener
el proceso armónico de la integración del gran espa cio
regional al cual está vinculado, donde se conjugan
íntimamente, geografía e historia. Su frente platen se
-atlántico, es la base natural de convergencia del corredor
Paraná-Uruguay, bisectriz fluvial de la Cuenca del Plata
y del Cono Sur.
El Paralelo 35° Sur, eje Punta del Este a Cabo de B uena
Esperanza, completa lo que el Mariscal Montgomery,
58
en la década del cuarenta denominaba para Sudáfrica, "la nueva
clave del sistema de defensa del Imperio". Una polí tica de
refuerzo constante al bloque de la Unión Sudafrican a, apoyada
por los entonces enclaves británicos, en Nigeria y Keny a,
prolongaban más allá del Atlántico, el eje americano que
partía del Canal de Panamá y Cuba.
Por Decreto N° 604, de 3 de diciembre de 1969, Urug uay
extendió su territorio marítimo hasta las doscienta s millas:
120.684 km. 2 de suelo bajo el mar, equivalente casi a su
superficie continental, proclamando su soberanía so bre el
espacio aéreo superior y el suelo y subsuelos marin os (44).
La ley 13833 de 29 de diciembre de 1969 estableció que "la
soberanía nacional se extiende a la Plataforma Cont inental a
los efectos de la exploración y explotación de sus recursos
naturales", entendiéndose por Plataforma Continenta l, "el
lecho del mar y el subsuelo de las zonas
(44) El Decreto del 21 de febrero de 1963 había fijado el Mar Territorial de la República en seis millas marinas, estableciéndose por Decreto de 16 de julio del mismo año, que la Plataforma Continental llegaba hasta la isobática de los 200 metros, "sin perjuicio de sus derechos más allá de esa línea, en cuanto sea posible la exploración y explotación de los recursos naturales de dicha zona".
El Decreto de 16 de mayo de 1969, extendió el Mar Territorial a 12 millas y reservó derechos exclusivos de pesca en su mar epicontinental
59
submarinas adyacentes a las costas del país, fuera del Mar
Territorial hasta una profundidad de 200 metros o m ás allá de
ese límite hasta donde la profundidad de las aguas supra
adyacentes permita la explotación de los recursos
naturales" (45).
La actual política de pesca establecida por la Junt a
Nacional de Pesca en 1974 (e Industrias Loberas y de Pesca
del Estado: ILPE), define un acto de efectiva utili zación de
ese importante espacio incorporado, indicando ademá s la
presencia y consiguiente responsabilidad que le cab e a
Uruguay —compartida en su sector por Argentina— en la
propia boca oceánica del Plata.
El Estatuto del Río Uruguay, como el del Río de la Plata,
signados por Argentina y Uruguay, tienen suma impor tancia en
el proceso de integración regional como en los aspe ctos
jurídicos y políticos y que señalan la mancomunidad de
objetivos e intereses entre estos dos Estados, estr echamente
unidos desde el acontecer histórico.
(45) Uruguay. Presidencia de la República: "América Latina y la extensión del mar territorial; régimen jurídico". Montevideo, 1971. Véase también: Oscar Abadie Aicardi: "Iberoamérica3 el mar territorial y la lucha por la soberanía". En Revista de Política Internacional N° 122, Madrid, 1972.
60
EL VALOR GEOPOLÍTICA DE LOS RÍOS DEL PLATA
El río Paraná —por esencia el río forjador de la
nacionalidad argentina— es el eje central del ampli o espacio
geográfico, encuadrado por la cordillera andina y e l macizo
boliviano. Señala la ruta natural y más económica d esde y
hacia el frente platense atlántico, de toda la prod ucción
del sur boliviano, del Paraguay y del norte argenti no. La
República Oriental del Uruguay, magníficamente inse rta en
tan vasto y rico escenario, se destaca como centro de vital
convergencia que relaciona todo ese gran "hinterlan d"
—unidad geoeconómica indiscutida—. con el vaso comu nicante
del Atlántico.
URUPABOL y el Corredor del Paraná, configuran la bi sectriz
latitudinal de la cuenca del Plata que une Cochabam ba-Santa
Cruz de la Sierra, punto de gravedad de la economía del
altiplano, con el frente platense-atlántico uruguay o.
En el orden económico, un río, salvo casos muy
excepcionales, no cumple estricta función de límite , sino
que por el contrario es elemento de soldadura que f acilita el
desarrollo de una "geografía de la circulación". Se ñala
Ratzel: "El río en territorios llanos y en países
meridionales, es el enlace y la fuerza de atracción entre
los distintos pueblos ribereños. El territorio de u na misma
61
cuenca fluvial, forma ante todo una unidad geográfi ca y
económica que puede ascender a política, si concurr en
otros factores". Esta aseveración, como bien lo exp resa
Badía Malagrida, destruye la antigua doctrina polít ico—
geográfica de la "frontera mojada" que inspiró tant os
arreglos internacionales y que sigue en pleno vigor político
en América Latina (46).
Los ríos Paraná, Paraguay, Pilcomayo, Bermejo y Uru guay,
cumplen sus funciones de divisoria política acordad a desde
1810, pero no por tan simple mandato del hombre, se quebraron
sus unidades biogeográficas, como tampoco la del te rritorio
por donde ellos, desde lejanos siglos, libremente c irculan
(47).
"Se sabe que el Río de la Plata es el gran canal de todo
el comercio de esa parte del mundo —decía el Minist ro
británico Peel en la Cámara de los Comunes en marzo de
1814—. Se sabe que por allí ella (América Latina) e nvía a
la costa para ser exportados a Europa, todos los pr oductos
inmensos de que dispone; nada hay más nocivo a nues tro
comercio y al comercio de la América del Sur, que l a
interrupción de la navegación del Río de la Plata".
(46) Carlos Badia Malagrida: "El factor geográfico en la política sudamericana. Madrid, Robes, 1919. (47) Bernardo Quagliotti de Bellis: "URUPABOL y el Corredor del Paraná". En Revista Geopolítica, Buenos Aires, diciembre de 1975.
62
Así, los Parlamentos de los dos grandes Estados que
mantenían en Europa el control político y económico del
mundo -acota el C/N Homero Martínez Montero— comenz aban a
formar conciencia del inmenso valor económico que
representaba el Río de la Plata, dando con ello a M ontevideo
un valor político considerable derivado de su condi ción de
ciudad marítima y puerto de ultramar, que ella supo explotar
en pro de su causa (48).
El Ministro Plenipotenciario del Uruguay, Francisco
Magariños, en un Memorándum del Gabinete Imperial d el Brasil,
decía, entre otros conceptos: "El Paraguay es un nu evo canal
de comunicaciones que al Brasil le conviene sostene r a todo
trance, no solamente en provecho de sus miras polít icas, de
seguridad territorial, sino como medio de increment o para
facilitar relaciones de comercio y navegación de su s
posiciones limítrofes" ... "Las divisiones territor iales,
los gobiernos y sus formas, así como todo lo que se a
provechoso y de conveniencia general, es convenienc ia
precisa. Obra tan solo del tiempo y del progreso de los
pueblos. Sus mismas necesidades les advierten lo qu e les está
mejor. No hay sino que darles impulso y una protecc ión eficaz,
libre, generosa, sin miras de coacción y de pupilaj e. Nadie
tiene derecho a trabar la
(48) C/N Homero Martínez Montero: "El triunfo del mar" . Montevideo 1937.
63
acción que es obra de la naturaleza; nadie puede, c on razón,
impedir a esas provincias (se refería a las del nor te
argentino y al Paraguay) que hagan uso franco, libr e, de los
elementos con que ella las ha enriquecido; nadie pu ede, con
justicia, negarles que recojan todas las ventajas d e los
grandes canales de comunicación con el Océano, para ponerse
en contacto con los que les traigan bien. De ahí qu e todos
convienen en que su límite comercial sea el Paraná y Martín
García sea una isla común, bajo la denominación y g arantías
de los que tienen interés en la navegación de los r íos"
(49).
SUDAFRICA: ENLACE DEL INDICO CON EL ATLÁNTICO
Desde 1806, Gran Bretaña ejerció el control de la
comunicación Indico-Atlántico Sur, cediendo en 1955 a la
República de Sudáfrica la base naval en Simonstown, próxima
a Ciudad del Cabo, disolviendo definitivamente su C omando del
Atlántico Sur en 1967.
En 1828, luego de la Convención de Paz, Inglaterra se
había asegurado el dominio del Río de la Plata y en 1833, el
control de la puerta austral del Atlántico, al apod erarse
de las Islas Malvinas.
(49) En ob. cit., N° 47.
64
Sudáfrica, además de la base naval citada, posee un
sistema portuario integrado por Durban, Port-Elizab eth,
East-London (en el Indico); El Cabo y Walvis Bay (e n el
Atlántico) además de considerar la posibilidad de p uertos de
aguas profundas en Saldanha Bay para la exportación de
minerales de hierro y en Richards Bay como centro d e
recepción de superpetroleros.
Las ventajas que Sudáfrica puede ofrecer a potencia s
amigas, se resumen así: 1) Posee la única base nava l
desarrollada en el Continente Sur del Ecuador. 2) P osee un
excelente sistema portuario, con medios modernos y aptos para
el manejo de cargas y reparación de buques. 3) Cuen ta también
con numerosos aeropuertos de moderna infraestructur a que dan
excelente apoyo a la exploración aeromarítima lejan a y a los
vuelos intercontinentales. 4) Tiene un eficaz siste ma de
Comando y Comunicaciones para el control del tránsi to
marítimo, que incluye sistemas de computación moder nos. 5)
Similar sistema de control y defensa aeroterrestre protege
su frontera norte. 6) La Fuerza de Defensa Marítima posee un
elevado nivel profesional y si bien pequeña, de pro veerse los
medios, tiene una razonable capacidad de desarrollo
remanente (50).
(50) Emilio A. Galmarini: “Sudáfrica, singularidad geoestratégica"; en Estrategia N° 27. Buenos Aires3 abril 1974.
65
La intervención soviético-cubana a favor de los
movimientos de izquierda africanos, tiende a elimin ar a los
EE.UU. particularmente, y a sus aliados, de todos e sos nuevos
Estados que, por su posición permiten ejercer desde sus
costas el control de la "ruta del petróleo”. Sudáfr ica
parecer ser, luego de Rhodesia, el blanco decisivo en la
escalada comunista en el continente africano.
Patrick Wall escribió en la "Strategic Review" que, si los
soviéticos tienen buen éxito en el alcance de su ob jetivo,
lograrán indudablemente el control del Océano Indic o y del
más importante centro mundial de materias primas y alimentos;
y el Oeste quedará amenazado en la retaguardia del Atlántico
Norte para la lucha final o la rendición. Por la ru ta de El
Cabo, la más transitada del mundo, navegan 24.000 n aves
oceánicas por año, o sea, 60 por día (51) .
CONCLUSIONES
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
establece compromisos en relación con la seguridad de los
Estados Americanos cuando resultare comprometida la
(51) Artículo recogido por el diario El País. Montevideo 3 de junio de 1976. (52) Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Río de Janeiro, 15 de agosto a 2 de setiembre de 1947. Documento Oficial OEA Ser. A/1. Proyecto de reformas al TIAR., san José de Costa Rica, 1975
66
seguridad colectiva o la individual de algunos de s us
Miembros (52). Entraña tres supuestos básicos que i ndican
la importancia del poder naval en cualquiera de los océanos
que rodean al continente americano. 1) La existenci a de un
foco de irradiación político-ideológico ultramarino . 2) La
proyección del poder militar más allá de nuestras
fronteras. 3) La acción en un ámbito geopolítico, c uyo
vínculo se materializa fundamentalmente a través de l mar.
Frente a la actual expansión comunista, facilitada por la
"detente", se ha planteado la tesis que busca forma lizar la
Organización del Tratado del Atlántico Sur, similar a la
OTAN.
¿A quién interesaría, fundamentalmente, la OTAS?
Si bien ella estaría integrada por Argentina, Brasi l,
Sudáfrica y Uruguay; los EE.UU. y la Gran Bretaña, que
tienen intereses en el Atlántico Sur, pretenderían participar
con sus flotas de guerra, las más poderosas del mun do
occidental. Pero surgen de inmediato, varias
interrogantes.
Primera: ¿se logrará un equilibrio en la proyectada
OTAS? Como muy bien lo indicó Polibio antes de la* era
cristiana: "Hay algo que jamás debe ser ignorado, a saber: que
la potencia no debe ser dejada en manos de un solo Estado, de
tal modo que los Estados colindantes se vean en
67
la imposibilidad de defender sus derechos contra di cho
Estado".
Segunda: La lucha por la independencia de Angola ha de_
mostrado que las grandes potencias» comenzando por la U.
R.S.S., capacitan sus enfrentamientos "por delegaci ón"'.
Actuación directa de las fuerzas cubanas en África;
conversaciones privadas entre EE.UU. y Brasil por o tro. En
la reciente reunión de la OTAN (Bruselas, junio de 1976), el
Almirante inglés Peter Hill-Norton afirmó que exist e un
peligroso vacío de poder en las áreas marítimas pró ximas al
África Meridional (53).
Tercera: una serie de situaciones conflictuales, aú n no
definidas en el campo diplomático. Brasil reconoció al
gobierno de Angola, conforme a la política internac ional que
le indica su "pragmatismo responsable”, que ve que en el
espacio africano puede ejercer gran influencia, por razones
históricas como de tradición e idioma. Es decir que actúa
geopolíticamente buscando conjugar una interacción con los
nuevos Estados africanos dentro de sus lineamientos
políticos de "Potencia emergente".
Argentina, por otra parte, tiene pendiente con Ingl aterra
la soberanía en las Malvinas, islas donde se puede
(53) Ate. P. Hill~Norton3 Presidente del Comité Militar de la OTAN, Oficial de más alto rango. Cable recogido por UPI 10 de junio 1976.
68
establecer una importante base aeronaval justificad a ante
la nueva dimensión que va adquiriendo el Atlántico Sur. A su
vez, la Reina Elizabeth es arbitro en el diferendo que
Argentina mantiene con Chile respecto al Canal de B eagle.
Chile, a su vez, por el Decreto Supremo N° 346 del
Ministerio .de Relaciones Exteriores de 5 de junio de 1974,
extendió su Mar Chileno al meridiano 53°, cruzando el mar de
Weddell hasta tocar el continente antártico. Para C hile lo
principal es su acción libre en el Pacífico, con la s
espaldas resguardadas en el Atlántico.
Brasil, al incorporarse al "Club antártico", sosten iendo
además la teoría de la "defrontacao", provoca una s ituación
de enfrentamiento con Argentina, que aún no ha sido
canalizada por medios diplomáticos.
La Antártida no tiene jurisdicción definitiva,
coincidiendo EE.UU. y la URSS en la tesis de manten er tal
medida.
El Comando del Área Marítima del Atlántico Sur (CAM AS) está
integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay ,
ejerciendo su jefatura en forma rotativa cada dos a ños, los
representantes de los Comandes Navales de las dos p rimeras
naciones mencionadas. Cada Estado tiene su Control Local de
Comunicaciones Oceánicas (COLCO), organismo
militar-naval, que se integran en el CAMAS.
69
La Comisión Asesora Regional de Pesca para el Atlán tico
Sudoccidental (CARPAS), entidad técnico-política de extrema
complejidad, actúa bajo la órbita de la FAO y está integrada
por Argentina", Brasil y Uruguay, teniendo como pri ncipal
objetivo, conservar el equilibrio ecológico de la z ona.
Sudáfrica, conforme a las recientes declaraciones d e su
Ministro de Defensa, P. W. Botha, aspira a que la O TAN se haga
cargo del problema que comienza a plantear el Atlán tico
Sur. Por otra parte, la política del "apartheid" co nflictúa
una alianza con Argentina particularmente, ante la actuación
de ésta en la política del Tercer Mundo.
Finalmente, es comprensible, que, ante la eventual
formalización de la OTAS, las Marinas Militares del resto de
los países latinoamericanos, consideran que ella po dría
traer aparejado un progreso de equipamiento militar -naval que
excedería las necesidades normales actuales y por l o tanto,
provocase un franco desequilibrio continental en la
materia.
* * *
NUESTRO PENSAMIENTO
El ordenamiento de una defensa cultural, ideológica ,
política, económica y militar en el continente
latinoamericano
70
—en particular en el caso del Atlántico Sur que tr atamos— es
exigido por el propio desarrollo de los acontecimie ntos
mundiales. El mundo vive la angustia del enfrentami ento de
ansias de dominio universal, donde el Hombre, en la esencia
más pura y noble de sus valores, es postergado, ign orado,
por el extremado modelo capitalista como por el soc ialismo
marxista. Se acentúa la preferencia por el principi o de la
cientificidad que predice, prevé, reitera y cuantif ica. Las
dimensionalidades humanas, que no son cuantitativas , no
entran en la cientificidad, que abarca la teoría y el simple
desarrollo económico. "Sin una alternativa humana, es
imposible cambiar el sistema y las relaciones socia les. Las
teorías económicas y sociales, siempre con el trasf ondo
político y jurídico, han de servir al Hombre y no s er el
Hombre su esclavo" (54).
América Latina debe seguir defendiendo el ideal de una
sociedad plenamente humanizada. Su doctrina geopolí tica
debe ser ante todo y siempre, humanista. El Hombre es la
medida, la esencia, la meta única y superior de la sociedad
universal.
Señalaba José E. Rodó: "La grandeza cuantitativa de la
población como la grandeza material de sus instrume ntos,
(54) Stefan Glajdura "Vicisitudes europeas". Revista de Política Internacional N° 142. Madrid, diciembre, 1975.
71
de sus armas, de sus habitaciones, son solo medios del genio
civilizador y en ningún caso resultados en lo que é l pueda
detenerse. De las piedras de Cartago no dura una pa rtícula
transfigurada en espíritu y en luz" (55).
* * *
(55) José E. Rodó; "Ariel", 3a. ed. Barcelona, Cervantes, 1926.
73
OTRAS FUENTES DE CONSULTA
RODRÍGUEZ BERRUTTI, Camilo: Malvinas, ultima frontera del colonialismo. Buenos Aires, Eudeba, 1975.
ORREGO, Francisco: Chile y el derecho del mar, Santiago de Chile, A. Bello, 1972.
ORREGO, Francisco: El Océano Pacifico. Santiago de Chile, Ed. Mistral, 1975.
BAXTER, R.R.: Ví as acuáticas internacionales. México, Ed. Hispano, 1967.
GARCÍA ROBLES, Alfonso: La conferencia de Ginebra y la anchura del mar territorial. México, 1959.
UNITAP.: Las Naciones Unidas y el mar. México, 197A.
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PUIGGROSS, Rodolfo: Historia económica del Rio de la Plata. Buenos Aires, Peña Lillo, 1974.
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