Gestionar el estrés cuando las cosas van mal

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Gestionar el estrés cuando las cosas van mal. Es posible que sepa manejar el estrés en su vida diaria. Es posible que haya alcanzado un estado de bienestar físico, mental y emocional, pese a padecer de estrés. ¿Pero qué sucederá si las cosas van mal? Toda persona pasa por momentos vitales desagradables, las cosas no van de acuerdo con arreglo a sus deseos, a su gusto, generalmente en estas ocasiones el estrés aumenta. Todos hemos pasado y volveremos a hacerlo por altos y bajos. Desde enfermedades hasta problemas económicos, pasando por problemas en las relaciones de pareja o familiares. Asumir el estrés de las situaciones difíciles Nadie dijo que la vida fuera idílica, que todo el tiempo íbamos a estar contentos y felices, nadie nos aseguró que viviríamos sin estrés. Es más la vida es estrés, es cambio y consiguientemente adaptación. Conociendo esa realidad el primer paso para gestionar el estrés en situaciones difíciles es asumir que en ellas hay más estresores, por tanto nuestras respuestas de estrés se incrementarán. Admitir esa realidad es el primer paso en el camino hacia el control del estrés. Para controlar el estrés hay que escoger la opción correcta. Cuando la vida se complica, cuando en la vida aparecen las dificultades y los contratiempos, se pueden hacer dos cosas: 1.- Encerrarse en uno mismo, rumiar los problemas, volver a hacerlo, no digerirlos, dejarse dominar por el estrés, y acabar, seguramente, con una depresión o una enfermedad corporal. Eso es perder la batalla contra el estrés. 2.- La segunda posibilidad es analizar los problemas, buscar las soluciones más apropiadas, controlar el estrés y salir exitoso de la experiencia. En las situaciones de alto estrés el tiempo juega a favor nuestro. Supongamos que hemos escogido la opción correcta, la número dos. Si es así lo primero que hacer es actuar con calma y tranquilidad. Si intentamos acelerar el proceso, sin pretendemos quemar rápidamente etapas, ello aumentará el estrés. Por tanto hemos de admitir que resolver el problema o los problemas, conseguir salir de ellos nos llevará un tiempo, de manera que no nos exigiremos resultados antes de que haya llegado el momento. Para analizar nuestra situación, debemos entender que ningún problema puede ser resuelto si no ha sido entendido. En este campo podemos acudir a un asesor, su

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Gestionar el estrés cuando las cosas van mal.

Es posible que sepa manejar el estrés en su vida diaria. Es posible que haya alcanzado un estado de bienestar físico, mental y emocional, pese a padecer de estrés. ¿Pero qué sucederá si las cosas van mal?

Toda persona pasa por momentos vitales desagradables, las cosas no van de acuerdo con arreglo a sus deseos, a su gusto, generalmente en estas ocasiones el estrés aumenta. Todos hemos pasado y volveremos a hacerlo por altos y bajos. Desde enfermedades hasta problemas económicos, pasando por problemas en las relaciones de pareja o familiares.

Asumir el estrés de las situaciones difíciles

Nadie dijo que la vida fuera idílica, que todo el tiempo íbamos a estar contentos y felices, nadie nos aseguró que viviríamos sin estrés. Es más la vida es estrés, es cambio y consiguientemente adaptación.

Conociendo esa realidad el primer paso para gestionar el estrés en situaciones difíciles es asumir que en ellas hay más estresores, por tanto nuestras respuestas de estrés se incrementarán. Admitir esa realidad es el primer paso en el camino hacia el control del estrés.

Para controlar el estrés hay que escoger la opción correcta.

Cuando la vida se complica, cuando en la vida aparecen las dificultades y los contratiempos, se pueden hacer dos cosas:

1.- Encerrarse en uno mismo, rumiar los problemas, volver a hacerlo, no digerirlos, dejarse dominar por el estrés, y acabar, seguramente, con una depresión o una enfermedad corporal. Eso es perder la batalla contra el estrés.

2.- La segunda posibilidad es analizar los problemas, buscar las soluciones más apropiadas, controlar el estrés y salir exitoso de la experiencia.

En las situaciones de alto estrés el tiempo juega a favor nuestro.

Supongamos que hemos escogido la opción correcta, la número dos. Si es así lo primero que hacer es actuar con calma y tranquilidad. Si intentamos acelerar el proceso, sin pretendemos quemar rápidamente etapas, ello aumentará el estrés.

Por tanto hemos de admitir que resolver el problema o los problemas, conseguir salir de ellos nos llevará un tiempo, de manera que no nos exigiremos resultados antes de que haya llegado el momento.

Para analizar nuestra situación, debemos entender que ningún problema puede ser resuelto si no ha sido entendido. En este campo podemos acudir a un asesor, su

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especialidad debe ser la apropiada al tipo de problema que tengamos, así que podríamos acudir a un terapeuta, a un médico, a un coach, o a un asesor matrimonial.

Elijamos o no un asesor, parte del trabajo va a ser nuestro, la intención es resolver nuestro problema y controlar nuestro estrés. De modo que es eficaz dar los siguientes pasos:

1.- Tomar papel y lápiz y describir el problema. Hay que hacerlo lo más objetivamente posible, sin emociones, sin estrés. Así por ejemplo si nuestro matrimonio va mal, describiremos la situación y los motivos, pero sin culpar a nadie, sin buscar excusas.

2.- Conocido el problema hay que buscar soluciones. Es conveniente hacer una lista larga, incluyendo cuanto se nos ocurra, por absurdo que pueda parecer.

3.- Listadas las soluciones se hace en el papel una raya y se anotan en la izquierda las ventajas de la solución y en la derecha sus contras. Actuando así, con todas y cada una de ellas, nos encontraremos al final con una lista selecta de remedies, que podremos puntuar en función de su valía.

Por último un consejo, en las situaciones difíciles, resistir, aguantar el tiempo necesario, es ganar. Eso sucede siempre y es la mejor arma para controlar el estrés.

Txema Sanchis

StopEstres.com