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(1) LING, P. E.: Fundamentos de la Gimnasia, 1840, y Cuadro de Gimnasia pedagógica, ed. de 1876. (2) JINIÉNEZ DÍAZ: Prólogo a la Gimnasia AGOSTI. (3) Corintios, I, 25. (4) AG0ST1: Gimnasia educativa, pág. 54. educativa, de Gimnasia y Educación La experiencia del Instituto de Pontevedra (*) --"111” Este trabajo constituye un llamamiento a los Cen- tros de enseñanza secundaria para que dediquen la necesaria atención a la llamada cultura física, en sus más variados aspectos. Pero constituye también un conjunto de serias advertencias sobre los riesgos que puede entrañar, si no se orienta certeramente y, sobre todo, si no se "individualiza". Vaya por delante un mentís rotundo a la denomi- nación de la asignatura. Los pocos aciertos que pue- dan reconocerse en nuestra tarea, deben atribuirse al criterio inicial de considerar revisada la idea diso- ciadora que revela ese paicialísimo, pero ya inevitabic título. Ni por los medios ni por los fines, este aspec- to de la educación puede considerarse referido, con exclusividad, al cultivo de las fuerzas físicas, al des- arrollo del cuerpo, al soma..., con olvido del espíritu. Quienes no hagan de la Educación Física una Edu- cación Espiritual fracasarán incluso en lo puramen- te fisiológico, porque el propio ejercicio producirá daños materiales o degenerará en peligroso exhibicio- nismo. De practicar o considerar la Gimnasia bajo un concepto puramente material no sólo provienen erro- res de método, peligros de realización y resultados negativos; el propio desdén de los padres y de los educadores, sobre todo de los directores de Centros de enseñanza, viene también de esa polarización "física" que se basa en considerar, artificiosamente, opuestos el cuerpo y su "principio primero", oposición gene- radora de tantos engaños, sobre todo en el terreno de la pedagogía. Es frecuente que se achaque a los viejos conceptos de la escuela de L.ing esa consideración "corporalista" de los ejercicios físicos que parece inspirada en el "burro vivo" de nuestro refranero. Sin embargo, (*) Este artículo refleja las orientaciones y las ex- periencias de la Educación Física en un Instituto de Enseñanza Media, y estil redactado, en equipo, por el director del Centro, los jefes del Servicio Médico y Psicotécnico, los profesores de Gimnasia y el pre- parador de Atletismo. El Instituto de Pontevedra os- tenta el título de Subcampeón Nacional de Gimna- sia Educativa y es el primero y único centro oficial que ha participado en la fase final de los Campeonatos Nacionales Escolares. Dirige este Centro don JOSÉ FILGUE1RA VALVERDE, y sus clases de Educación Fí- sica el delegado provincial del Frente de Juventudes, don MANUEL CORROCIIANO GÁLVEZ. Ling mismo, que era todo un poeta, se encargó de negarla en el último de sus seis famosos postulados, cuando sostuvo que la educación gimnástica debe di- rigirse tanto al cuerpo como al espíritu y que pres- cindir de su influjo sobre éste era tanto como restarle sus mejores propiedades (1). La necesaria revisión de unas técnicas que Jiménez Díaz adjetivó con certeza de "pesadas, inatractivas e infundadas" (2) se está ve- rificando bajo un signo idealista. Si se nos pidiese un lema para la fase actual de esta revisión podríamos darlo con estas palabras: "Para el espíritu." LA "MESURA" Pero si tratásemos de cifrar en un solo vocablo cuánto en el terreno espiritual codicia nuestra labor, elegiríamos, sin duda, una palabra, más medieval que renacentista, pero con clara raíz griega: la "mesura". En ella nos parece que confluyen la idea del ritmo cultivado (del "número" en todo su valor estético) y de la belleza de las actitudes, de lo que tiene que haber de auténtica y caballeresca cortesanía (fair play) en la lúdica y del cultivo de la contención, de las abstenciones que, en la fase paulina, preparan para una lucha que en el cristianismo es busca de un ga- lardón no corruptible (3). Cauce de actividades so- brantes y dispersas, motor de ignoradas y dormidas energías, la gimnasia es clave, a la vez, de confianza en sí mismo y del dominio sobre sí mismo. Para las ‘`carreras" de los juegos escolares existen metas en que estética y ascetismo se hallan unidos. DE LA AGILIDAD AL ÁNIMO La llamada cultura física trata de dar fluidez a la dinámica del muchacho. Frente a un conjunto de movimientos torpes, desmañados, ineficaces por anti- económicos del esfuerzo, quiere crear todo un estilo ágil, entendiendo la agilidad, con Agosti (4), como un complejo de factores donde intervienen la "po- tencia" más la "movilidad articular", la "velocidad

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(1) LING, P. E.: Fundamentos de la Gimnasia, 1840, yCuadro de Gimnasia pedagógica, ed. de 1876.

(2) JINIÉNEZ DÍAZ: Prólogo a la GimnasiaAGOSTI.

(3) Corintios, I, 25.(4) AG0ST1: Gimnasia educativa, pág. 54.

educativa, de

Gimnasia y Educación

La experiencia del Instituto de Pontevedra (*)

--"111”

Este trabajo constituye un llamamiento a los Cen-tros de enseñanza secundaria para que dediquen lanecesaria atención a la llamada cultura física, en susmás variados aspectos. Pero constituye también unconjunto de serias advertencias sobre los riesgos quepuede entrañar, si no se orienta certeramente y, sobretodo, si no se "individualiza".

Vaya por delante un mentís rotundo a la denomi-nación de la asignatura. Los pocos aciertos que pue-dan reconocerse en nuestra tarea, deben atribuirseal criterio inicial de considerar revisada la idea diso-ciadora que revela ese paicialísimo, pero ya inevitabictítulo. Ni por los medios ni por los fines, este aspec-to de la educación puede considerarse referido, conexclusividad, al cultivo de las fuerzas físicas, al des-arrollo del cuerpo, al soma..., con olvido del espíritu.Quienes no hagan de la Educación Física una Edu-cación Espiritual fracasarán incluso en lo puramen-te fisiológico, porque el propio ejercicio producirádaños materiales o degenerará en peligroso exhibicio-nismo. De practicar o considerar la Gimnasia bajo unconcepto puramente material no sólo provienen erro-res de método, peligros de realización y resultadosnegativos; el propio desdén de los padres y de loseducadores, sobre todo de los directores de Centros deenseñanza, viene también de esa polarización "física"que se basa en considerar, artificiosamente, opuestosel cuerpo y su "principio primero", oposición gene-radora de tantos engaños, sobre todo en el terrenode la pedagogía.

Es frecuente que se achaque a los viejos conceptosde la escuela de L.ing esa consideración "corporalista"de los ejercicios físicos que parece inspirada en el"burro vivo" de nuestro refranero. Sin embargo,

(*) Este artículo refleja las orientaciones y las ex-periencias de la Educación Física en un Instituto deEnseñanza Media, y estil redactado, en equipo, porel director del Centro, los jefes del Servicio Médicoy Psicotécnico, los profesores de Gimnasia y el pre-parador de Atletismo. El Instituto de Pontevedra os-tenta el título de Subcampeón Nacional de Gimna-sia Educativa y es el primero y único centro oficial queha participado en la fase final de los CampeonatosNacionales Escolares. Dirige este Centro don JOSÉ

FILGUE1RA VALVERDE, y sus clases de Educación Fí-sica el delegado provincial del Frente de Juventudes,don MANUEL CORROCIIANO GÁLVEZ.

Ling mismo, que era todo un poeta, se encargó denegarla en el último de sus seis famosos postulados,cuando sostuvo que la educación gimnástica debe di-rigirse tanto al cuerpo como al espíritu y que pres-cindir de su influjo sobre éste era tanto como restarlesus mejores propiedades (1). La necesaria revisión deunas técnicas que Jiménez Díaz adjetivó con certezade "pesadas, inatractivas e infundadas" (2) se está ve-rificando bajo un signo idealista. Si se nos pidiese unlema para la fase actual de esta revisión podríamosdarlo con estas palabras: "Para el espíritu."

LA "MESURA"

Pero si tratásemos de cifrar en un solo vocablocuánto en el terreno espiritual codicia nuestra labor,elegiríamos, sin duda, una palabra, más medieval querenacentista, pero con clara raíz griega: la "mesura".En ella nos parece que confluyen la idea del ritmocultivado (del "número" en todo su valor estético)y de la belleza de las actitudes, de lo que tiene quehaber de auténtica y caballeresca cortesanía (fair play)en la lúdica y del cultivo de la contención, de lasabstenciones que, en la fase paulina, preparan parauna lucha que en el cristianismo es busca de un ga-lardón no corruptible (3). Cauce de actividades so-brantes y dispersas, motor de ignoradas y dormidasenergías, la gimnasia es clave, a la vez, de confianzaen sí mismo y del dominio sobre sí mismo. Para las‘`carreras" de los juegos escolares existen metas enque estética y ascetismo se hallan unidos.

DE LA AGILIDAD AL ÁNIMO

La llamada cultura física trata de dar fluidez a ladinámica del muchacho. Frente a un conjunto demovimientos torpes, desmañados, ineficaces por anti-económicos del esfuerzo, quiere crear todo un estiloágil, entendiendo la agilidad, con Agosti (4), comoun complejo de factores donde intervienen la "po-tencia" más la "movilidad articular", la "velocidad

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contráctil" y, principalmente, la "cordinación motora".Pero también, por la creación de hábitos, vamos acultivar, con el carácter del muchacho, los dones de ladecisión, de la tenacidad, de la disciplina y, sobretodo, del valor; lo que nuestros clásicos llamaban elánimo:

Y para mi el que es valientees todo lo demás, puestoque el ánimo es don del almay la agilidad, del cuerpo (5).

"La alegría de la juventud es su fuerza" se lee enlos Proverbios (XX. 29); la alegría es perenne ju-ventud del espíritu. Gimnasia y deporte son reju-venecedoras fuentes de primariedad. Adueñarse para,,siempre de una juvenil alegría es hacerse dueñosde un corazón abierto a 'los goces del espíritu. Lostejercicios corporales no pueden dirigirse al cultivode la fuerza bruta, sino del ritmo grácil. La fuerzafísica (nos lo ha enseñado por primera vez San Agus-tín en el De immortalitate animae) no depende úni-camente de la edad ni del organismo, sino de unacierta habilidad, de un dominio sobre los nervios,virtud espiritual, fruto del ejercicio repetido. Esta"virtud espiritual" se busca con la que llamamosEducación Física.

De este mismo punto de arranque parten los actua-les análisis del juego gimnástico y su valoración psi-cológica. Recordemos, con Künkel, que "constituyeuna exteriorización y automanifestación de la vidainterior, exactamente lo mismo que en el lenguaje,la fantasía, el sueño, la escritura y el canto". Pero,como ellos, está sujeto a las mismas inhibiciones yespasmos que la vida del espíritu. "La respiraciónespecialmente es una función tan sensible y su co-nexión con los procesos psíquicos (y también con losendocrinos) es tan estrecha que en una misma sesiónpueden provocarse hondas depresiones y fuertes alen-tarnientos, así como aumento o disminución en elvolumen del tiroides" (6).

UN ORDEN SIN TENSIÓN

En el descrédito de las viejas clases de Gimnasiade los Institutos participaron, por igual, el que ofre-ciesen muchas veces al muchacho la desgraciada oca-sión de un alboroto irrespetuoso, con horario fijoy benévolas calificaciones, o el que, por el contrario,le presentasen un acartonado y rígido plan de "ta-blas" que le obligaban a una tensión en todo opuestaa los movimientos naturales, e incluso al ritmo ape-tecible para ellos. En contraste, nuestras clases hantratado de ofrecer al niño y al adolescente una alegreocasión de hacer algo, huyendo de la pereza y deldesorden, pero de hacerlo sin el tenso y desordenadoderroche de energías a que obligaban las antiguasprácticas gimnásticas.

Hemos buscado siempre, recogiendo las leccionesde Krapf, de Maja Carlquist..., de los más modernoscodificadores de la gimnasia infantil, partir del ritmo

(5) CALDER6N: Los tres afectos de amor, 1., 10.(6) KiiNICEL: Del yo al nosotros, cap. XIX. Cita un impor-

tante estudio de AUBEL, Atmung und Stimme, que desarrollaestos conceptos.

mismo del cuerpo del niño, de su "ritmo natural", yentrenarlo con "naturalidad" para darle "un fino sen-tido del movimiento" (7). Es ridículo pensar que lasbellas actitudes o que los movimientos gráciles selogran solamente mediante figuras de ballet ("ado-ración", "sueño") cuyos propios nombres rezumancursilería, o mediante la áspera y enfadosa repeticiónreiterada de unos mismos ademanes, muchas vecesdesmañados. Como siempre, el maestro tiene que bus-car aquí la armonía en la amplia querella, de quehabló Apollinaire, entre el orden y la aventura. Suesfuerzo ha de dirigirse a equilibrar la libertad y ladisciplina, el hábito de la obediencia y la espontanei-dad, la alegría creadora y las disposiciones naturalesde los niños.

HACIA LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER

Las tendencias espiritualistas de la gimnasia actualradican, sobre todo, en la valoración estética deljuego y en la acción del ejercicio ordenado sobre laformación del carácter. No se ha relegado nada delo que, en cuanto al desarrollo de las facultades físi-cas, se había ido cultivando científicamente, en dossiglos de gimnasia sistematizada: potencia contráctilmuscular, movilidad articular, tono postural, coordi-nación motora, velocidad de reacción y resistenciaa la fatiga, según la enumeración, ya clásica, de Agos-ti (8). Pero ha ido abriéndose un horizonte muchomás amplio, porque todo se ha puesto al serviciode la educación y de la reeducación integrales. Bastaobservar el papel que en cualquier tratado médicoo pedagógico de Caracteriología han adquirido losejercicios físicos, el juego dirigido, la danza, las or-ganizaciones juveniles, el excursionismo y el deporte.

UNA ACCIÓN SOCIAL

El juego dirigido y la disciplina gimnástica im-ponen un tipo de convivencia muy apto para rom-per el egocentrismo de los muchachos mimados,engreídos o de propensión sentimental estrecha. Escurioso observar cómo liman sus aristas nuestras cla-ses y cómo las agudiza cualquier ausencia de ellas.Bajo el fantasma de una posible enfermedad, se pre-senta muchas veces, grave y real, una introversión in-cipiente; los padres no siempre aciertan a comprenderel empeño del maestro que quiere incorporar a suhijo a la Gimnasia. Piensan que se trata solamentede "hacerle hacer ejercicio"; en realidad, lo que sepretende es hacer que conviva, en los juegos, con losdemás. "Está delicado", no; "está aislándose", que noes lo mismo. Se ha inventado un vocablo para ex-presar la idea de la vivencia del "nosotros" frente alas tendencias egoístas: vivir "nosísticamente". Acep-table o no, refleja el resultado de una experiencia llenade aliento: la que Kiinkel cifró, en una frase muchoinás feliz que el neologismo que exigió su obra.

(7) CAnLouisr-Am yLoNc: Gimnasia infantil. En busca delritmo en la gimnasia, págs. 22 y sigs. de la cd. española (Pai-dos, Buenos Aires).

(8) Anos= Op. cit.

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REVISTA DE EDUCACIÓN

"Acostumbrar a las gentes, jugando, a la gran aven-tura de la vida."

"Excelente escuela (la del juego gimnástico), hadicho Le Gall, que obliga a la evasión, a confrontarsecon las exigencias del medio y a la superchería, achocar con la crítica ajena" (9).

LA ENSEIZANZA "INDIVIDUALIZADA"

Todavía más que en otras clases, es necesario en lasnuestras individualizar la enseñanza. Y, por para-doja, en ninguna se corre mayor riesgo de "colec-tivizarla". La sugestión del mando, el atractivo de launiformidad, del desfile, de los saltos en "torrente...",todo incita a hacer del alumno un número o, peortodavía, el "par" o el "impar" de un despliegue.

Frente a esta tendencia, surgió una reacción pura-mente médica, que partió de la base del concepto"físico" y, comprendiendo la necesidad de particu-larizarlo, buscó en la "Gimnasia correctiva" la ne-cesaria individualización. El intento, científico y bien-intencionado, sirvió para frenar los tópicos de H. Ling,a que tantos siguen aferrados. Pero no basta. Es pre-ciso "individualizar" no sólo con base fisiológica;también con base espiritual.

En la constitución orgánica están, sin duda, lasraíces del carácter. Pero "temperamento" y "carácter"no deben confundirse. No basta que conozcamos (elServicio Médico nos informa de muchos pormenoresen sus fichas) la constitución física del alumno. Ne-cesitamos penetrar, todavía más a fondo, su inteli-gencia y sus acciones y reacciones psicológicas. Y todoesto, que podría dárnoslo un largo trato, debe ofre-cérnoslo rápidamente, con sus orientaciones, el Labo-ratorio de 1)icotecnia. Unas cédulas sin las otras sonpapel muerto.

No quisiéramos llenar de escrúpulos a los compa-ñeros nuestros que suelen enfrentarse con los mucha-ehos sin conocer su psicofisiología. Pero debemosconsignar la advertencia de que el Gimnasio es unarma de doble filo, capaz de hundir o de levantar,de provocar en el niño una "melancolía sin contorno"o de proporcionarle nada menos que todo un cami-no para hallarse a sí mismo.

¿Cómo vamos a tratar igual en el Gimnasio alchico de inteligencia superior o al que roza la debili-dad mental? A. O., robusto aldeano, pero... "Ba-llard 54", no ha faltado un día a clase y termina suprimer año sin saber hacer el "salto a la torera"; aF. B., un alfeñique, que se ha incorporado a la cla-se el día 27 de abril, le han bastado dos sesiones paraponerse a la altura de los más adelantados: "Ba-llard 128". El conocimiento del cociente intelectualpuede darnos mucha luz sobre lo que podemos espe-rar y exigir del alumno; tampoco basta. Necesitamosconocer su carácter.

UNA PRIMERA CLA5IFICACI6N

Nuestro Centro hace que el alumno libre cubrauna ficha de Educación Física muy sumaria, antesde entrar en las pruebas; esto evita errores y fra-casos. El escolar que va a incorporarse a los estudios

oficiales llena una "Hoja de Ingreso" más amplia,en la cual, al lado de interrogaciones de todo tipo,para una primera investigación del carácter, se hanincluído algunas preguntas reveladoras, que puedenorientar al profesor. Después, el Servicio de Psicotec-nia nos entregará los datos de sus tests. Y, sobre todo,el trato del alumno nos irá completando su cono-cimiento.

Aun en los centros donde los alumnos lleguen alas clases de educación física sin ningún dato obtenidopreviamente, es fácil una primera clasificación (muyrevisable, naturalmente), que nos da su actitud alllegar, por primera vez, al Gimnasio. Se trata de unaobservación, una verdadera "prueba" sumamente alec-cionadora.

En primer término, se destacará un grupo com-pacto y decidido de chicos que vienen con todo dis-puesto, sabido y previsto. Traen, en la bolsa regla-mentaria, su equipo, donde no falta la toalla, porqueellos quieren ducharse luego y con agua bien fría, ydonde brillan por su ausencia las zapatillas, "que nose necesitan para nada". Estos muchachos van en laclase a colocarse en cabeza y... a dar no pocos que-braderos a las nuestras.

Sin dificultad, se les ha incorporado otro grupo enque entran "sanguíneos" y "flemáticos"; estos últimosse han traído también su equipo: sus bolsas tienenun compartimento aparte para los "tennis" y paraunos impecables calcetines blancos.

Todo este conjunto arrastra no pocos perezosos("tímidos", "abúlicos", "apáticos", "amorfos"...) queno tienen energía bastante para resistirse: se hanalineado con los demás, pero... en traje de calle. Ellosno han traído nada. No sabían... Seguirían así duranteel curso entero si los dejásemos.

Atención al grupo, pequeño y no falto de inteli-gencia, de los que se han quedado en mangas decamisa y con la corbata puesta, de los que conservansu reloj de pulsera en la muñeca y han dejado suszapatos, pero no los calcetines. Hay entre estos chicosmuchos sucios, destrozones y desconfiados; puedehaber otros, tímidos, con bastante finura de espírituy una respetable y muy aprovechable "secundarie-dad". No confundamos los unos con los otros.

Aún hay que contar con otros tipos humanos cuyapresencia en las clases se hace en seguida notoria: elque ha traído un "buzo" asombroso, el que fanfarro-nea y cae, el que pretende hacer una escena a laprimera contrariedad, todos los nerviosos, en todassus manifestaciones, desde el mimo a la histeria, pa-sando por el deseo de compadecimiento y por el goceen los fracasos de los demás.

[Y los que no han formado? En los bancos, enlos pasillos.., se han quedado bastantes chicos querehuyen nuestra clase. Los más educados nos hanpresentado sus excusas: han tenido de pequeños unapequeña lesión, han pasado la gripe en abril último,sus padres les han prohibido, etc., etc... Entre elloshabrá alguno que, de verdad, no pueda hacer nadao que pueda hacer sólo algo. A éstos tenemos quebuscarles tarea, de acuerdo con el médico (10).

El progreso de la clase va a señalarse por la pre,

(10) Damos el cuadro que utilizamos en el Instituto de(9) LE GALL: Caracteriología, pág. 97 de la cd. española. Pontevedra para la dispensa de la práctica de Educación Fi-

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sencia activa de los alumnos y por su incorporacióngradual, voluntaria, a la uniformidad y a la disci-plina. Pero, sobre todo, por nuestra compenetracióncon ellos. ¡Con cada uno de ellos!

ANTE CADA CARÁCTER

El profesor de Educación Física va a encontrase,por tanto, con una "vanguardia" de chicos que seentregará con ardor al deporte, aunque con muydiversos matices en cuanto a la disciplina.

Se adelantarán, con su exuberancia vital, los "emo-tivos activos primarios"; su decisión, su desprecio delfrío y del riesgo, su abierta camaradería, su genero-sidad, su honradez, su deseo de perfeccionarse... nosganarán pronto. Pero pronto también (acabamos deadvertirlo) llegarán los desengaños que su violencia,su dureza, su deseo de independencia o sus veleida-des pueden darnos. Nadie amará más que ellos losjuegos gimnásticos, nadie los necesita más. Van aconstituir la derivación del caudal de sus energíassobrantes y el freno de sus desbordamientos (11).Tratemos a estos muchachos con alegría, procuremos"vivir con ellos su vida", hagamos que nuestra ense-ñanza llegue a ocupar en ella un lugar. No olvidemosque buscan nuestros elogios, pero... que los otros ne-cesitan más todavía el que ni nuestras alabanzas nisu encumbramiento hieran a los compañeros que vanquedando rezagados. Mal para todos, si los converti-mos en los "gallitos de la clase".

"Porque lo hacen los otros", hemos visto cómo losmuchachos sanguíneos se incorporan fácilmente aldeporte. Son los únicos "inemotivos" que lo hacen:viven la colectividad, y el juego es expresión colec-tiva; que también en esto se equipara al canto. Porotra parte, hallan en él un empleo fácil de su gustopor el esfuerzo y llegan a sentirlo como una ver-

sica, en alumnos. Algunas de las enfermedades que se enu-meran se benefician de formas especiales de gimnasia (me-canoterapia, gimnasia ortopédica o solamente algunos ejer-cicios para los muy débiles; gimnasia de estímulo). NuestroServicio Médico orienta o dirige, según los casos, este tipode ejercicios. El cuadro de exenciones es el siguiente:

a) Defectos físicos que por sus características especialesimpidan cualquier clase de gimnasia.

b) Lesiones cardíacas congénitas o adquiridas, activas olatentes, con tendencia a la activización por el ejercicio.

e) Lesiones tuberculosas activas.d) Tuberculosis ósea.e) Epilepsia.

Procesos del sistema nervioso graves, con secuelas in-tensas (atrofia muscular, parálisis espástica, etc.).

e, Convalecencia de enfermedades graves.h) Todos aquellos procesos evolutivos agudos y subcró-

nicos estarán exentos temporalmente, tanto más tiempocuanto una correcta valoración individual de su estadolo aconseje (tabes, tuberculosis de los ganglios mesen-téricos, hepatitis, nefritis, etc.).

(11) El deporte puede contribuir indirectamente a envile-cer a un chico. R. B. era un buen alumno y un deportistaprometedor. El encuadramiento en un "club modesto" co-menzó a ponerlo en contacto con un grupo de futbolistasgamberros y, por tanto, con el alcohol y el amor venal. LosCentros de enseñanza deben mantener, incluso durante el ve-rano, los grupos y los cuadros deportivos internos a fin deque el alumno no se inscriba en círculos inconvenientes, debarrio o de equipo. En el Instituto de Pontevedra las instala-ciones deportivas no se cierran en vacaciones; los cursos dis-frutan de patios por horas.

dadera liberación. Su amor a la naturaleza les faci-lita el camino. Pero su fría extraversión requiereuna constante e indirecta llamada a la emotividad,al "compadecimiento". No les habituemos a que juz-guen a los demás. ¡Pueden ser tan útiles guiándolos!Les falta voluntad; hay que infundírsela, día a día. So-bre todo, acostumbrándolos, sin prisas, a la buscade resultados lejanos. Sabemos, por otra parte, quepueden derrochar, que están quizá derrochando, ener-gías en precoces y arriesgados juegos, muy distintosde los que vamos a presentarles como objetivo desu actividad. Tenemos que arrancarlos de sus pro-pios apetitos. Con la disciplina del deporte les ofre-cemos la ocasión de dominarse, pero, al propio tiem-po, la de apasionarse: una tarea salvadora.

Es paradójico que rehuya el Gimnasio el tipo demuchachos que está más próximo por su emotividady su exuberante acción a los que más lo frecuentan.Son los que llamamos "apasionados" y sólo la "se-cundariedad" los diferencia de ellos. Pero basta parahacerlos retraídos y miedosos, para que considerenpronto los juegos infantiles como cosa despreciabley para que, en los deportistas, vean solamente unaespecie inferior de vagos vanidosos. No debemosobligarlos: tenemos que conocerlos. "La Cultura Fí-

Xsica, dice Le Gall (12), moralmente les protegerá con-tra la introversión y la abstracción; fisiológicamenteayudará con provecho a su desarrollo." Hay que dar-les el "valor" de que carecen.

Los muchachos "flemáticos", como son dúctilespara la educación y no presentan dificultades ni ofre-cen el blanco de defectos positivos, tampoco constitu-yen un problema en las ciases de Educación Física Seaislarían de ellas de buen grado; entrarán en ellassin entusiasmo, pero con puntualidad. De éstos par-ten muchas de las pretensiones de exención. Pero sinuestras clases llegan a formar parte de "su orden",cumplirán como los mejores. Hemos mencionado el"orden": una tabla de gimnasia les seducirá, tantocomo les herirán las mélées del fútbol o el endia-blado griterío de un "balón-tiro a veinte". Hay queenvolverlos, precisamente, en el equipo, para que,lejos de todo engreimiento, ensayen su convivenciay su colaboración con los demás. Son los chicos—an-tes hemos aludido a ellos—que más se resisten a dejarsu chaqueta, su sweter y ya no digamos sus zapatos,para jugar en el Gimnasio; pero son también losque, nivelados con los otros por su atuendo y suactividad, logran la "comunicación" que les faltaba.Tardarán en entrar en juego, pero serán fieles a loshábitos que en el juego hayan adquirido.

'")( La educación física de los muchachos emotivos conescasa actividad es la que exige mayor comprensión,delicadeza y, en una palabra, "simpatía". Al nerviosoimpulsivo, dinámico, vehemente, no debemos ofrecer-le en el Gimnasio un pedestal de victorias para suvanidad, pero sí múltiples pretextos para el ejerciciodel autodominio: "No usemos su amor propio sinocomo cebo." El ejercicio disciplinado le enseñará a

(12) LE CALI.: Ca; acteriologia, pág. 174 de la ed. esp.Hemos seguido, a lo largo de estas páginas, su clasificacióncaracteriológica, que es la de LE SENNE, por ser la más co-nocida hoy por nuestros pedagogos. Las tipologías de KRET-

SCIIMER, JUNG, MARAS16N, THOORIS, COMAN..., pudieran habersido manejadas con parecidos resultados.

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REVISTA DE EDUCACIÓN

regir su actividad emotiva desenfrenada. Su naturalhabilidad le ayudará a hacerle grato el deporte. Exis-ten preciosos estudios sobre los éxitos logrados por elejercicio disimétrico de miembros "a la voz" para loscasos de origen fisiológico (insuficiencia del cerebeloo de la zona frontal). El médico podrá orientar alprofesor de Gimnasia en este caso como en tantosotros (13).

Dentro de la amplísima gama de caracteres ner-viosos habrá que matizar cuidadosamente el trato.No es lo mismo lanzar a un indeciso a la acción (de-cidirle al salto) que valorar el mínimo éxito de unmelancólico que pretende superarse; frenar suave-mente a un cicloide en fase de euforia que animarleen una depresión; disciplinar al muchacho frívolo,sin dejar de "divertirle", que ofrecer a un histérico oa un descentrado el sano alimento de un noble esfuer-zo corporal. No olvidemos nunca que "el juego esuna necesidad extrema del nervioso; lo absorbe tanpor completo, que significa para él una inofensivaevasión de varios lados. Evasión beneficiosa además,porque el juego entraña la aceptación de una regiay de una disciplina".

El tratamiento del muchacho sentimental es toda-vía más delicado. Ante un introvertido, ante un depri-mido, por déficit vital o por un complejo, ante unespíritu en carne viva (valga la paradoja), el Gimnasiopuede constituir la pieza decisiva de la gran prueba,de la temible prueba escolar: tender un paso entreél y los demás o hundirlo para siempre. Atención aeste tipo de muchachos que rehuyen los juegos, quegustan de andar solos, que prefieren la soledad a lacompañía, y la montaña al mar y el recuerdo a laacción. No pongamos nunca de manifiesto su pro-pia debilidad a estos alumnos. Vayamos indicándoles,sucesivamente, fines fáciles. Démosles, en el juego, unode los quehaceres "variados" que necesitan; venzamoscon delicadeza la timidez, que es "centro de difu-sión" de su carácter (14). Cualquier cosa puede ofen-derlos. Quizá necesiten sesiones individuales o en pe-queños grupos, para superar inhibiciones y perpleji-dades. Pensemos que una risotada, una burla, puededañar de por vida a estos seres que tantos ven comorisibles y que nosotros debemos respetar y hacer res-petar, estudiar y conducir con mano amiga.

Muy distinto es el problema que van a ofrecernos los"caracteres inferiores": amorfos y apáticos presentanpor su falta de emotividad y su actitud pasiva unaresistencia a la "educación física", difícil de vencer. Sonlos chicos que llamamos "blandengues", los inertes, losholgazanes... Como en los nerviosos, no podemos ac-tuar sin el dictamen del médico. 1-lay un origenfisiológico en esta pasividad? Estarnos ante un asténicoo ante un carácter perezoso? No tomemos ningunadecisión antes de saberlo. Si existe un problema fisio-lógico, el médico tendrá que abordarlo, contando o nocon nuestra colaboración. Si es simplemente una cues-tión de carácter, nuestra clase tiene que realizar elintento de una "resurrección", que ni los castigos fa-miliares ni las malas notas de la escuela han logradotodavía. Procuremos "integrar" al muchacho en la clase

(13) Experiencias de Lefrancq y Brunfaut. Véanse WALLoN,Stades et troubles du developement psyco-moteur, y BOUYER-M. SISTERON, L'hygiène mentale el nerveuse individuelle, 1926.

(14) LE SENNE: Caractériologie, págs. 217 y sigs.

porque teme el esfuerzo autónomo, pero no se resistiráa sumarse a una acción colectiva; resistirse sería paraél un mayor trabajo (15). Si se incorpora, si ve quesirve para algo ("¡Sé dar una voltereta l"), si le ense-riamos a analizar el porqué de su alegría deportiva...,habremos iniciado su transformación intelectual ymoral.

UNA CLASE DESEADA

La organización de las enseñanzas de EducaciónFísica suele hallar justificados obstáculos y recelos enlos claustros, en los padres... Al parecer, y esto es másextraño, en los propios alumnos. Hace muy pocos días,el director de un afamado colegio declaraba a un re-dactor de Juventud: "Por lo menos tenemos clase dia-ria, que viene a ser alterna en cada curso. Pero yasabe usted que a los chicos suele serle costosa, aunqueconseguimos imbuirles en las ideas de su absoluta ne-cesidad." En un Centro como el nuestro, donde hoylos alumnos rivalizan en entusiasmo con nosotros, es-tas palabras parecen incornprenslbles, por fortuna.¡Decir que a los chicos les cuesta trabajo ir a laclase de Gimnasia!... Prefieren renunciar al cine o ala merienda. Todos los días tenemos pruebas de ello.Sólo hace falta una cosa: que no sea clase ni de Gim-nasia. Que sea...

GIMNASIA Y JUEGO

Hemos comenzado por observar los juegos libres delos muchachos, su rotación, sus ritos minuciosos y casisiempre vacíos de sentido, su movilidad, los resortesen que radican sus atracciones. Al chico no se le puedellevar al Gimnasio para contradecir las normas de esemundo enigmático de los juegos; el Gimnasio ha deser una pieza más, la pieza maestra del mecanismo lú-dico de la infancia. En él vamos a imponer al chicomuchas normas, normas importantes y normas trivia-les; si queremos que las acepte de buen grado y hastaque las busque, debemos insertarlas en el "juego delos juegos": arriba, se estudia; aquí, se viene a jugar.

LAS "REGLAS DEL JUEGO"

La primera regla de este juego es que no se puedejugar sin estar "en traje de gimnasia". Y hay que traer-lo en una bolsa, que ha de ser necesariamente azul ycon cordones blancos, y que debe tener departamen-tos independientes para el meyba y la camiseta blan-ca; para el bañador y la toalla; para las zapatillas,los tenis o las botas de fútbol, por si se va a jugaren el patio. La segunda regla del juego es que el cor-cho del Gimnasio no se puede pisar con el calzadode la calle. Y la tercera, que, al empezar la clase, nohay reglas y que cada uno hace lo que quiere duranteun rato largo: ensaya libremente la "media luna" o"el puente", se cuelga de las cuerdas de trepa, da

(15) ROBIN: Neuropsychiatrie infantile. Sobre la "integra-ción", HEuYE-LEBovict, Psycothérapie collective, 1946, y FAU,

Los grupos de niños y de adolescentes, cd. esp. Miracle, 1954.

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GIMNASIA Y EDUCACIÓN

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"chumbalagatos" sobre las colchonetas, lucha con uncompañero o juega al "quedas"..., o ve cómo retozanlos otros. Son unos momentos de alegre relajación quecompensan de la sujeta fijeza de las horas de clase.Sin las ataduras del uniforme (el Instituto de Ponte-vedra lo ha adoptado hace cuatro años) los chicosse sienten liberados. El Gimnasio tiene para ellos unatractivo semejante al de la playa.

EN LOS VESTUARIOS

Los motivos que nos han movido a exigir que loschicos dejen su ropa habitual para entrar en el Gim-nasio responden a cuatro aspectos del problema:higiénicos, lúdicos, educativos y económicos. No ne-cesitamos insistir en el primer aspecto. El bario de aire,la cura de endurecimiento, la libre transpiración, laagilidad de movimientos, la conveniencia de abrigarsea la salida..., es innecesario enumerar las múltiples ra-zones médicas que lo aconsejan. Desde el punto devista lúdico, el juego es evasión y avidez de velocidad;esta evasión y esta avidez hallan un símbolo en elpropio nombre de la Gimnasia, que el pudor cristianoha ennoblecido.

Bajo el aspecto educativo, chicos que no están en in-ternado aprenden así, desde las clases de párvulos, adesnudarse y a vestirse solos, con modesta pulcritud,a hacerlo con rapidez, a dejar su ropa ordenada, a res-petar la de sus compañeros... (16). Se acostumbrantambién a andar más limpios. Y van a adoptar, desdeel primer momento, una actitud, una disposición pro-pia para la gimnasia que el traje ordinario no puededar. Por último, se evitan los destrozos que duranteuna hora de ejercicio recibirían las ropas de calle. Lospadres comprenden muy bien y agradecen dos de estasventajas: el endurecimiento del chico ("ahora ya nose constipa") y la economía de trajes y zapatos.

Insistamos en un aspecto curioso: la mayoría de losalumnos oficiales, 70 por 100 en preparatoria, 90 por100 en primer ario, 65 por 100 en segundo) prefierenjugar totalmente descalzos en el Gimnasio. Tienenrazón. Por adelantado, es para ellos atractiva una claseci ne permite hacer algo que en las casas solemos pro-hibir rigurosamente. Se sienten libres, se anillan más,disfrutan con una sensación (para algunos inédita)natural o primitiva. Los apasionados de la playaven en el Gimnasio una sustitución de ella. Todosencuentran así mayor facilidad para dominar ciertosejercicios, sobre todo los de equilibrio y tracción, ydesarrollan con menor fatiga juegos como el "balón-presa", el "salvamento", las "luchas" o los "gallitos".Dejemos al margen la serie inacabable de tonterías conque los naturistas defienden la descalcez; lo cierto es

(16) Sin caer en contraproducentes exageraciones, es pre-ciso acostumbrar a los niños a superar, por sí mismos, incon-venientes y dificultades. La tendencia actual de padres y edu-cadores a presentarles siempre el camino llano y despejadoestá tan llena de peligros como la dureza de las viejas normas.Lo que en orden a las grandes corrientes históricas postula-ron BERGSON o TOYNBEE al presentar al hombre elevándosesobre sí mismo, respondiendo al desafío de la dificultad, po-demos postularlo respecto al niño y en aspectos que parecennimios en su formación. (Sobre este tema, A. VELOSO, en Bro-teria, LX, 5, págs. 502 y sigs. LAIN ENTRALGO (.lysteriurnDoloris) ha ahondado en la ratz del problema.)

que los tratados más recientes de Gimnasia y de Hi-giene infantil, sin excepción, la recomiendan, para estetipo de ejercicios. Podemos añadir, en favor, algunasexperiencias. Nuestros muchachos, cuando juegan des-calzos, tienen reacciones completamente distintas; engeneral, son más dóciles y menos violentos. El chicoenmadrado o pendenciero, el hijo único (17), el en-vanecido por el linaje, el dinero o las matrículas dehonor, se siente nivelado, pierde su acritud, "pareceotro" y... se pone en camino de llegar a serlo. Mane-jar los movimientos de una clase muy numerosa dechicos descalzos es mucho más fácil. Y si, como escorriente, se mezclan chicos calzados y chicos descal-zos, los que primero acuden a la llamada, los que seapresuran a acercar colchonetas y aparatos, los que con-servan más despierta la atención y más rápidamenteobedecen mandatos o indicaciones son los segundos.Puede depender, en mucho, del mismo temperamen-to, que les hace preferir andar así, pero habrá otrascausas psicofísicas; sin entrar a analizarlas, nos hemosaprovechado de los resultados.

En los vestuarios, tenemos apartados o casillas sinpuertas, con tabiques laterales, colgadores y asientos.Cuando los chicos son muchos y han de compartir dosla misma taquilla sc hacen dos turnos. Recomendamosel canto, a voz en grito, en los vestuarios; los chicosno lo aceptan de buen grado al comenzar las clases;sí, en cambio, al terminarlas. Creemos interpretar queentran mohinos, sobrecargados del trabajo escolar y quela hora de gimnasia ha dado un inmediato resultadoeufórico. Por la misma razón, se desvisten rápida-mente y, en cambio, se hacen los remolones para vol-ver a ponerse la ropa de calle.

JUEGO ESPONTÁNEO Y RELAJACIÓN

El primer rato de "juego libre" es gratísimo paralos alumnos y constituye un espectáculo delicioso, peroentraña graves dificultades para el profesor y sus co-laboradores. Dejar oue medio centenar de chicos re-tocen espontáneamente, ensayándose, iniciando expe-riencias, probando sus fuerzas..., tiene riesgos de todaíndole. La libertad sólo puede ser aparente. El chicotiene que sentirse libre, pero sus instructores, vigilan-tes, tienen que evitar peligros e imprudencias. Sus in-tervenciones serán solamente las necesarias, siempreoportunas y nunca negativas. Las prohibiciones deben,a nuestro juicio, sustituirse por consejos que hagan de-rivar la actividad del chico. No debemos decirle nun-ca: "No te cuelgues así, que te matas." Y menos: "Note estés ahí solo como un tonto." Las fórmulas cer-teras son las de este tipo:

"Sabes hacer la "media luna", como Pedrito? ¡Vena probar!"

(17) Por fortuna, en España no presenta caracteres degeneralidad el problema del niño único, de l'enfant settl.Sin embargo, son muchos los padres de familias numerosasque maleducan a sus hijos, adulándolos, al amparo de laidea de que ya "sufrirán bastante en la vida". Un régimendeportivo y el enseñarles a afrontar el riesgo (incluso estospequeños riesgos del constipado o del chichón), es uno de lospocos tratamientos que los Institutos pueden realizar con efi-cacia. Véase RIMAUD, Les Paresseux, y ROBIN, Dificultades es-

colares.

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"iPor qué no ensayas antes a "pararte sobre las ma-nos?"

"Eres tú el que quieres aprender a trepar?"Sobre todo, nuestra vigilancia ha de dirigirse a

conocerlos. En estos momentos se sabe cuál es eltímido y el fanfarrón, el apático (18) y el apasionado,el que necesita valor físico y el intrépido sanguíneo.Es el momento de conocerlos, sin que se sientan es-piados, mientras paseamos, comentando en voz alta connuestros colaboradores los últimos campeonatos. Esel momento de hacer entrar en juego esa inmensa fuer-za olvidada por el mundo de hoy: la simpatía.

TABLAS, DISCIPLINA, ORDEN

Acabamos de utilizar, en todo su valor, la espontá-nea actividad del niño; valoremos ahora, en contraste,la disciplina que significan las tablas gimnásticas, eje-cutadas rigurosamente y con meticulosa pulcritud. Elque se haga preceder la fase de actividad encauzadaque representa la preparación y ejecución de los ejer-cicios ordenados, por otra fase de libérrima actividadofrece para ambos elementos educativos un valor decontraste y obliga al muchacho a una brusca y pro-vechosa transición, en la que pasa de hacer su voluntada someterse a una continuada serie de órdenes, de rá-pida ejecución, sin paralelo en su vida ordinaria. Untoque de silbato, y la atención, dispersa o concentradaen algo libremente elegido, se dirige al mandato delinstructor. Se forman las filas y comienzan la fasede obediencia colectiva a la voz o de repetición de lasposturas y los ademanes que se ejecutan. Es valiosísi-mo aprender a gobernarse y a gobernar; pero no esmenos valioso aprender a dejarse gobernar por el quemanda. En nuestras clases, tenemos que combinar, me-jor diríamos que conjugar, ambas direcciones. El juegoes ejercicio de la propia voluntad; la tabla, sometimien-to a la ajena. Nuestra distribución coloca la tabla, en-tre el rato de libérrimo retozo y la práctica de uno ovarios juegos dirigidos. Así la clase se hace más grataal alumno, que entra deseando expansionarse y mar-cha recordando las incidencias del partido. El rato dearidez queda relegado en su recuerdo y no es temido.Pero es fundamental, en cada jornada.

Esta división del tiempo, para las escuelas prepara-torias y los primeros cursos, suele ser ésta:

Minutos

Vestuario 5Juego espontáneo 10Tabla 23Juego dirigido 25Vestuario 7

TOTAL 70

Seguimos, en todas las clases, la distribución tópicade las tablas: ejercicios de orden, preparatorios, fun-damentales (trepa, marchas y carreras, saltos...), y fi-

(18) LE SE NNE : Traité de Caractériologie, París, 1945, pá-gina 220. Sobre estos aspectos, en cuanto entran dentro delo caracteriológico y no de la caracteriopatia, pueden consul-tarse con provecho: Roaix, La guerison des défauts; CHARMOT,

La téste bien faicte, y JACQUIN, A psicologia da criança, Lis-boa, 1955.

nales; distribución adaptada a las edades y a la con-dición física de los chicos. La omisión de los ejerci-cios de orden, de las marchas, de los saltos; el tras-trueque de su situación, no nos parecen aconsejables.Para los pequeños hemos ensayado este año los planesCarlquist-Amylong (19), prodigio de ritmo y de grácilvivacidad; sin embargo, hemos terminado adaptándo-los al tríptico normal, porque comprobamos que asíencauzaban mejor y de una manera más sistemática laactividad infantil.

En cuanto a los mayores, las tablas señaladas esteaño por la Asesoría Nacional de Educación Física delFrente de juventudes representan un notorio avanceen nuestros métodos pedagógicos y, por primera vez,con su renovación quincenal, salvan el mayor escolloque ofrecen las clases de Gimnasia: el hastío.

VARIACIÓN Y PROGRESO...

He aquí los dos resortes frente al hastío. Los resortesde que el Gimnasio y las pistas atraigan y no repelan,de que nuestras clases sean un regalo que se codicia yno un castigo que se rehuye.

Variar. Variar constantemente. Ningún día igual alotro. Ningún día monótono. Nos lo señala ya la pro-pia mutabilidad de los juegos infantiles, su calendario,con una sucesión fija, de remotos antecedentes histó-ricos (recuérdense los "Días Geniales o Lúdricos", deRodrigo Caro). El niño gusta de repetir actos, perose cansa; quiere reiterar otros. Es preciso ofrecerle nue-vas experiencias. El tino está en enseñarle a ser cons-tante, sin dejar de seguirle en su radical volubilidad.Nuevos juegos, ejercicios nuevos, variantes de los jue-gos que conoce, movimientos y jugadas que nunca en-sayó..., pero todo vertebrado en un plan y trabado porejercicios continuados de finalidad conocida.

Un plan. Un plan progresivo. Al chico le gusta,tanto como variar, progresar. Le agrada comprobar susadelantos, superarse, saber que hoy puede hacer lo queno hacía ayer o que mañana hará bien lo que hoy hainiciado entre vacilaciones y torpezas.

Por eso es forzoso cuidar que el plan ofrezca a to-dos los alumnos, al lado de su cambiante evolución,las posibilidades de progreso. Lo que se dirige a daral niño confianza en sí mismo no debe convertirse enuna obsesión depresiva. Se logra fácilmente ofreciendopequeños y fáciles éxitos a los tímidos, a los débiles,a los peor dotados...

JUEGOS Y EQUIPO

En los Institutos existe una verdadera unidad social,un grupo infantil o juvenil, según los años: el Cursoo la Clase A, B o C de tal Curso, en los muy nume-rosos. Los Cursos suelen ser antagónicos; es difícil in-tegrar en un equipo muchachos de diversos Cursos.Debemos partir de esa base colectiva para la organi-zación de ejercicios y juegos. Pero, si es difícil que-brantarla, sumando elementos, cogidos acá y allá, esmás peligroso romperla, creando equipos dentro del

(19) CARLouisr-AmmoNG: Gimnasia infantil, págs. 35 y si-guientes.

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Curso. Preferimos "rotar" a los chicos en juegos y de-portes, dejando que, cada vez, se agrupen espontánea-mente, al azar. Sabemos que esto equivale a sacrificartriunfos externos, pero es fundamental para la vida in-terna del Centro y, lo que es más importante, parala formación de los muchachos.

Cultivar el "espíritu de equipo" del Curso, comocultivar el "espíritu de Centro", en todos, es saluda-ble; pocos resortes más eficaces para la creación deuna primera y necesaria conciencia eocial en losalumnos.

Tanto como el cultivo de la personalidad, cabe aquísubrayar lo necesario que es sustituir en el muchachoel sentido de victoria por el autodominio; no se tratade aplastar al contrario, sino de mejorar uno mismoo el conjunto en. que se integra; no es preciso ganar,basta jugar bien.

Recogemos, con emoción, una alabanza que, en esteaspecto, ha merecido nuestro Centro, a la ágil plumade un cronista deportivo de Juventud con motivo deuna derrota en los Campeonatos Nacionales Escolaresde 1955:

"Los muchachos de Pontevedra, pese a su inferiori-dad técnica, no rindieron sus armas ni el desánimocundió en sus filas. Nada importa la derrota si pen-samos en una pura aspiración deportiva." "Lo que im-porta es jugar bien, y, mejor aún, jugar limpio—re-cojamos las palabras del ministro de Educación—, ylos chicos de Pontevedra jugaron con limpieza y nobletesón, que no es poco."

JUEGOS INFANTILES

Hay un precioso librito español de juegos infantilesque es preciso colocar al lado de los volúmenes deAgosti, Trapiella y Romero Brest en los anaqueles detodo preparador nuestro de gimnasia; es el de RafaelChaves Manual de Juegos de Educación Física (20).En él, tras una aguda clasificación, se presentan cien-to veinte tipos, variados y bien descritos, de diversióngimnástica infantil. Pudimos sumarles muchos de losque aparecen en los planes Carlquist-Amylong y nopocas adaptaciones de juegos populares de la localidady de Galicia ("lipe" o "estornela", "quedas", "barra",etcétera).

Cuáles son los mejores juegos infantiles? Los queofrezcan mayor semejanza con lo que el chico desea yno puede hacer: lanzar piedras, colgarse, subir y bajar,trepar, lanzarse de un punto a otro... Los que ten-gan un código menos enrevesado, pero siempre conalguna complicación. Los que ofrezcan la alegría deltriunfo diluyendo el éxito.

En nuestro Instituto de Pontevedra, se lleva los votosde los chicos el balón-tiro (Chaves. 106). Tiene todaslas ventajas: desarrollo equilibrado del tórax y de lasextremidades superiores e inferiores, destreza, defensapropia, esquivar golpes, preparación para los deportesde balón con mano (cesto, mano y volea). Ofrece po-quísimos riesgos. Interesa y alegra, como pocos, sincrear por eso la morbosa obsesión de otros juegos. Noforma especialistas. Atrae a hábiles e inhábiles. Haceentrar en juego a todos, constantemente. Aglutina; no

(20) CHAVES: Manual de juegos de Educación Física. Ma-drid, 1954.

desune. Hemos experimentado que es "juego perpe-tuo"; los niños no sienten !a necesidad de relevarlopor otro, y presenta la suficiente variedad de jugadaspara permitir reiterar partidos sin aburrimiento. Porúltimo, jugado por chicos de ocho a once años, cons-tituye un espectáculo extraordinariamente atractivopara los mayores.

Sigue, en interés por parte de los chicos, el balón-presa (Chaves, 73). Une las ventajas de la velocidad, lacoordinación y la lucha; ofrece mayores riesgos de gol-pes y deja inactivos a muchos jugadores. Lo hemosutilizado con finalidades pedagógicas, llamando a losalumnos no por su número, sino con múltiplos y divi-sores, o asignando a cada chico una parte de la ora-ción y poniendo en el encerado una palabra, para quesalga el que la represente. En este aspecto, quizá seauno de los tipos de juego que ofrezca mayores posi-bilidades para la fijación mnemotécnica de una clasi-ficación. (Hacemos notar nuestro escepticismo antejuegos que tengan mayores pretensiones "docentes".)

Siguen en las preferencias de los chicos el comple-tísimo juego del naufragio c salvamento (Carlquist,plan 4, núm. 16), que combina equilibrios, saltos, tre-pa..., en forma natural y eficacísima; el balón-tierra,el balón-círculo, el canguro, la montaíía rusa, los ga-llitos... En las clases de las Escuelas Preparatorias, yen las de los primeros Cursos, hemos ensayado nume-rosísimos juegos. La propia variación es de suyo unjuego extraordinariamente atractivo para los chicos:premio y sorpresa.

LOS JUEGOS DEPORTIVOS

Pocas palabras sobre los deportes. Verdadera necesi-dad en nuestra época, evasión salvadora para muchos.

Quien haya tenido ocasión de recorrer las pistas deun estadio muy completo, las de la Ciudad Universi-taria de Madrid, por ejemplo, y haya pasado de lossitios donde se juega a mano (pelota, volea, cesto,mano), al campo de fútbol, experimenta la sensaciónde ir de lo ingrávido a lo pesado, del dominio de laagilidad total al del "impulso especializado", de la con-tención al apasionamiento.

No es que hayamos excluido el fútbol de los juegosdeportivos de nuestro Instituto: hemos logrado, eso sí,reducir su cultivo a los justos límites y veríamos conagrado que una copa especial premiase al campeón delmás popular de los juegos actuales, en los Campeona-tos Escolares, pero..., sin que la puntuación entraseen la de conjunto. Porque es algo aparte: espectacula-rizado, profesionalizado..., envuelto en la jugada deazar y en las rivalidades locales. Legítimo quizá todoello, pero... poco escolar.

Para los chicos, los deportes que hacen entrar"en juego", con las extremidades superiores, todo loque hay de noble y hábil en la mano del hombre. Es-pléndidos como ejercicio gimnástico, simples y clarosen la codificación de sus reglas, mucho más educati-vos y menos arriesgados. En cuanto al orden de pre-ferencia por parte de los muchachos, en nuestro Cen-tro, la natación reúne un 26 por 100 de votos, sigueel remo con un 20; el balonmano reúne hoy un 17por 100 de votos; el balonvolea otro 17 por 100; elcesto, el 12 por 100 y sólo el 5 por 100 prefiere el

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españolísimo frontón. Ni el tenis, ni el hockey, ni elwater-polo, que apasionan en otros lugares tienenmás de un 1 por 100 de votos. Pero confesemos quetodos los votantes siguen prefiriendo como espectáculoel balompié: "Amicus Plato..."

Anotemos que el balonvolea es excelente para losgrupos de muchachos de excesiva agresividad (nuestrotercer Curso, 1955) que se sienten frenados por lared que evita el choque directo con el contrario. Elbaloncesto, tal como hoy se aplican sus reglamentos,ha perdido impulso. Quizá uno y otro contradigannuestra legendaria furia; quizá por eso, uno y otrodeben imponerse; sin olvidar que muchos chico, ne-cesitan juegos que los estimulen más y no que limi-ten. Debemos, por tanto, fijarnos también en el ca-rácter al elegir el deporte a que debe entregarse conmayor ahinco cada uno de nuestros alumnos.

Y, para todos, en cualquier edad y con variadísimoscentros de interés, el excursionismo, conjugando elejercicio con el goce del camino, la observación y elcontacto con la naturaleza.

EL ATLETISMO

No podemos entrar aquí en un análisis del desarro-llo que los ejercicios atléticos deben alcanzar en nues-tros Centros. Venimos ofreciendo a los escolares, muypronto, la ocasión de probarse en ellos. Desde las Es-cuelas Preparatorias, los saltos cultivan su decisión , las"marcas" van señalando al niño sus progresos, las ca-rreras ofrecen satisfacción a una de sus mayores avi-deces. Juegos como el balón-tito entrenan en los lanza-mientos. Después del tercer año, según las cualidadesde cada uno, viene el aprendizaje de las técnicas. Laproyección de películas y el análisis de los propios mo-vimientos desarrollan en el chico su observación y es-timulan autocorrecciones. Insistamos en que el conocery aprender estas técnicas es previo y debe durar mástiempo; el "entrenamiento", si existen pruebas oficia-les próximas, debe dejarse para los últimos meses, ynunca será absorbente.

En el Instituto de Pontevedra tenernos en contra elclima. Y tenemos siempre el temor al "divismo", alengreimiento, a la sobrevaloración de lo corporal. Sonmuy bellos los deportes atléticos; bellos, pero llenos deriesgos, que sólo su inserción en una "educación total"puede corregir.

Nuestra distribución ha sido, el último curso, lasiguiente: a) Preparación física de octubre a diciembre(Gimnasio); b) Asimilación de estilo, enero; c) Pre-paración para lograr la "forma", desde febrero (pistas).

GIMNASIA Y APROVECHAMIENTO

ESCOLAR

Entre las objeciones que suelen formularse contrala Educación Física y, en especial, entre las alegacio-nes de los padres que quisieran eximir de ella a sushijos, aparece con frecuencia la supuesta incompatibi-lidad entre estudio y gimnasia. Prejuicios muy gene-ralizados en España establecen una razón inversa en-tre fuerza y saber, entre estudio y juego, e incluso en-tre salud y sabiduría. En la imaginación popular seha forjado una imagen doliente, macilenta y enfer-miza del sabio, y se atribuyen la salud a toda prueba

y la complexión atlética a los "brutos". Poco importa,para quienes así piensan, que un siglo de ciencia es-pañola contradiga las creencias y los dichos populares;la inmensa mayoría de los padres de nuestros alum-nos al concederles ejercicios físicos (porque lo hacencomo una concesión a la pérdida de tiempo) se re-signan de buen grado a que vean reducidas sus fa-cultades intelectuales o a que sufran una merma enla adquisición de conocimientos. La frase es ésta:"Comprendemos que lo necesita y aunque lleve peoresnotas..."

Parece increíble, pero todavía se hace necesario quelos directores de nuestros Centros educativos expon-gan a los padres de los alumnos unas ideas olvidadasde puro sabidas: que el ejercicio físico, conveniente endistintos grados en todas las edades, es imprescindibleen la infancia; que los juegos son una pieza funda-mental en el mecanismo de la vida del niño y deladolescente; que de una equilibrada "dosificación" dejuego y estudio depende la eficiencia de todas las en-señanzas; que el juego forma parte de las actividadeseducativas y de la formación del carácter, y que cana-liza y dirige las energías excedentes del muchacho ylo integra en una comunidad social... Tantas y tan-tas nociones que suponemos patrimonio de todos yque muchos se empeñan en contradecir, en la teoríao en la práctica (19).

Hemos hallado un recurso muy eficaz, en la pre-sentación, a los padres, de los resultados obtenidos, ensus pruebas de las demás asignaturas, por los alumnosque se destacan en las clases de Educación Física.Nuestras estadísticas ofrecen resultados extraordinaria-mente favorables. Puede decirse que, en los mejoresalumnos, coinciden la buena preparación física con labuena formación intelectual y con las conductas entodo ejemplares. Así, la selección de gimnastas quepresentó el Instituto de Pontevedra en los Campeo-natos Nacionales Escolares pudiera presentarse igual-mente como selección de "primeros alumnos": entrelos cincuenta y tres concurrentes, veintitrés tienen ex-pedientes con Matrículas de Honor, casi todos excedende la puntuación media de siete, no existe ningúnrepetidor de curso (aunque sí dos suspensos en elIngreso en la Universidad), y finalmente, de los quecursaron pruebas de grado, cuatro obtuvieron lamáxima calificación y once la de notable. Es de su-poner que una información en los otros siete centrosclasificados ofrezca resultados análogos.

Aunque e; discutible que una hipertrofia muscularatrofie la inteligencia, es seguro que la práctica des-ordenada del ejercicio físico que produjo esa hiper-trofia habrá dañado la formación intelectual del es-colar. Quizá, de todas las actividades que puedenabsorberle, la menos dañina sea el ejercicio físico.Pero baste que pueda serlo. Educar es medir. Y laEducación Física, que cultiva ante todo el ritmo,tiene que ser la más ponderada de las educaciones:ni un esfuerzo fuera de edad, ni un exceso en elentrenamiento, ni un horario que cercene o dañe lajornada de estudio. De la hábil compensación entreel número de horas de juego y el de horas de trabajo,de su distribución ajustada a las exigencias del or-ganismo y no a las conveniencias del profesorado, hade resultar el equilibrio que favorezca, a un tiempo,el desarrollo físico y el aprovechamiento intelectual.

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GIMNASIA Y EDUCACIÓN

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Esta armonía implica, de suyo, la creación de un"estilo de vida" que, a la larga, puede ser decisivoen el destino de los niños y los adolescentes que senos confían.

haya de exceso y de lo que haya de defecto ennuestra actividad. Por eso, hemos procurado siempremantener contacto más continuado y más directo conellos, en bien de los propios muchachos.

LA RELACIÓN CON LOS PADRES

Hemos hablado de la relación entre los distintoselementos que tienen que intervenir en la llamada"Educación Física" del escolar. No es necesario alu-dir a la imprescindible dependencia que tiene queofrecer, con visión global, de las enseñanzas del Cen-tro, para que aparezca, más que inserta, coordinadacon todas. Pero queda por abordar un tema de má-ximo interés: la relación con la familia. Un Centrode enseñanza tiene que ser una prolongación de ella.Del grado de compenetración entre padres y maestrospende, en gran parte, la eficacia de toda labor do-cente. Más todavía en lo que se refiere a la formacióny cuidado físico del muchacho.

Creemos que debe vencerse de una manera há-bil, paulatina, la resistencia que muchas familias ofre-cen a este tipo de educación. Pero tal resistenciano puede ser vencida ni por imposición violenta, a lacual no existe derecho natural, ni por un convenci-miento mediante razones, difícil de lograr. Es pre-ferible que el padre vea, por sus propios ojos, elavance que, en cuanto a la salud del chico, representalo que con él está haciéndose. Que sepa de la ale-gría del muchacho en los juegos dirigidos. Que lle-gue a hacer suya la idea de que, en la acera, enel barrio, en la compañía de mozalbetes desconocidos,sobre todo, en los bares o en los cines corre muchosmás riesgos, físicos unas veces y morales casi siempre.No podemos ocultar a las familias que en el Gim-nasio existen peligros (21) para el muchacho; lo quetenemos que hacer es mostrarles que son mayoreslos que a la misma hora puede correr fuera de él.

Las "Hojas" de comprobación que el Institutode Pontevedra hace llenar a los padres, en mitad delPrimer Curso, cuando el niño se halla en plena adap-tación, y en el tránsito de la Enseñanza Primaria ala Media, constituyen un documento humano extra-ordinariamente aleccionador sobre estos aspectos.

Pero, mejor que la comunicación escrita, convieneel trato directo. Hemos logrado que muchos padresasistan no sólo a las exhibiciones gimnásticas del Ins-tituto, sino a las clases y a los juegos, que vengana recoger a sus hijos y, con este motivo, pasen unrato en los patios o en el Gimnasio. Basta que unpadre o una madre asista a una de nuestras clasespara que comprenda lo que para todas ellas puedenrepresentar para la vida de su hijo.

Los padres son los únicos que pueden constante-mente informarnos del efecto que la Educación Fí-sica va causando en la vida de su hijo: de lo que

(21) La prensa del día en que se redactan estas notas traeuna aleccionadora anécdota del Pontífice. Ante la palabra"peligro" pronunciada por un dirigente de la A. C. italiana,y refiriéndose al deporte, contestó rápidamente: "¿Peligros?Pero no han leido nuestros discursos sobre el deporte?" Noes necesario afirmar que el conjunto de discursos de Pío XII

sobre el sentido cristiano del deporte constituye el documentode mayor calidad de nuestro tiempo sobre el tema.

EL EDUCADOR

9Una frase de Chaves: "Consideremos al hombre su-

jeto de educación: es una realidad susceptible de per-feccionarse... Y, si todo fenómeno educativo exige co-laboración entre educando y educador, quién darámejor—el niño—ésta, que implica confianza y sim-patía? Al educador que ha sabido despertar estossentimientos o al que no fué capaz de lograrlo?...Creo que no hay duda. Y ¿qué medio mejor paraconseguirlo que la mutua corriente de afecto quedespierta el juego?"

Acabamos de decir que el Instituto de Pontevedrase considera como una prolongación de la familia;cifra en esto su mejor orgullo. El catedrático, el maes-tro son, por tanto, una prolongación de los padres.Cuanto más "familiar" sea la vida de un Centro serátanto más eficaz. El profesor de Educación Físicatiene que conocer "familiarmente" a sus alumnos y,como decía uno de nosotros, a un periodista, conmotivo de los juegos Escolares, "conocer es amar".

AL ABANDONAR LAS AULAS

Un centro de enseñanza puede mostrarse satisfechode su acción social cuando los alumnos siguen adhe-ridos a él después de abandonar las aulas. Cuando,al regresar, cada verano, con las notas de institucio-nes superiores, vienen a visitar al director, para darlecuenta de sus éxitos o de sus fracasos. Cuando "losantiguos" se mezclan con los alumnos en los patios,arbitran sus juegos y les aleccionan. Cuando siguenusando, como un honor, la insignia o la corbata yparticipan en las tareas de la Asociación de Exalum-nos. Pero, sobre todo, cuando conservan aquel "estilode vida" que antes ponderamos: un estilo noble enque se aúnen el vigor físico y la pasión por lo ver-dadero, lo justo y lo bello. Un gran maestro del Ins-tituto de Pontevedra, Losada Diéguez, supo cuajarmaravillosamente esta idea en sus últimas leccionesa los bachilleres del 1921. No se recogieron por es-crito sus palabras, pero cuantos las recordamos sabe-mos que coinciden, casi textualmente, con las quehace unos días hubo de dirigir el padre Sopefia alos preuniversitarios, al cerrarse este Curso de 1955.Queremos que sirvan de conclusión y resumen a estascuartillas nuestras:

"Para nuestra vida que va a comenzar, pocas cosashabrá tan primordiales como el deporte. Los consejosse atropellan de impaciencia, pero el resumen podríaser éste: que odiéis al stadium multitudinario y elfútbol profesional y la muchedumbre convertida enfiera, para replegaros en el deporte activo, no limi-tado al fútbol, deporte en el cual se puede ser pro-tagonista; deporte con riesgo y valentía hasta queel cuerpo se doblegue y se esclavice; deporte, así, de

Page 11: Gimnasia y Educación - educacionyfp.gob.esc8c9d3b6-8669-421... · habló Apollinaire, entre el orden y la aventura. Su esfuerzo ha de dirigirse a equilibrar la libertad y la disciplina,

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REVISTA DE EDUCACIÓN

cansancio y de riesgo, como un cilicio real; deportecomo gloria de sumisión del cuerpo, primera trans-parencia de un sueño de resurrección de la carne;deporte en comunidad, juego alegre de guerra devencedor sin daño; deporte sin barbarie, aprendizajedonde se juntan pasión y cortesía; deporte en caridadsi vuestro equipo es capaz de tener una mitad de

aprendices redimidos ya por la sola compañia; de-porte con el sacrificio de la medida.

E inseparable, contra la tentación de la barbarie, laBelleza" (22).

(22) F. SOPEA: Mensajes de espiritualidad, II. Preuniver-sitarios, ed. cit. (Madrid, 1955), pág. 27.

Sobre Centros privados de segunda ensetianza (*)

MANUEL ALONSO GARCIA

EVOLUCION Y DESARROLLO LEGALES

La ley de Ordenación de la Enseñanza Media, de26 de febrero de 1953, actualmente en vigor, admite,como es sabido, la clara distinción entre EnseñanzaOficial y Enseñanza no Oficial, diferenciando estaúltima en Enseñanza de la Iglesia y en EnseñanzaPrivada. Una tercera categoría es la que el artículo32 de la mencionada ley consigna al hablar de Cen-tros privados para la enseñanza libre.

El problema de la enseñanza media privada juegaun papel importantísimo en este grado de la docen-cia no sólo por el ámbito de extensión y aplicaciónde la misma, sino también por los múltiples interesesde todo tipo que en la realización de sus objetivos seentrecruzan. Dejando aparte la consideración y estu-dio de los principios fundamentales, que, desde elpunto de vista del derecho natural y de la consagra-ción positiva, regulan y presiden el desenvolvimientode este grado de la enseñanza, en el cual deben que-dar a salvo, como en toda docencia, los legítimosderechos de los educandos, de los padres de éstos, dela Iglesia, de la sociedad y del Estado, vamos a pasarrevista ahora a la evolución histórica que ha guiadoel desarrollo de la enseñanza media privada a lo lar-go del tiempo, concretamente desde la primera mitaddel siglo pasado, para tratar de determinar la formaen que se ha ido desarrollando el conjunto de pre-ceptos que reconocen su actuación en materia de en-señanza media privada, dentro de las disposicioneslegales vigentes.

Por real decreto de 4 de agosto de 1836, del Minis-terio de la Gobernación, se incluye un plan generalde Instrucción Pública, en cuyo preámbulo, con cier-ta manifestación retórica, se alude a la necesidad dedar a las enseñanzas actuales la dirección que exigenlas luces del siglo y la extensión que los medios per-mitan.

(*) Después de escrito este articulo ha aparecido en el Bole-tín Oficial del Estado del 11 de agosto un decreto de 21 dejulio "por el que se aprueba el Reglamento de Centros no ofi-ciales de enseñanza". Considérense, pues, algunas de las ideassostenidas en este articulo en función del nuevo Reglamento.

El titulo segundo del mencionado real decreto, re-lativo a la instrucción secundaria, define ésta, conun marcado carácter clasista, como la que "compren-de aquellos estudios a que no alcanza la primariasuperior, pero que son necesarios para completar laeducación general de las clases acomodadas, y seguircon fruto las facultades mayores y escuelas especiales".

Estos establecimientos privados eran únicamenteCentros de formación, cuya garantía pretendía ase-gurarse con la posesión de las condiciones a que an-teriormente nos hemos referido. En ellos se recibíanlas enseñanzas, pero sin rendir pruebas en los mis-mos. Estas habían de verificarse en los Institutos co-rrespondientes a que el Centro privado se encontraseadscrito.

Una orientación en cierto modo renovadora impli-ca el real decreto del Ministerio de la Gobernación,de 17 de septiembre de 1845, que aprueba el Plangeneral de estudios. Obra de don Pedro José Pidal elPreámbulo del mismo, extraordinariamente extenso,verdadera exposición de motivos, alude a los pro-gresos conseguidos en materia de segunda enseñanzapor entonces, sin desconocer, por ello, la cortedad delas medidas de aplicación general existentes todavíaen materia de educación, intentando, con el referidoplan de estudios, el arreglo definitivo de las enseñan-zas secundarias y superior, únicas a las que este realdecreto se refiere.

Por lo que respecta a la segunda enseñanza, se laestima continuación de la instrucción primaria, divi-diéndola en elemental y de ampliación.

Los establecimientos de enseñanza pueden ser pú-blicos o privados. Por lo que a estos últimos se refiere,son considerados como tales aquellos cuya enseñanzase sostiene y dirige por personas particulares con eltítulo de Colegios, Liceos o cualesquiera otros, sin queninguno de ellos pueda usar el de Instituto. Estos Cen-tros quedan incorporados a un establecimiento pú-blico, y esta incorporación es la que determina quelos estudios de segunda enseñanza realizados en aqué-llos tengan plena validez académica.

Se determina ya que la enseñanza en establecimiento