Giorgio Agamben - ¿Qué Es Un Dispositivo? (traducción del italiano)

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¿Qué es un dispositivo? * Giorgio Agamben 1. Las cuestiones terminológicas son importantes en filosofía. Como dijo una vez un filósofo por el que tengo el mayor respeto, la terminología es el momento poético del pensamiento. Ello no significa que los filósofos deban necesariamente definir en cada ocasión sus términos téc- nicos. Platón nunca definió su término más importante: idea. Otros, en cambio, como Spinoza y Leibniz, prefie- ren definir more geometrico su terminología. La hipótesis que intento proponerles es que la palabra “dispositivo” resulta un término técnico decisivo en la es- trategia del pensamiento de Foucault. Él lo utiliza a me- nudo principalmente a partir de la mitad de los años 1970, cuando comienza a ocuparse de aquello que llama- ba la “gubernamentalidad” o el “gobierno de los hom- bres”. Aunque nunca dio una verdadera y propia defini- ción, se aproxima a algo parecido a una definición en una entrevista de 1977: Lo que trato de señalar bajo este nombre es, primeramente, un conjunto resueltamente heterogéneo, que consta de discur- sos, instituciones, estructuras arquitectónicas, decisiones gra- * Traducción del italiano: Giorgio Agamben, Che cos’è un dispositivo?, Nottetempo, Roma, 2006.

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La hipótesis que intento proponerles es que la palabra “dispositivo” resulta un término técnico decisivo en la estrategia del pensamiento de Foucault. Él lo utiliza a menudo principalmente a partir de la mitad de los años 1970, cuando comienza a ocuparse de aquello que llamaba la “gubernamentalidad” o el “gobierno de los hombres”.

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  • Qu es un dispositivo?*Giorgio Agamben

    1. Las cuestiones terminolgicas son importantes enfilosofa. Como dijo una vez un filsofo por el que tengoel mayor respeto, la terminologa es el momento poticodel pensamiento. Ello no significa que los filsofos debannecesariamente definir en cada ocasin sus trminos tc-nicos. Platn nunca defini su trmino ms importante:idea. Otros, en cambio, como Spinoza y Leibniz, prefie-ren definir more geometrico su terminologa.

    La hiptesis que intento proponerles es que la palabradispositivo resulta un trmino tcnico decisivo en la es-trategia del pensamiento de Foucault. l lo utiliza a me-nudo principalmente a partir de la mitad de los aos1970, cuando comienza a ocuparse de aquello que llama-ba la gubernamentalidad o el gobierno de los hom-bres. Aunque nunca dio una verdadera y propia defini-cin, se aproxima a algo parecido a una definicin en unaentrevista de 1977:

    Lo que trato de sealar bajo este nombre es, primeramente,un conjunto resueltamente heterogneo, que consta de discur-sos, instituciones, estructuras arquitectnicas, decisiones gra-

    * Traduccin del italiano: Giorgio Agamben, Che cos un dispositivo?,Nottetempo, Roma, 2006.

  • tulatorias, leyes, medidas administrativas, enunciados cientfi-cos, proposiciones filosficas, morales y filantrpicas, en resu-men: tanto de lo dicho como de lo no dicho, tales son los ele-mentos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que sepuede establecer entre estos elementos

    con el trmino dispositivo entiendo una especie por asdecir de formacin que, en un momento histrico dado,tuvo como funcin principal responder a una urgencia. El dis-positivo tiene por tanto una funcin estratgica dominante

    Dije que el dispositivo es de naturaleza esencialmente estra-tgica, lo cual implica que se trata de una determinada mani-pulacin de relaciones de fuerza, de una intervencin racionaly concertada en estas relaciones de fuerza, ya sea para orien-tarlas en tal direccin, para bloquearlas o para estabilizarlas yutilizarlas. El dispositivo est pues siempre inscrito en un jue-go de poder, aunque tambin siempre ligado a los lmites delsaber que derivan de l y, en la misma medida, lo condicionan.El dispositivo es precisamente esto: un conjunto de estrate-gias, de relaciones de fuerza que condicionan ciertos tipos desaber y son al mismo tiempo condicionados.(Dits et crits, vol. III, pp. 299-300)

    Resumamos brevemente los tres puntos:

    a. Es un conjunto heterogneo, que incluye virtual-mente cualquier cosa, lingstico y no-lingstico conigual ttulo: discursos, instituciones, edificios, leyes, medi-das de polica, proposiciones filosficas, etc. El dispositi-

  • vo en s mismo es la red que se establece entre estos ele-mentos.

    b. El dispositivo tiene siempre una funcin estratgicaconcreta y se inscribe siempre en una relacin de poder.

    c. Como tal, resulta de la interseccin de relaciones depoder y de relaciones de saber.

    2. Quisiera ahora intentar trazar una genealoga suma-ria del trmino en cuestin, primero al interior de la obrade Foucault y despus en un contexto histrico ms am-plio.

    Al final de los aos 1960, ms o menos en el momentoen que escribe La arqueologa del saber, para definir alobjeto de sus investigaciones Foucault no usa el trminodispositivo sino aquel, etimolgicamente cercano, positi-vit, positividad, nuevamente sin definirlo.

    Muchas veces me pregunt dnde haba encontradoFoucault ese trmino, hasta el momento en que, no mu-chos meses atrs, rele el ensayo de Jean Hyppolite Intro-duction la philosophie de lhistoire de Hegel. Probable-mente conozcan el fuerte vnculo que ligaba a Foucaultcon Hyppolite, a quien define en ocasiones como mimaestro (Hyppolite haba sido efectivamente su profe-sor, primero durante la khgne en el liceo Henri IV y lue-go en la cole normale).

  • El captulo tercero del ensayo de Hyppolite lleva el t-tulo: Raison et histoire. Les ides de positivit et de des-tin (Razn e historia. Las ideas de positividad y de desti-no). Aqu concentra su anlisis sobre dos obras hegelianasdel llamado perodo de Berna y Frncfort (1795-96): laprimera es El espritu del cristianismo y su destino y lasegunda de la cual proviene el trmino que nos interesa La positividad de la religin cristiana (Die Positi-vitt der christliche Religion). Segn Hyppolite, desti-no y positividad son dos conceptos-clave del pensa-miento hegeliano. En particular, el trmino positividadtiene en Hegel su lugar propio en la oposicin entre reli-gin natural y religin positiva. Mientras la religinnatural concierne a la inmediata y general relacin de larazn humana con lo divino, la religin positiva o histri-ca comprende el conjunto de las creencias, de las reglas ylos ritos que en una cierta sociedad y en un cierto mo-mento histrico son impuestos a los individuos desde elexterior. Una religin positiva escribe Hegel en un pa-saje que Hyppolite cita implica sentimientos que estnimpresos en las almas a travs de una constriccin y com-portamientos que son el resultado de una relacin demando y obediencia y que son cumplidos sin un intersparticular.1

    1 Hyppolite, Jean, Introduction la philosophie de lhistoire de Hegel, Seuil,Pars, 1983, p. 43 (1 ed. 1948).

  • Hyppolite muestra cmo la oposicin entre naturalezay positividad corresponde, en este sentido, a la dialcticaentre libertad y constriccin y entre razn e historia. Enun pasaje que no puede no haber suscitado la curiosidadde Foucault y que contiene algo ms que un presagio dela nocin de dispositivo, escribe: Se ve aqu el nudo pro-blemtico implcito en el concepto de positividad, y lastentativas sucesivas de Hegel para unir dialcticamente una dialctica que an no ha tomado consciencia de smisma la pura razn (terica y sobre todo prctica) y lapositividad, es decir, el elemento histrico. En cierto sen-tido, la positividad es considerada por Hegel como unobstculo para la libertad humana, y como tal es condena-da. Investigar los elementos positivos de una religin y,podra agregarse, de un estado social, significa descubrirlo que en ellos es impuesto a los hombres a travs de unaconstriccin, lo que vuelve opaca la pureza de la razn;pero, en otro sentido, que termina prevaleciendo en elcurso del desarrollo del pensamiento hegeliano, la positi-vidad debe reconciliarse con la razn, que pierde enton-ces su carcter abstracto y se adecua a la riqueza concretade la vida. Se comprende por consiguiente cmo el con-cepto de positividad est en el centro de las perspectivashegelianas.2

    Si positividad es el nombre que, segn Hyppolite, eljoven Hegel da al elemento histrico, con toda su carga2 Ibdem, p. 46.

  • de reglas, ritos e instituciones que son impuestos a los in-dividuos desde un poder externo, pero que estn, por asdecir, interiorizados en los sistemas de las creencias y delos sentimientos, entonces Foucault, tomando prestadoeste trmino (que llegar ms tarde a ser dispositivo)toma posicin respecto a un problema decisivo, que estambin su problema ms propio: la relacin entre indivi-duos como seres vivos y el elemento histrico, entendien-do con dicho trmino el conjunto de las instituciones, delos procesos de subjetivacin y de las reglas en las que seconcretizan las relaciones de poder. No obstante, el obje-tivo ltimo de Foucault no es, como en Hegel, el de re-conciliar los dos elementos. Y mucho menos el de enfati-zar el conflicto entre stos. Se trata para l ms bien deinvestigar los modos concretos en los que la positividad (olos dispositivos) acta en las relaciones, en los mecanis-mos y en los juegos de poder.

    3. Debera ahora resultar claro en qu sentido adelan-t la hiptesis de que el trmino dispositivo resulta untrmino esencial del pensamiento de Foucault. No se tra-ta de un trmino particular, que se refiere nicamente aesta o aquella tecnologa de poder. Es un trmino general,que posee la misma amplitud que, segn Hyppolite, po-sitividad tiene para el joven Hegel y, en la estrategia deFoucault, viene a ocupar el lugar de aquellos que l definecrticamente como los universales (les universaux). Fou-

  • cault, como saben, siempre rechaz ocuparse de aquellascategoras generales o entes de razn que l llama preci-samente los universales, como el Estado, la Soberana,la Ley, el Poder. Pero esto no significa que no haya en supensamiento conceptos operativos de carcter general.Los dispositivos son, justamente, aquello que en la estra-tegia foucaultiana toma el lugar de los universales: nosimplemente esta o aquella medida de la polica, esta oaquella tecnologa de poder, y menos an una generalidadobtenida por abstraccin: ms bien, como deca en la en-trevista de 1977, la red (le rseau) que se establece entreestos elementos.

    Si intentramos ahora examinar la definicin del tr-mino dispositivo que se encuentra en los diccionariosfranceses de uso comn, veramos que stos distinguentres significados del trmino:

    a) Un sentido jurdico en sentido estricto: El disposi-tivo es la parte de un juicio que contiene las decisiones se-paradamente de las motivaciones. Es decir, la parte de lasentencia (o de una ley) que decide y dispone.

    b) Un significado tecnolgico: El modo en que sondispuestas las partes de una mquina o de un mecanismoy, por extensin, el mecanismo mismo.

    c) Un significado militar: El conjunto de los mediosdispuestos en conformidad con un plan.

    Los tres significados estn, de algn modo, presentesen el uso foucaultiano. Pero los diccionarios, en particular

  • aquellos que no tienen un carcter histrico-etimolgico,operan dividiendo y separando los diversos significadosde un trmino. Sin embargo, esta fragmentacin corres-ponde en general al desenvolvimiento y a la articulacinhistrica de un nico significado original, que es impor-tante no perder de vista. Cul es, en el caso del trminodispositivo, dicho significado? Bien es cierto que el tr-mino, tanto en el uso corriente como en el foucaultiano,parece remitir a un conjunto de prcticas y mecanismos(conjuntos lingsticos y no lingsticos, jurdicos, tcni-cos y militares) que tienen el objetivo de hacer frente auna urgencia y de obtener un efecto ms o menos inme-diato. Pero en qu estrategia de praxis o de pensamiento,en qu contexto histrico el trmino moderno tuvo ori-gen?

    4. En los ltimos tres aos, me he ido adentrando cadavez ms en una investigacin de la cual slo ahora co-mienzo a entrever su fin y que podra definir con ciertogrado de proximidad como una genealoga teolgica de laeconoma.. En los primeros siglos de la historia de la Igle-sia digamos entre el segundo y el sexto siglo el trmi-no griego oikonomia desempea en la teologa una fun-cin decisiva. Oikonomia significa en griego la adminis-tracin del oikos, de la casa y, ms generalmente, gestin,management. Se trata, como dice Aristteles (Pol. 1255 b21), no de un paradigma epistmico, sino de una praxis,

  • de una actividad prctica que debe, de vez en cuando, ha-cer frente a un problema y a una situacin particular Porqu los padres sintieron la necesidad de introducir estetrmino en teologa? Cmo se lleg a hablar de unaeconoma divina?

    Se trataba, con exactitud, de un problema extremada-mente delicado y vital, quiz de la cuestin decisiva en lahistoria de la teologa cristiana: la Trinidad. Cuando, en elcurso del segundo siglo, se comenz a discutir acerca deuna trinidad de figuras divinas, el Padre, el Hijo, el Esp-ritu, hubo al interior de la Iglesia, como era de esperarse,una fuertsima resistencia por parte de personas razona-bles que pensaban con horror que, de este modo, se co-rra el riesgo de reintroducir el politesmo y el paganismoen la fe cristiana. Para convencer a estos obstinados ad-versarios (que fueron luego definidos como monarquia-nos, es decir, defensores del gobierno de uno solo), te-logos como Tertuliano, Hiplito, Ireneo y muchos otrosno encontraron nada mejor que servirse del trmino oi-konomia. Su argumento era ms o menos el siguiente:Dios, en cuanto a su ser y a su sustancia, es, ciertamente,uno; pero en cuanto a su oikonomia, es decir, al modo enque administra su casa, su vida y el mundo que ha creado,l es, en cambio, triple. Al igual que un buen padre puedeencomendar al hijo el desempeo de ciertas funciones yde ciertas tareas, sin perder con esto su poder y su unidad,as Dios confa a Cristo la economa, la administracin y

  • el gobierno de la historia de los hombres. El trmino oi-konomia se fue as especializando para significar en parti-cular la encarnacin del Hijo y la economa de la reden-cin y de la salvacin (por eso, en algunas sectas gnsti-cas, Cristo termina por llamarse el hombre de la econo-ma, ho anthr pos t s oikonomias ). Los telogos seacostumbraron poco a poco a distinguir entre un discur-so o logos de la teologa y un logos de la econo-ma, y la oikonomia lleg as a ser el dispositivo a travsdel cual el dogma trinitario y la idea de un gobierno divi-no providencial del mundo fueron introducidos en la fecristiana.

    Pero, como suele suceder, la fractura que los telogosintentaron de este modo evitar y remover en Dios sobreel plano del ser, reaparece en la forma de una cesura quesepara en Dios ser y accin, ontologa y praxis. La accin(la economa, pero tambin la poltica) no tiene ningnfundamento en el ser: sta es la esquizofrenia que la doc-trina teolgica de la oikonomia deja como herencia a lacultura occidental.

    5. Pienso que tambin a travs de esta exposicin su-maria se habrn dado cuenta de la centralidad y de la im-portancia de la funcin que la nocin de oikonomia hacumplido en la teologa cristiana. Ya a partir de Clementede Alejandra, sta se combina con la nocin de providen-cia, y va a significar el gobierno salvfico del mundo y de

  • la historia de los hombres. Ahora bien: cul es la traduc-cin de este trmino griego fundamental en los escritosde los padres latinos? Dispositio.

    El trmino latino dispositio, del cual deriva nuestrotrmino dispositivo, viene por tanto a asumir en smismo toda la compleja esfera semntica de la oikonomiateolgica. Los dispositivos de los que habla Foucaultestn de algn modo conectados con esta herencia teol-gica, pueden ser de algn modo reconducidos a la frac-tura que divide y, al mismo tiempo, articula en Dios ser ypraxis, la naturaleza o esencia y la operacin a travs de lacual l administra y gobierna el mundo de las criaturas. Eltrmino dispositivo nombra aquello en lo cual y a travsde lo cual se realiza una pura actividad de gobierno sinfundamento alguno en el ser. Por ello los dispositivosdeben siempre implicar un proceso de subjetivacin, esdecir que deben producir su sujeto.

    A la luz de esta genealoga teolgica los dispositivosfoucaultianos adquieren un significado todava ms deci-sivo, en un contexto en el cual stos se atraviesan no sola-mente con la positividad del joven Hegel, sino tambincon el Gestell del ltimo Heidegger, cuya etimologa esafn a aquella de dis-positio, dis-ponere (el alemn stellencorresponde al latn ponere). Cuando Heidegger, en DieTechnik und die Kehre (La tcnica y el giro), escribe queGe-stell significa comnmente aparato (Gert), peroque l entiende con este trmino el recogerse de aquel

  • (dis)poner (Stellen), que (dis)pone del hombre, exige deste el desvelamiento de lo real sobre el modo de lo ordi-nario (Bestellen), la proximidad de este trmino con ladispositio de los telogos y con los dispositivos de Fou-cault es evidente. Comn a todos estos trminos es el re-envo a una oikonomia, es decir, a un conjunto de praxis,de saberes, de medidas, de instituciones cuyo objetivo esel de gestionar, gobernar, controlar y orientar en un sen-tido que se pretende til los comportamientos, los gestosy los pensamientos de los hombres.

    6. Uno de los principios metodolgicos que sigo cons-tantemente en mis investigaciones es aquel de individuaren los textos y en los contextos en los cuales trabajo aque-llo que Feuerbach define como el elemento filosfico, esdecir, el punto de su Entwicklungsfhigkeit (literalmente,capacidad de desarrollo), el locus y el momento en el cualson susceptibles de un desarrollo. Sin embargo, cuandointerpretamos y discutimos en este sentido el texto de unautor, llega el punto en que comenzamos a darnos cuentade no poder proceder ms all sin contravenir las reglasms elementales de la hermenutica. Esto significa que eldesempeo del texto en cuestin ha alcanzado un puntode indecidibilidad en el cual se vuelve imposible distin-guir el autor y el intrprete. Aunque ste sea para el intr-prete un momento particularmente feliz, l sabe que ya es

  • tiempo de abandonar el texto que est analizando y pro-ceder por cuenta propia.

    Los invito, por lo tanto, a abandonar el contexto de lafilologa foucaultiana en la cual nos hemos movido hastaahora y a situar los dispositivos en un nuevo contexto.

    Les propongo nada menos que una general y masivaparticin de lo existente en dos grandes grupos o clases:por un lado los seres vivos (o las sustancias) y por el otrolos dispositivos en los cuales stos son incesantementecapturados. Es decir que por un lado, para retomar la ter-minologa de los telogos, la ontologa de las criaturas ypor el otro la oikonomia de los dispositivos que buscangobernarlas y guiarlas hacia el bien.

    Generalizando ulteriormente la ya amplsima clase delos dispositivos foucaultianos, llamar dispositivo literal-mente a cualquier cosa que tenga de algn modo la capa-cidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, mo-delar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, lasopiniones y los discursos de los seres vivos. No solamen-te, entonces, las prisiones, los manicomios, el Panptico,las escuelas, la confesin, las fbricas, las disciplinas, lasmedidas jurdicas, etc., cuya conexin con el poder es encierto sentido evidente; sino tambin la pluma, la escritu-ra, la literatura, la filosofa, la agricultura, el cigarro, lanavegacin, las computadoras, los telfonos celulares y por qu no? el lenguaje mismo, que es quiz el msantiguo de los dispositivos, en el cual millares y millares

  • de aos atrs un primate probablemente sin darsecuenta de las consecuencias que iba a enfrentar tuvo lainconsciencia de hacerse capturar.

    Recapitulando, tenamos as dos grandes clases, los se-res vivos (o las sustancias) y los dispositivos. Y, entre am-bos, como tercero, los sujetos. Llamo sujeto a aquello queresulta de la relacin y, por as decir, del cuerpo a cuerpoentre los vivientes y los dispositivos. Naturalmente lassustancias y los sujetos, como en la vieja metafsica, pare-cen coincidir, pero no por completo. En este sentido, porejemplo, un mismo individuo, una misma sustancia, pue-de ser el lugar de mltiples procesos de subjetivacin: elusuario de telfonos celulares, el navegante de internet, elescritor de relatos, el apasionado del tango, el no-global,etc. etc. Al crecimiento ilimitado de los dispositivos ennuestro tiempo se corresponde as la proliferacin igual-mente ilimitada de procesos de subjetivacin. Ello puedeproducir la impresin de que la categora de la subjetivi-dad en nuestro tiempo vacile y pierda consistencia; perose trata, para ser precisos, no de una cancelacin o de unasuperacin, sino de una diseminacin que lleva al extremoel aspecto de mscara que ha acompaado siempre a todaidentidad personal.

    7. Probablemente no sera extrao definir a la fase ex-trema del desarrollo capitalista que estamos viviendocomo una gigantesca acumulacin y proliferacin de dis-

  • positivos. Ciertamente, desde que apareci el homo sa-piens ha habido dispositivos, pero se dira que hoy no hayun solo instante de la vida de los individuos que no seamodelado, contaminado o controlado por algn dispositi-vo. De qu manera podemos entonces hacer frente a estasituacin, qu estrategia debemos seguir en nuestra coti-dianidad cuerpo a cuerpo con los dispositivos? No se tratasimplemente de destruirlos, ni, como sugieren algunos in-genuos, de usarlos en el modo justo.

    Por ejemplo, viviendo en Italia, un pas donde los ges-tos y los comportamientos de los individuos han sido re-modelados de principio a fin por el telfono celular (lla-mado familiarmente telefonino), yo he desarrollado unodio implacable hacia este dispositivo, que ha vuelto anms abstractas las relaciones entre las personas. A pesarde haberme sorprendido tantas veces pensando en cmodestruir o desactivar los telefonini y en cmo eliminar oal menos castigar y aprisionar a aquellos que hacen uso deellos, no creo que sta sea la solucin justa del problema.

    El hecho es que, segn es evidente, los dispositivos noson un accidente en el cual los hombres caen por casuali-dad, sino que tienen su raz en el mismo proceso de hu-manizacin que volvi humanos a los animales queclasificamos bajo la rbrica de homo sapiens. De hecho,el acontecimiento que produjo al humano constituye,para el viviente, algo as como una escisin, que reprodu-ce de algn modo la escisin que la oikonomia haba in-

  • troducido en Dios entre ser y accin. Esta escisin separaal viviente de s mismo y de la relacin inmediata con suambiente, es decir, con aquello que Uexkll y, despus del, Heidegger llaman el crculo receptor-desinhibidor.Rompiendo o interrumpiendo esta relacin, se producenpara el viviente el aburrimiento es decir, la capacidadde suspender la relacin inmediata con los desinhibidores y lo Abierto, es decir, la posibilidad de conocer lo enteen cuanto ente, de construir un mundo. Pero con esta po-sibilidad es dada inmediatamente tambin la posibilidadde los dispositivos, que pueblan lo Abierto de instrumen-tos, objetos, gadgets, baratijas y tecnologas de todo tipo.A travs de los dispositivos, el hombre busca hacer giraren el vaco los comportamientos animales que se han se-parado de l y gozar as de lo Abierto como tal, de lo enteen cuanto ente. En la raz de todo dispositivo hay, por lotanto, un deseo demasiado humano de felicidad, y la cap-tura y la subjetivacin de este deseo en una esfera separa-da constituyen la potencia especfica del dispositivo.

    8. Ello significa que la estrategia que debemos adoptaren nuestro cuerpo a cuerpo con los dispositivos no puedeser simple. Porque se trata de liberar aquello que ha sidocapturado y separado a travs de los dispositivos para res-tituirlo a un posible uso comn. Es en esta perspectivaque quisiera ahora hablarles de un concepto sobre el cualhe estando trabajando recientemente. Se trata de un tr-

  • mino que proviene de la esfera del derecho y de la reli-gin romana (derecho y religin estn, no slo en Roma,estrechamente conectados): profanacin.

    Segn el derecho romano, sagradas o religiosas eranlas cosas que pertenecan de algn modo a los dioses.Como tales, stas eran sustradas al libre uso y al comer-cio de los hombres, no podan ser vendidas ni dadas enprstamo, cedidas en usufructo o afligidas de servidum-bre. Sacrlego era todo acto que violara o transgredieraesta especial indisponibilidad suya, que la reservaba exclu-sivamente a los dioses celestes (y se decan entonces pro-piamente sacras) o infernales (en este caso, se decansimplemente religiosas). Y si consagrar (sacrare) era eltrmino que designaba la salida de las cosas de la esferadel derecho humano, profanar significaba, por el contra-rio, restituir al libre uso de los hombres. Profano po-da as escribir el gran jurista Trebacio se dice en senti-do estricto aquello que, de sagrado o religioso que era, esrestituido al uso y a la propiedad de los hombres.

    Se puede definir como religin, desde esta perspecti-va, a aquello que sustrae cosas, lugares, animales o perso-nas al uso comn y los transfiere a una esfera separada.No slo no hay religin sin separacin, sino que toda se-paracin contiene o conserva en s un ncleo genuina-mente religioso. El dispositivo que acta y regula la sepa-racin es el sacrificio: a travs de una serie de rituales mi-nuciosos, diversos segn la variedad de las culturas, que

  • Hubert y Mauss inventariaron pacientemente, sancionaen cada caso el paso de cualquier cosa de lo profano a losagrado, de la esfera humana a la divina. Pero aquello queha sido ritualmente separado puede ser restituido del ritoa la esfera profana. La profanacin es el contradispositivoque restituye al uso comn aquello que el sacrificio habaseparado y dividido.

    9. El capitalismo y las figuras modernas del poder pa-recen, desde esta perspectiva, generalizar y llevar al extre-mo los procesos separativos que definen a la religin. Siconsideramos la genealoga teolgica de los dispositivosque hemos apenas dibujado, que los conecta al paradigmacristiano de la oikonomia, es decir, del gobierno divinodel mundo, vemos que los dispositivos modernos presen-tan, sin embargo, una diferencia respecto a los tradiciona-les que vuelve particularmente problemtica su profana-cin. Todo dispositivo implica, en efecto, un proceso desubjetivacin, sin el cual el dispositivo no puede funcionarcomo dispositivo de gobierno, pero s se reduce a unmero ejercicio de violencia. Foucault mostr as de qumodo, en una sociedad disciplinaria, los dispositivosapuntan, a travs de una serie de prcticas y de discursos,de saberes y de ejercicios, a la creacin de cuerpos dci-les, pero libres, que asumen su identidad y su libertadde sujetos en el proceso mismo de su sujetamiento. Estoquiere decir que el dispositivo es, en primer lugar, una

  • mquina que produce subjetivaciones y slo en cuanto tales tambin una mquina de gobierno. El ejemplo de laconfesin es aqu esclarecedor: la formacin de la subjeti-vidad occidental, al mismo tiempo escindida y, sin embar-go, duea y segura de s, es inseparable de la accin pluri-secular del dispositivo penitenciario, en el cual un nuevoYo se constituye a travs de la negacin y, al mismo tiem-po, la asuncin del viejo. Esto quiere decir que la escisindel sujeto operada por el dispositivo penitenciario fueproductora de un nuevo sujeto, que encontr la propiaverdad en la no-verdad del Yo pecador repudiado. Consi-deraciones anlogas pueden hacerse para el dispositivoprisin, que produce como consecuencia ms o menosimprevista la constitucin de un sujeto y de un milieu de-lincuente, que se vuelve el sujeto de nuevas y, esta vez,perfectamente calculadas tcnicas de gobierno.

    Lo que define a los dispositivos con los que lidiamosen la fase actual del capitalismo es que stos no actantanto a travs de la produccin de un sujeto como a travsde procesos que podemos llamar de desubjetivacin. Unmomento desubjetivante estaba ciertamente implcito entodo proceso de subjetivacin y el Yo penitenciario slose constitua, como hemos visto, a travs de la propia ne-gacin; pero lo que ahora adviene es el hecho de que pro-cesos de subjetivacin y procesos de desubjetivacin pare-cen volverse recprocamente indiferentes y no dan lugar ala recomposicin de un nuevo sujeto, si no es que de for-

  • ma larvada y, por as decir, espectral. En la no-verdad delsujeto no se da ya algn modo de su verdad. Aquel que sedeja capturar en el dispositivo telfono celular, cual-quiera sea la intensidad del deseo que lo haya movido, noadquiere, con esto, una nueva subjetividad, sino solamen-te un nmero a travs del cual puede ser, eventualmente,controlado; el espectador que pasa sus noches ante la tele-visin slo recibe a cambio de su desubjetivacin la ms-cara frustrante del zappeur o la inclusin en el clculo deun ndice de audiencia.

    De ah la vanidad de esos discursos bienintencionadossobre la tecnologa, que afirman que el problema de losdispositivos se reduce a su uso correcto. Parecen ignorarque, si a todo dispositivo corresponde un determinadoproceso de subjetivacin (o, en este caso, de desubjetiva-cin), es totalmente imposible que el sujeto del dispositi-vo lo use en el modo justo. Por lo dems, los que sostie-nen discursos parecidos son a su vez el resultado del dis-positivo meditico donde estn capturados.

    10. Las sociedades contemporneas se presentan ascomo cuerpos inertes que atraviesan gigantescos procesosde desubjetivacin que no responden a subjetivacin realalguna. De ah el eclipse de la poltica, que presupona su-jetos e identidades reales (el movimiento obrero, la bur-guesa, etc.), y el triunfo de la oikonomia, es decir, de unapura actividad de gobierno que no apunta a otra cosa que

  • a la propia reproduccin. Derecha e izquierda, que se al-ternan hoy en la gestin del poder, tienen por ello muypoco que hacer con el contexto poltico de cuyos trmi-nos provienen y nombran simplemente los dos polos aquel que apuesta sin escrpulos por la desubjetivacin yaquel que querra, en cambio, recubrirla con la mscarahipcrita del buen ciudadano democrtico de una mis-ma mquina gubernamental.

    De ah, sobre todo, la singular inquietud del propiopoder en el momento en que se encuentra de frente alcuerpo social ms dcil y apaciguado que jams se hayadado en la historia de la humanidad. Es por una paradojaslo aparente que el inocuo ciudadano de las democraciasposindustriales (el bloom, como se ha sugerido eficaz-mente llamarlo) que cumple puntualmente todo lo que sele dice hacer y deja que tanto sus gestos cotidianos comosu salud, tanto sus pasatiempos como sus ocupaciones,tanto su alimentacin como sus deseos, sean comandadosy controlados por los dispositivos hasta en los ms mni-mos detalles, es considerado por el poder quiz justa-mente por ello como un virtual terrorista. Mientras lanueva normativa europea impone as a todos los ciudada-nos los dispositivos biomtricos que desarrollan y perfec-cionan las tecnologas antropomtricas (desde las huellasdigitales hasta la foto de prontuario) que fueron inventa-das en el siglo XIX para la identificacin de los ciudadanosreincidentes, la vigilancia a travs de videocmaras trans-

  • forma los espacios pblicos de la ciudad en interiores deuna inmensa prisin. A los ojos de la autoridad y quizcon razn nada se asemeja tanto al terrorista como elhombre ordinario.

    Cuanto ms se generalizan los dispositivos y disemi-nan su poder en todo mbito de la vida, tanto ms el go-bierno se encuentra de frente a un elemento inaferrable,que parece huir a su toma cuanto ms dcilmente se so-mete a sta. Esto no significa que represente en s mismoun elemento revolucionario ni que pueda detener o si-quiera simplemente amenazar a la mquina gubernamen-tal. En lugar del anunciado fin de la historia, se asiste, dehecho, al incesante girar en el vaco de la mquina que, enuna suerte de inmensa parodia de la oikonomia teolgica,ha asumido encima suyo la herencia de un gobierno pro-videncial del mundo que, en lugar de salvarlo, lo conducefiel, en esto, a la originaria vocacin escatolgica de laprovidencia a la catstrofe. El problema de la profana-cin de los dispositivos es decir, de la restitucin al usocomn de aquello que ha sido capturado y separado enellos es, por ello, tanto ms urgente. Este problema nose dejar plantear correctamente si los que quieren to-marlo no son capaces de intervenir sobre los procesos desubjetivacin, no menos que sobre los dispositivos, parallevar a la luz aquello Ingobernable que es el inicio y, almismo tiempo, el punto de fuga de toda poltica.