GOTITA DE AGUAEste era un campesino cuya única riqueza consistía en un pequeño campo sembrado de maíz.

El estaba triste porque por falta de agua, las plantas estaban marchitas y temía que se secara.

Un día desde una nube muy buena dos gotitas de agua lo miraron y una de ellas le dijo a la otra:

- El campesino está muy triste porque sus plantas se mueren de sed. Quiero hacerle un favor.

- Si - contesto la otra - pero piensa que eres solo una gota y no conseguirás humedecer su campo de maíz.

- Soy pequeña pero hare lo que pueda - dijo la gota – y se desprendió de la nube. Aun no había llegado a la tierra, cuando otra gotita dijo:

- Yo también iré.- Y yo, y yo gritaron muchas gotas.

Miles de gotitas caían sobre el campo ocasionando una lluvia.

Las plantas agradecidas se enderezaron enseguida y el campesino obtuvo una cosecha abundante de maíz. Gracias a la pequeña gota de agua que fue solidaria con el campesino

EL SOLUn nuevo día había llegado, y nuestro amigo el sol ya estaba listo para salir.

Desde muy temprano, ya estaba preparándose para que fuera “un gran día”.

Sin darse cuenta llago su hora y el cielo se vistió de luz y color.

- ¡Qué alegría!, ninguna nube traviesa ha venido a tapar mi resplandor – dijo el sol. Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el parque, la playa…y se sentía feliz porque sabía que en parte era gracias a él.

Observado a un grupo de niños, escucho como contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche.

- Que ganas tengo de que se haga de noche, porque es la fiesta de mi pueblo y esta noche van a celebrarla, llenando el cielo de brillantes cohetes que son como estrellas…- dijo una de los niños.

El sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando.

Llego la noche y el sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo que le estaría pasando en lo bien que lo estarían pasando todos esos lindos cohetes.

- Nadie me quiere – dijo muy triste. Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir.

Un día cansado de esa soledad decidió salir y se dio cuenta de todos al verlo estaban muy contentos y se notaba que lo habían extrañado mucho.

Entonces se sintió feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta, debemos ser tolerantes con lo que quieren los demás.