Gráfica 4.7 Por trabajo extradoméstico se entiende...

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Gráfica 4.7 Tasa de participación doméstica por nivel de escolaridad, estado civil y sexo, 1995 44,6 33.4 2 47.5 98.6 3 56.7 95.1 ' 120 100 80 60 40 20 o 20 40 60 80 100 120 Hombreo t ujcrc:s A. Sin in strucción y primaria incompleta B. Primaria completa y secundaria incompleta C. Secundaria completa y más l. Solteros 2. Casados o en unión libre 3. Viudos, divorc iados y separados Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento. divorciados con diferentes niveles de escolaridad, muestran las tasas más elevadas de participación en los quehaceres domésticos, entre 40.3% y 60.3%; mientras que la más baja, de sólo 23.3%, corresponde a los casados que cuentan con estudios inferiores a la preparación escolar básica. Las diferencias mostradas en la división del trabajo doméstico, confirman la inequidad de género al interior de los hogares, la cual es una de las expresiones más claras de la no equilibrada distribución de las actividades que realizan los hombres y las mujeres en el hogar, por lo que las tareas domésticas siguen siendo actividades propiamente femeninas. 4.2 Género y trabajo extradoméstico En esta sección, se examina la participación de hombres y mujeres, en la actividad económica y al igual que en el apartado anterior, ésta se estructura a partir de cuatro variables: edad, relación de parentesco, nivel de escolaridad y estado civii.3 8 3 Este esquema analítico fue desarrollado en "Trabajo e inequidad de género" por Oliveira, et al. (1996). 48 Por trabajo extradoméstico se entiende el conjunto de actividades que permiten la obtención de recursos monetarios, mediante la participación en la producción de bienes y en la prestación de servicios se intercambian en el mercado, incluyendo el trabajo familiar no remunerado. 39 Esta definición es equivalente al concepto de población económicamente activa (PEA) utilizado en his fuentes regulares de información. En 1995, el total de las personas de 12 años y más que participaron en la actividad económica ascendió a 35.5 millones, correspondiendo a los hombres 67.9% y a las mujeres 32.1 %; lo que indica que cerca de una tercera parte de la fuerza de trabajo del país es población femenina (gráfica 4.8). 30000000 25000000 20000000 Hombru Gráfica 4.8 Población que realiza trabajo extradoméstico, 1995 (Absolutos) ···-·········----------- ........ 2A 1"27000 . (Relativos) Mujeres 32.1% Fuente: INEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género. 3 9 Garc(a y Oliveira (1994). INEGI. Trabajo doméstico y extradoméstico en México. 1998

Transcript of Gráfica 4.7 Por trabajo extradoméstico se entiende...

Gráfica 4.7 Tasa de participación doméstica por nivel de

escolaridad, estado civil y sexo, 1995

44,6 33.4

2 47.5 98.6

3 56.7 95. 1

' 120 100 80 60 40 20 o 20 40 60 80 100 120

Hombreo tujcrc:s

A. Sin instrucción y primaria incompleta B. Primaria completa y secundaria incompleta C. Secundaria completa y más

l. Solteros 2. Casados o en unión libre 3. Viudos, divorciados y separados

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

divorciados con diferentes niveles de escolaridad, muestran las tasas más elevadas de participación en los quehaceres domésticos, entre 40.3% y 60.3%; mientras que la más baja, de sólo 23.3%, corresponde a los casados que cuentan con estudios inferiores a la preparación escolar básica.

Las diferencias mostradas en la división del trabajo doméstico, confirman la inequidad de género al interior de los hogares, la cual es una de las expresiones más claras de la no equilibrada distribución de las actividades que realizan los hombres y las mujeres en el hogar, por lo que las tareas domésticas siguen siendo actividades propiamente femeninas .

4.2 Género y trabajo extradoméstico

En esta sección, se examina la participación de hombres y mujeres, en la actividad económica y al igual que en el apartado anterior, ésta se estructura a partir de cuatro variables: edad, relación de parentesco, nivel de escolaridad y estado civii.38

3 Este esquema analítico fue desarrollado en "Trabajo e inequidad de género" por Oliveira, et al. (1996).

48

Por trabajo extradoméstico se entiende el conjunto de actividades que permiten la obtención de recursos monetarios, mediante la participación en la producción de bienes y en la prestación de servicios qu~ se intercambian en el mercado, incluyendo el trabajo familiar no remunerado.39

Esta definición es equivalente al concepto de población económicamente activa (PEA) utilizado en his fuentes regulares de información.

En 1995, el total de las personas de 12 años y más que participaron en la actividad económica ascendió a 35.5 millones, correspondiendo a los hombres 67.9% y a las mujeres 32.1 %; lo que indica que cerca de una tercera parte de la fuerza de trabajo del país es población femenina (gráfica 4.8).

30000000

25000000

20000000

Hombru 67~.

Gráfica 4.8 Población que realiza trabajo

extradoméstico, 1995

(Absolutos) ···-·········-----------........

2A 1"27000 .

(Relativos)

Mujeres 32.1%

Fuente: INEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género.

39 Garc(a y Oliveira (1994).

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La relación mujeres-hombres indica que por cada 100 hombres que se encuentran desempeñando una actividad económica hay 47 mujeres, este indicador muestra el grado de participación de las mujeres en el mercado de trabajo, el cual en las últimas décadas ha experimentado un incremento significativo , dado que en 1970 la tasa de participación económica femenina era de solamente 17.6% y para 1995 ya representaba 34.5%, es decir, cerca del doble de la registrada 25 años antes.

En la gráfica 4. 9, se aprecia una mayor presencia masculina en el trabajo extradoméstico en todos los grupos de edad; comparada con la participación femenina en la actividad económica, la proporción masculina es de una a dos veces más.

En la pirámide de la población de 12 años y más, que realiza trabajo extradoméstico se observa que entre los 20 y 39 años de edad se concentra más de la mitad (52.2%) de la población económicamente activa, representando la PEA masculina 34.4% y la PEA femenina 17 .8%, lo que configura una pirámide de fuerza de trabajo predominantemente joven, como resultado tanto del patrón de crecimiento demográfico experimentado por la población en décadas pasadas, como de la incorporación de más miembros jóvenes de la familia al mercado de trabajo, con el propósito de allegarse recursos y hacer frente a las necesidades económicas de sus respectivos hogares.

· Gráfica 4.9 Pirámide de la población de 12 años y inás que realiza trabajo extradoméstico, 1995

60ymils

5{).59

40-49

30-39

20-29 19J 10.0 '

12-19

25 20 15 10 5 O 5 lO 15 20 25

Hombrt1 - Mujens

Fuente: INEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género.

En cuanto a la estructura de parentesco, del total de hombres económicamente activos, 62% son jefes de hogar, 31.6% hijos , 6% tienen otro parentesco (por ejemplo: abuelos (as), padres, tíos (as), hermanos (as), entre otros) y sólo 0.4% son cónyuges; situación que contrasta con el parentesco que guardan las mujeres insertas en el mercado de trabajo respecto al jefe del hogar; 40.4% son cónyuges, 36.6% hijas, 13.5% jefas de hogar y 9.5% tienen algún otro parentesco.

La posición que ocupan hombres y mujeres en la organización familiar determina y estimula su inserción en el mercado laboral, particularmente entre las personas que tienen las mayores responsabilidades familiares, pues en el caso de los hombres, 62 de cada 100 son jefes de hogar y entre las mujeres 40 de cada 100 son cónyuges (gráfica 4.10).

Gráfica 4.10 Distribución porcentual de hombres y mujeres

que realizan trabajo extradoméstico por relación de parentesco con el jefe

del hogar, 1995

Hombres

6.0"~

Mujeres

36.6%

Jefe o icf• CónvuRc - Hiio o lliia - Olro Dlll"t2ltc5c0

Fuente: INEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género.

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Las tasas de participación en el trabajo extradoméstico por sexo y grupos de edad, indican que 78.3% del total de los hombres de 12 años y más, contribuye a la producción de bienes y a la prestación de servicios, contra sólo 34.5% del total de las mujeres de la misma edad. Por grupos de edad, las diferencias a favor de la población masculina prevalecen, siendo menor en el grupo de 12 a 19 años (25.2 puntos porcentuales) y mayor en el grupo de 50 a 59 años (58.7 puntos porcentuales) . El comportamiento de la tasa de participación masculina y femenina es ascendente hasta los 39 años de edad y posteriormente tiende a disminuir significa­tivamente, siendo una de las causas la mayor selectividad del mercado laboral, lo que ocasiona que las personas más Viejas enfrenten más restricciones laborales que la mano de obra joven y en general con mayores niveles de preparación (gráfica 4.11).

Gráfica 4. 11 Tasa de participación .en el trabajo extradoméstico por grupos de edad

y sexo, 1995

120

Tola! 12-19 20-29 30-39 40-49 50-59 $y más

W &mbres - Mujeru

Fuente: lNEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género.

Otra de las variables que muestra la participación diferencial de hombres y mujeres en la actividad .económica destinada al mercado es la escolaridad, asumiendo que en la medida en que la población adquiere mayor preparación académica, las oportunidades de empleo para ambos sexos aumentan.

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En la gráfica 4.12, se observa el efecto del nivel de escolaridad sobre la tasa de participación económica (TPE). La tasa masculina es muy superior a la femenina en los diferentes grados de instrucción, y conforme la escolaridad aumenta, la distancia que separa a los hombres de las mujeres va disminuyendo.

Gráfica 4.12 Tasa de participación extradoméstica por

nivel de escolaridad y sexo, 1995

100

Sin instrucción y Ptirnaria completa y Secundaria primaria incompleta seeundaria incompleta complella y más

W Hambres - Mujcns

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento .

En el primer nivel de escolaridad, sin instrucción y con primaria incompleta, la TPE de los hombres es de 78.2%, mientras que la de las mujeres es de 27.5%, siendo la diferencia a favor de los hombres de 50.7 puntos porcentuales. En el siguiente nivel, que comprende la primaria completa y la secundaria sin terminar, la participación económica de las mujeres aumenta ligeramente a 28.6%, mientras que la de los hombres disminuye un poco a 73.3%, siendo en este caso la diferencia en la participación económica entre ambos sexos de 44.7 puntos porcentuales, nuevamente a favor de la población masculina. Entre la población que tiene secundaria completa o más años de estudio, las tasas de actividad económica que registran los hombres (82.5%) y las mujeres (47.3%) son las más altas de los tres niveles de escolaridad considerados y, la distancia que separa a uno y otr0 sexo es menor, 35.2 puntos porcentuales.

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La participación femenina se eleva en forma gradual conforme aumenta su nivel de instrucción; mientras que el efecto de la escolaridad en la participación masculina es variable, (en' sin instrucción y primaria incompleta, reportan una TPE de 78.2%, la cual es superior a la de primaria completa y secundaria incompleta (73.3%), pero inferior a la de secundaria completa y más (82.5% ), dicho comportamiento puede ser resultado de las mayores restricciones laborales que enfrenta la mano de obra con menor grado de calificación y que no se encuentra inserta en el sector primario de la economía.

El comportamiento en la participación de hombres y mujeres en el mercado de trabajo apunta en el mismo sentido, dado que a medida que la escolaridad de la población es mayor, las diferencias entre hombres y mujeres en los diferentes grupos de edad se reducen, observándose la menor diferencia en los grupos más jóvenes lo que apunta a que en las próximas generaciones esta brecha sea menor (cuadro 4.3).

La participación económica por grupos de edad y nivel de escolaridad muestra una tendencia ascendente hasta los 39 años de edad tanto en los hombres como en las mujeres y posteriormente desciende ligeramente en los diferentes niveles de instrucción para ambos sexos; es asimismo notable que en la medida que se logra un mayor nivel de escolaridad, la permanencia para ambos sexos en el mercado de trabajo aumenta, lo que significa que la mano de obra menos calificada -particularmente de mayor edad- enfrenta menores oportunidades de empleo (cuadro 4.3).

En función del estado civil, 92.3% de los hombres casados participan en la actividad económica, nivel que en el caso de los viudos, separados y divorciados es de 67 .6% , correspondiendo a los solteros 61 %; dicha situación contrasta significativamente con la TPE femenina, debido a que ahora las casadas reportan la tasa más baja (29.8%), enseguida se encuentran las solteras (38.8%) y la participación económica más alta ( 42.4%) corresponde con las mujeres no unidas (viudas, separadas y divorciadas), ya que en este

Cuadro 4.3 Tasa de participación extradoméstica por nivel de escolaridad y

grupos de edad según sexo, 1995

Nivel de escolaridad y Hombres Mujeres grupos de edad (H) (M)

Sin instrucción y primaria incompleta 78.2 27.5

12 a 19 años 50.1 22.8 20 a 29 años 94.8 30.2 30 a 39 años 97.4 34. 1 40 años y más 95.1 27 .8

Primaria completa y secundaria incompleta 73.3 28.6

12 a 19 años 44.5 17.9 20 a 29 años 96.8 36.2 30 a 39 años 97.3 37.3 40 años y más 95.9 32.2

Secundaria completa y más 82.5 47 .3

12 a 19 años 50.0 28.5 20 a 29 años 87.1 50.9 30 a 39 años 98.2 58.2 40 años y más 96.7 41.9

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

Diferencia (M-H)

-50.7

-27.3 -64.6 -63.3 -67 .3

-44.7

-26.6 -60.6 -60.0 -63 .7

-35.2

-21.5 -36.2 -40.0 -54.8

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último caso muchas de ellas se han visto en la necesidad de insertarse en la actividad económica para sostener su hogar (gráfica 4.13).

Gráfica 4.13 Tasa de participación extradoméstica por

estado civil y sexo, 1995

100

80

60

40

20

o Soltt:ros Casados o en V 1udos..

umón lib., divorciados y separados

Hombrm - Mujeres

Fuente: INEGI. EstaJístícas de Empleo con Enfoque de Género.

En cada uno de los diferentes grupos de edad, el patrón de comportamiento que se observa en la participación económica masculina y femenina de acuerdo con el estado civil, es similar a lo indicado anteriormente. La inserción más alta en el mercado de trabajo de los hombres corresponde a los casados; seguida por la de los viudos, separados y divorciados; y la menor corresponde a los solteros, siendo además, en este último caso, menor la brecha que separa a los hombres de las mujeres , particularmente debido a que aún no inician su proceso de formación familiar. La participación femenina más alta corresponde a las mujeres viudas, separadas y divorciadas (excepto en los dos últimos grupos de edad, en donde las solteras reportan tasas más elevadas), en el siguiente nivel descendente se localiza la presencia de las solteras y en la menor proporción, se encuentran las casadas, tal como se aprecia en el cuadro 4. 4.

La diferencia más acentuada en la participación económica de la población soltera se observa en el grupo de 60 años y más; mientras que en las

Cuadro 4.4

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Tasa de participación extradoméstica por estado civil y grupos de edad según sexo, 1995

Estado civil y Hombres Mujeres grupos de edad (H) (M)

Solteros 61.0 38.8

12 a 19 años 45 .9 22.8 20 a 29 años 82.9 64.2 30 a 39 años 9 1.2 73 .9 40 a 49 años 86.6 66.9 50 a 59 años 82.0 52.3 60 años y más 59.3 25.0

Casados o unión libre 92.3 29.8

12 a 19 años 97.0 16.1 20 a 29 años 99.1 28.0 30 a 39 años 98.9 36.7 40 a 49 años 96.7 33.3 50 a 59 años 90.0 25 .1 60 años y más 64.0 17.5

Viudos, divorciados y separados 67.6 42.4

12 a 19 años 92.2 40.3 20 a 29 años 92.3 72.6 30 a 39 años 94. 1 78.5 40 a 49 años 92.3 72.4 50 a 59 años 84.9 42.2 60 años y más 46.2 17.6

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

Diferencia (M-H)

-22.2

-23 .1 -1 8.7 -17.3 -19.7 -29.7 -~4.3

-62.5

-80.9 -71.1 -62.2 -63.4 -64 .9 -46.5

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-51.9 - 19.7 - 15.6 -19.9 -42.7 -28.6

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poblaciones de casados y de viudos, separados o divorciados, se da en el grupo de 12 a 19 años; en cambio la diferencia más pequeña en la población soltera y no unida se observa en el grupo de 30 a 39 años, y en la población casada en el grupo de 60 años y más.

En este contexto, la influencia que ejerce el nivel de escolaridad y el estado civil de los hombres y de las mujeres sobre la participación en el trabajo extradoméstico confirma lo ya señalado, por un lado, la mayor participación masculina de los casados en cada nivel de escolaridad, y por otro lado, la menor participación femenina de las casadas en los tres niveles de escolaridad. Asimismo, refleja la mayor participación en el mercado laboral de los hombres y de las mujeres con secundaria completa y más en cada estado civil. Además, muestra que la diferencia más grande en la TPE entre hombres y mujeres se observa en la población casada, mientras que las diferencias más pequeñas se localizan entre la población viuda, separada y divorciada, en los diferentes grados de instrucción escolar (gráfica 4.1<4).

Gráfica 4.14 Tasa de participación extradoméstica por nivel de escolaridad, estado civil y sexo, 1995

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A . Sin ill .,ln~t·c ióll y primaria incompleta B. Primaria completa y secundaria incom pleta C. Secu11daria completa y más .

l . Solte ro., :! . Ca-..1ÚM o ~n uni ón libre 3. Viudos. di vorciados y separados.

Fuente: IN EGI. Encuesta Nacional de Empleo. 1995. Reprocesamiento.

Los patrones de participación en el trabajo extradoméstico que se observan de acuerdo con el nivel de escolaridad y el estado civil, muestran impactos diferenciados en los hombres y en las mujeres; por un lado, la escolaridad contribuye a incrementar la participación en el mercado laboral, y por otro, en los hombres su condición de casados determina su inserción en la actividad económica, y en el caso de las mujeres en la misma situación, en general restringe y limita sus posibilidades de acceso al trabajo extradoméstico, debido a que la mayoría de ellas realizan tareas domésticas.

4.3 Género, trabajo doméstico y extradoméstico

En los dos incisos anteriores se examinaron de manera independiente, desde una perspectiva que contempló una serie de variables básicas, las diferencias entre los hombres y las mujeres que participan tanto en las actividades domésticas como en el trabajo extradoméstico. En este último inciso, bajo la misma línea se profundiza en las relaciones que subsisten entre el trabajo doméstico y extradoméstico (en parte tratadas en el punto 3.2) , para dar cuenta de las diferencias en la división sexual y social del trabajo en el mercado laboral.

La tasa de participación de la población de 12 años y más en las tareas domésticas y en las actividades destinadas a la producción de bienes y a la prestación de servicios para el mercado (gráfica 4.15) confirma lo señalado en el inciso 3.2, dado que más mujeres que hombres desempeñan ambos tipos de trabajos, siendo el porcentaje de mujeres de 29.3% y el de los hombres de 24.1 %. Por grupos de edad, con excepción del grupo de 60 años y más, la participación femenina en el trabajo doméstico y extradoméstico, se mantiene por arriba de la masculina. Asimismo, es importante destacar la alta participación que presentan los hombres y las mujeres entre los 20 y 49 años de edad, siendo particularmente notable la del grupo de 30 a 39 años, en donde 41 de cada 1 00 mujeres y 36 de cada 100 hombres además de participar en la actividad económica llevan a cabo tareas domésticas en su hogar.

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Gráfica 4.15 Tasa de participación en el trabajo doméstico

y extradoméstico por grupos de edad y sexo, 1995

50

40

30

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10

Total 12-19 20-29 30-39 40-49 50-59 60 y más

Fuente: INEGI. Estadísticas de Empleo con Enfoque de Género.

Cabe destacar que del total de mujeres que realizan actividades domésticas y económicas, dos terceras partes (66.7%) son mujeres con hijos, mismas que se concentran entre los 20 y 49 años (78.9% ), edades precisamente en donde las mujeres

registran las mayores tasas de participación en ambas clases de trabajo.

Si sé analizan las tasas de participación de hombres y mujeres en ambos trabajos por nivel de escolaridad (cuadro 4.5), se aprecia que en los diferentes niveles las diferencias a favor de las mujeres se mantienen, siendo más marcadas entre la población sin instrucción y con primaria incompleta con 7. 9 puntos porcentuales . U na situación similar se presenta por grupos de edad, con excepción del grupo de 40 años y más con primaria completa y secundaria incompleta, en donde la participación femenina es ligeramente inferior a la masculina.

Lo que se observa es que la escolaridad contribuye a elevar la participación de la población en los quehaceres del hogar y en la actividad económica, ya que son los hombres y las mujeres con mayores estudios, en especial estas últimas, las que registran las tasas más altas de participación en dichas actividades, comparadas con las de la población que no ha concluido su preparación escolar básica.

Cuadro 4.5

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Tasa de participación en el trabajo doméstico y extradoméstico, por nivel de escolaridad y grupos de edad según sexo, 1995

Nivel de escolaridad y Hombres Mujeres Diferencia grupos de edad (H) (M) (M-H)

Sin instrucción y primaria incompleta 16.8 24.7 7.9

12 a 19 años 7.4 13.6 6.2 20 a 29 años 19.6 27.6 8.0 30 a 39 años 22.3 32.1 9.8 40 años y más 18.4 25 .2 6.8

Primaria completa y secundaria incompleta 21.3 24.6 3.3

12 a 19 años 7.2 11.0 3.8 20 a 29 años 27.4 32.4 5.0 30 a 39 años 32.5 35.2 2.7 40 años y más 32.3 30.9 -1.4

Secundaria completa y más 32.9 38.5 5.6

12 a 19 años 12.7 17.3 4 .6 20 a 29 años 33.4 40.5 7.1 30 a 39 años 46.5 52 .5 6.0 40 años y más 37 .6 45.2 7.6

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo. 1995. Reprocesamiento.

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Por otra parte, las tasas de inserción en las tareas domésticas y en las actividades económicas de hombres y mujeres por estado civil (cuadro 4.6), muestran que corresponde a la población viuda, separada o divorciada de ambos sexos los mayores valores -particularmente a las mujeres-, lo que significa que por el hecho de quedar "solos" o "solas" han tenido que hacerse cargo de ambos trabajos, comportamiento que aumenta con la edad hasta los 39 años para después descender.

Se observa también una mayor participación en las dos clases de trabajo de la población casada masculina respecto a la femenina con el mismo estado civil, sin duda como resultado de las mayores restricciones laborales y familiares que enfrentan estas mujeres para combinar el trabajo

del hogar con el trabajo extradoméstico; siendo este comportamiento al interior de los grupos de edad semejante al grupo marital anterior.

Dentro de la población soltera corresponde a las mujeres la mayor y más amplia participación (27.5%) respecto de los hombres (15.4%) en ambos trabajos, como resultado de la mayor responsabilidad femenina en las tareas domésticas.

Al interior de los grupos de edad, en el caso de las mujeres la participación crece hasta los 39 años y después desciende; los hombres por su parte tienen el mismo comportamiento hasta los 39 años, observando la mayor participación en el grupo de 50 a 59 años de los solteros.

Cuadro 4.6 Tasa de participación en el trabajo doméstico y extradornéstico

por estado civil, grupos de edad y sexo, 1995

Estado civil y Hombres Mujeres Diferencia

grupos de edad (H) (M) (M-H)

Solteros 15.4 27.5 12.1

12 a 19 años 8.4 13.4 5.0

20 a 29 años 24.1 47.9 23.8

30 a 39 años 32.3 60.6 28.3

40 a 49 años 29.2 55.5 26.3

50 a 59 años 40.9 46.8 5.9

60 años y más 20.9 23.4 2.5

Casados o unión libre 30.4 28.6 -1.8

12 a 19 años 23.0 14.6 -8.4

20 a 29 años 35.9 26.7 -9.2

30 a 39 años 36.9 35.2 -1.7

40 a 49 años 30.1 32.2 2. 1

50 a 59 años 24.0 24.1 0.1

60 años y más 16.9 16.3 -0.6

Viudos, divorciados y separados 31.5 39.3 7.8

12 a 19 años ll.O 30.1 22.1

20 a 29 años 44.4 64.9 20.5

30 a 39 años 45.9 69.5 23 .6

40 a 49 años 43.0 67.4 24.4

50 a 59 años 38 .6 40.4 1.8

60 años y más 21.7 17. 1 -4.6

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

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En el cuadro 4. 7 se aprecia el efecto de la escolaridad y del estado civil sobre la participación de hombres y mujeres tanto en el trabajo doméstico como en el extradoméstico. Los datos corroboran aspectos ya señalados, sin embargo, vale la pena destacar algunos otros, como la mayor participación de la población femenina sin instrucción y con primaria incompleta, comparada con la que reportan los hombres con la misma escolaridad y estado civil.

mujeres viudas, separadas y divorciadas desempeñan ambos trabajos.

Si se considera que la escolaridad es un eje de diferenciación social, que permite asociar los niveles de escolaridad más bajos con los estratos sociales más bajos y los mayores niveles educativos con los estratos superiores de la escala social, como coordenada social contribuye a explicar el hecho de que las mujeres con

Cuadro 4.7 Tasa de participación en el trabajo doméstico y extradoméstico por nivel de

escolaridad, estado civil y sexo, 1995

Nivel de escolaridad Hombres Mujeres Diferencia y estado civil (H) (M) (M-H)

Sin instrucción y primaria incompleta 16.8 24.7 7.9

Solteros 11.9 21.3 9.4 Casados o unión libre 18.3 24.4 6. 1 Viudos. divorciados v seoarados 24.8 30.2 5.4

Primaria completa y secundaria incompleta 21.3 24.6 3.3

Solteros 11.8 20.1 8.3

Casados o unión libre 30.7 25.5 -5.2

Viudos. divorciados v seoarados 42.5 45.2 2.7

Secundaria completa y más 32.9 38.5 5.6

Solteros 20.6 36.8 16.2 Casados o unión libre 43.9 37.3 -6.6 Viudos. divorciados v seoarados 42.6 63 .1 20.5

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

Es importante señalar que a partir de la primaria completa, la participación de los hombres casados o unidos es superior a la de las mujeres en la misma situación, debido a que su posición de casadas representa para ellas una mayor carga de trabajo doméstico, condicionando por consiguiente su inserción al mercado laboral.

Destacan también las grandes diferencias en la participación que observan los hombres y las mujeres solteros y no unidos (viudos, separados y divorciados) con secundaria completa y más a favor de estas últimas, lo cual puede deberse a que cada vez más mujeres se incorporan al mercado laboral y al hecho de que ello no las exime de sus responsabilidades domésticas, así como a que más

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responsabilidades familiares ubicadas en las clases sociales inferiores se han visto en la necesidad de incorporarse al mercado laboral probablemente en condiciones muy desfavorables.

En el inciso 3.2 se analizaron algunos aspectos del número de horas que hombres y mujeres dedican al trabajo doméstico y extradoméstico, y se señaló que la carga de trabajo del hogar y laboral que soportan las mujeres es mayor que la de los hombres. Retomamos esa parte para analizar las variaciones por nivel de escolaridad y estado civil.

Los datos del cuadro 4.8 confirman que es mayor el número de horas que dedican las mujeres a ambos trabajos, en comparación con las que

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Cuadro 4.8 Total de horas promedio a la semana dedicadas al trabajo doméstico y

extradoméstico por nivel de escolaridad y grupos de edad según sexo, 1995

Nivel de escolaridad y Hombres Mujeres Diferencia

grupos de edad (H) (M) (M- H)

Sin instrucción y primaria incompleta 55.5 64.0 8.5

12 a 19 años 51.2 54.2 3.0 20 a 29 años 55.9 63.9 8.0

30 a 39 años 60.6 65.6 5.0

40 años y más 54.5 64.9 10.4

Primaria completa y secundaria incompleta 57.6 65.7 8.1

12 a 19 años 54.8 57.9 3. 1 20 a 29 años 56.8 64.1 7.3

30 a 39 años 59.3 70.2 10.9 40 años y más 57.9 67.3 9.4

Secundaria completa y más 56.8 62.3 5.5

12 a 19 años 53.9 59.1 5.2 20 a 29 años 57.3 61.2 3.9 30 a 39 años 56.9 63.9 7.0

40 años y más 56.7 63.6 6.9

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

emplean los hombres, en los diferentes niveles de escolaridad. En promedio a la semana ellos dedican entre 55.5 y 57.6 horas, mientras que ellas destinan de 62.3 a 65.7 horas a ambos trabajos, de tal manera que la distancia que separa a uno y otro sexo tiende a disminuir conforme la escolaridad aumenta, dado que en el nivel de sin instrucción y con primaria incompleta las mujeres trabajan 8.5 horas más a la semana que los hombres, con primaria completa y secundaria incompleta 8.1 horas y con secundaria completa y más 5.5 horas.

Por grupos de edad, se observa en los diferentes estratos d e escolaridad, que la doble carga de trabajo que soportan las mujeres sigue siendo mayor comparada con la de los hombres, siendo particularmente marcada a partir de los 30 años en los dos últimos niveles de escolaridad, ya que en esas edades las tareas domésticas y económicas que realizan las mujeres son más intensas.

Respecto al estado civil, la tendencia en el número de horas que trabajan en el hogar y en la actividad económica los hombres y las mujeres,

no cambia y sigue siendo mayor para la población femenina, acentuándose entre la población casada, ya que las mujeres trabajan 66.4 horas a la semana y los hombres 57.3 horas (cuadro 4.9). Sin embargo, cabe recordar que mientras los hombres casados dedican al trabajo extradoméstico 45 .8 horas, las mujeres a este trabajo le destinan sólo 33.2 horas; además los hombres casados ocupan en el trabajo doméstico 11 .5 horas, mientras que las mujeres invierten 33.2 horas en promedio por semana. Esta división del tiempo de hombres y mujeres casados entre ambos trabajos es importante, porque proporciona elementos para corroborar el hecho de que las mujeres casadas se ocupan en trabajos a tiempo parcial (menos de 35 horas semanales) para poder atender sus responsabilidades familiares , mientras que el número de horas que los hombres dedican al trabajo doméstico, confirma la tesis de que su participación en los quehaceres domésticos es de ayuda o colaboración y menos frecuente.

Otro aspecto que sobresale entre la población casada, es que las diferencias en el número de horas que hombres y mujeres dedican a ambos trabajos, tiende a incrementarse a medida que aumenta la edad.

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Cuadro 4. 9 Total de horas promedio a la semana dedicadas al trabajo doméstico y

extradoméstico por estado civil y grupos de edad según sexo, 1995

Estado civil y Hombres Mujeres Diferencia grupos de edad (H) (M) (M-H)

Solteros 54.8 59.3 4.5

12 a 19 años 53.4 57.0 3.6 20 a 29 años 55.1 59.3 4.2 30 a 39 años 54.8 61.7 6.9 40 años y más 58.1 62.5 4.4

Casados o unión lihre 57.3 66.4 9.1

12 a 19 años 55.6 59.7 4.1 20 a 29 años 58.4 65 .3 6.9 30 a 39 años 58.2 66.8 8.6 40 años y más 56.0 67.0 11.0

Viudos, divorciados y separados 57.4 64.0 6.6

12 a 19 años 55.0 69.6 14.6 20 a 29 años 52.9 65.0 12.1 30 a 39 años 68.2 67.2 -1.0 40 años v más 55.6 62.8 7.2

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

Finalmente, al examinar el número de horas semanales dedicadas por hombres y mujeres al trabajo doméstico y extradoméstico por nivel de escolaridad y estado civil, que se presentan en el cuadro 4.1 O, se observan diferencias importantes.

En el caso de la población casada con menos de la secundaria completa, las mujeres dedican a los quehaceres del hogar y a la producción de bienes o la prestación de servicios para el mercado, en promedio, más de 10 horas a la semana que los

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Cuadro 4.10 Total de horas promedio a la semana dedicadas al trabajo doméstico y extradoméstico, por nivel de escolaridad y estado civil según sexo, 1995

Nivel de escolaridad Hombres Mujeres Diferencia

y estado civil (H) (M) (M-H)

Sin instrucción y primaria incompleta 55.5 64.0 8.5

Solteros 55.4 59.8 4.4 Casados o unión libre 55.5 66.1 10.6 Viudos, divorciados y separados 55.1 61.8 6.7

Primaria completa y secundaria incompleta 57 .6 65.7 8.1

Solteros 54.6 60.8 6.2

Casados o unión libre 58.6 69.0 10.4 Viudos. divorciados v seoarados 61.0 66.3 5.3

Secundaria completa y más 56.8 62.3 5.5

Solteros 54.6 58.5 3.9 Casados o unión libre 57.6 65.0 7.4 Viudos. divorciados v separados 58 .0 65 .5 7.5

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo, 1995. Reprocesamiento.

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hombres: en sin instrucción y con primaria incompleta, la diferencia es de 10.6 horas y, con primaria completa y secundaria incompleta la diferencia es ligeramente menor con 10.4 horas.

Al diferenciar el tiempo dedicado a las dos clases de trabajo, es interesante recordar que a medida que las mujeres casadas aumentan su escolaridad trabajan menos horas a la semana en el hogar (sin instrucción y con primaria incompleta 36 horas, con primaria completa y secundaria incompleta 34.5 horas y con secundaria completa y más 29.9 horas) y más horas en la actividad económica (sin instrucción y con primaria incompleta 30.1 horas, con primaria completa y secundaria incompleta 34.5 horas y con secundaria completa y más 35.1 horas); en tanto que el número de horas que dedican los hombres casados a las tareas domésticas casi no presenta variaciones en los diferentes niveles de escolaridad (con menos de la primaría completa 12.2 horas, con primaria completa y secundaria incompleta 11.1 horas y con secundaria completa y más 11.5 horas) y las horas que en

promedio a la semana destinan a la producción de bienes y servicios para el mercado varía entre 43.3 y 47.5 horas (sin instrucción y con primaria incompleta 43.3 horas, primaría completa y secundaria incompleta 4 7.5 horas y con secundaria completa y más 46.1 horas).

Lo que se aprecia es que las mujeres que realizan ambos trabajos, participan con mayor intensidad en las labores domésticas que los hombres y en el trabajo extradoméstico, la participación masculina sigue manteniéndose por arriba de la femenina, aunque las diferencias son menores.

La escolaridad en este contexto juega un papel importante para acceder al mercado de trabajo y tal como se ha mostrado es uno de los factores que ha contribuido a disminuir las diferencias entre hombres y mujeres, toda vez que la adquisición de mayores niveles de escolaridad diversifica las oportunidades de empleo y propicia el acceso a puestos de mayor jerarquía y de mejores ingresos.

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