GRIMSON- Reflexión sobre la REFLEXIVIDAD en ANTROPOLOGIA

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Oficios Terrestres es una publicaciónde la Facultad de Periodismo yComunicación Social (UNLP)Av. 44 nº 676 (1900) La Plata, Prov.de Buenos Aires, República Argentina.Tel/Fax 54 - 221- 4236783/ 4236784 /4236778www.perio.unlp.edu.arE-mail: [email protected]. de la Prop. int. e/t.Precio de tapa $20

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATAFACULTAD DE PERIODISMO Y COMUNICACION SOCIAL

AUTORIDADESDecanoCarlos Armando Guerrero

VicedecanoMarcelo Belinche

Secretario de Asuntos AcadémicosAlejandro Raúl Verano

Secretaria de Investigaciones Científicas y PosgradoFlorencia Saintout

Secretario de Asuntos AdministrativosGustavo González

Secretario de Extensión UniversitariaJorge Castro

Secretario de Producción y ServiciosOmar Turconi

Secretario de Planificación y GestiónLuciano Sanguinetti

Secretaria de Integración con la Organizaciones de la ComunidadCecilia Ceraso

Secretario de CoordinaciónSergio Boscariol

Pro-Secretario AcadémicoEmiliano Albertini

Pro-Secretaria de Investigaciones Científicas y PosgradoNancy Díaz Larrañaga

Pro-Secretario de Asuntos AdministrativosRubén Liegl

Pro-Secretario de Extensión UniversitariaRicardo Petraglia

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Comité AsesorAlcira ArgumedoRaúl BarreirosManuel Calvo HernandoCecilia CerasoMartín CortésCarlos CozziJosé Luis De DiegoSilvia DelfinoEsther DíazJosé EliaschevAníbal FordRaúl Fuentes NavarroOctavio GetinoMempo GiardinelliClaudio GómezGustavo GonzálezHoracio GonzálezAlejandro GrimsonSusana MalacalzaMartín MalharroMaría Cristina MataMiguel Mendoza PadillaRaúl MonetaGuillermo Orozco GómezJosé María Pasquini DuránAntonio PresernAdriana PuiggrósSergio PujolEduardo RebolloRossana ReguilloDinah RímoliJuan SamajaHéctor SchmuclerOscar SteimbergRamón Torres MolinaAlejandro Verano

DirectoresFlorencia SaintoutLuciano Sanguinetti

Secretarios de RedacciónYanina Di ChiaraPaula PedelabordeFlorencia BurgosMaría Elena Beneitez

Comité EditorialAdriana ArchentiMarcelo BelincheJorge Luis BernettiCielito DepetrisNancy Díaz LarrañagaCarlos GiordanoCarlos GuerreroJorge HuergoCarlos MilitoFlavio PeressonDaniel Prieto CastilloFlorencia SaintoutInés Seoane ToimilAngel TelloWashington UrangaCarlos VallinaClaudia Villamayor César Díaz

Producción GeneralOmar Turconi

Area de Producción GráficaGastón LuppiFrancisco AriasPablo Blesa

Diseño, Diagramación y EdiciónPaula RomeroFabián Fornaroli

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Planos de evolución y análisis de la “sociedad informacional” en la ArgentinaMartín Becerra

Mi país: historias y caminosAníbal Ford

Comunicación política y gestión gubernamental Claudio Gómez

La ley de radiodifusión argentina y su incompatibilidad conlos principios internacionales de los derechos humanosDamián Loreti

De comunicación/cultura/formación... Preguntas, problemas y la producción de conocimientoMagalí Catino y Alfredo Alfonso

La juventud, lo político y lo educativo en el proyecto Cocú-Alterarte de Puerto Rico (Misiones)Kevin Morawicki y Jorge Huergo

Artículos

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Ciencias sociales, comunicación y cambioAportes de una tecnología invisibleGustavo Cimadevilla

Las trazas del neoliberalismo en la comunicación y el periodismoGustavo Nieto

Los intertextos estructurales en mensajes visualesEduardo Peñuela Cañizal

Germán Rey

Ignacio Ramonet

Perspectivas

Algunas consideraciones reflexivas sobre la reflexividad en antropologíaAlejandro Grimson

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Entrevistas

Avances de Investigación

La noticia en las radios argentinasCriterios, rutinas periodísticas y procesos productivosCarlos Milito y Santiago Oyarzabal

Las prácticas, los métodos, las teorías: los objetosRaúl Barreiros, Alejandra Valentino y Gastón Cingolani

Cuando la cámara se esconde.Ciertas configuraciones de la cámara oculta en los programas de investigación periodísticaUlises Salvador Cremonte

El comunicador en el campo institucional.Consideraciones y guíaFlavio Peresson

Página 86

Página 94

Página 100

Ensayos

Página 114

Página 122

Informe especial

La formación universitaria en comunicación en la argentina: realidades y desafíos en el escenario actualde la educación superiorAlejandro Verano, Glenda Morandiy Magalí Catino

Página 143

Lecturas

Noticias

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La Facultad de Periodismo y Comunicación

Social de la Universidad Nacional de La Plata

entiende, como tal, que, tanto desde la

docencia y la investigación, como desde la

producción efectiva y la integración con la

comunidad, la universidad pública está

obligada a asumir el compromiso y la

responsabilidad de dar repuesta a las diversas

problemáticas que los procesos

comunicacionales plantean a las

sociedades contemporáneas.

Con tal convicción, ha implementado las

Ediciones de Periodismo y Comunicación,

colección destinada a difundir materiales de

producción e investigación generados dentro

del ámbito de la facultad.

Aspira, pues, con ellas a la definición de un

espacio de creación e intercambio

académicos, cuyo objetivo central se orienta

a lograr, en el campo de las comunicaciones,

la articulación eficaz entre actividad teórica y

realización práctica, capaz de satisfacer con

aportes genuinos la certeza inicialmente

enunciada.

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Artículos

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Por Martín Becerra

Doctor en Ciencias de la

Comunicación (Universidad

Autónoma de Barcelona, 2001);

Profesor e Investigador de la

Universidad Nacional de

Quilmes; Profesor de las

Maestrías en Periodismo y

Comunicación (UNLP-UTPBA);

Comunicación y Cultura (UBA)

y Comunicación (Universidad

Diego Portales, Chile); Autor del

libro “Sociedad de la

Información: proyecto,

convergencia, divergencia”

(Editorial Norma, 2003) y de

numerosos artículos y capítulos

sobre economía política de la

comunicación y políticas de

comunicación. Actualmente se

desempeña como Director de la

Licenciatura en Comunicación

Social de la U. Nacional de

Quilmes.

Son tantas las voces diferentes que con muy va-riopintas intenciones aluden a la “Sociedad de la

Información”, que los procesos que ésta nombra sedesdibujan al compás del ensanchamiento más alláde todo horizonte de la polisemia de los conceptosque deberían ser articulados por los procesos en-marcados en la “sociedad informacional”. Peroademás de los problemas asociados a la mayor omenor consistencia de la promoción de un nuevo ti-po de sociedad, el “informacional”, para considerarqué ocurre en la Argentina es preciso explicitar quese trata de un país crecientemente alejado de los in-dicadores de desarrollo y extensión de las activida-des de información y comunicación (en adelante,info-comunicacionales) que justifican la denomina-ción de “informacional” para identificar a las socie-dades de los últimos treinta años en los países cen-trales. Concretamente, debe tenerse en cuenta “queen forma paralela a la formalización de las primerasideas en torno a la Sociedad de la Información, la Ar-gentina consagra en el diseño y ejecución de su po-lítica económica las teorías neoliberales. Esto supusola apertura acrítica de la economía argentina, el finde la etapa de sustitución de importaciones, y lapérdida de la posibilidad de asumir una política es-tratégica de desarrollo autónomo” (Becerra y Mas-trini, 2003).

La cita precedente procura resumir las determi-naciones histórico-contextuales de la “sociedad in-formacional” en el país, como referencia insoslaya-ble (aunque no necesariamente suficiente) paracomprender el desarrollo y la extensión del patróninformacional asociado a la creciente importanciade las industrias culturales. La propuesta de las lí-neas que siguen es ordenar el análisis de la “Socie-dad de la Información” en la Argentina a partir dela mención de distintos planos de complejidad inhe-rentes a la evolución de las industrias culturales yespecíficamente de las de información y comunica-ción en el país y a la reflexión crítica que existe so-bre dicho desarrollo.

Lo observable, mientras tanto, es que los proce-sos de informatización están vinculados a usos so-ciales que favorecen la capacidad de concentracióneconómica de las grandes empresas y refuerzan lapotencialidad del control de los ciudadanos.

Armand Mattelart y Héctor Schmucler (1983: 124)

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Planos de evolución y análisis de la “sociedad informacional” en la Argentina

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uno de los comunes denominadores medulares esla extensión inédita de las tecnologías de la infor-mación y comunicación y su entramado convergen-te (centralmente: telecomunicaciones, informáticay audiovisual) en la reformulación de los procesosproductivos. En este plano de análisis es central re-ferirse al carácter procesual de la “sociedad infor-macional” y a su rol específico en tanto proyectoque esbozan, promueven, ejecutan y evalúan fun-damentalmente actores estatales y supra-estatales,aunque el ideario del proyecto subraye la necesidadde liberalizar, desregular y apuntalar la competenciade actores privados.

Si existe la “Sociedad de la Información”, esta esun proceso en pleno desarrollo y no una totalidad yaconstituida, por un lado; por otro lado, es precisoañadir que se trata de un proyecto orgánicamentedefinido por los países centrales y por organizacio-nes de los países centrales (Estados Unidos, la UniónEuropea, la OCDE, Japón) en función de un diagnós-tico sobre las posibilidades de alentar patrones decrecimiento económico fundados no solamente enel complejo de la industria pesada tradicional, sinotambién en las industrias de las tecnologías de la in-formación y la comunicación, cuya consolidación enescala global han revolucionado el conjunto de losprocesos productivos. Un temprano antecedente deeste diagnóstico es el que formuló el gobierno fran-cés con el Informe Nora-Minc (1980).

Segundo plano

Un segundo nivel de complejidad supone reco-nocer que, a pesar de las profecías postindustrialis-tas de fines de la década del sesenta y comienzosde la del setenta, si de algo trata la “Sociedad de laInformación” no es de un estadio posterior al esta-tuto industrial en los países centrales (Daniel Bellhablaba de “una docena de países” (1976) comoescenario de sus estudios sobre cambios sociales,estructurales y culturales a los que dedicó sus obras

Primer plano

El primer plano de complejidad que es impres-cindible emprender es relativo al proyecto mismo:“sociedad informacional” es un término que algu-nos autores califican de fetiche (Bustamante, 1997;Vedel, 1996) y es confuso en cuanto al (o a los) ob-jeto (s) que nombra. Su propia difusión planetariabajo una misma designación, consagrada por laadopción de planes gubernamentales sobre la “So-ciedad de la Información” urbi et orbe (ComisiónEuropea, 1994; OCDE, 1997; Chile, 1999; Brasil,2000), conspira contra una de las cualidades quizámás sobresalientes del proyecto: su heterogenei-dad. En efecto, la “sociedad informacional” chilenase guiará por patrones de desarrollo muy distintos alos que construirá la polaca, así como la modalidadde desarrollo y de usos sociales y productivos de lastecnologías info-comunicacionales es notablemen-te dispar en el caso sudafricano, en el coreano y enel mexicano. Podría afirmarse: a cada país, a cadaregión de cada país, a cada localidad de cada re-gión, le corresponderá un tipo, una variedad inalie-nable y, probablemente, intransferible, de “socie-dad informacional”. Incluso en el interior de unmismo país se registran contemporáneamente si-tuaciones como la argentina, donde la zona metro-politana de Buenos Aires presenta indicadores dedesarrollo absolutamente superiores a los de las re-giones del noroeste y noreste del país (ver Vaca yCao, 2003).

¿Qué define, en el marco de la designación de“sociedad informacional” para aludir a fenómenosciertamente heterogéneos, los rasgos de lo pecu-liar? Pues las modalidades de producción, trata-miento, apropiación y circulación de comunicacióne información en cada sociedad, y por supuesto, encada grupo social en su interior.

En cambio, ¿qué define la tipología? ¿qué tie-nen en común las diferentes sociedades, los distin-tos países, las variadas regiones y localidades? Pues

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han alcanzado el umbral de desarrollo industrial delas potencias de América del Norte, Europa Occi-dental y los Tigres de Asia también aparecen reza-gadas en términos de desarrollo de la “sociedad in-formacional”, verificando que la tecnológica no esuna variable de desarrollo autónoma y que tienecondicionamientos elementales en el conjunto de laestructura económica y en el tipo de ambiente po-lítico y reglamentario que la cobija. La consecuenciadel rezago de la mayoría de los países se materiali-za en diferentes sociedades informacionales, así co-mo hubo y hay diferentes sociedades industriales.

Tercer plano

Un tercer plano de complejidad está vinculadocon la cualidad global de los procesos enmarcadosen la “sociedad informacional”, que se comple-menta con la disposición cada vez más desigual delacceso a los bienes y servicios info-comunicaciona-les por parte de la mayoría de la población mundial.En efecto, la revolución tecnológica convergente delas industrias de info-comunicación con el conse-cuente abaratamiento y crecimiento en escala delas capacidades de producción, almacenamiento ydistribución de información (y la superación de his-tóricos obstáculos como la velocidad de transmisióny el volumen susceptible de ser transmitido); la ex-tensión en el conjunto de los procesos productivos,transformándolos, de dichas tecnologías; la gestióncomercial de las actividades info-comunicacionalesen mercados desregulados y liberalizados; y la vigo-rización de los mercados financieros en conexionesque prescinden de barreras geográficas y tempora-les, entre otros procesos que configuran la “Socie-dad de la Información”, se van consolidando con-forme se amplían las tendencias mundiales de desi-gualdad estructural.

En 1965, el 20% más rico de la población mun-dial registraba ingresos 30 veces más elevados que el20% más pobre. En 1995, el 20% más rico recibía

más importantes) en tanto modo principal de desa-rrollo de las fuerzas productivas, y por supuestotampoco de una superación del capitalismo comomodo de producción.

La corriente postindustrialista intentaba despla-zar el eje de análisis hacia las características tecnoló-gicas con las que, haciendo una abstracción sobre elmodo de producción, la economía se desarrolla. Alos teóricos de la sociedad postindustrial les intere-saba más elucidar si estas características tecnológi-cas eran de índole artesanal, industrial o informacio-nal, que indagar en las condiciones de producción,de apropiación de los excedentes, de acopio de ma-terias primas, de interacción con la fuerza de traba-jo que rigen en la sociedad. Aquí radica la diferenciaentre modo de desarrollo y modo de producción, talcomo relata Castells en La ciudad informacional(1995). Sin embargo, aunque no existan relacionescausales directas entre ambos, el modo de desarro-llo se convierte en un factor dinamizador fundamen-tal del modo de producción. Es lo que sucede con lallamada revolución info-comunicacional.

Sin embargo, la vaticinada contradicción entre elmodo de desarrollo industrial y el modo de desarro-llo informacional no parece digna de respaldo des-pués de más de treinta años de evidencia empírica(que no tenían, justo es señalarlo, los postindustria-listas). En realidad los países que mejores indicado-res presentan en cuanto a la evolución de los bie-nes, servicios, aplicaciones, tecnologías y soportesde info-comunicación, a la vez que son más inclusi-vos (o los menos fracturados socialmente) en cuan-to al acceso social a esos bienes y servicios: son lospaíses centrales industrializados. De hecho, las mo-dalidades de desarrollo de la industria en esos paí-ses han sido fuertemente impactadas por la incor-poración de tecnologías info-comunicacionales alos procesos de producción y distribución del con-junto de los bienes elaborados en esas economías1.

Como contracara, ¿qué es lo que sucede en elresto del mundo? Aquellos países y regiones que no

1 Este impacto se ha traducido enmejores indicadores de productivi-dad, acompañados por la emer-gencia de conflictos sociales a partir del desempleo y el desman-telamiento de muchos de los beneficios que se habían consagrado durante las cuatro décadas de “Estado de Bienestar”(desde la posguerra hasta los añosochenta).

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nómicos que contrastan con la “nueva era de bie-nestar” prometida con la sociedad interconectadaen una red que posibilitaría que todos tengan acce-so a un nuevo tipo de trabajo, de consumo y de en-tretenimientos, según las palabras de la OCDE(1997). La sociedad en red no provoca una distribu-ción equitativa de los beneficios, si se toman estosindicadores como fuente, tal como subraya IgnacioRamonet:

El resultado de la red es un crecimiento masivode la desigualdad. Los Estados Unidos, que es elpaís más rico del mundo, tiene más de 60 millonesde pobres. El principal poder comercial del mundo,la Unión Europea, tiene más de 50 millones de po-bres. En los Estados Unidos, el 1% de la poblaciónposee el 39% de la riqueza del país. Tomando todoel planeta, la riqueza sumada de las 358 personasmás ricas (todas ellas billonarias en dólares (sic) esmayor que el ingreso anual total del 45% de los ha-bitantes más pobres del mundo, o sea, de 2,6 billo-nes de personas (sic)2 (Ramonet, 1998).

Los cambios de escala asociados a la difusión detecnologías info-comunicacionales en las econo-mías industriales avanzadas afectan tanto espaciospúblicos como privados y se sostienen al convertirel espacio privado en una continuidad del ámbitode consumo, de relación económica.

El ciudadano en calidad de consumidor debeparticipar en ámbitos regidos por los principios demaximización y optimización de las ganancias delos gestores privados de las actividades info-comu-nicacionales. Por eso mismo, la instancia de promo-ción de la “Sociedad de la Información” es presa dela paradoja entre un fin básicamente estructural yun discurso de recuperación del bienestar social enun contexto de integración de las lógicas de merca-do que se extienden por todo el globo con la pre-sión de políticas resueltas en ámbitos como la Or-ganización Mundial del Comercio (OMC):

Un obstáculo clave para que los ciudadanos po-damos creer en los proyectos de integración supra-

61 veces más, pues gozaba del 85% del ingresomundial, contra el 1,4% que le correspondió al 20%más pobre. “Así, se duplicó la relación entre la pro-porción correspondiente a los más ricos y a los máspobres” (PNUD, 1996: 2). Los 30 años de diferenciaen los que se multiplica la brecha entre unos y otrosson el escenario del impacto de la revolución info-co-municacional. En 1970, el 10% más rico acaparaba51,5 veces más beneficios que el 10% más pobre.Pero en 1997 esa diferencia se había multiplicadohasta alcanzar una diferencia de 127,7 puntos.

Mientras tanto, el Informe sobre Desarrollo Hu-mano de 2001 del PNUD subraya que “la relacióndel ingreso entre el 20% más rico y el 20% más po-bre aumentó de 34 a 1 en 1970 a una relación de70 a 1 en 1997” (PNUD, 2001: 22). En la Argenti-na, comparando datos de 1974 contra datos delaño 2000, la evolución de la tendencia regresiva enla distribución de los ingresos fue particularmentesignificativa en la participación de los sectores so-ciales más bajos (caída del 32,8%) y medio-bajos(22,3% de caída), mientras que los sectores mediosperdieron un 16,1% y los sectores medio-altos re-signaron su participación en un 10,1%. El únicosector social beneficiado por la política distributivaen la Argentina del último cuarto de siglo fue elsector alto, que recibe hoy un 21,2% más que en1974. La mejora en la posición del quintil más altode la población se realizó entonces en detrimentode la participación del 80 por ciento de la sociedaden la distribución de la riqueza. Este proceso acom-pañó la creciente pauperización del conjunto de lapoblación y se desarrolló en forma paralela a la in-corporación de las nuevas tecnologías de la infor-mación y la comunicación en el circuito productivo(Becerra y Mastrini, 2003).

La importancia de estos datos dentro del proyec-to de la “Sociedad de la Información” es que tratannada menos que del contexto estructural en el queeste modelo se desarrolla y que, al mismo tiempo,contribuye a perfilar. Son los indicadores socioeco-

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2 -En este caso Ramonet empleael sistema numeral usado en Francia y en EE.UU., en donde elbillón designa a mil millones, osea la unidad seguida de nueveceros.

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está vinculada con las políticas de carácter liberali-zador, privatizador y desregulador emprendidas enel último cuarto de siglo, pero sin que éstas hubie-ran sido complementadas por un programa que pa-ralelamente auspiciara orgánicamente el remoza-miento tecnológico en distintos ámbitos sociales(como la educación, la salud, la administración gu-bernamental), la extensión del acceso social, la pro-ducción de contenidos, o la convergencia entre lasindustrias y actividades info-comunicacionales. Lainexistencia de un programa orgánico en la materiacontrasta con la situación de los países centrales,que han hecho de la “Sociedad de la Información”una estrategia de crecimiento y desarrollo, perotambién con la de algunos países periféricos o eu-femísticamente llamados “en vías de desarrollo”del cono sur americano, como Chile (ver Presiden-cia de la República de Chile, 1999) o Brasil (ver Mi-nistério da Ciência e Tecnologia de Brasil, (2000).

Un ejemplo de la falta de políticas consistenteses que la ley de radiodifusión vigente data de 1980,cuando gobernaba la última Dictadura Militar. Du-rante la última década del Siglo XX se modificaronalgunos de los artículos de la ley de radiodifusiónmediante leyes y decretos de inspiración liberaliza-dora y privatista (comenzando por la Ley de Refor-ma del Estado 23.696. Ver Albornoz et al., 1999 yBecerra, Hernández y Postolsky, 2003), permitiendola conformación de mercados típicamente oligopó-licos donde la libre concurrencia brilla por ausenteen casi todas las industrias culturales e info-comu-nicacionales argentinas.

Un caso reciente que revela el carácter de dina-mizador de capitales concentrados que tuvo el Esta-do en el país es la reciente sanción de la ley de “bie-nes culturales” por parte del Senado de la Nación,donde no se menciona la palabra “contenidos”, si-no que únicamente hace referencia al porcentaje departicipación accionarial que se permite a extranje-ros en la propiedad de las industrias culturales ar-gentinas (hasta un 30%), beneficiando así a los prin-

nacional son los efectos negativos que tienen talestransformaciones en las sociedades nacionales y lo-cales. Es difícil obtener consenso popular para cam-bios en las relaciones de producción, intercambio yconsumo que suelen desvalorizar los vínculos de laspersonas con su territorio nativo, suprimir puestosde trabajo y rebajar los precios de lo que se sigueproduciendo en el propio lugar (García Canclini,1999: 61).

La advertencia de García Canclini parece encon-trar eco en las manifestaciones que emergen en dis-conformidad con la orientación neoliberal que vieneguiando la gestión de los procesos económicos enlos principales foros y organismos internacionales yque, en los países periféricos, tiene como efecto laprolongación acentuada de su subordinación.

Cuarto plano

El cuarto nivel de complejidad debe asumir la de-bilidad de concreción de políticas públicas de largoaliento en la Argentina, como no sean políticas pú-blicas que paradójicamente alientan la retirada delsector público. La política activa de la des-estatiza-ción merece destacarse como una de las pocas lí-neas de continuidad que plantea la gestión del Es-tado en la Argentina post 1975 (ver Aspiazu, Ba-sualdo y Nochteff, 1988 o Basualdo, 2000). En losúltimos treinta años el mito del achicamiento delEstado como receta de mejora económico socialprodujo en verdad una suerte de dictadura de lasfuerzas del mercado que contaron con la asistenciade un Estado subordinado, momificado y desgua-zado. Esta tendencia, generalizada en el conjuntode la economía, se verifica también en el complejode las industrias culturales y en las actividades deinformación y comunicación, con un énfasis super-lativo durante la década del noventa signada porlos dos gobiernos de Carlos Menem.

Por lo tanto, la modalidad específica de desarro-llo de la “sociedad informacional” en la Argentina

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ria de las industrias culturales” (Becerra, Hernándezy Postolski, 2003: 55).

Las industrias culturales, que deberían ser la usi-na de contenidos e informaciones en el marco de la“sociedad informacional”, evidencian un funciona-miento altamente concentrado (pocos actores do-minantes en los distintos mercados y en las diferen-tes fases del circuito productivo), integrando verti-calmente y horizontalmente a las principales em-presas y remozado tecnológicamente durante la dé-cada del noventa, fruto del ingreso de capitales ex-tranjeros (consecuencia del funcionamiento globalcomercial del mercado de la cultura y la informa-ción, según advierte McChesney (1998), lo que pro-dujo el endeudamiento de los grupos locales máspoderosos para competir en un escenario de fron-teras más laxas). Además, y contra la historia deevolución de estas actividades, se registra un proce-so creciente a la convergencia entre telecomunica-ciones e informática, o telecomunicaciones y audio-visual, o audiovisual y gráfica. Convergencia y con-centración son los dos procesos centrales de la di-námica actual de estas industrias.

En consecuencia, la concentración de las activida-des de información y comunicación no es un datoaleatorio. Además de reflejar una de las lógicas me-dulares de su actual desarrollo, la concentración co-mo proceso supone que pocos operadores dominanlas fases de producción y distribución de contenidos,con obvia repercusión sobre el pluralismo de vocesque la sociedad recibe y que los medios y las indus-trias culturales amplifican (y silencian). En palabras deKatz, los recursos info-comunicacionales “no sonbienes públicos, ni gratuitos, ni están disponibles pa-ra cualquier usuario. Tampoco se auto-generan, nicirculan automáticamente. Lejos de ser irrelevante, lapropiedad es determinante del destino de la infor-mación y del conocimiento” (1998: 128).

Por otro lado, la crisis que estalló desde el co-mienzo del Siglo XXI demuestra la asociación íntimaque existe entre el desarrollo de los mercados de la

cipales grupos nacionales endeudados en dólares enel exterior y comprometidos tras la caída del régi-men de convertibilidad cambiaria de la moneda na-cional. Una ley de “bienes culturales” donde lo úni-co que se plantea en su exiguo articulado es el res-paldo a los principales grupos de info-comunicaciónexistentes (pues el tope del 30% no se aplica a losactuales operadores), y que prescinde de referenciasa la necesidad de producción cultural diseminada enel conjunto del territorio nacional (y no sólo en la zo-na metropolitana de Buenos Aires) o al cumplimien-to de las garantías de acceso público o de serviciouniversal, es otro instrumento legal de un Estadoque elude asumir la representación del conjunto. Pa-ra que la cultura sea plural, diversa, accesible y decalidad es preciso des-centralizar las industrias y des-concentrarlas. Es preciso enfocar no sólo aspectos li-gados a su propiedad, sino a sus contenidos y a laestructura de funcionamiento de las actividades decultura, información y comunicación en el país.

Quinto plano

Un quinto plano de complejidad se presenta re-lacionado, precisamente, con la evolución de las in-dustrias culturales, incluidas las info-comunicacio-nales, en la Argentina: a pesar de contar con un de-sarrollo relativamente autónomo de cada una de lasindustrias culturales entre sí, “los últimos veinteaños del Siglo XX fueron escenario de la transfor-mación de las industrias culturales, atestiguando laaparición de nuevas actividades (televisión por ca-ble; televisión vía satélite; Internet, entre otras), loscruces convergentes entre algunas de ellas y la con-centración de la propiedad y centralización de capi-tales. Estos cruces influyeron además en la inserciónde nuevos protagonistas y actores, tradicionalmen-te ajenos al campo cultural, como operadores de in-dustrias de información y comunicación. Asimismo,supuso el ingreso de capitales financieros en unaescala que no cuenta con precedentes en la histo-

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Sexto plano

Un sexto plano de complejidad refiere al análisisy la reflexión sobre la evolución de las actividadesinfo-comunicacionales en la Argentina: el segui-miento y monitoreo de las industrias culturales, sonáreas sólo tangencialmente abordadas por los estu-dios sociales. Puede cuestionarse esta situación entérminos de desfasaje entre el escenario de desarro-llo de “las cosas” (la centralidad y creciente expan-sión del complejo de las industrias culturales en losúltimos veinticinco años) y el de “las palabras” (o laconstrucción de campos de problemas sobre losque reflexiona preferentemente la universidad y elmal llamado sistema científico en la Argentina).Más allá de las razones y sinrazones de ese desfasa-je, que ameritarían una verdadera indagación críti-ca sobre las prácticas inherentes a los cientistas so-ciales, así como sobre los proyectos implícitos en lapeculiar agenda de los estudios sociales en el país(es decir, parafraseando a Bourdieu, a una críticasocial sobre las razones de la ciencia social), quedaclaro que existe un espacio vacante de reflexión,que es social, económica y políticamente significa-tivo, pero al que sin embargo los estudios socialesle asignan una importancia exigua.

En efecto, la materialidad y la materialización delos flujos de comunicación en términos de empren-dimientos comerciales en los que coinciden capita-les nacionales y extranjeros, productivos y financie-ros, en una escala jamás registrada en la historia ygenerando mercados de tipo oligopólico, no estáinscripta en un lugar destacado en la agenda de losestudios sobre comunicación, sociología, economíao ciencia política en la Argentina (como tampocosucede en el resto de América Latina). Los trabajosde investigadores como Octavio Gettino, ClaudioKatz, Guillermo Mastrini, Pablo Hernández, GlennPostolski o el autor de este artículo, que cuentancon antecedentes valiosos como los de HeribertoMuraro, Héctor Schmucler, Margarita Graciano,

cultura y la información por un lado, y la coyuntu-ra socioeconómica: todos los indicadores de ventas(en industrias como la gráfica, la del libro, la fono-gráfica), abonos (en industrias como la televisiónpor cable, televisión satelital, telecomunicaciones) ypublicidad (en industrias como la televisión abiertay la radio) se han retraído considerablemente desdeel año 2001. El corolario de un Estado ausente enmateria de garantía de acceso a los bienes y servi-cios info-comunicacionales que presentan una ma-triz concentrada y centralista, es que las condicio-nes en que los productos de la cultura circulan en lasociedad se debilitan.

De este modo, en los últimos años la “Sociedadde la Información” en la Argentina exhibe comoparadoja la reducción de las principales actividadesinfo-comunicacionales, como muestran los siguien-tes gráficos referidos a tres de ellas: la industria detelevisión por cable, la del libro y la de telefonía vo-cal básica.

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LÍNEAS INSTALADAS Y EN SERVICIO DE SERVICIO TELEFÓNICO BÁSICO

CANTIDAD RESPECTO PERÍODO ANTERIOR RESPECTO IGUAL PERÍODO

DE LÍNEAS AÑO ANTERIOR

2001/Octubre 8.201.107 1,3 5,3

2001/Diciembre 8.131.435 0,2 3,0

2002/Febrero 8.058.705 - 0,8 1,2

2002/Mayo 7.848.030 - 0,9 - 2,4

2002/Agosto 7.735.397 - 0,1 - 4,5

Fuente: Indec Informa

TV POR CABLE. ABONADOS AL SERVICIO

PERÍODO ABONADOS

I Trimestre 2000 2.895.120

I Trimestre 2001 2.862.320

I Trimestre 2002 2.672.074

Fuente: Indec Informa

LIBROS PRODUCIDOS DESDE 1998 HASTA 2002

AÑO EJEMPLARES

1998 54.490.652

1999 71.914.010

2000 74.262.635

2001 58.811.527

2002 33.708.268

Fuente: Becerra, Hernández y Postolski, 2003.

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de concentración en niveles nunca antes registra-dos, inequidad en el acceso, interdependencia conlos procesos económicos (no sólo culturales), finan-cierización y afluencia de capitales externos, preca-rización de los procesos de trabajo, y remozamien-to tecnológico.

La ausencia de políticas públicas consistentes ypersistentes (como no sea la acción estatal en posdel desmantelamiento del propio Estado) ha coinci-dido en la Argentina con la instalación del proyectode la “sociedad informacional” y con la incorpora-ción del país a las principales tendencias derivadasdel salto tecnológico convergente en info-comuni-cación: funcionamiento de un mercado global de ti-po comercial fuertemente financierizado y altamen-te concentrado, con grupos que dominan en situa-ción de oligopolio casi todas las fases de creación,producción, edición, almancenamiento, distribu-ción y comercialización de los bienes y servicios dela información y la comunicación.

De los seis planos de análisis de la “Sociedad dela Información” en la Argentina se deduce una do-ble centralidad: por un lado, la centralidad de lo co-municacional en lo económico, a partir del impactode las tecnologías info-comunicacionales en el con-junto de los procesos productivos (que justifica laadopción de categorías y conceptos como “modode desarrollo informacional”); por otro lado, la cen-tralidad de lo económico en lo comunicacional. Enefecto, cualquier análisis de las industrias culturalese info-comunicacionales que prescinda de la lectu-ra económica mutilaría varias de las principales ló-gicas que hoy cruzan a lo cultural y lo info-comuni-cacional e impediría así comprenderlas.

Por ello la necesidad de ejercitar la economía po-lítica de la comunicación para aportar al conoci-miento y la reflexión crítica sobre los procesos nom-brados por la “sociedad informacional”. La contri-bución que realizan los estudios de economía polí-tica de la comunicación implica asumir el problemade la significación histórica, y por lo tanto la singu-

Aníbal Ford o José María Pasquín Durán (los tres úl-timos más vinculados con las políticas de comunica-ción), son excepcionales y no revelan aún una vin-culación de carácter orgánico con los aportes sobremercados clave en el marco de la transformaciónestructural de la economía argentina, como el casotelefónico, que realiza el grupo de FLACSO (DanielAspiazu, Eduardo Basualdo, Martín Shorr, KarinaForcinito, Martín Abeles).

En cambio, el salto tecnológico info-comunica-cional y la potencialidad convergente de las indus-trias culturales ha encontrado un mayor eco porparte de investigadores interesados, por ejemplo,en los impactos urbanos y espaciales de la disemi-nación de tecnologías de la información (como Su-sana Finquielevich, Ester Schiavo, Andrés Dimitriu,Horacio Cao o Josefina Vaca en la Argentina, ensintonía con los estudios que durante los añosochenta realizó Castells en la costa oeste norteame-ricana), o en campos específicos relacionados con laapropiación de alguna tecnología en particular porparte de determinados grupos sociales (trabajos so-bre los videojuegos, por ejemplo en el caso de Die-go Levis), o vinculados a la dinámica de innovaciónde los sistemas (o proto-sistemas) científicos y tec-nológicos (como los estudios sociales de la ciencia yla producción de indicadores de I+D, en el caso deMario Albornoz y el grupo Redes), o bien sobre loscambios reglamentarios y legislativos que presentala evolución de las actividades de info-comunica-ción (como Damián Loreti).

Conclusiones

Si se acepta la desagregación analítica sobre pla-nos de evolución (e involución) de la “Sociedad dela Información” en la Argentina, es preciso asumirla complejidad de los procesos nombrados por losconceptos que se asocian a la “sociedad informa-cional” y reconocer en el examen de las actividadesinfo-comunicacionales convergentes los caracteres

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laridad del caso argentino, de los procesos de pro-ducción y gestión de las actividades de info-comu-nicación, precisamente los que son aludidos con elproyecto de la “Sociedad de la Información”.

Bibliografia

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Por Aníbal Ford

Periodista, escritor, comunicador.

Director de la Maestría en

Comunicación y Cultura,

Universidad Nacional de Buenos

Aires. Director de la colección

Enciclopedia Latinoamericana de

Sociocultura y comunicación, de

Editorial Norma. Docente de la

Maestría en Periodismo de la

FPyCS, UNLP, y de la Maestría

en Periodismo de la Universidad

de San Andrés. Su último libro

fue Oxidaciones, Editorial

Norma, Buenos Aires.

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Aveces uno piensa el país como Pedro Páramo.Observa las sombras de los muertos transitan-

do por la calle, por los caminos. Las historias. Uno esta ahí, en el andarivel de Cayastá, la vieja

Santa Fe, y ve la momia de Hernandarias, ordenadi-ta, junto a su mujer, en el sótano de la iglesia comotodo hombre de pro. Pero no se le escapa que esehombre zarpó, río abajo, Paraná, con cincuentamancebos para buscar, con una esperanza loca, laCiudad de los Casares. Esa ciudad que tiene infini-tos lugares en el mapa. No sólo en el físico.

Pero ¿quién se detiene en cómo se fue constru-yendo el mapa del país?

País muy caminado. Ingenieros y rastreadores.Doctores y matronas. Científicos y crotos. Migran-tes alucinados. Cautivas como Petronila Pérez quele suministró datos fundamentales al viajero Luis dela Cruz que venía de Chile, del Fuerte Ballenar aBuenos Aires, olfateando el peligro inglés.

Pero también lo caminó Arlt, a quien HomeroManzi encontró una vez en Santiago del Estero, se-gún cuenta Fermín Chávez, tirado en un ranchocon cuarenta grados de fiebre. Delirando una nota.Y Macedonio desde la cama, como Onetti. Y Bor-ges, en sueños, pensándolo como Lewis Carroll. Omi amigo Tizón, que anda con un cuadernito conlos apuntes que escribió en estos pagos el hermanode Giacomo Puccini, o que siguió las andanzas delMariscal Tito cuando éste trabajaba de obrero en elferrocarril de Huaytiquina, ese sueño de Yrigoyende integración latinoamericana que luego se trans-formó en el “trencito de la nubes”. O mi otro ami-go, el geógrafo Gualterio, que una vez encontró enun hospicio de la Pampa a un viejo marinero delAcorazado Potemkim. Tantos. Conti, que soñabacon los caminos y la Doble Bragado. Homo viator.

Sí. Fue muy caminado, pero se recuerda poco. País semidesértico. Vacío. Siempre pensantes de

las parabólicas, que lo ataban los puesteros. Unared de solitarios. Como Serviliano, como Hesperi-dión, como Ramón Farías. Como ese Barragán que

conocí en el río La Leona y que se pasaba nuevemeses sin ver a nadie, bloqueado por la nieve. El ríoLa Leona se llama así porque una vez estaba el Pe-rito Moreno, mensurando, y oyó unos pasos a susespaldas y pensó que era un araucano. Los arauca-nos tenían esa costumbre de pasarle a uno al rascon el caballo, para probarlo. Conocedor de esto sequedó en el molde, simulando valentía. Pero erauna leona. Y el Perito Moreno se tuvo que defenderrevoleando la brújula. De ahí el nombre del río. To-ponimias. Nombres vacíos. ¿Por qué Sarmiento lepuso Bellville a Fraile Muerto? La modernidad.

No estoy hablando del país del metro cuadrado,que le gusta tanto a los milicos. Ni el de los límitesgeográficos. Sino del país de las historias, de lasfronteras fantasmales. Porque este país parece va-cío. Pero uno se detiene en los salares de la Puna,en las cuchillas de Entre Ríos, en el oeste pampea-no, donde una vez vi, en un rancho, la premiére deCochengo Miranda, de Prelorán, en un territorio demenos de un habitante por cada diez kilómetroscuadrados. O en el río Santa Cruz donde Darwin,por un descuido del traductor, maldijo la Patagonia.O en el norte de Santa Fe, que vaciaron de quebra-chales los ingleses de la Forestal. (Después, antes deirse, dinamitaron las fábricas.) O en tantos lugares.Uno se detiene y ve aparecer la gente, las historias.Y no importa si es el indio mapuche que decía: “Las

Mi país: historias y caminos

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cosas escritas se pierden. La palabra escuchadaqueda para siempre”. O si es el gringo que salió conla trilladora a todo vapor para enfrentar al malón.“Para mi todo es hermanaje”, le dijo el leproso aRodolfo Walsh en la isla Cerrito, cuando Walshtambién buscaba las claves. Litoral.

Por eso hubo un momento, un día de octubre,en que un escritor argentino, ingeniero, boxeador,que hizo la extraña experiencia de dejar la gloria li-teraria para estudiar los ferrocarriles -Scalabrini Or-tiz se llamaba- dijo después de ver la Plaza: “era lamuchedumbre más heteróclita que la imaginaciónpueda concebir. Los rastros de sus orígenes se tras-lucían en su fisonomía. El descendiente de meridio-nales europeos iba junto al rubio de trazos nórdi-cos, y al trigueño de pelo duro en que la sangre deun indio lejano sobrevivía aún”.

Si, país mesturao. Pero no sólo de etnias sino decostumbres, de creencias, de historias, de formas yhabilidades del trabajo, de instituciones, de rique-zas y pobrezas diferentes. De distancias. Desconec-tado hoy. O sólo atado por las antenas parabólicasque llevan los simulacros de la vida y la TV que secocinan de la General Paz para adentro. “Vos sabésqué es gurisa, cimarrón, ahijuna, pero no sabés quées explotación y latifundio”, le decía Mordisquito,Discepolín, a los porteños. Historias. De Casa toma-da a Giol. ¿Hermanaje o cada vez más barreras yfronteras internas, más olvido?

Hace poco me hicieron una entrevista por radioy mencioné‚ el NOA. El entrevistador me preguntóqué era el NOA, no porque no lo supiera, sino por-que sabía que esa sigla ya no significaba nada paramucha gente que nos estaba escuchando. Datosque en este país de la desregulación salvaje, y no dela descentralización federal, van a ser cada vez másfrecuentes. De la misma manera que ya muchos noreconocen que el relato de Walsh “Esa Mujer” serefiere a Eva Perón, muchos olvidaron que este país(¿país?) fue pensado como un conjunto, no impor-ta si arbitrario o no. Que nos tocaron, también de

manera arbitraria, muchas historias comunes, queestán en los subsuelos de la memoria. Que fue pen-sado federal, copiando la letra, sólo la letra de otrasconstituciones. ¿Qué es hoy el interior? ¿Qué es laCapital Federal? ¿Qué es el Gran Buenos Aires?Vuelvo. Qué significa Ministerio del Interior, que laCapital Federal.

Aclaro: yo soy porteño. Me crié en Palermo, Flo-res, Balvanera. De grande yiré por varios barrios.Hoy vivo en Colegiales. La Calabria, le decían. A miderecha, por Lacroze, está la Chacarita. Sé que, pa-sando los vendedores, muchos morochos que so-breviven con las chucherías del sudeste asiático,como en toda Latinoamérica, o con la ropa de Bra-sil, o cruzando Corrientes, están los floristas y elenorme portón de uno de los cementerios más“multiculturales” del universo. Un cementerio Be-netton. Bóvedas turcas, románicas, bizantinas, artnoveau, italianas, orientales, africanas, tibetanas,góticas... Yo la recorrí de chico, porque una herma-na mía había muerto tres años antes de que yo na-ciera, y me quedaron grabadas las estatuas de Jor-ge Newery, el cajetilla que lo calzó de cross al com-padre, que intentó la industria nacional y que seestrelló en su avión de papel tratando de cruzar losAndes; la madre María, curadora de pobres, deses-perados y migrantes internos; o la de Gardel conese pucho que alguien se encarga de que se man-tenga prendido entre los dedos de bronce. Degrande la recorrí buscando otras cosas como eselugar perdido donde est Betinotti, que inventó, co-mo diría Manzi, la canción de Buenos Aires, juntoa la Paquita Bernardo, la primera mujer que se ani-mó a sostener un fuelle con las gambas en públicoy que murió de tisis a los 25 años. Tenía su propiaorquesta. Ahí tocó Pugliese. Existía ya hace tiempo,en Buenos aires, el conventillo de las l4 Provincias.Chazarreta había traído algunas músicas no pam-peanas al escenario porteño. Pero no había comen-zado todavía el “aluvión zoológico” de Sanmarti-no. Eso es por el 35, cuando Gatica se baja del

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tren. El new order de Roca y Runciman quebró lasprovincias e hizo que la gente se viniera para elpuerto. Fue entonces cuando los pajueranos seconvirtieron en los cabecitas negras.

Estoy en el Lácar y subo la cuesta para visitar auna familia indígena. Su apellido es el mismo del dela familia que le dio los datos a Perón para su dic-cionario mapuche-español. Cuando llegué‚ estabanen medio de un velorio. No quiero interrumpir, pe-ro me hacen entrar y me tratan como un pariente.Me cuentan su dolor de manera contenida. No es lamuerte que conocí en otros lados y circunstancias.Tampoco la de la Chacarita. A los ferrocarriles losdenominaron Mitre, Sarmiento y Roca.

Una vez, -¿dónde? ¿en La Reforma?- me encon-tré con un viejo asturiano que no hizo más que ha-blarme de la Avenida de Mayo en l920. Cuando ca-da cincuenta metros había un boliche o un centroespañol diferente. Estallaba la noche. Cuando lepregunté por qué había ido a parar allí, se enojó.Carajo, en algún lugar del mundo uno tiene que es-tar, me dijo.

En cada tipo que se encanuta en un lugar hayuna historia. No siempre indagable. Corre conejo.“Pero el viajero que huye tarde o temprano detienesu andar”, cantaba Carlitos. En las letras de Le Pe-ra. Según Jorge Rivera, al Mudo no se le escapóninguna de las transformaciones de la industria cul-tural, de las nuevas tecnologías. El mapuche, el as-turiano ¿se sentirán menos solos con las parabóli-cas?, ¿es posible escaparse?

Entonces vuelvo. Buenos Aires. Buenos Aires. La puta, también es el interior, una

provincia. O un conjunto de provincias. De barrios.De fragmentos. No sé por qué el cuerpo tal vez melleva para atrás.

Puedo llevar a mi hija adolescente a una discote-ca que luce complejas escenografías en Urquiza oen la costanera. O a mi hijo menor a canchitas cons-truidas o escuelitas de fútbol. O recordar los paseos

con los mayores por los Palermos, museos, Corra-les, puertos, los riachuelos y ferias de Pompeya - lospájaros, siempre los pájaros- buscando explicarlesBuenos Aires. Siempre buscando Buenos Aires. Miprimera salida con Nora fue una caminata por Ba-rracas. Por ahí se paseaba Piedrabuena de viejo,cuando ya sólo era un recuerdo el cartelito que ha-bía puesto en el Cabo de Buena Esperanza ( “Aquítermina la República Argentina”) o la fábrica en laIsla de los Estados o los naufragios.

Pero no dejo de estar sentado en el mármol dela tienda La Perla, que un día se derrumbó en la es-quina de Larrea y Rivadavia, conversando, adoles-cente, a las tres de la mañana con Ricardo, que yase las piante, sobre los profundos misterios de la vi-da. Ni dejo de colgarme del tranvía dos, en aquellosdías en que Victoria se transformó en Yrigoyen, pa-ra ir a romper faroles a la costanera Sur, cuando noexistía el parque ecológico, pero sí los juegos y laMunich y uno lo miraba, lo miraba a Viale intentan-

Grabando al cantor del oeste pampeano Tuta Cuello durante la fiestaque se realizó en el puesto “El Boitano”, cuando se estrenó Cochengo Miranda, de Jorge Prelorán.

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do tirar el salvavidas e imaginaba el vapor de la ca-rrera como una aventura. (Pienso ese otro país, eldel Río de la Plata, que compartimos, y ya estoy ca-minado por Montevideo o soñando con Felisberto)

Ni dejo de comer empanadas en la Recova delOnce después de haber visto tres películas en el ci-ne homónimo. Poco antes de comenzar a ir al cen-tro, de dar el salto, para ver casi en cinemascope elculo de Blanquita Amaro en Mambo o a Castillocantarle Ninguna a Elvira Ríos. Elvira Ríos cantó bo-leros en la noche de esos años e hizo de india ma-la en La diligencia de John Ford.

Poco antes había muerto mi viejo. Con él vi, enla Plaza de Mayo, por primera vez a Perón un 17 deagosto de l944. Después volvería muchas veces aesa plaza. Para putearlo a Onganía. Para hacer lomismo con López Rega. Para tantas cosas, cuandoahí se juntaba todo el país. Pero esa plaza hoy estácasi callada. Como también la del Once donde nopudimos festejar el primero de mayo de l969.Cuando peleábamos por un país, donde todavíahabía hermanaje. Donde hablar de Tucumán o deZapla no era un exotismo. Ni sólo una especulaciónelectoral.

¿Es Buenos Aires un recuerdo? ¿O siempre meestoy bamboleando en el mismo subte? Sentado alas tres de la mañana en la misma plaza. Mirando osiendo mirado por los mismos vecinos de la cuadra.Volviendo, bajo la garúa, la misma madrugada soloy triste por la acera, como diría Cadícamo. O másallá , perdiéndome en las mismas madrugadas, pe-ro no de vuelta sino para laburar, de Valentín Alsi-na. Observando, desde la fábrica donde comprendíque el habilidoso de Bialet Massé se había conti-nuado entre los fierros sofisticados, el mismo desar-madero de José León Suárez, o transitando con lapick up los mismos depósitos de cuando había in-dustrias.

Ahora estoy, setiembre de 1993, en plena puna,en el camino a Chile que va por el paso de Jama. Másde cuatro mil metros de altura y un frío de la gran pu-

ta. Contra el parabrisas del viejo Falcon chicotean loscopos de nieve. El agua se congela. Cruzamos el sa-lar. Nos cruzan siete Toyotas que van derecho de Chi-le al Paraguay. En medio del desierto, en esa cintapor momento de ripio, por momentos de asfalto,que trata de conectar, viejo sueño, la Argentina conel Pacífico. Pasamos un boliche de adobe que diceCopetín al Paso. Abajo: Tome Pepsi. Al volver nos de-tenemos. Se arremolinan unas coyas jóvenes queatienden el almacén, con sus hijos colgados en las es-paldas, y les pido una ginebra para el frío. Se ríen. Notenemos, me dicen. Que tenés. Veo al costado unoscajones con un vino blanco desconocido. Me dice:sólo licor de café al cognac. Quedo desconcertado.Más cuando las hojas de coca que me ofrecen, parala altura, ya están viejas. Vuelvo al camino y Enriquecomenta: Tendría que haberle pedido Pechito colora-do, el alcohol de 98. Es cierto en esa tierra, donde latemperatura baja casi 25 grados, no hay otra cosapara calentarse que un ponche de leche de cabrabien cargado con alcohol puro.

¿Cómo nos vamos a sacar el frío?Enrique, tal vez para disimular que se congela-

ron los caños de la calefacción, pone un casete deun disk jockey jujeño que guardó en su selecciónDieciséis toneladas y No puedo darte más queamor, baby. Y no puedo apartar de mi mente aque-lla película de James Cagney donde él susurraba jo-dón esta canción mientras el avión caía en tirabu-zón. La habrá‚ visto en el Once o en el Alba. Y depronto, sobre todo cuando miro, mientras suena lamúsica, el tablero de museo, plateado y adornado,del viejo Falcon y más lejos el desierto, siento queya no estoy en la puna sino en un road movie. De-bería estar escuchando algún desplante coplero: Hemandado que me entierren, sentado cuando memuera, para que la gente diga, se murió pero la es-pera. Pero mientras cruzamos la extensión blanca ydesértica de la salina suena: I can’t give you anyt-hing but love, baby. Entonces estoy de nuevo en laRecova del Once. Qué empanadas.

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Sin embargo no hay cine ni TV para esa mujerque me pide hablar en la clase sobre la situación dela gente en Sierra Grande. Yo vi el lugar cuando erapura estepa. Después cuando era una dura ciudadde hombres solos. Ahora la mujer habla de hijos, defamilias que se asentaron, que inventaron una ciu-dad en el desierto y que han quedado a la deriva.Mientras hablaba, se me apareció un cuadernito es-colar, escrito a lápiz, que una alumna, Adriana, mehabía alcanzado meses antes. Era el manuscrito deun obrero de Hipasan dónde este narraba su expe-riencia, sus años de trabajo en la elaboración delhierro. El relato comenzaba con la descripción deun alerta roja en Sierra Grande, durante la guerrade las Malvinas. El pueblo a oscuras, expectante.Las radios silenciadas. Los rezos ante el temor delataque. Y ahí decía con orgullo el narrador: “perono apagamos ninguno de los tres hornos de loscuatro que tenemos, seguimos a oscuras trabajan-do durante toda la noche, rogando...”. Y lo marca-ba como un signo de resistencia. De nacionalidad.Ese sentido del país, nada metafísico, que tienenaquellos que lo van haciendo con sus manos.

Ahora la señora habla de los chicos, de la ali-mentación, de cómo persistir en ese pueblo que in-ventaron viniendo de otras provincias, a veces muylejanas. Pasa una alcancía. Pero el New Order noentiende de estas cosas. Ni de otras historias seme-jantes que se dan en nuestro país. A veces extrañas.En San Nicolás se pidieron 3000 autorizaciones pa-ra quioscos. Indemnizaciones. Retiros voluntarios.Quioscos y taxis.

País de idas y vueltas. De migraciones. De provin-cias enteras en el ex cinturón industrial. Cuartete-ras, tropicales o bailanteras. De culturas detenidasen el tiempo. Los que recuerdan el norte en elChenque, contra le viento y el frío, de ComodoroRivadavia.

O esa pista que vi no hace mucho en el Club Hu-racán de Trelew, cuando todavía vivía Cilano, el so-berano del valle. Fijas las parejas en el tiempo. Bai-

lando el tango o los pasodobles con todo el misti-cismo y la concentración de las pistas del cuarentao el cincuenta.

Una vez me desperté en el puesto que está fren-te a la caleta Valdés, mientras la radio tronaba conla orquesta característica de Enrique Rodríguez:Fueron horas que no olvidar‚ las que viví, en Buda-pest... ¿Qué músicas se cruzaron en este país? Lamazurca grabada en el desierto pampeano, conuna guitarrita, no la soñé. Ni tampoco el temple deldiablo. Ni la chacarera trunca. Que tiene su filoso-fía. Aún no descifrada del todo, a pesar de que es-te es el país de lo trunco.

Entre los videos que me pasa Piglia, de la che-coslovaca, hay uno que me impresiona. El del Cu-chi Leguizamón explicando su música. Se me cru-zan momentos de la adolescencia escuchando jun-to a Horacio Salgán, a Edgar Varesse y Schoem-berg. O leyendo Poesía Buenos Aires. Odiábamos aBiaggi y al suplemento de La Nación. Veíamos conestupor el paso de Benny Goodman a Stan Quen-

Ford trabajó sobre la historia del movimiento obrero pero también sobre las herramientas que se utilizaron en el país. Aquí con un viejo tractor en Gregores.

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ton y Thenolius Monk. O los arreglos de Piazzolla.¿Debilitaron a Troilo? Pero el Cuchi cruza Schom-berg para cantarle a la pastorcita tastileña. A lasBarbosa yo las conocí en la Quebrada de Tastil, ce-rro arriba. Vivían solas, sin hombres.

Carlos y Pichón reman. Cruzamos los Bajos delTemor, que es cuando cambia apenas la altura delrío, tierra de equívocos, de orillas y fronteras impre-cisas. Desde el Canal del diablo se ve Buenos Airescomo una franja gris. Y arriba una larga nubecitatambién gris, como la vio Haroldo, o el Boga cuyospasos estoy siguiendo. Pienso el Paraná para arriba.O el Uruguay. Yacyretá o las fábricas de aceiteabandonadas. Quiroga corriendo con su moto porla tierra colorada. Borges soñando con Río Grandedo Sul. O el desarrollo del gauchismo en esos pagosdel Brasil.

¿Existen las fronteras? Latinoamérica.Entonces me voy. Estoy en Lihuel Calel con Ser-

viliano, el gomero de la estación, el geógrafo Gual-terio. Alguien entona El desertor, de Luis AcostaGarcía. Payador anarquista. Se menta Cantor del

sur de Atahualpa. “Anduvo de pago en pago y enninguno se quedó.” Destino argentino. Y aquí ¡ va-ya a saber por qué recuerdo, personal, que en unavieja novela que pensé que era de vanguardia y ter-minó en un circo transhumante, identifiqué‚ a mipaís con el valsecito Loca de amor. Una historia que,sin conocer el valsecito, me contó en Algarrobo delAguila el polaco Olesiuk, que había venido de chicoen barco, con su mamita. La historia de una cuña-da que andaba por los campos a la noche, enloque-cida con sus amores. Vagando por esa tierra dondese solían cavar a pico de pala pozos de más de cienmetros de profundidad.

Sólo para obtener agua.

Con sus amigos Héctor Tizón y Ricardo Piglia en Abra Pampa.

En el puesto de Ramón Farías, en el oeste pampeano.

Sobre los rápidos de Atuel cuando trabajaba en el conflicto por las aguas entre Mendoza y La Pampa.

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Actualmente en el Faro del Fin de Mundo (Isla delos Estados) sobre cuya historia está escribiendo unlibro.

Con Haroldo Conti durante el viaje que dio motivo al texto “Haroldo ylas aletas del tiburón”.

Con el geógrafo Walter Cazenave después de haber sobrevolado el Chadileuvú y de sacar una de las primerasfotos de la conexión del Curacó y el Colorado.

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Por Claudio Gómez

Docente investigador de la

FPyCS, UNLP. Profesor Adjunto

de la Cátedra Producción Gráfica

II, FPyCS, UNLP. Director del

Programa de Investigación

Comunicación, Periodismo y

Medios. Doctorando del

Doctorado en Comunicación,

FPyCS, UNLP.

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La comunicación de los gobiernos ha sido objetode análisis en diversos textos, escritos, en gene-

ral, por profesionales que se desempeñan en áreasvinculadas a la comunicación político-institucional oque se dedican al marketing político. Básicamente,esos textos son el producto de la experiencia en de-terminadas campañas políticas o publicitarias y surazón de ser es orientar a líderes y comunicadoressobre estrategias de comunicación.

Con esas características, en el país, pueden men-cionarse dos libros que han sido material de consul-ta prioritario. Uno es Estrategias de comunicaciónpara Gobiernos1, de Roberto Izurieta y otros; y elotro, Comunicación Gubernamental2, de Andrés DeMasi (compilador).

Precisamente, en el segundo de los libros men-cionados, en el capítulo 1, denominado La Comuni-cación gubernamental en perspectiva histórica, DeMasi sostiene que la comunicación gubernamental“se inventó” para evitar “confusiones” en el men-saje de los organismos de gobierno3. Aunque talconsideración es discutible, la idea de difundir laspolíticas públicas surge de justamente de las nece-sidades del poder público de poner en conocimien-to sus acciones.

En efecto, pueden adjudicarse a los romanos o,mejor, a la necesidad de comunicar los actos de go-bierno del poder romano los primeros rudimentos

de la comunicación gubernamental. Julio César fueel creador del primer periódico gubernamental, elActa Diurna Populi Romani.

Acerca de ese episodio Suetonio4 escribe que“lo primero que ordenó (Julio César), al posicio-narse en su dignidad, fue que se llevara un diariode todos los actos populares y del Senado y que sepublicase”.

El historiador Indro Montanelli5 se refiere a laedición del Acta Diurna como “de enorme alcanceporque sancionó el más democrático de todos losderechos”. En obvia alusión a la difusión pública delos actos de gobierno.

En Argentina, la publicación de los actos de go-bierno en soporte de gacetas, boletines y revistas,primero y en formatos más sofisticados, después,es profusa y simbólica. Basten por ahora dos ejem-plos de esa vocación: La Gaceta del Gobierno,fundada por el Virrey Cisneros en 1809 y la Gace-ta de Buenos Aires, editada por Mariano Morenoen 1810.

La idea de Gaceta, por sí misma, remite a la tra-dición española de referirse así a órganos de publi-cidad oficial. Con ese propósito, la Primera Junta deGobierno, en su Orden del 2 de julio de 1810, ex-ponía que “una exacta noticia de los procedimien-tos de la Junta; una continuada comunicación pú-blica de las medidas que acuerde para consolidar lagrande obra que se ha principiado; una sincera yfranca manifestación de los estorbos que se opo-nen al fin de su instalación y de los medios queadopta para allanarlos, son un deber en el gobier-no provisorio que exerce...6”. En 1812, la Gaceta setransformó en Gaceta Ministerial del Gobierno deBuenos Aires.

En otra parte de su capítulo sobre la comunica-ción gubernamental vista desde una perspectivahistórica, Andrés De Masi destaca que “con el tiem-po, y el afianzamiento de las instituciones republi-canas, se acentuó la diferenciación entre los órga-nos de información oficial, y otras publicaciones ex-

Comunicación política y gestión gubernamental

1 Izurieta, Roberto; Perina, RubenM.y Chirstopher Arterton, Estrate-gias de Comunicación para Go-biernos, La Crujía, Buenos Aires,1999. Los autores intentan darpautas de cómo los gobiernospueden y deben comunicarse enla era del entretenimiento.2 De Masi, Andrés (compilador)Comunicación Gubernamental,Gedisa, Barcelona, 2000. El libroreúne en capítulos artículos deprofesionales dedicados a la co-municación institucional.3 (...) “Si la historia es `maestra dela vida´ como suponían los roma-nos, bien puede aleccionarnostambién en esta materia. Para losamantes de la ópera, el caso que

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traoficiales de contenido político o tendencia parti-daria”.

Y agrega: “Pero si la afirmación anterior equiva-le a aceptar la distinción entre `publicidad guberna-mental` y `propaganda de gobierno` (o del partidoque gobierna), no es menos cierto que en amboscasos se trata de actos de `comunicación guberna-mental´, aunque sus móviles sean disímiles. En el lé-xico contable de la administración pública argenti-na no parece advertirse esta diferenciación teleoló-gica de ambos conceptos al mantenerse la expre-sión `propaganda y publicidad´ para dar título a laPartida 3.6 del Presupuesto Nacional”.

El programa 19 de ese presupuesto adopta elnombre de “Prensa y Difusión de los Actos de Go-bierno7”.

Estado del Arte

Bien, pasado y presente -y actos administrativos-sobre la cuestión de la Comunicación de los gobier-nos son abordados por textos que realizan un diag-nóstico sobre la eficacia de las políticas que se de-sarrollan en ese sentido o a partir de la sugerenciade diversas estrategias que presuponen condicionesexitosas para el despliegue del proceso comunica-cional. Sin embargo, esos textos, aunque comple-mentarios, son útiles a este proyecto de investiga-ción.

La decisión de comenzar la indagación por esosescritos se relaciona con la idea de ver qué tipo detratamiento tiene el tema de la comunicación delEstado en libros que abordan esa cuestión con lasola finalidad de mejorar la eficacia de los encar-gados de las estrategias comunicacionales y, a lavez, claro está, de definir pautas de organizaciónque afiancen la llegada del mensaje. Es decir, dealcanzar con él un impacto positivo en la opiniónpública.

Sobre el valor de esos textos surgen críticas: “Elestudio de las relaciones entre los medios y la ex-

presión política a menudo sigue orientándose porprejuicios ideológicos o bien se limita al análisis decasos con resultados contradictorios sin valor expli-cativo”, sostiene Jean Mouchon8.

“Por un lado -reflexiona Mouchón-, los funcio-nalistas norteamericanos hacen especial hincapiéen las manifestaciones empíricas y así corren el ries-go de abandonar todo sistema interpretativo; porotro lado, la teoría crítica europea propicia una lec-tura de la sociedad excesivamente simplificada”.

Es propósito del presente trabajo descartar la pri-mera opción, la que se refiere al reconocimiento delas “manifestaciones empíricas” y apuntar el abor-daje del objeto de investigación hacia la interpreta-ción de la Comunicación del Estado y el caso de Lascaracterísticas de la comunicación político guberna-mental del Estado bonaerense en el siglo XXI.

Con ese objetivo, tomamos como base de inda-gación la tesis de grado denominada “Análisis y ca-racterización del tratamiento periodístico de laTransformación Educativa en la Provincia de BuenosAires”9.

Ese trabajo, en su introducción, cita palabras delentonces gobernador de la provincia de Buenos,Eduardo Duhalde, durante la apertura del 125 pe-ríodo de las sesiones de la Legislatura de la provin-cia de Buenos Aires en 1997, con la intención de se-ñalar la importancia que le otorgó esa gestión allanzamiento de las denominadas políticas de Trans-formación Educativa10.

A partir de la implementación definitiva de esaspolíticas comienza el presente proyecto (2000 -2002), pero el estudio del tratamiento periodísticoque tuvo la Transformación Educativa en los mediosde comunicación se constituye en un aporte signifi-cativo para la definición del problema de investiga-ción.

No obstante, el tema de la comunicación institu-cional y política está en debate en Argentina y entoda América Latina. “La verdad es que está na-ciendo otro tipo de democracia en la que los que

mencionaré en seguida (y cuyoanálisis recojo del crítico WilliamWeaver, The New York Times, 16de julio de 2000) les resultará fa-miliar. En el primer acto de Toscade Puccini tenemos un interesanteejemplo de falta de comunicaciónpública: un pomposo Te Deum,cantado en la iglesia romana deSant’ Andrea Della Valle, celebrala presunta derrota de Napoleónen la batalla de Marengo. He aquíun equívoco: la derrota de Bona-parte es sólo un traspié al co-mienzo de la batalla, pero fue in-terpretado y comunicado comouna derrota. Sin radio ni televisiónsatelital, ni Internet, la noticia deltriunfo napoleónico será conocidarecién medio día después. Ya enel segundo acto todos advertiránque el entusiasmo fue prematuro.Sin duda que una comunicaciónde mejor calidad le hubiera aho-rrado al barón Scarpia el papelónde la algarabía anticipada por unhecho político no confirmado y,peor aún, comunicado errónea-mente y a destiempo. Para evitaresta clase de confusiones y otrastantas se inventó la comunicacióngubernamental...” (ídem 2; pág.,21)4 Suetonio , Los doce Césares,Iberia, Barcelona.5 Montanelli, Indro: Historia deRoma, Globus, Madrid, 1994.6 Comisión Nacional Ejecutiva del150 Aniversario de la Revoluciónde Mayo. La revolución de Mayoa través de los impresos de laépoca, Buenos Aires, 1965.7 “El objetivo de este programa esdifundir los actos de gobierno conel fin de proyectar la imagen delGobierno nacional en el ámbitointerno y externo, como así tam-bién entender en la formulación ycontrol de las políticas de comuni-

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deciden en la suerte de la política tienen valores ypuntos de vista difíciles de entender para los políti-cos y analistas tradicionales. La comunicación polí-tica, en ese contexto, tiene que renovarse y enfren-tar desafíos que no eran usuales en el siglo pasa-do”, opina F. Christopher Arterton, Ph. D11.

Asimismo, vinculada con la relación comunica-ción y política merece citarse la investigación deAníbal Ford, denominada “Los problemas críticosde la agenda contemporánea. Mediaciones, comu-nicación y producción de sentido en la formaciónde la opinión pública y el imaginario social” (2001 -2002).

Un tanto más extemporáneos, aunque referen-tes, aparecen los libros “La Mentira en la propagan-da política y en la publicidad”, de Guy Durandin12;“Populismo y contradicciones de clase en AméricaLatina”, de Gino Germani13 y “La construcción so-cial de la realidad”, de Peter Berger y Thomas Luck-mann14.

Estudios de Comunicación Política

Según Peter Drucker15, el denominado “Papa delManagement”, empresas e instituciones de serviciosólo se diferencian por la forma en que son paga-das. Las primeras, por satisfacer al consumidor: Elpropósito de un negocio no es conseguir el máximobeneficio sino la creación de un cliente. Las segun-das reciben un presupuesto, que llega por una co-rriente de ingresos obtenidos por los impuestos, esdecir, por algo que no está ligado de una forma di-recta a lo que los miembros de la institución estánhaciendo. Este criterio es el que ha servido para dis-tinguir la Comunicación Empresarial de la Institucio-nal y Política. ¿Por qué muchos profesionales prefie-ren el adjetivo “institucional” al de “empresarial”?Les parece que dignifica a ese tipo de comunica-ción, porque acentúa lo permanente de la empresa,lo que está por encima de los cambios que se pro-duzcan. El adjetivo «política» ha tenido más éxito

que «institucional» precisamente por la razón con-traria: resalta los aspectos más dinámicos del Ejecu-tivo, el Legislativo y el Judicial.

Dan Nimmo16 es el autor que más ha impulsadolos estudios de Comunicación Política. En 1981, de-claraba que la Comunicación se remontaba a variossiglos, pero como campo emergente sólo podíamosconsiderarla a partir de los años cincuenta. Por tan-to, era un campo retrasado. Aun así, acogía el pro-ceso que interviene entre las instituciones formalesdel gobierno y la conducta del votante.

En 1990, Anne Johnston17 señaló que en sólodiez años habían aparecido 600 títulos sobre Co-municación Política. Ahora, quizá pasen de mil loslibros escritos sobre esta materia.

El campo de la Comunicación

Partimos del planteamiento fundamental del pa-radigma hermeneútico, en cuanto afirma que noexiste un lenguaje observacional puro; todo lengua-je es interpretación, todo conocimiento es interpre-tación.

Según lo observa Hayek18 “este método interpre-tativo nos da cierta superioridad sobre el científicofísico en el sentido de que tenemos una compren-sión peculiar de nuestro material, porque penetra-mos en su naturaleza en virtud de que nosotrosmismos somos la naturaleza”.

Lo más importante, según esta corriente, es lateorización, el interés en datos cualitativos, el re-chazo a lo cuantitativo y el manejo crítico del len-guaje.

Se trata, entonces, de “arribar a un conocimien-to objetivo a través de un conocimiento consensua-do, dándole un mayor peso no a lo que es, sino a lainterpretación de lo que es19”.

Es todavía particularmente difícil definir el áreaespecífica de la Comunicación como campo discipli-nar. Es también compleja la indagación de los pro-cesos de Comunicación.

cación social de esta Secretaria(de Prensa y Difusión)”.8 Mouchon, Jean: Política y Me-dios. Los poderes bajo influencia,Gedisa, Barcelona, 1998.9 Realizada por Paula Pedelaborde,Cintia Abramsonas, Marcela Milo-ne y R. Claudio Gómez, alumnosde la Facultad de Periodismo y Co-municación Social de la Universi-dad Nacional de La Plata y apro-bada como Tesis de Grado para laLicenciatura en Comunicación So-cial en 1999.10 “Durante la apertura de laAsamblea Legislativa en 1997, elentonces gobernador de la provin-cia de Buenos Aires, Eduardo Du-halde, eligió un discurso con unmensaje especial. Se abstuvo dehacer el acostumbrado repaso porlas políticas de la gestión y dirigiósus palabras a consolidar ante elauditorio una única idea: “Inaugu-ramos hoy el 125 período de se-siones ordinarias de nuestra Legis-latura. A diferencia de años ante-riores, en que rendimos cuenta dela labor realizada y de los proyec-tos a ejecutar por todas las áreasde gobierno, hoy quiero aprove-char este mensaje para referirmeexclusivamente a un tema al queasigno un valor trascendental parael futuro de todos los bonaeren-ses. Se trata de la TransformaciónEducativa”.11 Ibídem 1.12 Durandin, Guy, La mentira en lapropaganda política y en la publi-cidad, Paidós, Barcelona, 1982.13 Germani, Gino, Populismo ycontradicciones de clase en Améri-ca Latina, México D.F.: Era, 1977.14 Berger, Peter y Luckmann, Tho-mas, La construcción social de larealidad, Amorrortu, Buenos Ai-res, 1972.15 Drucker, Peter, La gerencia.

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Cuando hablamos de procesos de comunica-ción, referimos a prácticas sociales atravesadas porexperiencias de Comunicación. “Prácticas socialesfactibles de ser reconocidas como espacios de inte-racción entre sujetos en los que se verifican proce-sos de producción de sentido, de creación y recrea-ción de significados20”.

En ese sentido, vale considerar la opinión deanalistas e investigadores que sostienen que no esposible analizar hoy las prácticas sociales y de las or-ganizaciones sin contar con el aporte de la Comu-nicación. Sin embargo es importante advertir la ne-cesaria vinculación de otras disciplinas que (comple-mentaria o transversalmente) concurren en la inda-gación de los procesos de comunicación.

Por caso, Martín Barbero acude la importanciade “pensar los procesos de comunicación desde lacultura, significa dejar de pensarlos desde las disci-plinas y desde los medios. Significa romper con laseguridad que proporcionaba la reducción de laproblemática de comunicación a la tecnologías”21.

Y es cierto que la Comunicación como procesoha sido observada desde diferentes disciplinas. Ytambién es verdad que ha sido pensada desde elfuncionamiento y características de los medios queintervienen en el proceso.

Se trata aquí de indagar los procesos de comuni-cación que se producen desde el Estado y, concre-tamente, los que se producen desde la gestión delsistema educativo de la provincia de Buenos Airesen el siglo XXI.

La mirada sobre la Comunicación del Estado noes, por supuesto, nueva. Pensar en Maquiavelo22 esrecordar una forma de análisis de la Comunicacióndel Estado.

En efecto, Georges Sabine entiende que “Ma-quiavelo, en una época en que se estaban derrum-bando las instituciones feudales y surgiendo condeslumbradora rapidez de las nuevas estructurassociales y políticas, vio, como ningún otro pensadorpolítico de su tiempo, la tendencia de la evolución

política y la significación y contenido de la organi-zación política moderna. Él utilizó por primera vezla palabra ‘estado’ para designar al poder organiza-do de tipo nacional23”.

¿Qué otra cosa es “El Príncipe” sino una teoríadel Poder y complementariamente una técnicaacerca del uso de la Comunicación desde el Estado?

Sobre todo en el capítulo XXI de la obra, titulado“Qué debe hacer un príncipe para adquirir buena fa-ma”, Maquiavelo advierte sobre la necesidad de do-tar al poder de estrategias para comunicar su imagen.

Hoy no parece posible una indagación de lasprácticas sociales y de las organizaciones sin consi-derar a la Comunicación como campo.

El objeto de las ciencias sociales “es siempre unobjeto histórico, es decir, que el propio conocimien-to a que aspiramos, el conocimiento científico, esuna realidad material (una práctica humana) que semodifica y cambia por la propia de los que, produ-ciéndola, hacen ciencia”.

Sin embargo, esto supone la existencia de presu-puestos teóricos “que sirven de apoyatura a las téc-nicas que permiten luego el reconocimiento de larealidad expresada en las prácticas sociales y hacenposible la intervención en las mismas. En el caso dela comunicación (también en psicología y en la so-ciología, para mencionar otros campos) es necesa-rio hablar de “ciencias en proceso de desarrollo” (adiferencia de la ciencia consolidada)”.

De tal forma, la indagación a la Comunicaciónremite en este caso a la indagación sobre un obje-to cerrado a la manera de las ciencias duras, sino aprácticas sociales, en definitiva a un objeto no deli-mitado que cambia por la propia praxis humana.Ubicarlo en su contexto social probablemente ayu-dará a interpretarlo. Aquí el elemento cualitativoconstituye lo esencial de lo que se investiga.

Bibliografía

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Buenos Aires: Editorial Ateneo,Buenos Aires, 1975.16 Nimmo, Dan N. y Sanders, K.R., Manual de Comunicación Po-lítica, Sage, Beverly Hills, 1972. 17 Johnston, Anne , Trends in Poli-tical Communication: A SelectiveReview of Research in the 1980s.En Swanson y Nimmo, 1990.18 Hayek, Frederich, Scientism andthe Study of Society. Económica.19 Orozco Gómez, Guillermo, Lainvestigación en comunicacióndesde la perspectiva cualitativa,Ediciones de Periodismo y Comu-nicación, FPyCS, UNLP , La Plata,1996.20 Uranga, Washington, “Gestio-nar desde la comunicación, ges-tionar procesos comunicaciona-les”, en revista Oficios TerrestresN° 9/10, pág. 99. FPyCS, Argen-tina, 2001.21Barbero, Martín : De los mediosa las mediaciones, Gustavo Gilli,1997.22 Maquiavelo, Nicolás , 1496-1527.23 Sabine, Georges H., Historia dela Teoría Política, F.C.E, México,1945.

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Por Damián Loreti

Abogado. Director de la Carrera

de Ciencias de la Comunicación

de la Facultad de Ciencias

Sociales de la Universidad de

Buenos Aires, Argentina.

Profesor de Derecho a la

Comunicación, Universidad de

La Plata Profesor de Derecho a

la Información, Universidad de

Buenos Aires, Argentina.

Profesor de la Cátedra UNESCO

Libertad de Expresión de la

UNLP. Asesor Letrado de la

Asociación Periodistas para la

defensa del periodismo

independiente y de la Federación

Argentina de Trabajadores de

Prensa. Consultor del Programa

de Legislaciones y Derecho de la

Comunicación de AMARC

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La legislación para la radiodifusión debe ser com-patible con los principios internacionales de los

derechos humanos.Habitualmente, la radiodifusión ha sido conside-

rada en un segundo plano respecto de la libertadde prensa y del derecho a la información, en el en-tendimiento erróneo de que se trata de un serviciomeramente comercial o que sus cuestiones son me-ramente técnicas.

De hecho, muy raramente quienes se ocupan delestudio del derecho constitucional se detienen aanalizar la importancia de las regulaciones existentesen materia de radiodifusión. Tampoco en los cursossobre derecho administrativo es estudiado el tema.

Hoy, en los albores de un nuevo gobierno, retor-na con fuerza la discusión sobre la necesidad decambiar la ley de radiodifusión heredada de la Dic-tadura Militar y que sólo recibiera remiendos.

La intención de este trabajo -y de allí su oportu-nidad- es tratar de poner en el tapete algunos prin-cipios de la normativa internacional (particularmen-te del Sistema Interamericano) de derechos huma-nos a fin darle a la radiodifusión la importancia nor-mativa que se merece y que su futura legislaciónsea compatible con tales principios. El Estado estáobligado a cumplirlos.

Partiremos, entonces, de la base de que estamoshablando de una actividad por la que se ejerce elderecho contemplado en el art. 13 de la Conven-ción Americana de Derechos Humanos (CADH), yaque el hecho de que se realice por un medio técni-co distinto al papel, no debe resultar impedimentopara reconocerlo como tal.

¿Qué es la actividad radiodifusora?

A esta pregunta le pueden caber, obviamente enforma interesada, varias respuestas. Algunas deellas tendrán relación con qué tipo de servicio sonlos servicios de radiodifusión. Otras, quizá en formaprevia, se referirán a una especie dentro del género

de las radiocomunicaciones, lo cual permitirá redu-cir a la actividad a una de las tantas formas de “te-lecomunicaciones”.

Esta clasificación no tendría mayor importancia,en la medida en que la ubicación en esta descrip-ción sometería a la actividad a las mismas conside-raciones de la telefonía, o el correo.

De acuerdo a nuestro entendimiento, la radiodi-fusión es el ejercicio de la libertad de prensa por unsoporte tecnológico diferente del papel.

Así las cosas, nos mueve la convicción de que es-tamos ante una particular forma de ejercicio de la li-bertad de expresión y que debe primar -a la hora delas clasificaciones- el contenido y no el continente olos mecanismos de transmisión de información.

En otras palabras, se trata de darle a la comuni-cación social por medios electrónicos la jerarquíaque realmente debe tener: se trata del ejercicio dela libertad de expresión y prensa por medio de unsoporte tecnológico distinto que no debe servir deexcusa para limitar su ejercicio sustancial.

Breve análisis del alcance del art. 13 de la Convención Americana

Sintéticamente, nuestro afán es demostrar quela radiodifusión está plenamente encuadrada en elejercicio del derecho a la información y que toda

La ley de radiodifusión argentina y su incompatibilidad con los principios internacionales de los derechos humanos

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forma de regulación para su acceso debe ser anali-zada a la luz de la Convención Americana.

Para ello, enfatizaremos la letra y la interpreta-ción de la Convención Americana de modo autén-tico por su texto y por expresiones de la ComisiónInteramericana y de la Corte.

El inciso 1 señala que “Toda persona tiene dere-cho a la libertad de pensamiento y de expresión. Es-te derecho comprende la libertad de buscar, recibiry difundir información e ideas de toda índole, sinconsideración de fronteras, ya sea oralmente, porescrito o en forma impresa o artística, o por cual-quier otro procedimiento de su elección”.

Este texto nos conduce con toda claridad a la de-terminación explícita de dos principios de universa-lidad.

Uno de ellos es el que nos orienta a la universali-dad de los sujetos. Cuando la Convención America-na se dice “toda persona” no hace exclusiones deninguna naturaleza ni condiciones. De hecho, tam-poco establece formas de discriminación positiva onegativas vinculadas a la forma de organización.

El otro principio de universalidad se da de acuer-do a los medios. La libertad de elección del procedi-miento para el ejercicio de este derecho ratifica elprincipio de que “todo medio” está alcanzado o am-parado por el art. 13, dada su condición de soportetecnológico y continente de los mensajes cursadospor quienes informan a quienes son informados.

El inciso 3 reza: “No se puede restringir el dere-cho de expresión por vías o medios indirectos, talescomo el abuso de controles oficiales o particularesde papel para periódicos, de frecuencias radioeléc-tricas, o de enseres y aparatos usados en la difusiónde información o por cualesquiera otros medios en-caminados a impedir la comunicación y la circula-ción de ideas y opiniones”.

La Corte ha sentado el amplio alcance y carácterdel derecho a la libertad de expresión amparado eneste artículo: “El artículo 13 establece dos aspectosdistintivos del derecho a la libertad de expresión.

Este derecho incluye no sólo la libertad de expresarpensamientos e ideas, sino también el derecho y lalibertad de procurarlas y recibirlas”. Al garantizar si-multáneamente los derechos a expresar y recibir ta-les expresiones, la Convención fomenta el libre in-tercambio de ideas necesario para un debate públi-co efectivo en la arena política.

La Corte concluyó además que la ConvenciónAmericana es más generosa en su garantía de la li-bertad de expresión y menos restrictiva de este de-recho que las disposiciones pertinentes de la Con-vención Europea para la Protección de los DerechosHumanos y las Libertades Fundamentales y que elPacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Po-líticos.

Esto es particularmente significativo si se consi-dera que la Corte Europea ha afirmado reiterada-mente que la libertad de expresión es uno de los“fundamentos esenciales de una sociedad demo-crática”.

El consenso observado en los órganos de dere-chos humanos de América y de Europa pone demanifiesto que la protección de la libertad de expre-sión como elemento indispensable de la democra-cia se encuentra perfectamente fundamentada enel derecho internacional.

Al protegerse este derecho conforme lo estipulael artículo 13 de la Convención, la Corte no ha he-cho más que reforzar el propósito de la Conven-ción, que es el de crear un sistema de “libertadespersonales y justicia social” dentro del “marco delas instituciones democráticas”. Resulta evidenteque el derecho a la libertad de expresión y pensa-miento garantizado por la Convención está indiso-lublemente vinculado a la existencia misma de unasociedad democrática. Es más, la plena y libre dis-cusión evita que se paralice una sociedad y la pre-para para las tensiones y fricciones que destruyenlas civilizaciones. Una sociedad libre, hoy y mañana,es aquélla que pueda mantener abiertamente undebate público y riguroso sobre sí misma.

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Dice la Corte Interamericana de Derechos Huma-nos en la Opinión Consultiva 5/85 “...en principio lalibertad de expresión requiere que los medios de co-municación estén virtualmente abiertos a todos sindiscriminación o, más exactamente, que no haya in-dividuos o grupos que a priori, estén excluidos delacceso a tales medios, exige igualmente ciertas con-diciones respecto de estos, de manera que, en lapráctica, sean verdaderos instrumentos de esa liber-tad y no vehículos para restringirla. Son los mediosde comunicación social los que sirven para materia-lizar el ejercicio de la libertad de expresión, de talmodo que sus condiciones de funcionamiento de-ben adecuarse a los requerimientos de esa libertad.Para ello es indispensable la pluralidad de medios yla prohibición de todo monopolio respecto de ellos,cualquiera fuera la forma que pretenda adoptar...”.

Se ve también recogida esta tesitura de universa-lidad de medios y sujetos por la Corte Interamerica-na de Derechos Humanos, cuando subraya, conarreglo al art. 13 del Pacto antes transcripto, las di-mensiones individuales y sociales de la libertad deexpresión: “así como comprende el derecho de ca-da uno a tratar de comunicar a los otros sus propiospuntos de vista implica también el derecho de to-dos a conocer opiniones y noticias. Para el ciudada-no común tiene tanta importancia el conocimientode la opinión ajena o de la información que dispo-nen otros como el derecho a difundir la propia”... ytambién: “La libertad de prensa no se agota en elreconocimiento teórico del derecho a hablar o es-cribir, sino que comprende, inseparablemente, elderecho a utilizar cualquier medio apropiado paradifundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayornúmero de destinatarios...” (Opinión Consultiva5/85, Cons. 31).

Asimismo, la Corte Interamericana entiendeque: “Cuando la Convención proclama que la liber-tad de pensamiento y expresión comprende el de-recho de difundir informaciones e ideas ‘por cual-quier... procedimiento’, está subrayando que la ex-

presión y la difusión del pensamiento y de la infor-mación son indivisibles, de modo de que una res-tricción de las probabilidades de divulgación repre-senta directamente, y en la misma medida, un lími-te al derecho de expresarse libremente” (OpiniónConsultiva OC-5/85, Cons. 31).

“Las dos dimensiones mencionadas (supra 30)de la libertad de expresión deben ser garantizadassimultáneamente. No sería lícito invocar el derechode la sociedad a estar informados verazmente parafundamentar un régimen de censura previa supues-tamente destinado a eliminar las informaciones queserían falsas a criterio del censor. Como tampocosería admisible que, sobre la base de derecho a di-fundir informaciones e ideas, se constituyeran mo-nopolios públicos o privados sobre los medios decomunicación para intentar moldear la opinión pú-blica desde un solo punto de vista”. (Opinión Con-sultiva OC-5/85, Punto 33).

En igual sentido se ha expresado la Comisiónrespecto a la importancia de los medios de radiodi-fusión y su inclusión en los ámbitos de la universa-lidad reconocida por el artículo 13 de la CADH.

Dice al respecto la Comisión Interamericana deDerechos Humanos (CIDH) en su Declaración dePrincipios sobre la Libertad de Expresión aprobadaen su 108º Período de sesiones (octubre 2000):

12. Las asignaciones de radio y televisión debenconsiderar criterios democráticos que garanticenuna igualdad de oportunidades para todos los indi-viduos en el acceso a los mismos.

13. La utilización del poder del Estado y los recur-sos de la hacienda pública; la concesión de preben-das arancelarias; la asignación arbitraria y discrimi-natoria de publicidad oficial y créditos oficiales; elotorgamiento de frecuencias de radio y televisión,entre otros, con el objetivo de presionar y castigar opremiar y privilegiar a los comunicadores sociales y alos medios de comunicación en función de sus líneasinformativas, atenta contra la libertad de expresióny deben estar expresamente prohibidos por la ley.

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En aplicación de estos principios, en marzo de2001, la CIDH elaboró un informe sobre derechoshumanos en Paraguay que establece un anteceden-te para toda la región. En una de las tres recomen-daciones planteadas al gobierno paraguayo esta-blece “la necesidad de aplicar criterios democráti-cos en la distribución de las licencias para las ra-dioemisoras y canales de televisión. Dichas asigna-ciones no deben ser hechas basadas solamente encriterios económicos, sino también en criterios de-mocráticos que garanticen una igualdad de oportu-nidad al acceso de las mismas” 1-2

De tal modo, creemos que queda de manifiestoque nuestra tesis sobre el amparo a la radiodifusiónde los términos del art. 13 de la CADH está acredi-tada en cuanto:a. Se la considera como uno de los medios de ejer-cicio del derecho de recibir, difundir e investigar in-formaciones y opiniones.b. No existe ninguna cláusula que admita discrimi-naciones en el acceso a la actividad.c. Antes bien, la interpretación auténtica de la Cor-te señala que “La libertad de prensa no se agota enel reconocimiento teórico del derecho a hablar o es-cribir, sino que comprende, inseparablemente, elderecho a utilizar cualquier medio apropiado paradifundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayornúmero de destinatarios”.d. La Comisión Interamericana ha dicho que la ad-ministración arbitraria de las frecuencias es violato-ria de la Convención y debe estar prohibida por laley.

Sobre las frecuencias

Es particularmente importante destacar cuál esla naturaleza del objeto preciado en la actividad ra-diodifusora, y respecto de la facilidad o no a su ac-ceso se debe debatir a fin de considerarlo como unindicador de efectivo respeto a los derechos huma-nos. Ellas son las frecuencias.

La reglamentación internacional sobre este tópicosurge de los Convenios de la Unión Internacional deTelecomunicaciones (UIT), cuyo articulado específico,en la Recomendación 2 de la Resolución 69 UIT (in-corporada a los Acuerdos de Ginebra de diciembre1992 en Kyoto durante 1994) se expone: “teniendoen cuenta la Declaración de Derechos Humanos de1948, la Conferencia de Plenipotenciarios de laUnión Internacional de las Telecomunicaciones, cons-ciente de los nobles principios de la libre difusión dela información y que el derecho a la comunicación enun derecho básico de la comunidad RECOMIENDA: alos estados parte que faciliten la libre difusión de in-formación por los servicios de telecomunicaciones”.

En el artículo 1 apartado 11 se establece en laConstitución de la UIT que: “la Unión efectuará laatribución de frecuencias del espectro radioeléctri-co y la adjudicación de frecuencias radioeléctricas yllevará el registro de las asignaciones de las frecuen-cias y las posiciones orbitales asociadas en la órbitade los satélites geoestacionarios, a fin de evitar to-da interferencia perjudicial entre las estaciones deradiocomunicación de los distintos países”.

En el artículo 44 inciso 1 (apartado 195) se men-ciona que: “Los (Estados) procurarán limitar las fre-cuencias y el espectro utilizado la mínimo indispen-sable para obtener el funcionamiento satisfactoriode los servicios necesarios. A tal fin se esforzaránpor aplicar los últimos adelantos de la técnica”. Enel inciso 2 (apartado 196): “En la utilización de ban-das de frecuencias para las radiocomunicaciones,los Miembros tendrán en cuenta que las frecuen-cias y la órbita de los satélites geoestacionarios sonrecursos naturales limitados que deben utilizase deforma racional, eficaz y económica, de conformidadcon lo establecido en el Reglamento de Radiocomu-nicaciones, para permitir el acceso equitativo a estaórbita y a esas frecuencias a los diferentes países ogrupos de países, teniendo en cuenta las necesida-des especiales de los países en desarrollo y la situa-ción geográfica de determinados países”.

1- 2 Recomendaciones en el mismosentido fueron presentadas al gobierno de Guatemala en abrildel mismo año.

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Sin embargo, según las recomendaciones de laUIT incluidas en el Libro Azul de Políticas de Teleco-municaciones para las Américas: “Cuando la esca-sez del espectro no constituye una preocupación ycuando es posible un ingreso ilimitado y se ha dealentar un mercado de plena competencia, podránno requerirse licencias individuales. Podría ser sufi-ciente un mero registro o licencia de clase” (Cap.VIII, 1996).

A nuestro criterio, entonces, es indudable quelas frecuencias no pueden ser objeto dominial delos Estados, y que la administración de las mismasestá sujeta desde el punto de vista técnico a los re-glamentos de la UIT, y desde el punto de vista jurí-dico y político a las Convenciones y Declaracionesde Derechos Humanos y sus interpretaciones autén-ticas por los órganos institucionales de los Sistemasde Protección establecidos. En el caso que nos ocu-pa, la Convención Americana, la Declaración dePrincipios de la CIDH y las sentencias y opinionesconsultivas de la Corte Interamericana.

Doctrinariamente, compartimos que: “...El de-bate acerca de la naturaleza jurídica de la órbitageoestacionaria y del espectro de frecuencias tocaa su fin. Se halla adecuadamente regulada por elTratado del Espacio y el Convenio Internacional deTelecomunicaciones (CIT)... De las largas delibera-ciones registradas en los últimos años, luce con mu-cho contenido jurídico el art. 33 del CI T que con elajuste alcanzado en Nairobi se interpreta como fór-mula ajustada al principio del patrimonio común dela humanidad. Este principio, que va ganando pro-gresivamente las nuevas expresiones del derechointernacional, lo enuncié y lo expliqué por primeravez, como doctrina y procedimiento en la Universi-dad de Innsbruck en 1954. En lo específico, lo ex-tendí en 1976, en la Universidad de Hawai al espec-tro de radiofrecuencias3... Como concepto jurídicoes aceptado en el derecho energético internacional,derecho ambiental internacional y derecho infor-mático internacional. Como principio ha sido incor-

porado en convenios relativos al derecho culturalinternacional y al derecho internacional del mar”.4

En este marco de análisis, el modo de funciona-miento de las señales satelitales de recepción direc-ta son una muestra acabada de que los Estados Na-cionales coordinan entre ellos el modo de asignarlas frecuencias a los distintos servicios y canales. Enel mismo sentido ocurre con las señales satelitalesque transportan contenidos que luego son distri-buidos a los usuarios por operadores locales.

Igualmente ocurre con los tratados bi o multipar-titos de asignaciones de frecuencias por región. Siexistiera dominio público sobre el espectro, las cosasestarían ocurriendo al revés. Tendrían que ceder algoque no está sobre su territorio para poder asignarselas frecuencias que habrán de utilizarse en el país.

Por último, las resoluciones de UNESCO sobre li-bre recepción de señales satelitales recaídas enAsamblea General en la que se plasma el reempla-zo de la política de autorización previa por el delaviso previo adoptadas por la Res. UNESCO 37/92no tendrían andamiento fáctico alguno.

Además, si los tratados adjudican derechos deadministración, quién le permite adueñarse a los es-tados de algo que le prestan para que administre enforma coordinada por regiones. Nada indica, en-tonces, que los Estados tengan el derecho de admi-nistrar el espectro de frecuencias como si fuera desu propiedad.

Otros derechos humanos involucrados

En el marco de la discusión sobre el acceso a lasfrecuencias como soporte para el ejercicio del dere-cho a la información, hemos verificado la existenciade impedimentos de distinta naturaleza en las dis-tintas legislaciones y que -entendemos- violentan(además del previsto en el art. 13 de la Convención)otros derechos humanos reconocidos y explicitadosen los cuerpos normativos del Sistema Interamerica-no de Protección.

3 Cocca, Aldo: The Radiospectrumresource as a common heritage ofmankind. University of Hawai1.976.4 La condición humana en las co-municaciones. Aldo Cocca, Revis-ta el Derecho, Buenos Aires, Ar-gentina, T. 126, pág. 785

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La obligación de constituirse como sociedad co-mercial para la prestación de la radiodifusión, aligual que las limitaciones de contenidos, potencias,fijación de umbrales técnicos inalcanzables, siste-mas de adjudicaciones basados en posicionamien-tos o capacidades económicas, o cercenamientospara la obtención de recursos genuinos por la acti-vidad desarrollada violentan los siguientes derechoshumanos:

1. A la libertad de asociación del artículo 16 cu-yo texto pertinente establece. “Todas las personastienen derecho a asociarse libremente con finesideológicos, políticos, económicos, laborales, socia-les, culturales, deportivos o de cualquiera otra índo-le. El ejercicio de este derecho sólo puede estar su-jeto a las restricciones previstas por la ley que seannecesarias en una sociedad democrática, en interésde la seguridad nacional o del orden público o pa-ra proteger la salud o la moral públicas o derechosy libertades de los demás”.

2. A la igualdad ante la ley. Por lo que el art. 24de la CADH señala: “Todas las personas son igualesante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sindiscriminación, a igual protección de la ley”.

3. Al derecho al trabajo (art. 6 Protocolo de Dere-chos Económicos y Sociales de San Salvador): “Todapersona tiene derecho al trabajo, el cual incluye laoportunidad de obtener los medios para llevar unavida digna y decorosa a través del desempeño de unaactividad lícita libremente escogida o aceptada”.

4. A la no discriminación (art. 3 del mismo Pro-tocolo): “Los Estados partes en el presente protoco-lo se comprometen a garantizar el ejercicio de losderechos que en él se enuncian, sin discriminaciónalguna por motivo de raza, color, sexo, idioma, reli-gión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,origen social o nacional, posición económica, naci-miento o cualquier otra condición social”.

5. A gozar de los beneficios de la cultura en tan-to resguarda la protección de intereses morales ymateriales de la autoría de creaciones científicas, li-

terarias o artísticas y a respetarse la indispensable li-bertad para la investigación científica y la actividadcreadora (art. 14 Protocolo de San Salvador).

6. A la protección y amparo de los términos fija-dos en los puntos 12 y 13 de la Declaración de Prin-cipios de Libertad de Expresión de la CIDH de su108º Período de Sesiones.

De tal modo, las exclusiones a sectores determi-nados de la sociedad civil por el sólo hecho de suconformación jurídica presenta un grado de viola-ciones a los derechos humanos en el sistema intera-mericano que excede de las previsiones vinculadasa la libertad de expresión, al igual que las restriccio-nes en materia de contenido, alcance y financia-miento por esa misma causa. En esta línea, algunospasos se van logrando.

En su informe anual del año 2002, aprobado porla Comisión Interamericana de Derechos Humanos,la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA in-cluyó entre sus capítulos uno referido a estos tópi-cos diciendo:

“43. Dada la importancia que pueden tener es-tos canales de ejercicio de la libertad de expresióncomunitarias, resulta inadmisible el establecimientode marcos legales discriminatorios que obstaculizanla adjudicación de frecuencias a radios comunita-rias. Igualmente preocupante resultan las prácticasque, aún en los casos de funcionamiento en el mar-co de la legalidad, importan amenazas de cierre in-justificadas, o incautación arbitraria de equipos.

44. Dicho esto, hay un aspecto tecnológico queno debe ser dejado de lado: para un mejor uso delas ondas de radio y televisión del espectro radioe-léctrico, la Unión Internacional de Telecomunicacio-nes (UIT), distribuye grupos de frecuencias a los paí-ses, para que se encarguen de su administración ensu territorio, de forma que, entre otras cosas, se evi-ten las interferencias entre servicios de telecomuni-caciones.

45. Por lo expresado, la Relatoría entiende quelos Estados en su función de administradores de las

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ondas del espectro radioeléctrico deben asignarlasde acuerdo a criterios democráticos que garanticenuna igualdad de oportunidades a todos los indivi-duos en el acceso a los mismos. Esto precisamentees lo que establece el Principio 12 de la Declaraciónde Principios de Libertad de Expresión”.

Así también, una declaración conjunta de lostres relatores de Libertad de Expresión (de la OEA,de la ONU y el Representante de la Organización deSeguridad y Cooperación en Europa para la Liber-tad de los Medios de Comunicación (OSCE)) realiza-da en Noviembre de 2001, titulada “Desafíos a laLibertad de Expresión en el Nuevo Siglo” se ex-pide sobre el punto diciendo:

Radiodifusión:- La promoción de la diversidad debe ser el objetivoprimordial de la reglamentación de la radiodifusión;la diversidad implica igualdad de género en la ra-diodifusión e igualdad de oportunidades para el ac-ceso de todos los segmentos de la sociedad a lasondas de radiodifusión;- Las entidades y órganos gubernamentales que re-gulan la radiodifusión deben estar constituidos demanera de estar protegidos contra las injerenciaspolíticas y comerciales;- Deben adoptarse medidas efectivas para evitaruna concentración indebida de la propiedad en losmedios de comunicación.

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“Y eso que se imagina traiciona lo narrado y creaotro mundo. El plus de lo nuevo le permite a su vezmediar en la cultura y recibir y dar para volver acontar: “... Había una vez...otro”. Transmite un nue-vo nombre y lo establece en una cadena significan-te, allí se inscribe junto a los anteriores y los quevendrán, como heredero y transmisor”

M. Becharea. 2

Este trabajo intenta aportar algunas reflexionesque dan cuenta de los lugares desde los que

creamos y llevamos adelante nuestra mirada. Esta práctica teórica nos permite indagar las re-

territorrializaciones emergentes, los procesos deconstitución de sujetos y la producción de sentido,en torno a la ciudad como formadora/educadora,considerando como aspectos claves las nuevas for-mas que adquiere la politicidad, atendiendo en par-ticular a las organizaciones que agrupan a nuevossujetos urbanos3.

La producción de conocimiento en coordenadas entransformación

Asumir la pregunta no como ignorancia sino co-mo potencia, con la única certeza: lo parcial y noneutral de una búsqueda que está orientada por in-tereses e inquietudes, y además está marcada porlas condiciones epistemológicas, políticas, ideológi-cas, históricas, en que es elaborada.

¿Cómo abordar un enfoque comunicacional dela problemática de la cultura y de los procesos for-mativos dando cuenta de su densidad? Cómo darun salto a la expertización? ¿Cómo historizar el ca-rácter normativo, predictivo o crítico del vínculo en-tre cultura y sociedad para abordar la comunica-ción? ¿Cómo trazar un recorrido que de cuenta deun conjunto de reflexiones que reconocen que laproducción de conocimiento está atravesada de la-do a lado por una serie de intereses implícitos y ex-plícitos?

Vivimos en este período a profundos procesosde transformación que provocan constantementenuevos modos de comunicación, cambios en lo so-cial, cultural y subjetivo; procesos de desterritorria-lización y reterritorrialización; migraciones, frag-mentaciones y reagrupación social; transformacio-nes en los sujetos y formas de constitución de iden-tidades; modos de subjetividad y de institucionali-dad; de la relación inclusión / exclusión; de lo públi-

De comunicación/cultura/formación... Preguntas, problemas y la producción

de conocimiento1

Magalí Catino*

Alfredo Alfonso**

*Docente e investigadora de la

FPyCS de la UNLP. Profesora

Adjunta Ordinaria a cargo de la

titularidad del Seminario sobre

Transformaciones Culturales y

Educación. Profesorado en

Comunicación Social. FP y CS,

UNLP.

**Docente e investigador de la

FPyCS de la UNLP. Director del

proyecto de investigación

“Reterritorializaciones

emergentes. Nuevas formas de

politicidad e identificaciones

constitutivas de sujetos”, FP y

CS, UNLP. Profesor Titular de la

cátedra Comunicación y teorías

II, FP y CS, UNLP.

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co y lo privado; de lo político y la política; el podery la hegemonía. Se trastocan y redefinen nuestrostiempos y formas de socialidad y las maneras enque damos sentido a la vida cotidiana. Lo exiguoaparece dando visibilidad tanto a las dimensionesmicro y macro como a los procesos de transforma-ción. Es necesario pensar en un horizonte en el quela producción de conocimiento sitúe de maneracentral la pregunta, la problematización, la incerti-dumbre. Esto genera y aproxima un recorrido queno cierra en aseveraciones definitivas, sino que jus-tamente plantea lo contrario, la revisión de las ma-neras en que construimos y naturalizamos nuestraproducción de conocimiento y nuestras manera deintervenir. Esto no significa relativizar sino historizar.El reto es tratar de construir una mirada que proble-matice y genere una revisión de los objetos proble-mas del campo de lo humano/social de manera talde poder identificar aquellos núcleos que nos inter-pelan en la construcción de un abordaje desde lacomunicación /cultura.

De esta manera se asume la inversión del eje dis-ciplinar y de la experticidad, de tal manera que, laproducción de conocimiento emerja desde los inte-rrogantes de los campos materiales, de la práctica,de los lugares que nos interpelan sobre nuestrosmodos de conceptualización y reflexión. Asumir laprovocación de lo que para N.R. Hanson es cons-truir el paradigma del observador “...el hombre queve en objetos familiares lo que nadie ha visto ante-riormente”. El lugar de producción que se define sesitúa en valorar la propia producción de significan-te en su doble dimensión epistemológica objetiva ysubjetiva.

Esto nos lleva a la necesaria apertura de loscampos disciplinares más allá de los espacios deconfiguración y a intentar trazar las coordenadasdesde un lugar que reconoce en los mismos la ca-pacidad de producción de “textos” culturales, sindejar de considerar su dimensión como prácticapolítica.

De las coordenadas a las preguntas

¿Por dónde pasan los procesos de formación delos sujetos y la producción de sentido acerca de la vi-da y del mundo, a partir de la movilidad social, delos procesos emergentes? ¿Cuáles son los lugares dereferencialidad, donde están las discontinuidades yrupturas las resistencias y los conflictos? ¿Cuáles sonlos lenguajes y las prácticas sociales y culturalesemergentes, alternativas y si estas tienden a repro-ducir o transformar las relaciones sociales vigentes,si contribuyen a fortalecer el conformismo social o ainstituir distintas formas de oposición posibles de ar-ticularse en acciones de resistencia?

¿Cuáles son las características de organizaciónde los espacios sociales emergentes constituidos apartir de nuevas formas de lazo social? ¿Qué senti-dos propios inscriben y cómo constituyen la relacióncon los otros? ¿De qué manera se configuran lasprácticas y sentidos tanto formativos como políti-cos, cómo y cuáles son las formas de reterritorriali-zación de estos movimientos? ¿Cuál es el tipo an-tropológico de sujeto que se está produciendo?

La certeza permite ordenar una mirada sobre elmundo pero también obtura la posibilidad de emer-gencia de otras. No involucra esto asumir un desan-claje total ya que esto obturaría toda posibilidad deproducción de conocimiento, sino por el contrario,asumir la necesaria revisión y vigilancia epistemoló-gica de esos lugares.

Cabe aclarar también que las coordenadas denuestras preguntas asumen una inversión, el espa-cio/tiempo no es la institucionalidad sino justamen-te el de los procesos sociales emergentes, de aque-llos disruptivos y conflictivos, aquellos que dancuenta de la resistencia, del no cierre, que muestrande la manera más cruda y evidente los procesos ins-tituyentes de creación y de potencia, así como losde reproducción y clausura.

Por otra parte, se aborda la pregunta por la for-mación del sujeto, es decir el problema de la cultu-

1 En este sentido se recupera elpensamiento de H. Zemelman es-pecialmente en su desarrollo so-bre el tema en el libro “Conversa-ciones didácticas”.2 “Del recuerdo a la voz: narración,experiencia y transmisión”. RevistaEnsayos y Experiencias N°40 Entregeneraciones. Ediciones Noveda-des Educativas. Setiembre / Octu-bre de 2001. Año 8.3 Por este motivo se ha optadopor investigar tipos de organiza-ciones que agrupan, constituyen-do a los sujetos urbanos, en y conlas cuales esos sujetos se identifi-can y a partir de las que desarro-llan novedosas modalidades depoliticidad: el Movimiento Mur-guero y el Movimiento Piquetero,además de elaborar un mapa, ba-jo la metodología del cartografia-do, de nuevas formas asociativascomunitarias productivas en laciudad de La Plata. El períodoabarcado es el de 2000-2002.

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ra y de la producción de sentido. En este sentido, serecupera que el problema y la importancia de la for-mación radica no sólo por la posibilidad de consti-tución del sujeto en todos los planos del quehacerhumano sino centralmente, como plantea LizarragaBernal “porque plantea el reto de las direccionalida-des potenciales de la formación, las cuales se hanconvertido en espacios de confrontación, lucha yhegemonía según las diversas clases sociales, inte-reses ideológicos y procesos de alienación derivadosde las instancias de poder”.

Los lugares de conceptualización

Las reflexiones que siguen a continuación portanuna serie de limitaciones, no pretenden ser un exa-men exaustivo ni erudito de algunas categorías con-ceptuales centrales sino que por el contrario asumenla arbitrariedad de una revisión con sentido. Las mis-mas son más que liminares, introductorias.

El advenimiento y avance de la modernidad pue-de mirarse desde distintos lugares y puede significarmuchas cosas. Sin embargo hay algo que sobresalecomo atributo particularmente de las demás carac-terísticas: la transformación del espacio y el tiempoy su relación. La modernidad empieza cuando se se-paran entre sí y de la práctica vital el espacio y eltiempo, y pueden ser teorizados como categorías deestrategia y acción y dejan de ser aspectos entrela-zados y casi indiscernibles de la experiencia humana.

Aunque ha sido tema de discusión en el cursodel desarrollo del pensamiento filosófico la oposi-ción materia/forma, la cual fue teniendo diversassignificaciones, múltiples sentidos y a menudo con-trapuestos, es interesante rescatar cómo se confi-gura en la época moderna. A partir de la moderni-dad la forma se ha opuesto con frecuencia al con-tenido y la oposición forma/materia ha adquiridoun sentido distinto al que poseía en la ontologíaclásica. En el pensamiento Kantiano se denominamateria del fenómeno, a lo que en él corresponde

a la sensación, y forma a lo que hace que lo que hayen el fenómeno de diverso pueda ser ordenado enciertas relaciones. De esta manera está presente enel estatuto filosófico de la modernidad la oposiciónde la noción de vida/forma que en una desmesurada lugar a la tecnificación actuando con dispositivosde control, a través de medios técnicos de poder yaque parte de la idea de que el hombre puede tener“una forma” en un sentido apriorístico. Desde aquídeviene dogma, institucionaliza y formatiza.

Actualmente la noción de forma no se entiendecomo un a priori sino como lo que es susceptiblede, la noción se acerca a la de posibilidad. En elpensamiento pedagógico contemporáneo hay,aunque desde distintas perspectivas, matices muyenriquecedores para aproximarse a esta categoría.

Desde una perspectiva histórico/política, se recu-pera y valoriza el aspecto teórico e histórico de laformación. La formación se piensa en función delos sujetos sociales enmarcados en su historicidad ysus contextos culturales. Se recupera, entonces co-mo central el reconocimiento de una matriz cultu-ral, trama rica de percepciones y significaciones queopera sobre los sujetos. Desde un lugar que ponemayor énfasis en el sujeto, se puede recuperar lamanera en que J. Ferry plantea a la formación co-mo la dinámica de un desarrollo personal “...uno seforma a sí mismo, pero uno se forma sólo por me-diación”. Por otro lado y de alguna manera conju-gando los abordajes anteriores y acentuando la dia-léctica individuo/sociedad, la formación (en su di-mensión social e individual) se plantea como el fun-damento de la pedagogía imperceptible sin la visiónde lo educativo como hecho cultural. En este senti-do, R. Nassif desarrolla una mirada sobre la forma-ción como un hecho de la cultura que es “envol-vente de lo individual y supraindividual, de la asimi-lación y creación culturales dentro de un proceso di-námico y dialéctico”. Aproximándonos al sentidooriginal de la expresión Bildung, es el planteo de H.Peuckert sobre la formación (recuperado por J. Sil-

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ber) como “no sólo es aceptar lo que nos llega porla tradición sino el ir desarrollando una nueva con-ciencia y nuevos modos de comportamiento consi-go mismo y con la realidad en suma, y el poder de-sarrollarlos siempre de nuevo”. Pensar en la forma-ción es pensar en la constitución del sujeto, en có-mo el sujeto se relaciona con el mundo a partir deimágenes, que son representaciones, es decir elmodo en que se muestra y lo que se muestra delmundo. Es abordar la relación entre diferenciacióne integración es decir la cultura, es entrar desde unamirada comunicacional a la producción de sentido.

Esto nos lleva a ubicar otro necesario recorrido através de la cultura. La discusión epistemológica dela cultura empieza por la pregunta por cómo seproduce el conocimiento. Pensar la cultura es abor-dar la memoria de lo que hemos sido, así como loimaginario, es decir tanto es el espesor del presen-te como la factibilidad del porvenir. Nos permite de-finir nuestra situación y es la herramienta privilegia-da para conferirle un sentido a la realidad. Recono-cer esta dimensión coloca en el centro la experien-cia, es decir, al sujeto. En este sentido es interesan-te recuperar la posición de J. Dewey respecto de laexperiencia en la cual destaca dos elementos. El pri-mero es que la experiencia no es reducible a lo em-pírico, las cosas que nos pasan las pensamos desdeuna red de conceptos que le dan significado. El otroelemento central es que hay una conexión funda-mental entre el hacer y el pensar, donde el pensares también una acción pero en un plano no mate-rial. De esta manera se unen las acciones y los pen-samientos. Esta articulación es desarrollada de ma-nera similar, en el campo de la epistemología porN.R. Hanson al realizar una fundamentación de lospatrones de descubrimiento a partir de las catego-rías del ver qué y del ver cómo.

Colocar esta articulación nos acerca a poner enescena que el sujeto no sólo produce y es produci-do por la cultura, sino que también es lo vivido y loexperimentado por él. Reconociendo que todo pro-

ceso de codificación/cosificación de la cultura pre-senta el problema de abandonar a su intérprete,provocando la alienación como consecuencia de si-tuaciones históricas en las cuales los productos dela vida y de la actividad humana se desprenden tan-to de sus productores, que se enajenan, como asítambién produciendo la fragmentación de la totali-dad humana.

La cultura es la que nos distingue, así como laque nos unifica. Es la arena de lucha, de conflicto yde concensos. Es la alteridad fundada y escenifica-da socialmente, con la precariedad definida entre lalegitimidad de convergencias construidas histórica ysituacionalmente.

El abordaje de la cultura pone en escena la cons-trucción social del sentido, de la hegemonía y el po-der, la lucha por la legitimidad y los sujetos entre lascoordenadas del pacto social y la narrativa de la vi-da cotidiana. A partir de lo cual es necesario acla-rar la dimensión de la constitución social del sujeto,entendiendo que este es un proceso de no determi-nación, un proceso en el que el sujeto se constitu-ye sólo a partir de que lo social se inscriba en él yque él se inscriba en lo social.

Esta capacidad del sujeto de construcción, deproducción requiere entre otros considerar el proce-so de sublimación, es decir, el proceso por el cual sesustituyen objetos privados cargados libidinalmentepor objetos públicos que sean soportes de placerpara el sujeto. Este proceso permite el desarrollo dela capacidad de imaginación, el acto de creación,como capacidad de hacer surgir lo que no está da-do, de generar nuevas formas, es lo que posibilitapara C. Castoriadis “crearnos un mundo”. Crear unmundo y crearse no sólo pasa por la dimensión sim-bólica sino también material. Entendiendo a esta úl-tima como la plantea R. Williams, la “materialidadde la producción artística o creativa es la irreempla-zable materialización de ciertos tipos de experien-cias a partir de nuestra socialidad que va más alláde la lógica de producción de mercancías”.

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Caminos utópicos desde aparentes escenarios dis-tópicos

Este trabajo aproxima introductoriamente, comoya se dijo, los lugares desde los que se construye unamirada comunicacional. La mirada que intenta darcuenta de la densidad de los procesos de produc-ción de sentidos. Aún reconociendo las limitacionesde todos los itinerarios que no se recorrieron.

Se asume el problema de interrogarse acerca depor dónde se están formando los sujetos hoy, cuá-les son las prácticas sociales que se convierten enprácticas formativas/educativas. Cuáles son las for-mas culturales que el cuerpo social produce, validay transmite, donde están y cuáles son los procesosde transformación y de producción de sentido acer-ca de la vida y del mundo. Como plantea A. Puig-grós, todo proceso pedagógico es producto “deldesplazamiento y condensación de sentidos referi-dos a la reproducción o transformación de capaci-dades vinculadas a las prácticas de producción desentidos y objetos”. En la sobredeterminación deesos sentidos las luchas sociales tienen un papelcentral y organizador. Por lo tanto reconocemos porun lado la presencia de elementos formativos en to-da práctica social y por otro que estos elementosestán articulados a lo político, lo económico, loideológico y lo cultural.

Los diversos actores sociales originan fragmen-tos de discursos educacionales que integran losprocesos de lucha por la hegemonía, la producciónde cada uno de ellos no tiene la capacidad de repre-sentar al conjunto social pero sí de integrarse en undiscurso más amplio que los vincule en una síntesisnueva.

Desde el amplio abanico hegemónico, se insta-lan sentidos y construcciones acerca de lo que so-mos y lo que podemos ser, acerca de la realidad. Asíaparecen en escena fuertes distopías que parecenreforzar los auguriosos discursos acerca del fin delas ideologías, de la utopía, de la historia y lo que es

aún peor la obturación de sentido acerca del ser yde lo posible. Se instala así un aparente único cami-no que no requiere ni de construcción, ni de revi-sión, ni de implicancias, ni de creación, ni de suje-tos, ni de política, ni de memoria... La tarea es im-postergable la de participar en procesos que apor-ten a la recreación de sentidos conocidos y otrosnuevos, capaces de dar visibilidad y habilitar laemergencia de la pregunta, la posibilidad, la utopía.

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“¡Estamos acá! Y estamos acá porque nos en-canta, no por plata ni por reconocimiento, no comofavor ni por obligación: Estamos acá, cantando, to-cando, actuando, pintando, mostrando y mirando,charlando y sonriendo porque nos compromete-mos. Este compromiso nos hizo dar cuenta de quela única forma de salir vivos del ‘laberinto’ es ha-ciendo laica, pública y gratuita la ruta hacia la sali-da... Nos dimos cuenta de que en vez de mentirte,venderte o comprarte, preferimos comprometerte,preferimos alterarte”.

Marcelo Seipke (Revista Cocú N° 6)

En los espacios culturales y geopolíticos de la re-gión Mercosur estamos experimentando una cri-

sis con varias aristas o procesos. Uno de ellos es elde crisis y deslegitimación de las instituciones; entreellas, las instituciones modernas destinadas a la re-presentación política (como los partidos y los orga-nismos de representación) y a la formación de suje-tos (como las instituciones escolares en general).Otro es el de asechamiento por parte de sucesivasreformas políticas neoliberales y de diversas moda-lidades del ajuste estructural; lo que ha generadonovedosos aspectos de la pobreza y de la exclusión,y ha producido la inadecuación de los imaginariosde movilidad y ascenso social con las condicionesmateriales de vida. El tercero, es el proceso de crisisde los “contratos sociales” globales y de los imagi-narios de retribución y de justicia que ellos soste-nían, lo que hace que proliferen diversos modos deenlazarse y actuar más allá de las estipulaciones deesos “contratos” (modos que irrumpen descontro-ladamente en los espacios socioculturales).

En la situación de “crisis orgánica” que experi-mentamos y que alcanza de manera significativa alas instituciones de representación política y de for-mación de sujetos, se generan novedosos proyectosy prácticas socioculturales, tanto en las fisuras delas instituciones y organizaciones tradicionales co-mo en múltiples espacios emergentes. Algunos deellos aportan modos de encarar la articulación cul-tural-regional y aportan otras formas de lo educati-vo y lo político. En especial, cuando se trata de pro-yectos y prácticas cuyos principales actores son losjóvenes, sujetos afectados de diversas maneras porla crisis orgánica.

El objeto de nuestra presentación es situar, enese contexto de “crisis orgánica”, el Proyecto Cocú-Alterarte, una experiencia político-cultural protago-nizada por jóvenes de la provincia de Misiones en laciudad de Puerto Rico. Nuestro propósito es aportarelementos para la comprensión de las diferentesmodalidades y los sentidos que adquiere lo político

La juventud, lo político y lo educativo en el proyecto Cocú-Alterarte de Puerto Rico

(Misiones)

Por Kevin Morawicki*

y Jorge Huergo**

*Auxiliar docente en las Cátedras

de Comunicación y Educación y

Comunicación y Medios de la

FPyCS, UNLP.

Director de la Revista Cocú.

Miembro del grupo organizador

de Alterarte. Docente e

investigador del Centro de

Comunicación/Educación de la

FPyCS, UNLP

**Profesor Titular de

Comunicación y Educación.

Director del Centro de

Comunicación/Educación y del

Programa de Investigación en

Comunicación y Educación,

FPyCS. Docente e investigador

del Centro de

Comunicación/Educación,

FPyCS, UNLP.

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(más allá de “la política” en crisis) y lo educativo(más allá de los espacios institucionales escolaresdesbordados), alrededor de ese Proyecto, entendi-do el mismo como espacio comunicacional y deproducción cultural juvenil.

Cocú y Alterarte

Cocú y Alterarte son dos proyectos juveniles quetienen lugar en la ciudad de Puerto Rico, en la pro-vincia de Misiones (territorio que, por su ubicaciónentre Brasil y Paraguay, habitualmente es denomina-do “el corazón del Mercosur”). En ambos proyectoslos organizadores, receptores, expositores, editoreso escritores son jóvenes: universitarios residentes enotras ciudades del país y de la provincia, adolescen-tes de la EGB, trabajadores o desocupados.

Cocú es una revista cultural de distribución gra-tuita, con una tirada de 2.000 ejemplares y 9 núme-ros publicados. Es editada desde hace tres años enla ciudad de La Plata por estudiantes universitariospuertorriqueños y distribuida en las principales ciu-dades misioneras. Las intenciones editoriales de Co-cú tienen relación con la construcción de lugares deexpresión para jóvenes, en donde sea posible lapuesta en común de las distintas formas en que losjóvenes escriben el mundo, lo hablan, lo habitan, lovivencian, lo cuestionan y, en últimas, como la cris-talización concreta de un espacio de encuentro ju-venil a través del diseño y la lectura de sus nuevasformas de pensar y sentir el mundo. También sepropone hacer evidentes las prácticas culturales au-tóctonas, a través de cierta “devolución” a los lec-tores de las formas en que se vivencia la experien-cia más allá de la mediación efectuada por las in-dustrias culturales nacionales.

Alterarte es una exposición artística semestralque tuvo su primera edición en diciembre de 2001,a partir de la incapacidad de los formatos gráficosde dar cuenta de la diversidad de manifestacionesartísticas juveniles. Desde ese momento y de la ma-

no del arte y la comunicación, el espacio apuesta aalentar a la juventud para que pueda expresar susvaloraciones acerca de la vida y el mundo. Y parahacerlo, los jóvenes han apelado a viejas y nuevasformas de producción artísticas regionales y globa-les, folclóricas y tecnológicas, a través de dibujos,pinturas, títeres, esculturas, poesías, fotografía,teatro, cerámicas, danzas (desde las folclóricas has-ta salsa y tango) y música (folclore, rock y músicaelectrónica).

Recientemente acaba de realizarse la cuarta edi-ción de Alterarte, lo cual ha significado, en térmi-nos prácticos y simbólicos, la consolidación de laidentidad del grupo de organizadores, que hastaese momento se manejaron por fuera de los cana-les tradicionales de agrupación y coordinación. Laapuesta del grupo organizador a la “creación de la-zos y a la amistad” como valores convertidos enbanderas identitarias da cuenta de la diversidad so-ciocultural de los organizadores y de los distintos lu-gares de residencia: pocos organizadores viven enPuerto Rico, y pocos son los encuentros y reunionescara a cara (dificultad relativamente superada conel uso de correos electrónicos, a pesar de las limita-ciones en el uso de Internet en una ciudad peque-ña del interior de la provincia y de los altos costosde la conexión).

En este sentido es que, como parte de un pro-yecto cultural, Alterarte parece querer ir diseñandolos trazos de pequeñas utopías, que quizás sirvancomo metáfora de la cosmovisión de las culturas ju-veniles actuales. Es con el arte (en sus múltiplesapropiaciones por fuera de catálogos snobistas tra-dicionales), el pensamiento, la sensibilidad, la amis-tad, el compromiso no disciplinado por grandes es-tructuras, que se hace posible responder y hacerfrente a la crisis de los relatos políticos.

En definitiva, Cocú y Alterarte, en tanto proyec-tos pensados a mediano o largo plazo, están imagi-nados por sus organizadores como instancias en lascuales es posible contradecir los discursos tendien-

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tes a determinar que la juventud actual debe serpensada en términos de generación perdida. A pe-sar del creciente impacto en los jóvenes de la res-tricción del mercado laboral, la imposibilidad deproyectar imaginarios de ascenso social y la cons-trucción de la juventud como “chivo expiatorio” delas problemáticas sociales, los proyectos Cocú y Al-terarte permiten alentar formas de protagonismoque desdicen las ideas naturalizadas sobre la juven-tud (que son inmorales, que no se están preparan-do para el futuro económico del país, que son apo-líticos y escépticos por decisión propia, que no tie-nen capacidad para ser protagonistas de la histo-ria), a la vez que evidencia otras miradas sobre lasprofundidades de los problemas culturales actuales.

Los jóvenes en la globalización: hacia nuevas formas de lo político-cultural

Un anudamiento de significados producido en lamodernidad es el que equipara a la política con elEstado. Pero hablar de política en el contexto de laglobalización implica pensar en un mundo posterioral mundo exclusivamente regido por el dominio y elmonopolio del escenario internacional por parte delos Estados Nacionales. El estallido de las fronterasnacionales, el afianzamiento de las empresas multi-nacionales, la consolidación de Organizaciones NoGubernamentales, el poder de los organismos in-ternacionales de financiación, etc., hablan de unasustitución de la estructura monocéntrica del poderde los Estados Nacionales por un reparto de poderpolicéntrico (Beck, 1998).

La cultura política se ha vuelto errática: desdeque se desvanecieron los relatos emancipadoresque veían las acciones presentes como parte de unahistoria y búsqueda de un futuro renovador (cfr.García Canclini, 1995, “Introducción”). Lo que seestá produciendo es un fuerte “desencanto frentea proyectos nacionales que en décadas anteriorespoblaron el futuro y el imaginario colectivo con la

expectativa de integración social. A diferencia delos tiempos de auge del desarrollismo y el proyectosocialista, no hay ahora en la agenda política nadaque lleve a pensar en un cambio radical con gran-des avances en materia de integración social” (Ho-penhayn, s/f). Más aún, es “la política” como res-tricción de lo político a los fenómenos relacionadoscon la representatividad y con la organización insti-tucional de la misma, la que se encuentra fuerte-mente cuestionada y deslegitimada socialmente.

Del mismo modo lo político emerge en nuevasformas de expresión de los antagonismos sociales.Precisamente los movimientos culturales juvenilesno parten de una composición de clase social defi-nida, sino que se organizan en torno a demandaspor el reconocimiento social y la reafirmación de laidentidad, a la vez que suelen ser más defensivosque ofensivos en términos políticos (cfr. Reguillo,2000). En algunas entrevistas realizadas a lectoresde Cocú y a participantes de Alterarte, los jóvenesaluden de diversos modos a la relación conflictivaque a menudo se entabla con la sociedad (entendi-da ésta como la visión de los adultos), y que siem-pre tiene un carácter defensivo en términos de que“nosotros no tenemos la culpa de lo que está pa-sando”, “no somos tan desastrosos”, “los jóvenestambién hacemos cosas positivas y deseamos invo-lucrarnos”. Sin embargo es significativo cierto posi-cionamiento de impugnación al lugar desde dondeprovienen los discursos hegemónicos sobre los jóve-nes, en particular, cuando esas críticas redundan enel carácter moral de las prácticas culturales juveni-les. En palabras de un entrevistada: “Los adultos nose dan cuenta que el problemas es de todos. Nosculpan a nosotros, pero en realidad ellos tambiénhacen lo mismo”. Como expresaba la revista CocúN° 4: “No deberíamos alarmarnos, porque en todoeste debate de pensar qué sociedad queremos de-beríamos reconocer que sólo si nos miramos desdela superficie somos una sociedad moralmente co-rrecta. Ya que si miráramos en nuestras profundida-

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des culturales nos cansaríamos de presenciar esca-pes clandestinos a esa moral ciudadana [infidelida-des (tanto entre los jóvenes como en los adultos -yquizás más en los segundos que en los primeros),egoísmo, alcohol, fracaso (en términos materiales),corrupción, defraudaciones fiscales, etc.]” (Mora-wicki, 2002).

En proyectos como Cocú y Alterarte existe unantagonismo generacional que articula voces y ac-ciones juveniles de distintas extracciones sociales.Pero también, el proceso de acción y organizaciónha ido derivando no sólo en una reafirmación iden-titaria, sino en un reconocimiento político del pro-yecto en la comunidad de Puerto Rico, aumentan-do su presencia y relevancia en los escenarios públi-cos de discusión de las políticas culturales juveniles.

Por otra parte, “la modernidad-mundo trae conella otro tipo de civilización. La desterritorializaciónde los signos, imágenes y objetos echan las raícesde una cultura internacional” (Ortiz, 1997: 44). Es-ta transcultura no significa el fin de las fronteras, si-no el diseño de nuevos territorios y límites. De estemodo sería posible relegar el concepto de “globali-zación” a los procesos económicos y tecnológicos,y utilizar el de “mundialización” para el dominio es-pecífico de la cultura. Así, el proceso de mundializa-ción sería un fenómeno social total que impregna alconjunto de las manifestaciones culturales (cfr. Or-tiz, 1997: 47)1. En este contexto sería posible distin-guir proyectos culturales destinados a la juventudpor una industria cultural configurada por los requi-sitos de la globalización (como por ejemplo los reci-tales configurados por intereses de mercado), y pro-yectos culturales juveniles como Cocú y Alterarteque suman y expresan la complejidad de manifesta-ciones culturales propias de la mundialización.

Si bien la humanidad se encuentra subsumida eneste proceso de mundialización de las percepcionesglobales del mundo, la globalización de la culturaatraviesa la vida cotidiana en todo el orbe2. Podría-mos decir, por lo tanto, lo que resulta productivo es

mirar la globalización en tanto localización: lo localdebe entenderse como un aspecto de lo global, yaque la globalización implica también un acerca-miento y mutuo encuentro de las culturas locales.Es decir que el diseño de estrategias político-cultu-rales en el contexto de la globalización, no debe ra-mificarse sólo como contracara de una confabula-ción de la hegemonía mundial que nos estaría lle-vando a la universalización de nuestras vidas. Antesbien, en tanto redimensiona y reposiciona lo localen un interjuego permanente entre procesos cultu-rales globales y refiguraciones de las culturas loca-les, debe trabajar en las zonas de mediación, es de-cir, de confluencia omnipresente de tradición y mo-dernismos, ancestros y digitalización de las historiasfamiliares, folclorismo y tecnología aplicada a la vi-da cotidiana (cfr. Morawicki, 2003). Es éste uno delos ángulos desde el cual debe ser mirado el esce-nario donde se insertan tanto las reflexiones comolas estrategias comunicacionales que atan/liberan alos jóvenes protagonistas del Proyecto Cocú.

En suma, de lo que estamos necesitados de pen-sar es el trasfondo “político” de los nuevos espaciossocioculturales. En nuestro caso, pensar lo políticocomo aquello que nos habla de una compleja con-figuración de distintas manifestaciones de poder(incluyendo “la política”), reflejando la condensa-ción de distintas instancias del poder sociocultural;y que como tal, reconoce la relativa autonomía enel desarrollo de distintas esferas de la vida sociocul-tural, y se rige según una lógica de cooperación oantagonismo entre voluntades colectivas (cfr. Argu-medo, 1996). Precisamente, el movimiento juvenilsupone la presencia de un conflicto y de un objetosocial en disputa que convoca a los jóvenes en el es-pacio público. Proyectos como Cocú y Altararte po-seen un carácter político táctico que puede implicarla confluencia de diferentes intereses no vinculadosa los espacios tradicionales de representación polí-tica y a los partidos políticos (como es el caso del ar-te y la ecología).

1 En la misma dirección, RolandRobertson (1992) afirma que es“la percepción consciente delmundo como lugar singular” loque se ha convertido en algo ab-solutamente corriente. Lo que losmedios de comunicación facilitanes la reflexibidad simbólico-cultu-ral de la globalización, lo cualconstituye la cuestión clave de lasociología de la globalización. Porsu parte, Martín Hopenhayn con-sidera que “la globalización afec-ta las categorías básicas de nues-tra percepción de la realidad encuanto transgrede la relacióntiempo-espacio y la reinventa bajocondiciones de aceleración expo-nencial: se comprimen ambas ca-tegorías de lo real por vía de lamicro electrónica, que hace circu-lar una cantidad inconmensurablede ‘bits’ a la vez” (Hopenhayn,s/f: 62-63).2 Esto no significa en modo algu-no el fortalecimiento de la tesisde la macdonalización de cultura:es decir que con el afianzamientode la globalización también resur-ge el afianzamiento de localiza-ción: “Para existir -dice Ortiz-, lamundialización se debe localizar,enraizar en las prácticas cotidia-nas de los hombres, sin lo cual se-ría una expresión abstracta de lasrelaciones sociales” (Ortiz, 1997:46-47).

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Como se publicaba en el número 3 de la RevistaCocú, en referencia a las diversas formas de relaciónentre lo político en la juventud, “el arte es una alter-nativa de vida”, otro modo de leer y escribir el mun-do; es una de las formas de pensar e imaginar mun-dos distintos a los que ya son imaginados en una so-ciedad determinada, y que a menudo, en el caso delos jóvenes, buscan tomar distancia de las formas deperpetuación de los órdenes sociales vigentes. “El ar-te -agregábamos-, al proponer otros discursos distin-tos a los que ya están circulando en la sociedad, pue-de ser, para los jóvenes, el lugar de lucha social porexcelencia. Porque además de proponernos expe-riencias -visuales, sensoriales, intelectuales- renova-das, es el lugar desde donde empezar a pensar polí-ticamente esta crisis orgánica cuya gravedad resideen que las nuevas y viejas generaciones no sólo nologran nombrar el mundo para modificarlo, sino quehan perdido sus ansias por intentarlo -al menos des-de las estructuras partidarias- (Morawicki, 2001). Esdecir que gran parte del desafío de pensar Alterarteen términos de políticas culturales para la juventud,pasa por reconcebir a la ciudadanía en tanto “estra-tegia política” que nos permita abarcar las prácticasemergentes no consagradas por el orden jurídico.

En este sentido, el caso de la ecología es para-digmático3. En la medida en que el problema tras-ciende una órbita Nacional-Estatal, se solidifica unespacio de lucha transfronterizo. Los conflictos deriesgo mundial traen aparejado, por sí mismos, unacierta “politización involuntaria” de todos los cam-pos de la actividad social, al menos desde el mo-mento en que “la tecnocracia del peligro produceinvoluntariamente un contraveneno político con supropio discurrir -y contra él-: peligros que, desafian-do la pretensión de las autoridades competentes detenerlo todo bien controlado, se dan a conocer pú-blicamente, al tiempo que abren espacios para laacción política” (Beck, 1998: 70-71).

Esto implica, para el caso de los proyectos políti-co culturales juveniles, la inclinación deliberada de

los jóvenes por preservar el medio ambiente, juntocon cierto proceso de politización necesaria surgidode una problemática local/global. Es el caso de laeminente construcción de la represa hidroeléctricaCorpus, hipotéticamente situada sobre el río Para-ná, entre las represas Itaypú y Yacyretá (la más gran-de del mundo y el “Monumento a la Corrupción”,respectivamente), y cuya discusión pública fue diri-mida con un “No a Corpus” en el plebiscito provin-cial vinculante del año 1996. En este sentido, el ar-tículo publicado en la Revista Cocú “Algunas razo-nes para decirle ‘No a Corpus’” preludió la esceni-ficación con maquetas, peceras y fotos sobre las re-percusiones ambientales adversas que significaríaesta represa (desaparición de saltos, cascadas, gru-tas junto con fuertes cambios climáticos), produci-da por un grupo de chicas en la última realizaciónde Alterarte.

Estas consideraciones sobre los modos de mirarlo político en las sociedades actuales abren, de to-das formas, otros interrogantes: ¿Cuáles son losverdaderos alcances culturales de un proyecto juve-nil (al fin y al cabo) político-cultural, y cuáles son laslimitaciones políticas de un proyecto cultural que, sibien intenta diferenciarse del histórico anudamien-to entre militancia y disciplina, a la vez parece ale-jarse de las megautopías de décadas anteriores?

Abrir el abanico de las prácticas políticas de losjóvenes implica necesariamente cuestionar la ideade “militancia”; incluso, cuestionar la palabra mis-ma “militancia” o “militante”, así como los senti-dos que estas palabras cargan. En este caso, “mili-tancia” viene de la palabra latina “miles”, que quie-re decir “soldado”. La actitud o la acción (el verbo)de “militar” (militancia, llamativamente, no apare-ce en el diccionario), está ligado a dos aparatos ins-titucionales: el ejército y la iglesia. Cabría volver apensar cómo la militancia anuda a “la política” conciertas instituciones disciplinarias (y, tal vez, a la mi-litancia con el disciplinamiento). Instituciones quetienen por finalidad el disciplinamiento, la represión

3 “No caben dudas -dice UlrichBeck- que la crisis ecológica y sureconocimiento mundial tras laconferencia de Río de Janeiro de1992 han sacudido definitivamen-te el pensamiento y quehacer ge-nerales del Estado Nación. La so-ciedad mundial en tanto sociedadcon un destino ecológico percibi-do ha alcanzado la conciencia desí misma al verse acusada de ‘so-ciedad de riesgo global’; porque“si los peligros fundan una socie-dad, los peligros globales fundanuna sociedad global” (Beck, 1998:66). Es que la tierra, el objeto delmovimiento ecológico, “trasciendelas barreras nacionales presentán-dose como una especie de movi-miento social de la ‘sociedad civilmundial’ (...) La preocupación eco-lógica no tiene patria, el planetaes su arraigo” (Ortiz, 1997: 17-18). Por otra parte, el problemaecológico viene a evidenciar los lí-mites de la separación entre tec-nología y sociedad (señalada haceaños por Hannah Arendt): el con-flicto ecológico es una consecuen-cia de la revolución tencológica, yel movimiento ecologista (inclusosin quererlo) pone en el centro deldebate político el sentido contra-dictorio del progreso humano.

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y el control del diferente, configurado como enemi-go. Cosa que se ha trasladado a las formas de mili-tancia partidaria, de las que los jóvenes descreen. Esdecir, hablar de un abanico de prácticas políticas delos jóvenes, implica desterrar del lenguaje el térmi-no “militancia” y el desafío de encontrar o construirotro sentido para ese término (dentro del lenguajedesnaturalizado) que permitiera dar cuenta de losmúltiples modos de lo político en lo juvenil, corres-pondiente con representaciones diversas de múlti-ples antagonismos sociales. Y que diera cuenta,también, de formas de organización “política”, co-mo las de los organizadores de Alterarte, que esca-pan a cualquier forma de disciplinamiento de susacciones o de propuesta realizadas a otros jóvenes.

En una evidente contradicción que promete/de-salienta nuevos órdenes de lo político y lo moral, ala vez que desnuda problemas de gravísimo pesocultural, de lo que debería tratarse es de articularlos objetivos político-culturales de los proyectos ju-veniles con el entendimiento de las lógicas y la sen-sibilidad que atraviesan y marcan la socialización dela juventud de hoy; una subjetividad “en la que serecombinan nuevas formas de ser activo y ser pasi-vo, nueva percepción del tiempo y la distancia, nue-vas representaciones del diálogo y la comunicación,nueva relación con la información y el conocimien-to” (Hopenhayn, s/f: 62). Aunque evidentementese trata de problemas profundamente arraigadosen nuestras subjetividades, la enumeración de estasproblemáticas tampoco debería llevarnos a correrhacia el rescate de órdenes de socialidad pasadas.En definitiva, una propuesta político cultural que,reconociendo los actuales procesos de globaliza-ción y mundialización, permita desencadenar espa-cios para la comunicación entre jóvenes junto al de-sarrollo de una “lectura y escritura” del mundo, co-mo línea político cultural -acaso posmoderna-.

Si hoy por hoy nos movemos en el mundo sin sa-ber qué es lo propio, los nuevos reposicionamientosa escala global de la cultura local misionera atravie-

san, sesgan y alientan la dinámica de la exposiciónAlterarte y la Revista Cocú. En el caso de Alterarte,se trata de un evento que, si bien apela retórica-mente a la “cultura” y a la “cultura autóctona” ensus estrategias de comunicación social, el collagede elementos culturales que reúne en su seno sonimpropios antes que autóctonos: la producción decerámicas de estilos andinos, la presencia de la na-turaleza y la fuerte presencia de la figura humanaen las pinturas, óleos y fotografías digitales, la pre-sentación de títeres, artesanías regionales, cantan-tes folclóricos, rockeros y dj´s con música electróni-ca. “El rasgo característico global de la muestra fueel concepto de humanidad: imponentes rostros y fi-guras tuvieron protagonismo en la muestra plásticay fotográfica, tornándose expresionista en algunosautores, surrealista en otros, o con un marcado sen-tido social” (Roldán, 2003). Es decir, una muestraque parece tener mucho que ver con la juventud yla mundialización, la globalización y lo político4.

Por último, la oposición analítico-conceptual en-tre la cultura y la política Nacional-Estatal y un mun-do globalizado puede aportarnos pistas para com-prender la falta de aceptación de un proyecto polí-tico cultural juvenil por parte de sociedades con al-tos niveles de conservadurismo. Al fin de cuentas,Puerto Rico surgió como una colonia de alemanes-brasileños, con un fuerte sesgo católico y ascenden-cias antisemitas. Véase la referencia a la influenciade Hitler en la opinión pública puertorriqueña he-cha por uno de los hijos de los pioneros de la colo-nia (cfr. Reckziegel, 1999: 57). Ese resquemor de lossectores conservadores ante algunos destiemposproducidos por la movilización de los jóvenes puer-torriqueños refiere, seguramente, a las luchas gene-racionales acerca de lo necesario y lo deseable, esdecir, a la pérdida de la estabilidad que en los se-senta y setenta implicaba el conformismo, fuerte-mente vinculado al nacionalismo. Esta posición esabordada hoy por las élites desarrollistas, las clasesmedias y algunos movimientos populares como el

4 Por lo demás, queda que losaportes conceptuales de algunosde los sociólogos de la globaliza-ción nos alertan sobre la necesi-dad de que los proyectos político-culturales piensen los procesos re-gionales culturales desde el inter-juego entre una historia cultural yuna etapa postnacional en manosde la mundialización de la cultura.La indagación en torno al gradode marginación del territorio mi-sionero del proceso de formaciónde los Estados Nacionales es unahipótesis que puede permitir, noya la aprehensión de los procesosde hibridación de la cultura misio-nera, pero sí una cierta compren-sión que permita edificar, con vi-siones más contextualizadoras dela situación sociocultural misione-ra, la elaboración de las estrate-gias de intervención en una zonahistóricamente desvinculada deltecho homogéneo del Estado.

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intento por contener dentro de las fronteras nacio-nales la explosión globalizada de las identidades yde los bienes de consumo que las diferenciaban.

Otras formas de lo educativo en el mapa de lasrevolturas político-culturales

En la región nos encontramos frente a un mapasociocultural estallado, atravesado por las revoltu-ras culturales que exceden los marcos fijos de inter-pretación y reclaman una nueva perspectiva crítica,en cuanto mirada que asume la complejidad y hacemás complejas las subjetividades que miran. En es-te contexto, necesitamos reconocer que los diferen-tes espacios sociales emergentes (como resultantede la crisis y el desborde de las instituciones moder-nas) resultan formadores de sujetos y productoresde sentidos y de saberes, aunque de manera mu-chas veces transitoria; es decir, devienen educati-vos. Lo que contribuye a percibir esas instancias deformación de sujetos y producción de sentidos y sa-beres como abiertas y como referencias relativas.De modo que pensar el campo cultural como edu-cativo significa comprenderlo como dialógico5 y, ala vez, conflictivo. Pero, por sobre todo, implica en-tenderlo como campo de articulación entre diferen-tes y sucesivas interpelaciones y los reconocimien-tos subjetivos que ellas provocan. Para esto, necesi-tamos trabajar con una noción de lo educativo quenos permita interpretar los territorios culturales re-vueltos, en cuanto formadores de sujetos, más alláde los procesos y las prácticas escolares6. “Lo queconcierne específicamente a un proceso educativoconsiste en que, a partir de una práctica de interpe-lación, el agente se constituya como un sujeto deeducación activo incorporando de dicha interpela-ción algún nuevo contenido valorativo, conductual,conceptual, etc., que modifique su práctica cotidia-na en términos de una transformación o en térmi-nos de una reafirmación más fundamentada. Es de-cir, que a partir de los modelos de identificaciónpropuestos desde algún discurso específico (religio-so, familiar, escolar, de comunicación masiva), el su-

jeto se reconozca en dicho modelo, se sienta aludi-do o acepte la invitación a ser eso que se le propo-ne” (Buenfil Burgos, 1993: 18-19).

Para nosotros, esta es una noción comunicacio-nal de lo educativo, un proceso que nace de una in-terpelación, una llamada del individuo (como enti-dad presimbólica y mítica) a sujeto7. Ahora bien, enprimer lugar, esas interpelaciones (en la producciónde sentidos sobre la experiencia, la vida y el mundo)no son mensajes aislados, sino que son conjuntostextuales que, a su vez, circulan y se distribuyenmás allá de los espacios y de los discursos intencio-nalmente interpeladores, como puede ser el esco-lar. En el caso del Proyecto Cocú y Alterarte, pode-mos sostener que la interpelación surge precisa-mente de conjuntos textuales en los cuales los jóve-nes se ven involucrados, ellos mismos, como pro-ductores. En segundo lugar, los referentes de esasinterpelaciones no están fijados ni personificados,como por ejemplo en los padres, los docentes o losdirigentes sociales o políticos, sino que se abren, sedesplazan, incluso se evaporan en ciertos lazos y es-pacios sociales, y devienen referentes y referenciasmúltiples (cfr. Huergo, 2003). En la exposición Alte-rarte, nos encontramos frente a verdaderas redesde referencias que se tejen alrededor de las múlti-ples expresiones y valoraciones que se ponen enjuego, y que a la vez, son tejidas por jóvenes.

Pero esa llamada, esa interpelación, puede serabsolutamente indiferente; puede no ser reconoci-da, aunque sea conocida. El problema del reconoci-miento de la textualidad (sociocultural) interpelado-ra es el problema de la adhesión, que no es del or-den del raciocinio, sino del cuerpo. Significa una“incorporación” que a la vez implica cierta identifi-cación y cierta pertenencia. Implica, a decir deBourdieu (1991), creencia, fe práctica, adhesión in-discutida, prerreflexiva, “nativa” o ingenua. El reco-nocimiento, entonces, es un rasgo de la adhesiónconstitutiva de la pertenencia; también representauna investissement8 en la creación y reproducción

5 La idea del diálogo (Bajtin, 1982)remite a que una configuracióntextual es básicamente interdiscur-siva y, por consiguiente, un frag-mento de la memoria colectiva.Es, en este sentido, una sedimen-tación posible de una determina-da acumulación narrativa. En eldiálogo la comunidad (histórica ygeográficamente situada) habla y,en un mismo movimiento, es ha-blada. En el diálogo se expresa lacultura como campo de lucha porel significado, en la que se refle-jan una multiplicidad de valores,voces e intenciones, con distintosgrados de intensidad en sus con-tradicciones.6 Es decir, más allá de lo que noso-tros hemos llamado el “estatutode la educación”, es decir: la es-colarización (que anudando laeducación a la escuela, hace deun elemento particular uno uni-versal, y reclama hegemonía sobretodo otro tipo de prácticas educa-tivo-comunicacionales). Cfr. Huer-go y Fernández, 2000.7 Como sostiene Slavoj Zizek(1992), el individuo es interpeladoa transformarse en sujeto (en vir-tud de un punto de acolchado -point de capiton- a través delcual el sujeto es “cosido” al signi-ficante).8 La investissement alude a una in-mersión en la cultura y una inver-sión en ella, a la vez (cfr. Bour-dieu, 1991).

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del capital simbólico. Por eso, en cuanto forma dela creencia, es un “estado del cuerpo” que permite“jugar con los asuntos en juego”. Lo que es posibleobservar en el Proyecto Cocú es que las convocato-rias a la incorporación de los mismos, son a partici-par en un escenario o un “juego” cuyas reglas pa-ra “jugarlo” no están definidas de antemano sinoque se construyen en el proceso participativo quese plantea en ese juego. A diferencia de los eventosculturales destinados a los jóvenes (en los cuales elrecorrido de los espectadores se encuentran prefija-dos, obturando diferentes formas de movimiento yparticipación), en el caso de Alterarte la interpela-ción misma es a incorporarse al proceso de cons-truir el significado de la exposición en cuanto espa-cio social y artístico, lo que genera diversas formasde adhesión, principalmente desde el cuerpo. “Loque diferencia a Alterarte de otros eventos es quehay más libertad de movimiento y hay más de unasola cosa para ver”9, expresa una adolescente en-trevistada.

El reconocimiento está emparentado con el pro-ceso identificatorio. Existe formación de sujetos enla medida en que se produce un proceso de identi-ficación. Y lejos de lo que pretendieron ciertos dis-cursos totalitarios, sabemos (gracias al psicoanálisis)que las identificaciones operan sequndum quid; esdecir, no son totales, sino que se producen identifi-caciones con algunos aspectos de los referentes yde las referencias interpeladoras. En Alterarte exis-ten referentes transitorios, precarios y -en cierta for-ma- débiles, como son los jóvenes artistas que pre-sentan sus creaciones o producciones, pero tam-bién algunos miembros del grupo organizador, per-cibidos como verdaderos militantes culturales. Ade-más de las referencias constituidas por las obras dearte, por la grupalidad, por las presentaciones mu-sicales. Esto es lo que hace más complejo el proce-so, lo hace menos lineal. No se produce un procesotransparente entre un conjunto textual determina-do y un sujeto en formación, sino que se produce

un proceso confuso, opaco, complejo, en el cual in-tervienen, como hemos dicho, múltiples conjuntostextuales, múltiples interpelaciones, múltiples obje-tos, relaciones, conductas, prácticas, modelos, valo-res, etc., con algunos aspectos de los cuales nosidentificamos10.

Considerados en su complejidad, necesitamos re-conocer lo formativo en los espacios socioculturalesque han privilegiado los lazos antes que la institucio-nalidad y los contratos sociales. En este sentido, esosespacios pueden ser considerados como “polos deidentidad” o, mejor, de identificación. En esos polos,los sujetos forjan sus identidades en la medida enque experimentan un sentido del nosotros, una re-presentación de distinguibilidad (los otros) y una na-rrativa histórica común (cfr. Giménez, 1997). Con lacrisis de los “contratos sociales”, de las institucio-nes, de los saberes y los sujetos modernos, emergenpolos de identificación, es decir: lugares configura-dos por lazos sociales, con los cuales nos identifica-mos. Tales polos no son tan “colectivos” como lofueron los partidos políticos, las clases sociales, lossindicatos, las escuelas... Cocú y Alterarte, conside-rados como polos, representan también el papel quehoy juegan las nuevas formas de vivir lo social a tra-vés de lo comunitario, de lazos sociales experimen-tados en microesferas públicas, en microespacios departicipación y solidaridad, pero también de resis-tencia frente al asechamiento depredador del neoli-beralismo y la sociedad de los consumidores (cfr.Huergo y Morawicki, 2003)11. Polos que, a su vez,avalan distintas formas de “lectura y escritura” de laexperiencia, de la vida y del mundo. Resulta llamati-vo observar los modos en que la sola vivencia y elaprendizaje de la participación (como “escritura”)en el espacio del grupo organizador de Alterarte,por ejemplo, permite a los jóvenes ir desarrollandootras formas de “leer” lo político, los factores y lasrelaciones de poder, en su comunidad.

Estamos frente a un proceso, a nuestro juicio, al-tamente significativo en lo que atañe a las subjeti-

9 Entrevista a una joven partici-pante en Alterarte, realizada porK. Morawicki en julio de 2003.10 A esto es a lo que hemos llama-do (en cuanto productivo de cier-tas formas de leer y escribir la ex-periencia, la vida y el mundo) al-fabetizaciones posmodernas (asu-miendo una rica idea del pedago-go crítico norteamericano PeterMcLaren).11 Los lazos sociales nuevos (o vie-jos, pero refigurados) van consti-tuyendo polos de identificaciónen los que nos comunicamos,desde los que nos comunicamos ya partir de los cuales nos forma-mos como sujetos. De maneraque tendríamos que tener encuenta, hoy, cómo lo popular searticula con esos lazos sociales ycon esos polos de identificación;cómo esos polos permiten un no-vedoso ejercicio de la ciudadaníay en ellos se forman ciudadanos;cómo a partir de esos polos con-formamos identidades y aprende-mos a leer y escribir la experienciay el mundo.

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vidades y a su formación. Creemos que no alcanza,no resulta suficiente, la visión sociológica acerca delas subjetividades excluidas, o la lectura economicis-ta sobre los mecanismos de la exclusión. Por un la-do, sería posible observar los modos en que las sub-jetividades juveniles (como mediación entre lengua-je y experiencia) se fraguan en ciertas zonas de con-fluencia de las identificaciones. Esto lo pudimos re-levar como cierta intersección entre un “nosotros”equivalente a “jóvenes” y un “nosotros” constitui-do por Alterarte. Alterarte, de ese modo, contribu-ye a producir sentidos sobre la juventud que forta-lece diversas tomas de posición frente al antagonis-mo generacional. Además, el posicionamiento ex-perimentado y expresado en Alterarte fundamentaalgunas prácticas de resistencia, como así tambiénde negociación, pero sobre todo de pronuncia-miento de la palabra y de la voz. Alterarte puedeser visualizado, entonces, como un espacio o un pi-so donde se forman subjetividades, en la medida enque en él se permite y alienta la expresión de la voz.Pero, por otro lado, también nos encontramos fren-te a un proceso de constitución y formación de sub-jetividades en la fuga y en la clandestinidad12, comomecanismos productivos de contestación a la tram-pa de la globalización. Y este proceso no puede re-ducirse o ser interpretado sólo como una especie deartimaña de las políticas de exclusión, ni como unmodo de compatibilizar, desde las estrategias glo-balizadoras, diversas formas de libertad con el or-den de la seguridad. Se trata de reconocer los mo-dos en que, en contextos de globalización neocolo-nial, se fraguan subjetividades fugitivas/clandesti-nas. Para comprenderlo, creemos que es funda-mental resaltar la noción de la voz en la constitu-ción de las subjetividades (cfr. McLaren, 1994). Esdecir, no basta con comprender a la subjetividad co-mo zona de articulación entre el lenguaje colectivoy la experiencia. Si la subjetividad es zona de media-ción entre el “yo” que es leído y escrito y el “yo”que lee y escribe, por así decirlo, nos encontramos

con que esa articulación de la palabra y de la lectu-ra y escritura de la experiencia, del mundo y de lavida, está dada (en principio) por la voz, aunquefuera precariamente. La voz alude a un conjunto designificados multifacéticos por medio de los cualeslos grupos de referencia o los polos de identifica-ción (como los jóvenes entre sí) hablan y dialogan,y que resulta de cierta mediación de un discurso pri-vado pero situado en la trama del lenguaje y de lossignificados compartidos y colectivos.

En observaciones, entrevistas y talleres realizadoscon jóvenes lectores de la Revista Cocú y especta-dores de Alterarte, hemos encontrado múltiples ydiversos sentidos sobre estas experiencias pero queen general se articulan de dos modos. Por un lado,la fuga de los lenguajes totales sobre proyectos po-líticos transformadores; por otro lado, la fuga deaquellas restricciones que promueven los significa-dos dominantes sobre los jóvenes. A través de lavoz, una suerte de lenguaje clandestino o fugitivo,los jóvenes interpretan la experiencia, la vida y elmundo, y la hacen posible. De cualquier modo, Al-terarte recoge y articula prácticas y representacio-nes existentes en la cultura juvenil de manera sub-yacente o a veces aletargada, casi privada, expresa-das en pequeños espacios de socialidad. En esa zo-na de reconocimiento y de articulación con las prác-ticas y representaciones juveniles, es donde Alterar-te expresa “con” los jóvenes (y no “para” ellos) suslenguajes, sus visiones del mundo, sus “lecturas”de la experiencia.

El proceso educativo, articulado con lo político-cultural, no termina allí. Culmina con las prácticas;unas prácticas de lectura y de escritura de la expe-riencia, de la vida y del mundo, que pueden tener(a grandes rasgos) un sentido conformista o un sen-tido transformador. Precisamente allí es donde sejuega el proceso hegemónico o, en cambio, las for-mas en que se dan las prácticas contrahegemóni-cas. Es decir, el problema de la formación de suje-tos no es sólo del orden de las representaciones y

12 Debemos la idea de “subjetivi-dades en fuga y en clandestini-dad” a las tesistas Alejandra Ano-ro y Carolina Arribi, a quienes diri-ge Jorge Huergo en su investiga-ción (Anoro y Arribi, 2003).

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los saberes, o del orden de las “lecturas críticas”, si-no que se juega en las prácticas sociales y en el sen-tido que ellas tienen, en el tipo de relaciones queavalan, en el mundo social que están soñando. Allíes donde se anudan lo político, como conjunto derepresentaciones y prácticas acerca de cómo quere-mos ser y cómo nos soñamos como sociedad, y locultural, como conjunto de sentidos que otorgamosa nuestras experiencias, a nuestras vidas, al mundo.Allí es donde lo político-cultural también compren-de los recursos que empleamos para oponernos alas significaciones dominantes, y para defenderprácticas contrahegemónicas existentes o emergen-tes en las que nos involucramos, como intento co-lectivo para denominar, para leer y para escribir elmundo de formas diferentes.

Conclusiones

Proyectos político-culturales como Cocú y Alte-rarte, hacen evidentes los modos en que la “mun-dialización” deviene local, echando raíces en lasprácticas cotidianas. Las expresiones de los jóvenes,en este caso, van diseñando los nuevos territorios ylímites en la mediación entre lo global y lo local, yentre formaciones culturales residuales y emergen-tes. Una mediación que se hace articulación entrelas nuevas formas de lo político en la juventud y elarte como alternativa de vida que toma distancia delos órdenes sociales y culturales dominantes.

En definitiva, proyectos político-culturales comoCocú y Alterarte permiten no sólo abrir espacios pa-ra el protagonismo de los jóvenes. También hacenque esos espacios se constituyan como referencia-les, en cuanto polos formadores de sujetos, susci-tando reconocimientos, identificaciones e incorpo-raciones diversas, promoviendo la expresión de di-ferentes voces y prácticas, activando novedosas for-mas de contestación a un mundo que los limita, ha-ciendo de los jóvenes sólo víctimas o culpables de lasituación global de crisis. Espacios desde y en los

cuales se producen y se alientan nuevas formas deleer la experiencia, la vida y el mundo.

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Perspectivas

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En la búsqueda de la comprensión de “los otros”ha habido una dimensión constante que se ha

planteado, en diversas perspectivas antropológicas,a la vez como condición sine qua non y como obs-táculo a superar: el “nosotros”. Las concepcionespositivas de la investigación social afirmaban queen el camino de la objetividad y de la constituciónde los estudios sociales como “ciencias” era indis-pensable superar las “distorsiones” provocadas porla subjetividad. Sin embargo, en otras perspectivasel “nosotros” fue conceptualizado como punto departida y condición del conocimiento antropológi-co. Como señala Peirano, en la tradición francesa elinvestigador es concebido como sujeto de unaideología (occidental) a partir de la cual desarrollasu tarea comparativa con otros valores y represen-taciones. Además, “em países ideologicamente emprocesso de contrucão nacional” la búsqueda deautoconocimiento “surge como postura duplamen-te política e intelectual” (Peirano, 1992:144).

En la antropología contemporánea la cuestión dela reflexividad ha suscitado una enorme discusión,tanto en términos “metodológicos” como “textua-les” o “narrativos”. Aunque puede percibirse unatendencia a concebir la subjetividad como elementoconstitutivo del conocimiento social y esto -en com-paración con las “normas clásicas” de la verdad obje-tiva- puede parecer una “revolución paradigmática”,

intentaré mostrar cómo los autores que discuten laproblemática hacen referencia a diversas subjetivida-des y a diferentes usos posibles de la categoría de re-flexividad. En efecto, la creación o construcción de uncontexto determinado a través de las prácticas y dis-cursos puede ser entendida como inherente a todoproceso de interacción social -como en el caso de laetnometodología-, o puede ser analizada en relaciónal lugar del investigador. En segundo lugar, la consi-deración de la subjetividad del investigador puederealizarse vinculada a distintos elementos: en su rela-ción con los sujetos que estudia, en la relación entresu objeto de estudio y su biografía, en relación a laconstrucción contextual en el campo -las modificacio-nes que produce su presencia-, en relación al contex-to académico en el cual se produce el trabajo, en re-lación a la construcción del texto etnográfico.

El problema que pretendo tratar aquí no se refie-re tanto a la construcción del texto (ver Clifford yMarcus, 1991) como al encuentro etnográfico en sí.Más específicamente, al modo en que la relaciónsocial que construimos junto a los sujetos que estu-diamos en el campo, la intersubjetividad, requiereun proceso de objetivación para convertirse en unmaterial invalorable de interpretación. Se trata deconsiderar la dinámica concreta que asume el pro-ceso de “fusión de horizontes” (Gadamer,1993:372-377; Cardoso de Oliveira, 1996:24-25)en un segundo movimiento que asuma como basela tarea comprensiva.

Buscaré analizar tres de las principales corrientesque discuten la reflexividad (etnometodológica, in-terpretativa y bourdeana), invitándolas a desentra-ñar una situación por la que atravesé en mi trabajode campo. En el marco de mi investigación sobrebolivianos que viven en la ciudad de Buenos Aires,realicé un viaje a Bolivia junto a uno de mis princi-pales interlocutores (o “informantes”). Al intentarpensar sobre la situación concreta, buscaré diferen-ciar modos compatibles y contrastantes de aproxi-mación a la reflexividad.

Algunas consideraciones reflexivas sobre la reflexividad en antropología1

Por Alejandro Grimson

Doctor en Antropología Social de

la Universidad Nacional de Brasi-

lia, Brasi. Profesor de la UBA y

del Doctorado en Comunicación

FPyCS. Coordinador del Grupo

de Trabajo de Cultura y Poder de

CLACSO. Algunos de sus libros

son: “Relatos de la diferencia y la

igualdad”, “Interculturalidad y

comunicación”, “El otro lado del

río”, “Fronteras, naciones e iden-

tidades” (compilador) y “Audien-

cias, cultura y poder”, en colabo-

ración con Mirta Varela.

1 Una primera versión de este tra-bajo fue realizado en el marco deun seminario sobre trabajo de cam-po dictado por Rosana Guber en elCentro de Antropología Social delIDES, Buenos Aires, Argentina.Agradezco especialmente su estí-mulo durante mi trabajo de campoasí como los comentarios al presen-te trabajo. Agradezco a mis compa-ñeros del Grupo Taller de Trabajo deCampo Etnográfico del IDES conquienes discutimos una gran partede la bibliografía aquí utilizada.

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La fiesta del señor de los ch’utillos

El 24 de agosto de 1995 llegué en micro a la ciu-dad de Potosí, Bolivia, viajando desde la ciudad deLa Paz. Mi viaje por Bolivia había comenzado tressemanas antes junto a Félix, un potosino que viveen Buenos Aires desde 1980 y con quien yo habíatenido diversas conversaciones (“entrevistas”) enun barrio “boliviano” de la ciudad porteña.

El 24 de agosto a la noche escribí en mi diario decampo:

A las 7 de la mañana llego a Potosí desde La Pazy a las 10 de la mañana nos pasan a buscar por lacasa de Antonio (el tío de Félix) en un micro, mane-jado por el hermano de María (la tía) y que es de supadre. Así se recoge a toda la familia para ir a LaPuerta, el lugar a pocos kilómetros de la ciudad enel que se realiza tradicionalmente la Fiesta del Señorde los Ch’utillos. Una vez que ha subido la familia(unos 12) el micro sale a la ruta. Abren la puerta yrecogen gente a 1 peso y medio por persona hastaLa Puerta. En el camino Vanesa (la sobrina de Félix)me muestra tres Cuevas del Diablo.

Llegamos. En una superficie pequeña, unas po-cas hectáreas, hay tres comunidades distintas. Lafiesta grande, donde están todos los puestos de co-mida y desde la cual se sube al calvario,2 se hace enuna de ellas. Pero los pasantes3 más tarde se dirigi-rán a otra, donde los padrinos4 de arco y cargamen-to lo esperan para la challa y el baile.

La madre de María está a cargo de un arco.5 To-da la familia colabora en el armado. Mientras todose organiza, empieza a circular la chicha. En uncuarto de la casa hay kilos de carne de llama parael charque. Después de una hora de estar allí cruza-mos la ruta para ir a la fiesta “grande”. Antonioquiere almorzar (son las 11:30) y eligen un lugarentre las rocas, sin mesa, porque “aquí el picante esmás sabroso”. Yo estoy mal del estómago, entoncesno quiero ni beber alcohol ni comer picante. Posi-blemente eso me hace más gringo todavía: no quie-

ro ingerir lo que todos, muy felices, ingieren duran-te el día. Esto hace que tenga que dar largas y re-petidas explicaciones, aunque no siempre son efec-tivas. Si digo que estoy mal me dicen que la chichasienta bien, si digo que ya tomé chicha y que pre-fiero no mezclar con cerveza, aparece el milagrososingani puro “que es muy buen bajativo”.

De vuelta en la comunidad, el alcohol circulapermanentemente. Todos buscan integrarme aun-que de modos distintos según sean hombres o mu-jeres. Los hombres usan como medio central el al-cohol, sobre todo la cerveza, la chicha o el singani(puro o mezclado con un jugo de naranja artificial).Si bien las mujeres mayores me ofrecen chicha -alfin y al cabo es una bebida casera hecha por ellas-el medio a través del cual buscan integrarme lasmujeres es insistiéndome para que cuando venga elpasante al arco de la familia yo también baile lacueca. María me dice que yo tendría que bailar consu madre, la hermana me pregunta si voy a bailar,Vanesa me dice que baile.

Mientras se espera al pasante yo camino por losarcos y cargamentos. En varios de estos los padri-nos me piden que los challe. Esto quiere decir: medan un vaso de cerveza y yo debo “regar” todo elcargamento o los dos palos del arco (no debo to-mar de ese vaso). Después recién me dan un vasodel cual debo tomar (no debo challar con ese vaso).

Si un elemento de la fiesta es la lógica de derro-che (darle a la Pacha Mama), está claramente esta-blecido cuánto se le debe dar. Si usted quiere darlemás a la madre tierra para ingerir menos, cosa queyo quise hacer y Félix también, se le señalará que yaes suficiente, que no le dé tanto a la Pacha Mama,que beba ya...

El pasante comienza a ir arco por arco y carga-mento por cargamento (en ese orden, aunque des-pués escuché protestas por la desorganización quehizo que se invirtiera el orden que parece que debíaser: cargamentos primero y arcos después), va cha-llando, tomando y bailando en cada uno. Cuando

2 El “calvario” es el cerro al quesuben los peregrinos, por ejem-plo, en la Fiesta de la Virgen deUrkupiña, Cochabamba, comopunto de llegada de la procesiónreligiosa.3 El pasante surgió en los ayllusdel Altiplano como parte de unsistema de “empobrecimiento ri-tual”, un mecanismo de controlpara evitar que las desigualdadeseconómicas dentro de cada co-munidad se acrecentaran indefini-damente. En el aspecto religioso,a los miembros más afortunadoso dotados “se les obligaba a pa-trocinar las fiestas religiosas loca-les que exigían el gasto de susahorros. A cambio del gasto deltiempo, alimento, bebida y dine-ro, los ancianos afortunados eranrecompensados con honor y po-der local”, pero a costa de “redu-cir su patrimonio al nivel generalde la comunidad” (Klein, 1994).Esto de algún modo se fue modi-ficando, ya que las diferencias so-ciales se han ido acrecentando(ver Albó y otros, 1989).4 Los pasantes les solicitan ayuda avecinos, familiares y conocidos,que se convierten de ese modo enpadrinos, que tienen responsabili-dades específicas en el aconteci-miento: pueden ser responsablesde los arcos, los cargamentos, laorquesta, la comida, la bebida, etc.5 Los arcos, se forman con dos pa-los verticales unidos por uno hori-zontal, todos envueltos en agua-yos y decorados con objetos deplata, flores, etc. Los arcos en ge-neral homenajean visitantes ilus-tres a los pueblos o ciudades. Enel caso de las fiestas patronales,homenajean la visita de la Virgeno, en este caso, del Señor de losCh’utillos.

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comenzó el buen hombre estaba de lo más cuerdoy ya en la mitad -antes de nuestro arco y antes detodos los cargamentos- suspendió todo por unosminutos porque estaba en bastante mal estado. Sefue a vomitar.

Llegó otro gringo (europeo) y Antonio se entu-siasmó yendo a ofrecerle chicha. Con acento euro-peo -probablemente inglés- interrogó a Antonio so-bre si la chicha tenía alcohol. Antonio le dijo que no(le mintió) y el gringo tomó, posiblemente se avivó,dijo que era muy buena y devolvió el tazón. Anto-nio está contento: el gringo ha bebido chicha. Esees el punto: cuando los gringos hacemos lo queellos hacen, ellos se sienten bien, orgullosos de quelos otros adopten -aunque sea momentáneamente-sus costumbres.

Son las seis de la tarde. Todos parecen algo can-sados. Cuando el pasante por fin llega a nuestro ar-co, bailo una cueca con una chola. La madre deMaría había aclarado que bailaría conmigo peroque primero debía bailar con el pasante. Todos seponen contentos. Soy el único gringo aquí y sientoque hay cierta ansiedad de todos por integrarme,por saber si estoy bien, si me gusta la fiesta.

Cuando terminamos de bailar la cueca la cholame dice “vamos lejos, vamos lejos” y yo no sé si mehabla en serio o en chiste. Me río y María que viotoda la escena me pregunta: “Alejandro, ¿quieres irlejos?”. Yo me vuelvo a reír. Cuando la banda vuel-ve a tocar empiezo a bailar con la madre de María.La chola protesta, dice “me lo robaste” y despuésme recrimina algo que no entiendo bien. Todo esconfuso, no se entiende -no entiendo yo- si es enserio o en chiste.

Termina el baile y el pasante va al último arco.Nosotros desarmamos el nuestro y nos disponemosa irnos, vamos yendo al micro. Mientras esperamos,antes de subir, le pregunto a María: “La chola ¿dijoen serio o en chiste lo de “vamos lejos”?”. “¿Eso tedijo?”, responde María desorientándome. Yo le di-go “¿no se acuerda que usted me preguntó si que-

ría ir lejos con la chola?”. Ella frunce el ceño y dice:“no sé, te lo debe haber dicho en chiste”. Desdeque estábamos todos ahí bailando, tomando, ha-ciendo chistes hasta que estábamos esperando pa-ra irnos la fiesta había cambiado. María, que se po-día permitir preguntar si quería “ir lejos”, ahora vol-vía a ser la señora que no sabe de esas cosas.

Hay diferentes momentos de la fiesta: una es lafiesta pública, otra la fiesta “privada” de los padrinosy sus familias; una es la situación antes que venga elpasante, otra cuando está y otra cuando se fue. Lapresencia del pasante en un lugar es el momento cul-minante de la fiesta en ese espacio. Después de esemomento todo tiende a volver a la “normalidad”,aunque en realidad no vuelve linealmente. Cuandonos subimos al colectivo empezó a circular chicha in-cluso entre los nuevos pasajeros, que ahora pagaban2 pesos desde La Puerta a Potosí.

Dos incógnitas

Cuando escribí esto en mi diario, la Fiesta deNuestro Señor de los Ch’utillos recién comenzaba.El día de la fiesta en La Puerta es el día previo a lafiesta multitudinaria en la ciudad de Potosí, en laque participan alrededor de cien mil personas. ¿Porqué esa persistencia por integrarme durante el díade La Puerta, esa insistencia constante con la comi-da, el alcohol, el baile, la challa? De esta situaciónde campo surge una pregunta clave: ¿podemos en-contrar en la relación que ellos me proponen en elcurso de la fiesta los elementos constitutivos delacontecimiento ritual? Y en ese sentido ¿es relevan-te analizar la relación entre el investigador y los su-jetos que estudia?

Si bien el relato escrito en mi diario del 24 deagosto parece contener elementos para intentaruna respuesta, todavía me gustaría señalar un fuer-te contraste con lo que sucedió en nuestra relaciónanterior y posterior, explorando significados dife-rentes a través de un marco comparativo.

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En efecto, había algo extraño, ya que yo habíaestado a principios de agosto viviendo algunos díasen la casa de María y Antonio. El trato era muyamable, pero me sorprendía algo que yo entendíacomo distancia de ellos para con Félix y, por lo tan-to, para conmigo: cuando llegamos no hubo abra-zos entre ellos, no hubo largas conversaciones, sinoque las preguntas se iban dando con el correr de losdías y ocasionalmente. Esto yo lo vivía como uncontraste cultural con mi propia familia, en la cualcada vez que vienen de visita quienes migraron aEstados Unidos existe un ritual de la llegada y de larecepción.

Incluso, después de la fiesta en La Puerta yo mequedé allí aún otros tres días que abarcaba la Fies-ta de Ch’utillos, viviendo con ellos, mirando desdeel mediodía hasta la noche la “entrada de la frater-nidades” -esto es, el inmenso desfile de grupos dedanza- y acompañando la procesión de un grupode Morenos, en el que participaba Félix junto a suprimo. En esos tres días la familia se organizó paraalquilar un “buen lugar” desde el cual observar lafiesta, aprovisionados con singani y cerveza, excep-to el segundo día -cuando les tocó bailar a los Mo-renos- en el cual todo giró en torno al apoyo a Fé-lix y su primo de traslado hasta el punto de partida,y bebidas y comidas durante la procesión que reco-rría varios kilómetros por la ciudad.

En esos tres días, volvió la amabilidad habitualhacia mí, sin duda con más confianza en la relaciónpor el paso del tiempo. Pero aquella insistencia queme había sorprendido en La Puerta no volvió a apa-recer. Las propuestas para que me integrara cam-biaron sustancialmente: los hombres me ofrecíansingani y cerveza al igual que yo se las ofrecía aellos -no aparecía como prueba ineludible-, la comi-da no era un evento colectivo sino una actividadmás entre otras, no se seguía challando -¿dónde?¿sobre el cemento?-6, y en ningún momento lasmujeres me insistieron para que bailara ya que ellasno lo hacían. Sólo me invitó a bailar una chica des-

conocida de un grupo tynku, en un momento en elcual el grupo buscaba incluir al público en su baile.Por otra parte, frente al hecho de que Félix bailaríaen los Morenos el primito me preguntó si yo baila-ría también, pero nadie insistió para que lo hiciera.

¿Por qué este constraste entre la manera en queme trataron en La Puerta y en Potosí? ¿En qué senti-do puede preocupar el grado de preocupación quemanifiesta una familia hacia el investigador? Sugeri-ré que la pertinencia de la pregunta se vincula a la re-lación entre los modos en que ellos me tratan y superspectiva sociocultural. En ese sentido, pueden a-delantarse dos posibles lecturas complementarias dela situación.. La primera -si se quiere, más común ymás evidente- se refiere a sus insistencias como prue-bas que, una vez atravesadas -efectivamente, bebí,bailé y challé- modifican necesariamente la relación.La segunda se refiere a una dimensión muy diferen-te: a través del análisis de la relación que ellos meproponen podemos encontrar las diferentes signifi-caciones que le otorgan estos potosinos a la fiesta deLa Puerta y a la fiesta en Potosí, y en esas significa-ciones se encuentran elementos fundamentales desu relación con el Estado boliviano.

Esto implica que la separación entre objeto y su-jeto de estudio es imposible desde un punto de vis-ta sustancial. Quien estudia es parte de aquello queestudia. En ese sentido, separando analíticamenteel sujeto objetivante y los sujetos objetivados, paracomprender a los segundos resulta necesario consi-derar también sus acciones en relación al primero.

La justificación de este procedimiento metodoló-gico y analítico requiere revisar el debate sobre lareflexividad y considerar la productividad de dife-rentes perspectivas en relación a las respuestas queaportan para el análisis de este caso específico.

La reflexividad constitutiva de la etnometodología

La reflexividad aparece como un núcleo centralen la perspectiva sociológica de la etnometodología

6 En las fiestas de Buenos Aires serealiza la challa, incluso sobre elcemento de las calles de la ciudad.

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de Garfinkel. La búsqueda etnometodológica de lasexplicaciones de los actores parte de considerar queestas glosas no pueden considerarse externas a loscontextos en que se emplean ni independiente-mente de ellas. Por lo tanto, las explicaciones sonexpresiones indéxicas. Ese carácter de las expresio-nes constituye “un obstáculo al uso de técnicas en-teramente formalizadas” de investigación social.“Las propiedades indéxicas de las explicaciones son,por tanto, un recurso más que un obstáculo para elentendimiento en los contextos sociales ordinarios”(Heritage, 1995:321). Las explicaciones no constitu-yen un mundo aparte de las acciones, sino que sonconstitutivas de las acciones así como implican ac-ciones en sí mismas.

Para la etnometodología, la reflexividad es unapráctica cotidiana. Como señala Wolf, “el uso coti-diano, normal del lenguaje, representa, inevitable-mente, y al mismo tiempo, tanto una descripciónde las escenas de interacción social como elemen-tos de estas mismas escenas que aquél consigue or-denar. Un enunciado no ‘transmite’ sólo una ciertainformación, sino que al mismo tiempo crea uncontexto en el cual la información misma puedeaparecer” (1982:132). En otras palabras, el carácterreflexivo de las prácticas de resumen implica que las“actividades con que los miembros producen y tra-tan escenas de acontecimientos cotidianos organi-zados son idénticas a los procedimientos que los su-jetos usan para hacer tales escenas ‘explicables’”(Garfinkel, 1967, citado en Wolf, 1982:134). Lasexplicaciones, entonces, son constitutivas de lasprácticas: “en el rendir cuentas de las acciones, enel explicarlas de forma racional (‘resumible’), los su-jetos producen la racionalidad de tales acciones y ala vez convierten la vida social en una realidad com-prensible, coherente” (Wolf, 1982:135). Esto impli-ca que una etapa imprescindible del trabajo etno-metodológico es la identificación no sólo de los co-nocimientos de sentido común usados por los suje-tos estudiados sino también aquellos que tiene el

investigador (ver Wolf, 1982:136). Esto es así en lamedida en que sólo es posible investigar las asun-ciones incorregibles que forman parte del sentidocomún de un grupo humano cualquiera conside-rando autorreflexivamente el sentido común -aca-démico y no académico del investigador-. De no ha-cerse de este modo, se realizará una descripción et-nocéntrica o teoricocéntrica de ese otro sentido co-mún asumiendo como “evidentes” las asuncionesincorregibles del investigador, o bien se perderá devista la contingencia del sentido común de los suje-tos investigados7.

La reflexividad implica que “la interacción ‘dice’el código”, explica y constituye lo explicado. Es de-cir, que se estudia la producción indéxica de contex-tos, más que contextos estereotipados, así como lautilización de reglas sociales para hacer explicableuna acción, más que las reglas sociales como gene-radoras de acciones.

Un enfoque etnometodológico aplicado a midiario de campo puede iluminar momentos signifi-cativos. En primer lugar, la referencia de los actoresa significados de lugares o prácticas -como el seña-lamiento de Vanesa de las Cuevas del Diablo- debecomprenderse como una producción contextual:nos estamos aproximando al lugar de la leyenda,según la cual sólo el Señor de los Ch’utillos logró li-berar a los indígenas de los maleficios provenientesde las Cuevas del Diablo.

Por otra parte, las sucesivas argumentacionesacerca de por qué debo tomar alcohol muestranque la racionalidad de sus usos es constitutiva delacontecimiento festivo. Al menos, los actores pue-den apelar a la construcción de una racionalidadque sitúe a la diferencia (ellos beben bastante, yono bebo lo suficiente) de su parte, quizás plantean-do como asunción incorregible los efectos positivosdel alcohol.

También se puede señalar que la explicación deque la madre de María sólo bailaría conmigo des-pués de hacerlo con el pasante refiere a la produc-

7 Es necesario advertir que, comoseñala Coulon, “la reflexividad nodebe ser confundida con la refle-xión. Cuando se dice que la gentetiene prácticas reflexivas no signifi-ca que reflexionen sobre lo quehacen. Evidentemente, los miem-bros no tienen conciencia del ca-rácter reflexivo de sus acciones”(1988:43). Si describir una situa-ción es construirla, esto no implicaque los actores se encuentren per-manentemente concientes de queestán construyendo el sentido desus prácticas y realizando prácti-cas.

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ción situacional de reglas de interacción: la personaa cargo de arco primero homenajea al responsablede la fiesta y sólo luego al visitante. Esa regla es in-vocada posteriormente a la decisión.

En un contexto ritual con amplia participaciónde los individuos y grupos familiares, es posible a-nalizar la producción contextual de la familia de Fé-lix en la construcción de su propio arco, en los su-cesivos desplazamientos por espacios del aconteci-miento festivo, en la disposición de las parejas debaile ante la llegada del pasante, en las explicacio-nes acerca de por qué debería yo tomar alcohol.Ahora bien, esa producción contextual es posibleen ciertos marcos constituidos históricamente, enlos cuales parecen existir ciertas reglas procedimen-tales difíciles de modificar.

Un ejemplo condensador es el de María (la tía deFélix) que cuando la “chola” me dice “vamos le-jos”, me pregunta si quiero ir, y más tarde no reco-noce su propia intervención. Etnometodológica-mente, yo intento averiguar la explicación de la ac-ción, su sentido, pero mi intervención aparece com-pletamente fuera de lugar. ¿Por qué? La imposibili-dad de María de responder refiere a mi desubica-ción contextual: no es ella la que produce un nue-vo contexto con su gesto de extrañamiento, sinoque me informa de nuestra ubicación en un nuevomarco metacomunicativo que desconozco. Yo es-toy desubicado porque hay reglas situacionales,que son las que sigue la familia para armar el arcoy las mujeres para decir cosas en cierto marco queno podrán repetir en otro.

En ese sentido, se podría pensar que las prácti-cas más importantes del ritual en La Puerta se en-cuentran -como posiblemente en todo ritual- máscerca de la concepción goffmaniana de reglas situa-cionales que de la aseveración etnometodológicade que “más que ser aplicadas, las reglas son invo-cadas y usadas para afirmar y describir (a posterio-ri) la racionalidad, coherencia, justeza, etc., de loscursos de acción” (Wolf, 1982:145). Al volver sobre

la cuestión de “ir lejos” posteriormente al momen-to culminante y una vez desarmado el arco, yo vio-lo una regla del sentido común: un tema sobre elcual podían hablar una mujer y un gringo en uncontexto, se encuentra prohibido en otro. A talpunto, que María no explica la racionalidad de la di-ferencia, sino que busca manipular su propia posi-ción negando haber dicho eso.

Esto nos lleva a otro problema, ausente en laperspectiva fundada por Garfinkel: la cuestión de lahistoria y de la sedimentación de relaciones socia-les. En efecto, como veremos más adelante, aque-llos elementos claramente significativos que en-cuentro en mi relación con la familia de Félix y en ladiferencia entre sus insistentes intentos de integrar-me en La Puerta y su amabilidad en Potosí se vincu-lan con una historia cultural particular. No encuen-tro entonces individuos creando indexicalmentecontextos, sino sólo en relación a una historia queincluye a distintos grupos e instituciones sociales.

Pero antes de desarrollar esta cuestión, conside-remos otras perspectivas sobre la reflexividad.

Las variantes interpretativistas: ¿narcisismo, azar oinstrumento?

Los interpretativistas sostienen que “el investiga-dor de campo, lejos de ser visto como plagado de‘errores de observación... porque él mismo es el ins-trumento de la observación (Kaplan, 1984:34), esmirado como ‘el instrumento de investigación parexcellence’” (Hammersley and Atkinson, 1983).Ahora bien, la reflexividad como instrumento clavepara comprender a “los otros” se encuentra lejosde producir un nuevo consenso metodológico.

Es ya un lugar común afirmar que el retorno delsujeto de investigación al proceso de construccióndel conocimiento ha derivado en algunos casos enrelatos narcisistas. Se entiende por relatos narcisis-tas aquellas narraciones etnográficas en las cualesla figura del investigador no sólo se encuentra en el

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centro de la escena, sino que se convierte en un ob-jeto de reflexión en sí mismo. Es decir, cuando lasubjetividad se convierte nuevamente en un obstácu-lo para el conocimiento del Otro, pero no ya por sus“potencialidad distorsionadora” de la objetividad, si-no por el abandono del proyecto de conocimientodel Otro para concentrarse en los avatares que tienenal etnógrafo como actor principal. Rabinow, porejemplo, ha sido objeto de esta crítica. Por su parte,el trabajo de Barley (1993), titulado El antropólogoinocente y con una dedicatoria “al jeep”, aporta po-co al conocimiento sobre los dowayos, y aquello queaporta no presenta una clara relación metodológicacon sus cómicas situaciones de campo.

Sin embargo, creo que descartadas las situacio-nes polares -tanto el borramiento del sujeto de lainvestigación como su centralidad casi excluyente-aún queda un amplio terreno teórico y empírico dedebate. En ese sentido, me gustaría plantear unaprimera gran distinción entre aquellos trabajos querecuperan reflexivamente una subjetividad construi-da a través de la diferencia étnica, de género, gene-racional, de clase u otras variantes, de una subjeti-vidad constituida como individualidad atravesadapor un azar irrepetible. Mi argumento es que, aun-que en ciertos casos ambos tipos de reflexividadpuedan mostrar el proceso a través del cual se ac-cede a un conocimiento sobre el otro, mientras laprimera da cuenta de ciertos procedimientos poten-cialmente repetibles o asociables a otras situacionesde campo, la segunda da cuenta de una excepcio-nalidad posiblemente más impactante pero menosaleccionadora.

Si bien descarto definitivamente el establecimien-to de reglas procedimentales universales para el tra-bajo de campo, considero que todo investigador -in-cluso en sus propias improvisaciones- no sólo se ali-menta del sentido común de su cultura, sino del co-nocimiento del resultado de otras improvisacionespor parte de otros etnógrafos. ¿No pensaría dos ve-ces un etnógrafo antes de negarle su máquina de es-

cribir a un “informante clave” después de leer laanécdota de Geertz? Si evidentemente sería absurdoestablecer alguna regla al respecto -al estilo de “us-ted perderá a su informante si le negara su máqui-na”-, es preciso reconocer que la lectura de trabajosreflexivos pasa a constituir parte del sentido comúnacadémico con el cual el investigador opera para to-mar las decisiones en el campo.

En ese sentido, cabe interrogarse, por ejemplo,acerca de qué nos dice Rosaldo sobre el trabajo et-nográfico cuando afirma que sólo pudo compren-der la aflicción e ira de los ilongotes cuando sufrióuna pérdida humana equivalente a la que provoca-ba esos sentimientos en ellos. Más específicamente:que en los catorce años anteriores “ninguna expe-riencia me preparó para imaginarme una ira en laaflicción, sino hasta después de la muerte de Mi-chelle Rosaldo en 1981” (1991:30).

Rosaldo nos dice que su “propio duelo y la con-secuente reflexión sobre la aflicción, ira y cacería decabezas de los ilongotes suscitan problemas meto-dológicos de interés general en la antropología y enlas ciencias humanas” (1991:23). Me atrevería asostener que el interés que suscita esta narración serefiere a la imposibilidad de expulsar a la subjetivi-dad del investigador en el conocimiento sobre losOtros, es decir, que combina una situación particu-larísima -en cierto sentido incomunicable- con unaafirmación de carácter general. Me interesa argu-mentar que existe otro nivel de reflexividad en el tra-bajo etnográfico que parte de presuponer la afirma-ción general de Rosaldo, pero que se diferencia entanto constituye una situación constitutiva de unarelación intersubjetiva estructurada de manera con-tingente por identificaciones del investigador y delos sujetos/objetos de estudio en términos étnicos,de género, de generación, de clase, de poder, etc.

Si la relevancia de la argumentación de Rosaldose vincula al lugar de las emociones en el procesode conocimiento, sería riesgoso asumir que el etnó-grafo se encuentra imposibilitado de comprender

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una situación en la medida en que no experimenteuna situación equivalente a la de los “nativos”. Engeneral, eso es absolutamente imposible exceptocomo imaginación etnográfica en tanto las razonesque impulsan a los sujetos a la interacción son fun-damentalmente distintas. En ese sentido, la incóg-nita que se plantea después de la lectura del su re-lato es: ¿por qué no pudo comprender el sentido delas afirmaciones de los ilongotes hasta haber atra-vesado por la muerte de su mujer? ¿puede afirmar-se la generalidad de su caso y asumir tal obstáculo?

Entiendo que hay otras vías de entrada a la refle-xividad que adquieren un carácter intermedio entreparticularidad y generalidad. Un ejemplo es el casorelatado por Kondo (1986): una antropóloga japo-nesa-americana que realiza su trabajo de campo enTokyo y es presionada por su familia para cumplircon todas la normas de la mujer japonesa. Kondoacepta en tanto busca adaptarse a las reglas nati-vas. Sin embargo, tiempo después siente una con-moción al ver en un mostrador de metal de un ne-gocio la imagen de una típica ama de casa japone-sa que le resultaba extrañamente familiar: era ellamisma. Kondo narra su crisis de identidad, sus pre-guntas sobre si se había convertido en “nativa”, suprofunda sensación de malestar. Aunque la escenaconcreta en que el reconocimiento de la situaciónse produce aparece en el texto como absolutamen-te irrepetible, lo relevante -al menos desde mi pun-to de vista- se refiere a las conclusiones que puedesacar Kondo sobre el proceso en términos más am-plios. En primer lugar, los japoneses otorgan granrelevancia a los rasgos fenotípicos en la definiciónde la identidad cultural. Para ellos, por lo tanto,aunque Kondo hubiera nacido y se hubiera educa-do en los Estados Unidos, ella era una mujer japo-nesa y debía comportarse como tal. En segundo lu-gar, al ser definida por los sujetos en estudio comonativa -lo cual muestra la contingencia del concep-to de “natividad”- Kondo tiene ventajas y desven-tajas: tiene un más fácil acceso a diferentes grupos

sociales, aunque también mayores dificultades pararealizar cierto tipo de preguntas que “no corres-ponderían” a sur rol8.

A diferencia del relato de Rosaldo, la narraciónde Kondo puede ser experimentada -obviamentecon otras particularidades secundarias- por otra an-tropóloga que pudiera ser clasificada de un modoanálogo por nativos que definan la identidad cultu-ral de una manera similar a los japoneses. ¿Se meacusará acaso de pretender generalizaciones? Másbien, afirmaría que es necesario concebir el encuen-tro etnográfico como proceso de interacción de ac-tores sociológicos y, en ese sentido, como situaciónobjetivable que puede reflexivamente aportar ele-mentos fundamentales para el conocimiento de losotros. Una renuncia a concebir al antropólogo y alinformante básicamente como actores sociológicosimplicará la abdicación de la autorreflexión teóricae histórica de la antropología (Peirano, 1992:145).

En ese marco, puede distinguirse la utilidad derelatos reflexivos repetibles e irrepetibles -lo cual noinvalida a éstos- en el sentido de que los segundosnos dicen poco acerca de los modos en que podría-mos proceder en el futuro y mucho sobre cuestio-nes de un amplio nivel de generalidad. Si bien des-carto a priori el establecimiento de rigurosas reglasmetodológicas, creo en una creciente agudizaciónde la mirada sobre los aportes sustanciales que pue-de realizar al conocimiento sociocultural una com-prensión de los modos en que se estructuran las re-laciones intersubjetivas en el trabajo de campo.

En ese sentido, retomando las notas en mi dia-rio, tendería a pensar que cualquier etnógrafo“gringo” que consiguiera “entrar al campo” y seencontrara en la fiesta de La Puerta, estaría sujeto ainterpelaciones relativamente similares a las que es-tuve sujeto yo: posiblemente no se sienta descom-puesto y pueda comer normalmente con ellos; difí-cilmente se encuentre en condiciones de seguir elritmo de bebida de la fiesta o al menos estará encondiciones de leer sus ofrecimientos insistentes co-

8 Podrían plantearse muchosejemplos para mostrar cómo lasprácticas de los sujetos que estu-diamos hacia los antropólogosson reveladoras de su “punto devista” y de las relaciones socialesen las que están insertos. En sutrabajo de investigación sobre losprotagonistas de la Guerra deMalvinas en Argentina, Guber(1994) relata cómo hacia al finalde su trabajo de campo -al revésque como solía ocurrir con los an-tropólogos en otros contextos co-mo Africa- fue acusada de perte-necer a los “servicios”, de ser unaespía del Estado. Lejos de revelaruna percepción de su propia per-sonalidad, el caso da cuenta -através de su investigación específi-ca- de la relación que estos prota-gonistas construían entre Nacióny Estado en la Argentina. Otroejemplo, vinculado a cómo laidentificación del etnógrafo conlos periodistas (como variante deconsiderarlo un brujo, un médico,un espía) da cuenta de relacionesentre actores específicos y su concepción del “espacio público”,puede encontrarse en Auyero yGrimson, 1997.

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mo constitutivos de la relación que ellos proponen;y no creo que se pusiera a bailar por su propia cuen-ta, por cual sería impelido a que lo hiciera en el mo-mento indicado; lo cual también sucedería con lachalla. De hecho, ese otro “gringo” que llegó enmedio de la fiesta fue invitado inmediatamente abeber. Y si no se continuó con los otros ofrecimien-tos fue sencillamente porque se retiró inmediata-mente de la escena.

Me arriesgaría a presuponer que si en mi lugarhubiera estado una mujer una gran parte hubieracambiado. Si fuera así, señalaría la relevancia delgénero en la estructuración de la intersubjetividadentre los nativos en esa situación específica. Inclusouna eventual comparación daría cuenta de “prohi-biciones” y “obligaciones” diferenciadas por géne-ro. Sin embargo, otras situaciones de campo -porejemplo, en algunas en las que estuvo presente miesposa- señalan que esa predisposición a buscar in-tegrar al otro se mantendría, aún cuando fuera demodalidades diferentes.

La preocupación e insistencia de la familia de Fé-lix para que comiera, bebiera, bailara y challara, ha-ce referencia a aquellas prácticas culturales habitua-les para ellos en el curso de la fiesta y que son des-conocidas en principio por mí. “El antropólogopuede sacar ventaja de su inadecuado desempeñono intentando la imposible tarea de convertirse enun miembro, sino mediante la explotación sistemá-tica del hecho de que no es un miembro y el actuarsobre la base de sus propias reglas culturales paraaveriguar hasta qué punto difieren de las de los na-tivos” (Holy, 1984:24).

En esa relación conmigo encuentro los elemen-tos constitutivos de la fiesta: la comida abundante,el baile con el pasante, la bebida y la challa, la libe-ralidad de las relaciones entre hombres y mujeres. Elcuerpo se presenta como una clave de la fiesta. Lafiesta es ingerir, es moverse, es soltar el cuerpo. Pe-ro no es un cuerpo secular, sino atravesado por loreligioso. Por eso, el baile se vincula con la presen-

cia del pasante, así como la bebida con el agradeci-miento a la Pacha Mama.

Cuando ellos buscan integrarme lo hacen a tra-vés de los elementos organizadores de la fiesta y,específicamente, a través de los roles que cada unode ellos cumple en el acontecimiento. En ese mar-co, no alcanza con estar ahí, con observar o partici-par, sino que es imprescindible en ese procesotransformar a nuestra propia subjetividad en nues-tra herramienta de investigación. En ese sentido,nuestra subjetividad no sólo no constituye un obs-táculo de la “objetividad”, sino que es el principalmedio de objetivación con el que contamos.

La socioantropología reflexiva de Pierre Bourdieu

La reflexividad como propiedad de todo discursoy como herramienta metodológica en el trabajo decampo no agota los debates sobre la subjetividaden el análisis social. Un elemento distintivo de laperspectiva bourdeana es su preocupación por lareflexividad, en el sentido de autoaplicación de losinstrumentos de la ciencia. Desde este punto de vis-ta, Loïc Wacquant (1995) señala tres tipos de par-cialidades que pueden “oscurecer la mirada socio-lógica”: el origen y las coordenadas sociales del in-vestigador; la posición que ocupa el analista en elcampo académico; la parcialidad intelectualista quese traduce en la percepción del mundo como es-pectáculo, “como un conjunto de significados enespera de ser interpretados, más que como proble-mas concretos demandantes de soluciones prácti-cas”.

La reflexividad para Bourdieu (1995) no es “unareflexión del sujeto acerca del sujeto”, sino “unaexploración sistemática de las ‘categorías de pensa-mientos no pensados que delimitan lo pensable ypredeterminan el pensamiento’, y que guían la rea-lización práctica del trabajo de investigación”. El in-conciente colectivo científico debe ser sometido aexamen -y neutralizado- en cada proceso de cons-

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trucción del objeto. Evidentemente, esto es algomuy diferente -y para Bourdieu contrapuesto- a loque Geertz llamó el diary disease al estilo Rabinow(1986) porque la diferencia central entre investiga-dor e informante es enunciada así: “no se puedeentender la lógica de la práctica si no es a través deconstrucciones que la destruyen en tanto que tal”(1991:29). Declinar la confesión intimista es “au-toaplicarse el criterio de su sociología” en el senti-do de que aquello que se presenta como individual,como personal, no es más que expresión de relacio-nes sociales estructuradas. En otras palabras, la au-torreferencialidad -implícita o explícita- sólo es legí-tima y fundante de una antropología reflexiva cuan-do “al hablar acerca de mí mismo, revelo -por pro-curación- verdades que atañen a otros” (Bourdieu,1995:149). En otras palabras:

“Adoptar el punto de vista de la reflexividad nosignifica renunciar a la objetividad, sino poner entela de juicio el privilegio del sujeto conocedor, alque se exenta de manera totalmente arbitraria, entanto que puramente no ético, del trabajo de obje-tivación. Optar por la reflexividad es tratar de darcuenta del ‘sujeto’ empírico en los mismos términosde la objetivación construida por el sujeto científico,(...) tomar conciencia y lograr el dominio (hastadonde sea posible) de las coacciones que puedenoperar contra el sujeto científico a través de todoslos nexos que lo unen al sujeto empírico, a sus inte-reses, impulsos y premisas, las cuales necesita rom-per para constituirse plenamente” (Bourdieu,1995:156).

Según entiendo, en Bourdieu se encuentran cier-tas posiciones normativas sobre los procedimientosmetodológicos de carácter general. Este carácterimplica que su aplicación es imprescindible en cadainvestigación, al mismo tiempo que es necesarioreelaborar su productividad en cada caso particular,si es que fuera posible.

La “parcialidad” intelectualista es un riesgo yuna tensión constante en el trabajo de campo etno-

gráfico, en la medida en que implica la puesta encontacto de dos contextos o mundos diferenciados:el mundo en estudio y el mundo de los estudiosos.Es común escuchar en los diálogos entre investiga-dores hablar de procesos reales, en los cuales se en-cuentran involucrados los sujetos que ellos estu-dian, como “interesantes”, “fascinantes”, “impac-tantes” y también como “aburridos”, “peligrosos”,etc. Todos estos adjetivos refieren a la relación en-tre un objeto de estudio construido de determina-da manera y el campo académico.

Cuando en mi trabajo de campo encontré, enuna fiesta patronal, un muñeco del Pato Donald enun cargamento como ofrenda a la Virgen de Urku-piña, mi relato sobre el ritual en mi mundo acadé-mico porteño pareció oscurecerse frente a ese ha-llazgo “fascinante”. ¿Por qué aparecía de ese mo-do para algunos de mis colegas? Porque el muñecose presentaba a simple vista como una confirma-ción empírica propia de la teoría de la “hibridacióncultural” de García Canclini. Es decir, el caso enca-jaba perfecta y originalmente en una teoría bastan-te en boga en aquel momento (o, más bien, de cier-ta lectura de ella). Esto implica que toda combina-ción de “exotismo” -el modo en que resuena lo“boliviano” en la aulas de la Facultad de CienciasSociales de la Universidad de Buenos Aires- y lo vin-culado a la cultura masiva es casi una garantía degenerar “fascinación”. Además, como un adita-mento para los cientistas de la comunicación (conlos que dialogaba al finalizar mi licenciatura), ca-sualmente refiere al mismo personaje de historietay dibujitos que fuera denostado críticamente porMattelart y Dorfman en los 70, desde una perspec-tiva semiológica “mecanicista”, según las teoríasentonces en boga. Esto implica que el Pato Donaldresignificado por los bolivianos sería además unademostración de los errores de la vetusta “teoría dela dependencia”.

Dije “a simple vista”. No porque pretenda aquíafirmar todo lo contrario que lo que indica esta po-

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sición, sino porque me interesa remarcar -siguiendoa Bourdieu- la superficialidad de los procedimientosde significación de las prácticas culturales en la par-cialidad intelectualista. Comprender la lógica de lapráctica implica comprender que los bolivianos quecolocaron ese muñeco del Pato Donald no lo consi-deran en ningún sentido “interesante”, sino que lohacen desde la búsqueda de construcción de unposicionamiento social que implica, para ellos, “re-cuperar una tradición” como modo de estableceruna nueva relación con la sociedad en la que viven(ver Grimson, 1998).

Una situación similar se presenta cuando consi-deramos como un dato “fantástico” que la Munici-palidad de Potosí haya construido un “calvario” enLa Puerta, a imagen y semejanza del ubicado enQuillacollo, Cochabamba, que se encuentra ancla-do en una leyenda quechua a la vez que se ha con-vertido en los últimos años en la “Fiesta de la Inte-gración Nacional”. Ese ejemplo es leído como con-firmación de nuestros presupuestos sobre la “cons-trucción de la nación” y, de ese modo, su sentidopráctico específico queda diluido. En el campo aca-démico porteño estos “datos” generan habitual-mente “impacto”, al igual que los relatos en prime-ra persona que involucran al etnógrafo en situacio-nes vividas como “exóticas” por su auditorio. Meinclinaría a creer que este “impacto” se vincula enparte a una vida universitaria y a reuniones científi-cas generalmente vividas por sus participantes conuna tendencia a repetir teorías de moda, grandesgeneralizaciones vacías, o reglas de funcionamientode objetos más “incomprensibles” que exóticos pa-ra el auditorio.

No pretendo excluirme de esa sensación de re-petición y aburrimiento que atraviesa nuestra vidaacadémica, ese sentimiento de vacuidad de las rá-pidas generalizaciones inteligentes que entusias-man a algunos auditorios estudiantiles o a otros noentrenados en investigación social. Puede conside-rarse lo que afirmo literalmente como testimonio,

aunque en realidad me interesa aquí como intentode comprensión de la parcialidad intelectualista queconsidero constituye una parte considerable delcampo en Buenos Aires. De un campo que en cier-tas zonas parece consolidar una cierta divisoria ge-neracional del trabajo, donde aquellos que estamosen nuestro período de formación proveemos ejem-plos confirmatorios para las generalizaciones deaquellos que se encuentran consagrados. Y en nopocos casos la utilización de esos ejemplos implicaun proceso de descontextualización radical: lo queinteresa es el impacto del ejemplo como confirma-ción de la teoría, no la lógica práctica implicada enese ejemplo que se conecta con una racionalidadde los actores incomprensible y aburrida miradadesde la parcialidad intelectualista9.

Puede notarse cómo intentando reconstruir eloscurecimiento intelectualista, pude comenzar a re-construir mi propia posición en el campo académi-co. Sin embargo, es necesario comprender otracuestión: mi posición en el mundo académico por-teño en el momento de redactar las líneas de midiario de campo -al igual que en el momento de re-dactar éstas- es una situación que definiría como deliminalidad. Yo realizaba una investigación, aunquesegún las jerarquías institucionales existentes no eraun investigador. Para serlo -no frente a los ojos delos alumnos, sino a los ojos de los profesores con-sagrados- debería aún realizar otras investigacionesy esperar que llegara “mi turno”. Por otra parte, mipretensión etnográfica me sacaba del terreno insti-tucional de la comunicación (en el que había reali-zado la graduación) sin ingresar en el terreno insti-tucional de la antropología.

El viaje a Bolivia y el trabajo de campo que reali-zaría allí eran, en parte, un rito iniciático sin garan-tías. Al igual que la bebida, la comida, el baile, lachalla que me ofrecían los potosinos, constituíanpruebas que debía pasar, aunque no para estar enotra parte, sino para estar un poco menos en nin-guna. De ese modo, la culpa que sentía al no poder

9 Todas las relativizaciones puedenser añadidas aquí: sin duda no to-dos los jóvenes funcionan así, y notodos los senior funcionan de esaotra manera. Hay jóvenes contemprano espíritu generalizador ysenior que realizan importantestrabajos empíricos. Además, nohay ninguna identidad necesariaentre generalización y parcialidadintelectualista. Con todas las relativizaciones que se quiera, estose parece en algo a cómo funciona el campo académico enBuenos Aires.

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comer el picante que comían ellos y no poder beberal ritmo que bebían ellos, no sólo era un miedo a noconseguir entrar a una situación de campo especí-fica, sino el miedo al fracaso en mi pretensión deentrar a un modo de trabajo de campo específico.Dos admisiones diferentes pero articuladas entre síestaban en juego en mi cabeza cuando hacía es-fuerzos para continuar bebiendo chicha y singani acuatro mil metros de altura.

Nuevamente, pretendo seguir a Bourdieu en es-te punto. A pesar de mi “confesión intimista”, “alhablar acerca de mí mismo, revelo -por procura-ción- verdades que atañen a otros”. O al menos lointento, ya que considero que no estoy enunciandouna particularidad irrepetible. Por supuesto, entien-do que cuando Bourdieu habla de la reflexividadcomo “una exploración sistemática de las ‘catego-rías de pensamientos no pensados que delimitan lopensable y predeterminan el pensamiento’, y queguían la realización práctica del trabajo de investi-gación”, se refiere también a las perspectivas teóri-cas en boga y los oscurecimientos categoriales quese producen en cada momento histórico. Sin em-bargo, considero que no es imprescindible en estecaso revisar un supuesto “marco teórico” con elcual realizaba mi investigación, en tanto el posicio-namiento en el mundo académico porteño se en-cuentra atravesado básicamente por categorías ge-neracionales -que refieren a clase de investigador- yuna parcialidad intelectualista constitutiva que deri-va en que las descripciones empíricas pocas vecesson analizadas desde el punto de vista del actor ycomo la expresión contingente de relaciones socia-les en las cuales se encuentran en juego interesesprácticos.

¿Reflexividad esencial o reflexividad como herra-mienta?

En términos simples se podría decir que la refle-xividad es básicamente una inclusión y una exigen-

cia de inclusión: de los discursos sobre las prácticascomo parte de esas mismas prácticas, del investiga-dor que se aproxima a un objeto como parte de esemismo objeto, de los discursos analíticos sobre ob-jetos como parte de los discursos teóricos de uncampo, etc. Decimos inclusión y exigencia de inclu-sión ya que la reflexividad no se reduce a una cate-goría descriptiva, sino que ha devenido en los últi-mos años una categoría prescriptiva: no sólo soyefectivamente reflexivo, sino que debo serlo (en unsentido diferente) para lograr conocer el objeto.

La reflexividad es una categoría en disputa. Di-versas perspectivas aluden con el mismo término acuestiones descriptivas y deontológicas distintas.Por eso, realizaremos el siguiente esquema sin pre-tensión de exhaustividad para permitirnos visualizaruna posible organización de las diferencias:

En primer lugar, hay dos grandes concepcionesde la reflexividad: una refiere a una propuesta decomprensión de la vida social, la otra a una pro-

Autocontrol construcción del objetoReflexividad del Concepción procedimentalinvestigador metodológica de interpretativo

la investigación Diferencias sociológicasentre sujetos en el campo

Autorreferen- posición académicacialidad biográfica

(repetible/ irrepetible)

en el TC (repetible/irrepetible)

Reflexividad de Concepción teórica de lo social. Procedimientos definidoslos sujetos de por la etnometodologíala interacción

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puesta de comprensión del proceso de investiga-ción. Dentro de esta última, la reflexividad es utili-zada como (auto) control del proceso de investiga-ción: en la posición auto-reflexiva acerca de lacondiciones (académicas, sociales y políticas) en laconstrucción del objeto, en el desarrollo metodo-lógico y en la propuesta hermenéutica. Comple-mentariamente -aunque en algunos casos de ma-nera exclusiva-, la reflexividad puede presentarsecomo autorreferencialidad, para el análisis y com-prensión de situaciones de campo, para el análisisdel proceso de investigación, pueden plantearserelaciones biográficas del investigador con su ob-jeto o aludir a la constitución de “identidades” so-ciológicamente reconocibles y su vínculo con eltrabajo de campo (por ejemplo, varón, blanco,universitario).

Las diferentes posiciones revisadas, evidente-mente, tienen ciertos puntos incompatibles. En lamedida en que parece necesario optar sobre algu-nas cuestiones, me interesa señalar una interesantedefensa de la postura etnometodológica realizadapor Watson (1989) en la medida en que después in-tentaré mostrar que me resulta más útil -para com-prender a los potosinos- una combinatoria de lasposturas interpretativistas y bourdeanas.

Watson realiza una crítica de la concepción dela reflexividad de la antropología interpretativa,proponiendo recuperar la concepción constitutivade la reflexividad. La cuestión tal como la planteaes qué relaciones se proponen entre la realidad ylas explicaciones. Sobre este punto hay tres teoríasdiferentes:

a) la teoría de la correspondencia: “nuestras ex-plicaciones de la realidad reflejan la realidad”.

b) la teoría constitutiva: “nuestras explicacionesde la realidad son constitutivas de la realidad”. Enesta postura etnometodológica se entiende que lareflexividad es una propiedad de las explicaciones.

c) Entre estas posturas extremas se encuentra lateoría interpretativa: “las explicaciones no reflejan

pasivamente un mundo exterior; más bien son in-terpretaciones activamente construidas de él”.

“La confusión interpretativa consiste, en primerlugar, en que aparenta estar de acuerdo con el re-lativismo mientras se aferra ostinadamente al realis-mo, y, en segundo lugar, en sostener que confron-ta con la reflexividad cuando meramente la admi-nistra. La raíz del problema se halla en la falla de losantropólogos para reconocer que la reflexividad noes tan sólo algo que uno ‘hace’, como involucrarseen la autorreflexión o buscar validez, sino que, másbien, es una propiedad esencial e inevitable de to-do discurso” (Watson, 1989:29-30, mi trad.).

Para Watson, esta confusión es un “impedimen-to significativo para que los antropólogos confron-ten su propia reflexividad esencial”, aunque es ne-cesario señalar que no plantea indicaciones clarasde cómo se procedería en el segundo caso. Ademásde señalar como equivocada la comprensión de lareflexividad del científico como un constante testeode las propias asunciones y procedimientos, planteados diferencias entre la teoría constitutiva y la inter-pretativa. Mientras para la primera la reflexividad esuna propiedad de las explicaciones, para la segun-da sería una variable (ciertas explicaciones seríanmás reflexivas que otras). En segundo lugar seríatambién una variable de tipo moral, que impulsa alos interpretativistas a sostener que su posición esmás reflexiva que la de otros.

Watson descarta la existencia de discursos no in-déxicos y no reflexivos, y critica la transformaciónde la reflexividad en una tema específico de investi-gación o su utilización autoconciente que gira so-bre el rol del etnógrafo. Para él, en estas y otras for-mas “en el mismo acto de ridiculizar al realismo yadvocar la autorreflexividad, los antropólogos inter-pretativos han desactivado la reflexividad esencialconstitutiva y han fortalecido el género realista quedeclaran haber abandonado” (1989:35, mi trad.).Esta sería una nueva variante de construcción de lala autoridad etnográfica que anula la validez local y

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relativa de todo relato etnográfico, que impidemostrar cómo nuestros discursos constituyen lasrealidades de las que hablamos.

Esta perspectiva teórica sobre la reflexividad cons-titutiva, aunque tiene implicancias metodológicas, serefiere básicamente a la performatividad del lengua-je. A través de la etnometodología, se generalizan lasafirmaciones acerca de los “actos de habla” de Aus-tin y otros autores. Si todo discurso es indéxico y re-flexivo por definición -incluso aquel que busque pre-cisamente no serlo- esto implica simultáneamente aletnógrafo y a los sujetos que él o ella estudian. Enese caso, la distinción de Benveniste entre historia ydiscurso podría seguir siendo útil solamente a condi-ción de ser ubicado en un nivel analítico inferior:siendo la deixis constitutiva de todo discurso, existenciertos discursos que se caracterizan por particularesgiros lingüísticos que buscan explícitamente evitar-la10. Al mismo tiempo, al ser todo discurso constituti-vo de las prácticas a las que refiere, las explicaciones,los resúmenes, las glosas, constituyen los contextosde interacción, utilizan las reglas como argumentos,producen las racionalidad de lo social.

La autorreferencialidad de Benveniste implicabala anulación del “efecto de objetividad” en la enun-ciación, modalizando las aserciones y relativizandouna autoridad o voz absoluta. El argumento deWatson consiste en afirmar que, siendo actualmen-te imposible la pretensión de una “autoridad etno-gráfica” con el sólo “estar allí”, el etnógrafo busca“manejar” su reflexividad. Al tomar conciencia desu propio lugar “administra” las modalizaciones ysu rol en el relato transformándolo en un objeto deestudio o en una herramienta de investigación. Deesa manera, una nueva autoridad etnográfica surgecon la inclusión de la primera persona texto.

La reflexividad como herramienta

Más allá de las varias formas en que se entiendela reflexividad, el uso del concepto constituye en sí

mismo un ataque contra el realismo mecanicista yel positivismo. Sin embargo, parece demasiado va-go conceptualmente y me inclino a creer que lapostura etnometodológica no ayuda a aclarar lascosas.

Creo que la crítica de Watson, aunque es consis-tente, no deja de ser problemática. ¿Cómo impedirque una vez que somos concientes de cierta propie-dad de nuestros discursos no hagamos uso de eseconocimiento? Obviamente, esto no implica quesea productivo reemplazar el discurso que oculta laenunciación por una fuerte autoridad del yo. Peroincluso, aceptando en parte la crítica de Watson,que implicaría reconocer ciertos efectos no desea-dos del “descubrimiento” de la reflexividad (comoel relato narcisista), pueden adoptarse algunas afir-maciones del mismo Watson como un nuevo cono-cimiento que nos permita “manejar” en otro senti-do la reflexividad. Evidentemente, esto implica re-chazar la crítica a transformar la reflexividad en unaherramienta metodológica fundamental.

El uso de la reflexividad plantea la imposibilidadde describir un mundo como si fuera absolutamen-te exterior al investigador mismo. Sin embargo, enla medida en que la escritura etnográfica implica unordenamiento de los datos producidos en el campo,no puede concebirse ni como reflejando ni comoconstituyendo el trabajo empírico anterior. Másbien, la escritura etnográfica construye para la au-diencia académica los resultados de ese trabajo em-pírico (Geertz, 1989; Cardoso de Oliveira, 1998). Enese sentido, es necesario distinguir el trabajo empí-rico reflexivo de una escritura repleta de shiffters.Porque una autorreferencia constante en la escritu-ra no garantiza nada acerca de los procedimientosutilizados en el campo e incluso no garantiza nadasobre la producción de un conocimiento sobre elotro. Del mismo modo, el borramiento del sujeto dela enunciación para avanzar hacia una reproduc-ción de las voces de los actores es otra modalidadde escapar a la cuestión (Peirano, 1992).

10 Esos giros son conocidos comoanafóricos por contraposición alos deícticos: el día anterior en lu-gar de ayer, el día posterior en lu-gar de mañana, en aquel lugar envez de allá, el que suscribe en lu-gar de yo, el destinatario de estamisiva en lugar de vos/tú/usted,etc.

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Desde un punto de vista eminentemente meto-dológico, no parece muy útil insistir en que tododiscurso es reflexivo. Porque la reflexividad puedeentenderse en un sentido menos general como elrecurso metodológico por excelencia, es decir, lautilización de la subjetividad del investigador comoel medio de conocimiento fundamental en el tra-bajo etnográfico. Si el observador pasa a a formarparte del fenómeno observado y, por lo tanto, loconstituye, es necesario construir mecanismos deobjetivación de la subjetividad. Es necesario reco-nocer reflexivamente la existencia constante deprocesos de objetivación por parte de los antropó-logos y establecer las condiciones, si se quiere“epistemológicas”, que tienden a perfeccionaresos procesos.

Si una vez definido el objeto de estudio, el estu-dio de ese objeto pasa a constituir parte de él, po-demos vernos arrastrados al infinito y paralizar to-da investigación social. De lo que se trata en todocaso, no es sólo de comprender en qué sentidos es-pecíficos en cada caso la investigación pasa a cons-tituir -”modificar”- parte de panorama que se in-vestiga, sino fundamentalmente en intentar objeti-var al investigador, sus prácticas y recursos, para po-der también (auto)analizarlo. De ese modo, la refle-xividad se constituye en una herramienta metodo-lógica indispensable: es el camino subjetivo para lacomprensión de una intersubjetividad que confor-mamos en el campo.

En la medida en que se conciba a la subjetividaddel investigador no sólo como recurso para produ-cir conocimiento en el campo, sino también paraproducir interpretaciones de esos fenómenos rela-cionadas -muchas veces contrastivamente- conotras interpretaciones existentes en su campo aca-démico y en su propia cultura, parece inútil debatirsi el “eje” de la reflexividad debe colocarse en unoo en otro. Más bien, cabría afirmar que cada etapade la investigación implica necesariamente un pro-ceso (subjetivo) de objetivización.

Sentido de la interacción y sentido de la fiesta

Vuelvo ahora a mi diario de campo para mostrarcómo a través de la relación que ellos establecenconmigo, pero también a través de una historia queellos me obligan a reconstrir -que es la historia deellos-, encuentro el sentido de sus prácticas y clarosindicios de la construcción de un posicionamientosocial.

Recapitulemos. A través de la relación que ellosestablecen conmigo hemos reconstruido elementosconstitutivos de la fiesta: la comida, la bebida, lachalla, el baile. Hemos visto cómo en esa búsquedapor incluir al “gringo” aparecía cierto posiciona-miento de género, al menos en relación a un hom-bre. Creo también poder reconstruir una dimensiónpolítica, vinculada con los diversos grupos sociales ycon el Estado boliviano, que se me aparece en elsimple gesto de ofrecerme chicha y singani, de pe-dirme que challe, de insistirme en que baile. Volve-mos entonces a la pregunta del principio: ¿Por quéel contraste entre la insistencia en La Puerta y laamabilidad en Potosí?

Comienzo entonces por la historia, aunque demanera breve11.

En Bolivia, “tradicionalmente”, las fiestas teníanun carácter local y el conjunto anual de celebracio-nes comunales estaba ligado con el ciclo agrícola.Sin embargo, a partir de la década del 50 las fiestaspatronales han vivido un proceso de urbanizaciónque implicó diversas transformaciones. La clase me-dia urbana comenzó a participar en las fraternida-des y se unieron por primera vez a las danzas de losgremios mestizo-cholos.

Este movimiento “urbanizador” recién comenzóen Potosí a mediados de los años 80. Hace sólounos diez años la única fiesta de Ch’utillos se reali-zaba en “La Puerta”. En cambio ahora -después dela importante campaña desplegada por la Inten-dencia- es sólo el paso previo a la gran fiesta que sehace en Potosí. El día anterior a la Fiesta de los

11 Para un mayor detalle de estedesarrollo histórico puede consul-tarse Grimson, 1998.

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Ch’utillos se realiza el encuentro mucho más redu-cido a pocos kilómetros de la ciudad. Allí hay tresayllus y hace poco la municipalidad se ha encarga-do de construir un “calvario”. A “La Puerta” casino concurren “gringos” y el primer día de la proce-sión en la ciudad se reserva para la entrada de losgrupos de danza de las provincias. Esto no alcanza,sin embargo, para que los antiguos participantes,“indígenas” o “campesinos”, afirmen que “antesnosotros hacíamos la fiesta y ahora la miramos”.

El Estado cumple un rol fundamental en Ch’uti-llos. La municipalidad alquila las veredas a comer-ciantes que instalan graderías que venderán a losasistentes, otorgándole al acontecimiento un carác-ter de espectáculo. En estas grandes fiestas urbanasno suele haber pasantes, sino sólo de cada una delas fraternidades. La presencia del estado y los polí-ticos puede verse claramente en la participación delintendente en una fraternidad.

La fiesta de “La Puerta” se articula entonces conuna larga historia, una historia que comienza antesde la colonia y que remite a los lugares de asenta-mientos de los quechuas antes de la llegada de losespañoles. La fiesta grande remite al nuevo lugar,fruto del Potosí de la explotación minera y de lanueva intervención estatal que ha desarrollado unaamplia campaña para realizar la fiesta en la ciudady con un carácter multitudinario.

En “La Puerta” la presencia del Estado es aúnmarginal. Aunque la Municipalidad ha construidoun calvario, el centro de la fiesta no se desarrolla enél, sino en los ayllus, alrededor de las casas de loshabitantes del lugar. En Potosí la relación se invier-te: la fiesta se organiza a través del trazado munici-pal del recorrido de las fraternidades y con las fami-lias sentadas en las veredas, en lugares alquiladospor la municipalidad. La fiesta de Potosí dura tresdías, que son declarados feriados (viernes, sábado ydomingo). La fiesta de La Puerta, realizada el juevesanterior, no figura en el calendario oficial. Por lotanto, en lugar de feriado, hay una figura ambigua,

la “tolerancia”, que implica que no se sanciona anadie que falte a su trabajo, pero se supone que lamayoría va a trabajar.

Si cuando Antonio y María nacieron la fiesta deLa Puerta era ya una “vieja tradición”, ellos mismospresenciaron la creación y el crecimiento de la fies-ta en Potosí que se encuentra actualmente en ple-no desarrollo. Mientras en La Puerta, frente a la pre-sencia no común de un gringo, ellos podían consti-tuirse en sujetos que buscaban integrar a los“otros” a su cultura, en Potosí ellos mismos se es-taban integrando paulatinamente a un nuevo mo-do de hacer y vivir la fiesta propuesto desde el Esta-do.

En Potosí ellos eran básicamente observadores.Su participación se condensaba en Félix y su primo,es decir, estaba claramente restringida en personas,tiempo y espacio. En cambio, en La Puerta partici-paban todos y ellos eran los que hacían la propiafiesta. Eran padrinos. Por lo tanto, no sólo queríansino que podían buscar que todos se integraran asus pautas, a sus costumbres. Mientras a la fiesta dePotosí yo fui junto a ellos, en La Puerta yo asistí a sufiesta.

Sin embargo, ellos no son “campesinos” ni “in-dígenas”, son parte de los sectores populares urba-nos que hasta hace pocos años no participaban enla fiesta de La Puerta. Esta es su fiesta porque a par-tir de la nueva política municipal, la familia de Félix-al igual que un amplio sector urbano- comenzó aapropiarse y a transformar esa “vieja tradición que-chua”. El singani y la cerveza por la chicha, los co-lectivos y automóviles por los caballos, la cueca porel tynku, son parte de una serie de sustituciones in-troducidas por ellos mismos.

En sus invitaciones e insistencias hacia mí, y en susimple amabilidad posterior, estaban dando cuentaa la vez del impulso de ese proceso de apropiaciónabierto por la nueva política municipal, pero quecontrastaba con el protagonismo del estado duran-te la fiesta en Potosí.

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En que estas personas me tratan, en las manerasen que me hablan, me piden, me exigen, me ofre-cen, se encuentra condensado su posicionamientoen relación a la transformación de las fiestas patro-nales en sus región y en su país, y su relación con elEstado. De ese modo, mi presencia como investiga-dor “gringo” no es un obstáculo a superar comocondición para la comprensión de su perspectiva.Mi presencia se inserta en una red de relaciones so-ciales, culturales y políticas, y por lo tanto el modoen que ellos la elaboran y la resuelven habla de esasrelaciones. Por ello, una relación reflexiva con mipresencia y las prácticas y discursos de ellos paraconmigo es la herramienta básica con la que cuen-to para desentrañar su perspectiva, que anuda unahistoria cultural en proceso de transformación conla construcción de nuevos posicionamientos. Y esahistoria es la que necesito conocer para poder com-prender los significados de las relaciones que ellosme proponen.

La condición para reconstruir este proceso esabandonar la parcialidad intelectualista y compren-der la lógica de la práctica, que no se rige según lasdelicias impactantes de cierto culturalismo pintores-co, sino según intereses sociales vinculados tanto ahistorias culturales como a instituciones socialesrealmente existentes.

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Entrevistas

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Comunicación/Sociedad

OficiosTerrestres. ¿Cuál es la impor-tancia de tener una visión estratégica dela comunicación en la sociedad?

Germán Rey: En primer lugar la importan-cia de la comunicación surge por la expan-sión globalizadora de las comunicaciones, enun segundo lugar, surge por la importanciaque las comunicaciones y particularmente lastelecomunicaciones y la informática esta te-niendo en la vida más cotidiana de la gente.Surge también porque desde la política, ha-blo de la política del Estado, se observa quela comunicación es importante para la gober-nabilidad y sobre todo en los casos de los go-biernos tecnócratas, entienden que la comu-nicación pueda ser funcional al proyecto delEstado, no es que yo esté de acuerdo con es-to, simplemente estoy interpretando porquéel interés. Surge también porque muchas re-formas del Estado y de las sociedades estánmostrando que es necesario agilizar, hacerflexibles adaptar los sistemas de vinculaciónde la sociedad con las agencias del Estado yla sociedad con la institucionalidad política ysocial de tal manera que el Estado pueda res-

Entender a la información como un recurso social

Por Paula Porta

Entrevista Germán Rey

Germán Rey es Psicólogo de la UniversidadNacional de Colombia,Profesor en lamaestría de Comunicación de la UniversidadJaveriana y en la especialización en CreaciónMultimedial de la Universidad de los Andes,en Bogotá Colombia. Fue Ombudsman deldiario El Tiempo de Bogotá, en los últimostres años, experiencia que le permitió observar, desde un lugar “privilegiado” la re-lación entre medios y comunidad. Actualmente, coordina el proyecto de indicadores sociales de industrias culturalesdel Convenio Andrés Bello. Además, esmiembro de la International Study Comission on Media, Religion and Culture.Ha publicado: -Balsas y medusas. Visibilidadcomunicativa y narrativas políticas(1998);Los ejercicios del ver. Hegemonía audiovisual y ficción televisiva. Escrito enconjunto con Jesús Martín Barbero (1999).Esta entrevista fue realizada en el marco delSeminario/Taller de Observatorios y Veedurías Ciudadanas de los medios de Comunicación en América Latina, llevado acabo en el mes de agosto de 2003 en Buenos Aires.

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ponder de alguna manera a las demandas dela gente; porque cada vez más los Estados re-conocen que hay brechas, que hay profun-das distancias entre los ciudadanos y el Esta-do. Finalmente, pienso que los movimientossociales, ciudadanos en América Latina y enalgunos partidos políticos, progresistas o deizquierda el tema de la comunicación ha pa-sado de ser solamente un tema de la opera-ción partidaria sino un tema estratégico de laagenda pública.

O.T.¿Qué tipo de relación observa us-ted entre los medios de comunicación yla sociedad?

G.R. La comunicación es esencial para do-tar de otras maneras de representación a lasociedad, es decir no puede haber hoy unarepresentación que no pase por variados es-tamentos comunicativos: por el acceso de losciudadanos, por el entender a la informacióncomo un recurso social, por el hecho de queestar informados hoy forma parte de la cali-dad de vida de las personas, etc. Entonces,yo creo que en ninguna época de la historiahan estado tan asociadas la participación y larepresentación a la comunicación, sin que sellegue a decir, por supuesto, que la represen-tación es comunicación o qué participaciónes comunicación.

O.T. ¿En estas formas de representa-ción, se da entonces una tensión de po-der?

G.R. Hay muchas tensiones entre los po-deres y entre las representaciones; si hace-mos un recorrido por América Latina obser-vamos las enormes tensiones de las represen-taciones: en Argentina entre el gobierno ylos Jueces de la Corte; en Colombia entre elgobierno y la Corte Constitucional, etc. En-tonces, por una parte encontramos tensionesentre los sistemas de representación y por

otra, tensiones entre sectores sociales quequieren emerger para ser visibles, de algunamanera para ser representados socialmente,aunque aquí no pienso el tema de la repre-sentación simplemente como delegación, si-no como una manera de hacer visible lo queno es visible, permitir la expresión de muchossectores sociales, para todo ello, los políticos,los movimientos sociales, los ciudadanos ca-da vez más valoran la importancia de la co-municación.

O.T.¿Cual fue su rol como ombudsmanal representar a la ciudadanía ante losmedios?

G.R .Mi rol ha sido intentar ser una espe-cie de mediador entre los derechos de losciudadanos y el funcionamiento del mediode comunicación1, pero en ese lugar tan sen-cillo con lo que me encontrado es con el país,con la diversidad del país, con las libertadesde los ciudadanos y las responsabilidades delas instituciones; con las tensiones entre losdiversos actores de la sociedad, porque pormi mesa de trabajo pasaron los requerimien-tos de personas muy humildes, de gremios,de sindicatos, de políticos, de paramilitares,de guerrilleros, etc. Todos buscando defen-der sus derechos en la gran escena de unmedio de comunicación, puesto que recono-cen, cada vez más, que las cosas no se jue-gan hoy solamente en los tribunales, sinoque se juegan también en eso que llamamosla opinión pública, los medios de comunica-ción. En ese sentido hay ciertos temas centra-les como la derecho a la intimidad, como lacomplementareidad del derecho a la infor-mación y otros derechos fundamentales, co-mo la honra, estuvieron presentes en el tra-bajo diario que yo hacía. También estuvieronpresentes las diversas comprensiones que losdiversos actores sociales tienen sobre sus de-

rechos y sus deberes, sobre lo que significa lainformación, sobre el papel de los medios decomunicación en la sociedad.

Comunicación en América Latina

O.T. ¿Se puede hacer un diagnósticode la relación de los ciudadanos de Amé-rica Latina con los medios de comunica-ción?

G.R. En América Latina hay problemas si-milares con contextos muy diferentes quehacen que esos problemas tengan muchosmatices. Estas formas de la movilización so-cial, que también se expresaron en las veedu-rías y en los observatorios de medios, estánmostrando que las sociedades latinoamerica-nas están buscando otra forma de ser, otrasformas de aparecer en la escena social y pú-blica. Hay algunos temas que atraviesan todoel continente: el tema del acceso a la informa-ción pública, el tema del respeto a los dere-chos a la información, la discusión sobre los lí-mites de la información referida a la intimi-dad, el tema de la necesidad que tienen losciudadanos para tener una información queles permita actuar como ciudadanos en la so-ciedad, el tema de los conflictos entre las ló-gicas comerciales entre la autonomía o la in-dependencia de los medios, el tema de lacomprensión de la información como un bienpúblico, son todos temas que se están traba-jando en todos los países de Latinoamérica.

O.T. ¿Ante el caso específico del AL-CA, se está discutiendo una postura co-mún de los países de Latinoamérica?

G.R. Frente al ALCA (Área de Libre Comer-cio de las Américas) hay diversas posturas, se

1 Diario El Tiempo de Bogotá, durante tres años.

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están reconfigurando en los últimos meseslas posiciones de los países, particularmentelas posiciones de Brasil, de Venezuela, de Ar-gentina. Se están modificando los tipos dealianzas que pueden permitir un acceso auna mejor negociación, por ejemplo la posi-bilidad, muy cercana, de unas relaciones másestrechas entre la Comunidad Andina y elMERCOSUR, para la negociación. Se estáplanteando, muy rigurosamente, que ciertostemas que por ejemplo Estados Unidos noquiere plantear en el contexto del ALCA, sinoen el de la Organización Mundial de Comer-cio no se plantearán en el ALCA, por ejemplolos subsidios agrícolas o el de la propiedadintelectual. Temas de los que todavía no hayuna suficiente discusión infortunadamenteen América Latina, es la discusión sobre lasimplicaciones que el ALCA va a tener en elcampo de la cultura, de las comunicaciones,de la educación y de la ciencia y la tecnolo-gía. Lo que estamos haciendo en el convenioAndrés Bello es hacer un análisis de cuálesson los puntos álgidos que tocan a la cultu-ra, con lo que corresponde a la cultura en elproceso de negociación para ponerlos en eldebate público y para observar que no sóloestamos negociando salmones o acero, sinotambién en la negociación están temas comolas identidades culturales, multiculturalismo,la diversidad cultural, el respeto de las mino-rías, el respeto de las producciones y de lacreación nacional.

Veedurías y Observatorios

O.T. En relación a las Veedurías y Obser-vatorios, ¿Qué posibilidades de desarrolloy de intervención concreta observa?

G.R. Yo creo que la aparición de estas for-mas de la representación y de la participación

de la sociedad, se deben a varios factores: ala crisis de ciertas expresiones de la institucio-nalidad social y política, al hecho de que lasociedad cada vez participa más para pro-nunciarse sobre la información en la medidaen que la información está tocando en supropia experiencia cotidiana. Yo creo que losobservatorios tienen varios alcances: una pri-mera, servir como un elemento del controlpolítico que es fundamental pues en todaslas sociedades, evidentemente que el controlpolítico no se ejerce solamente sobre los me-dios, sino se ejerce sobre todas las formas delpoder, ya sean los gobernantes, los jueces, olos medios de comunicación; en segundo lu-gar empiezan a dar visibilidad a ciertos temasque son fundamentales para la sociedad yque muchas veces no lo son para los medios;en tercer lugar, facilitan la circulación del sis-tema de interpretación, es decir de perspec-tivas, de puntos de vista para comprensiónde los temas; en cuarto lugar, aumenta la de-manda de la sociedad a los medios de comu-nicación y empieza a producirse, no sé siunos cambios en los medios pero sí otras for-mas posibles de interacción de la sociedadcon los medios de comunicación.

O.T. ¿Cuál es la respuesta de los me-dios a los observatorios, las veedurías?

G.R. Inicialmente, los medios tienen lasactitudes que tienen los poderes frente a lossistemas sociales de control. Hay muchas ex-presiones e incluso mecanismos de defensa,o también procedimientos de mimetismos eincluso de cooptación de este tipo de salidas.Hay por otra parte naturales resistencias, haysospechas de la legitimidad que puedan te-ner estos movimientos para exigir a los me-dios; hay inquietudes de los medios acercade cuáles serían los intereses de los sectoresde la sociedad y esas interpretaciones mu-

chas veces se deben a las propias formas derelación que los propios medios tradicional-mente han tenido con ciertos sectores de lasociedad, por ejemplo las relaciones que du-rante años los medios de comunicación hanmantenido con los políticos. Pero tambiénestoy advirtiendo que los medios de comuni-cación requieren afianzar la creatividad, a-fianzar la confianza que está siendo deterio-rada y que los medios más modernos, algu-nos más progresistas que otros, digámosloen una palabra menos “fuerte”, quizás másliberales, están observando que necesitan,para hacer bien sus trabajos como medios decomunicación, establecer otro tipo de rela-ciones con la sociedad, y que esas relacionescon la sociedad no son de ninguna maneranocivas, sino que aportan al funcionamientode las empresas mediáticas.

O.T. Desde su punto de vista ¿a quéobedece el surgimiento de las Veeduríasy Observatorios?

G.R. Los motivos son variados, como loson las Veedurías y los Observatorios. Surgie-ron con objetivos, necesidades y recursos dis-tintos, dependiendo mucho de los contextos.Pero podríamos decir, que se da una conmo-ción de la representación y las emergenciasde nuevas formas de representación en la de-mocracia, en las funciones tradicionales delos medios y también de las formas de lossentidos de participación social y política. Lue-go del 11 de septiembre de 2001 se produjouna variación de las relaciones entre medios,gobernabilidad e institucionalidad política yen este sentido, los medios deben estar “deeste lado”, en contra del terrorismo.

La crisis de representación de los Partidospolíticos, la crisis de las democracias centra-les a favor de las locales; la aparición de losMovimientos Sociales, proponiendo una

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nueva forma de articulación entre la Socie-dad Civil con el Estado; la búsqueda de re-presentación de la sociedad en las agendaspúblicas, la ampliación de representación ainstancias globales (Organización Mundial deComercio, DAVOS, Foro Mundial Social). Enlos medios de comunicación también hay cri-sis de representación: visible en la discusiónsobre las fuentes de representación y las for-mas de legitimación y en la crisis de repre-sentación en el centro de las tensiones entregerenciamiento empresarial y las lógicas pe-riodísticas, reflejada en el debate por los por-centajes de propiedad de los medios, en lacuota de pantalla (porcentaje de producciónnacional y extranjera en la televisión) o en laproporción de capital extranjero en empresasnacionales. De alguna manera, estas crisisprovocan la recomposición de la actividad dela Sociedad Civil en la vida pública exigiendomayores grados de regulación por parte delos gobiernos sobre los medios (gobiernosque además, se ven cada vez más amenaza-dos por los medios). En este sentido los Ob-servatorios de medios, se han constituido enespacios de recepción de reclamos y de arti-culación de acciones concretas en defensa delos derechos de la sociedad civil.

O.T. ¿Podría citar algunas experienciasque permitan ver la relación de la Socie-dad Civil y los Medios?

G.R. Insisto en la multiplicidad de expe-riencias. Hay un conjunto de experiencias ba-sadas en los Derechos a la Información, co-mo uno de los derechos fundamentales delos seres humanos y que han generado estra-tegias de reclamo y defensa ante la sospechade que los medios transgreden estos dere-chos. Por otra parte aumentó la participaciónen campañas de concientización pública so-bre la relación entre los medios y la sociedad.

Estas experiencias obligaron a los medios aejercer un mayor autocontrol, creando de-fensorías del lector, manuales de estilo, códi-gos de ética, etc.

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“La tendencia actual de los medios de comunicaciónes suprimir a los periodistas”

Por Rossana Viñas

y Julieta Messina

Entrevista Ignacio Ramonet

Ignacio Ramonet nació en Redondela(Pontevedra, España) en 1943 y vivió suinfancia en Tánger (Portugal). EstudióIngeniería en Burdeos, Rabat y París,y Sociología en la Escuela de Altos EstudiosSociales de París. Asimismo, interesadopor el cine, trabajó cerca de Roland Barthesy Christian Metz, doctorándose luegoen Semiología e Historia de la Cultura.Escribió en Cahiers du Cinéma y críticade cine en Libération. Es cofundador delmovimiento Attac y de Media WatchGlobal, Promotor del Foro Social Mundialde Porto Alegre y Profesor de la asignaturade Teoría de la Comunicación Audiovisualen la Universidad Denis-Diderot (París VII).Actualmente, es director del periódicomensual francés Le Monde Diplomatique.

Habla pausadamente. Explica sus ideascon la misma tranquilidad con la que mane-ja sus manos. Su actual residencia en Franciaes apenas perceptible en su acento. Por elcontrario, no puede ocultar que ha nacido enEspaña hace ya unos sesenta años.

Elige con cuidado cada una de sus pala-bras, plantea interrogantes constantementemientras nos hace partícipes de su alocución,casi como si estuviera en una clase con susalumnos de la Universidad.

Desde Francia, donde hoy divide sus díasentre la dirección del periódico mensual fran-cés Le Monde Diplomatique y su cátedra deTeoría de la Comunicación Audiovisual en laUniversidad Denis-Diderot, llegó el 5 de sep-tiembre de este año a la Facultad de Periodis-mo y Comunicación Social (Universidad Na-cional de La Plata) exclusivamente para reci-bir el Premio Rodolfo Walsh a su trayectoriaperiodística.

Nunca ha estado en La Plata. "Es mi pri-mera vez en esta ciudad. En realidad, cuandovengo a la Argentina, no me muevo de Bue-nos Aires. Sólo viajé en una oportunidad a lasUniversidades de Córdoba y Rosario para daruna charla".

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No deja de sorprender su conocimientosobre la historia de la Facultad –"fue la pri-mera Facultad de Periodismo en Latinoaméri-ca, ¿no?"– y el actual estado de la educaciónen la Argentina –"es increíble lo que gananlos docentes aquí ..."-.

Siente curiosidad por llegar, conocer lainstitución y también a quienes forman partede la comunidad académica. Reconoce quelas universidades argentinas que él ha fre-cuentado son "las más europeas".

"Soy consciente que existe una gran dife-rencia entre las instituciones públicas y lasprivadas". Tratamos de explicarle algunascuestiones sobre el tema y nos escucha conatención. Más tarde, reflexiona y pregunta.Por unos instantes, las entrevistadas, parece-mos ser nosotras.

Entre sonrisas y serias conclusiones, la en-trevista comienza justo en el momento enque el automóvil toma la autopista BuenosAires-La Plata.

O.T. ¿Qué contradicciones encuentraen la relación globalización-sistema fi-nanciero mundial cuando la realidad de-nuncia que del cien por ciento de la eco-nomía real, cerca del cinco por ciento co-rresponde a empleos y bienes, y el restosólo a la especulación?

I.R. Esa es una de las características del ca-pitalismo en esta fase de la globalización queestamos viviendo. Si tuviéramos que definir ala globalización, podemos decir que es la in-tensificación de los intercambios comercialesentre una cantidad cada vez más numerosa depaíses. Sin embargo, esa definición –aunquetécnicamente justa- no manifestaría de mane-ra exacta el espíritu de la globalización hoy.

Para encontrar ese espíritu hay que teneren cuenta que la globalización es la expre-

sión del capitalismo en su fase financiera.Hoy día, la actividad económica dominantees una actividad financiera; una actividad detipo inmaterial. En la era industrial, y duran-te dos siglos, esa misma actividad se caracte-rizaba por una producción masiva –de manosde la nueva clase obrera- de elementos quecrean riqueza. Esa nueva economía se llamócapitalismo y ha sido muy bien explicada porMarx.

Actualmente, el noventa y cinco por cien-to es una actividad financiera; compra y ven-ta de monedas -en especial, de divisas ex-tranjeras-, compra y venta de valores bursáti-les. Ya no es compra y venta de productos in-dustriales, productos agrícolas; ésos sólo re-presentan, efectivamente, un cinco por cien-to de la economía total del mundo.

O.T. A partir de este contexto ¿Cómose construye el nexo entre globalización,comunicación y poder?

I.R. Lo primero que debemos tener encuenta es que la globalización no puede niha podido desarrollarse como dinámica eco-nómica, más que porque ha habido una re-volución tecnológica. El capitalismo en su faztradicional, se produce porque hay teoríascomo la de Adam Smith o la de Ricardo, queempiezan a imaginar una forma nueva de ac-tividad económica que a la vez es posibleporque hay una revolución tecnológica. Enprimera instancia, se da la invención de lamáquina de vapor –a mediados del sigloXVIII-, la cual permite abrir minas y factorías.Y en segundo lugar, se inventa, casi en lamisma época, el ferrocarril, con el que se po-drán transportar las mercancías producidas,las personas, etc. Entonces, la asociación delas teorías económicas más la revolución téc-nica va a provocar la expansión industrial tra-dicional.

Con la globalización pasa igual; necesita-mos dos cosas. Por una parte, una concep-ción teórica, producida por los teóricos de laEscuela de Chicago (liberalismo y neolibera-lismo); y a la vez, una revolución tecnológicaen el marco de la comunicación que es la lla-mada revolución digital.

Para Ramonet, la llamada revolución digi-tal se traduce en la aparición de una cuartamanera de comunicar. En el desarrollo tradi-cional de las comunicaciones, se tenía al so-nido, la imagen y la escritura como modos detrasmisión hegemónicos.

Sin embargo, la evolución de las tecnolo-gías dio la bienvenida a la comunicación me-diante dígitos, los cuales permitieron la unióndel sonido, la imagen y la escritura. Esta po-sibilidad -en términos del entrevistado– pro-dujo que a través de una sola máquina sepueda hacer uso de los tres elementos simul-táneamente.

"Esa revolución es la que va a permitir laconstrucción de lo que yo llamo el ferrocarrilde la globalización. ¿Cuál es ese ferrocarril?Las autopistas de la información son las quevehiculizan las órdenes de compra y venta,de intercambio de divisas, etc., que hacenque la economía financiera tenga la impor-tancia que tiene".

Teniendo en cuenta que, en teoría, con laglobalización estamos todos conectados, es-te sistema de comunicación que se plantea,en realidad, resulta muy exclusivo.

Ramonet coincide con esta idea. "Por su-puesto es muy exclusivo, pero la actividadeconómico-financiera internacional pasa porahí. En ese punto está el nexo, primero, en-tre la globalización y la comunicación. ¿Cuáles el nexo con el poder? A partir del momen-to en que esa revolución digital destruye lasfronteras que hasta ahora aislaban el mundo

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de la escritura, del sonido y de la imagen, yano hay barreras. Con las mismas herramien-tas se pueden hacer las tres cosas sin proble-mas".

Su mirada se aparta de nosotras para ob-servar un "picadito" entre unos niños quejuegan en una cancha de fútbol que se vedesde la autopista. Sonríe y nos sorprendecon su definición acerca de los multimedios ydel deporte.

Los grupos comunicacionales -deposita-rios y portadores del mensaje de la globaliza-ción y de su ideología– nacen en ese contex-to de la revolución digital. En ellos, el podermediático está asociado inmediatamente alpoder económico. "Y en ellos, encontramosal deporte porque el deporte es espectáculo.Es una actividad en la que no sólo entra lo fí-sico, sino también el espectáculo; hacer de-porte es hacer una representación y haceruna representación es estar en la televisión".

Medios, política y poder

O.T. ¿Cómo se inscribe la figura de losdenominados multimedios, teniendo encuenta que no sólo acaparan empresasvinculadas a la comunicación sino tam-bién a otros rubros?

I.R. Existen tres esferas en el marco de laglobalización y la comunicación. Una esferade la cultura de masas; otra del periodismo yuna tercera, de la publicidad y la propagan-da. Esas esferas, antes, actuaban de maneraindependiente, mientras que hoy, con la re-volución digital, las tres están fundidas enuna sola, cuyos parámetros fundamentalesson los de la comunicación publicitaria. Y esesta esfera la que impone que muchas cosasque nosotros pensábamos que estaban fuerade la comunicación, se pueden integrar a ella

sin problema. Como decía antes, el deporteestá dentro de la comunicación; las ciudadesde ocio (como Disneylandia), también. Aligual que muchas actividades de índole mili-tar como lanzar satélites o cohetes al espacio(eso está integrado, porque del 95 al 98 porciento son satélites de comunicación).

La economía de la comunicación, enton-ces, se transforma en una economía pesada,como lo fue la del acero o la del automóvil enlos años 50 ó 60. La industria pesada de laera de la globalización es la comunicación.

O.T. En este contexto donde la comu-nicación es poder y en donde los mediostiene una enorme figura protagónica,¿cómo ve usted la relación multimedios-poder político?

I.R. Los grandes grupos de comunicación(al hablar de grandes grupos, nos referimosal Grupo Murdock, al Grupo Walt Disney, alGrupo HSBC-Microsoft) son defensores, ge-neral y particularmente, de la ideología de laglobalización y de todo lo que ella supone. Elmundo acaba de vivir una gran crisis geopo-lítica con la guerra de Irak y hemos visto có-mo esos grupos han estado asociados desdeel punto de vista ideológico, propagandísticoy mediático en pos de esa aventura político-militar.

El poder de los medios en la actualidad esun tema que preocupa particularmente al Di-rector de Le Monde Diplomatique. Para ello,ha ideado el Observatorio Internacional deMedios de Comunicación (OIMC), órganoque pone su mirada en los excesos del podermediático. Este observatorio enfoca su obje-tivo en los grupos multimediales de comuni-cación que, según su lógica empresarial, tras-ladan la libertad de expresión a las exigenciasfinancieras. Los abusos del poder político yeconómico ya no guardan estrecha relación

con la prensa libre al servicio del derecho ciu-dadano a tener una información veraz, debi-do a que esos multimedios elaboran su ma-teria informativa bajo el patrón de sus ga-nancias.

"En un contexto democrático, los perio-distas y los medios de comunicación hanconsiderado como deber prioritario denun-ciar violaciones a los derechos. A veces, lohan pagado muy caro: atentados, ‘desapari-ciones’, asesinatos, como aún ocurre en Co-lombia, Guatemala, Turquía, Pakistán, Filipi-nas, y en otros lugares. Es por esta razón quedurante mucho tiempo se habló del ‘cuartopoder’. Ese ‘cuarto poder’ era en definitiva,gracias al sentido cívico de los medios de co-municación y al coraje de valientes periodis-tas, aquel del que disponían los ciudadanospara, democráticamente, criticar, rechazar oenfrentar decisiones ilegales que pudieranser inocuas, injustas e incluso criminales con-tra personas inocentes. Era, como se ha di-cho, la voz de los sin-voz".

El OIMC observa que este contrapoderfue desapareciendo o cambiando su modode funcionamiento hecho a la medida de lamundialización que, entre otras cuestiones,debilita las capacidades críticas de los comu-nicadores, devenidos en empleados de em-presarios poderosos.

Una mirada hacia adentro

O.T. Usted es el director del Le MondeDiplomatique. Sobre esta publicación re-cae la caracterización de ser un periódicoantiglobalización. ¿Es una contradicciónsu comercialización y distribución en di-ferentes rincones del mundo?

I.R. Evidentemente, nadie puede estar encontra de la globalización porque oponerse a

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ella significaría que estamos a favor del en-cierro en sus fronteras, que estamos en con-tra del internacionalismo, que estamos encontra de la comunicación cultural. Pues no.

En la actualidad, la palabra que se difun-de no es antiglobalización, sino alterglobali-zación. Nosotros estamos a favor de otra glo-balización; la del intercambio de personas,de la cultura. Le Monde Diplomatique no esuna empresa multinacional. Tenemos 31 edi-ciones en muchos países, pero esas edicionesno nos pertenecen. Corresponden a empre-sas locales que, por comunidad de pensa-miento, nos han pedido reproducir algunosde nuestros artículos. Son iniciativas localescon características locales, con periodistas yartículos locales. Eso ocurre en Argentina,Chile, Bolivia, Venezuela y en el resto de lasediciones. Es decir, no están concebidas co-mo una telaraña de Le Monde Diplomatique.

¿Cómo entender al mundo que nos ro-dea? ¿Cómo comprender por qué pasan lascosas que pasan? Aprendimos la historia através del boca en boca de la gente, los escri-tos, los archivos y elementos hallados. Hoy,los medios son las fuentes. ¿Son ellos analis-tas de los hechos o son meros transmisoresde éstos?

O.T. Le Monde Diplomatique es unmedio de análisis por excelencia ¿Quéreflexión merece esta tendencia inter-pretativa en el trabajo periodístico ac-tual?

I.R. Nosotros tratamos de hacer un perio-dismo que va a contracorriente de las ten-dencias que lo ha dominado recientemente:la de la inmediatez y la de la informacióncontinua y en directo. Es una concepción dela información que cree que no hay mejor in-formación que la que podemos ver y escu-char en vivo y en directo aunque ocurra al

otro lado del mundo. Eso ha sido combatidoen Le Monde Diplomatique, bajo la idea deque usted no sabe lo que está viendo.

Ver no es tan fácil. No se puede aplicar, aldominio de la información lo que se hace enel dominio de la distracción, que es como verun espectáculo deportivo en directo. Y no sepuede hacer información en directo. A partirde ese momento, el análisis es imposible.

Su próxima afirmación es dura pero no ti-tubea.

"Debo decir que ya no hay periodistas.Porque la propia palabra ‘periodista’ contie-ne en su raíz, ‘período’ y supone por consi-guiente, que entre el momento del aconteci-miento y el de su transmisión, ha transcurri-do un período en el que se supone que el pe-riodista –que tiene un cerebro– ha analizado;el periodista no es sólo un espejo que reflejael rayo de sol. Nosotros decimos que ‘hacefalta un análisis’ y que si usted se limita a re-producir el acontecimiento, entonces ya noes un periodista, sino un ‘inmediatista’. Poreso digo que los periodistas están desapare-ciendo".

"Asimismo, nosotros decimos que la ten-dencia actual de los medios de comunicaciónes la de suprimir a los periodistas o de tenerperiodistas que no piensan. Un periodistaque piensa es una cosa que en un momento,puede ser peligrosa".

Defensor de un periodismo de "la lenti-tud", de "la distancia" revaloriza el periodis-mo gráfico, y cree que hoy, hacer un perio-dismo de la inmediatez, serio e inteligente, esmuy difícil. Probablemente, imposible. Poreso mismo, esa capacidad de análisis de LeMonde Diplomatique es la que lo diferenciadel resto de los medios.

"El lector está saturado del periodismo rá-pido, de la impresión. La repetición no signi-

fica información y la sobreinformación noproduce real información. Entonces, sobrein-formar y desinformar es lo mismo. Usted loque necesita es otro tipo de información; nola misma información".

Según Ramonet, la sociedad de hoy esmás culta que hace unos años atrás –contra-rio a lo que la mayoría piensa-; hay más gen-te más formada, más profesionales que nun-ca y, sin embargo, están consumiendo unainformación de menor calidad que nunca. Esesa sociedad la que reclama que la situacióncambie y no se considere que la persona só-lo quiere ver un espectáculo. "El ciudadanono sólo tiene ojos sino también un cerebro.Hay información que se dirige a los ojos yotra que se dirige al cerebro, y ésa es la queLe Monde Diplomatique propone".

Las piezas en el rompecabezas internacional

El auto sigue su rumbo hacia la ciudad deLa Plata. Hace calor. La lluvia del día anteriorse mezcla con el sol de la primavera y hacesentir su humedad en el ambiente. El choferdisminuye la velocidad. Nos acercamos a unode los peajes.

Cambiamos el eje de la conversación. Nosolvidamos un rato de los multimedios, de superiódico y del análisis.

O.T. Adentrándonos en el tema de laguerra, hemos leído que en el EncuentroInternacional de la Radio en el 2001 (Cos-ta Rica), usted hizo referencia a que laglobalización de la comunicación puedecontribuir a una "cultura de paz". ¿A quése refirió exactamente con ese concep-to?

I.R. Creo que hoy, y lo dice mucha gente,se debe avanzar a una cultura de paz. Esta-mos aún viviendo en una cultura de guerra,

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en la que sólo las relaciones de fuerza son lasque consiguen imponer resultados, ya seacon fines políticos, geopolíticos, sociales, etc.Esto lo decía en 2001, y luego ocurrieron loshechos que todos conocemos y en los quehemos podido ver cómo los medios de co-municación han sido instrumentos para de-sarrollar y estimular esa cultura de guerra.

En la actualidad, los problemas del mundono se resuelven con cañones y la razón esque esos problemas son del tipo ecológico.En septiembre de 2001, se produjo ese aten-tado monstruoso que provocó más de dosmil ochocientos muertos en Manhattan,con el derrumbe de las dos Torres. Este ve-rano, en Francia hubo más de trece milmuertos -cuatro veces más que en el atenta-do- por el enorme aumento de la temperatu-ra. Sin embargo, esta última es una muertesilenciosa.

Los problemas de la pobreza, de la ali-mentación, no se resuelven con situacionesmilitares. Ni siquiera los problemas políticosque tienen los norteamericanos se resuelvende esa manera. La idea es desarrollar vías decomunicación y estimular una cultura de pazque sólo es posible presentando los proble-mas según una jerarquía de paz racional, yno una jerarquía de paz en función de la ilus-tración que tenemos. No porque estalla unabomba en determinado lugar, ese problemaes importante.

O.T. También en ese encuentro hablóde una "era de los Derechos Humanos" yde su finalización luego de los aconteci-mientos del 11 de septiembre ¿Cuál fuela era de los DDHH?

I.R. Cuando cayó el muro de Berlín, finali-zó un ciclo. Y con la desaparición de la UniónSoviética, comenzó la era Clinton. Luego desus dos mandatos, se entró inmediatamente

en una etapa con un discurso que -iniciadocon el padre de Bush– destacaba el comien-zo de la era de Derechos Humanos y en elcual las principales reivindicaciones eran lademocracia y el respeto de los derechos cívi-cos y humanos.

Desde el 11 de septiembre de 2001, conla actual administración norteamericana, seha hecho una cruz sobre eso. Ahora, ennombre de la "guerra contra el terrorismo",nuevamente, el interés del Estado vuelve aser superior a la defensa de los DD.HH. Sejustifica toda clase de atrocidades en nombrede esa "justa lucha contra el terrorismo"; locual es sólo un pretexto.

Ramonet lleva una mano a su rostro ypiensa. Al mismo tiempo, observa nuestrosmovimientos y hasta los del chofer. Bromeacon él unos instantes y regresamos a la entre-vista.

O.T. En el actual contexto de desinte-gración de los estados soberanos -a nivelinternacional-, ¿a qué tipo de democra-cia se apunta?

I.R Todos somos partidarios de defender lademocracia. Hoy más que nunca, debemosrecordar la idea de Churchill acerca de que"la democracia es el peor de los regímenes,con excepción de todos los demás". Por su-puesto, tiene muchos defectos; pero, en de-finitiva no hemos encontrado nada que seaaproximadamente mejor.

La democracia tiene una virtud: en perma-nencia, es perfectible. Si los ciudadanos cola-boran, si incitan al debate, si el parlamentodicta leyes que permitan la articulación de li-bertad y del orden, la libertad y la coheren-cia, dentro de un marco de progreso, poco apoco, se puede mejorar.

Sin embargo, hoy día, vemos democraciasque se relacionan de manera directa, con la

capacidad de dinero que posean, y con lacreación y utilización de medios para la ma-nipulación de los espíritus.

O.T. Con Lula en el gobierno de Brasil,Chávez en Venezuela y con nuestro ac-tual presidente Kirchner, ¿es posiblepensar en la inauguración de una socie-dad más homogénea?

I.R. No conozco demasiado de su actualpresidente pero diría que hay una especie deindicio de un nuevo ciclo en América Latina,en el que el neoliberalismo alcanzó su apo-geo y murió. Estamos a menos de una sema-na del otro 11 de septiembre que nos afectómás que el segundo: el 11 de septiembre de1973 cuando las Fuerzas Armadas chilenasdieron el golpe de estado contra el gobiernode la Unidad Popular Chilena y derrocaron aSalvador Allende. En ese momento se inició,no sólo la dictadura militar más emblemáticade América Latina, sino el ciclo neoliberalque abarcó desde ese momento en Chile,hasta diciembre de 2001 en la Argentina,cuando se produjo la insurrección popular ycayó el gobierno de De la Rúa.

¿Qué es lo que ocurrió en la Argentina?Fue la caída del neoliberalismo en AméricaLatina, pero también a escala internacional.Yo lo he comparado con la caída del muro deBerlín. Cuando cayó el muro se demostróque un socialismo de tipo autoritario no fun-ciona. Y el desplome del Estado argentino endiciembre de 2001, es el equivalente para elneoliberalismo a escala internacional. De ahíque no sólo sea un problema argentino, sinoun problema que abre los ojos al mundo.

Nada escapa a su análisis. Conoce los por-menores más insospechados de la cuestión.Recuerda el discurso de Eduardo Duhaldecuando asumió como presidente provisionalde la Nación. "Ese discurso de Duhalde es la

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acusación más terrible que se ha hecho alneoliberalismo. Y más allá de que él mismohaya sido parte de la época menemista –enla cual el neoliberalismo se mostró en su es-tado más puro-, su alocución tradujo el sen-timiento popular, el sentimiento de la gente,que en realidad no era consciente de que seestaba sublevando contra el neoliberalismo.Y eso mismo va a ser seguido luego con laelección de Lula, de Lucio Gutiérrez …"

"Recordemos que Chávez es un precursordesde ese punto de vista. Él se inicia en la po-lítica cuando en el 92 hay una insurrecciónen Caracas –el Caracazo– contra el plan neo-liberal (la "terapia de choque") que quería lle-var adelante el socialdemócrata Carlos An-drés Pérez y la gente se subleva. Los militaresdisparan contra el pueblo y hay más de2.000 muertos. Y eso a Chávez, lo impacta.Bolivariano como es, piensa en la toma delpoder, y más tarde lo hace siendo elegido porel pueblo”.

Este es el contexto que Ramonet conside-ra que dio el puntapié a un nuevo ciclo, conel nuevo presidente paraguayo, con Lula enBrasil, con Kirchner en la Argentina. "EnAmérica Latina ya no se piensa que vendién-dolo todo al mercado se van a solucionar to-dos los problemas. Asimismo, los problemasen América son los mismos en todos sus paí-ses: analfabetismo, discriminación social, dis-criminación racial en cuanto a los indígenas,acaparamiento de la riqueza en manos deunas pocas elites, desposesión de los campe-sinos, desindustrialización en nombre de laglobalización".

En la historia de América Latina, si hayuna constante, es la capacidad de los movi-mientos insurgentes para contrarrestar elavance de las políticas económicas de Esta-dos Unidos. El entrevistado -partidario de es-

ta resistencia- no sólo comparte la visión delEjército de Liberación Zapatista del Subco-mandante Marcos, sino que hace extensivosu apoyo a los gobiernos de Chávez en Vene-zuela y de Fidel Castro en Cuba.

Ramonet habla sin darse respiro, su rostroacalorado por el sol del mediodía que inundalas ventanillas del auto no logran distraerlo.Levanta el tono de su voz para referirse a lasreformas que el Presidente Chávez ha logra-do en materia de reforma social, de maneramoderada y "tímida". Sin embargo, sabeque la opinión pública general lo observa"como si fuera un Hitler".

El director de Le Monde Diplomatique noquiere auspiciar la reflexión fuera de contex-to, por eso explica que Chávez "es un hom-bre atacado y al que le han hecho un Golpede Estado en el cual han participado los Esta-dos Unidos. Lo que está haciendo este hom-bre es evitar que el día de mañana haya unaexplosión social y que se degüelle allí a me-dio país".

La Revolución Cubana es un tema ineludi-ble. Desde 1959 hasta hoy, no faltan los crí-ticos que presentan a Cuba como "el país dela tiranía" y a Fidel Castro "como el peor delos tiranos". Para el entrevistado esto es ab-surdo. "No quiero decir que todo lo que su-cede allí es paradisíaco, pero de ahí a hacerde ese país el horror de los horrores es unacosa completamente escandalosa. Es el únicopaís donde no hay niños de la calle, no haymendigos, donde la gente está educada...Puede haber errores y dificultades que sepueden criticar pero se ha llevado a una si-tuación extrema".

El automóvil detiene su marcha frente aledificio de la Facultad de Periodismo y Co-municación Social, en La Plata. Varios estu-

diantes conversan en la puerta de entrada.Ramonet observa cada rincón, cada detalle.Nada escapa a su mirada. Lo guiamos por elpasillo. Mientras camina, lee los carteles y losafiches de charlas, seminarios, cátedras libresy congresos.

Mira todo con detenimiento. Pregunta.Conversa. Sonríe y bromea con nosotras.

Pronto, el arribo al Aula Magna anunciaque el momento ha llegado. El Premio Rodol-fo Walsh lo espera.

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Revista Tram(p)as de la comunicación y la cultura.

Publicación mensual que intenta abordar, con una

perspectiva interdisciplinaria, los campos de la política,

la cultura, la comunicación, el periodismo y los medios,

realizada con el aporte de docentes e investigadores

del país y del exterior.

Artículos, entrevistas y reseñas bibliográficas.

Revista Tram(p)as

E-mail: [email protected]

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Avances de investigación

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En la construcción de la noticia radiofónica los pe-riodistas ponen en juego procesos productivos en

los que intervienen criterios (de selección, inclusión,exclusión de noticias), rutinas de trabajo e ideologíasprofesionales y políticas. Además en su práctica dia-ria los periodistas establecen negociaciones con elmedio periodístico (radio) y sus audiencias.

Comprender las lógicas de funcionamiento dedichos procesos nos permite acercarnos a la noticiaradiofónica, que lejos de ser un reflejo de la reali-dad como la industria cultural pretende hacernoscreer -o incluso la realidad misma- deja entrever encada emisión radial la trama -al menos en parte- desu construcción, es decir los procesos a través de loscuales fue construida.

La comprensión de la “noticia radiofónica” nosobliga entonces a preguntarnos por los procesos através de los cuales la información es convertida ensonidos y emitida por las radios. De lo que se trataes de analizar qué es lo que ocurre entre el momen-to preciso en que una información llega a una radioy aquel otro en el cual la noticia es “emitida” a tra-vés de sonidos, lo que requiere revisar diversascuestiones con peso relativo difícilmente cuantifica-ble, pero cuya incidencia en la producción de lasnoticias radiofónicas es indiscutible.

Las fuentes de información, la construcción de laagenda de temas, las rutinas organizativas del tra-

bajo, los lineamientos del medio-empresa-actor so-cial, la tensión existente entre censura-libertad deexpresión, las tecnologías, y las negociaciones dia-rias de los periodistas con la información, los públi-cos y la institución, constituyen elementos medula-res para acercarse a una comprensión compleja dela noticia a través de sonidos.

Ponerlos sobre relieve es vital ya que es a travésde ellos que se permean en los procesos producti-vos las propuestas y sentidos, que las radios ponenen juego sus interpretaciones sobre la actualidad.

Cada radio, desde una subjetividad, define lostemas de interés social y produce una agenda. Ade-más asocia lo tratado a determinados valores quese entienden y proponen como fundamentales pa-ra el colectivo. Cuando un medio masivo trabaja so-bre la realidad, la legitima. La radio legitima temas,personajes, actores, en el ámbito público.

La noticia en las radios argentinas

No existe material -al menos que nosotros sepa-mos- sobre los procesos a través de los cuales cons-truyen las noticias radiofónicas los periodistas en laArgentina. Existen trabajos muy interesantes sobrela noticia y las rutinas de producción, también sobreel periodismo y los criterios de noticiabilidad y -fi-nalmente- sobre la radio y la información radiofóni-ca. Pero lamentablemente la mayor parte de la lite-ratura académica sobre la noticia está orientada ha-cia -y recoge experiencias de- los medios gráficos yla televisión. Tampoco existe material que desde lapráctica cotidiana proponga a los periodistas algu-nas conceptualizaciones sobre qué es noticia, o losguíe en su trabajo diario1.

La noticia radiofónica y su construcción es defi-nitivamente un tema poco explorado en la Argenti-na. Esta falta de material nos determinó a intentarprofundizar en los elementos que intervienen en laconstrucción de las noticias en las radios de nuestropaís.

La noticia en las radios argentinasCriterios, rutinas periodísticas y procesos productivos

Por Carlos Milito*

y Santiago Oyarzabal**

*Profesor a cargo de la

titularidad del Taller de

Producción Radiofónica I,

Director de la Especialización en

Comunicación Radiofónica e

Investigador de la FPyCS. UNLP

** Profesor del Taller de

Producción Radiofónica I e

Investigador de la FPyCS. UNLP

1 A diferencia de lo que ocurre enlos medios gráficos (Clarín y LaNación, por ejemplo), en las radiosargentinas no existen manuales deestilo.

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Las entrevistas a 18 periodistas cuya labor abar-ca prácticamente todo el quehacer periodístico ra-diofónico, nos permitieron delimitar el campo sobreel que trabajamos y focalizar sobre nuestro objetode estudio, además de proponer algunas definicio-nes sobre el tema. Trabajamos con movileros, re-dactores-locutores, productores, directores de servi-cios informativos y conductores de radios de La Pla-ta, Buenos Aires y Gran Buenos Aires con diferentescaracterísticas (alcance, dial, capacidad económica,propiedad, etc.).

En líneas generales podemos adelantar que losperiodistas consultados trabajan con una concep-ción de noticia que no siempre diferencia el suceso(como hecho inédito que ocurre en la realidad so-cial y rompe la normalidad del sistema) del aconte-cimiento (como construcción correspondiente alámbito discursivo)2, lo que en gran medida provocala despolitización de la noticia y una pérdida de mi-rada estratégica de los comunicadores sobre sucampo de intervención social. Despolitización por-que al ser la “objetividad” su mayor aspiración, elpapel de los periodistas deja de ser la elección ypropuesta de una agenda propia y la construcción-escritura de las noticias radiofónicas, para convertir-se en “seleccionadores” de información con deter-minadas habilidades (periodísticas) como chequearla información y conseguir testimonios sobre losacontecimientos. Este hecho está sostenido en lascomplejas tramas sociales que impregnan el traba-jo diario de los periodistas. Pero lo que interesa aquíes que los periodistas se miran ante este espejo, esdecir, buscan legitimarse como periodistas no yaimparciales sino objetivos. Esta concepción muchasveces invade sus concepciones sobre su propio tra-bajo, las fuentes, la construcción de la agenda y elpapel que las tecnologías juegan en la concepciónde la noticia.

Finalmente, pero no menor, la “especificidad ra-diofónica” (la radio vista como un medio con deter-minadas características, posibilidades, reglas, po-

tencialidades) sólo es aludida por los entrevistadosen lo que hace a los tiempos de la radio, a los quediferencian de los que existen en la gráfica y la te-levisión. En ningún caso se hace alusión a las carac-terísticas y posibilidades del medio, sus géneros yformatos, el lenguaje radiofónico, y la escritura y eltratamiento de la información a través de sonidos.

Las fuentes de información

Las radios estudiadas no presentan grandes dife-rencias3 en cuanto a las fuentes de información:una agencia de noticias oficial (TELAM) y una (omás) privada nacional (DyN, NA) o provincial (DIB,AIBA) y uno o dos movileros, diarios nacionales y lo-cales, la competencia (otras radios), canales de no-ticias de TV, e Internet (en general limitadamente).

El hecho de que radios tan diferentes en cuantoa objetivos, audiencias y posibilidades económicastrabajen con este esquema pone de manifiesto unmodelo, una marca y un modo de relacionarse condichas fuentes de información. Si bien este hechono puede ser considerado “determinante” (en lasradios existen complejos procesos de selección y re-dacción radiofónica de las noticias -de modo cons-ciente o no-, que son diferentes en cada medio) elhecho no deja de ser revelador. Imaginarnos por unsegundo una radio que cuente con fuentes quebrinden información totalmente diferente que lasmencionadas, nos permite darnos una idea mínimade la relevancia que ellas tienen en el proceso infor-mativo. Más que en el tratamiento de la informa-ción, en el abanico de temas sobre los cuales habla-rán y debatirán los medios. Esto es, la agenda pe-riodística.

La agenda y la producción informativa

Si las fuentes de información constituyen unprimer (y amplio) espectro de posibilidades, es enla agenda periodística donde algunas de las posi-

2 En el sentido que da a ambostérminos Miguel Rodrigo Alsina.(Rodrigo Alsina, Miguel: La cons-trucción de la Noticia. Ed. Paidos,Barcelona, España, 1996.3 La disponibilidad y la variedadde fuentes depende en gran medida del alcance (geográfico),la capacidad económica y los contactos con actores sociales derelevancia (oficiales o no), perofundamentalmente de una definición del medio-radio, conce-bido él mismo como un actor conintereses políticos y económicos.

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bilidades se convierten efectivamente en noticiamientras otras se descartan definitivamente. Esteproceso de selección, inclusión-exclusión de noti-cias es el que determina los temas sobre los quehablará y debatirá un medio. Esto es, los temasque legitimará como válidos e importantes y con-vertirá en “públicos”, más allá del tratamientoque se dé a ellos.

Los periodistas entrevistados en el marco denuestra investigación coincidieron en líneas genera-les en las modalidades de construcción de la agen-da de temas sobre los cuales tratan sus programas.Este hecho nos permite construir una primera sínte-sis que nos aproxima a su labor diaria en las radios: • Comienzan a elaborar la agenda durante la nocheanterior (o en la mañana temprano, según el hora-rio del programa).• Al hacerlo evalúan cuáles temas según sus crite-rios continuarán siendo trascendentes durante lashoras siguientes, cuál será la agenda de los otrosmedios, la agenda de eventos oficiales (guberna-mentales) y la información que envía la agenda ofi-cial Telam sobre los acontecimientos ya pautadospara el día siguiente.• En el proceso tienen un peso decisivo los titularesde los matutinos.• Los diarios determinan en gran parte la agenda ysus informaciones (y citas) los actores que serán en-trevistados por las radios.• Generalmente los productores comienzan a plani-ficar y acordar las entrevistas y dan destino a losmóviles con algunas horas de anticipación al co-mienzo del programa. De que se consigan esas en-trevistas depende en gran medida que se trate untema determinado -y cómo será ese tratamiento.• Algunas veces los llamados del público modificanen parte la agenda.• Los movileros cotejan constantemente sus agen-das con las de sus pares de otras radios y, exceptocuando existen notas “exclusivas”, hay una solida-ridad que da a cada uno de ellos la seguridad de es-

tar en el lugar donde se producirá una informaciónde relevancia.• Un periodista de una radio deportiva señaló quela agenda de su medio se mueve casi exclusivamen-te con los partidos de fútbol, horarios de entrena-mientos, conferencias de prensa de directores téc-nicos, etc.

Al describir los modos de construcción de laagenda, algunos periodistas hicieron hincapié ensu preocupación (o la del equipo en su conjunto)por separarse de la agenda que construyen los dia-rios o las otras radios y trabajar con una agendapropia de temas.

Sin embargo, una escucha del dial muestra queno es eso lo que más se escucha en las radios ar-gentinas, sino que se trata más bien de excepcionesmuy contadas. Creemos que las políticas empresa-rias (disminución de presupuestos, deterioro de lasituación laboral, disminución de salarios, prioriza-ción de recursos tecnológicos por sobre los huma-nos) están privilegiando la automatización de losprocesos y el deterioro de las rutinas productivasperiodísticas.

Los periodistas participan activamente del proce-so de selección de las noticias en todos los medios yson ellos -tal vez en mayor medida que jefes y due-ños- quienes definen los temas que se incluyen en laagenda. Sin embargo observamos que no siempreesta agenda es vista como un espacio de negocia-ción de temas, tanto con el público como con el me-dio para el que trabajan. Es decir, si bien toman de-cisiones al seleccionar-incluir-excluir temas, no se lohace desde una dimensión política sino más bienoperativa: como la agenda no es considerada un es-pacio estratégico por los periodistas (política y pro-fesionalmente hablando), en general no existe unadisposición para instalar una propia, con los temasque ellos consideran importantes, una agenda detemas a negociar con jefe, dueños y públicos.

Frente a la lógica empresarial y política del me-dio -más allá de cuál sea ésta-, que sí tiene claros

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sus objetivos, temas y tratamientos preferenciales4,la falta de una estrategia política y profesional delos periodistas, marca en principio una desigualdadde fuerzas en la negociación de las noticias.

Censura - Libertad de expresión

La tensión censura-libertad de expresión nospermite profundizar en las negociaciones que losperiodistas establecen con el medio, la informa-ción, su público y los actores sociales, políticos yeconómicos de peso de la sociedad. La tensión re-ferida se expresa especialmente cuando la inclu-sión-exclusión y el tratamiento de ciertos temas sono pueden convertirse en una cuestión “sensible” ala estrategia política y/o económica del medio.

En las radios argentinas el tratamiento de los te-mas y de la información no han sido detallados enmanuales de estilo ni en normas explícitas queguíen a los periodistas sobre los modos de produc-ción de las noticias (modo de titular y escribir radio-fónicamente, presentación de audios y testimonios,etc.) que forman parte de las estrategias del medio(comunicativas, políticas, económicas, publicitarias,etc.).

No existen manuales de estilo en las radios ar-gentinas. Al hablar sobre la existencia o no de cen-sura en un medio, la mayoría de los periodistas en-trevistados dieron dos grandes claves para com-prender cómo se trata este tema en las radios:• en general nunca recibieron presiones concretas(internas o externas) para publicar o dejar de publi-car un tema determinado; por otro lado• en el medio los periodistas saben qué es lo que sepuede y no se puede decir.

La inclusión de temas y su tratamiento no estánexplícitos en las radios argentinas en manuales,normativas y muchas veces tampoco en órdenesprecisas. Pero lo no-dicho tiene un peso vital sobreel trabajo diario de los periodistas que saben lo queno pueden decir.

Lo no-dicho queda así en una zona de impreci-sión, una laguna de indefiniciones que termina fun-cionando a veces como autocensura de los perio-distas, que “reconocen-imaginan” los límites de susposibilidades de negociación. Se trata de una con-tención consciente que actúa como autodefensaque evita que los niveles de conflictividad lleguen aun punto tal que puedan romper toda negociación(y relación) con el medio o de éste con sus aliadospolíticos o económicos.

Rutinas

Es en las rutinas productivas, es decir en la prác-tica periodística concreta, donde todo se pone enjuego: las fuentes, la agenda, los criterios de noti-ciabilidad, las negociaciones sobre las noticias y latensión libertad de expresión-censura que seránfundamentales en el tratamiento de las noticias. Deahí su importancia en la definición del tipo de pe-riodismo que existe en una sociedad.

En principio, lo que observamos al interrogar alos periodistas sobre sus rutinas de trabajo fueronalgunas dificultades para conceptualizarlas y la re-currencia a experiencias concretas vividas por losperiodistas (algo similar ocurrió cuando se les solici-tó una definición de noticia).

También hubo una recurrencia a tareas pertene-cientes a lo que se supone la “tradición periodísti-ca” (consideradas en los manuales y escuelas de pe-riodismo como esenciales a la labor): chequeo de lainformación, ampliación de información y testimo-nios entre los involucrados, investigación en el lugarde los hechos, etc.

Además los periodistas señalaron otros aspectosque hacen a la labor periodística en las radios ar-gentinas:• en la medida de lo posible hacen una coberturacon personal propio del medio;• verifican la información que manejan otras radios;

4 Esto mismo se observa en la“definición de noticia” que hacenlos directores y responsables delos informativos. Mientras el restode los periodistas apela al alcan-ce, la localización, la disponibili-dad, el público y/o su propia visión, los directores y responsa-bles de los espacios informativosson quienes otorgan al medio unrol central en esta definición.

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• en los programas periodísticos las definiciones ytratamientos de las noticias -más allá de algunosacuerdos con productores y directores de infor-mativos- son definidos siempre por los conducto-res;• los servicios informativos -con unas pocas excep-ciones- trabajan con la información que “entra” alas radios, a través de fuentes ajenas (agencias, TV,diarios, radios, Internet, etc.) o propias (produccio-nes de programas y movileros). Los informativos tie-nen injerencia directa sólo sobre el destino de losmovileros, sin que exista un papel de mayor activi-dad sobre la búsqueda ampliación y profundizaciónde la información.

Los dos últimos puntos constituyen un aspectocentral en la investigación de la información radio-fónica, que debería ser profundizado en posterio-res investigaciones sobre la radio. En principio noslimitaremos a afirmar que podrían estar marcandoun corrimiento de las estrategias de los medios-empresas argentinos a la hora de determinar quié-nes son los actores encargados de garantizar (fil-trar) la información que finalmente sale al aire enlas radios. Si hasta hace unos años ese lugar eraocupado por el informativo radiofónico, hoy el ac-tor central sería el conductor periodístico radiofó-nico5.

Más allá de lo anteriormente señalado, en líneasgenerales observamos que no existen diferenciasesenciales entre las rutinas productivas de las distin-tas radios estudiadas (exceptuadas las que concier-nen a cada rol en particular). Esta relativa uniformi-dad en el trabajo de producción contrasta con los tratamientos diferenciales de la información quepueden verificarse empíricamente “en el aire”cuando algunos conductores precisos ponen enjuego otros recursos, utilizan fuentes propias, recu-rren a la historia para explicar el presente y utilizanla investigación de precisión, lo que les permite ge-nerar temas y proponer nuevos tratamientos y pun-tos de vista.

Tecnologías

Evidentemente el acceso y disponibilidad tecno-lógica de cada medio tiene consecuencias producti-vas. Los periodistas radiofónicos argentinos cuen-tan con una tecnología muy dispar para la realiza-ción de sus prácticas productivas. La tecnología dis-ponible en las redacciones no varía mayormente enla descripción de los periodistas: teléfonos, teléfo-nos celulares, correo electrónico, fax, grabadores,alguna impresora y acceso a Internet. Pero al pro-fundizar sobre el acceso que tienen los trabajadoresa ellas, las respuestas comienzan a establecer algu-nos parámetros para comprender la situación:• En general los periodistas no pueden acceder a In-ternet o sólo pueden hacerlo desde algunas de lasPC disponibles. Este hecho, por determinación, im-posibilidad u omisión, debe comprenderse comouna política empresaria. Porque esto ocurre en lasradios chicas donde las restricciones presupuesta-rias y tecnológicas son evidentes, pero también enlas de mayor capacidad y que se reconvirtieron tec-nológicamente.• Las líneas telefónicas que existen en las redaccio-nes funcionan más como líneas de entrada (imputs)que como tecnologías a disposición de los periodis-tas para acceder a fuentes de información. Las res-tricciones presupuestarias de los últimos años tuvie-ron especial repercusión sobre el acceso a fuentesexternas (sea el teléfono, Internet u otros) desde laredacción (No es esto lo que ocurre con la produc-ción de los programas, donde las líneas de teléfonosalientes son una de las principales herramientas amano de los periodistas).

Las restricciones tecnológicas (políticas) en mu-chas redacciones no abarcan por igual a otros sec-tores de la misma radio. A pesar de la crisis y la caí-da en la publicidad, muchos medios continuaroncon la reconversión tecnológica, digitalización y au-tomatización de los procesos. Pero estas políticastuvieron un motivo económico, ya que la reconver-

5 Un acercamiento a la definicióndel papel actual del conductor ra-diofónico en esta dirección puedeencontrarse en el documento “Elconductor periodístico en la radio”, Casajús, Gabay, Oyarzábal,coordinador Carlos Milito. Documento de cátedra. Taller deProducción Radiofónica I de laFPyCS, UNLP. Sin editar.

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sión tecnológica formaba parte de la futura dismi-nución de costos operativos. Y es esta estrategiaempresaria la que da sentido a esta reconversión, alas restricciones presupuestarias en las redacciones,y también a la disminución de personal (durante elproceso desaparecieron varios periodistas destaca-dos en Gobierno, Congreso, Tribunales, etc.) y lasreducciones salariales que se produjeron durantelos últimos años.

La construcción de las noticias y la especificidad radiofónica

La información y las noticias son los objetos conlos que trabajan los periodistas. La información es el“insumo” de entrada en el sistema empresa-radio.La noticia radiofónica es el resultado del procesoproductivo desarrollado por los periodistas.

Refiriéndose al abordaje de los problemas en lasociología, Émile Durkheim señalaba que “la prime-ra tarea del sociólogo debe ser por ello definir lascosas de que él trata a fin de que se sepa -y lo se-pa él también- cuál es el problema”. En ese mismosentido, entendemos que trabajar con una clara de-finición de “la noticia radiofónica” es una tareaesencial de cara a la intervención de los periodistasen los procesos productivos. Sin embargo, al pedir-les a nuestros entrevistados una definición sobre lanoticia nos encontramos con una imposibilidad ge-neralizada de conceptualización, que derivaba casiconstantemente en ejemplos concretos de su expe-riencia y labor diaria. Si bien las respuestas fuerondiversas, básicamente describieron temas de interésy momentos del proceso de producción entre elacontecimiento y su puesta en el aire.

Evidentemente, desde sus prácticas profesiona-les los periodistas se aproximan a diversas concep-ciones sobre la noticia, y en ese sentido sus miradasy aportes fueron muy valiosos. A pesar de ello fue-ron muy escasos los casos en que ensayaron res-puestas más complejas, en las cuales su labor pro-

ductiva en cuanto a la selección- inclusión (gate-keeping) y escritura radiofónica o construcción delas noticias (news-making) aparecieran explícita-mente. Otro tanto ocurre con la especificidad radio-fónica. Casi en ningún caso los entrevistados dieroncuenta, al referirse a su producción mediática, delas características particulares de la radio. La trans-misión técnica de un relato de la realidad, construi-do a partir de la palabra, la música, el silencio y losefectos sonoros no es referida en ningún momento.En su producción de noticias a través de sonidos(particularidad distintivita del medio), los periodistasradiales restringen toda la potencialidad del lengua-je radiofónico a una construcción basada sobre to-do -casi exclusivamente- en la voz.

Algunas conclusiones

Las entrevistas realizadas nos permitieron acer-carnos a algunos de los principales problemas queaparecen al abordar la problemática de las rutinasproductivas y la construcción de las noticias en lasradios argentinas. Las reflexiones de los periodistassobre sus prácticas y la realidad sobre la que ope-ran, resultan vitales para trazar un primer mapa quenos permita reconocer la actualidad de las rutinasproductivas y prácticas profesionales de los perio-distas radiofónicos, y seguir construyendo herra-mientas de análisis para comprender el proceso in-formativo en la radio.

• La reducción de costos por parte de las empresasestá deteriorando las políticas radiofónicas de infor-mación. Esto es producto de una disminución de lacapacidad de producción que obliga a los periodis-tas a producir a ritmos cada vez más intensos y aasumir altos riesgos por faltas de precisión en losdatos.• En este contexto, trabajar con una agenda temá-tica similar a la de otros medios permite a los perio-distas una salida más fácil y con menores riesgos: la

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instantaneidad del medio radio y la reducción de lacapacidad de producción de las redacciones provo-can la ilusión de que se trata de la única soluciónposible.• En este hecho intervienen fundamentalmente lasmodalidades concretas que están tomando -espe-cialmente desde la última década- las rutinas pro-ductivas en las radios argentinas. La carencia o la di-ficultad para acceder a archivos; los tiempos cadavez más escasos para ampliar, contextualizar y pro-fundizar la información (en el aire y en los momen-tos de escritura); y las dificultades tecnológicas con-tribuyen a conformar esta “razón tecnológica” enla cual la potencia, la calidad de sonido y los forma-tos y estilos se convierten en lo único importante.• Es en gran medida la misma lógica productiva delos aparatos mediáticos la que aleja a los profesio-nales de su capacidad de reflexión sobre su objeto(la noticia) y sus rutinas productivas, arrimándolos ala simplificación. Esta misma producción mediáticaes la que critica la enseñanza universitaria del perio-dismo y alimenta la postura de que “los periodistasse hacen en las redacciones”, con claras consecuen-cias ideológicas y prácticas.• Es evidente que la instantaneidad y el acelera-miento de los tiempos de producción no obligannecesariamente a los periodistas a renunciar a la ri-gurosidad ni a la reflexión intensa sobre su objetode trabajo (la noticia radiofónica), como así tampo-co a la contextualización y puesta en relación de lainformación.• Sin embargo, la falta de una mirada estratégicaprofesional y política sobre los temas, los tratamien-tos, sus rutinas de trabajo y la construcción de no-ticias con sonidos, dificulta en buena medida unatoma de posición, que les permita ya no sólo nego-ciar la agenda de temas sino la construcción mismade las noticias.

Periodistas Entrevistados.

La PlataMartín Strilinsky (FM Cielo de La Plata)Daniel Barinaga (Radio Provincia de Buenos Aires)Hector Mir (Radio Provincia de Buenos Aires)Sabrina Carrasco (Radio Universidad Nacional de LaPlata)Fabián Carmona (Radio La Redonda)Carlos Cantón (Radio La Redonda)Buenos AiresMaría Eugenia Sidoti (Radio Del Plata)Mario Portugal (Radio Del Plata)Martín Canay (Radio Del Plata)Néstor Jorge Dib (Radio 10)Facundo Pastor (Radio 10)Adrián Fernández (Radio Nacional Argentina)Esteban Talpone (Radio Mitre)Eduardo Zanini (Radio América)Nelson Castro (La Red)Sara Lasa (Radio Rivadavia)OtrasHugo Volpi (Cadena Radial SAT)Gabriel Sarfatti (FM Oeste Haedo)

Las entrevistas fueron realizadas por los inte-grantes del Taller de Producción Radiofónica I y porel Equipo de Investigación.

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Los objetos y las cosas

‘Sí (como el griego afirma en el Cratilo) El nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de rosa está la rosa y todo el Nilo en la palabra Nilo.

J. L. Borges, “El Golem”

Cratilo (fragmentos)Sócrates: ¿Qué poder tienen para nosotros los

nombres?.Cratilo: Quién sabe los nombres sabe las cosas...

I. Kant“ ... es el objeto (en cuanto objeto de los senti-

dos) el que se rige por la naturaleza de nuestra fa-cultad de intuición(...) estas intuiciones, si se lasquiere convertir en conocimientos, debo referirlas aalgo como objeto suyo y determinar éste mediantelas mismas, puedo suponer una de estas dos cosas:o bien los conceptos por medio de los cuales efec-túa esta determinación se rigen también por el ob-jeto, y entonces me encuentro, una vez más, con elmismo embarazo sobre la manera de saber de él al-go a priori; o bien supongo que los objetos, o loque es lo mismo, la experiencia, única fuente de suconocimiento (en cuanto objetos dados), se rigepor tales conceptos. En este segundo caso veo en-

seguida una explicación más fácil, dado que la mis-ma experiencia constituye un tipo de conocimientoque requiere entendimiento y éste posee unas re-glas que yo debo suponer en mí ya antes de que losobjetos me sean dados, es decir, reglas a priori1”.

Los objetos de la ciencia

La construcción de un objeto científico, solo po-sible en el campo de las ciencias, no tiene que vercon lo dado, entendido como aquello que se pre-senta a los sentidos y cuyo conocimiento tiene quever con algún fin práctico. “Todos los objetos de larazón e investigación humana pueden, naturalmen-te, dividirse en dos grupos, a saber: relaciones deideas y cuestiones de hecho; a la primera clase per-tenecen las ciencias de la geometría, álgebra y arit-mética y, en resumen, toda afirmación que es intui-tiva o demostrativamente cierta.(...) No son averi-guadas de la misma manera las cuestiones de he-cho, los segundos objetos de la razón humana; ninuestra evidencia de su verdad, por muy grandeque sea, es de la misma naturaleza que la prece-dente. Lo contrario de cualquier cuestión de hechoes, en cualquier caso, posible, porque jamás puedeimplicar una contradicción2”.

El objeto de una ciencia no es una cosa, lo real(aunque también se toque en sus bordes con ellapues aunque se ocupen diferentes ciencias de lamisma cosa construirán objetos diferentes de ella)sino que se ubica en un lugar no real y ese lugar esun momento antes de que la ciencia lo construya.Por lo tanto tiene cierta complicación decir, de an-temano y previamente, cuales son los objetos de losque se ocupará una ciencia. Puede haber ciertasaproximaciones y seguramente hay campos de loscuales ella se nutre más que de otros. Un ejemplo:el arte o los medios, en un sentido general, soncampo de investigación de muchas disciplinas, perola semiótica o la historia construirán en cada uno deesos campos, sus propios objetos.

Las prácticas, los métodos, las teorías: los objetos

Por Raúl Barreiros*, Alejandra Va-

lentino** y Gastón Cingolani***

*Docente e investigador de la

FPyCS de la UNLP, de la Facul-

tad de Bellas Artes de la UNLP y

del IUNA. Profesor Titular de la

Cátedra Comunicación y Cultura

de la FPyCS de la UNLP. Direc-

tor del Programa de Investigación

Comunicación y Lenguajes, de la

FPyCS de la UNLP.

**Docente e investigadora de la

FPyCS de la UNLP. Profesora

Adjunta de la Cátedra de Lin-

güística de la FPyCS de la

UNLP. Co-directora del Progra-

ma de Investigación Comunica-

ción y Lenguajes, de la FPyCS

de la UNLP.

***Docente e investigador de la

FPyCS de la UNLP. Jefe de Tra-

bajo Prácticos de la Cátedra Co-

municación y Cultura de la

FPyCS de la UNLP. Co-director

del Programa de Investigación

Comunicación y Lenguajes, de la

FPyCS de la UNLP.

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Dice Kant “Permanece para nosotros absoluta-mente desconocido qué son las cosas en sí, inde-pendientemente de toda esa receptividad de nues-tra sensibilidad. Sólo conocemos nuestro modo depercibirlos”3. Esto es una suerte de aporía del cono-cimiento. Ya que son las cosas en sí a las que notendríamos acceso hablamos entonces de objetos:aquellos que son nombrados en lo que es un discur-so propio de cada ciencia, es decir un conjunto derelaciones, un texto de palabra escrita único lugar(por ahora) donde el conocimiento que hace a unaciencia existe. Para un análisis desde cualquier cien-cia en sus campos de investigación, cualquiera queeste fuese, de lo que fuere, lo que hace cada disci-plina (ciencia) es crear el objeto de su análisis a tra-vés de su teoría, esto es: ese objeto no es previo, encambio, sí la cosa, lo mundano; hay en esto un sí-mil a una petición de principios, lo que hace a unanálisis semiótico es la teoría, el método, el traba-jo empírico, la episteme semiótica. La diferencia esel objeto construido, aquello que se analiza, que esdistinto para cualquier ciencia ( y a veces para cadaautor, aun dentro de la misma ciencia). Veamos loque dicen M. Beardsley y J. Hospers “La estética esla rama de la filosofía que se ocupa de analizar losconceptos y resolver los problemas que se planteancuando contemplamos objetos estéticos. Objetosestéticos, a su vez, son todos los objetos de la expe-riencia estética; de ahí que, sólo tras haber caracte-rizado suficientemente la experiencia estética, noshallamos en condiciones de delimitar las clases deobjetos estéticos”4. Agregamos: la palabra experien-cia, para la ciencia, es observación y experimenta-ción, este es el fenómeno provocado por el experi-mentador, en condiciones ideales de observación,para confirmar o rechazar una hipótesis o teoría. Só-lo la experiencia puede decidir acerca de la verdadde los enunciados de las ciencias empíricas.

Así pues los objetos de esta línea de investiga-ción (en realidad de todas las investigaciones) sondeterminados por el conjunto de teorías, métodos y

epistemes de época de la lingüística y de las semió-ticas en relación con la Comunicación, los lenguajesy los Dispositivos Técnicos de Mediatización.

Otro lugar lo constituirá la critica, cuyo núcleomás robusto aparece en la literatura y en la plásti-ca, así diversos autores se constituirán en ejes deconocimientos para el desarrollo de una crítica me-diática.

La noción de discurso: nos parece entenderlo bá-sicamente como la plantea Eliseo Verón: “...unFragmento de la semiosis. Paquete de materia sen-sible investidas de sentido. Configuración de senti-do identificada sobre un soporte material5. Cual-quiera fuere el soporte material, lo que llamamosun discurso o un conjunto discursivo no es otra co-sa que una configuración espacio-temporal de sen-tido6. Un texto, como lugar de manifestación delsentido, está lejos de ser un objeto homogéneo. To-do texto es susceptible de una multiplicidad de lec-turas, es un objeto plural, es el punto de pasaje devarios sistemas diferentes, heterogéneos, de deter-minación”7. Los discursos sociales son objetos se-mióticamente heterogéneos o “mixtos”, en los cua-les intervienen varias materias significantes y varioscódigos a la vez. También como un lugar de en-cuentro semiótico entre las diversas manifestacio-nes textuales y las variables de orden situacional ycontextual que regulan los intercambios comunica-tivos”8.

Dispositivos técnicos de Mediatización (DTM). Nue-vas tecnologías

Llamamos así a cualquier instrumento destinadoa la producción de mensajes perdurables y/o trans-portables.

El cincel y la piedra; el pincel, la tela, la paleta decolores; la pluma, la lapicera, podrían ser instru-mentos o herramientas, pero son también dispositi-vos de registro, transporte o emisión, en cambioson, por su tecnología, automáticos (o semi) la TV,

1I. Kant: Crítica de la razón pura,Prefacio de la 2ª edición, Alfaguara, Madrid 1988, 6ª ed.,Pags. 20-21.2 D. Hume: Investigación sobre elconocimiento humano, Sección IV,parte I , Alianza, Madrid 1994, 8ªed., Pags. 47-48.3 I. Kant: Crítica de la razón pura,Estética trasc., § 8, B 59 ,Alfagua-ra, Madrid 1988, 6ª ed., Pag. 82. 4 Fundamentos, en M. C. Beards-ley y J. Hospers, Estética, Cátedra,Madrid 1976, Pags 97-98 5 Eliseo Verón, La Semiosis Social,Gedisa, Barcelona,19936 Idem 5.7 Verón, Eliseo: Semiosis de loIdeológico y del Poder,1978, trad.de J.C.Gorlier, Facultad de Filoso-fía y Letras, Oficina de Publicacio-nes del CBC, U.B.A., Buenos Ai-res, 1995.8 Verón , Eliseo: “Para una semio-logía de las operaciones translin-güísticas”, en Lenguajes. Revistade lingüística y semiología, Año 1Nº 2, Ed. Nueva Visión, 12/1974,Pags. 11-35

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el cine o cine, el teléfono, la fotografía, la radio, elgrabador, las técnicas que construyen Internet y loscorreos electrónicos y son, por lo tanto, DTM (aun-que les caben similares propiedades en cuanto loscambios enunciativos y transpositivos que a las he-rramientas o instrumentos). Todos tienen usos yprácticas sociales anexadas pues permiten la comu-nicación en distancias y tiempos que el cuerpo noalcanzaría. Puedo recibir una llamada telefónicadesde Thule a Buenos Aires, ver la imagen de mi bi-sabuelo en una fotografía del álbum familiar o es-cuchar en una grabación las primeras palabras deun bebé. Las facultades discursivas resultan del con-junto de posibilidades y restricciones técnicas esta-blecidas por el dispositivo técnico de mediatización.

Las grandes prácticas sociales discursivas apare-cieron cuando algunos de estos DTM cambiaron suconcepto de comunicación individual y se transfor-maron en medios de comunicación de masas(MCM). Es distinto usar la radio como se usa hoy elteléfono que como un MCM. Un medio es un DTMo conjunto de ellos (hiperdispositivo) que, con susprácticas sociales vinculadas, permite la relación en-tre individuos y/o sectores sociales más allá del con-tacto cara a cara. El hiperdispositivo que dio lugar ala tarjeta postal (fotografía-imprenta-correo) impli-có la articulación sumada de estos elementos y lacreación de un nuevo género. La radio y su interac-ción social provocaron una tracción transpositiva degéneros de la escritura literaria y periodística, de lamúsica, del teatro, del cine y otros géneros nuevos;creó nuevas figuras como el locutor, el animador.Este caso se repetiría, con sus variantes especificas,con la cinematografía, la televisión e Internet.

La enunciación lingüística...

El discurso puede ser estudiado tanto desde unaperspectiva subjetiva como desde una perspectivasocial. En el primer sentido (perspectiva subjetiva),la enunciación (Voloshinov, Bajtin, Benveniste, Du-

crot, Kerbrat Orecchionni) aparece como un con-junto de consideraciones teórico-metodológicasque nos permiten indagar el papel del sujeto en ellenguaje, vale decir, el carácter subjetivo de toda in-teracción verbal, el conjunto de circunstancias úni-cas e irrepetibles en las que se produce un enuncia-do (situación, participantes, interacción, roles, mar-cos interpretativos, etc). El objeto de estudio de es-ta perspectiva consiste en tratar de develar las dife-rentes huellas o marcas lingüísticas que deja el su-jeto enunciador en el enunciado. Todo discurso es-ta “marcado” por un sujeto enunciador y precisa-mente la tarea del analista consistirá en develarcuales son esas marcas que hacen que un discursosea mas o menos subjetivo. La teoría de la enuncia-ción es uno de los lugares teórico-metodológicosdesde donde se pueden pensar objetos comunica-cionales, especialmente aquellos que provienen delos medios masivos. Este marco conceptual ha sidomuy productivo para analizar, contrastar, compararposturas ideológico-culturales contrapuestas en elrelato de los hechos que construyen los medios.

... o a través de dispositivos

Lo producido por una (fuente) enunciador es unenunciado: serie lingüística, fotografía periodística,familiar; programa de TV o film. La enunciación esel acto histórico que hace a la concreción del enun-ciado. Las diversas marcas de la enunciación son:sus formas gramaticales, léxico, indicaciones consti-tutivas referidas al acto de hablar, roles de influen-cia propios y que se pueden imponer a otros. Laenunciación tendrá que ver “...con los efectos desentido de los procesos de semiotización” (O.Steimberg). Resultará de ello la instalación de un ti-po de relaciones y “... el armado de la escena co-municativa como efecto de construcción a través dedispositivos” (J. L. Fernández). El sentido de losenunciados depende de la enunciación. Describir lasignificación de un enunciado equivale a describir

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su enunciación con referencia a una determinadasituación comunicacional.

Un ejemplo: La enunciación cinematográficapuede ser llamada opaca o transparente; en trans-parencia los hechos simulan narrarse solos, en opa-cidad la enunciación se vuelve visible. C.Metz: “... ciertos regímenes fílmicos son muy discretos encuanto a su dispositivo de enunciación, mientrasque otros lo ‘muestran’ en mayor o en menor me-dida (La diligencia no es Octubre), y que inclusootros lo exponen, como el cine experimental anglo-sajón. Esto equivale a decir que la noción de trans-parencia guarda todo su valor como impresión es-pectatorial. Pero hoy se formularían las cosas deotro modo; se opondría por ejemplo, como Grei-mas o Casetti, la enunciación diegetizada (por ende‘invisible’) a la enunciación enunciada, indicada deuna manera u otra”.

Algunas aproximaciones teórico-metodológicas aproblemas comunicacionales desde los Estudios delLenguaje

Sin duda, pensar los procesos comunicacionalesdesde los Estudios del Lenguaje es uno de los obje-tivos de este programa. Los diferentes paradigmasteóricos corresponden a lo que en líneas muy ge-nerales se denomina “lenguaje en uso”, es decir, lacomprensión del modo en que la lengua funcionaen los procesos comunicativos, representa uno delos lugares privilegiados para describir, analizar ycomprender diferentes objetos comunicacionales.

Cuando desde los Estudios del Lenguaje se cam-bia de objeto de investigación, se traspasa el limiteoracional y se plantean unidades extraoracionalescomo campo material de la investigación surgendiferentes posturas teóricas que estudian al texto-/discurso desde diversos universos.

Los planteos de los filósofos del lenguaje sonuno de los fundamentos principales de lo que hoyse conoce como teoría pragmática. Desde esta vi-

sión se considera que hablar es “un hacer”, la len-gua es su uso y ese uso siempre es contextualizado.La pragmática es precisamente la capacidad de losusuarios de una lengua para asociar oraciones a loscontextos en que dichas oraciones son apropiadas(Levinson), entendiendo contexto no solo como elespacio físico en el que se realiza el intercambio si-no básicamente como el conjunto de conocimien-tos que asumen los diferentes participantes delevento comunicativo, ese conocimiento es precisa-mente el que produce el entendimiento y activauna serie de presuposiciones. El acto comunicativono se entiende como lineal sino, por el contrario,como un proceso activo donde es imprescindibleponer en funcionamiento el “principio de coopera-ción” (Grice) como principio regulador de todo in-tercambio lingüístico. Las reflexiones teóricas den-tro del marco de los Actos de habla y de la Pragmá-tica en general son muy fructíferas para pensar lasdiferentes “conversaciones” que circulan en las re-des de las distintas organizaciones sociales.

La investigación

Esta línea de investigación basa su accionar en elanálisis discursivo tomando en consideración a loslenguajes que se producen con los nuevos disposi-tivos técnicos de mediatización.

El campo epistemológico se concentra en la se-miótica, la lingüística y el lugar de las ciencias socia-les y toda la extensión de las ciencias del lenguaje.

Se parte de una empiria (de una materialidadtextual) hacia todas las complejidades de la signifi-cación y las operaciones de los efectos de sentido;apuntando a aquellas que aparecen expuestas enesta línea de investigación como nuevos dispositi-vos técnicos de mediatización. El afianzamiento deun lugar para el método “que quiere decir que elprocedimiento, esto es, el modo como estamos engeneral tras las cosas (méthodos), decide de ante-mano sobre lo que encontramos de verdadero en

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las cosas (...) es la instancia fundamental a partir dela cual se determina lo que puede llegar a ser obje-to y cómo puede llegar a serlo”9 Esto es posible conel conocimiento de un lugar teórico que justifiquelas categorías que se usan en la metodología parael abordaje empírico.

En el nivel epistemológico privilegiaremos las dospartes que lo constituyen: 1) el conocimiento delepisteme subyacente o de época10; 2) la propia epis-teme semiótica, lingüística y lógica.

...algunas constantes desde su práctica

Una vez expuestos en forma esquemática los do-minios teóricos a partir de los cuales pensamos losdiferentes trabajos de investigación nos parece ne-cesario hacer un resumen de algunas constantesbásicas nuestra “práctica”.

Obtención y tratamiento de los datos empíricos:fundamentalmente trabajamos a partir de corporade datos reales, así se analizan textos escritos yconversaciones textos orales, grabaciones de audio,video o textos extraídos de los medios masivos o dediferentes ámbitos institucionales. Los diferentestextos y/o conversaciones se ordenan siguiendo dis-tintas técnicas de recolección de datos. Por ejem-plo, en el caso de las conversaciones se decide tipode trascripción (total o parcial), forma de regulación(se determinan los aspectos a regularizar); en el ca-so de los textos escritos se decide formas de orde-namiento, cantidad de textos a trabajar (en la ma-yoría de los casos se reduce a una muestra la canti-dad de textos seleccionados en el primer corte), seestablecen criterios para el ordenamiento de lostextos seleccionados de acuerdo a los objetivos dela investigación.

Noción de género discursivo. Los diferentes tex-tos que circulan socialmente se agrupan dentro de“dispositivos de comunicación socio-históricamentedefinidos”. Se entienden a dichos textos como acti-vidades más o menos ritualizadas que sólo pueden

desplegarse legítimamente y tener éxito si tienen encuenta determinadas reglas que los constituyen

Identificación de niveles de análisis. A lo largo denuestras investigaciones consideramos diversas ca-pas, dimensiones o niveles y tratamos de relacionar-los entre sí. Estos niveles representan diferentes fe-nómenos discursivos, de ahí la importancia de revi-sar un número significativo de estas dimensionespara poder operar con un repertorio importante ala hora de realizar análisis discursivos.

El problema del sentido. Uno de los elementosesenciales en el momento de realizar un análisis deeste tipo es tratar de develar los distintos sentidosque se pueden reconstruir a partir del trabajo analí-tico. Un análisis discursivo (cualquiera sea la líneateórica que consideremos) no es un análisis de con-tenido (una de las características privativas de nues-tros intercambios comunicativos es que nunca o ca-si nunca nos expresamos en forma literal, explícita,directa) sino que fundamentalmente pensamos elsentido desde su propia polisemia, intentando re-construir ciertas formas implícitas, no dichas a lo lar-go de nuestras interpretaciones. De esta manera tra-tamos de responder a preguntas tales como: ¿quéquisieron decir o no-decir los distintos enunciado-res/locutores que aparecen en el texto? ¿Qué senti-do tiene tal enunciado en tal relación o rol? ¿Qué ti-po de enunciación permite-restringe tal dispositivo?¿Por qué se-dice/se-significa tal cosa en este mo-mento? ¿Cuáles son las estrategias que utiliza el su-jeto enunciador para significar tal o cual sentido?

Bibliografía

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Lo “privado”, de lo “íntimo” a lo “oculto”

En los últimos años, el tipo discursivo informati-vo ha sufrido desplazamientos en su verosímil, de-bido en parte a un cierto asentamiento social de sucirculación y su capacidad para “registrar” delitosque antes permanecían en un estado de confiden-cialidad, vedados a la sociedad de su conocimien-to1. Como en la gran mayoría de los tipos discursi-vos actuales2 el límite entre lo público y lo privadono sólo se ha desdibujado, sino que lo privado pa-só a constituirse en un motivo3 dominante en el es-tilo de época actual.

Una nota publicada recientemente por el diarioClarín4, titulada “Videochat fácil”, me parece queconvalida la importancia que ha tomado lo “priva-do” en nuestra sociedad5, y además lo rescato por-que enumera una serie de consejos para la utiliza-ción de las webcam6, dispositivo que es presentadocomo un ojo que puede espiar en el interior de loshogares. La nota comienza diciendo: “Las películasque espían la intimidad de una persona y los realityshow obraron para que muchos escépticos pierdanel miedo a conferenciar con una webcam” y másadelante dice: La interacción con otras personas noes la única forma de comunicación que proponenlas webcam. Navegando por Internet, los sitios quepermiten enviar imágenes de la intimidad -sexo

principalmente- ocupan el escalón más alto de laspreferencias. Por ejemplo, sitios en donde mujeresvoluptuosas o musculosos caballeros exhiben suscualidades y despliegan su show en vivo por unascuantas monedas. También hay algunos que seofrecen como ‘gratis’, aunque piden ingresar unnúmero de tarjeta de crédito para comprobar lamayoría de edad. Hay gente que gusta de usar suwebcam para mostrarle al mundo cada uno de susmovimientos durante las 24 horas. En la Argentina,una de las precursoras y más afamada es AnabellaEmpire (www.anabella.com.ar). Uno puede ver có-mo esta jovencita pasea por la casa, limpia los mue-bles o descansa”.

Aquí lo “privado” es equiparado a lo “íntimo”,entendiéndose por “íntimo”, la vida sexual del “re-gistrado” o su desnudez.

¿Lo “privado” siempre es tratado así? La res-puesta, obviamente, es no7, pero rescatamos estetratamiento de lo ”privado” para contraponerlocon cómo es tratado en los programas de investiga-ción. Se tomarán para tal fin algunos envíos emiti-dos durante el 2002 de Punto Doc, Zona de Inves-tigación y Telenoche Investiga.

En este género, en cambio, lo privado no apare-ce asociado a lo “íntimo”, sino se lo muestra comoeso que ciertas personas realizan a la “sombra” delo público y que afecta a cuestiones públicas: un excandidato a gobernador que pide una coima parainstalar un local bailable, un vendedor de rifas orga-nizadas para ayudar a un Hospital Infantil que rea-liza fraude en los sorteos, un sargento que vendearmas que debían ser decomisadas, un peluqueroque evade a la DGI, etc. De un personaje público sedevela, sin su consentimiento, lo que este mantiene“oculto”. Mientras que en la webcam hay un con-trato de lectura en donde, se haga explícito o no, elfilmado, sabe que es filmado y el observador sabeque el filmado es filmado8, en los programas de in-vestigación aquel que es grabado no tiene concien-cia de que allí, frente a sus propias narices, hay una

Cuando la cámara se escondeCiertas configuraciones de la cámara oculta en los

programas de investigación periodística

Por Ulises Salvador Cremonte

Docente e investigador de la

FPyCS de la UNLP. Profesor de

la Cátedra de Comunicación y

Cultura de la FPyCS de la UNLP.

Titular del Seminario “Narrativa

Ficcional” dictado en la FPyCS

de la UNLP.

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cámara donde quedarán registradas todas sus ac-ciones.

La construcción metadiscursiva de la cámara oculta

Cuando en la televisión argentina se comenzó autilizar la cámara oculta, esta aparición fue celebra-da como un avance en el rol de “control” que de-be ejercer el periodismo.

Lentamente su uso fue ampliándose, no encon-trándose acotado únicamente a la investigación, si-no también en géneros humorísticos o de espectá-culos. Estas nuevas incursiones han modificado lasopiniones “celebratorias” o favorables. Ya, enton-ces, no se lo ve como un dispositivo valioso en “sí”,sino que depende de su uso (y en los términos dealgunas críticas, de su abuso).

Un ejemplo de esto es una nota publicada duran-te el mes de julio de 2003 en la versión On-line deldiario Clarín. Allí se dice que: “El arco de los progra-mas que se valen de este recurso es amplio. Puedeempezar con ‘Intrusos’ de Jorge Rial, orillar el polifa-cético ‘Kaos en la ciudad’ de Juan Castro y estirarse,incluso, hasta ‘Punto Doc’ o ‘Telenoche investiga’.Sus cámaras ocultas descubren negociados, coimasy abusos de diversa índole y trascendencia, pero,también, generan polémicas sobre temas de dudo-so interés público. Además, muchos las culpan detraer aparejadas una serie de ‘mañas’ del periodismode investigación. No menos polémicos resultan los‘disfraces’ de productores y periodistas que se hacenpasar por asesinos a sueldo o coimeros para obteneruna declaración impactante. Y ni hablar de la pre-sencia en los medios de delincuentes que narran sushistorias cual ‘proezas’ ”.

Más adelante se avanza sobre el papel del perio-dista: “Del otro lado de la pantalla el público co-menta lo impactante de estos ‘descubrimientos’, lomacabro de la condición humana y hasta las bon-dades de la miniaturización de la tecnología que lepermite a los periodistas volverse espías y, con sus

anillitos hechos cámara, delatar un pedacito de rea-lidad a millones de adictos al zapping. Restrepoapunta a la debilidad del periodismo: Es el impera-tivo de lo sensacionalista. La prioridad de los crite-rios comerciales sobre el servicio social de la infor-mación sumada a la pereza intelectual y la pobreza‘creativa’. Y habla de una tendencia y un crecientenúmero de causas que hacen a la pérdida de valorsocial de la información y, junto a ello, la dignidadde la profesión”.

Esta nota recoge una vieja y larga discusión ac-tualizada por el uso de este nuevo dispositivo, don-de se plantea una división entre un periodismo au-todenominado “serio” y otro llamado despectiva-mente “sensacionalista”. Aquí creemos válido re-cordar las palabras de Oscar Steimberg9, quien ex-plica que: “El de prensa amarilla es un conceptoque se desplaza de la moral al derecho penal, de laeconomía al diseño periodístico sin urgencia clasifi-catoria alguna. (...) En el otro costado, la que deno-minaremos prensa blanca (habitualmente denomi-nada ‘seria’) adolece, en términos de sus definicio-nes socialmente circuladas de una evanescenciamayor que la que vela las definiciones de la prensaamarilla. Para unos, se trata de una prensa sencilla-mente seria; para otros, de la cobertura seria deemisores adscriptos al poder social más genérico yel conservatismo más elemental”.

Steimberg explica que la diferencia entre la pren-sa blanca y la amarilla no se da por una cuestión decontenidos y ni siquiera abordajes o no de ciertostemas, sino más bien de estilos, entendidos como“modos de hacer”, donde lo amarillo es una ciertamanera de titular, una cierta manera de contar.

La nota de Clarín olvida que el periodismo (y porsupuesto también la cámara oculta), al pasar a losmedios masivos debe ajustarse a las regulacionesgenéricas y estilísticas dominantes. No existe un ti-po de periodismo “platónico” abstracto o impolu-to, sino que éste es lo que la circulación social lepermite que sea.

1 Aunque en nuestra sociedad laexistencia de toda clase de delitoscircula como un “rumor” cons-tante.2 Sobre todo aquellos en dondeinterviene el soporte televisivo.3 En el sentido que le da C. Segre(1985).4 Suplemento de Informática de“Clarín”, miércoles 25 de sep-tiembre de septiembre de 2002.5 Si como afirma Oscar Steimbergque “la vida social del género su-pone la existencia de fenómenosmetadiscursivos permanentes ycontemporáneos con respecto asu vigencia”, creemos que los dia-rios son uno de los tantos mediosen donde es posible rastrear có-mo se está “acotando” la circula-ción textual de una época.6 La webcam es una pequeña ca-marita que se conecta a las com-putadoras y con las cual se puede“chatear” con otra persona, peroa diferencia del chat tradicional,se la puede ver y escuchar.7 Aunque en un primer repaso, sinninguna rigurosidad, encontramosque en distintos programas losprotagonistas relatan problemas“íntimos” y “sexuales”. 8 Vale destacar ciertas diferenciasen la escena enunciativa de este,podríamos decir, género, ya quealgunas páginas web pregonanestar instaladas de manera “encu-bierta”.9 Steimberg, Oscar: “Prensa ama-rilla/prensa blanca” notas sobreuna conocida y no definida oposi-ción de géneros.

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El relato del “caso”

El “mecanismo” de develar algo oculto es articu-lado desde un tipo de relato en particular: el “caso”.

El “caso” se construye narrativamente a partirde resaltar o exponer sucesos individuales o micro-sociales10 y nunca es presentado como aislado, sinoque opera reenviándonos a una serie más amplia11.Sobre todo cuando los motivos son políticos o rela-cionados con ámbitos políticos. Esto que ven aquí -se dice- no es un hecho aislado, sino una manerasistemática de hacer las cosas. Tal como lo defineVerón, lo que hay allí es un espacio de la sospecha,“cuyo mensaje fundamental es: vivimos en una so-ciedad podrida; todos los medios se lo dicen; bue-no nosotros estamos aquí para explicarle que es to-davía mucho peor”12.

Hay algo “oculto” detrás de todo acontecimien-to, y es aquí donde será revelado. Es por eso que eltipo de transformación de este relato es dominan-temente gnoseológica13, ya que hay una búsquedade un saber que está vedado.

La institución periodística

El fundamento de la cámara oculta en relacióncon la escena enunciativa que allí se construye es in-dicial, en tanto evidencia el existir de un delito. Es eldispositivo cámara oculta el que está enunciando,pero no en su mero carácter de dispositivo, sino entanto un enunciador que llamaremos, a falta de me-jor denominación, institución periodística. Sin estetipo de enunciación ejercida en el desenvolvimientodel dispositivo no habría relato, no habría “hechos”,porque lo que se cuenta es “eso que se muestra”.En este sentido los conductores de los programas deinvestigación son una prótesis14 de ese enunciador-institución periodística. Sus marcas de individuali-dad15 no desaparecen, pero pierden preponderancia,ya que el cuerpo es la institución periodística. Las ar-quitecturas de los programas, las vestimentas, sus

movimientos, ejes de la mirada, gestos y hasta lapauta del programa en manos de sus conductores,es altamente coincidente en los tres programas ana-lizados16. Allí no están ellos, sino que el que “habla”es esa institución periodística, muy reconocible porsu consolidación en los géneros televisivos relaciona-dos con el tipo discursivo informativo.

El enunciador-institución periodística acentúa suprotagonismo, obviamente, durante los momentosen donde aparece la cámara oculta, que estableceun anclaje de su cimiento enunciativo, mediante laintervención realizada por la voz en off de un rela-tor, encargado de contextualizar las imágenes.

Veamos un ejemplo: “Durante los meses que el gobierno fortaleció

los controles, Telenoche Investiga recorrió las callesdel Gran Buenos Aires y la Capital Federal en buscade armas ilegales. Y las encontró”, nos dice el rela-tor mientras se muestra a la cámara oculta reco-rriendo los pasillos de una villa de emergencia, in-tercalado con imágenes de policías interceptando avehículos en autopistas. Más adelante se agrega:“Adoptamos sus reglas y sus gestos. Así los datosde vendedores de armas ilegales llegaron pronto,tan pronto como Martín”17. Durante estas palabrasla cámara oculta enfoca una puerta de chapa conuna inscripción escrita con pintura blanca que dice“timbre”; el dedo índice de una mano, pertene-ciente a un brazo que surge desde el centro mismode la cámara oculta, oprime el timbre señalado. Uninstante después se abre la puerta y tras ella apare-ce un hombre vestido con un buzo azul y jeans. Noquedan dudas, ése es el vendedor, ése es “el Mar-tín” nombrado por el relator, la institución periodís-tica ha logrado su cometido18. Lo que estamos di-ciendo es que si bien anuncian “mostrar hechos”,sólo pueden haber llegado al “espectador” graciasal desempeño sagaz de la institución periodística.Para ratificar su participación, aparece el subtitula-do, donde esta vez la institución periodística nos“traduce” el diálogo de los actantes.

10 Para ampliar este punto ver Aní-bal Ford y Fernanda Longo (1997). 11 Esta idea también está presenteen los metadiscursos. Tomemossolamente dos ejemplos. En el pri-mero Fernanda Longo escribe unanota sobre Telenoche Investiga pu-blicada en Clarín el 18 de septiem-bre de 2002: “Desde hace dos(años) se ganó su propio espacioen la programación, se fue co-rriendo cada vez más de la denun-cia de casos de corrupción aisla-dos o marginales hacia la méduladel sistema, hasta hacer temblar ala estructura institucional delpaís”. Ese mismo día en el diarioLa Nación, Natalia Trzenko dice:“Este ciclo (Telenoche Investiga) setransformó (...) en un símbolo delperiodismo de investigación y dela lucha contra la corrupción”.12 “Jorge Lanata-Kahn”, Verón(1999). En este articulo Verónademás hace referencia a determi-nados mecanismos de la paranoia,según Lacan, que le permitieronpara identificar lógicas de produc-ción de publicaciones de prensafrancesa y de Jorge Lanata. 13 Tal como los define Tzvetan To-dorov. 14 Quizás ésta no sea la mejor pa-labra para definirla, pero resulta lamás gráfica.15 Si bien sus cuerpos ocupan lapantalla, creemos que el todo espresentado como más que las su-mas de sus partes.16 La única diferencia importantees que en Punto Doc, en determi-nadas ocasiones otorgaron a cier-tos personajes involucrados en al-guna de sus investigaciones el de-recho a réplica. 17 Telenoche Investiga emitido porCanal 13 el 19 de septiembre de2002.

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El detective-corruptor

Hay una figura textual que domina la escena enlos programas periodísticos: la del detective. Perono el detective de las novelas de misterio inglesas,sino el de la “novela negra”. En la novela negra sedeja de lado ese lugar lúdico que tenía el crimen enlas novelas inglesas y aparece tematizado en la ciu-dad, mostrando todas las miserias y perversiones dela sociedad. La institución periodística asume estepapel a partir de un nuevo rol, el de Detective-co-rruptor19.

Esta figura textual “se sumerge” en los bajosmundos, convive con el delito, se vuelve tambiénun “delincuente”.

Corruptor es aquel “agente” que realiza deter-minadas acciones con el propósito de que un suje-to se vuelva corrompido. El relato se inicia con unasituación inicial en donde “ya sabemos” que tene-mos un corrompido. En ninguno de los programasanalizados el corruptor fracasó en su intento porcorromper, lo cual edifica un cierto horizonte de ex-pectativas en el cerrojo genérico.

El rol del corruptor, entonces, es tentar al poten-cial corrompido, para que de esta forma la institu-ción periodística anuncie que ha “descubierto undelito”.

En la trama diegética, el móvil a través del cualse presenta el corruptor frente al corrompido no espor supuesto de carácter hedónico, sino utilitario20.El corruptor llega al potencial corrompido con unadificultad práctica: desea conseguir una serie de ar-mas, quiere poner un prostíbulo. Ante esta pro-puesta el potencial corrompido se vuelve efectiva-mente corrompido debido a que para solucionar elproblema comete un delito21.

A modo de cierre

Se intentó graficar aquí ciertas figuras y despla-zamientos de la cámara oculta a partir de un rastreo

de regularidades genéricas de los programas de in-vestigación. Creemos qué un paso posterior a estetrabajo sería analizar que estatuto adquiere este dis-positivo en otras inclusiones genéricas y estilísticas.

Bibliografía

-Barthes, Roland: Roland Barthes por Barthes, Monte ÁvilaEditores, Caracas. 1992.-Bremond, Claude: “El rol del influenciador”, en Investiga-ciones Retóricas II, Editorial Buenos Aires, Madrid, 1978.-Ford, Aníbal y Longo Fernanda: “La exasperación del ca-so. Algunos problemas que plantea la narrativización de lainformación de interés público”, en Telenovela. Ficción po-pular y mutaciones culturales, Gedisa, Barcelona, 1997. -Greimas, Algirdas J.: Semántica estructural. Investigaciónmetodológica, Gredos, Madrid, 1971.-Metz, Christian: “El estudio semiológico del lenguaje ci-nematográfico”, en Lenguajes, Nueva Visión, 1974.-Segre, Cesare: Principios de análisis del texto literario, Crí-tica, Barcelona, 1985.-Todorov, Tzvetan: “Los dos principios del relato”, en Losgéneros del discurso, Monte Avila, Editores.-Verón, Eliseo: “De la imagen semiológica a las discursivi-dades”, en Espacios públicos e imágenes, Gedisa, Barcelo-na, 1985.-Verón, Eliseo: Efectos de agenda, Gedisa, Barcelona,1999.

18 Este ejemplo de lo que pasa enTelenoche Investiga, también ocu-rre en Punto Doc (América, miér-coles a las 22 y domingos a las23), donde un relator en off simi-lar al del programa de Canal 13,por lo general comienza su infor-me diciendo “Punto Doc tuvo ac-ceso en exclusivo...” o “PuntoDoc quiso verificar cómo la dipu-tada...”19 Cuando hablamos de corruptorno estamos definiendo a una per-sona, sino justamente un rol den-tro de la dimensión diegética.20 En el sentido de las motivacio-nes que define Claude Bremond(1978).21 Es importante aclarar que en al-gunas ocasiones estas figuras delcorruptor/corrompido no estánpresentes, sino que el actante die-gético es “explícitamente” la ins-titución periodística. Allí la “cá-mara oculta” muestra a un suje-to, que fue presentado previa-mente con otras “pruebas” (fallosjudiciales, denuncias policiales,testimonio, etc.) como “corrup-to”, amenazando a la instituciónperiodística.

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Consideraciones

Esta propuesta intenta indagar acerca de las rela-ciones que se establecen entre un comunicador y lainstitución, en tanto el comunicador se dispone a lle-var adelante una actividad específica en la misma.

Partimos de considerar al comunicador como unespecialista, al cual se le supone un saber, que esconvocado por una demanda institucional a inter-venir en la misma con el fin de responder y/o apor-tar en relación a algunas dificultades o carenciasque una institución tiene en el manejo de lo comu-nicacional.

De esta manera buscamos destacar que el co-municador, al no pertenecer a la institución, y quepor lo tanto no forma parte de su estructura de per-sonal estable, se va a posicionar desde una dobleperspectiva: primero, operando desde la exteriori-dad como alguien que no está implicado en la tra-ma institucional; segundo, operando desde la inte-rioridad en la cual va a ser implicado en la tramainstitucional.

Este pasaje del exterior al interior afecta al pro-pio comunicador como a la propia institución. Eneste sentido, deberíamos corregir algo del primerenunciado, o al menos agregar una parte al mismo;diríamos entonces que se trata de indagar acercade las relaciones entre el comunicador y la institu-

El comunicador en el campo institucionalConsideraciones y guía

Por Flavio J. Peresson*

*Docente e investigador de la

FPyCS de la UNLP. Profesor

Titular de la Cátedra Psicología

de grupos e instituciones de la

FPyCS de la UNLP.

Profesor Titular de la Cátedra

Psicoterapia I de la Facultad de

Humanidades y Ciencias de la

Educación de la UNLP.

ción, como así también tenemos que tener encuenta las relaciones que se ponen en juego desdela institución hacia el comunicador.

Las relaciones del comunicador con la instituciónse centran primariamente en analizar y resolver lademanda. Acá se pone en marcha un proceso pre-dominantemente técnico que apunta a responder,mediante la elaboración de un producto, un pedidoespecífico. En este punto, el comunicador pone enmovimiento todo su saber, toda su experiencia, conel fin de resolver técnicamente el problema que sele plantea. Pero también decíamos que la institu-ción va a poner en juego sus relaciones frente al co-municador, en este caso nos referimos al conjuntode relaciones que los actores institucionales mantie-nen entre sí y con las reglas, normas y tareas insti-tucionales, lo que podríamos designar como su par-ticular trama vincular. Esta explicación sobre lo quepodemos llamar la vida interna de una instituciónnos lleva a destacar otra situación muy precisa: elespecialista va a quedar incluido en alguno de loslugares de esa trama vincular. De esta manera, elcomunicador queda configurado desde una doblesignificación: es un representante del saber técnicoy al mismo tiempo es soporte de las transferenciasinstitucionales.

Esto nos lleva a proponer que consideremos aesta relación como un nuevo vínculo que se pone

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en movimiento en un proceso que caracterizamoscomo una instancia de pasaje, el comunicador pasapor la institución y la afecta, y la institución pasapor el comunicador y también lo afecta.

Concebir el trabajo del comunicador en una ins-titución como una intervención y a la misma comoinstancia de pasaje que se desarrolla en el campoinstitucional, nos permite ver cómo la presencia delcomunicador en la institución afecta a la misma alpunto de poner en movimiento escenas conflicti-vas, supuestos fantasmáticos, conductas estereoti-padas. Digamos que el comunicador se transforma(podríamos decir que a pesar suyo) en un dispara-dor y receptor de una serie de componentes institu-cionales que están más allá de lo específicamentedemandado, pero que tienen la particularidad depoder interferir a la demanda. Estas interferencias,si logran ser detectadas y esclarecidas, dejan de serun obstáculo para la tarea profesional y pueden po-sibilitar ver con mayor claridad la trama vincular ins-titucional, algo que va a permitir ubicar a la deman-da en una dimensión institucional más real. RenéLourau rescata, en su libro "Libertad de movimien-tos", un fragmento de M. Bajtin en el que éste des-taca el papel de las interferencias: "Es importanteque este mundo de risa esté constantemente abier-to por nuevas interferencias. La noción tradicional,habitual, de un conjunto, en el cual cada elementono recibe su sentido más que relatado por este con-junto, debe ser reconsiderada en profundidad. Enefecto, cada uno de los elementos es al mismotiempo el representante de otro conjunto que deantemano le da su significación".

Planteadas así las cosas, vemos que es posibleque se abran dos dimensiones frente al especialista,una es la de los enunciados manifiestos, que sonaquellos que van a dar forma a un contrato oacuerdo en el cual lo predominante es la tarea deconstruir una respuesta a lo demandado, y por otrolado va a aparecer la dimensión de la trama vincu-lar latente que son los supuestos fantasmáticos de

la historia subjetiva institucional y sus puntos de fi-jeza actuales. Llamamos supuestos fantasmáticosde la historia subjetiva institucional a la particularmanera de anudarse que se da entre los sujetos quecomparten una tarea, en la que los mismos se vin-culan unos con otros a través de los juegos fantas-máticos y libidinales que cada uno pone en escena.Así el anudamiento es la estructura singular que, ala manera de un cliché, repite posiciones cristaliza-das, organizadores fantasmáticos y objetos libidini-zados.

Entonces es probable que se activen o se pon-gan en marcha algunos supuestos fantasmáticosque desde la latencia se presenten en el campo delo manifiesto, o que ingresan al campo de lo mani-fiesto, mediante la vía de lo sintomático.

Se trata entonces de prestarle atención a algu-nas manifestaciones que se pueden presentar conel signo de lo problematizador, dado que las mis-mas pueden ser verdaderos rasgos institucionales,que desde cierta negatividad encuentran su modode presentación.

La presentación de rasgos institucionales me-diante lo sintomático puede ser "sentida" o "leída"como interferencias a la labor profesional, como re-sistencias tanto a la tarea como al agente que la lle-va a cabo. Por eso nos interesa insistir en este as-pecto: el comunicador no sólo se va a encontrarcon una demanda explícita, manifiesta, sino quetambién se va a encontrar con una gama de com-portamientos que poco pueden tener que ver conaquello que se ha formulado en la demanda. Es eneste sentido que nos interesa ver y analizar la inter-vención institucional del comunicador como unainstancia de pasaje, en el cual la exterioridad y latemporalidad del mismo propicia el desencadena-miento de algunos rasgos de la estructura de rela-ciones que los individuos y los grupos vienen man-teniendo con (en) la institución.

Esto nos lleva a replantear lo dicho un poco másarriba, en el sentido que toda demanda que for-

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mula una institución (que termina por introducir aun especialista en la misma), en tanto es una soli-citud a alguien de algo que la institución no tiene,en la medida que el comunicador-interventor en-tra, mira, analiza y propone, termina generando ydesencadenando síntomas que representan a lasrelaciones libidinales y fantasmáticas que caracteri-zan y particularizan a una institución. Estos sínto-mas necesitan ser considerados e interpretadosporque desde su negatividad dicen algo más acer-ca de lo que fue presentado en lo manifiesto de lademanda.

Se podría decir que el tema para el comunicadorse resuelve en tanto le devuelva a lo formulado enla demanda un buen producto técnico, ya se tratede un diagnóstico o de un plan comunicacional. Escierto que podría pensarse que ha concluido la in-tervención, dado que la respuesta (el producto téc-nico) ha correspondido a lo demandado. Sin em-bargo, esta perspectiva que planteamos intentadarle relevancia a la complejidad intrínseca que tie-ne toda institución, mostrando que cualquier de-manda formulada o implícita es un efecto de la tra-ma densa que sostiene a toda institución. Con estoqueremos ir mostrando que no hay demanda trans-parente o inarticulada, sino que en la misma se ra-mifican múltiples juegos de implicancias, tanto po-sitivas como negativas, de los individuos y de losgrupos que componen una institución. Y que porotro lado la formulación de una demanda es tam-bién un hecho diferente en la vida ordinaria de unainstitución, en la medida que la misma muestra queuna crisis se está revelando, en tanto deja al descu-bierto lugares de carencia, objetivos inadecuados,digamos ineficacias varias, y esto muchas veces ge-nera diversas alteraciones por el efecto de rupturade la completitud imaginaria que construye (yacompaña) a toda institución.

Por eso detenerse a observar y analizar estas re-laciones latentes puede aportarle al comunicadorelementos valiosos que le pueden posibilitar cons-

truir una respuesta (diagnóstico o plan) que tengacaminos de inserción institucional más reales en lamedida que se amplía la mirada sobre el campo ins-titucional. Con esta mirada ampliada se pueden vi-sualizar y dilucidar los obstáculos y resistencias, eva-luando la consistencia de los mismos en relación ala trama subjetiva latente, a fin de poner en marchalas estrategias más pertinentes.

Si bien responder a la demanda supone la pues-ta en acto de un saber técnico específico, nadiedesconoce que un producto técnico no tiene vidapropia, sino que el mismo cae o se instala en las re-des de las relaciones subjetivas que se traman entoda institución. Digamos algo más, no hay institu-ción que se pueda situar más allá, o por fuera de losvínculos subjetivos que los individuos y gruposmantienen entre sí y que ambos mantienen con lastareas y normas de la institución.

Es sabido por todos que "el expediente", mate-rialidad finita en el cual se tramita una demanda,soporte y texto que tiene fijado con antelación unrecorrido bien preciso, que tiene normatizado suspasos y sus tiempos, es al mismo tiempo un "obje-to" altamente investido, objeto que carga con elamor, el odio o la indiferencia de los individuos ygrupos. Con esto queremos resaltar el valor que tie-ne detectar los investimientos libidinales y fantas-máticos que se ponen en juego en los objetos quetramita cada institución.

Nada hace pensar que el producto del comuni-cador, un diagnóstico, un plan (para nosotros unobjeto ofrecido a múltiples condensaciones) no co-rra la misma suerte que es la de encontrarse con las"vías administrativas" interferidas por los juegosdeseantes y la puesta en acto de los fantasmas gru-pales e individuales.

Valida nuestra consideración inicial entender a laintervención del comunicador en la institución co-mo una instancia de pasaje; no sólo en los límitestemporales de la misma, sino en la puesta en mar-cha de un proceso particular, específico, en el cual

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la presentación en acto de rasgos institucionalesdeben ser categorizados como verdaderos sínto-mas, que en la medida que puedan ser trabajadosposibilitarán ir descifrando los conflictos nuclearesde toda institución.

De esta manera el rasgo-síntoma interfiere en lamedida en que no se pueda resituar ciertas posicio-nes y funciones en la trama vincular, pero si se lotrabaja el síntoma guía e ilumina.

Así, considerar a la intervención como instanciade pasaje apunta a plantear los alcances y la pro-fundidad de la misma, que comprende a la especi-ficidad técnica, a la demanda manifiesta, y a captar,analizar y descifrar los rasgos sintomáticos en lamedida que los mismos son reveladores de los su-puestos fantasmáticos y de los vínculos libidinalesque sitúan a los sujetos y sus funciones más allá delo que fija el ordenamiento conciente (organigra-ma) de la institución.

De esta manera buscamos abrir un espacio parapensar y tratar lo que podemos llamar el "camposubjetivo institucional", en el cual todo producto,expediente o plan comunicacional, juega, si sequiere, su destino. Abrir un espacio para mirar deotra manera las interferencias que se producen en-tre los procesos formalizados (organigrama, norma-tivas, recorridos administrativos más o menos este-reotipados) y el despliegue fantasmático y libidinalde los individuos y grupos de una institución.

Guía institucional

Intervención institucional Así llamamos al proceso de incluirnos como téc-

nicos en determinadas situaciones institucionalescon la finalidad de analizar el modo de funciona-miento de las mismas. Este proceso se lleva adelan-te teniendo en cuenta una serie de principios teóri-cos-metodológicos que permitan ir trabajando a lainstitución con cierta racionalidad que dé lugar a irvisualizando los procesos que se pongan en marcha.

Se supone que nos incluiremos en algunas situa-ciones institucionales a partir que se nos reconocecomo portadores de un saber específico, que po-dría dar lugar a iniciar un proceso de cambio o demodificación de algunos procedimientos o de algu-nas formas de funcionamiento de la institución.

Este proceso, que a partir de ahora lo llamare-mos intervención institucional, se pone en marchaa partir que alguien representativo de una institu-ción da aval a un pedido de consulta. Esto planteaque se necesitan dos movimientos institucionales:por una parte tenemos a los que se hacen cargo deuna inquietud o dificultad que se les presenta en suinstitución y formulan un pedido de ayuda; por otrolado es necesario un sostén o aval desde los nivelesjerárquicos de la institución al pedido formulado.

Este acercamiento entre técnicos y agentes insti-tucionales busca poner en marcha un proceso quepermita indagar sobre ciertos núcleos presumible-mente conflictivos, o problemáticos. O para decirlomás afinadamente, la intervención busca poner enmarcha un proceso institucional de indagación ytambién de transformación de ciertas realidadesinstitucionales.

La intervención distingue tres áreas, la local, quees aquella en donde está situado el conflicto; la ge-neral, que son los otros sectores institucionales quepueden o no estar implicados; y el área social, queestá referida al contexto socio-institucional particularque afecta a la institución, algo así como un afuerainstitucional, pero que no es ajeno a la misma.

Las dos primeras áreas son espacios delimitadospor objetivos, tareas y funciones específicas, por re-laciones grupales e individuales articuladas a esasfunciones, y además por una estructura imaginariaque construyen los agentes del área, que da cuen-ta de quienes son los que están allí, ya no desde losroles que les asigna el organigrama, sino desde lasposiciones y enlaces subjetivos que allí se ponen enjuego. Asimismo consideramos que cada área tieneuna relación de autonomía relativa con las otras, lo

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particular de cada área se caracteriza por ser una di-ferencia en relación a las otras áreas (que tambiénse caracterizan por ser particulares), pero todas in-tegran un conjunto que opera diferenciando e inte-grando. Podemos ver en ese conjunto que opera lapresencia de la institución. La tercer área, llamadapor nosotros área social, esta referida a aquellas re-laciones sociales (instituciones públicas o privadas,grupos, disposiciones, valores, ideologías, benefi-ciarios, clientes) que de variadas maneras se relacio-nan con la institución. Algunas serán relaciones di-rectas y hasta formalizadas por convenios, contra-tos, mientras que otras serán relaciones implícitas oindirectas pero que afectan al funcionamiento o alos objetivos de la institución. Acá deberemos cap-tar la fuerza determinante de lo que R. Lourau lla-ma transversalidad de las funciones sociales. Estanoción da cuenta de la relación específica que tie-nen las instituciones con lo político-social, de la ar-ticulación entre las funciones sociales propias delcontexto histórico y, una de ellas, la que da lugar aque se organice una institución. De esta maneraplantea R. Lourau la relación de vinculación y opo-sición entre el universo de funciones sociales y unade ellas que se ha singularizado en una institución.De este modo, una institución tiene como objetivounificante una función social, pero en la misma setramitan varias otras de manera indirecta o secun-daria o subyacente.

Siguiendo con nuestro autor, R. Lourau llama"campo de intervención" al espacio institucionalque se crea por la aplicación de los diversos dispo-sitivos que permiten que la intervención se lleve acabo. Este "campo de intervención" son los ámbi-tos propios del trabajo de análisis donde se encuen-tran y relacionan efectivamente los especialistas ylos actores institucionales. El mismo está constitui-do por el equipo de la intervención, por los recur-sos técnicos que se van a emplear, como diversos ti-pos de entrevistas, las modalidades de esclareci-miento e interpretación, cierta manera de ejercer la

función de escucha; por otro lado, están los dichosy entredichos, las narraciones, los discursos y las vi-vencias de los actores institucionales. Finalmentetenemos la relación que se establece entre ambos,esta relación que se genera entre el equipo y los ac-tores institucionales pone en marcha un procesoque se llama transferencia institucional.

De esta manera el campo de intervención lo for-man las técnicas y estrategias del equipo que reali-za la intervención, y el propio equipo, como asítambién las vivencias, los relatos y las problematiza-ciones que atañe a la dimensión subjetiva de los ac-tores institucionales. Y finalmente la manera quetienen los actores institucionales de involucrarsetransferencialmente con el equipo en este proceso.

La intervención construye un objeto de análisis,esto quiere decir que da forma a los problemas oconflictos que va a tratar. El solo hecho de que losactores institucionales transformen en relato a losacontecimientos (sean éstos manifiestamente pro-blemáticos o no) que tienen el estatuto de lo que sevive habitualmente es el principio de lo que llama-mos darle forma a lo problemático. Relatar a otros(en este caso al equipo) es el inicio de un cambiode la posición de los actores institucionales, en lamedida que hacen un corte con la inercia de lo ha-bitual, dando lugar a una forma distinta de involu-crarse con lo que acontece.

Poder comenzar a decir lo que pasa permite quelos sentidos cristalizados pasen al plano de interpe-laciones múltiples, dando lugar a otras miradas, aotras interpretaciones, que posibiliten reflexionaracerca de todo aquello que está instalado comomodos fijos y repetitivos de hacer las cosas. La in-tervención debe aportar, para la puesta en formade los problemas, todo lo necesario para sostenerun ámbito de escucha y de esclarecimiento, debedar contención y resguardo a los actores institucio-nales con los que trabaja, debe facilitar el intercam-bio de la diversidad de opiniones y puntos de vista,debe proporcionar elementos que permitan esclare-

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cer las temáticas oscuras o confusas, debe formulartodas las preguntas necesarias cuando no entiendaalgo de lo que se dice, y finalmente debe delinear,en base a lo expuesto, una hipótesis de trabajo.

Entonces el objeto de análisis es un recorte enla trama vincular institucional que reconoce dos di-mensiones, una es la de lo manifiesto (el síntoma),la otra es la de la latencia (el problema), y una hipó-tesis de trabajo consensuada.

El reconocido institucionalista F. Ulloa define asíal síntoma: "es la conducta que en ciertos momen-tos de tensión encuentran como única vía los indi-viduos o grupos en una institución, en la creenciade encontrar en ella una solución". Con esto sequiere decir que el trabajo parte de aquello que losafectados plantean como sus puntos de dificultad,sus problemas reconocidos, lo sintomático de supadecimiento; en fin, lo que les pasa. Esto en gene-ral atañe al área local, a uno o a los varios gruposque habitan un sector, pero la indagación y el aná-lisis debe acercarnos al por qué les pasa, lo que po-dríamos llamar las causas latentes, que muchas ve-ces no están referidas solamente a situaciones in-conscientes de ese grupo sectorizado, sino que lascausas se complejizan porque tienen que ver condiversos atravesamientos que ponen en evidenciauna trama diversificada de relaciones intra e inte-rinstitucionales.

De esta manera la intervención se juega en unrecorte espacial propio dentro de la institución, omejor dicho la intervención genera un espacio dis-tinto en la institución. La finalidad de este espacioo "campo de intervención" es tratar de indagar yde dilucidar el funcionamiento de lo instituido, deanalizar su complejidad y de sacar a la luz las con-tradicciones existentes. A. M. Fernández destaca dela siguiente manera las funciones propias del equi-po interviniente: "La intervención interpretantepuntúa algún sentido, señala un sinsentido, resaltauna paradoja. En ese movimiento, no descubre sinoque crea las condiciones de posibilidad para que

otros sentidos puedan ser enunciados". Entoncesse trata de interrogar los sentidos cristalizados, losmitos fundantes y la dimensión política que recorrela Institución, para desnaturalizar las prácticas insti-tucionales que la hacen inoperante e ineficaz y queterminan obstaculizando el desarrollo de su funciónsocial, buscando que se vayan gestando e institu-yendo nuevos modos de relación y de producción.

El momento de la intervención tiene por finali-dad explorar la/s demanda/s actual/es, hacer la his-toria de su pasado para que ésta posibilite visualizarlos cambios y las continuidades, darle visibilidad alos problemas que obstaculizan el funcionamientode la Institución. Esto va a permitir construir un ma-pa del funcionamiento real de la misma (diagnósti-co). Sobre esta base se diseñará la propuesta másadecuada, teniendo en cuenta las particularidadesde cada caso.

Qué vamos a tener en cuenta

La historiaLa historia no es el pasado. El pasado son datos,

hechos, acontecimientos, fechas, recuerdos, docu-mentos, algo así como eslabones sueltos que no lle-gan a formar una cadena. Hacer una cadena es ge-nerar sentidos, encontrar significaciones, hallar ne-xos entre hechos, construir series, visualizar ruptu-ras y continuidades. Se trata entonces de significarlos cambios, las rupturas, las pérdidas a partir de loque se mantiene vigente, que encuentre su lugar lorelevante y lo accidental. Algo así como poder en-contrar una lógica (siempre particular y única) en laque se articulan una serie de datos que encuentransu sentido y ubicación solamente a partir de esa ló-gica que los mismos posibilitan.

Al respecto dice Lacan: "La historia es el pasadohistorizado en el presente, historizado en el presen-te porque ha sido vivido en el pasado". La historiaes el resultado del trabajo sobre el pasado, trabajode relevamiento de reconstrucción y de hilación sig-

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nificante. El pasado es lo perdido, lo que ya no es-tá, en cambio la historia es la construcción de untexto a partir de lo que quedó de lo que ya no es, yque tiene como horizonte el futuro.

Del pasado algo se sabe, algo se recuerda, paraconstruir la historia es necesario el recuerdo, pero lahistoria ya no es el recuerdo. Hacer la historia esconstruir un texto que "narra" el pasado al futuro.

En esta reconstrucción nos interesa visualizar lostres "momentos" que propone Lourau (universal,particular y singular), básicamente el momento "par-ticular" y su pasaje a lo "singular", dicho de otra ma-nera, cuando desde lo grupal se hizo institución.

Nos interesa circunscribir los actos fundantes ysus consecuencias. Queremos encontrar qué se for-malizó de esos actos fundantes, y si hubo deseos oproyectos que no encontraron su lugar en la forma-lización. También nos interesa localizar el universode transversalidades de funciones sociales que laafectaron y cuáles son las que ahora la afectan.

Acontecimientos del origen:- dónde- quiénes- por qué

Momento de la formalización:- el proyecto fundante- primera organización, estatutos, normas- el organigrama

El funcionamiento de la institución:- su objeto- sus metas, sus propósitos- relaciones personales- ilusiones, proyectos- acontecimientos relevantes

Transferencia institucionalUna intervención institucional pone a un espe-

cialista en la escena institucional, de esta manera

las relaciones propias de una institución "sufren" lapresencia de alguien ajeno a la misma, esta "intro-misión" genera una serie de procesos (fantasías,sospechas, inquietudes) que se ponen en juego enrelación a esta presencia.

Por otra parte, frente al interventor se presentany se representan signos y rasgos del entramado vin-cular de la institución. Inquietudes, fantasías, ras-gos conductuales grupales e individuales van salien-do al paso del interventor, la institución a través dedistintos "voceros" va revelando de manera sinuo-sa (a veces también directa) sus problemas y dificul-tades, sus anhelos y aspiraciones.

Transferencia es el principio teórico que fundala práctica terapéutica del psicoanálisis, el términodesigna el enlace que el analizado establece con elanalista. Este enlace se cimenta desde la reactua-lización del pasado sintomático del analizante,desde las intervenciones del analista, y desde lasuposición de saber que el analista es llevado aocupar. En el psicoanálisis se distingue claramentede toda forma de influir sobre otros de manera in-tencionada, o aprovechando el poder que generala sugestión.

De este modo la transferencia institucional es larelación que la institución establece, mediante losgrupos e individuos de la misma, con el interventor,a través de la cual se ponen de manifiesto las carac-terísticas que tienen las relaciones dominantes, losvínculos libidinales entre los grupos e individuos, ylos fantasmas latentes institucionales. Transferenciainstitucional es enlace y tramitación, que permitetomar contacto y dilucidar lo inconsciente y fantas-mático de las relaciones grupales e individuales quese entretejen en una institución.

Localizar las demandas (necesidad)Podemos partir de tomar el término demanda en

su sentido más común, más habitual, éste sería elsimilar a pedido, de solicitud, de ayuda. Por algunarazón alguien solicita ayuda a otro. Ahora podemos

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diferenciar la demanda como consulta de análisisinstitucional, la solicitud o pedido formal que haceun sector de una institución. Sin embargo, en eltranscurso de la intervención surgen "otras deman-das", variadas, contradictorias que responden a las"necesidades" particulares que tienen los gruposinstitucionales. Estas "necesidades" pueden estarpresentes y actuadas como "quejas", "enojos","contrariedades". Hacer de las mismas "verdaderasdemandas" es una tarea de la intervención, es untrabajo que busca que los grupos e individuos seimpliquen con su queja, que le den otro sentido asu padecimiento institucional, y que localicen inter-locutores válidos para las mismas.

Implicación InstitucionalCómo se relacionan los actores, los individuos y

los grupos, en (con) la institución. En principio nosinteresa visualizar qué relaciones personales debenponerse en marcha según lo que espera la institu-ción, (desde el punto de vista del organigrama, delos objetivos y de sus intereses imaginarios), y porotra parte cómo se relacionan los actores según losintereses particulares.

Acá tenemos en cuenta el nivel manifiesto de lainstitución, su organización, las normas y reglamen-tos (lo establecido, lo ya configurado, lo instituido),su base material, su red simbólica, sus significacio-nes imaginarias y las múltiples, variadas, contradic-torias, divergentes maneras que tienen de relacio-narse los actores institucionales en la misma. Todossabemos que no hay un único interés en los actoresinstitucionales sino que hay múltiples intereses quetienen que ver con su vida personal, con su relacióncon otros grupos e instituciones, con sus deseos oambiciones. Cómo se congenian los deseos e inte-reses de los actores con los objetivos y necesidadesde la institución.

- Segmentariedad (lo particular/lo institucional)- Autonomía y/o sometimiento en relación a las

tareas, las normas, los otros.

- Distancia en relación a las tareas, normas, losotros

Integración a las tareas, las normas y los otrosModos de vinculación- en sus espacios, - con las tareas,- con las decisiones,- con los otros,- con el afuera.

Sostiene Rene Lourau: "De manera muy generalestamos todos implicados en el sentido genéricodel término, antes de aclarar en qué sector institu-cional estamos… (la implicación) no es una situa-ción psicológica entre otras que andarían por ahí:es nuestro modo de relación con la institución".

Analizadores institucionales (trastornos osíntomas)

Definido por R. Lourau como "aquel elementoque consiste a la vez en lugar y recurso privilegiadode abordaje y resolución del análisis".

Toda alteración institucional en proceso o los res-tos (cronificados) que han quedado de la misma,todas las maneras de maniatar o contener u orga-nizar las crisis grupales, todo malentendido indivi-dual, toda repetición mortificante debe ser conside-rada como un analizador, como acto revelador decierta verdad latente.

Nuevamente R. Laurau, "este último (el analiza-dor) designa elementos o acontecimientos que en lasituación son más provocativos que otros, más pertur-badores, aunque sean aparentemente banales, ‘insig-nificantes‘. Por ejemplo la presencia/ausencia de taleso cuales categorías del personal del establecimiento ode la asociación o del servicio. El analizador está cons-truido por las relaciones institucionales, por la formade organización, formal o informal, de la misma, pe-ro fundamentalmente esta construido a partir de lasvariadas modalidades que van tomando éstas. Por es-to el analizador está ahí como algo más que habita la

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institución, indicando su fuerte pertenencia a la mis-ma. Podríamos decir que el mismo se explica y se sus-tenta en las relaciones contradictorias que existen en-tre lo instituido y lo instituyente. El analizador parececondensar lo singularmente significativo con la insig-nificancia de lo habitual.

Otra vez R. Laurau: "Se denominará analizador alo que permite revelar la estructura de la institución,provocarla, obligarla a hablar…". En esta perspec-tiva el analizador por función y estructura se equi-para al síntoma subjetivo, en la medida que es el re-sultado de la transacción entre lo instituido y lo ins-tituyente (en el caso del síntoma subjetivo es el re-sultado o efecto del contrapunto entre el deseo y ladefensa). De esta manera el analizador-síntoma tie-ne dos caras: por un lado, lo que pugna por reali-zarse; por el otro, la defensa y sostenimiento de loestablecido. Este producto de transacción se man-tiene en la medida que le da cierta salida, o ciertasolución a un conflicto. Así, cada una de las instan-cias en pugna algo logra, algo obtiene. El analiza-dor-síntoma estabiliza cierto malestar, provee algúntipo de solución y allí se mantiene esperando quealguien lo ponga a hablar.

Diagnóstico

Entendemos al diagnóstico como una serie deapreciaciones, de discernimientos, de hipótesis, quenos muestran algunos indicadores de la estructuralatente de una institución. El diagnóstico no es unarevelación inmediata, no está ahí esperando al es-pecialista, sino que al diagnóstico se llega, esto im-plica que es necesario un recorrido y un trabajo enla institución. Recorrer los nudos, los problemas, losmalestares, las formalizaciones instituidas, prestarleatención a lo que se muestra como obvio o natural.Partir de lo manifiesto e ir a lo latente, algo así co-mo tomar a la institución por su revés.

Situar el problema, su alcance interpersonal: aquiénes involucra, quiénes están afectados, qué

grado de conciencia existe; su dimensión temporal:desde cuándo existe, cuál ha sido/es su núcleo.

Situar el problema, su alcance institucional, or-ganización, organigrama, objetivos, recursos (indi-viduales, grupales y organizacionales), área/s afec-tadas, su dimensión temporal: desde cuándo existe,cuál ha sido/es su núcleo, en qué se va a actuar.

Recursos humanos: materiales, subjetivos, sim-bólicos. Límites y potencialidades.

Propuesta

La propuesta es darle forma a lo que se plantea.Llevarla a cabo puede significar una acción particu-lar, un programa para un sector o área, o un planintegral.

Bibliografía

-Bleger, José: “El grupo como institución y el grupoen las instituciones”, en Temas de psicología. Edi-ciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1972.-Butelman, Ida: “El análisis institucional. Origengrupal y desarrollos”, en Espacio Institucional 2. Lu-gar Editorial, Buenos Aires, 1991.-Baremblitt, Gregorio: “Introducción”, en El incons-ciente institucional. Ediciones Nuevomar, México,1983.-Fernández, Ana María: El campo grupal. Nueva Vi-sión, Argentina, 1997. -Lourau, Rene: El campo de coherencia del análisisinstitucional. Cuadernos de Postgrado, UBA, 1995.-Lourau, Rene: El análisis institucional. EditorialAmorrortu, Argentina, 1994.-Lourau, Rene: Libertad de movimiento. EditorialEUDEBA, Buenos Aires, 2001.-Lacan, Jacques: Seminario I. Ediciones Paidós, Bar-celona-Buenos Aires, 1981.-Baremblitt, Gregorio y otros: El inconsciente insti-tucional. Ediciones Nuevomar, México, 1983.

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Ensayos

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Introducción

En una de las obras que en años recientes RégisDebray (1997) publicara en la región, se pregunta-ba: ¿Cómo y mediante qué estrategias y bajo quérestricciones la humanidad consigue transmitir suscreencias, valores y doctrinas? ¿Cómo podría unoexplicarse que ciertas palabras, en ciertos momen-tos y no otros, consiguen estremecer al mundo?¿Por qué fue Karl Marx, por plantearlo con unejemplo concreto, quien marcó a fuego el siglo XXy no Pierre Proudhon o Auguste Comte?

El tema no es menor, en una sociedad como lanuestra que se pregunta acerca de sus fracasos, con-cepciones de mundo e imaginarios acerca de su “tor-cido” destino histórico. Acerca de sus incesantes vai-venes, giros y contragiros ideológicos. Y acerca desus virtudes, vicios y pérdidas; y como sus palabras sefortalecen y desvanecen con el exitismo que sólopractican los fanáticos. Pero tampoco es menor paranuestras instituciones de contención, que reiterada-mente se manifiestan dispuestas a enfrentar las crisis,aportar sus esfuerzos y ofrecer todo su conocimien-to disponible para desenredar las madejas e iluminarlos claro-obscuros consecuentes1.

Para los intelectuales, en tanto, particularmentecultivadores de las ciencias sociales, la pregunta ro-za los cuestionamientos acerca del papel que pue-

de tener el conocimiento para pensar y repensar elorden social constituido, las tramas de la historia ylos cotidianos que exploran el difícil ejercicio de lavida. O para plantearlo desde una óptica prospecti-va y desde nuestro propio campo y práctica profe-sional, acerca de ¿qué se puede esperar y qué no delos estudios de comunicación y del cultivo de lasciencias sociales? Y si ¿está claro y se discute real-mente o no en las universidades argentinas cuálespueden ser los aportes que desde la ciencia puedenhacerse para construir una otra sociedad posible?

Este texto pretende explorar esos interrogantes ycaracterizar y discutir los planos en los que, a enten-der del autor, el conocimiento y el trabajo intelectualdeja huellas en la tela de la historia para constituirsecomo agente co-promotor del cambio social.

Sociedad y conocimiento estratégico

El recorrido histórico de occidente permite ad-vertir que la relación entre el conocimiento y su va-lor estratégico para orientar el orden social se hizomás o menos evidente, relata Steven Shapin (2000),cuando un estado de crisis permanente afectó lacultura, la sociedad y la política europea hacia finesdel período medieval (siglo XVI) y se continuó du-rante el siglo XVII2.

Para los modernos, la filosofía de la naturaleza3 -que en su forma tradicional tenía mucho de heren-cia sofista-, implicaba una cultura célebre por su ca-pacidad de generar divisiones y disputas sin resolvernada. Los modernos, consideraban que los “siste-matizadores tradicionales estaban enzarzados endisputas incesantes, eran ejércitos de ignorantescombatiendo en la oscuridad, incapaces de produ-cir nada sólido o constructivo y de conseguir, efec-tivamente, ni conversión ni consenso” (Shapin,2000:155). De ese modo el primer objetivo que de-bía seguir una reforma de la filosofía natural era “lacura de su propio cuerpo”, caso contrario no ten-dría credibilidad ni posibilidad de responder a sus

Ciencias sociales, comunicación y cambioAportes de una tecnología invisible

Por Gustavo Cimadevilla

Docente investigador del

Departamento de Ciencias de la

Comunicación, Universidad

Nacional de Río Cuarto. Río

Cuarto, Argentina.

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propósitos sociales y culturales, afirma el autor quemencionáramos4.

Ahora bien, planteadas todas las salvedades delos cronías y geonías5 pero reteniendo el análisis,podríamos preguntarnos si ¿ese planteo no colabo-ra a alimentar los cuestionamientos que abrieronesta problemática? La relación entre el conocimien-to y la posibilidad que aporte hacia otra sociedadposible parte de suponer, al menos, que I) la socie-dad es mutable; y que II) las ciencias sociales pue-den aportar para que una sociedad se vuelva otra.Pero también, III) Que se supone que existen ciertosactores o instancias interesadas en utilizar el cono-cimiento para provocar el cambio; IV) Que resultaposible llegar a cierto acuerdo acerca del tipo de so-ciedad que se desea, el conocimiento que orientasu modelo y en particular el cambio que se estimanecesario; y que V) el planteo interesa por su pro-yección futura.

Veamos entonces estos supuestos

Pensado en esos términos, seguramente no ha-brá dudas en considerar que el cuerpo social es mu-table. “Heráclito tenía razón”, confiesa Berlin, “lascosas no pueden estar quietas”. Y ni el hombre niel río son los mismos (Berlin, 1995:33)6. No hay na-turaleza ni organización social estática y nada pare-ce durar para siempre, aunque la sensación reveleque ciertos problemas parecen repetirse!!!. O entodo caso y mejor dicho, que ciertas condiciones notienen solución final. “Todo estudio de la sociedadmuestra que cada solución crea una nueva situa-ción que engendra necesidades y problemas nue-vos propios, nuevas exigencias”7 (Berlin, 1995:33),afirma el autor.

Por otro lado, posiblemente también resulte sen-cillo acordar que el conocimiento puede constituir-se en agente de cambio. Sea en su dimensión liber-taria -a la que tantos escritos Paulo Freire ha dedi-cado8-, como en su pragmática de dominio -sobre

la cual no es preciso bucear en la bibliografía, el pa-so por los puentes de cualquier ciudad nos enseñacómo el control del agua cambia el paisaje perotambién la vida de la gente-, el conocimiento remi-te a infinidad de evidencias que indican cómo, entanto instrumento, desde lo abstracto se vuelveconsecuentemente fáctico para mudar las cosas.

La discusión, en todo caso, resulta interesantecuando la pregunta gira en torno a cómo imagina-mos que se produce el cambio, con qué magnitudy perfil y con qué nivel de acuerdo entre los actorese intereses partícipes.

En ese sentido, uno podría recordar que la divul-gación de los riesgos a contraer determinadas en-fermedades parece no necesariamente contribuir asu disminución. Que la demostración del horror dela guerra parece no ser suficiente para detenerlas.Que el aumento de la velocidad de las impresorasno produce mayores cantidades de alfabetos o lec-tores. Y que el mundo parece no detenerse en sufluir aunque haya disponibilidad de recetas para“llamar ya”, “conocer al lobo” y “tratar de escapardecididamente de sus garras”. Esto es, parece serque el conocimiento por sí solo no es quien puedadevolver rápidamente a la tierra su circularidad per-fecta. Dicho en términos figurativos.

Ahora bien, el problema de las concepciones yposibilidades de consenso, por otro lado, nos llevano sólo a tocar uno de los puntos sensibles de lasciencias sociales y por supuesto de la comunicación,sino también a quitar ingenuidad a los planteos delas armonías absolutas. Permítanme tan sólo dar unejemplo. Con la multiplicación y recrudecimiento dela violencia que parece presentar signos a los que lasociedad argentina “no está acostumbrada”, dostesis orientadas a la intervención pública se pusie-ron a discusión en la mayoría de los medios de in-formación nacionales. Una de ellas insiste en queuna de las fuentes principales de la violencia radicaen la pobreza. Otra, afirma que no es ésta la fuen-te principal, sino la obscena inequidad que enfren-

1 Diversos eventos se han realiza-do y realizan con el objetivo dediscutir la sociedad argentina ysus crisis, así como el papel yaporte del sistema universitario ycientífico-técnico. Recientementeaconteció en nuestra universidad(Facultad de Ciencias Humanas,agosto 2003) y próximamente sehará a nivel de la Asociación Ar-gentina de Facultades de CienciasSociales y Humanas (UNVM, Cór-doba, setiembre 2003).2 “Cuando los sistemas de controlinstitucional funcionan sin necesi-dad de enfrentarse a desafíos signi-ficativos, la autoridad del conoci-miento encarnado en las institucio-nes parece similarmente poderosa-afirma el autor-. Sin embargo,cuando las instituciones son ataca-das y se fragmentan, los problemasrelacionados con el conocimiento ysu legitimidad pasan a primer pla-no” (Shapin, 2000:159).3 Nombre que se daba a la investi-gación. En el siglo XVII, la palabraciencia (del latín scientia, “conoci-miento, sabiduría”) se utilizabapara designar cualquier cuerpo deconocimiento propiamente consti-tuido, esto es, como verdadesuniversales necesarias. “Mientrasque las investigaciones de los ti-pos de cosas que existían en lanaturaleza y de la estructura cau-sal del mundo recibían los nom-bres de “historia natural” y “filo-sofía natural”, respectivamente.”El término científico no se utilizóhasta el siglo XIX y anteriormentelos investigadores se llamaban fi-lósofos naturales, naturalistas,matemáticos, astrónomos, quími-cos, etc. (Shapin, 2000:22).4 Para la época, la utilidad del co-nocimiento, su “uso”, era “unaprueba fiable de la verdad” (Sha-pin, 2000:177).

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ta a unos y a otros en la sociedad. La primera expli-cación puede llevar -y en muchos casos lleva- a po-líticas públicas de asistencia y en algunos casos a larepresión. La segunda, a revisar los modelos de con-centración y las reglas del intercambio. Una afectaa la distribución del ingreso público y el uso de lafuerza, la otra, al poder económico establecido y alas leyes de convivencia. Una se pierde en los argu-mentos de una historia que no permite mostrarcontraejemplos -”pobres hubo siempre”-; otra, acuestionar los modelos de relaciones de produccióny la formación social consecuente de injustificadasojuzgación.

Las dos pueden argumentarse, las dos puedenaportar indicadores. Las dos pueden ser motivo deadhesión política y las dos pueden movilizar estruc-turas y generar acciones de intervención pública,pero con consecuencias evidentemente distintas.

En ese punto, la acción a la que nos referimostoca uno de los supuestos que también contiene lapresunción. ¿Es correcto suponer que existen cier-tos actores o instancias interesadas en utilizar el co-nocimiento y provocar cambios? ¿Quién o quiénesson esos actores y bajo qué condiciones se consti-tuyen en tales y/o se disponen a actuar?.

Acerca de los actos y los actores

Hace algún tiempo atrás tuve la inquietud -ante

la posibilidad de discutir los modelos y formatosque sistematizan nuestras investigaciones- de anali-zar qué mencionaban nuestros colegas al completarel cuadro de posibles interesados en el conocimien-to, beneficiarios y/o afectados por una investiga-ción. O lo que generalmente se conoce como el“impacto” del proyecto9. Luego de analizar 43 pro-yectos que en ese momento estaban siendo ejecu-tados en mi Facultad (1999) de pertenencia, me en-contré con que en la totalidad de ellos se estimabaque los resultados iban a interesar a instancias deorden público o dependencias del Estado. Esto es,al sistema educativo, al sistema político, al desarro-llo regional, al desarrollo humano (?) y otras varian-tes similares.

Mediante el ejercicio traté de identificar las áreasdisciplinares a las que se adscribieron los proyectos,los problemas a los que se vinculaban y, particular-mente, los actores, instituciones o sectores a losque se indicaba como beneficiarios, impactados -sise me permite el neologismo- o interesados en losresultados que traería su ejecución. A partir de esaconsigna extraje una serie de datos10, de los cualesexpongo particularmente los vinculados a la decla-ración de impacto.

El cuadro I, como dijimos vinculado al impactodeclarado, nos permite mediante los agrupamien-tos observar que la mayoría estimaba que sus es-fuerzos de conocimiento podría dar subsidios al Sis-

5 Neologismo con el que nos refe-rimos a las “espacialidades”.6 Heráclito, natural de Efeso, a-proximadamente en torno al 500a.C. Su filosofía destacaba la exis-tencia de los opuestos, causantesde los incesantes cambios delmundo, aunque sin que por ellose pierda el sentido de la unidad.“Todo fluye”, dijo Heráclito. Todoestá en movimiento y nada duraeternamente, por eso no pode-mos “descender dos veces al mis-mo río”, pues cuando descende-mos el río ni nosotros somos losmismos. Ver Berlin, 1995.7 “La noción del todo perfecto, lasolución final, en la que todas lascosas coexisten, no sólo me pare-ce inalcanzable (eso es una pero-grullada) sino conceptualmenteininteligible; no sé qué se entien-de por una armonía de este géne-ro. Algunos de los grandes bienesno pueden vivir juntos. Es una ver-dad conceptual. Estamos conde-nados a elegir, y cada elecciónpuede entrañar una pérdida irre-parable” (Berlin, 1995:32).8 Entre ellos “La educación comopráctica de la libertad” (1969) esun clásico.9 Hace un tiempo atrás sobre “Ladeclaración del impacto” escribía:Si bien la profesionalización en lainvestigación de los docentes delárea de ciencias sociales fue tardíaen comparación a otros camposcomo el de las ciencias naturales oexactas, hoy hay un número cre-ciente de intelectuales practican-tes. El incentivo docente que mu-tó el antiguo honor académicopor el complemento salarial delfactor puso en actividad tanto alos “viejos” maestros como a losjóvenes ingresantes en el sistema.Pero la práctica profesional incen-tivada no quedó librada a los cri-

Cuadro I. Distribución de los proyectos según los actores, instituciones o sectoresdonde se espera se genere un impacto particular.

Destinatario del impacto Cantidad Proyectos Destinatario del impacto Cantidad ProyectosSistema de Educación Desarrollo HumanoMedia y Superior 20 y Social 9Desarrollo Regional 7 Sistema de Salud Pública 5Desarrollo Político Institucional 2 Desarrollo Disciplinar (*) 16

(*) No excluyente.

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tema Educativo -tanto del nivel medio como supe-rior-, luego al Desarrollo Humano y Social, para se-guirle el Desarrollo Regional y el Sistema de Salud,ubicándose finalmente el Desarrollo del Sistema Po-lítico Institucional. Más de la tercera parte de losproyectos, también, declaraba que un impacto sig-nificativo se podría dar en la propia especialidad delconocimiento al que se suscribían.

En síntesis, prácticamente se planteaba que elconocimiento a generarse facilitaría subsidios al Es-tado como referente principal de las políticas queordenan y conducen los macro sistemas sociales engeneral. Esto es, educación, salud, institucionesorientadas para el desarrollo económico y social ylas que favorecen el desarrollo humano como abs-tracción de mayor nivel de generalidad.

Ahora bien, la pregunta obligada y obvia es ¿quéEstado (actores o dependencias) es el que se hacecargo de absorber ese conocimiento y/o considerar-lo concretamente para intervenir en los “x” proble-mas a los que se dirigen los diversos proyectos denuestras universidades? ¿Existe ese Estado o el ac-tor que en su nombre verdaderamente opere a esenivel instrumental? Si no es éste, ¿existe algún otroactor que se interese, pueda o quiera ocupar ese es-pacio singular?

El razonamiento que en ese momento postulé ysostengo -suponiendo que ese cuadro se reproduceen otros de igual condición- afirma que hay unainadecuación elemental entre lo que pensa-mos puede ser el aprovechamiento concretode nuestro esfuerzo de conocimiento en gene-ral y el destino que tiene ese cúmulo de sabercientífico-instrumental. La inadecuación es, a mientender, el resultado de una concepción errónearespecto del papel que puede atribuirse a la investi-gación aún en su acepción aplicada o asistencial; yde la trama real que se teje en torno a las rutinasdel quehacer científico abandonado a la pura con-tingencia o casualidad. La inadecuación también espor asumir la existencia de un actor que se ha reti-

rado de la escena de la intervención pública, plani-ficada y racional. La inadecuación, entonces, esconsecuencia de declarar “lo que se espera quese diga” y “no lo que verdaderamente puedesospecharse que va a pasar”. La inadecuación esmás bien una consecuente mentirosa de una obli-gación que, en nombre de cierta fórmula de ges-tión científico-técnica internacional, lo vicia todo deun engaño teatral.

Pero si no hay actor ni hay impacto, ¿qué se pue-de esperar?

Acerca de las consecuencias de las creencias y delos actos

La pregunta anterior nos remite al último aspec-to que contiene el análisis, cuál es la expectativa afuturo de los aportes del campo de la comunicacióny las ciencias sociales al cambio social. O dicho entérminos anteriores, sobre el posible impacto socialque puede esperarse del accionar del campo.

Las consideraciones iniciales intentaron advertirque hay algunos imaginarios y supuestos que nopermiten lecturas lineales ni aconsejan especulacio-nes sofistas. Sin embargo, la relación entre el cono-cimiento y el cambio social puede tener tambiénversiones más optimistas.

Al respecto veo que pueden enunciarse dos di-mensiones acerca del papel que puede tener el co-nocimiento, con lecturas alternativas. A estas laspodríamos denominar Plano Silencioso o Latente yPlano Efectista o Concreto del conocimiento. Vea-mos lo que involucran.

En el primer plano entiendo que la legitimacióndel conocimiento y la importancia de tener un siste-ma que se encargue de entrometerse en lo qué nospasa como sociedad, no debe descansar en las pro-mesas de lo que puede “supuestamente” cambiarla acción propuesta, si es que no tenemos la otrascondiciones para ello. Más bien el conocimientopodría concebirse como un instrumento para evitar

terios del conocer por el conocer,sino que vino fuertemente vincu-lada a una concepción instrumen-talista basada en criterios de prio-ridad, pertinencia y de impactosocial o económico esperado paracada una de las propuestas postu-lantes. La exigencia no se hizo es-perar y entonces todos nos volvi-mos “impactólogos”. Especialistasen imaginar y describir el sinnú-mero de beneficios que se podíanrecoger a partir del conocimientogenerado. Y el ejercicio no fuetan sólo de los autores investiga-dores, también lo fue de los eva-luadores y de las diversas instan-cias institucionales que intervinie-ron en su gestión. El impacto, portanto, se concibió como lógica-mente posible. El impacto, portanto, pasó a evaluarse y meri-tuarse. Pero ¿en qué términos ypara quién? Es la primera pregun-ta que me hago y considero rele-vante. (Cimadevilla, 2001a).10 Las categorías propuestas com-primen en su interior a varios ca-sos agrupados por su afinidad te-mática o problemática.

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el engaño y para evitar los propios autoengaños. Enese marco, el conocimiento generado desde lasciencias sociales en su libre fluir puede concebirsecomo una tecnología invisible11 que opera por enci-ma de las estrategias ad-hoc. Un ejemplo puede serútil para graficarlo. Recientemente en el distrito ca-pital de nuestro país se reconocieron y posibilitaronformalmente las uniones civiles entre personas deun mismo sexo. Sin dudas la medida convenida pú-blicamente fue posible porque el ambiente social ycultural de la época advierte que hay niveles de to-lerancia diferentes a los de algunas décadas atrás.Si alguien se preguntara cómo esa sociedad pasó aconcebir de una forma diferente determinada pro-blemática no encontrará una razón, momento odiscurso particular. Pero sí reconocerá que fue pro-ducto de un proceso que como condición necesariatuvo un sinnúmero de actos de racionalización de latemática y de experiencias que facilitaron la conver-sión. El peso que socialmente tiene lo que denomi-namos una tecnología invisible del conocimiento-por cuanto no es necesariamente tangible o men-surable en su impacto hipodérmico-causal-, podríaser comparado con el valor que tiene cualquier ele-mento que participa de una cadena biótica natural.Por analogía voy a aprovechar un ejemplo que re-cientemente citara Ernesto Viglizzo para demostrarcuán difícil resulta explicar la función que cumplecada parte en una estructura general:

Cierta especie de nuez, comenta el autor, necesitapara reproducirse de una especie de abeja que la po-liniza y de una especie de roedor que rompe su cás-cara y permite que la semilla caiga al suelo y germine.A su vez, la abeja necesita para aparearse del polende cierta orquídea, la cual requiere a su vez de ciertosinsectos y colibríes para ser polinizada y multiplicarse.Si se rompen uno o más eslabones de la cadena, esanuez... entonces, no tendría existencia material12.

Del mismo modo, cada uno de los razonamientosque se constituye -en tanto conocimiento- como dis-curso social y argumento para comprender una cul-

tura en particular, participa de un entramado de per-cepciones, concepciones y saberes que dicen cómoes la realidad y cómo los actores se desempeñan enella. No son los discursos académicos los únicos o losnecesariamente dominantes de ese entramado, peroson al menos partícipes necesarios de las versionesque procuran cierta legitimación. En ese sentido, sibien es posible pensar el primer New Deal de Roosel-velt sin Keynes, el segundo ya no13. Pero tampocoKeynes puede comprenderse sin los economistas clá-sicos y la crítica marxista que le antecedieron. Aun-que ni Keynes ni aquellos sospecharon al investigarque un Rooselvelt de la vida se viera influenciado porsus conocimientos. Del mismo modo y para decirlolocalmente. Cuando Rinaudo y Galvalisi iniciaron susinvestigaciones educativas, por citar otro ejemplo, nolo hicieron pensando en la publicación con la cual di-fundirían sus resultados, ni con un premio de la FeriaInternacional del Libro 2003, ni con la existencia deuna tal Susana Fernández que en ese ámbito compróen promoción la obra y con su lectura aconsejó a suprima acerca de los libros escolares más convenientespara sus chicos. Pero todo eso silenciosamente pasó.

La tecnología invisible del conocimiento, portanto, no precisa postularse mediante promesas oejercicios de virtualización14. Simplemente precisade razonabilidad de contenido y que se estimule sucirculación; o lo que en términos debrayanos es su“transmisión”15.

Con respecto al segundo plano enunciado, elEfectista o Concreto, y que más interesa a las institu-ciones ávidas de legitimar su actuación, cabe enten-der que refiere a los esfuerzos planificados y preme-ditados para transformar los x problemas que se pre-sentan en la realidad y que están condicionados porlas consideraciones que inicialmente presentamos.

Sobre este plano sin dudas se opera y también sepuede pensar en multiplicar la acción positiva, peroalgunas cuestiones merecen atención y se vinculanal tipo de ciencia que se practica y a su sistema decontención.

11 El trabajo en el que anteriormente expuse este concepto se titula “Sin Noveda-des: Discusiones en torno al determinismo tecnológico de lasformas”, presentado en las Jornadas Filosofía, Ciencia y Tecnología. UNRC, octubre 2001b.12 Ernesto Viglizzo (2001), La tram-pa de Malthus, Buenos Aires, Eu-deba. Pág. 55.13 Al respecto puede consultarse aW. Adams, 1982. 14 El carácter exagerado, exitista ograndilocuente de la declaraciónque versa sobre los resultados es-perados de una investigación hasido motivo de interesantes análi-sis. Carol Weiss (1980), por ejem-plo, lo asocia a la necesidad de loscientistas de mostrar que sus pro-yectos son lo suficientementeatractivos para justificar el finan-ciamiento; Hughes y Sharrock(1999), por otro lado, al imagina-rio ambicioso que se tiene respec-to de plantear grandes teorías oaportes trascendentes.15 “Transmitimos para que lo quevivimos, creemos y pensamos nomuera con nosotros (...). La trans-misión procede geográficamente,procura ocupar el espacio, toma laforma de proyectos e influjos peroes para mejor hacer la historia”

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Hace varias décadas atrás Thomas Kuhn nos de-cía que la “ciencia normal no se proponía descubrirnovedades en el terreno de los hechos o de la teo-ría”. Cuando ella es exitosa, afirmaba, “no los en-cuentra”. De ese modo la ciencia normal es básica-mente reproductiva. Los académicos aprenden lasbases de su campo de estudio y su práctica conse-cuente raramente provoca desacuerdos sobre suspuntos fundamentales, sostiene Kuhn. En ese mar-co la ciencia normal supone prácticas de investiga-ción firmemente basadas en una o más realizacio-nes científicas pasadas. (Kuhn, 29 y ss.).

Si esto ha de entenderse como una condiciónnecesaria para que el campo de conocimiento “pro-grese” sobre bases sólidas y su transferencia notraiga sorpresas desagradables, también es ciertoque difícilmente de una estructura y dinámica deese tipo pueda esperarse impactos que trasciendanpor ofrecer revelaciones significativas. La universi-dad, en ese sentido, no tendría nada nuevo paraofrecer, o al menos que no se sepa.

Pero quizás una de las razones que desde el con-texto apoya las prácticas reproductivas está en elmismo sistema de contención que las promueve yvigila. Recuerdo que en uno de los congresos im-portantes a los que concurrí hace ya varios añosatrás comenté a un interlocutor de prestigio que nohabía escuchado en la conferencia principal ningu-na idea nueva. Y mi interlocutor me contestó: “me-nos mal...”. Esto es, las novedades crean proble-mas. Romper con el pensamiento establecido le im-plica a las instituciones revisar sus supuestos y ac-ciones, sus políticas, sus criterios de evaluación ysus focos de atención. “Eso es mucho pedir...”, di-ría finalmente el interlocutor. Lo mismo puede de-cirse de los casos individuales. Exponerse a plantearlo nuevo conlleva muchos más riesgos que acordarcon las posiciones más simpáticas, de moda o aca-démicamente legitimadas16. Es más riesgoso propo-ner una carrera universitaria para el siglo XXI (inge-niería en telecomunicaciones) que recrear una del

siglo XIX (abogacía). Es más riesgoso fundamentarun problema nuevo y reconfigurar sus supuestosque controlcevear -si se me permite el neologis-mo17- uno viejo.

Desde esa perspectiva, el sistema es básicamen-te endogámico. Se alimenta de y con sus propiosmiembros, ideas establecidas y recursos. Se repro-duce en sí mismo y se vuelve extremadamente con-servador y corporativo. Con la realidad se vinculamediante temáticas. No por sus problemas. Unejemplo concreto está en el régimen de prioridadesque para investigación se postulan. Estas son temá-ticas, no problemáticas. Esto es, el sistema se preo-cupa, pero no se ocupa. Las preocupaciones gene-ran impacto a nivel de tecnologías invisibles, perono generan impacto en lo que muchas veces se pre-tende como efectos inmediatos y concretos.

Quizás la universidad y nosotros los universita-rios no tengamos por misión alcanzar a estos últi-mos o no logremos hacerlo plenamente, pero noestá claro que se tenga conciencia de ello. O, si sela tiene, que estemos dispuestos a admitirlo.

Hace también varias décadas atrás Wright Mills(1959) se ocupó de discutir el “ethos burocrático”de la ciencia y más cercano a nosotros Oscar Var-savsky (1969) fustigó el carácter “cientificista” de lapráctica académica desentendida de la política y dela búsqueda de rebeldía y autonomía del pensa-miento. Si algo acerca a estos dos intelectuales, en-tonces, es su preocupación por la determinaciónque imprimen las rutinas y por la falta de imagina-ción y libertad del pensamiento para recrear el mun-do. Por eso el observar de la primera mirada, el pri-mer cambio, precisa dirigirse hacia adentro. O comosostenían los modernos, “en el propio cuerpo”, si seespera allanar el camino hacia otra sociedad posible.

Consideraciones Finales

En síntesis, creo que un recorrido por el razona-miento que postula una relación positiva entre el

16 Debray al respecto afirma: “Porregla general, cuanto más fuertesea la innovación de un mensajesimbólico (o su distancia con res-pecto a las normas de conformi-dad de ese ámbito), más sólidadeberá ser la armazón organizati-va de su transmisión, puesto quees más arduo abrirse camino enun ámbito hostil” (op. cit. Pág.29).17 El concepto refiere a cómo en ellenguaje digital informático lasfunciones Control C y Control Vpermiten copiar y pegar un texto.

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cultivo del estudio de la comunicación y las cienciassociales y su aporte al cambio social -quizás tamiza-do por la sospecha de su carencia, insuficiencia oinadecuación- requiere reconocer: a) la coyunturasocio-histórica en la que cobra significado y aten-ción el planteo; b) la discusión necesaria de los ima-ginarios y supuestos que alimentan su fundamenta-ción; y c) el repaso y crítica obligada de las propiasprácticas académicas que realizamos y son antece-dente de su problematización.

En ese marco, si importa su prospectiva no debe-ría minimizarse la capacidad de la tecnología invisi-ble del conocimiento que opera a nivel silencioso ylatente; ni magnificarse lo que a nivel del planoefectista o concreto suele operacionalizarse me-diante propuestas de soluciones que por defectovan en busca de problemas.

La tecnología invisible no tiene cronogramas niresulta sencilla de merituarse, pero a mediano pla-zo puede volverse sustantiva si la convicción, serie-dad y continuidad sostienen su presencia.

En el plano efectista o concreto, en tanto, soy delos que sostendría como tesis que el cultivo de las“ciencias sociales” merece pensarse como agente decambio si: I) su orientación es en última instancia pro-vocadora de la ciencia normal; II) si se entiende queson los actores y las políticas las que pueden comu-nicar y provocar los deslices y no la mera existenciadel conocimiento por sí mismo; III) y si se entiendeque los ámbitos de cultivo cuando son endogámicosy no comunicativos resultan totalmente disfunciona-les a cualquier expectativa de generación de cambio.

En ese marco, repasar la prospectiva del campopara el caso argentino nos pone en situación de te-ner que repensar nuestro propio espacio de trabajoy cultivo y nuestras disposiciones y capacidades pa-ra salir de la “normalidad” en la que nos pregunta-mos, respondemos y actuamos sobre el mundo ynuestras sociedades de contención.

Frente a los planos propuestos, el primero re-quiere favorecer la comunicación; y el segundo,

promover y tolerar la provocación. Pero para ello,institucionalmente, hacen falta políticas que asu-man una autonomía y espacio de debate que pare-ce hace tiempo abandonamos por una pragmáticaque nos ha cautivado sin mayor justificación18.

Hacia afuera, en tanto, si acordamos que loscientistas sociales y su campo básicamente produ-cen, proponen y algunas veces consiguen instalarciertos discursos que explicitan cómo se cree que esel mundo y el orden social que a diario se constru-ye, no hace falta disfrazar a ese conocimiento inyec-tándole anabólicos. Simplemente hay que requerirlerazonabilidad, seriedad y anclaje19. Lo demás, es otrahistoria, involucra a otros actores y seguramenteprecisa que se profundicen otros análisis.

Bibliografía

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18 Analizamos y discutimos esaproblemática en el texto “Prolegó-menos de la Crisis. La UniversidadArgentina del Silencio”, disponibleen el Boletín Electrónico deALAIC, Nro. 9 - 2003. Enhttp://www.eca.usp.br/alaic/bole-tin9/boletin9_indice.htm.19 En el sentido que da Giddens.Entendido como el apego de lasrelaciones sociales a sus contextoslocales de interacción. Ver Gid-dens, 1997.

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El presente trabajo se orienta a revisar los aportesteóricos realizados en los últimos años para la

construcción de una mirada crítica sobre la comuni-cación, en el marco de la violenta revolución multi-mediática y del vertiginoso proceso de reorganiza-ción económica que se ha dado a partir del agota-miento del paradigma keynesiano y la instauraciónde otro: el neoliberal. Nos preguntamos por el perfilque ha tomado la comunicación y el periodismo a laluz de aquellos trascendentales cambios y, de modoparticular, atendemos al análisis de la televisión, quees, a nuestro juicio, el más poderoso e influyente delos medios, con el objeto de debatir el tratamientode la información en el marco de fuertes condicio-namientos económicos, característicos de la época.

En la primera parte del trabajo nos ocupamos dedescribir los factores “pilares” en la conformacióndel nuevo esquema que tiene hoy la comunicación yel periodismo. Principios y doctrinas económicas quedesembocan en procesos de fusiones y absorcionesen el marco de la llamada revolución tecnológica.Esa estructura produce transformaciones en bariosaspectos centrales de la comunicación y constituti-vos del campo periodístico, impactos que intentare-mos dilucidar en el segundo y tercer apartado. En lacuarta parte ponemos en cuestión un postuladopostmoderno, según el cual los medios -tal cual fun-cionan- nos aproximan a una pluralidad cuasi per-

fecta, que desemboca sin mayores obstáculos en la“emancipación social”. En suma, nos proponemosrealizar una mirada de conjunto para precisar en quéconsiste el llamado pensamiento único.

Los ingredientes del nuevo paradigma económicoy la transformación cultural

Neoliberalismo: el impacto de un nuevo para-digma económico

Después del período de bonanza económica, los“30 años gloriosos”, que trajo el Estado de bienes-tar, el paradigma keynesiano entra -a comienzos delos 70- en una crisis sin retorno producto de la crisisdel dólar primero y de otras que le sucedieron: la delpetróleo, la de la deuda y la llegada de gobiernosneoconservadores -Reagan y Thatcher- con sus con-secuentes nuevas reglas del juego y de funciona-miento de las finanzas internacionales. La desapari-ción del bloque soviético y el peso cada vez mayor delas multinacionales, la trasnacionalización y la libera-lización de la economía mundial fueron otros ele-mentos que dieron forma al paradigma Neoliberal.

El denominado neoliberalismo tiene como pre-misa principal la instauración del mercado comoúnico regulador absoluto de la economía y la socie-dad. Mecanismo que se autorregula y conduce al“óptimo social”. En el fondo de estas premisas exis-te una utopía que consiste en el proyecto de funcio-nalización de todas las relaciones sociales a la lógi-ca de los mercados, donde basta con implementarun sistema de ingreso irrestricto al mercado, quealiente la competencia y que a la vez no imponganingún tipo regulación en materia de precios y obli-gaciones especiales para las empresas, para que elmercado funcione de una manera “eficiente” en laasignación de recursos y bienestar general. Pero pa-radójicamente la implantación de su programa hallevado a una fenomenal concentración de la rique-za y de ingresos y a la regresión social. Se registróuna expansión geográfica sin precedentes del capi-

Las trazas del neoliberalismo en la comunicación y el periodismo

Por Gustavo Nieto

Integrante del proyecto de inves-

tigación “Memoria y emergencia

social. La crítica latinoamericana

a la globalización neoliberal”, di-

rigido por la Dra. Estela Fernán-

dez Nadal y realizado en la Fa-

cultad de Ciencias Políticas y So-

ciales de la Universidad Nacional

de Cuyo. Asimismo se encuentra

elaborando su tesis de Licencia-

tura en Comunicación Social, en

dicha casa de estudios. En el ám-

bito institucional, se ha desempe-

ñado como Secretario de Acción

Social y Extensión Cultural y co-

mo Secretario de Relaciones Es-

tudiantiles de la mencionada Fa-

cultad, entre los años 2000 -

2002.

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talismo como principio organizativo de las socieda-des y las economías de casi todo el mundo, y unainusitada penetración del proceso de “mercantiliza-ción” en las más diversas áreas de la vida social. Lomás visiblemente notorio es la concentración de lariqueza: unas 200 megacorporaciones manejan unpoder económico que equivale al producto brutonacional, de al menos, 182 países. Concentran casiel doble de riqueza de las cuatro quintas partes máspobres de la humanidad, al punto que puede afir-marse que estas megacorporaciones conformanverdaderas burocracias privadas. “La actual exclu-sión de la población es el resultado de la imposiciónde las burocracias privadas sobre las burocracias pú-blicas” (Hinkelammert, 2002: 23)1.

La revolución en las comunicaciones constituye,a su vez, el segundo elemento clave para explicar elcambio en la economía y en las ideas económicas.La instantaneidad de la información, hace posible laintensificación de los flujos económicos y financie-ros globales. Así las megacorporaciones que con-forman las burocracias privadas tienen presenciadominante en todos los sectores de la economía -producción, finanzas, comercio y servicios-, pero es-pecialmente han tendido ha lograr el control de lastelecomunicaciones y los medios de comunicación.

La comunicación -telecomunicaciones y mediosmasivos- representa un sector altamente estratégi-co en relación a la reproducción y consolidación dedichas megacorporaciones, de él devienen la inno-vación y el cambio tecnológico -factores claves deldesarrollo- y por sobre todo, el control de la indus-tria cultural, con su conocido influjo en la construc-ción de las corrientes de opinión pública y en laidentidad cultural.

Revolución tecnológica y reordenamiento económico

La Argentina constituye uno de los casos másnotables en lo relativo a la profundidad y celeridad

en que fue implantado el modelo Neoliberal en te-lecomunicaciones y radiodifusión. Por ello tratare-mos de mirar los cambios tecnológicos y económi-cos a la luz de nuestra experiencia, caso testigo enel mundo.

Las transformaciones macroeconómicas y ma-crosociales que ocurren en este momento a nivelmundial convierten al sector de las comunicacionesen un elemento central para la rearticulación delpatrón de desarrollo capitalista, ya que dichas trans-formaciones están acompañadas por cambios deorden tecnológico y económico que obliga a cadaactor a modificar estrategias y a encontrar nuevasalianzas (cfr. Mastrini y Bolaño, 1999: 136).

De este modo la carrera de las burocracias priva-das por la supervivencia en un mercado planetariose acelera y adquiere tonos críticos, al igual que su-cede con la búsqueda de diversificación en todoslos sectores de la comunicación.

A partir de la incorporación de nuevas tecnolo-gías, lideradas por la fibra óptica, la digitalización y elsatélite, es posible la convergencia entre áreas exis-tentes. Esto permite la prestación de múltiples servi-cios a través de un único soporte. Pronto será posiblecontar en cada casa con la tecnología necesaria parala entrada, a través de un único punto, de la imagen,la voz, el multimedia y el acceso a Internet.

La aceleración tecnológica que produce la posi-bilidad de la convergencia tecnológica -que se daentre el sector de las telecomunicaciones y la indus-tria de la comunicación- y el proceso de “desregu-lación” que permite el libre flujo de información,han creado las condiciones de posibilidad para eldominio de los conglomerados empresariales a lolargo de toda la cadena: contenidos, producción,difusión y conexión con el abonado.

Argentina, con la liberalización y el proceso deprivatización iniciado durante el gobierno de CarlosMenem, se dio impulso al proceso de concentraciónde las empresas de comunicación. Como conse-cuencia de ello, la Argentina constituye uno de los

Citas

1 Respecto a la distinción entreburocracias públicas y privadas,Hinkelammert se remite a las ca-tegorías utilizadas por Max Webery sostiene que, al contrario de loque éste creía, y temía, son lasburocracias privadas las que sehan impuesto.

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casos testigo en la aplicación de los modelos neo-conservadores para la radiodifusión y las telecomu-nicaciones. “La alianza político-económica que arri-bó al poder en 1989 marcó el comienzo del reorde-namiento del sector radiotelevisivo en la dirección ycon las características que hoy posee. [... Lo que] seenmarca en un proceso de transformación económi-ca caracterizada por la alianza que realizo el gobier-no de Menem con un conjunto de sectores oligo-pólicos nacionales y transnacionales”. (Mastrini yBolaño, 1999, 136-140). En esta administración seinició una fase de privatizaciones de distintas áreas,entre las que se encuentran las telecomunicaciones2.

Privatización y concentración de medios

El proceso de concentración que se está produ-ciendo con los medios de comunicación ha sido se-ñalado en 1990 por la UNESCO, que indicaba quede las 300 empresas más importantes de informa-ción y comunicación, 144 eran de USA, 80 de laUnión Europea y 49 de Japón. En cuanto a la pren-sa, de las 75 empresas significativas, 39 son esta-dounidenses, 25 europeas y 8 japonesas; asimismo,de las 88 primeras empresas de informática, 39eran de USA, 19 de la UUEE y 7 del país nipón. Porúltimo, de las 158 líderes en la fabricación de ma-teriales de comunicación, 75 son norteamericanas,36 europeas y 33 japonesas (cfr. Vázquez Montal-bán, 1997: 235). A pesar de esta disparidad, lospaíses centrales y especialmente Estados Unidos,realizaron grandes esfuerzos para lograr la desregu-lación de las comunicaciones y la OMC recomiendala completa liberalización del conjunto de los servi-cios de telecomunicaciones sin ninguna restriccióngeneral.

De esta manera la implementación de los pro-gramas neoliberales no se hicieron esperar, y la Ar-gentina constituye un caso único en el mundo porsu intensidad y grado de adhesión a los mismos.“Las distintas políticas públicas instrumentadas en

la economía argentina durante el decenio pasado,tendieron a promover un muy significativo grado deconcentración económica y centralización de capi-tal a favor de un núcleo sumamente acotado degrandes conglomerados económicos [...] donde elmarco normativo tendió a promover y garantizar demanera sistemática la internalización de ingentesbeneficios por parte de las empresas predominan-tes del sector (Cfr. Abeles, Forcinito y Schorr,2001:47).

En consecuencia, el “desinterés estatal” conllevóa la conformación y consolidación del poder demercado de un núcleo muy acotado de actores enel mercado de telecomunicaciones. A partir de1997 se ha registrado un muy dinámico proceso decompra-venta y creación de empresas en el ámbitodel mercado argentino de telecomunicaciones3,donde se conformó un oligopolio integrado por tresholdings con un elevado dinamismo y poder demercado: el liderado por Telecom. Italia y France Te-lecom; el encarnado por el CEI Citicorp Holdings SA(CEI) y Telefónica Internacional (TISA) y el conforma-do en torno al grupo local Agea/Clarín (Cfr. Abeles,Forcinito y Schorr, 2001: 24), que desde entoncescontrolan casi la totalidad de los medios de comu-nicación del país: televisión -abierta y por cable-, ra-dio, medios gráficos, Internet, telefonía fija, móvil ysatelital.

Tienen también en su poder productoras de con-tenidos -TV y cine-, editoriales, papel prensa, agen-cia de noticias y encuestadoras. Al tiempo que unade ellas -Clarín- es propietaria de constructoras, fi-nancieras y cajas de retiro. Actualmente está asocia-da a dos de las principales operadoras estadouni-denses en telefonía móvil (AT&T y GTE), a telefóni-ca internacional en televisión por cable y a TCI en ladifusión de eventos deportivos. Los ejemplos de-muestran que la asociación a conglomerados inter-nacionales es una estrategia exitosa para el logro deuna alta rentabilidad (cfr. Mastrini y Bolaño, 1999:147-148).

2 Este proyecto se vio favorecidopor el decreto- ley (22.285) quesobrevive desde la última dictadu-ra militar, donde con la sola dero-gación, por parte de Menem, delos artículos que impedían la con-formación de grupos multimedios,quedó posibilitada la integraciónde medios.3 Al respecto ver Abeles, Forcinitoy Schorr 2001 y Alvornonoz, Her-nández, Mastrini 2000.

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Recordemos, por último, que el proceso de fu-siones y absorciones que se está dando a nivel mun-dial encuentra a los países del tercer mundo en con-diciones muy desiguales. Del billón 185 mil millonesde dólares que mueve el sector, 500 mil millonespertenecen a Estados Unidos, 264 mil millones a laUnión Europea, 253 mil millones a Japón y sólo 168mil millones corresponden al resto de los países,donde hay que incluir a países desarrollados comoCanadá, Australia, etc. Es decir que los países deltercer mundo participan minoritariamente de éstosnegocios (cfr. Ramonet, 1998, 149).

Es difícil desentramar el siempre cambiante ma-pa de los medios, pero en la Argentina -como en elmundo- no caben dudas de que la comunicaciónestá en muy pocas manos y de manera desigual.

Todos estos ingredientes conforman una estruc-tura que tiene su impacto en el campo del periodis-mo y la comunicación y asimismo están trasforman-do profundamente a la sociedad y la cultura.

Transformaciones de la práctica

Como dijimos, el proceso de transformación quevenimos desarrollando, se enmarca en una doble re-volución, de orden tecnológico y de orden económi-co. Quizá se esté ante lo que algunos denominan lasegunda revolución capitalista. El predominio de la es-fera financiera en la economía mundial se manifiestatambién en las características que adquieren los men-sajes de la comunicación masiva y en la forma en queson producidos, esto es, en la práctica periodística.

Esa transformación en el modo de acumulación,en el marco de la globalización de la economía y lagran revolución de las nuevas tecnologías, modificael campo de la comunicación y transforma el uni-verso del periodismo en varios sentidos:

Cambios en el concepto de información.Hoy la información se caracteriza por tres aspec-

tos fundamentales. En primer lugar, en contraste

con su secular escasez anterior, hoy la informaciónes superabundante. En segundo lugar, la informa-ción pasó, de un ritmo relativamente parsimoniosoy lento en otros tiempos, a convertirse en extrema-damente rápida; su velocidad es de la luz y la de lainstantaneidad. Finalmente, la información no tienevalor en sí misma, por ejemplo, en relación con laverdad o con su eficacia cívica.

Las nuevas tecnologías provocaron una multipli-cación de los medios y la principal consecuencia es eldescubrimiento de que la información es, antes quenada, una mercancía4, y en tanto tal, está esencial-mente sometida a las leyes del mercado, de la ofertay la demanda, y no a otras reglas que podían derivar-se de criterios cívicos o éticos5. “Los fenómenos des-critos entrañan un cierto número de repercusiones.En primer lugar la propia transformación de la defini-ción de información. Hoy, informar es esencialmentehacer asistir a un acontecimiento; es decir, mostrarlo,pasar al estadio en que la mejor forma de informar-se es hacerlo directamente” (Ramonet, 1998: 49).

Hasta hace poco informar era, de alguna mane-ra, proporcionar no sólo la descripción precisa deun hecho, sino también aportar un conjunto de pa-rámetros contextuales que permitan al lector com-prender su significado. Hoy la información es entiempo real y en directo, lo que obliga a los perio-distas de televisión a trabajar con premura, a deci-dir y elegir rápidamente, dentro del flujo ininte-rrumpido de imágenes que llegan de todo el mun-do. “Esta rapidez creciente del tratamiento de la in-formación coloca a los periodistas en una posicióndébil: lejos de disponer del tiempo necesario paracomprender los acontecimientos, se ven obligadosa movilizar esquemas explicativos ya hechos y abuscar sus puntos de referencia en lo ‘ya visto’”(Champagne, 1998: 244). De este modo se pierdela distancia critica. Los periodistas de los medios au-diovisuales muestran en lugar de explicar, ponen enescena la información en lugar de analizarla. Y estarelación cuestiona el alcance mismo del periodismo.

4 El descubrimiento del valor mer-cancía de la información desenca-denó la afluencia de los grandescapitales hacia los medios de comunicación de todo el mundo.5 Al ser considerada mercancía, lainformación ha dejado de estarsometida a los tradicionales crite-rios periodísticos de verificación,la autenticidad o no de la misma.

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La transformación del Periodismo

“Hasta ahora se podía describir al periodismocomo la forma de una organización triangular: elacontecimiento que estaba relatado por el media-dor, es decir el periodista, que lo filtraba, lo analiza-ba, y lo hacía repercutir en el ciudadano. Pero aho-ra ése triangulo se ha diluído y se ha transformadoen un eje, donde en un punto está el acontecimien-to y en el otro está el ciudadano” (Ramonet, 1998:49). Por medio de la cámara, de la máquina de fo-tos o del reportaje, tanto la TV y la radio como laprensa, intentan poner al ciudadano directamenteen contacto con el acontecimiento.

De este modo, el nuevo sistema de hacer asistir alciudadano en directo al acontecimiento, acredita laecuación “ver es comprender”, donde se suponeque la imagen del acontecimiento es suficiente paradarle todo su significado. La imagen ejerce un efectode evidencia muy poderoso: parece designar (másque el discurso) una realidad indiscutible. Pero, suce-de que, paradójicamente, la racionalidad moderna, seconstruyó contra esa ecuación. Ver no es compren-der. No se comprende con los ojos o con los sentidos,con los sentidos uno se equivoca. Es el razonamiento,es la inteligencia, lo que nos permite comprender. Elsistema actual conduce inevitablemente o bien a lairracionalidad o bien al error (cfr. Ramonet, 1998: 50).

El filósofo René Descartes demostró con un sim-ple ejemplo de qué manera los sentidos nos puedenllevar al equívoco. La cera que cuando es extraídade la colmena tiene una forma, un gusto, un olor yhasta realiza un ruido determinado, una vez ex-puesta al calor cambia completamente todas las ca-racterísticas perceptibles por los sentidos, aunque,todos los componentes esenciales siguen intactos.Lo que aparecía de una forma ahora aparece deotra completamente distinta. Por cierto, la cera queveo, toco, imagino es la misma del principio, perome doy cuenta de ello, no por medio de la visión, nidel tacto, ni de la imaginación, sino solamente por

el razonamiento, el pensamiento, la inteligencia, loque Descartes llamaba inspección del espíritu.

El efecto de evidencia que produce la imagen, sino está acompañado de un proceso de análisis y re-flexión puede llevarnos a malas interpretaciones6. Unejemplo de ello lo encontramos en el golpe de estadoque sufrió Venezuela en Abril de 2002. En las imáge-nes que recorrieron el mundo, la TV privada -oposito-ra a Hugo Chávez- mostró a “francotiradores” quedesde un puente disparaban a la multitud que se su-ponía caminaba por allí. Estos sujetos fueron señala-dos como los culpables de los muertos de aquella jor-nada. Sin embargo, en un documental europeo derealizadores independientes7, donde la escena es ex-hibida en su totalidad, se aprecia que en el momentoen que se realizan los disparos y en los cuadros pos-teriores, donde la imagen se abre, bajo el puente nomarchaba nadie. La manifestación de opositores alGobierno se encontraba en ese momento a unas trescuadras de allí, y en realidad los “francotiradores” sedefendían de una tanqueta de la Policía Metropolita-na que les pretendía disparar. Lo que mostró la TV re-sultó extremadamente confuso, y si nos guiáramosúnicamente por el sentido que nos propone la ima-gen caeríamos en un error de interpretación. Paradó-jicamente, viéndolo no lo comprendemos.

Nuevos conceptos de nociones básicas

El panorama de transformaciones que está su-friendo el periodismo se completa con la mutacióndel significado producida en conceptos básicos, ta-les como los de actualidad, tiempo de la informa-ción y veracidad de la información. Esta transforma-ción es resultado de la gran influencia que desplie-ga la televisión sobre todo el campo periodístico.

La televisión construye la actualidad, en la multi-tud de hechos que se producen en todo el mundo,destaca lo televisable y condena prácticamente alsilencio e indiferencia a los hechos que carecen deimágenes. Con el impacto de sus imágenes, impo-

6 El investigador francés ArmandMattelart, llega a sugerir la prácti-ca de la duda metódica a las pro-pias palabras que nombran almundo, a fin de evitar, de esa ma-nera, “conceptos trampas” queprovienen del actual orden econó-mico. 7 Se trata de un documental dereciente difusión, llamado “La re-volución no será trasmitida”, don-de se desenmascara la manipula-ción manifiesta que realiza la Tele-visión privada de Venezuela de losacontecimientos en que el Presi-dente Chávez fue depuesto de sucargo durante algunas horas.

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ne la elección de los temas y obliga al resto de losmedios a seguirla. De a poco se ha extendido laidea de que la importancia de los acontecimientoses proporcional a su riqueza en imágenes, que unacontecimiento que se puede mostrar es más fuer-te, es más importante que el hecho que permaneceinvisible y en un nivel de abstracción.

También ha cambiado el tiempo de la informa-ción. Ya hemos aludido a la exigencia de que la in-formación sea instantánea, en directo, en tiemporeal, esto es, a que porte características específicas,sólo practicables en los formatos de la TV y la radio.La prensa gráfica queda rezagada, frente al aconte-cimiento y acepta la imposición de tener que dirigir-se no ha ciudadanos sino ha telespectadores.

Por último, se ha modificado el concepto de ve-racidad de la información. Un hecho es verdaderono porque corresponda a criterios objetivos de veri-ficación y rigurosidad de las fuentes, sino simple-mente porque otros medios repiten las mismas afir-maciones y la confirman8.

Nuevos condicionamientos a la libertad de expresión

Como dijimos la actividad periodística está inten-samente gobernada por las condiciones sociales,especialmente las políticas y económicas. Esto tienesu correlato directo en el siempre problemático te-ma de la libertad de expresión.

Al contrario de lo que sucedía tiempo atrás, enregímenes totalitarios como los de una dictadura mi-litar, la prensa ya no está controlada por el poder po-lítico, pero esto no implica que los periodistas ten-gan una libertad total de expresión. En el actual mo-delo, otras presiones igualmente fuertes se ejercensobre la actividad periodística, en especial las queimpone la rentabilidad económica de la empresa.

Si bien ya no existe una censura política, estapersiste bajo una faz económica. Este tipo de cen-sura está vinculada con la venta del servicio, y lleva

a seleccionar los contenidos en función de las ex-pectativas, reales o percibidas, del público.

Esta “opción” por las temáticas que venden po-ne a los trabajadores de los medios constantemen-te en una disyuntiva. Muchos quisieran colocar enla agenda mediática temas socialmente más tras-cendentes, pero “la principal contradicción queafecta el funcionamiento del campo periodístico es-tá en el hecho de que las prácticas periodísticas quemás se ajustan a los códigos del periodismo estánmuy lejos de ser siempre las económicamente ren-tables. Idealmente por lo general el periodista quie-re ser el servidor intransigente de la verdad, cuandoen realidad pertenece a un medio que tiene un pre-cio; el periodista forma parte de una empresa eco-nómica que tiene sus propias exigencias, las cualesmuchas veces no coinciden con las intenciones éti-cas del periodista” (Champagne, 1998: 241).

Los condicionamientos económicos no son losúnicos modos de censura en la actualidad; estamosante otra nueva censura que funciona por oculta-miento o prohibición de los hechos, sino por supe-rabundancia. En los sistemas en que estamos in-mersos, formalmente democráticos, no se prohíbea los periodistas a decir lo que quieran, pero la in-formación se oculta en su excesiva disponibilidad:hay demasiado para consumir y, por tanto, no sepercibe la que falta. Durante siglos la informaciónfue una materia extremadamente escasa, hoy es su-perabundante. La forma moderna de la censuraconsiste en sobreañadir y acumular informaciónhasta conformar un biombo que oculta, que esopaco y hace difícil la búsqueda de buena informa-ción (cfr. Ramonet, 1998: 40-41-42).

Si antes la misma instancia de la prohibición dela información, la amputación, connotaba otrasimágenes o textos ocultos o prohibidos, haciendovisible, en cierta forma, la propia censura, la moda-lidad actual remite a una censura invisible y, por lotanto, más fuerte e implacable, en tanto que esanónima e imperceptible.

8 La repetición de una misma noticia es posible por la circulación circular de la información, mecanismo que describiremos más adelante.

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El campo periodístico. La televisión como modelo

Si bien el campo periodístico es diverso, consti-tuido por varias capas o niveles, donde conviven losmedios más serios y responsables junto con otrosque no merecerían nuestra estima, nos interesadescribir, lo que a nuestro entender es, la tendenciamás fuerte.

En el interior mismo del campo periodístico, laTV ejerce un efecto de dominación muy fuerte de-bido a su amplia difusión y extensión, no sólo actúasobre los tele-espectadores corrientes sino que tam-bién sobre los otros medios.

Pero, si bien la televisión es un medio que irradiauna gran influencia sobre los otros medios, a suvez, ella se encuentra dominada. El campo de la co-municación masiva es un campo que cada vez estámás dominado por la lógica comercial. “A través dela presión de los índices de audiencia, el peso de laeconomía se ejerce sobre la televisión, y a través deésta, la presión se ejerce sobre el resto del periodis-mo, sobre los periódicos, incluso los más ‘puros’, ysobre los periodistas” (Bourdieu, 1998: 81).

La pérdida de autonomía de la televisión en granmedida está dada por la coerción económica que seejerce sobre ella. El equivalente de la circulación deejemplares para la prensa, y la audiencia para la radio,es el rating para le televisión. Pero a diferencia de laprensa escrita, los medios audiovisuales no venden unproducto material, por lo que sus finanzas provienencompletamente de la publicidad. El valor de la publi-cidad es directamente proporcional al tamaño y a lacomposición de la audiencia (cfr. Sohr, 1998: 123).

Hay instrumentos que permiten comprobar el ín-dice de audiencia cada 15 minutos, se dispone deun conocimiento (control) muy exacto de lo quefunciona y de lo que no funciona. Esta medición seha convertido en el criterio último del periodista, elrating está en la mente de todos, y todos compar-ten el mismo sometimiento a los constreñimientosde la venta. El principio de selección, en el reinado

de los índices de audiencia, consiste en la búsque-da de lo sensacional, de lo espectacular, lo cualsiempre se vendió bien.

La selección de lo noticiable también está rela-cionada a cierta tendencia de los periodistas a inte-resarse por lo excepcional9. Pero sucede que lo quepuede ser banal para otros puede ser extraordinariopara ellos, y al revés. La selección que realizan tieneque ver con su categorización del mundo, sus “len-tes particulares con los que ven el mundo” y tam-bién con las predisposiciones inherentes a su profe-sión y a su formación. Los hombres del periodismoven unas cosas y no otras y ven de una forma de-terminada lo que ven (cfr. Bourdieu, 1998: 26).

La búsqueda de audiencia lleva a que se difundauna información para todos los públicos, homogeni-zada, que evita deliberadamente todo lo que puedadividir o excluir. Mientras más amplio es el público,más se ha de buscar no escandalizar a nadie, noplantear jamás problemas o plantear sólo aquellosque carecen de trascendencia. El contenido de la te-levisión está perfectamente ajustado a los esque-mas, a las estructuras mentales del público. Se ela-bora el objeto de acuerdo a las categorías de recep-ción del receptor. El noticiero de TV conviene a todoel mundo, confirma cosas ya sabidas y deja intactaslas estructuras mentales. Se produce una acción co-lectiva que tiende a homogenizar, a banalizar a con-formar y a despolitizar (cfr. Bourdieu, 1998: 21-23).

Si bien el mundo de los periodistas es fragmen-tario, atravesado por conflictos, competencias yhostilidades, sucede paradójicamente que el pro-ducto de éste mundo es homogéneo. Las diferen-cias políticas que pueden existir entre los distintosproductos periodísticos, ocultan profundas similitu-des, que no son sino la consecuencia necesaria dela identidad de los mecanismos a los que se ven so-metidos. Comparten muchas características comu-nes, su procedencia, su formación, las mismas pre-siones, los mismos anunciantes y los mismos meca-nismos de medición de la audiencia10.

9 Para comprender más cabalmen-te esta inclinación de los periodis-tas por lo espectacular, hay quetomar en consideración que aque-llos viejos periodistas-románticossoñadores en busca de la verdad-han sido reemplazados por hom-bres de negocios a la cabeza deempresas y holdings de la comuni-cación.10 Todo lo dicho no debe confun-dirse con la idea de que todos losperiodistas -y medios- son iguales,existen formidables periodistas deprofunda reflexión y sólidos cono-cimientos, como tambien prodi-giosos programas de TV y radio, yexcelentes periódicos y revistasnotables.

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La homogeneización del producto es tan marca-da que, en ocasiones, sólo el orden de las noticiascambian. A ello contribuye también el carácter co-lectivo de la producción y el hecho de que los pe-riodistas, como nadie, se leen, se escuchan y se ob-servan mucho entre sí. Para saber lo que uno va adecir, hay que saber antes lo que han dicho los de-más. La interlectura lleva a que la diagramación dela programación del mediodía suponga el conoci-miento de los titulares de la noche anterior y de losdiarios de la mañana. Esta exigencia tácita de laprofesión produce la circulación circular de la infor-mación, una especie de juego de espejos donde losmedios se reflejan mutuamente. Se crea, de estemodo, un aislamiento mental, un enclaustramiento(cfr. Bourdieu, 1998:30-36).

Siguiendo en el análisis de la diversidad de pun-tos de vista periodísticos sobre los acontecimientos,cabe preguntarse ¿cómo se informan quienes seencargan de informarnos? En líneas generales soninformados por otros informadores. Aunque tam-bién se recurre a las fuentes oficiales, lo más impor-tante de la información, aquello que se consideraque debe ser transmitido, proviene de otros perio-distas cuyos parámetros se ajustan únicamente a loque demanda el mercado.

La competencia entre los periódicos, entre losperiódicos y la TV, toma la forma de una rivalidadtemporal por la primicia informativa, por ser el pri-mero en mostrar algo inédito. Cuando la cadenacompetidora ha cubierto un acontecimiento, se es-tá obligado a cubrirla también y a procurar mostraraquello que al otro se le pasó por alto. Esta especiede presión simultánea que los periodistas ejercenunos sobre otros tiene como consecuencia eleccio-nes que se traducen en ausencias y presencias.

Existe un vínculo entre el tiempo y el pensamien-to. Y uno de los mayores problemas que plantea latelevisión es el de la relación entre la lógica del pen-samiento y la velocidad. La información, que comovimos, es en tiempo real, instantánea, en directo,

plantea interrogantes: ¿se puede pensar cuando seestá atado a la exigencia de velocidad?; ¿cómopuede el periodista de TV pensar una respuesta enel marco de condiciones en que nadie más lo pue-de hacer? La respuesta es que se piensa medianteideas preconcebidas, mediante tópicos o slogans.Son ideas que todo el mundo las recibe porque sonconvencionales, corrientes, conocidas por todo elmundo porque flotan en el aire.

Ahora bien, el problema principal de la comuni-cación consiste en saber si se ha producido la recep-ción. Cuando se emite una idea preconcebida escomo si la comunicación ya se hubiera hecho. Lacomunicación es instantánea porque en un sentidono existe (cfr. Bourdieu, 1999: 38-40).

Las ideas preconcebidas son fundamentales en laconversación cotidiana; tienen la virtud de que to-dos las pueden recibir instantáneamente porque soncomunes al emisor y al receptor. Marcan una rela-ción primaria, un vínculo que se realiza sin mayor es-fuerzo. Tiene que ver con el primado de la relación,con la comunicación. Por el contrario, el pensamien-to es, por definición, subversivo: para empezar tieneque desbaratar las ideas corrientes, preconcebidas.Se vincula a una relación secundaria, a la informa-ción que da lugar a los contenidos, ligada al princi-pio de realidad. La información está enfrentada a laalternativa de lo verdadero o de lo falso. En cambioa la comunicación -como a los vínculos en general-no se le pide que sea verdadera, sino auténtica, ca-lurosa, fuerte (cfr. Bougnoux, 1999: 79-80). Los pe-riodistas de la radio o de la televisión, por medio delas ideas preconcebidas, mantienen el contacto, elvínculo; lo que no garantiza la veracidad de susmensajes, ni la de la información.

Los problemas de la televisión como instrumentoprincipal de la comunicación generalizada

Cuando describimos el panorama actual de lacomunicación de hoy no podemos pasar por alto el

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señalamiento que hacen algunos autores posmo-dernos como Gianni Vattimo, para quien los mediosde comunicación instauran lo que denomina “So-ciedad Transparente”, caracterizada por el papeldeterminante de los medios masivos, que, lejos decontribuir a que la sociedad se vuelva más conscien-te de sí, la torna más compleja y caótica. Y es en ese“caos” donde residiría, para Vattimo, la esperanzade emancipación. Pues, a su juicio, los efectos de lacomunicación masiva no habrían provocado unamayor homogeneidad de la sociedad, haciéndolamás dócil al control, sino que, por el contrario, losmedios masivos habrían favorecido una explosiónde las concepciones del mundo y con ello habríanfavorecido la pluralidad (cfr. Vattimo, 1994: 13-19).

Además, el pensador italiano, plantea que con lamultiplicación de la información acerca de los másvariados aspectos de la realidad, se hace menosconfiable la idea misma de que exista “una” reali-dad. Desde su perspectiva, la realidad viene a ser elresultado del cruce y “contaminación” de múltiplesimágenes, interpretaciones, re-construcciones, quedistribuyen los medios de comunicación en compe-tencia mutua y sin coordinación “central” alguna.Esto implica la erosión y perdida del “principio derealidad”, que de acuerdo con lo referido, tendríacarácter emancipador. En efecto, el desarraigo es li-beración de las diferencias. Como lo refiere el au-tor: “vivir en este mundo múltiple significa hacerexperiencia de libertad entendida como oscilacióncontinua entre pertenencia y desasimiento” (Vatti-mo, 1994: 19).

Pero, si bien es valioso reconocer la importanciaque tiene la multiplicidad y la heterogeneidad de lohumano para fortalecer el pensamiento crítico, lamodalidad en que plantea Vattimo el problema nosparece muy discutible, y por cierto, conducente aun debilitamiento de la razón.

Ahora, resulta de interés en el marco de este tra-bajo, plantear la siguiente cuestión: Gianni Vattimoseñala que los medios de comunicación han favore-

cido una pluralización de los universos culturales.Con la comunicación generalizada, donde, por lalógica del mercado todo deviene en objeto de co-municación, estalla una multiplicidad de racionali-dades locales -minorías étnicas, religiosas, cultura-les etc.- que toman la palabra, se ponen en forma,se dan ha conocer. Pero ¿de qué manera se expre-san las minorías y los desposeídos cuando toman lapalabra? ¿Tienen los códigos y las destrezas que de-mandan los grandes medios?

Cuando quienes atraen la atención periodísticason las minorías, las poblaciones marginales o des-favorecidas, los efectos de la mediatización difierende las expectativas de estos grupos sociales, porquelos periodistas disponen de un poder de constitu-ción importante y la fabricación del acontecimientoescapa casi íntegramente a esos sectores11.

Un episodio, relatado por Patrick Champagne en“La Miseria del Mundo”12, ilustra de manera perti-nente lo que estamos describiendo. La población deun barrio marginal de Francia fue estigmatizada ydiscriminada a partir de un incidente que fue deta-lladamente cubierto por la TV y toma trascendencianacional. La cobertura mediática estuvo plagada deinexactitudes e imprecisiones, fabricó una imagenparticularmente negativa del barrio y ocasionó elsurgimiento de estereotipos que gravitó largamen-te sobre la población del suburbio. “La lógica de lacompetencia empuja a los periodistas a trabajar ‘encaliente y a acudir ‘a donde pasa algo’. Los dramá-ticos sucesos ocurridos [en aquel suburbio de Fran-cia], tuvieron por efecto producir una multitud denotas, las cuales remarcaban lo que funcionaba malde ese lugar” (Champagne, 1999: 55; aclaraciónentre corchetes del autor). La televisión remarca loespectacular y lo negativo, sin ahondar en el estu-dio -o al menos la comprensión- de la vida corrien-te, tarea que explica mucho más seriamente losacontecimientos que un numero determinado deimágenes espectaculares. Los marginados no con-trolan la representación de los hechos en los que se

11 Hay que destacar el contrasteque marcan programas como elrecordado “El Otro Lado” dondelos “villeros”, “delincuentes”,“drogadictos” o “prostitutas”,aparecen tratados desde una “dimensión humana” donde desaparece todo lo “moustroso”que los preconceptos podrían indicar de ellos; incluso esto seconstata en programas -con enfo-ques más comerciales- como “SerUrbano” con el tratamiento quecotidianamente, por lo general, seles da en la televisión. 12 Champagne, Patrick: “La visiónmediática”, pp. 55-60; en: Bour-dieu, Pierre, La Miseria del Mun-do, 1999, Fondo de Cultura Eco-nómica, Buenos Aires. En un ba-rrio de los suburbios de Lyon,muere un joven inmigrante italia-no durante un control policial. Apartir de allí se desemboca unaserie de incidentes donde la exa-geración de la televisión en el tra-tamiento del tema, tuvieron porefecto mayor violencia y estigmati-zar negativamente el barrio y sugente.

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ven involucrados, culturalmente están desampara-dos, de este modo tienen dificultades para expre-sarse en la forma que requieren los medios -datosque omiten los pensadores postmodernos-. En de-finitiva, se ven así perjudicados por la mediatizaciónque refuerza los preconceptos y los malos entendi-dos.

Los medios de comunicación construyen colecti-vamente una representación de la realidad, que,aunque errónea, perdura; cuando es refutada porotros medios ya no tiene el mismo efecto ni la mis-ma fuerza. Esto es particularmente importante por-que la credibilidad de las informaciones televisadases más elevada en la medida en que el nivel socioe-conómico y cultural de los telespectadores es másbajo. Las capas sociales más desposeídas apenasconsumen otros medios de comunicación y casinunca leen periódicos; están atados de pies y ma-nos a la televisión como fuente única de informa-ción. Por eso no pueden cuestionar, llegado el caso,la versión de los hechos propuesta por ese medio.Los informativos de TV constituyen la informacióndel pobre; poseen una especie de monopolio de he-cho sobre la formación de las mentes de esa partenada desdeñable de la población. Manipulan másfácilmente a los que menos defensa cultural tienen(cfr. Ramonet, 1998: 107).

Conclusión

Rápidamente podemos concluir que todos loscaminos por los que nos hemos internado en estetrabajo, nos conducen al concepto de pensamientoúnico. En efecto, el “homo economicus” que ins-taura el paradigma neoliberal subordina la esfera delo político y lo cultural y domina así todos los aspec-tos de la vida social, incluidos los campos de la co-municación y el periodismo.

El pensamiento neoliberal, sustentado por nume-rosas instituciones económicas y políticas, a partir dela desregulación y la privatización, pasó a detentar

también el control en la propiedad de los mediosmasivos de comunicación y su modo de funciona-miento. Paralelamente encontró resonancia en al-gunas posiciones teóricas que, lejos de afrontar crí-ticamente el fenómeno, lo promocionan y se com-portan como funcionales al mismo. En conjunto, to-do evidencia la conformación de una totalidad acor-de a la lógica del neoliberalismo, que conforma sucredo correspondiente: el pensamiento único.

El pensamiento único tiene cuatro característi-cas principales que le dan forma: es planetario, per-manente, inmediato e inmaterial. Es planetario por-que abarca todo el globo. Es permanente por quese supone inmutable, sin posibilidades de ser cues-tionado. Es inmediato por que responde a las con-diciones de instantaneidad del tiempo real; y por úl-timo es inmaterial porque se refiere a una econo-mía y a una sociedad virtual, la del mundo informá-tico (Cfr. Ramonet, 1997: capitulo IV).

Ese pensamiento se erige como una nueva divi-nidad exigiendo sumisión, fe y culto; obturando ca-da vez nuevos lugares desde los que se pueda de-sarrollar otro que tome distancia de su credo. Elneoliberalismo pretende perpetuar la idea que nohay otra alternativa posible, por ello -para quienesno suscriben a él -es fundamental la tarea crítica.Sabemos que la conformación de una masa crítica-que proponga alternativas- es un proceso necesa-riamente largo y que carece de toda certeza sobresus resultados, pero con todo ello es una tarea im-prescindible para sacudir nuestras anestesiadasconciencias trazadas por el pensamiento único.

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En un lluvioso día de septiembre de 2000, em-pujado por las inconveniencias de la lluvia londinen-se o por el azar, fui a parar, casi sin darme cuenta,a la County Hall Gallery, al sitio exacto en que se or-ganizó la exposición Dalí Universe. Ya había leídoalgo sobre ese acontecimiento, pero confieso queme sentí, de repente, molesto en la oscuridad de unpasillo laberíntico que ladeaba al visitante con susparedes llenas de obras plásticas y frases del pintorcatalán. Un pasillo que converge, después de unadiscreta curva, en una sala en donde esculturas, jo-yas y muebles creados por el artista forman, con suinquietante inmovilidad, configuraciones destina-das a parodiar la metáfora del centro. Cuando lle-gué hasta ese recinto, la oscuridad del ambiente seadhería a los rayos densos de las luces artificiales yen toda esa maraña de formas plásticas, arquitectó-nicas y cromáticas se adivinaba la presencia envol-vente de un texto que se enredaba en sí mismo yesparcía ambigüedades por doquier.

Un oído atento podría escuchar las voces de unaenunciación con tildes de sorna o de sagacidad. Lamirada de los visitantes, sin embargo, no cesaba elinterminable viaje de navegar desde una figura aotra. Era palpable el juego de las indecisiones y mu-cho más aún el de la incertidumbre provocada porla acumulación excesiva de obras aglomeradas detal talante que dejaban la impresión de que el espa-cio de la galería se trasformaba, a cada momento,en una especie de sitio encanijado que en ellas bus-caba refugio.

Una vez dentro de ese insólito "museo", la gran-deza mecánica del London Eye y el quisquilloso bu-llicio de los turistas desaparecían como por encan-to. La rueda gigante y los gritos caían en la trampade una mecánica llena de ardiles que, provocadora-mente, molía, en silencio, tamaños y chillidos. Parano faltar a la verdad, de toda la circunstancia exte-rior restaba tan sólo la memoria de las imágenes gi-gantescas de unos elefantes que lanzaban al Táme-sis su inconfundible vocación monumental. Unos

Los intertextos estructuralesen mensajes visuales*

Por Eduardo Peñuela Cañizal

Universidad de São Paulo, Brasil.

elefantes dalinianos hechos para celebrar, con suspatas casi invisibles de araña, algunos de los deseosque, según dicen, atormentaban a Santo Antonio.Para algunos, ese alarde urbano de grandiosidadesrima perfectamente con el insidioso anagrama fra-guado por Breton, pues, como deslumbradamenteafirma Mona Crineurt, Salvador Dalí "a désormaisun "musée" à sa gloire dans les beaux quartiers deLondres. Un Dali Universe, tout en démesure, sur leSouth Bank, voulu par Benjamin Levi, collection-neur, promoteur du maître et militant prosélyte. Lequarante-troisième secret du livret "Cinquante Se-crets Magiques" rédigé en 1947 – Faire de l´or avecsa peinture au propre comme au figuré – inspirel´endroit. Un universe liturgique, à la Ávida Dollarstel qu´angrammé par André Breton, ici transmué enDali, tout à la fois fastueux et fantaisiste, élevé dansune bâtisse riche d´histoire, où se côtoient en bon-ne intelligence, talent, art et argent" (2000:50).

En el paseo que bordea el río, la fastuosidad y lafantasía exhiben su arrogancia mundana, pero, enla penumbra del interior del museo, ese alarde, conarreglo a las imágenes que mi memoria recopila, sedisipa y los objetos que ahí fueron cuidadosamentepuestos se prodigan en los efectos de sentido queellos mismos producen y comparten entre sí. Por-que, en el fondo, aunque cada una de esas piezasconstituya un texto completo, todas juntas plasman

* El texto que aquí se ofrece allector corresponde, con pequeñasalteraciones, al trabajo que con eltítulo de El extraño encanto de laIntertextualidad publiqué en el n°10 de la revista Signa, Madrid,UNED, 2001:111-126.

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una especie de colmena textual en la que se entre-tejen los panales del firmamento de significacionesfundado por Salvador Dalí.

En cada uno de los huecos de la escritura deese texto fenomenal se depositan significados pro-vocativos, contenidos que disimulan una isotopíadesencadenadora de un constante juego de aso-ciaciones. La unidad significante de un número sedescompone en otras unidades y de un sistema designos se pasa a otro, como ocurre, por ejemplo,en El Perfil del Tiempo, obra en la que el 9 delreloj se descompone en dos unidades sígnicas me-nores, dos significantes cuyas respectivas grafíasengendran las letras iniciales de los nombres deGala y Dalí.

O, para citar otro caso, cuando el título de un ca-pricho de Goya se convierte, en la recreación dali-niana, en una frase que complementa el lema de laobra original, forjando un sintagma verbal en el quese congregan contenidos imprevistos. Eso es preci-samente lo que sucede en la parodia que realizaDalí del capricho ¿A dónde llevan a mamá? Eltexto plástico resultante mantiene una gran seme-janza con el original, mas, al habérsele colocado eltítulo de Al matadero, la ironía, camuflada en laobra de Goya, irrumpe y, repentinamente, la rela-ción entre los dos textos se contagia de sarcasmo.

El vaivén de una cosa a otra -de los signos de unsistema a los signos de otro, de conexiones queconstruyen un puente sintáctico entre los enuncia-dos lingüísticos, de imágenes que reflejan las confi-guraciones en que se inspiran y promueven permu-tas semánticas sorprendentes- propaga por lasobras expuestas una extraña polisemia, un semille-ro de sentidos en el que se gestan las más diferen-tes posibilidades de asociación y en el que lo omi-noso prospera como por encanto. Hay momentosen que los objetos parecen repetirse y, en esa cir-cunstancia, mi condición de transeúnte de la gale-ría me hizo evocar un pasaje de Freud que, ahora,transcribo:

"Cierta vez que en una calurosa tarde yo deam-bulaba por las calles vacías, para mí desconocidas,de una pequeña ciudad italiana, fui a dar en un sec-tor acerca de cuyo carácter no pude dudar muchotiempo. Sólo se veían mujeres pintarrajeadas que seasomaban por las ventanas de las casitas, y meapresuré a dejar la estrecha callejuela doblando enla primera esquina. Pero tras vagar sin rumbo du-rante un rato, de pronto me encontré de nuevo enla misma calle donde ya empezaba a llamar la aten-ción, y mi apurado alejamiento sólo tuvo por con-secuencia que fuera a parar ahí por tercera vez trasun nuevo rodeo. Entonces se apoderó de mí unsentimiento que sólo puedo calificar de ominoso, ysentí alegría cuando, renunciando a ulteriores viajesde descubrimiento, volví a hallar la piazza que po-co antes había abandonado" (1992:236-237).

Escribo estas líneas con la convicción de que miviaje por la galería se asemeja mucho, en términossemánticos, a la escena del relato que acabo detranscribir. Yo también deambulé más de una vezpor aquellos pasillos y, aunque no me podía perder,también buscaba, en el fondo, una piazza en don-de hallar la necesaria tranquilidad para los embatesde mi zarandeada imaginación. Las callejuelas a lasque se refiere Freud constituyen, considerando elsistema arquitectónico urbano, una parte margina-da de la plaza vista como espacio seguro y propiciopara la convivencia de personas que viven al com-pás de las reglas sociales, de las normas que sobre-determinan la legitimidad de los actos públicos. Lascallejas, al contrario, se desvían de esos valores y fa-vorecen la puesta en escena de otro tipo de actos.Facilitan, por consiguiente, el aparecimiento delgesto prohibido, de la actitud carnavalesca o de lamáscara pintarrajeada que se cuaja en el marco deuna ventana. La callejuela siempre estará del otrolado de la plaza y, por analogía, del otro lado de lametáfora lexicalizada, del tropo que procura conpertinaz insistencia la calma y la protección de loslugares en donde se cobija el sosiego, la regla pro-

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tectora y el embrutecimiento de la conciencia. Por-que, pensando bien, lo que Freud intenta es el ha-llazgo del sentido denotado que se esconde en lascuatro esquinas de las connotaciones conveniente-mente acomodadas. Algo semejante a lo que creoque yo escudriñaba cada vez que, en la County HallGallery, la polisemia de las obras de Dalí se refleja-ba en mis pupilas, pues, no me cabe duda, de queyo también anhelaba llegar hasta sitios en que lossignificados resultantes de las más diversas asocia-ciones se entrecruzan y se condensan para erigir elobelisco de la denotación añorada.

Los ojos de uno de los lienzos que sirvió de es-cenario para la pesadilla de Spellbound planteanincógnitas. Unos ojos que flotan sueltos por el es-pacio plástico de la tela y lanzan sus destellos alar-deando magnetismos y, acribillando la mirada dequien los contempla, multiplican desorbitadosasombros para dejar en el recinto de la galería hi-lachas de perplejidad. Una de esas hilachas enhe-bra las agujas del sentido y con ellas suturo la he-rida ancestral de la duplicación de esos ojos que seabren de par en par, la herida acerca de cuya zan-ja nos susurra algo la figura que se dibuja en esaesfera cósmica de la parte superior izquierda de latela, porque, como afirma Freud, el carácter de loominoso sólo puede estribar en que el doble esuna formación oriunda de las épocas primordialesdel alma ya superadas. Es, por lo tanto, un motivoque nos abre las puertas de la regresión, que nosconduce hacia cosas remotas, hacia objetos en losque el deseo tiene sus raíces más hondas, hacia lanostalgia de momentos en que el yo aún no se ha-bía deslindado del mundo exterior.

Quizás sea la ominosidad una especie de sus-tancia semántica, en la acepción de la glosemática,que asume formas a través de las configuracionesresultantes de las relaciones de unas imágenes conotras o, mejor dicho, de las relaciones sobredeter-minadas por imágenes diferentes que guardan en-tre sí algún tipo de analogía. Si, como prueba

Freud, la repetición es uno de los indicios más ca-racterísticos de lo ominoso, la imagen que refleja,de alguna manera otra imagen, propende a esta-blecer vínculos en que algunos aspectos se reiteran.La disposición, pues, de ese lienzo en el que los ojosse multiplican sugiere direcciones y arrastra la mira-da del observador tanto para lugares existentes enel interior de la galería como para esferas cuya exis-tencia es fruto de nuestra imaginación. El cuadrofue puesto contra la pared que queda junto a unaescalera que desciende a un sótano cuya entrada, almenos el día de mi visita, estaba vedada. Al no te-ner ningún tipo de marco, la tela le hacía ventanasa la oscuridad y la escalera pasaba a funcionar co-mo algo adicional que, sin dejar de ser parte del es-pacio arquitectónico, le ponía fronteras al enuncia-do de la pintura y, consecuentemente, lo enmarca-ba o, si se me permite, lo sobreenmarcaba1. Con

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eso quiero decir que la escalera no era simplemen-te algo que estaba fuera de campo ni tampoco fue-ra de marco. Adjudicándose el papel del marco, laescalera instauraba la paradoja de repetir un ele-mento que le faltaba a la pintura. O, en otras pala-bras, la escalera oscilaba, en el momento en que yocontemplaba el cuadro, entre ser sencillamente unaescalera y repetir el borde inferior del cuadro.

Estoy inclinado a aceptar, ahora, que la relaciónque de ese modo se instauraba entre el cuadro y laescalera se presentaba a mi intuición como una for-ma posible de la ominosidad. No sólo porque la es-calera repetía el borde del cuadro, sino tambiénporque lo duplicaba y, tal vez por eso, la forma ex-presiva que se manifestaba en el instante de mirarel cuadro inscribía en el enunciado pictórico unadualidad de semiosis: por un lado, los significantesplásticos del cuadro, aliados a los significantes eidé-ticos y texturales (Groupe µ, 1992: 318-342), con-ducen a una determinada lectura de la obra – la lec-tura, por ejemplo, que prevalece en la película en lacual el cuadro fue parte del escenario de una se-cuencia onírica – y, por otro, los significantes del en-marcado posibilitan, en el caso, alternativas de in-terpretación diferentes a la mencionada. Una deella, para ilustrar la cuestión, puede ser la que sur-ge cuando uno se percata de que el cuadro "estáconcebido en general para verse verticalmente:ocupa, pues, su lugar entre los objetos verticales y,conforme con una de las más seguras constantesde nuestra experiencia -incluso visual, como hanobservado los teorizadores "ecológicos" de la per-cepción-, pesa, está sometido a la gravedad, no só-lo porque los objetos representados se fantasmancomo pesados, sino porque las "masas visuales"mismas (Arheim) tienden a anclarse en el suelo, a"caer". Dicho de otro modo, el borde inferior delcuadro es aquel sobre el que, literalmente, se apo-ya todo. Es extraño que desde ese momento queese borde dimane casi siempre de un tratamientoparticular, que tiene en cuenta esa función de sue-

lo y basamento perceptivos, e imaginarios." (Au-mont, 1997:90). Siendo así, la potencialidad deasociación que ese fragmento del escenario deSpellbound ostenta se canaliza, en la imaginacióndel espectador, hacia el misterio de lo bajero, haciael hechizo del sótano, metáfora ya clásica para de-signar el inconsciente. Invita, seguramente, a unainterpretación que remolca las fuerzas imaginariasdel observador al simbolismo lóbrego de lo subte-rráneo y, en ese caso, hemos de convenir que la re-lación entre el borde inferior del cuadro y la escale-ra que baja al sótano no es fortuita.

Todo lo expuesto constituye, en principio, unatentativa de demostrar que el "museo", con todoslos objetos que en él se exponen, es un texto feno-menal, un texto efectivo en el que lo afectivo se so-brepone a lo inteligible o, por lo menos, acapara lasensibilidad de quien por él transita y vive algunosde sus aspectos tensivos, porque, al lidiar con latemporalización que se manifiesta a través de la dis-posición de las obras componentes del texto del"museo", no puedo dejar de incluirme entre losque defienden una semiótica que rechaza, con máso menos vehemencia, el privilegio atribuido a lo in-teligible, ya que, como afirma Claude Zilberberg, ellugar asignado a lo sensible no debe ser concesivo,pues la "armazón" del sentido "es ciertamente mo-dal, o más exactamente, tiene por fundamento uncomplejo modal que asocia la eficiencia y la fiducia,la eficiencia de un poder atestiguado por un sen-tir, medido, a su vez, por un creer" (Zilberberg,2000:203). Desde ese punto de vista, lo que en ver-dad me interesa, para delimitar la extensión del pro-pósito de este trabajo, es sondear, aunque sin pre-tensiones de ir muy lejos, el rol de lo ominoso en losprocesos de intertextualidad.

Uno de los datos que preservo de las sensacionesvividas al ponerme en contacto con el texto feno-menal del "museo" proviene de la disposición delas obras, ya que, con ese recurso, se armó una ca-pa cuya extensión espacial no sólo acoge la ansie-

1 Aunque se refiera al cine,Jacques Aumont nos dice: " Encuanto a los modernos, no faltaríadónde elegir. Se encontraríanentre ellos, sobre todo, intere-santes variantes del mismo princi-pio rector: el del centrado, comoesa enfática designación del cen-tro por medio de uno o variosaccesorios que podrían denomi-narse un sobreenmarcado. Unmarco en el marco sería la defini-ción mínima: una ventana, unapuerta, en general una arquitec-tura ´cuadrada`." (1997:93)

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dad perceptiva de los espectadores, sino que tam-bién estimula en ellos diversas posibilidades de aso-ciación, de traer al acto de esa confrontación vesti-gios de las experiencias vitales del pasado que cadauno de los sujetos observadores lleva dentro de sí.Recuerdo, por ejemplo, que los grabados de Dalíinspirados en los caprichos de Goya fueron dispues-tos de la siguiente manera: en la parte superior decada uno de ellos estaba el capricho goyesco co-rrespondiente. Tal programación obligaba a que lamirada de los observadores recorriese forzosamen-te una imaginaria línea vertical y, después de viven-ciar la comparación, se detenía en la parte inferiorde esa línea y allí la imaginación, adentrándose enlos reinos de los mundos inferiores, encontraba te-rreno propicio al devaneo carnavalesco, en el senti-do que Bajtín atribuye a esta palabra. Se veía com-pelida, por decirlo así, a entregarse a los más varia-dos devaneos, pues, en el fondo, la fantasía de losespectadores ya estaba impregnada de los rasgossurrealistas que imperaban en todo el ambiente,tanto en los objetos tridimensionales como en ilus-traciones que remitían a las ejemplares locuras deDon Quijote o a los delirios eróticos del Marqués deSade.

En lo que a mí se refiere, preservo la sensaciónde que ese enjambre de configuraciones me evo-caba mucho del atavismo del que, con tanta fre-cuencia, nos habla Dalí en sus escritos, principal-mente en El Mito Trágico del "Angelus" de Mi-llet (1978:61-68). El cromatismo amarillento queemanaba de buena parte de las imágenes se mez-claba con la penumbra del ambiente y, como reme-do casi metafórico de lo crepuscular, insistía en no-tificarme el apego de las sediciones ancestrales. Pe-ro no era sólo eso. El título del grabado reproduci-do en esta página me persuadió de que mis impre-siones no eran gratuitas, ni tampoco frutos vagosde un fenómeno delirante secundario. La imagenobsesiva estaba, nítida, en mi frente y ella me dibu-jaba ese rumbo fantasmagórico.

En el fondo, no era de lo disparatado de la me-táfora goyesca que provenía esa propensión mía alo atávico. Creo ahora, reviendo la parodia dalinia-na, que el origen de tal sentimiento está en la sole-dad del paisaje campestre y, sobre todo, en la ico-nografía de El Gran Masturbador que se esbozaen el segmento superior del grabado.

Para el pintor catalán, la productividad delirante,no es, en el caso del Angelus, "de orden visual si-no sencillamente psíquica. No es la imagen quecambia desde el punto de vista morfológico, sinoque, desde el punto de vista del argumento, desdeel punto de vista del drama, es posible (como en elcaso del rostro paranoico) objetivar y hacer comuni-cable una transformación completa" (1978:41). Meparece que esas ideas de Dalí se aproximan, en cier-ta medida, a los conceptos que fundamentan losdos tipos de intertextos que la semiótica distingueen la actualidad: de una parte, el intertexto materialy, de otra, el estructural. El primero es observable enla analogía existente entre el capricho de Goya y larecreación del mismo hecha por Dalí. Los elementosmorfológicos creados por el aragonés se mantie-nen, casi en su totalidad, en la obra del catalán, loque deja en evidencia una relación analógica, basa-da en la materialidad de los signos visuales, entre

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los dos textos. El segundo es el resultado de la imi-tación de la estructura o, si se quiere, de la repro-ducción en otro texto de la ideología del texto ori-ginal. Eso ocurre también en la parodia de Dalí,pues, en el espacio plástico del grabado, conformea lo que insinúa su título, se infiltra el significado delmundo de los campesinos explotados, tema que sir-ve de base al capricho de Goya, ya que, según la in-terpretación de Alcalá Flecha, la lamentable "situa-ción de los campesinos, que habían de mantenercon sus trabajos la carga intolerable de la ociosa no-bleza y de los frailes holgazanes, es abordada re-sueltamente en los Caprichos, con el mismo espíri-tu crítico con que se censuraba en numerosos escri-tos coetáneos" (1988:140).

Sin embargo, si comparamos el texto plástico deDalí con el del capricho Tú que no puedes podre-mos constatar que la obra de Dalí supera los com-promisos político-sociales patentes en el aguafuer-te goyesco. Eso no quiere decir que el grabado delpintor catalán no reproduzca, también, el intertex-to estructural que se manifiesta en el capricho pa-rodiado. Se sabe, por ejemplo, que el capricho deGoya mantiene una estrecha relación intertextualcon obras literarias de su tiempo y, de modo muyespecial, con el castizo refrán "Tú que no puedes,llévame a cuestas." Esa intertextualidad, sea cualfuere su modalidad, es precisamente una de las cla-ves de la estructura sobre la que se ordena la com-posición de la obra y, a su manera, Dalí la imita porel hecho de que el título de su grabado se refiere alfamoso cuadro de Millet y, a su vez, la silueta esbo-zada en la parte superior se refiere al no menos fa-moso cuadro El Gran Masturbador. No cabe du-da, por lo tanto, que el principio estructural de la in-tertextualidad del aguafuerte que inspira al pintorde Figueres se preserva en la parodia que él hace dela obra de Goya. Puede argumentarse, eso sí, quela intertextualidad de Tú que no puedes coloca enrelación textos verbales y textos plásticos, mientrasPiensa el Angelus de Millet lidia con una relación

en la que los textos iconográficos son preponderan-tes. Pero eso, dígase de paso, es tan sólo una dife-rencia de escritura, ya que Dalí, como buen surrea-lista, se mantiene fiel a un tipo de discurso en elque las imágenes dicen más que las palabras.

Hay que señalar, desde el punto de vista de unaisotopía latente, que la comparación entre esas dosobras pone de relieve la cuestión del erotismo, so-bre todo cuando se descubre, a través del esbozo,la presencia de la figura del masturbador daliniano,composición iconográfica presente, en cuanto esti-lema plástico, en muchos de los cuadros del pintorcatalán. En el caso del aguafuerte de Goya, el ses-go erótico no aparece de manera explícita, pero seinsinúa de modo sutil a través de un conjunto dedetalles que, vistos con atención, causan, en un pri-mer momento, una impresión extraña. Es el caso,por ejemplo, de la pata del asno que aparece entrelas piernas del campesino de la derecha. Su forma yel lugar en que fue colocada no son componentesnecesarios a una representación de carácter icóni-co. La pata del cuadrúpedo podría muy bien no es-tar en el campo de lo visible, pues, sin ella, la com-posición no sufriría ninguna alteración substancial sise considera la finalidad de la metáfora estructura-da por Goya para expresar grotescamente la explo-tación de los hombres rurales, ya que, con arreglo ala lectura de Alcalá Flecha, la iconografía "de la in-sólita composición, con la multiplicidad de significa-dos que es frecuente en la obra del aragonés, enri-quece aún más la intención de su crítica: la repre-sentación de los asnos como jinetes convierte a és-tos en caballeros, dando lugar a la asociación bo-rricos-caballeros-nobleza. Quedan identificados,pues, según el ingenioso juego de asociaciones quepropone el grabado, los asnos son los caballeros, esdecir, con la nobleza, se trataría en este caso no deuna censura de la clase parásita en general, sino deuna alusión concreta a la aristocracia ociosa e inútilque vivía a costa de la miseria campesina." (1988:140-141). De todo eso se deduce que la posición de

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la pata del borrico poco o nada representa, si tene-mos en cuenta los tres niveles de sentido estableci-dos por Roland Barthes (1986:49-65), para el nivelinformativo o para el simbolismo de la metáfora vi-sual. No ocurre lo mismo con la pata izquierda delborrico que está en primer plano: la espuela, aun-que alterque contra lo informativo, refuerza, sinembargo, el sentido simbólico y emblemático de lametáfora. Por lo dicho, el significado de la pata delcuadrúpedo entre las piernas del campesino debeser procurado en el nivel de lo que Barthes entien-de por sentido obtuso.

Para el conocido semiólogo francés, el sentidoobtuso tiene algo que ver con el disfraz y se presen-ta bajo la figura de un hojaldre de contenidos quesiempre permite sustituir al sentido precedente, co-mo en una formación geológica. Su función es "de-cir lo contrario sin renunciar a lo contradicho." Osea, su función, en el fondo, es retórico-poética enrazón de las rupturas, de los "escándalos" que pro-duce su presencia en el espacio semiótico de untexto. En ese caso, la pata ofusca la informaciónicónica y se ofrece a la percepción del observadorcomo si fuese una máscara en la que se disfrazangestos y actitudes. Pero, al mismo tiempo, esa espe-cie de tapujo que se manifiesta en la extraña posi-ción de la pata alude a un sentido obtuso que de-pende, en principio, de la manipulación pictóricaque el artista, consciente o inconscientemente, ha-ce de las acciones y gestos representados. SegúnBurgin, el concepto de "tableau has a history priorto Diderot: humanist scholars of the mid-sixteenthcentury elaborated a theory of painting which theybased on isolated remarks in the writings of classi-cal author. From Aristotle´s Poetics they took thedoctrine that the highest calling of any art is to de-pict human action in its most exemplary forms; thehuman body, they held, was the privileged vehiclefor the depiction of such ´histories`. The consequentprogramme of so-called ´history painting`, whichdominated painting in the West from the mid-six-

teenth to the mid-eighteenth centuries, was elabo-rated in great detail in the body of humanist arttheory now known by the emblematic slogan ´utpictura poesis` - ´as is painting, so is poetry` - a de-vice abstracted from the Ars Poetica of Horace,which the Renaissance reversed in emphasis to es-tablish the dependency of the visual image on thewritten text. As the painter of ´histories` had toshow in a single instant that which took to unfold,then that instant had to have a singularly privile-ged position within the total action. It was therefo-re recommended that the moment selected by thepainter for visualization should be the peripateia,that instant in the course of an action when allhangs in the balance" (1986:86).

Teniendo en cuenta las particularidades de esa es-pecie de código al que se refiere Burgin, la pata delcuadrúpedo fue paralizada, en el texto pictórico,exactamente en ese instante de una acción en la quetodos los componentes parecen protagonizar el cur-so de una acción when all hangs in the balance.Con tal recurso, los signos visuales adquieren propie-dades tensivas que los liberan de la rigidez de las nor-mas y, frecuentemente, toman formas adecuadas alos requisitos más característicos de las configuracio-nes propicias al aparecimiento del sentido obtuso.Así acaece en el caso del grabado goyesco: la acción

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representada no es sencillamente una acción que tie-ne por referencia esa disparatada cabalgada. Institu-ye, también, una monta, con todas las connotacio-nes sexuales que el vocablo tiene en castellano. En-tre esas dos isotopías semánticas, los gestos y las ac-titudes plasmados en el grabado de Goya generanun significado que sustituye los sentidos precedentesy, sin anular lo contradicho, impone un contenidoque se aproxima a lo ominoso.

Los intertextos materiales moldeados por Dalíson fruto, a menudo, de un trabajo destinado adescifrar los sentidos latentes que se ocultan en elhojaldre semántico de los gestos goyescos. En elgrabado arriba trascrito, cuyo título en la obra ori-ginal es No grites, tonta, Dalí monta su interpre-tación a partir de la ambigüedad de que se revistela peripateia del gesto efectuado del personaje fe-menino. No se sabe, en verdad, si las manos de lamujer significan aceptación o repulsa. La acción re-presentada quedó paralizada en un instante que fa-vorece la irrupción de un bisemismo aparentemen-te contradictorio: de una parte, en cuanto encarna-ción ardilosa de la figura del duende, el deseo delfraile y, de otra, el tal vez fingido rechazo de la jo-ven. De cualquier manera, el contexto histórico-so-cial que se refleja en el aguafuerte permite las doslecturas. Estos versos citados por Alcalá Flecha(1988:57-58) lo atestiguan:

También yo estaba contenta,Porque el duende era mi amigo,Y nunca a mí me asombraba,Sino me hacía cariños.Mire usted, los tales duendesA los hombres intimidan;Mas para nosotras, todosSon de mercocha y almíbar.

Sólo que Dalí, al hacer de la mujer el sujeto quedice la frase del título, neutraliza el papel activo delfraile-duende y reitera con eso el erotismo que se

"moralizaba" en el grabado original. El paisajeideado por el pintor catalán, escenario ya emblemá-tico de muchos de sus cuadros dedicados a la temá-tica erótica, confirma, creo, esa interpretación.

Los casos de intertextualidad aquí comentados,aunque de manera muy simplificada, evidencian,entre otras cosas, que los intertextos creados porDalí propenden a valorar los procesos de regresión.Los intertextos materiales, debido a la minuciosa se-mejanza que mantienen con los textos parodiados,se presentan, teniendo en cuenta el contexto cultu-ral al que pertenecen, con matices de familiaridad.Se tiene la impresión, cuando los contemplamos, deque esa familiaridad resulta casi obvia, pero, comocreo haber dejado claro, los grabados dalinianostraen al espacio semiótico en que se configuran untipo de expresividad que conforma significados cu-yo origen está, por decirlo así, del otro lado de laobviedad y esa particularidad rescata de modo muysutil rasgos de lo ominoso. Es constante, por ejem-plo, la tendencia daliniana de transformar el esce-nario en el que Goya coloca a los personajes de suscaprichos. El paisaje rural de No grites, tonta apa-rece, en el intertexto de Dalí, asumiendo una confi-guración construida de acuerdo con las normas dela perspectiva geométrica renacentista y, por eso, lafigura humana que se pierde al fondo de ese pano-rama, adquiere un talante infantilizado, fenómenoexpresivo que le confiere al grabado un sesgo de fa-miliaridad, un acento que ya es una tónica en lapintura de Dalí, principalmente en la representaciónde esos panoramas solitarios, que recuerdan la geo-grafía de los alrededores de Figueres, en los que lasilueta de un niño gesticula como si con ello quisie-se espantar su asombro o juega con un aro paratranquilizar sus inquietudes infantiles. La repeticiónde ese sintagma pictórico termina provocando unasensación de extrañeza y, a partir de ahí, el salto alo ominoso es inevitable, como se puede constatartambién en el intertexto inspirado en el capricho Túque no puedes.

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Pienso, por consiguiente, que la intertextualidadactualiza, siempre, un proceso de repetición y, en esecaso, despliega un mecanismo compulsivo que sim-boliza la ansiedad de retorno, de volver a la infanciay, aún, de sueño nostálgico de lo intrauterino, asuntode que Dalí habla en sus escritos. Sin entrar en deta-lles de cuestión tan compleja, deseo únicamente for-mular la hipótesis de que si, de un lado, el intertextomaterial duplica, de otro, el intertexto estructural sehace convulsivo en los juegos de intertextualidad fra-guados por Dalí. Tal fenómeno no ocurre exclusiva-mente en los grabados que tienen como fuente deinspiración los caprichos goyescos. Se realiza tambiéncuando Dalí se inspira en las obras del Marqués de Sa-de, de Cervantes, de Casanova, de Bocaccio, de Ovi-dio y de otros más. Creo, en fin, que el extraño en-canto de la intertextualidad proviene de lo ominoso o,mejor dicho, de la ominosidad que los intertextos es-tructurales forjados por Dalí proyecta en los intertex-tos materiales destinados, casi siempre, a repetir imá-genes ya existentes y, por eso mismo, a perpetuar uninquietante deseo de regresión.

Bibliografía

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-Goupe M.: Traité du Signe Visuel. Seuil, París,1992.-Zilberberg, Claude: Ensayos sobre semiótica tensi-va. Universidad de Lima, Fondo de Cultura Econó-mica, Lima, 2000.

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Informe especial

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El escenario: las transformaciones en la de educa-ción superior en los noventa

Desde inicios de los noventa asistimos en las uni-versidades argentinas a una serie de debates y dedefiniciones concretas acerca de los desafíos y ten-dencias que el contexto actual plantea a las institu-ciones de educación superior en general, tanto ennuestro país como así también en la región y en elmundo. Diversos autores (Tiramonti -1993-, Mollis -1993-, Krotsch -1994-, García De Fanelli A.M. -2000-) señalan entre algunos de los rasgos princi-pales de estas transformaciones:•una multiplicación y diversificación de las institu-ciones, destacándose una importante diferencia-ción institucional de los tipos y características de lasmismas•una considerable expansión cuantitativa de lasmatrículas•la progresiva ampliación del sector privado en elnivel •mayores restricciones en las inversiones estatales eneducación con la consecuente aparición de nuevasformas de financiamiento de la educación superior•el incremento de la inversión del sector privado endiferentes áreas •el desarrollo de diversos espacios de coordinaciónentre instituciones del sistema

•la inclusión de políticas y estrategias oficiales deevaluación de la calidad académica del sistema deeducación superior•la intervención cada vez mayor de las agencias in-ternacionales en la definición de políticas conjunta-mente con los organismos decisores de los sectoresgubernamentales

Frente a este panorama, las universidades, los go-biernos, el sector privado y la sociedad civil en gene-ral han ido planteando diferencialmente estrategiasde diverso tipo que han ido configurando algunastransformaciones progresivas en el sistema de edu-cación superior, no sin generar importantes conflic-tos institucionales y sectoriales aun en debate.

En este escenario se han ido consolidando a suvez algunas tendencias en las políticas educativasdel nivel, impulsadas desde distintos sectores, condiferentes énfasis y grados de profundidad. Se hanrealizado en algunos casos reformas legislativas me-diante las que se han instalado nuevas modalidadesde gestión, coordinación, financiamiento y evalua-ción, en contextos tradicionales de autonomía uni-versitaria; se han implementado mecanismos siste-máticos de evaluación y acreditación de las institu-ciones, se han gestado nuevas modalidades de fi-nanciamiento a través de diversos tipos de articula-ciones con el sector productivo y el estado (contra-tos a terceros, transferencia tecnológica, creaciónde universidades-empresas, etc.); se ha consolidadola creación y participación en redes académicas decarácter regional que ha generado un rol más acti-vo de la masa crítica de alto nivel en cada campo,asociado con el fortalecimiento del nivel de posgra-do y la investigación. Específicamente en lo relativoa las reformas curriculares, éstas se han caracteriza-do por el acortamiento de las carreras de grado, elotorgamiento de títulos intermedios, la flexibiliza-ción de los planes de estudio, la diversificación deorientaciones y especializaciones, entre otras.

De fondo, se asiste a un profundo replanteo dela función social de la Universidad frente a las im-

Por Alejandro Verano *, Glenda

Morandi ** y Magalí Catino * **

* Lic. en Comunicación.

Secretario Académico Facultad

de Periodismo y Comunicación

Social de la Universidad

Nacional de La Plata

** Mg. en Didáctica Docente

Investigadora de la Facultad de

Periodismo y Comunicación

Social de la Universidad

Nacional de La Plata

*** Prof. de Ciencias de la

Educación. Docente

Investigadora de la Facultad de

Periodismo y Comunicación

Social de la Universidad

Nacional de La Plata

La formación universitaria en comunicaciónen la argentina: realidades y desafíos en elescenario actual de la educación superior

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portantes transformaciones de la época, y de cre-cientes necesidades de diverso tipo (sociales, de de-sarrollo tecnológico y económico, científicas, etc.)especialmente derivadas de las políticas económicasmundiales y los cambios en el rol tradicional del Es-tado. Debates que se resuelven de diversa manerasegún se ponga el acento en una Universidad quearticule sus acciones y funciones con el mercado,con el Estado, con las comunidades académicas ocon los nuevos movimientos sociales emergentes enel contexto de las transformaciones culturales ac-tuales y en oposición a las políticas neoliberales do-minantes. A lo que se suman los profundos cam-bios culturales que desafían a las universidades y alos intelectuales en sus tareas “tradicionales”. (Fo-llari, 1999).

El mapa actual de la formación universitaria en co-municación en argentina: una primera aproxima-ción

Estos aspectos de carácter general antes señala-dos atraviesan sin duda a las carreras de Comunica-ción. En relación con esta cuestión, observamos queimportantes estudios en este sentido han sido reali-zados en profundidad en algunos países de la re-gión, como en el caso de México (Fuentes Navarro,1991), Venezuela (Bisbal, 2001) y también en refe-rencia a la situación latinoamericana (Marques deMelo, 2001), entre otros.

En este contexto, se presenta aquí una caracteri-zación de la situación en Argentina1, que se inscri-be en una preocupación por el desarrollo de unamayor discusión y sistematización de informaciónespecífica referida a diferentes aspectos relativos ala génesis, desarrollo y situación actual en este país,de la formación universitaria en Comunicación.

Se intentará realizar a continuación una primeracaracterización general de las carreras de nivel uni-versitario en Comunicación que se desarrollan ac-tualmente en las universidades Argentinas2. En el

trabajo que venimos realizando hemos delimitadoen un primer momento una serie de aspectos queresultan relevantes a fin de realizar esta caracteriza-ción, la que será ampliada, en trabajos posteriores,a la sistematización de cuestiones específicas pre-sentes al interior de los planes de estudio, tales co-mo tendencias en la selección de saberes y discipli-nas incluidas en la formación; así como definicionesen torno del perfil de los egresados. Se encuentraen desarrollo también una aproximación históricaque de cuenta de la evolución de esta situación almenos en las últimas cuatro décadas, aspecto queresulta fundamental a fin de vincular esta evolucióncon la situación más general tanto educativa comosocial.

Los aspectos que se presentan a continuación re-miten a:•La localización territorial de las universidades enque se dictan las carreras de Comunicación: lo queresulta interesante para ubicar la oferta de forma-ción en una misma provincia o región, superposicio-nes, ausencia, etc.•La diferenciación entre universidades publicas yprivadas en relación con todos los aspectos indaga-dos el tipo de dependencia institucional de las ca-rreras en las diferentes universidades (escuelas, fa-cultades, institutos, etc.): lo que contribuye a iden-tificar las articulaciones disciplinarias entre las quese ubican estos estudios (ciencias sociales, cienciaspolíticas, diseño, etc.), así como la presencia/ausen-cia de espacios institucionales específicos para laformación en Comunicación.•Los tipos de titulaciones y la existencia y tipo de tí-tulos intermedios en relación con las variables ante-riores. •La duración de las carreras.•La existencia en los planes de trabajos de finalesde grado y/o pasantías profesionales.

En relación con el número de carreras, de un to-tal de 78 universidades3, de las cuales 36 son uni-versidades estatales y 42 privadas, (que a excepción

1 Que se realiza en el marco deuna línea de trabajo iniciada des-de la gestión académica de la Fa-cultad de Periodismo y Comunica-ción Social de la Universidad deLa Plata y también desde el Pro-yecto de Investigación “Identifica-ción de perfiles y tendencias enlas articulaciones entre los cam-pos profesional y académico en laformación universitaria en Comu-nicación Social. Un estudio de ca-so.” Que se desarrolla en la Facul-tad de Periodismo y Comunica-ción Social de la UNLP, que inte-gran: Nancy Diaz Larrañaga (Di-rectora); Glenda Morandi, EvaMariani, Monica Ros, Ana Unga-ro, Andrea Iotti y Susana Martins.(Investigadoras) 2 Debido a la dificultad para iden-tificar estadísticas oficiales que re-mitan específicamente a las carre-ras de comunicación, (las que ensu mayoría se incluyen en unida-des académicas de diverso tipo),esta caracterización se realiza to-mando como fuente la informa-ción institucional publicada porcada una de las Universidades Ar-gentinas reconocidas oficialmen-te, a través de sus respectivas pá-ginas web, (actualizadas en sumayoría a marzo-mayo de 2003),las que se consideran de validezinstitucional en tanto espacio dedifusión oficial de las universida-des.3 Fuente: Nómina de autoridadesUniversidades Nacionales 2002.Documento del Ministerio de Edu-cación de la Nación. Pagina oficialdel MCE.

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de una privada de jurisdicción provincial son univer-sidades nacionales), hemos identificado que en 47de ellas se dictan carreras de Comunicación4. Es de-cir en un 60,2% de las universidades del país. Delas cuales 23 corresponden a universidades públicasy 24 a universidades de gestión privada.

En relación con la localización territorial de lasmismas el siguiente cuadro muestra la cantidad decarreras según su distribución por provincia o juris-dicción y tipo de universidad.

Como se observa la mayor parte de las carrerasse dictan en la Capital Federal y en la provincia deBuenos Aires. Si se tiene en cuenta que de las uni-versidades ubicadas en la provincia de Buenos Ai-res, la mayoría (8) se encuentran en un radio de nomás de 100 kmts. distantes de la Capital Federal,tenemos que el 40% de las carreras se concentraen esta región geográfica, (que además es la demayor densidad poblacional). Es importante indicartambién que alrededor del 50% de las carreras per-tenecientes a universidades privadas se encuentranen la Capital Federal, mientras que en el caso de lasuniversidades públicas se distribuyen más amplia-mente en todo el país.

En cuanto al ámbito institucional en que se de-sarrollan las carreras, resulta relevante identificar ladiversidad existente en lo relativo al tipo de unida-des académicas bajo cuya dependencia son inclui-das, así como la presencia/ausencia de unidadesacadémicas específicas5. Encontramos en relacióncon esto que:

a) El 60% de las carreras de Comunicación sedictan en unidades académicas no específicas. Deeste porcentaje, alrededor del 50% se desarrolla enunidades académicas de Humanidades y/o CienciasSociales. La mayoría de las carreras se ubica en fa-cultades de Ciencias Sociales, Humanidades, Cien-cias Políticas, Educación y Derecho o Ciencias Jurí-dicas. Por otro lado, se incluyen aquí dos Universi-dades en las que las carreras se dictan en Escuelasde carácter específico que dependen sin embargode otra Facultad (la Escuela de Ciencias de la Infor-mación de la Universidad Nacional de Córdoba quedepende de la Facultad de Derecho y Ciencias So-ciales y la Escuela de Comunicación Social de la Uni-versidad FASTA que depende de la Facultad de Hu-manidades).

En este sentido resulta interesante señalar queno se identifican articulaciones con espacios institu-cionales que incluyen disciplinas o campos profesio-

Ubicación* Universidades que dictan carreras de comunicación

U. Públicas U. PrivadasBuenos Aires 6 5**Capital Federal 1 10Chubut 1Córdoba 3 1Corrientes 1 1Entre Ríos 1 2Jujuy 1La Pampa 1La Rioja 1Mendoza 1 2Misiones 1Río Negro 1San Juan 1San Luis 1Santa Cruz 1Santa Fe 1 2Santiago del Estero 1Tucumán 1

*Las diferentes denominaciones corresponden a las provincias, de acuerdo conla división política de la Argentina y a la Capital Federal.**Esta cifra incluye la carrera que la Universidad CAECE dicta en su sede de Mardel Plata, además de la de Capital Federal.

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b) Un porcentaje menor de las carreras, el 10%se desarrolla en unidades académicas especificasde comunicación pero integradas con otras disci-plinas o carreras; siendo claramente mayor el nú-mero de universidades privadas que presentan es-ta estructura.

nales que podríamos denominar “novedosos” talescomo el diseño, el marketing, la publicidad, las nue-vas tecnologías; lo que parece ocurrir tanto en lasuniversidades públicas como en las privadas. Si bienesta afirmación debe ser relativizada a la estructurainterna de facultades propia de cada Universidad,como así también a las dificultades presupuestariasque supone la creación de nuevas unidades acadé-micas para áreas de conocimiento emergentes, lasque por tanto son incluidas en las estructuras pree-xistentes.

Tipo de Unidad Académica en la que se desarrolla la carrera Cantidad por Universidad

U. Públicas U. PrivadasDepartamento Académico de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas 1Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales 1Facultad de Ciencias de la Educación 1 1Facultad de Ciencias de la Interacción Social 1 1Facultad de Ciencias Políticas y Sociales 1Facultad de Ciencias Sociales 4 2Facultad de Derecho y Ciencias Sociales 2 1Facultad de Humanidades, Educación y Ciencias Sociales 1Facultad/Departamento Académico de Humanidades o de Ciencias Humanas 3 4Facultad/Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales 3 1Instituto del Desarrollo Humano 1Rectorado 1

*A fin de evitar repeticiones se consideran de un mismo tipo las unidades académicas que contienen discipli-nas iguales aunque presenten denominaciones diferentes.

4 En este caso se incluye en el ru-bro “carreras de comunicación” aaquellas que contienen esta cate-goría en su denominación y susorientaciones; a las carreras deperiodismo y sus orientaciones y alas vinculadas a los medios de co-municación; incluyéndose licencia-turas, profesorados, carreras inter-medias (tecnicaturas, bachilleratosuniversitarios, etc). No se han in-cluido en este primer momentocarreras que corresponden predo-minantemente al diseño publicita-rio o al marketing, en las que laformación en comunicación essubsidiaria de estas áreas. Es im-portante indicar que no se incluyóespecíficamente el análisis las ca-rreras dependientes de la Univer-sidad del Cine, vinculadas con lacomunicación audiovisual. 5 En cuanto a este aspecto se haidentificado la existencia de dife-rentes tipos de tales unidades deacuerdo con la estructura organi-zativa de cada universidad, regis-trándose los siguientes tipos: De-partamentos, Departamentos aca-démicos, Facultades, Escuelas eInstitutos.

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c) Un 19% de las carreras se dicta finalmente enUnidades académicas especificas de Comunica-ción6, entre las que encontramos sólo una pertene-ciente a una Universidad pública (que posee una Fa-cultad específica) mientras que las restantes unida-des académicas pertenecen a universidades priva-das.

Este dato resulta sumamente interesante en rela-ción con la progresiva consolidación y expansión de

las carreras de Comunicación en las últimas déca-das si se tienen en cuenta que la creación de la ma-yoría de estas universidades y/o Facultades es relati-vamente reciente. Incluso la elevación de Escuela aFacultad en la Universidad Nacional de La Plata seda en el año 1995.

Resulta interesante detallar también la ubica-ción territorial de las universidades que cuentan

con un ámbito institucional específico de comuni-cación.

Otro dato que consideramos sumamente rele-vante remite a la variedad de titulaciones que seofrecen, en tanto las mismas pueden dar cuenta deal menos dos aspectos centrales: por un lado unadefinición epistemológica y teórica respecto delcampo académico (por ejemplo, la diferenciación

Tipo de Unidad Académica en la que se desarrolla la carrera Cantidad por Universidad

U. Públicas U. PrivadasFacultad de Ciencias de la Comunicación y de la Educación 2Facultad de Ciencias Jurídicas Sociales y de la Comunicación 1Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Tec. Especiales 1Instituto de Relaciones Laborales, Comunicación Social y Turismo 1

Universidad Ubicación Carácter Denominación U. ARGENTINA JOHN F. KENNEDY CAPITAL FEDERAL PRIVADA ESCUELA DE PERIODISMO Y COMUNICACIONESU.ABIERTA INTERAMERICANA CAPITAL FEDERAL PRIVADA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIONU. AUSTRAL CAPITAL FEDERAL PRIVADA FACULTAD DE COMUNICACIONU. CATOLICA DE SANTA FE SANTA FE PRIVADA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIONU. DE CIENCIAS EMPRESARIALES Y SOCIALES SANTA FE PRIVADA FACULTAD DE COMUNICACION SOCIALU. DE CONGRESO MENDOZA PRIVADA DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONU. JUAN AGUSTIN MAZA MENDOZA PRIVADA FACULTAD DE PERIODISMOU. NACIONAL DE LA PLATA BUENOS AIRES PUBLICA FACULTAD DE PERIODISMO Y COMUNICACION

SOCIALPONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICACAPITAL FEDERAL PRIVADA INSTITUTO DE COMUNICACIÓN SOCIAL,

PERIODISMO Y PUBLICIDAD

6 Es decir que no dependen deotra estructura de nivel superior, aexcepción de los respectivos recto-rados de cada Universidad.

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que podría establecerse entre una carrera de “co-municación social”, de “ciencias de la comunica-ción” o de “ciencias de la información”), así comoa cierta definición del/os campo/s laboral/es delimi-tados como incumbencias de los comunicadores (lacomunicación institucional, el periodismo deporti-vo, la investigación en comunicación, etc.). Si bienen cada una de las instituciones estas diferentes de-nominaciones pueden remitir a situaciones diversasde las que no nos es posible dar cuenta, (momentode creación de la carrera, relación con otras ofertasen instituciones cercanas, tipo de dependencia ins-

titucional de la carrera, etc.); la descripción de estedato puede ofrecer un panorama global de los mo-dos en que son designados estos dos aspectos, se-ñalados anteriormente.

Se detallan en primer término las titulaciones fi-nales, posteriormente la variedad de orientacionesexistentes en los títulos finales y por último los títu-los intermedios. Se aclara que las carreras que expi-den sus títulos de licenciatura con mención de orien-tación, se incluyen aquí pero sin la mención respec-tiva, ya que la misma se detalla más adelante en elcuadro correspondiente a los tipos de orientaciones.

Tipos de titulaciones (finales) Cantidad según UniversidadU. Públicas U. Privadas

Licenciado en Periodismo 1 10Licenciado en Comunicación Social 19 7Licenciado Comunicación 3Licenciado en Ciencias de la Comunicación 3 3Licenciado en Periodismo y Comunicaciones 1Profesor en Comunicación Social 2 1

Es posible identificar a partir de estos datos quelas carreras específicamente de Periodismo se desa-rrollan en mayor medida bajo la órbita de las uni-versidades privadas, mientras que las que definensu campo como el de la Comunicación/Comunica-ción Social se ubican en mayor medida en universi-dades públicas. Éstas suelen incluir al Periodismocomo una orientación en el campo más amplio dela Comunicación Social. Si sumamos los diversos ti-pos de denominaciones, de estas carreras de “co-municación”, vemos que asciende a un 60% el por-centaje de las dependientes de universidades públi-cas.

Respecto de las orientaciones de las carreras deLicenciatura, de las 47 universidades en que se dic-tan carreras de Comunicación, 12 de ellas especifi-can orientaciones para las Licenciaturas en sus pla-

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nes de estudio, las cuales no en todos los casos tie-nen mención en el título expedido. De éstas, 8 seubican en universidades públicas y las restantes enuniversidades privadas. En casi todos los casos lascarreras presentan más de una orientación. Se hanidentificado las siguientes orientaciones:

Una referencia aparte constituyen las carreras deLicenciatura en Comunicación, en las que ésta se ad-jetiva en relación con un área en particular. Si bien lasmismas pueden considerarse orientaciones de una li-cenciatura general, se señalan en este apartado. Son4 titulaciones de este tipo las que se han encontrado:Licenciado en Comunicación Audiovisual (2); Licen-ciado en Comunicación Institucional (1); Licenciado

en Comunicación Periodística (1) y Licenciado en Co-municación Publicitaria e Institucional (2). Todas ellaspertenecientes a universidades privadas.

Respecto de la existencia de títulos intermedioso carreras cortas vemos que el 60% de las universi-dades ofrecen estos títulos (28). De las cuales 16corresponden a universidades privadas y 12 a uni-versidades públicas. En cuento a la variedad de los

Licenciatura Orientación Nº por UniversidadPúblicas Privadas

EN PERIODISMO Audiovisual 1Gráfica 1Administración 1Ciencia Política 1Relaciones Institucionales 1Periodismo Deportivo 1

EN COMUNICACION SOCIAL/ Administración y Gerenciamiento de la Comunicación 1COMUNICACION/ Ciencia Política 1CIENCIAS DE LA COMUNICACION Comunicación y Promoción Comunitaria 1

Comunicación y Cultura / Estudios Culturales 1 1Comunicación Educativa / Promoción Cultural y Educativa/Com. y Procesos Educativos 3Comunicación Organizacional / Institucional 3 1Investigación 1Medios De Comunicación Social / Medios de Comunicación / Producción Medial y Multimedial 3Políticas de Comunicación 2Producción Periodística / Periodismo 3 1Opinión Pública/ Opinión Pública y Publicidad 2Planificación Comunicacional 1

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títulos, la misma asciende a un total de 22 tipos detitulaciones diferentes. El mayor número de ellos secompone de tecnicaturas en Comunicación/Comu-nicación Social y de tecnicaturas en Periodismo.

En cuanto a la duración de las carreras, el 70%de las mismas tiene una duración de 4 años, y unporcentaje inferior de 5 años (en un alto porcenta-je estas últimas pertenecen a universidades públi-cas). Las carreras y/o títulos intermedios tienen ensu mayoría una duración de 3 años.

En relación con la presencia en las carreras el re-querimiento de trabajos finales de grado, y de pa-

Tipos de titulaciones (intermedias) Nº por UniversidadPúblicas Privadas

Técnico Universitario en Periodismo / Técnico en Periodismo / Periodismo Universitario 2 5Técnico Universitario en Comunicación Social /Técnico en Comunicación Social 5 3Analista en Periodismo 1Analista Universitario en Comunicación 1Analista en Opinión Pública 2Asistente en Comunicación Social 1Asistente en Publicidad 1Bachiller Universitario en Comunicación Social 1 1Bachiller Universitario en Periodismo Deportivo 1Comunicador Social* 2Comunicador Institucional 1Cronista Redactor 1Periodista 1Técnico Periodista en Comunicación Social 1Técnico Universitario en Comunicación Audiovisual 1Técnico Universitario en Comunicación Institucional 1 1Técnico Universitario en Diseño Gráfico 1Técnico Universitario en Locución / Locutor Nacional 1 1Técnico Universitario en Periodismo Gráfico 1Técnico Universitario en Producción Audiovisual 1Técnico Universitario en Producción Mediática 1Técnico Universitario en Publicidad 1

santías o prácticas profesionales, vemos que alrede-dor del 60% de las carreras de licenciatura incluyencomo requisito la realización de un trabajo final degrado, que recibe diferentes denominaciones (Tesis,Tesina, Monografía, Trabajo Final, etc.). Es ostensi-blemente menor el número de carreras que presen-tan formalmente la realización de pasantías profe-sionales, si bien la mayoría de las carreras incluyen

*Esta carrera tiene a su vez cuatro orientaciones. En Comunicación Gráfica, Radiofónica, Audiovisual y en Investigación

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la realización de estas prácticas en la formación,aun cuando se desarrollan al interior de asignaturasespecificas.

Algunas tendencias en la formación universitaria encomunicación

Resultan especialmente importantes en este sen-tido la cuestión de la expansión -tanto de la matrí-cula y de las carreras- así como la diversificación ins-titucional de las mismas. Aspecto que sin embargoreclama, como ya señalamos, un análisis detalladode la evolución de la misma en las últimas décadas.

Respecto de la cuestión relativa al financiamien-to, las carreras de comunicación se encuentranatravesadas por esta expansión tanto de la matrícu-la como del interés social por este campo en con-traposición con una consolidación institucional rela-tivamente reciente en el sistema de educación su-perior con las consecuentes dificultades para tradu-cir este desarrollo en espacios institucionales pro-pios, y en asignaciones presupuestarias acordes, enrelación con otras disciplinas o áreas más antiguaso consolidadas. En este sentido, se ha señalado quela presencia de espacios institucionales propios co-rresponde a universidades relativamente nuevas ydel ámbito privado.

En cuanto a los proyectos de formación de pro-fesionales, en una primera aproximación, se obser-va la existencia de una serie de perfiles diferencia-dos de acuerdo con la valoración diferencial asigna-da a la emergencia de nuevas prácticas profesiona-les; a la consideración preferencial de un referenteexterno de articulación (el estado, el mercado, lasociedad civil); a las posibilidades de incorporacióny utilización de nuevas tecnologías de la informa-ción, la presencia de tradiciones o tendencias mar-cadas por el desarrollo diferenciado de perfiles“profesionalistas” o “científicos”, etc. Este aspectorequiere sin embargo ser profundizado a partir deun análisis de la definición de incumbencias y perfi-

les de egresados presentes en los planes de estudio.La vinculación más general universidad-sociedad

se expresaría a su vez en este campo de maneracompleja, en tanto se incluyen en este universo ac-tores sociales, políticos, y económicos de muy diver-so tipo y con una participación sumamente diferen-cial en la configuración del escenario histórico ac-tual. Desde los multimedios globalizados hasta lasacciones locales de planificación comunicacionalpara el desarrollo, pasando por el diseño de imageny la investigación social en comunicación, el abani-co de actores, intereses y funciones sociales impli-cados complejiza los espacios institucionales y losproyectos académicos que se desarrollan en estascarreras.

En relación con los proyectos curriculares, ade-más de los aspectos antes señalados se expresantensiones relativas a los modos posibles de articula-ción entre diferentes campos del saber que daríancuenta de este campo complejo de la comunicación,no siempre lográndose “resoluciones” satisfactoriasen la perspectiva misma de los actores implicados,(grupos de gestión, docentes, alumnos); con lasconsecuentes tensiones entre teoría-práctica; for-mación general-formación específica, entre otras.

La caracterización realizada creemos constituyeun aporte valioso para quienes formamos parte deestas instituciones universitarias, a fin de ubicar laspolíticas institucionales propias en el contexto glo-bal en el que se desarrollan, y en el marco de la ne-cesaria articulación interinstitucional que posibilitela discusión colectiva acerca de las prospectivas enla formación de los comunicadores, en el marco delos profundos desafíos que la realidad actual de-manda a la misma.

Bibliografía

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en Revista Propuesta Educativa Nº2, -FLACSO- Miño y Dá-vila Editores, Buenos. Aires.1990.-García de Fanelli, Ana María: “Transformaciones en la po-lítica de educación superior argentina en los años noven-ta”, en Revista de la Educación Superior Nº 114. MéxicoAbril - Junio de 2000 ANUIES.-Follari Roberto: “La Universidad ante el desasosiego cul-tural” Revista Universidades. UNAM México Numero 17enero/Junio 1999.-Fuentes Navarro, Raúl: Diseño curricular para las carrerasde comunicación. Trillas. Mexico, 1991.-Krotsch, Pedro “Organización, gobierno y evaluación uni-versitaria”, en Universidad y Evaluación. Estado del Deba-te, de Puiggrós, Adriana y Krotsch, Pedro (Compiladores)Aique Grupo Editor, Buenos Aires 1994.-Marques de Melo, José: “Identidad del campo de la Co-municación” En Revista Diálogos de la ComunicaciónN°62- Julio 2001.-Mollis, Marcela: “Evaluación de la calidad universitaria:elementos para su discusión”, en Revista del IICE Nro. 3Diciembre, Año II. Facultad de Filosofía y Letras-UBA/Miñoy Dávila Editores, Burnos. Aires 1993.-Pérez Lindo, Augusto: “Políticas de conocimiento, nuevosparadigmas y universidad” Segundo encuentro nacional launiversidad como objeto de investigacion 26-28 de no-viembre de 1997 U BA. Buenos Aires 1997.-Tiramonti, Guillermina; Nosiglia, Catalina; Feldfeber, My-riam y Navarrete, Cecilia: “La nueva oferta universitaria”,en Revista del IICE Nro. 3 Diciembre, Año II. Facultad deFilosofía y Letras-UBA/Miño y Dávila Editores, Buenos Ai-res. 1993.

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Lecturas

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Transformaciones “al aire”. Radio,Medios y PoderAnalía Bradolín y María Eugenia RosbochUniversidad Nacional de Río Cuarto. Fundación Konrad Adenauer.Río Cuarto, Argentina.2003

Por Lourdes Ferreyra

Este libro condensa el trabajo de tesis delas autoras, en el marco de la Maestría enComunicación que realizaron en la Universi-dad Iberoamericana de México. Y aporta unareflexión sobre la relación compleja entremedios de comunicación y poder, desde laperspectiva de los Estudios Culturales.

El interrogante central gira en torno de lanaturaleza de los espacios de participaciónen radio: la importancia de la misma; cómo ypara qué los utiliza el público y la incidenciade la participación de este último en el dis-curso mediático. Y lo que se propone anali-zar, es la interacción entre público y conduc-tor -a partir de su práctica discursiva- dadaen los programas de participación de la radiometropolitana de la ciudad de México.

Al cuestionar la visión homogénea en laque se fundamentan algunos estudios sobre

programas de participación radiales, las au-toras proponen pensar a los medios y a suspúblicos no sólo como productos pasivos desu sociedad sino también como constructo-res de lo social. Como espacios que movilizansentidos -insertos en un trama intertextual ointerdiscursiva- “en programas que producendiscursos que operan en el momento de laemisión, y en el de la recepción pero con re-ferencia a la cultura de la que forman parte”

Asumiendo a 1a cultura como lugar deconflicto, en el cual los actores sociales vincu-lados luchan por controlar los símbolos y lossignificados, y a la comunicación como fenó-meno cultural, como un espacio simbólicodonde es posible encontrar articulaciones dediscursos que sean expresión de la pluralidadde matrices culturales, la riqueza de esta pro-ducción académica reside en el intento teóri-co y metodológico de acercarse a las trayec-torias, la proliferación y la diseminación delos significados que ocurren y se intercam-bian en el mundo social en su forma de prác-ticas comunicacionales.

Este trabajo es de ágil lectura y está escri-to de manera tal, que sin perder de vista el ri-gor académico, permite al lector introducirseen el proceso de investigación realizado porlas autoras. La introducción del libro proponeun acercamiento al estado del arte de la in-vestigación realizada por las autoras y plan-tear los primeros supuestos del trabajo. En elprimer capítulo se presenta el objeto de estu-dio del trabajo y se problematiza sobre la ca-racterización de las relaciones entre medios yaudiencias, asumiendo la perspectiva de losEstudios Culturales, y el concepto de partici-pación radial. En el segundo capítulo, se des-cribe la estratégia teórico metodológica queemplean las autoras en el abordaje del objetode estudio. El tercer capítulo está dedicado a

la reflexión sobre las claves teóricas sobre lasque se posicionan para analizar los progra-mas de participación. El cuarto capítulo estáabocado al análisis en concreto de los progra-mas seleccionados. Y por último, se presen-tan las conclusiones de la investigación.

Transformaciones “al aire”. Radio, Me-dios y Poder, es una propuesta interesantepor asumir el desafío del trabajo interdiscipli-nario, y reconocer así para el campo, la im-portancia cada vez mayor de la colaboraciónde las distintas ciencias sociales en el aborda-je de los objetos de estudio.

Y además, según lo afirma MariángelaRodríguez, por aportar a los lectores la posi-bilidad de encontrar respuestas para el abor-daje del poder de los discursos de los mediosen general, y de las transformaciones de sen-tidos que ocurren en el proceso de produc-ción y reproducción de significados de la es-tructura social, desde la perspectiva de los es-tudios culturales y más allá de los clásicos es-tudios del discurso.

La publicación de este libro recibió el apo-yo institucional y económico de la FundaciónKonrad Adenauer y la publicación contó conla coordinación del área de ComunicaciónInstitucional de la Universidad de Río Cuartoy el aval académico de la Federación Latinoa-mericana de Facultades de ComunicaciónSocial y el Centro de Investigaciones en Co-municación del Departamento de Cienciasde la Comunicación de UNRC.

Las autoras son ambas argentinas, docen-tes e investigadoras de universidades nacio-nales de este país: Analía Bradolín en la Uni-versidad Nacional de Río Cuarto y María Eu-genia Rosboch en la Universidad Nacional deLa Plata, con lo cual, esta trabajo constituyeun aporte valioso al campo académico de es-te país y del continente latinoamericano.

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Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la culturaAutor:Jesús Martín BarberoPrimera edición: 2002 Fondo de Cultura Económica484 paginas.

Por María de la Paz Echeverría

«Lo que estamos viendo no es simplemen-te otro trazado del mapa cultural -el movi-miento de unas pocas fronteras en disputa,el dibujo de algunos pintorescos lagos demontaña- sino una alteración de los princi-pios mismos del mapeado. No se trata deque no tengamos más convenciones de in-terpretación, tenemos más que nunca, peroconstruidas para acomodar una situaciónque al mismo tiempo es fluida, plural, des-centrada. Las cuestiones no son ni tan esta-bles ni tan consensuales y no parece que va-yan a serlo pronto. El problema más intere-sante no es cómo arreglar este enredo sinoqué significa todo este fermento».

Cliford Geertz

¿Desde qué lugares pensamos cuando ha-blamos de comunicación? ¿Cuáles son losdesplazamientos que fueron necesarios paraque hoy podamos pensar desde estos nuevoslugares? ¿Cuál es en esta América Latinaatravesada por la revolución tecnológica, elnuevo lugar de la cultura en la sociedad?

Estas son algunas de las preguntas que Je-sús Martín Barbero intenta responder, y res-ponder/se en “Oficio de un cartografo”, el li-bro que el Fondo de Cultura Económica sacóa la venta y que se ubica como una de lasmejores propuestas para aquellos a quienesinteresa pensar y re-pensar la comunicación.

Jesús Martín Barbero, un latinoamericanonacido en España, uno de los más importan-tes teóricos de la comunicación y la cultura enIberoamérica, regresa a la difícil tarea de la es-critura motivado por la demanda de que jun-tara en un libro sus textos sobre comunica-ción en los años 90 -que estaban desperdiga-dos en múltiples revistas y libros colectivos -,y por “la necesidad de poner alguna perspec-tiva histórica latinoamericana en un campode investigación cuya corta edad, sumada a laaceleración de los cambios que atraviesa, lohacen fácil presa de los seductores espaciosque le proporciona la tecnología”.

A partir de la hipótesis de que la cartogra-fía no solo representa fronteras y que conella es posible “construir imágenes de las re-laciones, de los senderos en fuga y de los la-berintos”, embarca al lector en una travesíaa través de las décadas del ‘70, ‘80 y ‘90 enAmérica Latina, introduciéndolo en los in-tersticios de la comunicación y la cultura.

En un libro organizado en dos partes, elautor despliega sus conocimientos reunidosdurante treinta años de trabajo como investi-gador y académico, reafirmando una vezmás su vocación de pensador latinoamerica-

no, que analiza la cultura y la comunicacióndesde ese lugar.

En la primera parte reconoce las líneas detrabajo del campo de la investigación en co-municación entre los años 70 y 80, reivindi-cando a América Latina como lugar de pro-ducción y creación intelectual y no comomero reproductor de teorías creadas en elmundo desarrollado; destacando como unrasgo característico de los estudios en co-municación en América Latina la conver-gencia de preocupaciones sobre lo cultural -popular. En este punto, merece considera-ción especial su aporte teórico - político ala investigación en comunicación con lapropuesta de las mediaciones de la cultura,que permiten leer resistencias, recreacionesy réplicas desde lo popular, donde otros vensolo pasividad.

En la segunda parte del libro proponepensar la sociedad desde la comunicación,retomando los debates de los 90 y advirtien-do sobre los riesgos de convertir la relacióncomunicación/cultura en una forma de tota-lización similar a la que ocupó la ideología enla construcción y apropiación teórica delcampo de la comunicación hasta hace unosaños. Al mismo tiempo que previene sobre laposibilidad de caer en un culturalismo quedeshistoriza y despolitiza los procesos y lasprácticas culturales, señalando con agudezae inteligencia, un nuevo camino hacia el cualdeberían dirigirse aquellos que trabajan la in-vestigación en los noventa.

Merece destacarse el ultimo apartado“Oficios de Lector”, en el que el autor cam-bia su rol de protagonista para ubicarse co-mo lector y recuperar líneas de investigaciónque se abren camino a contracorriente en elcampo intelectual. Dentro de estas líneas,debemos darle un especial reconocimiento al

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libro “Cultura escolar, cultura mediática: in-tersecciones” de los profesores Jorge Huergoy María Belén Fernández, titular y adjuntorespectivamente de la Cátedra de Comunica-ción / Educación de la Facultad de Periodis-mo y Comunicación Social de la UNLP.

Barbero cree que la comunicación se pre-senta como un enclave estratégico para pen-sar la hegemonía comunicacional del merca-do en la sociedad, y se pregunta, en estemarco, cuáles son los nuevos modos de per-cepción y de lenguaje, las nuevas sensibilida-des y escrituras que se están dando.

En este contexto, su propuesta apunta arepensar desde estrategias interdisciplinariasel campo de la comunicación -que según es-te autor se presenta hoy configurado por tresdimensiones: el espacio del mundo, el terri-torio de la ciudad y el tiempo de los jóvenes-y replantear cuál es el papel del comunicadorque hoy debería asumirse como un intelec-tual comprometido con la democracia y losprocesos sociales que lo circundan.

“Las preguntas pertinentes y socialmenterelevantes no encuentran respuesta en loscasilleros del saber que constituyen las cien-cias”, dice, por eso es necesario pensar des-de una mirada transdisciplinaria que permitaarticular entre disciplinas y tratar de dar res-puesta a los nuevos interrogantes ligados alas incertidumbres y a los miedos que per-mean el comienzo de este nuevo siglo.

Jesús Martín Barbero, latinoamericano porelección, recoge en este libro lo esencial desus aportes al estudio de la comunicación enAmérica Latina, profundizándolos y reelabo-rándolos con la visión prospectiva que leotorgan treinta años de investigación y tra-bajo académico; así como su convicción deque estamos a tiempo de darle forma a unasociedad humana por excelencia.

Es valiosa la madurez intelectual con queaborda este trabajo, trazando una lectura cri-tica a su propia obra. Desde este lugar cobrasentido la introducción, titulada “Aventurasde un cartógrafo mestizo”, que es una cróni-ca amena y personal de su trayectoria vital.En “Oficio de cartógrafo. Travesías latinoa-mericanas de la comunicación en la cultura”,Jesús Martín Barbero redescubre su recorridoy se asume como cartógrafo de los itineran-tes senderos de la comunicación.

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universitaria y del ámbito

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Comunicación Social. UNLP

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Noticias

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La Facultad de Periodismo y Comunica-ción Social de la Universidad Nacional de LaPlata (Buenos Aires, Argentina) será sede dedos grandes eventos científicos internaciona-les que se desarrollarán del 12 al 15 de octu-bre de 2004: el VII Congreso ALAIC y el VIIIIBERCOM.

La Asociación Latinoamericana de Investi-gadores de la Comunicación (ALAIC) es unorganismo internacional de carácter científi-co y gremial sin fines de lucro que agrupa in-vestigadores, asociaciones e instituciones de-dicados a la investigación científica en mate-ria de comunicación.

Para el año 2004, la propuesta tiene comotema central “Formación e investigación encomunicación en América Latina: balance,corrientes y perspectivas” y su actividad con-sistirá en conferencias, paneles y mesas re-dondas. En esa misma línea, los subtemaspropuestos son: Simbiosis y rupturas entre laenseñanza y la investigación en comunica-ción; el papel de la universidad en la forma-ción de los profesionales para el mercado dela comunicación: conquistas, deudas socialesy desafíos; y la investigación científica gene-rada en los cursos de posgraduación en co-municación: avances, intervención social yperspectivas en el tercer milenio.

La temática propuesta por ALAIC para suVII Congreso en el 2004, tiene como planode fondo los desafíos de la sociedad contem-poránea, donde las consecuencias de la glo-

balización, de la revolución tecnológica de lainformación y del poder de la comunicación,forman parte de la agenda diaria de los ciu-dadanos y de la sociedad.

Con los objetivos de evaluar los 70 añosde enseñanza e investigación en comunica-ción en América Latina en el contexto de lasociedad contemporánea y con vistas al futu-ro; debatir el papel del profesional y del in-vestigador de comunicación para la construc-ción de una sociedad más justa y progresista;y discutir y analizar los paradigmas/narrativashoy en la formación de nuevos profesionalese investigadores en comunicación para aten-der a las demandas de la sociedad y para for-mar un profesional crítico, las sesiones detrabajos de cada uno de los 21 Grupos deTrabajos reunidos para esta ocasión, presen-tan, discuten, acrecientan y refuerzan elcampo de la comunicación desde diferentesángulos de interés.

Fundamentación

Los congresos bianuales de ALAIC consti-tuyen el principal foro de debates promovidopor la Asociación. Realizados siempre enconjunto con universidades latinoamerica-nas, estos eventos científicos han permitidoun encuentro entre los investigadores lati-noamericanos y los estudiosos de Europa yde Estados Unidos en torno de temáticascontemporáneas de ciencias de la comunica-

ción. Allí encontraron un lugar privilegiadopara discutir investigaciones, estudios enproceso y las nuevas tendencias que se dise-ñan en este campo de conocimiento.

El VII Congreso ALAIC 2004 que se llevaráa cabo con la Facultad de Periodismo y Co-municación Social de la Universidad Nacionalde la Plata, coincide con la conmemoraciónde los setenta años de la creación de la carre-ra de periodismo de la Facultad, marcandode esa manera el pionerismo en América La-tina. El VII Congreso ALAIC 2004 tiene comoactividad central, además de las conferenciasinaugurales y de los paneles y mesas redon-das, las sesiones de trabajos de cada uno delos 21 GT (Grupos de Trabajo) que, reunidospara esta ocasión, presentan, discuten, acre-cientan y refuerzan el campo de la comunica-ción desde diferentes ángulos de interés.

El tema central: “Formación e investiga-ción en comunicación en América Latina: ba-lance, corrientes y perspectivas”, será el asun-to de la conferencia inaugural. Nos pregunta-mos: ¿qué evaluación se puede hacer de lossetenta años de enseñanza de comunicaciónen el continente?, ¿cuáles fueron las matriceshegemónicas que más influenciaron en lacreación de las estructuras curriculares?,¿cuáles son las escuelas o corrientes de pen-samiento comunicacional que se configura-ron, y que hoy se presentan como caminospara la consolidación del campo de las cien-cias de la comunicación en América Latina?,¿cuáles son los desafíos para la enseñanza yla investigación en comunicación en el tercermilenio?

En el Panel 1 “Simbiosis y rupturas entrela enseñanza y la investigación de comunica-ción en las escuelas de comunicación enAmérica Latina” se pretende discutir hastaqué punto existe una asociación o una diso-

VII Congreso Latinoamericano de Ciencias de laComunicación (ALAIC)

VIII IBERCOM Encuentro Iberoamericano deComunicación

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ciación entre la formación de los comunica-dores con los estudios que vienen siendo de-sarrollados en las carreras de posgraduación.¿Cuáles son las interfases existentes?, ¿exis-te un trabajo cooperativo entre los estudian-tes de graduación y posgraduación?, ¿cuálesson las experiencias que están en funciona-miento?, ¿la investigación ha auxiliado paramejorar la calidad de la enseñanza?

Con la mesa redonda “Papel de la universi-dad en la formación de los profesionales parael mercado de las comunicaciones: conquis-tas, deudas sociales y desafíos”, se quiere dis-cutir cuáles fueron las contribuciones y lasconquistas en la formación de los comunica-dores y, al mismo tiempo, evaluar las grandeslagunas y la falta de sintonía con la sociedad ycon el mercado profesional. ¿Cuáles son lasprincipales dificultades para que la universidadforme, de hecho, profesionales y gestores crí-ticos, capaces de intervenir socialmente?

El Panel 2 se ocupará de traer a discusiónla cuestión de la investigación en comunica-ción y su contribución para la sociedad lati-noamericana. En “La investigación científicagenerada en los cursos de posgraduación encomunicación en América latina: interven-ción social y perspectivas en el tercer mile-nio”, se quiere reflexionar hasta qué puntonuestras universidades latinoamericanas hansido vanguardia. ¿Qué impactos han provo-cado en la sociedad mediática y en la socie-dad de las organizaciones?, ¿cuáles son lostemas prioritarios para la agenda comunica-cional de la sociedad latinoamericana?, ¿porqué y para quién se hace investigación?

La globalización autoritaria que afecta, so-bretodo a los más pobres y excluídos de lospaíses del tercer mundo, dicta las reglas y ex-pande el neoliberalismo, donde el mercado

ejerce un poder por encima de los gobiernosnacionales y de los intereses públicos. Todo es-to provoca nuestros paradigmas para pensar lasociedad y la comunicación que producimos.

El científico social, Octavio Ianni, en susmúltiples estudios sobre la globalización ana-liza que en el presente contexto de grandesturbulencias, al globalizarse el mundo, sepluraliza, multiplicando su diversidad; la fa-milia, la educación, el trabajo, el gobierno, larelaciones personales son envueltas por estemundo con tendencias globalizantes.

En tal sentido, las nuevas tecnologías de lainformación y de la comunicación pasan aejercer un papel preponderante sobre la so-ciedad; crean nuevas formas de sociabilidady formatean la sociedad mediática y digital.

Desde esta perspectiva, la universidad,considerando la importancia fundamentalque ejerce en la construcción de la sociedad,“No puede aislarse del mundo en el que vivi-mos hoy. Tiene que estar presente y actuarde manera que su enseñanza, su investiga-ción y sus servicios de extensión respondan alas exigencias de los nuevos tiempos bajo laperspectiva de un enfrentamiento de los pro-blemas de la estructura socio económica”(Krohling Kunsch, M, 1992). El contexto dehoy nos enfrenta al gran desafío de construirnuevas formas de organización de produc-ción, de trabajo, de política, de solidaridad,aprovechando de manera positiva el poten-cial que presentan las nuevas tecnologías, yaque “Estamos en una etapa de tránsito, de laera de masas a una nueva era de la informa-ción multimedia y en red (...) no estamos enla sociedad de los ‘mass media’ sino en la so-ciedad de la información. Nuestro objeto deestudio, y nuestro referente para la forma-ción profesional, trasciende ahora los massmedia en todas las direcciones, desde la co-

municación interpersonal, hasta la comuni-cación interactiva, ‘online’, por Internet”(Moragas Spá, M, 2000).

Sin embargo la creciente necesidad deformar profesionales respondiendo a las de-mandas económicas, técnicas y administrati-vas del momento, nos coloca frente a dos ca-minos posibles y que actualmente continúany deben seguir discutiéndose su fundamen-tación, su objetivo, su finalidad. Con relacióna los retos actuales de la enseñanza y de lainvestigación, Enrique Bustamente, de la Uni-versidad Complutense de Madrid, visualizados perspectivas: “Investigación administrati-va” por un lado, domesticada destinada ajustificar y legitimar el poder. Por el otro, in-vestigación crítica, pero experimental, básicay aplicada, nacida sobre los principios perofundamentada sobre un conocimiento pro-fundo del funcionamiento de la comunica-ción y la cultura, y de sus imperativos econó-micos. Investigación, esta última, que conti-núa planteándose las grandes preguntas so-bre el por qué y el para quién de la investiga-ción en comunicación. Y, de forma corres-pondiente, enseñanza puramente profesio-nal y funcional destinada a la mera transmi-sión del saber hacer comunicativo. O alterna-tivamente, formación rigurosa, adaptada a losrequerimientos de las modernas tecnologíascomunicativas y culturales, pero también o-rientada a la capacidad de creación y reflexión;enseñanza del saber preguntar, interpelar,cuestionar la realidad como necesidad impe-riosa de una universidad capaz de engendrarprofesionales e investigadores críticos.

La relevancia de esta posición crítica res-pecto de los caminos que adopta en nuestrosdías la práctica de la enseñanza en comuni-cación, como así también la investigación encomunicación, radica en el hecho de saber

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cuestionarnos sobre nuestras prácticas, bus-cando a cada paso evitar la fragmentaciónentre “pasado y presente, entre el conoci-miento humanístico y el científico, la tecno-logía y el arte” e intentando que la forma-ción universitaria inserta en una realidad de-terminada persiga como objetivos específicosla unión y la integración.

En este contexto, siguiendo el pensamien-to de Manuel Castells, Internet no es simple-mente una tecnología; es el medio de comu-nicación que constituye la forma organizati-va de nuestras sociedades; ella constituye labase material y tecnológica de la sociedad enred; es la infraestructura tecnológica y el me-dio que permiten el desarrollo de una seriede nuevas formas de relación social que nose originan en Internet. En tal sentido, la re-volución tecnológica introduce, no tanto unacantidad significativa de nuevas tecnologías,sino una nueva manera de relación, produc-ción y distribución de lo simbólico. Por tal, launiversidad y con ella la realidad de la comu-nicación como campo de producción de sa-ber, de reproducción y de aplicación de eseconocimiento, inmersa en este torbellino degrandes transformaciones, pierden muchasveces de vista los objetivos fundamentales ala hora de hacer investigación o docencia encomunicación; se alejan del contexto físico ysocial concreto; relación que resulta necesa-ria como forma consciente de un plantea-miento continuo con relación al qué se hace,por qué, cómo y quién hace investigación ydocencia en comunicación.

Lo cierto es que en estas últimas décadasla institucionalización del campo de la comu-nicación en América Latina es un hecho no-torio y contradictorio: por un lado por el nú-mero creciente de investigaciones; y por elotro, por la tensión que plantean los diferen-

tes modos de entender y efectuar la relaciónentre investigación y mercado.

Es en este punto, frente al actual contex-to de creciente expansión de las nuevas tec-nologías que se observa una marcada ten-dencia por parte de las carreras de comunica-ción, en incorporar diferentes orientacionescon el fin de abarcar el amplio espectro delcampo: acortamiento de las carreras, otorga-miento de títulos intermedios, flexibilizaciónde planes de estudio, diversificación de o-rientaciones. Cambios en los que se destacael ritmo de cambios de perfil de las habilida-des y la consecuente necesidad de empleoscada vez más calificados.

Una vez más, debemos continuar hacien-do un ejercicio crítico que aliente la pertinen-cia de los curriculums de comunicación, co-mo de la investigación en comunicación yaque “la combinación de optimismo tecnoló-gico con escepticismo político ha fortalecidoun realismo de nuevo cuño que se atribuye así mismo el derecho a cuestionar todo tipo deestudio o investigación que no responda aunas demandas sociales confundidas con lasdel mercado o al menos mediadas por éste;esa posición muestra la sofisticada legitima-ción académica que ha logrado el neolibera-lismo en nuestros países; el mercado fagoci-tando las demandas sociales.

Caemos en el punto en que la utilizaciónde la investigación no es vista como foco decomprensión y sí como instrumento de legiti-mación que negocia alcance teórico por terri-torio académico. María Teresa Quiroz, deca-na de la Facultad de la Universidad de Lima,Perú, reafirma esta postura diciendo: “la ten-tación neoliberal, sin embargo, tiende a des-contextualizar los hechos, a pensar en socie-dades sin historia y cultura, a evitar las dife-rencias y afirmar las generalidades. (...) la

universidad tiene que aportar conocimiento ycreatividad” (Quiroz, T: 65;2001).

Todos los aspectos antes mencionadosson relevantes a la hora de pensar la realidadde la comunicación, la formación de profe-sionales de la comunicación y de investiga-ción, ya que deben dar respuestas a las cre-cientes demandas de formación, tanto teóri-ca como operativa, de acuerdo con las exi-gencias de la integración en el nuevo marcode un mundo globalizado, pero siempre re-flexionando y entendiendo mejor el caminopor dónde transitamos para otorgar mayorpertinencia a nuestras prácticas cotidianas enel espacio de la investigación, de la docenciay de la formación en comunicación.

La necesidad de investigar y de reflexionarsobre nuestras carreras de comunicación enAmérica Latina resulta relevante para repon-der a los profundos cambios científicos, tec-nológicos y sociales que exigen cada vez mása las instituciones educativas universitarias laformación de profesionales de la comunica-ción altamente capacitados “para aprender asaber, aprender a interpretar y aprender a co-municar” (Moragas: 2001).

A tal efecto, y en virtud de lo anterior-mente expresado, ALAIC, Asociación Lati-noamericana de Investigadores de la Comu-nicación, junto a la UNLP, nos reúne en esteVII Congreso, para que lejos de pretendercerrar la discusión del pasado, presente y fu-turo de la comunicación en un solo campode juego, abra el terreno de las discusiones,desde diferentes polos comunicacionales,que a pesar de estar estructurados por rela-ciones de fuerza dominantemente económi-cas y políticas, dará siempre lugar a apropia-ciones por parte de los ciudadanos, tan dife-renciadas y segmentadas que tornan impre-visibles los contornos de este campo social.

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Participantes

El VII Congreso Latinoamericano de Inves-tigación de la Comunicación, ALAIC y el VIIIEncuentro Iberoamericano de Comunicación,IBERCOM 2004 están dirigidos a: profesores,investigadores, estudiantes de posgrado y li-cenciatura, profesionales y empresarios de laComunicación en América Latina e Iberoamé-rica, además de personas de otros países in-teresados en los Estudios Latinoamericanos.

Para mayor información, dirigirse a:

ALAIC - Asociación Latinoamericana deInvestigadores de la ComunicaciónAv. Prof. Lúcio Martins Rodrigues, 443 Bloco B, sala 27Cep: 05508-900 - Cidade UniversitáriaButantã / São Paulo, BrasilTel: (55-11) 3091-4082Correo electrónico de Alaic: [email protected] IBERCOM Rua do Melo, 2, 4050-372 Porto, PortugalTel. +351-22-2057390Fax 351-2-2001894e-mail: [email protected].

En nuestra sede:Universidad Nacional de la PlataFacultad de Periodismo y ComunicaciónSocial

Alfredo Alfonso: [email protected]@[email protected] Teléfonos: 54-221-4236778 int: 84 54-221-4224090 54-221-4224015 int:121

Costo de la inscripción Hasta el 30 de junio de 2004 Socios de ALAIC Y AssIBERCOM: $US 25 No socios: $US 35 Estudiantes: $US 10 A partir del 01 de julio 2004 Socios de ALAIC y AssIBERCOM: $US 40 No socios: $US 50 Estudiantes: $US 10

Un dato interesante a tener en cuenta esque los participantes inscriptos en el VII Con-greso ALAIC tendrán derecho a participar delVIII IBERCOM. Los interesados en participarexclusivamente del VIII IBERCOM deberánpagar una cuota específica de $US 20,00.

Período de Inscripciones

A partir de Agosto de 2003: verificar apartir del 18 de agosto las normas de inscrip-ción que serán publicadas en el site de ALAIChttp://www.eca.usp.br/alaic.

Comisión organizadoraComité científicoAlfredo Alfonso (Argentina) Delia Crovi (México) Eliseo Colón (Puerto Rico) Erick Torrico (Bolivia) Enrique Bustamante (España) Gustavo Cimadevilla (Argentina)

José Marques de Melo (Brasil) Lucia Castellón (Chile) Luis Humberto Marcos (Portugal) Margarida M. Krohling Kunsch (Brasil) Maria Immacolata Vassallo de Lopes (Brasil)

Secretaría Nora Matos Isabel Michele F. de Sousa

Calendario

01/03 a 30/05 de 2004Fecha de inscripción de los interesados a los

coordinadores de los Grupos de trabajo ALAIC,mediante el envío de la ficha de identificación,resumen y trabajo completo en copia impresay en disquete y por vía electrónica.

01/06 a 20/06 de 2004 Fecha para el coordinador enviar la carta

de aceptación (o no aceptación) de los traba-jos a los interesados

01/07 a 30/07 de 2004 Fecha para el coordinador enviar la pro-

gramación final del GT y de los papers com-pletos seleccionados para la secretaría deALAIC - São Paulo vía electrónica y en archi-vos separados; por un lado programación, ypor el otro, trabajos completos selecciona-dos.

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Siguiendo con su tradición de otorgar re-conocimiento a destacadas figuras que abor-dan la problemática de la comunicación des-de alguna de sus múltiples aristas, la FPyCSotorgó este año el Premio Rodolfo Walsh a latrayectoria a Ignacio Ramonet; y el premio ala labor periodística a José Mateos.

Haciendo referencia a este hecho, el De-cano de la Facultad de Periodismo y Comuni-cación Social, Lic. Carlos Armando Guerrero,dio comienzo al encuentro destacando que“es un momento especial para nosotros por-que por primera vez la entrega del PremioRodolfo Walsh se realiza en un espacio pro-pio”, y que “es importante enmarcar estePremio en el reclamo de justicia que la socie-dad argentina viene realizando desde hace20 años”, ya que la idea central del mismo eshonrar “la labor de profesionales que traba-jen con el compromiso político, la responsa-bilidad, y la honestidad que marcaron a fue-go la personalidad de Walsh”.

Horacio Verbitsky, Víctor Hugo Morales,Miguel Bonasso, Joaquín Morales Solá, elequipo de “Telenoche Investiga”, Ariel Del-gado, Juan Gelman y María Seoane, fueronalgunos de los galardonados en los últimosaños ya sea por su labor o su trayectoria.

Carlos Guerrero, agradeció a José Mateos,periodista y fotógrafo del diario Clarín, por-que con sus fotos cambió la historia del país;

y a Ignacio Ramonet, director de Le MondeDiplomatique, porque su trayectoria es unsímbolo de la lucha por la información enuna sociedad democrática. Y destacó que en“estos premios al ser entregados por unauniversidad pública, la importancia se lo danlas personas que lo reciben”.

Por su parte, José Mateos, distinguido porsu Labor Periodística, expresó que “para mí loshechos que se iniciaron el 19 y 20 de diciem-bre de 2001 tienen características trágicas, pe-ro forman parte de la historia y de un procesohistórico que espero que tenga un buen final”.

En tanto, Ignacio Ramonet, galardonadopor su Trayectoria Profesional, agradeció ladistinción por tratarse de una de las Faculta-des más reconocidas de Latinoamérica y afir-mó que “esa es la importancia del Premio”.También lo atribuyó al nombre de RodolfoWalsh, diciendo que “representa el combateque llevaron a cabo periodistas argentinos enla época de la dictadura, (porque) éstos tu-vieron que pagar tributos muy altos por lu-char por la libertad y Walsh encarna la volun-tad de defender la libertad de expresión”.

Es importante destacar que también seentregó el Premio Rodolfo Walsh a la mejortesis de investigación, y tres menciones espe-ciales a tesis destacadas, distinguiendo el tra-bajo de estudiantes universitarios de la carre-ra de Periodismo y Comunicación Social.

En el evento estuvieron presentes, el Rec-tor de la UNLP, Alberto Dibbern, los decanosde la Facultad de Humanidades y Ciencias dela Educación, Dr. José Luis De Diego y de laFacultad de Ciencias Agrarias y Forestales,Ing. Alejandro Aragón, como así también,autoridades, docentes, alumnos y graduadosde la unidad académica.

La jornada culminó por la tarde, con unacharla en la que Ignacio Ramonet presentólas ideas que viene trabajando a lo largo desu amplia carrera. Recordemos que Ramonetes doctor en Semiología e Historia de la Cul-tura por la Escuela de Altos Estudios en Cien-cias Sociales de París; catedrático de Teoríade la Comunicación en la Universidad de De-nis-Diderot; especialista en geopolítica y es-trategia internacional; director del periódicoLe Monde Diplomatique; profesor invitadoen diversas universidades europeas y ameri-canas, da conferencias y dirige seminarios enmás de 50 universidades y es autor de unaamplia bibliografía dentro de la que se desta-can uno de sus últimos libros: “Guerras delsiglo XXI”.

En esa publicación Ignacio Ramonet expo-ne de manera contundente las preguntas cla-ve que debemos hacernos en el inicio del si-glo XXI y presenta un retrato del nuevo ros-tro tras los atentados del 11 de setiembre, laofensiva de Estados Unidos contra el terroris-mo internacional, el recrudecimiento delconflicto israelí-palestino en Oriente Próximoy el ascenso de la ultraderecha en el paisajeelectoral europeo.

Este nuevo orden mundial viene condicio-nado por otro fenómeno central, la globali-zación, que ha iniciado en la Tierra otra erade conquistas cuyos protagonistas no son enesta ocasión estados colonizadores sino em-presas y multinacionales privadas dispuestas

Quinto año consecutivo de Entrega de Premios Rodolfo Walsh

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a dominar el planeta invadiendo mercadosen lugar de países. Esta mercantilización delmundo se traduce en un formidable agrava-miento de las desigualdades y en una des-trucción impresionante de la naturaleza, a lacual se saquea para extraer beneficios.

Ante los efectos de la globalización eco-nómica y los nuevos miedos y amenazas queacechan al mundo, los ciudadanos reclamanuna serie de nuevos derechos colectivos queincluyen el derecho a la preservación de lanaturaleza y a un medio ambiente no conta-minado, a una ciudad humana, a una infor-mación no manipulada, a la paz y al desarro-llo de los pueblos. No podemos contentarnoscon un planeta donde un millar de habitan-tes viven en la prosperidad y tres millares enla más atroz de las miserias. Las sociedadesciviles deben reclamar su protagonismo enlas grandes negociaciones internacionales.Para Ignacio Ramonet, se puede cambiar es-te mundo, si podemos soñar un futuro dife-rente.

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Los trabajos con pedido de publicacióndeberán ser remitidos al Director de la revis-ta Oficios Terrestres, Facultad de Periodismoy Comunicación Social, Universidad Nacionalde La Plata, Av. 44 Nº 676, La Plata, Provinciade Buenos Aires, Argentina. Teléfonos y fax:54-221 4236783/4236784.E-mail: [email protected].

Los trabajos deberán ser presentados endisquete 31/2 en versión Word para Win-dows o cualquier versión compatible conMacintosh; con una extensión no superior alos 40.000 caracteres, consignando un brevecurrículum del autor.

Una vez recibidos los trabajos, serán some-tidos a la evaluación del Comité Editorial y deárbitros anónimos. La revista no asumirá elcompromiso de devolver originales comotampoco de dar respuesta a los articulistas delas consideraciones del Comité Editorial.

Citas

Deberán colocarse al final del texto y con-signar en el siguiente orden: apellido y nom-bre del autor, título completo de la obra, edi-torial, lugar y fecha de edición del materialconsultado y los números de las páginas cita-das.

En el caso de volúmenes colectivos, las ci-tas deberán tener entrada por separado -encaso de contener la obra artículos que hicie-

ran referencia al mismo tema- identificandolos autores.

En ambos casos la referencia al autor y ala obra deberá ser clara. De citar un autormás de una vez, se utilizará: apellido y nom-bre del autor “op.Cit;p”. El término Ibídemse utilizará sólo cuando se quiera repetir pun-to por punto la cita precedente.

Ejemplo de uso de citas:Estamos de acuerdo con Vázquez cuando

sostiene que “el problema que examinamosestá lejos de ser resuelto”3 y, a pesar de laconocida opinión de Braun, para quien “lascosas han quedado definitivamente claras enlo que respecta al viejo problema”4, estamosde acuerdo con nuestro autor en que quedamucho camino por recorrer antes de alcanzarel nivel de conocimiento suficiente”5.

3 Vázquez, Roberto: Fuzzy Concepts. Faber,Londres, 1976, pág.160.4 Braun, Richard: Logik and Erknntnis. Fink,Munich, 1968, pág.230.5 Vázquez, op.Cit., pág.161.

En el caso de citar diarios y/o revistas, sedeberá consignar el nombre de la publica-ción, número -si se tratara de una revista- fe-cha y número de las páginas citadas.

De tratarse de comunicaciones persona-les, cartas, manuscritos, declaraciones, etc.,deberá especificarse la condición, como asítambién la fecha.

Ejemplo: Comunicación personal de autor(6 de junio de 1975). Declaraciones registra-das el 6 de junio de 1975.

Notas

Se entiende por nota a las reflexiones,conceptua-lizaciones, ampliaciones, ejempli-

Pautas de presentación para colaboradores de Oficios Terrestres*

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ficaciones tanto del autor del trabajo comode referentes en la materia. No irán entreco-milladas.

Bibliografía final

Se entiende por bibliografía final, el mate-rial consultado en el proceso de elaboraciónde los trabajos.

En el caso de haber utilizado citas en eldesarrollo del trabajo, se volverán a consig-nar en este apartado, si se agregara informa-ción considerada importante por el autor, pa-ra ubicar al lector en la búsqueda de biblio-grafía, como puede ser el caso de la fecha dela primera edición o los títulos en su idiomaoriginal.

*Las pautas de presentación elaboradaspor la redacción de Oficios Terrestres tienenpor objeto unificar criterios en relación con eluso de citas, notas y bibliografía.

De los modelos posibles hemos elegidouno, que consideramos, facilita la forma enque el lector puede consultar tanto citas ynotas como así también orientarse en la pos-terior búsqueda de bibliografía.

Se considera necesario el cumplimientode las pautas a los efectos de contribuir conel armado y la corrección de la publicación.

Oficios Terrestres informa que apartir del mes de marzo, la Lic. Noelia Durante, atenderá lasconsultas los martes y jueves de 15 a 18 hs. en la Secretaria de Planificación calle 44 Nº 676,Facultad de Periodismo y Comunicación Social, dende también se centralizará la recepción delos trabajos. E-mail: [email protected].

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