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Grupo Nacional de Pediatría Grupo Nacional de Infectología Sociedad Cubana de Pediatría CONSENSO NACIONAL PARA EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA MENINGITIS EN PEDIATRÍA, 2010.

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Grupo Nacional de

Pediatría

Grupo Nacional de

Infectología

Sociedad Cubana de

Pediatría

CONSENSO NACIONAL PARA EL DIAGNÓSTICO Y

TRATAMIENTO DE LA MENINGITIS EN PEDIATRÍA,

2010.

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I. EPIDEMIOLOGÍA. MSc Dr. Lorenzo de la Fuente Ricardo (I). Dr. Antonio Pérez

Rodríguez (II)

II. ETIOLOGÍA. MSc Dra. Ileana Alvarez Lam (III), MSc Dra. Odette Pantoja

Pereda (III), MSc Dr. Jorge Ponce Bittar (IV).

III. PATOGÉNESIS. MSc. Dr. Amaury Noda Arbelo (V)

IV. DIAGNÓSTICO MSc. Dr. Juan José Marchena Béquer (I), MSc. Dr. Luis

Alberto Solar Salaverri. (I)

V. TRATAMIENTO ANTIMICROBIANO ESPECÍFICO. MSc. Dra. Mabel González

Alemán (III), Dra. María del Carmen Luis Álvarez, (III) MSc Dra. Yarmila García

Cristiá(VI), PhD Lic. Gilda Toraño Peraza (II).

VI.TRATAMIENTO DE SOSTEN. MSc. Dra. Vivian del Rosario Mena Miranda (I),

MSc. Dra. Bertha Lidia Castro Pacheco (VI), Lissette López González (VI)

VII. MENINGITIS TUBERCULOSA. PhD. Dra. Gladys Abreu Suárez (I)

VIII.SECUELAS. MSc. Dra. Lucía Ayllón Valdés (III), MsC Dra. Liz Leysa Ortega

Márquez (VII), Dra. Beatriz Barreiro Paredes (III), Dra. Yohanka Rodríguez Ayllón.

(VIII)

(I) Hospital Pediátrico Universitario Centro Habana, (II) Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (III) Hospital Pediátrico Universitario William Soler, (IV) Facultad “Enrique Cabrera”, (V) Hospital Pediátrico Universitario Eliseo Noel Caamaño, (VI) Hospital Pediátrico Universitario Juan Manuel Márquez, (VII) Instituto Nacional de Neurología (VIII)APS. Policlínico Los Pinos. Autor principal para correspondencia: Dra. Mabel González Alemán, Hospital Pediátrico Universitario William Soler, Calle 100 y Perla, Altahabana. La Habana. Email: [email protected]

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I. EPIDEMIOLOGÍA

La Meningoencefalitis Bacteriana es responsable de un estimado anual de 170

000 muertes en todo el mundo y una letalidad entre 5-10 % en los países

desarrollados, siendo aun mayor en los países en vías de desarrollo. Entre el 10-

20% de los sobrevivientes desarrollan secuelas permanentes tales como epilepsia,

retraso mental o sordera y otros trastornos neurológicos los cuales pueden

contribuir a la carga global de MB expresados como los años de vida ajustados

por discapacidad (AVAD) (1,2,34)

Una gran variedad de bacterias pueden causar la Meningoencefalitis bacteriana

aunque existen tres especies (Streptococcus pneumoniae, Neisseria meningitidis

y Haemophilus influenzae type b (Hib) que son las responsables de más del 80%

de los casos de meningitis comunitarias a nivel mundial.

Los primeros casos de meningitis cerebroespinal fueron reportados en Cuba en

1916. Desde 1961 se implementó por el Ministerio de Salud Pública, la

Declaración Obligatoria de Enfermedades, incluyendo la Meningoencefalitis

Bacteriana. Más tarde en 1979 durante una epidemia de enfermedad

meningocócica invasiva, provocada por los serotipos B y C, surgió una vigilancia

especial por su oportunidad para garantizar las acciones de control y de

enfrentamiento antiepidémico a lo largo de todo el país, conocido como Sistema

de Información Directa, que permitió además una información más completa.(5)

En 1983 se implementó un cuestionario clínico epidemiológico y microbiológico

automatizado para el reporte de la enfermedad meningocócica. Después en 1998,

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todas las bacterias causantes fueron objeto de vigilancia a través de un

cuestionario similar para obtener información complementaria acerca de los casos

confirmados, permaneciendo como fuente de datos para el Programa Nacional de

Control y Prevención de los Síndromes Neurológicos Infecciosos hasta nuestros

días. (6)

El cuestionario implementado era obtenido por los epidemiólogos de cada nivel del

sistema de salud incluyó información demográfica, presentación clínica, comienzo

de los síntomas, primera consulta médica, fecha de ingreso, fecha de

fallecimiento, algunas categorías ocupacionales relacionadas (ama de casa,

estudiante, estudiante internado, pensionados, recluso, militar, niños que asisten a

círculos infantiles, niño en casa, desempleado, trabajador) y otros datos

epidemiológicos conteniendo también datos del diagnóstico de laboratorio.

El Programa Nacional tuvo su última actualización en 1999 momento en que ya

se observaba un mayor riesgo de la Meningoencefalitis bacteriana por

Haemophilus influenzae tipo b por estar presente en el 38,7% de los casos donde

fue posible el aislamiento bacteriano, seguido del Streptococcus pneumoniae con

el 35,8%.(7,8,910)

Desde entonces a la fecha esta frecuencia ha cambiado notablemente como

consecuencia fundamentalmente de la aplicación de la vacuna contra el Hib desde

1999, y la continuidad de la vacunación contra N. meningitidis serotipos B and C

como parte del Programa Nacional de Inmunización. Además la vacunación

continuada con altos por cientos de cobertura (> 95%) lograda en la población

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menor de 11 años de edad (Hib) y menor de 40 años de edad (N. meningitidis)

durante todo este período, pueden explicar no solo el decrecimiento de la

incidencia en la población vacunada, sino también el decrecimiento en otros

grupos de edades (inmunidad de rebaño)

En Cuba entre el 1 de enero de 1998 y el 31 de diciembre de 2007 fueron

confirmados un total de 4798 casos de Meningoencefalitis bacteriana, reportados

por el Sistema Nacional de Vigilancia de la Meningitis Bacteriana, incluyendo

todas causas bacterianas y considerando la fecha de inicio de los

síntomas.(11,12)

Morbilidad

Durante el período 1998-2007 el promedio anual de ocurrencia fue de 480

pacientes y una incidencia media de 4.3/ 100 000 habitantes. Si se compara la

incidencia anual en 1998 (5.5/100 000 hab.) con la del 2007 (3.1/100 000 hab.) se

observa un decrecimiento importante.

En todos los grupos de edades la incidencia decreció con la excepción del grupo

de 12-14 y 45-49 años que contrariamente la incrementaron ligeramente en 5.3%

y 26.1% respectivamente.

La mayor reducción de la incidencia en el período se observó en los grupos:

mayores de 84 años (74.0%), de 65- 74 años (65.3%), de 1-5 años (60%) y

lactantes (58.9%)

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Con excepción de los niños menores de 11años y adultos mayores de 74, todos

los grupos de edades mostraron una incidencia igual o menor de 6/100 000 hab.

El mayor promedio de incidencia anual por grupo de edad se observó en los

lactantes y niños menores de 6 años. Los ancianos mostraron la mayor tasa de

incidencia, especialmente los mayores de 74 años. El grupo con menor tasa fue el

de 30-34 años con 1.7/100 000 hab. En la mayoría de los grupos de edades la

incidencia anual varió considerablemente durante el período. (13)

Del total de casos, 1429 (39.8%) fueron menores de 6 años, de ellos 737 menores

de 1 año (15.4%) y 692 entre 1-5 años (14.4%). Estos fueron los grupos de

edades con mayor número de casos. En los lactantes la edad promedio fue de 5.3

meses.

Como medida resumen la carga puntual estimada para el año 2006 por morbilidad

incluida las secuelas fue 1488,26 (AVD) años de vida perdidos por discapacidad.

En los últimos tres años posteriores a este estudio la incidencia fue de: 2008

(3.31/100 000 hab), 2009 (2.87/100 000 hab) y 2010 (2.5/100 000 hab).

Observándose que se mantiene la tendencia a la disminución en la incidencia

anual.(“0)

Mortalidad

Para el período en estudio (1998 – 2007) se reportaron un total de 1157 fallecidos,

389 por meningitis neumocócica, 32 por meningocócica y 41 por Hib, con una

tasa de letalidad general que alcanzó el 24.1%, la meningitis neumocócica 34,4%,

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la meningocócica 10,3% y la meningitis por Hib 14,3%. Se observaron variaciones

anuales con el mayor valor en el 2002 (28.5%) y el menor en el 2007 (19.7%).

En general la tasa de letalidad por grupos de edades mostró cifras superiores al

30% en los mayores de 49 años, especialmente en los de 65-74 (53.0%), 75-84

(64.3%), y en los mayores de 84 años (67.0%). Dentro de los menores de 15 años

la mayor tasa de letalidad se observó en los lactantes (17.0%).

En este caso la carga por mortalidad estimada para el año 2006 fue 2039 (AVP)

años de vida perdidos por muerte prematura.

En los últimos tres años la letalidad ha sido como sigue: 2008 (22%), 2009 (28%),

2010 (25%). (14,15)

Principales patógenos causales

La distribución de los agentes causales de la Meningoencefalitis bacteriana en el

período 1998 – 2007 fue como sigue: Meningoencefalitis bacteriana de etiología

desconocida 2654 (55.3%), S. pneumoniae 1131 (23.6%), N. meningitidis 395

(8.2%), Hib 286 (6.0%) y otras bacterias identificadas 332 (6.9%). Los 395 casos

de Enfermedad Meningocócica Invasiva fueron separados en 304 meningitis

(77.0%), 85 septicemias (21.5%) y 6 (1.5%) ambas, meningitis y septicemia. Las

otras bacterias identificadas fueron fundamentalmente Staphylococcus ssp.,

Streptococcus ssp., E. coli y Klebsiella ssp.

La incidencia media anual de la meningitis neumocócica fue 1,0/105 habitantes, de

la meningitis meningocócica 0,3/105 habitantes y de la meningitis por Hib 0,2/105

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habitantes. Se reportó brotes de meningitis meningocócica en Villa Clara y Ciego

de Ávila. Después de 25 años sin reportar caso por el serogrupo C, se diagnosticó

un enfermo residente en Valle Grande, La Lisa, Ciudad de La Habana. No hubo

brotes que implicaran otros agentes etiológicos.

En los menores de un año se reportó la mayor incidencia media anual (MB:

3,1/105 habitantes, meningitis neumocócica: 12,5/105 habitantes, meningitis

meningocócica: 6,7/105 habitantes, y por Hib: 7,7/105 habitantes). También se

observó elevada incidencia de la meningitis neumocócica en los adultos >75 años

y de la meningocócica en adolescentes de 12-14 años.

Se demostró una elevada tasa de cambio fenotípico de las cepas aisladas en

casos de enfermedad meningocócica residentes en algunos municipios de la

región central y occidental de Cuba (Matanzas, Cárdenas, Encrucijada: 100%;

Jagüey Grande y S. Clara: 66,7%; Jovellanos, Palmira, Jatibonico, Minas, Habana

Vieja y Habana del Este: 50%) respecto a la cepa vacunal (B:4:P1.15) con mayor

frecuencia en los meses de julio y diciembre.

Los serotipos de S. pneumoniae de mayor circulación en el país fueron 23F y 6A

(región central), 14 (región oriental) y 6B.

Ante la alta frecuencia en el país de MB de etiología no precisada, se estimó los

probables agentes por el método estadístico de árbol de clasificación, adjudicando

por probabilidad y ciertas características del caso, la enfermedad pudiera

corresponderse a una bacteria específica. Así la mayor probabilidad para N.

meningitidis estuvo en los niños >5 años y adolescentes. Para S. pneumoniae la

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mayor probabilidad estuvo en menores de 5 años y adultos, en particular los

ancianos y para Hib en <5 años, pero con menor frecuencia.

Se mantiene el problema de la no identificación, en el 2008 fueron 260 casos

para un 70%, 168 casos en el 2009 para un 52 %. y 148 en el 2010 lo que

representa el 52.6%. En este último año existen algunas provincias con un alto %

de no identificación. Ciudad Habana (76.5%), Ciego de Ávila (63.6%), Provincia

Habana (57.1%). Esto repercute negativamente a la hora de evaluar el

comportamiento de los principales agentes.

Género

En general el análisis del genero mostró un significativo predominio de la

incidencia en el sexo masculino (5.0 por 100 000 hab.) sobre el femenino (3.6 por

100 000 hab.). Por el contrario la tasa anual de letalidad fue ligeramente superior

en el sexo femenino (26.4%) que en el masculino (22.4%), con la excepción del

los años 2003 y 2004 cuando fue mayor en el masculino.

Riesgos

Riesgos en instituciones preescolares y escolares con régimen interno

Para el análisis del riesgo por la asistencia de niños y adolescentes a instituciones

preescolares y las escolares con régimen de internado, se seleccionaron cohortes

retrospectivas de personas entre 1-19 años que asistieron a los principales niveles

educacionales en Cuba entre 1998-2007, estimándose el riesgo relativo (RR) y su

intervalo de confianza para el 95% (IC 95%). La meningitis meningocócica fue la

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única asociada significativamente con la asistencia a instituciones preescolares

(RR=4,0; IC 95% 1,2-13,9) y con una alta frecuencia de asociación (RR>2) con la

asistencia a escuelas primarias y secundarias básicas de becarios. Por el

contrario, la meningitis neumocócica y por Hib no se asociaron frecuentemente.

En el estudio de 10 años fue posible obtener la información acerca del tiempo que

medió entre el inicio de los síntomas y la primera consulta médica en 4100 casos

(85.5%). De estos un total de 1139 casos fueron consultados con retraso (27.8%)

y 2961 oportunamente (82.2%); no encontrándose asociación entre consulta

médica tardía y muerte. De acuerdo a lo reportado 1103 casos fueron

hospitalizados con retraso (54.1%) y 936 (45.9%) lo fueron oportunamente, pero

tampoco se encontró asociación. Por otro lado si se encontró asociación entre la

muerte y ser ama de casa, pensionados, reclusos, desempleados, S. pneumoniae

y otras bacterias.

No hemos encontrado estudios de atención médica y riesgo de muerte

Distribución Mensual

La media acumulativa mensual de casos, evidenció tres picos mayores en Enero

(39 casos), Marzo (37 casos) y Septiembre (39 casos). El mayor número de casos

se observaron en Enero y Septiembre y el menor en Diciembre (16).

La estacionalidad de los tres agentes principales basada en la fecha de primeros

síntomas se estableció con mayor precisión para la meningitis neumocócica,

durante enero (31,7%), febrero (32,5%), marzo (20,4%) y abril (24,9%). La

meningitis meningocócica mostró tres incrementos estacionales por encima de la

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media mensual de los casos acumulados en octubre (34,3%) y agosto (31,9%),

con un incremento en marzo (23,7%), no reportado anteriormente. En la meningitis

por Hib no se obtuvo resultado con el modelo Holt-Winters multiplicativo, pero

cuando se aplicó el modelo aditivo, se observó un fuerte incremento (76,8%) en

enero. (17,18)

Evaluación de vacunas y programas

En la evaluación post-licenciamiento en los últimos 12 años (1997-2008) de la

efectividad de la vacuna VA-MENGOC-BC® (Havana, Cuba) en menores de un

año se estimó en alrededor del 84%. (12)

En el estudio de casos de enfermedad meningocócica comparado con un grupo

control, en niños y jóvenes de Ciudad de La Habana en el período de noviembre

del 2003-julio del 2005, se identificó una respuesta inmune de los enfermos, que

evidencia la respuesta de memoria y la competencia inmunológica en

contraposición con los bajos niveles de anticuerpos entre los controles por el largo

período de tiempo transcurrido desde la última dosis de VA-MENGOC BC

aplicada.(13)

Se evaluó la estrategia de la vacunación contra Hib demostrando la reducción de

la incidencia de 17,3 a 7,6/100000 habitantes menores de 5 años entre 1998 y

1999.(14)

Se evaluó la primera vacuna cubana Men C/P64k conjugada contra el serogrupo

C utilizando la proteína recombinante P64k como portadora (carrier) demostrando

su inocuidad e inmunogenicidad.

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Conclusiones

Entre 1998 y 2007 la vigilancia de la Meningoencefalitis bacteriana en Cuba,

evidenció una reducción en la incidencia después de un uso efectivo de medidas

de prevención y control (educación sanitaria, alta cobertura de vacunación contra

meningococos B y C, y Hib, controles de foco oportunos, entre otros), pero se

requieren esfuerzos adicionales para reducir la tasa de letalidad. Una vacunación

en el futuro contra el S. pneumoniae en grupos de alto riesgo, disminuirá aún más

la incidencia de esta letal infección.

La letalidad es un indicador epidemiológico que está fuertemente influenciado por

las características del agente, las condiciones subyacentes de los pacientes y la

calidad o demora de la atención médica.

Vigilancia Epidemiológica

Definición de términos:

Caso sospechoso de Meningoencefalitis bacteriana y/o purulenta.

Enfermo de cualquier edad (aunque es más frecuente en niños y adultos jóvenes)

con fiebre alta , cefalea, vómitos e instauración rápida de un síndrome meníngeo,

en ocasiones con manifestaciones cutáneas petequiales o purpúricas previas o a

posteriori, pudiendo además presentar trastornos de la conducta, que al examinar

el Líquido Cefalorraquídeo este presenta características físicas, como turbidez,

hipertensión, disminución de la fluidez y aumento de células a predominio de

polimnorfosnucleares, con consumo de la glucosa y proteinorraquia. Observación

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de imágenes de morfología bacteriana por microscopía directa de algunas

muestras.

El antecedente epidemiológico de que es contacto de un caso previo, que asiste a

instituciones infantiles o con régimen de internamiento, o las condiciones del

ambiente propician el hacinamiento y la falta de ventilación, aumenta el índice de

sospecha de estos casos.

En casos excepcionales con rápida evolución, pueden ser notificados como

sospechosos utilizando el criterio clínico-epidemiológico y después tener en

cuenta los criterios de la Comisión Provincial y Nacional de SNI.

Caso Confirmado

Todo caso notificado como Sospechoso se considerará Confirmado cuando se

produzca la identificación por cultivo en sangre, petequias, líquido cefalorraquídeo;

o de forma indirecta como estudio por PCR, Latex, u otro estudio de diagnóstico

rápido. En los casos donde los exámenes microbiológicos sean negativos, pero el

examen citoquímico del LCR nos indica la presencia de una infección producida

por bacterias serán notificados como MEB de etiología no identificada.

Los casos de septicemia por meningococo deben incluirse también en la

notificación, debiendo aclararse en todo caso de Enfermedad Meningocócica

La forma clínica predominante.

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Contactos en riesgo:

Aquellas personas que se relacionan íntimamente con el caso producido por el

meningococo, haemophilus o de otra etiología. Se incluyen los que comparten la

misma habitación al dormir, viven en la misma casa y los que comparten el aula o

área de trabajo cerrada.

Foco reiterativo.

Se entiende como el lugar, casa o institución, donde ocurre más de un caso en un

período menor de un mes o en el que periódicamente aparecen casos sin una

aparente relación entre ellos, pero con una frecuencia superior a la observada en

la comunidad o en instituciones similares.

Detección de casos

El Sistema Nacional de Salud cuenta con una amplia red de servicios de urgencia

y hospitalarios, con facilidades de atención para toda la población y estas

enfermedades por la gravedad de su cuadro hace que todos los pacientes acudan

a solicitar atención de forma directa o remitidos del nivel primario, por lo que el

origen de la información que entra al sistema de vigilancia se produce

indefectiblemente en centros con personal médico y técnico capaz de detectar la

totalidad de los casos que se produzcan, lo que garantiza una alta sensibilidad del

sistema.

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II. PATOGENIA DE LA MENINGITIS

El Sistema Nervioso Central (SNC) está protegido de la invasión por gérmenes por

la barrera hemato/encefálica y el recubrimiento externo, constituido por la

leptomeninge y el cráneo. Para que un patógeno pueda ganar acceso al SNC

tiene que cumplirse al menos una de las siguientes condiciones: 1. Un defecto en

el recubrimiento externo, debido por ejemplo a mastoiditis purulenta, trauma de

cráneo o neurocirugía; ó 2. Debe burlar los mecanismos de defensa del organismo

que bloquean su tránsito al SNC (1).

La invasión efectiva del SNC por el germen entraña una serie de eventos que

secuencialmente resultan en la colonización de la mucosa, la invasión por el

germen, la supervivencia en el espacio intravascular del mismo y el cruce de la

barrera hematoencefálica por el microorganismo (2).

La patogénesis y la fisiopatología de la meningitis implican una compleja

interacción entre los factores del patógeno relacionadas con su virulencia y la

respuesta inmune del hospedador. El daño que ocurre durante el proceso

infeccioso es probablemente el resultado de las citocinas liberadas en el líquido

cefalorraquídeo (LCR) durante la respuesta inflamatoria que orquesta el

hospedador (3).

Invasión del SNC por agentes virales

En la meningitis viral el virus necesita colonizar inicialmente las superficies

mucosas (4). El hospedador posee numerosas barreras que previenen la

colonización viral; por ejemplo, el tracto respiratorio contiene una película delgada

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de moco y cilios móviles que arrastran las partículas expulsándolas del árbol

bronquial y si el virus logra sobrepasar esta barrera, intervienen los macrófagos

alveolares que fagocitan activamente las partículas virales. En el tracto digestivo

existen barreras tan potentes como las del árbol respiratorio y están constituidas

por la acidez gástrica, las enzimas gastrointestinales y la bilis, que inactiva la

mayoría de los virus. Aun así existen virus no encapsulados que logran colonizar y

replicarse en el tacto gastrointestinal, como es el caso de los enterovirus,

adenovirus, reovirus y parvovirus, entre otros (5).

Un importante mecanismo de defensa específica es la respuesta inmune de

mucosas representada por la IgA secretoria que neutraliza la colonización viral.

Ciertos virus, como agentes etiológicos de la meningitis, pueden evadir estos

mecanismos de defensa, replicarse y diseminarse con potencial peligro de

invasión del SNC. La mayoría de los virus neurotropos se multiplican primero en

sitios extraneurales, se establece la viremia y entonces cruzan la barrera

hemato/encefálica para invadir el SNC (5). Por ejemplo, los enterovirus se

multiplican inicialmente en los linfáticos peritonsilares, las placas de Peyer, la

lámina propia del intestino o las células endoteliales, en dependencia del agente

en particular. Las células M pueden mediar la penetración de los virus. Del sitio

inicial los virus se diseminan al hígado, bazo, y músculo donde la replicación

extensa aumenta la viremia. Habitualmente el sistema monocito-macrófago

elimina los virus del torrente sanguíneo; los que logran sobrevivir pueden entones

alcanzar el SNC. Los virus pueden lograr este objetivo utilizando varios

mecanismos. La mayoría de los virus invaden directamente las células

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endoteliales de los capilares cerebrales antes de la invasión de la glía adyacente.

Algunos virus penetran entre las células endoteliales viajando dentro de los

leucocitos una vez que se ha roto la barrera hemato/encefálica, y otros llegan al

SNC a través de la infección del epitelio del plexo coroideo (6). Se describe

también la posibilidad de alcanzar el SNC avanzando a través del nervio olfativo o

los nervios periféricos, como es el caso del algunos togavirus y el herpes simplex

(7,8).

Inflamación en la meningitis viral

La invasión del SNC por agentes virales trae como consecuencia un incremento

en el número de células inflamatorias en el LCR (5). Los mecanismos por los

cuales son reclutadas estas células y su papel en las meningitis virales son solo

parcialmente conocido. Al parecer la respuesta inflamatoria inicial es mediada por

una población de linfocitos sensibilizados por el virus; esta respuesta depende del

virus en cuestión y de factores del hospedero, como es el caso de la edad. Los

linfocitos sensibilizados responden probablemente a proteínas del virus que

difunden o son transportadas hacia la superficie luminal del endotelio; de esta

manera los linfocitos atraviesan las células endoteliales descargando citocinas

proinflamatorias en el LCR, que incluyen interleukina 6 (IL-6), interleukina (IL-1) e

interferón gamma (5). Después del desarrollo de la inflamación, la alteración de la

barrera hemato/encefálica permite el paso de proteínas del suero, incluyendo

inmunoglobulinas, además de la síntesis local de inmunoglobulinas por las células

B que han penetrado en el SNC y se han diferenciado a células plasmáticas. Se

ha demostrado la presencia de inmunoglobulinas, con actividad de anticuerpo

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especifico, en el LCR que persiste durante varias semanas después de la

infección. La producción oligoclonal de IgG en el SNC ha sido demostrada en

pacientes afectos de meningitis por el virus de la parotiditis epidémica, varicela

zoster y el VIH. La respuesta inmune intacta es esencial para eliminar los virus del

SNC, y la inmunidad mediada por células desempeña un papel más importante

que la humoral para este propósito. El fracaso de la respuesta inmune para

eliminar los virus puede ser el resultado de tolerancia inmune, inmunodepresión o

del predominio de los mecanismos de evasión del virus. En pacientes con

inmunodeficiencias celulares se han descrito infecciones crónicas por

citomegalovirus, varicela zoster y virus del sarampión (5).

Patogénesis de la meningitis bacteriana

La meningitis bacteriana se desarrolla cuando los factores de virulencia del

patógeno logran evadir los mecanismos de defensa del hospedador. Para la

mayoría de los patógenos que causan meningitis bacteriana, tales como

Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis, la invasión meníngea está

relacionada con diversos factores de virulencia que permiten que la bacteria

colonice el epitelio mucoso de hospedador, posteriormente invada y sobreviva en

el torrente sanguíneo, atraviese la barrera hemato/encefálica, y se multiplique en

el LCR (9).

Colonización e invasión

La mayoría de los patógenos bacterianos que afectan las meninges se trasmiten

por vía aérea. Estos patógenos meníngeos poseen componentes de superficie,

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tales como fimbrias o pilis, que potencian la colonización de mucosas. La

colonización del epitelio mucoso del hospedador es facilitada por proteasas que

secreta el patógeno, estas enzimas degradan la IgA que protege las superficies

mucosas y de esta forma facilitan la adhesión bacteriana a las células epiteliales

(10).Después de una colonización satisfactoria, atravesar el epitelio, la membrana

basal y la invasión de los pequeños vasos subepiteliales representa una etapa

crítica en la patogénesis de la meningitis la invasión ocurre a través del epitelio,

esta es mediada por la interacción de adhesinas específicas presente en la

superficie del microorganismo con moléculas presentes en las células del

hospedador, estas interacciones conducen la bacteria a través del espacio

intercelular o permiten que el patógeno viaje a través de la célula (11, 12).

Supervivencia en el espacio intravascular

Después de la invasión y la entrada en el torrente sanguíneo la bacteria sobrevive

evadiendo la activación del complemento, particularmente la vía alternativa. La

capsula polisacárida es el principal mecanismo de evasión que impide la

activación de la vía alternativa del complemento. Por ejemplo el ácido siálico de

la cápsula en la N. meningitidis inhibe la unión del factor B a C3b y la subsecuente

activación de la vía alternativa (13, 14). En el caso de S. pneumoniae, C3b se une

ineficientemente al factor B en la superficie capsular. En ambos casos el patógeno

evade la actividad bactericida del complemento, sobreviviendo en el torrente

sanguíneo, y en última instancia, atravesando la barrera hemato/encefálica (14). Al

contrario de lo que ocurre en el espacio intravascular en el que la vía alternativa

del complemento es inhibida, la vía clásica es activada en el sistema nervioso

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central y esto contribuye al daño tisular en la meningitis bacteriana. Esto último se

ha comprobado en modelos experimentales de meningitis neumocosica en las

cuales la administración de C1-inhividor, que inhibe la las fases tempranas de

activación de la vía clásica del complemento, se asocia con un incremento en la

eliminación de la carga bacteriana, reducción de las manifestaciones clínicas,

menos infiltrado inflamatorio meníngeo, y un menor nivel de citocinas pro-

inflamatorias en el LCR (15).

Todos estos mecanismos de adaptación de los patógenos meníngeos a las

condiciones de vida en el torrente sanguíneo son extremadamente importantes

para poder invadir el SNC, ya que una condición necesaria para acceder al

espacio subaracnoideo es un alto grado sostenido de bacteriemia (9).

Invasión meníngea

Para que los microorganismos lleguen al espacio subaracnoideo se debe

establecer una compleja red de interacciones entre la célula endotelial y diversos

productos génicos de origen bacteriano (16). La topografía precisa del sitio de

entrada de las bacterias en el LCR no está bien aclarada y pudiera ser distinta

para los diferentes patógenos. Para algunos microorganismos tales como

Escherichia coli, evidencia experimentales sugieren que la entrada en el LCR

ocurre a nivel del plexo coroideo y esta es facilitada por la presencia de fimbrias

específicas que reconocen y se unen a epítopes glicoproteicos en las células

endoteliales (17). El plexo coroideo es también el sitio de entrada de H.

Influenzae, la invasión por los patógenos meníngeos es facilitada en esta

estructura por el alto flujo sanguíneo a este nivel, aproximadamente 200 mL/g/min,

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lo que permite que llegue un elevado número de patógenos a al mismo. En el caso

de S. pneumoniae se ha demostrado su presencia fundamentalmente en las

meninges, concentrados alrededor de los vasos de las leptomeninges; esto

sugiere que su puerta de entrada al LCR es el endotelio cerebral, no el ependima

coroideo al parecer utiliza la interacción entre residuos de fosforilcolina presentes

en el ácido lipoteicoico de su pared celular y el receptor endógeno del factor

activador de plaquetas (PAF), esto es lo que facilita la adhesión y la migración

transcelular del germen a través del endotelio (18,19).

Después de la invasión satisfactoria del LCR, la bacteria puede multiplicarse tan

eficientemente como pueden hacerlo in vitro hasta alcanzar altas concentraciones

debido a la falta de una adecuada respuesta inmune en el LCR. Específicamente,

bajas concentraciones de inmunoglobulinas y de complemento en el LCR que

resultan en una inadecuada actividad de opsonisación, una replicación bacteriana

descontrolada, y subsecuente inflamación. A pesar del influjo temprano de

leucocitos en la meningitis bacteriana, las defensas del hospedador en el LCR

permanecen subóptimas por la falta de opsonisación funcional y de actividad

bactericida.

Fisiopatología

La enfermedad clínica observada cuando la bacteria entra en el LCR es resultado

de la compleja interacción de los componentes de la bacteria y la respuesta

inflamatoria del hospedador. Esta interacción repercute en la integridad de la

barrera hemato/encefálica y neuronal (20, 21).

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Contribución de los componentes de la pared celular

Los componentes bacterianos que incluyen lipopolisacárido, ácido lipoteicoico,

peptidoglicano y el ADN bacteriano. Son formidables inductores de la respuesta

inmunoinflamatoria y juegan un papel decisivo en la injuria a la barrera

hemato/encefálica. La liberación en el LCR de estos componentes ocurre como

consecuencia de la replicación y de la autolisis bacteriana (autodigestión de la

pared celular por la peptidoglicano hidrolasa cuando existe un ambiente hostil,

como es el caso de la presencia de antibióticos) (9). Muchas células del SNC han

sido implicadas en la respuesta a los productos de la bacteriolisis (astrocitos,

células gliales, células endoteliales y macrófagos residentes), generando la

producción de citocinas y otros productos proinflamatorios (22). Estos hechos se

han demostrado en modelos experimentales. Por ejemplo la pared celular

purificada del neumococo, produce una respuesta inflamatoria en LCR similar a la

que produce la bacteria completa cuando es inyectada en la cisterna magna del

conejo. Tanto el acido teicoico como el peptidoglican, los cuales son componentes

de la pared celular, son capases de provocar esta respuesta inflamatoria aunque

la cinética de la respuesta difiere, la intensidad máxima de la misma con el acido

teicoico se alcanza a las 5 horas y con el peptidoglican esto ocurre entre 5 y 24

horas. Similar a lo antes descrito ocurre con la inoculación de lipooligosacaridos

de Neisseria meningitidis o lipopolisacaridos de Haemophilus influenzae lo cual

induce inflamación en el LCR e injuria de la barrera hemato/encefálica, el daño

causado es dosis dependiente lo que justifica la relación de causalidad (23-25).

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Generación de citocinas proinflamtorias

Numerosos estudios sugieren que los mecanismos mediante los cuales los

patógenos meníngeos inducen injuria tisular, inflamación y daño de la barrera

hemato/encefálica es a través de la generación in situ de citocinas inflamatorias

que incluyen IL1, IL6, y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) (26).

Las citocinas son las moléculas de mayor importancia en la iniciación, regulación,

mantenimiento y control de la respuesta inflamatoria (27). Además de las citocinas

se liberan metaloproteasas de matriz, estas son endoproteinasas que están

implicadas en la remodelación tisular por medio de la degradación de los

componentes de matriz extracelular y por lo tanto contribuyen a la integridad de la

barrera hemato/encefálica (28). En el LCR la alta concentración bacteriana y los

productos derivados de su destrucción, que pueden ser generados después del

tratamiento con antibióticos bactericidas promueven altas concentraciones de

mediadores inflamatorios, lo que conduce a altas probabilidades de enfermedad

severa y secuelas neurológicas. Estas citocinas actúan en conjunción con los

componentes de superficie bacteriana, tales como lipopolisacaridos y ácido

teicoico, para inducir la síntesis y expresión de moléculas de adhesión en la

superficie luminal del endotelio (9). Estas glicoproteínas de adhesión como

selectinas y moléculas de adhesión intercelular (ICAM)-1, facilitan la adhesión

localizada y la diapédesis de los neutrófilo hacia el LCR. Los leucocitos, una vez

en el espacio subaracnoideo, liberan una gran cantidad de sustancias básicas en

el daño característico de la meningitis bacteriana; entre ellas se destacan por su

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importancia las especies reactivas del oxígeno y un grupo de enzimas

proteolíticas, fundamentalmente las metaloproteasas (28).

Evidencia experimentales sugieren que el uso de antibióticos no bacterioliticos

pueden reducir la respuesta inflamatoria generada por los componentes de la

pared bacteriana, y de esta forma se reduce el daño neuronal, aunque las

evidencias en este sentido no son concluyentes.

Después de iniciada la respuesta inflamatoria, una serie de eventos conducen a

daño del endotelio que forma parte de la barrera hemato/encefálica incluida la

separación de las uniones estrechas intercelulares y esto conduce a edema

vasogénico, perdida de la autoregulación cerebrovascular, e incremento de la

presión intracraneana. Esto resulta en áreas localizadas de isquemia en el

encéfalo, injuria citotóxica, e inducción de apoptosis neuronal. Los aminoácidos

excitatorios y los intermediarios reactivos de oxígeno y de nitrógeno como el óxido

nítrico, y el peroxinitrito el cual es un agente oxidante poderoso; juegan un papel

destacado en el proceso inflamatorio y daño neuronal durante el proceso mórbido

de la meningitis(29, 30). La expresión clínica de estos eventos fisiopatológicos

son las complicaciones neurológicas de la meningitis que incluye coma,

convulsiones, sordera, y déficit motor, sensorial y cognitivo.

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III. ETIOLOGÍA

El sistema nervioso central (SNC) puede infectarse por múltiples microorganismos

incluyendo bacterias, virus, hongos y parásitos; causando meningitis, encefalitis,

abscesos de diversas localizaciones o infecciones como ventriculitis a través de

sistemas de drenaje. (Anexo 1)

Los microorganismos pueden invadir los territorios afectados por contigüidad, por

vía hematógena, siguiendo trayectos nerviosos o bien a través de sistemas de

derivación del líquido cefalorraquídeo (LCR). 1

El curso clínico de estas infecciones puede ser agudo, subagudo o crónico,

dependiendo del microorganismo y de la localización del proceso infeccioso.1,2

Bacterias.

El avance tecnológico con la producción de numerosas vacunas ha cambiado el

panorama epidemiológico de las infecciones del sistema nervioso central.

La introducción en Cuba en la Campaña Nacional de Vacunación de las vacunas

contra Neisseria meningitidis B y C y contra el Haemophilus influenzae ha

reducido vertiginosamente las cifras de meningoencefalitis por esta causas,

cediendo terreno para que Streptococcus pneumoniae se erija como el patógeno

por excelencia de las meningitis bacterianas en nuestro país.

La etiología de este tipo de infección está muy relacionada con la edad del

paciente. 1-5

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En la etapa de recién nacido Streptococcus del grupo B (S. agalactiae), E. coli y

Listeria monocytogenes son los principales microorganismos en este tipo de

infección. Posterior a esta etapa continúan siendo tres bacterias las más

frecuentemente implicadas en la etiología de las meningoenceflitis bacterianas: S.

pneumoniae, H. influenzae y N. meningitidis.6, 7

Streptococcus pneumoniae,

También llamado neumococo, fue aislado de la saliva de un paciente con rabia por

Luis Pasteur en 1881. Es una de las especies del género Streptococcus.

Son cocos grampositivos, anaeróbico facultativo, que típicamente están en pares

(diplococos) pero pueden aparecer aislados o en cadenas cortas, tienen forma

lanceolada.

El Streptococcus pneumoniae constituye parte de la flora habitual de la rinofaringe

en personas sanas. Tanto la colonización como la enfermedad son más frecuentes

en invierno y primavera.

El período de incubación varia con la presentación de la enfermedad, se acepta

desde 1 a 3 días. La transmisión se hace en forma directa, es decir de una

persona a otra, quizá por contacto con goticas de secreciones de vías respiratorias

o por autoinoculación.

La mayoría poseen una cápsula externa, constituida por polisacáridos que es la

clave para la patogenicidad del microorganismo, es capaz de inhibir la fagocitosis,

la opsonización y la acción del complemento sobre la pared celular.

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La cápsula ha permitido diferenciar 91 serotipos de neumococos que se agrupan

en 46 serogrupos, según las similitudes inmunológicas. De éstos, 10 a 20 son

responsables de la mayor parte de las infecciones en el ser humano. Los serotipos

4, 6B, 9V, 14, 18C, 19F, 23F son responsables de más del 85 % de las

enfermedades invasoras en los E. Unidos. 6

Neisseria meningitidis

Neisseria meningitidis es un microorganismo del género Neisseria, que se

caracteriza por ser una bacteria inmóvil, cocobacilo gramnegativo y de tamaño

pequeño (0.6 a 1.0 micras). En el examen microbiológico se presenta como

diplococo gramnegativo, intra o extraleucocitario. Crece en medios agar chocolate,

agar tripsina-soja y Muller Hinton.7

Estructura antigénica.

Polisacárido capsular: permite identificar los serotipos.

Proteínas de la membrana externa: permite la agrupación en serotipos y

subtipos.

Lipo-oligosacárido: permite la agrupación en inmunotipos

De acuerdo al polisacárido capsular se han identificado 13 grupos séricos

(denominados A, B, C, D, E29, H, I, K, L, W-135, X, Y, Z)

Los grupos séricos A, B, C, Y y W-135, son los más relacionados con enfermedad

invasiva, son responsables del 90% de los casos de meningoencefalitis

meningocócccica.

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Factores de virulencia.

Polisacárido capsular: confiere resistencia ante la fagocitosis.

Endotoxina (Lipo-oligosacárido [LOS]: principal desencadenante de la

respuesta inflamatoria y responsable del daño tisular.

Proteasa de la IgA1: permite sobrevivir intracelularmente.

Haemophilus influenzae (Hi)

El género Haemophilus comprende a un grupo de bacterias, con morfología de

cocobacilos, bacilos, diplobacilos gramnegativas no esporuladas, inmóviles,

aerobia-anaeróbicas facultativas, generalmente menores de 1 µm de ancho y de

longitud variable. Existen cepas capsuladas y no capsuladas, las cepas no

capsuladas se denominan no tipificables y muestran una amplia diversidad

genética y antigénica.7

De las cepas capsuladas se conocen 6 serotipos que son serológicamente

distintas, denominadas con las letras a, b, c, d, e y f. La invasividad de este

microorganismo está asociada a la presencia de la cápsula, la cual está

compuesta por un polímero de ribosil y ribitol fosfato (PRP) debido a que favorece

la sobrevivencia de este microorganismo en las mucosas o en otros sitios.

La cepa tipo "b" (Hib) es la que con mayor frecuencia (95%) se asocia a

infecciones invasivas en niños menores de 5 años.

Haemophilus influenzae (Hi) forma parte de la flora normal del tracto respiratorio

superior pero está asociada a una amplia variedad de padecimientos en la

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población infantil provocando altas tasas de morbilidad y mortalidad en los

menores de 5 años, así como secuelas permanentes en el caso de meningitis y

artritis séptica. La transmisión se lleva a cabo de una persona a otra a través de

pequeñas gotas de secreciones respiratorias.

La relevancia de Hib como problema de salud pública estriba en la existencia de

portadores asintomáticos, que a menudo provocan la diseminación bacteriana a

niños susceptibles.

Aproximadamente el 10% de las cepas son productoras de betalactamasas.

Posterior a la implementación de la vacunación se ha mostrado una reducción

considerable en la incidencia de infecciones invasivas por Hib.

Virus.

Son los agentes causales más frecuentes de meningitis, encefalitis y

meningoencefalitis aséptica en la infancia. Además pueden causar algunos

síndromes neurodegenerativos lentos como la panencefalitis esclerosante

subaguda, la leucoencefalopatía multifocal progresiva y la encefalopatía por VIH.8

Generalmente producidos por enterovirus no polio cuyo reservorio natural es el

hombre, circulan en forma endémica y epidémica (en forma de oleadas) y son más

frecuentes en verano-otoño. Su vía de transmisión es fecal-oral y respiratoria. 9

Dentro de estos virus los más frecuentes son:

Virus ECHO 4, 6, 9, 11, 16 y 30 (responsable del 50% de los casos).

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Coxsackie del grupo A 7 y 9.y Coxsackie del grupo B 1 al 6: responsable

del 30% de los casos.

Otros Enterovirus (fundamentalmente 71)

Otros virus como: el virus del Sarampión, Rubéola, Influenza, Arenavirus, virus de

la coriomeningitis linfocitaria, Virus Herpes (VHS1, VHS2, VEB, CMV, VHH6-7),

Retrovirus, Papova (JC), Rhabdovirus (rabia) y Adenovirus pueden producir esta

enfermedad aunque con menor frecuencia.

En este grupo es importante destacar la infección del cerebro por el virus Herpes

simple quien es el principal agente de encefalitis vírica en el hombre aunque

también puede aparecer como complicación de enfermedades víricas que

usualmente cursan sin implicación neurológica, como el sarampión, el exantema

súbito o la gripe. La encefalitis herpética puede presentarse desde el nacimiento

hasta las edades más avanzadas. Este tipo de infección puede dividirse en dos

tipos: encefalitis neonatal, generalmente producida por el Herpes simple tipo 2, y

la comúnmente denominada encefalitis herpética, que se presenta a partir de los 3

meses de vida y que es, casi sistemáticamente, ocasionada por el Herpes simple

tipo 1, consecuencia de primoinfección o recurrencia.10,11

Entre los virus zoonóticos productores de cuadros neurológicos tener presente el

virus de la rabia como causa de encefalitis en la población. Este virus infecta las

neuronas motoras en el lugar de inoculación y alcanza al SNC tras un lento

proceso de transporte neuronal.

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Otro grupo de virus que son los Arbovirus son infrecuentes en nuestro medio,

aunque la presencia de colaboración médica cubana en gran parte del continente

americano debe mantenernos alerta. Ellos son:

Flavivirus (Encefalitis de San Luis, del Nilo Occidental, por el virus Rocío,

encefalitis japonesa, del valle de Murray, encefalitis por picadura de

garrapata, por picadura de mosca).

Alfavirus (Encefalitis equina del Este, Encefalitis Equina Venezolana y

encefalomielitis equina del oeste).

Parasitaria:

Infecciones del SNC por amebas de vida libre:

Una de las formas más sorprendentes de estas infecciones es la

meningoencefalitis causada por Naegleria fowleri (trofozoitos de 10-15 micras con

pseudópodos y quiste de pared simple) que se produce en niños y jóvenes sanos

en los que al bañarse en aguas de balsas y charcas la ameba atraviesa la lámina

cribiforme del etmoides alcanzando el SNC y produciendo una meningoencefalitis

rápidamente mortal.12

La Acanthamoeba spp, Balamuthia mandrillaris (trofozoitos de 25- 40 micras con

pseudópodos y quiste esférico de doble pared celular) son la causa de la

Encefalitis amebiana granulomatosa, generalmente en pacientes

inmunosuprimidos, fundamentalmente los pacientes VIH/SIDA. Su puerta de

entrada es la piel, los pulmones y el neuroepitelio olfatorio y tiene un curso

subagudo o crónico.

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Otros parásitos como: Toxopplasma gondii, Cisticercosis, Strongyloides

stercoralis y Angiostrongylus pueden ser causa de infección del SNC.

Hongos

El microorganismo por excelencia en este grupo es el Cryptococcus neoformans

variedad neoformans, levadura encapsulada, frecuente en climas templados que

abunda en suelos contaminados con excretas de aves; es frecuente en pacientes

inmunosuprimidos, fundamentalmente con VIH/SIDA de la cual es un marcador de

enfermedad. Puede debutar como una meningoencefalitis, una encefalitis o una

lesión pseudotumoral. 1,13

Otros menos frecuentes son: Candidas spp, Aspergillus spp, Histoplasma

capsulatum, Cladosporium spp, agentes de la mucormicosis y Coccidioides inmitis.

Infección de las derivaciones del LCR

Los microorganismos implicados en la infección de las derivaciones internas son

los propios de la flora cutánea: Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus

aureus, seguidos de Corynebacterium spp y Propionibacterium acnes. La infección

se produce durante el acto quirúrgico y se manifiesta a las pocas semanas.14

Los agentes causales de infección en las derivaciones externas son los

Staphylococcus coagulasa negativa, S. aureus y Streptococcus spp (25-50% de

casos). El resto son enterobacterias: Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter

baumannii y otros oportunistas nosocomiales, frecuentemente multirresistentes.

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Absceso cerebral

El absceso cerebral se puede desarrollar por diferentes mecanismos:

Por contigüidad desde focos próximos de infección en oído medio,

mastoides, senos paranasales y odontógenos. En estos casos localizan

fundamentalmente en el lóbulo temporal o en el cerebelo.

Por diseminación hematógena a partir de infecciones pulmonares,

cardiopatías congénitas con shunt derecha-izquierda, infecciones dentales

o endocarditis. Suelen ser múltiples abscesos en el territorio de la arteria

cerebral media.

Por inoculación directa tras traumatismos craneales o cirugía.

El foco de origen responsable de la formación del absceso y las características del

huésped orientan, generalmente, la etiología del absceso cerebral.15

Los Streptococcus y peptostreptococos, fundamentalmente Streptococcus

intermedius son los agentes causales más frecuentes de abscesos cerebrales

originados por contigüidad a partir de la arcada dentaria, otitis media y mastoiditis

(70%). Las bacterias anaerobias Bacteroides spp y Prevotella spp ocupan también

un lugar destacado en los abscesos secundarios a otomastoiditis crónica con

colesteatoma. Otros anaerobios menos frecuentes son Fusobacterium spp,

Actinomyces spp y Propionibacterium acnes.

S. aureus y distintos Streptococcus del grupo viridans se encuentran como

agentes etiológicos en abscesos secundarios a traumatismos craneales,

endocarditis bacteriana o cardiopatías congénitas. Distintas enterobacterias y P.

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aeruginosa pueden causar abscesos por contigüidad a partir de focos óticos o ser

secundarios a bacteriemias o cirugía.

Situaciones especiales

En pacientes inmunosuprimidos hay que tener en cuenta a patógenos

oportunistas, como Toxoplasma gondii, M. tuberculosis y Cryptococcus

neoformans.16

Los pacientes trasplantados y neutropénicos con neoplasias hematológicas, son

susceptibles a infecciones por Aspergillus spp, Nocardias, infecciones por

Cándidas spp, agentes de mucormicosis, Listeria monocytegenes, VIH y

Citomegalovirus (CMV) entre otros.

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IV. DIAGNOSTICO.

Las infecciones del Sistema Nervioso Central (SNC) constituyen una emergencia

médica y la rapidez en el diagnóstico permite una adecuada intervención

terapéutica para la prevención de la muerte o el daño neurológico.

Las manifestaciones clínicas de estas infecciones en lactantes y niños pueden ser

muy sutiles, inespecíficas, variables o estar ausentes, lo cual se relaciona con la

edad del paciente y el agente etiológico.

A pesar de los avances en el diagnóstico de las infecciones del SNC todavía

cursan con una elevada morbilidad y mortalidad en casi todo el mundo.

La identificación de este verdadero síndrome impone un segundo reto relacionado

con la etiología conociendo que los criterios clínicos carecen totalmente de la

sensibilidad necesaria para discriminar entre infección bacteriana y viral.

Las pruebas de laboratorio clínico pueden incrementar la positividad de la

sospecha clínica. Aunque por si solas no constituyen criterios diagnósticos de esta

enfermedad

El conocimiento del patógeno especifico asegura una terapéutica antimicrobiana

dirigida, lo cual puede ser posible tanto por los tradicionales métodos de

aislamiento como por las modernas pruebas serológicas y de biología molecular.

Un diagnóstico de certeza descansa en la adecuada interpretación de la historia

de la enfermedad, su relación con los hallazgos en el examen físico y la adecuada

indicación de exámenes complementarios. (1)

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Diagnóstico Clínico

Se establece basado en una minuciosa historia clínica dirigida a la búsqueda de

antecedentes patológicos personales que indiquen al paciente con predisposición

a este tipo de infecciones y la identificación de síntomas que sugieran dicha

enfermedad así como los hallazgos del examen físico general y del SNC. Todo

esto en relación con la edad, conociendo la estrecha relación entre la edad y la

aparición de diferentes manifestaciones clínicas. (2)

Aunque los lactantes y niños mayores con infección del SNC tienen historia de

salud previa en su mayoría, es importante para el pediatra identificar factores de

riesgo. Se reconoce que entre 20 y 25 % de los pacientes con meningoencefalitis

neumocócica existe un factor predisponente.

Los factores de riesgo pueden distribuirse en (factores mecánicos,

inmunodeficiencia, infecciones recientes, ausencia de inmunización, infección

materna o perinatal, exposición a animales o a individuos enfermos). Tabla 1

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Tabla1. Antecedentes patológicos.

No existe ningún signo clínico patognomónico de meningitis

Los síntomas y signos de los niños con Meningitis dependen de la edad del

paciente, de la duración de la enfermedad y del patógeno responsable de la

infección. (2)

Meningitis bacteriana (MB)

En los lactantes son frecuentes síntomas inespecíficos como fiebre, hipotermia,

rechazo al alimento, diarreas, letargia e irritabilidad. Dependiendo de la

inflamación meníngea y el aumento de la presión intracraneana (HTE) podemos

Antecedentes patológicos.

(Factores de riesgo del SNC)

Clínico - Epidemiológico. Infección reciente (OMA, Sinusitis, Mastoiditis)

Viaje reciente.

Enfermedad crónica.

Traumatismo cráneo-encefálico.

Quirúrgicos. Asplenia.

Derivaciones.

Implantes cocleares.

Perinatales. I.T.S materna.

Corioamnionitis.

Rotura prematura de membranas.

Infección perinatal.

Inmunizaciones. Pentavalente, Antimeningocócica BC, BCG.

Farmacoterápia 6 meses previos

Esteroides.

Inmunosupresores.

Antimicrobianos.

Exposiciones. Sujetos enfermos.

Vectores.

Instituciones o casas de cuidados.

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observar cambios del estado mental, vómitos, convulsiones y abombamiento de la

fontanela anterior. En el niño mayor y adolescente son frecuentes el malestar

general, mialgias, rigidez del cuello, cefalea, fotofobia, fiebre, anorexia, nauseas,

vómitos y confusión. (Tabla 2)

Tabla 2 Manifestaciones clínicas según la edad.

Edad: < 2 años. > 2 años. Síntomas frecuentes.

Fiebre, vómitos. Fiebre, cefalea, vómitos.

Anorexia / no lacta. Anorexia.

Decaimiento. Decaimiento.

Irritabilidad o llanto incontrolable.

Grito meníngeo

Fotofobia, diplopía, fosfenos.

Alucinaciones visuales/auditivas.

Alteración sensorio. Alteración sensorio y/o conducta.

Alteración del equilibrio. Alteración de la coordinación/

marcha.

Convulsiones. Convulsiones.

Signos frecuentes. Fontanela abombada/tensa Papiledema.

Bradicardia e HTA Bradicardia e HTA

Rigidez de nuca (+) Rigidez de nuca (++)

Kerning/ Brudzinski (+) Kerning/ Brudzinski (++)

Somnolencia hasta Coma Somnolencia hasta Coma

Toma de III, IV, VI par Toma de III, IV, VI par

Paresias o plejías

Midriasis.

Paresias o plejías

Midriasis.

+ (menos frecuente) ++ (más frecuente)

Independiente de la edad la presentación de la meningitis puede ser de forma

brusca y fulminante presentándose como un cuadro clínico de sepsis severa o

shock séptico con fallo múltiple de órganos y muerte o hipertensión

endocranaeana (HTE), bradicardia y herniación cerebral.

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La fiebre es el síntoma que con más frecuencia presentan los niños menores de 1

año con MB, con una sensibilidad de 83% y una especificidad de 44,5% ya que la

fiebre es un síntoma acompañante de diversos procesos patológicos infecciosos o

no.

Las convulsiones son un signo especifico de la MB .Alrededor del 88,5% de los

pacientes pueden presentar este signo sin embargo tiene una sensibilidad de 55

% por su frecuente asociación a la convulsión febril simple.

Las alteraciones de la conciencia que varían desde la confusión o somnolencia

hasta el coma tienen una sensibilidad del 47% y una especificidad del 69%. Es

importante para la validación de este signo la realización de la Escala de

Glasgow. Las alteraciones de la conciencia son el final del camino de muchas

enfermedades y se necesita de un diagnostico rápido y de una terapéutica

adecuada. Este signo es muy útil cuando se acompaña o se combina con otros

signos y síntomas de MB.

Los trastornos gastrointestinales son reportados en numerosos estudios. Los

vómitos se presentan en 40-70% de los pacientes mientras que las diarreas

afectan al 41,5%. La diarrea y la malnutrición se asocia a menudo a la meningitis

por Salmonella.

El abombamiento de la fontanela anterior en los lactantes como signo aislado no

es especifico ni sensible para realizar un diagnostico de MB, algunos estudios que

reportan una sensibilidad de 16-70% y una especificidad de 83-98% cuando es

acompañado de otros síntomas y signos de infección del SNC. La exploración de

este signo se debe realizar en la posición sentada. También es importante medir el

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perímetro cefálico en aquellos pacientes donde no ha ocurrido el cierre de la

fontanela.

La presencia de los signos meníngeos al examen físico suelen ser manifiestos a

partir de los 2 años de edad, no son ostensibles en el lactante, su presencia

constituye un alto valor predictivo en la MB como son los signos de Kernig, de

Brudzinski y la rigidez de nuca, estos signos que obedecen a la irritación

meníngea esta presentes en el 75% de los pacientes con MB. Estos junto al

abombamiento de la fontanela se consideran los signos meníngeos mas

específicos su ausencia de los mismos no excluyen el diagnostico de Meningitis.

La rigidez de nuca presenta una sensibilidad que va desde el 15-88% y una

especificidad de 81-98%, mientras que los signos de Kernig y de Brudzinski

presentan una sensibilidad de 70-75%.

La focalización neurológica, la afectación de pares craneales o el edema de la

papila son menos frecuentes.

La constelación de hipertensión sistémica, bradicardia y depresión respiratoria

(Triada de Cusching) es un signo tardío de HTE.

Meningitis Viral (MV)

Las MV suelen ser benignas y autolimitadas. Sin embargo, la encefalitis vírica es

un proceso grave que,

en ausencia de tratamiento, presenta una elevada morbi-mortalidad.

Esta infección del SNC ocurre a cualquier edad siendo más frecuente en niños

pequeños.

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Los enterovirus son los patógenos más aislados mundialmente, seguidos por el

virus herpes simple tipo 2, (HSV 2), el virus varicela zoster (VVZ) y el virus herpes

simple tipo 1(HSV1).

Puede haber un período prodrómico de 1 a 7 días caracterizado por fiebre (38-40

ºC), secresion nasal y/o ocular, mialgias, cefalea frontal, dolor retroorbitario,

náuseas, vómitos, astenia y diarrea.

Con resolución o no de esta sintomatología aparece abombamiento de fontanela

(lactantes), irritabilidad, rigidez de nuca, signos de Kernig y Brudzinski, fotofobia,

parestesias, somnolencia y, rara vez, coma. La duración e intensidad de las

manifestaciones son inversamente proporcionales a la edad.

La fiebre moderada o elevada y la cefalea con poca respuesta a la administración

de analgésicos y antipiréticos constituyen los elementos clínicos más frecuentes

en niños mayores.

Precediendo a la aparición del síndrome meníngeo o en su evolución, puede

aparecer sintomatología no neurológica, como las manifestaciones mucocutaneas

(exantemas vesiculares) encontradas en la enfermedad boca-mano-pie, en la

varicela y en las infecciones por los virus humanos del Herpes Simple. Otras

manifestaciones a mencionar sería la presencia de herpangina y de rash

maculopapuloso como ocurre en las infecciones por Echovirus y Virus Coxsackie.

Cualquiera que sea la etiología de la meningitis hay que examinar el estado

hemodinámico y de perfusión del paciente, así como el estado de hidratación,

identificar signos de miocarditis o derrame pericardico, afectación de las

articulaciones como suele presentarse en la meningitis por meningococo o por

estreptococo del grupo B, presencia de petequias o púrpura como ocurre en las

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sepsis por meningococo o neumococo o la presencia de exantemas típicos de los

enterovirus.

Encefalitis.

Considerando la encefalitis una enfermedad grave de aparición aguda y rápida

progresión, el diagnóstico requiere de la mayor rapidez posible para instaurar la

adecuada terapéutica e influir en el pronóstico aún cuando la mayoría de los

casos pueden cursar sin identificación de la causa.

El diagnóstico de encefalitis aguda debe sospecharse ante todo paciente con

fiebre, cefalea, trastorno de conciencia y signos de disfunción cerebral difusa.

Manifestaciones clínicas.

Como la encefalitis puede tener infinidad de causas es imposible generalizar sus

manifestaciones clínicas aunque de manera general las primeras manifestaciones

suelen ser fiebre y cefalea seguidas de alteración de conciencia o signos

neurológicos focales.

La encefalitis por HSV (Virus herpes simple) merece especial atención pues es la

causa más frecuentemente diagnosticada, suele cursar con alteración de

conciencia, focalización precoz tal como convulsiones parciales (signos de

afectación fronto – temporal) y secundariamente generalizadas, hemiparesia,

afasia o déficit de pares craneales. Puede progresar en horas o días y aparecer:

trastornos de personalidad, disfagia o disfunción autonómica y coma.

La historia o presencia de herpes simple labial o de Gingivoestomatitis puede

sugerir infección por HSV pero esto no es obligado para sospechar dicha causa.

La encefalitis por VVZ (Virus Varicela – Zooster) suele ser llamada Cerebelitis

por la frecuente aparición clínica de ataxia relacionada con la afectación del

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cerebelo pero la participación no es exclusiva de esa región del cerebro. Puede

aparecer como complicación de la varicela aunque se ha descrito en pacientes sin

lesiones cutáneas.

La encefalitis por EBV (Virus de Epstein – Barr) tiende a aparecer con mayor

frecuencia en adolescentes 1 a 3 semanas después de un cuadro de

mononucleosis o como debut de la misma. Se presenta clínicamente de manera

indistinguible a otras encefalitis.

La encefalitis por HHV-6 (Herpes virus humano tipo 6) es descrita mayormente

en inmunodeprimidos pero no se excluye en niños inmunocompetentes. Es hasta

el momento imposible de diferenciar clínicamente de otras causas de encefalitis.

La encefalitis por enterovirus no supera a la meningitis aséptica como forma de

manifestación de la infección del SNC por estos microorganismos. Clínicamente

aparece fiebre asociada o no a letargia, trastornos de personalidad, convulsiones,

parálisis y coma.

La presencia de rash maculopapuloso, herpangina o síndrome boca – mano – pie

sugiere a los enterovirus como posibles agentes etiológicos.

La encefalitis por Mycoplasma pneumoniae puede complicar la infección

respiratoria por este microorganismo o presentarse sin este antecedente y se

comporta clínicamente igual a otras causas.

La encefalitis por Cryptococus neoformans aunque menos común que la

enfermedad con participación meníngea puede caracterizarse por fiebre, cefalea o

alteraciones de conducta. Puede también semejar una lesión ocupante de espacio

(signos HTE).

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Por otra parte en la encefalitis por Arbovirus existe participación cerebral difusa,

fiebre, vómitos y progresión al coma.

Encefalomielitis aguda diseminada.

Aparece días o semanas después de una infección del aparato respiratorio,

enfermedad exantemática o ser de origen postvacunal.

Se caracteriza por la aparición brusca de fiebre y cefalea aunque la fiebre puede

estar ausente en particular al comienzo, alteración del nivel de conciencia, rigidez

nucal, parálisis de pares craneales, afectación medular y ataxia en mayor o menor

frecuencia.

Complementarios de laboratorio clínico.

No existe estudio de laboratorio que por si solo nos permita establecer el

diagnóstico de certeza de una infección del SNC, sin embargo el estudio

citoquímico del liquido cefalorraquídeo (L.C.R) conjuntamente con las

manifestaciones clínicas y el resultado de los reactantes de fase aguda garantizan

una alta sensibilidad y especificidad para discriminar entre infección bacteriana o

viral. (1)

En todo niño con sospecha clínica de infección del SNC debe realizarse una

punción lumbar para estudio del L.C.R a menos que exista alguna

contraindicación.

Contraindicaciones absolutas de la punción lumbar:

Déficit neurológico focal.

Signos de hipertensión endocraneana.

Trastorno de la coagulación activo.

Compromiso cardio-respiratorio.

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La sospecha de HTE importante (realizar fondo de ojo) debe diferir la punción

lumbar (riesgo de herniación cerebral) y realizar tomografía axial computarizada

(T.A.C). De identificar lesión ocupante de espacio, desplazamiento de la línea

media, borramiento de los surcos, borramiento de las cisternas de la base o

hemorragia no realizar la punción pero si debe iniciarse el tratamiento

antimicrobiano inmediatamente. Una T.A.C normal no excluye totalmente la HTE.

Por otra parte la presencia de convulsiones de corta duración no niega la

realización de la punción lumbar en niños con sospecha de infección del SNC, se

sugiere esperar al menos 30 minutos después que ceda. En caso de estatus

convulsivo debe diferirse por su asociación a incrementos importantes en la

presión intracraneal.

El estudio citoquímico del L.C.R debe incluir: Presión de apertura, aspecto y

coloración, conteo de células, diferencial (predominio), concentración de glucosa y

proteínas (cuantitativa y cualitativa). Estos resultados del citoquímico deben

interpretarse en relación con la edad del paciente.

Tabla 3. Características y valores de referencia en L.C.R.

Aspecto Transparente

Color incoloro

Presión Lactantes: 4 - 15 cm H2O

Niños: 7 - 18 cmH2O

Células 0 - 5 x mm3

Pandy negativo

Proteínas 0,15 – 0,45 g/ L

Glucosa 2,2 – 4,4 mmol/L (mínimo 1/2 glicemia)

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Un L.C.R obtenido de una punción traumática no debe ser utilizado para

decisiones clínicas. Se sugiere repetir el estudio para definir la conducta a seguir

y la decisión de si el paciente ingresa en Sala de Hospitalización o en la UTIP

depende de su estado clínico en el momento que es valorado y la presencia de

signos de gravedad.

La glucosa sérica debe determinarse en paralelo a la glucorraquia para comprobar

la proporción habitual (Glucorraquia normal = ½ Glucosa sérica). Un índice de

Glucosa sérica – glucorraquia de 0.4 o menos es 80% sensible y 98% específico

de infección bacteriana del SNC. (2)

El aspecto, color y presión de apertura del L.C.R no deben ser tomados por

separado para identificar infección bacteriana o viral del SNC por su baja

especificidad. Sin embargo se describe que en las infecciones bacterianas la

presión se encuentra alta (por encima de 20 - 50 cms. de H2O), el aspecto es

turbio o francamente purulento en relación con el número de leucocitos, hematíes,

bacterias y cantidad de proteínas presentes.

Por el contrario la meningoencefalitis por enterovirus suele mostrar un L.C.R con

presión de apertura inferior a 20 cms. de H2O y aspecto claro aunque en

dependencia del número de leucocitos presentes y el virus implicado puede

cambiar su aspecto.

Es conveniente señalar que un signo clínico a favor del diagnóstico de infección

viral del SNC es la disminución o desaparición de la cefalea en niños mayores con

meningoencefalitis por enterovirus inmediatamente después de la extracción del

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LCR por la punción lumbar. No debe ser tomado aisladamente para discriminar

entre infección viral o bacteriana por su baja sensibilidad

La meningoencefalitis bacteriana se caracteriza por pleocitocis del L.C.R con

valores de leucocitos por encima de 1000 x mm 3 con predominio de

polimorfonucleares. La glucorraquia corresponde a menos de la mitad de la

glicemia y la proteinorraquia muestra valores elevados.

Un conteo de células bajo en el L.C.R de un paciente con sospecha de infección

bacteriana del SNC plantea un pronóstico desfavorable.(3)

La determinación de las concentraciones de ácido láctico en el L.C.R permite

identificar infección bacteriana del SNC. Los valores por encima de 4.2 mmol/L

tienen un valor predictivo positivo de meningoencefalitis bacteriana superior al

97%. La limitación en la disponibilidad de esta investigación impide su utilización.

No debe ser considerada como imprescindible en la evaluación del L.C.R y mucho

menos en la decisión terapéutica.

La meningoencefalitis viral se caracteriza por pleocitocis del L.C.R con valores de

leucocitos menores a la infección bacteriana, 50 – 500 x mm3 con predominio de

linfocitos (puede existir predominio inicialmente de polimorfonucleares). La

glucorraquia y proteinorraquia son frecuentemente normales o puede existir un

ligero incremento de las proteínas.(7)

Se han descrito meningoencefalitis virales por enterovirus Echo y Coxsackie con

celularidad superior a 1000 x mm 3

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Encefalitis.

Las alteraciones ligeras o moderadas del L.C.R caracterizan a las encefalitis

infecciosas. Aunque el estudio citoquímico del L.C.R puede ser totalmente normal

la mayoría de los pacientes tienen conteo de leucocitos elevados 50 – 200 x mm3

frecuentemente a predominio de linfocitos, proteínas elevadas y glucorraquia

normal.

La encefalitis por HSV y otras causas de encefalitis necrotizante pueden mostrar

presencia de hematíes en el L.C.R y cambios mayores en el número de leucocitos

y proteinorraquia. (3)

La valoración por complementarios de laboratorio (hematología) en un paciente

con sospecha de infección del SNC incluye también la determinación de los

reactantes de fase aguda: Hemograma con diferencial, velocidad de

sedimentación globular, proteína C reactiva y actualmente donde se encuentre

disponible las concentraciones de procalcitonina.

La Meningoencefalitis bacteriana se acompaña de leucocitosis en mayor o menor

cuantía y desviación izquierda en el hemograma con diferencial así como cifras de

hemoglobina variables con tendencia a estar por debajo del valor normal. La

velocidad de sedimentación se incrementa habitualmente hasta alcanzar valores

muy elevados en ocasiones. Por otra parte la proteína C reactiva positiva y con

valores elevados añade sensibilidad diagnóstica a la infección bacteriana sin llegar

a ser una prueba diagnóstica por separado.

Procalcitonina sérica ha sido estudiada ampliamente en la sepsis como marcador

precoz de etiología bacteriana. En estudios realizados en pacientes pediátricos

con infección bacteriana del SNC existen resultados favorables en virtud de su

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sensibilidad y especificidad. Hasta el momento su determinación en laboratorios

clínicos esta limitada.

Las infecciones virales (enterovirus) del SNC cursan generalmente con reactantes

de fase aguda entre valores normales.

Otras pruebas de laboratorio.

Los estudios de hemoquímica y coagulograma son imprescindibles en la

evaluación general del paciente e identificación de complicaciones.

Es imprescindible realizar ionograma y gasometría. El estudio de los electrolitos

séricos permite identificar la hiponatremia que acompaña a la secresión

inadecuada de hormona antidiurética como complicación de la meningoencefalitis

bacteriana, aunque la hiponatremia se observa en menos de la mitad de los casos.

Diagnóstico Microbiológico

En el caso de las meningitis bacterianas el diagnóstico microbiológico se realiza

por examen microscópico, cultivo, detección de antígenos específicos o reacción

en cadena de la polimerasa (P. C.R.) en el LCR. Siempre deben realizarse

paralelamente hemocultivos.

Tinción de Gram del LCR

La observación de microorganismos mediante esta tinción posee un valor

inestimable para orientar el diagnóstico.

Tiene una sensibilidad entre el 50 y 90% y es útil para iniciar el tratamiento con

antibióticos especialmente cuando no se dispone de cultivos. Según estudios

realizados en otros países la tinción de Gram es positiva en el 90% de los

pacientes con meningitis por neumococo, 80% en niños con meningitis por

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meningococo, la mitad de los pacientes con meningitis por bacilos gran negativos

y un tercio de los pacientes con meningitis por listeria monocytogenes.

Esta prueba debe realizarse siempre del sedimento obtenido tras centrifugación

que aumenta hasta 100 veces su sensibilidad comparada con las muestras no

centrifugadas.

Cultivo del LCR

Es el método diagnóstico de referencia, y permite realizar posteriormente estudio

de sensibilidad y de tipificación. Su principal inconveniente es la baja positividad

cuando el paciente ha recibido tratamiento antibiótico previo. Debido al tipo de

bacterias implicadas, deben emplearse medios enriquecidos como el agar sangre

y el agar chocolate. Las placas se incubarán a 35-370 C en atmósfera aerobia

enriquecida con 5% de CO2. En aquellos líquidos con recuentos celulares muy

elevados puede ser útil su inoculación en un medio líquido de lectura

automatizada como el empleado para hemocultivo. El cultivo puede ser negativo

en aquellos niños que reciben terapéutica antimicrobiana antes del examen del

LCR, menos del 60% de los casos contra el 97% de los pacientes que no

recibieron antibióticos antes del estudio del LCR. Por ejemplo en el caso del

meningococo la esterilización del LCR comienza a las 2 horas de recibir

tratamiento con cefalosporinas de 3ra generación, en el caso del neumococo esta

esterilización ocurre a las 4 horas con la misma terapéutica.(4)

Pruebas de detección de antígenos bacterianos en el LCR (Neumococo,

estreptococo del grupo B, hemophyllus, meningococo)

Aunque muchos autores recomiendan la realización de pruebas de látex para la

detección de antígenos bacterianos cuando se han administrado antibióticos

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previos a la punción lumbar, la especificidad y sensibilidad no son altas. Pueden

detectarse bacterias que no se aíslan en los cultivos. Se pueden realizar en pocos

minutos y su simplicidad hace de ellas una técnica al alcance de cualquier

laboratorio. (5)

PCR en tiempo real.

La introducción de las técnicas de amplificación de ácidos nucleicos constituye un

gran avance.

Las mayores ventajas son la simplificación máxima del procedimiento, la rapidez

con que se obtienen los resultados, y su buena sensibilidad, que no disminuye

significativamente con la administración previa de antibióticos. Los principales

inconvenientes son la necesidad de personal específicamente entrenado, la falta

de estandarización de los protocolos y el coste elevado. Por ello, las técnicas

genómicas aun no pueden sustituir al cultivo como método de referencia.

Para el diagnostico microbiológico de las meningitis virales, el aislamiento viral

en el LCR tiene un bajo rendimiento ya que el número de viriones en esta muestra

suele ser bastante bajo constituyendo el cultivo del LCR un medio poco adecuado

para la conservación de la infectividad, especialmente para virus envueltos como

son los herpesvirus.

El diagnostico se realiza fundamentalmente con técnicas de detección directa,

amplificación genómica del DNA viral basados en PCR a tiempo real en muestras

de LCR y heces fecales, esta ultima ademas en caso de sospecha clínica de

infección por enterovirus.

Existen en la actualidad métodos múltiples capaces de detectar en una sola

prueba todos los herpesvirus de interés clínico, tanto en formato de PCR anidada

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con resolución mediante electroforesis en gel, como en formato de PCR simple

seguido de hibridación en placa.

La PCR para los herpes virus tiene una sensibilidad de no menos de 91% y una

alta especificidad, permaneciendo positiva hasta cinco a siete días después de

iniciada la sintomatología y/o tratamiento.

Pruebas serológicas.

El diagnóstico de las infecciones agudas mediante detección de IgM por técnicas

serológicas puede ser de utilidad en las encefalitis por varicela y por arbovirus.(6)

Los inconvenientes de las técnicas serológicas para el diagnostico de las

meningitis virales radican en que los Anticuerpos son detectables una semana

después de la infección, no siendo específicos ya que pueden obedecer a una

infección previa o a una reactivación,. Existen falsos positivos o falsos negativos,

encontrándose problemas al momento de interpretar los resultados.

La demostración de la producción intratecal de IgG es el método de elección para

el diagnóstico de la panencefalitis esclerosante subaguda y puede ser de utilidad

como complemento a las técnicas de detección directa de VHS y VVZ

Estudios por imagen.

Los estudios por imagen con suficiente resolución que permitan evaluar un

paciente con infección del SNC son la T.A.C y la resonancia magnética por

imagen (R.M.I).

En relación con las meningoencefalitis bacterianas y virales causadas por

enterovirus son indicados para el diagnóstico de complicaciones y su seguimiento

así como para el diagnóstico diferencial. No son diagnósticas de

meningoencefalitis.

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La T.A.C y la R.M.I son estudios realizados frecuentemente en niños con síndrome

neurológico agudo incluso preceden a otras investigaciones en ocasiones, sin

embargo rara vez muestran alteraciones en el comienzo de una encefalitis. La

R.M.I es mucho más sensible y específica para detectar cambios agudos pero

tiene importantes limitaciones en pacientes inestables, pequeños que requieran

sedación y es más rápido y fácil en nuestro medio obtener una T.A.C.

En la encefalitis por HSV (7)la afectación uni o bilateral del lóbulo temporal

(patognomónico pero tardío) es el hallazgo más común pero puede aparecer

afectación de áreas contiguas o distantes. En la T.A.C pueden verse lesiones

hiperdensas (hemorragia) o hipodensas (edema) en región fronto-basal y

temporal. La R.M.I es positiva en más del 90% de los pacientes (con RT.PCR

positiva para HSV) y muestra lesiones hiperintensas en T2 y FLAIR.

Diagnóstico por Neurofisiología.

Electroencefalograma (E.E.G)

El E.E.G en las infecciones bacterianas del SNC es utilizado para el diagnóstico y

seguimiento de algunas complicaciones.

El E.E.G es un indicador sensible de disfunción cerebral y puede demostrar

participación cerebral en estadios precoces de la encefalitis. Permite detectar

actividad convulsiva y localizar la región implicada en la encefalitis (distinguir

encefalitis focalizada de encefalopatía generalizada). No permite discriminar desde

el punto de vista etiológico. El E.E.G tiene valor pronóstico en la encefalitis cuando

aparecen signos de mejoría progresiva en la actividad eléctrica.

La encefalitis por HSV presenta un E.E.G con descargas epileptiformes

periódicas lateralizadas del lóbulo temporal a onda lenta.

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Cuando se compara el E.E.G con la T.A.C el primero es más sensible en detectar

encefalitis focal al momento de la presentación.

Diagnóstico Histológico

Biopsia cerebral.

La biopsia cerebral para diagnóstico de encefalitis es raramente utilizada y no se

recomienda su uso.

Bibliografía.

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V. TRATAMIENTO.

V.I. Tratamiento preventivo:

Vacunas antineumocóccicas:

1. Vacunas basadas en polisacáridos capsulares: La FDA de EEUU licenció en

1982 una vacuna elaborada con polisacáridos de la pared que incluyó 23

serotipos( ST) (23-Valente): 1, 2,3, 4, 5, 6B, 7F, 8, 9N, 9V, 10A, 11A, 12F, 14, 15B,

17F, 18C, 19A, 19F, 20, 22F, 22F,23F. Esta vacuna cubre más del 80% de los ST

que causan enfermedad neumocócica invasora (ENI) en los países

latinoamericanos. Se caracteriza por:

a) estimular solo respuesta humoral, no siendo eficaz en niños < de 2 años

por su inmadurez fisiológica para elaborar estos Ac

b) generar Ac de breve duración, < a 5 años;

c) no erradicar S. pneumoniae de fauces;

d) no se puede indicar más de 2 dosis a lo largo de la vida.

Grupos de riesgo que deben recibir esta vacuna:

asplenia, diabetes mellitus, inmunodeficiencias, incluso VIH, enfermedad cardíaca

y pulmonar crónica, asma tratado con altas dosis de corticoides, anemia

drepanocítica, pérdida de LCR, procedimiento neurológico, insuficiencia renal

crónica, síndrome nefrótico, neoplasias tratadas con inmunosupresores o

radioterapia, transplantes, implante coclear.

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2. Vacunas conjugadas: Se desarrollaron 3 conjugados:

A. Vacuna Conjugada Neumocóccica heptavalente (VCN-7V) De 7 Serotipos:

4, 6B, 9V, 14,18C, 19F, 23F (7-V), conjugada a una proteína transportadora, la

CRM 197 (Prevenar® de Pfizer)

B. Vacuna Conjugada Neumocóccica Decavalente (VCN-10V) De 10 ST:

incorpora a la anterior los ST 1, 5 y 7F. El ST 18C (10-V) es conjugado al toxoide

tetánico, el 19Fal toxoide diftérico y los 8 restantes a la proteína D del H.

influenzae no tipificable(Synflorix® de GSK).

C. Vacuna Conjugada Neumocóccica Trecevalente (VCN-13V) Contiene 13 ST:

Incorpora a las anteriores los ST 3, 6A y 19ª (13-V), también conjugada a la

proteína CRM 197: Prevenar 13® de Pfizer

La vacuna de 10 ST posee el potencial beneficio de ampliar su cobertura contra la

otitis media aguda por H. influenzae no tipificable (HiNT), al contener como

proteína transportadora membrana externa de este germen. La VCN-13V ha sido

elaborada con el mismo carrier utilizado en VCN-7V, lo que aseguraría una

correlación inmunológica entre los ST compartidos. Además, extiende la cobertura

contra el ST 19A, que presenta un clon multirresistentes a los antibióticos, e

incrementó su frecuencia en el mundo; y el ST 3 que se ha aislado con frecuencia

creciente del fluido del oído medio en niños con OMA purulenta.

Esquema y dosis: Deben administrarse 3 dosis: 2º, 4º y 6º mes y una dosis de

refuerzo entre los 12-15 meses.

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Vacuna antimeningocóccica [VA-MENGOC-BC] contra los grupos séricos B y C

al cumplir los tres meses de edad (primera dosis) y a los 5 meses (segunda dosis).

Los niños no vacunados y los contactos íntimos >2 años expuestos a

meningococos A, C, Y o W-135 deben recibir la vacuna antimeningocóccica

cuadrivalente (A/C/Y/W-135).

Vacuna antihaemóphilus tipo b combinada hoy con la DPT y HB

(Pentavalente).

Se indica a los 2-4 y 6 meses de edad, con un refuerzo a los 18 meses.

Es recomendada a otros grupos como:

Adultos con anemia drepanocítica, Pacientes con esplenectomía previa,

Pacientes VIH positivos.

V. II. Quimioprofilaxis

Para los contactos de pacientes de meningitis por H. influenzae b

Fármaco Edad del contacto Dosis Vía Rifampicina Menores de un mes

De un mes a dos años Adultos

10mg/kg /24 h por 4 días 20 mg/kg/ 24 h por 4 días 600 mg cada 24h por 4 días

oral

Para los contactos de pacientes de meningitis por N. meningitidis.

Fármaco Edad del contacto Dosis Vía Rifampicina Menores de 1 mes

De un 1 a dos años Adultos

10mg/kg /24 h por 4 días 20 mg/kg/ 24 h por 4 días 600 mg cada 24h por 4 días

oral

Ceftriaxona ≤12 años ≥12 años

125 mg dosis única 250 mg dosis única

IM

Ciprofloxacina ≥18 años 500mg dosis única oral

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V.III. TRATAMIENTO ANTIMICROBIANO EMPÍRICO INICIAL.

La meningitis bacteriana constituye una urgencia médica que requiere tratamiento

inmediato. Antes de que se contara con antimicrobianos la mortalidad en estos

pacientes era prácticamente absoluta, pero con su empleo, actualmente oscila

entre 5 y 30 %.

La elección del tratamiento antimicrobiano inicial depende de la edad del paciente,

de los factores de riesgo a los que se encuentra expuesto, la epidemiología, los

patrones de susceptibilidad antimicrobiana de los agentes etiológicos más

frecuentes y del conocimiento acerca de la penetración del antibiótico en cuestión

en el líquido cefalorraquídeo (LCR), así como de su toxicidad. En relación con este

último aspecto se sugiere que las concentraciones del antibiótico en el LCR

deben ser 10 veces superior a las concentraciones mínimas inhibitorias (CMI) que

se requieren para resolver una enfermedad extra-meníngea por el mismo agente

etiológico.

Tratamiento empírico inicial con amplia cobertura según la edad del paciente, y

posteriormente hacer ajustes teniendo en cuenta el microorganismo identificado y

el antibiograma.

Tratamiento empírico inicial desde el nacimiento al mes de edad

Cefotaxima +Ampicillina - Con estos antibióticos se busca cubrir los gérmenes

que con mayor frecuencia causan meningitis en este grupo de edad

(Streptococcus agalactiae o Streptococcus ß-hemolítico Grupo B, enterobacterias

y Listeria monocytogenes).

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Si se identificaran enterobacterias: Cefotaxima +Aminoglucósidos (gentamicina o

amikacina), con 21 días de duración. Si aparecieran complicaciones se sugiere

extender el tratamiento hasta 28 días.

Si se identificaran Streptococcus del grupo B o por L. monocytogenes: Ampicilina

se considera el tratamiento de primera elección con o sin aminoglucósidos,

durante 14 días para el Streptococcus del grupo B y 21 días para la L.

monocytogenes.

Tratamiento de la meningitis bacteriana en menores de un mes:

Antibiótico Edad y dosis

Penicilina ≤7 días de edad: 250,000 a 450,000 U/kg por día (IV) divido c/8 horas

>7 días de edad: 450,000 a 500,000 U/kg por día (IV) divido c/6 horas

Ampicilina RN˂ 8días: 200 300 mg/Kg/día cada 8 horas RN ≥

8días :300 a 400 mg/Kg/días cada 6 a 8 horas

Amikacina RN˂ 8días: 7.5mg/Kg/dosis cada 12 horas

RN ≥ 8días :7.5mg/Kg/días cada 8 horas

Cefotaxima RN˂ 8 días: 100mg/kg/días cada 12 horas

RN ≥ 8días: 150mg/Kg/día cada 8 horas

Ceftriaxona RN˂ 30 días:75 a 100mg/kg/días cada 12 horas

Ceftazidima RN˂ 8 días: 100 a150 mg/kg/días cada 12 horas

RN ≥ 8días: 150mg/Kg/día cada 8 horas

La ceftriaxona no está indicada en recién nacidos porque se une a la albúmina,

transportadora de bilirrubina, y podría desencadenar kernicterus en neonatos con

hiberbilirrubinamia. También es conveniente evitar su uso en neonatos que estén

recibiendo tratamiento con soluciones que contienen calcio, pues existe alto

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riesgo, incluso de muerte, por precipitación de sales de calcio con Ceftriaxona, en

el pulmón y riñón. En los lactantes mayores de un mes se puede utilizar sin estos

riesgos.

Tratamiento empírico inicial a partir del mes de edad

Ceftriaxona (150 mg /Kg/día) o Cefotaxima 300 mg/Kg/día), más Vancomicina

(60 mg/kg/día). Durante 10 a 14 días.

La resistencia antimicrobiana a S. pneumoniae a penicilina incluso a

cefalosporinas es un problema creciente en todo el mundo.

Para la penicilina se considera como resistente a todo aislamiento proveniente de

una enfermedad meníngea, para el que se demuestre una CMI de 0,125

mg/mL para esta droga. Sin embargo, para los aislamientos recuperados de

procesos extra-meníngeos, los valores de corte son superiores: (susceptibilidad

disminuida a la penicilina si la CMI es de 4 mg/mL y resistente si es 8 mg/mL)

porque la concentración de la penicilina en el suero o los tejidos pulmonares, tras

dosis elevadas administradas por vía endovenosa, superan las CMI de las cepas

resistentes de S. pneumoniae a diferencia de lo que ocurre en la meningitis u otitis

media donde la concentración de los antibióticos es escasa y la resistencia es

paralela al fracaso clínico Es evidente entonces, la necesidad de conocer el

diagnóstico clínico para hacer una interpretación correcta de la prueba de

susceptibilidad antimicrobiana.

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Se impone la vigilancia sostenida de los patrones de susceptibilidad, por el método

de la CMI, de los aislamientos de S. pneumoniae recuperados a lo largo de todo

el país, fundamentalmente frente a ß-lactámicos. En la actualidad los resultados

de esta vigilancia a nivel nacional demuestran una resistencia de sólo un 2%

frente a ceftriaxona y ponen en evidencia una aparente evolución hacia la

resistencia a la penicilina.

Si se confirma el S. pneumoniae y el resultado de la CIM indica que es sensible a

cefalosporinas, se puede retirar la Vancomicina.

En caso de alergia a betalactámicos se sugiere la combinación de Vancomicina y

rifampicina.

Si se identifica el H. influenzae tipo b las cefalosporinas de tercera generación son

la indicación correcta y se debe retirar la Vancomicina.

Si se identifica Neisseria meningitidis (meningococo) el tratamiento de elección es

Ceftriaxona a 100mg/Kg/ día , considerando el resultado de kla vigilancia de esta

infección en Cuba que demuestra que el 20 % de los aislados clínicos son

resistentes a penicilina.

Los casos de meningitis nosocomial por Staphylococcus aureus en pacientes con

pérdida de la integridad anatómica del sistema nervioso central (SNC) (cirugía del

SNC, traumatismos, etc.) se tratan con vancomicina (60 mg/kg/día).Si se

identifican enterobacterias productoras de -lactamasas de espectro extendido

está indicado meronem (120mg/kg/día).

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La duración del tratamiento antibiótico es de 7 a 8 días para las meningitis por N.

meningitidis, de 10 a 14 días para S. pneumoniae o H. influenzae tipo b y se debe

extender a 21 días cuando se trata de meningitis por enterobacterias

Meningitis virales.

No existe tratamiento antiviral específico excepto para las causadas por el herpes

simple, la varicela zoster y el citomegalovirus

Herpes simple y varicela zóster 30mg/kg/día divididos en tres subdosis durante 21

días

En neonatos se sugiere una dosis superior: 60mg/Kg/día

Citomegalovirus. Ganciclovir a 6mg/kg/dosis cada 12 horas durante 3 a 4 semanas

siguiendo la función renal, hemoglobina y recuento plaquetario.

Meningitis micótica

El tratamiento de elección es la asociación de Anfotericín B con 5 fluorocitosina. El

fluconazol puede usarse de forma alternativa.

Antifúngicos Dosis

Anfotericín B desoxicolato 0.25–1 mg/kg/día e.v

Anfotericín B complejo lipídico

Anfotericín B liposomal

3–5 mg/kg/día e.v

Fluconazol 6–12 mg/kg/día e.v-v.o

5 fluorocitosina 100-150 mg/kg/día cuatro dosis v.o

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VI. TRATAMIENTO DE SOSTÉN.

La evaluación inicial del paciente incluye el manejo cuidadoso y adecuado del

ABCD. El inicio temprano del tratamiento acertado en las infecciones del SNC es

prioritario, el retardo del mismo se asocia con un incremento del riesgo de

secuelas neurológicas así como de la letalidad.

Las medidas terapéuticas deben iniciarse inmediatamente y consisten en dos

pilares importantes:

Medidas adyuvantes necesarias para el manejo de la Hipertensión

endocraneana (HTE) y otras complicaciones agudas.

Tratamiento antimicrobiano empírico establecido según grupo de edades.

MEDIDAS TERAPEUTICAS ADYUVANTES

El tratamiento de sostén en unidades de atención al grave esta encaminado a

mantener la estabilidad hemodinámica, proporcionar adecuada oxigenación

prevenir la hipoglicemia e hiponatremia así como otras alteraciones

hidroelectrolíticas y disminuir la HTE. De igual manera debe evitarse la restricción

de líquidos así como el uso de soluciones hipotónicas con la finalidad de evitar

una disminución de la perfusión cerebral. La nutrición adecuada y precoz es vital

en estos pacientes así como la prevención de ulceras de stress y decúbito.

Posición optimizada: Actualmente se recomienda Fowler 15-30 o en caso de

inestabilidad hemodinámica la posición horizontal. La cabeza en posición

central para evitar la compresión de las venas yugulares.

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Se recomienda la monitorización continua de la frecuencia cardiaca, tensión

arterial, frecuencia respiratoria, oximetría de pulso, capnografía si esta

ventilado así como del estado neurológico.

Evitar estímulos intensos que originen picos de incrementos de la presión

intracraneal durante la realización de procederes invasivos. Sedoanalgesia y

relajación: La agitación y el dolor incrementan dos o tres veces el gasto

metabólico cerebral, lo que puede aumentar el flujo sanguíneo cerebral y la

presión intracraneal. Una adecuada sedoanalgesia puede ayudar al control de

la HTE.

Asegurar normotermia.

Apoyo respiratorio: Oxigenoterapia: por máscara o tenedor nasal.

Asistencia ventilatoria: La intubación con ventilación mecánica esta indicada :

Glasgow menor o igual a 8 puntos o deterioro progresivo de la

conciencia.

Shock séptico refractario tratamiento con volumen.

Signos de HTE con signos de inestabilidad hemodinámica.

Signos de insuficiencia cardiaca.

Signos de insuficiencia respiratoria aguda o distres respiratorio.

La normoventilación que garantice PCO2 32 -35 mmHg y Saturación de

oxigeno > 95 mmHg es recomendada. Los niveles de PEEP ente 3 – 5 mmHg

son aceptados con la finalidad de mantener la capacidad residual funcional

normal. Si la infección del SNC se asocia con SDRA niveles superiores de

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PEEP pueden emplearse con apoyo de aminas vasoactivas que garanticen

una hemodinamia estable.

Apoyo circulatorio: Fluidoterapia, volemia y osmolaridad.

Objetivos: Mantener al paciente euvolemico, hemodinamicamente estable y

con TA que garantice un flujo sanguíneo cerebral adecuado. Volumen/ 800-

1000 ml/ m2/ día. Osmolaridad/ 300- 325 mOsm/l. Na135- 145 mq La

fluidoterapia debe garantizar Htto > 030 con una TAM adecuada para la

edad. Fluidos recomendados:

Solución salina fisiológica 10 -20 ml/Kg teniendo en cuenta la

individualidad de cada caso. La reposición de volumen depende del

escalón de la sepsis en que este el paciente. En presencia de Shock

debe iniciarse la reposición de volumen con bolos de 20 ml/Kg en 5 a

10 minutos, de preferencia cristaloides y de acuerdo a la respuesta

clínica se continuara con bolos similares, en general se requieren de 40

a 60 ml/Kg en la primera hora de reanimación, aunque en ocasiones se

han necesitado hasta 200 ml/Kg en la primera hora. Se recomiendan

iniciar con soluciones cristaloides (Solución Salina 0.9% o Ringer

Lactato).Esta terapéutica, debe ser agresiva y precoz comenzándose

tan pronto como el síndrome sea reconocido, tratándose de canalizar

dos venas periféricas con trocares adecuados para la edad del niño que

garanticen un buen flujo. En menores de 6 años, donde la canalización

venosa periférica es más difícil, de no poderse lograr la misma en 5

minutos debe procederse a la vía intraósea.

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Las soluciones hipertónicas son efectivas para disminuir la presión

intracraneal (PIC). Se reporta eficacia similar al Manitol. Recomendable

en pacientes inestables o hiponatremicos. La solución al 3% se

administra de 10 ml / Kg mientras la del 7.5% se emplea de 4 – 6 ml/Kg.

Si la fluidoterapia no logra cifras de TAM adecuadas evaluar uso de

drogas vasoactivas. Recordar que el uso prudente de las mismas se

impone pues la vasoconstricción puede comprometer el flujo sanguíneo

cerebral.

Inotrópicos y drogas vaso activas más empleadas

Inotrópico o agente vasoactivo

Dosis

(µg / Kg / min)

Precauciones

Dobutamina 5 – 15 Vaso dilatación, pero ↑ el GC en el niño

Dopamina 2 -5

5 – 15

>15

No se recomienda actualmente

Arritmia, > RVP

Vasoconstricción

Epinefrina A partir de 0.1 (según efecto deseado)

> VO2, isquemia y según dosis

Vasodilatación o vasoconstricción

Norepinefrina A partir de 0.1 > VO2, isquemia

Amrinona 5 – 10 Arritmia .< RVS

Nitroglicerina (vasodilatador)

3 – 20 ↓RVS

Nitroprusiato

(vasodilatador)

0.5 – 10 ↓ RVS y tóxico

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Estas “solo” deben ser usadas en pacientes con una adecuada carga de volumen,

con shock refractario a fluidos. La falta de respuesta a las catecolaminas puede

ser causada por Insuficiencia adrenal.

Diuréticos.

El uso de Manitol reponiendo la diuresis con Solución salina fisiológica

esta indicado ante signos clínicos de hipertensión endocraneana y/o

predominio del patrón cerebral isquémico. Dosis: 0,25 - 0,50 mg/Kg/

dosis en bolos de 10 min. No se justifica ni recomienda su asociación

con otros diuréticos. Rebajar la dosis cuando desaparezcan los

síntomas y signos clínicos de HTE de manera escalonada para evitar

efecto rebote. No recomendable su uso por un periodo mayor de 5 días.

Si los signos clínicos no mejoran en 72 hrs considerar furosemida a 1

mg/ kg/ dosis c/ 4 o 6 hrs. Evaluar complicaciones mediatas.

En caso de evolución crónica (mayor de 10 días), se puede usar

acetazolamida 15 a 30 mg/ kg/ día con vigilancia estricta del equilibrio

acido-básico dada la acidosis metabólica que causa.

Antiinflamatorios:

DEXAMETAZONA: Se debe utilizar en la meningoencefalitis bacterianas

en las primeras 48 hrs, máximo 4 días. Se ha descrito que el mejor

pronóstico se relaciona cuando el esteroide se administra en fases

iniciales y antes de la primera dosis del antimicrobiano. Muy específica

en la MBA por Hib (prevenir las alteraciones auditivas). Se reporta que

disminuye la respuesta inflamatoria en el SNC por lo cual reduce el

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edema cerebral y los niveles de PIC. Dosis recomendada: 0.4 a 0.6 mg/

kg/ dosis c/12 hrs o c/6 hrs. Iniciar 50 a 60 min antes del antibiótico. No

se recomienda utilizar: en recièn nacidos, en Neumococo penicilin

resistente y ante la sospecha de meningitis viral, micótica y palúdica.

Si encefaltis post infecciosa o parainfecciosa, de manera específica en

infecciones por VHS. Se recomienda utilizar si: manifestaciones

neuropsiquiátricas, cerebelosas o extrapiramidales, toma de pares

craneales, afasias, trastornos del lenguaje y trastornos motores.

Prednisona 1 a 2 mg/ Kg/ día por un mes. Dexametazona 0.2 a 0.4 mg /

kg/ día por un mes.

En situaciones especiales por convulsiones refractarias, coma severo,

compromiso importante de tallo, manifestaciones extrapiramidales

exageradas se recomienda utilizar Intacglobin a dosis única de 100 a

400 ud/ kg/ dosis EV, durante 5 días, con dosis de refuerzo a los 21

días.

Neuroprotección. Manejo de las convulsiones.

Fenitoína/ dosis de ataque si estatus de 15 a 20 mg/ kg/ dosis sin

sobrepasar 1.5 gr. Mantenimiento 5 a 8 mg/ kg/ día. c/ 6 o 8 hrs.

Fenobarbital/ dosis de ataque si estatus de 10 a 20 mg/ kg/ dosis sin

sobrepasar 600mg. Mantenimiento/ 3 a 6 mg/ kg día c/ 12 hrs

Se debe utilizar como medidas preventivas en niños con EEG con signos

paroxísticos. La duración dependerá de la evolución clínica individual,

mínimo los primeros 7 días (periodo de estado de la infección). Si eventos

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convulsivos en el curso de la infección el tratamiento durara entre 2 a 3

meses, la droga antiepiléptica a seleccionar será Carbamazepina o valproato

de Na o Mg según el tipo de crisis. En el niño menor de un año se puede

utilizar el fenobarbital.

Control hematológico: La cifra óptima de hemoglobina para un niño

críticamente enfermo con sepsis severa y/o shock séptico no es conocida. Se

debe corregir la anemia para asegurar un correcto aporte de oxígeno al tejido

cerebral con un hematocrito mayor de 0.34.

Corrección de alteraciones bioquímicas, hidroelectroliticas y gasométricas.

Manejo intensivo de trastornos relacionados con el eje hipotálamo –

hipofisiario.

DIABETES INSIPIDA: En el curso de las infecciones del SNC puede

presentarse la misma de causa central. Su manejo en la fase aguda esta

encaminado a la reposición de volumen y a la terapéutica sustitutiva. . Si el

paciente no esta en shock ni deshidratado puede emplearse la vía oral

siempre que esta sea factible. En caso de deshidratación /shock es

recomendable el empleo de salina fisiológica o ringer lactato 10- 20 ml/kg. La

fluidoterapia y la tonicidad de los líquidos será evaluada con cuidado para

evitar descensos bruscos de niveles de sodio. El tratamiento de sustitución

esta indicado cuando los valores de sodio superan los 145-150 mEq/L. La

Desmopresina es el fármaco de elección, la dosis varia según la clínica y la

vía de administración.

Críticamente enfermo: Vía parenteral (amp 1mg-4g)

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SC: 0,025 ug/Kg c/ 12-24 hr. No indicada si existe mala perfusión regional

que comprometa absorción.

EV: 0,025g/Kg. Dosis máxima 1mg/dosis c/ 8- 12hr.

Paciente estabilizado: Via nasal. Requiere 10 veces la dosis EV.

Gotas nasales: 1ml = 0,1mg

Aerosol: 1 insuflación = 10 ug.

SECRECION INADECUADA DE ADH (SIADH) Básicamente el tratamiento

consiste en la restricción hídrica aportando el 50% de necesidades basales y

empleo de diuréticos (furosemida).

SINDROME PIERDE SAL CEREBRAL: Infrecuente en niños pero su

diagnóstico es importante ya que evoluciona rápidamente hacia el shock, la

encefalopatía hiponatremica que conduce a infarto cerebral y muerte. El

tratamiento consiste en la reposición estricta y horaria de sodio y agua

eliminados por la orina. La reposición se aconseja realizarla en un periodo de

12-24hras.

ENCEFALOPATIA HIPONATREMICA: Puede presentarse en el curso de la

SIADH o del Síndrome pierde sal. Constituye una emergencia donde la

reposición rápida de sodio hasta lograr cifras de 120 mEq/L esta indicada. Se

calcula según fórmula: (Na deseado- Na paciente) x 0.6xpeso en KG= Na

MEq/L. La mitad de lo calculado se administra en los primeros 5-10 minutos y

el restante en 2 hras.

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MANEJO INTENSIVO DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL INTRACRANEAL.

El Síndrome compartimental intracraneal se produce cuando la presión

intracraneal sobrepasa el punto crítico comprometiendo la presión tisular y la

oxigenación celular iniciando una injuria celular progresiva. La cefalea, el vómito

no precedido de náuseas, las convulsiones, la diplopía, las alteraciones pupilares,

las alteraciones sensoriales con agravamiento de un déficit neurológico focal

preexistente o instauración del mismo suelen presentarse en un paciente con

incremento de la presión intracraneal. La tríada de Cushing caracterizada por

bradicardia, bradipnea e hipertensión arterial es expresión de severidad. El fondo

de ojo suele arrojar la presencia de edema papilar así como hemorragias

retinianas aunque la negatividad del mismo no excluye la posibilidad del síndrome.

En lactantes se han descrito episodios de taquicardias sinusales en sustitución de

la clásica bradicardia, la irritabilidad, el vómito y las convulsiones suelen estar

presentes. En este grupo poblacional el examen de la fontanela cobra un

incuestionable valor y el Signo del sol poniente asociado al aumento del perímetro

cefálico es expresión de hipertensión severa.

Recordar que el tratamiento es individualizado, un tratamiento adecuado en las

primeras horas puede no ser óptimo después. Las cifras de presión intracraneal a

partir de la cual el tratamiento es inminente no están definidas por lo cual el

seguimiento evolutivo de los pacientes es insustituible. La literatura reporta que en

lactantes cifras de PIC> 15mmHg son sugestivas de severidad.

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Optimizar medidas terapéuticas encaminadas a garantizar perfusión

cerebral con reducción de la PIC.

Cuando la refractariedad en el control de la hipertensión endocraneana se

impone están indicadas medidas específicas o de segundo nivel:

Hiperventilación leve puntual y transitoria bajo estricta monitorización.del

patrón hemodinámico cerebral.

Coma barbitúrico: debe revertirse luego del control de la PIC por 24 horas.

Tiopental 5 – 10 mg/Kg de ataque con dosis de mantenimiento en infusión

continua 3 – 5 mg/Kg. Requiere apoyo inotropico y monitorización estricta.

Pentobarbital 10 mg/Kg de ataque con dosis de mantenimiento 1 – 2 mg/

Kg con iguales requerimientos que el Tiopental.

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VII. MENINGITIS TUBERCULOSA

Es la forma más grave de tuberculosis (TB) y ocurre con más frecuencia en niños

pequeños, donde produce altas tasas de mortalidad y secuelas invalidantes.

La infección del Sistema Nervioso Central puede adoptar la forma de meningitis en

el 95%, siendo menos frecuentes los tuberculomas (5%) y los abcesos

tuberculosos (<1%) 1,2.

En niños con diseminación hematógena (TB miliar), es frecuente la afectación

meníngea (30 a 50%), por lo que siempre debe realizarse una punción lumbar en

estos pacientes para descartar esta complicación 1,2.

Etiología.

Es producida por bacterias del complejo M. tuberculosis, integrado por cuatro

microorganismos: M. tuberculosis, M. bovis, M. africanum y M. microtti, los que se

incluyen, taxonómicamente, en el orden Actinomycetales y en la familia

Mycobacteriaceae 3. En Cuba solo se reporta M. tuberculosis 4.

Epidemiología

Ocurre en el 0,5 a 2% de los casos pediátricos, aunque puede representar del 5 al

10% en menores de 2 años, su incidencia disminuye con la edad a menos de 1%.

La incidencia de meningitis tuberculosa en < 5 años es un indicador de

transmisión en la comunidad; es mas frecuente en países de alta prevalencia y en

población no vacunada con BCG 4,6. La mayoría de los niños entra en contacto

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con el M. tuberculosis por exposición a un adulto enfermo en el hogar 1,2,7. En

Cuba no se reporta meningitis tuberculosa en niños desde el año 2002.

Patogenia

Tanto la TB miliar como la meníngea se desarrollan generalmente en los primeros

2 a 6 meses de la infección inicial. Durante la fase del desarrollo del complejo

primario, se producen “siembras” linfohematógenas en diferentes tejidos del

organismo, entre ellos el encéfalo. A partir de esta lesión inicial, que aumenta y se

caseifica, se produce una descarga de bacilos en el espacio subaracnoideo,

donde el exudado resultante inflama las meninges, infiltra los vasos sanguíneos

córticomeníngeos y produce inflamación, obstrucción e infarto de la corteza

cerebral. El tronco encefálico es el sitio más afectado, con disfunción de pares

craneales III, VI y VII. La interferencia que produce el exudado al libre flujo del

líquido céfalo raquídeo (LCR) da lugar a hidrocefalia obstructiva que agrava el

cuadro. La disfunción neurológica puede asociarse a Síndrome de secreción

inadecuada de hormona antidiurética, que se manifiesta con hiponatremia.

Más raramente, la meningitis TB puede ocurrir muchos años después de la

infección inicial, por ruptura de tubérculos subependimarios 1,7.

Cuadro Clínico

La presentación clínica puede ser insidiosa, aunque en los lactantes y niños

pequeños puede ser aguda, de pocos días entre el inicio de la enfermedad y la

aparición del coma. Cuando se presenta de forma insidiosa, se describen tres

fases o estadíos 1,7:

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I- Estadío de 1-2 semanas de manifestaciones generales, inespecíficas:

fiebre persistente de bajo grado, malestar, anorexia, pérdida de peso,

irritabilidad, nauseas, trastornos inespecíficos de conducta. En niños

pequeños pueden retroceder habilidades del desarrollo psicomotor. No

hay manifestaciones neurológicas generales ni de focalización.

II- Estadío que aparece de forma más brusca con manifestaciones

meníngeas y de hipertensión endocraneana: cefalea, fotofobia, rigidez

de nuca, hiperreflexia tendinosa, confusión o letargia, y/o parálisis de

pares craneales (mas frecuente el VI par, con parálisis del recto lateral).

III- Estadío de manifestaciones neurológicas francas: coma, convulsiones,

pueden aparecer movimientos anormales: coreoatetosis, paresias o

parálisis de una o mas extremidades. Progresivamente aparece postura

de descerebración o decorticación, opistótonos, y la muerte. Los

pacientes con tuberculomas o abscesos tuberculosos, pueden presentar

signos de focalización. Si se produce toma medular puede desarrollarse

bloqueo espinal agudo o un síndrome similar a la mielitis transversa.

En niños que concomita una TB miliar puede añadirse hepatosplenomegalia,

adenopatías, lesiones cutáneas y en el fondo de ojo 7.

El tuberculoma se manifiesta como una lesión expansiva, generalmente

infratentorial. Puede aparecer también durante el tratamiento de la meningitis TB 8.

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Diagnóstico

El diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas, sobre todo cuando existe

un contacto reciente con un enfermo. Debe realizarse lo antes posible, ya que la

demora en iniciar tratamiento ensombrece el pronóstico.

Es imprescindible el estudio del LCR que muestra moderada linfocitosis (100 -500

células), con glucosa baja y elevación importante de las proteínas. Debe

obtenerse entre 5 a 10 ml de LCR para el estudio bacteriológico, con 30% de

positividad al examen directo y entre 30-50% en el cultivo 1.

La determinación de adenosín deaminasa (ADA) en LCR es una forma de

demostrar activación linfocitaria, sugiere TB en valores superiores a 9 unidades

internacionales 3.

Deben obtenerse otras muestras para estudio microbiológico: contenidos gástricos

en ayunas, orina y otros fluidos si proceden (pleural, o peritoneal), con menor

frecuencia de líquido obtenido por punción cisternal o ventricular 3.

Al ser formas de TB paubacilares, con poca positividad al cultivo, las técnicas de

amplificación genética, reacción en cadena de polimerasa (PCR) pueden ayudar

en el diagnóstico 3,9.

El laboratorio muestra anemia, eritrosedimentación muy acelerada e hiponatremia.

La Radiología de tórax muestra anomalías hasta en el 50% de los enfermos:

adenopatías hiliares, infiltrados, o un patrón miliar 7.

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La Tomografía axial computarizada (TAC) revela inflamación de la cisterna basal,

hidrocefalia, afectación meníngea y anomalías parenquimatosas tales como

tuberculomas e infarto cerebral.

La Resonancia magnética nuclear (RMN) define lesiones de los ganglios basales,

cerebro medio y tronco encefálico.

La TAC y la RMN pueden ser normales en el estadío inicial.

La prueba de mantoux es anérgica hasta en el 50% de los pacientes.

Tratamiento

Los niños con sospecha o confirmación de meningitis tuberculosa deben estar

hospitalizados e iniciar un esquema de tratamiento con las 4 drogas de primera

línea a dosis tope, durante la primera fase de dos meses, dada la gravedad de

esta afección. La OMS, 2007, señala que algunos autores prefieren la

estreptomicina en la primera fase, en vez del etambutol, por su mejor penetración

en el LCR 10.

La fase de continuación con dos drogas debe prolongarse durante 10 meses. En

casos de tuberculosis resistente a drogas se recomienda el uso de quinolonas 11.

Los esteroides se recomiendan para disminuir el daño tisular, la mortalidad y las

secuelas invalidantes. Se recomienda la prednisona en dosis de 1 a 2 mg/kg/día

por 4 semanas y retirar gradualmente en 2 semanas 7.

En casos necesarios, debe hacerse derivación ventriculoperitoneal para el manejo

de la hidrocefalia 8.

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Tabla 1. Drogas y dosis utilizadas según fases. OMS 2010 11.

* En la primera fase de las meningitis TB

Evolución y pronóstico

La meningitis tuberculosa tiene alta mortalidad y secuelas importantes, en

particular en las fases II y III.

1ra fase: diaria por 60 dosis

Droga Presentación

Dosis

Diaria Máxima

Isoniacida (H) Tab. 150 mg 10 mg/kg (10 a 15 mg/kg) 300mg

Rifampicina (R) Cap. 300 mg 15 mg/kg (10 a 20 mg/kg) 600 mg

Pirazinamida (Z) Tab. 500 mg 35 mg/kg (30 a 40 mg/kg) 1,5 -2 gr

Etambutol (E) Tab. 250 mg 20 mg/kg (15 a 25 mg/kg) 2,5 gr

Estreptomicina (S)* Bbo 1 gramo 15 mg/kg (12 a 18 mg/kg) 1 gr

2da fase intermitente, 2 veces por semana

Isoniacida (H) Tab. 150 mg 15 mg/kg (10-18 mg/kg) 750mg

Rifampicina (R) Cap. 300 mg 15 mg/kg (15-20 mg/kg) 600 mg

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VIII. SECUELAS DE LAS INFECCIONES DEL SNC.

Las características anatomofuncionales del sistema nervioso central (SNC) le

confieren una gran resistencia frente a la invasión de agentes biológicos; sin

embargo una vez ocurrida la invasión de las leptomeninges y el LCR por

diferentes tipos de gérmenes: bacterias, virus, hongos, rickettsias, protozoos o

parásitos ; estos se diseminan hacia el encéfalo y la médula espinal produciendo

un cuadro de gravedad

extrema; por tanto el

diagnóstico y

tratamiento precoces de

las enfermedades

infecciosas del SNC son

determinantes para el

pronóstico del enfermo,

ya que un tratamiento tardío, incorrecto o insuficiente se traducirá en mortalidad o

secuelas irreversibles.

Existen muchos factores relacionados con la severidad de las infecciones del SNC

y su pronóstico, entre ellos podemos señalar: su ubicación anatómica, en un

espacio óseo sellado que no permite una expansión fácil ante un proceso

inflamatorio difuso lo que contribuye a que el daño neurológico ocurra por efecto

mecánicos(síndromes secundarios a herniaciones); el tipo de agente causante de

la infección, relacionándose a las bacterias con la mayor cantidad de secuelas y

gravedad del proceso; otros factores como la competencia inmunológica del

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huésped, la penetración y concentración de los agentes antimicrobianos en el

sistema nervioso, la edad y las dificultades diagnósticas también intervienen en la

evolución de los pacientes con infecciones del sistema nervioso.

Las meningoencefalitis causadas por

virus más frecuentes de la infancia y en

general su evolución y pronóstico,

salvo casos excepcionales, son

favorables. Las raras excepciones

ocurren en los niños más pequeños que

son los más propensos a sufrir secuelas

por la inmadurez y desarrollo incompleto del SNC; aún en estos últimos la

curación sin secuelas es lo más usual. Las bacterianas incluso tratadas suelen

tener un peor pronóstico y un mayor número de secuelas.

Podemos considerar que las complicaciones presentadas durante una

meningoencefalitis van a persistir como una secuela neurológica cuando estas

persisten por un período mayor de 6 meses, pues durante este tiempo las

manifestaciones neurológicas pueden mantenerse secundarias a la respuesta

inflamatoria y desaparecer cuando esta sea resuelta definitivamente.

Las complicaciones que más comúnmente se presentan podemos agruparlas de la

siguiente manera:

1. Compromiso de pares craneales: dentro de estos el más afectado es el

octavo par craneal (vestibulococlear o estatoacústico); Alrededor de 20 a

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30% de los pacientes con meningitis bacteriana suelen presentar algún

grado de hipoacusia. Por tanto en pacientes que hayan sufrido una

meningoencefalitis bacteriana estamos obligados a realizar potenciales

evocados auditivos y audiometrías en busca de esta secuela precozmente

pues en niños pequeños de no ser detectadas secundariamente podrían

afectar el desarrollo del lenguaje y en niños ya en edad escolar su

rendimiento académico.

2. Trastornos conductuales: Estos pueden expresarse de diferentes maneras,

como un síndrome hiperquinético, agresividad, apatía, ansiedad,

desinhibición y en el niño mayor puede tener un comportamiento diferente

al pre mórbido.

3. Retraso Mental y trastornos de la esfera cognitiva: El paciente puede

quedar con una afectación global del desarrollo intelectual o puede

presentar alteraciones de determinadas funciones como la memoria, la

atención, la concentración o menos comúnmente otras funciones.

4. Trastornos del Lenguaje: El paciente puede tener un trastorno para la

comprensión del lenguaje (disfasia sensitiva) o para la emisión del mismo

(disfasia motora) o una combinación de ambos (mixta) o simplemente un

retardo en la adquisición del mismo.

5. Alteraciones Motoras :según el sitio de la lesión se puede expresar como

una monoparesia, hemiparesia, paraparesia o plejia si la afectación de los

miembros comprometidos es completa.

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6. Epilepsias: En este caso estaríamos frente a una epilepsia sintomática post

infecciosa que puede según el sitio afectado y las características clínicas de

la misma parcial simple(motora, sensitiva, vegetativa), parcial compleja más

comúnmente del lóbulo temporal o frontal o generalizadas desde un inicio;

tanto las parciales simples como las complejas pueden tener generalización

secundaria. Las crisis de comienzo parcial son las más frecuentes ya que

ocurren secundariamente a una lesión establecida como complicación de la

meningoencefalitis. Las complicaciones que más se relacionan con este

tipo de secuela son las trombohemorrágicas (la trombosis de las venas

corticales, tromboflebitis, arteritis necrosante, oclusión de senos venosos

mayores, hemorragia subaracnoidea y necrosis de la corteza cerebral), la

hipertensión intracraneal severa asociada a edema cerebral severo. La

epilepsia es más común en aquellos que presentan alteraciones

neurológicas persistentes y puede ir acompañada de otras alteraciones

como trastornos del lenguaje, retraso mental o alteraciones motoras.

7. Alteraciones sensitivas: pueden presentarse trastornos visuales

expresados por hemi o cuadrantonopsias o existir lesión del nervio óptico

secundaria a la hipertensión intracraneal y/o al propio proceso séptico,

trastornos sensitivos corporales de diferente distribución según área

cerebral dañada

8. Hidrocefalia obstructiva con hipertensión intracraneal asociada:

Secundariamente al proceso séptico especialmente al de origen bacteriano

puede ocurrir la estenosis, más comúnmente del acueducto de Silvio

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causando una hidrocefalia obstructiva con dilatación del III ventrículo y de

los ventrículos laterales.

9. Trastornos de la coordinación del movimiento y el equilibrio: Pueden verse

por afectación cerebelosa que ocurre secundaria a infecciones

fundamentalmente virales o pueden ser causados por laberintitis por

infecciones tanto bacterianas como virales

Estas complicaciones se presentan con mayor frecuencia o magnitud según sea

el agente biológico causante de la sepsis del sistema nervioso. Existen

diferentes gérmenes que por la frecuencia con que se presentan o por la

severidad del cuadro que producen deben ser considerados en lo particular.

El Streptococcus pneumoniae ha sido, en orden de frecuencia, el tercer germen

causante de meningitis bacteriana en el niño, tras Neisseria meningitidis y

Haemophilus influenzae; Sin embargo, en los últimos años el desarrollo de

nuevas vacunas frente a N. meningitidis C y H. influenzae ha modificado este

orden de incidencia. Existen factores predisponentes para la infección grave por

neumococo, como la malnutrición, el síndrome nefrótico, la anemia

drepanocítica, la esplenectomía, el déficit del complemento y otras

inmunodeficiencias, además de defectos anatómicos con fístula de líquido

cefalorraquídeo (LCR).

En 1967 se describieron las primeras

cepas de neumococo resistente a

penicilina y en el curso de los años han

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ido apareciendo nuevas resistencias, incluso la aparición de cepas resistentes a

las cefalosporinas de tercera generación que han planteado un importante reto

terapéutico. La meningitis neumocócica tiene una mayor morbimortalidad que

otras meningitis bacterianas por lo que el inicio precoz del tratamiento antibiótico y

el uso de corticoides sistémicos disminuye la incidencia de secuelas neurológicas

y la mortalidad de esta meningoencefalitis en niños.

La meningoencefalitis tuberculosa es una infección crónica del sistema nervioso

central (SNC) por el mycobacterium tuberculosis. Es una enfermedad que afecta,

fundamentalmente a niños, entre los 12 meses y los 4 años , siendo la

manifestación más grave y con mayor mortalidad de la tuberculosis (TBC)

extrapulmonar. La infección por el VIH es el principal factor de riesgo para

desarrollarla. Otras condiciones favorecedoras son la diabetes mellitus, el

alcoholismo, las neoplasias, los esteroides y las malas condiciones

socioeconómicas.

Las múltiples lesiones que se producen son secundarias a: un exudado espeso que

se deposita hacia la base del cerebro, a la vasculitis que afecta tanto arterias como

venas de diferentes calibres en sus 3 capas y a las lesiones parenquimatosas

(Tuberculomas, lesiones isquémicas, edema cerebral difuso, abscesos e

hidrocefalia

Los síntomas dependen de la evolución del proceso, predominando los cambios

mentales en las primeras etapas y asociándose confusión, crisis convulsivas,

parálisis de pares craneales (del VI sobre todo) así como otros déficit focales,

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pudiendo llegar al coma en estadios más avanzados. Tiene una mortalidad de

aproximadamente el 30% y los sobrevivientes quedan con numerosas y muy

variadas secuelas entre las que se destacan los trastornos mentales: a menudo se

caracterizan por retraso mental y trastornos de la conducta; déficits motores: entre

un 10 % y 25 %, de los casos; Ceguera: por atrofia del nervio óptico; Sordera y toma

de otros pares craneales entre los que se destacan el VI, III y VII; convulsiones;

trastornos hipotalámicos: diabetes insípida, obesidad, hipogonadismo, y retraso del

crecimiento; Hidrocefalia crónica y calcificaciones intracraneales.

La RMN craneal de una meningoencefalitis

tuberculosa muestra una intensa atrofia cerebral,

tanto infra, como supratentorial, con ampliación del

espacio subaracnoideo y marcada pérdida de

parénquima cortical y de sustancia blanca, con zonas de malacia quística que

tienen un predominio frontal izquierdo y en ganglios basales, se objetivan

imágenes de múltiples infartos hemisféricos, de predominio en ganglios basales

y área frontal izquierda, así como zonas de isquemia cerebral de forma

parcheada, hidrocefalia y lesiones de tipo porencefálico.

La encefalitis herpética es una infección grave del sistema nervioso central

hemorrágica y necrotizante, donde generalmente se comprometen ambos

hemisferios cerebrales, especialmente las porciones basales y mediales de los

lóbulos temporales, siguiéndole en frecuencia la afectación de los lóbulos

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frontales. Causadas, la mayoría de ellas por el virus herpes simplex tipo 1

predominando en individuos menores de 18 años o en personas seropositivas;

es producida por una transmisión del virus desde un lugar periférico,

reactivándose y viajando vía axonal retrógrada hasta el tejido cerebral. El virus

permanece en un estado latente en los ganglios del nervio trigeminal y por

ciertos factores ambientales u otros mecanismos inmunológicos poco claros

ocurre la reactivación de la infección. Esta encefalitis provoca una rápida muerte

en un 70% de los casos y quedan con graves secuelas neurológicas la mitad de

los sobrevivientes; un 20% de los pacientes sufren leves secuelas y sólo una

pequeña parte de la población afecta (2.5%) recupera completamente la función

cerebral. Las secuelas que más frecuentemente se relacionan con esta severa

infección viral son: los trastornos cognitivos, sobre todo mnésicos; los

trastornos conductuales, incluso trastornos psiquiátricos de base orgánica; las

epilepsias sintomáticas sobre todo del tipo de crisis parciales complejas del

lóbulo temporal o frontal con generalización secundaria

Corte de RMN cerebral que muestra aumento

de intensidad en los lóbulos temporales

incluyendo las formaciones del hipocampo, la

ínsula y el giro parahipocampal, imagen

compatible con encefalitis herpética y

corroborado por biopsia cerebral

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Por regla general todas las meningitis por hongos ocurren en pacientes

inmunodeprimidos, aunque tenemos evidencias de infecciones por criptococo en

pacientes inmunocompetentes, al menos en apariencia. La vía de entrada en la

mayoría de los casos es a través de las vías respiratorias superiores, ingresando

en forma de levadura en el alvéolo, allí produce un proceso inflamatorio que puede

ser completamente asintomático o producir síntomas respiratorios leves y el

sistema inmune terminar allí todo el proceso; si esto no ocurre así, pasan a la

circulación sistémica; un defecto en los sistemas celulares permite que los hongos

atraviesen la barrera hematoencefálica. Las infecciones micóticas del sistema

nervioso pueden coexistir o no con la infección en otros órganos blanco en el

organismo. En el caso del criptococo, el riñón es el órgano más frecuentemente

comprometido. En el SNC el criptococo puede comprometer únicamente las

meninges o invadir el parénquima y los vasos sanguíneos produciéndose una

forma de arteritis infecciosa. La gama de manifestaciones clínicas producidas por

una criptococosis que afecte el SNC es muy variada puede expresarse como una

meningoencefalitis de curso crónico, subagudo o menos frecuente agudo, como

una hipertensión endocraneana sin signos focales que puede quedar como

secuela, como signos focales neurológicos, por vasculitis, que puede dejar

secuelas de defecto motor, trastorno sensitivo, visual o expresarse este como una

epilepsia sintomática, también puede dejar como secuela cambios conductuales

incluso manifestaciones psiquiátricas o deterioro de la función cognitiva, la

infección por criptococo del sistema nervioso debe ser pensada para que pueda

ser diagnosticada pues por las diversas formas de presentación que tiene, su

diagnóstico se hace difícil y tanto más tardío se haga y se comience tratamiento

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más serán las secuelas y mayor será la mortalidad por esta causa.

Imágenes secundarias a una criptococosis del SNC

Como podemos apreciar son muchos los gérmenes que pueden invadir el SNC,

algunos produciendo cuadros de gran gravedad y en muchas ocasiones con

dificultades para su diagnóstico, poseer un adecuado entrenamiento para

realizar un diagnóstico temprano, que nos permita iniciar un tratamiento precoz

y oportuno es de vital importancia para reducir la mortalidad y secuelas

lamentables que por estas causas aún se producen

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