GUÍA DIDÁCTICA 19 -06 2013 - Webcolegios · 2014-06-18 · FECHA: I.E. COLEGIO ANDRÉS BELLO...
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I.E. COLEGIO ANDRÉS BELLO
GESTIÓN ACADÉMICA
GUÍA DIDÁCTICA
¡HACIA LA EXCELENCIA… COMPROMISO DE TODOS…!
CÓDIGO: PA-01-01
VERSIÓN: 2.0
FECHA: 19-06-2013
PÁGINA: 1 de 13
Nombres y Apellidos del Estudiante: Grado: 10°
Periodo: 3°
Docente: Severo Ortiz Rivera Duración: 21 horas
Área: Filosofía Asignatura: Filosofía
ESTÁNDAR:
Realizo un proceso de reflexión a partir de la inquietud por el origen del mundo y la naturaleza, que fue la
pregunta fundamental de la filosofía en la cultura griega.
Relaciono la filosofía antigua con la verdad del dogma cristiano.
Estudio el hombre en su manera de percibir el mundo que está a su alrededor, descubriendo la realidad, ya no
en Dios y las cosas, sino en el ser humano que las percibe.
Presento simultáneamente posiciones opuestas con respecto a la pregunta por el ser del hombre, en relación
con su entorno.
INDICADORES DE DESEMPEÑO:
Reconoce los orígenes de la reflexión ontológica.
Reconoce las pruebas sobre Dios, dadas por Santo Tomás de Aquino.
Señala las ideas fundamentales de la ontología moderna sobre la realidad.
Compara por semejanzas y diferencias los planteamientos de los autores estudiados.
EJE(S) TEMÁTICO(S):
La ontología griega-medieval-moderna y contemporánea. MOMENTO DE REFLEXIÓN
“En esto que llamamos civilización, desde que el hombre abandonó la metafísica, no hay sino muerte”
Fernando González ORIENTACIONES
Lectura del texto.
Lecturas complementarias de otros textos. (El mundo de Sofía)
Resolución de preguntas planteadas.
Pruebas orales.
Pruebas escritas tipo ICFES EXPLORACIÓN
¿TIENE SENTIDO LA METAFÍSICA?
Siendo América Latina una inmensa olla en la que se cuecen tantos problemas a altas temperaturas y presiones
violentas, ¿tiene sentido ocuparse de cuestiones metafísicas? ¿No estamos, más bien, en la hora del economista, del
sociólogo, del político, del ideólogo, del revolucionario? Hacer metafísica hoy en América Latina, ¿no es una manera
de perder el tiempo o de evadir problemas que como hombres y como pueblos tenemos planteados? En respuesta al
anterior discurso, lo primero que se nos ocurre es el hecho de que confundimos lo urgente con lo importante. Sin duda,
es urgentísimo bajar la temperatura de la fiebre, pero lo realmente importante del caso es buscar la causa de la fiebre y
ponerle remedio en sus raíces.
Germán Marquínez Argote
CONCEPTUALIZACIÓN
ORIGEN DE LA ONTOLOGÍA
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Antes de conocer el origen de la ontología es necesario comprender su significado. Corrientemente se ha definido la
ontología como el tratado del ser, es decir, el tratado que estudia el fundamento de todo lo que tiene existencia y
llamamos realidad.
El interés por conocer el ser nace dentro de la filosofía griega cuando ésta busca explicar los fenómenos desde la
razón. El filósofo griego busca una explicación de la naturaleza que sea válida para todos los fenómenos, es decir,
universal y que supere las explicaciones míticas.
La pregunta por el cosmos
Esto significaba preguntarse cómo es el cosmos. Para los griegos era encontrar o
comprender un principio llamado arjé, gracias al cual explicar el origen y el orden
del cosmos: si conocemos aquello a partir de lo cual se generan las cosas —
pensaban ellos—, podemos saber por qué éstas son del modo que son y qué
función cumplen en la totalidad.
¿Pero qué es aquello que denominaron totalidad? Es lo que los griegos llamaron
physis, es decir, el mundo que está en torno a la vida del hombre. Todo aquello
susceptible de surgir y desarrollarse, o sea la naturaleza, las plantas, los animales,
el suelo, el mar, el cielo y las estrellas; junto con la sociedad y todo lo que tiene
qué ver con lo humano.
La búsqueda del arjé
Arjé era el principio generador de la physis, de donde surgen y se desarrollan las
cosas y merced al cual se renuevan constantemente en su desarrollo. Es decir, a él
se reducían todas las cosas y a su vez, él no se reducía a ninguna de ellas.
Múltiples fueron las propuestas dadas, y cada filósofo consideró un principio
propio a partir del cual dar razón del cosmos. Dentro de éstas podemos distinguir
dos clases:
Principios físicos: cuando el arjé era un elemento de la naturaleza.
Principios lógicos: cuando el arjé no era ni natural ni material, sino indeterminado.
Era un producto del pensamiento.
Los llamados filósofos de la naturaleza fueron los primeros en dar razón del arjé.
Pensadores como Tales o Anaxímenes consideraron este arjé como algo material.
Para Tales este era lo húmedo, entendiendo que podía organizar las cosas
existentes y su realidad, al considerar la participación o ausencia de agua en la
constitución de las cosas. Anaxímenes, por su parte, realizó una serie de
experimentos y observaciones, que le indicaron un principio anterior al de Tales y
más fundamental, que lo asoció con el aire. Según Anaxímenes, el principio de la
naturaleza era algo subyacente a ésta e indefinido, pero no inconcreto, sino
material. La observación de fenómenos como la lluvia, la evaporación, la
formación de las nubes e inclusive su propia respiración, lo llevaron a pensar en
una respiración del cosmos que vive y da vida, y sus diversas formas más o menos
densas eran las causas de la configuración de las cosas.
EL SER COMO PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
El Apeiron: el principio inmaterial
Un tiempo después Anaximandro planteó su apeiron. Este filósofo milesio, contemporáneo de Anaxímenes y
discípulo de Tales, fue el primero en considerar el arjé no como un principio material, sino como principio lógico, es
decir, un principio indeterminado. Este recibió el nombre de apeiron.
Para Anaximandro, todo lo material estaba sujeto a nacer y a perecer. Por lo tanto, un principio de la naturaleza no
podía ser el mismo material, porque podría degenerarse y corromperse. Por lo tanto, era necesario que este principio
fuera inmaterial, o sea lógico, pues no podíamos constatar su existencia sino sólo pensarlo. El apeiron contenía toda
causa del nacimiento y destrucción del mundo, pero él mismo era inmutable y eterno.
Ser y pensar
Después de Anaximandro, Parménides de Elea perfeccionó la idea de un principio lógico y con ello sentó las bases
del discurso ontológico. A diferencia de sus antecesores, pero en la línea del apeiron, Parménides postuló el Ser. Este
constituía todas las cosas y les daba su existencia, pero no era perceptible por los sentidos sino sólo por la razón.
Para Parménides, la verdadera realidad era el Ser, lo permanente e inmóvil. Esto era lo que podía ser captado por
nuestro pensamiento, lo que no cambia nunca. En cambio, la realidad que percibimos por los sentidos era lo que se
llamaba el devenir, y se oponía al ser en la medida en que era la apariencia mudable y cambiante del ser, de lo
comprendido por la razón.
El mundo sensible y el mundo inteligible
El ser de Parménides abrió dos caminos, que serían determinados por Platón, para comprender la realidad y llegar al
conocimiento. El primero era el mundo sensible, o sea el devenir, la realidad que percibimos por los sentidos, el
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mundo material que conocemos por experiencia.
El otro era el mundo inteligible, uno aparte y más allá del sensible, que Platón postuló como el mundo de las Ideas.
Este era el mundo de lo que se percibe por la razón, en donde estaba la verdadera realidad, aquello que era universal y
necesario en las cosas.
Para Platón, esto consistía en aquello que permanece más allá de cualquier circunstancia. Por lo tanto, no se encuentra
en el devenir, en el mundo sensible, sino que se halla afuera, en un mundo que no está sujeto a los cambios, ni a la
corrupción, ni a la cadena de generación y muerte.
Tomando la idea parmediana de la apariencia del devenir, Platón postuló el mundo de las ideas como el lugar donde se
encontraban las cosas reales, de las cuales el devenir era su imagen o apariencia. Por lo tanto, la realidad no era
aquello que vemos o sentimos, sino que era la Idea, aquello que mostraba todo lo que era necesario a las cosas siempre
y en todo momento, es decir, que era universal.
EL SER COMO IDEA Y COMO SUSTANCIA
La auténtica realidad
Platón postuló los dos mundos y la teoría de las Ideas en sus primeros diálogos, en donde
afirmaba que el mundo inteligible era el fundamento del mundo sensible. Sin embargo, empezó a
encontrarle problemas a esa postulación de la realidad, pues aparecieron problemas que no
podían resolverse en la adecuación entre la teoría de las Ideas y los dos mundos. En su diálogo
Parménides, Platón se preguntó cómo podían ser las ideas causa de las cosas, si no se podían
hallar en el mundo sensible. Además, la teoría afirmaba que las ideas eran la esencia de las cosas,
pero, ¿cómo podían estar separadas las ideas y las cosas, si había una relación de necesidad entre
ellas? Si la ciencia era un conocimiento de lo universal, y no se encontraba lo universal en este
mundo, ¿entonces para qué servía la ciencia?
Platón intentó resolver estos problemas con la postulación del Demiurgo, un ser creador que vinculaba los dos
mundos. Pero esta cuestión no resolvía satisfactoriamente la separación de lo sensible y lo inteligible y por lo tanto,
para superarla era necesario postular de nuevo el ser.
El Ser como sustancia
Este trabajo lo hizo su discípulo Aristóteles. En vez de determinar lo real en lo eterno e inmutable,
Aristóteles emprendió la tarea de determinar lo real en lo concreto, es decir, en las cosas del mundo
cambiante del devenir, para lo cual buscó una estructura universal y necesaria. Para esto, debía
empezar por admitir que había una unión íntima e indisoluble entre las cosas materiales y la idea de
esas cosas. La idea que contiene la forma, y la materia que realiza esta forma eran un todo
orgánico, que Aristóteles denominó sustancia, y esto era el ser de las cosas reales concretas.
Por lo tanto, lo real era lo individual, concreto, en donde se podía identificar una forma y una
materia. La forma universal que permitía conocer la cosa —la misma idea platónica, pero
aterrizada en el mundo sensible—, y una materia pasiva, ininteligible, indeterminada en su esencia,
pero modelada, formada por la idea.
El ser de todas las cosas era, por lo tanto, este compuesto de materia y forma. Lo que distinguía a una cosa de otra era
la colección de accidentes que caracterizaban su forma. Estos accidentes eran aquello de las sustancias que perciben
los sentidos, pero no eran estos mismos sustancias, sino cosas circunstanciales que permitían diferenciar una cosa de
otra.
Por ejemplo, del pupitre donde estás sentado, la idea te dirá que sirve para escribir, que tiene una superficie plana para
la escritura, otra para que te sientes, cuatro patas que sostienen todo el conjunto, etc. Además está la materia de que
está hecho: madera, aglomerado, metal, etc. Esto te permite conocer el pupitre, pero habla acerca de pupitres posibles
y no necesariamente del tuyo. Por lo tanto, para que podamos distinguirlo de todos los demás, tenemos que referir sus
accidentes, o sea: el color, el tamaño, el lugar que ocupa en tu salón, sus raspones y manchas, etc.
ONTOLOGÍA MEDIEVAL
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EL SER COMO CREACIÓN DE DIOS
El cristianismo
La Edad Media heredó la tradición grecolatina, pero le dio un tratamiento original al problema del ser. La presencia
del cristianismo matizó la reflexión filosófica frente a las elaboraciones filosóficas antiguas.
Durante los últimos años del Imperio romano, el cristianismo se impuso como la religión oficial. Su dogma se fue
constituyendo poco a poco, a partir de reflexiones filosóficas neoplatónicas, que buscaban justificar los principios
capitales de la fe cristiana. Finalmente la doctrina quedó constituida por dos dogmas principales:
• -El dogma trinitario: según el cual en Dios hay una sola sustancia en tres personas distintas.
• El dogma cristológico: según el cual en una sola persona, Cristo, hombre y Dios perfecto, se han unido las dos
naturalezas: la divina y la humana.
Para los filósofos cristianos medievales estos dogmas fueron verdades indudables. Y su labor filosófica fue tratar de
adecuar y conciliar estos principios incuestionables con los logros de la filosofía pagana anterior a Cristo.
Inicialmente, esta adecuación se intentó con el platonismo, en el cual se apoyaron los padres de la Iglesia. Su labor se
caracterizó por interpretar teológicamente la imagen del mundo hecha por los platónicos desde las escrituras. Durante
toda la Edad Media, la filosofía estuvo subordinada a la teología.
Agustín de Hipona
En Agustín de Hipona (354-430), se materializaron las luchas y los propósitos del
pensamiento cristiano. Formado en la tradición pagana, después de llevar una vida
apasionada y disoluta, se convirtió al cristianismo y realizó una inmensa obra filosófica.
En ella logró con-ciliar el pensamiento platónico con el dogma cristianismo. La sentencia
cree para entender sintetiza el pensamiento agustino y de la Alta Edad Media, pues para él,
la verdad buscada por la filosofía era Dios, y concretamente, su verbo intelectual
encarnado en Cristo.
En ontología, Agustín identificó a Dios con el Ser, pues Él es el único a quien corresponde
la entidad, es decir, la esencia. Sólo Él es. Agustín consideraba el Demiurgo platónico
como una primera formulación del Dios cristiano, pero a diferencia del concepto platónico,
el santo consideraba a Dios como la inteligencia que contiene en sí las ideas de las cosas
del mundo sensible. Por lo tanto, Dios creó el mundo de la nada y tanto las ideas como las
cosas sensibles son creación libre, espontánea y voluntaria de Dios.
Esta postura trajo grandes consecuencias. Desde entonces, toda idea filosófica que no coincidiera con el cristianismo
sería rechazada. El único propósito de la filosofía era ayudar a entender la fe y las escrituras. La razón humana dejaba
de ser todopoderosa y debía estar al servicio de la fe. Era más importante, entonces, la fe que la razón, para
comprender los misterios de la realidad.
EL PROBLEMA DE LA REALIDAD EN LA ALTA EDAD MEDIA
Durante la Alta Edad Media, la reflexión ontológica entendería a Dios como el principio de la realidad. Cabe resaltar
la obra de Anselmo de Canterbury (1033-1149), quien concilio el conflicto agustiniano entre razón y fe, al construir
una demostración racional que justificaba la verdad de la fe. Estableció un argumento que supuestamente demostraba
la existencia de Dios de un modo que ni siquiera un no creyente pudiera rechazar. Este argumento consideraba a Dios
como el ser mayor que el cual nada podía pensarse.
El problema de los universales
A la hora de determinar cómo era esa realidad fundada en Dios, los filósofos medievales tuvieron que afrontar un
difícil problema lógico-ontológico: el famoso problema de los universales. Esta discusión, heredada de la disputa
entre idealistas y realistas griegos, trataba sobre la forma en que se designa la realidad. La cuestión ontológica de los
universales era sobre el tipo y el conjunto de aquello que se asume como existente. Es decir, la pregunta por el Ser,
que para los medievales era la pregunta acerca de Dios. De otro lado, la cuestión lógica era resolver cómo conocemos,
es decir, cómo se forma o se da en nosotros el universal, o sea, el conocimiento. Y puesto que éste consiste y versa
sobre lo general y universal, entonces estaba en juego la objetividad del conocimiento.
El universal
Un universal es el nombre que se le da a un conjunto de cosas del mundo que comparten entre sí alguna característica
que las define. Por ejemplo, con el universal hombre nos referimos no a un induvi- duo concreto, sino al conjunto de
todos los hombres.» Pero a su vez, este universal es una propiedad de las cosas. Por eso decimos que alguien es
hombre. El problema surge cuando consideramos la existencia de estos términos.1 ¿A qué nos referimos cuando
decimos hombre, caballo, triángulo, etc.? ¿Nos referimos a cosas que existen aparte de lo que nombran (es decir, los
hombres particulares, los caballos, etc.)?, o más bien, ¿se trata de conceptos y palabras en la mente que designan
grupos de cosas?
De un lado nos estamos preguntando si el concepto hombre tiene una existencia real, pero no en el intelecto de Dios,
como diría Agustín, sino en el mundo sensible. De otro lado, se trata de ver si con el universal sólo nos referimos a
ideas de la razón, que no tienen existencia real, sino que son simples palabras vacías, flatus vocis, que no hacen refe-
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rencia a una realidad y no tienen existencia propia.
El problema de la realidad en la Alta Edad Media
Según lo primero, se plantea la posibilidad de que la existencia de las cosas se de por la posibilidad de pensarlas. Es
decir, si podemos establecer la definición de un género de cosas, entonces podemos afirmar su existencia. Por ejemplo,
si podemos definir unicornio, entonces los unicornios existen. La segunda posibilidad dice que no existe nada más que
el particular, y lo que se pueda decir de ellos —el universal— no es más que un nombre. Este nombre no sería sino un
instrumento del lenguaje.
EL DEBATE DE LOS UNIVERSALES
La formulación del problema
Los filósofos medievales recibieron el problema de los universales en la paradójica formulación de Boecio (480-524),
para quien el universal no podía ser sustancia, no podía existir por sí mismo. La sustancia era un individuo, mientras
el universal podía aplicarse a varios individuos, de modo que no podía existir como cosa en la realidad. Según Boecio,
la existencia del universal se era ser un concepto en el intelecto, que se aplicaba a uno o varios individuos o cosas
fuera de la mente. De modo que el universal era incorpóreo y existía unido y confuso en los accidentes de las cosas.
Pero, a la vez, existía también separadamente en el alma del sujeto que conoce. Con esto afirmaba que la misma cosa
era singular —al existir en las cosas— y universal —al pensarse en la mente—.
Para los filósofos medievales, la formulación de Boecio era problemática, puesto que amenazaba el estatuto ontológico
de la Sagrada Trinidad. Si la realidad estaba conformada por sustancias individuales, ¿cómo era posible que las Tres
Personas o sustancias constituyeran sólo una cosa y no tres sustancias distintas? En cambio, si se concibe el universal,
en general, sólo como una esencia idéntica y única presente en las cosas individuales, no había problema.
Realismo versus nominalismo La resolución de este problema dividió a los filósofos en dos bandos:
Los realistas: para ellos el universal existía como cosa. Afirmaban que la existencia de
las cosas se fundaba en la existencia de los universales, y si existía el mundo, era
porque existían previamente los universales. Los universales estaban en la mente
divina como ideas o esencias de las cosas.
El principal realista fue Tomás de Aquino (1225-1274), para quien los universales
existían en la mente divina, y eran la estructura inteligible de las cosas que el alma
aprehendía por abstracción.
Los nominalistas, en cambio, consideraban que los universales no eran reales sino
abstracciones de la inteligencia. Para ellos, suponer la existencia de los universales
significaba limitar el pensamiento y el poder de Dios.
Según Guillermo de Ockham (1298-1349), principal nominalista, los universales, más
que flatus vocis, eran instrumentos del lenguaje (términos), que remplazaban o tomaban el lugar de las cosas cuando se
hablaba de ellas. En este sentido, los universales no hacían referencia a grupos de cosas, sino que eran términos que
significaban cosas individuales. No era necesario considerar la existencia de estructuras intermedias entre el lenguaje y
las cosas —como afirmaban los realistas—, sino sólo considerarlos como instrumentos, sin existencia propia.
El debate de los universales
La disputa sólo se resolvió elaborando nuevas concepciones de la realidad. Esto fue lo que sucedió entre los siglos
XVI y XVII, cuando los filósofos modernos cambiaron el fundamento de la realidad, y lo identificaron con el sujeto,
en lugar de Dios.
ONTOLOGÍA MODERNA
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LA PREGUNTA POR EL PRINCIPIO DE VERDAD
Cambio de fundamento
Para los filósofos medievales la realidad era el mundo de las cosas y el sujeto entre ellas, todos criaturas de Dios. En
cambio, los filósofos modernos, impresionados por los avances de la ciencia experimental y la matemática, intentaron
determinar un principio de la realidad que fuera acorde con estas ciencias. Esto significó la postulación del sujeto que
piensa, el sujeto cognoscente, como el fundamento de la realidad. El ser de las cosas no se buscó en las cosas mismas,
sino en el sujeto que las percibe.
La investigación ontológica se fundió con la investigación epistemológica. Esta situación fue evidente en René
Descartes, quien a través de sus conceptos generó la nueva orientación racionalista de la filosofía, pues consideraba
que para postular una realidad era necesario postular antes un principio de verdad. Tomando distancia de la tradición
medieval, el pensamiento de Descartes parte del intento por resolver primero las siguientes preguntas: ¿es posible la
verdad? ¿Cómo obtener una verdad indudable?
En su Discurso del método, mostró la necesidad de olvidar todos los conocimientos adquiridos y buscar un
conocimiento que fuera claro y distinto, es decir, que no necesitara comprobación, tal como sucedía con los principios
de las matemáticas. En su búsqueda, Descartes se encontró una evidencia que le permitiría conocer lo real: el hecho de
que al dudar de todo, era él quien dudaba a través de su pensamiento. A partir de esta reflexión afirmó: Cogito, ergo
sum, es decir, pienso, luego existo. El cartesianismo comprende la sustancia como aquello que se puede entender por
sí mismo y que no necesita de otros elementos para ser entendida. Concibe dos tipos de sustancias que son
irreconciliables entre sí: la sustancia pensante, que es el hombre; y la sustancia extensa, que es el mundo.
Racionalismo y empirismo
El pensamiento moderno tomó dos vías diferentes a partir de la postulación del sujeto cognoscente de Descartes:
• El racionalismo, que afirmaba que la realidad es de carácter racional y, por lo tanto, el criterio para llegar a la
verdad se encuentra en los datos de la conciencia. Es decir, las ideas de la razón son innatas y la realidad es lo que
se puede justificar con estas ideas, según las leyes de la lógica. Los racionalistas fueron los más entusiastas
seguidores del modelo matemático, y por ello, algunos de sus representantes, como Blaise Pascal, Gottfried Leibniz
y Descartes, fueron destacados matemáticos.
• El empirismo, que consideraba los sentidos como el criterio más adecuado para llegar a la verdad. Las ideas se
componen de sensaciones y son adquiridas por la experiencia, por lo tanto, la realidad era lo que se percibe por los
sentidos. Para los empiristas, toda especulación que no partiera de la experiencia era un sinsentido y, por lo tanto, la
metafísica tradicional no aportaba ningún contenido de verdad. Sus exponentes más importantes fueron: David
Hume, John Locke y George Berkeley.
LA METAFÍSICA SEGÚN KANT
La filosofía de Immanuel Kant (1724-1804) tomó como punto de partida la discusión
entre racionalistas y empiristas, intentando resolver sus puntos de vista divergentes. Su
propósito principal fue lo que denominó la crítica: definir los límites del conocimiento humano, es decir, encontrarlas condiciones de posibilidad del conocimiento en general.
Las condiciones de posibilidad del conocimiento
En cuanto a los límites del conocimiento metafísico, Kant estableció que de las cosas no
podemos conocer más que las impresiones que de ellas tenemos, que es lo que llamó el
fenómeno. Esto es lo que nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra razón crean
a partir de la experiencia de las cosas, pero no son más que datos o intuiciones en el
sujeto que conoce. En cambio, lo que son las cosas en sí, aquello que está fuera del sujeto
y que compone al mundo, eso es incognoscible como tal, y es lo que Kant denominó el
noúmeno. Según esta distinción, la ciencia se encarga de conocer los fenómenos, mientras que la filosofía se encarga
de conocer la forma en la que podemos obtener este conocimiento, es decir, la forma en que creamos los datos o
intuiciones en el entendimiento. Por lo tanto la metafísica, es decir, el conocimiento de la realidad que está fuera del sujeto, es un imposible, al menos en los términos críticos.
La crítica a la metafísica
Para el criticismo no era posible la metafísica en el sentido tradicional, y por lo tanto, era necesario volver a fundarla.
La nueva metafísica debía ser la comprensión de la relación que hay entre el noúmeno y el fenómeno. Kant llevó a
cabo una crítica desde la lógica, en la cual analizó las cuestiones metafísicas, tales como la existencia de Dios, la
inmortalidad del alma y la naturaleza del mundo. Mostró los errores lógicos que éstas encerraban por no tener en
cuenta la experiencia, que como lo habían establecido los empiristas, era la fuente primaria de todo conocimiento.
Luego estas cuestiones, que eran imprescindibles y tradicionales de la metafísica, no podían probarse teóricamente, ni
resolverse racionalmente, pues daban lugar a errores, contradicciones y paralogismos (racionamientos falsos en los
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que se cae involuntariamente por ilusiones de la naturaleza humana), al intentar solucionarlas. Esto sucedía porque la
razón se ve obligada a imaginar lo que sucede con el noúmeno, puesto que no puede conocerlo directamente.
El error estaba en considerar que las ideas de la razón fueran constitutivas de las cosas, cuando no eran más que ideas
regulativas. Esto quería decir que las cuestiones metafísicas no debían ser fundamentos o principios de la realidad. En
lugar de ello, debían tener un "uso", es decir, debían servir para la vida práctica, para la moral; las ideas de la
metafísica no debían dar razón de la existencia, debían ser ideas que regularan el comportamiento humano. A partir de
Kant, la filosofía empezó a entenderse a sí misma como epistemología —es decir, como una ciencia que estudia el
modo en que se adquiere el conocimiento—, puesto que el criticismo mostró que esa era su única posibilidad.
EL CULMEN DE LA METAFÍSICA MODERNA Nuevas posiciones frente al problema del ser
En el siglo XIX los críticos del kantismo tomaron dos posiciones filosóficas radicalmente opuestas respecto a la
metafísica, que revivieron el problema del ser: el idealismo de W. F. Hegel, que intentó explicar el ser a partir de la
sola razón; y el positivismo de Auguste Comte, que intentó explicar la realidad a partir de la sola experiencia de los
sentidos.
El ser para Hegel El ser fue comprendido por Hegel como devenir, como movimiento continuo, y la tarea
de la razón no era otra que explicar conceptual- mente las estructuras lógicas de ese
movimiento. La realidad estaba constituida por relaciones de negación.
Aclaremos este planteamiento con un ejemplo: en el proceso de cualquier planta lo
primero es ser semilla. Pero para ser retoño, necesariamente se tiene que dejar de ser
semilla, es decir, que el ser retoño niega las características del ser semilla, aun cuando
provenga de ella. En conclusión, la realidad está constituida por este tipo de relaciones,
en la cual, el cambio de una cosa requiere de su negación para poder ser otra. La
realidad, para el idealismo hegeliano, es el cambio de las cosas en la negación de unas
con otras.
El pensamiento, para Hegel, es el único capaz de sintetizar el problema, haciendo
conciencia sobre la relación entre contrarios, por lo cual supera el devenir de la realidad y se convierte en el ser mismo
de la realidad. La realidad para Hegel comienza a ser sólo en el pensamiento. Hegel pretende construir una filosofía
capaz de explicar la naturaleza y el hombre, el pasado y el presente, toda la realidad, sin dejar fuera de ella absolutamente nada.
La negación de la metafísica La filosofía positivista de Comte difiere radicalmente del idealismo de Hegel. Para los positivistas, lo único real y
existente era aquello que puede ser experimentado, medido y catalogado a través del método científico. Todo lo
demás era falso e ilusorio. Por lo tanto, las proposiciones de la metafísica no pueden considerarse como verdaderas,
pues sus contenidos no provienen de la experiencia.
Para Comte, la metafísica era un modo de conocer propio de una época de la humanidad, que estaba condenada a ser
superada por la época positivista, en donde las ilusiones de la razón, aquellas ideas que no tenían base en la realidad
positiva, serían desechadas y olvidadas. El destino de la reflexión ontológica después de la modernidad ha tomado
todas las formas posibles. Desde la declaración de su muerte por parte de Nietzsche, hasta su resurrección en el
existencialismo y en Heidegger; de ser condenada como pseudo-ciencia por parte de los marxistas, hasta ser tachada
como abuso del lenguaje por los positivistas lógicos. Si algo queda en pie después de todas estas distintas posiciones,
es que la metafísica es uno de los temas más importantes de la filosofía, bien porque se entienda como el más
importante, o bien porque se comprenda necesario negarla y superarla.
ONTOLOGÍA CONTEMPORANEA
LA MUERTE DE LA METAFÍSICA
Nietzsche y la oposición al platonismo
Para Friederich Nietzsche era necesario desenmascarar y derrumbar una serie de supuestos que habían
caracterizado la cultura de occidente. El principal supuesto era lo que denominaba la fábula del otro mundo, con
la cual caracterizaba toda la metafísica occidental. Según Nietzsche, esta fábula daba lugar a lo que él llamaba la
historia de un largo error, es decir, la historia de la tradición metafísica, que era la historia de una valoración
equivocada de lo que era el ente o el ser: desde el platonismo, donde se postula un mundo inventado por la razón
humana que era ideal y verdadero —distinto, extraño y mejor que el devenir—, hasta el hegelianismo, donde ese
devenir adquiría una formulación estrictamente racional.
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Por eso su obra filosófica la dedicó a atacar esta tradición, que él identificó con el platonismo, y a desentrañar y
mostrar la falsedad del otro mundo. Esto significaba postular una inversión o transvaloración de todos los valores,
en donde aquellas cosas negadas o despreciadas por la tradición, como lo sensual, lo irracional, lo fugaz y
perecedero, se considerarían como lo verdadero y esencial, para dar razón de la existencia y del ser. Esto significó
identificar el ser con el devenir —el no-ser de la tradición platónica— y la muerte del Dios del platonismo, o lo
que era lo mismo para Nietzsche, la muerte del Dios del cristianismo.
La muerte de Dios
Para Nietzsche, Dios estaba justificado en la fábula del otro mundo, desde el momento en que el platonismo
colocó el fundamento del mundo ideal en la idea suprema, la idea de bien. Esta identificación teologizó la
metafísica y se mantuvo vigente a lo largo de toda la historia intelectual y cultural de occidente, hasta culminar en
el idealismo alemán.
El motor principal de esta vigencia fue el cristianismo, llamado por Nietzsche un platonismo para el pueblo. Era
necesario deshacerse de esta fábula del mundo verdadero, y al desaparecer la fábula, también el fundamento de ese
mundo, o sea, tanto el Dios de Platón y Aristóteles, como el Dios del cristianismo.
De hecho, Nietzsche consideraba su filosofía como un platonismo al revés. Por lo tanto, frente a la afirmación de
lo verdadero como lo eterno, inmutable y racional, había que privilegiar lo real, es decir el' devenir, lo temporal, lo
mudable, lo instintivo. En este punto era necesario volver a plantear la pregunta fundamental de la filosofía, que
para Nietzsche significaba volver a andar el camino abandonado por Platón.
En este nuevo contexto, esta pregunta llevaría a la postulación del mundo físico o sensible como el mundo que
verdaderamente es.
Era la cuestión que se habían planteado originalmente los griegos, la pregunta por la physis. Nietzsche retomaba esta
cuestión y pretendía responderla para superar y dejar atrás el platonismo. Sin embargo, „ no alcanzó su propósito,
puesto que la locura lo sorprendió en el mo- | mentó en que comenzaba a bosquejar su plan. Pero dejaría plantea- t da
para la posteridad la cuestión de la vigencia de la metafísica.
LA VIGENCIA DE LA METAFÍSICA
la ontología de la existencia
Martín Heidegger reformula la historia de la metafísica, como antes lo hizo Nietzsche, pero lo hace atacando la
subjetividad, la pretensión de los filósofos modernos de sobrevalorar los alcances y posibilidades de la racionalidad e intentar responder las preguntas sobre la realidad cuestionándose a sí mismos.
la pregunta por el ser desde la existencia
Para Heidegger, la pregunta por el ser está en el olvido. Las críticas a la metafísica han perdido el verdadero sentido
de la pregunta por el ser. Por lo tanto, es necesario reiterarla para volver a afirmar la metafísica. Se debe hacer la
pregunta por el sentido del ser, pues éste no es algo que esté afuera del sujeto, en el mundo, como un objeto más, sino
que es algo existente, un estar-ahí, como puede ser la existencia humana, el estar-ahí del hombre. Desde allí, el
hombre debe intentar desvelar la estructura de ese ser. Esto no quiere decir que se haga la investigación desde una
postura subjetiva, sino que se debe partir del hombre porque éste es el único ente abierto al ser. El existente humano
es el lugar donde puede ser experimentado y luego pensado el ser.
El análisis del existente humano se realiza en la vida cotidiana, en donde el hombre se manifiesta como un ser-en-el-
mundo, un ser arrojado al mundo y abierto tanto a las cosas como a las demás existencias. Pero este ser abierto al
mundo tropieza con el hecho de que todas sus proyecciones y esperanzas están determinadas por la inevitable
presencia de la muerte. Y esta no es algo extraño al hombre, sino propio de él. El hombre es un ser-para-la-muerte de
forma esencial. La vida está destinada a la muerte. El hombre está fundado en la nada, existir, dice Heidegger,
significa estar sosteniéndose dentro de la nada. La filosofía debe reconocer y tener en cuenta que el existente humano
es un ente arrojado al mundo para morir en él, sin ninguna razón para existir.
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Por lo tanto, el ser, tal y como se ha concebido, no es posible, puesto que se fundamenta en cosas que a su vez se
fundamentan en la nada, como las ideas sobre Dios o sobre el sujeto cognoscente. Para Heidegger, éstas se basan en
concepciones de la subjetividad que no tienen sentido, pues no cuentan con el hecho de que el hombre y su
subjetividad son esencialmente entes-para-la-muerte.
Lo anterior constituye la principal crítica de Heidegger a la metafísica. Es necesario dilucidar las capas encubridoras
que los discursos de la metafísica habían colocado encima del ser, para establecer de nuevo su sentido y estructura. La
estructura fundamental del ser que se desvela, después del análisis y del des encubrimiento, es el ser-en- el-mundo, el
estar-en-el-mundo. Esto significa una realidad total, única, en donde no hay únicamente un sujeto en el mundo
(realismo), ni un mundo en el sujeto (idealismo), ni el mundo como un conjunto de cosas (universales). El ser es una
totalidad que involucra todo lo existente. Es un misterio, no porque esté fuera de toda comprensión, sino porque no es
comprensible a través de ningún fundamento o concepto. El ser es sólo presencia, es la existencia misma.
UNA ÉPOCA SIN METAFÍSICA
La nuestra es una época sin metafísica. Las ideas del positivismo han moldeado nuestra cultura al punto de hacer
desaparecer el pensamiento ontológico. Los encargados de descifrar el ser de la realidad no son los filósofos sino los
científicos, los físicos cuánticos, los químicos o los biólogos.
Sin embargo, esta situación fue promovida por la propia filosofía, pues durante la modernidad ella misma sospechó de
los contenidos ontológicos, y en nuestros días se ha centrado en estudiar los contenidos del lenguaje, con el
convencimiento de librarse así de caer en las arbitrariedades y en los errores de la metafísica.
Pero para algunos filósofos contemporáneos, si la propia filosofía creó esta situación, ella misma será la encargada de
salir de ella, pues los sucesos de nuestra época —las guerras mundiales, la bomba atómica, etc.— nos hablan muy
elocuentemente de los pobres resultados del proyecto positivista, de vivir sin metafísica.
Además de Heidegger, filósofos tan importantes en el siglo XX como Nicolai Hartmann, Edmund Husserl y Jean
Paul Sartre, entre otros, aún representando distintas direcciones, han presentado un renovado enfoque de la ontología,
conservando aspectos en común tales como:
• Rechazo de la filosofía centrada en las esencias, en lo universal, y preocupación por lo concreto y singular. • Utilización del análisis fenomenológico como base de la filosofía.
La realidad supera al ser En estos nuevos términos podemos rescatar la obra del filósofo español Xavier Zubiri, para
quien el hombre es un ser metafísico, es decir, abierto al mundo de lo real. El hombre se
desenvuelve en ese mundo de lo real a partir de varios elementos:
• Entorno: Se refiere a todas las cosas que rodean al hombre y que él percibe por sus
sentidos. Existen diversos entornos: el entorno social, ecológico y técnico, y todos ellos,
de una u otra forma, determinan el entorno vital del hombre.
• Medio: Tanto el hombre como el animal se encuentran en un entorno, pero a diferencia
del animal, el hombre se sirve de determinados elementos del entorno para sus fines y
objetivos. Estos elementos se convierten entonces en medios de vida para el hombre.
• Mundo: Es la totalidad de lo real, el horizonte, el estímulo y el reto para el hombre. Es el
marco dentro del cual realizará su propia experiencia mundanal y elaborará su propio
mundo.
• Situación: Es la manera como el hombre está en el mundo, su vivencia, su circunstancia,
su situación en general.
• Habitud: Es la manera como el hombre afronta su realidad, la forma como se enfrenta con las cosas.
Esta metafísica es una metafísica del hombre en relación con lo-otro, con el-otro; es una metafísica de la alteridad, en
la cual, el hombre es un ser personal, social, moral, cultural, que crea su mundo dentro del conocimiento de su
realidad.
ACTIVIDADES DE APROPIACIÓN
RESPONDE TENIENDO EN CUENTA LA GUIA Y TUS PROPIAS INVESTIGACIONES
LA FILOSOFÍA PRIMERA
Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser y los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente de todas
las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el ser en tanto que ser. Estas ciencias sólo tratan
del ser desde cierto punto de vista, y sólo desde este punto de vista estudian sus accidentes; en este caso están las
ciencias matemáticas.
Aristóteles. Metafísica IV, 1
1. Para Aristóteles la metafísica es el estudio del ser en tanto que ser, ¿qué significa esto? ¿Cómo es el ser que
estudia la metafísica?
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2. Explica la diferencia que establece Aristóteles entre la metafísica y las demás ciencias particulares.
3. ¿Qué otro ejemplo de ciencia particular puede darse además de las matemáticas?
4. ¿Qué representa la idea y qué la multiplicidad según la metafísica platónica?
5. Según la metafísica tomista, ¿qué es la esencia? y ¿Cuál es la relación entre forma y materia?
6. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre estas dos visiones sobre el ser? ¿Qué es la esencia según cada visión?
7. Completa el siguiente cuadro explicando el principio de realidad postulado por cada uno de estos filósofos:
MOMENTOS DE LO REAL
Si de pronto alguien nos preguntara: ¿qué es lo real?, primero nos sentiríamos un tanto dudosos; después, le
mostraríamos algo que tuviéramos a la mano a modo de contestación. Pero la pregunta va más allá de nuestra
visión natural, es una pregunta metafísica.
La realidad debe ser algo que subyace y da sentido a lo real. Está debajo de las cosas, siendo ellas, pero sin
reducirse a ellas.
¿Por qué necesitamos los humanos hacernos estas preguntas sobre la realidad? ¿No es suficiente con tener una
visión natural y simple de la realidad? Quizá sea cuestión de sensibilidad. ¿Por qué hay cosas que nos
horrorizan cuando funcionan mal, mientras que otras nos dejan indiferentes? Si un médico realiza
incorrectamente un diagnóstico, el enfermo puede morir. Pero si un profesor interpreta mal el contenido de su
materia ante sus alumnos, quizá éstos ni siquiera caigan en cuenta del error. Qué más da. Pero ¿de verdad da
igual? ¿La realidad es algo en sí misma o sólo nuestra simple percepción?
FRANCISCO BONNÍN, La pregunta por lo real
8. Teniendo presente el texto que leíste, elabora un ensayo sobre el problema de lo real y toma en cuenta los
siguientes aspectos:
- ¿Para ti qué es lo real?
- ¿Cómo justificas tu concepto de la realidad?
- ¿Es válida la pregunta por lo real? ¿Por qué?
- ¿Dentro de tu medio es común esta pregunta? ¿Por qué?
- ¿Este problema puede cambiar tus conceptos sobre el mundo? ¿Por qué?
9. Explica con un ejemplo la relación que hay entre fe y razón. ¿En tu vida cotidiana te guías por tus
conocimientos o por tus creencias? ¿Por qué?
10. ¿Qué te parece más verdadero, tus conocimientos sobre el mundo o tu fe en lo que dice la Biblia acerca del
mundo? ¿Por qué?
11. ¿Alguna vez has oído hablar de los Padres de la Iglesia?¿Sabes quiénes fueron y por qué se les llama así?
Explica.
12. ¿Cuál es la diferencia entre la metafísica medieval y la griega?
13. ¿Cuáles fueron las principales cuestiones de la metafísica medieval?
LA ETERNIDAD DE LA EXISTENCIA
No es necesario que haya existido algo ab aeterno, excepto Dios. Afirmar esto no implica ninguna contradicción. Se
ha demostrado, en efecto, que la voluntad de Dios es causa de las cosas. Luego en tanto alguna cosa será necesaria en
cuanto es necesario que Dios la quiera, puesto que la necesidad del efecto proviene de la necesidad de su causa, según
dice Aristóteles. Así mismo se ha demostrado que, hablando en absoluto, no es necesario que Dios quiera algo,
excepto a sí mismo; no es, pues, necesario que Dios haya querido que el mundo haya existido siempre, sino que en
tanto que Dios quiere que el mundo exista; porque la existencia del mundo depende de la voluntad de Dios como su
causa. Santo Tomás de Aquino, Summa Teologica
14. ¿Según Santo Tomás, cuál es la causa de que las cosas existan?
15. ¿Qué se necesita para que algo exista? ¿Por qué?
16. Según el texto, ¿la existencia del mundo es necesaria o circunstancial?
17. Establece la diferencia entre lo que consideras que es razón y lo que consideras que es fe.
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18. A partir de lo que has aprendido en esta guía y lo que has establecido según el punto anterior, determina tu
posición en esta controversia.
19. Responde a la pregunta por la relación entre fe y razón a partir de tus propias opiniones.
20. Completa el siguiente cuadro con lo que cada uno de estos autores considera que es el universal.
21. Explica a qué provecho se refiere San Agustín a propósito de las doctrinas de los filósofos.
22. ¿Qué quiere decir San Agustín cuando llama a los filósofos platónicos "injustos poseedores"?
23. ¿Cuál es la utilidad de la filosofía para San Agustín? Explica.
Retrato de un hombre.
Con Descartes se inicia la modernidad y con ésta se inaugura un nuevo horizonte: el de la subjetividad, el de la
importancia del sujeto pensante. Dentro del nuevo horizonte las cosas no son lo que son, sino lo que yo pienso que
son. La metafísica será una teoría crítica del conocimiento. La ontología entonces, no trata del ser, sino de la idea del
ser. La metafísica no podía seguir siendo una lógica del mundo de las abstracciones, de ahí que fuera repudiada por
todos los grandes espíritus de la segunda mitad del siglo XIX.
José Ferrater Mora, El ser y el sentido
24. ¿Qué implica que la metafísica moderna se centre en el subjetivismo?
25. Explica la afirmación "La metafísica será una teoría crítica del conocimiento".
26. ¿Qué quiere decir que la ontología ya no se ocupará del ser, sino de la idea del ser?
Me parece pero ¿es?
En este momento me parece que estoy sentado sobre una silla, frente a una mesa de forma determinada, sobre la cual
veo hojas de papel manuscritas o impresas. Si vuelvo la cabeza, observo por la ventana, edificios, nubes y el Sol.
Creo que el Sol está a unos ciento cincuenta millones de kilómetros de la Tierra, que, a consecuencia de la rotación de
nuestro planeta, sale cada mañana y continuará haciendo lo mismo en el futuro, durante un tiempo indefinido.
Creo que si cualquier otra persona normal entra en mi habitación verá las mismas sillas, mesas, libros y papeles que
yo veo, y que la mesa que mis ojos ven es la misma cuya presión siento contra mi brazo.
Todo esto parece tan evidente que apenas necesita ser enunciado, salvo para responder a alguien que dudara de que
puedo conocer en general algo. Sin embargo, todo esto puede ser puesto en duda de un modo razonable, y requiere en
su totalidad un cuidadoso análisis antes de que podamos estar seguros de haberlo expresado en una forma totalmente
cierta. Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía
27. ¿Cómo es la relación que se establece en el texto entre realidad y certeza?
28. ¿Cuál es el papel de una metafísica para una posición como la de Russell?
29. ¿Qué papel juega la duda dentro de este texto? Explícalo con tus propias palabras.
la sustancia es necesaria
La sustancia es un ser capaz de acción. Es o simple o compuesta. La sustancia simple es aquella que no tiene partes.
La compuesta es la reunión de las sustancias simples o mónadas. Monas es una palabra griega que significa unidad o
lo que es uno. Los compuestos o cuerpos son pluralidades, y las substancias simples, las vidas, las almas, los espíritus
son unidades. Es necesario que haya sustancias simples porque de otro modo no habría compuestas. Por consiguiente
toda la naturaleza está llena de vida.
G. W. Leibniz, Principios de la naturaleza y de la gracia fundados en la razón
30. ¿Qué son las sustancias para Leibniz? ¿Cómo pueden ser?
31. ¿Crees que el alma del hombre es una sustancia para Leibniz? ¿Tu propia alma, por ejemplo? Justifica tu
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respuesta.
32. ¿Qué es la sustancia para Hume?
33. ¿Crees que estas posiciones son opuestas? ¿Por qué?
34. ¿Cuál es tu idea de sustancia? ¿Qué posición defenderías?
A partir del racionalismo de Descartes, se mantuvo una controversia sobre la fuente que brindaría un criterio para
evidenciar la verdad. Completa el siguiente cuadro señalando las diferencias.
Lee atentamente el siguiente texto y responde las preguntas correspondientes.
Que espacio y tiempo son sólo formas de la intuición sensible y, por tanto, sólo condiciones de la existencia de las
cosas como fenómenos, que nosotros además no tenemos conceptos del entendimiento y, por ello, tampoco elementos
para el conocimiento de las cosas, sino en cuanto a estos conceptos puede serles dada una intuición correspondiente,
que consiguientemente nosotros no podemos tener conocimiento de un objeto como cosa en sí misma, sino sólo en
cuanto la cosa es objeto de intuición sensible, es de donde se sigue desde luego la limitación de todo posible
conocimiento especulativo de la razón a los meros objetos de la experiencia. Sin embargo, y esto debe notarse bien,
queda siempre la reserva de que esos mismos objetos, como cosa en sí, aunque no podemos conocerlos, podemos al
menos pensarlos. IMMANUEL KANT, Crítica de la razón pura
35. ¿Qué significa cosa en sí? ¿Pueden ser conocidas las cosas en sí? Justifica tu respuesta.
36. Según el texto, ¿qué papel se le asigna a la experiencia?
37. Investiga, recurriendo a lo visto en la unidad, y explica con tus propias palabras el papel que cumplen el
espacio y el tiempo en la metafísica kantiana.
38. ¿Por qué dice Heidegger que el hombre es un ser-para-la- muerte?
39. ¿Por qué para Heidegger los conceptos no pueden ser fundamentos de la existencia?
40. Explica en tus propias palabras el ser según Heidegger.
41. ¿Qué es la realidad para Zubiri? ¿Por qué habla de una metafísica de la realidad?
42. ¿Cuáles son los elementos básicos en la metafísica de Zubiri?
43. ¿Qué ideas compartes de esta metafísica? ¿Por qué?
LA CUESTIÓN MÁS URGENTE
Existe un solo problema filosófico verdaderamente serio: juzgar si la vida merece ser vivida. Lo demás, por ejemplo,
si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, son cuestiones secundarias. Son un
juego. Antes hay que responder... yo nunca he visto morir a un hombre por defender el argumento ontológico. Galileo,
a pesar de que había descubierto una verdad importante, abjuró de ella muy fácilmente apenas vio en peligro su vida.
En cierto sentido, hizo bien. La verdad es que esta verdad no merecía que aceptase la hoguera. Es completamente
indiferente cuál de estos dos, la Tierra o el Sol, es el que gira alrededor de otro. Se trata de una cuestión realmente
fútil. Pero veo, por el contrario, que muchas personas mueren porque juzgan que la vida no es ya digna de ser vivida.
Y, paradójicamente, veo a otros que se hacen matar por ciertas ideas o ilusiones que constituyen, al mismo tiempo, una
óptima razón para morir. Por tanto, pienso que el sentido de la vida es la cuestión más urgente.
ALBERT CAMUS, El mito de Sísifo
44. Para Camus el único problema verdaderamente serio en filosofía es "juzgar si la vida merece ser vivida",
¿cuáles son los argumentos que ofrece a favor de esta tesis?
45. ¿Para ti este es un problema genuinamente filosófico? ¿Por qué?
46. Tanto Nietzsche como Heidegger hacen una revisión de la historia de la metafísica, y de allí sacan las bases de
sus propias posturas al respecto. Haz una comparación donde se indiquen las diferencias entre estas dos
revisiones.
47. La metafísica contemporánea sacó de los ámbitos tradicionales la discusión por la realidad y el ser. En vez de
buscar un fundamento de la realidad en Dios, o en el sujeto, buscó en el entorno del hombre las respuestas
ontológicas. Describe en tus propias palabras el significado y la importancia del entorno en Nietzsche,
Heidegger y Zubiri.
48. ¿Qué semejanza hay entre el concepto "la voluntad de poder" de Nietzsche y "el ser-en-el- mundo" de
Heidegger?
49. ¿Qué es lo que nos permite llamar a una cosa real? ¿Cuándo sabemos que estamos ante un objeto real? ¿Cuáles
son los criterios que nos permiten decir que algo es real o no? Entabla un diálogo en el que intentes dar
respuesta argumentada a esta cuestión. Apóyate en los argumentos expuestos en la lectura.
50. ¿Por qué razón para que algo sea real debe ser "estable", o sea, debe permanecer en el tiempo? ¿En qué se
distingue la noción de sustancia de la de esencia.
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SOCIALIZACIÓN
Mediante mesa redonda se socializará la guía para revisar las actividades, y aclarar las dudas que se hayan encontrado
en el desarrollo de los temas.
COMPROMISO
1. Investigar cuál fue la respuesta de Platón al problema de la realidad del movimiento.
2. Investiga cuáles fueron los argumentos que expuso Zenón de Elea para negar la posibilidad del movimiento.
3. Evalúa con razones lógicas esos argumentos.
ELABORÓ REVISÓ APROBÓ
NOMBRES
Severo Ortiz Rivera
Severo Ortiz Rivera
CARGO Docentes de Área Jefe de Área Coordinador Académico
16 06 2014 18 06 2014 DD MM AAAA